Una esfera mágica.
Lucius recorría su casa ancestral, estaba completamente vacía, Narcissa se había ido hace años y se había llevado a los elfos con ella, o mas bien las criaturas la habían seguido a ella, reconociéndola como su ama universal, pequeños traidores, murmuraba para sí.
Recorrió todas las habitaciones, a veces se arrepentía, no siempre, en las fechas familiares a veces le bajaba la nostalgia, Narcissa antes de irse le había gritado que estaría solo siempre y moriría solo, le había deseado que encontraran su cadáver en descomposición ya que ni las ratas se lo comerían, el recuerda que se había reído.
Hace unos años se había aventurado solo en diagon, la gente lo había mirado con desprecio, y escupía a su pasó, ni sus amigos sangre pura y exmortífagos le hablaban, todo después de lo que había pasado con Draco.
La gente siempre le había tenido miedo a Lucius, no respeto, miedo, pero siempre habían sabido que era un hombre de familia, y eso lo respetaban todos, podían decir muchas cosas de él, pero no que no quería a su familia, eso hasta que Draco había tenido la poca decencia se arrastrar su apellido por el barro.
Draco siempre había estado un poco enamorado de Hermione Granger, Lucius lo sabía, pero siempre lo dejo pasar, el chico era obediente y Lucius lo tenía tan educado que sabía que Draco nunca intentaría siquiera contrariarlo, eso hasta que ella se dio cuenta del poder que tenía sobre su hijo, Lucius lo reconocía, el chico era débil, mas parecido a los Black que a los Malfoy, Lucius lo había amenazado, luego castigado, le había quitado el estipendio, pero su hijo era una polilla directo a la luz, donde moriría incinerado.
Había probado todo, el castigo físico había sido el colmo para su madre, ella misma le había quitado el cinturón y se lo había arrojado a la cara, mientras los elfos quitaban a su hijo de su vista, esa misma noche, ella, su hijo y los elfos habían abandonado la casa ancestral, y se habían mudado a un casa Black.
Les había quitado el acceso a las bóvedas, después de todo el era el administrador, ahí comenzó su verdadero calvario, los periódicos habían festinado con la desgracia familiar, tildando a Lucius de un bastardo golpeador, mezquino y malévolo, eso fue lo más suave que dijeron de el en la prensa, su hijo guardo silencio siempre como el cobarde que era, eso era lo que más lo enojaba; peor, la gota que rebalsó el vaso fue cuando su hijo se dejó ver en el callejón diagon con la chica Granger de la mano, luciendo aun las marcas que habían quedado en su rostro de la paliza que Lucius le había dado, hasta su amigo Nott que constantemente golpeaba y maltrataba a su hijo, le quitó el saludo, había roto una regla tácita, nunca dejes que se vean las marcas.
Su hijo, que alguna vez había sido su orgullo, educado a su imagen y semejanza, ahora trabajaba con el chico Potter de auror, mientras el dinero Malfoy se podría en las bóvedas; Lucius aun creía que el equivocado era Draco. Lo siguió creyendo cuando su hijo se casó con la nacida de muggles, y cuando declaró a la prensa, que la línea Malfoy seguía siendo pura, ya que moriría con su padre, el y su familia lucirían el apellido Black de ahora en adelante.
Lucius seguía pensando que estaba en lo correcto, cuando nació el primer hijo de su hijo, se negaba a si mismo a decirle nieto, esa aberración no era nada del, su amigo Crabbe le recordó que el chico tampoco lo reconocería como abuelo. Luego vinieron otros hijos más y como si se tratará de una maldición, todos tenían los rasgos Malfoy en ellos.
Habían pasado 20 años desde que Narcissa, Draco y los elfos se habían ido, y el aun pensaba que tenía la razón, y el dinero Malfoy aun se pudría en las bóvedas, hasta la casa se negaba a cooperar, Lucius se sentía cada vez más solo, la casa se caía a pedazos, pero el seguía teniendo la razón, solo cuando se enteró de que su hijo había tenido un nieto, Lucius se dio cuenta de que había pasado toda su vida creyendo que estaba en lo correcto y que a nadie le importaba, estaba tan solo que ni ratas había en la casa, así que se levantó una noche y camino por los pasillos desiertos de la mansión.
Se encontró con un Lucius mas joven en la biblioteca, quien lo miraba con desaprobación, luego apareció un Lucius mas viejo, apagado y senil, y luego su esqueleto hablándole. Lucius se despertó asustado en su cama, encendió todas las luces, el corazón casi se le salía por la boca, se vio en el espejo antes de salir y se veía mas joven, toco su rostros varias veces, al parecer había vuelto a algún periodo de su vida, no estaba seguro, salió al pasillo en busca de Narcissa, los restos del sueño borrándose de su mente, no podía recordar a medida que avanzaba por el pasillo, llego hasta la sala, y vio el gran árbol de navidad con los miles de regalos, todos sin abrir, no encontró a Narcissa ahí, ni en la salita donde sola leer, por lo que se dirigió al ala de Draco, ahí estaba ella, deteniendo a su hijo, el cargaba su antiguo bolso de colegio, Lucius se escondió detrás de las paredes, tuvo un deja vu, una conversación vino a su mente "tu padre no es un retrogrado, el te ama, Draco, el entenderá, díselo, te lo prometo amor, el lo entenderá, el te ama más de lo que ama el poder y la pureza de la familia"
A Lucius se le encogió el estómago, diversas imágenes cruzaron su mente, no estaba seguro, pero una voz en el fondo pecho, le decía algo, que no alcanzaba a escuchar, pero su corazón, al que nunca oía por que daba malos consejos le decía que en este momento debía ser padre mas que otra cosa, así que se presentó ante ellos, Draco se sorprendió, Narcissa inmediatamente se colocó delante en actitud protectora "Lucius, ¿qué haces despierto?"
"tuve una pesadilla"
"ya me iba padre, no me llevó nada, solo una muda de ropa y una bufanda para el frio, ¿puedes revisar mi bolso, si quieres?" el chico estaba ocluyendo todo lo que podía, y aunque su voz sonaba un poco temblorosa, se mantenía entero, algo dentro de Lucius se quebró, ¿esto es lo que quieres para ti?, dijo su voz interior, un hijo que tiene que huir en la noche, se acercó al chico, algo le decía que lo revisara, pero no la maleta, Draco dio un paso atrás, en sus ojos había esperanza, Lucius lo agarro del mentón sin mucha delicadeza, le revisó la cara, luego pasó sus manos por sus brazos y Draco no se quejó ni se escuchó un siseo de dolor, Narcissa lo miraba sorprendida, cuando terminó su inspección suspiro de alivio y abrazó a su hijo "no, vas a ninguna parte, yo sólo estaba enojado y bueno, no importa, me disculpó, si no he sido el padre que esperabas", Narcissa estaba sin habla, Draco trató de decir algo, pero el lo detuvo, "no, tu eres mi hijo, mi único hijo, y antes que nada, estas tu" Lucius le sonrió y Draco no sabia que decir o hacer.
"Lucius, ¿estas bien?, seguro no te golpeaste o algo así?" pregunto Narcissa, el la miró y la besó, "estoy más que bien".
Pasados los años, Lucius había olvidado casi completamente lo que había soñado, veinte años después, estaba ahora con su bastón en pleno uso, con su hijo, su nuera, sus nietos y sus hijos postizos, léase Potter y Nott y sus familias, celebrando la navidad.
Winky estaba con los otros elfos observando desde lejos, "ven les dije, que los muggles eran mágicos solo un día al año", los demás elfos sólo asintieron para proceder a hacer un brindis, por una esfera navideña, que Hermione Granger le había regalado a winky hace 21 años.
