(parte 3)

-Bien, esto es lo que vas a hacer -dijo Pansy. Estaban acostados en el interior de aquel arbusto nevado, protegidos por sus ramas, y apenas podían ver unas mínimas sombras en aquella oscuridad. El suelo bajo ellos era de tierra, porque la nieve había quedado en el exterior de la planta.

Harry sentía un frío en su trasero. Pansy le había bajado el pantalón y los calzones de un violento tirón.

-Vas a masturbarte -prosiguió la chica, que estaba sobre él con una pierna a cada lado suyo-. Y cuando acabes, lo harás en tu mano. Luego subirás tu mano aquí, a la zona que nos mantiene unidos, y la untarás toda con tu semen… Y de esa forma nos libraremos.

-De… de acuerdo.

Harry respiró hondo, con su corazón golpeando con fuerza contra su pecho.

-¿Qué ocurre? -dijo Pansy, con el rostro pegado al de él-. ¡Vamos, Potter, comienza a jalar ese maní que debes tener ahí! ¡Qué no tengo toda la tarde!

-¡No es tan simple! -protestó él.

-¿Cómo que no es tan simple? ¡Es hacerte una paja, Potter! No vas a decirme que nunca te hiciste una, ¿verdad?

-¡Claro que me he hecho la paja!

-¡¿Y entonces…?!

-¡Pero no puedo si estás gritándome a la cara, así de enfadada y… y… y de molesta!

Harry levantó la cabeza para mirarse el pene. Estaba tan muerto como sus esperanzas de que Hermione le mandara una lechuza esa noche para reconciliarse.

-¿Eres impotente?

-¡¿Qué?! ¡No, claro que no…! Creo que no.

-¡ENTONCES HAS FUNCIONAR ESA MALDITA VERGA QUE TIENES ENTRE LAS PIERNAS, MALDITO RETRASADO! -Pansy le gritó todo eso a centímetros de la cara, escupiéndole tanta saliva al hablar que quedó chorreándole por las mejillas.

-¡Pansy, no estás ayudando! ¡Ya deja de gritarme!

-Oh, por Dios… -Pansy se pasó una mano por la cara, sin poder ocultar su exasperación-. ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué te hable dulce? ¿Qué te hable lindo al oído, así, bien femenina? ¿Qué te diga que eres un chico taaan apuesto y que me vuelven loca los Campeones de Hogwarts y los jugadores de Quidditch como tú? -dijo todo esto con una voz muy distinta a la suya, como de niña tonta, pero luego la cambió a una muy gruesa y grave, casi un rugido: -¡PUES NO, POTTER! ¡ME DAN ASCO LOS PUTOS CAMPEONES DE MIERDA COMO TÚ, Y ME PARECEN UNOS EGOCÉNTRICOS IMBÉCILES TÚ Y TODOS LOS PUTOS JUGADORES DE QUIDDITCH, QUE POR MÍ PODRÍAN BIEN MORIRSE TODOS DE UNA PUTA VEZ!

-¡A ESO ME REFIERO! -le gritó Harry, perdiendo la paciencia-. ¡¿Por qué tienes que ser tan violenta, tan malvada y desagradable?! ¡No puedo andar tocándome mientras alguien me insulta a la cara! ¡Créeme que a mí también me gustaría alejarme de ti lo antes posible, pero así no voy a poder lograrlo!

-¡Pues olvídate de que te hable bonito al oído como alguna de tus tontas amigas, porque eso no va a pasar! -le bramó ella de lleno a la cara.

Harry suspiró hondo, tratando de controlarse. Pansy tenía una tendencia muy alta a la agresividad. Si quería irse de allí cuanto antes, lo mejor sería no enfrentarla, y en cambio tratar de mantenerla lo más calmada posible.

-Escucha… -le dijo, bajando el tono de voz-. Solo guardemos silencio. Los dos. Y yo trataré de concentrarme y… y de hacerlo.

Pansy entornó los ojos y asintió lentamente.

-Vale -dijo finalmente-. Me callo. Comienza a jalar.

Harry lanzó otro suspiro y se sostuvo el pene. Para hacerlo, tenía que pasar la mano por debajo de la pierna de ella, ya que estaban pegados muy juntos en ese reducido espacio, y el tener un pecho pegado al del otro no ayudaba mucho a la movilidad. Empezó a jalarse el pene, tratando de que se pusiera duro. Pero estaba difícil… muy difícil…

-¿Ya se te paró? -preguntó Pansy.

-Pensé que no ibas a hablar…

-Está bien, está bien…

Harry se lo jalaba, pero pocas veces en su vida se había sentido de una forma tan anticlimática y con tan poco deseo sexual como en ese momento. En primer lugar, hacía mucho frío y el tener su trasero desnudo sobre el frío suelo de tierra no ayudaba para nada. En segundo lugar, la actitud de Pansy y sus ansias porque se apresurara conseguían el efecto contrario: lo ponía nervioso, y los nervios impedían que nada pasara. Finalmente, todo lo que acababa de ocurrir con Hermione y Ron aun pesaba en su mente. Estaba demasiado fresco. En el fondo, solo quería ir a su habitación y meterse a la cama, con las cortinas cerradas, para deprimirse y sentirse mal. Masturbarse estaba lejos de sus deseos en ese momento…

-Hola.

-Buenas noches.

-¿Tiene habitación?

Malfoy y Hermione estaban en el recibidor de una casa antigua de Hogsmeade que quedaba casi saliendo del pueblo, en la parte opuesta al camino que iba a Hogwarts. Él le había dicho que conocía el lugar: un hotel donde solían ir las parejas mayores a tener sexo.

-Sí, claro -dijo la bruja que atendía, pasando las páginas de un enorme libro ante ella-. Tengo disponibles con vista al lago negro, y otra con vista a las colinas.

-A las colinas estará bien -dijo Hermione.

La mujer buscó entre las llaves que había colgando de ganchos en la pared tras ella y extrajo una con el número "13".

-Aquí tienen. El turno dura cuatro horas. Si quieren renovar, deben llamar al menos veinte minutos antes del vencimiento. Si quieren beber algo, tendrán que bajar para hacerme el pedido, porque la lechuza está enferma. El turno cuesta dieciséis sickles, pueden pagar a la salida.

-Gracias.

Subieron juntos por una escalera de madera chirriante, hasta que encontraron la puerta de la habitación 13. Entonces entraron.

-¿Vienes mucho aquí? -preguntó Hermione, con indiferencia, como si le estuviera preguntando por el clima, mientras se acercaba a la ventana y miraba la vista. La habitación era muy sencilla, pero estaba limpia y bien cuidada. Había una cama grande en medio, una lámpara que colgaba encima de esta y un sofá. Una puerta en la otra punta del cuarto parecía conducir a un baño privado.

-Sí, he venido algunas veces -mintió él, caminando por el cuarto también. La verdad era que jamás había estado allí, y se había enterado de su existencia porque Montague se lo había dicho antes de quedar inconsciente.

Malfoy se acercó a Hermione y la tomó de la mano. Ella se dio vuelta y se quedó mirándolo. Tenía algo extraño en la mirada: El dolor por lo que había vivido ese día seguía muy vivo en ella, pero al mismo tiempo su interior seguía fascinándose por Malfoy, por su personalidad, por su olor, por todo lo que tenía que ver con él…

En aquel momento tan horrible, se había sentido muy bien verlo aparecer allí, a su lado, en el lago. Y su invitación a cometer "más errores juntos", yendo a ese hotel…

¿Acaso estaba hundiéndose más y más en aquel error, empeorando su situación? ¿O acaso Malfoy era lo que decía ser, una persona distinta, madura, alguien que ella nunca había conocido porque mantenía su interior oculto bajo mantos y mantos de una personalidad fingida, que trataba de esconder sus sentimientos?

Eligió creer lo segundo, porque era eso lo que necesitaba en ese momento.

Se acercó a él y lo besó en los labios. Malfoy la tomó de la cintura y le devolvió el beso, lentamente.

Mientras se besaban, el misterio de Malfoy se transformó en una seducción placentera, en algo con lo que distraerse de lo horrible de vivir, y al mismo tiempo en algo que podía hacer que tuviera sentido vivir. No quería dejarse llevar, no quería demostrar sus propios sentimientos con él… Eso era lo que le daba más terror.

Trató de disfrutar de ese beso, de sus manos en su cintura; y que fueran solo eso, un momento de placer y nada más. Trató de disfrutar del tacto de las manos de él, que ahora bajaban a su trasero para acariciárselo por encima del pantalón…

-¿Ya se te paró?

Pansy tenía la cabeza apoyada en una mano, mirándolo a los ojos a pocos centímetros de distancia con una mirada de aburrimiento que resultaba muy intimidante.

Harry lanzó otro resoplido y negó con la cabeza.

-Olvídalo, Pansy. Será mejor que vayamos a la enfermería. Lamento haberte hecho perder el tiempo y que tuvieras que meterte en este arbusto, que se nos está clavando por todas partes…

-Oh, vamos, ya deja de llorar -Pansy revoleó los ojos-. Eso es lo que más me enferma de la gente como tú: No son capaces de tolerar la frustración, o la derrota. Enseguida tienes que ponerte a llorar y darte por vencido, como un bebé.

-¿Y qué harías tú en mi lugar? -le preguntó él, sintiendo que empezaba a hervirle la sangre. No iba a tolerar la actitud de Pansy mucho más…

-No lo sé, no soy hombre. Tenía entendido que para ustedes no era muy difícil calentarse. Pero quizás tú seas impotente, o algo así.

Harry estuvo a punto de decirle "quizás sea que tú no me calientas"; pero se decidió a último momento por una respuesta menos conflictiva:

-Pues quizás lo soy. Ya vamos a la enfermería.

Amagó a ponerse de pie, pero ella lo empujó de nuevo contra el suelo.

-¡¿Qué demonios haces?!

-¿Qué parece? ¡Ir por ayuda!

-¡Potter, no seas idiota! ¡Van a castigarte, como mínimo! ¡Y además, tendrás que enfrentar las burlas de todo el colegio cuando se sepa que te pegaste a mí con Fluido de pegado de cuerpos! ¡Todos nos verán ir juntos y pegados el uno al otro hasta allí!

-Eso es lo que menos me interesa. No es que a ti te importe, claro, pero el colegio entero ya está burlándose de mí en este momento. No creo que esto empeore mucho mi situación.

-¿Lo ves? -chilló ella, exasperada-. ¡¿Ves lo que te digo?!

-No… La verdad es que no. No lo veo.

-¡ERES UN PUTO BEBÉ LLORÓN, POTTER! "Ayyy, el colegio entero se burla de mí, ohhhh, qué terrible todo…" -dijo esto último con una voz chillona que pretendía imitarlo.

Harry no aguantó más. Finalmente estalló:

-¡¿YO, UN BEBÉ LLORÓN?! -le gritó de lleno en medio de la cara-. ¿Y TU QUÉ ERES, PANSY? ¿HAS PENSADO EN ESO? ¡DESDE QUE ESTAMOS AQUÍ, NO HAS PARADO DE INSULTARME Y MALTRATARME! ¿ACASO CREES QUE VOY A LOGRAR CALENTARME MIENTRAS TE TENGO ENCIMA TRATÁNDOME ASÍ? ¿ACASO EXISTE ALGUIEN A QUIEN LE RESULTE ATRACTIVA TU PERSONALIDAD DE CHICA MALA Y MALHUMORADA QUE NO DEJA DE SER AGRESIVA POR UN PUTO SEGUNDO? ¡PORQUE ESO ES LO QUE ERES: UN ESTÚPIDO ESTEREOTIPO DE "CHICA MALA" DE SLYTHERIN, QUE A FUERZA TIENE QUE SER MALA ÚNICAMENTE PORQUE ES UNA SLYTHERIN Y PORQUE ESO ES LO QUE SE SUPONE QUE DEBE SER!

Pansy lo empujó contra el suelo, furiosa.

-¡TÚ NO SABES UNA MIERDA SOBRE MÍ, POTTER! ¡NO TIENES NI PUTA IDEA DE LO QUE DICES!

-¡Y TÚ NO TIENES NI PUTA IDEA DE LO QUE DICES DE MÍ! ¡NO ME CONOCES! ¡TIENES TANTO DERECHO A HABLAR DE MI VIDA COMO YO DE LA TUYA!

La cosa estaba tan caldeada que Harry pensó que en cualquier momento empezarían a atacarse el uno al otro a golpes, con sus pechos aun pegados entre sí.

-¡Y YO QUE PENSÉ QUE LOS GRYFFINDOR ERAN VALIENTES!

-¿QUÉ MIERDA QUIERES DECIR CON ESO?

-¡QUÉ NO ERES CAPAZ DE TOLERAR NADA, POTTER! ¡TODO ENSEGUIDA DAÑA TU PRECIOSO EGO, ¿NO ES ASÍ?! ¡TODO LO MALO QUE TE PASA TIENES QUE EXAGERARLO MIL VECES, ¿VERDAD?! ¡ERES UN PUTO DRAMA, POTTER! ¡TU VIDA ENTERA ES UN DRAMA! ¡EL NIÑO QUE SOBREVIVIÓ…! ¡EL CAMPEÓN QUE NO QUERÍA SER CAMPEÓN…! ¡POR DIOS, POTTER, YA DEJA UN POCO TODO EL PUTO DRAMA! ¡TE MUERES POR LLAMAR LA ATENCIÓN!

-¡PUES DISCÚLPAME POR SER TAN DESGRACIADO, PANSY! ¡DISCÚLPAME POR TENER UNA VIDA DE MIERDA QUE SIEMPRE PARECE QUERER GOLPEARME MÁS, UNA Y OTRA Y OTRA VEZ! ¡PERDÓN POR HABER TENIDO QUE VIVIR UNA INFANCIA SIN PADRES, CON UNA FAMILIA QUE ME HUMILLABA CONTINUAMENTE! ¡PERDÓN POR HABER TENIDO QUE VERME FORZADO A DEFENDERME DE VOLDEMORT UNA Y OTRA Y OTRA VEZ, POR CULPA DE MAGOS OSCUROS QUE SEGURAMENTE TÚ IDOLATRAS, COMO LUCIUS MALFOY Y TANTOS OTROS! ¡PERDÓN POR TENER UNA VIDA SOCIAL DE MIERDA QUE SIEMPRE SE ARRUINA, POR ESTAR CONTINUAMENTE EN BOCA DE TODOS LOS IMBÉCILES DE TU CASA, QUE NO SE CANSAN DE INVENTAR MIERDA SOBRE MÍ, DE VENTILAR MI VIDA PRIVADA PARA DESTRUIRME! ¡PERDÓNAME POR SER UN MALDITO INFELIZ!

Se quedaron allí quietos, respirando muy agitados. Harry todavía tenía los pantalones por abajo del trasero y el pene muerto a pocos centímetros de la pierna de Pansy. Pensó que ella le gritaría a él ahora, pero esta vez no dijo nada.

Durante varios segundos, Pansy se limitó a mirarlo muy seria.

-Anda, adelante -dijo Harry, con ferocidad-. Ya dime que soy un bebé llorón. Te mueres de ganas.

-No -dijo ella entonces, en voz más baja. Ahora fue ella la que suspiró hondo. -Es solo que estás equivocado.

-¿Con qué?

-Te crees que somos todos iguales. Que todos los Slytherin somos unos aficionados a las artes oscuras que idolatramos a Lord Voldemort… Oh, sí, dije su nombre... Pero a mí me importan una mierda Lord Voldemort y su puta madre, y el resto de los magos oscuros.

Harry tuvo que admitirse a sí mismo que le sorprendió cómo Pansy se refirió a Voldemort. Normalmente, los Slytherin lo llamaban "Señor de las Tinieblas" y lo trataban con mucho respecto.

-Bien… Es bueno saberlo. Supongo.

-Yo también tuve una infancia de mierda, ¿sabes?

-¿De verdad?

-Sí, de verdad. Mi padre me prostituyó desde los siete años, con distintos miembros de mi propia familia. Mis tíos y primos adultos se turnaban para cogerme. Yo era una niña… Ni siquiera sabía lo que estaban haciendo.

Harry la miró fijamente a los ojos, tratando de descifrar si estaba tomándole el pelo o no. Pero no parecía que fuera mentira. Pansy tenía una mirada muy triste que jamás le había visto. Ahora que se habían acostumbrado a aquella oscuridad, podían distinguir mejor al otro.

En ese momento, Harry se dio cuenta de lo hermosa que era esa chica. Normalmente, su rostro burlón opacaba su belleza. Esa mirada de "chica mala" solía hacer que quisiera mirar para otro lado, esquivándola. Pero ahora que veía en ella esta nueva expresión, tan distinta, podía apreciar lo bonitos que quedaban sus ojos negros con ese delineado estilo cat eye.

-…hasta que no aguanté más y me fui. Ni siquiera recuerdo cómo fue que tuve las fuerzas para hacerlo. Era muy chica, pero un día simplemente abrí la puerta y me fui. Vivo por mi cuenta desde los diez años. Ellos trataron de buscarme, claro, pero no tuvieron éxito. Mi estúpida madre hacía la vista gorda y defendía a mi padre todo el tiempo, incluso cuando él mismo violaba y abusaba sexualmente a su propia hija… Así que tampoco volví con ella. Me alejé de todos.

"Estaba sola, no tenía a donde ir. Era muy pequeña, no sabía cómo hacer para sobrevivir, pero no me importaba. Lo único que importaba era alejarme de esa casa, y del horror… Sabía que cualquier lugar era mejor que casa. Así que estuve viviendo en la calle. Pero no duré mucho allí: me vieron los policías y me llevaron a un orfanato. Les dije que no tenía padres y hasta me inventé otro nombre: Pansy Parkinson… Sí, este no es mi verdadero nombre. No uso el real. Nunca más lo usé. Me daba miedo que los policías ubicaran a mis padres, con mi apellido real, y que me llevaran de vuelta con ellos.

Harry la escuchaba, completamente sorprendido. Sorprendido y confundido.

-¿Y qué ocurrió? -le preguntó, en un susurro-. ¿Tus padres te encontraron allí, en el orfanato? ¿Tuviste que volver?

-No, jamás me encontraron -dijo ella-. Porque, por suerte, Dumbledore apareció allí un día para decirme que era una bruja, y me trajo a Hogwarts. Así que jamás volví a ver a mi mugrosa familia.

Hubo otro silencio. Harry estaba totalmente confundido. Había algo enorme que no cuadraba en la historia de Pansy.

-Espera un minuto… ¿Tú no eres sangre pura?

-No… ¿Acaso dije que lo era?

-Pero… pero si eres mestiza, entonces… ¿por qué Dumbledore tuvo que aparecerse en el orfanato para decirte que…?

-Porque soy hija de muggles, Potter -le reveló Pansy, mirándolo fijamente.

Otro largo silencio.

No… No era posible.

Harry estaba impactado. Aquello no podía ser cierto...

-Eres amiga de Draco Malfoy y de mucha gente de Slytherin -dijo Harry-. Me parece increíble que…

-En primer lugar, yo no soy amiga de Draco Malfoy -aclaró ella-. El sombrero ha decidido ponerme en esa casa. Yo no tenía idea de qué era. No tenía idea de qué era ninguna casa, porque apenas acababa de enterarme de que era una bruja y de que existía la magia. Creo que el sombrero me puso allí por mi determinación, mi ambición y porque siempre me cuido a mí misma… Como cuando me fui de casa. Dijo que tenía cualidades de Slytherin. Que era independiente y que no necesitaba pedir permiso…

"Así que entré en Slytherin, y no tardé en ver que muchos allí odiaban a los hijos de muggles como yo. Pero no me importó. La verdad, solo estaba contenta de poder estudiar aquí, de tener un hogar y de no tener que volver nunca más con mis padres…

Harry sintió algo en el estómago: de pronto, Pansy le recordaba mucho a alguien. A él mismo…

-Admito que no anduve diciéndole a todo el mundo que soy hija de muggles -siguió ella-, pero hice algunas amigas a las que sí se los dije. Los demás no me importan… Lo gracioso es que algunos simplemente dieron por hecho que el apellido "Parkinson" debía ser de alguna antigua familia de magos sangre pura, ¡todo por ser una Slytherin! Y yo me moría de risa cuando me decían, incluso, que creían haber oído hablar de algún antepasado mío… ¡Y el puto apellido lo había inventado yo, ni siquiera era real! Se me ocurrió cuando oí a unos muggles hablar de la enfermedad de Parkinson.

Se le formó una sonrisa, pero esta vez no era la típica sonrisa burlona de ella. Era una que parecía nostálgica y que le gustó a Harry.

-Wow… Me dejaste sin palabras, Pansy... Nunca hubiera imaginado todo esto de ti. Siento haber dicho que todos los Slytherin fueran iguales.

Pansy suspiró.

-Y yo supongo que no debí llamarte bebé llorón… pero no pienso disculparme.

Harry sonrió.

-Admito que yo también di por hecho que tu apellido sería de alguna familia adinerada de magos sangre pura, y que la gente como yo te importaba tres carajos…

-Si me importaras tres carajos, Potter, ya te habría obligado a ir a la enfermería para que te castigaran y te humillaran ante todo el colegio, en lugar de meterme contigo bajo un arbusto a que te toques debajo de mí, mientras espero a que acabes para que me untes tu semen en la teta derecha, ¿no crees?

Hubo un silencio prolongado, y de pronto ambos empezaron a reír a la vez.

Harry no entendía qué pasaba. Había pasado de odiarla profundamente a reír a carcajadas con ella. Y lo peor es que, una vez que empezaron, no pudieron detenerse. Las carcajadas duraron tanto que pronto empezaron a lagrimearles los ojos.

No pararon hasta que les dolieron las costillas de tanto reír...

-Oh, Dios… -dijo Pansy, limpiándose las lágrimas.

-Qué situación tan bizarra -decía Harry, luchando por recuperar el aire-. Solo yo me meto en estas cosas.

-¡Y yo!

-¿Cuáles eran las probabilidades de chocar con alguien de frente en el puto camino de Hogsmeade, que está en medio del campo?

-¡La puta niebla…!

Siguieron riéndose durante otro rato.

Cuando por fin terminaron las risas, ambos se quedaron mirándose unos instantes, los ojos negros de ella fijos en los verdes de él.

-Vamos a hacer esto -dijo Pansy entonces-. Voy a masturbarte yo… ¿de acuerdo? No quería hacerlo, la verdad. Pero supongo que de esa forma ya podremos terminar con esto. Así sí se te parará, ¿verdad?

-No, no tienes que hacer eso. De verdad, no quiero que…

-Te estoy diciendo que quiero hacerlo -dijo ella entonces, sin dejar de mirarlo-. No es una obligación… ¿Está bien? Dije que no quería, al principio… pero ahora sí quiero.

Harry la miró en silencio. Y entonces asintió, lentamente.

Pansy extendió la mano hacia abajo y la apoyó sobre el abdomen de Harry. Fue bajando hasta que llegó a la parte donde terminaba su campera y empezaba su piel desnuda, ya que tenía los pantalones bajos.

Los dedos de la chica rozaron su abdomen bajo y sus bellos púbicos. Entonces, llegaron hasta su pene y se cerraron en él.

Harry sintió cómo se iba poniendo duro, más y más, con la mano de Pansy cerrada en su pene…

Los ojos de la chica se abrieron con sorpresa.

-Vaya… -dijo, impresionada-. Hay algo sobre lo que sí quiero disculparme, Harry… Lo de hace un rato, cuando dije que debías tener un "maní"…

Malfoy y Hermione cayeron sobre la cama, besándose.

Malfoy estaba encima. Le besó el cuello y fue bajando por su pecho. Le había quitado la ropa, y sus pechos desnudos eran visibles bajo la luz de la lámpara colgante. Se los besó, pasando su lengua por la piel de esos hermosos senos y luego cerrando sus labios alrededor de sus pezones…

Pansy jalaba el pene de Harry rápidamente. El sonido de sus dedos golpeando contra su abdomen, mientras subía y bajaba el prepucio, era lo único que oían en el silencio de ese arbusto, tan apartado de todo.

Harry sentía cómo la sangre fluía por su cuerpo, cómo el calor lo invadía…

Malfoy ahora estaba abajo. Sostenía las piernas de Hermione, muy abiertas, y tenía la cara en medio de ellas. Su lengua pasaba por todo el clítoris de Hermione, subiendo y bajando, subiendo y bajando…

-Oohh… -Hermione dejó salir un gemidito, mientras sus dedos se enterraban en el cabello rubio del chico.

Pansy agachó la cabeza, dejándola descansar sobre el cuello de Harry. Ahora su cabello negro caía sobre él. El pene de Harry estaba durísimo. Sentía los dedos de la chica apretarle la piel tan caliente, subiéndosela por arriba del glande, cerrando su mano sobre la cabeza de su pene y luego bajando otra vez…

Ahora Malfoy metía la lengua dentro de Hermione, mientras rozaba su clítoris con los labios superiores. Hermione estaba tan caliente que no podía aguantarlo. Apretaba suavemente la cabeza de Malfoy contra ella, sintiendo el tacto de sus labios directo en su vagina. Su lengua la penetraba y la rozaba por dentro…

Harry sintió una parálisis que empezó en la punta de los pies. Estiró más las piernas, a pesar de que al hacerlo se clavó varias ramitas del arbusto, pero no le importó. Pansy lo masturbaba de una forma que parecía profesional. Parecía entender el ritmo exacto que se necesitaba, y ejercía la presión exacta con los dedos…

Hermione sintió que llegaba a un orgasmo. Subió y bajó el trasero sobre la cama, para acompañar la penetración de la lengua de Malfoy en ella. El orgasmo la paralizó por completo, apoderándose de toda su piel. Sus pezones estaban duros. Estaba mojadísima. Tenía la piel de gallina…

Harry sintió el orgasmo crecer por todo su cuerpo, y entonces supo que el momento estaba por llegar.

Y Pansy pareció saberlo también, de alguna forma.

-En tu mano, Harry -le recordó al oído.

Él asintió. Se llevó la mano a la punta del pene y empezó a recibir toda la eyaculación en su mano. Su semen se disparó sobre su mano, pero Pansy no se detuvo. Siguió masturbándolo a pesar de que el semen también le chorreó a ella entre los dedos y la salpicó en la pierna.

Cuando estuvo seguro de que su mano tenía una buena cantidad de semen, Harry la subió a la altura del pecho de ambos y empezó a pasarla por la zona que mantenía a los dos unidos; en el pecho izquierdo de él y el derecho de ella.

Entonces, lentamente, sintieron que la piel de los dos se despegaba. Esa especie de pegamento invisible que los mantenía unidos se fue disolviendo al contacto con el semen, hasta que quedaron libres.

Pansy le soltó el pene y se irguió un poco, despegando por fin su cuerpo del de él.

-Ya está -le dijo entonces-. Somos libres.

Ambos se sentaron. El interior de ese arbusto era más alto de lo que parecía. Ambos cabían sentados allí, sobre la seca tierra.

-Espera, déjame limpiarte -dijo Harry. Sacó su varita y le apuntó el pecho derecho, luego la mano y luego la pierna, limpiándole el semen con ese encantamiento que le habían enseñado Fred y George.

-Vaya, qué buen truco, Harry -dijo ella, impresionada-. Definitivamente, tengo que aprenderme ese.

Harry sonrió mientras se lo aplicaba a sí mismo, y entonces se subió los calzones y el pantalón, abrochándoselo nuevamente.

-Bien, ya puedes seguir con tu vida y fingir que esto nunca pasó -le murmuró Harry.

Pansy lo miró brevemente y dijo:

-Quizás no quiera fingir eso.

Harry se ruborizó. Se sintió un idiota. ¿Por qué tenía que ruborizarse?

-Bueno, nos vemos luego -dijo ella entonces, sonriéndole por última vez y empezando a salir del arbusto.

Pero entonces…

-Pansy, espera.

Ni él supo por qué lo hizo. Simplemente decidió seguir un impulso. Nada más.

Pansy volvió a meter la cabeza entre las hojas.

-Dime.

Harry se puso nerviosísimo. Pero supo que no había alternativas: ahora tenía que seguir con su impulso.

-¿Estás en pareja? -le preguntó entonces, y no pudo evitar que le temblara la voz. Se ruborizó aun más, pero trató de restarle importancia. Estaba oscuro allí, después de todo.

-No -dijo ella-. ¿Y tú?

Él negó con la cabeza.

-¿Quieres que hagamos algo… luego?

Ella pareció muy sorprendida, pero no le puso su expresión burlona, que era el mayor miedo de él.

-¿Algo como… una cita? -le preguntó, acomodándose el cabello negro tras una oreja.

Harry asintió, tratando de no parecer tan idiota como se sentía por dentro. Su cara literalmente le ardía, a pesar del frío.

-¿Estás seguro, Harry? Debo advertirte que soy una persona con cierta tendencia… a la violencia.

-Lo he notado -dijo él, sonriéndole de nuevo.

¿Acaso Pansy se refería a que era violenta en la cama, o esa parte la acababa de agregar su imaginación? Bueno, si era así, ¿qué más daba? ¿Qué tan violenta podía ser?

Ella le devolvió la sonrisa.

-Está bien, me gusta la idea -le dijo-. ¿Cuándo?

Harry no tenía idea de cómo responder a esa pregunta. No lo había pensado. Justamente, aquello había sido solo un impulso. Pansy pareció darse cuenta de esto, porque enseguida añadió:

-Hoy es sábado, ¿no es así?

-Sí -dijo él, sin saber qué otra cosa decir.

-Pues entonces hoy sería el día perfecto, ¿no?… Mmm… ¿Qué te parece si me pasas a buscar a las diez, por las mazmorras? Claro que hay toque de queda, pero podemos escabullirnos. ¿Sabes dónde es la sala común de Slytherin?

Harry asintió de nuevo.

-Puedes esperarme en el pasillo de afuera a esa hora… Y entonces iremos a nuestra cita.

-De acuerdo.

Se sonrieron por última vez y entonces Pansy abandonó el arbusto.

Harry se quedó allí adentro, impresionado por lo que acababa de hacer. No se sentía como él mismo. Pero, ¿acaso algo de todo lo que había pasado los últimos días se sentía como él mismo?

Se dio cuenta de que había un chorro de semen colgando de una de las ramitas cerca de donde había estado Pansy, y por algún motivo eso lo hizo reír.