Aclaraciones: Todo el contenido conocido pertenece a la Saga de Harry Potter.

Advertencia: Contenido +18 Puedes encontrar violencia, pensamientos suicidas y contenido sexual

Dramione de principio a fin.

Estamos ubicados en el séptimo libro.

Se cambiaron hechos y fechas para favorecer a la trama.

Disfruten la lectura.

Capitulo 7

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Caminaba hecho una furia por los pasillos del colegio, tuvo la buena suerte de encontrarse con una escena desagradable. La leona con Cormac, el imbécil no podía ser más obvio, casi dejaba un rastro de baba cuando iba tras ella. Su sentido de posesión estaba activo, ella era suya. Debía serlo.

Estaba perdiendo la cabeza. Intentó desquitarse en la sala común, con Pansy Parkinson, besándola hasta que se olvidase de lo bien que sabían los labios de Hermione, claro que el plan fue un fracaso, la pelinegra besaba hábilmente, podía despertar el instinto animal de cualquiera pero él ya estaba encadenado.

Maldita Granger.

Cuando sus labios fueron aburridos tuvo que alejarse, aún estaba cabreado por la conversación que había tenido con la castaña. Sabía que quien le temía era por su padre, había rumores de que él mismo era mortifago, estaba harto de la situación. Estaba harto de sentirse una escoria nada más porque su padre lo era.

Así con el humor que traía aquel día atravesó los pasillos del colegio hasta la sala de usos múltiples. Era temprano todavía pero no tenía nada mejor que hacer por lo que se puso a acomodar las cosas, buscar los ingredientes y preparar el caldero.

Estaba leyendo atento las instrucciones cuando escuchó la puerta abrirse, acompañada de la mujer que traía su estabilidad mental por los suelos en las ultimas horas. Siquiera levantó la mirada del libro, la ignoraría, le haría sentir que era polvo insignificante rondando por ahí.

–Malfoy ¿ya empezaste? – Preguntó lo evidente dejando la mochila sobre la mesa continua, se acercó entonces a él, pudo verla por el rabillo del ojo. Draco pasó la página pero algo se interpuso en su camino, una bolsita llena de galletas en forma de estrella. Levantó la mirada hacia lo que la Gryffindor le ofrecía.

–¿Qué es esto? – Ella sonrió y su enojo tomó camino a rumbos lejanos, ¿por qué es que estaba molesto?

–¿Te gustan las cosas dulces?- Preguntó Hermione, había genuina curiosidad en el iris avellana, había comprobado que tenían motitas doradas en el borde, tenía unos ojos preciosos la desgraciada – Es para ti – Él arqueó la ceja – No Malfoy, no tiene poción de amor. Quería disculparme por lo que dije ayer – Se sorprendió, de verdad lo hizo. No esperaba eso de su parte.

Dudó un momento antes de coger la bolsa mirándola a los ojos, ella estaba sonrojada por alguna razón.

–Está bien – Mencionó incómodo, no sabía como reaccionar a aquello. Si recibía regalos seguido, de chicas sobre todo. Pero siempre había una intención detrás, aquello era una sincera disculpa. Y no tenia idea del protocolo a seguir

Un gracias, imbécil no es tan difícil

– Gracias supongo –

–No es nada – Hermione sonriendo se sentó junto a él – ¿Cómo vas? –

–No he empezado, estaba leyendo las instrucciones, no entiendo porque el profesor dice que es complicada, se ve sencilla –

Vaya, una conversación completamente normal entre dos estudiantes ¿Quién lo diría? Hermione asintió. Era extraño para ella, se había pasado todo el día pensando en lo que había pasado el día anterior, siquiera había dormido.

Se sentía perdida en sus sentimientos, preguntándose si de verdad le gustaba o solo era admiración por su apariencia. Era una chica sumamente lógica pero en terrenos románticos no existe lógica, no hay una respuesta correcta solo una revolución de hormonas tomando la batuta en su razón.

Y a altas horas de la madrugada había llegado a la irrefutable respuesta, Draco Malfoy le gustaba.

La sola idea le aterró, le hizo sentir vértigo. Era un terreno peligroso, sabía que él podía estar simplemente jugando con ella, aprovecharse de la situación, lo había conversado incluso con Ginny y llegaban siempre a la misma conclusión.

Draco solo quería pasar el rato. Pero era joven ella también podía simplemente "disfrutar el momento" no entregar el corazón. Una persona como ella ¿podría? Tenía miedo.

Aún así decidió llevarle una ofrenda a modo de disculpa. Unas galletas que llevaba con ella del mundo muggle. Le gustaban mucho, eran dulces, suaves y se deshacían en la boca. No había mejor forma de demostrar que no creía que fuese como su padre que dándole algo muggle ¿no?

Juntos empezaron a trabajar por quizá dos horas sin obtener siquiera un resultado bueno. Hermione estaba frustrada, seguían las instrucciones al pie de la letra una y otra vez y nada.

–Debe haber algún error en el libro – Dijo el Slytherin, Hermione frunció el ceño y negó. Ella siempre se refugiaba en los libros, no podía pensar que algo así pudiese ser real.

–No, estamos haciendo algo mal – Reafirmó.

–Lo dudo mucho – Draco ya había soltado su corbata, arremangado su camisa y estaba ligeramente despeinado dándole un aspecto incluso mejor que de costumbre. Hermione no podía evitar que su mente viajase al día anterior con tan solo echarle una mirada no podía confirmar si había hecho algo mal, no estaba concentrada del todo.

–Debemos resolverlo – Se notaba frustrada, Draco lo sabía. Él no era aplicado como Hermione, no se esforzaba demasiado en tanto la escuela simplemente se aprovechaba de su inteligencia para no bajar de los primeros lugares en el colegio pero sabía que ella estaría muy decepcionada de no cumplir las expectativas.

En algún punto abrió la bolsita de galletas para liberar estrés y se llevó una a la boca, estaba muy rica y sí, Draco Malfoy era de los que disfrutaban de comer cosas dulces.

Hermione lo notó entones - ¿Te gustaron? – No pudo evitar la curiosidad.

–Si – Contestó el comiendo otra.

De pronto se sintió nerviosa – Me las mandaron mis padres… - Se aventuró a decir.

Draco la miró entonces, sabía lo que aquello significaba, no era tonto. Sonrió, no había burla, no había desdén, era una simple sonrisa

–Pues están buenas para ser muggles – Ella frunció el ceño entonces, aunque no estaba molesta, un alivió se instauró en su pecho por aquel simple comentario. Draco había cambiado… ¿Cómo es que no lo había notado antes?

Ah si… Porque seguía siendo un cabrón insoportable, a veces. En ese momento no, por ejemplo.

–Malfoy… -

–Dime –

–¿Qué harías si te digo… – Se detuvo ¿de verdad iniciaría eso? Lo había hablado con Ginny, pese a todo se mostró comprensiva pero no sabía si Harry y Ron lo tomarían igual o las personas en el colegio, los Slytherin, los Gryffindor… Era su vida, quería un poco de rebeldía. Tenía 16 años, quería empezar a vivir..

–¿Si me dices qué? – Preguntó él notablemente interesado. Hermione empezó a juguetear la pagina de su libro entre sus dedos aliviando los nervios.

–Si te digo que también me gustas… – Mierda. El aire se había vuelto denso de repente, Draco la observó por un momento ¿por qué la vida de pronto resultaba maravillosa?

–Te besaría – Sus miradas se encontraron. Ella estaba sonrojada, con el cabello levantado en una coleta, mechones rebeldes se escapaban de ella enmarcando sus facciones.

Se mordió el labio anticipando lo inevitable, se sentía en caída libre, no sabía si el golpe dolería, no sabía si se encontraría perdida, pero en esos ojos grises… Quería descansar hasta que la vida decidiese que ya era suficiente.

–Me gustas – Soltó finalmente, su voz fue un susurro que llegó a Draco como una caricia, una suave caricia que alivió su corazón abandonado hace tiempo. Se levantó entonces, camino detrás de ella, el ambiente era denso, como el aire. Ella se sintió estremecer al sentirlo detrás antes de que Draco la girara hacía él.

–¿Estás segura? – Preguntó inclinándose sobre sus labios, ella estaba temblando por su reciente cercanía.

–Si – Esta vez sonó más segura y entonces el Slytherin sin previo aviso la besó, como antes, con sus manos en su cintura, con posesión y cierta violencia. Suave y delicada quería tomar todo el néctar de su ser hasta embriagarse de ella. La mujer dejando la timidez de lado enredo sus manos en su cabello elevando el cuerpo para darle más fácil acceso a sus labios, el aula había quedado vacía por la hora no creía que nadie se apareciera ahí. Draco entonces la levantó por el trasero, acallando sus quejas con sus labios la sentó sobre la mesa Hermione enrojeció al sentir sus manos en su trasero, no quería que se detuviera, nunca se había dejado tocar con tan poco pudor. Era nuevo, un terreno misterioso, como una polilla siendo atraída por el calor de la lampara, sabía que eventualmente se quemaría pero estaba hipnotizada.

Gimió sobre su boca cuando sus dedos serpentinos viajaron por su cuerpo, sobre la tela de la camisa acariciando la curvatura de sus senos, se arqueó instintivamente ante el calor de su palma contra la tela que se interponía al tacto piel con piel.

Draco se estaba dejando llevar quería explorar cada espacio de su piel, comprobar su suavidad, escucharla gemir, sentirla estremecer lo estaba volviendo loco. Y ella lo sintió buscar desesperadamente el borde de su blusa, desfajándola en el camino. Cuando el calor de su mano tocó la piel de su abdomen gimió de nuevo, estremecida por el calor. El introdujo su lengua en su boca, rozando la de ella, llevándola lejos de la tierra.

Pronto le sintió estrujar sus senos sobre el sostén, con fuerza, sin lastimarle. Al contrario, aquello era placentero cuando si dedo jugueteó sobre su pezón sobre la tela, tembló sintiendo un placer desconocido, quería sentir su piel, el rubio apartó la tela lo suficiente para tocarla, juguetear de forma sensual con ella. Mientras se retorcía en sus brazos.

Tan jodidamente hermosa, perfecta.

Quería verla correrse, tenía la impetuosa necesidad de ello. Por primera vez en la vida quería proporcionar placer y no recibirlo. Su mano libre viajo por su pierna, encontrándose pronto bajo su palma, ella dio un respingo – Shhh.. – Le tranquilizó, Hermione se sintió nerviosa de sus movimientos pero se dejo ser, cuando sintió sus dedos jugar sobre sus bragas en su sexo una oleada de placer indescriptible llegó de golpe, temblando sobre él, sintió como Draco corría el elástico sobre su zona más sensible para tener pleno acceso a sus labios inferiores, tembló más, acalorada, avergonzada pero por Merlin que lo mataría si se detenía estaba muy excitada.

Se aferró a él completamente sonrojada y entregada al momento y entonces sintió sus dedos estimularle, tuvo la intención de cerrar las piernas pero no se le permitió, momentos después su cadera empezó a moverse inconsciente de lo que su cuerpo hacía, como si entendiese o conociese del tema, un dedo del rubio se adentró en su sexo invadiéndole, gimió entonces contra su hombro por la sensación tan nueva y desconocida, los movimientos contantes mientras era penetrada por ahora dos de sus dedos, el jugueteo en su pezón,¿ la haría enloquecer, ya no pudo contenerse más, una oleada indescriptible se arremolinó en su centró subiéndose a una montaña rusa de placer, sintió la abrupta caída cuando la cúspide de sensaciones explotó violentamente contra la mano hábil de la serpiente.

El sintió la calma de su cuerpo, como se dejaba caer pesadamente abrazada por su cuello, una sonrisa de suficiencia apareció en sus labios, ella tenía el rostro oculto respiraba entrecortadamente. Intentando prolongar lo que acaba de sentir, sentía todo su cuerpo hecho gelatina.

–¿Eso fue un beso? – Preguntó entrecortadamente, joder Granger si que eres ocurrente pensó él antes de reír.

–Un poco más que eso – Dijo sobre su oído sin apartarse, permitiendo que ella se tranquilizara de a pocos.

–¿Un poco? – Esta vez Hermione se apartó lo suficiente para poder verlo a los ojos, Draco adoró la imagen que se encontró, estaba sonrojada, sus ojos brillaban, sus labios carnosos rojos por los besos que se acaban de dar, es que era… Simplemente perfecta

"¿No era solo para un rato?"

"¡Callate!"

–¿Te gustó o no? – Su voz aterciopelada mostraba suficiencia, ella lo miró avergonzada.

–Si – Y la besó, sin razón de ser, un simple beso más breve, más suave.

– Intentaré resolver lo de la poción – Mencionó sobre sus labios, Hermione se sintió tonta al haberlo olvidado completamente.

–También investigaré. – Me lo imaginé Pensó él…

Presente

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Hermione estaba demasiado avergonzada, tanto que salió del hechizó abandonando la mente de Malfoy, Draco la miraba con los brazos apoyados en el reposabrazos del sillón, una sonrisa ligeramente ladeada apareció en sus labios al verla tan sonrojada por el recuerdo que había presenciado, Hermione se sopló con ambas manos intentando recobrar la compostura.

–¿Eso es todo? – Preguntó el mortifago, una de sus cejas se había arqueado

A penas empezamos.

Hermione entrecerró los ojos, apretó los labios y lo miró con aquellos ojos chispeantes, sigue siendo igual de cabrón pensó acomodándose en el asiento.

–Sabes que no Malfoy – Soltó con aparente enfado, la realidad es que estaba muy nerviosa –¿Siempre fuiste tan descarado? – Él mostró una expresión burlona que no alcanzó el iris mercurio de su mirada, Hermione sabía que algo no estaba bien, temía lo que encontraría, pero también sabía tendría respuestas, no se detendría ahora.

–Disfrutabas que fuera así Granger – Su voz fue suave, sedosa y.. nostálgica – Apresúrate, no tenemos todo el día –

–Eres odioso – Apuntó con su varita hacia él

–Ya me lo has dicho antes – Dijo Draco y ella de nuevo se adentró en los terrenos de su memoria.