Aclaraciones: Todo el contenido conocido pertenece a la Saga de Harry Potter.

Advertencia: Contenido +18 Puedes encontrar violencia, pensamientos suicidas y contenido sexual

Dramione de principio a fin.

Estamos ubicados en el séptimo libro.

Se cambiaron hechos y fechas para favorecer a la trama.

Disfruten la lectura.

Capitulo 11

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Hermione lo observó, hubo temor pintado en el iris avellana, podía notarlo, como su mente trabajaba buscando respuestas, quizá hubiese sido mejor abandonarla en el bosque pensó Draco de repente, mentalmente se sentía cansado ¿acaso buscaba justificarse? ¿redención? Posiblemente quería endulzarla para que finalmente ignore todo lo que se había visto obligado a hacer durante ese año como mortifago.

Quizá de verdad quería que lo viera como Draco Malfoy y no como el mortifago, perro fiel de Voldemort.

-¿Te acobardas ahora? – Preguntó al ver que la castaña dudaba, ella negó con el rostro y alzó su varita hacia él entrando de nuevo en su mente.

Recuerdos en la mente de Draco Malfoy.

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Su mirada estaba parada en un punto del suelo, mirando las formas irregulares de la piedra, había llegado a Hogwarts pero nada le importaba ya, en ese punto solo quería que el destino se apiadase brindándole una muerte calmada e indolora. Estaba en las mazmorras, no tenía el valor de enfrentarse a ella, aún no.

Vestía una capa negra, como su padre, un traje sastre, aún no había tenido tiempo a cambiarse y no tenía ganas de entrar a su sala común, se detuvo en las escaleras mirando el pasillo que lo esperaba, con cierto pesar.

–Malfoy – Escuchó a sus espaldas, era Blaise. Él no se volteó de inmediato, se mantenía impasible con las manos resguardadas en los bolsillos de su pantalón – Necesito hablar contigo – Solo entonces se giró hacía él.

El moreno se sorprendió un poco Draco estaba incluso más pálido que de costumbre y eso ya era mucho decir, tenía ojeras y la mirada vacía.

–¿Sobre qué? – Preguntó sencillamente, con desinterés.

–Tu sabes que –

–No lo sé Blaise y sinceramente no me importa –

–Mi madre me lo dijo, me dijo que te uniste a ellos – Soltó en voz baja – Quiere que siga tus pasos ¿por qué lo hiciste? – Parecía molesto.

Draco clavó sus ojos en él como dos fosas desbordando odio, un escalofrío recorrió la espalda del moreno, quizá había ido muy lejos.

–No te metas en esto Zabini – Siseó

-–Draco, creo que soy el único en todo el puto colegio en el que puedes confiar además por tu culpa mi madre insiste en que me una a la causa – Soltó con enfado pese al tinte de fastidio en el Slytherin – Pensé que estabas enamorado de ella, pensé que habías cambiado de verdad

-–No sabes nada Zabini, cállate – Lo detuvo

–Pues explícame -

–Déjame en paz – Se volteó violentamente tomando rumbo fuera de su sala común.

–Malfoy, no puedes contra todo esto tu solo – Le escuchó decir perdiéndose en el camino. Una idea no dejaba de molestarlo, no podía pensar con claridad, necesitaba serenarse y pensar en sus posibilidades y debía actuar pronto. Solo tenía un par de días.

No podía fallar.

Se asomó en el gran comedor, para su buena suerte Hermione no estaba ahí, estaba huyendo como un maldito cobarde, pero ¿qué le diría?

Vislumbró entones a Harry quien iba con Ginny, caminaban en su dirección aunque no se habían percatado de su presencia aún, necesitaba hablar con él, eso era algo que tenía claro desde un inicio.

–Potter –Harry lo miró entonces, sus ojos verdes mostraron curiosidad, Ginny estaba atenta por si se presentaba una discusión

–Malfoy – Saludó el Gryffindor con cautela.

–¿Podemos hablar? – Preguntó, Harry notó que detrás de esa expresión de desdén había cierto temor.

–Si, Ginny te veo más tarde – Le dijo a la chica, Ginny Weasley asintió, Draco supo que le diría a Granger que lo había visto, estaba seguro cuando sus miradas se encontraron por lo que debía darse prisa.

– Aquí no – Miró a sus alrededores – Sígueme.

Los estudiantes caminaron por los pasillos, Draco lo guio hacia un aula vacía, las clases comenzaban al día siguiente, no había alumnos en las aulas por lo que sabía que tendrían privacidad ahí.

-¿Es sobre Hermione? – Preguntó el ojiverde notablemente interesado, se sentó en una de las sillas de madera, mirando a la distancia al rubio, este echó una mirada rápida hacia el exterior para cerciorarse de que nadie los viera – Ha estado muy preocupada por ti.. –

– Mi padre se enteró – Soltó él, la pesades en su pecho casi le robó el aliento, debía contener esas emociones, meterlas en un baúl y guardarlo al fondo de su mente, sino no podría pensar, Harry asintió.

–Lo supuse… ¿estás bien? – No se llevaban bien pero Harry estaba seguro de que Draco había cambiado, notaba su sinceridad con su mejor amiga y no le deseaba el mal.

–Necesito que lo que te diga no salga de aquí Potter – Pidió, Harry dudó – Por favor – Insistió y el Gryffindor después de un momento asintió.

–Mi padre me pidió matarla – Harry se levantó de la silla con sus ojos clavados en Draco, el Slytherin a penas y se movió, parecía una estatua sin vida – Me negué y amenazó con matar a mi madre –Harry tenía sus manos clavadas en el pupitre miraba a Draco intentando leer esa calma que presentaba, como si estuviese recitando una pagina de algún libro conocido – Solo me dejo una opción – Murmuró y Harry lo supuso.

–Malfoy siempre hay opciones – Quiso detenerlo, sus miradas se encontraron y Harry se percato de ese vació.

-Yo no tengo opciones Potter, no soy como ustedes, no puedo cambiar a mi familia, no puedo dejar morir a mi madre… – Siseó – Me obligó a unirme a ellos, cuando nos encontremos fuera de Hogwarts seremos enemigos. Seré su enemigo ¿entiendes? – Se apoyó en la pared por el peso de sus propias palabras.

–¿Qué? –

–Voldemort me maldijo con la puta marca de los mortífagos, espero entiendas que no apoyo su causa solo quiero proteger a mi madre y a Hermione, no puedo hacerlo con las dos… Necesito tu ayuda – Harry estaba estupefacto ¿él? ¿mortifago? Observó a Draco se veía atormentado, sobrecargado de su propio destino. Pero no pudo evitar pensar en Hermione, ella.. ¿qué pasaría con su amiga?

–¿Qué quieres que haga? –

–Protégela por mi –

-Draco es inútil parece que no la conoces, sabes que ella intentará ayudarte sin importar que, se ha arriesgado muchas veces por mi, ha puesto su vida en peligro por Ron, ella es así y no creas que se detendrá contigo solo porque ahora eres un… –

–Tendrá que hacerlo sino morirá – Lo detuvo - No me dejaran solo, no podré protegerla..

–Debes explicarle – Insistió Harry – Si me estás pidiendo que la proteja, lo haré sin que me lo pidas, es mi mejor amiga, pero tienes que explicarle la situación -

–Solo promete que estará bien – Pidió.

–Lo prometo – Dijo el pelinegro después de dudar unos momentos, no podía ponerse en su lugar para él era inimaginable pensar que un padre obligaría a su hijo a vivir ese tipo de vida.

–Malfoy… – Sus ojos se encontraron – Pudimos ser amigos – una sonrisa se presentó en los labios del rubio

– No Potter, yo era imbécil y tardé mucho en darme cuenta – Draco abrió la puerta dispuesto a marcharse.

-Habla con ella.. –

-Lo haré-

Se resguardó en la soledad de la biblioteca, sabía que podría encontrarle ahí o quizá no, no importaba. Sabía lo que debía hacer, lo tenía claro sin embargo, no podía evitar que el peso de verla superara sus barreras internas haciéndole sentir ansioso.

Se resguardó en el ultimo pasillo sentado en una silla contra un largo estante repleto de libros, ocultó su rostro entre sus brazos, cansado.

No supo cuánto tiempo estuvo ahí, solo supo que se sintió observado, levantando el rostro se encontró con su mirada avellana.

Ella estaba parada, llevaba ropas muggles, un suéter rojo ancho y unos pantalones ceñidos a sus piernas, los cabellos sueltos y rebeldes caían hasta su cintura, sus ojos mostraban preocupación, sus ojeras delataban que no había dormido bien.

Hermione se había quedado de pie, con su mirada fija en él como si quisiese entender un libro complicado de runas. La vio morderse el labio y él, tranquilo como si no se le estuviese demorando el alma se levantó, Hermione sintió un agujero en su corazón al ver su estado, se veía tan cansado… Tan solo.

Sabía que algo no iba bien.

Cuando sus piernas recordaron como moverse corrió hacía él abrazándolo con fuerza.

Y Draco no pudo más.

Como una torre de naipes se desmoronó en su suave, cálido y sincero tacto.

Débilmente.

Se desplomó.

Sus barreras cayeron y la abrazó temblando, su aroma dulzón fue un bálsamo, sus manos en su cuello, todo en ella derribó las barreras que quería levantar para dejar de sentirse miserable.

No pudo más, se inclinó y dejo que las lagrimas se escaparan de sus ojos, sintiendo que le arrancaban los pulmones dejándolo indefenso, no podía siquiera hablar, había perdido toda capacidad de pensar, solo quería fundirse en ella y desaparecer.

No podía, estaba sobrepasado, no podía continuar, ya no quería hacerlo…

Quería mandar todo a la mierda, que ese momento se congelara eternamente y no tener que preocuparse por nada más que ellos dos.

Sintió su pequeña mano acariciando sus cabellos, como consolando a un pequeño desamparado.

-Draco ¿qué pasó? – Él no habló, negó con el rostro, no quería hablar.

Hermione suspiró, acariciando su mejilla, estaba más delgado que cuando se vieron la ultima vez. Deslizó sus dedos con calma, su abrazó era fuerte, le dolía pero no lo soltaría, no en ese momento que él parecía necesitarla tanto.

No importaba el tiempo o que alguien los mirase, solo quería borrar todo lo malo que lo atormentaba.

Quería alejar a los demonios.

Cuando recompuso su cordura, con pesadez y resiliencia se separó lentamente de ella, secándose los ojos con las manos para verla.

Sus miradas se encontraron y él no le dejo hablar, Draco atacó sus labios en un beso lento, dejándose sentir la suavidad de sus labios jugosos, bebiendo de a pocos de su ser, mientras aferraba su cintura hacia su cuerpo, sintiendo el calor que desprendía y la fragancia que lo embriagaba. Hermione se mareó sentía que perdería la razón al ritmo suave y sensual de su lengua, parecía querer hacerle el amor con los labios y estaba perdiendo la cabeza. Draco la sintió temblar al separarse y verla con los ojos cerrados besó la punta de su nariz.

-Te extrañe…- Murmuró ella sonrojada, él sonrió ladeado.

La amaba lo entendió en esas vacaciones, ya no había vuelta atrás.

-Yo también te extrañé – No había burla, ni bromas en sus palabras, una sinceridad tan pura que Hermione sintió su corazón derretirse.

-Me tienes que contar lo que pasó… No supe nada de ti en las vacaciones… - Se quejó, ella vio como el brillo de sus ojos de mercurio se apagaba lentamente.

-¿Podemos hablar de eso después? Solo quiero estar contigo ahora… - Pidió, ella frunció sus labios antes de asentir.

-Te compré algo – Recordó ella para cambiar de tema.

-¿Ah sí? –

-Si, cierra los ojos y extiende la mano – Pidió, Draco arqueó las cejas para después hacerle caso.

Hermione sacó la pequeña cajita del bolsillo de su suéter, en el interior había una la pulsera, tenía una figura en plata atada a los bordes por tiras de piel negra. Una pieza elegante como él pero igual tenía su toque. Metió la pulsera por su mano y ajusto las tiras para que quedara perfecta en su muñeca.

-Ya puedes abrirlos – Estaba un poco nerviosa.

Draco entonces vio la pieza, acercándola a su rostro, la figura finamente pulida en plata, una serpiente y un león enlazados, una sonrisa se formó inevitablemente en sus labios como un niño abriendo un regalo en navidad.

-¿Te gusta? – Preguntó aunque ya sabía su respuesta.

No respondió simplemente volvió a besarla, más brevemente.

-¿Por qué eres tan perfecta? – Ella se sonrojó, mientras él rozaba su nariz, nunca había sido tan tierno con ella. Lo estaba disfrutando, era como si hubiese bajado la guardia, nunca se expresaba de esa manera. No entendía porque, pero no haría preguntas, le dejaría ser… Tenían todo el curso para planear que harían después. Guardaba la esperanza de que todo iría bien después de todo él estaba ahí, con ella.

Draco decidió ser él por un rato más. Un día nada más, eso necesitaba.. Un día.

Un día dejando escapar sus sentimientos, un día sin limitarse, un día… Eso nada más.

Un solo día…

Y así lo hizo. Comió con ella, en su mesa, no se limitó con sus muestras de cariño, bajo la mirada insistente de Harry, Hermione estaba encantada de sus atenciones, pasearon por los terrenos, por el estadio de Quidditch donde se besaron apasionadamente por un largo rato, ocultos de los ojos de la gente.

Juntos, hasta que la noche llegó.

Inevitablemente y demasiado pronto.

Se despidió de ella al pie de La Dama Gorda. Antes de dejarla ir a su sala común.

Draco esa noche no durmió, tenía el plan ya establecido. Había terminado hablando con Blaise, él había decidido ayudarle después de todo el moreno ya estaba siendo obligado a seguir los pasos de Draco.

Tuvieron toda la noche para ajustar el plan, aprovecharían que el profesor Dumbledore estaba de viaje, según las noticias en el profeta, un plan simple y eficaz.

Tenía todo listo, solo faltaba llevarlo a cabo.

La mañana llegó y de nuevo, buscó encerrar en un baúl todos sus sentimientos. Se preparó y acudió a sus clases, se sentó junto a Hermione cuando tuvo la oportunidad y ella veía como se consumía poco a poco, las horas pasaron y él ya no fue el mismo hasta que llegó la cena. Draco la guio hasta un aula, era el momento.

Momento de hablar.

–Ya no podemos seguir juntos – Empezó él.

–¿Qué? – Hermione dio dos pasos hacia atrás cuando estuvieron a la luz de las antorchas distribuidas en la pequeña aula en la que estaban en ese momento.

–Hermione, mi padre lo descubrió – Le explicó, había decidido decirle la verdad porque a pesar de todo no quería mentirle. Podría fingir no quererla, podría fingir que había jugado con ella, pero era un imbécil enamorado y aunque se negase a admitirlo, aunque siquiera quisiera pensarlo había una gota diminuta de esperanza en él…

–¿Y eso qué Draco? Dijiste que estaríamos bien, lo prometiste o es que – Hermione sintió que sus ojos se humedecían.

–El es mortifago, lo sabes –

–Si pero tu no – Él se quedó callado, apartó su mirada de la de ella, mirando el suelo. Hermione se acercó a él –¿Draco? – Empezaba a faltarle el aire – Tu no…. –

–Mataría a mi madre…. – Las lagrimas ya caían sin control por el rostro de Hermione.

–No es verdad –

–Hermione… El me pidió que te matara… – Sus miradas se encontraron, él la sujeto por los brazos obligándola a mirarlo – No tuve opción… –Quería que entendiera

–Draco… -

–Entiendes que debemos terminar esto ¿verdad? –

–¡NO! – Quiso soltarse, se estaba alterando.

–Hermione… – Ella no dejaba de forcejear y llorar.

–Draco… no… –

–Yo me iré pronto de Hogwarts.. Si nos volvemos a encontrar por favor… no intentes nada solo huye – Lo miró sin entender, negando con el rostro – No se lo que vaya a pasar pero él cada vez es más fuerte, debes prometerme que no harás nada estúpido… Sobre todo por mi ..- Rogó.

–Draco yo… –

–Promételo – Su agarre fue más fuerte, lastimándola por la desesperación.

–No…– La soltó, al ver su mueca de dolor – Harry lo vencerá, estaremos bien… Si lo ayudamos… - Hermione no podía pensar, le dolía el pecho. Fue en ese momento cuando remango su camisa.

–Míralo, esto es lo que soy ahora y no lo puedo cambiar– La obligó a ver la marca, ella se negaba, las lagrimas caían sin pausa, sintió sus piernas débiles, se sentía mareada, todo le daba vueltas. Ver su piel pálida dañada por la maldición.

–Tu no eres esto Draco… Tu quieres estudiar medimagia .. – Recordó.

–Eso ya no existe… – A Draco le dolía el pecho, estaba haciendo uso de todas sus facultades por no quebrarse.

–Draco yo te amo… - Gimió ella

Y todo se detuvo… Se quedó petrificado.

Ciérrate Draco, ciérrate…

No se lo digas…

No ahora.

–Lo siento… – Hermione se dejo caer sobre sus rodillas con sus palmas sobre la piedra fría del suelo, Draco se agachó e intentó cogerla por los hombros, ella temblaba.

–No me importa lo que digas – Soltó – No te dejaré solo con esto… -

–Hermione… sus manos buscaron su rostro alzando su mirada hacía él – Debes olvidarte de mi – Su voz era una suplica

–No puedo hacer eso… - Golpeó su pecho débilmente

–Si puedes… -

–No…-

–Si nos encontramos y estoy con ellos… ¿Qué harás? – Ella negó con el rostro

–¡Eso no pasará porque no te irás! –

–Tengo que… Mi madre morirá si huyo… – Por favor – Entiéndelo.

–Draco… Por favor… - No sabía ni que estaba rogando, lo entendía. Pero no quería dejarlo cargar con eso, quería ayudarlo –No me obligues a dejarte…

–Hermione debes olvidarte de mi… – Acarició su mejilla, ella levantó su rostro negando.

–¿Cómo puedo hacer eso? Te amo… - Volvió a decir estrangulando el corazón del Slytherin.

–Debes hacerlo… Con el tiempo… Todo pasará… Todo mejorará… – Quiso creerse, quiso que fuese verdad.

–No… – Lloró de nuevo, sentía un gran agujero consumiendo su interior, como si le estuviesen arrancando las entrañas, un vacío tan fuerte que no podía tolerarlo – No puedo Draco… No puedo… No me dejes así… ¿Cómo me pides que huya de ti? ¿Cómo me pides que viva así? – Se dejó caer en su pecho.

Le dolía verla de esa manera.

Todo por su egoísmo y debilidad.

Todo por esa micra de esperanza a la que no se quería soltar.

Porque si sabía que ella… aún lo quería…

Podría quizá.. En un futuro.

Regresar..

Eres un imbécil.

–No podré olvidarte… - Gimió ella llorando en su pecho – Jamás…

–Hay una forma…- Murmuró y ella se tensó – Si quieres lo haré por ti – Derrotado,

Déjala ir…

Si… Tienes razón…

–No estás hablando enserio… – Se alejó como si su tacto le quemará mirándolo a los ojos – ¿De verdad lo estás considerando?

–Hermione… –

–¿De verdad quieres esto? –

–Si – El contestó tan rápido que toda esperanza se desmoronó dentro de la leona.

Se levantó del piso lentamente, mirándolo, él se incorporó, resguardando sus manos en los bolsillos, intentó leer algo en el iris gris de sus ojos, pero no había nada, un profundo vacío frío que le helaba el corazón.

Draco Malfoy era un mortifago.

Hermione Granger era una impura.

Era como si un precipicio se hubiese abierto entre ellos. Draco no tuvo elección, lo tenía claro así como tenía claro que ella ayudaría a Harry a completar su destino y ellos… se convertirían en enemigos.

–Bórralos – Pidió...

No quería ser una carga más para él.

No quería que el tuviese en su consciencia su tristeza. Su desamor, su abandono. No quería que cargase con el dolor de matar sabiendo que atesoraba la vida y además saber que ella sufría por él en algún lugar, no quería ser una carga más, una preocupación más... No quería.

–Si eso te hará sentir mejor Draco… Bórralos… – Ya no lloraba, lo miraba con sinceridad, quizá era una conclusión apresurada, quizá era un error pero en ese momento no pensó.

No podía hacerlo, la conmoción y el calor del momento derribaron su lógica y su razón.

Él la miró y sintió como su baúl quería abrirse violentamente. Sacó su varita apuntando a ella, conocía el hechizo. Lo había estudiado. Sabía sus consecuencias, pero estaba seguro de poder ejecutarlo con éxito.

–¿Qué sientes por mi? – Preguntó interrumpiéndolo. Él sujetó su varita con fuerza.

No contestó, todo se puso en blanco. Draco fue minucioso, con cada recuerdo. Borrando y suplantando cada uno con peleas, insultos, y odio entre ellos. Hasta que no quedó nada de lo que vivieron esos pocos meses. Sujetó a la chica cuando se desmayó y la recostó en el suelo cuidadosamente.

Y la noche se volvió sombría, Draco con ayuda de Blaise dejo que los mortifagos penetraran las barreas del castillo utilizando el transportador en la oficina del director, burlando la seguridad.

Esa noche engañó a Harry para que fuese a cuidar a Hermione a donde la habían dejado, esa noche mató por primera vez siendo su primera víctima el profesor Dumbledore quien esa noche había llegado debilitado a su oficina y pese a los intentos de Albus Dumbledore por convencerlo de tomar la decisión correcta. No pudo convencerlo.

Esa noche los mortífagos tomaron más fuerza gracias a él.

Y esa noche él se perdió a si mismo.

Presente.

Hermione salió de su mente,, en su mirada había horror, confusión. Draco la mirada pero estaba tan tranquilo como una fina figura hecha en mármol, impasible e inexpresivo.

–¿Mataste a Dumbledore? – Soltó ella, recordando aquel día, se había levantado sintiéndose terrible. Estaba en la enfermería con Harry y Ron sin saber porque lloró amargamente hasta quedarse seca y después de eso no pudo dejar de sentirse mal. Nadie dijo nada, no hubo tiempo.

Anunciaron la muerte de Dumbledore y todo fue caos, hubo destrozos en el colegio, los alumnos tuvieron que regresar a sus hogares, fue ese día en el que todo cambio, tuvo que dejar a sus padres y seguir a Harry y a Ron.

Lo rumores apuntaban al profesor Snape como el asesino del profesor Dumbledore pero ella lo había presenciado en sus recuerdos y estaba sin palabras, atónita.

–Tu lo has visto – Siseó, su voz era tranquila, como un susurro perfectamente perceptible.

Hermione sentía arder su pecho, era demasiada información, demasiado que procesar.

–¿Hay más… victimas? – Preguntó aunque ya sabía la respuesta.

-Si –

Le temblaba el labio.

–¿Cuántas? –

–¿Crees que me gusta llevar la cuenta? – Ahora sus manos temblaba, sus miradas estaban conectadas, sin apartarlas, quería poder leer ese tranquilo gris en sus ojos, no parecía ese joven que vio en sus recuerdos, no parecía él, había una oscuridad que quería atravesar, sabía que era mortifago pero no lo creía capaz de matar a alguien –

– ¿Te iras ahora? – Hermione dudó, bajo su mirada, pensó en sus amigos, la necesitaban, lo sabía pero aún no..

Negó con el rostro incapaz de contestar.

Él sintió algo irracional, un enfado, con ella por ser tan…. Jodidamente estúpida. Él no podía alejarse ¿por qué lo hacía tan difícil?

Ella se mordió el labio, pensando frenética.

Era un asesino, un mortifago, ahora era mas que evidentemente había matado a muchos como ella.

Pero..

No por decisión propia…

¿Lo juzgaría por ello?

La había salvado después de todo.

–¿Qué sientes por mi? – Volvió a preguntar aquello que no contestó hacía más de un año, Draco sintió que el aire abandonaba sus pulmones y como si alguien cogiese su corazón estrangulándolo.

-Nada – Todo

Ella entrecerró sus ojos en torno a él… Quizá no mentía después de todo había pasado tiempo pero sus acciones, sus acciones contradecían su respuesta. Hermione sentía que eso podría hacer un cambio, no es porque sintiese amor, no sabía ponerle nombre a esas ansias de estar con él… Pero quizá… con el tiempo… Lo descubriría.

–Lo preguntaré una vez mas.. – Advirtió – Porque tomé una decisión estúpida e irracional en el pasado y no pienso volver a hacerlo – Suspiró antes de hablar – ¿Qué sientes por mi?

Él arqueó sus cejas, esa micra de esperanza brillo en un remoto rincón de su conciencia.

–¿Qué quieres Granger? –

–Entender…-

–¿El qué?

–Lo que siento… - Draco intentaba leerla pues no sabía lo que pretendía – Quiero decir, quisiste hacerme creer que te odiaba pero realmente nunca te odié, y te encuentro por casualidad y me salvas, me siento… extraña y no quiero irme aún sin respuestas porque se que todo seguirá igual para mi si me voy ahora… - Las palabras atravesaban sus labios y su cabeza, sin filtro – Tu pensaste que yo estaría bien pero nunca lo estuve, ¡sorpresa! – Levantó sus manos con sarcasmo – Lo mínimo que merezco ahora es un poco de sinceridad – Aunque yo misma me haya puesto en esta situación. – Por eso dime… ¿qué sientes por mi? –

–Soy un mortifago -

–Eso ya lo se -

–He matado a mucha gente -

Hermione apretó los labios y suspiró – También lo sé.

–¿Perdiste la cabeza acaso?

–Si al parecer si –

La chimenea empezó a centellar de pronto, emitiendo sonidos rompiendo la conexión de sus miradas en aquel momento tan inoportuno. Draco desvió la atención hacía el fuego, empezaba a formarse un rostro en las llamas.

Se levantó entonces, caminando hacía la chimenea huyendo a su mirada.

-Malfoy – Se escuchó una voz masculina, Hermione dio un respingo y se alejo lo suficiente para que la chimenea no detectase su rostro y se delatara.

–¿Blaise? ¿Cómo supiste como contactarme? – Preguntó el rubio con cautela, pese a la calma en su voz aún se encontraba muy afectado por la conversación con la castaña

–Fui a la mansión de tus padres como me dijiste, tu madre me dijo como podría contactarme contigo –

–¿Cómo está ella? - Se apresuró a preguntar

–No te voy a mentir, no se veía muy bien – Draco apretó la mandíbula, Hermione notó como se tensaba – Me dijo que te dijera que no fueras para allá, al parecer tu padre y Bellatrix te están buscando, el Señor Oscuro te necesita para algo Draco ¿en qué coño te metiste? – Un largo suspiró se escapo de los labios del rubio.

–Es... complicado –

–Vamos Malfoy, yo también quiero salir de aquí, hace dos días me mandaron a una privada muggle para encontrar a "un profugo" Era una mocosa de 12 años tuve que matar a su familia, ya no puedo más con esto –

Hermione se estremeció mirando al rubio ¿él también hacía ese tipo de cosas? No pudo contenerse más salió de su rincón.

¿Confiaría en ellos?

Por los recuerdos que vio sabía que Blaise no quería estar entre mortifagos, supuso que como ellos habría más.

–Únanse a nosotros – Soltó ella, Draco la miró con el ceño fruncido ¿qué mierda?

–¿Granger?-

-Hola Zabini – Salió la chica dejándose ver por la chimenea.

–Joder Malfoy ¿qué pasa aquí? – El moreno se veía confundido en las llamas.

–Malfoy me salvó, me habían capturado en su mansión y ahora… Lo buscan por mi culpa – Explicó pues el rubio se había quedado mudo y expuesto por su intromisión.

–No me sorprende – Sonrió el moreno. Hermione descubrió entonces que le agradaba el muchacho – Siempre fue un imbécil – Draco lo miró fríamente– Pero cuéntame más Granger, me interesa – Hermione lo meditó unos segundos… realmente necesitaban sumar personas a sus filas, estaban debilitados ante el inmenso poder de los mortifagos.

–Debemos ayudar a Harry a acabar con Voldemort –

–¿Quieres que confíe mi culo en Potter? Vaya no lo había pensado antes – Exclamó el moreno con sarcasmo.

–Blaise cállate – Siseó Draco –¿Por qué quieres que nos unamos a ustedes? – Esta vez miró a Hermione.

–Porque podemos acabar con esta guerra sin sentido y ustedes podrán… aliviar su conciencia haciendo lo correcto – El rubio la miró, había algo en el ambar de sus ojos que lo guio como una lampara en medio de una noche tormentosa ¿hablaba enserio?

–Me estoy arriesgando demasiado Malfoy, te recuerdo que soy una mierda en oclumancia y si sospechan de mi estamos jodidos – Draco asintió, tenía razón, lo estaba exponiendo demasiado.

–¿Por qué te quiere Voldemort? – Recordó la castaña

–Es su mandadero favorito – Contestó por él Zabini. Malfoy le dedicó una mirada de desprecio, Jodido Zabini.

Hermione lo miró como si quisiese atravesarlo, con esos ojos avellana muy abiertos

–¿A qué se refiere?-

–Ignóralo-

–¿No le has dicho? – Preguntó Zabini, algo en su voz le hizo pensar que el moreno se estaba divirtiendo de una forma siniestra.

–¡Que te calles joder! –

–Dime – Se apresuró a decir Hermione, Draco la cogió del hombro sorprendiéndola, sus ojos se encontraron y él negó con el rostro pero para su mala suerte el moreno decidió que era mejor soltarlo todo.

–Bueno Granger, sucede que el Señor Oscuro tiene un placer enfermizo por hacer pagar a Mal….

Jodido Zabini, sino lo mataban los martifagos lo haría él mismo

Lanzó un hechizo contra las llamas, apagándolas al instante. Se levantó enseguida alejándose de Hermione, ella ya le seguía el paso.

–¿Malfoy? – Él la ignoró. Caminaba hacia su estudio debía serenarse, no sabía si podía confiar en Zabini, cada persona tenía su forma de afrontar la guerra, el moreno había optado por volverse imbécil, al parecer.

Sintió la mano de Hermione coger su muñeca, no la apartó, como buen perro domado no se permitía ser brusco con ella, detuvo su paso.

–¿Qué quieres?- Siseó él.

–No hemos terminado de hablar – Ahí estaba ese ceño fruncido con sus grandes ojos avellana chispeando – Y no tengo mucho tiempo, tengo que ayudar a Harry y a Ron… Tengo que regresar con ellos – Insistió.

–Pues vete con ellos Granger – Soltó él con más brusquedad de la que pretendía.

Hermione no dio un paso hacía atrás al contrario, se acercó bajando su mirada hacía su muñeca percatándose de que aún tenía la pulsera que le había regalado, Draco sintió como su corazón reaccionaba enseguida, martillando en su oídos.

–¿Me quieres? – Preguntó, su voz fue suave, él se quedo petrificado. ¿No había escuchado acaso lo que dijo Zabini? – No me respondas con otra pregunta – Murmuró. Dando otro paso, esta vez podía percibir su aliento, sus pestañas, sus labios jugosos y sonrojados.

Pensó largos segundos observando cada pequeño detalle de su rostro, como aquel cabello indomable estaba más largo que la última vez y como se mordía el labio impaciente.

¿Querer?

No, era más que eso.

Pero no podía permitirse abrir ese baúl, no quería, demasiada culpa.

Pero debía hablar ella esperaba –¡Si, joder si! No he dejado de quererte ni un puto día ¿contenta? – Hermione no se alejo pese a lo molestia que mostró Draco, sentía que estaba escalando esas grandes barreras que él quería elevar entre ellos y no iba a detenerse.

–¿Quieres que regrese contigo? – Esta vez el aire fue el problema, su cerebro se había desconectado y no recordaba como respirar con normalidad. Hermione podía ver su confusión, como aquellos ojos preciosos color mercurio buscaban en ella permiso quizá.

Draco necesitaba saber que ella le permitiría siquiera intentar.

–Si… - Confesó en voz baja, el baúl en su interior se fisuró de nuevo.

–Pues ven conmigo y tal vez puedas convencerme – ¿Qué? Hermione le echó los brazos al cuello abrazándolo, él guiado por su reciente cercanía cogió su cintura con ambas manos, mirándola a los ojos.

No sabía que pretendía, pero no planeaba alejarse.

–¿Estás hablando enserio? – Su voz sedosa mostró cautela

Ella respondió asintiendo.

–He matado a muchos inocentes incluso niños… – La sintió estremecerse al escuchar esas palabras.

–Por eso tienes que ayudarnos, si lo haces… podrás limpiar un poco tu conciencia – Mencionó – Además no tenías otra opción y el asesino es él tu solo fuiste su instrumento – Razonó, no sabía si estaba intentando convencerse a si misma de ello, era más fácil a simplemente ignorar que él era un asesino…

–Si ganan esta guerra, yo terminaré en Azkaban –

–¿Por qué eres tan pesimista? –

–Tu eres demasiado optimista – Refutó – Yo no tengo nada que ofrecerte – Hermione vio sinceridad en él. Draco no solo pensaba en ese momento, él de verdad pensaba en ella a futuro, esto de alguna extraña manera calentó su corazón y la hizo enrojecer.

–No te he dicho que te aceptaré, es solo una posibilidad – Él no fue ajeno al rubor de sus mejillas, ni a la forma en la que la castaña no se daba cuenta que lo estaba abrazando con demasiada cercanía.

–Tu ganas Granger… Haré lo que digas – Murmuró.

–Pues comienza por hablar con Zabini, puede ser útil tener a alguien infiltrado – Ahí estaba, Hermione mandona tomando la batuta y a él eso definitivamente le encantaba.