Irise: muchas gracias a los que comentaron. Me dan muchos ánimos para continuar escribiendo. Espero disfruten del capítulo. Un abrazo. PD. Si ven algún error no duden en decirme. Hice modificación al capítulo tratando de darle un mejor sentido. Tened paciencia porfa. Gracias.
-Es un placer conocerte Valery. Soy Phoebe.
La chica de cabello largo negro en una trenza de medio lado y lentes de media luna le extendió la mano, su sonrisa era agradable y ella la estrechó con gusto.
Helga quien era la primera amiga que tenía en la universidad le había invitado a una noche de chicas, como le había comentado aquella mañana y esperaba que hubiese un grupo de amigas reunidas pero solamente estaba esta chica llamada Phoebe.
Quizás habían llegado temprano.
-Un placer... ¿Y ya vienen las otras?
Phoebe le miró sin comprender.
-¿Qué otras?
-Las otras chicas. ¿No habías dicho noche de chicas? - explicó como si las anfitrionas no fueran notado aun que eran solo dos, tres con ella.
Hubo un silencio breve mientras se daban una mirada rápida, para luego reírse como si fuera contado un chiste y lo entendieran algo tarde.
-No no. Ya veras que nosotras dos valemos por diez. No necesitamos más chicas - dijo Helga dirigiendose a la cocina, que se separaba con la sala por una barra, dejó la bolsa de víveres qué habian comprado en el camino encima de esta y la vio rebuscar hasta sacar el pack de cerveza.
La rubia se dirigió a la nevera como si lo hubiese hecho cientos de veces, para luego sacar otra cerveza qué estaba fría.
-Creeme este es un grupo super exclusivo. No cualquiera es aceptado.
-Y No cualquiera es aprobado por Helga - agregó la asiática con una sonrisa mientras también se disponía a ver que habían comprado para esa noche - así que felicidades. Pasaste la primera prueba. Vamos. Siéntete como en tu casa.
Le señaló el banco frente a la barra y tan solo dijo un "ah" de comprensión antes de tomar asiento.
Se sentía halagada por haber sido invitada aquella noche.
La universidad había iniciado hacia un mes y podría decirse que Helga era su primera amiga y esperaba que Phoebe pudiese ser su segunda amiga en aquella ciudad.
Recordó qué el día que conoció a Helga, se estaba sintiendo algo sola, después de todo estaba muy lejos de su pueblo además que la primera semana estaba culminando, y seguía sin conocer a nadie, así que cuando la rubia se sentó a su lado haciendo un comentario sobre el horrible desayuno que había comprado en la cafetería, no dudó en mirarle con admiración, su actitud era relajada y tenía una confianza total que emenaba de ella, además que su comportamiento parecía como si se hubiesen conocido desde el primer día así que no pudo evitar contestarle del mismo modo, y le recomendó enseguida un lugar cerca de la universidad qué conoció hace poco y hacían unos waffles excelentes.
Luego de eso podría decirse que la conversación fluyó naturalmente y la conexión fue instantánea. Ese día se hicieron amigas.
Miró a Helga qué estaba tomando cerveza con normalidad a pesar que tenían dieciocho y se suponía que no estaba permitido que bebieran tan jóvenes, parecía bastante acostumbrada a eso y se preguntó como había conseguido la cerveza en primer lugar, después de todo, no se la vendían a los menores de veintiuno y obviamente, ellas no la habían comprado de camino al apartamento de Phoebe.
Mientras estaba perdida en sus pensamientos escucho las vagas palabras de la pelinegra.
-... Mejor que sea comida ligera...
-¿disculpa?
Ambas notaron qué ella no había prestado atención. Sin embargo no comentaron al respecto y Phoebe volvió a repetir.
-te preguntaba, ¿qué prefieres comer? Hay panqueques, waffles, macarrones, será mejor una comida ligera porque veo que se trajeron la tienda completa de papas.
Y era cierto. Las compras qué habian hecho contenían al menos diez bolsas grandes de papas. Ella no lo había visto extraño porque pensó qué serian un grupo grande de chicas, pero ya que eran solo ellas tres, ahora que lo pensaba si que parecía mucha comida chatarra para ellas.
-Vale vale, no me juzguen si me como yo sola la mitad ¿Bueno?
Comentó Helga levantándose de su asiento con un tono divertido en la voz, terminó de beber el contenido de su lata con rapidez y la lanzó ya vacía al contenedor de basura. Valery seguía impresionada.
-Bien pónganse de acuerdo mientras voy a regar las margaritas ¿Bueno? - interrumpió la rubia - Phoebe, te prohíbo los cuentos vergonzosos sobre mi ¿De acuerdo?
-Pfff tranquila Helga.No es como si le cuente sobre tu sonambulismo o cosas asi..
-Phes... - el tono era un tanto en broma y un tanto en serio. La rubia hizo énfasis a sus palabras con una seña de sus dedos apuntando a sus ojos y luego a ella, en modo de advertencia, entonces se fue en dirección a lo que imaginaba sería el baño.
-en serio es sonámbula? - preguntó Valery con curiosidad una vez que la susodicha se había retirado. La otra se acercó con aire confidente.
-Si. Nos dimos cuenta en la primaria, resulta qué cuando come chicharrones ella..
-¡Phes! Última advertencia - se escuchó que decía la aludida desde la habitación contigua.
Ambas se miraron y soltaron una carcajada sonora.
Entonces decidió relajarse, había estado preocupada por nada, Phoebe y ella podrían llevarse bien de verdad, Después de todo había tenido la aprobación de Helga lo que le parecía tan genial, Porque en serio pensó que ella era increíble.
Había creido que se sentiría celosa de la amistad que tenían ambas chicas, pero debía admitir que trataban de incuirla en todas sus conversaciones, y Phoebe le había dicho que lo bueno comenzaria cuando Helga bebiese un par de botellas más, al principio no entendió por qué lo decía, pero luego supo que estaba en lo cierto.
A medida que la noche pasaba podía ver a una Helga más relajada y desinhibida, hablando sin reparos de las cosas que le molestaban mientras comía papas sin parar, si la Helga del día a día no tenía problema en decir lo que pensaba, ahora que tenía alcohol podía agregarle el toque de gracia a sus anécdotas.
-Y entonces le di un buen rodillazo en sus partes bajas y parece que vio al diablo, se puso palido cuando le mostré la evidencia... Dudo que quiera volver aprovecharse de Olga de nuevo. También porque le dije que en cuanto le viera cerca tropezaria "accidentalmente" con sus testículos mientras llevo unas tijeras... Olga me dijo que el sujeto pidió un cambio a otra sede.
-Pero no entiendo... Como se dieron cuenta que el productor estaba acosando a tu hermana?
-Ah fácil - esta vez Phoebe habló con una sonrisa - hackee su correo. Es tan sencillo adivinar las contraseñas... Sino son las típicas del año de nacimiento, las preguntas de seguridad es lo más fácil del mundo de averiguar.
-El tonto como salía con mi hermana y quería ganarse mi simpatía prácticamente me contó su vida y por lo tanto fue fácil conseguir las respuestas. Admito que me Parecía agradable, hasta que nos dimos cuenta que era un pervertido con un millón de fotos y videos de Olga en su correo que compartía con sus amigos.
-Los muy tontos lo veían como un héroe pidiendo videos cuando le llevara a la cama - concluyó la pelinegra con expresión asqueada.
-Cada vez es más difícil encontrarse buenos chicos, la mayoría son unos idiotas. La suerte es que son tontos y fáciles de descubrir - concluyó Helga.
-¿Desde hace cuanto tienes novio Phoebe? - preguntó entonces la morena viendo una foto que la Chica tenía en la mesa del centro en cuestión. Un chico moreno estaba abrazándola y parecían estar contentos.
La aludida se sonrojó
-Llevamos unos siete años juntos. Y hemos sido amigos desde niños.
-Eso es impresionante - Valery estaba atónita - y comenzaron una relación tan joven. No sabía que fuera posible que unos niños tuviesen tal nivel de compromiso.
-Ja, ni que lo digas... No lo sabre yo - Helga tenía las mejillas sonrojadas y la mirada un tanto nublada. Parecía pensativa. Valery observó a ambas sin comprender porque de pronto sentía el ambiente tenso.
-¿Helga?
-¿Te conté que esta en el mismo salón Pheps? - estaba jugando con las papitas en su plato, como si eligiera una en especifico mientras hablaba, Vemos todas las clases juntos.
-¿lo dices en serio? - la otra parecía impresionada.
-Creo que ya me perdí - la morena sintió que la conversación Había empezado a desarrollarse en otro idioma. Uno que solo ellas se entendían.
Por suerte parecia que se dieron cuenta y no querían dejarle por fuera de la conversación.
-Te contaré una larga historia sobre mi obsesión... Una larga historia que comienza cuando era una niña pequeña - la rubia se fue a buscar otra cerveza. Sería la cuarta o quinta de la noche.
-Helga ¿estas segura? Normalmente te pone triste...
-No no no - negó con rapidez haciendo un gesto con la mano restándole importancia - ya que tocamos el tema de chicos que valgan la pena. ¿Qué mejor momento para hablar de Arnold? Además... - abrió la lata y bebió un sorbo largo pasándose la mano por la boca - ando animada. Es un buen momento para recordar todo lo que sufrí por su causa, así recuerdo por qué no debería acercarme a él... De nuevo.
-Esto me asusta un poco ¿Acaso te hizo algo muy malo este Arnold? - estaba preocupada. Ella tenía experiencia con chicos cretinos de su secundaria así que simpatizaba con ella.
-¿malo? - la risa casi forzada de la otra le hizo preocupar un poco - No. Si es un condenado Santo el desgraciado.
Miro a Phoebe y esta negó un poco con su cabeza pero le sonrió para que se tranquilizara.
Aquella noche fue la primera vez que escuchó hablar de Arnold Shortman y desgraciadamente quedó fascinada.
...2 años y algunos meses después...
Capítulo 13
Celos
Habían perdido el partido.
Helga se encontraba caminando con su equipo a los vestuarios, no hablaron a la vez que parecían estar analizando lo que acababa de pasar.
Suponía que su distracción al final había afectado su rendimiento a pesar de que había tratado de hacer lo mejor No creía haber dado el cien por ciento en la cancha. Sin embargo parecía que todo su mal humor estaba dirigido a un miembro en especifico.
Rebecca.
Y no era la única ya que descubrió al resto de su equipo mirando a la susodicha con ojos acusatorios. Más que derrotadas parecían molestas.
Estaba acostumbrada a tener rencillas con ella, después de todo la mayor no ocultaba mucho su desagrado pero dentro de la cancha lograban tener una tregua que les había funcionado la mayoría del tiempo por el bien del equipo, sin embargo ese día la tensión podría cortarse con un cuchillo.
Estuvo dando órdenes que parecía que la otra no escuchaba, y a pesar que sentía que estaba mas desconcertada que en anteriores partidos si que logró notar varias fallas en el otro equipo que podría aprovechar perfectamente si simplemente estuviese en sintonía con sus compañeras, sin embargo, Rebecca hizo movimientos que desconcertaban una y otra vez a todos.
La primera vez que se metió en su área para rebatarle el balón, pensó que simplemente quería quitarle protagonismo, no sería la primera vez, pero cuando distrajo a una compañera saltando frente de ella, cuando el balón iba prácticamente a las manos de la otra interrumpiendo un bloqueo facil, su límite fue sobrepasado.
Tuvo que pedir cambio a medio partido por Keily una de las sustitutas y por supuesto Rebecca no se lo tomó muy bien, se fue de malas maneras a la banca y le dirigió una mirada despectiva sentándose, fue entonces que pudieron recuperarse, sino de la derrota, al menos de la humillación.
A pesar de su molestia pudo controlar su tono al hablarle a la que se suponía era su Có-capitana , no por gusto sino por obligación, debido al tiempo que la chica había servido de apoyo en el equipo.
-Estas fuera de los partidos hasta nuevo aviso - fue lo primero que dijo cuando estuvieron en los vestidores por fin fuera de la vista de ojos indiscretos.
-¿Qué? - por supuesto que Rebecca no era conocida por aceptar sus errores, y no se iría en paz. - No me querrás echar la culpa a mi por haber perdido.
-Creo que la forma más amable de decirlo es que haz tenido mejores momentos.
-No tienes porque cohibirte capitana - habló entonces una de las chicas que tenía más tiempo en el equipo - todos vimos su actuación. Esta vez te pasaste de la raya.
-¿haz enloquecido? - la voz burlona de la interpelada resonó fuerte en los baños - sino pudiste hacer un saque bueno en toda la partida. Y el pase qué me Hiciste no pudo haber caído más lejos.
-Pues lo fueras alcanzado sino hubieses descuidado tu zona como en todo el partido - contestó la misma con la mandíbula apretada luciendo furiosa.
Helga sabía que debía intervenir antes que aquella pelea se volviera más seria. Y en seguida se coloco en medio de ellas.
-No bromeo Rebecca. Tomate un descanso del próximo partido. Keily te reemplazará. Hoy lo hizo bastante bien.
La verdad era que habrían ganado si Rebecca hubiese salido del partido mucho antes. Porque en cuanto Keily le reemplazo de pronto comenzaron a hacer puntos con una mayor facilidad. Pero el otro equipo ya tenía ventaja.
Parecía que la mayor iba a protestar nuevamente sin embargo Helga se aseguro de no apartar su mirada para que entendiera qué estaba hablando en serio y ningún reproche le haría cambiar de opinión., miró a todas sus compañeras con molestia, tomó su mochila y se marchó.
Helga suspiro y se llevó la mano a la frente masajeando su cien. Se sentía algo irritada.
-lo estas haciendo bien Helga - le hablo otra de los miembros del equipo que tenía un aire qué le recordaba a Rhonda su antigua compañera - como dijo Katy todos vimos su actuación. Se merece un descanso.
-Gracias chicas - se metio a las duchas individuales y el agua a temperatura ambiente le calmó un poco.
Fue una suerte tambien qué GreenEyes no haya podido ir aquel día a verle jugar... y perder. Se hubiese sentido avergonzada, bueno en realidad no podía ni pensarlo, estaba avergonzada de por sí por las cosas que reveló hacia dos días.. No sabía si sería capaz de verle a la cara después de decir aquellas barbaridades. ¿Estaba loca? ¿Por qué había soltado todo eso?
Habían pasado un día entero sin hablarse, ella principalmente porque no sabia que decir después de aquella actuación patética de su parte. Pensó entonces en el mensaje que había recibido la noche anterior.
GreenEyes: siento mucho decirte esto pero no podré ir a verte mañana...
Le había escrito. Helga miró con preocupación aquellas palabras.
Lo había hecho.
Obviamente Green asumió que ella seguía enamorada de su ex novio y de pronto decidió dejar todo antes de sufrir una decepción, sería un comportamiento normal, ella lo hubiese hecho también si las cosas fuesen ocurrido al revés. Había estado escribiendo una respuesta que incluía la frase. "Lamento mucho lo que te dije... " pero el siguiente mensaje le hizo detenerse.
GreenEyes: al parecer han habido algunos inconvenientes en casa. Tendré que viajar este fin de semana para ir a resolverlos. Cosas que tiene que ver con las propiedades de mi abuela.
La explicación le alivió. Al menos a primera estancia no tenía que ver con ella y el ridículo que había hecho.
Scarlet: ah. Ok. Siempre podremos conocernos cuando regreses ¿no?
GreenEyes: si. Por supuesto. Lo lamento mucho de verdad y te deseo suerte mañana.
Scarlet: gracias. Creo que la voy a necesitar.
Admitía que cuando pensaba en lo que había dicho, lo que había confesado le daba ganas de irse a esconder bajo una roca o al agujero más profundo de la tierra. Era horrible, ¿qué carajos le había poseído para admitir que Arnold aun le...?
Cerró la llave del agua con brusquedad y tomó la toalla para restregar su cabello con fuerza. Debía quitarse esos estúpidos pensamientos. No sentia nada por ese tonto. Había sido un delirio lo que dijo porque no estaba pensando bien no andaba en sus cabales eso era todo.
Hizo su rutina en silencio, se vistió en automático y Se despidió de sus compañeras al terminar de vestirse, no se preocupó de peinar su cabello, lo haría en casa, normalmente su apariencia no le importaba mucho luego de los partidos, aquel día había ido sola así que no esperaba tropezarse con alguien en la puerta. O mejor dicho no esperaba que dos personas totalmente inesperadas estuviesen esperando por ella.
-¡Sorpresa! - el grito emocionado de su morena amiga le hizo dar un sobresalto y fruncir el ceño.
No sabía que Valery estaría ahí aquel día, después de todo no era muy fan del voley y aquello no era una final. Pero entonces sus ojos se dirigieron a su acompañante masculino y su cerebro dijo de inmediato: oh no.
-Eh... Hola - la mano alzada de Arnold Shortman en lo que parecía ser un saludo torpe le hizo abrir su boca con sorpresa.
-¿Como? ¿Ustedes vieron el partido? - no pudo ni devolver el saludo estaba atónita.
-Si. Lo vimos todo. Queríamos darte una sorpresa. No te preocupes Helga tu lo hiciste magnífico. Estabamos comentando precisamente eso. ¿No es así Arnold?
Miró al chico con ojos de borrego esperando su confirmación a lo que este confirmó.
-Si. Claro. ¿Le pasaba algo malo a Rebecca? - preguntó con curiosidad. Parecía realmente preocupado.
-Si, nos pasó volando y nos ignoró por completo.
Aquello era una situación tan irreal que Helga no podía hilar la conversación seguía mirando de uno a otro con sorpresa.
-no esperaba... Que... ¿Qué hacen aquí?
Ambos chicos se miraron algo cómplices y sintió ganas de vomitar. Por su mente pasó una idea horrible.
¿Acaso estaban en una cita?
No supo cómo no se desmayó ante la idea que cruzó por su mente. Estaba pasando. Realmente ya estaba pasando. Iban a salir o ya estaban saliendo.
-Me enteré que habría un partido importante y le pregunté a Rebecca si vendría para acompañarla - explicó Arnold - espero no te haya molestado.
-El mundo es libre Shortman puedes ir a donde te plazca - contestó quizás más bruscamente de lo que esperaba. Pero la idea de que Shortman haya decidido invitar a salir a Rebecca y a uno de sus partidos precisamente le parecía hilarante.
¿Esto estaba pasando en serio? ¿Quién en su sano juicio invitaría a la chica que le gusta a ver un partido de su ex novia? Era hasta ridículo pensarlo. Bueno, Arnold era medio tonto. Pero con esto se había pasado de la raya.
-Oh vamos Helga. No estés molesta. Repito, estuviste espectacular como siempre.
Helga estuvo a punto de gritarle que ella no tenía idea de como jugaba la mayoría de las veces porque había estado presente en menos de la mitad de sus partidos (y solo cuando estaba Jonathan acompañándola) pero logró controlarse antes de hacer el ridículo. Solo quería apoyarla de alguna forma con palabras que suponía debían alentarla ante la derrota. Debía ser más comprensiva porque intentaba ser una buena amiga... O eso parecía. Suspiró.
También era de suponer que ambos estaban actuando de forma tan rara porque se gust... Por favor no vomites hasta que estés lejos de ellos.
-Bien. Gracias por venir. No ha sido mi mejor día. Solo quiero irme a casa a echarme una buena siesta ¿Bueno? No interrumpiré... Lo que sea que estén haciendo ustedes dos.
Iba a irse. De verdad deseaba irse a cumplir con lo que había comentado que haría pero Shortman volvió a atravesarse en su camino. De nuevo obstruyendole el paso. Iba a preguntar: ¿Qué demonios quieres? Pero su sonrisa tímida de medio lado y sus Hombros ligeramente encorvados en señal de disculpa, le hizo tambalear sus escudos.
-Las invito a las dos a beber unas malteadas en mi trabajo - habló con rapidez el chico.
Helga se paralizó.
-¿Sabías que si quieres pasar un sabor amargo es mejor beber algo dulce? Te haré una malteada doble con chocolate y cerezas - le dijo a la rubia.
Helga le miró con sorpresa. ¿Como recordaba su sabor favorito?
Y claro, luego miró a Val.
-Me gustaría que probaras la malteada de frutos rojos. Esta genial. Acaba de llegar. ¿Qué dicen? Yo invito claro.
Valery tenía los ojos brillantes y le vio de la misma forma como le miraría un cachorrito. Casi qué podía escucharle decir. "podemos ir? Podemos?" le quería contestar. "es tu cita no? Váyanse al carajo" pero extrañamente lo último que quería era dejarlos solos.
Pensar en la palabra cita le hacía doler el estómago.
-Vale. Quizás necesito relajarme - dijo con un aire resignado - tengo mi auto en el estacionamiento. Vamos.
Se colgó mejor la maleta donde llevaba su uniforme y se adelantó, suponiendo que los otros dos iban a seguirle unos pasos más atrás. Quería adelantarse a propósito para no verse como si fuera el mal tercio.
Les escuchó reír a sus espaldas con un chiste que ella no entendió pero que los dos tortolos si qué comprendían.
-¿Qué tal... Tienes toda mi atención hija? - le dijo Arnold a lo que Valery se rió.
-Pfff. Fácil. turuturuturu tu turuturuturu - la morena tarareo una melodía algo extraña y ambos soltaron una carcajada al unísono.
La rubia les miró de reojo con algo de curiosidad por sobre el hombro. Más porque deseaba ver la enorme sonrisa del rubio, se sintió tonta cuando él le miro de regreso sin dejar de sonreír, aun tenía la habilidad de hacer brillar el mundo, y hacerle sonrojar hasta la médula con su simple mirada así que volvió a ver al frente con rapidez y aceleró un poco más el paso, no quería que notara sus mejillas rojas.
Sin embargo no pudo huir de aquello.
-Valery y yo hemos estado toda la mañana diciendo frases icónicas de los Simpson cuando se nos ocurren- explicó estando a su lado.
-Nos enteramos que ambos somos fanáticos - completó la morena colocandose a su otro lado.
Le habían alcanzado. A pesar de sus esfuerzos de alejarse en primer lugar.
-Ah. - trato de contestar como sino le importara mucho el asunto - genial.
Ella si había visto algunos episodios de los Simpson también, le gustaban. Aunque era más de ver south park por las noches cuando no tenía tarea que hacer.
Los otros siguieron tonteando hablando de sus momentos favoritos, solo que esta vez ella estaba en medio de ambos hasta que llegaron a su auto.
Se llevaban estupendo al parecer.
Abrió la puerta de su auto convertible y se subió. Los otros hicieron lo mismo. Por supuesto Valery iría de copiloto y ella aprovechó para ajustar el espejo retrovisor y se quedó algo impresionada cuando vio su imagen. Estaba muy pálida y con el cabello hecho un estropijo, recordó qué ni siquiera se había peinado, había creido que solo caminaría a su auto y ya arreglaría cualquier cosa al llegar a su casa.
Se sintió avergonzada. De inmediato buscó en su mochila el sepillo y se peinó con prisas. Arnold que estaba en el asiento de atrás pareció verla con curiosidad.
-En mi opinión. Ya estas muy guapa - dijo en tono casual. Helga se sintió avergonzada una vez más.
-No estoy pidiendo tu opinión. ¿Bueno? - contestó sin detener su acción.
Valery parecía algo impresionada. Arnold sonrió de medio lado de forma enigmática y se acomodó en el asiento trasero.
-Ehm. Ustedes se tienen mucha confianza ¿no? - preguntó de forma inocente Valery sonriendo.
... Arnold...
La pregunta de Valery hizo que el ambiente se sintiera helado. Estuvo apunto de decir un mal chiste como que esa era la forma que la rubia le demostraba amor, pero se contuvo justo a tiempo. Estaba casi seguro que solo haría que Helga le hiciera salir del auto ante el comentario.
-Prácticamente pasamos toda nuestra niñez juntos - admitió entonces - me alegra que no hayas cambiado mucho.
-¿En serio no ha cambiado? - pregunto Valery con curiosidad - Phoebe me ha contado historias increíbles de cosas que hicieron en el colegio, pero no me creo que una niña pudiese ser tan agresiva como dijo.
-¿Bromeas? Te aseguro que todas las historias que te haya contado Phoebe... No son exageraciones. Helga era el terror de nuestra escuela. Prácticamente se apartaban de su camino. Yo fui víctima de su buling por años. Conozco bien esos puños. ¿Como les llamabas Helga...? ¿Betzy y...?
-Y si no dejas de hablar puedo hacer que revivas todo de nuevo Cabeza de Balón.
Helga había estado conduciendo todo el rato mientras ellos hablaban. Pero sentía que Arnold se estaba tomando demasiada confianza. Podría revelar temas de los que no deseaba hablar, tampoco se sentía tan orgullosa de su tiempo de bravucona, a pesar de que el otro parecía tomarlo con mucho humor y Valery conocía varias de esas historias por Phoebe, no dejaba de avergonzarle igual.
-Vale vale - aceptó el otro sonando divertido ante la amenaza. Helga le miró por el retrovisor y se pregunto si había perdido el toque de intimidar a los demás - y hablando de Phoebe... ¿Cómo ha estado?
-Pues no la veo desde hace casi un mes - contestó Valery - dice que ha estado ocupada. Tiene exámenes finales antes de las navidades.
-Ah ya veo... Helga tiene mucha suerte de tener a su mejor amiga tan cerca. Yo extraño a Gerald, pero seis horas en auto... - se colocó pensativo unos segundos - debe ser difícil para ambos.
-Yo los sigo viendo muy enamorados a pesar de la distancia - comento Valery. Había visto a Gerald un par de veces, parecía escaparse para ver a la asiática cada vez que tenía un rato libre en la universidad.
-Si. No lo dudo. Ambos siempre han sido el uno para el otro - y entonces se detuvo.
El ambiente estaba raro... Muy raro.
Se cruzó con la mirada de Helga por el espejo retrovisor. Y ambos la apartaron al mismo tiempo. se sintió nervioso y se enfocó en el tráfico, habían parado en el semáforo.
Parecía que estos serían los quince minutos más largos de su vida, en su camino al trabajo.
Helga estaba guapisima.
Habría querido encontrarse con ella, y comenzar su plan de... "ser parte de su núcleo de amigos para así volver a ser amigo de Helga" pero no contaba que ella le haría sentir tan nervioso.
Le cosquilleaba los dedos por las ganas que tenía de tomar su mano. Era muy difícil aparentar qué su indiferencia no le afectaba. Sino hubiese hablado con Scarlet hacia dos noches y no fuera leído de primera mano lo que sentía, jamás hubiese pensado que aun sentiría algo por él. Era una buena actriz. Siempre había sido una buena actriz en realidad. Si la Helga de Diez años pudo ocultar con tanto anhelo su atracción por el... Y por tanto tiempo, era normal que la adulta tuviese una templanza de acero.
Era una suerte que la cafetería quedara tan cerca de la universidad solo que no contaban con algo. O se había olvidado de un pequeño detalle.
-Creo que esto está más que lleno ¿no? - comentó Valery qué veía el local repleto.
Y claro. Era cerca de la hora de almuerzo. Aún si entraban les esperaba una fila dentro para comprar y no tendrían donde sentarse.
-Esperen por acá. Yo iré y les traeré las bebidas vayan estacionando ¿bueno?
El rubio bajó de una del auto y se apresuró para pasar a las personas que estaban en la fila, saludó a sus compañeros de trabajo y se colocó el delantal de trabajador para ir a la cocina, ciertamente el lugar estaba lleno. Pero aún no comenzaba su turno. Bien podria hacerse con las malteadas sin ningún problema y llevarlas fuera.
... Helga...
Logró medio estacionarse, soltó el aire qué no sabía que estaba reteniendo y entonces miró a la chica con aire inquisitivo. Debía aprovechar que estaban solas por fin.
-Entonces? ¿Qué se supone que es esto? ¿Una cita? - preguntó tratando de sonar relajada.
-No se en realidad. Yo esperaba que si - admitió la otra sonando indecisa - pero parece más una salida de amigos. No ha tomado mi mano. Ni ha habido roces..
-¿ah no? - el comentario le hizo sentir curiosa.
-Y tampoco es que este sea un lugar muy romántico ¿no? Un partido tuyo. Me escribió esta mañana y me pregunto si iría al partido. Yo le conteste qué no sabía. Y cuando dijo que iría yo le dije que tambien y pues... Solo quedamos. No suena como cita ¿no?
La verdad era que no.
Se tuvo que contener para no parecer muy aliviada ya que Ciertamente no parecía una cita. Al menos esta vez no. Pero no sabía, igual Arnold era un poco tonto para cuestión de citas, quizás en su mente esto contara como una... Por muy extraño qué fuera. Quería preguntarle si Arnold le había comentado algo más pero sintió que alguien se acercaba a su puerta. No creía que el rubio pudiese volver tan pronto.
En seguida el cuerpo de Valery se tensó y volteó para mirar al recién llegado. Tenía razón, aquel no era Arnold. Era otra persona que jamás había creído encontrarse ahí. Era Jefferson, el ex de Valery, y supo que esto no iría muy bien, lo sabia por la expresión molesta de su rostro.
... Arnold...
Salió llevando ambas bebidas y buscó con la mirada a donde se habían estacionado. Los encontró en unos minutos. Y la escena le dejo algo extrañado aún así no dejó de caminar en aquella dirección.
Helga estaba sola, recostada de su auto con los brazos cruzados mirando a una dirección en especifico, hasta que no estuvo a su lado no pudo entender que era lo que veía. Al otro lado de la calle, qué dirigía a un parque, estaba una pareja discutiendo. Aún sino conversaban en voz tan alta, el chico si se veía algo acalorado y parecía estarse conteniendo.
-¿quién es ese? - preguntó con curiosidad
-Uhm. Se llama Jefferson. Es Un idiota en realidad. ¿Este es el mio? - la rubia tomo el vaso oscuro antes que se lo ofreciera. Le dio un sorbo - Bien admito que haces las mejores malteadas que he probado.
-Gracias. Me alegra que te guste - se sonrojó un poco y se coloco al lado de la rubia, tanto para tener una mejor visión de los dos qué hablaban como para estar cerca de ella sin necesidad de verse, guardaron silencio un momento mientras la otra disfrutaba su bebida - Valery dijo que... Te gustó... ¿Mi ensayo del año pasado?
-Uhm. ¿Te lo dijo? - la mueca de fastidio le hizo contener la risa. Para ella debía ser difícil admitir algo como aquello - ¿Qué? ¿quieres que te lo diga en la cara? Vaya vaya, Pero que egocéntrico te haz vuelto ¿eh?
Arnold sintió que algo pesaba en su estómago un poco. Sonrió con resignación.
-Supongo que si he cambiado algo.
-No creo que mucho. No podrías cambiar tu altruismo ni aunque quieras. Esta en tu adn.
-¿Eso crees?
-Estoy segura. No te seguí por tanto tiempo sin aprender nada - parecía que aquella revelación se le había salido de control, sintió la tensión de la chica cuando se puso recta al segundo siguiente cambiando de tema - Bien, creo que ya les he dado mucho espacio ¿no? ...
Helga tenía razón, era hora de interrumpirles. No se veía que estaba mejorando la conversación. Jefferson estaba más cerca de Valery y la chica le estaba colocando una mano en el pecho para alejarlo.
-Permiteme. - Arnold tomo su mano libre y le colocó la malteada qué era para la morena - no puedo dejar que te ensucies las manos, ya sabes me gusta ayudar.
Terminó de cruzar la calle con paso rápido porque tarde notó lo que había hecho (tomar inconscientemente la mano de la chica) debía huir antes de su cerebro procesará lo ocurrido. . Tenía el corazón latiendo a mil.
... Helga...
El contacto con la mano de Arnold, aun si fue extremadamente breve pareció dejar el cosquilleo extendiéndose por su cuerpo.
Le había tocado después de tantos años, había sido un segundo y había servido para que su respiración y corazón se aceleraran.
Quizás fue el motivo de que Helga viera aquello en cámara lenta. Un segundo había llegado Arnold y le había dicho algo a Jef y al siguiente... Ambos se encontraban revolcándose en el piso a puños.
Esto no había ido nada bien.
-Arnold Shortman. 21 años. Estudiante de tercer año de Periodismo. Ciudad natal Hilwood. ¿Correcto?
-Si señor.
-Debido a que la señorita en qiestión Valery Palmer declaró a su favor diciendo que solo la fue a rescatar ya que estaba siendo acosada y violentada por su ex novio. No se le colocará nada en su expediente más que una advertencia de no volver a ser parte de una pelea. ¿De acuerdo?
-De acuerdo.
-Bien. Puede tomar sus cosas y retirarse.
-Gracias oficial.
Eran las cuatro de la tarde. Y aquello no había terminado bien, ya que había sido detenido por casi cuatro horas en la estación de policía.
Le entregaron el delantal, su teléfono, llaves y cartera, que le habían quitado antes de entrar a la estación. Y salió.
Había sido una locura, le habían dicho que estaría "detenido" hasta que el otro implicado en la pelea que había quedado inconsciente y en el hospital recobrara el sentido.
Fue inesperado encontrarse con las chicas esperándole fuera con expresiones preocupadas.
-Estas bien Arnold? - preguntó Valery saltando a su encuentro.
Helga cambio de inmediato su expresión preocupada a una molesta.
-Esos estúpidos policías. Les dije desde un principio que no debían llevarte a ti. No puedo creer que te hayan dejado tanto tiempo ahí. Al menos te dieron hielo para el ojo.
Se refería a la bolsa que era más agua qué hielo y qué había estado sosteniendo sobre su ojo la última hora.
-Dejame ver - Valery le tomo la mano para que dejara ver su ojo, no sabía cómo estaba pero le vio lanzar un suspiro impresionado - parece que se hincho más.
-No ha sido nada. No duele.
El único golpe verdaderamente qué había recibido había sido aquel justo en el ojo. Podía sentirlo palpitar. Los otros moretones en su cuerpo... No habían sido la gran cosa. Seguramente si le quedarian algunos morados pero nada que no curara una pomada.
-Vamos. Te llevaré a tu dormitorio. Y podemos pasar a comprar un ungüento o...
-No. Tranquila. Si agradecería que me des un aventón. Pero tengo medicina en casa. Puedo preguntar a mi mamá también.
La rubia no le insistió. Subió al auto. Los dormitorios estaban dentro del campus. Así que Helga tuvo que volver entrar a este, sabía que más cerca quedaba el dormitorio de chicas donde Estaba Valery, y esperaba que Helga simplemente continuara y le dejara a él primero en el dormitorio de chicos... Sin embargo le desconcertó ver que entraba para dejar a la morena.
Valery parecía igual de impresionada pero obviamente no dijo nada al respecto.
-Gracias por todo Arnold. Lamento mucho que te hayan lastimado. - dijo mientras se bajaba.
-No hay problema. Ese Jef es un idiota hiciste bien en romper con él.
-Si - aceptó la chica - Bien. Gracias Helga. Hasta luego Arnold.
Esperaron a que la Chica entrara y se quedaron en silencio mientras Helga volvía a poner el auto en marcha. La chica parecía pensativa no sabía si debía interrumpir sus pensamiento.
No dijo nada hasta que se dio cuenta que el camino que estaban tomando era ligeramente distinto al qué esperaba.
-Helga. Los dormitorios de hombres queda por aquella dirección - señaló el lado contrario ya que se dirigían a la salida.
-Lo se - dijo sin tanto revuelo.
-¿a donde vamos entonces?
-Pues a mi apartamento ¿no es obvio?
Arnold se quedo paralizado en su sitio. No entendía la situación. Ni tampoco que rayos estaba sucediendo. Boqueó un par de veces mientras sentía que había perdido la capacidad para hablar.
Fin capítulo 13
