Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.
Gracias por leer y nos veremos después.
El amor de este par antes de formar la familia que tienen ahora uwu 3
Los ojos castaños de Kai Aomine veía con asombro y admiración todas y cada una de las imágenes que estaban reunidas en aquel pesado y un poco gastado álbum fotográfico. El tercer hijo de Daiki estaba sentado en el cómodo sofá de su sala con el libro en sus piernas abierto en todo su esplendor. El pequeño peli azul estaba impresionado por todas las fotos que estaban ahí reunidas.
Y todos eran de su genial y gran familia.
Tras de el paso un atareado Aomine Ryou cargando una canasta con ropa sucia en su interior esperando a ser lavada. El castaño mayor vio con curiosidad lo que su hijo estaba haciendo en la sala.
Con una suave sonrisa y dejando a un lado del sofá el canasto con ropa y se acercó a su hijo -¿Qué estás haciendo Kai? Se supone que deberías estar en cama descansado caballerito, estás enfermo cariño- se sentó a un lado del menor y vio el álbum fotográfico familiar.
-Ya me siento mejor mami, pero estaba aburrido en mi habitación, así que decidí salir de la cama, quise ir a ayudarte pero vi el álbum en la mesita de centro y me entretuve, perdón mami- el castaño sonrió y beso la coronilla de Kai.
Se había tomado el día libre para ir a su cafetería debido a la fiebre que Kai presentaba desde la noche anterior y parte de la mañana y para no correr riesgos con su hijo decidió faltar al trabajo como el jefe que era. Y aprovechando que Kai estaba descansando él se apuraría con sus actividades pendientes en casa. Las intenciones del menor eran buenas, pero eso no dejaba de preocuparle al castaño su estado de salud.
-No te preocupes Kai, lo importante era la intención- sonrió Ryou. Vio una fotografía en especial en las piernas de su hijo y la tomo -vaya, ha pasado mucho tiempo desde que tomaron esa fotografía. Creí que la había perdido cuando nos mudamos aquí-
-¿Mami?- pregunto extrañado Kai.
-Esta fotografía la tomaron cuando esperaba a Ryuki aquí- señalando su vientre -han pasado 17 años desde eso, lo recuerdo como si hubiera sido ayer-
En la imagen estaban el -en aquel entonces- Sakurai Ryou sentado en las piernas de un agotado por el ejercicio del deporte que ambos amaban Aomine Daiki. Ambos se veían fijamente a los ojos, solos en su burbuja de color rosa. Ambos tenían diecisiete años en aquel entonces.
Y a pasar de eso, se podía notar en la fotografía el amor que se tenían y el amor que le tenían al bebé de siete meses que se gestaba en el vientre del castaño.
-¡Wow! Papi ha querido a mami desde hace mucho tiempo- expreso el peli azul viendo a su madre. Ryou soltó una risita divertida -¿papi quiso a Ryuki desde el principio?-
El castaño se tardó un par de segundos en responder -tu padre los ha querido a todos desde que supo que vendrían al mundo. Pero con Ryuki fue... Diferente, con cada uno de ustedes lo fue, pero en especial con tu hermano-
-¿Por qué lo dices mami?-
-Pues...-
Primer mes.
Algo dentro del gimnasio de la preparatoria Toó se rompió. A ciencia cierta no sabía que fue eso, si el balón que en esos momentos su capitán tenía en manos o la tabla de anotaciones de su amiga Satsuki.
Lo único que tenía seguro Sakurai Ryou era que su plan había fallado estrepitosamente.
Se suponía que iba a hablar con Daiki dado que este ha estado ignorándolo desde hace semanas. Por más que trato de acercarse a su novio este huía de él. Como si ocultara algo.
Luego de eso vinieron síntomas y malestares que estaba seguro eran producto de su primera noche de pasión con el moreno. Se hizo una prueba casera en casa y...
Si, adivinaron.
-Repite lo que dijiste, Ryou- ordeno Aomine aun en el suelo del gimnasio, el grito que dio el castaño luego de verlo correr hacia la canasta y anotar limpiamente no fue impedimento de que cayera al suelo.
El castaño suspiro, enserio, enserio no quería decir eso de nuevo, menos frente a todo el equipo de Too. Pero Aomine estaba insistiendo en saber una respuesta.
Respuesta que todos los ahí presentes querían saber acreces.
-Estoy embarazado- y antes de que alguien más mencionara algo agrego -y si, es tuyo. Pero, dadas las circunstancias, parece que eso no te interesa. Solo quería decírtelo- luego de eso se retiró en silencio del lugar siendo seguido por la peli rosa quien había quedado atrás debido a que fue el mismo Aomine quien le dio alcance al castaño importándole poco los murmullos que había dejado atrás.
-Espera, espera Ryou. No puedes irte así- le retuvo tomándole de la mano y después de la cintura, los ojos del castaño estaban húmedos, amenazando con empezar a llorar -yo... yo no quería que malinterpretaras mi distanciamiento contigo, pero desde que lo hicimos yo... bueno, ya sabes-
-Creí que... pensé que tu- el moreno le abrazo, el miedo de saberse solo estaba desvaneciendo de su ser -tenía miedo de lo que ibas a decir, creí que ibas a dejarme solo-
-Te amo, lo sabes ¿no?- el castaño asintió, Aomine beso su coronilla y después lo acobijo con ternura -tranquilo, saldremos de esto. Los tres, no están solos. Ahora son mi familia-
El castaño le abrazo con fuerza, eran un par de adolescentes y aun así ambos empezaban a formar su propia familia.
Tercer mes.
Aomine Daiki estaba hincado en el suelo de los vestuarios de Too viendo de arriba a abajo el cuerpo de su novio. Ryou le veía extrañado y con curiosidad en sus ojos castaños, se sonrojo repentinamente mientras el moreno alzaba su playera negra y apoyaba su mejilla izquierda en su vientre.
-Daiki-san, ¿qué estás haciendo?- pregunto con curiosidad mientras sus compañeros de equipo se les quedaban viendo.
-Es más pequeño de lo que imaginaba ¿acaso será una niña?- hablo el peli azul aun sin despegar su mejilla del vientre del castaño -no hay duda Ryou, el bebé es una niña- aseguro viendo desde abajo a su novio con una sonrisa ilusionada. El castaño acaricio los cabellos azules con ternura, a Daiki le hacia ilusión su primogénito.
-¿Que te hace creer que será una niña, Daiki-san?- pregunto con curiosidad.
-Instinto paternal- fue la simple respuesta del moreno para después regresar a su postura original mientras abrazaba la cintura del castaño y daba un pequeño beso en su vientre, se sentía emocionado.
Quinto mes.
Por obvias razones el entrenamiento del castaño se vio cancelado, lo cual a la larga perjudicaría al equipo, lo cual hacia enojar enormemente al capitán del equipo. Wakamatsu Kosuke estaba enojado. Bastante enojado.
-¡Quiero tu maldito trasero aquí luego de dar treinta vueltas más a la cancha!- ordeno el rubio con el ceño fruncido y los brazos cruzados, a su lado estaba Ryou acariciando su vientre intentando tranquilizarse al ver como su novio estaba a poco de desmayarse debido al excesivo entrenamiento al que era sometido todos los días las últimas semanas y meses -tranquilo, Sakurai. Te lo dejare vivo luego de la Winter Cup de este año. Aunque dudo que llegue a ver a tu hijo-
-Eso no me tranquiliza, Wakamatsu-san- murmuro el castaño.
-Lo sé- una sonrisa burlona se dibujó en las facciones del rubio -pero es mi venganza por haberte embarazado aun siendo tan joven y en especial sabiendo que estamos a poco de llevarnos a casa una segunda copa este año. Definitivamente quiero a Aomine vomitando sus órganos hasta que esté satisfecho- Ryou temió por la integridad de su novio y el padre de su bebé.
Si supiera que el causante de su actual estado no era Daiki sino el.
-¡Oye!- se quejó el moreno -¡aléjate de Ryou! ¡Ese chico y ese bebé son míos!- gruño molesto trotando hasta su novio.
Kosuke gruño, ese idiota aparte de tener el cerebro en el baloncesto, también estaba obsesionado con el castaño.
Séptimo mes.
Ryou estaba tranquilamente leyendo un libro de literatura infantil sentado relajadamente en las raíces de un viejo árbol del instituto. A su lado estaba el peli azul recostado en su hombro estaba agotado, demasiado.
Desde que supieron del embarazo el moreno se ha esforzado en conseguir un trabajo de medio tiempo para sustentar a su familia. Ninguno de los quería ser una carga para sus padres. Y a pesar de que contaban con el apoyo por parte de ambos, los chicos habían decidido salir adelante por su cuenta.
El moreno despertó de su ligero descanso debido al pequeño brinquito que el castaño dio debido al bebé. Las mejillas de Ryou se tiñeron de rojo por el movimiento repentino dentro de él.
-L-lo siento-
-¿Por qué te disculpas? Es cosa del bebé, no tuya- acaricio el vientre del castaño, recibió por respuesta del bebé una nueva patadita haciendo brincar al castaño -oye, no molestes a tu madre, dale un respiro. Tiene a otro bebé que consentir, sabes- Ryou soltó una risita divertida. Daiki era lindo, a su manera.
-¿Daiki-san es un bebé?-
-Cariño, yo soy tu bebé- el castaño soltó una pequeña carcajada para orgullo del moreno -y este mocoso no va a suplir mi lugar, nunca-
-Por eso te amo- beso la mejilla de Aomine y se dejó consentir por él.
Noveno mes.
Dejo de escuchar a su alrededor luego de que el castaño fuera ingresado a cirugía. En unas horas iban a conocer a su hijo.
Todos estaban hablando pero él no escuchaba nada, el moreno sentía miedo, uno muy profundo y muy hondo, pero algo dentro suyo le decía que todo estaría bien.
Todo sale bien con Ryou cerca.
Pero esta vez su honguito no estaba ahí ahora, ahora estaba trayendo al mundo a su bebé.
-Tranquilízate Aomine, mi hijo y mi nieto estarán bien- Daiki asintió no del todo convencido.
Se tranquilizaría en cuanto tuviera a su prometido y bebé, juntos, a su lado.
Esperaba que fuera pronto.
-Estoy en casa- anuncio Aomine entrando a su hogar, de inmediato fue abordado por los brazos de su esposo y un sonoro beso en su mejilla y otro más en sus labios. Aomine sonrió con arrogancia, esos días eran la gloria para él.
-Bienvenido, cariño- un nuevo beso inicio por iniciativa del moreno quien le tenía sujeto de la cintura. Importándole poco que sus cuatro hijos los estaban viendo.
Ryuchi tapo los ojitos de Kai y Ryuki los ojos de Daiyo quien estaba en su cangurera en el pecho de su hermano mayor, los mayores no querían que vieran a todo color las demostraciones de amor de sus padres.
¿Sus hermanitos que culpa tenían?
-Oye Ryou- el castaño vio los ojos de su esposo y después les sonrió a sus hijos -¿no has pensado en tener un quinto hijo? ¿Qué tal si ahora vamos por la niña que tanto quiero?-
Ryou se sonrojo. Su esposo era directo cuando le convenía.
Solo esperaba que el deseo de Daiki no se hiciera realidad, un quinto bebé era complicado.
