Aclaraciones: Todo el contenido conocido pertenece a la Saga de Harry Potter.

Advertencia: Contenido +18 Puedes encontrar violencia, pensamientos suicidas y contenido sexual

Dramione de principio a fin.

Estamos ubicados en el séptimo libro.

Se cambiaron hechos y fechas para favorecer a la trama.

Disfruten la lectura.

Capitulo 6

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Una pizca de realidad se instauró en su mente cuando la señora Pomfrey dejo ir la poción por sus labios, de pronto las conexiones en su cerebro se restablecieron, parpadeó un par de veces y fue consciente de que se encontraba sentada sobre una de las camillas de la enfermería, detrás de la enfermera estaba Draco Malfoy con los brazos cruzados, parecía ¿molesto?

Parpadeó un par de veces acostumbrándose a la sensación que abandonaba su cuerpo con el enamoramiento irracional.

– Señorita Granger, se sentirá un poco mareada, tomó una poción de amor muy mala – Le advirtió con aquella voz autoritaria la señora Pomfrey – Y Malfoy, será mejor que aclares esto con el profesor Snape sino quieres que te reporte yo misma – Se giró hacia el Slytherin.

– Ya le dije que yo no hice nada, Green de Slytherin fue la que me dio la botella – Soltó el rubio con esa voz aterciopelada y cargada de fastidio.

Hermione entonces recordó. Sus ojos se abrieron horrorizada, se había comportado como una idiota besando a Malfoy, atrayéndolo como una gatita mimosa. Ay por favor que se abra el suelo y me tragué Pensó bochornosamente acalorada y peor fue al recordar el rechazo por parte del Slytherin, siquiera había respondido, no sabía si agradecer o sentirse terriblemente ofendida y humillada.

–¿Me puedo marchar Señora Pomfrey? – Su voz sonó demasiado aguda, miraba el piso incapaz de ver a Malfoy a la cara.

– Si, tenga cuidado con lo que toma Granger – Le dijo severamente. Si quiera pudo seguir el rumbo de la conversación que tenía ese para.

Atravesó la enfermería corriendo, huyendo de su propia vergüenza, el proyecto se podía ir a la mierda. No se enfrentaría a él, primero muerta.

Draco miró el camino por el que se había ido la Gryffindor, estaba avergonzada eso era evidente. Una sonrisa burlona apareció en sus labios, si, lo había dejado digamos… Jodido. Pero tenía material para fastidiarla hasta el cansancio.

–¿Me escuchó joven Mafoy? – La enfermera estaba molesta.

– Si, si, ya voy… – Le respondió, antes de seguir los pasos de Hermione, la vio entonces al final del pasillo y se apresuró, ella caminaba apresuradamente, intentando alejarse de él.

–¿Huyes Granger? – Le dijo a sus espaldas, en el pasillo caminaban algunos alumnos apresurados hacia sus clases. Ella dio un respingo y se detuvo, nerviosa. Muy nerviosa. Se mordió el labio y sin mirarlo contestó.

– Me siento un poco cansada ¿podemos continuar mañana? – El Slytherin arqueó la ceja. Caminó los pasos que les separaban y se puso frente a ella, la castaña tenía los ojos clavados en el piso.

–¿No tenías mucha prisa por acabar la poción? – Preguntó, había burla en su voz. Un tinte divertido.

– ¡Hermione! – Gracias al cielo Harry se acercaba desde el pasillo junto a la comadreja y la comadreja menor. Malfoy rodó los ojos, exasperado mientras resguardaba las manos en sus bolsillos –¿La estás molestando Malfoy? – La mirada del ojiverde paró en Draco.

– San Potter siempre al rescate – Enunció con autentico desdén, dedicándole al Gryffindor una mirada arrogante.

– No te metas con ella hurón de mierda – Vaya, ahí está La comadreja, roja hasta las orejas. Le parecía un poco injusto el encuentro, estaba solo contra esa bola de Gryffindors.

– Nunca piensas antes de hablar pobretón además la que se metió conmigo fue ella – Oh si, eso es. Hermione palideció – Hace muy poco estaba intentando be…. –

–¡Callate Malfoy! – Chilló Hermione.

–¿Qué? Es la verdad – Una expresión de pura inocencia falsa se presentó en las pálidas facciones de Draco.

– No es así – Harry miró confundido a su amiga, parecía nerviosa.

–¿De qué habla este? – Le preguntó entonces Ron.

– Los veo después ¿Si? Malfoy y yo hacemos equipo en Pociones – Hermione Granger quería que el piso la tragase de una vez, cogió a Draco de la mano frente a las miradas asombradas de sus amigos antes de jalarlo de vuelta a la sala de usos múltiples.

Draco se percató del agarre firme de su pequeña mano comparado con la de él, se habría soltado, no le gustaba que lo tocaran a menos que él iniciase el contacto, pero en ese momento no estaba molesto, disfrutaba de la calidez de la chica. Siendo llevado cual perro hasta la sala donde antes estuvieron.

–¿Qué pretendes? – Sintió que le arrebataron algo preciado cuando ella lo soltó adentrándose en la sala ahora vacía.

–¿Con qué? –

– Tu sabes… Que lo de hace rato… No fue intencional – El parecía divertido. Paseándose por las mesas de la sala. Ella lo siguió – Malfoy te estoy hablando – La impaciencia se hizo notar en su voz, antes de chocarse con él cuando se giró sin previo aviso ya lo tenía frente a frente, dio un paso hacia atrás imponiendo distancia. No podía culparlo por lo de la poción, sabía que no había sido intencional, ella misma vio como la chica de Slytherin le había dado la poción a él.

Y pese a no estar bajo los efectos de ella, se sentía muy nerviosa, su mirada fría, sus cabellos platinados, su piel tan blanca, su presencia. No Hermione no era una chica que se dejase llevar por las apariencias pero él era asquerosamente atractivo.

– Ya te escuché Granger – ¿Por qué esa sonrisa le daba escalofríos? Se estaba burlando de ella, claramente – Aún así es gracioso recordar la forma tan ansiosa con la que intentaste besarme – Maldito cabrón.

–¡No era yo, era la poción estúpido! – La estaba exasperando, apretó los puños frunciendo el ceño, claro que se burlaría, siquiera le resultó tan interesante para responderle a la necesidad de sus labios.

–¿Segura? – Draco lo sabía, solo estaba jugando con ella y se estaba divirtiendo, verla rabiar era… Increíblemente divertido. Hermione se mordió el labio, a él se le secó la garganta. Maldita Granger con su sensual forma de morderse el labio.

Le cerró el caminó acercándose, ella de pronto se vio acorralada contra su cuerpo y la mesa que tenía detrás, estiró la espalda para imponer distancia y no dejarse engatusar por su fragancia ni sus bonitos ojos de mercurio

Por Merlín, aléjate El posó sus manos a sus costados y alentado por la privacidad de la estancia se inclinó, lento, seguro, con una media sonrisa y la mirada clavada en esos preciosos ojos avellana, hasta que sintió la brisilla de su nariz rozando la suya, cerca, muy cerca.

Ella temblaba, nerviosa, embelesada su pecho subía y bajaba al ritmo de su pesada respiración, apretó sus puños al borde de la mesa, quería que la besara. Sí, contra todo pronostico quería probar sus labios ¿por qué estaba tan precioso? Debía ser ilegal, debía existir un delito que prescribiera su belleza como una falta a la sociedad.

¿Qué estás pensando Hermione?

Se regañó, torturando su labio inferior para que no temblase por la necesidad de ser tocado por los de él.

–¿Y por qué parece que quieres que te bese ahora? – Preguntó el muy cabrón. Decir que estaba tranquilo, era un completo engaño. Su fragancia dulzona lo estaba jodiendo, la manera en la que sus labios lo invitaban a inclinarse para acortar el pequeño tramo que los separaba, permitirse disfrutar su sabor.

Pareces un imbécil, si.

– No es verdad – Su voz salió terriblemente débil, temblaba por su sola cercanía, era consciente de partes de su cuerpo que no sabía que podían reaccionar de esa manera. Solo con tenerlo ahí de cacería. La intensidad con la que la miró cuando habló la hizo estremecer.

– Vamos Granger, se honesta. Si quieres que te bese solo pídelo - ¿Qué? Si, eso quería.

– Malfoy no juegues conmigo, siquiera respondiste antes – Coño ¿Le estaba reclamando? Hermione casi deseó tener el giratiempos de nuevo para evitar decir esa tontería. Malfoy se quedó simplemente perplejo, el enfado se hizo notar en sus facciones afiladas.

– Estabas prácticamente inconsciente – Dijo lo evidente.

– Ay no me digas que ahora tienes moral – Golpe bajo, Hermione lo empujó entonces rompiendo la cercanía y con ello el encantamiento que su presencia le provocaba adormilando sus neuronas de disipó.

Draco se quedó estupefacto, ¿Qué coño? Se portaba como un caballero y ella le reclamaba por ello ¡A la mierda, ahora si te vas a enterar Granger! Pensó o más bien, no pensó.

La cogió por la muñeca antes de que siquiera intentase salir del aula, ahogando su gritó con sus labios, tomándola por la cintura con su mano libre para atraerla bruscamente contra su cuerpo. Ella quedó petrificada, estática, tiesa, su cerebro se encontró en un corto circuito, sintiendo sus labios habilidosos sobre los de ella. Por un momento lo quiso apartar, el mundo estaba loco, ella lo estaba pues tímidamente le respondió. Ella a Draco Malfoy.

Sus manos la acorralaron, desde la cintura, una de ellas viajo hasta la mata de cabellos castaños, si, era suave, como lo dedujo, suave y tibia, pequeña. Debía inclinarse para alcanzarla, por lo que Hermione se ayudo de la punta de sus pies para darle un fácil acceso a su boca, los labios de Malfoy eran posesivos, bruscos, parecían querer comerse su alma por la boca despertando en ella un erotismo desconocido, pero poco a poco se fue ablandando, moldeando y acostumbrando a la suavidad con la que ella le respondió, sintió el cosquilleo de sus manos en su nuca cuando lo abrazó, Draco no era de los que abrazaba, no era de los que besaba dulcemente. No era de los que… se enamoraran.

El ruido de la puerta al abrirse los separó como si una gota de agua hubiese caído en aceite hirviendo. La cabeza de una tímida muchacha se asomó buscando a alguien probablemente, siquiera se fijo en el par que estaba acalorado contra la mesa, la chica desapareció cerrando la puerta.

Hermione tenía el cerebro hecho gelatina, siquiera recordaba como se respiraba con normalidad. Draco por su parte intentaba recomponer la postura, se pasó la mano por los cabellos echándoselos para atrás. La había besado y joder, lo había disfrutado y mucho, quizá demasiado.

Pudo entonces llegar a la obvia conclusión: Le gustaba, la sabelotodo y jodida Granger le gustaba. Irracional e inevitablemente: le gustaba.

Ella no lo miraba, Hermione se había llevado la mano a los labios notablemente confundida, sonrojada, afectada no se atrevía a mirarlo, le daba miedo lo que podía encontrar en esos ojos grises, si encontraba burla… No sabía. No quería, se acobardó. Cogió su libro de la mesa, escondida detrás de la mata de cabellos castaños.

– Yo hago el proyecto... No te preocupes – Sentenció con voz apagada.

–¿De verdad vas a huir? – Hermione apretó su libro como si fuese un talismán que aleja el mal – ¿Granger? – No quería que se burlara, no quería ver que él no había sentido siquiera un poco de lo que ella había sentido, no quería una decepción como esa. Él comenzaba a desesperarse, la mujer no hablaba, no lo veía, estaba ahí sumida en aquel cabello abundante con la cabeza gacha.

– No estoy huyendo, solo no quiero trabajar contigo –

– Eso es huir, cobarde – Nada mejor para despertar a un Gryffindor, acusarle de "cobarde" solo entonces pudo levantar la mirada y encontrarse con esos bonitos ojos, casi siempre fríos y mostrando sentimientos que ella detestaba pero en ese momento… Eran cálidos…

No, no podía dejarse engañar por él, tantos años de hostilidad no se acabarían solo por haber compartido quizá el mejor beso de su vida, bueno, el mejor. No había necesidad de engañarse.

–¿Por qué de pronto me besas si me has odiado todos estos años? – Preguntó – No soy un juguete que puedas utilizar para entretenimiento Malfoy – Ahí estaba, ese ceño fruncido, ojos chispeantes viéndolo como si quisiese atravesarlo, vaya que lo hacía.

– No te odio Granger – Cruzó sus brazos, apoyado casualmente contra la mesa, mostrando esa seguridad que lo caracterizaba – De hecho, me gustas - ¿Qué? A la mierda, su padre estaba en Azkaban y dudaba que saliera de ahí por lo que no podría impedir que él hiciese cuanto quisiera además todo el complejo de la sangre ya se lo pasaba por el arco del triunfo.

Si le gustaba una hija de muggles (y pese a todo pronostico estaba jodidamente encaprichado con ella) no se negaría la oportunidad de pasar un rato con ella, si: un rato nada más.

–¿Qué? – Estaba perpleja, casi deja caer el libro al suelo, parpadeó un par de veces pensando que quizá había escuchado mal, ¿ella a él? Hermione no tenía baja autoestima, solo no se parecía ni un poco al tipo de chica con la que solía verlo, no era alta, ni esbelta como modelo, su complexión era saludable, sí, normal, en la media. Su cabello era una melena descontrolaba, sus ojos bonitos, pero no extravagantes, entraría en la categoría de "bonita" no espectacular.

¿Por qué ÉL se fijaría en ella? Además estaba dejando pasar el hecho más importante: Era hija de muggles – Soy hija de muggles – Intentó recordarle entonces como si Draco hubiese perdido la cabeza.

A él el comentario le irritó – Llevo 3 años sin mencionar algo sobre eso, me ofende que no te des cuenta – Suspiró con impaciencia – Me diste un puñetazo la última vez ¿recuerdas? – Hermione apretó los labios al recordarlo.

– Tu padre intentó matarme… – Lo estaba cabreando.

–¿Acaso fui yo? – Había desprecio en su voz.

– No.. No me refiero a eso… Tu familia me odia… – Se sintió de pronto incomoda por el comentario – Lo siento… no quería –

– Déjalo ya Granger – Y fue él quien comenzó a caminar hacia la salida.

No quería que le recordaran que su familia era.. Lo que era. No podía cambiarlo, pero él era él. Una persona, no un simple apellido. Ahí estaba Granger, recordándole que no podía huir de aquello, no necesitaba eso, suficiente tenía consigo mismo intentando huir de sus propios pensamientos al respecto.

Ella se dio cuenta entonces de su error. Cogió su muñeca y él se detuvo enseguida, sin soltarse, sin apartarse pero tampoco sin mirarla.

– Lo siento.. – Volvió a decir con aquella voz suave cargada de preocupación.

–¿Tu también crees que seré un asesino como él no es así? – Nunca lo había escuchado hablar así, Draco quería ser Medimago, el valoraba la vida. No quería ser un despreciable como su padre.

– No.. – Respondió enseguida.

– Me tengo que ir, tengo clase – Quería salir de ahí.

–¿Mañana a las 4? – Se volteó de repente, con duda ¿a qué estaba jugando esa mujer?

– Tenemos un proyecto que hacer – Sonrió tímidamente mostrándole el libro de pociones. Maldita Granger. Era la primera vez que le dedicaba una sonrisa ¿Por qué calentaba tanto su corazón?

– Está bien – Y huyó. Aturdido por lo que acababa de pasar. Era un capricho, solo eso.

"¿A quién quieres engañar?"

"Cállate"

Presente

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Draco "Eras un dolor de huevos"

Hermione "Aún así… Me besaste"

Draco "Si…"

Hermione "!No me interrumpas!"

Draco "Ya…"