Es su olor... estoy seguro, no puedo equivocarme... ¡Maldición! ¿Por qué me siento nervioso al saber que está cerca?

- ¡Oye Inuyasha! - gritó al pie del árbol sagrado - Ya va a anochecer, ¿no deberíamos buscar un lugar dónde dormir?

- ¡No fastidies! - respondió sin mirarlo

- ¡Aishhh! - se sentó, cruzando sus piernas y brazos - Ese idiota de Inuyasha, desde la tarde que se comporta de una manera extraña... juraría que está buscando algo

En ese momento, unos pasos se escucharon a la distancia, provocando que el zorrito se elevara rápidamente

- ¿Qui... quién es? - dijo con su voz entrecortada

Su espalda dio contra el tronco del árbol, mientras sus pequeñas patitas temblaban

- Shippo - suspiró profundamente al ver el rostro de la mujer - Lo lamento, ¿Te asusté?

- Si - respondió, terminando de soltar el aire - Lo siento, pero el idiota de Inuyasha ha estado distraído toda la tarde, asique yo debo estar alerta

- Cállate enano - dijo, aterrizando al lado del niño, al mismo tiempo en que golpeaba su cabeza - Kikyou, no tenían que molestarse

- Sabes que no es molestia - sonrió, extendiéndole un cesto con comida casera - Naraku insistió en traerles - lo miró

- Oh, no es nada - le devolvió la sonrisa - De hecho, he venido a insistir...

- No te molestes - interrumpió Inuyasha, entregándole el cesto al niño

- Si están con nosotros, nadie podrá molestarlos

- ¿Molestarnos? - preguntó confundido - ¿Por qué van a molestarnos?

- Por nada Shippo... - desvió momentáneamente su mirada - Agradezco tu oferta Naraku, pero... no puedo aceptarla

- Inuyasha...

- Kikyou, ¿podríamos hablar un momento a solas? - la mujer asintió - ¿Podrías...?

- Claro - respondió el moreno - Me aseguraré de que el pequeño Shippo no se coma toda la cena - rio

- Gracias - también sonrió sutilmente, mientras giraba y se adentraba más en el bosque, seguido por la mujer

Mientras tanto, en un arroyo no muy lejano...

- Concéntrate Kagome - suspiró, tomando la empuñadura de su espada

Sakura, ¿puedo entrenar contigo?

La espada palpitó dos veces a modo de respuesta. En ese momento ella la desenfundó, provocando su transformación. Su ancha hoja plateada estaba recubierta, en su parte posterior, de pequeñas piedras preciosas verdes y blancas. La tomó con ambas manos, apuntando al frente

Vamos Sakura... sé que podemos hacerlo

- ¡Lanzas de diamantes! - agitó el arma con todas sus fuerzas, sin embargo, unos pequeños diamantes fueron expulsados de ella, sin generar ningún daño a la pared de la montaña a la que apuntaba

Clavó la hoja en el suelo, suspirando profundamente mientras se arrodillaba a su lado en una clara señal de frustración

- No te agrada esta técnica, ¿verdad? - la miró, emitiendo una leve sonrisa - Encontrar un equilibrio entre los poderes sanadores y los demoníacos no es fácil - miró las garras de su mano - Supongo que es cuestión de práctica

Se sentó, abrazando sus rodillas mientras contemplaba el atardecer anaranjado

Además... no logro concentrarme con su aroma rodeando el aire

La espada pálpito nuevamente, provocando que la mirara

- ¿Quieres que vayamos a ver a mi hermana? - redirigió su vista al pequeño collar, en forma de un brillante corazón, que colgaba de su cuello - De acuerdo

Quitó el pequeño diamante, incrustándolo en la hoja de su espada, acto seguido, la agitó suavemente en el aire, provocando la materialización de una flor, verde y blanca, la cual cayó sutilmente en su mano

- Mañana por la mañana se la enviaremos a Kikyou - sonrió

Las estrellas comenzaron a asomarse en el lejano castillo...

La reina Tsukiyomi contemplaba las pequeñas luces en el cielo, mientras apretaba el pequeño corazón rojo y blanco contra su pecho

Espero que puedas acompañarnos

El recuerdo de la sonrisa y el brillo en los ojos de su hija, provocaron que una sonrisa se formara en sus labios

- ¿Madre? - giró ante aquella dulce voz - ¿Se encuentra bien?

- Rin - mantuvo su sonrisa - Ven, mi pequeña - extendió su mano, la cuál, la menor de las hermanas tomó, parándose a su lado

- ¿Estaba pensando en la hermana Kikyou?

- Así es... desearía poder estar presente en su boda, pero... los aldeanos...

- Kagome dijo que iría

- Esa niña - suspiró sin molestia - No puedo juzgarla, yo haría lo mismo si pudiera

- No se preocupe - tomó sus manos - Ella sabe que usted siempre la acompañará... Kagome y yo nos encargaremos que no lo olvide

- Muchas gracias - la abrazó, apretándola fuertemente - Debes ir a descansar... mañana comienza tu entrenamiento, no lo olvides

- Lo sé - sonrió

Ambas volvieron a contemplar el cielo, el cuál se había oscurecido por completo

Los últimos destellos de luz alumbraban los árboles...

- Su olor está por todo el lugar - pronunció con sus brazos cruzados

- ¿Por eso has estado distraído durante todo el día?

- ¿Quién te dijo eso? - la miró, frunciendo el entrecejo

- Bueno... Shippo mencionó...

- Voy a matar a ese enano - gruñó - Es un bocón

- Sé que lo quieres, de lo contrario, no cuidarías de él - sonrió

- No tengo opción - suspiró, redirigiendo su vista al acantilado

- Su energía se ha incrementado - dijo, observando para el mismo lugar que el híbrido - Es probable que pronto reciba su llamado

- ¿Por qué ya no se acerca a la aldea? - preguntó, con un dejo de melancolía en su voz

- Por el mismo motivo que tú - ambos cruzaron miradas, comprendiendo inmediatamente a lo que se refería - Puedo leerte Inuyasha... mueres por verla de nuevo

- ¡¿Qué demonios estás diciendo Kikyou?! - se puso a la defensiva - Yo sólo tenía curiosidad...

- Aún te pones nervioso al recordarla - se burló - No te preocupes - puso su mano sobre su hombro - Tal vez la veas en la boda

- Feh - desvió la mirada, al mismo tiempo en que la sacerdotisa comenzaba a caminar en dirección en dónde se encontraba su prometido, cuidando del pequeño zorrito

Me pregunto... ¿cómo lucirás en este momento?... Tú mirada... es algo que jamás pude olvidar

Pensaba, mientras la pequeña brisa ondeaba su largo cabello plateado