Al día siguiente las personas fueron despertando y se fueron dirigiendo al gran comedor para poder desayunar, el desayuno transcurrió entre platicas animadas y especulaciones sobre los libros, para cuando termino el desayuno y todos terminaron de comer Dumbledore transformo las mesas en sillones cómodos de todos los tamaños Harry, Ron y Hermione se sentaron juntos en un sillón de tres plazas, tomo algunos minutos para que todos escogieran en qué lugar sentarse
Cuando todos ya estaban sentados un encapuchado con la cara oscuracida se paró al frente de todos y al quitarse la capucha descubrió a un pelirrojo pecoso algo más bajo que sus hermanos, un poco musculoso al que le faltaba la oreja izquierda que había sido amputada.
- Oh Merlín, George que te paso en la oreja. Pregunto Molly alterada y preocupada mientras el George joven se sobaba la oreja como si estuviera asegurándose de que estaba ahí – Como es que te hiciste eso. Le pregunto Molly horrorizada
- Pero si yo no me lo hice. Aseguro George medio indignado – Fue un accidente. Jorge Mintió
- Pero, como, por qué no te la hicieron regenerar. Pregunto Molly muy confundida y angustiada
- Mamá hubo una guerra en verdad quieres saber los detalles de cómo perdí mi oreja. Le pregunto George con cautela mientras se rascaba la cabeza
- Oh mi pobre niño. Se lamentó Molly mientras que Arthur que estaba muy pálido la consolaba
- Continúe señor Weasley. Le pido a McGonagall que vio a George algo preocupada
- Está bien mi nombre es George Fabián Weasley tengo 25 años y soy el quinto hijo de Arthur y Molly Weasley en mis años en Hogwarts fui junto con mi gemelo Fred Gideon Weasley un Gryffindor, fui golpeador junto con Fred en el equipo de Quidditch de Gryffindor nos llamaron las bludgers humanas y también juntos abrimos tienda de bromas en el callejón diagon en la que trabajo actualmente. Dijo George orgulloso viendo de reojo a Fred al que no le había quitado la mirada desde que se había quitado la capucha
- Una tienda de bromas George ese no es un trabajo para nada estable. Le dijo Molly muy preocupada
- En realidad, mamá a Sortilegios Weasley le va tan bien que en 5 años George podría retirarse y aun así podría vivir el resto de su vida sin tener que trabajar de una manera bastante decente y en 10 años con muchos lujos. Aseguró Ron dejando a todos en el gran comedor muy sorprendidos y a los Weasley muy orgullosos
- Resulta que el pequeño Ronnie no es tonto y si entiende de negocios, quien lo diría. Dijo George fingiendo asombro a lo que Ron se limitó a poner los ojos en blanco
- Enserio logramos abrir sortilegios Weasley Georgie. Le pregunto Fred emocionado
- Sí, es la mejor tienda de bromas del mundo mágico. Le contesto George viéndolo a los ojos por primera vez en años y tratando de mantener la compostura, a George le estaba costando mucho no ponerse a correr en ese momento en dirección a Fred y abrazarlo
- Lo logramos Georgie abrimos sortilegios Weasley. Grito Fred emocionado y empezó a bailar de una forma muy graciosa con George
- Lo se Freddie te dije que lo haríamos. Aseguro George muy emocionado
- Lo lograron. Gritaron los Prewett y los merodeadores uniéndose al festejo después de unos segundos también bailando
- Entiendo su emoción, pero deberíamos permitir que el señor Weasley Continué con su presentación. Dijo McGonagall después de algunos minutos
- Profesora McGonagall déjenos seguir festejando nos costó mucho trabajo lograrlo. Se quejó George
- Festejen cuando termine la lectura. Les sugirió McGonagall con tranquilidad
- Está bien profesora McGonagall. Dijo el George mayor resignado – Bueno actualmente estoy casado con una mujer muy hermosa y muy, pero muy paciente. Dijo George divertido acentuando el paciente
- Como lograste convencer a esa pobre mujer de casarse contigo. Le pregunto Charlie fingiéndose asombrado
- La engañé le hizo creer que había madurado y cuando ya estábamos casados le mostré la verdad. Dijo el George mayos siguiéndole el juego divertido
- Pobre mujer debería demandarte por fraude. Bromeo Bill divertido mientras que el George mayor se iba a sentar con su versión joven y Fred al que abrazo fuertemente por un largo tiempo que incluso le resulto raro a algunos, aunque otros pensaron que era alguna especie de broma de parte del George mayor
- Buena idea. Grito uno de los encapuchados, divertido – Voy a pensarlo. Aseguro la encapuchada
Otro encapuchado con el rostro obscurecido ocupo el lugar de George en el momento en que este se fue a abrazar a Fred y al quitarse la capa dejo ver a una chica muy hermosa con ojos, cafés, piel blanca y pecosa y un cabello pelirrojo que le llegaba hasta la cintura
- Hola mi nombre es Ginevra Molly Weasley tengo 22 años. Empezó a decir Ginny cuando fue interrumpida
- Lunático, cornamenta los Weasley están tratando de apoderarse del mundo, tenemos que detenerlos. Dijo Sirius con un falso miedo sacudiendo a sus amigos
- Así es Sirius los Weasley nos hemos apoderado del mundo, ahora todo nos pertenece. Dijo Ginny con una falsa voz autoritaria – Como te atreves a interrumpirme, que clase de osadía es esa, debería hacer que te ejecuten. Dijo Ginny con falsa indignación – Ahora muéstrale respeto a tu reina y guarda silencio. Le ordeno Ginny alzando la barbilla con falsa arrogancia
- Lo lamento su majestad. Se disculpó Sirius de forma exagerada haciendo una exagerada reverencia junto con James, Remus, Gideon y Fabían mientras todos reían – Perdone mi osadía, sé que merezco la muerte, pero por favor perdóneme la vida mi reina. Suplico Sirius con falsa desesperación
- Por esta vez te tendré clemencia, que no se vuelva a repetir. Dijo Ginny para este punto la mayoría del gran comedor se estaba riendo – Bueno soy la séptima y última hija de Arthur y Molly Weasley, también soy la única mujer nacida en la familia Weasley en siete generaciones asistí a Hogwarts y fui de la casa Gryffindor y jugué como cazadora de Quidditch y actualmente juego para las arpías de Holyhead como cazadora. Dijo Ginny con orgullo
- Guapa divertida y juegas Quidditch eres perfecta, dime por favor que te vas a casar con mi hijo. Bromeo James tratando de molestar a Harry y a Ginny
- Pero que dices papá, claro que no Ginny es la hermanita de Ron. Dijo Harry como si la sola idea fuera absurda
- De hecho, sí señor Potter. Interrumpió Ginny a Harry con tranquilidad – Harry y yo hemos estado saliendo desde hace años. Dijo Ginny tranquilamente
A Harry le tomó por sorpresa lo que dijo Ginny, él nunca había pensado en Ginny como algo más que la hermana menor de Ron y ni siquiera había tenido el tiempo de pensar si en algún momento iba a tener pareja y ahora resultaba que había tenido la brillante idea de tener una relación con la única hermana de su mejor amigo, Harry se puso a pensar que cuando terminara la lectura tendría que hablar con Ron para asegurarse de que no estuviera muy enojado con él, pero no le di tiempo de pensar en que le diría porque tuvo que esquivar a los hermanos Weasley que se habían levantado y ahora lo estaban persiguiendo mientras su madre les gritaba que dejaran al pobre chico en paz, Harry apenas y pudo reaccionar
- Harry Potter estás muerto. Grito Bill furioso mientras que Harry saltaba de del sillón para huir de los hermanos Weasley
- Te ofrecimos nuestra amistad. Grito George furioso mientras acorralaba a Harry entre dos sillones los cuales Harry tuvo que saltar
- Te abrimos las puertas de nuestra casa. Aseguro Percy mientras perseguían a Harry que corría lo más rápido que podía
- Te apoyamos siempre. Le reclamo Fred que acababa de lanzarle un cojín a Harry
- Y te atreves a meterte con nuestra hermanita. Grito Charlie, para este momento Harry ya casi había llegado a la puerta del gran comedor
- Por amor a Merlín dejen a Harry. Les exigió Molly furiosa
Harry se las arregló para seguir esquivando a los hermanos Weasley rodeando los sillones, saltándolos e incluso logro soltarse de Charlie que había logrado atraparlo en algún momento todos se dieron cuenta de que uno de los hermanos seguía sentado en su lugar y veía tranquilo la escena, de hecho, Ron parecía divertirse cada vez que Harry lograba esquivar a sus hermanos mayores
- Ronald que demonios. Le pregunto Bill furioso
- Que rayos haces. Le pregunto Charlie confundido
- Ayúdanos. Le exigió Percy molesto
- No lo creo gracias. Dijo Ron simplemente
- Que, como que no. Le gritaron todos sus hermanos indignados
- Que no. Dijo Ron rotundamente
- Porque no. Preguntaron sus hermanos confundidos
- Primero que nada, Harry es mi mejor amigo y no voy a hacerle nada. Dijo Ron como si la idea fuera tonta – Segundo Ginny obviamente se convertirá muy a nuestro pesar en una mujer muy hermosa a pesar de que le pedimos que no lo hiciera. Dijo Ron volteando a ver a la pequeña Ginny con el ceño fruncido como reclamándole el hecho de que creciera y fuera bella a lo que Ginny respondió poniendo los ojos en blanco – Lo que significa que cientos si no es que miles de idiotas va a estar atrás de ella y quien sabe qué tipo de sucias intenciones tendrán, así que, si de todas formas ella tiene que terminar con algún idiota quien mejor que Harry, lo conocemos, sabemos que es decente y que no la va a lastimar a nuestra hermana. Dijo Ron tranquilamente sus hermanos parecieron encontrarles sentido a sus palabras y se calmaron y se fueron a sentar, Harry volvió con Ron y Hermione aliviado
- Gracias Ron. Le agradeció Harry sentándose a su lado
- De nada Harry. Dijo Ron con tranquilidad – Pero enserio Harry de las millones de chicas que hay en este mundo vas y te enamoras de mi hermana menor. Le relamo Ron molesto – Mi única hermana. Le recordó Ron
- Lo siento. Se disculpó Harry apenado
- No importa. Dijo Ron restándole importancia – Además soy tu mejor amigo y si tú lastimas a mi hermana quien mejor que yo para destruirte, sé todo sobre ti tus más grandes miedos, las cosas más vergonzosas, todo. Dijo Ron maliciosamente viéndolo a los ojos a Harry que otra vez tenía miedo – Además así le cumples uno de sus más grandes sueños. Dijo Ron en tono burlón viendo a la Ginny menor
- Ronald. Grito la Ginny joven toda roja por la vergüenza tapándose la cara mientras sus hermanos se reían de ella
- Eres un idiota, no tienes remedio, habías dicho algo tan lindo. Dijo la Ginny mayor también roja.
- Y la maldición Potter continua. Dijo James festejando junto a los merodeadores
- La que. Pregunto Harry confundido
- La maldición Potter. Repitieron James, Sirius y Remus divertidos
- Qué es eso. Volvió a preguntar Harry con curiosidad
- Veras Harry todo Potter tiene un hijo que se parece a él. Empezó a decir Fleamont con orgullo
- Tiene los ojos de su madre. Dijo Lily divertida
- Y la ceguera de su padre. Continuo su abuela Euphemia divertida
- Son unos enanos hasta que cumplen 16 años. Dijo James burlón
- Ellos no buscan los problemas los problemas los encuentran. Aseguro Sirius con seguridad
- Y siempre se casan con una pelirroja. Dijo Remus viendo a Lily divertido
- Que, me están diciendo que todo este tiempo he estado destinado a casarme con una pelirroja. Pregunto un Harry mayor molesto quitándose la capucha mientras la pequeña Ginny se veía un poco triste porque eso le molestara a Harry
- Si, ha sido así desde hace generaciones. Respondió Fleamont – La llaman la maldición Potter yo diría que más bien es una bendición. Aseguro Fleamont basando la mano de Euphemia que sonrió complacida
- No podría estar más de acuerdo. Dijo James imitando a su padre a lo que Lily respondió sonriendo, pero poniendo los ojos en blanco
- Ustedes lo sabían. Pregunto Harry señalando a Sirius y Remus de forma interrogante
- Si, claro que lo sabíamos. Respondió Remus con simpleza
- James no los dijo en segundo año cuando se enamoró de la pelirroja. Respondió Sirius simplemente
- Hubieran visto la cara de enamorado que tenía James mientras nos contaba la historia de amor de quince generaciones de Potter. Dijo Remus burlón
- Y la cara de orgullo que puso cuando aseguro que sería el decimosexto Potter en casarse con una pelirroja. Dijo Sirius burlón
- Y apenas me lo dice, no se les ocurrió decírmelo antes, tienen alguna idea de cuánto tiempo y problemas me hubieran ahorrado si me hubieran dicho eso cuando nos conocimos. Dijo Harry enojado mientras Ginny se iba a sentar viéndose divertida y la pequeña Ginny ya no estaba triste
- Perdónanos fuimos irresponsables. Se disculparon Remus y Sirius, fingiéndose arrepentidos Harry ya no pudo seguir con su enojo
- De acuerdo, como sea, mi nombre es Harry James Potter soy el primer y único hijo de Lily y James Potter en Hogwarts fui Gryffindor y lo aclaro desde ahora yo no busco problemas ellos me encuentran a mí. Aseguro Harry mirando a sus padres y a McGonagall la cual lo veía afligida y frustrada – No fui prefecto ni, premio anual, pero gané el premio especial por servicios al colegio en mi segundo año. Aseguro Harry con orgullo
- Lo cual fue un robo total. Aseguro el Neville mayor con un tono de voz burlón
- Es cierto, cuantas veces no salvaste el colegio. Pregunto la Luna mayor con interés – Unas cuatro veces. Le pregunto la Luna mayor al Harry mayor
- Cinco si contamos a la cara de sapo. Aclaro el Ron mayor
- Esa no fue Hermione. Pregunto la Ginny mayor pensativa
- Si, fui yo, la engañé. Aseguro la Hermione mayor – Lo se, soy asombrosa. Dijo la Hermione mayor fingiendo soberbia
- Claro que lo eres, si no, como es que estoy vivo. Le pregunto el Harry mayor divertido
- Me siento ofendido. Dijo el Ron mayor llevándose la mano al pecho como si estuviera herido – Y yo estoy pintado o que. Le pregunto el Ron mayor al Harry mayor fingiéndose ofendido
- Está bien Ron tú también eres asombroso. Dijo el Harry mayor poniendo los ojos en blanco
- Lo se. Dijo Ron con fingida arrogancia
- Como sea. Dijo el Harry mayor poniendo los ojos en blanco – Tengo 23 años y actualmente trabajo como Auror y mis mejores amigos son Hermione Granger y Ron Weasley y amo a esa belleza de ahí. Dijo el Harry mayor señalando a la Ginny mayor quien le guiño un ojo – Eso es todo de mí, lo demás lo leerán en los libros. Dijo el Harry mayor luciendo algo molesto y se fue a sentar junto a sus amigos
- Bien concluyendo con las presentaciones leamos el siguiente capítulo quien quiere leer. Pregunto Dumbledore con amabilidad
- Yo lo haré. Dijo la Ginny joven tomado una gran bocanada de aire para tomar valor
- De acuerdo señorita Weasley, felicidades. Dijo Dumbledore pasándole el libro a la pequeña Ginny quien se sonrojó
- Gracias. Dijo Ginny completamente sonrojada – El siguiente capítulo se llama El callejón diagon. Leyó Ginny y empezó a leer completamente sonrojada parecía que a Dumbledore le parecía muy divertida la escena
Harry se despertó temprano aquella mañana. Aunque sabía que ya era de día, mantenía los ojos muy cerrados.
«Ha sido un sueño —se dijo con firmeza—. Soñé que un gigante llamado Hagrid vino a decirme que voy a ir a un colegio de magos. Cuando abra los ojos estaré en casa, en mi alacena.»
- Porque tienes que ser tan pesimista. Le pregunto Hermione con fastidio y frotándose el entrecejo frustrada
- No lo sé. Dijo Harry alzando los hombros – Cuando vives con constantes decepcione terminas acostumbrándote tanto al sentimiento que al final es lo único que esperas. Aclaro Harry resignado
- Quiero empujar a tus tíos por las escaleras y hacer que parezca un accidente. Dijo Ron viendo a los Dursley con resentimiento a lo que estos empalidecieron
- Te ayudo. Dijo Hermione viendo a los Dursley con ira
- Creo que los expulsarían. Dijo Harry con cautela
- Lo vale. Dijeron Ron y Hermione a la vez
- Oh claro maten a mis tíos, que los expulsen y yo me quedo solo gran idea. Dijo Harry de forma burlesca
- Bien. Dijo Hermione frustrada
- Sin escaleras. Dijo Ron molesto
Se produjo un súbito golpeteo.
«Y ésa es tía Petunia llamando a la puerta», pensó Harry con el corazón abrumado. Pero todavía no abrió los ojos. Había sido un sueño tan bonito...
- Hay Harry, por Merlín como puedes ser tan negativo. Dijo Ron resignado fastidiado
- Que, no es mi culpa todo era completamente irreal. Aseguro Harry a la defensiva
Toc. Toc. Toc.
—Está bien —rezongó Harry—. Ya me levanto.
Se incorporó y se le cayó el pesado abrigo negro de Hagrid. La cabaña estaba iluminada por el sol, la tormenta había pasado, Hagrid estaba dormido en el sofá y había una lechuza golpeando con su pata en la ventana, con un periódico en el pico. Harry se puso de pie, tan feliz como si un gran globo se expandiera en su interior. Fue directamente a la ventana y la abrió. La lechuza bajó en picado y dejó el periódico sobre Hagrid, que no se despertó. Entonces la lechuza se posó en el suelo y comenzó a atacar el abrigo de Hagrid.
—No hagas eso.
Harry trató de apartar a la lechuza, pero ésta cerró el pico amenazadoramente y continuó atacando el abrigo.
- Quiere que le pagues. Dijo Percy como si fuera obvio
- No sabía, nunca había visto una lechuza y mucho menos una que llevara correo. Respondió Harry a la defensiva
- La primera vez que vi a las lechuzas traer el correo casi me da un infarto. Aseguro una Ravenclaw de quinto año de forma comprensiva
—¡Hagrid! —dijo Harry en voz alta—. Aquí hay una lechuza...
—Págala —gruñó Hagrid desde el sofá.
—¿Qué?
—Quiere que le pagues por traer el periódico. Busca en los bolsillos. El abrigo de Hagrid parecía hecho de bolsillos, con contenidos de todo tipo: manojos de llaves, proyectiles de metal, bombones de menta, saquitos de té...
Finalmente Harry sacó un puñado de monedas de aspecto extraño.
—Dale cinco knuts —dijo soñoliento Hagrid.
- Hagrid él no sabe que son los knuts. Dijo Lily con amabilidad
- Lo siento, lo olvide. Dijo Hagrid apenado – Estaba más dormido que despierto. Aseguro Hagrid apenado
- No importa. Aseguro Harry restándole importancia
—¿Knuts?
—Esas pequeñas de bronce.
Harry contó las cinco monedas y la lechuza extendió la pata, para que Harry pudiera meter las monedas en una bolsita de cuero que llevaba atada. Y salió volando por la ventana abierta. Hagrid bostezó con fuerza, se sentó y se desperezó.
—Es mejor que nos demos prisa, Harry. Tenemos muchas cosas que hacer hoy. Debemos ir a Londres a comprar todas las cosas del colegio. Harry estaba dando la vuelta a las monedas mágicas y observándolas. Acababa de pensar en algo que le hizo sentir que el globo de felicidad en su interior acababa de pincharse.
- Quien pincho tu globo de felicidad. Pregunto furiosa Lily
- Pues quien fuera me las va a pagar. Dijo James muy enojado los que estaban sentados cerca de ellos se alejaron de ellos asustados
- No es para tanto. Dijo Harry restándole importancia – Nadie me hizo nada. Aseguro Harry
- Eso espero. Dijo Lily moleta cruzándose de brazos
—Mm... ¿Hagrid?
—¿Sí? —dijo Hagrid, que se estaba calzando sus colosales botas.
—Yo no tengo dinero y ya oíste a tío Vernon anoche, no va a pagar para que vaya a aprender magia.
- Ah era eso. Dijo James aliviado – Por eso no tienes que preocuparte hijo. Dijo James más tranquilo, le parecía divertido que eso le preocupara a su hijo
- Nosotros nunca te dejaríamos sin nada cariño. Dijo Lily tiernamente apretando una de las mejillas de su hijo mientras que Harry se sonrojaba fuertemente
- Si, un Potter jamás se tendrá que preocuparse por dinero. Dijo Fleamont despreocupado
- Generaciones de grandes creadores de pociones dan mucha solvencia económica. Dijo Euphemia con tranquilidad
—No te preocupes por eso —dijo Hagrid, poniéndose de pie y golpeándose la cabeza—. ¿No creerás que tus padres no te dejaron nada?
—Pero si su casa fue destruida...
- Y que tiene que ver que la casa fuera destruida. Pregunto Lily confundida
- Pensé que si tenían dinero también habría sido destruido. Comento Harry avergonzado
- No guardábamos el dinero en la casa. Dijo James divertido
- Pero yo no lo sabía. Dijo Harry simplemente – No sabía que los magos tenían bancos. Comento Harry
—¡Ellos no guardaban el oro en la casa, muchacho! No, la primera parada para nosotros es Gringotts. El banco de los magos. Come una salchicha, frías no están mal, y no me negaré a un pedacito de tu pastel de cumpleaños.
—¿Los magos tienen bancos?
—Sólo uno. Gringotts. Lo dirigen los gnomos.
Harry dejó caer el pedazo de salchicha que le quedaba.
—¿Gnomos?
—Ajá... Así uno tendría que estar loco para intentar robarlos, puedo decírtelo. Nunca te metas con los gnomos, Harry. Gringotts es el lugar más seguro del mundo para lo que quieras guardar, excepto tal vez Hogwarts. Por otra parte, tenía que visitar Gringotts de todos modos. Por Dumbledore. Asuntos de Hogwarts. —Hagrid se irguió con orgullo—. En general, me utiliza para asuntos importantes. Buscarte a ti... sacar cosas de Gringotts... él sabe que puede confiar en mí. ¿Lo tienes todo? Pues vamos.
- No hay nadie mejor, ni más confiable que tú Hagrid. Dijo Dumbledore mientras Hagrid se sonrojaba
- Gracias señor. Respondió Hagrid aun sonrojado
Harry siguió a Hagrid fuera de la cabaña. El cielo estaba ya claro y el mar brillaba a la luz del sol. El bote que tío Vernon había alquilado todavía estaba allí, con el fondo lleno de agua después de la tormenta.
—¿Cómo llegaste aquí? —preguntó Harry; mirando alrededor, buscando otro bote.
—Volando —dijo Hagrid.
—¿Volando?
- Pero en qué. Pregunto un Ravenclaw de primer año confundido
- En un thestral. Respondió Hagrid como si fuera obvio
- Entonces Potter voló en un thestral el día en que descubrió el mundo mágico. Pregunto un Slytherin de tercer año con interés
- No, ese era el plan. Aseguro Hagrid apenado – Pensé que a Harry le gustaría volar, pero la tormenta era demasiado fuerte y habría sido muy peligroso para Harry volar. Aseguro Hagrid en tono lastimero
- Que mal. Dijo el Slytherin haciendo una mueca de disgusto
—Sí... pero vamos a regresar en esto. No debo utilizar la magia, ahora que ya te encontré.
Subieron al bote. Harry todavía miraba a Hagrid, tratando de imaginárselo volando.
- Si es difícil de imaginar. Dijo un Hufflepuff de primer año divertido
- Si lo es. Acepto Hagrid divertido – Pero los thestral son muy fuertes. Aseguro Hagrid
—Sin embargo, me parece una lástima tener que remar —dijo Hagrid, dirigiendo a Harry una mirada de soslayo—. Si yo... apresuro las cosas un poquito, ¿te importaría no mencionarlo en Hogwarts?
- Hagrid enserio le preguntaste a un niño que acababa de descubrir la magia si quería ver más magia. Pregunto Charlie divertido
- No quería remar y sabía que a Harry le gustaría ver más magia. Acepto Hagrid si lucir para nada arrepentido
- Hay Hagrid sabes que no debes hacer esas cosas y menos en frente de los alumnos. Lo reprendió McGonagall
- Lo lamento profesora McGonagall. Se disculpó Hagrid aunque no parecía muy arrepentido
—Por supuesto que no —respondió Harry, deseoso de ver más magia. Hagrid sacó otra vez el paraguas rosado, dio dos golpes en el borde del bote y salieron a toda velocidad hacia la orilla.
- Como se regresaron si ya no tenían el bote. Le pregunto una Gryffindor de sexto año a los Dursley confundida
- Casi en la noche nos fue a buscar el que nos rentó la cabaña y regresamos a la casa. Explico Dudley al ver que sus padres no respondían – Se preocupó porque no regresábamos y fue a buscarnos, mi padre tuvo que decir que Harry se había ido con un tío antes de que nosotros fuéramos a la cabaña porque le daba miedo viajar en el bote y que el bote había sido arrastrado durante la tormenta y nos habíamos quedado atrapados. Explico Dudley
- Y se lo creyeron. Le pregunto Verónica desconcertada
- Pues si el señor pensaba que Harry era mi hermano menor, creía que tenía ocho o nueve años y no estaba y nadie creería que unos padres estarían tan tranquilos si su hijo menor se ahogaba en el mar y con la tormenta que había habido esa noche no era difícil de imaginar que el bote había sido arrastrado hasta el otro lado. Aseguro Dudley divertido
—¿Por qué tendría que estar uno loco para intentar robar en Gringotts? — preguntó Harry.
- Harry James Potter, ni siquiera pienses en robar en Gringotts. Le ordeno Lily alterada
- No voy a robar en Gringotts. Se defendió Harry ofendido mientras las versiones mayores de Ron y Hermione se volteaban disimuladamente para que nadie viera sus sonrisas y el Harry mayor veía al Harry menor como si le diera ternura
—Hechizos... encantamientos —dijo Hagrid, desdoblando su periódico mientras hablaba—... Dicen que hay dragones custodiando las cámaras de máxima seguridad.
- William más te vale que no haya dragones en Gringotts. Dijo Charlie furioso
- No sé si hay dragones en las cámaras Charlie. Mintió Bill mientras su hermano lo miraba de forma inquisidora
- Eso espero porque como descubra que si hay y que tú lo sabías le voy a decir a mamá todos y cada uno de los secretos que té se. Le aseguro Charlie de forma amenazante
- No te atreverías. Dijo Bill asustado
- Oh claro que me atrevo. Aseguro Charlie
Y además, hay que saber encontrar el camino. Gringotts está a cientos de kilómetros por debajo de Londres, ¿sabes? Muy por debajo del metro. Te morirías de hambre tratando de salir, aunque hubieras podido robar algo.
Harry permaneció sentado pensando en aquello, mientras Hagrid leía su periódico, El Profeta. Harry había aprendido de su tío Vernon que a las personas les gustaba que las dejaran tranquilas cuando hacían eso, pero era muy difícil, porque nunca había tenido tantas preguntas que hacer en su vida.
- Harry me hubieras preguntado. Le dijo Hagrid viéndolo de forma comprensiva – Te hubiera respondido lo que quisieras. Aseguro Hagrid
- Lo se Hagrid. Le respondió Harry – Pero en ese momento no lo sabía. Dijo Harry apenado
—El Ministerio de Magia está confundiendo las cosas, como de costumbre —murmuró Hagrid, dando la vuelta a la hoja.
—¿Hay un Ministerio de Magia? —preguntó Harry, sin poder contenerse.
—Por supuesto —respondió Hagrid—. Querían que Dumbledore fuera el ministro, claro, pero él nunca dejará Hogwarts, así que el viejo Cornelius Fudge consiguió el trabajo. Nunca ha existido nadie tan chapucero. Así que envía lechuzas a Dumbledore cada mañana, pidiendo consejos.
- Yo no soy chapucero. Grito Fudge totalmente indignado, pero todos lo ignoraron olímpicamente, Ginny ni siquiera dejo de leer
—Pero ¿qué hace un Ministerio de Magia?
—Bueno, su trabajo principal es impedir que los muggles sepan que todavía hay brujas y magos por todo el país.
—¿Por qué?
—¿Por qué? Vaya, Harry, todos querrían soluciones mágicas para sus problemas. No, mejor que nos dejen tranquilos.
En aquel momento, el bote dio un leve golpe contra la pared del muelle. Hagrid dobló su periódico y subieron los escalones de piedra hacia la calle. Los transeúntes miraban mucho a Hagrid, mientras recorrían el pueblecito camino de la estación, y Harry no se lo podía reprochar: Hagrid no sólo era el doble de alto que cualquiera, sino que señalaba cosas totalmente corrientes, como los parquímetros, diciendo en voz alta:
—¿Ves eso, Harry? Las cosas que esos muggles inventan, ¿verdad?
- Hay Hagrid la discreción definitivamente no es tu fuerte. Dijo McGonagall resignada
- Lo lamento profesora McGonagall, pero es que sus inventos son muy raros. Aseguro Hagrid
- Aun así, debes ser más discreto. Aseguro McGonagall con severidad
—Hagrid —dijo Harry, jadeando un poco mientras correteaba para seguirlo—, ¿no dijiste que había dragones en Gringotts?
—Bueno, eso dicen —respondió Hagrid—. Me gustaría tener un dragón.
—¿Te gustaría tener uno?
—Quiero uno desde que era niño... Ya estamos. Habían llegado a la estación. Salía un tren para Londres cinco minutos más tarde. Hagrid, que no entendía «el dinero muggle», como lo llamaba, dio las monedas a Harry para que comprara los billetes. La gente los miraba más que nunca en el tren. Hagrid ocupó dos asientos y comenzó a tejer lo que parecía una carpa de circo color amarillo canario.
- Ojalá se hubiera quedado en un deseo. Se lamentó Hermione frustrada
- Para la mala suerte que tenemos mejor hay que agradecer que Hagrid no se encontró un dragón adulto salvaje. Dijo Ron mientras un escalofrío le recorría el cuerpo
- Es cierto, nos pudo haber ido peor. Aseguro Harry asustado
—¿Todavía tienes la carta, Harry? —preguntó, mientras contaba los puntos. Harry sacó del bolsillo el sobre de pergamino.
—Bien —dijo Hagrid—. Hay una lista con todo lo que necesitas. Harry desdobló otra hoja, que no había visto la noche anterior, y leyó:
COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA
UNIFORME
Los alumnos de primer año necesitarán:
— Tres túnicas sencillas de trabajo (negras).
— Un sombrero puntiagudo (negro) para uso diario.
— Un par de guantes protectores (piel de dragón o semejante).
— Una capa de invierno (negra, con broches plateados).
(Todas las prendas de los alumnos deben llevar etiquetas con su nombre.)
LIBROS
Todos los alumnos deben tener un ejemplar de los siguientes libros:
— El libro reglamentario de hechizos (clase 1), Miranda Goshawk.
— Una historia de la magia, Bathilda Bagshot.
— Teoría mágica, Adalbert Waffling.
— Guía de transformación para principiantes, Emeric Switch.
— Mil hierbas mágicas y hongos, Phyllida Spore.
— Filtros y pociones mágicas, Arsenius Jigger.
— Animales fantásticos y dónde encontrarlos, Newt Scamander.
— Las Fuerzas Oscuras. Una guía para la autoprotección, Quentin Trimble.
RESTO DEL EQUIPO
1 varita.
1 caldero (peltre, medida 2).
1 juego de redomas de vidrio o cristal.
1 telescopio.
1 balanza de latón.
Los alumnos también pueden traer una lechuza, un gato o un sapo.
SE RECUERDA A LOS PADRES QUE A LOS DE PRIMER AÑO NO SE LES PERMITE TENER ESCOBAS PROPIAS.
- Que regla más injusta. Se quejaron muchos mientras los profesores giraban los ojos con fastidio
- Claro hay que dejar a un montón de niños de primer año que no saben volar traer sus propias escobas voladoras para que se lastimen a cada rato. Dijo Madame Pomfrey sarcástica
—¿Podemos comprar todo esto en Londres? —se preguntó Harry en voz alta.
—Sí, si sabes dónde ir —respondió Hagrid. Harry no había estado antes en Londres. Aunque Hagrid parecía saber adónde iban, era evidente que no estaba acostumbrado a hacerlo de la forma ordinaria.
Se quedó atascado en el torniquete de entrada al metro y se quejó en voz alta porque los asientos eran muy pequeños y los trenes muy lentos.
—No sé cómo los muggles se las arreglan sin magia —comentó, mientras subían por una escalera mecánica estropeada que los condujo a una calle llena de tiendas.
Hagrid era tan corpulento que separaba fácilmente a la muchedumbre. Lo único que Harry tenía que hacer era mantenerse detrás de él. Pasaron ante librerías y tiendas de música, ante hamburgueserías y cines, pero en ningún lado parecía que vendieran varitas mágicas. Era una calle normal, llena de gente normal. ¿De verdad habría cantidades de oro de magos enterradas debajo de ellos? ¿Había allí realmente tiendas que vendían libros de hechizos y escobas? ¿No sería una broma pesada preparada por los Dursley? Si Harry no hubiera sabido que los Dursley carecían de sentido del humor, podría haberlo pensado. Sin embargo, aunque todo lo que le había dicho Hagrid era increíble, Harry no podía dejar de confiar en él.
- Claro que puedes confiar en Hagrid. Dijeron casi todos a lo que Hagrid se conmovió y tuvo que limpiarse las lágrimas con su enorme pañuelo
- Lo se. Aseguro Harry – Pero en ese momento no lo sabía. Les recordó Harry
—Es aquí —dijo Hagrid deteniéndose—. El Caldero Chorreante. Es un lugar famoso.
Era un bar diminuto y de aspecto mugriento. Si Hagrid no lo hubiera señalado, Harry no lo habría visto. La gente, que pasaba apresurada, ni lo miraba. Sus ojos iban de la gran librería, a un lado, a la tienda de música, al otro, como si no pudieran ver el Caldero Chorreante. En realidad, Harry tuvo la extraña sensación de que sólo él y Hagrid lo veían. Antes de que pudiera decirlo, Hagrid lo hizo entrar.
Para ser un lugar famoso, estaba muy oscuro y destartalado. Unas ancianas estaban sentadas en un rincón, tomando copitas de jerez. Una de ellas fumaba una larga pipa. Un hombre pequeño que llevaba un sombrero de copa hablaba con el viejo cantinero, que era completamente calvo y parecía una nuez blanda. El suave murmullo de las charlas se detuvo cuando ellos entraron. Todos parecían conocer a Hagrid. Lo saludaban con la mano y le sonreían, y el cantinero buscó un vaso diciendo:
—¿Lo de siempre, Hagrid?
- Rubius Hagrid espero por tu bien que no se te haya ocurrido beber mientras estabas a cargo de la protección de Potter. Dijo McGonagall molesta
- No bebí nada. Se defendió Hagrid levantando las manos en son de defensa
- Eso espero. Dijo McGonagall con severidad
—No puedo, Tom, estoy aquí por asuntos de Hogwarts —respondió Hagrid, poniendo la mano en el hombro de Harry y obligándole a doblar las rodillas.
- Más te vale Hagrid. Dijo McGonagall con severidad
- De la que te salvaste Hagrid. Dijo Ojo loco riéndose
- Lo se. Aseguro Hagrid algo asustado
—Buen Dios —dijo el cantinero, mirando atentamente a Harry—. ¿Es éste... puede ser...?
El Caldero Chorreante había quedado súbitamente inmóvil y en silencio.
—Válgame Dios —susurró el cantinero—. Harry Potter... todo un honor. Salió rápidamente del mostrador, corrió hacia Harry y le estrechó la mano, con los ojos llenos de lágrimas.
—Bienvenido, Harry, bienvenido.
Harry no sabía qué decir. Todos lo miraban. La anciana de la pipa seguía chupando, sin darse cuenta de que se le había apagado. Hagrid estaba radiante.
Entonces se produjo un gran movimiento de sillas y, al minuto siguiente, Harry se encontró estrechando la mano de todos los del Caldero Chorreante.
- A mí me agobiaría si hicieran eso al verme. Dijo una Hufflepuff de cuarto año agobiado
- Es agobiante. Aseguro Harry con seguridad
- En serio para mí seria emocionante. Dijo un Ravenclaw de segundo año desconcertado
- Pues para mí no. Dijo Harry a la defensiva
- Pensé que te gustaba ser famoso. Comento un Slytherin de tercer año y muchos asintieron de acuerdo con el
- Ustedes si recuerdan por que soy famoso verdad. Les preguntó Harry incrédulo e indignado – Soy famoso porque Voldemort asesino a mis padres y fallo en asesinarme, les gustaría ser famoso por algo así. Les pregunto Harry muy enojado
- Obviamente no, no nos referíamos a eso. Aseguro una Gryffindor de segundo año de forma apresurada – Es solo que sería divertido que todo mundo supiera quién eres apenas entras a una habitación. Dijo la Gryffindor tratando de arreglar la situación
- Te lo cambio. Dijo Harry indignado – Es más te lo regalo, vienen del pasado. Dijo Harry con una sonrisa burlona señalando a los encapuchados – Que lo arreglen todo y que Voldemort valla a tu casa el 31 de octubre de 1981 que asesine a tu padre, que tu madre se interponga entre él y tu cuna, que suplique por tu vida, así serás famosa y así te verán como si fueras una atracción de circo a donde sea que vayas. Dijo Harry que para este punto estaba de pie gritando furioso siendo sujetado por Ron y Hermione que lo veían muy asustados
- Harry por Merlín que dices. Le dijo Ron asustado
- Que es muy cruel. Le pregunto Harry furioso
- Si, lo es, tienes que calmarte. Le dijo Hermione con tranquilidad
- Pues no es más cruel de lo que ellos me dijeron. Aseguro Harry indignado
- Lo sé, pero ellos son estúpidos y no saben lo que se siente perder a alguien por culpa de Voldemort. Aseguro Ron comprensivamente
- Ven Harry vamos a sentarnos. Dijo Hermione con una voz triste y tranquilizadora mientras le sobaba el brazo, todos en el gran comedor estaban en silencio jamás se habían puesto a pensar en lo doloroso que debía ser para Harry todo lo relacionado a la caída de Voldemort, los Potter, los Evans y los Weasley veían a Harry como si estuvieran a punto de llorar al igual que Sirius y Remus, Remus además se sentía sumamente culpable por no haberse hecho cargo de Harry y la mayoría de los profesores lucían sumamente agobiados a excepción de Snape que juraba que Harry solo pretendía que su fama no le gustaba las cosas estaban muy tensas y Ginny decidió seguir leyendo para aliviar el ambiente
—Doris Crockford, Harry. No puedo creer que por fin te haya conocido.
—Estoy orgullosa, Harry, muy orgullosa.
- Orgullosa de que. Pregunto Lavender confundida – Ella no hizo nada. Aseguro Lavender
- Tal vez está orgullosa de Harry. Comento Patma restándole importancia
- Pero si no es su pariente, es más no lo conoce. Dijo Parvati desconcertada
- Quien sabe. Dijo Patma con indiferencia
—Siempre quise estrechar tu mano... estoy muy complacido.
—Encantado, Harry, no puedo decirte cuánto. Mi nombre es Diggle, Dedalus Diggle.
—¡Yo lo he visto antes! —dijo Harry, mientras Dedalus Diggle dejaba caer su sombrero a causa de la emoción—. Usted me saludó una vez en una tienda.
—¡Me recuerda! —gritó Dedalus Diggle, mirando a todos—. ¿Habéis oído eso? ¡Se acuerda de mí!
- Eso te debió encantar. Le dijo Ron burlón mientras Hermione también se reía
- Jajaja que gracioso. Dijo Harry sarcástico y Snape lo veía confundido – Sígueme molestando y ya vas a ver como empiezan a aparecer arañas en tu cama. Dijo Harry burlón
- Ya perdón Harry estamos en paz. Se disculpó Ron dándole la mano a Harry
- Estamos en paz. Aseguro Harry divertido
Harry estrechó manos una y otra vez. Doris Crockford volvió a repetir el saludo.
Un joven pálido se adelantó, muy nervioso. Tenía un tic en el ojo.
—¡Profesor Quirrell! —dijo Hagrid—. Harry, el profesor Quirrell te dará clases en Hogwarts.
—P-P-Potter —tartamudeó el profesor Quirrell, apretando la mano de Harry—. N-no pue-e-do decirte l-lo contento que-e estoy de co-conocerte.
Harry, Ron y Hermione fruncieron el ceño molestos, si bien todo mundo sabía que Quirrell había intentado robar la piedra filosofal, pero nadie sabía que había estado unido al que no debe de ser nombrado por ende no entendían porque estaban tan molestos Harry, Ron y Hermione
—¿Qué clase de magia enseña usted, profesor Quirrell?
—D-Defensa Contra las Artes O-Oscuras —murmuró el profesor Quirrell, como si no quisiera pensar en ello—. N-no es al-algo que t-tú n-necesites, ¿verdad, P-Potter? —Soltó una risa nerviosa
- Acaso es idiota claro que Harry necesita defensa contra las artes obscuras debe aprende a defenderse. Dijo James enojado
- Ni siquiera sabemos cómo es que se salvó Harry, por supuesto que necesita defensa contra las artes obscuras. Aseguro Lily molesta
- Enserio ese es el profesor de defensas contra las artes obscuras. Le pregunto Remus a Dumbledore incrédulo
—. Estás reuniendo el e-equipo, s-supongo. Yo tengo que b-buscar otro l-libro de va-vampiros. —Pareció aterrorizado ante la simple mención.
Pero los demás, no permitieron que el profesor Quirrell acaparara a Harry. Éste tardó más de diez minutos en despedirse de ellos. Al fin, Hagrid se hizo oír.
—Tenemos que irnos. Hay mucho que comprar. Vamos, Harry.
Doris Crockford estrechó la mano de Harry una última vez y Hagrid se lo llevó a través del bar hasta un pequeño patio cerrado, donde no había más que un cubo de basura y hierbajos.
Hagrid miró sonriente a Harry
—Te lo dije, ¿verdad? Te dije que eras famoso. Hasta el profesor Quirrell temblaba al conocerte, aunque te diré que habitualmente tiembla.
—¿Está siempre tan nervioso?
—Oh, sí. Pobre hombre. Una mente brillante. Estaba bien mientras estudiaba esos libros de vampiros, pero entonces cogió un año de vacaciones, para tener experiencias directas... Dicen que encontró vampiros en la Selva Negra y que tuvo un desagradable problema con una hechicera... Y desde entonces no es el mismo. Se asusta de los alumnos, tiene miedo de su propia asignatura...
- A qué tipo de profesor incompetente le da miedo su propia asignatura. Volvió a preguntar Remus aún más enojado
- El profesor Quirrell era un mal profesor, pero por lo menos su información era útil. Comento una Gryffindor de tercer año
- Si al menos no era como el profesor de este año. Dijo un Slytherin de cuarto año
- Al menos sus lecciones eran útiles. Comento un Ravenclaw de quinto año
- Los profesores de defensa contra las artes obscuras van de mal en peor. Dijo un Hufflepuff de cuarto año
- Bueno no es como si fuera una asignatura muy importante que digamos. Dijo Sirius sarcástico
-Ahora ¿adónde vamos, paraguas?
¿Vampiros? ¿Hechiceras? La cabeza de Harry era un torbellino. Hagrid, mientras tanto, contaba ladrillos en la pared, encima del cubo de basura.
—Tres arriba... dos horizontales... —murmuraba—. Correcto. Un paso atrás, Harry
Dio tres golpes a la pared, con la punta de su paraguas. El ladrillo que había tocado se estremeció, se retorció y en el medio apareció un pequeño agujero, que se hizo cada vez más ancho. Unos segundos más tarde estaban contemplando un pasaje abovedado lo bastante grande hasta para Hagrid, un paso que llevaba a una calle con adoquines, que serpenteaba hasta quedar fuera de la vista.
—Bienvenido —dijo Hagrid— al callejón Diagon.
Sonrió ante el asombro de Harry Entraron en el pasaje. Harry miró rápidamente por encima de su hombro y vio que la pared volvía a cerrarse. El sol brillaba iluminando numerosos calderos, en la puerta de la tienda más cercana. «Calderos - Todos los Tamaños - Latón, Cobre, Peltre, Plata - Automáticos - Plegables», decía un rótulo que colgaba sobre ellos.
- Suena increíble. Dijo Verónica impresionada
- A todos nos asombra la primera vez que lo vemos. Dijeron todos los nacidos muggle
- Me gustaría verlo. Dijeron Verónica y Dudley muy ilusionados
—Sí, vas a necesitar uno —dijo Hagrid— pero mejor que vayamos primero a conseguir el dinero.
Harry deseó tener ocho ojos más. Movía la cabeza en todas direcciones mientras iban calle arriba, tratando de mirar todo al mismo tiempo: las tiendas, las cosas que estaban fuera y la gente haciendo compras. Una mujer regordeta negaba con la cabeza en la puerta de una droguería cuando ellos pasaron, diciendo: «Hígado de dragón a diecisiete sickles la onza, están locos...».
Un suave ulular llegaba de una tienda oscura que tenía un rótulo que decía: «El emporio de las lechuzas. Color pardo, castaño, gris y blanco». Varios chicos de la edad de Harry pegaban la nariz contra un escaparate lleno de escobas. «Mirad —oyó Harry que decía uno—, la nueva Nimbus 2.000, la más veloz.»
Algunas tiendas vendían ropa; otras, telescopios y extraños instrumentos de plata que Harry nunca había visto. Escaparates repletos de bazos de murciélagos y ojos de anguilas, tambaleantes montones de libros de encantamientos, plumas y rollos de pergamino, frascos con pociones, globos con mapas de la luna...
—Gringotts —dijo Hagrid.
Habían llegado a un edificio, blanco como la nieve, que se alzaba sobre las pequeñas tiendas. Delante de las puertas de bronce pulido, con un uniforme carmesí y dorado, había...
—Sí, eso es un gnomo —dijo Hagrid en voz baja, mientras subían por los escalones de piedra blanca. El gnomo era un cabeza más bajo que Harry.
- Eres tan enano que podríamos hacerte pasar por un gnomo. Dije Ron burlón
- Y tú tan pelirrojo que te podríamos hacer pasar por un tomate. Aseguro Harry burlón
- Y los dos son tan tontos que pueden hacerse pasar por trols. Dijo Hermione poniendo los ojos en blanco
- Y tú eres tan sabelotodo que pareces una enciclopedia andante. Dijo Ron indignado
- Harry te ofrezco una alianza de guerra. Dijo Hermione fingiéndose ofendida – Tú y yo contra Ron. Dijo Hermione viendo a Ron con malicia
- No te atrevas Potter. Amenazo Ron a Harry
- Trato. Dijo Harry apretando la mano de Hermione
- Traidor. Dijo Ron golpeando a Harry con una almohada
- Guerra. Dijo Hermione golpeando a Ron con una almohada
- Ríndanse. Dijo Ron golpeando Harry y a Hermione con almohadas
- No tú ríndete. Dijo Harry golpeando a Ron y aventándose sobre él para aplastarlo
- Jamás. Grito Ron tratando de quitarse a Harry de encima
- Jóvenes compórtense por amor a Merlín. Les pido McGonagall impresionada ya que nunca los había visto comportarse así
- No hasta que Ron se rinda. Grito Hermione mientras le pegaba a Ron en la cabeza con la almohada
- Y yo por qué. Se quejó Ron molesto
- Porque tú empezaste. Dijo Harry pegándole a Ron
- Tregua. Dijo Ron empujando a Harry
- Nada de tregua ríndete. Le exigió Hermione dándole almohadazos
- Esta bien me rindo. Cedió Ron
- Como parte del acuerdo de paz exijo cinco ranas de chocolate como compensación por el conflicto bélico. Dijo Hermione sonriendo orgullosa
- Para cada uno. Aclaro Harry
- Si para cada uno. Dijo Hermione con una voz formal
- Abusivos. Se quejó Ron molesto
- Los ganadores hacen las reglas. Dijo Harry con suficiencia sentándose en su lugar
- Continué leyendo señorita Weasley. Dijo Dumbledore divertido para ese momento la gran mayoría del gran comedor se estaban riendo a carcajadas por la interacción del trío de oro
Tenía un rostro moreno e inteligente, una barba puntiaguda y, Harry pudo notarlo, dedos y pies muy largos. Cuando entraron los saludó. Entonces encontraron otras puertas dobles, esta vez de plata, con unas palabras grabadas encima de ellas.
Entra, desconocido, pero ten cuidado
Con lo que le espera al pecado de la codicia,
Porque aquellos que cogen, pero no se lo han ganado,
Deberán pagar en cambio mucho más,
Así que si buscas por debajo de nuestro suelo
Un tesoro que nunca fue tuyo,
Ladrón, te hemos advertido, ten cuidado
De encontrar aquí algo más que un tesoro.
- Ese discurso es aterrador. Comento una Hufflepuff de cuarto año asustada
- Pues ese es el punto. Dijo un Slytherin de cuarto año poniendo los ojos en blanco
- Los gnomos suelen ser bastante tétricos. Comento un Ravenclaw de quinto año restándole importancia
- En especial en cuanto al oro se trata. Aseguro una Gryffindor de último año restándole importancia
—Como te dije, hay que estar loco para intentar robar aquí —dijo Hagrid.
Dos gnomos los hicieron pasar por las puertas plateadas y se encontraron en un amplio vestíbulo de mármol. Un centenar de gnomos estaban sentados en altos taburetes, detrás de un largo mostrador, escribiendo en grandes libros de cuentas, pesando monedas en balanzas de cobre y examinando piedras preciosas con lentes. Las puertas de salida del vestíbulo eran demasiadas para contarlas, y otros gnomos guiaban a la gente para entrar y salir. Hagrid y Harry se acercaron al mostrador.
—Buenos días —dijo Hagrid a un gnomo desocupado—. Hemos venido a sacar algún dinero de la caja de seguridad del señor Harry Potter.
—¿Tiene su llave, señor?
—La tengo por aquí —dijo Hagrid, y comenzó a vaciar sus bolsillos sobre el mostrador, desparramando un puñado de galletas de perro sobre el libro de cuentas del gnomo. Éste frunció la nariz. Harry observó al gnomo que tenía a la derecha, que pesaba unos rubíes tan grandes como carbones brillantes.
—Aquí está —dijo finalmente Hagrid, enseñando una pequeña llave dorada.
El gnomo la examinó de cerca.
—Parece estar todo en orden.
—Y también tengo una carta del profesor Dumbledore —dijo Hagrid, dándose importancia—. Es sobre lo-que-usted-sabe, en la cámara setecientos trece. El gnomo leyó la carta cuidadosamente.
—Muy bien —dijo, devolviéndosela a Hagrid—. Voy a hacer que alguien los acompañe abajo, a las dos cámaras. ¡Griphook!
- Maldito Griphook gnomo traído. Dijo el Ron mayor por lo bajo
- La verdad es que era un maldito. Dijo el Harry mayor molesto
- Es cierto. Acepto Hermione resignada
Griphook era otro gnomo. Cuando Hagrid guardó todas las galletas de perro en sus bolsillos, él y Harry siguieron a Griphook hacia una de las puertas de salida del vestíbulo.
—¿Qué es lo-que-usted-sabe en la cámara setecientos trece? —preguntó Harry.
- Y he ahí donde la curiosidad de Harry despertó. Dijo Hermione divertida a Ron
- Y nunca más se durmió. Dijo Ron entre divertido y frustrado
—No te lo puedo decir —dijo misteriosamente Hagrid—. Es algo muy secreto. Un asunto de Hogwarts. Dumbledore me lo confió.
- Hay Hagrid fue lo peor que pudiste decirle. Dijo Hermione divertida
- Solo despertaras su curiosidad. Confirmo Ron riendo de frustración
- De haber sabido como era Harry me hubiera cosido la boca antes de hablar. Aseguro Hagrid frustrado
- Tampoco es para tanto. Dijo Harry ofendido – Tríada de exagerados. Dijo Harry indignado cruzándose de brazos
Griphook les abrió la puerta. Harry, que había esperado más mármoles, se sorprendió. Estaban en un estrecho pasillo de piedra, iluminado con antorchas.
Se inclinaba hacia abajo y había unos raíles en el suelo. Griphook silbó y un pequeño carro llegó rápidamente por los raíles. Subieron (Hagrid con cierta dificultad) y se pusieron en marcha.
Al principio fueron rápidamente a través de un laberinto de retorcidos pasillos. Harry trató de recordar, izquierda, derecha, derecha, izquierda, una bifurcación, derecha, izquierda, pero era imposible. El veloz carro parecía conocer su camino, porque Griphook no lo dirigía.
- Ya estas planeando tu entrada a Gringotts. Se burlaron los gemelos Weasley
- No va/ voy a entrar a Gringotts. Gritaron Lily, Molly, las abuelas de Harry y el mismo Harry indignados
- Tus hermanos son profetas. Le dijo la Hermione mayor divertida al Ron mayor
A Harry le escocían los ojos de las ráfagas de aire frío, pero los mantuvo muy abiertos. En una ocasión, le pareció ver un estallido de fuego al final del pasillo y se dio la vuelta para ver si era un dragón, pero era demasiado tarde.
- William hay dragones en Gringotts. Le pregunto Charlie furioso
- No lo sé Charles. Dijo Bill molesto
Iban cada vez más abajo, pasando por un lago subterráneo en el que había gruesas estalactitas y estalagmitas saliendo del techo y del suelo.
—Nunca lo he sabido —gritó Harry a Hagrid, para hacerse oír sobre el estruendo del carro—. ¿Cuál es la diferencia entre una estalactita y una estalagmita?
- Y todavía no lo se. Comento Harry pensativo
- Las estalactitas están en el techo y gotean. Le explico Hermione a Harry con tranquilidad
- Y las estalagmitas están en el suelo y se forman por el goteo de las estalactitas. Siguió explicando Lily con amabilidad
—Las estalagmitas tienen una eme —dijo Hagrid—. Y no me hagas preguntas ahora, creo que voy a marearme.
- Me gusta más la explicación de Hagrid. Dijo Ron divertido
- Si es creativa. Dijo Hermione riéndose
- Lo es. Dijo Harry divertido
Su cara se había puesto verde y, cuando el carro por fin se detuvo, ante la pequeña puerta de la pared del pasillo, Hagrid se bajó y tuvo que apoyarse contra la pared, para que dejaran de temblarle las rodillas. Griphook abrió la cerradura de la puerta. Una oleada de humo verde los envolvió. Cuando se aclaró, Harry estaba jadeando. Dentro había montículos de monedas de oro. Montones de monedas de plata. Montañas de pequeños knuts de bronce.
- Merlín santo. Dijo un Ravenclaw de cuarto año impresionado mientras veía a Harry con envidia
- Potter tiene la vida hecha. Aseguro una Hufflepuff de quinto año impresionada
- Tiene la educación hecha, la vida es algo más cara. Aseguro un Slytherin de último año restándole importancia
- Tener educación asegurada ya es la mitad del camino y es mucho más de lo que tienen algunos. Aseguro un Gryffindor de último año – Algunos no sabemos que vamos a hacer cuando terminemos Hogwarts. Dijo el Gryffindor frustrado más para el que para el resto
—Todo tuyo —dijo Hagrid sonriendo.
Todo de Harry, era increíble. Los Dursley no debían saberlo, o se abrían apoderado de todo en un abrir y cerrar de ojos. ¿Cuántas veces se habían quejado de lo que les costaba mantener a Harry?
- Que les cuesta mantenerte. Preguntaron los Weasley indignados y enojados
- No se preocupe señor Potter incluso si ellos lograran entrar a Gringotts los meteré a Azkaban en el momento en que toquen el primer knut. Dijo Ojo loco viendo a los Dursley con severidad que ya habían pensado en cómo apoderarse en el oro de Harry, pero desistieron ante las miradas amenazadoras de todos
- Gracias señor. Dijo Harry muy agradecido
Y durante todo aquel tiempo, una pequeña fortuna enterrada debajo de Londres le pertenecía.
Hagrid ayudó a Harry a poner una cantidad en una bolsa.
—Las de oro son galeones —explicó—. Diecisiete sickles de plata hacen un galeón y veintinueve knuts equivalen a un sickle, es muy fácil. Bueno, esto será suficiente para un curso o dos, dejaremos el resto guardado para ti. —Se volvió hacia Griphook—. Ahora, por favor, la cámara setecientos trece. ¿Y podemos ir un poco más despacio?
- Una sola velocidad. Dijeron todos los que habían ido alguna vez a Gringotts algunos divertidos y otros asustados
- Esos gnomos son unos sádicos les produce placer vernos asustados. Aseguro un Gryffindor de cuarto año
- Bueno no los culpo hubieran visto la cara que puso mi hermano menor la primera vez que se subió a uno de los carros de Gringotts era muy graciosa. Dijo un Slytherin de cuarto año riéndose
- Eres un desgraciado, te voy a acusar con mi mamá. Dijo un Ravenclaw de primer año molesto
- No se te ocurra decirle nada a mamá. Le advirtió el Slytherin asustado
- Le voy a escribir una carta a mamá apenas regrese a mi sala común. Aseguro el Ravenclaw de forma maliciosa
- Atrévete y te cuelgo de cabeza hasta que la sangre se te salga por los ojos. Lo amenazo su hermano
- Y yo que pensé que mi hermana era la única que me amenazaba con colgarme de cabeza. Dijo una Hufflepuff de cuarto año divertida
—Una sola velocidad —contestó Griphook.
Fueron más abajo y a mayor velocidad. El aire se volvió cada vez más frío, mientras doblaban por estrechos recodos. Llegaron entre sacudidas al otro lado de una hondonada subterránea, y Harry se inclinó hacia un lado para ver qué había en el fondo oscuro
- Harry James Potter, que te pasa, pero como se te ocurre hacer algo tan peligroso. Grito Lily asustada poniéndose pálida como una hoja
- Perdón mamá solo me dio curiosidad. Se disculpó Harry levantando las manos en son de paz
- Uno de estos días tu curiosidad me va a matar. Comento James alborotándose el pelo con frustración
- Llevo diciendo eso dos años. Comento Ron frustrado
Pero Hagrid gruñó y lo enderezó, cogiéndolo del cuello.
- Gracias Hagrid. Dijeron Lily y James aliviados
- Casi me da el infarto cuando lo vi asomarse del carro. Aseguro Hagrid viendo a Harry con cierto reproche
- Lo siento Hagrid. Se disculpó Harry apenado
- No importa. Dijo Hagrid restándole importancia
La cámara setecientos trece no tenía cerradura.
—Un paso atrás —dijo Griphook, dándose importancia. Tocó la puerta con uno de sus largos dedos y ésta desapareció—. Si alguien que no sea un gnomo de Gringotts lo intenta, será succionado por la puerta y quedará atrapado —añadió.
—¿Cada cuánto tiempo comprueban que no se haya quedado nadie dentro? —quiso saber Harry.
- Harry si sabes que la curiosidad mató al gato. Le dijo Hermione burlona a Harry
- Pero el gato murió sabiendo Hermione. Le respondió Harry divertido
- Lo que será un alivio cuando muramos a causa de tu curiosidad. Les dijo Ron a sus amigos a lo que estos soltaron una pequeña carcajada
—Más o menos cada diez años —dijo Griphook, con una sonrisa maligna.
- No necesitaba saber eso. Dijo una Ravenclaw de cuarto año con desagrado
- Creen que sea cierto. Pregunto un Hufflepuff de tercer año pensativo
- Lo es. Aseguro el Bill mayor
- Los gnomos son aterradores. Aseguro una Slytherin de quinto año
- Aterradores tal vez no sea la palabra adecuada, pero si son de cuidado. Aseguro el Bill mayor con seriedad
Algo realmente extraordinario tenía que haber en aquella cámara de máxima seguridad, Harry estaba seguro, y se inclinó anhelante, esperando ver por lo menos joyas fabulosas, pero la primera impresión era que estaba vacía.
Entonces vio el sucio paquetito, envuelto en papel marrón, que estaba en el suelo. Hagrid lo cogió y lo guardó en las profundidades de su abrigo. A Harry le hubiera gustado conocer su contenido, pero sabía que era mejor no preguntar.
- Tú aguantándote la curiosidad, no me lo creo ni por un segundo. Dijo Ron burlón
- Y si es cierto, porque no seguiste haciendo eso cuando nos conocimos. Le pregunto Hermione burlona a Harry señalándose a ella y a Ron
- Porque nuestras vidas hubieran sido muy aburridas. Les contesto Harry divertido
—Vamos, regresemos en ese carro infernal y no me hables durante el camino; será mejor que mantengas la boca cerrada —dijo Hagrid.
Después de la veloz trayectoria, salieron parpadeando a la luz del sol, fuera de Gringotts. Harry no sabía adónde ir primero con su bolsa llena de dinero. No necesitaba saber cuántos galeones había en una libra, para darse cuenta de que tenía más dinero que nunca, más dinero incluso que el que Dudley tendría jamás.
- Eso es obvio. Dijo Fleamont con suficiencia
- Generaciones y generaciones de elaboradores de pociones ricos y exitosos no se superan con facilidad. Aseguro Euphemia con suficiencia
- Y menos si se aspira a ser común. Comento Lily sin malicia
- Es cierto. Concordó James con suficiencia
—Tendrías que comprarte el uniforme —dijo Hagrid, señalando hacia «Madame Malkin, túnicas para todas las ocasiones»—. Oye, Harry; ¿te importa que me dé una vuelta por el Caldero Chorreante? Detesto los carros de Gringotts. —Todavía parecía mareado, así que Harry entró solo en la tienda de Madame Malkin, sintiéndose algo nervioso. Madame Malkin era una bruja sonriente y regordeta, vestida de color malva.
—¿Hogwarts, guapo? —dijo, cuando Harry empezó a hablar—. Tengo muchos aquí... En realidad, otro muchacho se está probando ahora.
- Genial ahora Potter podrá hacerse el mártir como siempre. Se quejó Draco con sus amigos lo escucharon confundiéndolos
- Porque lo dices Draco. Le pregunto Pansy desconcertada
- Ya veras Pansy. Dijo Draco con amargura
En el fondo de la tienda, un niño de rostro pálido y puntiagudo estaba de pie sobre un escabel, mientras otra bruja le ponía alfileres en la larga túnica negra.
- Cuanto apuestas a que es Malfoy. Le pregunto George a Fred poniendo los ojos en blanco
- Claro que es Malfoy, Georgie quien más si no. Le pregunto Fred divertido
Madame Malkin puso a Harry en un escabel al lado del otro, le deslizó por la cabeza una larga túnica y comenzó a marcarle el largo apropiado.
—Hola —dijo el muchacho—. ¿También Hogwarts?
—Sí —respondió Harry.
—Mi padre está en la tienda de al lado, comprando mis libros, y mi madre ha ido calle arriba para mirar las varitas
- Eso solamente es una pérdida de tiempo, la varita escoge al mago tus padres ya deberían de saberlo. Se burló una Ravenclaw de último año y Draco se sonrojó, pero parecía molesto
- Y que más da. Dijo Draco de forma despectiva
- Es ilógico. Dijo la Ravenclaw
- Y que. Le volvió a preguntar Draco de forma despectiva
—dijo el chico. Tenía voz de aburrido y arrastraba las palabras—. Luego voy a arrastrarlos a mirar escobas de carrera. No sé por qué los de primer año no pueden tener una propia. Creo que voy a fastidiar a mi padre hasta que me compre una y la meteré de contrabando de alguna manera.
- Señor Malfoy espero que no se le ocurriera. Le dijo McGonagall indignada
- No lo hice. Dijo Draco rápidamente
- Por su bien espero que sea cierto. Dijo McGonagall amenazadoramente
Harry recordaba a Dudley
- Como me comparas con ese muggle inútil. Le pregunto Draco indignado señalando a Dudley quien se encogió en su asiento avergonzado e indignado
- Tienes razón no fue justo. Dijo Harry de forma despectiva, pero cuando Draco le sonrió de forma despectiva a Dudley, Harry dijo – Dudley no es tan idiota como tú Malfoy. Dijo Harry duramente y su primo le sonrió agradecido
- No se Harry yo creo que si son iguales. Dijo Ron viendo a Dudley a Malfoy de forma despectiva
- No Ron ni Dudley hubiera dicho que esperaba que Hermione fuera asesinada por el heredero de Slytherin. Le dijo Harry por lo bajo a Ron
- Tienes razón Malfoy es peor. Dijo Ron en voz alta para que Malfoy lo escuchara a lo que Malfoy respondió lanzándole una mirada muy fea que Ron ignoro por completo
—¿Tú tienes escoba propia? —continuó el muchacho.
—No —dijo Harry.
—¿Juegas al menos al Quidditch?
—No —dijo de nuevo Harry, preguntándose qué diablos sería el Quidditch.
- Me va a dar un ataque cardiaco. Dijo James tocándose el pecho como si le doliera
- El cachorro no sabe sobre el mejor juego del mundo. Dijo Sirius con la respiración entrecortada
- Harry hijo, dime por favor que juegas Quidditch. Le pregunto James a Harry de forma suplicante tomándolo de las manos mientras se arrodillaba en frente de su hijo
- Lo siento papá no juego Quidditch me mareo en las escobas y sinceramente no me gusta el Quidditch, me aburre muchísimo, prefiero leer en la biblioteca. Le mintió Harry mientras todos los de su generación y del futuro se contenían la risa ante la mirada de horror de Fleamont, James y Sirius a los que parecía que les acababan de decir que el mundo se iba a acabar
- Esto es tu culpa. Dijo James volteándose hacia Lily de forma acusadora
- Perdón a que te refieres exactamente. Le pregunto Lily muy ofendida
- Son tus genes, los Potter siempre hemos sido jugadores de Quidditch lo voy a desheredar. Dijo James rápidamente a lo que Harry se sintió mal
- Bueno, hazlo, me voy a divorciar de ti, te voy a quitar la mitad de todo tu dinero y se lo voy a heredar Harry. Dijo Lily enojada
- O directamente te heredamos a Harry todo. Dijo Euphemia molesta con su hijo
- Sinceramente James eso estuvo de más. Aseguro Fleamont con tranquilidad limpiando sus anteojos
- No lo dije enserio. Aseguro James rápidamente – Era una broma, lo siento fue una estupidez decir eso, lo lamento mucho enserio Harry soy un idiota. Se disculpó James rápidamente dándose cuenta de cómo lucía su hijo
- No importa papá, está bien. Aseguro Harry de manera sincera
- Lo lamento. Se volvió a disculpar James con sinceridad antes de volverse a ir a sentar
—Yo sí. Papá dice que sería un crimen que no me eligieran para jugar por mi casa, y la verdad es que estoy de acuerdo. ¿Ya sabes en qué casa vas a estar?
- Nadie lo sabe idiota es el punto de la selección. Dijo Ron de forma despectiva miedo a Draco
- Los sangre puras siempre sabemos en qué casa quedaremos. Aseguro Malfoy de forma despectiva
- No es cierto. Dijo Astoria Greengrass viendo a Draco como si estuviera viendo a un bicho aplastado – Mi sangre es tan pura como la tuya y aun así no tenía ni idea de en que casa iba a estar. Aseguro Astoria y muchos sangre puras de las cuatro casas asintieron de acuerdo con ella, el hecho de que la persona que lo estaba contradiciendo fuera Slytherin no lo dejaba ser tan despectivo con ella
—No —dijo Harry, sintiéndose cada vez más tonto.
—Bueno, nadie lo sabrá realmente hasta que lleguemos allí, pero yo sé que seré de Slytherin, porque toda mi familia fue de allí. ¿Te imaginas estar en Hufflepuff? Yo creo que me iría, ¿no te parece?
- Oye que te pasa. Gritaron muy ofendidos los Hufflepuff
- Somos leales, trabajadores, honrados y nuestra casa es la que menos magos obscuros ha producido en la historia de Hogwarts todo lo contrario a Slytherin. Dijo Emma muy orgullosa e indignada
—Mmm —contestó Harry, deseando poder decir algo más interesante.
—¡Oye, mira a ese hombre! —dijo súbitamente el chico, señalando hacia la vidriera de delante. Hagrid estaba allí, sonriendo a Harry y señalando dos grandes helados, para que viera por qué no entraba.
- Oye que te pasa no te burles de Hagrid. Dijo Charlie molesto
- Tú quién eres para exigirme algo, ese gigantón es un bruto, ignorante, patético y todo mundo lo sabe y a diferencia de los demás yo si me atrevo a decirlo. Le dijo Draco con desagrado
- Sígueme provocando Malfoy y ya vas a ver lo que te voy a hacer. Lo amenazo Charlie furioso yendo amenazadoramente hacia Draco y los otros Weasley y muchos alumnos se pararon a defender a Hagrid e insultaron a Draco
- Sigue hablando Malfoy y te haré comer concreto. Lo amenazo Ron molesto
- Quiero que lo intentes zanahoria. Dijo Draco burlón
- Ya esa suficiente, señor Malfoy le prohíbo que vuelva a expresarse de esa forma de los miembros del personal de Hogwarts y señores Weasley a ustedes les prohíbo que vuelvan a amenazar a otro estudiante. Dijo McGonagall con seriedad algo fastidiada
- Pero Malfoy empezó. Se quejaron Charlie y Ron indignados
- Es suficiente dije. Dijo McGonagall con severidad
- Ya basta chicos, se los agradezco, pero discutir con Malfoy es una pérdida de tiempo
- Gracias por cuidar a nuestro hijo Hagrid. Dijo Lily sumamente conmovida
- Harry es un niño, un buen niño y debe de ser tratado como un niño y un helado no le hace daño a nadie. Aseguro Hagrid restándole importancia
- Hagrid acaba de darle a Dumbledore una cachetada de guante blanco y ni se dio cuenta. Dijo el Ron mayor por lo bajo mientras soltaba una carcajada
- No se lo digas se pondría a llorar. Aseguro la Hermione mayor agobiada
- Si ya va a llorar lo suficiente con los libros. Aseguro el Harry mayor
—Ése es Hagrid —dijo Harry, contento de saber algo que el otro no sabía—. Trabaja en Hogwarts.
—Oh —dijo el muchacho—, he oído hablar de él. Es una especie de sirviente, ¿no?
- Hagrid no es un sirviente. Dijo Emma indignada
- Y que es, le pagan por estar aquí. Dijo Draco burlón
- Bajo ese precepto todos los adultos del castillo lo son. Aseguro Dora burlona – Estas llamando al profesor Snape sirviente. Le pregunto Dora de forma inquisidora, Snape volteo a ver a Dora indignado y luego decidió que era mejor molestarse con Draco y se volteó para ver a Draco en espera de su respuesta
- Claro que no él es un profesor. Aseguro Malfoy con rapidez al ver la forma en la que lo veía Snape
- Y Hagrid es el guardabosque no un sirviente. Dijo Emma indignada
- Es lo mismo. Aseguro Malfoy fastidiado
—Es el guardabosque —dijo Harry. Cada vez le gustaba menos aquel chico.
- Ahora entiendo porque Potter rechazo a Malfoy. Comento un Ravenclaw de segundo año
- Pues claro Malfoy acaba de insultar a la única persona que ha sido amable con él. Comento una Hufflepuff de segundo año de forma comprensiva
- A eso agréguenle que luego insulto a Weasley. Comento una Slytherin de segundo año
- Es como si estuvieran destinados a llevarse mal. Aseguro Dean resignado
—Sí, claro. He oído decir que es una especie de salvaje, que vive en una cabaña en los terrenos del colegio y que de vez en cuando se emborracha. Trata de hacer magia y termina prendiendo fuego a su cama.
- Eso no es cierto. Dijo Hagrid ofendido
- Claro que no lo es Hagrid. Le dijo Dumbledore de forma tranquilizadora
—Yo creo que es estupendo —dijo Harry con frialdad.
—¿Eso crees? —preguntó el chico en tono burlón—. ¿Por qué está aquí contigo? ¿Dónde están tus padres?
—Están muertos —respondió en pocas palabras. No tenía ganas de hablar de ese tema con él.
—Oh, lo siento —dijo el otro, aunque no pareció que le importara—. Pero eran de nuestra clase, ¿no?
- Draco Lucius Malfoy. Le dijo Narcisa a Draco por lo bajo muy enojada – Me puedes explicar porque demonios fuiste tan insensible con la muerte de los padres de ese chico. Le dijo Narcisa molesta a su hijo lo que más le molestaba era que todo mundo los estuviera juzgando
- Trataba de ser amable. Se justificó Draco por lo bajo rápidamente
- Esa es tu idea de amabilidad. Pregunto Narcisa con incredulidad por lo bajo
- Estaba nervioso y quería ser su amigo. Dijo Draco rápidamente lo que sorprendió a sus padres
- Perdón. Le pregunto Lucius sorprendido, indignado y molesto por lo bajo
- Por eso estaba hablado con él, le preguntaba por el Quidditch porque si te gustaba así podríamos hablar sobre eso y nos haríamos amigos, luego pregunté en que casa quería estar porque pensé que si quedábamos en la misma casa nos conoceríamos desde antes y entonces era más probable que fuéramos amigos, luego hice bromas sobre Hufflepuff y de Hagrid porque pensé que le parecería gracioso y así nos reiríamos juntos esas son el tipo de bromas que haces papá y todos se ríen contigo y a lo último me di cuenta de que yo no te estaba agradando así que me desconcerté mucho, solamente quería tener un amigo antes de llegar nunca había estado lejos de ustedes o de casa y me asustaba un poco. Explico Draco por lo bajo un poco avergonzado
- Querías ser amigo de Potter. Le pregunto Lucius molesto
- No sabía que era Potter. Le recordó Draco a la defensiva mientras los Malfoy hablaban entre ellos a Draco lo llamaron de muchas maneras ofensivas
—Eran un mago y una bruja, si es eso a lo que te refieres
—Realmente creo que no deberían dejar entrar a los otros ¿no te parece? No son como nosotros, no los educaron para conocer nuestras costumbres.
Algunos nunca habían oído hablar de Hogwarts hasta que recibieron la carta, ya te imaginarás. Yo creo que debería quedar todo en las familias de antiguos magos. Y a propósito, ¿cuál es tu apellido? Pero antes de que Harry pudiera contestar, Madame Malkin dijo:
—Ya está listo lo tuyo, guapo.
Y Harry, sin lamentar tener que dejar de hablar con el chico, bajó del escabel.
—Bien, te veré en Hogwarts, supongo —dijo el muchacho.
Harry estaba muy silencioso, mientras comía el helado que Hagrid le había comprado (chocolate y frambuesa con trozos de nueces).
—¿Qué sucede? —preguntó Hagrid.
—Nada —mintió Harry. Se detuvieron a comprar pergamino y plumas. Harry se animó un poco cuando encontró un frasco de tinta que cambiaba de color al escribir. Cuando salieron de la tienda, preguntó:
—Hagrid, ¿qué es el quidditch?
- De acuerdo no es tan grave. Aseguro James que lucía como si estuviera sufriendo
- Actúas como si Harry te hubiera dicho que es un criminal. Le dijo Lily fastidiada
- Lo estoy procesando. Aseguro James frustrado y Lily se limitó a poner los ojos en blanco
—Vaya, Harry; sigo olvidando lo poco que sabes... ¡No saber qué es el quidditch!
—No me hagas sentir peor —dijo Harry. Le contó a Hagrid lo del chico pálido de la tienda de Madame Malkin.
—... y dijo que la gente de familia de muggles no deberían poder ir...
—Tú no eres de una familia muggle. Si hubiera sabido quién eres... Él ha crecido conociendo tu nombre, si sus padres son magos. Ya lo has visto en el Caldero Chorreante. De todos modos, qué sabe él, algunos de los mejores que he conocido eran los únicos con magia en una larga línea de muggles. ¡Mira tu madre! ¡Y mira la hermana que tuvo!
—Seguro que yo estaré en Hufflepuff —dijo Harry desanimado.
- Ya quisieras ser digno de nuestra casa. Dijo un Hufflepuff de quinto año indignado
- Que te pasa Harry no sabía. Dijo Ron molesto
- No sabía nada de Hogwarts en ese entonces. Los interrumpió el Harry mayor apenado – Lo único que sabia de la casa Hufflepuff era lo que me había dicho Malfoy ahora sé perfectamente que Hufflepuff no es así, de hecho, muchos Hufflepuff lucharon valientemente en la guerra. Aseguro el Harry mayor calmando a toda la casa
—Es mejor Hufflepuff que Slytherin —dijo Hagrid con tono lúgubre—. Las brujas y los magos que se volvieron malos habían estado todos en Slytherin. Quien-tú-sabes fue uno.
—¿Vol... perdón... Quien-tú-sabes estuvo en Hogwarts?
—Hace muchos años —respondió Hagrid.
Compraron los libros de Harry en una tienda llamada Flourish y Blotts, en donde los estantes estaban llenos de libros hasta el techo. Había unos grandiosos forrados en piel, otros del tamaño de un sello, con tapas de seda, otros llenos de símbolos raros y unos pocos sin nada impreso en sus páginas.
Hasta Dudley, que nunca leía nada, habría deseado tener alguno de aquellos libros. Hagrid casi tuvo que arrastrar a Harry para que dejara Hechizos y contrahechizos (encante a sus amigos y confunda a sus enemigos con las más recientes venganzas: Pérdida de Cabello, Piernas de Mantequilla, Lengua Atada y más, mucho más), del profesor Vindictus Viridian.
—Estaba tratando de averiguar cómo hechizar a Dudley
Muchos se rieron de eso y Dudley tembló y vio a Harry asustado, pero Harry no lo estaba viendo
- Todavía quieres hacerlo. Le pregunto Ron divertido – Porque podría ayudarte si quieres Hermione también nos ayudara. Le dijo Ron divertido
- Los ayudare, pero no voy a hacer nada ilegal. Les advirtió Hermione
- Me lo pensare. Aseguro Harry divertido
—No estoy diciendo que no sea una buena idea, pero no puedes utilizar la magia en el mundo muggle, excepto en circunstancias muy especiales —dijo Hagrid—. Y de todos modos, no podrías hacer ningún hechizo todavía, necesitarás mucho más estudio antes de llegar a ese nivel.
Hagrid tampoco dejó que Harry comprara un sólido caldero de oro (en la lista decía de peltre) pero consiguieron una bonita balanza para pesar los ingredientes de las pociones y un telescopio plegable de cobre. Luego visitaron la droguería, tan fascinante como para hacer olvidar el horrible hedor, una mezcla de huevos pasados y repollo podrido. En el suelo había barriles llenos de una sustancia viscosa y botes con hierbas. Raíces secas y polvos brillantes llenaban las paredes, y manojos de plumas e hileras de colmillos y garras colgaban del techo. Mientras Hagrid preguntaba al hombre que estaba detrás del mostrador por un surtido de ingredientes básicos para pociones, Harry examinaba cuernos de unicornio plateados, a veintiún galeones cada uno, y minúsculos ojos negros y brillantes de escarabajos (cinco knuts la cucharada). Fuera de la droguería, Hagrid miró otra vez la lista de Harry
—Sólo falta la varita... Ah, sí, y todavía no te he buscado un regalo de cumpleaños.
Harry sintió que se ruborizaba.
- Muchas gracias Hagrid. Dijo James sumamente agradecido y conmovido
- Jamás podremos pagarte por todo lo que hiciste por nuestro hijo, lo rescataste de las ruinas de nuestra casa, fuiste por el a ese horrible lugar, le hablaste de James y de mí y en un día lo trataste con más consideración y humanidad que nadie en años. Le dijo Lily sumamente agradecida
- Oh ya basta dejen de agradecerme por tonterías no hice nada que no hubiera hecho una persona decente. Aseguro Hagrid restándole importancia
- Pero no todos son personas decentes. Comento Remus
- Y tu fuste la primera persona en tratar bien a mi cachorro en una década y eso no es cualquier cosa. Aseguro Sirius conmovido
- Bueno pues Harry es un gran chico y se lo merece. Aseguro Hagrid sin saber que más decir
—No tienes que...
—Sé que no tengo que hacerlo. Te diré qué será, te compraré un animal. No un sapo, los sapos pasaron de moda hace años, se burlarán...
- Hagrid los sapos no tienen nada de malo. Dijo Neville ofendido que adoraba a su sapo
- Lo siento chico, pero me parecen algo aburridos, aunque son mascotas muy tranquilas. Dijo Hagrid restándole importancia
- Eso no aplica en Trevor, Neville él es genial siempre está escapándose y escondiéndose por ahí. Dijo Ron con amabilidad y Neville se lo agradeció
Y no me gustan los gatos, me hacen estornudar. Te voy a regalar una lechuza. Todos los chicos quieren tener una lechuza. Son muy útiles, llevan tu correspondencia y todo lo demás.
Veinte minutos más tarde, salieron del Emporio de la Lechuza, que era oscuro y lleno de ojos brillantes, susurros y aleteos. Harry llevaba una gran jaula con una hermosa lechuza blanca, medio dormida, con la cabeza debajo de un ala.
- Oh Hedwig, mi amada Hedwig no puede creer que ya no estés. Suspiro el Harry mayor recordando a su amada lechuza y sus amigos y su novia lo consolaron
- Como lo siento hermano, vas a ver que hasta a ella la salvaremos. Aseguro el Ron mayor de forma optimista
- Supongo que es cierto. Dijo el Harry mayor algo más animado
Y no dejó de agradecer el regalo, tartamudeando como el profesor Quirrell.
—Ni lo menciones —dijo Hagrid con aspereza—. No creo que los Dursley te hagan muchos regalos. Ahora nos queda solamente Ollivander, el único lugar donde venden varitas, y tendrás la mejor.
Una varita mágica... Eso era lo que Harry realmente había estado esperando.
- Como todos los alumnos. Dijo Flitwick divertido y todos asintieron
- Si, nadie se emociona cuando a la librería por los libros para las clases. Aseguro McGonagall
- No es que nosotros hayamos sido diferentes. Dijo Sprout divertida
- Pues no. Comento Madame Pomfrey divertida
La última tienda era estrecha y de mal aspecto. Sobre la puerta, en letras doradas, se leía: «Ollivander: fabricantes de excelentes varitas desde el 382 a.C.». En el polvoriento escaparate, sobre un cojín de desteñido color púrpura, se veía una única varita.
Cuando entraron, una campanilla resonó en el fondo de la tienda. Era un lugar pequeño y vacío, salvo por una silla larguirucha donde Hagrid se sentó a esperar. Harry se sentía algo extraño, como si hubieran entrado en una biblioteca muy estricta. Se tragó una cantidad de preguntas que se le acababan de ocurrir, y en lugar de eso, miró las miles de estrechas cajas, amontonadas cuidadosamente hasta el techo. Por alguna razón, sintió una comezón en la nuca. El polvo y el silencio parecían hacer que le picara por alguna magia secreta.
—Buenas tardes —dijo una voz amable.
Harry dio un salto. Hagrid también debió de sobresaltarse porque se oyó un crujido y se levantó rápidamente de la silla.
Un anciano estaba ante ellos; sus ojos, grandes y pálidos, brillaban como lunas en la penumbra del local.
—Hola —dijo Harry con torpeza.
—Ah, sí —dijo el hombre—. Sí, sí, pensaba que iba a verte pronto. Harry Potter.
- Claro que lo sabía, tú eres famoso y todos van a comprar sus varitas ahí a los 11 años a su tienda. Dijo James poniendo los ojos en blanco
—No era una pregunta—. Tienes los ojos de tu madre. Parece que fue ayer el día en que ella vino aquí, a comprar su primera varita. Veintiséis centímetros de largo, elástica, de sauce. Una preciosa varita para encantamientos.
El señor Ollivander se acercó a Harry. El muchacho deseó que el hombre parpadeara. Aquellos ojos plateados eran un poco lúgubres.
—Tu padre, por otra parte, prefirió una varita de caoba. Veintiocho centímetros y medio. Flexible. Un poquito más poder- osa y excelente para transformaciones. Bueno, he dicho que tu padre la prefirió, pero en realidad es la varita la que elige al mago.
El señor Ollivander estaba tan cerca que él y Harry casi estaban nariz contra nariz. Harry podía ver su reflejo en aquellos ojos velados.
—Y aquí es donde...
- No puedo creer que se atreviera a hacer eso. Dijo McGonagall conmocionada e indignada
- Pareciera que no se dan cuenta que incomodan a Potter. Dijo Sprout algo molesta
- No se dan cuenta o no quieren darse cuenta. Le pregunto Madame Pomfrey con seriedad
El señor Ollivander tocó la luminosa cicatriz de la frente de Harry, con un largo dedo blanco.
- Eso es muy grosero e irrespetuoso. Dijo Hermione enojada
- No eres un perro callejero para que te estén tocando. Dijo Ron molesto
- Parecieran que piensan que soy un objeto. Aseguro Harry resignado, pero molesto
—Lamento decir que yo vendí la varita que hizo eso —dijo amablemente—.
Treinta y cuatro centímetros y cuarto. Una varita poderosa, muy poderosa, y en las manos equivocadas... Bueno, si hubiera sabido lo que esa varita iba a hacer en el mundo...
Negó con la cabeza y entonces, para alivio de Harry, fijó su atención en Hagrid.
—¡Rubeus! ¡Rubeus Hagrid! Me alegro de verlo otra vez... Roble, cuarenta centímetros y medio, flexible... ¿Era así?
—Así era, sí, señor —dijo Hagrid.
—Buena varita. Pero supongo que la partieron en dos cuando lo expulsaron —dijo el señor Ollivander, súbitamente severo.
—Eh..., sí, eso hicieron, sí —respondió Hagrid, arrastrando los pies—. Sin embargo, todavía tengo los pedazos —añadió con vivacidad.
—Pero no los utiliza, ¿verdad? —preguntó en tono severo.
—Oh, no, señor —dijo Hagrid rápidamente. Harry se dio cuenta de que sujetaba con fuerza su paraguas rosado.
—Mmm —dijo el señor Ollivander, lanzando una mirada inquisidora a Hagrid—. Bueno, ahora, Harry... Déjame ver. —Sacó de su bolsillo una cinta métrica, con marcas plateadas—. ¿Con qué brazo coges la varita?
—Eh... bien, soy diestro —respondió Harry.
—Extiende tu brazo. Eso es. —Midió a Harry del hombro al dedo, luego de la muñeca al codo, del hombro al suelo, de la rodilla a la axila y alrededor de su cabeza. Mientras medía, dijo.
- Siempre me he preguntado si todas esas medidas son para algo. Comento Ron con curiosidad
- Seguro que solo lo hace para impresionar. Aseguro Harry divertido
- Quien sabe porque las varitas tienen distintas medidas. Comento Hermione
— Cada varita Ollivander tiene un núcleo central de una poderosa sustancia mágica, Harry. Utilizamos pelos de unicornio, plumas de cola de fénix y nervios de corazón de dragón. No hay dos varitas Ollivander iguales, como no hay dos unicornios, dragones o aves fénix iguales. Y, por supuesto, nunca obtendrás tan buenos resultados con la varita de otro mago.
De pronto, Harry se dio cuenta de que la cinta métrica, que en aquel momento le medía entre las fosas nasales, lo hacía sola. El señor Ollivander estaba revoloteando entre los estantes, sacando cajas.
—Esto ya está —dijo, y la cinta métrica se enrolló en el suelo—. Bien, Harry Prueba ésta. Madera de haya y nervios de corazón de dragón. Veintitrés centímetros. Bonita y flexible. Cógela y agítala.
Harry cogió la varita y (sintiéndose tonto) la agitó a su alrededor, pero el señor Ollivander se la quitó casi de inmediato.
—Arce y pluma de fénix. Diecisiete centímetros y cuarto. Muy elástica. Prueba...
Harry probó, pero tan pronto como levantó el brazo el señor Ollivander se la quitó.
—No, no... Ésta. Ébano y pelo de unicornio, veintiún centímetros y medio. Elástica. Vamos, vamos, inténtalo.
Harry lo intentó. No tenía ni idea de lo que estaba buscando el señor Ollivander. Las varitas ya probadas, que estaban sobre la silla, aumentaban por momentos, pero cuantas más varitas sacaba el señor Ollivander, más contento parecía estar.
- Cuantas probaste. Le pregunto Bill con interés
- No lo sé después de 15 deje de contarlas. Dijo Harry como sin nada, pero todos parecían impresionados
—Qué cliente tan difícil, ¿no? No te preocupes, encontraremos a tu pareja perfecta por aquí, en algún lado. Me pregunto... sí, por qué no, una combinación poco usual, acebo y pluma de fénix, veintiocho centímetros, bonita y flexible.
Harry tocó la varita. Sintió un súbito calor en los dedos. Levantó la varita sobre su cabeza, la hizo bajar por el aire polvoriento, y una corriente de chispas rojas y doradas estallaron en la punta como fuegos artificiales, arrojando manchas de luz que bailaban en las paredes.
- Esa es la indicada. Dijeron muchos emocionados
- Y muy útil. Aseguro el Harry mayor por lo bajo
Hagrid lo vitoreó y aplaudió y el señor Ollivander dijo:
—¡Oh, bravo! Oh, sí, oh, muy bien. Bien, bien, bien... Qué curioso... Realmente qué curioso...
- Que es lo curioso. Pregunto Lily confundida
- Mi varita, más bien su varita hermana. Comento Harry preocupado
- Varita hermana. Pregunto James desconcertado
- El libro lo va a explicar. Dijo Harry sin querer dar más explicaciones
Puso la varita de Harry en su caja y la envolvió en papel de embalar, todavía murmurando: «Curioso... muy curioso».
—Perdón —dijo Harry—. Pero ¿qué es tan curioso?
El señor Ollivander fijó en Harry su mirada pálida.
—Recuerdo cada varita que he vendido, Harry Potter. Cada una de las varitas. Y resulta que la cola de fénix de donde salió la pluma que está en tu varita dio otra pluma, sólo una más. Y realmente es muy curioso que estuvieras destinado a esa varita, cuando fue su hermana la que te hizo esa cicatriz.
- Que. Preguntaron todos sorprendidos
- La varita del que no debe de ser nombrado. Preguntaron por lo bajo muchos como para confirmar lo que habían escuchado
- Es varita debe ser destruida. Dijo Cornelius apuntando hacia la varita de Harry – Aurores confisquen y destruyan la varita de Harry Potter. Ordeno Fudge sumamente fuera de si
- Por supuesto que no. Dijo Harry escondiendo su varita en su túnica
- Es una orden, Aurores quítenle la varita y destrúyanla. Ordeno Fudge entonces la Hermione adulta junto al Ron adulto se levantaron y le gritaron
- Cierre la boca y no sea ridículo. Dijo el Ron mayor fastidiado
- Como se atreven a hablarle así al primer ministro. Chillo Umbridge indignada
- Usted también cállese. Le grito la Hermione mayor fastidiada
- La varita es un objeto no es malo ni bueno el que tan buena sea solamente dependerá del uso que el señor Potter le dé no de si comparta una pluma con la de Voldemort. Dijo Dumbledore tranquilizando a todos – Ahora señorita Weasley Continué leyendo. Le pidió Dumbledore a Ginny con amabilidad
Harry tragó, sin poder hablar.
—Sí, veintiocho centímetros. Ajá. Realmente curioso cómo suceden estas cosas. La varita escoge al mago, recuérdalo... Creo que debemos esperar grandes cosas de ti, Harry Potter... Después de todo, El-que-no-debe-ser-nombrado hizo grandes cosas... Terribles, sí, pero grandiosas.
Muchos estaban enojados por el comentario, pero también estaban de acuerdo hasta cierto punto, el que no debe de ser nombrado podría haber sido un ser absolutamente perverso, pero eso no quitaba el hecho de que conocía ramas de la magia con la que algunos no podían ni soñar.
Harry se estremeció. No estaba seguro de que el señor Ollivander le gustara mucho. Pagó siete galeones de oro por su varita y el señor Ollivander los acompañó hasta la puerta de su tienda.
Al atardecer, con el sol muy bajo en el cielo, Harry y Hagrid emprendieron su camino otra vez por el callejón Diagon, a través de la pared, y de nuevo por el Caldero Chorreante, ya vacío. Harry no habló mientras salían a la calle y ni siquiera notó la cantidad de gente que se quedaba con la boca abierta al verlos en el metro, cargados con una serie de paquetes de formas raras y con la lechuza dormida en el regazo de Harry. Subieron por la escalera mecánica y entraron en la estación de Paddington. Harry acababa de darse cuenta de dónde estaban cuando Hagrid le golpeó el hombro.
—Tenemos tiempo para que comas algo antes de que salga el tren —dijo. Le compró una hamburguesa a Harry y se sentaron a comer en unas sillas de plástico. Harry miró a su alrededor. De alguna manera, todo le parecía muy extraño.
—¿Estás bien, Harry? Te veo muy silencioso —dijo Hagrid. Harry no estaba seguro de poder explicarlo. Había tenido el mejor cumpleaños de su vida y, sin embargo, masticó su hamburguesa, intentando encontrar las palabras.
—Todos creen que soy especial —dijo finalmente—. Toda esa gente del Caldero Chorreante, el profesor Quirrell, el señor Ollivander... Pero yo no sé nada sobre magia. ¿Cómo pueden esperar grandes cosas? Soy famoso y ni siquiera puedo recordar por qué soy famoso. No sé qué sucedió cuando Vol... Perdón, quiero decir, la noche en que mis padres murieron. Hagrid se inclinó sobre la mesa. Detrás de la barba enmarañada y las espesas cejas había una sonrisa muy bondadosa.
—No te preocupes, Harry. Aprenderás muy rápido. Todos son principiantes cuando empiezan en Hogwarts. Vas a estar muy bien. Sencillamente sé tú mismo. Sé que es difícil. Has estado lejos y eso siempre es duro. Pero vas a pasarlo muy bien en Hogwarts, yo lo pasé y, en realidad, todavía lo paso.
- Eso es cierto Hogwarts es asombroso. Dijo Sirius nostálgico Hogwarts había sido el lugar en donde había conocido la felicidad
- Si no hay mejor lugar. Aseguro Hagrid feliz
Hagrid ayudó a Harry a subir al tren que lo llevaría hasta la casa de los Dursley y luego le entregó un sobre.
—Tu billete para Hogwarts —dijo—. El uno de septiembre, en Kings Cross. Está todo en el billete. Cualquier problema con los Dursley y me envías una carta con tu lechuza, ella sabrá encontrarme... Te veré pronto, Harry.
El tren arrancó de la estación. Harry deseaba ver a Hagrid hasta que se perdiera de vista. Se levantó del asiento y apretó la nariz contra la ventanilla, pero parpadeó y Hagrid ya no estaba.
- Hagrid no le dijiste como entrar al andén del tren. Dijo Lily preocupada
- Demonios lo lamento mucho Harry. Dijo Hagrid preocupado
- No importa, fue mejor. Dijo Harry viendo a Ron que le sonrió a Harry con complicidad
- Muy bien veamos el siguiente recuerdo. Dijo Dumbledore de forma animada
La pantalla se encendió y apareció una pequeña niña como de cinco años que corría en un enorme y hermoso jardín y en el fondo se veía una mansión muy hermosa, la niña era perseguida por cuatro chicos y una chica que fingían que no podían atraparla, todos reían hasta que un chico de cabello negro atrapo a la niña y la levanto en el aire.
- Te atrape pequeña Dora. Dijo Sirius dándole vuelta en el aire y asiéndole cosquillas
- Tío Silius no bájame. Dijo Dora riéndose divertida
- Dora ten piedad de nosotros no podemos seguir corriendo. Dijo un joven James que le faltaba aire al igual que los demás
- No hay que seguir jugando. Dijo Dora haciendo una carita triste con pucheros
- Danos cinco minutos de descanso. Le suplico Peter mientras se acostaba en el pasto
- No juguemos a las escondidas. Exigió Dora mientras Sirius la bajaba cansado
- Merlín llévame contigo. Pidió Remus en voz baja exhausto apoyando sus manos en sus rodillas
- Dora que te parece si jugamos con muñecas. Dijo Lily que estaba agotada
- Está bien, pero me van a deber dulces. Ofreció Dora simplemente
- Claro. Dijo Sirius rápidamente
- Gracias Merlín. Dijo Remus aliviado
- Como tiene tanta energía en un cuerpo tan pequeño. Pregunto Peter que estaba en el suelo apenas respirando.
- Quién sabe. Dijo James sumamente agotado
- Seguramente es culpa de lunático. Dijo Sirius viendo con reproche a Remus
- Que como podría ser mi culpa. Pregunto Remus ofendido
- Porque tú le diste chocolate a Dora y por eso tiene tanta energía. Le reclamo Sirius que ya se había sentado en el pasto al igual que todos
- Es que ella me pidió y me hizo un puchero como se supone que se lo negara. Dijo Remus defendiéndose
- Ya cállense los dos la niña está regresando. Dijo Lily que no quería que ellos discutieran enfrente de la niña
Las imágenes mostraban como se pasaron toda la tarde jugando con la niña hasta casi llegada la noche y la imagen paso a la niña en su cama siendo acostada y arropada por su madre.
- Mami cuando volvelá a venil el tío Silius y sus amigos. Pregunto Dora con una cara triste
- No lo sé princesa. Dijo Andrómeda acariciándole la cara con sumo cuidado
- Yo no quelo sel plincesa. Dijo Dora simplemente
- Porque no quieres ser princesa mi amor. Pregunto Andrómeda confundida y con curiosidad
- Polque las plincesas tienen castillos y yo ya tengo uno y tienen amigos animales y yo ya tengo al tío Silius y sus amigos y ellos se vuelven animales y se casan con niños y el tío Silius dicen que los besan y ya no hacen nada más y se abulen yo no quielo eso, no me gusta estal abulida. Explico Dora simplemente dejando sorprendida a su madre
- De acuerdo mi amor. Dijo Andrómeda con gentileza – Entonces no eres una princesa eres un ángel. Dijo Andrómeda mientras acariciaba la mejilla de su hija
- Pol que un ángel. Pregunto Dora confundida
- Porque cuando llegaste al mundo nos salvaste a tu papá y a mí. Le explico Andrómeda sin dejar de acariciar su cabeza
- Entonces no te pleocupes mami polque yo los voy a cuidal. Dijo muy segura la pequeña niña
- No mi amor somos tu papá y yo los que te tenemos que cuidar a ti nosotros somos los padres. Dijo Andrómeda riéndose por la inocencia de la niña
- No yo soy el ángel yo los cuido. Dijo Dora con determinación
- De acuerdo, descansa mi amor. Dijo Andrómeda besando la frente de su hija y retirándose del cuarto
La imagen paso a Dora de unos ocho años buscando a su madre por todas partes y al encontrar finalmente a su madre ella estaba sentada en una cama llorando desconsoladamente mientras apretaba un periódico con furia, Dora se escondió detrás del marco de la puerta y observo a su madre mientras lloraba y cuando su madre finalmente dejo de llorar, se acomodó la ropa, se limpió los ojos y se fue de la habitación por otra puerta y Dora entro a leer el periódico que su madre tenía y comenzó a leerlo mientras tenía una cara de incredulidad arrugo el periódico con ira y lo tiro a la basura.
- Pero que tonterías. Dijo Dora furiosa mientras rompía el periódico en muchos pedazos – Todas son estas son mentiras. Aseguro Dora molesta
Muchos veían enternecidos a Sirius, Remus, Lily, James y Dora, le comentaban a Dora lo adorable que era y le preguntaban porque hablaba tan raro
- Todavía recuerdo ese día. Dijo Sirius con cariño y nostalgia
- Si pasamos todo el día corriendo, saltando y dando vueltas con la pequeña Dora. Comento James divertido
- Es cierto jugamos a las muñecas como quince minutos y luego la pequeña Dora se puso a correr de nuevo. Comento Remus riéndose
- Y eso que la pequeña Dora fue generosa con nosotros el siguiente descanso que nos dio fue de solo diez minutos. Comento Lily divertida
- Hoy en día sigo preguntándome como tenía tanta energía en un cuerpo tan pequeño. Dijo James incrédulo – Apenas y media esto. Dijo James mostrando el tamaño que tenía Dora con sus manos
- Fue un día divertido pero agotador. Comento Lily enternecida
- Es cierto. Concordó Remus – Yo estaba tan cansado que estuve tres días durmiendo. Dijo Remus riéndose
- Ni te quejes Remus porque fue tu culpa que tuviera tanta energía. Le reclamo Sirius molesto
- Y como por que sería mi culpa que una niña de seis años tuviera energía. Le pregunto Remus sumamente indignado
- Porque tú le diste chocolate y por eso se la paso corriendo todo el día. Aseguro Sirius como si fuera obvio
- Ella me lo pidió. Aseguro Remus a la defensiva – Que querías que hiciera que le dijera que no, me hizo pucheros si le decía que no se iba a poner a llorar. Aseguro Remus a la defensiva
- Pues sí, así no habríamos pasado todo el día corriendo. Dijo Sirius como si fuera obvio
- Si la pequeña Dora se hubiera puesto a llorar tú te hubieras puesto a llorar con ella Sirius. Aseguro Remus indignado
- No es cierto. Aseguro Sirius indignado
- Si lo es. Aseguro James riéndose de Sirius
- Igual es tu culpa Remus. Aseguro Sirius
- Ya deja en paz a Remus, Sirius. Dijo Lily fastidiada
- Por qué siempre lo defiendes a él. Pregunto Sirius indignado
- Por qué yo quiero. Le corto Lily fastidiada
La imagen volvió a cambiar y Dora estaba caminando por su casa mientras jugaba con una muñeca cuando se volvió a encontrar a su madre llorando en una habitación escondida con un periódico en las manos tardo un tiempo en salir de la habitación no sin antes volver a limpiarse los ojos y tirar el periódico en la basura al salir de la habitación Dora volvió a agarrar el periódico para leerlo y al leerlo lucía absolutamente horrorizada, tanto que tuvo que sentarse de la impresión mientras leía una y otra vez el periódico
La imagen vuelve a cambiar y ahora un periódico está en la isla de la cocina y al leerlo la niña lo ve con admiración y asombro.
- Que fue eso ultimo pequeña Dora. Le pregunto James confundido a Dora ya Tonks
- Nariz. Mintió Dora
- Paso hace mucho. Aseguro Tonks
- No sabía que me había visto llorar esos días. Dijo Andrómeda mortificada – Porque no me lo dijiste. Le pregunto Andrómeda a su hija
- No necesitabas más problemas en ese entonces y ya lo estabas pasando mal. Le respondió Dora a su madre con una sonrisa de resignación
- La madre soy yo Nymphadora no es tu deber cuidarme. Aseguro Andrómeda algo molesta
- Mamá. Iba a replicar Dora algo molesta
- Es suficiente hablaremos luego. Corto la discusión Ted
