38
Edward
Todo apesta.
Seth es demasiado alegre para mi gusto, Heidi y Eric me sacan de mis casillas, Victoria es jodidamente olvidadiza y estar en casa se ha vuelto un infierno. Sólo estoy un poco más cómodo con Paul, porque él también parece estar molesto perpetuamente.
Decidí ir al bar durante esta semana también y estoy harto. Quiero estampar mi cabeza contra la pared incontables veces.
La noche del lunes, mientras trataba de distraer mi mente con un libro, la música atravesó mis paredes. Era música de odio: Joan Jett diciendo que se odia a sí misma por amarlo y un par de mierdas similares. No hace falta decir que Bella estaba siendo la protagonista en su propia historia.
El martes estuvo extrañamente silencioso. Llegué a pensar que Bella no estaba en casa, hasta que sonidos dispersos llegaron. Hubiera sido mejor si ella no hubiera estado. Estaba en el jardín, tal vez en su solario. Luego la escuché en la puerta principal, siendo demasiado amigable con el repartidor de comida thai. Rechiné los dientes y subí el volumen de la televisión después de haber cerrado mis cortinas.
Fui muy estúpido.
Creí que podríamos hacerlo funcionar de alguna manera. No pensé que todo se arruinaría. Me engañé a mí mismo creyendo que ella podría darme una oportunidad, algo de tiempo. Me sentía jodidamente invencible cuando crucé el jardín esa noche, incluso cuando la encontré en la sala, vulnerable entre sus mantas.
Luego todo se fue al carajo.
Ni siquiera sé por qué me sorprende. Siempre arruino todo. Debe haber algo mal conmigo. No es casualidad que tanto ella como Lauren hayan dicho las mismas jodidas palabras que se están repitiendo justo ahora en mi mente como un disco rayado.
Me sentía bien con Bella, me estaba divirtiendo, estaba relajado y entretenido, me sentía… satisfecho, contento, pero es que los sentimientos siempre llegan a mí eventualmente, siempre hay un momento en el que la epifanía aparece y me dice que estoy enamorado. Cada. Maldita. Vez. Y nunca me había causado problemas. Lauren nunca lo dijo. Esperó demasiado tiempo y para cuando lo dijo, yo ya lo sentía. Si Lo hubiera hablado antes, probablemente lo mismo habría ocurrido.
Nadie me lo ha dicho tan rápido. ¿Es siquiera posible? ¿Son cuatro meses suficientes?
Nunca había estado enamorado cuando comenzaba a salir con chicas.
Y Lauren, a quien ya había conocido por un par de meses antes de comenzar a salir con ella, no fue la excepción.
La epifanía llegó a mí una tarde cuando la esperaba afuera del spa, recargado en una farola. Ella salió y una chica la detuvo, Lo inició una conversación y la miré, se acomodaba el cabello alborotado por el viento detrás de las orejas. Me miró brevemente y entonces lo supe.
Ya habíamos estado juntos por cinco meses. Y bueno, seamos honestos, en verdad creía que Lauren era la indicada, todo comenzaba a verse claramente… hasta que me asusté porque todo parecía haber caído en su lugar.
Sip, definitivamente hay algo mal conmigo. Las personas no se asustan ni huyen cuando todo está tan claro. Las personas normales abrazan el sentimiento y la situación y luego empiezan a buscar anillos. O se embarazan.
Yo no.
Lauren habló de ello, lo hacía ver sencillo y directo, un camino sin atajos o baches. Entonces comencé a alejarla… hasta que tuve el valor suficiente para terminarlo. Y me sentí como la mierda porque estaba perdiendo lo único valioso que había tenido, lo estaba echando a perder. Pero el tiempo se encargó de llevarse el dolor y después ya no creía que era la indicada.
Conocer a Bella, comenzar a sentir cosas por ella me lo demostró. El mundo no se acaba porque echas a perder algo. Y lo arruiné con Bella, pero quiero intentarlo una vez más. No quiero perderla… aunque algo me dice que ya la perdí.
¿Me daré cuenta en algún punto de que la quise desde el inicio?
Siempre he esperado que algo arrollador pase. Espero que el corazón me sangre todo el tiempo, que el cuerpo me cosquillee.
Y eso no sucede.
Sólo lo hace en ocasiones, como si hubiera un interruptor.
Quiero arreglarlo, al menos explicarle algo, cualquier cosa. Si eso funciona, perfecto, podremos retomarlo justo donde lo dejamos y si no funciona, bueno, me sentiré como la mierda, pero al menos sabré que no me rendí sin intentarlo.
Y una vez más seré yo el del problema.
Aunque creo que una gran razón por la cual Bella desarrolló sentimientos profundos hacia mí en tiempo récord fue porque, como Paul y Seth lo dijeron, estábamos juntos todo el tiempo.
¿Alguien tiene la culpa de eso? No lo sé, pero seguramente yo la tengo. Como siempre.
Suspiro, girando mi cuello, deseando deshacerme de la tensión en todo mi cuerpo. Tamborileo los dedos sobre el carrito de compras, observándolo.
—Papel—murmuro para mí mismo y voy en su búsqueda.
Esquivo a una niña de cinco años que está a punto de estamparse con el carro y su madre me da una sonrisa a modo de disculpa, tomando su mano.
Giro en la esquina del pasillo y me quedo de piedra.
El universo me odia. O tal vez esta sea mi señal.
Bella está de pie en medio del pasillo, dándome la espalda y observa algo que trae en sus manos, luego mira hacia arriba, al estante más alto de papel higiénico.
Un empleado de cabello rizado se le acerca.
—¿Puedo decirte el precio de eso? —pregunta, mostrándole su verificador de precios.
—Claro—ella asiente, puedo escuchar la sonrisa en su voz y le tiende el objeto.
El chico se entretiene con él y Bella vuelve a echarle una ojeada al papel.
Él murmura el precio y ella lo toma, echándolo al carrito, como si el precio de algo fuera una de sus preocupaciones.
Ruedo los ojos.
—¿Quieres que te pase alguno de esos? —él cuestiona, demasiado amable para mi gusto. Luce tan desesperado. Ugh.
—Seg…
—Ya lo tengo yo—interrumpo, alcanzando el papel higiénico que sé que usa y lo coloco en su carrito.
—Oh, de acuerdo—el chico dice, mirando hacia el piso—. Fue un placer ayudarte.
Bella asiente distraídamente y sus ojos irritados caen en mí.
—¿Qué mierda haces? —masculla, alejando su carro de mí.
—Alcanzando el papel higiénico por ti.
—No hablo de eso—entorna los ojos. Lleva el cabello medio sujeto con una trenza, le cae hasta la espalda y quiero acariciarlo.
Me encojo de hombros.
—Eso fue algo muy mierda por hacer—agrega.
—Claro que no—le alzo las cejas—. Ese chico quería algo…—señalo descuidadamente el camino por donde él desapareció—. Y eres mi novia—agrego eso sólo para molestarla. Estoy tanteando el terreno.
—Ya no.
De acuerdo, el terreno es complicado.
Bella intenta alejarse, pero la detengo, bloqueándole el camino.
—Bella, vamos, déjame explicarme.
—¿Qué tienes que explicar? Está claro como el agua.
Ella es tan ridícula.
—Eso es mierda de caballo.
Suspira en molestia y mira al frente, tratando de ignorarme.
La observo. Se ve preciosa con su suéter rojo y falda negra. Sus labios también están rojos y lleva un anillo a juego en su dedo medio.
Alcanzo su mano.
—Por favor.
Traga.
—No es un buen lugar.
Me sorprende que me esté dando una oportunidad para hablar. Estoy a punto de decir algo, pero retuerce su mano para alejarla.
—Te veré en casa—murmura, rodeándome con su carrito y alejándose.
Mierda. Mierda. No puedo arruinarlo. No otra vez. Hasta yo tengo un límite.
xxx
Bella está tardando demasiado en llegar a casa. Toqué su puerta tan pronto como llegué, pero nadie abrió. Paseo en la sala, echando vistazos por la ventana.
Estoy a punto de sentarme en el sofá cuando escucho la puerta de su garaje abrirse.
Salgo de casa y meto las manos en los bolsillos de mi pantalón mientras ella conduce. Me cuelo a su cochera y tomo las bolsas de las compras de su asiento trasero. Bella se queda en la cocina mientras descargo su camioneta, sintiendo que es lo menos que puedo hacer.
Bella está masticando despreocupadamente cuando regreso.
—¿Ya cenaste? —pregunta, lanzándome un paquete abierto de donitas individuales.
—No—respondo, tomando una.
—Mmm, tendré cuidado de cocinar sólo para mí entonces—responde petulante.
Le ruedo los ojos a su espalda. Es tan rencorosa.
Abre el refrigerador y se mueve alrededor, empezando a cocinar. Me siento en un taburete y la miro intensamente. Me regresa la mirada cuando comienza a picar las zanahorias.
—¿Y bien? ¿Qué tienes qué decir?
Suspiro.
—No sé por dónde empezar.
—¿Por qué insististe entonces? —dice bajo su aliento antes de girarse a encender la estufa.
—No dije que no te quería.
—Fue justo lo que dijiste—interrumpe.
—No es así, yo…—me revuelvo el cabello, incómodo—. No es que no te quiera, simplemente… me importas, pero no te… de acuerdo, ¿te referías a querer o a amar?
Ella no responde.
—Bueno, de eso mismo hablo—mascullo—. Me importas, pero no estoy ahí todavía. No te amo… todavía no.
—Yo sólo te quiero—dice, como si amarme fuera una exageración, algo que nunca podría hacer. Incluso le agrega un tono de asco.
Auch.
Y ella ahora está comenzando a pelar papas. Dejó las zanahorias a un lado. Apuesto que está tan nerviosa como yo, sólo que intenta parecer indiferente. Se está muriendo por dentro.
—¿Podrías… dejar de hacer todo eso? —pido.
Bella suspira y sacude la cabeza, pero aun así apaga la estufa y viene a sentarse frente a mí.
—Es que no sé si lo hago. Me es difícil identificarlo—apoyo las manos en mis rodillas y ella comienza a jugar con las puntas de su cabello—. Y decir que no te quiero es horrible, hace parecer que sólo estoy jugando contigo.
Ella arquea una ceja y la detengo antes de que empiece a debatir.
—No lo estoy haciendo.
—¿Acaso nunca has querido a nadie antes? No puedo creer eso—se encoge—. ¿Qué hay de… Lauren? —escucho la reticencia en su voz.
—No he comenzado ninguna relación porque estoy enamorado—me rasco el cuello. Estoy tan incómodo justo ahora. Nunca antes le había hablado a alguien de esto, me hace sentir desnudo—. Sólo lo hago porque… no lo sé, las personas me gustan.
Bella observa sus rodillas y tamborilea sus dedos.
—¿Acaso no la querías a ella?
—¿Por qué estamos hablando de Lauren?
—Porque no entiendo—sacude la cabeza, sonando frustrada—. ¿Cómo podrías no darte cuenta cuando quieres a alguien?
Me rindo con un suspiro.
—Siempre espero grandes gestos, algún alboroto… no lo sé, los sentimientos llegan a mí eventualmente. ¿Cómo es que puedes quererme luego de dos meses?
—Cuatro—corrige.
—¿Cómo es que puedes quererme luego de cuatro meses? —cedo, decidiendo que estaría bien considerar el verano.
—Bueno, te conozco desde julio y es algo… sólo soy yo. No puedo no querer a alguien. Creí que…—bufa una risa y se queda callada, su mirada va ausentemente a la estufa.
—¿Qué? —pregunto con voz suave.
Quiero tocarla, así que me atrevo a acariciarle la mejilla. Está cálida. Bella no huye de mi tacto, pero me mira entre sus pestañas, enojada, así que alejo mi mano antes de que me muerda.
—Antes habías dicho que no querías que esto fuera algo físico y pensé que… creí que eras un tipo de sentimientos, pero veo que no, así que no entiendo nada.
—Me estás haciendo sentir como un gran idiota.
—Pues lo eres.
—Mira…—ignoro su insulto—. Estaba siendo ía… quiero esto, en verdad. Pero, como dije, estoy acostumbrado a que los sentimientos lleguen a mí. Voy a quererte, estoy seguro de eso, sólo que no justo ahora. Es muy pronto para mí.
Bella hace un mohín
—Por favor, Bella, dame tiempo. No quiero perderte—insisto.
—¿Por qué no quieres hacerlo? Sé por qué yo no quiero hacerlo—se señala el pecho—. No quiero perderte porque te quiero, sin importar que horrible suene eso para ti justo ahora. ¿Y tú?
—No suena horrible—señalo—. Suena bien, estoy feliz de que lo hagas, en verdad que si—atrapo su mano entre las mías—. Y no quiero perderte porque me importas, me gustas… demasiado, la paso bien contigo, soy feliz contigo y justo ahora quiero… no quiero estar lejos de ti. Me estoy volviendo loco—confieso.
—¿Qué gran gesto estás esperando? Me siento de la misma forma y puedo decir que te quiero. ¿Acaso todo eso no suena a un "te quiero"?
Inhalo. Supongo que es suficiente, supongo que suena a eso. Sólo que no estoy seguro.
—¿Me darás otra oportunidad? —me pongo de pie, ella alza la mirada—. Déjame llevarte a una cita, lo que sea.
Oculta una sonrisa.
—No lo sé.
—Entonces un nuevo comienzo.
—No quiero un nuevo comienzo. No quiero ignorar todo lo que hemos hecho.
—Entonces dame tiempo.
Bella no responde por un rato, observa mi pecho.
—Vas a llegar tarde al bar—señala.
Le ruedo los ojos.
—No me importa. ¿Por favor? Vamos, Nappy—aprieto sus manos y ella me da una pequeña sonrisa.
—Estoy muy confundida justo ahora.
—Te daré tiempo para pensarlo. Sólo… no quiero perderte, quiero que entiendas eso.
Ella asiente, reticente y luego la jalo a mí. La aprieto fuerte, deseando hacerla entender. Quiero seguir sintiéndola incluso cuando me vaya.
—Me estás matando—dice contra mi pecho, enredando sus brazos en mi cintura—. No tienes idea de lo mucho que duele.
—Lo siento—beso el tope de su cabeza—. No quería hacerte esto. Si no quieres ir a una cita conmigo… al menos déjame ir a Nueva York.
Ella se ríe, alejando su rostro y la miro, dándole una sonrisa.
Bella rasca mi espalda.
—Un viaje es algo más serio que una cita.
—Lo sé—asiento—. Estaremos atados, a ningún lugar al cual ir. Sólo nosotros, ¿sí? Te lo recompensaré. Lo prometo.
—Mmm—Bella vuelve a enterrar su rostro en mi pecho y froto su espalda.
—Estoy un poco asustado—confieso luego de un rato.
—¿Por qué?
—Porque esta vez… todo es tan diferente.
¡Hola! ¡Sorpresa! Decidí dejarles otro capítulo luego de leer sus comentarios. Creo que es la primera vez en la que todas están de acuerdo y quieren uno extra.
Por ahí habían preguntado los días de las actualizaciones: son los miércoles y sábados.
¿Qué les puedo decir? Muchas gracias por sus rr y por sus lindas palabras para la historia y para mí. En verdad me hace muy feliz que les guste, pero tengo miedo porque falta poco para que suceda algo que usualmente hace que los comentarios vayan de "qué gran historia" a "¿por qué tenías que arruinarlo?"
También me alegra mucho que encuentren la realidad plasmada aquí. Mi meta era esa: escribir una historia que retratara muchos comportamientos humanos y modernos respecto a las relaciones y para eso tuve que evaluar mis relaciones amorosas, interpersonales y las de mis amigos para notar los patrones que han causado que el amor sea menospreciado en la actualidad. Todo se trata de ego y parece que el valor de las personas recae en cuántos DM y me gustas tienen en redes sociales, cuántos chicos les mensajean y a cuántas mujeres se pueden llevar a la cama y simplemente decir "nah, no funcionó."
Me he esforzado por retratar comportamientos realistas y creo que esa es la razón de existir de mis historias. Me es más fácil convertir a los personajes en humanos para desarrollarlos y hacerlos tomar decisiones y sufrir.
Ya me extendí demasiado, pero otra vez ¡gracias! y ¿qué podríamos hacer con Bella? No sabe qué hacer con todo ese cariño que siente, ¿será que comenzará a pensar que tener a Edward de cualquier forma es mejor que no tenerlo nunca? Y a ver cuánto tiempo le toma a Edward aceptar sus sentimientos para lidiar con ellos.
¡Nos seguimos leyendo! Un abrazo.
