Peace could be an option
Capítulo 06
Charles avanzó en dirección al estudio, había quedado con su amigo en reunirse para conversar luego del almuerzo. Con todo el tiempo que le dedicaba a sus "estudiantes" y los minutos que trataba de ganar en compañía de Moira, había dejado de lado a Erik. Sabía que en algún momento tendría que hablar con él y también ayudarlo, el que sus habilidades estuvieran más desarrolladas que las del resto no significaba que hubiera alcanzado su límite.
Como preveía, Erik se encontraba en uno de los sillones con un trago en la pequeña mesa que tenía al lado y un libro en sus manos. Cuando lo sintió llegar elevó la mirada y lo observó con curiosidad.
―No hemos tenido mucho tiempo para hablar estos días ―dijo Charles, sentándose frente a Erik, la noche anterior sólo cruzó un par de palabras cuando estaba saliendo de la habitación de Moira.
―Es mejor invertir el tiempo de forma más eficiente ―respondió Erik antes de dejar el libro a un lado―. A menos que haya algo importante de que hablar.
―Moira aún no encuentra nada relacionado a los hombres que fueron por Abby.
―Y no creo que lo encuentre. No deben de ser un grupo grande, pero están entrenados para no hablar.
Charles no quiso siquiera preguntar cómo podía asegurar eso.
―¿Es seguro que Moira siga aquí? ―cuestionó Erik luego de quedarse unos momentos en silencio y ante la aparente confusión de su amigo continuó―. Es una agente de la CIA que por el momento está moviéndose sin órdenes. Su presencia nos puede volver vulnerables cuando seamos considerados no necesarios.
―Moira no es un peligro para nosotros ―aseveró Charles al ver la dirección de la conversación.
―No deberías dejar que tu corazón nuble tu criterio ―aconsejó Erik. Inicialmente pensó que era un capricho, pero la verdad era que Charles parecía sincero y peor aún serio en sus intenciones con Moira. El por qué no había hecho un avance formal era lo que aún no comprendía, a diferencia de él su enemistad con Shaw no era un asunto personal que justificara trancar otros aspectos de su vida.
Charles se quedó en silencio un momento con la mirada fija sobre Erik y luego dejó escapar una media sonrisa mientras procedía a servirse un vaso del mismo licor que bebía su amigo. Si alguno de los dos estaba dejando que su corazón nublara su cerebro en definitiva no era él. Quizás a primera vista Erik se mostrara como un hombre calculador y dirigido por la lógica en sus acciones siempre planificadas, pero la verdad era que su motor estaba cargado por emociones, emociones muy fuertes que sintió cuando tocó su mente por unos instantes el día que lo conoció.
―No creo que lleguemos a nada con esto ―comentó tratando de relajar la tensión que se había formado en el estudio y tomó un sorbo del trago que se había servido antes de continuar―. ¿Quieres jugar? ―preguntó, haciendo un pequeño movimiento con la cabeza en dirección al ajedrez que descansaba en una esquina.
―No usarás tus poderes supongo, el juego perdería su encanto ―replicó Erik con una sonrisa.
. .
El juego con Charles se alargó más de lo que esperaba y aunque confiaba en su amigo hubo momentos en que realmente quería pensar que el telépata estaba haciendo trampa y no que realmente había encontrado un oponente digno. La planificación a largo plazo era uno de sus talentos, así como el adaptarse a los cambios, pero Charles le había demostrado que era igual de bueno que él. Los estilos de ambos diferían, él se concentraba en el ataque y Charles en la defensa, pero eso no fue lo que inclinó la balanza a favor de su oponente en esa ocasión. Eventualmente debía de haber un ganador y a diferencia de la partida anterior que jugaron, no le tocó ganar.
Estaba listo para irse a descansar, el juego con Charles le sirvió para relajarse por más extraño que fuera tras el tiempo gastado en pensar estrategias y verterlas en el tablero. Una amena risa hizo que se detuviera antes de subir la escalera hacia el segundo piso. Se desvió un par de pasos y notó a Abby hablando por teléfono, con una alegre sonrisa en el rostro.
―Yo estoy bien ―aseguró ella―. Aunque ya no estoy en Montana ―continuó, dirigiendo la mirada al techo como si estuviera pensando sus próximas palabras―. Surgió una oportunidad para hacer algo y estoy en Nueva York ―prosiguió y cerró los ojos de golpe, como respuesta a lo que le estaban diciendo del otro lado del auricular―. Sí, lo sé ―dijo y esperó en silencio, escuchando―. No puedo hablar mucho ahora, pero ya les contaré, no se preocupen estoy bien. ¡La escuché! ―se quejó fuertemente―. No estoy trabajando en un restaurante de Nueva York ―agregó con una mueca de fastidio que se borró rápidamente―. Sí, voy a ir para Acción de Gracias, falta un poco más de un mes, no hay problema ―aseguró sonriendo―. Yo también los quiero.
Abby colgó el teléfono del pasillo y notó a Erik observándola.
―Debí haber llamado a casa cuando llegué, pero no sabía qué decirles ―comentó ella sonriéndole―. Por suerte no me llamaron estos días, si se enteraban que había desaparecido sin decir nada iban a morirse.
―¿Piensas regresar? ―preguntó él.
―¿Regresar? ―repitió extrañada hasta que se dio cuenta a qué se refería él―. Para Acción de Gracias, siempre lo he pasado en casa, creo que este año viene la familia de mi mamá también ―Erik mantuvo la mirada sobre ella, escuchándola hablar―. ¿Tienes familia aquí? ―preguntó, había visto su pasaporte y sabía que era alemán.
La pregunta provocó una pequeña risa en él y sólo atinó a negar con la cabeza, si abría la boca saldría más información de la que estaba dispuesto a dar. Ella frunció las cejas sin comprender y se quedó esperando a que le dijera algo, pero cuando el silencio comenzó a extenderse, volvió a hablar.
―Si Charles no te secuestra puedes venir conmigo, aunque no sé si aguantes estar con tanta gente ―ofreció ella volviendo a sonreírle. A pesar que por momentos Erik podía ser una compañía complicada, la mayor parte del tiempo que había pasado con él se sentía bastante cómoda e incluso entretenida. Luego de un par de conversaciones se dio cuenta que podía hablar sin tener que estar atenta a rebatir algún comentario criticando sus decisiones y eso la hacía bastante feliz.
La invitación lo tomó por sorpresa, pero lo que realmente le hizo pensar, fue lo natural que era para Abby confiar en que todo iba a estar bien a futuro. Un mes podía no parecer mucho tiempo, pero para su óptica, en treinta días podían cambiar muchas cosas. Ella insistía en que estaba consciente de que enfrentarse a Shaw podía ser peligroso, pero nuevamente se encontraba dudando de que realmente lo comprendiera y mucho menos que imaginara lo que podía ocurrirle a la gente como ellos cuando su presencia se tornara conocimiento general.
―Veo que encontraste lo que buscabas ―soltó él, cambiando de tema, al notar el libro que tenía junto al teléfono: la famosa tesis de Charles.
―Sí, Raven me lo prestó y me recomendó que si no me servía también tenían unas buenas pastillas para dormir ―respondió riendo un poco―. Lo he revisado un poco y exagera, no es tan aburrida.
―¿Y qué te parece? ―cuestionó Erik con interés. Él no había tenido la oportunidad de leerla, pero Charles se la había expuesto con muchos detalles en su vuelo a Rusia.
―Interesante, aunque discrepo un poco ―respondió, provocando mucha curiosidad en el otro mutante―. ¡No vayas a decirle a Charles! ―se apresuró a decir casi implorando―. No la he acabado de leer, puede que haya tocado el tema y aunque no sea así lo último que quiero es meterme con alguien y su tesis.
―¿Y me puedes decir qué es con lo que no estás de acuerdo? ―indagó él con una sonrisa en el rostro, la verdad era que luego decidiría si comentárselo o no a Charles.
―La parte en la que señala que la especie más evolucionada lleva a la otra a su extinción.
La respuesta colocó una expresión seria en el rostro de Erik. Esa era una de las partes que más sentido había encontrado entre todas las explicaciones y conceptos que Charles vertió en sus tesis doctoral.
―No tengo idea cómo haya ocurrido con los neandertales, pero en nuestro caso es muy distinto, nosotros y los humanos que no son mutantes no estamos separados por miles de generaciones― explicó Abby al ver que él parecía estar esperando una razón para lo que había dicho―. En general sería ridículo pensar que la mayoría dañaría a sus hijos por ser mutantes o que los mutantes lo harían con sus padres por ser humanos normales.
―¿No crees que nos temerían? ―cuestionó Erik mirándola fijamente y tratando de mantenerse en calma al escuchar un concepto tan idealista que ni el mismo Charles vertió en su escrito. Quizás una persona a nivel individual podría razonar así, pero como grupo la humanidad le había demostrado que no tomaban el camino más virtuoso.
―Posiblemente sí, pero cuando la gente empiece a tener hijos mutantes los que no los tengan aún no van a arriesgarse a promover algo que pueda dañar a su propia descendencia a futuro ―explicó, sintiéndose un tanto intimidada con la forma en que la miraba, pero aún así no se detuvo―. ¿Tú eres hijo de mutantes?
―No ―aceptó Erik, suavizando la mirada, era cierto que él no hubiera dañado a sus padres y aunque no podía imaginar su reacción al revelarse sus poderes, sabía que lo habían amado.
―Además nada garantiza que dos mutantes vayan a tener hijos mutantes ―continuó ella al notar que la seguía escuchando aunque parecía no tener la misma opinión.
―Seguramente Charles podría explicarnos mejor qué tan factible es que eso ocurra ―intervino él, notando con humor como Abby se tensaba al escuchar el nombre del autor de la tesis con la que no estaba de acuerdo―. Según Charles aún somos una minoría, no creo que muchos mutantes se hayan juntado y tenido descendencia como para comprobarlo, aunque eso seguramente cambiará ―agregó, mirándola fijamente y notando que ella parecía haber captado ligeramente el mensaje entre líneas. La idea estaba rondando su cabeza y con la sensación de que los días de Shaw estaban contados, veía la posibilidad de encontrar alguien con quien compartir su vida como algo posible. Pero había un requerimiento que su mente le estaba exigiendo desde que se enteró que no era único: él no se juntaría con humanos, el futuro era de los mutantes y actuaría conforme a eso.
―¿Erik? ―llamó Abby al notar que aunque los ojos de él estaban sobre ella parecía que ya no la estaba mirando. No tenía mucha experiencia con hombres, durante su periodo universitario la mayoría habían sido bastante desagradables, pero por un momento pensó que Erik dejó entre dicho que algo podía haber entre ellos.
. .
Desde el corredor que llevaba a la cocina, Charles se mantuvo observando la escena. Le sorprendió un poco ver que Erik era capaz de interesarse en otra persona de esa manera, estaba casi seguro de que su obsesión con el hombre que arruinó su vida le impediría ver hacia el futuro. Pero al final Erik era una persona dirigida por sus emociones y estas no eran algo que uno pudiera controlar o planificar.
―No deberías de estar espiándolos ―murmuró Moira. Ella lo había estado esperando en la cocina para conversar, pero Charles se quedó a unos pasos de distancia luego de darle una sonrisa y retroceder para poder husmear por la esquina.
―¿Cómo sabes que son ellos?
―La escuché hablando y tu interés implica que no está sola ―respondió en voz baja―. Normalmente está con Erik.
―Me sorprende un poco ―admitió él cuando vio que las personas que captaron su atención estaban retirándose―. Con lo crítico que es Erik no esperaba algo más que interés por amistad o por sus poderes ―expresó pensativo. Era claro que estaba interesado en las habilidades de ella, pero también se notaba que disfrutaba su compañía.
―¿Crees que debería de estar más enfocado? ―cuestionó ella esperando que le dijera que no, Erik ya había demostrado que cuando se trataba de Shaw el resto pasaba a un plano secundario. Había decidido que por el bien de todos debía de olvidar el incidente en Rusia.
―No ―replicó de inmediato―. Sólo que es curioso ―añadió, recordando que Erik parecía no querer a Moira cerca a pesar que estaba seguro de que era consciente de lo mucho que a él le importaba―. Entonces… ―habló, dirigiéndole una sonrisa, decidido a aprovechar el tiempo con ella.
. .
Elevó con facilidad el agua frente a ella y no pudo contener una gran sonrisa. El entrenamiento con Erik estaba dando frutos, pero no podía evitar darse cuenta que mientras más tranquila estuviera era menor el esfuerzo que debía de hacer para mover grandes cantidades de agua. La agresividad que Erik le pedía y que ella realmente no lograba alcanzar servía para abrir la puerta al siguiente nivel, pero el verdadero control lo obtenía cuando se enfocaba por completo en su elemento. No necesitaba movimientos toscos y bruscos cargados con fuerza, el agua reaccionaba con un pequeño impulso cuando realmente estaba concentrada en ello.
Continuó experimentando un poco, dejando que su imaginación guiara sus manos. Desde que había llegado era el primer día que Erik había decidido dejarla entrenando sola para atender a un nuevo intento de vuelo por parte de Sean. Abby no tenía idea qué tenía en mente Charles, pero lo que fuera a tratar no pensaban hacerlo en la mansión por lo que ella decidió dirigirse al lago en el que demostró sus poderes el día que llegó.
Un grito extraño captó su atención y al elevar la mirada hacia el cielo notó el cuerpo del pelirrojo deslizándose por los aires. Parpadeó un par de veces, incapaz de creer que de verdad el muchacho estaba volando, pero sus ojos y oídos no la engañaban. Cada vez que perdía altura, gritaba y volvía a elevarse por los cielos.
Los minutos pasaron y se percató que tras una ruta de vuelo confusa, Sean estaba dirigiéndose directamente contra el lago. Abby retrocedió un poco y comprendió que el joven no tenía idea de cómo aterrizar.
El impacto fue fuerte, pero Abby se las arregló para quedar seca y acercarse a la orilla en busca de Sean. El pelirrojo no llegó a emerger del agua inmediatamente y miles de posibilidades pasaron por la mente de ella: Podía estar muerto, con el cuello roto por el impacto al haber entrado mal al agua e incapaz de moverse, quizás estaba inconsciente y precipitándose al fondo mientras ella decidía qué hacer. Sin embargo todos sus temores se disiparon al escuchar el chapoteo en el agua, Sean había emergido y aunque parecía desorientado se estaba moviendo sin problemas.
―¿Estás bien? ―preguntó cuando lo ayudó a salir del agua, jalándolo al generar una ola.
―¡Volé! ―anunció sonriendo con entusiasmo, aunque incapaz de enfocar la mirada.
―Sí, lo vi ―asintió ella, arrodillándose a su lado para sujetarlo. Desvió la mirada, buscando qué podía hacer, Sean se veía estable, pero seguramente iba a necesitar ayuda para llevarlo a la mansión.
Un par de minutos pasaron y vio como Hank se acercaba a toda velocidad, seguido varios metros atrás por Charles y Erik. El científico se apresuró a revisar a su amigo, buscando algún hueso roto o miembro faltante, pero tras asegurarse de que estaba completo no pudo evitar sonreír.
―¡Volaste! ―exclamó Hank emocionado recibiendo como respuesta una risa.
―¿No pensaron que iba a volar o no pensaron que necesitaba aterrizar? ―cuestionó Abby cuando Charles llegó a su costado.
―Claro que pensé que volaría, sino no lo hubiera llevado a la antena ―replicó el telépata de inmediato, ante el espanto de la mujer que no tenía idea hasta ese momento cuál fue el punto de partida de Sean.
―¡Me empujaste! ―recriminó el pelirrojo al momento que Hank lo ayudó a ponerse de pie y se encontró cara a cara con Erik.
―A veces uno necesita un empujón ―replicó el aludido con una expresión de satisfacción.
―Vamos a avisarle al resto ―intervino Charles luego de permitirse una pequeña risa al cruzar miradas con Erik―, aunque aún tenemos que trabajar en el aterrizaje.
Con el vuelo de Banshee, Hank había logrado sumar otro triunfo gracias a sus inventos. En la mañana Alex había conseguido controlar por primera vez la energía que su cuerpo emanada gracias al panel fabricado también por el joven científico. Llevaban una semana entrenando y los resultados eran sumamente positivos, el ambiente de libertad que tenían en la mansión les permitía explorar sus habilidades sin temor, permitiendo grandes progresos.
Notas de autora: Abby ha tenido una buena vida familiar y sigue teniéndola, por lo que el choque de ideas con Erik es inevitable. Ha tenido su buena dosis de rechazo por decidir salirse del camino usual para una mujer, pero como ya dije antes, nadie ha intentado matarla por ello, así que ve el mundo de manera distinta.
Por otro lado, a veces pienso si quizás Abby termine asustando a Erik xD Para ella fue una inocente invitación a una celebración, pero él viene de un mundo tan oscuro y trágico que quizás no pueda llevarle el ritmo en cuestiones comunes. Mi Erik nació en 1932 y el partido Nazi tomó el poder en 1933 así que le tocó ver la cara fea de la gente desde que tiene memoria, las cenas familiares sin preocupaciones no forman parte de su experiencia de vida.
El vuelo de Banshee se concretó, pero decidí mostrar el aterrizaje para variar un poco y no poner la misma escena. Alex también consiguió controlar su energía para este punto y cuando Abby llegó fue el momento en que Hank le ganó en carrera a Charles, así que han cumplido con sus entrenamientos. De Raven no se muestra mucho entrenando, excepto su cruce con Erik que también lo coloqué.
Como siempre, espero poder leer sus comentarios, no muerdo :P y mi mente está formando ideas de cosas que puedo poner del universo de Marvel como para darle un toque especial, aunque no pienso hacer un crossover, así que también estoy abierta a sugerencias. Y ya vi Slow West… Fassbender es perfecto en cada actuación que hace :D
Review de "Andrea" en el cap5: Me alegro que te siga gustando la historia. Una de las primeras cosas que hice cuando me planteé escribir fue anotar las escenas que habían y ver como intercalar lo que yo tenía pensado para poder usarlas para ubicar al lector dentro de la peli, pero sin transcribirlo todo.
