- escenas en pasado y recuerdos en cursiva -
Luces, cámara y… ¡Acción!
CAP 11 Aliados
No había pensado bien su plan. Al menos no en las consecuencias.
No esperaba que fuese contraproducente y se encontrara en la situación en la que estaba ahora.
Ahogaba su respiración, antes de inhalar con fuerza, su pecho se movía mientras intentaba regular su ritmo cardiaco.
Sus muñecas protestaron ante la presión de la tela que ataba sus manos en su espalda. Apretó los ojos y la mandíbula. Los gritos que emitía eran inaudibles y se ahogaban en la mordaza que se ataba alrededor de su cabeza, y mantenía sus labios abiertos, solo dejando espacio para la tela que ocupaba toda su cavidad.
Su rostro estaba presionado contra las mantas blancas de la mullida superficie. Su cuerpo desnudo se retorcía, intentando encontrar una posición más cómoda, mientras sus rodillas sostenían su trasero, alzado, a la merced de su atacante.
-¿Te acostaste con él?- más gemidos ahogados, mientras el hombre detrás de ella, con la vista en su trasero expuesto, movía sus manos - responde - ordenó con un movimiento certero, que la obligo a responder solo asintiendo la cabeza, sintiendo en su interior cómo el hombre la premiaba por su honestidad.
-¿Te gustó?- el objeto en su interior se movía al deseo del hombre, que sin piedad lo sacudía de afuera hacia adentro. Asintió, rendida ante el placer.
-¿Te corriste? - no respondió inmediatamente, mientras se ajustaba al nuevo objeto que ingresaba en ella, esta vez en su entrada posterior, un grito ahogado murió en su boca, mientras cerraba los ojos, soportando la molestia y el dolor que sentía, que se mezclaba con el placer que recorría su otra cavidad, húmeda y chorreante, que se acoplaba fácilmente al objeto en ella - ¿te corriste? - repitió, imitando el movimiento con el consolador que ahora se amoldaba a su cavidad anal. Negó entre la mordaza, al mismo tiempo que con su cabeza. No mentía. Nuevamente, fue premiada con el movimiento acelerado del vibrador de silicona en su cavidad vaginal.
-¿Te folla como yo?- sus manos coordinaron el movimiento sincronizado de los dos juguetes que ahora albergaba en su interior, negó con su cabeza con fervencia. Pero ahora el hombre quería escucharlo de sus propios labios, dejo quieto el objeto en su retaguardia para deshacer el nudo detrás de su cabeza, que se enredaba con sus hebras rosas. Haló la tela para removerla de sus labios, permitiendo que tomara una bocada de aire - dilo - ordenó, con su mano volviendo al juguete, volviendo a moverlo.
-N-no- El hombre, no satisfecho con su respuesta, tomó la base de los dos objetos, sacándolos casi por completo, recibiendo un gemido frustrado de la chica en respuesta. El objeto, en su parte trasera, imitaba la forma de un pene, solo un poco más pequeño y delgado, para prepararla. El vibrador a control remoto en su vagina era mucho más pequeño, pero la mantenía empapada con el movimiento constante.
-No, ¿que?- insertó de golpe los dos objetos, brillantes, uno por el frasco de lubricante que tenía a su lado, y otra por los jugos naturales que la chica producía en abundancia. Mordió la almohada que tenía cerca para ahogar el grito de absoluto placer que quería dejar su boca.
-No me folla como tú, Sasuke-kun - logró decir entre gemidos, sacándole una sonrisa socarrona al hombre.
-Buena chica - Se estremeció cuando sintió los dientes del pelinegro clavarse en la piel de una de sus nalgas - te lo ganaste Sa-ku-ra - pronunció su nombre despacio, con voz profunda y sensualidad. La pelirrosa apenas tuvo la voluntad para abrir sus ojos, entrecerrados, y observar al monumento de hombre que estaba detrás de ella, castigándola.
¿Castigándola, por qué?, Se preguntarán, pues su plan de alejar a Tenten de Neji había funcionado, y funcionado muy bien. Parecía ser que el ojiperla estaba cumpliendo su promesa. Pero no fue hasta esa semana que notaba que la chica de chonguitos representaba una gran distracción para el Hyuga, y que el tiempo que él le dedicaba a la castaña, ella se lo dedicaba a su precioso Uchiha. Por consecuencia, Neji la había buscado toda la semana, y había tenido que dejar de verse con su adorado pelinegro, que ahora la castigaba por tenerlo tan abandonado.
Ahora tenía que mantener a dos hombres satisfechos, y lo hacía muy bien. Pero había tenido sexo todos los días, intercalando a sus hombres, y Sasuke ahora le cobraba sus interacciones con el Hyuga.
El sonido del frasco abriéndose llamo su atención, viendo cómo el pelinegro sonreía con malicia, asustándola un poco. Se echó el lubricante en las manos, las sobo entre ellas, calentando el líquido, antes de empezar a masajear su pene de arriba abajo. Sus orbes jade no podían dejar de ver el miembro del Uchiha, totalmente erguido, ahora brillante por el lubricante en él, sus manos moviéndose de arriba a abajo, su glande grande y brillante, a Sakura se le antojó delicioso, quiso tenerlo en su boca.
-¿lo quieres? - le preguntó ante la mirada lasciva de los irises verdes, prendados a su erección.
-Si - gimió provocativa, él no paró de tocarse ante la mirada de la pelirrosa, deleitándola con la visión de su cuerpo desnudo, sus abdominales marcados, sus brazos musculosos, las venas de sus brazos se marcaban mientras se masturbaba. Acompañada de esa sonrisa ladina, su cabello desordenado, y el leve sudor en su cuerpo - Sasuke-kun - llamó, moviendo su propio trasero, ansiando el contacto.
Su sonrisa se amplió aún más, con su ego por el cielo. El Hyuga podía tener su cuerpo a ratos, pero estaba seguro de que no la tenía suplicando porque la hiciera suya como él lo hacía.
-¿Aquí?- tomó la base del juguetito en su centro para moverlo.
Ella asintió, y él lo siguió moviendo un par de veces más, provocando nuevos gemidos por parte de la fémina.
-No sería un castigo si hago lo que tú quieres - comunicó, mientras retiraba el consolador de su entrada posterior. Sakura abrió los ojos desmesuradamente ante sus palabras, y el movimiento del colchón indicaba que el hombre se estaba posicionando. Se asustó al entender las intenciones del ojinegro. Le encantaba todo lo que Sasuke le hacía, pero Sasuke era grande, muy grande. Y su entrada trasera muy estrecha.
-Sasuke-kun despa…-no alcanzó a terminar la frase cuando sintió cómo toda su hombría se deslizaba en su interior de golpe, intento ahogar un grito de dolor, mientras sus ojos se empañaban - hmmm - se quejó con dolor, las lágrimas acumulándose en la comisura de sus ojos conmovieron al pelinegro, que a pesar de eso no se arrepentía en lo absoluto. Su entrada lo succionaba de una forma exquisita - Despacio - sollozó.
Se quedó quieto, esperando que se acostumbrara a su intromisión. Deshizo el amarre de sus manos, sabiendo que no se movería, y se inclinó, apoyando el peso de su cuerpo con una de sus manos en el colchón, mientras empezaba a repartir besos por su espalda y hombros. Recorría las curvas de su esbelta figura con su otra mano, pasándola por la cintura y sus pechos. Sintió el cuerpo debajo del suyo empezar a relajarse a medida que el placer sobrepasaba el dolor.
La pelirrosa soltó el aliento que llevaba ahogando desde que entro en ella. Ahora empuñaba las mantas de la cama, mientras disfrutaba de las delicadas caricias que le proporcionaban los labios y mano del moreno. Acompasó su respiración, tratando de relajar su entrada, que se contraía ante la presencia del intruso, pero poco a poco cedía, en tanto ella continuaba relajando sus músculos.
Quedos gemidos empezaron a salir de su boca entre más se enfocaba en el objeto que aún vibraba en su intimidad y en las caricias de su Uchiha preferido.
Sasuke retrocedió con suavidad, sacando su miembro un par de centímetros antes de volver a enterrarlo - hmmm - la chica se quejó, ahora acostumbrándose al movimiento. El moreno, paciente, repitió el mismo movimiento múltiples veces, hasta que sus quejidos se transforman en leves gemidos, y repetía el movimiento sacando un poco más de su erección.
Al cabo de unos minutos la pelirrosa sonrosada gemía ante el movimiento completo. Sacaba casi todo su miembro, dejando únicamente su cabeza dentro, para volver a enterrarse. La chica ya tenía los sentidos nublados por el placer, y había dejado el dolor atrás - ah, Sasuke-kun - solo se quejaba cuando él entraba con más brusquedad, pero definitivamente ahora lo disfrutaba. El charco que empapaba las sabanas debajo de la unión de sus cuerpos era prueba de ello.
Se enterró en ella una vez más, con fuerza, con rudeza, víctima de la necesidad de su cuerpo de penetrarla con más rapidez, ya que el cuerpo de la mujer estaba más acostumbrado -Sasuke-kun, ¿no crees que podríamos tener algo de sexo suave alguna vez? - pregunto entre gemidos y quejidos que se intercalaban.
-¿Sexo suave? Eso no suena divertido – dijo penetrándola nuevamente.
Antojándose de tener acceso a sus pechos, la tomó de la cintura, obligándola a enderezar su cuerpo y pegar su espalda al pecho de él. El Uchiha se sentó sobre sus propios talones, permitiendo que ella se sentara sobre él, con sus piernas abiertas, a cada lado del cuerpo del hombre. Permitiendo que marcara el ritmo de las penetraciones.
Sakura soltó un nuevo quejido, cuando la nueva posición alcanzaba un punto aún más adentro de su interior. Sasuke tomó eso como la señal para volver a quedarse quieto y permitirle que se adaptara a su tamaño. Sació su antojo amasando los pechos de la chica, ahora al alcance de sus manos y de sus hambrientos ojos. Los tomó entre sus manos y acaricio, acunándolos, pasando sus pulgares por sus duros pezones para después pellizcarlos con el pulgar y el dedo índice, provocando que los deliciosos espasmos regresaran al cuerpo de la pelirrosa, que empezó a gemir nuevamente y a ansiar las penetraciones nuevamente.
Ahora a cargo, se apoyó en sus rodillas para sacar la erección de la entrada y volver a sentarse en ella, sin poder contener el gemido que salió de sus labios, y deleitándose con el gruñido que Sasuke había fracasado en contener. Repitió el movimiento, sin saber que la calentaba más, si la fricción del potente miembro en su interior con las fibras sensibles de su entrada, o los jadeos que su compañero intentaba contener. No le importo decidir, solo siguió brincando sobre su erección, ahora con un ritmo constante, permitiendo que resbalara cada vez más adentro, hasta tenerlo por completo dentro de sí.
El pelinegro se deleitaba con la visión de sus globos redondos mientras engullían su erección por completo. Sintió que ya no podía detener más su orgasmo, observó a la chica, buscando rasgos en su expresión que le indicara que ya estaba por llegar, y parecía así, pero quería asegurarse de que lo hiciera. Sería una completa humillación que él alcanzara el clímax antes que ella.
Busco con la mirada su celular, para poder abrir la aplicación que controlaba el vibrador que aún estaba en la vagina de su compañera, y le permitía controlar la intensidad de las vibraciones. Movió sus huellas sobre la pantalla, tomando por sorpresa a la chica, que no pudo controlar más el volumen de sus gemidos, ni medir el ritmo de sus saltos, enterrándose su miembro con brusquedad, próxima al orgasmo.
La chica tuvo que sostener su cuerpo apoyando las manos en el colchón, mientras alcanzaba un orgasmo que dejo su mente en blanco por un par de segundos. El ojinegro, satisfecho con su labor, sintiendo los fluidos de la ojijade gotear en sus piernas, supo que ya podía dejarse ir. Sostuvo la cintura de la chica para que no se moviera.
Una.
Dos.
Tres penetraciones bastaron para que se permitiera explotar en su interior. Bañando sus entrañas con cálidos latigazos. Dejando caer su peso sobre el de ella, llevándosela consigo y haciendo que los dos se desplomaran en la cama, boca abajo, con él encima de ella, aun en su interior, dejando todos sus líquidos bien adentro.
Los dos luchaban por recuperar su respiración, disfrutando de la calidez del cuerpo del otro. Sintió a la pelirrosa removerse incómoda, creyó que era por su peso, hasta que la vio intentando alcanzar su intimidad. Entendió que se trataba del vibrador aún encendido en su centro, que seguramente estaba muy sensible para que fuese cómodo para ella. Aprovecho el tener más acceso a su entrada y removió el aparato, presionando el botón para apagarlo y arrojándolo en alguna parte de la cama. La mujer suspiró aliviada, mientras los dos buscaban los labios del otro por instinto.
Se giró entre sus brazos, para poder apoyar su espalda en la cama, y él se lo permitió, quedando encima de su cuerpo, con sus piernas entrelazadas, viéndola a los ojos, respondiendo al llamado de sus labios cuando ella lo miro con esos ojos que él ya sabia muy bien que querían.
Disfrutaban de los labios del otro, mientras relajaban sus cuerpos, ya no era un contacto sexual. Solo disfrutaban la calidez del aliento del otro. Estuvieron besándose por varios minutos más, hasta que la pelirrosa empezó a sentir los líquidos de Sasuke queriendo salir de su cuerpo. Se puso de pie rápidamente, con la urgencia de correr al baño.
Por más agradecida que estuviera con el rubio, por proveer un lugar en el cual se pudiese comer a su dios griego, detestaba que las habitaciones de invitados de su mansión, no tuviese su propio baño. Tenía que salir al pasillo cada vez que el pelinegro la hacía suya para poder limpiarse. Por lo que entendía, solo la habitación principal tenía un baño privado, y el resto tenía que compartir alguno de los múltiples baños contiguos.
Se enfundó en la camisa negra del Uchiha, antes de caminar tan rápido como el dolor en su retaguardia le permitía, que parecía ser muy poco, porque escucho la risa burlona del pelinegro, viéndola caminar en cámara lenta.
-Eres un bruto - lo miro de mala manera, mientras abría la puerta y la cerraba de un portazo, encaminándose al baño a pocos pasos. Estaba a punto de tocar la perilla de la puerta cuando esta se giró y la puerta se abrió, encontrándose cara a cara con el rubio. El ojiazul la vio con sorpresa por unos segundos antes de sonrojarse por completo.
-Sa-sakura-chan- tartamudeo, nervioso.
Sakura sonrió melosa - Na-ru-to - pronuncio su nombre con sensualidad, mientras se ponía en puntitas, acunaba una de sus mejillas en una de sus manos y depositaba un casto beso en la otra, sintiendo la cara del chico arder - buenos días - lo vio a los ojos, el chico casi tuvo un paro cardiaco allí mismo.
Cuando lo dejo ir de su agarre, rodeo su cuerpo para ingresar al baño, y solo escucho un quedo -buenos días - de parte del rubio, que después daba rápidos pasos hacia su habitación.
Era su nuevo juego. Le resultaba particularmente divertido la forma en la que Sasuke reaccionaba a sus interacciones con el rubio, especialmente teniendo en cuenta que ya compartía su cuerpo con otro hombre. Pero cuando se trataba de Naruto, lo escuchaba bufar, lo veía rodar los ojos y la acercaba a su cuerpo lo más que podía ante cualquier tipo de atención que ella le brindaba al chico de piel canela. Esos dos tenían una extraña rivalidad, y a ella le gustaba echarle leña al fuego para poder ver al pelinegro enfadado y berrinchudo.
También disfrutaba ver a Naruto todo nerviosillo, que mono que era. Era un chico sumamente atractivo, pero no lo veía con nada más que ternura y un poco de molestia cuando se ponía muy ruidoso. Que pasaba seguido, claro, cuando ella no le coqueteaba, haciendo que se sonrojara y se quedara tieso. Eso, sumado a que su cuerpo no podría soportar traer otro hombre a la ecuación, especialmente el rubio que se veía tan hiperactivo, se compadecía de la mujer que tuviera que satisfacerlo.
Se sentó en la taza del baño, jugando con su celular mientras dejaba que la gravedad hiciera lo suyo. Su entrada ardía inmensamente. Frunció el ceño molesta con el pelinegro, era un maldito animal. Ya se vengaría de él también.
Los dos habían sabido tomar muy buen provecho de la suspensión, llevaban un poco más de una semana encontrándose en la casa del rubio. Les decía a sus padres que se iría a la biblioteca a recuperar el tiempo perdido, y estudiar, aunque ya habían presentado los exámenes finales. Ellos no tenían que saber que solo se enfocaba en estudiar la anatomía del Uchiha. Tampoco es que estuvieran en el país como para comprobar si lo que decía era cierto o no.
Todavía se sorprendía de como Sasuke se las había arreglado para que el Uzumaki les dejara usar su casa como motel después de lo que había pasado en su primera noche ahí.
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Desde hace mucho habían dejado de usar protección. Principalmente, porque cuando querían coger tenían pocos minutos, en la biblioteca o en el baño del instituto, solo se arrancaban la ropa lo más rápido que podían e iniciaban su sesión. La primera vez solo lo olvidaron, dejándose llevar por la pasión del momento, la segunda, lo olvidaron a propósito, con toda la intención de volver a sentir la piel del otro. Después de eso, ya no tenía sentido usarlo unas veces y otras no.
No era la decisión más responsable, pero sí la más excitante. Sabía que él disfrutaba correrse en su interior, y a ella la calentaba recibir sus fluidos cuando él alcanzaba el clímax, además de querer sentir su piel unida a la suya, empapada de sus fluidos. No era lo mismo que con un condón. Ella tomaba la píldora, así que estaban a salvo. Cuando cogían en casa de Sasuke, eso no era un problema, ya que él tenía su propio y no tenía que salir desnuda al pasillo, como estaba haciendo en ese momento…
Bueno, no estaba desnuda, pero se había puesto un conjunto diminuto para provocar al pelinegro. Tenía puestas unas bragas de hilo rojo oscuro y un sostén del mismo color, que consistía en diferentes lazos que difícilmente le cubría los pezones. Era de noche, y la penumbra la recibió mientras intentaba recorrer el par de pasos que le tomaban llegar al lavabo. No conocía bien la casa a la que la había llevado el pelinegro, asumió que era una de las propiedades que pertenecía a los Uchiha.
Usaba su manos para tantear la pared, buscando la perilla del baño que había visto más temprano. Cuando empezó a dar toques a la madera de la puerta, supo que iba por el camino correcto, siguió repasando su mano hasta encontrar la perilla, sonriendo victoriosa. Su sonrisa se borró inmediatamente cuando sintió que una mano se posaba sobre la suya. Su corazón dio un brinco, y sintió un vacío en su vientre, sabiendo muy bien que Sasuke se había quedado en la cama.
Cuando su otra mano toco un cuerpo cálido y duro, comprobó que había alguien frente a ella, su cuerpo y mente se congelaron por un par de segundos. El cuerpo frente a ella parecía estar pensando lo mismo, pues acercó una de sus manos al cuerpo femenino, que terminó aterrizando en uno de sus pechos.
El individuo, sin saber que tocaba, se atrevió a apretarlo un par de veces, extrañado y entre dormido.
-¿eh?-La voz masculina la saco del trance en el que estaba.
-Kyaaaaaa - soltó un grito que retumbo por toda la instancia, mientras le propinaba un puñetazo en el abdomen al cuerpo frente a ella, que soltaba todo el aire y causaba un sonido seco al caer al suelo estrepitosamente.
Escucho pasos rápidos detrás de ella, seguidos de la voz que reconocía - ¿Sakura? - decir que se lanzó a sus brazos era poco, siguió la dirección de la que provenía su voz, aun en la absoluta oscuridad envolvió sus brazos alrededor de su cintura y escondió su rostro en su pecho.
-Sasuke-kun - tembló un poco entre sus brazos, a lo que el Uchiha envolvió uno de sus brazos alrededor de sus hombros apegándola a él, confundido - Hay alguien ahí - las luces del pasillo se encendieron, mientras un descompuesto Naruto se mostraba al lado del interruptor, con una mano en el abdomen adolorido.
-Pegas fuerte- dijo tratando de recuperar el aire - ¿Sasuke-teme?- Pregunto confundido. El rubio solo vestía unos pantaloncillos con dibujitos de tazones de ramen.
-¿Qué hace Naruto aquí? - pregunto a Sasuke confundida.
-¿Qué hago yo aquí? ¿Qué hacen ustedes aquí?- les devolvió la pregunta el rubio.
-Es su casa - Se encogió de hombros el azabache.
-¿Su casa? - La ojijade vio al pelinegro confundida.
-Hmp, ¿no ibas al baño? - Se dirigió el Uchiha a la chica. La pelirrosa parecía meditarlo un par de segundos, entendiendo que necesitaban hablar. Se giró de regreso al baño con la mirada del rubio al hilo de las bragas, que desaparecían entre sus bien formadas y voluminosas nalgas. "Mejores que las de las revistas hentai" pensó pervertido el rubio.
-Mira para otro lado, perdedor - el rubio recibió un zape en la cabeza que lo saco de su ensoñación. Tomó al Uchiha del antebrazo, halándolo a su propia habitación y cerrando la puerta.
-¿Que hace Haruno Sakura en mi casa? - pregunto, intentando susurrar - y des-desnuda - se sonrojó.
-¿Pues que crees, zopenco? - dijo el ojinegro con obviedad.
-¿Por qué aquí, idiota? - pregunto desesperado y preocupado.
Se encogió de hombros, restándole importancia.
-¿Sabes que haría mama si sabe que hay una chica desnuda acá? Sabes como se pone de celosa - Su frente se puso azul del miedo. Su mamá daba terror cuando estaba enojada.
-Ese no es mi problema-
-¿Ahhh? Pero si para mí, maldito teme - enojado ante el cinismo - ¿cómo hiciste para entrar siquiera?
-De verdad que eres dobe, tú me diste la llave -
-¿ah?-
-Hace años-
Se sonrojó recordando a que se refería - ¡teníamos como 8 años! - recordó - de saber que todavía la tenías, te la habría pedido y más si la ibas a usar para hacer e-eso.
-Me la diste diciendo alguna babosada de la amistad - recordó - ¿no somos amigos?
-Pues claro que sí, pero… Pero-
-Pues bien, yo necesito un lugar para pasar la noche y tú lo tienes, tus papás no regresan hasta después de año nuevo -
-Temeeee me meterás en problemas - se quejó - y te meterás tú en problemas, ¿no es Sakura-chan la novia de Hyuga?
-aha - afirmó poniendo los ojos en blanco, haciendo que el rubio se halara los pelos, desesperado
-¿Desde hace cuanto tú y ella hacen e-eso? - Intentaba hablar bajito, temiendo que la chica lo escuchara chismeando.
-Que te importa - lo miro déspota, mientras el rubio seguía resoplando, aun esperando una respuesta - tsk, un par de meses - dijo sin importancia.
-¿Un par de meses? ¿Estás loco? - parecía que le estuviera siendo infiel a él, el pelinegro no entendía el escándalo del rubio -
-No te entrometas -
-Arggg - se haló los pelos una vez más, con frustración - Está bien, está bien - se rindió - pero no permitas que Chiyo-baasama los vea - Chiyo era su nana desde pequeño, y se quedaba en la casa de huéspedes de la mansión. Le contaría a Kushina lo que había pasado sin dudarlo.
-Hmp - aceptó, muy a su manera - Naruto - se acercó amenazante - Te la vuelves a comer con la mirada y le contaré a Chiyo que las revistas hentai que encontró no eran de tu papá - El Uzumaki recordó como casi causa el divorcio de sus padres y le devolvió la mirada igual de amenazante, parecía que salían rayitos de los ojos de ambos.
-De nada, imbécil - dijo entre dientes.
Sasuke se giró para abrir la puerta, de la que casi cae la pelirrosa, que tenía la oreja pegada en ella. Río nerviosa al saberse descubierta. Ya había cubierto su cuerpo con la playera del Uchiha.
-Gracias, Naruto - le dedicó una sonrisa encantadora, tratando de obviar que había escuchado toda la conversación.
-De-de nada- respondió el ojiazul bobalicón.
El ceño fruncido del Uchiha le pareció divertido, más cuando la tomó de la mano y la halo hacia el dormitorio que habían usado anteriormente, en el que el pelinegro se quedaba cuando dormía en la casa del rubio desde que eran chicos. La arrojó a la cama, dejándola sentada, mientras se bajaba los pantalocillos que tenía puestos, dejando expuesto su pene, aún flácido, a los ojos brillantes de la ojijade.
La tomo del cabello acercándola a su ingle, obligándola a abrir la boca y meterse el miembro que poco a poco se erguía al contacto de sus labios y lengua, que lamían, chupaban y mamaban con maestría.
Ese día le hizo mamársela hasta que su mandíbula se entumeció, tragándose todas sus corridas.
Desde ese momento supo de la relación amigos-rivales entre el Uchiha y el Uzumaki. Y sí que lo había disfrutado.
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Se sobresaltó cuando Sasuke entró al baño sin previo aviso, con solo una toalla enrollada al rededor de su cintura, con gotas resbalando con su cuerpo perfecto, parecía que se había dado una ducha en otro de los baños del lugar. Maldito hombre hermoso, se negó a seguir mirando y continuó cepillando su cabello frente al espejo. Seguía enojada con él.
Sintió sus manos tomarla por la cadera por debajo de la camisa, estaban frías en comparación con su propia piel. Se pegó a su espalda, mientras ella seguía haciéndose la indiferente.
-¿Te duele mucho? - preguntó en su oído.
-Mouu si - Su tono preocupado la hizo flaquear, pensando que la mimaría. Más solo escuchó su risa entre dientes, haciendo que se molestara más, sacudiéndose de su agarre. El hombre esta vez envolvió su sus brazos alrededor de su cintura, evitando que se apartara. Empezó a besar el lóbulo de su oreja, repartiendo besos por toda esta. El sonido de la humedad la empezó a calentar.
Dejó de forcejear cuando se empezó a mojar - te compensaré - prometió el pelinegro, llevando una de sus manos a sus senos, aun cubiertos por la camisa masculina. Chupó dos de sus dedos, deleitando a Sakura con el reflejo que le brindaba el espejo. Deslizó su mano por debajo de la camisa, con su clítoris como objetivo. Lo amasó suave y despacio, moviéndolo en círculos, sintiéndolo endurecerse bajo sus dedos.
La pelirrosa dejó caer su cabeza sobre el hombro masculino, con la mirada fija en el espejo, le resultaba muy excitante ver al hombre tocándola - ¿te duele aquí? - preguntó mientras su humedad le permitía deslizarse desde su entrada hasta su clítoris, pasando por sus pliegues calientes, evitando llevar sus dedos muy atrás. Ella negó con la cabeza mientras mordía su labio, para el deleite del pelinegro, que ahora también disfrutaba del reflejo del espejo.
Empezó a repartir besos por su cuello femenino - ¡Oigan! - los estridentes golpes en la puerta rompiera la burbuja que ya se había formado en el baño - ¡Oigan!
Sasuke detuvo sus acciones, más no alejo sus manos de las zonas en las que se encontraban - ¿Qué quieres, dobe? - gruñó contra la piel de la chica.
-¡Si van a seguir haciendo eso, los dejaré tirados, no los esperaré dos horas de nuevo! - Sakura rió divertida mientras el Uchiha bufaba frustrado, con una erección ya marcada -tsk, imbécil - susurró mientras se sobaba por sobre la toalla, sabiendo que le iba a doler hasta que tuviera acceso a la pelirrosa de nuevo. Fue el turno de ella para sonreír burlona, mientras abría la puerta, a un Naruto que parecía ya listo para salir.
-Lo siento Na-ru-to, utilice tu peine, espero no te moleste - pronuncio sensual, acercándose para besar su mejilla, mirando de reojo al pelinegro, que ya tenía el ceño fruncido. Apenas alcanzó a rozar su piel con sus labios cuando se sintió halada lejos del rubio. El azabache la tomó del antebrazo llevándola consigo a la habitación - Estaremos listos en diez minutos - alcanzó a decir antes que el pelinegro cerrara de un portazo.
¿Molestarle? Pensaba el rubio, mientras los esperaba. Claro que no le molestaba que su peine oliera a flores de cerezo, o que sus hebras rosas se quedaran enredadas en este. Había tenido un crush en la pelirrosa desde que tenía memoria. Quien no lo haría, si era la chica más hermosa que sus ojos habían visto. Bufó molesto, ese idiota de Sasuke se la había ganado, pero al menos le había alcanzado a ver las nalgas. Asintió orgulloso de sí mismo. Era hora de despedirse de su enamoramiento infantil y buscar alguien con quien hacer lo que esos dos hacían. Los escuchaba por más que intentaban mantenerse callados. El constante cabeceo de la cama contra la pared, los dulces gemidos de la pelirrosa; se avergonzaba de lo que había tenido que hacer cuando se imaginaba lo que estaba pasando dentro de la habitación.
Empezaba a perder las esperanzas que esos dos saldrían en el tiempo que habían indicado, pero sí lo hicieron, ya vestidos y enfundados en sus abrigos. En Konoha hacía un frío de los mil demonios, a pesar de que no había mucha nieve en esa época del año. Nevaba poco y la poca nieve que caía, se congelaba en el suelo rápidamente debido a las bajas temperaturas.
Era esa época del año para abrir su closet de invierno, Sakura vestía su parka roja que llegaba hasta las rodillas, con unos pantalones blancos y botas de invierno marrón claro. Naruto vestía unos pantalones negros holgados y un abrigo abultado naranja con detalles negros. Suspiro embobada viendo a Sasuke con un abrigo acolchado blanco y azul, unos pantalones negros y unas botas de invierno negras. Tenía un gorro azul cubriendo su cabeza, que pegaba los mechones rebeldes de su cabello a su rostro. Se veía tan guapo, quería comérselo a besos en ese instante.
Se montaron a la camioneta monstruosa del rubio, la mejor equipada para manejar en ese clima, pues los deportivos del pelinegro y la pelirrosa solo patinarían por las carreteras. Se dirigían al instituto, para poder recoger las cosas de su casilleros y disfrutar de las instalaciones del lugar que ya estaban acostumbradas a recibir unos cuantos estudiantes que se quedaban durante el invierno en la ciudad. Había muchas ventajas en provenir de familias adineradas, pero la compañía constante de sus padres no era una de ellas. Muchos encontraban refugio en la escuela, como los tres chicos que se adentraban a las solitarias calles de la ciudad.
Faltaban solo tres días para la navidad. Las luces de navidad ya empezaban a decorar las calles, listos para recibir las festividades. Mientras parqueaban, supo que algunos de sus amigos estarían ahí, pues identificó la camioneta de Kiba en el parqueadero. Sasuke salió del asiento de copiloto para abrir su puerta y ayudarle a bajar, la camioneta del rubio era gigante, y le tomaría un salto para poder tocar el suelo.
Camino en medio de los dos chicos por los pasillos casi desiertos, hasta llegar a su salón de clases, donde podía escuchar la risa de su rubia favorita.
-¡Frentezota! - Ino se levantó para estrujarla en un abrazo, sin disimular su mirada interrogante al verla acompañada de los dos hombres, más los saludo como si fueran los mejores amigos - ¡Sasuke! ¡Naruto! - el azabache solo asintió mientras el rubio mostraba todos los dientes en una sonrisa - los resultados de sus exámenes están en el escritorio - señalo los sobres con sus nombres.
Los tres se encaminaron hacia el punto indicado, saludo a Kiba, Hinata y Shikamaru en el camino. La familia de Neji había viajado a Suiza, ella había estado invitada, pero después de recibir su castigo, tuvo que cancelar. La familia de Hinata se quedaría unos cuantos días más en Japón, para celebrar las festividades y después se unirían a ellos.
El pelinegro y la pelirrosa vieron sus notas perfectas en el papel - ¡Yattaaaa! ¡Pasé! - gritó el rubio al abrir el sobre.
-Hmp, apenas y pasaste, ¿qué celebras? - dijo mirando de lado como el examen del rubio estaba lleno de notas en color rojo, de todo lo que el sensei había tenido que corregir.
-¡Que pasé! - celebro.
-Lo que digas, vámonos - empezó a caminar hacia la puerta.
-No seas tan antisocial, sentémonos con los demás - lo tomó del hombro, deteniendo sus movimientos
Los ojos jades de Sakura brillaron ante la idea - sí, siéntate Sasuke-kun - lo tomó de la mano arrastrándolo a un asiento. El pelinegro solo se dejó hacer. Sentándose, cruzándose de brazos mientras veía por la ventana.
-¿Viajarás? - pregunto Kiba tendiéndole el chocolate caliente que antes estaba tomando, mientras veía con desconfianza al pelinegro al lado de la chica.
La pelirrosa resopló - Si - sopló la bebida antes de tomar un trago.
-¿A dónde irás, Sakura-chan? - preguntó Hinata dulce, como siempre.
-Pasaré las fiestas con mi abuela, en Hokkaido - se encogió de hombros, con una pequeña sonrisa.
-¿Tu abuela? - repitio Kiba, recordando varios detalles interesantes - ¿La que vive en el complejo de ski resort?
Sakura asintió.
-¿La que tiene una piscina termal en su casa? - Ino siguió el interrogatorio, La pelirrosa volvió a asentir, levantando una ceja.
-¿La que tiene como diez habitaciones en su casa? - secundo Kiba a la rubia.
-¿Qué parece un hotel? - Siguió cuestionando Ino, ya no esperaban que Sakura respondiera, solo se iban emocionando más y más con cada pregunta.
-Ehh, sí- Musitó, sospechando.
Los chicos intercambiaron miradas momentáneamente -¡Si vamos! - dijeron unísono los dos entusiasmados, brincando de sus asientos.
-¿eh?- Sakura separó sus labios de la taza humeante.
-¡De acuerdo! ¡Yo también iré! - se unió Naruto al par que estaban de pie.
-Oigan, pero sí ni los he invitado -
-Está decidido frentona - sentenció Ino sin importarle las protestas de su amiga- Shikamaru también irá.
-Oye, yo no he dicho nada - dijo el de coleta con flojera. Había estado recostado en el escritorio frente a su asiento, con los brazos cruzados sobre la mesa y su cabeza apoyada en ellos, fingiendo que dormía para que no lo molestaran.
-Iras - lo miró amenazante - Shikaku-san dijo que tenías que cuidarme y planeo emborracharme y portarme mal - el inuzuka la vio con ojos de enamorado. Shikaku e Inoichi, el padre de Ino y Shikamaru eran socios de negocios, y habían tenido que viajar de emergencia a Europa para resolver un problema, dejando a Shikamaru a cargo de la que era como su hermana.
-Yo te apoyo Ino - espeto Kiba, le gustaba cuando Ino se emborrachaba, normalmente se soltaba mucho con él.
-Oigan esperen, ni siquiera le he preguntado a mi abuela si puedo llevar invitados - detuvo la pelirrosa.
-¿Pues qué esperas?, pregúntale - dijo con obviedad la rubia, tomando el celular que la pelirrosa tenía en sus manos y poniendo la clave, antes de que la pelirrosa se lo arrebatara de las manos.
-Oye, ¿cómo sabes mi contraseña, cerda? - se puso de pie, mientras se alejaba para hacer la llamada, saliendo del salón.
No tenía que hacer la llamada, conocía a su abuela de sobra, y siempre estaría feliz de recibir invitados. Ya no con la misma energía, pero bebería sake con ellos hasta que estuviera agotada. Y cuando todos se fueran a dormir…se mordió el labio de imaginar lo que le haría a Sasuke cuando todos estuvieran durmiendo, un par de días en ese frío lugar con solo sus cuerpos para calentarse. Sacudió su cabeza para evitar calentarse pensando en el pelinegro. El plan empezaba a emocionarla. Varios días despertando a su lado sonaban como una maravillosa idea.
Su abuela respondió al primer tono.
En cuanto corto la comunicación, ingresó nuevamente al cuarto, con todos callados esperando el veredicto. Kiba, Naruto e Ino la veían con ojos gigantes y expectantes.
-¡Iremos a Hokkaido! - gritó ya contagiada de la energía de los hiperactivos del grupo. Los tres la recibieron con una brazo grupal mientras empezaban a saltar, emocionados.
-¿Hina-chan? - preguntó Ino, a lo que la ojiperla asintió tímidamente.
-¿Sasuke-kun? - preguntó esta vez la pelirrosa. El pelinegro la miro intensamente por unos segundos, en los que todos guardaron silencio antes de asentir, causando un nuevo grito grupal y que volvieran a abrazarse saltando.
Sasuke se arrepintió al instante de su decisión.
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Haruno Sakumo era una mujer que derrochaba elegancia y ostentosidad. Como Sakura la había descrito, una mujer fuerte, inteligente y astuta. De gran carácter, que no dudo en darle un zape a Naruto en cuanto entró corriendo con las botas llenas de nieve a la casa.
Hinata se había quedado dando reverencias y disculpándose por el comportamiento del rubio.
El lugar era tal como lo habían descrito, una tradicional y lujosa casa japonesa, enorme, con pasillos majestuosos que parecían laberintos entre paneles corredizos, tenía una decoración exquisita, moderna, minimalista y tradicional. El tono madera, blanco y dorado predominaban en la decoración, con un par de piezas de lujo y exclusivas, doradas, de oro, por supuesto. Cuando se deshicieron de sus abrigos y botas de invierno, el cálido suelo acogió sus pies, pues había sido ensamblado con calefacción.
La mansión contaba con varios jardines, el primero visible desde la entrada estaba cubierto por una delgada capa de nieve, todos admiraban la maravillosa arquitectura del lugar, a excepción de Sakura e Ino, que había recorrido el lugar incontables veces con el pasar de los años. Una enorme fuente en roca se alzaba en medio del jardín.
-Bienvenidos chicos, siéntanse como en casa. Si necesitan algo, no duden en pedirlo. Pedimos pases especiales para la montaña, los estarán esperando para que puedan hacer ski o snowboarding, y cuando regresen tendré un festín preparado para ustedes - La pelirrosa negó divertida mientras todos celebraban. Su abuela era la mejor anfitriona.
Sakura era la viva imagen de ella. Su cabello era de un rosa, mucho más pálido, casi blanco, sus facciones delicadas, su piel era blanca y ya demostraba los años que tenía, pero se conservaba muy bien para su edad. Su única diferencia eran los ojos, Sakumo tenia ojos azules y Sakura había heredado los ojos verdes de su mamá. La mujer mayor vestía un lujoso kimono tradicional en tono rosa y celestes.
Los empleados llegaron a ayudarlos con el equipaje, guiándolos a cada uno a una habitación diferente, seguida la una de la otra. Sakura se alejó un poco, pues su abuela tenía una habitación más apartada, acondicionada únicamente para ella, cuando venía a visitarla.
-¿Y el estirado de tu novio? - preguntó al oído de su nieta en cuanto estuvieron lo suficientemente lejos de los demás.
-Está en Suiza- rio. A su abuela nunca le había agradado Neji.
-Por supuesto que lo está - Decía que era un pedante insoportable - ¿Y ese bombom? No lo había visto antes - dijo mirando a Sasuke, que caminaba al lado de Naruto, quien parloteaba acerca de quien sabe que cosa.
-A que está bueno - dijo picara - Es Uchiha Sasuke - hablaba bajo para que nadie más las escuchaba.
-Uchiha, ¿huh? - su abuela preguntó - ¿No será familiar de Uchiha Fugaku, el músico?
-Es su hijo, ¿lo conoces? - pregunto asombrada.
-Oh, más de lo que tú crees - rió picara
La cara de Sakura era un poema - ¡abuela! - exclamo sonrojada.
-¿Qué? Solo fueron unos besitos, a él le gustaban las mayores y a mí los menores - se encogió de hombros.
Sakura rio nerviosa, sin saber como sentirse con la idea de su abuela besando al papa de los hermanos Uchiha. Buscó con su mirada al pelinegro, para saber cuál sería su habitación, durante el día, porque durante la noche lo llevaría a la suya. Sus ojos se encontraron con los ónix, como siempre ocurría, ella sabía cuando él la estaba viendo, y parecía que él también. Intercambio miradas con el ojinegro ante la atenta mirada de los suspicaces ojos celestes, que veían la interacción de los menores fascinada.
Se tomaron un rato para alistarse y dirigirse a las montañas. El resort, consistía en una comunidad exclusiva, con contadas mansiones que rodeaba la montaña, acondicionada para los deportes de invierno, exclusivamente para los habitantes de la comunidad. No estaba abierta al público.
Se abrigaron, emocionados por lo que venía. Tomaron la góndola para subir a la cima de la montaña cubierta de nieve. Tal como Sakumo lo dijo, en las montañas los habían recibido varios instructores, con el equipo que necesitaban. Los ayudaron a vestir y preparar, para después acompañarlos en la bajada de la montaña. Naruto, Sasuke y Kiba se la habían pasado compitiendo, subiendo y bajando múltiples veces. Sasuke viéndose tan cool y apuesto como siempre. Las chicas iban más despacio, disfrutando de la nieve y el paisaje, con Shikamaru acompañándolas para "cuidarlas" pero bien sabían que el chico solo era muy perezoso para poner mayor esfuerzo.
En la mitad de la bajada de la montaña había un pequeño chalet, Una pequeña casa con baños y una plataforma de madera para descansar antes de seguir el camino hasta el final de la montaña. Se detuvieron para obligar a Shikamaru a tomarle fotos al trío de chicas. Sakura aprovecho el descanso que estaban tomando y que Ino estaba distraída con el chico perezoso, peleando, como usualmente hacían. Le reclamaba porque se veía gorda en todas las fotos que él tomaba.
-Hina-chan - Se levantó los googles para poder ver a los ojos a la chica que estaba recargada en una banca, arreglando uno de sus skis.
-¿Sí, Sakura-chan?
-Debe parecer extraño tener a Naruto Y a Sasuke-kun aca - La chica inmediatamente se sonrojó, la pelirrosa no pensó nada de ello, ya que esta siempre se sonrojaba - A Neji no le agradan, pero creo que solo los está juzgando porque no los conoce - Sabía muy bien que Hinata no estaría enterada de ninguna de las peleas con Neji, ni el verdadero papel del azabache en estas. No habría forma de que Neji se le acercara a contarle sus penas, más aún cuando él había sido infiel.
-Suena como algo que él haría - sonrió apenada - Creo que no son malos - admitió con voz dulce - Na-naruto-kun parece muy dulce - jugaba con sus dedos mientras agachaba la mirada.
-Yo opino lo mismo - le guiñó el ojo - ¿crees que podrías… Guardarme el secreto de que estuvieron acá con nosotros? - la chica pareció meditarlo un par de segundos antes de asentir firmemente.
-No diré nada - No es como si estuvieran haciendo nada malo, ¿verdad?
-Gracias Hina- Sakura se volvió a poner sus protectores de ojos mientras sonreía victoriosa. Solo tenía que ocuparse de una persona más.
Cuando estaba anocheciendo, los trabajadores les comunicaron que la montaña cerraría por el día y que un vehículo los escoltaría hasta su residencia. Todos lo agradecieron, pues después de todo un día de deporte y aventura, su cuerpo necesitaba descansar. Cuando volvieron a casa, Sakumo les pidió que se alistaran para la cena, sería una cena tradicional japonesa, por lo que todos habían traído sus kimonos y yukatas.
Se había reunido con las chicas para maquillarse juntas. Se veían perfectas. Ino tenía un kimono púrpura, con detalles y obi lila, que se ajustaba divinamente a su cintura. Hinata vestía uno celeste, con un obi azul oscuro. Y ella se terminaba de ajustar un kimono verde, que hacia juego con sus ojos, con pétalos de cerezo adornándolo y un obi rosa. Un regalo de su abuela. Se tomaron una selfie y la publicaron antes de salir a encontrarse con los demás.
Los chicos también habían sacado sus mejores trajes, vestidos con sus yukatas. La de Shikamaru era verde oscura, la de Kiba era negra y roja, la de Naruto era naranja, por supuesto. Y la de Sasuke era azul oscura, con los símbolos de su familia en el cinturón. Tenía que decir que su yukata en contraste con su pálida piel y sus tatuajes eran la visión más erótica que había tenido jamás.
No pudo evitar llevar su mano a la parte de atrás de su cuello, tocando la bandita que cubría el tatuaje con el mismo símbolo. El pelinegro pareció notar su gesto, pues sonrió con prepotencia, ella solo negó mientras sonreía. En que estaban pensando.
Le encanto la forma en la que la vio de pies a cabeza, comiéndosela con la mirada, aprobando su vestimenta y esperando poder arrancársela pronto. Ella solo se mordió el labio, deseosa. Ansiando el momento también.
Caminaron por los pasillos cuando una de las sirvientas les anunció que la cena estaba lista. Y si bien se refería a todos, no podía dejar de observar y dirigirse únicamente al pelinegro, estando toda sonrosada, ante la atenta y molesta mirada de la pelirrosa. Alguien sería despedido esa noche si no lograba controlar los ojos que seguían escaneando todo el cuerpo del hombre.
Agradeció de mala manera mientras empezaban a caminar, asegurándose de que Sasuke no se quedara a solas con esa igualada. Dejaron que el olor de los pasillos los guiaran hacia el gran comedor donde, como Sakumo había prometido, los esperaba un banquete que ocupaba una mesa enorme. Todo en abundancia y de primera categoría.
-¡Itadakimasu! - Se sentaron en el suelo alrededor de esta para empezar a devorar todas las delicias que los chefs habían preparado.
-¿No hay ramen? - preguntó Naruto con la boca llena, recibiendo un zape por parte de Sasuke y Kiba. Sakumo hizo una seña a uno de los empleados, si sus invitados querían ramen, tendrían ramen.
Cuando la mayoría de platos estaban vacíos, la mujer mayor se aclaró la garganta, llamando la atención de todos.
-Y ahora - habló su abuela en voz alta - viene la mejor parte - sacó una botella elegante, blanca con diferentes kanjis encriptados en azul - este es el mejor sake de todo Japón - todos la miraban impresionada, mientras un par de sirvientas llenaban los vasos dispuestos para cada uno - me tomaré una copa con ustedes y después iré a descansar, siéntanse libres de disfrutar la noche.
-¡Kanpai! - chocaron sus copas antes de tomarse el líquido de un solo trago.
Y el sake si que era el mejor de Japón. Tres tragos después los efectos del alcohol ya empezaban a hacer mella en todos, se habían movido al salón, donde solo había cojines para sentarse.
-¡Ya sé! ¡ya sé! - grito la rubia escandalosa - ¡jugaremos a la botella!
-Nooo - grito Naruto - No quiero besar a Sasuke-teme - todos voltearon a verlos extrañados, mientras el pelinegro le daba un coscorrón que lo hacía besar el suelo.
-No me besarás, imbécil - todos rieron ante la borrachera del rubio.
-¡Yo primero! - dijo la rubia mientras giraba la botella que terminaba apuntando a Shikamaru - ¡Ven aquí, Shikababy!
-Oye, si Temari se entera, me mata y te mata a ti también - la detuvo antes de que llegara a sus labios.
-Shika tiene razón- aprovechó su oportunidad la pelirrosada - Tenemos que prometer, lo que pasa en Hokkaido, se queda en Hokkaido - miró severa a todos, aunque solo le interesaba que el Inuzuka aceptara - Nadie quiere a los chismosos - terminó por posar los ojos en Kiba.
-Tsk no soy ningún chismoso - se defendió.
-¿Todos de acuerdo?-preguntó alzando su vaso, para sellar el pacto con un shot más.
-¡Kanpai! - todos bebieron de su trago antes de observar como Ino unía los labios con el de coleta. Nada pasional, los dos eran mejores amigos de toda la vida.
-Mi turno, mi turno - dijo Kiba emocionado, girando la botella. Que cayó en Shikamaru - Eh, ni loco que estuviera.
-Pues entonces no besas a nadie - sentenció Ino arrancando la botella de las manos - Tu turno, Sasuke - le tendió la botella al chico que la giro en el centro. La pelirrosa cruzo los dedos mentalmente, había querido besarlo todo el día.
La botella giró y giró hasta que se detuvo.
-Te dije que no te besaría, teme - El rubio se cubrió los labios con las manos.
-Deja de decir eso, imbécil - le tiro un cojín en la cara. Todos rieron mientras Sakura tomaba la botella esta vez, dejándola en el centro y girándola, ansiosa.
-Na-ru-to- pronunció provocativa cuando la botella paró, esta vez el rubio no protestó. La ojijade habría deseado que la botella se detuviera en Sasuke, por supuesto, pero le había tomado cariño a los castigos que le daba cada vez que coqueteaba con Naruto, así que no desaprovecharía la oportunidad de provocarlo. La ojijade gateó hacia el rubio con toda la sensualidad posible. Acercándose al sonrosado rostro del Uzumaki. Atrapó su labio inferior entre los suyos cuando los dos cerraron los ojos. La sorprendió cuando el chico movió sus labios sobre los suyos, para atrapar su labio superior entre ellos y después el inferior. Se le había presentado la oportunidad y él la había tomado.
Sasuke lo mataría, estaba seguro, pero al menos se iría con un último beso de su crush.
Sakura rio divertida al separarse del ojiceleste y volver a su lugar, viendo el ceño fruncido del Uchiha, y la promesa en su mirada de hacerla pagar. Rio hasta que poso los ojos sobre la ojiperla que mantenía la cabeza gacha y miraba de reojo al rubio, con tristeza.
oh, oh, parece que su pequeña Hina-chan estaba creciendo. Y nana Sakura la iba a ayudar.
-Okay, suficiente con los besos de primaria - apuntó a todos - Quiero ver besos con lengua.
-¡Sí!- Dijeron Kiba e Ino, todos sonrosados, y borrachos, al igual que todos.
-Hina-chan, tu turno - la ojijade le tendió la botella a la chica, que se tornó de todos los colores carmesí posibles, tomando la botella tímidamente, poniéndola en el centro del círculo y girándola.
La pelirrosa abrió la boca con impresión cuando la botella se detenía hacia Sasuke. ¡Ese no era el maldito plan!
La botella se detuvo justo entre Sasuke y Naruto.
-Oh, ¡qué suerte Hina-chan! - Dijo Ino, codeándola picarona - ¿Está más cerca de Sasuke o de Naruto?
-De Naruto - sentenció Sasuke, cruzándose de brazos, haciendo que la pelirrosa suspirara aliviada.
Los dos chicos se vieron totalmente sonrojados, sin moverse, por lo que parecieron minutos - Ay, ya bésense - dijo Ino harta de la espera.
Naruto fue quien se acercó al rostro de la chica, tomándola por las mejillas y uniendo sus labios, en una beso más profundo esta vez, acariciando su lengua que le correspondía tímida. Era un beso dulce y lento, que dejó a los demás empalagados cuando se separaron. Mantuvieron contacto visual para después desviar la mirada avergonzados.
Un par de rondas más pasaron. En ese punto ya casi se habían besado todos con todos. Si no confiara en Ino con su vida, le habría arrancado el cabello cuando beso al Uchiha. Pero sabía que la muy zorra no iba a desaprovechar la oportunidad de besar a un chico guapo. Así como había besado a Shikamaru, Kiba y Naruto.
Ya habían pasado muchas más copas de sake por las manos de todos, estaban más desinhibidos, todos tenían sus rostros sonrojados.
La pelirrosa giró la botella una vez más, deteniéndose finalmente en el de ojos ónix. El momento que había esperado toda la noche. No dudo ni un segundo en lanzarse a sus labios ante los ojos de todos.
Unió sus labios con ferocidad, encontrándose con su lengua que la acaricio gustosa. Sus labios se sincronizaban para acariciar los del otro como siempre lo hacían, con pasión y necesidad del otro. Sintió como enredaba su mano entre su cabello, acercándola incluso más y profundizando el beso, si eso era posible. Recorrió su cavidad con ansias, siendo correspondida con la misma energía.
-hmm - un gemido de placer murió en los labios del chico, totalmente envueltos en el momento.
Un carraspeo la sacó de su ensoñación, recordando donde estaban. Se separó del chico dándose cuenta de que tenía sus manos alrededor de su cuello, él tenía una de sus manos apresando su cabello y la otra en su espalda baja. Sus cuerpos totalmente pegados.
Los dos aclararon su garganta. Se permitió apreciar lo guapo que se veía todo sonrojado, no sabía si por el alcohol o por el momento que acababan de vivir. El rostro de todos los presentes era un poema, estaban sonrojados, con los ojos y boca bien abiertos. Parecieron reaccionar ante su mirada, volviendo a la normalidad.
-Oye, ¿tú no tienes novio? - pregunto Kiba, ponzoñoso. El Uchiha no le desagradaba, pero Neji era su amigo.
-¡Nadie quiere a los chismosos! - gritaron los dos rubios señalándolo. El par de rubios resultaron ser sus mejores aliados
-Solo pregunté - dio otro sorbo a su sake, cruzándose de brazos y mirando hacia otro lado.
Intentó ver la expresión de Hinata, después de todo era su primo. La ojiperla parecía estar más dormida que nada. Su rostro estaba sonrosado, su mirada gacha y empezaba a cabecear.
-Naruto, lleva a Hinata a su habitación, ¿quieres? - Pidió la pelirrosa. La Hyuga estaba tan ida que ni siquiera pudo entrar en pánico ante la idea del rubio llevándola. Solo se dejó hacer cuando este la ayudo a poner de pie. Viendo como se balanceaba de un lado para otro, solo opto por cargarla estilo princesa, caminando fuera del salón y perdiéndose por los pasillos.
-Yo también iré a la cama - anuncio Shikamaru, poniéndose de pie.
-Psst psst - llamó Sakura a Ino por lo bajo, aprovechando el jaleo. La rubia acercó oreja a la pelirrosa - Necesito que te acuestes con Kiba - soltó.
-¿Ehh? ¿Queee? - la rubia se escandalizó entre susurros - ¿otra vez?
-Me la debes - le recordó, Ino la miro sin recordar de que hablaba - Me hiciste liar con Sai para poder enrollarte con Gaara en la fiesta de Temari - La rubia revivió con nostalgia sus momentos con el hermano menor de Temari, dos años menor que ellas. Ella había sido su primera vez. La rubia de coletas casi la mata cuando se enteró de que se había aprovechado de su hermanito de 15 años, además de haberla vetado de su casa.
-Pero sabes lo pesado que se pone después - bufo - que deberíamos salir, que seamos novios - rodó los ojos. El sexo era bueno, pero el chico siempre había querido el estatus de ser su novio oficial. La rubia tenía muchas aventuras, pero al final de la noche, Sai era su one and only.
-Pues safalo y ya - restó importancia - Anda ve, ve que tengo cosas que hacer - la apuró.
La rubia lloriqueó un poco, resignada, antes de ponerse manos en acción - Ki-ba-kun - pronunció sensual mientras se recargaba en el hombro del chico. Lo veía desde abajo con ojos provocativos, mientras su kimono se deslizaba por sus hombros, mostrando el inicio de su sugerente escote.
Los ojos de Kiba brillaron, por eso le encantaba cuando Ino se emborrachaba. En menos de dos minutos ya se la había llevado. Solo eso bastó para que ella se lanzara a los brazos cincelados de su pelinegro favorito.
No necesitaba más que eso para estar lista para él. Y él lo sabía.
Abrió la parte inferior de su Kimono, sentándose sobre las piernas del hombre, que hacía lo propio con su yukata. Bajo sus pantaloncillos mientras corría las bragas y posicionaba su erección en su entrada.
No había juegos previos. Habían estado aguantando todo el día para poder estar juntos. Se sentó sobre su miembro bruscamente, introduciéndolo en sí misma, soltando un gemido de absoluto placer. Unió sus labios mientras lo empezaba a cabalgar con fuerza. Sus paredes vaginales se estiraban lo más que podían. La llenaba por completo.
El azabache tomó los extremos de la parte superior de su kimono para abrir su escote y liberar sus senos, ahora a la merced de sus labios. Le dio atención a uno de ellos, tomándolo con su mano, mamando de este, llevando a la ojijade a la locura.
Un ruido en el exterior del salón la obligo a detenerse. Consciente del lugar en el que estaban y la cantidad de empleados que su abuela tenía, que podrían estar merodeando en la noche.
Sasuke protestó cuando dejó de brincar sobre su hombría - Ven, vamos a mi habitación - el pelinegro no protestó cuando se puso de pie y lo arrastró por los pasillos oscuros. Haciendo pequeñas paradas para besarse y restregarse.
Corrió las puertas de su habitación con ansiedad de volver a tenerlo dentro de ella. La luz de la luna que lograba pasar por los paneles de las paredes y la puerta era lo único que iluminaba la habitacion, permitiendo ver lo suficiente.
Se tiró al tatami, observando al Uchiha correr la puerta desde su posición.
El pelinegro tomó una fotografía mental de la pelirrosa, recostada en el tatami de la habitación. Sus hebras rosas sobre la almohada blanca, su rostro sonrojado, sus labios entreabiertos, llamándolo. Su kimono desarreglado, permitiendo ver el inicio de su escote. El tono verde contrastaba con su piel tersa y pálida, destacando sus ojos verdes. Tenía una de sus piernas, tersas y firmes, flexionada por la abertura inferior del kimono. Permitiendo deleitarse con la silueta delgada de su cuerpo.
Respondió a su mudo llamado.
Se acercó al tatami caminando felino bajo la atenta mirada de la mujer que lo desvestía con la mirada. Se posicionó entre sus piernas, las acarició, sintiéndolas como seda al tacto. Siguió el recorrido con sus manos hasta alcanzar su cadera. La tomó con firmeza, para poder girarla y dejarla apoyada en sus rodillas y manos.
Subió su kimono, quitándolo de su camino, bajando sus bragas. Tanteo su intimidad para asegurarse que estuviese suficientemente húmeda para recibirlo. Sonrió al sentirla empapada. Solo él lograba eso con un par de besos. Se inclinó para probar su humedad, enterrando su lengua en su entrada. Recibiendo la aprobación de la pelirrosada con los gemidos que intentaba callar.
Estaba muy borracho y muy caliente para jugar. Se posicionó detrás de su cadera y entró en su vagina de una sola estocada.
La pelirrosa quiso gritar de placer, pero se mordió la lengua. Si bien estaban lejos de la habitación de los demás chicos, la habitación de su abuela estaba a un par de puertas de distancia.
Lo sintió correr su cabello, y quitarlo del camino de su cuello. Protesto cuando el pelinegro quito la bandita que cubría la zona de un tirón, arrancando un par de cabellos también. Dejando su tatuaje a la vista, mientras sostenía su cabello en un puño y la seguía enloqueciendo con las estocadas fuertes en su interior, cada vez más húmedo.
Al azabache le gustaba ver el tatuaje mientras la follaba, le gustaba saberla de su propiedad.
El sonido sordo del choque de sus caderas hacía eco en las paredes de la habitación. Sakura sostenía una mano sobre su boca, evitando hacer ruido.
Una vibración los distrajo a ambos, mientras la pantalla del celular de la pelirrosa, al lado de la almohada, se encendía y mostraba la notificación de una videollamada entrante.
Los dos se congelaron viendo la fotografía y el contacto que aparecía en la pantalla.
"Neji 3"
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¡Cumplí mi promesa! ¡Aquí está el nuevo capítulo, recién salido del horno!
¡Muchas páginas de puro lemon para ustedes, pervertidillas/os! Hasta yo me sonroje/emocione mientras lo escribía. o/o
Por favor, confirmen que no soy la única que se imagina a Sasuke con diferentes outfits y se enamora más de él T-T Maldito hombre hermoso.
Estoy más que conmovida y agradecida con el amor que recibió el último capítulo. Saber que disfrutan la historia es mi mayor motivación. Me encantaría responder los reviews uno por uno, pero eso solo retrasaría subir el siguiente capítulo. ¡Pero los leo y cada uno me llega al corazón, así qué gracias, gracias, gracias por tomarse el tiempo de leer y comentar! 3
¡Díganme si les gustaría ver más de alguna parejita además de Sasusaku!
¡También amo ver como todos defendemos a nuestra Saku tóxica! En un review la llamaron su Teresa favorita y morí de risa.
La verdad el viaje de nuestros personajes me inspiró mucho. Inicialmente, sería un solo capítulo, pero quería incluir tantas escenas que en un solo capítulo sería muy abrumador. Así que decidí dividirlo en dos, así que prepárense… CAP 12 Hokkaido parte II, ¡ya se está cocinando!
¡Nos leemos pronto! :)
-Laura
