CAP 8 Princesa
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-Oh, ¿y este? - el pelinegro abrió uno de sus ojos, para ver hacia donde señalaba el dedo de la pelirrosa.
-Es un abanico, símbolo de la familia Uchiha, hace muchas generaciones - explicó, volviendo a cerrar su ojo.
-Oh, ¿y este? - el azabache esta vez la miró con la poca paciencia que le quedaba.
-Es el sharingan, una técnica de línea sucesoria, ancestral de la familia Uchiha, hace muchos años.
-Ohhh y hmm mhm hmm - antes de que pudiera continuar, el pelinegro tenía la mano cubriendo su boca, esperando que por fin se callara.
Estaban en la piscina de la mansión Uchiha, él se había recostado en una de las sillas playeras, con sus manos detrás de su nuca, donde la ojijade se acomodó también y recostó en el pecho del hombre, sin invitación. Como siempre lo hacía, y él solo la dejaba. Él solo vestía unas bermudas azul oscuro, mientras la chica tenía puesto un bikini rojo. La pelirrosa se había dado a la tarea de analizar y preguntar por cada dibujo que tenía el Uchiha tatuado en parte de su pecho y todo su brazo izquierdo.
-No te voy a dejar probar nada de nuevo - le aseguró, antes de retirar la mano que cubría su boca, haciendo que la chica tomara una gran bocada de aire. Su rostro parecía diminuto en comparación a la mano de Sasuke. Que alcanzaba a cubrir su boca y nariz.
-Mouu, pero si fue tu idea - se quejó ella
El ojinegro la miro incrédulo - Me lo quitaste de las manos y empezaste a fumarlo, Sakura - hizo referencia al cigarro de marihuana que aún tenía encendido entre sus dedos.
-Pero tú no lo impediste -
Sasuke entrecerró los ojos - Sí que eres molesta -
- Y tu un amargado - se separó del chico, fingiendo enojo, aunque los dos sabían que no era así, ella estaba muy high para sí quiera enojarse.
Era sábado, el día de la presentación de cheerleaders, en el campeonato de soccer, a la que la ojijade había tenido que faltar, debido a su lesión en el pie. Le habían removido el yeso ese día, y ella había decidido celebrar autoinvitándose a la mansión Uchiha, que tenía una piscina digna de un resort en el caribe. Y Sasuke, solo la dejaba. Había aprendido que la chica era muy terca para siquiera negarse a algo.
Ella solo se presentaba a su casa y entraba como si él la hubiera estado esperando. Y siempre era bien recibida en la cama del Uchiha. Tal vez por eso ahora se sentía con toda la confianza de entrar y salir de la mansión. Al punto que los trabajadores la conocían, saludaban y atendían como si fuera una invitada especial. Y seguiría siendo así hasta que su patrón les dijese lo contrario.
La chica, aun en su acto de digna, tomó la piña colada que una de las sirvientas había preparado para ella, y se puso de pie, dirigiéndose a las escaleras de la piscina, sintiendo un antojo inigualable por disfrutar del agua.
El gesto no pasó desapercibido por el pelinegro, que sintió el peso de la chica desaparecer, mientras abría sus ojos y su mirada se quedaba prendada del trasero respingón de la esbelta mujer, que le regalaba una magnífica visión de sus curvas perfectas. En especial ese trasero. El hombre no pudo evitar sentir como la sangre se empezaba a acumular en un punto en específico.
Esa molesta, ruidosa y confianzuda mata de pelo rosa lo ponía.
En cuanto sus pies se pusieron en contacto con el agua, su piel se estremeció ante la calidez de esta. La marihuana sí que intensificaba todas sus sensaciones. Echó la cabeza atrás, dejando su cabello moverse al compás de la brisa. No supo cuanto tiempo estuvo en esa posición, dejo la bebida a un lado, en el mármol de la piscina, para bajar otro escalón, y permitió que el agua alcanzara un punto más alto en sus piernas. Llevó sus manos a su cabello, para atarlo en una coleta alta, haciendo que su cuerpo se elongara y sus curvas se marcaran, muy consciente de la magnética mirada sobre su cuerpo. Sonrió con picardía, sin siquiera voltear a verlo, sabía que él la observaba.
Bajó un escalón más, el agua cubría un poco más de medio muslo, se atrevió a girar su rostro para observar de reojo al adonis que sin camisa la observaba atentamente, sus músculos marcados se le antojaban más que nunca. Fingiendo un movimiento casual, llevo sus manos a los extremos del panty de su bikini, ajustándolo y halándolo hacia arriba.
Él siguió el movimiento de sus nalgas, que parecían querer salir del minúsculo bikini que las cubría. Las ideas no tardaron en llegar a su cabeza mientras se ponía de pie para seguir los pasos de la pelirrosada. En menos de un minuto, la ojijade sintió su erección restregarse contra su espalda baja, al ser el chico más alto que ella. Sus manos se aferraban a sus caderas. Su respiración contra su oreja le erizó la piel.
Empujando su cadera, la empotró contra las paredes de la piscina, el bajo un escalón más para poder dejar su erección a la altura de su trasero esta vez y empezar a restregarse por el canal entre sus nalgas. Ella dejó caer su cabeza hacia atrás, dándole acceso a su cuello, que él no dudó en repasar con sus labios.
Como siempre, la química entre los dos era inigualable. El agua a su alrededor parecía estar hirviendo ahora. Él siguió simulando embestidas en sus nalgas, mientras sus manos subían por su abdomen, encontrando sus pechos, tirando del bikini y escabulléndose hasta abarcar sus pechos desnudos, empezando a estrujarlos.
Sakura busco sus labios con desesperación, la lengua de Sasuke la encontró con la misma intensidad, acallando los leves gemidos que empezaban a salir de la mujer. Sus manos abandonaron sus pechos para tomar los extremos de la parte inferior de su bikini y empezar a bajarlo, lo suficiente para dejar su entrada libre. Sin poder contenerse más, saco su erección de su propio traje de baño, y la ubico en el triángulo que se formaban entre los muslos y el centro de la mujer.
El glande de su hombría rozó su intimidad, y la viscosidad de sus fluidos le dejó ver cuan excitada estaba y lo tentó a entrar de una sola estocada. Pero optó por torturarla un poco más, recorriendo con su pene desde el cuenco entre sus nalgas, hasta sus pliegues rosas, de arriba a abajo, una y otra vez. Ante los gemidos de anticipación de la pelirrosa, quien aferraba sus manos y frente a los bordes de la piscina, la mente del pelinegro divagaba en ideas más obscenas que implicaban una entrada más pequeña y apretada que en ese momento parecía más accesible.
Poso la cabeza de su pene en el pequeño orificio, atento a la reacción de la mujer, que respingó con sorpresa, más no lo detuvo. Iba a ser difícil, sin ningún lubricante y sumergidos en el agua, pero ya estaba decidido que así disfrutaría de su cuerpo esa vez. Hizo un poco más de presión, observando a la mujer sonrojarse más y su respiración acelerarse.
Su cuerpo vibraba por la excitación de pervertir aún más a la pelirrosa…
-Couff couff - Una falsa tos, los sacó a los dos del trance, sorprendidos, volteaban a ver a quien había producido el sonido. Mientras el azabache volvía a meter su erección dentro de su prenda, y subía el bikini de su compañera, quien se acomodaba la parte superior, que combinaba con su rostro, rojo como un tomate.
Cuando los dos voltearon, avergonzados y sonrosados, vieron al mismísimo Fugaku Uchiha de pie al borde de la piscina.
-Trágame tierra, trágame tierra - pensaba Sakura mientras sentía las mejillas arder de la vergüenza.
El hombre no estaba en mejores condiciones, cuando se acercó a la piscina, solo lo hizo porque vio a su hijo de espaldas, no fue hasta que estuvo suficientemente cerca que notó que tenía compañía, no era necesario ser un genio para saber qué estaban haciendo. Él había tenido muchos años de aventuras y libido sin control, pero nada te prepara para ver a tu hijo haciendo lo mismo.
El Uchiha mayor vestía un pantalón negro, con una camisa blanca, la cual llevaba abierta en los primeros botones y arremangada, permitiendo ver sus brazos y pecho lleno de tatuajes, siendo el logo de su vieja banda el más visible de todos, al igual que unos cuantos símbolos, iguales a los que tenía el más joven de los Uchiha.
-He vuelto - dijo el mayor sin saber que más decir . La chica, que antes estaba atrapada entre su hijo y la pared, permanecía en la misma posición, dándole la espalda. El hombre sonrió con ternura, imaginando como se podría estar sintiendo, si él se sentía avergonzado, no se imaginaba como se sentiría la pobre.
-Bienvenido - Fue lo único que atinó a decir su hijo menor, antes de meterse en el agua, hasta la nariz, tratando de ocultar el sonrojo que tenía. No creía haber visto en esas condiciones a su hijo desde hace muchos años, tal vez desde que era un niño. La reacción de los dos adolescentes le pareció de lo más mona.
Dio unos cuantos pasos, recorriendo el borde de la piscina, hasta llegar frente a la chica - ¿Y quién es esta linda señorita? - pregunto, poniéndose en cuclillas, y tendiendo su mano, tratando de disipar la tensión.
Sakura levantó la mirada, aun avergonzada, esta vez con una marca en la frente, debido a la presión que el borde de la piscina había hecho, mientras ella trataba de esconder su rostro -Sa… Sakura Haruno, señor - logró articular, llevando su mano a la del hombre, y sintiendo el gentil apretón que le daba.
-Bienvenida a nuestra casa - sonrió. Era una chica preciosa, perfecta para su hijo.
-Nos vamos - escuchó decir a su hijo, mientras tomaba a la chica de la muñeca y la halaba a toda carrera, alejándose pronto de su padre.
La chica se dejó halar y entraron casi corrieron al interior de la casa. Lo último que escucho fue a la chica gritar - Oye, mi piña colada - mientras su hijo hacía caso omiso y desaparecían de su rango de visión.
Fugaku sonrío divertido, mientras tomaba la bebida que había dejado la noviecita de su retoño y le daba un sorbo.
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Dentro de la casa, los dos jóvenes estaban en la habitación del menor, sintiéndose más que avergonzados.
Para Sakura, era la primera vez que veía a Sasuke de esa forma, y por más que quisiera decirle lo adorable que se veía y bromear al respecto, estaba demasiado avergonzada y en la misma situación que él se encontraba.
Solo atinó a ponerse una camisa del chico sobre su bikini - Me voy - musitó, mientras se acercaba y le daba un corto beso en los labios.
-Hmp - fue lo único que dijo él.
-Yo también lo disfruté - le dijo la chica en el marco de la puerta de la habitación, mientras le sonreía y guiñaba el ojo, para después desaparecer. Había tomado la costumbre de llenar su falta de palabras con lo que se le diera la gana.
Sin más, desapareció, comprobando que, efectivamente, entraba y salía de su casa como y cuando le diera la gana.
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No le importó empapar el asiento de su auto, solo quería salir rápido de esa casa. La escena que acababa de presenciar el padre de Sasuke hacía ahora parte del top 5 de las cosas más vergonzosas que le había pasado jamás.
Se apresuró a llegar a casa para poder cambiarse y disfrutar de su fin de semana.
En cuanto cruzó el marco de la puerta, su padre la recibió con un grito - Princesa! - se acercó a abrazarla - por fin llegas -
Ugh. Olvido que sus padres seguían en casa. En cuanto escucharon de su lesión, tomaron el primer avión para estar con su bebita.
-Oh, estás empapada - Notó él, en cuanto se separaron. Un rubor cubrió sus mejillas al recordar lo que había pasado.
-Estaba en casa de… - dudó por un segundo - Hinata - finalmente dijo el primer nombre que se le vino a la mente.
-Suena divertido - dijo su padre, entusiasta, como siempre - Y lo que es aún mejor, alístate! - sonrió - hemos organizado una cena con los Hyuga en tu restaurante favorito, queremos ver a Neji antes partir mañana - Sakura deseó en ese momento haberse quedado en la casa de los Uchiha. Prefería tener a Fugaku de espectador de las perversiones que hacía con Sasuke que una cena con su supuesto novio y sus padres.
Durante las últimas dos semanas, había evitado a Neji a toda costa, lo culpaba por su lesión, porque no podía mantener sus pantalones en su sitio y tenía que follarse a una de sus "amigas", que resulto ser una arpía, dispuesta a hacer lo que fuese necesario para sacarla del juego. Le había dado cuanta excusa se le ocurría, que sus padres estaban de visita, que su pie dolía, que los medicamentos la mareaban, que estaba en sus días. Llegó a decirle un día que se había roto una uña. El ojiperla protestó, más no insistió. Ya sabia que ella estaba molesta. Prefería alejarse y esperar que se le pasara. Cobarde.
Ese valioso tiempo, lo había dedicado a disfrutar con Sasuke, quien no la había decepcionado ni una sola vez cuando lo había buscado para distraer su mente. Incluso con su pie enyesado, el chico había encontrado de la forma de … Aliviarla.
- ¿Princesa? - se sobresaltó cuando su padre la llamó, se había quedado perdida en sus propios pensamientos, sacudió la cabeza antes de sonreír -
- ¿Blue Bird?- Pregunto, fingiendo emoción.
¡-Así es! - Su padre levantó los brazos, celebrando, ella no tuvo el corazón para decirle que preferiría cualquier otra cosa antes de tener que ir - Así que ponte más guapa!
-Eso es imposible, Kizashi - replicó su mamá desde las escaleras - Mi muñeca no podría ser más guapa de lo que ya es.
-Mamá! - protesto Sakura, avergonzada, sus padres eran culpables de hacerla tan consentida y tener el ego por las nubes.
-Tenemos una hora antes de salir - corrió su padre hacia las escaleras, para empezar a alistarse también.
Sakura lo siguió con pasos pesados, tratando de demorar lo inevitable. Debió saber que sus padres intentarían ver a Neji y su familia, creyó haberse librado cuando le dijeron que se marcharían al día siguiente.
Tomó su teléfono, que no revisaba desde que empezó el día, Sasuke tenía el poder de consumir su atención cuando estaba con él. Tenía varios textos de Ino, diciéndole que la extrañaba, varios mensajes de sus compañeras diciéndole que no era lo mismo sin ella, Temari se quejaba de la incompetente chica que había tenido que reemplazarla, Hinata le deseaba que se mejorara pronto. El grupo de las porristas habían compartido fotos y videos hace unos segundos, seguramente la coreografía acababa de terminar, el group chat colapsaba con emojis de corazones y celebración.
"Hey, ganamos el campeonato", "desearía que estuvieras aquí", "no puedo esperar a verte" "¿Quieres que pase por ti?". Levantó el dedo del medio a la pantalla de su celular, o más bien a los mensajes enviados por el ojiperla, sabiendo perfectamente como le gustaba al chico celebrar cuando el equipo ganaba campeonatos. En las duchas, con sexo caliente. No necesitaba pensar mucho en quien estaría reemplazándola en la particular celebración que era tradición para el Hyuga. "Papá manejará" respondió simplemente.
Tenía también un mensaje de U.S. "No estaré en casa" era todo lo que decía, rio picara al saber que su plan de aparecer sin anunciarse en su casa había funcionado, y leer perfectamente el mensaje del Uchiha, que era mejor que un "no vengas" pero significaba lo mismo. Mandó un simple "Mouu :(" con un emoji de berenjena y gotitas.
Dejó su celular cargando mientras se dirigía a su gigantesco armario, no dejaría pasar una sola oportunidad para verse como una diosa. Que el Hyuga ardiera de impotencia al compararla con lo que seguramente estaba terminando de follar en esos momentos.
Una hora más tarde bajaban todos las escaleras, vistiendo elegantes atuendos, su padre tenía un traje negro con una corbata a juego con sus ojos, mientras su madre vestida un vestido de mangas largas, de un estampado de flores verdes y rosas, que a simple vista se veía muy lujoso.
Sus padres la observaban con estrellas en los ojos, embelesados, mientras la veían bajar las escaleras, tenía un vestido ajustado de satín blanco, que se ajustaba perfectamente a sus curvas, y le llegaba por debajo de las rodillas. Tenía unas sandalias nude de tacón. Llevaba su cabello recogido en un chongo bajo, dejando caer unos mechones a los costados, dejando a la vista los costosos pendientes de jade, que sus padres le habían regalado. Había optado por un maquillaje natural, pero con mucho brillo.
-Pareces un ángel, Sakura-chan - decia su padre con ojos enamorados, mientras su madre asentía frenéticamente.
-Papá - Protesto la chica, avergonzada. Sus padres sobrepasaban sus límites.
Se subieron al auto, encaminándose al restaurante. El lugar era un restaurante lujoso, ubicado en una de las torres más altas de la ciudad, con una vista espectacular y una decoración exquisita, a la altura de las personas de sociedad que la visitaban. Del techo, que era de vidrio y permitía ver el cielo, colgaban candelabros majestuosos que reflejaban su luz contra las paredes de espejo, haciéndolo ver más iluminado. En el lugar los recibieron atentamente, con una mesa bajo su reservación. Las tres sillas de los Hyuga aún estaban vacías.
-Parece que nos hemos adelantado - comentó su padre, mientras se sentaban y ordenaban una champagne.
De repente, el revuelvo, los susurros, y las voces se empezaron a alzar, poco común en un restaurante tan lujoso, donde todos pretendían ser ariscos y pudientes. La mirada de los Haruno se dirigió rápidamente a la razón del alboroto. Y Sakura quiso que se la tragara la tierra. Los tres apuestos Uchiha, que ella bien conocía, hacían una imponente entrada al restaurante.
- Es Fugaku Uchiha - exclamó su padre emocionado, claramente las generaciones mayores conocían de la carrera musical y el trabajo del mayor de los Uchiha. Él y su banda, habían sido iconos por más de 20 años y de los artistas más populares en todo Japón, era inevitable escuchar sus canciones de vez en cuando, aun después de tanto tiempo.
Las mujeres, y uno que otro hombre, estaban claramente alborotados ante la presencia de los tres hombres que ingresaban. Si bien Fugaku rondaba en los 50, aún conservaba los rasgos que hicieron enamorar a las féminas unas décadas atrás, más su aspecto rudo, su cuerpo cubierto de tatuajes, visibles aun cuando estaba enfundado en un traje negro, pues dejaba a la vista una camisa azul oscura, entre abierta.
Para un público más joven, estaba Itachi, quien vestía una camisa vino tinto, también exponiendo parte de su pecho y brazos, cincelados por los tatuajes que eran tan característicos en su familia. A Sakura no le quedaba la menor duda del porqué Ino botaba la baba por el hermano mayor de Sasuke, estaba buenísimo. Tenía un cuerpo atlético y trabajado y un rostro perfecto, aun con las marcas bajo sus ojos.
Y por supuesto, la fuente de sus fantasías y deseos caminaba con ellos también, con una camisa negra entreabierta, que contrastaba con su piel blanca. Sakura tuvo que darle un trago a su champagne después de verlo. No creería poder acostumbrarse a la belleza de Sasuke. Era un dios griego.
Los Uchiha eran encaminados hacia una mesa del fondo, por la host del lugar, que temblaba por la cercanía y la presencia imponente de los especímenes que la seguían. Sakura tembló cuando vio que pasarían por su mesa, y rogó por pasar desapercibida, pero con su extravagante cabello, ¿quién podría?
Inevitablemente, la mirada de Fugaku se encontró con la de ella, sorprendido, detuvo su paso - Sakura! - No dudó en llamar la atención de los presentes, deteniendo a la host y a sus hijos, que notaba la presencia de la pelirrosa, y seguían los pasos del mayor, encaminándose a la mesa de la joven.
-Señor Uchiha- se puso de pie por respeto, al igual que sus padres.
-Oh, no me llames así, llámame Fugaku -
-Está bien, Fugaku-san - le dio una tímida sonrisa, mientras sentía la pesada mirada de Sasuke sobre ella - Estos son mis padres, Kisashi y Mebuki Haruno - los señala, para desviar la atención de sí misma, que estaba aun avergonzada.
-Fugaku Uchiha - llamó su padre mientras se acercaba a darle un apretón de manos - soy un gran fan, he escuchado todas las canciones de The Uchiha Clan - seguía sacudiendo la mano del hombre mientras continuaba hablando - Tuve la oportunidad de verlos en el Killed My Clan Tour - Sakura se sonrojaba avergonzada por su padre, mientras Sasuke le daba una mirada burlona, que ella respondió con un falso mohín con sus labios, se veía tan guapo - Esta es mi esposa, Mebuki.
-Ah, ya veo de donde saca Sakura su belleza - halagó el hombre, mientras se acercaba a besar el dorso de la mano de su madre. Su padre inflaba el pecho, orgulloso de que un semental como Fugaku Uchiha coqueteara con su mujer. Su madre sonrosada se dejaba hacer mientras tomaba su mejilla con la mano libre, tratando de contener el gritillo de fangirl. El Uchiha era su idol y su crush de la adolescencia.
-Ni que lo digas, Fugaku - dijo confianzuda su madre - Mira nada más los guapos hijos que tienes - miraba sonadora a los dos pequeños Uchiha.
-Sakura, Señores Haruno - Itachi hizo una leve reverencia, quienes hicieron una reverencia al hombre también.
-Este es mi hijo mayor, Itachi - presentó el mayor con orgullo - Y bueno, este es mi hijo menor, Sasuke - el padre de los chicos se puso en medio de los dos, poniendo una mano en el hombro de cada uno. Con esa pose, podrían perfectamente ser la portada de un disco - Pero creo que a él ya lo conocen.
El azabache y la pelirrosa intercambiaron miradas rápidamente - Sakura y yo vamos a la misma escuela - dijo Sasuke, hablando por primera vez, salvándola.
-Oh, princesa, debiste decirnos que estudiabas con el hijo de Fugaku Uchiha - ¿la tenía que llamar princesa en frente de Sasuke? Él la miro con una sonrisa burlona, nuevamente - habríamos reservado una mesa más grande para la ocasión.
Solo entonces el mayor notó las sillas adicionales en la mesa - oh, ¿qué están celebrando? - preguntó amable.
-Nada especial - respondió su padre - cenaremos con el novio de mi hija y su familia.
Los dos Uchiha mayores abrieron los ojos con sorpresa, intercalando la mirada entre los más jóvenes. Sakura solo daba un gran sorbo a su champagne, con el que casi vacío su copa, mortificada. No solo los había visto a punto de coger, ahora sabía que era una cualquiera, siéndole infiel a su novio con su precioso hijo.
Sasuke se mostraba serio y sostenía la mirada de su padre - ¿Y quién es tu novio, Sakura? - pregunto Fugaku, curioso, dirigiendo su mirada hacia ella, esta vez.
La ojijade se quedó muda, con todas las miradas sobre ella.
-Neji Hyuga - respondió Sasuke, al ver que esta no contestaba.
Los ojos del los mayores Uchiha volvieron a mostrar sorpresa, y el ambiente ya no era ameno, como minutos antes - Ya veo - sonrió forzadamente, sintiéndose incómodo con la mención de ese apellido, que él conocía muy bien.
-Oh, de hecho aquí están - notó su padre, mirando detrás de la familia Uchiha, como los Hyuga ingresaban al restaurante. Mientras los padres de Neji hablaban con la host acerca de su mesa y se deshacían de sus abrigos, Neji fue el único que captó desde su lugar la interacción entre los Uchiha y los Haruno. Vio nítidamente la sonrisa burlona en el rostro del menor de los Uchiha, a pesar de la distancia.
-Los dejamos celebrar - dijo Fugaku rápidamente, después de divisar a la familia en la entrada, dio un fugaz apretón de manos a Kizashi y Mebuki, antes de emprender nuevamente su camino hasta su mesa, sin permitir que sus padres dijesen nada más. Sasuke, sin embargo, dio un par de pasos hacia Sakura, quien mostró pánico en su mirada ante las acciones y la cercanía del pelinegro, este se detuvo a menos de dos pasos de ella.
La pelirrosa levantó su mirada a los ojos negros del Uchiha, pues este era poco más de una cabeza más alto que ella. Expectante a sus movimientos, el pelinegro se empezó a inclinar hacia ella, mientras su corazón empezaba a latir frenéticamente, ¿qué estaba pensando?, acercando sus rostros de esa manera, en frente de todos. Más, el Uchiha solo se inclinó para alcanzar su mano, tomarla con delicadeza y llevarla a sus labios, tal como lo había hecho su padre con la madre de Sakura. - Nos vemos en clase, Sakura - dijo galante, dejándola en un trance por unos segundos, con mariposas danzando en su vientre.
Después se dirigió a su madre e imitó la acción, dejándola embelesada y sonrosada a ella también. Con un apretón de manos, se despidió de su padre, hizo una leve inclinación de cabeza, antes de marcharse, con la mirada verdosa pegada a su espalda, que lo veía alejarse y reencontrarse con su hermano, quien lo había esperado con una mirada llena de preguntas.
-Sakura - brincó sobresaltada cuando Nejo la llamó, ya a su lado. Decir que no estaba enojado sería pretender que estaba ciega. El Hyuga tenía venas marcadas al rededor de sus ojos, y la fulminaba con la mirada, al igual que el camino que el ojinegro había tomado.
-Qué chico más agradable - espetó el Haruno con una sonrisa, totalmente ajeno a la tensión en el ambiente. Sakura quiso pasarse la palma de su mano por la frente, a veces se preguntaba como había llegado su padre a ser un magnate de los negocios.
-Con todo respeto, señor Haruno, Sasuke Uchiha no es un chico agradable - Si bien el comentario era hacia su padre, su mirada estaba clavada en la pelirrosa, que intentaba disimular sus nervios.
-¿Por qué lo dices, Neji? - Antes de que el ojiperla pudiera contestar, los padres de Neji llegaban a la mesa - Hizashi, Katsumi! - saludó su padre olvidando la conversación anterior y recibiendo una reverencia del patriarca y su esposa, a la cual respondió. La familia Hyuga era mucho más tradicional que la familia Haruno, era un apellido ancestral, que remontaba su riqueza y tradiciones a tiempos inmemoriales. Mientras la familia del pelirrosa había afianzado su riqueza e imperio durante las últimas generaciones.
A las dos familias les agradaba la unión entre sus hijos, a pesar de ser tan diferentes. Las dos cabezas del hogar, al igual que sus compañías, se beneficiaban grandiosamente de la camaradería al tener a sus hijos juntos, y de como esto afianzaba la confianza entre ellos. Ninguno querría perder el flujo de dinero que habían recibido desde que sus familias se habían unido, hablaban de millones de dólares, y no podían esperar para que ese vínculo se fortaleciera.
-¿Cómo estuvo el partido, querido? - Mebuki inició la conversación, dirigiéndose a su yerno.
-Bien, señora Haruno - pareció relajarse visiblemente, ciertamente su madre no era la fuente del enojo de Neji, así que el chico no pareció reflejar ninguna otra emoción en su tono de voz - hemos ganado - compartió con una pequeña sonrisa.
-Eso es fantástico - celebro la Haruno - Y ya te lo he dicho, solo llámame Mebuki, que te conozco desde siempre.
El host regresó con el menú para cada uno, Sakura no creía que su estómago pudiese soportar ningún tipo de comida, pero le echo un vistazo, leyendo platillo por platillo, solo para disimular el peso de la mirada que sabía que Neji, sentado a su lado izquierdo, le estaba dando, y evitar cualquier conversación en la mesa.
Terminó pidiendo algo pequeño, enfocándose más en la bebida, la necesitaba.
Rápidamente su padre, Hizashi y Neji se habian sumergido en una conversacion de negocios, hablando de los proyectos en los que cada compania estaba trabajando, y la posibilidad de trabajar en conjunto en otros mas. Katsumi habia alagado el vestido de su madre, lo que las llevo a una conversacion sobre lo diferente que era la moda en America. Normalmente, se encontraria participando en cualquiera de las conversacion, pero, a pesar de no haber ocurrido antes, se sintio fuera de lugar en el ambiente que consideraba familiar. Como si ya no encajara y sus metas…
-Sakura- llamó el patriarca Hyuga, interrumpiendo sus pensamientos - ¿ya has decidido a que universidades aplicaras? - preguntó.
-oh, bueno, no realmente - confesó - aún nos queda más de un año para entrar - se encogió de hombros. Sus padres la miraban con comprensión; sin embargo, este no era el caso de los padres de Neji.
-Bien sabes que la facultad de administración de empresas es la que más aplicantes recibe, así que si tú y Neji quieren estudiar juntos, tendrán que decidir pronto - se sentía sofocada ante la idea de Neji y ella estudiando en la misma clase, viviendo en la misma casa, interactuando todo el tiempo - Neji está pensado en aplicar a…- era consciente de que el hombre seguía hablando, pero su mente solo se encargaba de recordarle como respirar sin hiperventilar en ese momento, de repente era como si no pudiera entender una sola palabra que salía de la boca de Hizashi, planeando prácticamente su vida, y como ellos se harían cargo de sus empresas.
-Cariño - interrumpió Katsumi, la madre de Neji, tomando del brazo a su esposo - estás abrumando a Sakura-chan - la mujer la mira comprensiva, seguro entendía mejor que nadie como era estar bajo el control de un Hyuga - todo esto del futuro puede ser muy tedioso- pareció empatizar la elegante mujer - tienes la fortuna de tener otras opciones, Sakura.
-¿Otras opciones? - Inquirió esta vez Kizashi, mientras permitían a los meseros acomodar los platos de comida que llegaban en ese momento.
-Oh, ya sabes Kizashi, Sakura podría elegir un camino más tranquilo, dedicado al hogar, nosotros siempre velaríamos por ella y Neji podría hacerse cargo de las empresas- encogiéndose de hombros, mientras cortaba un trozo de carne de su plato - En cuanto se casen.
La pelirrosa que en ese momento le daba un trago a su bebida no pudo contener la sorpresa, la bebida le corto la respiración por un segundo, obligándola a toser, haciendo que el líquido rosado manchara su vestido y salpicara en todas las direcciones. Incluso vio a Neji limpiándose el rostro.
-Princesa, ¿estás bien? - Su madre a su lado tomó la servilleta para ayudarla a limpiarse.
-Lo… Lo siento- tomó su pequeño bolso, en el que tenía su maquillaje - Iré a limpiarme.
Con pasos rápidos se dirigió al baño de damas, las manchas en su vestido le importaban menos que recuperar su respiración en ese momento. Se acercó al lavamanos, dejo caer agua en sus manos para poder pasarlas por su cuello. Apoyo sus manos en el mármol del lavamanos mientras dejaba caer su cabeza, respirando profundo. Desde cuando el plan que siempre supo sería su vida la hacía sentir tan agobiada.
El sonido de la puerta abrirse la llevo a subir su mirada, encontrándose con la de Neji a través del espejo, que cerraba la puerta detrás de el y la observaba fijamente - ¿Qué mierda te pasa? - preguntó con voz ronca.
-Solo… no me he sentido bien -
-No te creo - aseguró acercándose a ella - Déjate de excusas, me has estado evitando todo este tiempo, dime que está pasando - se veía realmente molesto, mientras se seguía acercando a ella -
-Ya te dije que… - Neji tomó uno de sus brazos, intentando que volteara y lo encarara.
-¿Qué hacía Uchiha contigo? - Sakura se estaba hartando de su actitud, se deshizo de su agarre con brusquedad.
-Mi padre estaba saludando a su padre, eso es todo - aseguró, mientras caminaba hacia las toallas de papel, para secarse las manos.
-No soy estúpido, Sakura, si te estás acostando con él… -
-Si me estoy acostando con él, ¿qué, Neji? - lo desafío, sosteniendo su mirada - ¿De verdad quieres hablar de promesas rotas?
-Eso es un sí -
-No - volvió a negar - no me estoy acostando con él, Neji, y tal vez si no te estuviera carcomiendo la culpa por seguir follando con TenTen después de lo que hizo, no me estarías haciendo reclamos estúpidos y viendo cosas donde no las hay - cruzó los dedos mentalmente porque eso hubiera funcionado, cuando lo vio desviar la mirada, supo que había tenido el efecto deseado - ¿Por qué no hablamos de ese tema?, de como la zorra con la que te revuelcas se atrevió a lastimarme, todo por ti.
-Todos hablamos con Tenten, Sakura, fue un accidente - aseguró - Ella quiere disculparse.
-¿Disculparse? - Sus nudillos crujieron de apretarlos con tanta fuerza - Si de verdad crees que eso fue un accidente, o eres muy imbécil o estás muy enamorado - No sabía que idea le molestaba más.
El ojiperla la fulminó con la mirada - Qué idioteces dices - bufó, harto del tema - Toda la sarta de excusas que me has dado - ahogó un grito cuando él atrapó su rostro, acunando su barbilla y viéndola a los ojos - Me lo creería de cualquier persona, pero tú, Saku, que no puedes pasar más de un día sin follar - Sakura se sintió atrapada - Nunca te habías alejado tanto, nunca habíamos peleado así.
Sakura tuvo que darle la razón, seguir la corriente siempre había sido muy fácil.
-Hasta que Uchiha apareció -
-Sasuke no tiene nada que ver en esto, Neji - se safó de su agarre - Creo que estás buscando el culpable en el lugar equivocado, es tu maldita relación con Tenten lo que…-el hombre la interrumpió.
-¿Me juras que no te estás acostando con él? - Era una broma, ¿no?
Apretó los puños ante el cinismo de su novio, quien no se atrevía siquiera a abordar el tema - jódete, Neji - le arrojó a la cara el papel con el que se estaba secando anteriormente las manos, mientras salía furibunda del lugar. Con una necesidad imperiosa de respirar aire fresco, corrió hasta los elevadores, y marco la planta más baja.
Podía sentir sus manos y piernas temblar, las lágrimas se agolpaban en sus ojos, la cabeza le daba vueltas y sus pulmones no parecían querer recibir el aire que entraba. Un ataque de ansiedad tomaba control sobre ella.
Salió desesperada por aire, cruzando las puertas de cristal con pasos tan rápidos como sus altos tacones le permitían. En cuanto estuvo afuera tomo una bocada de aire fresco. Hacía poco frío, aun así sus brazos y hombros se estremecieron cuando la suave brisa la golpeó. Puso una mano en su vientre, tratando de deshacerse de la sensación de vacío que tenía en su estómago. Después de un par de bocadas de aire fresco, su sistema pareció calmarse.
-¿Ya te cansaste de actuar, princesa? - una voz muy conocida la llevó a girar y ver al Uchiha parado con una sonrisa burlona y un cigarro en su mano.
-Ahora no, Sasuke - pidió mientras giraba su rostro en sentido contrario y seguía en la tarea de poner en calma su cuerpo.
-Hmp - escuchó al pelinegro, pero prefirió concentrarse en las luces de la ciudad, mientras recuperaba su respiración pausada.
- Vamos- la voz masculina interrumpió sus pensamientos.
-¿Qué?- cuando lo encaró, el hombre le ofrecía un casco - ¿Vamos? ¿A dónde? - por inercia tomó el objeto que le ofrecía, él giró y se acercó a la moto que estaba estacionada frente al edificio.
Ella se quedó congelada por unos segundos, en una batalla mental interna.
-¿Vienes o no? - indagó ya sentado en el vehículo, la pelirrosa se mordió el labio antes de dirigir su mirada a la entrada del edificio, la idea de entrar ahí la hacía sentir nuevamente sofocada, por lo que se encaminó a la moto del pelinegro. Pues la idea de salir corriendo parecía mucho más llamativa.
Se recogió el vestido hasta medio muslo, para poder brincar y sentarse detrás del pelinegro. El chico comenzó a sacarse la chaqueta de cuero que vestía para ofrecérsela. La chica no dudó en tomarla y dejó que la calidez y su aroma la envolviera.
Dio un último vistazo a la entrada del edificio mientras se enfundaba en el casco, antes de abrazarse de la espalda del azabache, que no dudó ni un segundo en arrancar su gigantesca moto.
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"Lo siento mamá, tendré que cambiarme el vestido, está todo manchado. No me siento muy bien. Por favor excúsame con los Hyuga. Los veré en la mañana. xoxo"
Mebuki veía con una sonrisa nerviosa el texto que su hija había enviado, en medio del restaurante, mientras les servían postre a la mesa.
El plato que ordenó su hija se encontraba intacto en el lugar, ahora vacío.
-¿Pasa algo, Mebuki? - Preguntó su esposo. Mientras la pobre mujer pensaba que decir ante la atenta mirada perla de los tres Hyuga.
Su princesa era una malcriada.
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¡Para quienes leen, por primera vez, bienvenidos! Espero que les haya gustado.
Para quienes han estado esperando esta actualización por años, por favor no me maten T-T
Ahora soy una adulta con responsabilidades T-T
Intentaré actualizar más seguido, espero sigan por acá y lo hayan disfrutado. ¡Cualquier comentario es bien recibido, y amo escuchar sus ideas! ¿Qué más les gustaría que incluyera en este fanfic?
¡Hasta el próximo capítulo!
