Capítulo 17. El sueño de Weasley

-Era yo, con mi capa para hacerse invisible.

Hermione arrugó la frente y dio un paso atrás, conmocionada.

-Tú… tú…

Su expresión era de shock y aturdimiento.

-Pensé que lo descubrirías, la verdad. Porque soy la única persona que conoces con una capa así. Pero luego tú dijiste que Malfoy debía tener cinco de ellas…

Hermione no salía del desconcierto. Parecía incapaz de hablar.

-Me sentía muy avergonzado en ese momento, por eso hui así de ti -siguió diciendo Harry-. Me aterraba que me descubrieras. Y por eso luego no te dije nada, claro. La situación era muy embarazosa. Pero si Malfoy te dijo que fue él, entonces…

-¿Y por qué? -dijo Hermione, cuando finalmente logró articular palabra-. ¿Por qué me estabas espiando en la ducha…?

Por su cara, estaba claro que sabía la respuesta a esa pregunta, pero era como si su cerebro no fuera capaz de procesarla correctamente. Harry sintió que su cuerpo quedaba lívido y su boca seca. Aun así, tuvo que pronunciar en voz alta la respuesta:

-Porque me gustas, Hermione -le dijo, con el corazón latiendo a toda velocidad contra su pecho.

Hubo un silencio que duró unos ciento cincuenta años, al menos en la mente de Harry. Se volvió tan insoportable que sintió el silencio de aquel desierto pasillo retumbar en sus oídos como un zumbido ensordecedor.

-¿Yo te gusto? -dijo ella, con una voz tan fina y aguda que apenas se oyó-. ¿Yo?

Harry asintió con la cabeza, mordiéndose los labios con mucha fuerza.

Otro nuevo silencio interminable. Era como si esa nueva información desencadenara alguna falla en el cerebro de Hermione que le impidiera incorporarla.

-Me estás desordenando todos los papeles -susurró ella en voz baja, mirando el suelo y negando con la cabeza-. Si yo te gustaba, ¿por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué tenías que tratar de espiarme mientras me bañaba…?

El rostro de Harry quedó del color escarlata del escudo de Gryffindor. Pero no solo por la vergüenza, sino por una profunda indignación que le provocó el comentario de Hermione.

-Si lo hace Malfoy entonces no tienes problemas, ¿no? Porque él es el chico malo y eso le queda bien. Pero si yo…

-Exacto -dijo ella entonces, interrumpiéndolo mientras lo miraba a los ojos fijamente-. Porque tú no eres Malfoy.

-¿Qué quieres decir?

-Espero mejores cosas de ti.

Harry se quedó boquiabierto. Aquello lo indignaba aún más.

-Eso es tan injusto…

-Si yo te gustaba, Harry, debiste decírmelo en lugar de espiarme… Debiste decírmelo cuando no estaba saliendo con nadie, no ahora que estoy con alguien más… -Hermione dio otro paso hacia atrás, alejándose de él-. No como un último recurso para lograr que me aleje de Draco… Y definitivamente, no mientras tú mismo estás saliendo con otra chica… Has hecho todo mal. Absolutamente todo.

Estaba por marcharse, pero se detuvo de pronto para volverse hacia él una vez más con la misma expresión de shock y consternación. Y entonces añadió:

-Y solo para que lo sepas, Draco no me mintió. Me consta que él también me espiaba, porque de hecho yo misma lo atrapé haciéndolo… en otra ocasión -añadió esto último acentuando esa expresión de espanto en su rostro. La idea de que no uno sino dos chicos distintos la hubieran estado espiando en la ducha parecía perturbarla.

Y se marchó de allí dejando a Harry solo y abatido, con el sabor de la derrota en los labios.

Hola, Ron

Lo he pasado contigo muy bien en la fiesta anoche. Si querer tú, podemos ver de nuevo en un rato en Beauxbatons carruaje. Dicen que se comer bien ahí. ¿Qué pensar tú? Si decidir ir, te esperaré á nueve da noche.

Cariños,

Eloise Midgen

-Qué carajos -dijo Ron, leyendo la nota color rosa con el ceño fruncido-. Ni siquiera sabe escribir.

¿Quería verse de nuevo con Eloise? Lo cierto era que no había estado tan mal lo de la noche anterior. Y se sentía muy solo ahora que estaba peleado con Harry y que Hermione estaba desaparecida todo el día…

Decidió ir.

Así que esa noche, después de cenar, Ron se arregló para su cita. Se dio una buena ducha en los baños de hombres de la sala común, se peinó el largo cabello pelirrojo que le llegaba por los hombros, se puso una de sus túnicas menos raídas y se echó un poco de perfume barato que le había comprado a un vendedor ambulante en el Callejón Diagon ese verano.

Sí. Sus amigos habían desaparecido. Todos estaban viviendo sus importantes vidas románticas con mucha gente linda de Slytherin, pero él tenía a Eloise Midgen.

¿Qué más daba si era la chica más fea de todo el colegio? ¿A quién le importaba si estar con ella lo volvía impopular? No podía negar que lo había pasado bien a su lado la noche anterior, y hasta había despertado algo dentro suyo, una sensación de cosquilleo en el estómago... Quizás fueran las energías que tenía la chica, o quizás eran compatibles astrológicamente, como su madre siempre decía cuando veía a dos personas muy diferentes juntas.

Salió a los terrenos exteriores de Hogwarts y caminó hasta el enorme carruaje de Beauxbatons. Era difícil olvidar la última vez que había estado allí. Claro que ahora estaba yendo para encontrarse con una chica diametralmente opuesta a Fleur Delacour, pero la sensación era la misma: los nervios, la expectación, la frescura de la noche en su cabello húmedo…

Y esta noche había algo que no había tenido la vez anterior. Algo que era importantísimo y que marcaba todas las diferencias con su anterior encuentro con Fleur: Esta noche, estaba yendo como él mismo.

Ron encontró a Eloise a unos metros de la entrada al carruaje.

-¡Hola! -la saludó, sonriéndole y acercándose a ella. Se sintió nervioso. Era extraño verla luego de haber bailado con ella y de haberla besado, pero sin el efecto del ponche esta vez…

Llegó a su lado y se dio cuenta de que no sabía cómo saludarla. ¿Debía besarla en los labios? Después de todo, ya se habían besado… ¿O debía esperar a que hubiera más confianza antes de saludarla de esa forma?

Se quedó mucho rato así, sin saber qué hacer, y entonces la chica se acercó a él y le dio un beso en los labios.

Oh, por Merlín, menos mal, pensó con alivio. Me has salvado el momento. Gracias, Eloise.

La sonrisa de Eloise era muy bonita. Además, ella no estaba tan mal: se había puesto un maquillaje sobre el acné para disimularlo y llevaba un peinado que le quedaba bien, con el cabello en un rodete. Además, tenía una túnica turquesa muy linda bajo la cual hacían presión sus enormes pechos.

Ron le sonrió.

-¿Cómo estás?

-Oh, muy bien, ggracias.

Otra vez el extraño acento de la chica. La ortodoncia parecía impedirle hablar bien.

-¿Entramos?

La cena estuvo muy bien. Los elfos se les acercaron enseguida y les ofrecieron toda clase de comidas. Ron, que era un gran amante de la comida, estuvo engullendo hasta reventar. Empezaron a hablar de todo: de la fiesta, de McGonagall y Snape, de Quidditch… Eloise tenía una gran capacidad para crear temas de conversación. Descubrió que era una chica realmente interesante, y le gustaba mucho.

Para el momento del postre, sintió que esa noche había pasado uno de los mejores momentos que hubiera tenido nunca con una chica.

Y decidió decírselo.

-Lo he pasado espectacular, Eloise -le dijo, mirándola por encima de su enorme helado de banana con chocolate-. Eres bonita, interesante, y tenemos tanto en común…

-¿Tú lo crees? -le susurró ella. Su sonrisa acentuaba el hecho de que su nariz estaba torcida, producto de un ineficaz intento de Madame Pomfrey por reimplantársela luego de que la chica la perdiera intentando quitarse el acné mediante magia. Pero a Ron no le importó. Se dio cuenta de que, a pesar de esos detalles por los que todo el mundo la tachaba de fea, él la veía bonita.

-Sí, sí lo creo -le dijo Ron-. Y quiero preguntarte algo…

Ella alzó las cejas, expectante. Ron miró alrededor, a ese hermoso salón donde los elfos les habían servido la cena, con una ostentosa decoración francesa, sillas doradas, esculturas y lámparas antiguas colgando sobre ellos… Era el momento. Decidió dar el paso.

-¿Quieres ser mi novia? -le preguntó.

Se puso nervioso. No sabía si había estado bien, o si había sido muy rápido.

Eloise se sorprendió mucho. Fue su turno de hablar:

-Ggron, me dejas estugpefacta… Quieggro responderte, pero creo que será meggjor que veas algo pggrimero…

La chica miraba su reloj de pulsera. Ron se dio cuenta de que desde hacía un rato venía consultándolo.

-¿Ver qué cosa? -preguntó él, intrigado.

-Sí, creo que ya es hora… -dijo ella, asintiendo con la cabeza.

Entonces pasó algo rarísimo: El cabello de Eloise empezó a cambiar de color mágicamente, pasando del castaño a un rubio platinado… Sus ojos se fueron volviendo azules… Su acné empezó a desaparecer, hasta que toda la piel de su rostro se volvió tan perfecta como la de las modelos que salían en las revistas de su madre… Su cuerpo empezó a adelgazar y a crecer varios centímetros, provocando que la túnica le quedara muy holgada y que subiera por sus piernas, quedando más corta que antes…

Ante él, ya no estaba más Eloise Midgen.

Estaba Fleur Delacour.

Ginny golpeaba la lisa puerta de madera envejecida de la sala común de Ravenclaw con los puños cerrados, furiosa. La aporreaba tanto y tan fuerte que su aldaba de bronce con forma de águila oscilaba y se golpeaba sola contra la madera.

-¿Qué es aquello que puede ser lo que más temes y lo más ridículo también? -repitió el águila en la aldaba, golpeándose contra la puerta de forma incesante.

-¡YA TE DIJE QUE NI PUTA IDEA! -le gritó Ginny, histérica.

El águila siguió golpeándose.

-Lo siento, no es una respuesta válida. ¿Qué es aquello que puede ser lo que más temes y lo más ridículo también?

-¡QUE NO LO SÉ, TE DIGO! ¡YA ÁBRANME! ¿NADIE PUEDE OÍRME ALLÍ DENTRO?

- Lo siento, no es una respuesta válida. ¿Qué es aquello que puede ser lo que más temes y lo más ridículo también?

-¡TU PUTA MADRE!

-El Boggart -dijo entonces una fina voz a su lado.

Ginny se volvió y se encontró cara a cara con Luna.

-¡Correcto! -dijo el águila-. Ahora entra y deja de golpearme, maldita enferma.

El comentario del águila dejó a Ginny muy sorprendida y boquiabierta.

-El águila tiene su temperamento -le explicó Luna.

Pero ninguna de las dos entró. Se quedaron allí quietas, mirándose. Ginny se puso seria.

-¿Dónde estabas, Luna…? Estaba preocupada…

-Lo siento, Ginny. Lamento no haber regresado a la habitación anoche. Me sentía muy culpable por lo que hice y no sabía cómo decírtelo, así que estuve dando vueltas por todo el castillo, pensando en cómo decirte la verdad…

Ginny la miraba afligida.

-Está bien, Luna… Fuiste a tres citas y no regresaste… Supongo que sé a lo que te refieres.

Luna la miró con una expresión de pena.

-¿Van a entrar o no, malditas infelices? -preguntó el águila, muy molesta. Pero ellas la ignoraron.

-Pero por suerte, mientras caminaba por el séptimo piso pensando en que necesitaba dónde dormir, mágicamente se abrió una puerta a mi lado y apareció una sala llena de camas hechas y calentitas, con chocolates y leche en la mesita de noche y hasta con baño privado. ¡Tuve suerte!

-Vaya -dijo Ginny, muy impresionada-. No sabía que existiera algo así aquí.

-En fin… Lo siento, Ginny. Estuve con otra chica. Espero que no me odies.

-Lo entiendo, Luna… Está bien, no tienes que preocuparte… Apenas hemos empezado a estar juntas. No llevamos ni una semana viéndonos. No tienes por qué pedir perdón.

Luna se sorprendió mucho.

-¿De verdad? -preguntó, con sus ojos muy abiertos-. ¿No tengo que pedir perdón?

-Bueno… -Ginny se quedó pensativa-. No realmente. Si quieres estar con otras chicas, yo lo entiendo. No tiene por qué ser una relación cerrada. Podemos vernos y estar con otras chicas también, ¿sabes? No tenías que sentirte mal por ello. Podrías habérmelo dicho.

-Es que pensé que te pondrías furiosa, Ginny. Me gusta tu idea de vernos con otras chicas, porque la verdad es que no estaba muy segura de estar contigo.

La honestidad de Luna era palpable de nuevo. Ginny frunció el ceño, preocupada.

-Pero no porque no seas linda, o no me gustes, sino porque me doy cuenta de que yo misma no estaba segura de querer estar comprometida con alguien, ¿sabes? Creo que quiero tener mi libertad. Me gusta poder tener amigos, y quizás parejas, pero sin tener que sentirme mal si beso a otras… ¿Eso está bien para ti?

Ginny jugaba con un mechón de su cabello rojo mientras la miraba.

-Sí. Sí, creo que está bien para mí, Luna. A mí solo me importa que seas feliz. Si te hace feliz estar conmigo, entonces yo también soy feliz contigo. Y si no, entonces lo entiendo y te dejaré ir. Pero si quieres estar conmigo y también estar con otras chicas, a mí personalmente no es algo que me moleste. Podemos tener una relación abierta. Estoy de acuerdo.

Entonces se acercaron a la otra y se dieron un abrazo muy fuerte. Luego se separaron y se dieron un beso en los labios.

-Gracias, Ginny. Gracias por entenderme. Estaba muy preocupada.

-De acuerdo, han agotado mi paciencia -dijo el águila-. Tendrán que responder un nuevo acertijo. Y, como me encabronaron, será bien difícil: Si me pones de lado soy todo, pero si me cortas por la mitad no soy nada. ¿Qué soy?

-Tu puta madre follada de lado por un Hipogrifo -le espetó Ginny.

-¡Vete a la mierda, pendeja estúpida! -estalló el águila, enfurecida-. ¡No toleraré este tipo de trato! ¡Ahora nadie más podrá entrar hasta dentro de una hora por tu culpa!

Ginny se volvió hacia Luna de nuevo.

-Bueno, y si quieres contarme quién fue la otra chica, también puedes hacerlo -le dijo-. No quiero que tengamos secretos entre nosotras.

-De acuerdo -Luna sonrió-. Melanie Sanders. De Gryffindor.

Ginny se quedó aun más boquiabierta que cuando recibió el primer insulto del águila.

-¿Melanie Sanders? -dijo, sin dar crédito a sus oídos.

-Sí, lo sé -dijo Luna, bajando la voz-. Está buenísima, ¿no crees?

-Está buenísima -dijo Ginny, marcando cada palabra lentamente con la boca muy abierta-. No puedo creerlo… ¿Te confieso algo? La primera vez que me masturbé, Luna, fue pensando en Melanie Sanders.

-¡Qué increíble! ¡Y yo la besé!

-¿Qué tal besa?

-Oh, por Merlín -protestó el águila tras ellas-. ¿Por qué tengo que escuchar esto? Malditas niñas con la libido alta…

Pero ellas la siguieron ignorando.

-…Y entonces McGonagall nos dijo que teníamos que irnos a la cama, pero nos escabullimos un rato a besuquearnos a un pasillo del primer piso -contaba Luna, muy rápidamente-. Y entonces no aguanté más la culpa y me puse a llorar, diciéndole que estaba engañándote y que me sentía mal por hacerlo.

-Oh, mi bella Luna… -dijo Ginny, enternecida.

-Pero ella dijo que no había de qué preocuparse, que me entendía y que tenía que hablarlo contigo primero. Que, si tú no querías que estemos con otras chicas, entonces yo tendría que decidir qué era más importante para mí, y…

-Sí, sí, lo entiendo -dijo Ginny rápidamente, como queriendo que se apresurara en llegar a un punto más adelante de la historia-. Pero, ¿y si no? ¿Si yo no tenía problemas? ¿Qué te dijo que hagamos en ese caso?

Ginny parecía muy emocionada de pronto.

-Pues me dijo que ella era una persona que estaba abierta a tener todo tipo de relaciones, que incluso podíamos tener algo juntas las tres…

Fue como si alguien acabara de decirle a Ginny que se acababa de ganar el premio entero del Torneo de Los Tres Magos a pesar de no participar. No podía salir del estado de asombro y felicidad.

-Por Merlín… ¿Y…? ¿Qué le dijiste?

-Pues que hablaría contigo. ¿A ti te gustaría…?

-¡Sí, si quiero! -dijo Ginny enseguida-. Wow, ¿vamos a cogernos a Melanie Sanders? Es… Qué increíble. ¿Cuándo puede?

-No lo sé. ¿Quieres que le escriba una carta ahora mismo?

-¡Si! -dijo Ginny, emocionadísima-. ¡Vamos! La escribiremos en tu habitación.

Quisieron meterse por la puerta a la vez, pero esta no se movió un centímetro.

-"Ja, ja" -dijo el águila, burlonamente-. Miren quiénes vuelven arrastrándose…

-Así es, Gron, no soy tu compagñera Eloise. Nunca lo fui -dijo Fleur-. Era yo, Fleur, con pogción muggletijugos. Desde aggyer, cuando te fui a bugscar a ese baile y nos begsamos tan grrománticamente… Era yo.

-¿Tú…? -Ron estaba boquiabierto sobre su helado de banana con chocolate que ya empezaba a derretirse.

-Sí, yo -siguió Fleur-. Me gustas desde que he llegado a Hoggwats y te vi allí en la mesa de Ggrifindor, Gron. Siempggre me han atraído mucho los peliggrojos. Creo que eggres atractivo, ggracioso, buena peggsona… Estoy gloca por ti, Ggron.

Ron parecía estar a punto de desmayarse. Era incapaz de decir nada.

-Veggrás, siempre he sabido que soy eggxcepcionalmente bella, y eso me ha traído pggroblemas. Nunca he tenido un novio en mi vida, poggque necesito que me ame por quién soy, no pogg mi deslumbrante belleza. Peggo, desggraciadamente, a todos parezco atraerles solo pogg lo superficial.

"Cuando le envié esa caggta a Haggry, mi única intención era dagrle una buena reprimenda pogg ser un asqueroso depggravado. Pegro entonces tú apareciste en mi cuaggrto, disfrazado de él. Sí, las veelas no solo podemos vegg bajo capas de invisibilidad. Poggdemos ver bajo cualquiegg encantamiento o pogción que oculte, diggsfrace o tggransforme la identidad de un mago o bruja.

"Engtonces, te vi entrar a ti y supe que eggstabas suplantando a tu amigo con pogcion muggletijugos. No pogdía creer que tenía a este heggrmosísimo chico peggligojo en mi dormitorio. No podía degsaprovechar la oportunidad… Degcidí cambiar de planes y diggsfrutar de ti… Egga la oportunidad peggfecta, poggque tú no sabggrías aun que yo estoy loca pogg ti. Pensaggrías que yo estaba quegguiendo tener ggrelaciones con el sucio eggse de Potter… No. No me ggusta ese cochino. Me gustó que tú no pagguecías sabegg lo que él hizo, tampoco.

Ron aun no se había desmayado, pero tenía aspecto de que en cualquier momento caería al suelo.

-Y luego de eso he deggcidido que tú seas el próggximo chico al que le haga mi clásica estrateggia de suplantación de identidad… Yo misma soy muy, muy buena pggreparando poggción muggletijugos. Cada vez en mi vida que he pensado que un chico valía la pena pagga probarlo, me he disfrazado de la chica más hoggible de la escuela pagga ver si eggllos me quegguían pogg quien soy, o pogg mi apariencia… Hasta hoy, todos ellos habían fallado la pggrueba. Todos y cada uno de los chicos a los que les he hecho eggsto en Beauxbatons han huido al vegg una chica fea interesada en eggllos. Con todos ellos he sabido que no eggan el chico ideal, poggque solo me quegguían por mi aspecto…

"Peggo contigo ha sido difeggente, Ggron. Pggregunté quién egga la chica más hogguenda de todo Hoguiwats y me han dicho que Eloise Midggigen. He buggscado a Eloise Midggigen y le he aggancado un montón de cabello. Luego he ido a la fieggsta y pensé que tú también me ggrechazarías al veggme tan hogguenda, peggo no fue así. No podía creerlo… Tú sí has eggstado conmigo pogg quien soy, poggque te gustó mi personalidad, y no pogg mi deslumbrante belleza.

"Así que hoy egga la prueba final… Me he disfrazado de la chica fea una úggtima vez para ver si estabas dispuesto a ir haggsta el fondo en una ggrelación con ella… Y has superado la prueba, Grron. Lo hemos pasado genial, me ha encantado la cita y tú has sido muy caballeggo. Me has demoggstrado que tú no me quieggues solo pogg ser uno de los rostros más heggmosos de toda Francia, sino poggque me has encontrado bonita pogg dentro.

"Así que ahogga que sabes la veggdad, es tu momento de decidigg… La pggregunta es pagga ti, Ggron¿Quieggues tenegg el honor de ser el pggrimer novio formal de Fleur Delacour? Si aceggptas, pggrometo darlo todo, todo de mí pagga haceggte el hombre más feliz del mundo, satisfaciéndote en todo, todo lo que tú quieggas… ¿Qué dices?

Fleur finalmente se quedó en silencio, con ambas manos en el pecho, mirando a Ron fijamente con sus ojos azules mientras esperaba su respuesta…

Treinta y cuatro segundos después, la puerta del dormitorio de Fleur se abrió de un golpazo y ambos entraron allí como locos, Ron lanzándose sobre ella y Fleur caminando hacia atrás, besándose de forma descontrolada.

Desesperado, Ron le pasaba los dedos por el cabello rubio y le besaba la cara, los labios, la nariz…

Cayeron sobre la cama, Ron encima de ella, y siguieron besándose mientras se quitaban la ropa a toda velocidad. La túnica turquesa que se había puesto Fleur era de un talle más apropiado para Eloise, ancha y más corta, por lo que ahora que era Fleur la que la llevaba, Ron solo tuvo que correrla un poco y esta se deslizó por el mucho más delgado cuerpo de Fleur con facilidad.

Pocos segundos después, la túnica cayó al suelo junto a la cama. Sobre esta cayó un sostén, y luego la camiseta de Ron. Unos metros a la izquierda voló el pantalón de Ron, y luego su bóxer gris. Por último, el g-string celeste de Fleur cruzó la habitación a toda velocidad, mientras Ron metía la boca entre sus tetas y empezaba a chupar la zona en medio de estas como loco.

-¡Ohhh, Ggrrron! -Fleur le hundió los dedos en el cabello rojo y le movió la cara más a la izquierda para que le chupara el pezón izquierdo.

Ron apoyó su pene en ella, pegándose a su cuerpo desnudo. Le succionaba el pecho izquierdo y a la vez le acariciaba las trabajadas piernas. Fleur le pasaba las manos por la espalda y las bajó hasta su trasero, que le acarició suavemente.

Volvieron a besarse en los labios. Estaban tan calientes que sentían el cuerpo del otro caliente en sus manos. Se abrazaron y Fleur abrió las piernas para permitirle entrar en ella. Ron se levantó un poco en la cama, le tomó las dos piernas y las elevó en el aire. Entonces condujo su pene hacia su vagina y lo dirigió adentro, rozando sus labios vaginales con el glande mientras buscaba con desesperación, queriendo entrar…

Empezó a penetrarla. La fue abriendo con el pene, metiéndose en ella otra vez. Pero esta vez como él mismo, esta vez como Ron… Se estaba cogiendo a Fleur Delacour él mismo, Ron, y la cara que le ponía ella era de calentura total. Estaba loca por él. Quería esa carne Weasley dentro suyo, y él se la daría.

La penetró con rapidez, entrando y saliendo de ella a toda velocidad. Su pene húmedo la golpeaba hasta adentro y sus testículos golpeaban la zona más debajo de su vagina. Fleur emitía mucho flujo vaginal, totalmente caliente, y este chorreaba por su pene y por sus bellos púbicos. Ron le pasaba las manos por las piernas y la tocaba por todos lados. Le abrió un poco más las piernas hacia los lados y las sostuvo así en alto.

Luego Fleur irguió el trasero y sus caderas quedaron suspendidas en el aire, con la espalda en la cama. Ron la sostuvo allí y se puso recto, penetrándola de esa nueva forma. Ella apoyó las piernas sobre sus hombros y las dejó descansar allí. Todo su cuerpo desnudo estaba ante él, y esto lo ponía aún más caliente… Esas tetas perfectas apuntando hacia arriba, desnudas, su rostro angelical mirándolo de forma excitada, su cabello abriéndose en abanico en la cama…

Ella gemía con placer, más y más fuerte.

-Soy tuya, Ggron… Soy toda tuya…

-Y yo soy tuyo, mi amor -le susurró él, tomando el control de su cuerpo y descargando toda su energía sexual en ella.

Estuvieron haciendo el amor por horas y horas, pasando por todas posiciones distintas, acariciando sus cuerpos sudados, besando cada parte del cuerpo del otro…

Ron la daba vuelta, la ponía boca abajo, se colocaba mirando hacia otro lado, y luego ella para otro, y luego la ponía boca arriba otra vez. Lo hicieron en la pose de "la bicicleta", con Fleur al borde de la cama y Ron de pie en el piso, penetrándola mientras la sostenía por las piernas; en la del "cara a cara", ambos sentados al borde de la cama con ella sobre él, abrazados y besándose locamente mientras ella saltaba sobre su duro pene…

Lo hicieron en la pose del "enchufe", con ambos acostados, él boca arriba y ella boca abajo, ella sobre él y con sus cabezas apuntando hacia dos extremos distintos de la cama, Ron sosteniéndole el enorme y firme trasero con ambas manos y teniendo una visión plena de este mientras empujaba hacia arriba para penetrarla, y mientras ella conducía el ritmo de la penetración…

También lo hicieron en la pose del "perro tumbado", con Fleur boca abajo en la cama con la cabeza apoyada y Ron sobre ella más recto, con el trasero de ella apenas un poco erguido; en la de la "pequeña cuchara", con Ron acostado boca arriba y Fleur sentada sobre su pene con ambas piernas apuntando a uno de sus lados; y por último hicieron el complicado "puente 99"… Este merece un párrafo aparte:

Ron iba acostado boca arriba, eso era lo más sencillo. Pero Fleur, en un arranque de inspiración, se sentó sobre la cara de él, doblando las rodillas a cada lado de su cara, y arqueó todo su cuerpo perfecto hacia atrás, con sus sensuales pechos apuntando hacia el techo, y siguió arqueando la espalda hasta apoyar las manos sobre la cama a ambos lados de la pelvis de él, con su cabello rubio cayendo sobre el abdomen de él y su cara apuntando hacia atrás. Entonces, así contorsionada, abrió la boca y se metió el pene de Ron en ella.

Ron le chupaba la vagina y levantaba un poco la pelvis para meter su pene en la boca de Fleur. Ella era muy elástica y pareció aguantar esa extraña contorsión de su cuerpo como una gimnasta profesional mientras se la chupaba también… Sintieron el placer de la boca del otro en sus partes, Ron sosteniéndola por la pelvis y recorriéndole toda la vagina con la lengua y los labios… hasta que Fleur resbaló de lado y cayó fuera de la cama y al suelo.

-¡Fleur! -Ron saltó al suelo, asustado, y la encontró allí, muriéndose de risa.

Él también rió, y entonces ella lo sujetó de las manos y tiró de él para que cayera al piso también.

Rodaron desnudos por el suelo del dormitorio de Fleur, besándose y abrazándose y rodeándose con sus piernas y cuerpos otra vez, para continuar teniendo sexo en el suelo y en cada rincón del dormitorio de la chica…

-¡Hey, Harry!

Pansy se puso de pie. Había estada sentada en el piso del pasillo del séptimo piso que conducía a la sala común de Gryffindor, con la espalda contra la pared y rodeando sus piernas en brazos. Entonces vio que Harry venía hacia allí y se incorporó de un salto.

-Pansy… ¿Qué haces aquí?

-Nada, quería hablar contigo -dijo ella, encogiéndose de hombros-. Supuse que aparecerías por aquí en algún momento.

-Sí, claro. ¿Quieres que entremos? -le señaló al retrato de la Dama Gorda.

-¿Yo, en la sala común de Gryffindor…? -Pansy se quedó pensativa y volvió a encogerse de hombros-. Bueno, está bien.

Harry dijo la contraseña y cruzaron el agujero del retrato para ingresar a la circular sala común. Había bastante gente allí y algunos volvieron la cabeza para mirar la llamativa presencia de una chica llevando una bufanda con los colores de Slytherin; pero Harry y Pansy ignoraron esto y fueron juntos hacia las butacas frente al fuego. Se sentaron juntos en una.

-¿Hablaste con ella? -susurró Pansy entonces, girando la cara hacia él y estudiando su reacción.

-Sí, ya hablamos…

-¿Y? -alzó sus delineadas cejas.

Harry negó con la cabeza, tristemente.

Pansy hizo un breve silencio y dijo:

-Le has sido honesto, ¿no es así?

Harry asintió lentamente, lamentándose.

-Está bien, Harry -dijo ella, dándole una caricia reconfortante en el hombro-. Todo estará bien. Solo tenemos que estar atentos a los movimientos de Malfoy… Él no es ningún Voldemort, ¿sabes? Solo es un pendejo, quizás ni siquiera logre salirse con la suya.

Harry le sonrió, respirando hondo. Pansy tenía razón… Hermione tarde o temprano tendría que descubrir que estaba saliendo con un imbécil. Y, cuando lo hiciera, quizás sería consciente de que Harry había querido ayudarla…

Resultaba tan reconfortante tener a Pansy en un momento así. Ella no dejaba de darle ánimos y de ayudarlo, a pesar de que solo estaban viéndose hacía un día.

-Gracias, Pansy -le dijo, disfrutando de la calidez del fuego crepitando ante ellos-. Este fin de semana he perdido a mis dos mejores amigos… pero te gané a ti, y eso fue genial.

Apoyó una mano sobre la de ella, y ella se quedó mirándole los labios.

-Me gustas, Harry…

Él sintió que se le ponía la piel de gallina.

-Tú también me gustas, Pansy -le dijo.

Ella apretó su mano con fuerza. Tenía las uñas pintadas de negro y llevaba varios anillos plateados.

-Has tenido un día duro, Harry. Necesitas… descansar -le dijo en un susurro.

Ambos se miraron a los ojos y supieron exactamente cuáles eran los pensamientos del otro. Entonces Harry recorrió la sala común con la mirada, buscando rápidamente… Neville estaba en una mesa con Seamus y Dean… Eso eliminaba a tres de cuatro. Solo faltaba Ron, pero era poco probable que hubiera subido al dormitorio tan temprano…

Entonces le hizo una seña a Pansy con la cabeza y ambos se levantaron. Caminaron con disimulo hacia las escaleras que conducían a los dormitorios de los chicos y subieron por estas. Al llegar, Harry abrió, comprobó que Ron no estuviera allí y sostuvo la puerta para que Pansy pasara. Luego se quitó la bufanda con los colores escarlata y dorado de Gryffindor que llevaba puesta y la anudó rápidamente en la parte exterior del picaporte.

Se metió a su dormitorio y cerró tras él, quedándose con Pansy en la oscuridad en la que este estaba inmerso.

Cuando había acabado de cerrar la puerta y se volvió en el lugar, sintió los brazos de Pansy rodeando su cuello. La chica se abrazó a él y se estiró hacia arriba para besarlo en los labios, en la oscuridad.

Se besaron un buen rato, recorriendo la boca del otro con la lengua, acariciando sus brazos y sus espaldas en esa oscuridad que era casi total, solo interrumpida por la luz de unas pocas estrellas que entraba a través de la ventana.

Harry le apretó el trasero con las dos manos por encima del pantalón de jean que tenía la chica.

-¿Qué te parece un rapidito aquí contra la puerta, antes de que lleguen tus compañeros? -dijo ella con un tono divertido de voz.

Harry se corrió y apoyó a Pansy contra la puerta, de espaldas a él. Se apoyó detrás de ella, sintiendo su pene erecto a través de su pantalón y apoyándolo contra el trasero de Pansy. Pasó las manos para delante de ella y le apretó suavemente los pechos por encima de su abrigo. Entonces bajó una mano y desabrochó el botón del jean de la chica. Luego le bajó el cierre con los dedos y metió la mano dentro, tocándole la vagina por arriba de la tela del calzón…

Pansy se apoyó contra la puerta y sacó un poco el trasero hacia atrás, para apretarse contra el duro pene de Harry mientras él le tocaba la vagina y movía sus dedos rápido sobre ella.

Harry entonces le bajó los pantalones de jean hasta las rodillas. Se desabrochó su propio pantalón y se lo bajó un poco también. Luego se bajó los bóxers y vio su propio pene allí ante él en la oscuridad, durísimo. Pansy llevó su mano hacia atrás y se lo agarró, masturbándolo de espaldas…

Harry le bajó el calzón y se apretó contra ella de nuevo, hundiendo su pene entre sus glúteos, metiéndose en el trasero de Pansy… Su pene se apretó contra la zona bajo el ano de la chica. Harry lo movió con la mano más abajo, hasta que encontró su vagina. Lo apretó contra esta, metiéndolo adentro de a poco.

Empezó a penetrarla mientras la presionaba contra la puerta. Se metió en ella y empezaron a hacerlo con un ritmo mayor. La pelvis de Harry golpeaba contra las nalgas desnudas de Pansy, que podía ver paradas en la oscuridad ante él, como una sombra. Ella apoyó las dos manos en la puerta y empezó a respirar más y más agitada, mientras Harry la penetraba por detrás.

Fueron subiendo el ritmo de forma cada vez más rápida, sin bajarlo en ningún momento, encendidos en calor como un fuego vivo, acelerando más y más, cada vez más rápido, cada vez más duro… Harry la embestía contra la puerta como un animal salvaje, desahogándose con ella, descargando toda la tensión que llevaba encima, disfrutando del roce de sus cuerpos, de su pecho apoyado en la espalda de ella…

La abrazaba con firmeza y descansaba sus manos por delante en los pechos de ella, tocándoselos por arriba del abrigo. Sentía la bufanda de Pansy haciéndole cosquillas en el cuello. Le besó la nuca, con dulzura…

Ella empezó a emitir gemiditos cada vez más rápidos y de pronto le agarró una mano con mucha fuerza, mientras todo su cuerpo se estremecía. ¿Había acabado? ¿Pansy había tenido un orgasmo?

Harry estaba tan caliente que no aguantó más. Sacó su pene de la vagina de Pansy y se masturbó rápidamente contra su trasero. El semen empezó a salpicar a chorros contra las nalgas de Pansy, golpeando en ellas y chorreando por su piel…

-Oh… -dejó escapar Harry, con placer…

Entonces Pansy se dio vuelta, se puso de rodillas y se metió el pene de Harry en la boca. Se lo empezó a chupar, limpiándole el semen con la lengua y tragando los nuevos chorros que salieron salpicados de allí, mientras le acariciaba los testículos con la mano…

Harry le acarició la cara, sintiendo un éxtasis total…

Luego de eso, Harry tomó su varita y le limpió el trasero a Pansy. Ambos se subieron los pantalones, se los abrocharon y se abrazaron mientras recuperaban el aliento.

-Un buen rapidito nunca falla, ¿verdad? -dijo Pansy, dándole un beso en los labios.

Se besaron de nuevo. Harry le acarició el corto cabello y se quedó mirándola a los ojos en la oscuridad, sintiendo como su corazón palpitaba rápidamente aún.

-Tengo algo que confesarte -le dijo Harry entonces, en un susurro.

Pansy hizo silencio…

-No he estudiado una mierda este fin de semana -dijo Harry.

Ambos rompieron en carcajadas, que hicieron eco por la habitación.

-De verdad, ¡tenía que hacer como tres ensayos, y ni siquiera los empecé!

-Lo sé, ¡yo tampoco! -dijo ella-. Qué mierda, no quiero que sea lunes.

Se volvieron a abrazar y ella apoyó la cabeza en su hombro, mientras le acariciaba un bíceps lentamente.

-¿Nos veremos mañana?

-Si tú quieres. Sí, claro.

-¿Quizás a la noche, luego de habernos puesto al día con las asignaturas?

-Claro… Hagamos esto. Estudiemos cada uno por nuestra cuenta, para no distraernos, y luego nos encontraremos a las nueve de la noche para vernos un rato. ¿Qué dices?

-¡Genial! Mándame una lechuza para decirme a dónde podemos encontrarnos.

-De acuerdo.

Se dieron otro beso en los labios y Pansy lo saludó con la mano mientras abría la puerta y salía de su habitación. Harry se quedó con una sensación extraña en el pecho, como si levitara. Sus labios se sentían con una especie de presión, que Pansy había dejado en ellos…

-Creo que esto es tuyo -le dijo ella entonces entre risas, apareciendo nuevamente allí para arrojarle la bufanda de Gryffindor que él había atado al picaporte-. ¡Nos vemos, lindo!

Y desapareció escaleras abajo.