Candy y Marie Helène se acomodaron en la facilidad de las enfermeras y comenzaron una charla que duró varias horas.

"Muchas gracias, Marie Helène, por traerme contigo aquí, que es más cómodo. La verdad es que no me agrada separarme de mi esposo, y las veces que ocurre, no dormimos bien. Hemos tenido tantas separaciones por razones distintas, que cada vez nos cuesta mucho hacerlo".

"Ustedes se aman mucho. Sí, se les nota a leguas. Cuánto tiempo llevan juntos", preguntó Marie Helène curiosa.

"Casi 20 años…"

"Pero cómo, si usted debía ser una niña cuando lo conoció".

Candy, a esto le sonrió con algo de complicidad.

"Tutéame, por favor. Tenemos prácticamente la misma edad. Albert y yo nos conocimos hace prácticamente 20 años, cuando yo era una niña y él un adolescente. Ni siquiera sabía quién era él, y nos separaron las circunstancias. Albert fue enviado al internado, y yo me quedé en ese Hogar de Pony, 7 años más. Luego nos encontramos de la forma más increíble. Verás, Marie Helène, Albert me salvó la vida de morir ahogada. Estuve con él en una cabaña de caza de la familia Ardlay en los bosques de Lakewood, no sé si has escuchado de esa propiedad…", Marie Helène afirmó que sí…" sin saber que él era el dueño de todo aquello. Le conté mi historia, porque me sentí muy a gusto y confianza con él, aunque en aquel tiempo, por estar escondido, llevaba el cabello oscuro y tenía barba y bigote. Por cosas de la vida, me adoptó en el clan luego de ese episodio, sin yo saber quién era realmente. Yo la verdad no sabía a quién le había confiado todo lo que le dije ese día que pasé con él luego de rescatarme".

"Parece una de esas novelas de amor y romance que compramos por ahí, en los boticarios".

"Sí, pero hay más. Albert y yo nos convertimos en buenos amigos cuando fui enviada a Londres al Real San Pablo a estudiar con Stear y Archi. Habíamos perdido a Anthony, su sobrino, que fue, aunque no lo creas, mi primer amor".

"Increíble…"

"Ahí, contra todo pronóstico, nos encontramos una noche, en que yo iba a comprar unos medicamentos para un novio que tuve después de Anthony, y que, de casualidad, él había ayudado esa noche, porque se envolvía en peleas, y llegó mal herido donde mí, porque mi esposo no sabía donde era el dormitorio de los chicos. Bueno, Albert le salvó la vida esa misma noche, porque ese chico tendía a meterse en problemas, a beber y pelear. Así era él".

"Cómo pudiste fijarte en un chico así y hacerlo tu novio".

"Bueno, novio a medias. Nunca llegamos a serlo realmente. Y yo no me hubiera fijado en él si no me besaba a la fuerza. Así comenzó nuestra historia, aunque, en algún punto, abandonó el colegio supuestamente para protegerme, y yo me le fui detrás pensando que me amaba, pero nunca coincidimos. Ahora, bueno…él es Terence Graham, y comprenderás…"

"Oh, el actor, en efecto".

"En efecto. El destino nos jugó en contra y, eventualmente, una circunstancia ajena nos separó. Para entonces, había pasado al menos un año de mi inscripción en el Instituto Mary Jane, cuando terminamos en Chicago, en preparación para la guerra. Nos estaban preparando para irnos al frente, aunque varias compañeras habían expresado miedo. Frannie de verdad fue la única valiente en todo esto, que fue la primera voluntaria en nuestro grupo. Después supe de otras más pero… No, no viene al caso. Yo me encontré tiempo después, en Chicago, en la clínica en la que trabajaba, con Albert, con William. Él estaba sin memoria, otra víctima de la guerra. Cuando le dieron de alta, sentí una ira descomunal, al punto en que decidí, sin decirle nada al subdirector médico, Dr. Leonard, irme a vivir con él, en un departamento muy bonito, pero en nada comparable con la vida que llevamos ahora".

"¿Ah, pero no fue acaso esa circunstancia que te separó de Terry una tal Susanna Marlowe? ¿Y Stear sabía lo tuyo con Albert, sabía lo de Terry también?"

"Ahora que analizo todo, yo pienso que Stear sabía más de lo que decía de Terry y Susanna, pero lo mío con Albert, mmm, a veces pienso que sí. Mientras los demás me advertían lo desfavorable que fue esa decisión de mudarme con él para mi relación que nunca tuve con Terry, yo veía a Stear hasta contento con la idea de que no estuviera sola, como siempre había estado. He sobrevivido de todo, pero eso de Albert vivir conmigo, como que, de cierto modo, le daba algo de tranquilidad".

"Pero ¿cuándo se enamoraron Albert y tú?"

"Mmm, Albert siempre ha sido esquivo con ese tema, pero parece que, desde antes que nos mudáramos juntos, él parecía muy conectado conmigo, aunque no puedo definir que fuera por eso. En mi caso, yo creo que desde que lo vi en la colina, algo me atrajo de él. A veces pienso que, si él me hubiera dicho algo, demostrado algún interés, no lo hubiera dudado un segundo. Pero en algún punto, quizás mi subconsciente lo sabía, quién era él, y lo que siempre significó para mí".

"Esa es una historia muy romántica, Candy. La verdad es que te envidio. Yo conocía a Domi desde niños, pero no fuimos novios hasta poco antes de que la guerra me lo arrebatara. Él siempre se comportó como un buen amigo y novio, pero no tuvimos tiempo para conocernos más. Pienso que él sabía que yo saldría adelante aún si él no regresaba a mí después de la guerra, pero aún así, su pérdida fue muy grande".

"Así me pasa con Stear. Más porque siento que se quedó con la espinita de decirme lo que realmente pensaba de Terry. Él no quería que me doliera, y quizás por eso no lo hizo, pero ahora que lo pienso con ojos más maduros, creo que debió haberlo hecho; me debió decir la verdad, si es que la sabía, o por lo menos, lo que pensaba".

"¿Y lo del Sr. William?"

"También. La realidad es que esa separación mía y de Terry estaba ya en las cartas. Ese día que pienso que Stear fue a despedirme, yo me iba para Broadway invitada por Terry, y él no fue capaz de decirme la verdad, que era que teníamos que romper nuestra relación a distancia porque ya había un compromiso suyo con alguien más… Bueno, además de lo que iba a hacer".

"Eso es triste, Candy. Stear obviamente te quería y te tenía mucha confianza".

"Si lo hubiera hecho, si me decía lo de Terry, quizás hubiéramos roto incluso antes de yo llegar a NY, y todo hubiera sido más fácil. En parte, pienso que Stear tuvo sus razones para no decirme. Es que, con lo ilusionada que yo estaba, probablemente no lo hubiera escuchado. Pienso que esa lección tenía que aprenderla yo sola, pero no dudo que, aunque en el fondo, no sé, a veces pienso que esto mismo me pasó más de una vez por la mente, que no era algo con futuro".

"De todos modos, creo que fue bueno que fueras a ver a ese novio a distancia que tuviste. Si no lo hubieras hecho, te hubiera pasado lo mismo que me pasó a mí con Domi, que nuestra historia quedó incompleta. No debes quejarte de eso, Candy. Si no hubieras ido, tal vez tendrías dudas ahora. Además, lo del Sr. William quizás hubiera parecido como algo forzado, como la segunda alternativa".

Candy pensó un rato en estas palabras. Sí, le habían pasado por la mente. Porque esa separación fue algo tan definitivo, y quizás no lo hubiera sido si no hubiera tenido que pasar por ese proceso tan doloroso. Pero dudas de lo de Albert, no, nunca las tuvo.

"Cuando Albert y yo vivíamos en el Magnolia, muchas veces me pasó por la mente decirle la verdad sobre mis sentimientos de culpabilidad. Yo con Terry, me parece, tuve mucha culpabilidad. De pronto, sentía que le debía algo, pero como la tía abuela me decía que debía soltar ese amarre de mi vida, porque me conectaba a Terry y los demás lo percibían como que no lo había superado. Yo lo superé, incluso, muy rápido, porque en el momento en que Albert me abrió los brazos y me consoló, comencé a sentir un alivio muy grande en mi pecho y en mi alma. Me siento, incluso, mal de admitir, que no pasaron tres o cuatro días cuando comencé a alejar a Terry de mi corazón, pero sabía, porque lo sabía, que había dejado el suyo roto en NY. Eso me pesaba. El dolor de Terry me pesaba".

"Y Albert, ¿hizo algo?"

"La relación de amor con Albert comenzó a florecer en ese momento mismo en que me consoló de esa desilusión, pero no lo pude realmente realizar hasta que me despidieron del Santa Juana y, sentada en un banco frente al Parque Nacional de Chicago, de pronto llegaron él y su doctor que lo atendía, me vieron y mientras trataba de explicarle a Albert que había perdido el empleo, aunque no lo creas, nos atacó un león. Albert se colocó como escudo humano para protegerme, porque tropecé cuando buscábamos la protección de un árbol, y entendí, en ese momento mismo, que lo amaba desesperadamente, especialmente cuando vi las garras tocar su piel. La sola idea de que pudiera morir por la infección fue horrible. Él no entendía lo que me pasaba cuando llegamos al departamento, que comencé a sentirme más miserable aún, en especial porque tomó el asunto tan a la ligera. Ya para ese entonces, Terry era historia para mí. Lo que yo no sabía es que ya Albert había recuperado la memoria, y en ese momento, no sólo actuaba como mi tutor legal que era, sino como hombre enamorado".

"Oh, Candy, te envidio tanto. Un hombre que da la vida por uno, eso es algo valioso. Si al menos hubiera podido conocer a Domi la mitad de lo que tú y Albert se conocen… Bueno, pero, por favor, ahora háblame de Stear, que quiero saber algo más de él. ¿Tenía novia Stear?"

"Sí, Stear era novio de mi amiga Patty, del colegio Real San Pablo".

"¿Y Patty lo espera aún?"

"No, no, y es lógico. Nadie espera por un novio años sin la certeza de que regresa. Patty se casó hace unos años. No ha sido madre aún, pero quizás en poco tiempo se anime. Si Stear estuviera vivo, esperaría que no le afectara tanto. Además, él debía saber que la vida continúa; quizás ya más adulto, se haya transformado eso que decía sentir por ella. Me imagino que tienes una idea de lo que hablo. No es lo mismo lo que esperamos cuando somos jóvenes, y lo que la vida nos ofrece con un poco más de madurez. Eso fue lo mismo que me pasó a mí con Terry y también con Albert. La vida nos llevó por caminos muy distintos a los que considerábamos cuando éramos más jóvenes".

"Es muy probable que así sea, tienes razón. Ya no somos los mismos. Han pasado más de cinco años. Y, además, probablemente entienda que la damita no se iba a quedar esperando por él cuando todos lo daban por muerto. Pero Candy, dime ¿tienes una foto de Stear?", le preguntó algo tímida Marie Helène, como con vergüenza por la curiosidad, que podía parecer entrometimiento.

"Ay, verdad, que no lo has visto. No te sientas mal".

Candy tomó su bolso, y de adentro, sacó una foto de su buen amigo y se la pasó a Marie Helène. Ella la miró un buen rato, sonrió para sus adentros y luego se la devolvió.

"Es como me lo imaginaba. Era muy guapo de joven; si está vivo, debe ser un hombre muy interesante", dijo sonrojándose, y como para cambiar el tema, le preguntó: "¿Quieres ver la carta que él me envió antes de…bueno, de lo que pasó"?

"Sí, ¿la tienes contigo…?.Si no es molestia".

Marie Helène buscó también en su bolso, y le entregó la misiva a Candy. Cuando Candy la abrió, reconoció la letra de su buen amigo.

"Estimada Marie Helène,

Me imagino que ya recibiste las noticias sobre nuestro querido Domi. Él me pidió que te buscara si yo lograba sobrevivir la guerra. No sé si así sea, pero al menos tienes esa promesa de mi parte. Espero sinceramente poder ayudarte si me lo permite Dios.

En el campo de batalla, nuestro Domi se comportó como todo un héroe, así que espero que lo recuerdes como tal. Siempre me hablaba de ti, de lo hermosa que eres, y me recomendó salir antes de que fuera demasiado tarde. ¿Sabes que después de lo que pasó con él, me pasó por la mente dejarlo todo? Sin embargo, me saqué todo esto de la mente, pues no puedo fallarle al honor de la familia, de mi clan, de los Ardlay y de los Cornwell.

Espero verte pronto, sin embargo, pronto para que conversemos sobre esto y otros temas.

Sinceramente,

Aristear Cornwell".

Candy se quedó pensativa unos segundos después de terminar de leer y derramar dos lagrimitas huérfanas que recogió con su pañuelo. De pronto, se sintió un poco molesta con Marie Helène.

"Por qué no te comunicaste con nosotros", le preguntó algo seria, recordando que ella aparentemente no había realizado esfuerzo alguno para localizarlos.

"No sabía cómo. Además, como joven impulsiva, lo que hice fue enlistarme y, bueno, comenzar mi búsqueda de información. Tampoco pensé que los Ardlay pudieran ayudarme, ya que no sabían nada de Domi".

"Bueno", dijo Candy calmándose, "al menos Frannie pudo ayudarte. Eso es importante. Y…", mencionó haciendo una pausa. "Además, si alguien sabe algo de ser impulsiva, esa soy yo. Luego te cuento cómo fue que me escapé del Real San Pablo por seguir a mi exnovio a Estados Unidos. La verdad es que somos medio arriesgados cuando jóvenes. Al menos, y ahora somos más racionales… Sí, definitivamente…"

Esa conversación se dio como intercambio tiempo después, pero no tiene relevancia para esta historia.

"¿Me puedo quedar con la foto de Stear? Digo, me gustaría, en especial porque no tengo nada de él, y quiero conservar su recuerdo si esto no llegara a feliz término".

"Claro que sí, Marie Helène. Por lo pronto, descansemos un poco. Realmente, en mi estado, me cansó más de lo usual, y hoy ha sido un día demasiado largo".

Y Candy volvió a sacar la foto, entregándosela a ella. Ya era tarde en la madrugada, y Candy, aunque cerró los ojos, no durmió tan profundamente como hubiera querido, pero sí, su corta noche estuvo plagada de sueños bastante interesantes.

Continuará