Capítulo 5: Unión.
- "¿Estas consciente en lo que estas solicitando? – Satoru miro a su Okasan sin ningún rastro de emoción. – Ellos no estarán de acuerdo con esa unión y mucho menos en...
- Si están de acuerdo o no me tiene sin cuidado. – tomo el documento que estaban redactando. – Es mi vida y yo decido sobre ella, les guste o no.
La mujer miro divertida a su hijo, no podía creer lo estúpido que fue en caer en su propio juego.
- Me imagino que estás haciendo todo esto porque seguramente Kasumi-chan quedara embarazada. – noto como su hijo apretaba la pluma. – Mantener tu libido tanto tiempo encerrado provoco estragos en la pequeña y...
- Cállate de una maldita vez, ¿quieres? – se levantó de su asiento. – Confórmate que pronto les concederé aquello que tanto anhelaron, pero con mis reglas y condiciones. – alzo su mirada con clara muestra de desafiar a su madre. – Pase lo que pase nadie se atreverá a tocarlos, porque siendo el caso créeme que el Clan Gojou desaparecerá en un instante.
Dándose la vuelta para regresar con Miwa antes de que despertara, pero la voz de su Okasama lo detuvo.
- Recuerda Satoru que como hechiceros tenemos la obligación de acatar ordenes nos guste o no. Puede que tu seas el líder del Clan, pero existen reglas y costumbres que tienes que acatar.
Pero en lugar de que esas palabras amaestraran a Gojou solamente provoco más diversión en él, porque de eso mismo se encargaría él de destruir todo y comenzar una nueva Era para el mundo Jujutsu.
- Por cierto, la boda se realizará en un mes y medio.
Sin querer continuar con la conversación Satoru salió de la habitación ignorando los reproches de su progenitora."
- Nunca creí vivir para ver este momento. – una voz divertida hizo que sonriera ampliamente. – Es más ni siquiera pensé en verte a punto de contraer matrimonio.
- Deja de ser celoso, Suguru. – volteo divertido hacia su mejor amigo que estaba en compañía de Nanami. – Ustedes dos siempre serán mis favoritos.
La ceja del rubio tembló ante las típicas estupideces que soltaba el peliblanco que sigilosamente fue acercándose a él y le proporciono un ligero golpe en la nuca.
- ¡Auch Nanami! – hizo un berrinche. – No seas tan brusco, pobre de la mujer que se convierta en tu esposa.
Ante lo dicho bufo el nombrado y Suguru les regalo una amable sonrisa como solía hacerlo.
- Si no miras todo el tiempo pervertida mente a Kasumi-chan podrás notar a cierta chica castaña en compañía de Utahime. – soltó divertido Getou sorprendiendo a Satoru.
- ¡¿EN SERIO?! – grito eufórico. - ¿La chica panadera? – las cejas de Gojou subían y bajaban de forma picara, pero viendo el rostro sonrojado de su amigo. - ¡Lo sabía!
- Estamos aquí cuestionando mi vida amorosa o en preparar a este idiota.
- ¡LAS DOS COSAS!
Gritaron alegres ambos amigos llegando a desesperar al ex oficinista, hasta que escucharon unos golpes detrás de la puerta y al decir un adelante por parte de Suguru miraron como se adentraba a la habitación Shoko contemplándolos con la misma mirada aburrida.
- Porque no me sorprende que se encuentran tardándose tanto tarados. – dijo la castaña recargándose en la puerta. – Las chicas ya prepararon a Kasumi-chan, solamente esperan a que salgas para la ceremonia y saldrá de la habitación.
Todos miraron al novio, que solamente se encogió de hombros caminando con seguridad hacia la salida con las miradas llenas de sorpresa e incredulidad de sus amigos.
- ¿Sucede algo? – pregunto divertido. – Pareciera que en lugar de ser mi matrimonio fuera mi sentencia a muerte.
La forma despreocupada e incluso divertida de como su amigo estaba tomando las cosas dejaba desconcertados a los demás, porque nunca imaginaron que su mujeriego, sinvergüenza y egocéntrico amigo contraería nupcias y que además seria padre.
- Probablemente no se la tuya, pero si la de Kasumi-chan en soportar semejante espécimen. – argumento Nanami adelantándose en salir ganando su comentario la risa de los presentes, excepto del novio que hizo un mohín infantil. – Andando no querrás que Kasumi-chan se arrepienta ¿o sí?
Ante la mención de la joven la mirada de Satoru se ilumino y es que algo muy dentro de él aún se negaba en aceptar que amaba a Kasumi, no porque no fuera importante sino el hecho de que nunca imagino sentir eso.
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- Vamos Kasumi, ¡Deja de morderte las uñas! – grito desesperada Momo mientras acomodaba el peinado de su amiga. - ¿Acaso no querías casarte con ese idiota?
La afirmación de la peliceleste la deja tranquila.
- Entonces, ¿porque te encuentras tan nerviosa? – pregunto Momo. - ¿Estas así por tu luna de miel?
Kasumi parpadeo los ojos desconcertada y es que nunca recordó que toda pareja recién casada suele irse de Luna de miel, además Satoru no le comento nada.
- "Seguramente es porque tiene muchas cosas en la cabeza este momento". – pensó la joven. – "Sino porque desde la noticia de mi embarazo ya no me ha vuelto a tocar".
- Por supuesto que no Momo. – intervino Mai aliviando el ambiente. – Ese idiota y Kasumi desde hace tiempo consumaron el matrimonio, sino ¿Cómo podría estar embarazada?
Las mejillas de la novia se sonrojaron ante las palabras de su amiga que si bien era cierto que ella y Satoru estuvieron juntos y como resultado es el hijo que estén esperando, pero no dejaba de ser vergonzoso. Los golpes de la puerta las interrumpieron.
- Kasumi-chan, ¿ya esta lista? – pregunto la pelinegra a su exalumna.
Ieri noto lo hermosa que se encontraba Kasumi portando ese kimono blanco con detalles celeste y dorados, su maquillaje sencillo y su cabello recogido en media coleta dejando algunos mechones junto a su peculiar fleco simplemente…preciosa.
- Ahora entiendo porque ese idiota se obsesiono tanto contigo. – suspiro derrotado. – Andando ya es momento de salir nos están esperando.
En cambio, cuando Kasumi vio a Utahime-sensei recordó a Riko-chan.
- "Te ves bellísima Riko-chan. – dijo entusiasta Miwa observando en el espejo a una joven con un vestido occidental. – Suguru-kun no dejara de verte.
Los ojos azules de Riko observaron con ternura a Kasumi y es que cuando conoció a su futuro esposo y al portador del infinito nunca imagino que encontraría a una amiga después de Misato.
- Tú también te vez preciosa Kasumi. – la adolescente sonrió sonrojada. – Aunque te vez un poco mayor.
- ¡Enserio! – exclamo emocionada y al parecer demasiado porque se percató como Riko y Misato-san parpadearon desconcertadas. – Lo siento. – respondió sentándose y agachando la mirada. – Es solo que no deseo verme demasiado pequeña.
- Pero si solo eres una niña pequeña. – comento divertida Misato levantando el rostro de la peliceleste. – Aunque si tu objetivo es llamar la atención de Satoru-san no tienes que recurrir a verte mayor o algo que no eres.
Miwa no podía pronunciar palabra alguna al escuchar a la mujer asegurándole que se arregló esta ocasión especialmente para él.
- Pero...- se encontraba demasiado avergonzada de que la descubriera Misato-san. – Aunque trate de verme un poco más grande para Satoru-san solo soy su protegida.
- Eso es porque el muy idiota te está sobreprotegiendo. – intervino Riko mientras se retocaba los labios. – Posiblemente él no te vea como una pareja en estos momentos, pero de algo debes estar segura y es que no existe alguien más importante para ese idiota que tú.
Al escuchar a Riko-chan el corazón de Miwa comenzó a latir fuertemente y es que sabía perfectamente que ella era importante en la vida de Satoru-san.
- Si verdaderamente quiere a Satoru-kun como su pareja, el tiempo es su mejor aliado Kasumi-chan. – levanto su mirada para encontrarse con el rostro pasivo de Misato. – Puedo asegurarle que en un abrir y cerrar de ojos lo comprenderá.
Pero justo cuando la pequeña iba a debatirle una voz demasiado conocida para todos hizo acto de presencia.
- ¡HOLAAAA! ¿Aún no están listas? – grito con entusiasmo Satoru ingresando a la habitación mirando a todas las presentes con diversión, deteniéndose en... - Vaya Riko pensé que nunca te mirarías linda, pero al parecer Misato ha hecho un gran trabajo. ¡Mírate!
Soltó divertido tomando por los hombros a la pelinegra que estaba a punto de golpearlo, si no fuera porque su infinito se activó, pero sus lentes se deslizaron al observar por el espejo el reflejo de Kasumi-chan que al cruzarse sus miradas agacho su rostro provocando que arrugara el entrecejo.
- ¡Eres un idiota Satoru! – argumento ofendida Riko. – Yo siempre he sido linda simplemente que tus gustos son demasiado exóticos. – se cruzó de brazos.
- Riko-san creo que es mejor irnos preparando, ¿Por qué no querrá hacer esperar demasiado a Suguru-san, ¿verdad?
Ante la mención de su futuro esposo Amanai solo asintió no sin antes sacarle la lengua al peliblanco saliendo junto con Misato que sonrió al ver como Satoru-san tenía un talón de Aquiles, aunque negara en reconocerlo.
- Creo que iré a acompañar a Riko-chan. – se levantó la ojiazul aun sin levantar la mirada, pero fue detenida por Gojou al tomar su mano. - ¿Satoru-san?
El nombrado no dijo nada simplemente fue al tocador de la habitación tomando un pañuelo húmedo y comenzando a desmaquillar poco a poco a Kasumi.
- No uses demasiado maquillaje, no lo necesitas Kasumi. – la pequeña se sonrojo. – Eres demasiado joven para preocuparte por tu apariencia.
Satoru fue quitando el exceso de maquillaje en ella, sonriendo al verlo un poco más al natural, aunque percibía como la energía maldita de Kasumi estaba un poco turbia como si algo la preocupara.
- Es solo que...deseo verme bonita. – se sonrojo más al ver como Satoru enarcaba una ceja. – Desearía verme un poco más como Mai-san o Maki-san incluso Tsumiki-chan. – hizo un puchero. – Soy mayor que ellas, pero al parecer siempre tendré la apariencia de una niña.
- ¿Es por alguien que deseas verte así? – cuestiono sintiendo un nudo en el estómago, ya que a fin de cuentas Kasumi podía ser de su "propiedad" pero era libre en escoger a quien querer.
- No. – respondió rápido. – Simplemente deseo ser más bonita y no un bicho raro. – apretó los puños. – Mi piel es demasiado pálida, soy bajita e incluso mi cabello es muy extraño; lo único lindo de mi creo que son mis ojos.
- A mí me gusta todo de ti.
Kasumi miro directamente los ojos de Satoru ya que se había quitado los lentes que tanto lo caracterizaban, esperando ver una pizca de burla o sarcasmo, pero lo único que noto fue como si deseara traspasar su alma al notar la seriedad que estaba dedicándole.
- Puede que Mai y Maki se vean más grandes que tú, pero su actitud deja mucho que desear. – recordando la primera vez que ambas vieron a Megumi. – Sobre Tsumiki no dudo que sea linda pero demasiado normal.
Decía encogiéndose de hombros y rogando que Toji no escuchara como estaba hablando de su pequeño retoño. - ¡Hasta pareciera que Tsumiki fuera más hija de él que Megumi!
- Tú en cambio Kasumi, eres preciosa. – limpio un poco las lágrimas que comenzó a derramar. – Eres una buena persona, amable, te preocupas por los demás, tienes un flequillo peculiar y tu cabello es único. – él se prometió que la protegería de todos. – Si pides mi opinión cualquier chico estaría halagado de estar contigo.
Cada una de las palabras escuchadas por Satoru-san hacían que su corazón latiera entendiendo que el hombre considerado como el hechicero más fuerte tenía un lugar sumamente importante en su corazón.
- ¿Lo dices en serio? – Gojou sintió feliz. – Muchas gracias, Satoru-san.
Miwa le sonrió provocando que el buen humor que tenía volviera, saliendo ambos de la habitación, pero la pequeña noto como en la ceremonia alejada de todos los demás se encontraba una hermosa mujer de cabello negro reconociéndola de inmediato. Sin embargo, Kasumi noto como los ojos miel de ella mostraban un dolor inimaginable y es que frente a Utahime Iori pronto se casaría el hombre que más amaba con otra mujer. "
- Muy bien es mejor irnos de una vez, sino ese idiota probablemente se arrepienta. – sabia Utahime que eso nunca ocurriría. - ¿Lista Kasumi-chan?
- ¡Si! – dijo entusiasta la joven sin imaginar que una sorpresa se acercaba.
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- ¿Podrías quitar esa cara? Pareciera que quieres matar a mi hermano, Fushiguro. – el nombrado no aparto la mirada de la pareja que se encontraba frente a ellos. – Se que eres demasiado sobre protector con Tsumiki, pero ¿no es demasiado?
- Itadori. – dijo serio aun el pelinegro escuchando un si por parte de este. – Cállate y deja de parlotear.
Esa respuesta hizo suspirar a Yuuji, ya que sabia perfecto porque su amigo se encontraba así; simplemente sería un mero espectador de ese extraño triángulo amoroso que estaba siendo protagonizado por su hermano Sukuna, Tsumiki y Megumi.
- "Eso del amor es muy complejo". – pensó. – "Aunque lo extraño aquí, es que Sukuna también tenga interés en Tsumiki, ¿realmente le gusta o solo lo hace para fastidiar? "
Los ojos miel de Yuuji miraron a su hermano notando como había algo en su mirada que cambiaba cada vez que estaba cerca de Tsumiki, no podía negar que la castaña era bonita pero ese aire dulce y comprensivo la hacía ver más como alguien maternal que romántico, ¿acaso su hermano tenía cierto tipo de fetiche de Edipo? Sin embargo, no pudo pensar mucho porque vio como su mejor amigo se acercaba peligrosamente a la pareja, suspirando derrotado Itadori decidió mejor ir para ayudar a su hermano, aunque este seguramente se negara.
- Pronto comenzara la ceremonia. – hablo el pelinegro interrumpiendo a la pareja. – Andando Tsumiki sino el viejo estará preguntando donde estas. – tomo a la castaña sin esperar su respuesta, pero...
- Tranquilízate Megumi. – Sukuna se interpuso en el camino de ambos hermanos Fushiguro. – Si Toji pregunta por Tsumiki yo me hare responsable a fin de cuentas ella está ahora conmigo.
La forma en que el pelirrosado dijo eso ultimo provoco al pelinegro provocando que lo tomara del cuello de su kimono haciendo que su sonrisa burlesca se ampliara más, pero unas inconfundibles voces los alertaron que era mantenerse al margen al menos durante la festividad del próximo matrimonio y provocando que Megumi soltara al pelirrosado.
- Es mejor que te mantengas callado, Sukuna. – dijo aburrido y un poco fatigado Choso. – Sabes que provocar un escandalo en un lugar donde no somos bien recibidos es demasiado estúpido incluso tu debes de comprenderlo.
- Yo no fui quien pidió venir aquí. – se soltándose del agarre del castaño. – Ademas no solamente aquí nos aborrecen, sino que afuera también o ¿acaso miento Choso-Nissan?
- Es mejor que nos sentemos. – intervino Toji. – Aunque ame ser el centro de atención, no tengo ánimos de ver a los vejetes.
La mirada azulada de Toji se dirigió a los altos mandos y su Clan los cuales siempre se encontraban como perros detrás de estos esperando superar algún día a los Clanes Gojou y Kamo. Las palabras del ex Zen´in al parecer surgieron efecto ya que a regañadientes Megumi junto a Itadori y Tsumiki se dirigieron a sus asientos, pero justo cuando Sukuna iba a hacerlo el pelinegro le susurro:
- Yo que tu me mantengo alejado de Tsumiki, sino quieres acompañar pronto a tu padre y abuelo, niño.
Los ojos rubís de Sukuna brillaron y arrugo el entrecejo, porque debía de reconocer que de toda su familia el único que apreciaba era a Jin.
- No me sermones Toji. – fue tajante. – Ademas si ella no quiere permanecer lejos de mi no es algo que Megumi o tu puedan impedir. – logrando después de mucho tiempo provocar el enojo del pelinegro. – O... ¿puede que exista otra razón para tu enfado?
Ambos miraron hacia Tsumiki que al sentir la mirada de ellos les sonrió.
- Esta es mi ultima advertencia mocoso, mantente alejado de mi hija sino quieres que tu descendencia termine.
Alejándose de ahí Toji apretó los puños, porque se negaba a creer que Sukuna supiera aquello que con tanto empeño ocultaba.
- Siento mucho los problemas que Sukuna esta provocando Fushiguro. – Choso en compañía de Yuki se sentaron junto a él. – Te prometo que hablare con él y...
- No prometas algo que sabemos no se cumplirá, no por ti sino por él. – Fushiguro se encontraba mirando a sus hijos notando el amor que Megumi profesaba por Tsumiki. – Simplemente debemos de mantenerlo no solo alejado de los peces gordos sino también de ella. – sabían a quien se refería, pero...
- ¡Vaya quien lo diría no! – soltó divertida Yuki golpeando el hombro del ex Zen´in. – Empiezo a creer eso que dice Satoru sobre tus hijos. – una sonrisa burlesca apareció en el rostro de ella. – Al parecer si que le guardaste un cariño especial a la mama de Tsumiki, tanto que en lugar de parecer tu hijo Megumi es ella.
Ante las palabras de la rubia Toji permaneció callado, no deseaba que mas personas se involucran en su extraña familia ya tenia suficiente con que su Clan deseara que Megumi se casara con una de sus primas y buscarle un "buen partido" Tsumiki. En eso la entrada del novio y la música comenzara era clara señal de que la ceremonia estaba próxima alegrando internamente a todos.
- ¿Nervioso? – pregunto Nanami al ver a Satoru mirando impacientemente por donde entraría Kasumi.
- No, simplemente ansioso. – respondió mirando con soberbia a todos los peces gordos, así como a sus padres. – Porque hoy será el comienzo en la destrucción de los vejetes.
Nanami no entendía a lo que se refería el peliblanco, pero de algo si estaba seguro y es que Gojou Satoru estaba mas dispuesto que nunca en que sus ideales se cumplan. Cosa que no estaba alejado a la realidad y es que Satoru se prometió desde el día que se entero del embarazo de Kasumi es que sus hijos no vivirían lo mismo que él y la joven.
- "No cuando tengo el poder para protegerlos". – todos los presentes se levantaron cuando visualizaron a Suguru tomando de la mano a Kasumi. – "No dejare que nadie mas que quiero vuelva a salir lastimado".
Sonrió cuando sus ojos se encontraron con el rostro sonrojado de Kasumi, sabia que él no era la mejor persona y debió de haberla dejado libre antes para que escogiera a quien amar, que descubriera sus pasiones, su miedo y sobre todo...
- Explorara la verdadera libertad. – susurro para si mismo.
Pero no solo Gojou tenia una mezcla de emociones encontradas, sino que la joven también no podía negar que cuando descubrió sus sentimientos por Satoru siempre soñó en casarse con él y formar una familia, pero también era consciente que existía algo que preocupaba al peliblanco.
- "Solo son ideas mías". – alejo esos pensamientos negativos.
- ¿Lista, Kasumi-chan? – pregunto Suguru al verla un manojo de nervios. – Es momento.
- Si Suguru-san, estoy lista. – se aferro al antebrazo del pelinegro.
Lentamente ambos se iban acercando a Satoru, Kasumi miraba cohibida a todas las personas del lugar, pero cuando miro a sus amigos y aquella gente que consideraba como su familia sonrió un poco. Mas al notar como Suguru-san no dejaba de observar a Utahime-san, como las manos de Nobara-san y Yuuji estaban entrelazadas, así como las de Maki-san y Yuta incluso juraría que los demás presentes estaban sonriendo por su boda. Pero no fue hasta que miro a Satoru que todos sus miedos desaparecieron por completo.
- Te vez preciosa Kasumi-chan. – decía cuando sus ojos cielo se encontraron con los oceánicos de ella, notando como sus palabras la hicieron sonrojar.
- Tu tam...
- Bueno es momento de comenzar
Antes de que terminara la joven el sacerdote la interrumpió de forma brusca y arisca, provocando que tanto Getou como Gojou arrugaran el entrecejo, pero cuando Kasumi tomo las manos de ambos sabían que no era el lugar ni el momento más Satoru al observar el rostro de su Okasan de clara alegría.
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- No deberías estar aquí, la ceremonia está por comenzar. – suspiro cansado conociendo de antemano que ya era demasiado que él se encontrara aquí conociendo los sentimientos que tenia por Miwa. – Sabes que si no nos ve ahí se pondrá demasiado triste.
- No creo que note la diferencia si me encontrara ahí. – el joven recargo su cabeza en el amplio roble de ese jardín. – A fin de cuentas, no soy tan importante como Momo o tú, Mai.
La Zen´in volteo los ojos mientras se sentaba al lado del castaño, no pudiendo creer que realmente él no se haya preparado para lo inminente.
- Sabes que eso no es cierto, Kasumi te aprecia demasiado fuiste uno de sus primeros amigos. – sus ojos se encontraron con los de él. – Debiste prevenirte para este día, tarde que temprano ella estaría con Gojou a fin de cuentas es lo que siempre ha deseado, Kokichi.
Muta Kokichi mejor conocido como Mechamaru por su ritual maldito con el robot del mismo nombre, sabia perfectamente sobre el destino de Kasumi, pero esperaba que ella despertara de ese sueño inalcanzable que era Gojou Satoru.
- Él no la ama, simplemente la ve como un objeto como las demás mujeres con las que ha estado. – soltó furioso. – La clase de hombres como Gojou Satoru no sabe amar y todos ustedes lo saben también.
- Creo que te estas negando a la realidad. – sonrió Mai. – Puede que también Momo y yo llegamos a pensar lo mismo que tu sobre Gojou Satoru, pero al parecer el realmente gusta de ella.
- Solo la ve como una mascota o una niña que siempre está ahí para alabarlo eso no es cariño Mai.
Mai se estaba hartando de esta situación sabia que Mechamaru era terco, pero no se imaginaba que tanto incluso un ciego podía notar el cariño y aprecio que Gojou Satoru sentía por su amiga.
- Bien dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver. – saco un cigarro de su kimono verde claro. – Sabes que es mentira, puede que Kasumi haya desarrollado una clase de obsesión o fascinación por él sin embargo con el tiempo eso se fue convirtiendo en amor igual que él. Digo si no fuera así, ¿Por qué casarse con ella?
Sabia que sus palabras estaban lastimando a Mechamaru.
- No imagines historias donde Kasumi y tu tienen un final feliz siendo pareja. – Muta se mordió el labio. – Sabes perfectamente que no importa la dimensión, tiempo o espacio Miwa Kasumi esta desinada para Gojou Satoru y viceversa. ¡Maldita sea Kokichi! Hasta Kamo entendió hace tiempo que ella nunca los amara.
- Tu crees que no lo se. – miro con rabia a su amiga. – Se que esta boda ha sido el mayor sueño de Kasumi, que por años espero que ese imbécil se fijara en ella como mujer.
- Sabes que lo mas sano es terminar con tus falsas ilusiones que creaste, porque sino créeme que cuando nazca ese bebé será mas doloroso para ti.
Lentamente la joven se levanto seguramente la ceremonia ya había comenzado y no deseaba ser una mala amiga para Kasumi no cuando ella se ha mostrado incondicional con ella.
- ¿Me acompañaras o seguirás lamentándote miserablemente?
Muta solo miro con desconfianza a Mai, pero sabia que ella no estaba siendo cruel para lastimarlo sino todo lo contrario con el tiempo a través de Mechamaru descubrió como era la joven Zen´in donde tenia esa fachada de chica mala y desinteresada, pero era todo lo contrario el mayor anhelo de ella es: "Deseo ser libre y una chica normal". Recordando claramente el día que la conoció al igual que Miwa.
- "¿Dónde estamos Getou-san? – pregunto una marioneta de extraña apariencia. - ¿Esta es la escuela de Hechicería?
El pelinegro volteo para verlo con su característica sonrisa, en cambio el joven de trece años que se encontraba del otro lado lo miraba con desconfianza.
- No debes desconfiar tanto, Muta-kun. – Suguru continúo mirando hacia el frente. – Te aseguro que no te pasara nada malo, solo deseo que conozcas a una amiga mía. Estoy seguro de que te agradara.
- No estoy tan seguro de eso. – susurro, pero Getou lo escucho perfectamente. – ¿estaremos mucho tiempo aquí?
Getou suspiro ante la desconfianza de la marioneta, pero comprendía perfecto al joven, ya que desde su nacimiento ha permanecido solo en las sombras por su condición incluso dudaba que los padres de Muta Kokichi supieran que su hijo está vivo, sin embargo, cuando justo iba a responderle vio como su mejor amigo corría demasiado rápido y detrás de él venían Utahime y Nanami.
- No puede ser. – suspiro cansado. – "Al parecer Satoru nunca crecerá". – pensó. – Muta-kun por favor permanece aquí, al parecer tengo que resolver un problema antes de llevarte con Utahime, ¿esta bien?
Mechamaru asintió ya que al parecer la mujer que se refería Getou-san era aquella pelinegra junto con ese rubio que se encontraban persiguiendo a ese peliblanco escandaloso.
- Se ve que es un sujeto insoportable. – arrugo el entrecejo al imaginarse interactuar con ese sujeto. – Creo que mejor iré caminar un poco, seguramente Getou-san se tardara.
Muta Kokichi sonreía a través de Mechamaru al ver los arboles frondosos, las flores llenas de color y como el puente de ese lugar brillaba mostrándole un agua cristalina.
- En ocasiones tengo envidia incluso de los animalitos como ustedes. – dijo cuando levanto su mano al ver como un pajarito se colocaba en su hombro. – A veces desearía tener la libertad que ustedes poseen.
- En esta vida la libertad es un privilegio que pocos podemos poseer.
Lentamente Mechamaru se dio la vuelta al escuchar una voz femenina detrás de él, encontrándose con una joven de su misma edad, tenia el cabello verde oscuro, sus ojos eran claros, haciendo un contraste con su piel blanca y portaba lo que parecía un kimono tradicional.
- Tienes razón la libertad es un privilegio que no todos tenemos, pero...tu debes de tenerla, ¿no crees? En cambio, yo...
- ¿Piensas que lo único que nos diferencia es que tu posees un cuerpo maldito y yo uno de carne y hueso? – su tono era burlesco. – Al parecer ese artefacto no te deja pensar de lo oxidado que esta.
Quedando ambos frente a frente Zen´in Mai por fin vio de cerca a esa máquina, donde estaba segura de que era manipulado por alguien con energía maldita.
- Disculpa no quise sonar grosero.
Mai se encogió de hombros divertida al parecer su estancia en el Colegio de hechicería podría ser divertida después de todo.
- No lo fuiste solo expresaste lo que sientes y esta bien. – se rio. – Me llamo Zen´in Mai y tú eres...
- Mechamaru. – fue tajante.
- Muy bien Mechamaru y ¿Cuántos años tiene la persona que se encuentra del otro lado?
Extrañamente la platica estaba siendo muy amena con esa chica, mas aun cuando se sentó frente al lado del lugar e indicándole que hiciera lo mismo.
- Tengo trece años y ¿tu Zen´in-san?
- Dime Mai. – arrugo el entrecejo. – Y también tengo trece años, escuche que Getou-san te trajo, es raro después de todo se acaba de casar e imaginamos que estaría en su luna de miel.
Se sorprendió al escuchar las palabras de Mai-san y es que no imaginaba que el pelinegro estuviera recién casado y mucho menos que se encontraba en su luna de miel.
- No lo sabía, el me trajo porque ayude a una joven contra unas maldiciones y me dijo que tenia un potencial sorprendente y que sabia el lugar donde podría desarrollarlo. Entonces Suguru-san ¿esta casado con esa mujer llamada Utahime?
- ¿Con Utahime-sensei? – parpadeo la Zen´in. – Claro que no, aunque ella es el motivo por el que "ellos" se encuentren aquí.
- ¿Ellos?
Justo cuando Mai iba a responderle a Mechamaru una voz demasiado conocida para ella los interrumpió.
- ¡MAI-SANNN!
Grito con todas sus fuerzas una chica mientras corría con todas sus fuerzas y es que detrás de ella venían dos maldiciones de grado especial, alertando a los otros dos. Rápidamente Mechamaru se levanto notando como pasaba esa chica de cabello azul al lado de él, percatándose que era sumamente bella, pero alejo esos pensamientos y activando su técnica maldita pudo lastimar aquel que iba directo a ellos.
Sin embargo, otro golpeo fuertemente a Mai haciendo que se impactara en el árbol y quedara inconsciente, entonces rápidamente fue a protegerla, pero sin previo aviso esa maldición lo lanzo al lago provocando que sus mecanismos comenzaran a fallar viendo como esa cosa se acercaba a él sin embargo...
- ¡Oye tú! – un grito fuerte esa chica de cabello azul. - ¡Déjalo en paz y metete con alguien de tu tamaño!
Muta no entendía porque esa chica estaba protegiéndolo, no la conocía así que... ¿porque sacrificarse por alguien como él? Entonces a través del peligro pudo detallarla esa chica tenía la piel blanca, su cabello portaba un extraño color azul, pero pudo percibir una gran cantidad de energía maldita, era un poco más pequeña que Mai y sus grandes ojos azules lo cautivaron de inmediato como aquella frase que dijo con una sonrisa.
- No te preocupes, no te pasara nada. – dijo esto mirando seriamente a la maldición mientras hacia una extraña postura y de la nada esta mostro una barrera. - ¡Dominio simple!
Una ráfaga de luz lo cegó momentáneamente, sin embargo, el grito de la ojiazul hizo que observaba como esa maldición la golpeo fuertemente acercándola donde se encontraba el cuerpo inconsciente de Mai, aquella maldición estaba atacando con todas sus fuerzas y sino hacia algo ellas morirían.
- Rotación inversa. – dirigió su mirada al escuchar una voz arriba de ellos. – Resplandor Rojo.
Entonces un destello color rojo callo directo a la maldición haciendo que esta desapareciera pero que en el lugar donde se encontraba la maldición permaneciera un cráter.
- Kasumi. – Mechamaru vio como el sujeto insoportable de antes en un parpadeo se encontraba con esa linda joven. – Shoko ayúdame, Kasumi no despierta.
El peliblanco miro con sospecha a Mechamaru, no sabia quien era y no le gusto la forma en que miraba a Kasumi.
- ¿Tu quien eres? – cuestiono sin tapujos.
- Déjalo en paz Satoru. – llegando bajo las sombras de los árboles frondosos apareció Suguru junto a Utahime. – Ese es el chico que te digo Utahime, se llama Muta Kokichi nació con una extraña enfermedad, pero desarrollo su energía maldita para crear a Mechamaru.
Getou junto a la mujer se acercaron a Mechamaru haciendo que en automático activara su defensa.
- Tranquilo. – sonrió Suguru. – Ya te he dicho que no somos tus enemigos al contrario Utahime te ayudara, confía en nosotros por favor.
Mechamaru noto como también el hombre rubio se acercaba a Mai para auxiliarla, ya que al parecer a ese sujeto llamado Satoru por lo que entendió tenía ojos solamente para ...
- Kasumi. – dijo desconcertando a todos los presentes. – Ella nos salvo y Mai fue amable conmigo al igual que Riko-san y usted Suguru-san. – ante la mención de la esposa del pelinegro Utahime aparto la mirada. – Esta bien confiare en ustedes.
Puede que estuviera diciendo esto de forma monótona con Mechamaru, pero el día de hoy tuvo una mezcla de emociones desde la tranquilidad de ayudar a alguien, conocer a alguien como un "amigo" y en darse cuenta de que existían personas de corazón puro".
- Tampoco es que tenga muchas opciones, ¿verdad? – el tono sarcástico de Muta hizo sonreír a Mai. – Solamente no trates de buscarme pareja, Mai.
- Tranquilo. – tomo su antebrazo. – Si te comenzara a buscar novia el pervertido de Naoya estará sobre mí.
Eso era cierto tan concentrado estaba en su desilusión amorosa que olvido por completo que dentro de un año posiblemente Mai contraería nupcias con alguien como Naoya.
- "Tengo que buscar la forma de salvarla, así como ella me salvo en aquella ocasión." – pensando eso ambos se dirigieron a la ceremonia.
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La ceremonia había dado comienzo, solamente los miembros del Clan Gojou permanecieron en primera fila para las nupcias del líder dejando enfurecidos a varios miembros del Clan Zen´in y Kamo, ya que no creían merecer menos relevancia que una bola de mocosos como los nuevos estudiantes de hechicería, con un traidor y con aquellos considerados los contenedores del Rey de las maldiciones, pero al parecer dichas miradas reprobatorias no les tomaba importancia Gojou. Ya que ese día se trataba exclusivamente en hacer feliz a Kasumi.
- Bueno es momento de los votos, primero el novio.
- De acuerdo. – dijo con suma seguridad haciendo rodar los ojos de quien lo conocía perfecto. – Yo Gojou Satoru líder del Clan mismo te prometo, te acepto a ti Miwa Kasumi como mi única esposa.
Cuando dijo esa palabra todos los presentes se mantuvieron callados, porque al decir la palabra única con la unión que estaban realizando era sumamente peligroso. Mas cuando sus ojos se encontraron los furiosos de su Okasan y demás miembros de su Clan, incluso quería sonreír al ver como sus amigos estaban sorprendidos tanto que Suguru tuvo que cerrar la boca abierta de Utahime por la impresión.
- Con esta mano yo prometo sostener tus anhelos. – tomo delicadamente la mano de ella, para cortar de la palma y vaciar un poco de su sangre en el vino de la copa sostenida por el sacerdote para después repetir dicha acción en él. – Prometo que nuestra copa nunca estará vacía, porque yo seré tu vino, así como tú serás el mío. Con esta luz alumbrare tu camino en la oscuridad y con este anillo te pido que seas mi esposa. – dicho esto tomo un poco de la copa para luego colocar suavemente el anillo que sellaba parte de los votos.
Pero, así como Satoru estaba lleno de seguridad, Kasumi estaba sumamente nerviosa ya que por primera vez era el centro de atención de muchas personas y todos ellos de respetuosos Clanes.
- Tranquila. – Satoru tomo su mano temblorosa. – Simplemente ignóralos y concéntrate en verme a mi y a las personas que realmente te aprecian.
Lo dicho por el peliblanco tranquilizo a Miwa y es que era verdad miro rápidamente a sus amigos hasta centrarse únicamente en Gojou.
- Yo Miwa Kasumi te acepto a ti, Gojou Satoru como mi esposo. – el hombre sonrió al percibir como el nerviosismo de la ojiazul desaparecía. – Hagamos de nuestras manos una sola. – tomando la mano varonil del hombre. – Hagamos de nuestros corazones uno solo, de nuestros juramentos convirtámoslo en el ultimo y que solo la muerte nos separara. – tomando también de la misma copa que antes había tomado su ahora esposo.
Sintiendo su cuerpo sumamente extraño como si la mezcla de su sangre hubiera acelerado su corazón, lo cual también paso con Satoru y sin más preámbulos tomo la mano de su ahora esposo colocando el anillo de bodas.
- Entonces una vez hecha esta unión que os no separe el hombre. Queridos hermanos démosle la bienvenida a una nueva unión dentro de nuestro Clan Gojou, joven amo. – Satoru rodo los ojos ante el apelativo que aun tenían para él. – Puede besar a la novia.
Sin esperar mas Gojou acerco el cuerpo de Kasumi al de él, tomando con delicadeza su rostro unió sus labios en un tierno beso, pero ni siquiera al ver esto los miembros de los Clanes se levantaron para recibir al nuevo matrimonio provocando que Suguru agradeciera internamente en provenir de personas normales y justo cuando iba a reclamarles vio como Fushiguro Toji en compañía de Utahime se levantaban aplaudiéndoles a la nueva pareja de recién casados su unión con una sonrisa logrando que las demás personas presentes lo hicieran también.
Suguru estaba impactado no podía creer que la persona que mas detestaba a Gojou Satoru y aquel que hace tiempo pudo matarlo se encontraran celebrando la felicidad de este. Entonces fue cuando sus ojos se encontraron con los de Iori.
- ¿Qué acaso no estas feliz por este idiota? – la forma divertida y sarcástica de la pelinegra contagio a Suguru, provocando que sonriera. – Anda. – tomo su mano para levantarlo. – Suficiente tendrá con esos vejetes como para agregarle que su mejor amigo no se paro para aplaudirle, a fin de cuentas, siempre le ha gustado ser el centro de atención ¿no?
- Si. – entrelazando su mano con la de Utahime provocando que esta se sonrojara. – A fin de cuentas, Satoru nunca cambiara. – dijo aplaudiendo mientras observaba como su amigo caminaba junto a Kasumi.
Lo mismo pensaba un pelinegro que inevitablemente no pudo olvidar su fugaz boda con su difunta esposa, donde lamentablemente nunca pudo otorgarle la celebración que se merecía adaptando él su apellido para no tener ningún tipo de relación con su Clan.
- "Así que ese hijo de puta de Gojou Satoru ha hecho lo que nadie en siglos hizo". – y es que para los Clanes casarse con una concubina era romper el principal tabú. – "Con esto todos estarán alerta agregándole el embarazo de esa chica y la presencia de estos mocosos".
Su mirada se detuvo en el vientre aun plano de la novia y dirigirse después en la familia Itadori.
- ¿No te parece que hacen linda pareja? – comento divertido Panda a Inumaki y Maki que también se encontraban ahí. – Nunca he visto así de feliz a Satoru.
- Tuna Mayo. – respondió Inumaki alegrándose como la mayoría de los amigos de la pareja.
- Solo espero que esa felicidad no desaparezca. – Maki sabia perfecto lo que era crecer bajo el yugo de pertenecer a un Clan legendario.
Entonces su mirada se cruzo con la de su hermana menor, donde esta boda le abrió los ojos sobre el posible futuro de Mai si contraía matrimonio con el imbécil de Naoya.
- No deberías de ser tan pesimista, Maki-san.
Una voz detrás de ellos hizo que los alumnos de segundo grado de Gojou se voltearan para ver como un pelinegro vestido con un kimono tradicional junto a un hombre robusto de tez morena se acercaban a ellos.
- ¡YUTA! – gritaron los tres llenos de felicidad y es que frente a ellos se encontraba Okkotsu Yuta.
- Hola, chicos los extrañe mucho.
Decía con su mismo tono de voz tranquilo mientras les sonreía, pero algo había cambiado en el pelinegro.
- Vaya quien diría que Miwa-san seria la primera en casarse de todos nosotros. – dijo desilusionada Nobara. – Itadori. – el nombrado tembló ante la voz de mando de su novia. – Mas te vale que no tardes en proponerme matrimonio o sino créeme que Sukuna será una linda mariposa al lado mío estando furiosa.
- S-Si. – contesto nervioso. – Te prometo casarnos pronto Kugisaki.
La respuesta del chico los hizo sonreír, pero sabían que posiblemente esa promesa podría romperse si los altos mandos aun tenían a la mira a las reencarnaciones del Rey de las maldiciones.
- Esta boda nos provocara muchos problemas. – hablo un hombre de complexión robusta mirando con desprecio a los recién casados. – Mas te vale apresurar las cosas de casarte o en tener un varón Naoya o sino tu puesto como siguiente líder del Clan será el hijo de Toji.
El rubio miro con rabia a su Otousan sabiendo de antemano que debía de apresurarse sino quería que el hijo de Satoru tuviera un papel más relevante, aunque...
- ¿Qué pasaría si ese niño no nace? – susurro mirando fijamente a Kasumi.
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- Por favor no creo inconveniente que vayamos. – suplico una mujer a su esposo mientras veía como este empacaba sus pocas pertenencias. – No tendría sentido ir, hace años que no sabe nada de nosotros y...
- ¡CALLATE! – grito el castaño a la mujer provocando que callera al piso y alertando a sus hijos sobre su discusión. – Nosotros tenemos derecho de estar ahí, ¿acaso crees que esa loca disfrutara solamente de esa fortuna? – una sonrisa petulante adorno el rostro del hombre. – Alla tu si quieres vivir en esta miseria, pero yo no.
Dijo tajante cerrando la maleta sin importarle si su "familia" lo acompañaba, él tenía la razón de regresar a Japón.
- Okasan, ¿A dónde vamos? – pregunto preocupado un joven de quince años y al ver como su progenitora asentía se sorprendió. – ¿Qué está pasando?
La mujer aparto la mira de sus hijos no podía decirles toda la verdad, porque provocaría el repudio de ellos.
- Por favor empaquen, sino tu Otousan se molestará querido. – el castaño iba a debatirle a su Okasan, pero al ver a su pequeño hermano entendió que no era el lugar ni el momento. – Cuando lleguemos a ese lugar lo entenderán todo.
Lentamente Miwa Akane fue incorporándose no podía dejarse vencer, no ahora que su hija la necesitaría y si en el pasado no pudo se la Okasan que ella necesito esta vez se aseguraría que su esposo se interpusiera en la felicidad de Kasumi no mientras ella estuviera viva.
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La fiesta había comenzado y ya deseaba que se terminara, no podía tolerar como esos vejetes decrépitos ignoraban a Kasumi felicitándolo solamente porque pronto seria Padre y no por el matrimonio de ellos.
- Malditos hijos de puta. – susurro mientras bebía su piña colada sin alcohol. – Maldita sea aun faltan tres malditas horas.
- Vete acostumbrando a este tipo de cosas. – una voz femenina detrás de él hizo que tornara los ojos. – Te dije que ella nunca seria aceptada no solo para nosotros sino también por los otros Clanes, más tomando en cuenta que rechazaste a muchas hechiceras de su Clan.
Satoru miro aburrido a su Okasan, la cual no tenía ninguna expresión ni siquiera de burla incluso podría notar algo de lastima cuando noto que miraba a Kasumi la cual se encontraba bailando alegremente con Suguru para después cederle el lugar a Itadori.
- Ellos sabían de antemano que nunca me intereso involucrarme más allá con sus prospectos. – no tenia humor de ser sermoneado. – También se que esto solo es el comienzo del infierno entre los Clanes, pero me asegurare que Kasumi no este involucrada. A ella no la contaminaran.
- No estarás ahí protegiéndola siempre. – encendió un cigarrillo sabiendo que Satoru lo odiaba. – Aunque no lo creas realmente aprecio a esa chiquilla. – cerro los ojos recordando el día que conoció a Kasumi. – Dime Satoru, nunca te has preguntado ¿Por qué compre a Miwa Kasumi hace tiempo para ser tu concubina?
Al notar el desconcierto del peliblanco la mujer suspiro, su hijo podría ser un genio ante todos, pero ante ella era un crio inmaduro aún.
- En ocasiones es mejor conocer de nuestros ancestros, Satoru y no simplemente ver lo que deseamos. – se levantó ante la mirada penetrante de Gojou.
- Okasa-sama. – Kasumi había llegado aprovechando que sus amigos la habían dejado respirar un momento. – Me alegra verla.
Iba a darle una reverencia por el respeto que le tenía, sin embargo, la mujer la detuvo tomándola delicadamente los hombros sorprendiéndola a ella y Satoru.
- Ya no es necesario que vuelvas a hacer eso ante nadie, Kasumi. – sonrió orgullosa. – Tu a partir de hoy ya no eres una esclava y concubina del Clan, ahora eres la esposa legitima de Satoru y futura madre de nuestro heredero.
- P-Pero...yo le debo respeto, porque usted es mayor y...
- Tenerme respeto simplemente porque tengo mas años de vida que tu no me hace merecedora de tenerlo. – parpadeo confusa Kasumi. – El respeto es algo que se gana y no se obsequia simplemente por la edad porque el tiempo es algo que transcurre para todos y eso no nos hace sabios o conocedores de la vida.
La joven creyó entender un poco, pero fue sacada de sus pensamientos al sentir como Okasama le daba un beso en la frente ruborizándola y mas porque desde la primera vez que llego al Clan Gojou pudo ver una sonrisa sincera de la mujer pensando lo radiante que era.
- Creo que es momento de retirarme, Satoru y Kasumi muchas felicidades por su unión. – dijo esto también otorgándole un beso en la mejilla a su hijo. – Debes de tener cuidado con el Clan Zen´in desde hace días están muy sospechosos.
Satoru fue sacado de estupor ante las palabras que le susurro su Okasan en la oreja, asintiendo en automático ya que al retirarse ella vio como venía hacia ellos con una sonrisa hipócrita Zen´in Naoya, provocando que rápidamente se levantara de su asiento y colocara a Kasumi detrás de él.
- Satoru-kun. – dijo alegre. – Muchas felicidades por tu primer hijo, espero que nazca con salud.
El recién casado sintió como la mano de Kasumi temblaba una clara muestra de que aun le aterraba el rubio.
- Lo mismo digo me comentaron que serias padre nuevamente de una linda niña. – las palabras provocaron una mueca de disgusto en Naoya.
- Ni me lo menciones, en ocasiones pienso que Kami-sama tiene a sus favoritos por mas que busco mujeres jóvenes y de gran estatus para engendrar un varón solo me han dado decepciones. – sus palabras irritaron a Gojou. – Así que si me lo preguntas no tengo nada que celebrar.
Las palabras de Naoya molestaron de sobremanera a Gojou, pero como venia siendo costumbre en él no lo mostraría porque sería darle la razón al rubio de provocarlo.
- Yo no sabia que aquello que tenemos entre las piernas nos distinguía como buenos o malos lideres. – dijo divertido. – Digo a fin de cuentas el Clan Zen´in es conocido porque ninguno de sus progenitores varones han logrado superar las expectativas de los vejetes, ¿o me equivoco Naoya-kun?
- Por lo que veo sigues teniendo esa lengua viperina, Satoru-kun. – dio un paso frente a la pareja. – Eso podría ser tu ruina algún día, a fin de cuentas, fuiste manipulado por una simple concubina. – su mirada se cruzo con la azul de Kasumi. – Debo de darte créditos, fuiste después de muchos siglos la segunda concubina en contraer nupcias con un líder del Clan.
- "¿La segunda?" – pensó sin entender Satoru hasta que...- "Dime Satoru, nunca te has preguntado ¿Por qué compre a Miwa Kasumi hace tiempo para ser tu concubina?"
Algo demasiado oscuro estaba sucediendo y era claro que los tres Clanes estaban mezclados.
- Por lo que veo no tienes a nadie mas que joder. – se acabo la paciencia. – Ademas lo de este matrimonio fue idea mía. – sabía que todas las miradas de los invitados estaban centradas en ellos. – Así que la próxima vez que tu u otra persona quiera referirse a ella de esta forma no lo tolerare, porque a partir de ahora. – tomo con mas fuerza la mano de la joven. – Ella dejo de ser Miwa Kasumi para convertirse en Gojou Kasumi y todo aquel que le falte al respeto me lo esta faltando a mi y nuestro Clan tomara las medidas necesarias.
- Espero que esta misma protección la mantengas después de que de a luz a una niña y tengas que buscar un heredero con otras mujeres.
- No me compares contigo, Naoya. – percibió como Suguru y Nanami se acercaban a ellos. – Si tengo un niño o una niña no será "error" de Kasumi sino mío o dime ¿usar tanto tinte para cabello te oxido el cerebro?
Justo cuando Naoya iba a golpear a Gojou el infinito de este se activó, porque a partir de hoy de forma indirecta el Clan Zen´in había declarado la guerra con el Clan Gojou.
- Es mejor que te controles Naoya. – intervino Toji apretando el hombro de su familiar.
El Zen´in miro con más molestia como Toji trataba de protegerlo cuando hace años el se desligo del Clan y cuando regreso para liderarlo ni siquiera se tomo la molestia de disculparse, pero al notar la mirada de Naobito entendió que era suficiente.
- Esta humillación no se quedará así. – alzo la barbilla mirando fijamente a los recién casados para después dirigirse con Toji. – Es mejor que cuides a tus hijos Toji-kun.
El nombrado arrugo el entrecejo, pero no caería tan fácilmente en las provocaciones de su antiguo Clan a fin de cuentas él tuvo que soportar un infierno peor. Sin mas contratiempos tanto Gojou como Fushiguro vieron como Naoya desaparecía entre la multitud.
- Vaya nunca creí decir esto, pero...
- Ahórrate tus sarcasmos Gojou. – miro al peliblanco sorprendiéndose que mostrara esa sonrisa de idiota. – Simplemente cumple la parte de tu trato ¿entendiste?
Gojou simplemente asintió, sabia perfecto que el pacto que realizo hace años con el pelinegro no solo fue juzgado por los Clanes y Tengen, sino también estuvo en peligro su amistad con Suguru por eso mismo no le extrañaba verlo sentado junto con Utahime y las pequeñas mocosas.
- Vaya manera de comenzar la tensión en una boda, ¿no crees Kasumi-chan? – el peliblanco se dirigió su mirada a su esposa. – Perdona por el espectáculo, pero al parecer los Clanes son demasiados dramáticos.
La joven simplemente asintió porque sabía de antemano que este matrimonio no solo se complicaría dentro del Clan Gojou sino también de los demás.
- No te preocupes. – de pronto sintió la cercanía de Satoru, mientras este amplio su sonrisa al ver como Kasumi se sonrojo cuando coloco sus manos en la cintura de ella. – Por cierto, feliz cumpleaños Kasumi-chan. – se inclino para poder susurrarle lo siguiente en el oído. – Tengo tu regalo en nuestra habitación.
Los colores se subieron de sobre manera en la pobra Miwa que no sabia donde ocultar su rostro así que simplemente asintió avergonzada mientras ocultaba su rostro en el pecho de Satoru al mismo tiempo que lo abrazaba. Todo visto por los amigos de estos unos viéndolos enternecidos, otros sospechando porque se encontraba avergonzada Miwa y por último Nanami Kento.
- Hacen una linda pareja. – dijo divertida una castaña mientras continuaba bailando con el rubio. – Él parece muy enamorado de ella.
Aquello hizo que los ojos pardos del ex oficinista se enfocasen en Suki, que al ella notarlo sus mejillas se sonrojaron.
- ¿Eso te parece? – pregunto desconcertado ya que hace tiempo alguien le había dicho lo mismo. – Siempre pensé que Miwa-chan era quien mostraba mas su gusto por Gojou.
Kento observo cada detalle de la pareja desde sus gestos, la forma en que se miraban incluso en como se tocaban sutilmente. Cerro los ojos viniendo a su mente una charla que hace tiempo tuvo con...
- "¿Qué tanto estas observando Yu? – pregunto intrigado el rubio al ver como su mejor amigo no dejaba de sonreír ante las tonterías de sus superiores. – En verdad creo que Gojou-san nunca madurara.
Suspiro derrotado ante la actitud infantil del peliblanco, cuestionándose como Miwa-chan podía soportar el humor tan…peculiar que tenía, aunque una respuesta clara vino de inmediato: Esta flechada ante él.
- N crees que Satoru-senpai ama demasiado a Kasumi-chan. – el castaño rio divertido al ver el rostro desconcertado de Nanami. – Se que a simple vista se vea que Kasumi-chan idolatra a Satoru-senpai, pero con mirar los ojos de él puedo percibir que sin dudarlo daría la vida por ella puede que no la vea como mujer en estos momentos, sin embargo, el hilo rojo de ellos ha estado siempre unido.
- Creo que tu serás el que pronto usaras anteojos Yu. – soltó sin animó Kento. – Aunque se llegara a cumplir aquello por el que Miwa-chan fue comprada por el Clan Gojou seria solamente una mujer más, aunque Gojou la aprecie. El tiempo me dará la razón.
El castaño solo se encogió de hombros mientras se levantaba y ayudaba a su mejor amigo.
- Veras que Kasumi-chan será mas que eso, ella es la indicada.
Después de eso todo se tiño rojo para Nanami Kento, porque nadie en la hechicería se esperaría que un año después Yu fuera asesinado."
- Creo que tienes razón. – soltó sonriente Nanami. – Por cierto, muchas gracias por aceptar mi invitación Suki-san.
Las mejillas de la castaña se sonrojaron y es que desde hace tiempo se dio cuenta que había desarrollado sentimientos románicos hacia Kento-san.
- Pero que dices, la que debería agradecerte soy yo. – se rio nerviosa. – Pocas veces salgo y si te soy sincera tu compañía siempre es muy agradable. – al escuchar esas palabras el rubio aparto el rostro para que no vieran su sonrojo. – Que te parece si de agradecimiento, mañana e invito a mi departamento.
Nanami miro entre sorprendido y desconcertado a la joven, que entendió de inmediato su reacción.
- ¡No me malinterpretes! – levanto las manos moviéndolas de un lado a otro avergonzada. – Simplemente te quiero preparar algo, ya que me dijiste la ultima vez que nos vimos sobre los bolillos y el curry que prepare te habían gustado y…
- Acepto, tranquila. – se reprochó internamente y tomando nota mental de no convivir demasiado con Gojou y Getou. – Mañana iré.
La panadera sonrió y sin más continúo bailando con él, dándose cuenta de que verdaderamente le gustaba Nanami Kento, así que armándose de valor recargo su cabeza que el pecho de este sintiendo su calor y fragancia.
Pero mientras Nanami y su pareja observaban a Gojou, otra muy peculiar se encontraba haciendo lo mismo.
- Así que es ella. – dijo Utahime mirando felicidad nuevamente en el rostro de Nanami. – Creo que no lo e visto sonreír así después de Yu-chan.
La pelinegra dirigió su mirada a Suguru el cual tenia cargando a una dormida Nanako y ella con Mimiko. Notando como el hombre se desvivía por sus hijas después de…
- En ocasiones es difícil dejar ir a personas que significaron algo importante en nuestras vidas. – ambos sabían que no solo se refería a Yu. – Perdona que esto no parezca la cita que te prometí.
Las mejillas de Utahime se sonrojaron al recordar que este evento sería el primero que asistirían como pareja oficial, pero al parecer eso tenía que esperar sobre todo para las pequeñas hijas de Getou.
- No te preocupes entiendo perfecto nuestra situación. – sonrió. – Además me gusta mucho pasar tiempo con ellas, me recuerdan mucho a mis hermanas cuando eran mas pequeñas.
- Créeme que ellas igual te quieren mucho, ¿Qué te parece si le pido a Shoko que cuide de ellas mañana? . - Iori miro impresionada a Getou. – Así podríamos tener una cita mas romántica. – sonrió nervioso.
Cosa que era cierta no podía comparar a Utahime con cualquiera de sus conquistas que solo eran por una noche, ni siquiera con Riko porque no seria justo para ella porque reconocía que con el paso del tiempo lleno a desarrollar otra clase de sentimientos por su amiga. Pero lo que escucharía lo sorprendió llegando a la conclusión que no sería muy difícil para él querer.
- No, mejor vayamos a esa feria que Nanako y Mimiko querían ir. Las escuche muy emocionadas en subirse a la rueda de la fortuna y comer de esas manzanas acarameladas. – dijo feliz acomodando el cabello de la niña.
- Está bien, aunque creo que esa salida me dejara en bancarrota. – ambos rieron recordando los lugares y cosas que Nanako siempre quería eran extremadamente caras.
- ¿Tú crees que estarán bien? – cuestiono preocupada Utahime mirando a Gojou y Kasumi. – Se que ese idiota es el mas fuerte, pero nada asegura que ellos desearan hacerle daño más ese bastado de Naoya.
Aunque no lo pareciera ese motivo también preocupaba de sobre manera a Suguru, más porque conociendo a Satoru si algo le sucedía Kasumi y a ese bebé tanto los Clanes como los altos mandos no podrían controlar el poder completo de su amigo.
- Es mejor no pensar en eso por el momento. – se mantuvo serio. – Solamente te diré que debemos de estar preparados, ya que en nuestro mundo la tranquilidad no es algo seguro.
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La fiesta fue realmente agotadora, así que prefirió sugerirle a Kasumi retirarse antes de que el circo de los peces gordos estuviera a punto de fastidiarlo y sabia que esa fiesta era demasiado incómoda para Kasumi, aunque ella no lo reconociera abiertamente.
- ¿Por qué nos fuimos antes? – cuestiono Kasumi. – Aun faltaba despedirnos de algunos invitados.
- Ellos no son importantes para nosotros así que esos vejetes pueden irse al infierno. – dijo fastidiado deteniéndose en su nueva habitación. – Además solamente nos importaban nuestros amigos.
Satoru abrió la puerta de la habitación sorprendiéndose de lo especiosa que era, aunque demasiado tradicional, entonces dirigió su mirada al comedor lleno de frutas y bebidas deliciosas, arrugo el entrecejo al imaginar que contenían algún tipo de afrodisiaco.
- ¡Qué bonita habitación! – exclamo feliz Kasumi mirándola por todo su esplendor. – Pero esta no es el cuarto de los señores. – decía refiriéndose a los padres de Gojou.
- Al parecer "era" su habitación y ahora es toda nuestra. – susurro Satoru cerca del oído de Kasumi mientras colocaba sus manos en la cintura de ella acercando sus cuerpos. – Y bien Kasumi-chan, ¿Qué te parece si comenzamos en inaugurar nosotros este lugar?
Los besos del peliblanco comenzaron desde la mejilla de ella hasta el hombro, sonriendo al escuchar los gemidos reprimidos de Kasumi. Una de sus manos fue subiendo, deteniéndose en uno de sus pechos, tocándolos suavemente y su otra mano se dirigía en el listón de ese kimono. En eso la joven recordó aquella sorpresa que junto a sus amigas había organizado para su ahora esposo.
- E-Espera Satoru. – se despego un poco de él dándose la vuelta para ver la sorpresa en el rostro de Gojou. – Es que…tengo una sorpresa para ti.
Gojou parpadeo sorprendido, pero al escuchar que Kasumi junto a sus locas amigas habían organizado algo para sorprenderlo para este momento sabia perfecto que esa sorpresa avergonzaría demasiado a Kasumi.
- De acuerdo entonces deja que yo me ponga cómodo, mientras te espero en la cama cariño. – dijo con su típico tono burlón mientras le robaba un beso demasiado intenso a Kasumi, sonrió al ver como ella tenia sus ojos cerrados, sus mejillas sonrojadas y sus labios expectantes. – Si no sales en 5 minutos entrare por ti al baño.
Afirmando rápidamente y sin esperar más tiempo se dirigió al baño para mostrarle su sorpresa a Gojou, en cambio en la mente del hombre aun se encontraban muchas preguntas acerca de lo dicho por su Okasan y Naoya. Sin contratiempos también comenzó a desvestirse dejándolo con un pantalón ligero para dormir.
- Y pensar que esto apenas acaba de comenzar. – suspiro derrotado, recostándose en la amplia cama observando el techo. – Aunque ahora su única prioridad era la seguridad de Kasumi.
De pronto escucho como la puerta del baño se abría lentamente, como un niño recibiendo un obsequio de navidad observo detalladamente como Kasumi salía, dejándolo con la boca abierta y es que Kasumi estaba portando ese traje de coneja que le había regalado hace poco, haciendo resaltar su figura: sus largas piernas, su pequeña cintura, dándose cuenta que los senos de ella eran un poco mas grandes y por ultimo se detuvo en su rostro el cual parecía una granada por la vergüenza, lo cual no entendía.
Kasumi mantenía la cabeza agachada, no podía creer que estuviera haciendo esto. A ella la educaron para que satisficiera a Satoru de todas las maneras en que él deseara, sin embargo, él siempre ha buscado satisfacerla a ella, procurándola en todo momento incluso sino fuera por su insistencia la primera vez que estuvieron juntos, él no la hubiera tocado.
- Kasumi. – noto como estaba frente a ella por su aliento. – Kasumi por favor levanta tu rostro. – inseguro poco a poco alzo su mirada encontrándose con los ojos color cielo de Satoru. – Nunca inclines tu rostro ante nadie, ni siquiera ante mí. Tu ahora eres mi esposa Gojou Kasumi matriarca de nuestro Clan e incluso en estos momentos tampoco a fin de cuentas estos momentos no es solo para que yo disfrute sino ambos.
Cuando Satoru observo detalladamente a la joven comprendió perfecto que significa ella en su pasado, presente y futuro. Sin esperar más nuevamente junto sus labios con los de Kasumi sintiendo mientras la tomaba lentamente por la cintura para no asustarla, estaría seria la primera vez de ambos siendo marido y mujer lo menos que merecía era haciendo esto una ocasión especial. Luego de unos instantes los dedos del peliblanco se sumergieron en el escote del disfraz y termino por introducirlos para acariciar los senos de Kasumi, los mismos que al sentir su tacto no tardaron en endurecerse.
- Satoru, te amo. – soltó en un largo suspiro Kasumi mientras Satoru hacia un recorrido de besos por su mandíbula hasta llegar donde sus manos se encontraban deslizando de una vez la parte de arriba de su traje. – Prométeme que nunca nos abandonaras.
Detuvo sus movimientos y rápido cargo el cuerpo ligero de ella deteniéndose por unos segundos en el vientre aun plano de la ojiazul, mirándola a los ojos dijo con certeza:
- Prometo nunca abandonarlos, así como ustedes nunca me dejaran caerme en el vacío del infinito. – deposito suavemente a Kasumi en el colchón. – Porque a partir de ahora tu eres mía.
El sonrió con malicia al bajar su rostro a ella, luego tomarla de la barbilla. Le beso los labios con una necesidad, tomando una mano de Kasumi para colocarla sobre su erección provocando que ella gimiera de sorpresa y se ruborizo.
- Creo que es momento de consumar nuestro matrimonio, ¿no lo crees cariño?
En un parpadeo Satoru se encontraba recostado y tenía el cuerpo de Kasumi sobre él, llena de vergüenza Kasumi fue delineando con dedos la piel desnuda de Satoru sintiendo sus abdominales, fue bajando lentamente sus manos hasta detenerse en su cadera deslizando con cuidado el elástico de ese pijama y sobre el bóxer de este comenzó a acariciar el miembro erecto de Gojou, sintiendo como sus movimientos lo tensaron provocando una pequeña sonrisa en Miwa.
- "Esta es tu noche de bodas, no te limites cuando tengas sexo con ese pervertido". – recodo las palabras de Mai. – "A partir de ahora él es completamente tuyo, así que no te reprimas".
La voz d Satoru se hizo ronca y ella continúo acariciándolo, bajando la parte de arriba de su cuerpo para besar al mismo tiempo el abdomen de él, mordiéndose el labio inferior Kasumi deslizo la tela del bóxer mostrando el miembro erecto que salto de inmediato. El rostro de Kasumi podía compararse a una cereza por la vergüenza, pero pese a eso toco de arriba a bajo el miembro de Satoru y sin previo aviso se lo llevo a la boca. Logrando que Gojou echara su cabeza hacia atrás.
- Lo estás haciendo tan bien Kasumi. – las manos de Satoru fueron a la cabellera de su esposa y la observo con los ojos nublado de placer.
El estaba tan caliente, verla disfrutando de su cuerpo, lo endurecía más. Acompaño sus movimientos mientras la sujetaba delicadamente del cabello, jadeaba al solo poder respirar por los labios. Pero no solo fue el cuerpo de Satoru el que comenzó a arder sino también el de Kasumi dándose cuenta cuanto podía desearlo comenzando a cuestionarse el grado de amor o adicción que sentía por el peliblanco.
- Maldita sea, Kasumi. – soltó un gruñido profundo cuando la lengua rozo un punto sensible. – Respira profundo.
Kasumi no entendió a que se refería, pero al sentir como Satoru tomo su cabeza y la hizo bajar todavía más, sintió como llegaba a su garganta y eso le arranco un profundo gemido. Dándose cuenta el hombre que todos los apodos que lo catalogaban como un pervertido eran ciertos, donde bastarían un par de movimientos arrítmicos y firmes por parte de ambos, para que el explotara dentro de su boca.
Cuando Kasumi se apartó de Satoru, su cuerpo aun ardía más al ver el rostro jadeante de su esposo y su piel toda sudada. El hombre se incorporo para limpiar los rastros de semen que aun tenían los labios de Kasumi.
- Gracias. – susurro la ojiazul.
- Eso debería decirlo yo. – jadeando todavía Satoru tomo a Kasumi por el rostro sin dejarla apartarse.
Sus ojos color cielo no perdieron detalle del tierno rosto de la mujer que lo ha hecho temblar de placer, rompiendo la poca distancia que los separaba mordió el labio inferior de Kasumi, ella gimió sonriendo, pegándose más su cuerpo para besarse. Ambos podían escuchar el sonido rítmico de sus corazones y como la ropa comenzaba a estorbar demasiado más en el caso de Kasumi, la cual se disponía a subírsele encima por completo a Satoru, pero este la detuvo. Sin permitirle pensar nada, tomo a Kasumi de la cintura para intercambiar los roles, donde él se encontraba de rodillas en medio de es cama alzando las caderas de ella, percibiendo con sus manos como la piel de Kasumi se estremecía.
- ¿Satoru? – menciono cuando sintió las manos de él deslizar la parte de debajo de su traje, cerro los ojos al sentir las manos de Satoru resbalar por los costados de su cuerpo y apretar con más firmeza sus caderas.
Despacio el peliblanco deslizo dos de sus dedos dentro de Kasumi, mientras sus labios fueron a cuello de ella mientras otra de sus manos tocaba uno de sus pechos expuestos.
- Estas demasiado mojada, Kasumi-chan. – susurro en el oído de la joven mientras lo mordía.
- N-No digas esas cosas es vergonzoso. - apenas pudo responder al sentirlo sonreír, pero es que nunca reconocería que cuando Satoru le hablaba de esa forma le gustaba.
Satoru dirigió sus manos al cierre del traje de conejita y comenzó a deslizarlo, no podía soportar más porque, así como el cuerpo de Kasumi le gritaba que lo necesito en el tiempo que estuvieron separados también el suyo ardía por completo. Cuando pudo deshacerse de ese lindo pero pecador traje decidió que era momento de agradecerle como se debe a Kasumi por su regalo.
- Ahora vas a ser buena niña y te quedaras quieta, Kasumi. – la joven volteo abochornada y es que el rostro de Satoru estaba cerca de su sexo.
De pronto los labios de Satoru se encontraban en su intimidad, Kasumi arqueo su espalda y lucho por contener sus gemidos, sin querer que nadie de la finca los volviese a escuchar. Su corazón latía haciendo eco en sus oídos siendo solamente consciente en la boca de Satoru besándola tan íntimamente. Las amplias manos del hombre apretaban los glúteos de Kasumi porque sabia perfecto que su timidez provocaría que se alejara de él, rozo su lengua en ese punto en especifico que le daba placer a Kasumi pasando su pulgar entre los pliegues humedeciéndolos, viniendo a su mente una solicitud que hace tiempo deseaba hacerle a Kasumi.
- Satoru… ¿Qué haces? – el cuerpo de ella tembló al sentir como la lengua de Satoru recorrió la línea de su sexo llegando, al mismo punto donde un dedo presionaba con insistencia.
- Shhh tranquila no hare algo que no quieras. – sabia que la joven deseaba salir corriendo así que la sujeto nuevamente de las caderas.
Sabia perfecto que seria incómodo para ella, sintió su cuerpo temblar cuando se lengua se entretuvo probando el sabor de su sexo, extendido hasta ese punto. Kasumi estaba completamente ruborizada escuchando que no hiciera eso, que estaba prohibido, pero Satoru no se apartó volvió a humedecer su dedo y volvió a masajear ese punto, sin dejar de probarla cuando consiguió penetrarla suavemente, Kasumi se tenso y lo noto.
- Kasumi he querido pedirte esto…pero…- dijo haciendo notar la mezcla de anhelo y agonía en su voz.
- S-Satoru…yo…- dirigió su mirada a la cristalina de su esposo y supo que se encontraba en un dilema.
Cuando sintió como Satoru retiraba su dedo, suspiró aliviada. No porque fue doloroso sino solo incomodo y demasiado vergonzoso.
- Olvídalo. – incorporo su cuerpo hacia adelante besando la mejilla de Kasumi. – Se que esto es aun demasiado para ti, creo que es mejor ir poco a poco y…
- Yo. – se puso mas roja si eso era posible. – Yo nunca dije que no quisiera
Él la miro sorprendido y se obligo a controlarse, sabia que pedirle tomar su otra virginidad por ese otro sitio seria demasiado para ella, mas tomando en cuenta la formación arcaica que las cacatúas del Clan le impusieron sobre el sexo.
- ¿Segura? – tenia que preguntárselo. – No desearía nuevamente que…
- Solo si prometes que no será terrible. – hizo un mohín adorable y asintiendo como un niño pequeño beso los labios de Kasumi.
- Te lo prometo, ahora acuéstate boca abajo en la cama.
De un rápido movimientos ambos se encontraban desnudos y Kasumi sintió el cuerpo fuerte de Satoru posarse sobre ella.
- Solo relájate, ¿de acuerdo? Yo voy a cuidarte.
Kasumi asintió porque ella confiaba plenamente en Gojou Satoru aquel hombre que se convirtió en su protector, su primer amor y el único.
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En cambio, en un lugar resguardado en lo más profundo de la escuela de Hechicería de Tokyo, Tengen notaba como su más fiel guardián veía con tristeza a la nada suponiendo perfectamente en quien se encontraba pensando.
- Si tanto deseabas tenerla en esta vida, debiste pedírmelo y ese matrimonio nunca se hubiera autorizado.
El albino se dio la vuelta encontrándose con la figura abstracta de Tengen, sin mostrar emoción alguna porque una parte de él se encontraba muriéndose porque la mujer que amo hace mas de mil años y reencarno en estos momentos estaba consumando su matrimonio.
- No tendría sentido a fin de cuentas el resultado hubiera sido el mismo, ella muriendo en mis brazos y yo esperando más décadas o siglos buscándola seria una cadena para ambos. Además, ella ama a ese hombre.
- Lo ama porque es descendiente tuyo. – eso provoco una risa burlona del hombre. - ¿Qué harás si él llaga a hacerle daño?
La sola idea de imaginar el rostro lleno de lágrimas y sufrimientos de Miwa Kasumi enfureció al peliblanco y decidió hablo:
- Si ese hombre provoca una sola lagrima de Kasumi, no dudare en quitársela a fin de cuentas gracias a mi el Clan Gojou tiene a la reencarnación de Cian mi primera esposa.
Esa declaración hizo reír a Tengen ya que no dudaba de que si Gojou Satoru tendría que enfrentarse a su mayor enemigo:
- Por lo que veo nunca cambiaras, Kashimo Hajime.
¡Hola nuevamente! Por fin pude terminar de actualizar este capitulo la verdad me costo mucho, ya que pensé que tendría mas oportunidad de ir actualizando mis historias pero al parecer en mi trabajo provocaron todo lo contrario. Mil gracias por su apoyo y paciencia en mis historias de GojouxMiwa espero tener oportunidad de subir los demás capítulos y finalizar algunas de mis historias para comenzar en otra que tengo en mente, pero mejor me espero jajaja.
Muchas gracias nos vemos pronto
Abrazos y besos
TheOtherDestiny ;)
