Aclaraciones: Todo el contenido conocido pertenece a la Saga de Harry Potter.

Advertencia: Contenido +18 Puedes encontrar violencia, pensamientos suicidas y contenido sexual

Dramione de principio a fin.

Estamos ubicados en el séptimo libro.

Se cambiaron hechos y fechas para favorecer a la trama.

Disfruten la lectura.

Capitulo 10

₊°︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶ ‧₊˚

El largo pasillo de la mansión de los Malfoy se abría paso frente a él, no estaba nervioso, de hecho no sentía nada, era como si su mente se hubiese cerrado a sentir cualquier cosa. Su madre junto a él ansiosa estrechaba su hombro.

–Compórtate por favor – Pidió y él asintió.

Como si eso pudiese hacer alguna diferencia.

–¿Sabe lo que te conté la última vez? – Preguntó Draco de pronto, deteniendo el paso.

–No lo sé – La voz de Narcisa era suave y sofisticada, su mirada paró en su hijo suspirando, era como si de pronto se diese cuenta de lo mucho que había crecido, era ya más alto que ella y veía madurez en su mirada, sus entrañas se revolvieron solo de pensar en lo que haría su esposo si sabía sobre "eso".

–No digas nada innecesario Draco – Sus ojos grises pararon al final del pasillo, ahí estaba la figura de su padre, parado frente a la puerta de su estudio, se veía demacrado pero la luz que se filtraba por los grandes ventanales perfilaba su rostro de una manera elegante ¿Quién diría que detrás de esas facciones de aristócrata existía el mismo demonio?

Draco apretó los labios, resguardando las manos en los bolsillos de su pantalón negro sin apartar la mirada de su progenitor.

Esto será interesante... Pensó

–Padre... – Lo saludó cuando estuvieron cerca de él – Te ves bien – Su voz fue suave, sedosa y tranquila. Le hubiese gustado sentir algo en ese momento, temor por lo menos, pero no había nada.

-Pasa – Ordenó entonces Lucius Malfoy

Presente

₊°︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶ ‧₊˚

Hermione sintió como era expulsada de la mente del rubio cuando grandes barreras se interpusieron entre ella y el recuerdo. Estaba respirando entrecortadamente confundida por ser traída de vuelta a la realidad tan bruscamente, dejo caer su varita al suelo y su mirada paró en el rubio que tenía frente a ella. Draco parecía impasible, con el rostro tan calmado y aquellos ojos grises mostrando cierta molestia.

–No es necesario que veas esos recuerdos – Su voz de terciopelo llegó a ella cual advertencia.

–¿Por qué? – Preguntó Hermione, su voz se había quebrado de pronto. Estaba segura que había pasado algo terrible ese día de invierno.

–No te incumbe Granger, limítate a ver lo que te corresponde – Draco no quería que ella sintiese lastima o culpa por él.

–¿Qué te hizo? – Él no pudo sostenerle la mirada.

No quieres saberlo Pensó.

–¿Quieres ver lo demás o lo dejamos aquí? – Su voz fue un siseo, la mirada de Draco se ensombreció, no quería remover en el pasado. No quería recordar ese día.

–No..– Ella se levantó sus ojos se habían humedecido por una extraña razón, sentía que le estaban estrujando aquel órgano tan vital en su pecho suponiendo lo peor.

Oh no.. aquí vamos de nuevo

No llores por mi Hermione

–¡Para ya, no es asunto tuyo! – Él se exasperó, llevó ambas manos a sus cabellos suspirando, intentando calmarse, pero había sido un día complicado, las vendas en su mano se habían llenado de sangre aunque ignoraba aquello, no podía importarle menos solo quería terminar con eso, el descanso eterno sonaba tan… tentador.

–¿Cómo se supone que no lo es si en ese momento tu y yo…? -

–¿Tu yo qué? Eso ya no existe– Ella se mordió el labio, dos lagrimas se habían resbalado por sus mejillas.

–¿Y quieres que siga siendo así? - ¿Qué mierda? Draco la miró perplejo por lo que acaba de escuchar, con cara de imbécil ¿qué pretendía esa mujer?

–¿A qué viene esa pregunta? –

–Me has besado, me has cuidado, me salvaste ¿crees que soy estúpida? – Ahí estaba, su ceño fruncido, su mirada irritada detrás de las lágrimas derramadas y esos bonitos labios, lo miraba con una expresión que no supo definir, decidida quizá aunque no del todo, ella había contenido las lágrimas mirándolo como si quisiese atravesarlo, realmente a Draco le hubiese gustado poder hurgar en su mente y comprender como es que podía ser la mujer más brillante que conocía y a la vez la más terca e irracional cuando se trataba de él mismo.

–No has terminado de ver, lo que yo quiera o no realmente no es importante ahora – Ella se dejó caer sobre el sofá sin apartar la mirada ni un segundo de él.

–Eres un… -Apretó los puños, sus sentimientos eran un remolino, lo odiaba por esos recuerdos cambiados, todo lo que había visto era tan diferente a lo que ella recordaba, lo odiaba pero a su vez estaba aterrada, aterrada de perder ese pequeño rastro de estabilidad, lo odiaba por hacerle sentir esas ganas de… ¿portegerlo? Odiaba esa necesidad absurda de mantenerse a su lado desde que la rescató.

–¿Qué? – Le animó.

–Dime que fue lo que pasó o te juro que me iré y no volverás a verme en la vida – Cogió su varita del suelo – Decide ahora porque te juro que me iré – Algo en su interior vibraba fuerte, la certeza de que él no quería dejarle ir. Quizá era una idea tonta, un atisbo de su memoria generando una esperanza irracional. Pero se aferraría a ella si era necesario.

Él se quedó petrificado sobre el sofá cuando ella se levantó de nuevo, y su miedo afloró al verla levantar la varita, la mirada centellante de Hermione anunciaba sin palabras que no estaba bromeando, siquiera había espacio para bromas. De verdad planeaba irse.

Déjala ir, es lo mejor.

Hermione pensó en ese momento que podría olvidar lo que acaba de pasar, solo había visto recuerdos, no es como que tuviese sentimientos por él, sabía para ese punto que estuvo enamorada de él, sino no tendría sentido lo que había visto, ella no era una chica simple que se dejara manipular por los encantos de un hombre, si se permitió ser tan libre con Draco era por sus sentimientos en aquel momento pero ya no lo estaba, ya no sentía amor, era irracional y estúpido pensarlo ¿o no? Dudaba, no sabía lo que sentía pero su cuerpo reaccionaba a él pero ¿su corazón? Él la había dejado, había tirado todo por la borda ¿de verdad lo estaba considerando? ¿de verdad quería quedarse? Era una necesidad ilógica... No tenía sentido.

Pero aún así quería...

Todos sus pensamientos se esfumaron cuando él la cogió de la muñeca impidiéndole desaparecer.

–Eres un dolor de huevos Granger – Soltó él completamente desarmado. Hermione ignoró por completo el comentario sintiendo el tacto suave de su mano y el calor de ella sobre su piel, quería llorar y golpearlo por lo que había hecho y por lo que le hacía sentir su sola presencia en ese momento... Quizá podría atribuirlo a lo que había presenciado, esos momentos acalorados con él, no sabía.

–¿Me vas a decir? – Sus ojos pararon en ella, el iris hielo se veía… solitario, demasiado solitario. Dos fosas celestes tormentosas.

Draco Malfoy no podía dejarla ir, estaba lleno de contradicciones, ella era la mayor de todas. Dejarla ir suponía la muerte para él en ese punto, seguir ya no tenía sentido.

La soltó y apartando la mirada y dio dos pasos hacia atrás, sus manos pararon en primer botón de su camisa negra, deshaciéndolo, ella siguió el ritmo de sus manos, hasta que llegó al ultimo, lentamente abrió la prenda y fue cuando pudo ver su pálida piel contra la luz, un abdomen trabajado y fibroso decorado por múltiples cicatrices con formas irregulares…

No podía siquiera contarlas, eran demasiadas, unas más gruesas que otras, distribuidas por su piel, se llevó ambas manos al rostro horrorizada, cuando Draco se sintió lo suficientemente descubierto se giró abotonándose la camisa de nuevo, ya era suficiente.

Ya tenía suficiente.

Y ella estaba llorando, otra vez, por él.

–¿Lo hizo él?.. – Quería atraer su atención, no sabía que hacer tenía el impulso de abrazarle, quería hacerlo pero temía el rechazo.

–¿De verdad quieres ver esto? – Preguntó, había un tinte burlón que a Hermione le heló la sangre, ¿de verdad quería remover en sus recuerdos? ¿por qué tenía el derecho de hacerlo? Podía recuperar los suyos pero los de él…

–¿Hizo algo más? – Su voz fue un murmullo.

No te imaginas

Soltó una risa seca, sin ánimos – ¿Tú qué crees? – Preguntó volviendo al sillón se dejo caer en él. Habían pasado un par de horas a penas, mirar recuerdos no consumía tanto tiempo aunque estos fuesen largos, la mente era un espacio misterioso que manejaba el tiempo de forma diferente a la realidad.

Hermione se estremeció, sabía la respuesta incluso antes de soltar aquella pregunta. ¿Cómo un padre podría hacerle eso a su hijo? Pero ¿por qué?

¿Por ella?

Palideció y solo entonces lo miró de nuevo, podía ver parte de su espalda desde donde estaba, parecía tenso.

–¿Fue por mi? – Él no la miró, no sabía que decir - No me mientas – Pidió ella -No te atrevas a mentirme – Reclamó caminando hacia el sillón, sentándose frente a él.

El se quedó pensando, sin poderlo evitar su mente arrojó en el los recuerdos de aquel día. Aquel día en el que todo se quebró para él. No podía mostrárselo, demasiado personal, demasiado cruel.

Era algo que prefería guardarse únicamente para él.

Recuerdos de Draco Malfoy

₊°︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶ ‧₊˚

Cuando se cerró la puerta a sus espaldas y escuchó los gritos de Narcissa detrás de esta supo que estaba jodido. Pero de nuevo, aquel vacío que se apoderado de su mente no le permitió sentir, ¿temor? ¿qué era eso?

Lucius caminó por el estudió, llevaba una capa negra larga, su bastón y ropajes negros, todo en él era oscuro. La luz de las lámparas iluminaba a penas lo suficiente, al fondo un escritorio y muebles de piel, la alfombra bajo sus pies estaba algo sucia pensó él con su mirada en el piso.

–Me han llegado rumores Draco – Soltó la voz sedosa de su padre, él no lo miró se mantuvo impasible e incluso aburrido, sintió la cabeza de la serpiente de plata en el bastón de su padre rozar con su barbilla, obligándolo a levantar la vista hacia él.

–No sabía que los rumores se podían esparcir hasta Azkaban – Soltó el Slytherin con sarcasmo finalmente, sus ojos grises se encontraron con los de Lucius, tan parecidos a los propios pero los del mayor eran puro veneno cargados de desprecio y oscuridad, no pudo reaccionar ante el golpe que recibió en el rostro, su padre le habría propinado un bastonazo que lo hizo caer al suelo, se llevó la mano al punto de dolor comprobando que se había abierto la cabeza, por suerte no se había desmayado.

–No estoy para tus juegos Draco, dime que no es verdad que te haz estado revolcando con una sangre sucia

Draco escupió sangre por la boca, el dolor fue fuerte, aunque para ese punto soportable. Pero aquello no le importó, todo el que sintió se revolcó en sus adentros "sangre sucia" el rostro de Hermione acudió a sus pensamientos y entonces el terror se anidó en su pecho. Hermione.

–No sé de que me hablas– Mencionó, su voz había salido en un siseo, debía dejar de pensar o perdería la calma, se levantó con dificultad, Lucius ya le estaba apuntando con la varita.

–Habla, sino quieres que te haga hablar yo – El tinte de su voz hizo que las manos le temblaran por lo que las resguardo de nuevo.

Ciérrate Draco, ciérrate.

–Adelante – ¿Estaba preparado? no, pero estaba dispuesto a soportarlo.

–Crucio – Su cuerpo se tensó antes de caer sobre sus rodillas mientras sentía su piel arder, como si dagas hirviendo penetraran su carne y después la arrancarán del músculo, un dolor inexplicable. Apretó los dientes y cerro sus ojos, de nuevo la imagen de la Gryffindor acudió a su memoria mientras su padre intensificaba el dolor sobre él, Draco no gritó, aún podría escuchar las suplicas de su madre fuera del estudio, no quería preocuparla. No.

–Habla – Siseó el mortifago, Draco se retorció a penas respirando, perdería la consciencia, quizá era lo mejor. Pero Lucius supo parar en el momento exacto para no darle descanso.

Cuando la maldición se detuvo el rubio respiró con dificultad, intentando ponerse de pie pero estaba cansado y mareado.

–No sé de que me hablas – Repitió con dificultad, negarla era su única forma de protegerla en ese momento.

–¿Crees que no puedo husmear en tu mente Draco? – El Slytherin lo miró, sabía que era una posibilidad, lo tenía claro, por eso había acudido a Snape la noche anterior de regresar a casa para que lo ayudase de alguna forma, no se volvería experto en oclumancia de un día para otro pero por lo menos podría ocultar la identidad de Hermione en sus recuerdos. Esperaba no fallar, estaba tan débil que no sabía si sería capaz.

–No la vas a encontrar – Advirtió sabiendo que no ganaría nada más intentando ocultarlo.

El rostro de Lucius se deformó de asco, desprecio y furia. Sin esperar un segundo más entró en la mente de su hijo encontrándose con sus recuerdos, repulsión fue lo que sintió, por más que intentó cruzar las barreras no pudo desbloquear el rostro de la chica, a Draco le dolía la cabeza por sus intentos, con cada uno sentía como si estuvieran golpeándolo con un martillo. Y cuando el mortifago se hartó por fin el Slytherin estuvo demasiado débil para reaccionar.

Lucius dejo caer toda su ira sobre él, con constantes ataques de tortura hasta dejarlo casi inconsciente, no supo cuanto tiempo estuvo ahí, quizá un par de horas. La última maldición empezó a cortar su piel, Lucius gritaba descontrolado, la colera le había nublado la razón, quería asesinarlo, aquel no era su hijo, era un asqueroso traidor. Un ser repugnante que confraternizaba con el enemigo.

Su propio hijo

Su heredero.

Su creación

Draco no gritó, veía el vació, su mente se había perdido, ajeno a todo, el dolor era insoportable sus ojos completamente secos estaban fijos en el techo, apretando el mentón para no emitir una sola queja, si ese era el precio a su efímera felicidad, lo pagaría.

Perdía sangre, la alfombra se había empapado en rojo, se sentía mareado, probablemente moriría. Respirar se le estaba complicando más aún con la patada que recibió en el estomago, como si los cortes no fuesen suficientes. Lucius Malfoy estaba colerico.

Antes de dar el golpe de gracia Narcissa por fin pudo abrir la puerta encontrándose una escena espantosa, corrió hacia su hijo abrazándolo para cubrirla con su propio cuerpo.

–¡Lucius reacciona es nuestro hijo! – Le dijo la mujer, las lagrimas caían por sus mejillas, lo sentía frío. Parecía muerto, a penas y respiraba.

–Él ya no es mi hijo – Soltó con desprecio – Que lo lleven abajo – Ordenó, Narcissa lo miró horrorizada debía hacer algo.

–El señor oscuro lo quiere para tomar Hogwarts Lucius, no podemos deshacernos de él – Intentó controlar el ritmo de su respiración – Déjame curarlo, es nuestra oportunidad de hacer algo por el señor oscuro y Draco podrá remediar su error – Le expresó con desesperación – Déjame curarlo por favor – Suplicó finalmente.

Lucius no la miraba, en ese momento estaba dándole la espalda, no contestó enseguida, estaba pensando las posibilidades, si lograban hacer algo como aquello…. El señor oscuro volvería a confiar en él.

Las cosas serían como antes, serían la familia respetada que siempre fueron.

–Cúralo y llévalo abajo, hablaré con él – Fue lo ultimo que escuchó Draco antes de caer en la inconsciencia.

Cuando despertó se encontró en la oscuridad, sobre la fría piedra del calabozo de la mansión, le dolía todo el cuerpo e intentó moverse pero las heridas ahora cerradas en su cuerpo aún ardían. Respiró entrecortado mirando el techo, quería verla..

Quería verla..

Se sintió mortalmente solo, abandonado, perdido.

Una solitaria lagrima se deslizó por su sien, él mismo se sorprendió al sentir el liquido deslizarse por su piel, la recogió con sus dedos, y otra más siguió su camino.

Hermione..

La había protegido… Pero ¿que haría ahora? Rebuscó su varita, por supuesto no la llevaba con él. No supo cuanto tiempo había estado inconsciente pero supuso que habrían pasado un par de horas, se imagino a la castaña disfrutando de sus vacaciones con sus padres ¿cómo serían? ¿cómo sería una vida tranquila? Respiró con dificultad antes de que el sonido de la puerta metálica lo trajera de vuelta a la realidad, incorporándose pese al dolor.

Estaba detrás de unas rejas oxidadas, el piso estaba humedecido y había un frío penetrante, la camisa no era suficiente para calentarlo. Se sentó contra la pared recordando vagamente las palabras de su madre antes de caer en la inconsciencia y la preocupación llegó, como un dardo certero.

Unos pasos revelaron pronto la figura de su progenitor, levantó el rostro hacía él cansado de todo.

-Levántate – Le ordenó, Draco soltó una risa seca, carente de emoción. Era claro que al mortifago no le importaba que él estuviese débil y dolorido hasta los huesos.

Se levantó ayudado de la pared, lentamente y con torpeza hasta que estuvo de pie. Mirándolo fríamente a los ojos.

–Quiero que mates a esa chica – Su voz fue un siseo que heló su sangre incluso más que el frío que sentía.

–No

Lucius arqueó la ceja, estaba controlando sus ansias de estrangular a su hijo con sus propias manos.

–¿Crees que no puedo obligarte? – Le amenazó con la varita, Draco lo miró horrorizado de pronto. No podría contra un Imperio. No se creía capaz.

–Imperio – Siseo el mortifago, Draco pronto se sintió ajeno a su propio cuerpo pero con intensidad se aferró a los rastros de su conciencia, pese al cansancio pese a todo se aferró, un dolor agudo se anidó en su cabeza. Cayendo sobre sus rodillas.

–¡BASTA! Si quieres matarme hazlo pero déjala fuera de esto – Su voz salió estrangulada, débil pero el brillo en su iris grisáceo irradiaba fuego.

Lucius arrugo su expresión en una de puro asco.

–Sino la matas tu madre será la que lo pagará por darme un hijo tan inútil – Draco apretó el mentón, acorralado, sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros, tan joven, inexperto y perdido.

–Padre por favor.. Haré lo que sea si las dejas fuera de esto. Lo que quieras… -Rogó por primera vez en la vida, sobre sus rodillas el aire se volvió espeso, sus ojos ardían, se sentía completamente perdido y desamparado, no había quien pudiese ayudarle, extenderle una mano. No había nada que pudiese hacer y tenía miedo, autentico miedo.

Lucius sonrió, una sonrisa vacía, siniestra.

–¿Lo que sea? – Preguntó

–Si… Lo que sea… - Miraba el suelo, sintió como una memoria se fragmentaba en su mente, como un cristal quebrándose, aquella tarde en la biblioteca, hablando con Hermione sobre un futuro deseado, no existía el futuro para alguien como él. No existía.

– Lord Voldemort quiere que te unas a sus filas – Draco levantó la mirada hacía el mortifago de pronto – Tomaremos Hogwarts con tu ayuda – Sus puños estaban cerrados ¿no era más fácil morirse? La idea lo sedujo en sus pensamientos...

Lo odiaba

–¿Ellas estarán bien si lo hago? – Preguntó, su voz estaba apagada, carente de emoción. Él mismo se había refugiado en el vacío. En la nada. Quería desaparecer con el aire, convertirse en polvo.

–Draco ¿de verdad crees que esa sangre sucia estará a salvo? – Él dudó – Cuando se encuentren ella siendo lo que es y tu un mortifago ¿Qué crees que pasará? - Su voz era sedosa, había tranquilidad y anticipación – Cuando tomemos todo… Ella no será nada, será una cucaracha pisoteada por los nuestros – Lucius se acercó a él agachándose para tenerlo a su altura – Matarás a los suyos, vivirás como un mortifago Draco ¿quieres que ella sepa eso? – Un escalofrío lo recorrió y esquivó su mirada, buscando la imagen de Hermione en su memoria –No pienses en huir Draco porque tu madre será quien pague las consecuencias – Advirtió al final.

Lo sabía, la había perdido.

Para siempre.

Presente

₊°︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶ ‧₊˚

-Malfoy…- Insistió la chica al verlo tan perdido, su mirada estaba ajena, parada en un punto inexistente en la estancia. Hermione se mordió el labio, extendiendo su mano hacia él, se sentó al borde del sillón para alcanzar su mejilla. Sintiendo la piel tersa en sus dedos, solo entonces regresó a ella. Se encontró con sus ojos a una distancia prudente, vio preocupación en la mirada avellana.

–No es algo que quieras ver… No insistas por favor… – Le pidió, se veía tan solo, sentía la amargura en su pecho, quería tanto reconfortarlo, parecía atormentado…

–¿Fue por él que tu me cambiaste la memoria? – Preguntó Hermione, él había tomado su mano con la suya, pero no la apartó no en ese momento, bajo la mirada el gris de sus ojos, le partía el corazón, se sorprendió al verlo negar con el rostro. No era por él completamente, pese a ser un factor, no era la ecuación completa, era más complejo que eso.

–Fue por ti – ¿Qué? Hermione abrió la boca y la cerro, no sabía que preguntar ¿a qué se refería?

– ¿Yo te lo pedí? – Se quedó callado – ¿Malfoy? – Levantó la mirada y una sonrisa triste y solitaria se formó en sus labios. Soltó su mano y suspiró.

–¿Quieres verlo? – Preguntó Draco, ella dudó.

–Dime…-

–Lo sabrás si lo miras… – Susurró él.