Nota inicial.
Hola, me presento, soy Luky Luze, soy nueva en esta plataforma (publicando) Así que ahora me verán por aquí, normalmente mi contenido está en Watppad con el mismo nombre y fandom pero últimamente hay casería de brujas (?) y no quiero arriesgarme a perder mis escritos, así que aprovechar para expandir mis horizontes (?). Esta historia ya esta terminada , así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todas mis historias por aquí.
Gracias por leer y nos veremos despues.
Aomine Daiki se vio así mismo como un chico común, con un gran talento para el baloncesto, un hambre de victoria inaudita y por sobre todo, un gran amigo y compañero. Contrario a su actitud y personalidad egocéntrica, el ex As de la temible Generación de los Milagros era alguien sencillo y fiel amigo de la espontaneidad e improvisación.
No le gustóse el cerebro al momento de realizar algo importante.
Prueba de eso era la situación de ahora: su primera cita.
Oh, pero era cualquier cita. Esa cita involucraba a su compañero de equipo en la Academia Too y al cocinero oficial del equipo: Sakurai Ryou, su novio.
Si bien no se destaca homosexual y su gusto por el pecho femenino lo comprobaba, debería admitir que estando junto con el pequeño hongo disculpón se sintió... bien.
Más que bien, debe aclarar.
Supone el que es su instinto de curiosidad de experimentar algo nuevo lo que lo llevo a robarle un beso al castaño frente a todo el equipo un mes atrás.
Por supuesto, sus impulsos egoístas y la molesta palabra »celos« no encajaban en su equivalencia de aquel movimiento repentino.
Aja.
Claro.
El punto era que desde ese beso el castaño había tomado el valor de confesar sus sentimientos hacia él, Aomine Daiki. Y el, sin menor remordimiento y dejándose guiar por el sentimiento que creció en el por el bonito y adorable sonrojo en las mejillas de Ryou luego de soltar su confesión no tuvo de otra más que aceptar para sorpresa de todo el mundo.
Después de un mes lo pasó a la situación actual. La primera cita que tenía junto con Ryou. Pensarlo y después decirlo en voz alta hacia que su ego y lo que había experimentado anteriormente en su pecho crecieran exponencialmente.
Y esperaba que el castaño que tomaba tímidamente su mano pensara lo mismo.
Ahora que lo recapitulaba y lo esperaba con mayor seriedad, supone que no fue tan buena idea llevar a Ryou al Maji Burger después de clases.
-Disculpa por no llevarte a un lugar mejor, estoy corto de plata- expreso el moreno sentado frente a Ryou. Ambos estaban en una de las mesas más alejadas del establecimiento para mayor comodidad de ambos. Sakurai tenía en sus manos una malteada de chocolate y en la mesa había un par de hamburguesas a medio comer como también un par de dotaciones de papas fritas.
El castaño sorbió un poco más de su malteada de chocolate y negó con un suave movimiento de cabeza y después habló -eso no importa Aomine-san. Lo importante es pasar un momento juntos, solo nosotros. El lugar sale sobrando si estoy con Aomine-san- respondió con toda sinceridad el castaño.
El moreno se sorprendió por la sinceridad con la que el castaño dijo esas palabras. Sonrió, vaya que Ryou era interesante.
Luego de esa conversación un pequeño silencio se formó entre ambos. Sakurai no sabía que más mencionar al respecto ¿fue bueno decir eso Aomine? ¿Lo habrá ofendido?
Mientras el castaño estaba concentrado en sus pensamientos y en su malteada Aomine le vio fijamente con uno de sus brazos apoyado en la mesa mientras recargaba su rostro en su mano analizando todas y cada una de las expresiones del castaño frente a sus ojos. Primeramente noto que Ryou tenía un lindo y sedoso cabello, aun no lo ha tocado pero estaba seguro de que así era, su piel era blanca y tersa, de eso estaba seguro porque cuando toma la mano de Ryou es como si acariciara un lienzo de aquellos que el mas bajo utilizaba. Sus ojos eran expresivos y únicos. Ver al castaño era ver otras facetas del ser humano que el aún no ha experimentado. Volvió a sonreír, ya había perdido la cuenta de todas las sonrisas que había hecho en el día.
Ryou al sentirse observado por su... novio estaba a poco de tener un ataque. Nunca le ha gustado ser el centro de atención, mucho menos de alguien tan impulsivo como Aomine. En ese momento el moreno tomo su mano y la acaricio por encima de la mesa, los colores le llegaron a la cara en un intenso sonrojo logrando una fuerte y sincera carcajada en el moreno para impresion del castaño.
Parece ser que su primera cita no fue tan mala después de todo.
