Aviso: Volveré a postear los capitulos que ya estaban para corregir errores,
no supe hacerlo correctamente xd
Una disculpa
Aclaraciones: Todo el contenido conocido pertenece a la Saga de Harry Potter.
Advertencia: Contenido +18 Puedes encontrar violencia, pensamientos suicidas y contenido sexual
Dramione de principio a fin.
Estamos ubicados en el séptimo libro.
Se cambiaron hechos y fechas para favorecer a la trama.
Disfruten la lectura.
Capitulo 1
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Sus miradas se encontraron por una fracción de segundo y Hermione no pudo percibir nada en aquel rostro inexpresivo pero había algo en el iris color mercurio, algo que nunca antes había visto en él.
Tembló tirada en piso afectada aún por la tortura que Bellatrix había aplicado sobre ella, estaban en el recibidor de la mansión de los Malfoy, el suelo estaba frío parecía de fino mármol bajo su mejilla, se sentía indefensa ante la mirada de los presentes, un par de carroñeros Narcissa, Draco, Bellatrix y un par de mortifagos a los que no supo poner nombre.
Podía sentir su brazo arder con la piel desgarrada a la palabra sangre sucia escrita, una solitaria lagrima se deslizó por su mejilla apartando la mirada de él, su cerebro, siempre ágil parecía hecho gelatina, tras varios cruciatus apenas y podía recordar como respirar propiamente.
Ella no, joder pensaba el mago —Vamos Draco, debes poner en práctica lo que te he enseñado — Escuchó la molesta y burlona voz de su tía, maldita sea. San Potter no puede cumplir una puñetera promesa seguramente así acabará con Voldemort.
Se acercó al cuerpo tembloroso de la mujer que había sido torturada por quizá media hora frente a sus ojos y pese a estar afectado, con el pulso palpitando en su oídos se dirigió con total calma y una expresión de claro desprecio planteado en los perfectas y afiladas facciones.
— ¿Crees que quiero desperdiciar mi magia en esta sangre sucia? —
Escuchó a Hermione gemir del dolor mientras se retorcía ante un nuevo ataque de Bellatrix, la mano le tembló en el bolsillo y tuvo que hacer completo uso de todas sus facultades para mantener aquel rostro inexpresivo y en todo caso mostrar asco. Quería asesinar a su tía, romper su frágil cuello con sus propias manos, pero no podía hacerlo. Estaba en completa desventaja.
— Hazlo, mátala demuestra al señor oscuro que haz crecido sobrino, se alegrara de ver su cabeza, la cabeza de la mejor amiga de Potter, nos felicitará Draco — La voz melosa de su Bella llegó a él provocándole un escalofrío. Matarla. Claro... mejor mátame a mi, después de eso poco sentido tendría seguir viviendo. Debía hacer algo pronto.
Apretó los labios y asintió acercándose intentado mostrar una sonrisa burlona que para su buena suerte fue convincente, hasta finalmente agacharse frente a ella, estiro la mano hasta sus cabellos aprisionando la mata castaña con sus dedos, para hacer que lo mirase, el movimiento brusco provoco un quejido en la mujer pero cuando sus ojos se encontraron algo despertó en Hermione ¿qué era esa extraña sensación de calma?
Lo vio levantar la varita y cerró los ojos sabiendo que moriría, estaba lista, no había soltado ni un poco de información, por lo menos podría morir tranquila.
Respiró pausado esperando su destino y entonces lo sintió, el jalón y la sensación de vértigo en todo su cuerpo mientras era guiada y envuelta en unos brazos que resultaron extrañamente familiares y un aroma... ese aroma varonil, elegante, atrayente... ¿por qué lo reconocía?
Hermione tardó un rato en darse cuenta que había caído sobre la tierra, sintió una ramitas en sus palmas estando sentada sobre el suelo de un bosque en pleno invierno, había un poco de nieve humedeciendo sus pantalones de mezclilla bajo su trasero, pero lo más importante, estaba rodeaba por esos brazos, esa presencia masculina que sentía tan familiar y generaba una suave caricias en el vacío que no le dejaba dormir por las noches. Era como esa pieza perdida, eso que había pedido un año atrás arrastrándole a una oscuridad que apenas le permitía vivir con normalidad.
No supo porque, pero sus ojos se llenaron de lágrimas y empezó a temblar, cuando sintió que el agarre se soltaba se encontró aprisionándolo entre sus brazos. No quería perder en esa calma. Esa pieza perdida. No quería.
No puede ser... La tenía entre sus brazos en su interior estaba maldiciendo a Potter pero al percibir el aroma dulce de sus cabellos no pudo más que agradecer ese pequeño momento. ¿Pequeño?
Joder Malfoy acabas de traicionar a tu familia y a Voldemort.
Intento soltarla, pero ella se aferró a él llorando como una niña y su pecho se ablando, como siempre lo hacía. Voldemort se podía ir a la mierda. NO espera
— Yo también te extrañé Granger – Soltó con todo el desdén que pudo. Ella pareció calmarse, deshizo el agarre y lo miró como si lo reconociese recién, Draco estaba inmaculado, no había un ápice de expresión en el pero el brillo metálico de su mirada estaba expectante.
—Malfoy... — Dijo ella de pronto sorprendida, arrastrándose con los pies para imponer distancia entre sus cuerpos. Con desconfianza. Una pequeña voz se burló del rubio en su cerebro.
—Dadas las circunstancias no creo que tu mejor opción ahora sea tenerme miedo — Repuso él con cautela, levantándose para limpiar su capa y sus manos mirando los alrededores.
"No pudiste pensar un mejor lugar imbécil" se dijo, dada la situación. Pensar no era una opción.
— ¿Por qué me salvaste? —
Esa dulce voz, sus grandes ojos avellana. Joder como la odiaba. La odiaba porque le hacía inevitable el quererla, casi desesperadamente. Apretó la mandíbula percatándose de lo cansada que se veía incluso para ponerse en pie por lo que intentó acercarse, ella lo miró con recelo, ahí estaba de nuevo, el corazón ardiendo.
—No hagas preguntas, dime a donde puedo llevarte o toma tu varita y vete — Le ordenó.
Hermione siempre odió aquella prepotencia que mostraba el rubio, intentó pararse pero la torpeza la detuvo en el camino y el la recibió con su cuerpo, fuerte. De nuevo ese aroma familiar. El tacto de su mano sobre sus brazos relajándola. Extraño..
— Draco.. — Soltó como un rezago de su memoria, nunca lo había llamado por su nombre, pero aquella simple palabra sonó tan... familiar frunció el entrecejo mirándolo como si quisiese leerlo. ¿Por qué el le traía esa calma que había buscado por meses? Incluso en pociones, nada funcionaba ¿por qué él sí?
Él se había quedado helado, hacía tiempo que no le escuchaba decir su nombre, de sus labios sonaba tan dulce "joder Draco relájate". Trago saliva y cogió aire, mala idea, ahí estaba el aroma dulzón de su cabello inundando sus fosas nasales. ¿A quien engañaba? Lo tenía jodido. Pero aquello no estaba bien. No lo estaba. Ahora más que nunca.
— Granger, no creo que mi tía te haya freído el cerebro, dime a donde cómo quieres que te lleve — Parecía irritado, el tono aterciopelado de su voz mostraba impaciencia.
—No te daré la ubicación de los míos si es lo que quieres — Dijo la leona y ahí estaba, esa preciosa expresión, como si intentase leer runas demasiado complicadas.
Una sonrisa ladeada y burlona surco en los labios de Draco — Pues vete ahora que me encuentro generoso — Ella lo fulminó con la mirada y cuando pudo mantener el equilibrio lo soltó, quedándose con una persistente sensación de vacío a la falta de su tacto.
Miro la varita que él le ofrecía reconociendo el diseño irregular de flores en la madera, era su varita. Titubeó por un momento y la tomó, la corriente electrizante que percibió al rozar ligeramente sus dedos con los suyos la hizo clavar su mirada en la de él.
— Me estoy volviendo loca... — Murmuró, el levantó las cejas con curiosidad.
— Los dudo mucho — Hizo una expresión con la mano dándole espacio para que se fuera, como quien ordena a un perro. Ella dudó. Mirándolo fijamente, no podía alejarse no ahora que había encontrado la cura... a eso...
— Te van a matar si me dejas ir —Pensó al tiempo que hablaba, el miedo se vio reflejado en su mirada y él lo notó.
Si Granger por ti moriría, es una buena causa. Pensó con amargura pese a ser realidad sin mostrar nada, apartó la mirada incapaz de sostener esa angustia que ella mostraba aunque por fuera era pura indiferencia e incluso aburrimiento.
— ¡Vaya! el ratón de biblioteca de preocupa por mi, me siento halagado — Soltó con desdén, ella se encogió un poco, no supo cómo tuvo el valor de acercarse y tomar su mano con la suya. De nuevo esa sensación. De nuevo sentía como si todo estuviese en su lugar.
—Ven conmigo — Pidió. Draco casi casi se atraganta pero se mantuvo impasible.
-— No
— ¿Por qué? — Quiso saber con inquietud.
— Sino me entrego mataran a mi madre — Una sonrisa triste surco en sus labios. Era irónico se había convertido en mortifago para salvarlas a las dos. Y ahora debía morir para salvarlas otra vez. Irónico, casi poético.
— ¿Tu crees que tu madre estará muy feliz de saber que moriste por ella? — Su voz salió terriblemente estrangulada ante la idea de su muerte ¿por qué sentía que le arrancaban ese músculo tan necesario para vivir de solo pensarlo?
—Seguramente estará muy feliz de saber que la abandoné a ella por una sangre sucia — El siseo de su voz la heló, aquellas palabras sonaban tan vacías cuando las decía. Hacía mucho tiempo que todo el complejo por la sangre se le hacía ridículo. Su madre sabía su situación y no lo juzgó, se mostró comprensiva e incluso guardo su secretó, estaba seguro que ella era consciente de eso cuando sus miradas se encontraron en el recibidor ante la tortura de Hermione, Narcissa sabía que él haría lo que hizo. Por ella.
—Ven conmigo, te ayudare con tu madre – Y ahí estaban esos ojos tan expresivos color avellana, las motitas doradas en el iris, con sus largas pestañas, podía jurar que podía perderse ahí delineando cada detalle hasta que se acabara el mundo, maldita Granger.
— ¿Por qué quieres ayudarme? — Soltó el quizá un poco más seco de lo necesario, resguardo sus manos en los bolsillos de su pantalón sastre color negro.
— Porque.. — Dudó — Porque me salvaste.
No podía decirle ¿qué pensaría de ella si le dijese que todos esos meses había estado en la agonía constante de haber perdido algo sumamente importante y el llenaba ese vacío? ¿cómo?
— No tienes que ser altruista conmigo, tu y yo nos odiamos ¿recuerdas? —
Ella dudó de nuevo, no era del todo verdad, se mordió el labio pensando en algo coherente pero no podía formular un pensamiento que llenasen sus expectativas en cuanto a lógica, no con lo que el había despertado en ella, no cuando se sintió dormida y perdida hasta que el la regresó a la vida sin si quiera proponérselo con el simple tacto de sus manos.
¿Por qué?
— Yo no te odio Malfoy — Y si, había sinceridad en su mirada, un quejido de dolor se formó en su rostro rostro al sentir el aire frío rozando su piel dañada, se llevó la mano a la herida en su brazo intentando cubrirla de la brisa invernal, Draco sintió su mano temblar dentro del bolsillo de sus pantalones incapaz de controlar sus ansias se dirigió a ella tomándola del brazo con firmeza, lo suficientemente fuerte para que no se alejase pero sin llegar a causarle dolor, analizó la herida y sintió la furia fluir desde sus adentros, maldita Bellatrix. Apretó los labios.
— Dejará cicatriz— Sentenció
Hermione aunque hubiese querido no hubiese podido hacer que la soltara porque no quería que lo hiciera, tenía la impetuosa necesidad de que la abrazara hasta que se llevara con él aquel pesado sentimiento de vacío.
Lo vio sacar su varita pero no tuvo miedo, él en cambio atino a conjurar una vendas sobre su piel que le trajeron confort.
— Gracias.. —
—Ya vete – Ordenó de nuevo
— No me iré sin ti —
— Con un carajo Hermione puedes por una puta vez en la vida hacer lo que te digo — No pudo mantener la aparente calma, su desesperación fue bastante notoria. Ella no pudo más que notar como su nombre se escuchaba de su voz, extrañamente aquello la reconfortó.
—Me llamaste por mi nombre — Mierda, debía alejarse cuanto antes de ella le estaba haciendo perder la cabeza, se acercó más y ahí estaba su pequeña suave y perfecta mano acariciando su mejilla. Provocando que el aire se volviese lento de pronto dificultándole respirar. Dejando ese cosquilleo suave en su piel, siendo ella.
Siendo la jodida y perfecta Hermione Granger.
— ¿Qué haces? —
La detuvo cuando sintió que iba a perder la batalla cogiendo su muñeca, debía alejarla. Pero ¿por qué su cuerpo no se movió? ahí estaba hipnotizado con esos labios carnosos y sonrojados, la miro a los ojos, suavizado por la reciente cercanía. Como dos imanes que se encuentran, como la misma gravedad atrayéndolos al suelo, había desesperación, resiliencia, no podía.
Debía detenerse.
Pero la orden no llegó a su cerebro, parecía que las neuronas habían perdido toda comunicación entre, la atrajo con fuerza cogiéndola por la cintura posando sus labios en los de ella, suaves, como los recordaba, la invadió con posesión, pasando su lengua por la carnosa piel de su labio inferior, Hermione se sintió mareada, mareada por no poder evitar responderle, tan entregada, tan suya.
Las piernas le temblaron y él, en su agarre firme no le permitió alejarse ni un milímetro al contrario se encontró arrinconándola contra un pino, su mano en su cintura se deslizó bajo la camiseta, sintiendo la tersa piel de su cadera, mientras la otra la atraía desde la nuca, enredando sus dedos en aquella mata incontrolable de cabellos castaños.
Un suave gemido resonó en sus oídos, y la bestia ardió, adormilando los rezagos de su consciencia. Hasta que el aire fue un molesto elemento vital y tuvo que separarse para su sorpresa encontrándola con los ojos cerrados, temblorosa, preciosa. Respiraba entrecortadamente mientras sus manos se aferraban al cuello del rubio. Ajustadas en su nuca como si perteneciesen a ese lugar. Lenta muy lentamente abrió los ojos, encontrándose con la mirada de Draco, podía jurar que el iris se había derretido dejando un hermoso color azul grisáceo en ellos. Pero ¿Qué estaba haciendo besándose con Draco Malfoy? Es que ¿los Cruciatus le habían derretido el cerebro?
No. No quería llamar a la razón aquel beso fue un bálsamo en su corazón. Sintió como lágrimas absurdas de pronto se resbalaban por sus mejillas seguidas del llanto. Él la miró perplejo estuvo a punto de alejarse, pero de nuevo se arrojó a sus brazos abrazándolo como si su vida dependiese de ello y ahí estaba como imbécil, debatiéndose si era correcto mandar todo a la mierda y simplemente envolverla en sus abrazos, perderse en alguna isla con ella y olvidarse por completo de quien era él y quien era ella.
— ¿Por qué deja de doler cuando estás cerca? — Quiso saber, la pregunta no era para él, era ella misma. Él se quedó petrificado, como piedra. La sentía tan frágil entre sus brazos y ahí estaba débil rodeándola suavemente, estrechándola contra su cuerpo calentando su pequeño ser. Podía eliminar recuerdos, no sentimientos. ¿Ella seguía sufriendo por él? El solo pensarlo lo mareó, había hecho todo eso para alejarse y protegerla por qué parecía tan miserable, ese no era el plan. Potter le había prometido mantenerla a salvo, cuidarla, mantenerla alejada de él.
—Lo siento.. — Escuchó Hermione antes de caer presa de la inconsciencia.
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