Hola nuevamente aqui les traigo una historia corta probablemente solo sea de dos o tres capitulos que espero subir en el transcurso de la semana, al igual que el penultimo capitulo de "Mis dos pequeños problemas" y el siguiente capitulo de "¿Cuál es tu tipo ideal?"


Comienzo


Sabía que estaba mal tener estos sentimientos hacia ella, pero tampoco se ha propuesto en cambiarlos o verla como una simple joven llena de bondad, no cuando desde que había llegado a su vida hace once años atrás. Cuando sus ojos color cielo se encontraron con los zafiros asustadizos de ella, al conocer su "nuevo dulce hogar", sonrió soberbio al recordarla cuestionándole si era un ángel.

"Estiro sus brazos después de un aburrido entrenamiento con los viejos de su Clan, arrugo el entrecejo al notar como esas estúpidas practicas le quitaban su valioso tiempo que podría invertir en leer mangas, comer dulces, salir con sus amigos o follar.

- Ni siquiera en vacaciones dejan de joder. – bufo recordando el motivo de su estancia en su "hogar" argumento el peliblanco.

Se quedo viendo fijamente el estante frente a su habitación hasta que percibió algo con sus ojos que podían verlo todo a pesar de esa oscuras gafas que portaba. Caminando lentamente a su objetivo deseado, imagino una y mil formas de torturar a ese intruso que se atrevía a interrumpir sus tiempo libre, total a él no podían prohibirle nada siendo el próximo cabecilla de su familia.

Saco una paleta sabor caramelo de su bolsillo, agudizando su oído comenzó a escuchar sollozos y vio como frente al gran jardín estaba llorando una niña de no más de seis años, pero eso no llamo su atención sino la gran cantidad de energía maldita que desprendía su cabello, su blusa, pantalones y zapatos llenos de agujeros, además de la notoria suciedad.

- Oye, ¿Quién eres tú y que haces en mi casa? – dijo mientras se sentaba frente a ella, que al escuchas su voz levanto su mirada para encontrarse con un lindo rostro sonrojado. – Vaya a pesar de la suciedad no eres fea.

Aquello hizo que la pequeña cian hiciera un puchero infantil, haciendo que Satoru ampliara su sonrisa. Esa niña tenía la piel más blanca que él, sus mejillas sonrojadas y sus grandes ojos azules se encontraban hinchados seguramente de tanto llorar.

- ¿Acaso eres muda? – vio como negó con la cabeza. – Mmmm… ¿eres una ladrona? – nuevamente negó. - ¿Acaso estas perdida?

Sabía que se estaba comportando como un verdadero idiota con la infante, pero siendo honesto probablemente esta niña podría ser lo más interesante en su estadía en el Clan. Vio como la pequeña ojiazul iba a volver a responder, pero la voz a sus espaldas hizo que ella rápidamente lo abrazara ocultando su rostro en el pecho de Gojou.

- Por lo que veo llegaste a simpatizarle a la pequeña conejita. – escucho como su madre se burlaba de ellos. – Me alegro así me ahorraras presentaciones innecesarias.

El peliblanco enarco una ceja mientras contemplaba la figura de su progenitora sin lugar a duda sumamente hermosa desde su cabellera blanca siempre peinado con un tradicional moño haciendo contraste con los kimonos que portaba, lograban dejarla con ese aire joven dudando incluso tener un hijo de edad, pero Satoru sabía que su madre era demasiado cruel con aquellos que consideraba un estorbo o podían serle de utilidad.

- M-Mala. – escucho el susurro de la niña viendo con verdadero temor a la mujer, Satoru solo se levantó con ella aun en brazos.

- Dame a esa niña, Satoru. Debe darse un baño verdaderamente su aspecto es asqueroso. – los ojos azules de la mujer vieron como este arrugo el entrecejo. – O ¿acaso piensas bañarla tú, querido?

- ¿Quién es esta niña, okasama? – apretando más el pequeño cuerpo que no dejaba de temblar. – Es obvio que no pertenece a nuestro Clan, ¿acaso ya se despertó por fin tu instinto maternal?

La sonrisa burlona de esta se amplió.

- Por supuesto que no, con darte a luz fue más que suficiente para mí. – se cruzó de brazos. – Bueno si tanto curiosidad tienes de saber quién es esa niña te lo diré. Se llama Miwa Kasumi. – comenzaba a hartarse. – Se la compre a sus padres por una considerable cantidad de dinero, será criada bajo nuestras enseñanzas hasta que llegue el momento para que sea útil al Clan.

Satoru bajo la mirada viendo como la niña llamada Kasumi miraba todo como si fuera a ser torturada, su madre el verdugo y siendo él su único salvador, porque sabía que los propósitos de vida en los grandes Clanes eran demasiado crueles.

- ¿Cuándo llegue el momento de su utilidad? – cuestiono arrugando el entrecejo. - ¿Para qué compraste a una niña? ¿Qué planean hacer con ella?

La peliblanca se acercó a la pareja tomando la mejilla de su hijo y sonriendo le dijo:

- Vaya Satoru no sabía que ya te importaba la gente débil. – los lentes del joven se deslizaron mostrando sus ojos color cielo. - Esta niña se encuentra aquí, para convertirse en tu concubina cuando tenga la edad necesaria para procrear. – aquello hizo que Gojou abriera desmesuradamente sus ojos.

- ¿Q-Que…?

- Como sabes al cumplir los dieciocho tomaras el cargo del Clan Gojou, pero para eso necesitaras descendencia y como te disté cuenta la genética es demasiado espontanea así que preferí ir escogiendo las mujeres con las que tendrás sexo para procrear sin llegar a ser tu oficial esposa.

- ¡Estas loca y enferma! – Gojou sentir como el sabor de aquella paleta era amargo y desear devolver su almuerzo ante la sola idea. – Es solo una niña, no puedes mandar sobre mi vida.

Sintió una bofetada de su madre, provocando que cayera de bruces sosteniendo fuertemente aun a Miwa, levanto su mirada furiosa.

- Podrá ser que pronto serás el líder, Satoru. – alzando la barbilla la mujer. – Pero que no se te olvide que existen normas y costumbres desde antes que naciéramos. Una de ellas. – viendo a la niña que sostenía la mejilla lastimada del adolescente. – Te guste o no tener concubinas y descendencia es una obligación, así que deja de comportarte como un crio. Aprende a madurar esta es la vida de los hechiceros y sobre todo a quienes pertenecen a nuestro Clan.

Dándose la vuelta para no mirar esa escena tan burda de los jóvenes.

- Ademas Kasumi será adiestrada para ser solo tu concubina y si tanta lastima te da ve a bañarla, para llevarlas con las institutrices. Su aspecto es asqueroso.

Sin esperar más la mujer se retiró dejando a Gojou Satoru completamente consternado, ofendido y el peor de los casos impotente ante una situación que siempre ha tratado de evadir desde que fue instruido para ser el siguiente líder.

- ¿Eres un ángel? – fue lo único que salió de Kasumi al ver sus ojos fijamente, ganando una mirada de lastima del joven. – Mala. – toco con su pequeña mano la zona lastimada.

Aquella inocencia hizo que sonriera al ver algo que nunca tuvo o le fue arrebatada y por lo tanto agradecía: "Inocencia". Esa pequeña tenía una inocencia, bondad y ternura que su sola mirada te lo mostraba.

- Si Kasumi-chan esa mujer es mala. – peinando su extraño fleco. – Creo que es mejor llevarte con las institutrices.

Ante la sola idea de que la apartara de su lado Kasumi comenzó a negar repetidas veces, ella deseaba regresar a su casa con su madre y hermanos, no en este lugar donde la miraban como su progenitor. Ademas… ¿Qué le harían esas instituí…no sabía ni siquiera pronunciar esa palabra?

- No quiero. – argumento haciendo un puchero. – No quiero ir con esas personas, me harán daño…solo quiero irme a mi casa…quiero a mi mama… ver a mis hermanos. – estaba al borde de las lágrimas.

Gojou suspiro cansado, él nunca ha sido bueno consolando a las personas ni que decir de los niños. Incluso a la edad de Kasumi-chan nunca se consideró uno, probablemente por eso siempre mostraba esa actitud infantil.

- Tu podrías cambiarme y yo curarte eso. – dijo inocentemente la infante señalando el golpe y sorprendiendo a Satoru. – Tu no me harás daño, eres una buena persona.

Esa afirmación hizo que soltara una carcajada, ya que probablemente esa niña era la segunda persona en afirmar eso.

- Así ¿y como piensas curarme, Kasumi-chan? – cuestiono divertido, pero detuvo abruptamente sus pasos al sentir como ella beso su mejilla. - ¡¿EH?! – alargo su exclamación sin comprender.

- Mi okasan dice que los golpes se curan con cariño y besos. Esa es la mejor medicina. – parpadeo ella sin comprender a ese joven. - ¿hice algo malo?

- No, kasumi-chan. No hiciste nada malo, no podrías. – junto su frente con la de ella. – Bueno no puedo darte un baño yo, porque soy un adolescente y tu una niña, pero estaré cerca cuando te cambien y arreglen, ¿Qué te parece?

Kasumi no se encontraba muy convencida, pero asintió levemente. Tenía aún mucho miedo de su nueva vida, sobre esas personas y sobre ese futuro que posiblemente no le agrade, pero está feliz porque encontró a alguien que sería su ángel de la guarda

- Por cierto mi nombre es Gojou Satoru. – la sonrisa que le había regalado era la más cálida que a sus tiernos casi siete años pudo deslumbrarla".

- Por primera vez en la vida no logro descifrar lo que estás pensando. – no se sorprendió de escuchar a su lado a su mejor amigo. – Realmente todo lo que concierne a Kasumi-chan te afecta demasiado.

Arrugo el entrecejo al escucharlo nombrar a la joven con demasiada confianza, además de recordar cuando su linda niña tuvo un enamoramiento fugaz por el azabache.

- No has pensado la opción de tomarla como esposa, en lugar de concubina. – mirando el estanque frente a la gran habitación que dentro de poco su amigo compartiría con la joven cian. – Por más que lo niegues no solo quieres tener sexo con ella, además toma en cuenta que el pervertido de Naoya desea comprarla.

- Ni me lo recuerdes, que por su culpa nos encontramos en esta situación. – cerro los ojos al recordar al rubio y su enfermiza competencia con él. – Solo busca joderme y sabe perfectamente que si le toca un cabello a Kasumi, el poder del infinito será la ultimo que vera.

- Entonces tienes dos opciones Satoru: Tomas a Kasumi-chan como tu esposa o tienes que dejarla embarazada.

Eso lo sabía perfectamente desde que Kasumi-chan llego a su vida, pensaba que podía controlar toda esta situación como lo demás, pero el destino fue caprichoso y sin darse cuenta la tierna niña de seis años se convirtió en una hermosa joven. Las mejillas regordetas se fueron afilando, su cabello creció más hermoso, su menudo cuerpo fue adquiriendo curvas, sus glúteos junto con sus senos se moldearon de una forma exquisita que sin darse cuenta cada vez que tenía sexo con alguien se imaginaba a ella…a Kasumi…a su pequeño conejito que a partir del día de hoy se convertiría en su concubina.


Pero no solamente la mente de Gojou se encontraba en una encrucijada, sino que Miwa Kasumi se encontraba sumamente nerviosa mientras las mujeres del Clan la preparaban para su "gran día" con su líder. Desde su llegada a la finca Gojou fue recibida como un sirviente más, pero cuando Satoru vio los tratos hacia su persona o aquella marca que tenía en su muñeca izquierda con el símbolo del Clan, provocaron realmente su enojó recalcándoles que al faltarle al respeto a ella, era faltárselo a él. Sonrió con melancolía al recordarlo.

"Llevaba varios meses viviendo en la finca Gojou, cada día que transcurría anhelaba los fines de semana para el regreso de Satoru-san o mejor dicho Gojou-sama como sus institutrices le había dicho que debía de referirse al futuro jefe del Clan, además de que las funciones que tendría hacia él lo ameritaban confundiéndola aún más acerca de cómo sería su destino al lado del peliblanco. Suspiro derrotada justamente hoy tenía clases de servir el té y preparar la ceremonia, pero por desgracia sus manos su mano aún se encontraba delicada después de haberle hecho una marca distintiva al Clan Gojou, advirtiéndole que nadie debía de verla ni siquiera Satoru-san.

- Porque tardas tanto, solo es una simple ceremonia de té, niña. – una de las mujeres de edad avanzada la veía reprobatoriamente. – Así nunca lograras satisfacer las necesidades de nuestro futuro jefe. – el bastón que sostenía dio varios golpes en el suelo asustándola. – No puedo creer que nuestra señora te haya comprado. ¡NO SIRVES PARA NADA! ¡ERES UNA INUTIL!

Kasumi vio como nuevamente la herramienta que ayudaba a sostener a la anciana se levantaba con la clara intención de golpearla como en otras ocasiones, así que con lágrimas cerro sus ojos esperando el golpe, pero…este nunca llego. Aun asustada abrió uno de sus ojos para ver como frente a ella estaba…

- Satoru. – susurro ganándose una mirada reprobatoria de Aneko-sama. – Gomenasai, Gojou-sama. – haciendo reverencias exageradas.

Satoru vio de reojo las acciones de Kasumi arrugando su entrecejo al ver quien de todas estas mujeres comenzó a llenarle la cabeza con esas ideas arcaicas. Tuvo una misión cerca de su "hogar" así que aprovecho la oportunidad para llevar a Kasumi de compras, pero ¡Oh sorpresa la pobre niña estaba siendo torturada por las cacatúas del consejo! Y si no hubiera llegado a tiempo seguramente seguirían amonestando a la pobre niña. Vio furioso a las institutrices.

- Me podría decir, Aneko-sama. – dijo el nombre con sarcasmo. - ¿Por qué pensaba golpear a una de mis futuras concubinas y lo más importante a mi favorita?

Aquello provoco que la mujer abriera los ojos desmesuradamente ante la afirmación del joven.

- Son costumbres que se deben seguir al pie de la letra, Gojou-sama. – alzando el rostro. – Si nuestra señora adquirió a esta niña desde pequeña fue para guiarla acerca de nuestras costumbres y como satisfacerlo a futuro. – aquello había erizado la piel de Satoru ante el simple pensamiento que siempre deseaba olvidar. – Pero tal parece que por primera vez hubo un error. ¡NI SIQUIERA SABE REALIZAR UNA CEREMONIA DE TÉ!

La mujer se sulfuro con lo condescendiente que era el joven con aquella cria, pensó que por sus años de servicio al Clan se merecía algo de respeto pero…

- Kasumi-chan no puede realizar una estúpida ceremonia de té adecuada, ¿sabes porque Aneko-sama? – su voz fue ligera como un susurro, demasiado tranquilo quien conociera a Gojou y al ver la negativa de la mujer dejo de sonreír soberbio. - ¡ESO ES PORQUE KASUMI-CHAN ES UNA NIÑA DE SIETE AÑOS! – arrojándola al suelo con su bastón. – No volveré a permitir un acto igual hacia ella, porque pronto seré su líder. Notifíquenlo a cualquiera de la finca, desde este momento cualquier persona que toque o agreda directamente a Miwa Kasumi, estará ofendiendo directamente hacia mi persona y será castigado con la pena máxima.

Al escuchar aquello todas comenzaron a temblar junto con las personas que por los gritos se acercaron, sintiendo lastima por la institutriz y grabarse esa advertencia del joven amo, porque si algo estaban seguro era si un Gojou Satoru tranquilo era peligroso. Verlo enojado era un pase directo a su ejecución. Sin esperar una respuesta por parte de sus sirvientes, tomo a Kasumi en sus brazos para llevarla a su habitación, porque sospechaba que esta no era la primera vez en que casi la golpeaban.

- D-Disculpe…Gojou-sama. – susurro la infante sonrojada. - ¿Podría bajarme? Puedo caminar perfectamente y…

- ¿Desde cuando comenzaron a tratarte así? – cuestiono viéndola directamente a los ojos, ya que por la discusión se había quitado sus lentes. – Creí que confiabas en mí. – dijo ingresando a la habitación principal y dirigiéndose al armario a sacar un botiquín.

Kasumi solo agacho la mirada por la reprimenda de Gojou-sama, pero al sentir como la tomaba del mentón para limpiar el golpe cercano a su mejilla se quedó muda.

- Que sea la última vez que me ocultas algo de esta magnitud, Kasumi-chan. – le dedico una sonrisa triste, como solía dedicarle su madre cuando su padre llegaba oliendo feo.

- Pero…el entrenamiento es mi obligación para satisfacerlo y hacerlo feliz a futuro, Gojou-sama. – tomo su mano mientras reía un poco.

Pero en la mente de Satoru no comprendía como alguien como Kasumi aun no comprendiera la magnitud de las cosas, estaba bien aún era una niña. Lo cual no entendía lo que significaban esas palabras y como esas mujeres le inculcarían como hacerlo feliz, porque Kasumi tenía algo que le fue arrebatado con el tiempo sin importar que fuera un niño. Su pequeña cian tenía una inocencia infinita, tanta que lograba preocuparlo al no ver la maldad de las cosas.

- No es necesario que sea a futuro, Kasumi-chan. Tu solo presencia ya me hace feliz. – no era mentira. – Por cierto odio que me digas Gojou-sama ese título le corresponde al viejo. – refiriéndose a su padre. - Solo dime Satoru como dijimos, ¿de acuerdo?

La infante asintió feliz tomando su mano, pero en eso volvió a sentir nuevamente el ardor en su mano. Haciendo que el peliblanco tomara su muñeca izquierda para ver varias vendas puestas.

- ¿Qué significa esto, Kasumi? – ella no sabía que responder, pero Satoru se imaginaba que era, sin esperar más tiempo quito una a uno de los vendajes encontrándose con…- Malditos hijos de puta.

Argumento enojado y rápidamente se levantó de su lugar dispuesto a reclamarles nuevamente, pero ahora con una acción que les enseñaría a no meterse con la pequeña, pero en eso vio detrás de su puerta a su mejor amigo.

- ¿Acaso estas acosándome? – enarco una ceja. – Sabes Suguru aunque me guste experimentar cosas nuevas tú no eres mi tipo, aunque seas buena persona y un fleco particular se de mi orientación.

El nombrado solo rodo los ojos ante la estupidez de su amigo y sin esperar el pase se adentró sorprendiéndose de la pequeña que estaba con su amigo. Los ojos negros de él se encontraron con unos enormes ojos azules llenos de pureza, Miwa al sentir una mirada sobre su persona y al toparse con un joven de la misma edad que Satoru hizo que se sonrojara al ver la cálida sonrisa que le dedico y como se agachaba para quedar a su altura mientras acariciaba su cabeza.

- Creo que llegue a tiempo. – viendo como sus acciones hicieron que Satoru hiciera una mueca graciosa. – Siendo honesto tus fetiches cada día son más exóticos y peligrosos, Satoru-chan.

Ese comentario hizo que por primera vez un sonrojo considerable se expandiera en todo el rostro de su amigo, no sabía si era ¿Por qué se encontraba cerca de Kasumi, su comentario fuera de lugar o que la pequeña niña se había sonrojado como nunca por su amigo?

- Que adorable y preciosa eres pequeña. – dijo alegre tocando delicadamente su cabello. – Mi nombre es Getou Suguru ¿Cómo te llamas?

- M-Miwa Kasumi. – respondió demasiado tímida. - ¿usted es amigo de Satoru? – al ver como asentía sus ojos brillaron con ilusión. – Entonces es usted como un príncipe.

Gojou siempre disfrutaba ser el centro de atención de las personas, así que rápidamente tomo a la pequeña para cargarla ante su desconcertada mirada y la burlona de Suguru.

- Bueno si te encuentras aquí, Suguru ayudaras a cargar todas nuestras compras. – Kasumi comenzó a balbucear apenada. – Y no acepto un no como respuesta Kasumi-chan que estas brujas de seguro te han intimidado tanto que…

- Pero afuera estarán esas cosas. – soltó sin más la menor deteniendo los pasos de los adolescentes. – Afuera estarán esas cosas feas que siempre me seguían y que mi Otousan odiaba que viera.

Tanto Satoru como Suguru no podían creer lo que sus oídos escuchaban, Kasumi estaba hablando de…

- Kasumi-chan. ¿puedes ver maldiciones? – la niña asintió. – Por ese motivo detecte tu energía de inmediato, pero… ¿esas cosas nunca han trato de atacarte? – Miwa negó sin entender.

Pero en la mente del chaman más fuerte venia una teoría, una demasiado descabellada y que incluso podía estar relacionada con el extraño cabello de Kasumi.

- "Posiblemente ese sea el motivo por el que mi madre la compro". – viendo como su amigo y ella conversaban amenamente sobre las ultimas caricaturas que vio o de los mangas que él solía comprarle a escondidas. – "Sea lo que sea que estés planeando madre, de seguro no es nada bueno".


- Listo, señora. Aquí está la comida y bebida que solicito para la ceremonia de Gojou-sama y Miwa-san. – una de las sirvientas dejo lo previsto en esa habitación nupcial. – ¿Desea algo más?

- No, solamente manda a llamar a mi hijo y después a Kasumi. – viendo de reojo a la mujer que solo asintió dejándola sola. – Por lo que veo hoy será el gran día donde tus más profundas fantasías se harán realidad hijo mío. – sonrió divertida.

Pudiera ser que no era la madre modelo o fuera igual de patéticas que las mujeres simples y corrientes, pero había algo que incluso su único hijo desconocía: El deseo oculto que reprimía Gojou Satoru por su protegida desde que Kasumi cumplió los quince años. Divirtiéndose al ver como por primera vez el egocéntrico de su hijo era humano hacia alguien que no era el mismo, al grado incluso de liberarla de su destino, sin imaginar que haya afuera existían cosas peores que ser la concubina del jefe del Clan Gojou.

- Al parecer ese idiota de Naoya si sirvió para algo después de todo.

"Nuevamente veía como su hijo contemplaba a esa joven que llego a sus vidas hace once años, el tiempo convirtió a esa pobre infante en una mujer sumamente bella. Al grado en que cuando sugirió a su hijo en inscribirla al Colegio de Kyoto este se negó de inmediato argumentando que sería mejor en la de Tokyo, que el otro Colegio no tenían lo suficiente para alguien como Kasumi. Con los años pudo interpretar la mirada gélida de Satoru: primero curiosidad, después protección, cariño, afecto para al final convertirse en anhelo, devoción, deseo y obsesión. Su hijo no se salvaba de los sentimientos posesivos y egoístas que caracterizaban a los Gojou siendo el mayor narcisista de todos, por eso no podía apartar sus ojos al ver a Kasumi cuidando de esas plantas y flores vistiendo un tradicional kimono rosa claro, sonriendo feliz con la mera presencia del peliblanco.

- Se ha convertido en una joven demasiado bella. – se sentó al lado de él, arrugo el entrecejo al ver esa horrible venda negra ocultando su rostro. – De verdad no entiendo ese afán tuyo de ocultar tu mirada.

- Sabes perfecto que así me siento más a gusto. – rio divertido. - ¿Qué deseas? No creo que tu visita cordial sea solo para recalcarme que Kasumi creció y sobre mi tendencia de la moda.

- Tan prepotente como siempre. – le dio una mirada de advertencia a su hijo y este volteando los ojos se quitó la venda. – Perfecto, tus ojos siguen igual de gélidos que siempre, bueno seré clara sino deseas tomar a Kasumi como concubina Zen´in Naoya nos ofreció una cantidad considerable para entregársela y más aún al no haber sido tocada aún. Pero como veras desde el momento en que te nombraron jefe…

- Me niego. – no dejo terminar a la mujer viéndola fríamente. – Me niego en entregar a Kasumi a un ser tan repugnante como Naoya, además si aún no toca a Kasumi-chan es porque aún es demasiado joven.

- Te recuerdo que tu comenzaste a follar a los quince a escondidas de nosotros. – rebatió su madre. – Aunque debo de reconocer que te has sabido cuidar, pero ¿no es extraño que de todas las concubinas que has tomado solo te hayas quedado con Kasumi y no las hayas podido embarazar?

Satoru amplio su sonrisa mostrando un pequeño colmillo, como un niño feliz por una travesura a punto de ser descubierta.

- No es culpa mía o tal vez sí. Probablemente sea estéril o esas mujeres lo hayan sido. – se encogió de hombros.

- O a lo mejor como las tomaste ellas teniendo más edad que Kasumi, su vientre perdió fertilidad. – debatió la mujer esa estúpida idea incluso ella lo sabía. – Por eso mismo te doy la última advertencia: tomas como concubina a Kasumi mañana o será entregada a Clan Zen´in para Naoya. – se levantó elegantemente. – La elección es tuya, solo te recuerdo que existen rumores de que ese rubio no es nada gentil con sus mujeres y que el sadomasoquismo ha mandado a más de una al médico. En pocas palabras un completo enfermo.

Gojou analizo las palabras de su okasama, junto con los sentimientos encontrados que sentía por la joven cian. Hace tiempo había descubierto que deseaba a Kasumi como mujer, pero era más su instinto en protegerla que en tomarla. Sin embargo con la situación actual…vio su sonrisa cálida y como alzaba la mano feliz al verlo, sus mejillas sonrojadas. Riendo al ver su desordenado recogido y una que otra mancha en su kimono, no importaba el tiempo que transcurriera Kasumi siempre seria su pequeño ser de luz. Uno que no sería tocado nunca por alguien tan repugnante como Naoya.

- Acepto. – termino en decir. – Prepara todo en la habitación principal, mañana tomare a Kasumi como mi…simplemente prepara todo y explícale a Kasumi-chan todo.

- Perfecto no te preocupes, mañana quedara todo listo para que por fin liberes tu morbo con ella y de preferencia dejarla embarazada. – vio el perfil serio de su hijo. – No me mires así yo me embarace de ti a los dieciséis, ella pronto cumplirá dieciocho y…

- Me tengo que ir. – levantándose. – Pronto será el torneo de las escuelas hermanas y necesitaran mi presencia.

Sin más que decir se retiró del lugar, no sin antes ir con Miwa y despedirse sabiendo que el día de mañana su niña tendría que convertirse en mujer, siendo él monstruo que lo haga."

- Vienes a ver el resultado de tu plan maquiavélico, Okasama. – trato de sonar divertido y tranquilo. – Me dijeron que deseabas hablar conmigo.

- Si, antes de que tú y Kasumi consumen el acto. Es necesario recalcarte las reglas, que…

- No tienes porque siempre me las han repetido cada vez que vengo. – se sentó en el tatami. – Es realmente hartarte.

Aburrido se sirvió un poco del jugo de frutas, la mayoría de los lideres ingerían alcohol en este tipo de situación, pero descubrieron que desde temprana edad Satoru no era tolerante a la bebida.

- Sabes que si deseas salvarla necesita darte un hijo y si es un varón mucho mejor. – el peliblanco tomaba rápido su bebida escuchándola. – Aunque dudes de mis palabras también deseo salvar a Kasumi, además de no emparentar con las sumisas del Clan Zen´in y las insulsas de Kamo.

Pero Gojou no prestaba por completo atención a su Okasama, sino sentía un calor inminente en su cuerpo, uno que experimentaba cada vez que…

- ¿Qué demonios me diste? – comenzando a respirar agitadamente.

- Realmente pensaste que nunca me enteraría que cada concubina que te follabas le dabas a escondida una pastilla anticonceptiva o usabas condón a escondidas, hijo.

Su madre se levantó agachando la mirada para toparse con la furiosa de Satoru.

- Además te conozco tan bien, que probablemente no hubieras tocado a Kasumi y encontrarías la forma de hacerle creer al Clan que su consumarían. ¿o me equivoco Satoru?

- Me diste un afrodisiaco. – sentía mucho calor. – No se…se supone que las madres…protegen a sus hijos…

- Y eso estoy haciendo. – dándose la vuelta. – Me lo agradecerás a futuro y que esto te sirva de lección de nunca bajar la guardia. – abrió la puerta encontrándose con Kasumi la cual se quedó con la mano al aire para tocar la puerta. – Se cuidadoso y amable Satoru.

Dirigiéndole una sonrisa a ambos jóvenes, y hacerse a un lado para que Miwa ingresara vio como la ojiazul corrió al lado de su hijo al verlo tan afectado. Sin darse cuenta que solo su calor corporal podría controlar la situación.

- Que tengan un buen inicio en su…" relación".

Las palabras de la mujer hicieron sonrojar a Kasumi mientras que Gojou no prestaba atención sino que mantenía su mirada fija en ese precioso kimono blanco que se adhería a sus curvas. Cerró los ojos viniendo a su mente una pregunta.

- "Satoru. – escucho la voz de Kasumi cuando estaba leyendo un manga y al enfocar su mirada en ella continuo. - ¿Qué tipo de relación tenemos nosotros?

El hombre sonrió divertido y es que ante él ya no se encontraba una tierna niña de siete años sino una curiosa adolescente de trece años.

- Es raro que me hagas esa pregunta, Kasumi-chan. – volvió con su lectura. – En tus clases con las momias ¿no te han dicho nada sobre nosotros?

Kasumi puso su dedo índice en el mentón pensando, junto con su cejo fruncido.

- Ellas me dicen que no tendremos ningún lazo y que solo tendré que satisfacerte en todos los aspectos que me pidas sin quejarme. – contesto como si estuviera delante de las mujeres. – Mai y Momo me dicen que debo mejor desposarme con alguien fuera del Clan para no ser tu maldita esclava…- susurro triste. - ¿yo soy tu esclava Satoru?

El nombrado se quitó aquella venda blanca de sus ojos, mostrando sus ojos color cielo que muchos afirmaban que eran fríos y carentes de emoción como dos dagas a punto de darte la apuñalada, pero para Miwa era unos preciosos reflejos del cielo. En cambio Satoru hizo una nota mental de prohibirle a su pequeña juntarse con esas niñas malcriadas.

- No Kasumi-chan tú no eres mi esclava, así como yo no soy tu amo. Simplemente nuestra relación se irá desarrollando poco a poco. – sonrió mientras se encogía de hombros.

- Pero tu odias la monotonía, así como la jerarquía de los antiguos Clanes y los altos mandos…pero entonces ¿Qué tipo de relación tenemos? Kamo-san dice que seremos iguales a sus padres.

Aquella afirmación hizo sentir aún peor a Gojou, porque sabía que era cierto tarde que temprano Kasumi y el serian como los actuales cabecilla del Clan Kamo, donde el primogénito al no tener hijos varones con su esposa y si con su concubina, el menor fue arrancado de los brazos de su madre. Entonces…que le diría a Kasumi…no podía decírselo, no a ella.

- Serás una concubina esplendorosa para cualquier hombre, Kasumi-chan. – un tercero intervino, provocando que la adolescente corriera detrás de Satoru y este se levantaba para ocultar la menuda figura de su protegida. - ¿Qué pasa Satoru? No eres capaz de responderle a la preciosa de Kasumi. – paseo su mirada en el cuerpo de ella.

- ¿Qué haces aquí Naoya? Tan rápido fuiste destituido para ser el próximo líder. – dijo divertido. - ¡Ah! Claro se me olvidaba no fuiste ni siquiera contemplado para ese puesto, sino que prefieren esperar a que Maki, Mai o Megumi crezcan, ya que son más capaces que liderar que tú. – comento divertido acercándose. – Entonces Toji sigue siéndolo ¿no?

Esa mirada llena de superioridad que siempre tenía el peliblanco sacaba de sus casillas al rubio a tal grado de desear golpearlo, pero pronto conseguiría vengarse de él y que mejor forma que…

- Escuche que te has desecho de varias concubinas, excepto de Kasumi-chan.

- Para ti es Miwa, no tienes derecho de tutear con ella. – soltó sin más. – Con respecto a mi harem es cosa mía, que… ¿Acaso deseas nuevamente sobras mías?

Refiriéndose a aquella ocasión en que se involucró con una joven hermosa y al final resulto ser la novia de ese idiota.

- Disfruta mientras puedas de esto, Satoru. – achico sus ojos. – Créeme que en un abrir y cerrar de ojos todos incluyéndola te lo arrebatare. – mirando a Miwa.

- ¿En serio? ¡Que divertido! Me muero por verlo, pero por mientras…- tocando el hombro del rubio, que en un parpadeo se encontraban en las duchas del Instituto de Tokyo en específico de cierto anciano que Gojou no tolera. – Disfruta del paisaje, ¿no todos los días se puede ver a Gakuganji en su estado natural?

Dijo esto último desapareciendo y dejando a Zen´in Naoya con la imagen de Gakuganji desnudo mientras que el anciano comenzaba a gritarle y tirarle cosas."

- Satoru, ¿estás bien? – cuestiono Kasumi sosteniendo parte de su cuerpo, ya que era sumamente alto. - ¡Estas sudando! ¡Ademas estas todo agitado!

Cerro los ojos al sentir el calor del cuerpo de Kasumi, percibiendo ese aroma dulce que tanto le gustaba, deseaba más de ella, sentirla más aún. Sentir como era la mezcla de sus cuerpos juntos como sus senos se apretaban a su pecho, sus piernas entrelazadas, besarla y entrar en ella como un loco, pero…

- C-Creo que es mejor que te vayas….K-Kasumi…- alejándose un poco. – Mejor vete…

- Pero…- trato de argumentar algo la ojiazul era la primera vez que veía así al chaman más fuerte. – No estás bien, quiero ayudarte.

- Por más que quiera que me ayudes, no debes hacerlo. – su voz era más ronca y gruesa incluso más varonil haciendo que sus mejillas se sonrojen.

Gojou trato de ponerse de pie, pero los espasmos de su cuerpo hicieron se nublará su vista y antes de que cayera Kasumi lo sostuvo quedando su rostro muy cerca del cuello de esta.

- Hueles delicioso. – aspiro fuerte el aroma percibiendo como su piel se erizaba. – Tu olor es demasiado dulce, Kasumi-chan. – una de sus manos viajaba de su espina dorsal a su cintura y dando pequeños besos.

Miwa se quedó de piedra al sentir las caricias de Satoru, a pesar de llevar tanto tiempo al cuidado de ellos aún no se acostumbraba a que Satoru invadiera su especio personal. Pero era la primera vez que la tocaba de esa forma revolviendo las mariposas de su estómago y su corazón estaba a punto de salirse.

- Satoru…espera. – se avergonzó en la forma que había dicho su nombre, en cambio para él fue un deleite escucharla llegando a cierta zona de su cuerpo. – yo…

Se separo del cuello de Miwa, encontrándose la mirada de ambos sonrió cínico al ver como estaba el rostro de su pequeña Kasumi su rostro portaba un ligero maquillaje que incrementaba su belleza, sus mejillas extremadamente sonrojadas, su cabello atado a la mitad y ese flequillo particular que siempre le gusto, pero lo que estaba volviéndolo loco eran sus labios rojos y puros.

- Kasumi-chan ¿me temes? – tocando sus labios, vio como ella negaba con la cabeza. - ¿Estás segura que quieres ayudarme? – vio como sus ojos brillaron dando una respuesta afirmativa. - Entonces esta noche tienes que ser mía Kasumi, ¿estás de acuerdo?

Eso lo sabía perfectamente Kasumi, desde que comprendió que su vida no era normal hasta su preparación para que este día sucediera. Miwa Kasumi comprendió que su destino era estar al lado de Gojou Satoru con aquel hombre cínico, vanidoso, egocéntrico y que frente a sus ojos era el ser más bueno del mundo. Solamente que ella cometió un error…ese error que todos le advirtieron pero a través de las acciones, gestos y comportamientos del peliblanco fue naciendo un cariño que con el tiempo se convirtió en amor, porque le gustara o no ella estaba completamente enamorada de Gojou Satoru.

- Si Satoru…si quiero ser tuya. – sonrió

Entonces sin esperar más Satoru estampo sus labios con los de Miwa, siendo esta su primera noche juntos.


Bueno ¿que les parecio el capitulo? La verdad dude un poco en subir la historia mas que nada por la tématica y porque siempre exite haters acerca de la edad, cosa que en antiguos animes ni les tomaban importancia. La historia se desarrolla en el mundo normal de Jujutsu solo que le diferencia es que Kasumi conoce la hechiceria por otros motivos o mas bien por la familia Gojou y la forma de ser de Satoru seguira siendo casi la misma solo que un poco menos descarada con ella.

Muchas gracias, por tomarse el tiempo de leer.

Saludos y abrazos.

TheOtherDestiny ;)