Capítulo 4. La mamada
Harry actuó tan rápido como pudo.
Antes de que Hermione lanzara el encantamiento, saltó sobre ella, pasó corriendo por su lado, empujándola a través de la capa para hacerse invisible, y corrió por su vida a través de la zona de las duchas, hacia la salida.
-¡Vuelve aquí!
Hermione se lanzó tras él, furiosa, lanzando maleficios sobre su cabeza.
Habiendo olvidado completamente cualquier cosa que tuviera que ver con mantener el sigilo y no hacer ruido, Harry resbaló por el suelo de loza esquivando los encantamientos aturdidores de Hermione, patinó por la zona de los lavamanos y se lanzó de cabeza a la puerta de salida del baño de mujeres, abriéndola de un tirón.
-¡NO ESCAPARÁS! -chilló Hermione tras él.
Salió a la sala común de Gryffindor con una lluvia de maleficios rozándole la cara peligrosamente, saltó sobre un sofá y rodó por el suelo antes de ponerse de pie otra vez y correr a toda velocidad hacia el retrato de la Dama Gorda.
Cuando había llegado, se atrevió a mirar para atrás, pero el panorama no era nada alentador: Hermione parecía saber exactamente dónde estaba, a pesar de ser invisible, por el increíble estruendo y caos que dejaba a su paso.
Pero no era seguro intentar esconderse en algún rincón. Ella era muy inteligente, y estaba lanzando toda clase de encantamientos que tarde o temprano acabarían dándole si intentaba esa estrategia. Optó por abrir el retrato de la Dama Gorda de un empujón y se lanzó de cabeza por el agujero, corriendo luego por el pasillo del séptimo piso tan rápido como le dieron los pies.
Pero Hermione no se dio por vencida. La oía tras él, siguiéndole el paso. La chica, como loca, lanzaba tantos encantamientos por todos lados que era un milagro que ninguno le hubiera dado aún. Harry saltó a las escaleras más cercanas y se lanzó hacia abajo, tratando de huir de ella, de perderle el rastro.
Tenía que poder adelantarla, perderla, lograr esconderse en algún lado… Pero Hermione era implacable. Le iba siguiendo los pasos por el ruido de sus pisadas, corría con una agilidad impresionante tras él y sus maleficios le pasaban cada vez más cerca…
…
"Querido Draco,
No seas ridículo. Por supuesto que tengo esa clase de oro, pero los Malfoy no nos hemos hecho ricos regalando nuestro oro en lugares mediocres como Artículos de Calidad para Quidditch. Conozco al dueño, y sé que ha tenido sus roces con las Artes Oscuras en el pasado. Voy a darle una pequeña visita, de esa clase de visitas donde si aceptas a colaborar conmigo me dejarás el set completo de escobas a un precio muchísimo menor, incluso gratis, y si no accedes quizás mi lengua se deslice un poco hablando de ti en el Ministerio de la Magia… Así es como se maneja un Malfoy, hijo. No te preocupes, para el fin de semana te habré enviado las siete escobas completamente nuevas a Hogwarts.
Sinceramente,
Lucius".
Las manos de Malfoy empezaron a temblar con rabia. Goyle, que trataba de espiar sobre su hombro, preguntó:
-¿Qué ocurrió, Draco? ¿Tu padre te enviará el oro para pagarle a Skeeter?
Pero los ojos de Malfoy estaban chispando con furia, y apartó a Goyle de un empujón mientras se incorporaba del mullido sofá de la sala común de Slytherin.
-¡NO! -bramó, furioso-. ¡NO ES POSIBLE!
Había otros pocos chicos en la sala común, que alzaron sus miradas de inmediato hacia él. Completamente transformado por la furia, Malfoy le dio una patada al sofá, haciendo que cayera hacia atrás, luego anduvo como una tormenta hasta el medio de la zona de los sofás, tomó una delicada mesita de vidrio y la lanzó por los aires contra la chimenea, donde estalló en mil pedazos.
-¡NOOOOOOOOOOOOOOOO! -aulló Malfoy con furia, cerrando los puños en el aire tan fuerte que sus nudillos se pusieron blancos.
Uno de los estudiantes que estaban sentados en las mesas de la sala común, acabando sus deberes antes de irse a dormir, guardó sus libros con cuidado y se marchó a su habitación con mucho disimulo.
-¡ESTO NO PUEDE PASARME A MÍ! -gritó Malfoy con todas sus fuerzas, con una rabia que pocas veces habían visto en él-. ¡NO PUEDEN NEGARME LO QUE QUIERO! ¡SOY UN MALFOY! ¡NO PUEDEN NEGÁRMELO!
Un niñito de primer año entró corriendo a la sala común mientras reía, huyendo de otro niñito que lo perseguía por el pasillo.
-¡A que no me atrapas, a que no me atrapas! -chillaba alegremente, corriendo en dirección a Malfoy mientras sonreía.
Malfoy alzó su varita hacia el niño, lleno de furia.
-¡CRUCIO!
-¡AAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!
La sonrisa se borró de la cara del niño, que cayó al suelo aullando de dolor. Su amiguito se detuvo a varios metros de distancia, abrió grandes los ojos, mirando a Malfoy con horror, y entonces dio media vuelta y corrió hacia su habitación, dejando a su amiguito en el suelo y salvando su propio culo, demostrando ser un auténtico Slytherin.
Algunos de los chicos que seguían en la sala común miraron a Malfoy boquiabiertos.
-¿QUÉ LES PASA? -bramó Malfoy, apartando su varita del niño en el suelo y dirigiéndola a los demás-. ¿ACASO LES ASUSTA UN MALEFICIO IMPERDONABLE? ¡SOMOS SLYTHERIN, MALDITA SEA! ¡SI NO APLICAMOS MALEFICIOS IMPERDONABLES EN NUESTROS ALUMNOS DE PRIMER AÑO, ¿PARA QUÉ ESTAMOS EN ESTA CASA?! ¡SI LES HORRORIZA ESTO, QUIZÁS DEBIERON IR A HUFFLEPUFF, COMO UNOS AUTÉNTICOS PERDEDORES!
Uno de los chicos sentados a las mesas asintió lentamente, serio, como si el discurso de Malfoy lo conmoviera.
-¡ESTA CASA SE ESTÁ VINIENDO ABAJO ÚLTIMAMENTE, POR CULPA DE ALGUNOS MARICAS! -estalló Malfoy, fuera de sí-. ¡PERO YO LA PONDRÉ DE NUEVO ARRIBA DEL PODIO, NO SE PREOCUPEN! ¡HARÉ QUE SLYTHERIN VUELVA A SER LO QUE FUE UNA VEZ, CUANDO EL GRAN SEÑOR DE LAS TINIEBLAS ESTUDIABA AQUÍ! ¡HARÉ QUE SLYTHERIN SEA GRANDE DE NUEVO!
Todos los que seguían allí se pusieron de pie y aplaudieron a Malfoy, emocionados. Hasta el niñito de primero se puso de pie y lo aplaudió, pero entonces Malfoy le propinó una patada y lo lanzó al suelo de nuevo.
-Voy a destruir a Potter -dijo Malfoy, cerrando los puños y dientes con furia, y hablándole ahora a Crabbe y Goyle, que estaban a su lado-. Lo juro. Voy a conseguir el oro y a acabar con esa maldita escoria de Gryffindor.
Y se marchó hecho una furia hacia su habitación, no sin antes golpear por última vez al niñito, que intentaba ponerse de pie mientras miraba a Malfoy con admiración.
…
Harry espió por encima de la estatua de Barnabás el Terrible. No parecía haber moros en la costa. Hacía un rato que había logrado perderle el rastro a Hermione, pero aún tenía miedo de cruzársela por accidente.
Tan sigilosamente como pudo, salió de su escondite en aquel pasillo del quinto piso y emprendió el regreso hacia el séptimo piso. Lo más prudente sería, sin embargo, esperar un buen rato antes de volver. Hermione no era estúpida: sabría que su espía habría sido alguien de Gryffindor, porque estaban en el baño de esa casa, y que tarde o temprano tendría que volver allí para irse a dormir. Lo más probable era que hubiera regresado a la sala común y estuviera allí esperando, implacable, para descubrir quién había sido el hombre invisible.
Daba igual si tenía que quedarse vagando por el castillo hasta las tres de la mañana. No se arriesgaría a volver hasta dentro de un buen, buen rato…
Mientras Harry se metía a la primera aula que se cruzó y la atravesaba lentamente, haciendo tiempo, se puso a pensar en lo mala que estaba su situación: Tenía motivos para creer que Hermione sabía que él había abierto su diario, porque jamás lo había sellado nuevamente. Y ahora también tendría motivos para sospechar que él había sido el espía en las duchas, porque ella sabía perfectamente que Harry tenía una capa para hacerse invisible, y dudaba que ella alguna vez hubiera oído de otro alumno de Hogwarts que tuviera una.
Cruzó aquella aula, abrió una puerta al fondo y se metió por un pasillo que conducía hacia otra parte del quinto piso, más que nada para hacer tiempo, pensar y ordenar sus ideas. Ya era tarde y todos debían estar en sus camas, en todo el castillo.
¿Por qué le pasaba esto a él? ¿Qué había hecho él para…? Ah, claro. Él había hecho literalmente todo aquello por lo cual ahora estaba envuelto en problemas. Por primera vez en su vida, Harry no tenía excusas. No era una víctima de la injusticia, sino que sabía a ciencia cierta que él era el culpable y causante de los problemas que tenía encima. Aún así, sentía una pequeña satisfacción ante esto. Era bueno ser el culpable, para variar. ¿Acaso estaba atravesando una nueva y alocada fase de su adolescencia?
Se metió en un aula cualquiera y la atravesó también, andando a tientas por la oscuridad. Por supuesto que no encendería la luz de su varita. Nada que pudiera alertar a Hermione, si es que aún estaba por allí.
Así que Hermione tenía todos los motivos para sospechar de Harry: la capa, el diario, y el hecho de que ambas cosas estaban vinculadas. Porque no hacía falta pensar mucho para descifrar que Harry, al leer esas palabras en su diario que la involucraban masturbándose en las duchas, había decidido ir a ver con sus propios ojos qué tal lucía aquel espectáculo.
Se tapó la cara con ambas manos, avergonzado de sí mismo. ¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué había intentado colgarse de esa pared? Qué idea tan estúpida. Ahora Hermione lo sabría todo. De pronto, Harry ya no tenía dudas de eso. Aunque no había conseguido atraparlo con las manos en la masa, lo que era sin dudas un gran alivio, por lo embarazosa que habría sido la situación; de todas formas tenía todas las señales apuntándole a él. Hermione era muy inteligente, y no tardaría en sospechar fuertemente de Harry…
Pero no tiene pruebas, pensó entonces, tratando de tranquilizarse. Podré ser el principal sospechoso, pero no me ha atrapado, por lo que no tiene pruebas.
Con el poco alivio que eso le dio, se metió en una última sala, sin saber ni cómo había llegado allí. No recordaba haber estado en esa sala antes.
Caminó hasta el medio de la sala y finalmente se sentó en una butaca, para descansar.
Se dio cuenta de por qué había hecho lo que hizo. O lo que intentó hacer, al menos. Lo había hecho porque Hermione lo calentaba muchísimo, desde hacía literalmente un día, y se moría de ganas de verla desnuda en la ducha, tocándose, tal como había escrito en su diario.
Se mordió los labios ante la idea de que Hermione hubiera estado totalmente desnuda ante él solo un rato atrás, tras esa cortina, con sus dedos jugando encima de su vagina…
Harry entonces vio que, contra la pared que había ante él en esa sala, había un objeto que reconoció enseguida.
-¿Qué rayos hace el espejo de OESED aquí? -dejó escapar en un susurro.
Harry se incorporó y caminó hacia él. Ahora entendía por qué aquella sala se le había hecho tan extraña: no daban clases allí. Ahora que miraba bien, esforzándose por descifrar su entorno en la oscuridad, vio que la sala estaba repleta de cosas viejas, como una especie de depósito de mobiliario antiguo del castillo.
Se acercó hasta quedar a pocos pasos del espejo y su corazón latió más deprisa. Sabía que, aunque tuviera la capa para hacerse invisible, vería su reflejo en el espejo.
Y así fue. Se acercó ante el objeto, y se vio a sí mismo reflejado.
Ahora, en cualquier momento, aparecerían sus padres… En cualquier momento.
Esperó, pero nada pasaba. Sus padres no aparecían. Solo se veía a sí mismo allí.
¿Por qué no…?
Harry casi muere del susto. El vuelco que sintió en su estómago fue tal que casi se desmaya.
Acababa de ver a Hermione en el espejo, apareciendo tras él y caminando lentamente hacia el espejo.
No… Esto no puede ser.
Hermione lo había encontrado. Seguramente lo había oído susurrar en voz alta momentos atrás y ahora…
Trató de quedarse tan quieto como la estatua de Barnabás el Terrible. De no mover un solo músculo. No tenía fuerzas para correr otra vez. Esta vez apostaría a la estrategia de ser invisible, y rogaría que Hermione no pudiera… que Hermione…
Un momento.
Muy lentamente, Harry giró la cabeza y miró por sobre su hombro. Hermione no estaba allí.
Volvió a mirar al espejo, y la vio reflejada en él, a solo un paso de distancia, mirándolo fijamente… ¿con una sonrisa?
Volvió a mirar sobre su hombro, por las dudas, pero Hermione no estaba realmente en la sala. La estaba viendo en el espejo, solo allí…
-¿Harry? -oyó su voz entonces.
La Hermione del espejo le sonreía y lo miraba cariñosamente.
-Tranquilo, Harry, todo está bien -le dijo su amiga, desde el interior del espejo.
¿Hermione era aquello que Harry más deseaba en ese momento, su deseo más desesperado? Aquello era totalmente extraño.
Se atrevió a hablar, en voz muy baja, pero sin quitarse la capa.
-¿Por qué estoy viéndote? -le preguntó, algo que en cuanto salió de sus labios le pareció muy estúpido.
La Hermione del espejo se acercó al Harry que veía también en el reflejo y apoyó una mano en su hombro. Harry creyó que sentiría su mano en la vida real, pero no fue así.
-Porque soy lo que más deseas -respondió simplemente, ampliando su sonrisa.
Harry no dijo nada. Se quedó allí en silencio, como tonto, mirándola.
Entonces, las cosas se pusieron aún más locas… Porque la Hermione del reflejo empezó a acariciar al Harry que estaba allí, en el espejo, y le acarició los músculos, los brazos, el abdomen…
Harry empezó respirar con dificultad. Su pene se empezó a poner duro. Hermione ahora empezó a besarlo en los labios, en el espejo, y, aunque sabía que aquello no estaba pasando realmente, el hecho de verse a sí mismo, allí, besándola, lo encendió.
Un calor lo invadió. Ahora Hermione besaba al Harry del espejo con tanta pasión que podía ver la lengua de la chica y la de él encontrándose por momentos, visibles, mientras sus labios se unían llenos de pasión. El Harry del espejo la abrazó por la cintura, acercándola a él, besándola de forma loca, manifestando ese loco deseo que su corazón tenía por ella.
En el reflejo, Hermione le desabotonó el pantalón a Harry, metió su mano en su bóxer negro y empezó a acariciarle todo el pene, mientras seguía besándolo. El Harry de la vida real se sentía tan caliente que no podía aguantar lo que sentía. Se acercó más al espejo, para ver la escena con mayor claridad.
Ahora Hermione se separó un poco de su reflejo y miró al verdadero Harry a través del espejo, sonriendo.
-Puedes tocarte si quieres -le dijo la chica, con una voz provocativa-. Nadie te verá aquí. Estás a salvo.
Y entonces, la chica se puso en cuclillas y le bajó el pantalón al Harry del espejo, provocando que su duro pene saltara fuera de sus calzones y ante la cara de ella. Con el corazón latiéndole a toda velocidad, Harry observó como su propio reflejo lo miraba a través del espejo, le sonreía y le guiñaba un ojo.
Aquello era lo más loco que le hubiera pasado en la vida. Ahora la Hermione del espejo sostenía el pene de Harry con ambas manos y se lo llevaba a la boca…
El Harry real se dio cuenta de que se estaba tocando. No sabía cuándo había empezado, pero eso no importaba. Oculto por la capa, había sacado su pene fuera del pantalón y se daba placer mientras veía con todo detalle y claridad la imagen de Hermione chupando su polla en el espejo, metiéndose su verga en la boca hasta el fondo, chupándola con toda devoción y luego quitándosela, suavemente.
En un momento, incluso, Hermione giró su cara hacia él, hacia el Harry real, y lo miró provocativamente, de forma salvaje, mientras chupaba una y otra vez la verga del Harry del espejo, metiéndosela en la boca y provocando que esta se marcara contra su mejilla, chupándola de costado mientras miraba al Harry real…
-Oh… -dejó escapar Harry, con un pequeño gemido, masturbándose más y más rápido-. ¡Oh…!
No aguantó mucho. Antes de que se diera cuenta, supo que iba a acabar. Y en otro arranque de locura, Harry se corrió un poco la capa para hacerse invisible, se acercó lo más posible al espejo y empezó a acabar todo sobre el espejo de OESED, haciendo que su semen saltara hacia donde Hermione estaba en el espejo. Desde luego, su semen solo golpeó contra la superficie del espejo y quedó allí, chorreando por él.
El Harry del espejo también había acabado, en su caso en la boca de Hermione, y ahora, en el espejo, el semen chorreaba por la comisura del labio de la chica.
Harry respiró hondo, finalizando, y mientras su cuerpo recobraba la normalidad se quedó observando el semen de la vida real, que había chorreado hasta la base del espejo.
-Mierda -dejó escapar, con los ojos muy abiertos-. ¿Qué carajos me está pasando?
