- escenas en pasado y recuerdos en cursiva -
CAP 12 Fuegos Artificiales
Seguían sin hacer ningún movimiento, la pantalla seguía iluminando la instancia, con la luz dando de lleno en sus rostros.
-Contesta- Se sobresaltó al escuchar su ronca voz.
-¿Qué?- pregunto confundida.
-Que contestes - repitió nuevamente. No era un tono de sugerencia, era una orden.
-¿Estás loco? - lo vio por encima de su hombro, pues aún seguían congelados en la misma posición, con su miembro dentro de su cavidad. Él retrocedió hasta salir completamente de ella, girándola con brusquedad, dejando su espalda sobre la mullida superficie. Y posicionándose encima.
La vio fijamente, serio, con una mirada que la ojijade no supo descifrar - contesta - dijo una vez más antes de estamparse en sus labios, con brusquedad. La besaba con fuerza y fiereza, en un beso que difícilmente pudo responder.
Fueron finalmente las huellas del hombre las que se deslizaron por la pantalla del iPhone de la pelirrosa, ante la mirada atónita de esta - ¿Saku? - La voz de Neji la hizo ver al pelinegro aterrada, ¿en qué estaba pensando? Su cámara solo reflejaba la oscuridad de la habitación, mientras la de él mostraba su rostro.
El pelinegro le volvió a estampar un beso, que le acelero el corazón. Ya no solo por el placer, sino por la adrenalina que empezaba a producir su cuerpo ante la idea de sentirse descubierta. Sus besos siguieron por sus mejillas, la línea de su mandíbula, para después llegar a su cuello, bajando por su clavícula.
-¿Estás ahí? - La voz de Neji nuevamente la hizo reaccionar.
-S-si Neji - el pelinegro se separaba de su cuerpo, para poder deshacer el nudo de su obi. Permitiendo que la tela de su kimono se abriera un poco más, dándole acceso al nacimiento de sus senos.
-No puedo verte - comento el ojiperla, riendo bajo.
Los labios del ojinegro recorrían el cuenco entre sus pechos. Había abierto su kimono completamente, dejando toda su anatomía expuesta.
-L-lo siento - difícilmente logró articular palabras cuando la lengua del ojinegro alcanzo sus pezones, tomó el celular, asegurándose que la pantalla solo mostraba la cámara frontal, y la tenue luz del celular solo enfocaba su rostro - hola - intentó sonreír, con el azabache mamando uno de sus pechos, mientras amasaba el otro, jugando con su pezón erizado.
-Ahora si te veo - detrás del ojiperla podía ver que le hablaba desde la sala de la casa de los Hyuga, en que se estaba quedando, lo supo porque habia estado ahi en multiples ocasiones. Era un típico chalet suizo, en madera. Las ventanas permitían ver un poco de las nevadas montañas y el sol, pues por el cambio de zona horaria aún era de día allá- ¿Ya estás en casa de tu abuela?
-hmm…- Intento que el gemido que quería salir de sus labios sonaran como una afirmación, respondiendo al chico - sí, llegue esta mañana, ¿tú? - Sasuke repartía besos por todo su abdomen, causándole cosquillas y excitándola aún más. Podía sentir hebras de su cabello acariciar su piel.
-Estoy en casa, pronto saldremos - confirmó su sospecha, girando la pantalla del celular, para mostrarle los alrededores. Sakura rogaba porque el chico no esperara que ella hiciera lo mismo - ¿Estás bien? - le preguntó extrañado.
El Uchiha se sentó en medio de sus piernas, colocando ambas manos en estas para masajearlas y separarlas de un tirón, exponiendo su vulva brillante por su humedad. Una vista tan sugerente hizo que se le hiciera inevitable pasar sus manos por la tersa piel de su entrada con gentileza para evitar que gimiera muy alto, mientras que con la otra mano masajeaba sus muslos despacio - S-si, ¿por qué lo dices?
Quitó por completo de su camino la parte de abajo del Kimono y la observó desde arriba sobre el tatami con las piernas totalmente abiertas, su entrada rosada, cubierta de líquido vaginal, símbolo de su excitación, lo sedujo, no tardo nada en acercarse y empezar a lamerla.
-Estás muy roja - Sakura se alarmó ante la observación de Neji.
Sasuke tenía un fetiche con el sexo oral, con darlo y recibirlo. Y ella agradecía inmensamente por ello, disfrutaba de la sensación, intentando no dejar salir algún sonido, mientras el azabache pasaba su lengua desde la entrada de su vagina hasta el clítoris.
-Cr-creo que es un resfriado - dijo lo primero que se le vino a la cabeza - Estuve esquiando y hace mucho frío, no lleve mi abrigo y olvide mis guantes - bien dicen que cuando mientes, empiezas a dar detalles innecesarios.
-¿Estás segura?- pregunto sin creerle completamente, extrañado.
El azabache no paraba de deslizar su lengua por su vagina y ella no paraba de acelerar su respiración disimuladamente. El hombre sentía con la lengua como cada vez que la lamía, su entrada empezaba a palpitar, sus pies se movían sin que ella pudiese controlarse, estaba seguro de que estaba a punto de tener un orgasmo y no iba a parar hasta que lo tuviera - También estoy un poco borracha - confeso, tratando de mantener la cordura, sin ayuda del pelinegro, quien metía dos dedos en su cavidad, cogiéndola con velocidad, volviendo a arremeter con su lengua contra su botón, totalmente endurecido. Sintió cómo sus paredes se apretaban alrededor de su dedos, succionándolos, como intentando exprimirlos. Su espalda se arqueó, mientras un charco de humedad se formaba debajo de las sabanas. Se tuvo que morder la parte interna de sus mejillas para que el grito que el orgasmo provoco no fuese audible.
-Eso suena más creíble - rio a través de la pantalla, Sakura intentó imitarlo, sin aliento - Me gustaría estar allí contigo -
El pelinegro trataba de hacer oídos sordos a la conversación, totalmente concentrado en distraerla de la misma. Por suerte, la visión que tenía hacía la tarea más fácil, haciendo que su miembro se pusiera aún más duro, buscando descargarse. Le beso los muslos, antes de enderezarse, acercando su hombría a la entrada sensible. Tomó el tronco de su erección, acercándola a la piel húmeda, frotando el glande de arriba abajo - Yo-yo también- La vio mordiendo sus labios, sin notarlo, humedeciéndose y aferrándose con su mano libre a las sabanas del tatami - Me quedaré dormida pronto - intentó sonar serena.
-¿Quieres que te acompañe hasta que te duermas?- pregunto dulce, asustándola.
-No!- gritó, sin poder regular su tono de voz - lo-lo siento - se excusó cuando el chico la miro extrañado por su reacción - no quiero que interrumpas tus vacaciones por mí - intento sonar dulce, aun con la respiración entrecortada.
Era riesgoso, pero la adrenalina hacía que quisiera tener su pene dentro, él lo sabía, pero en lugar de meterla de una vez la frotaba entre sus labios y hacía presión con el glande en su clítoris, casi obligándola a delatarse con los gemidos que querían salir de su boca. Llegó a sentir el sabor de óxido en su boca, estaba mordiendo sus mejillas internas con mucha fuerza.
-Gracias - dijo el chico - tú también disfruta con tu abuela -
-Gracias, Neji - dijo entre suspiros - Buenas noches -
-Descansa, Saku, te quie…- no alcanzo a terminar su frase cuando su novia ya había colgado la llamada.
El pelinegro sonrió con prepotencia, parecía que la pelirrosa no había escuchado lo que su novio había querido decir, deseosa del hombre que la tenía entre sus brazos, inflando su pecho y su ego.
-ah, Sasuke-kun, hazlo - suplicó, totalmente absorta en el placer, abrió las piernas todo lo que podía.
El hombre por fin enterró la mitad de su grueso miembro dentro de la pelirrosa, su centro se estiró para dejarlo entrar y volver a apretarlo, se deslizó fuera nuevamente, enterrándose con dureza de nuevo, y comienzo con el vaivén de nueva cuenta, cogiéndola fuerte, cada vez más profundo hasta que se la enterró toda, sus testículos chocaban contra sus nalgas, mientras sus dedos rozaban sus pezones, los estrujaban, los apretaban.
Sintió el orgasmo prepararse dentro de sus entrañas, listo para explotar y llenar a la chica, Sakura volvía a alcanzar el pico del placer, creyendo que se correría una vez más, más el chico no aguanto más, corriéndose dentro de ella. Se tensó y la sujetó con fuerza de la cadera, evitando que se moviera mientras se corría. El azabache dejó caer su cabeza hacia adelante, con sus mechones colgando, jadeaba mientras disfrutaba los restos del su orgasmo, dándole las últimas estocadas despacio, su miembro palpitaba contra sus paredes, mientras su semen terminaba de bañar su cavidad.
-Estás loco - le dijo jadeante. El pelinegro sonrió de medio lado para después unir sus labios mientras salía de ella y se acomodaba a su lado, recuperando la respiración.
Sus respiraciones eran el único sonido que la noche les permitía escuchar, el silencio reinaba por todo el lugar. Sasuke se sentó en la cama, listo para regresar a su habitación. La ojijade lo detuvo, sentándose a su lado, repartiendo besos en su hombro - ¿A dónde vas?- repartió besos en sus hombros y espalda - duerme conmigo, Sasuke-kun - pidió con ojos suplicantes.
-hmp - Buscó sus ojos aún en la penumbra, para después dejarse caer sobre la superficie. La pelirrosa, sonriendo victoriosa, se acomodó en su pecho, abrazándolo, permitiendo que su calidez invadiera su piel también. Tomó solo un par de suspiros para quedarse completamente dormida entre sus brazos.
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Se despertó con el canto de los pájaros, aun entre los brazos del hombre, no pudo evitar sonreír, acurrucándose entre sus brazos y pegando sus cuerpos aún más, si eso era posible. Observo su rostro, impasible. Repasó con sus ojos, sus cejas oscuras, la línea de sus pestañas espesas, su nariz recta, sus labios, su mandíbula marcada, Sasuke realmente era demasiado apuesto para su propia salud mental. No pudo evitar inclinarse para besar sus labios un par de veces.
Movió su pierna, tratando de acercarse aún más a él, sintiendo como su pene estaba totalmente erguido, una reacción involuntaria en las mañanas, que le resulto deliciosa. Ella aún no había desayunado. Sonrió traviesa. Antojada del trozo de carne que no había probado hace mucho, tal vez unos pocos días, pero eso era una eternidad cuando se trataba de un miembro tan delicioso con el de Sasuke.
Repartió besos por la línea de su cuello, siguiendo la dirección de su erección, besando por ese camino. El pelinegro se removió un poco, pero no fue hasta que se escabullo debajo de las cobijas y tuvo su miembro en su mano, frente a su rostro, con su respiración golpeando su erección, que vio sus orbes abrirse, somnoliento y despeinado, viéndose incluso más deseable.
-Tengo hambre, Sasuke-kun-dijo sensual, empezando a repartir besos al rededor de su glande. El pelinegro tenía un pene perfecto, a los ojos de Sakura, increíblemente deseable. Su miembro se alzaba imponente, era blanco, lampiño, con un glande grande y en un tono más rosa que el resto de su pene. Era grueso, y hacía que salivara abundantemente cuando lo veía, literalmente le hacía agua la boca.
-Comételo, Sa-ku-ra- sonrió de lado. Su tono sensual y ronco, recién despertando, fue todo lo que necesito para tragarse todo lo que podía de su erección. Lo escucho sisear del placer, haciendo que sus pezones respondieran al estímulo. Ese hombre la volvía loca, quería darle todo el placer del mundo. Siguió comiéndose su miembro, deslizando sus labios de arriba a abajo en su tronco, acariciando lo que podía con su lengua, moviendo su mano al compás de sus labios, apretando la base y el tronco. La humedad de su saliva le permitía ir más rápido.
Lo escucho gruñir, mientras la detenía, para ponerse de pie. Sabía que le excitaba tenerla arrodillada frente a su cuerpo mientras se lo chupaba y ella amaba complacerlo. Siguió con su trabajo, mamando firmemente, chupando y besando la punta, viéndolo a los ojos. Ahogo la respiración cuando la tomo del cabello, sabía lo que seguía, él marcaría el ritmo, enterrándose más profundo en su boca para poder descargar su orgasmo.
Nunca le había gustado sentirse sometida, pero con el azabache todo era diferente, quería que la sometiera, disfrutaba que usara su cuerpo a su antojo, hasta que se sintiera saciado. Permitió que él marcara el ritmo en que quería penetrar su boca, respirando por la nariz, lo sintió golpear su garganta a un ritmo constante, mientras gruñía del placer, acelero sus estocadas en una clara señal de estar a punto de correrse. Para su sorpresa saco su miembro de su boca, y vio como empezaba a masturbarse frente a su rostro. Entendió lo que quería al instante, abriendo su boca, sacando su lengua y esperando los latigazos que segundos después saldrían disparados por todo su rostro, bañándola en su semilla.
El hombre seguía estimulando su pene de arriba a abajo con el agarre firme de su mano, exprimiendo las últimas gotas que caían en sus pechos. Para después observar como la había dejado, su dulce y angelical rostro cubierto en semen, mientras se tragaba lo que había caído en su boca, su cuerpo sensual estaba aún arrodillado frente a él, con un par de gotas deslizándose por su piel de porcelana.
-Gracias por el desayuno, Sasuke-kun-la pelirrosa se terminaba de relamer los labios. El pelinegro tomo otra fotografía mental de la imagen sugerente. Sonriendo con prepotencia, orgulloso de su creación, que lo invitaba a hacerla suya…
Si las puertas corredizas no se hubiesen abierto de golpe.
Sobresaltándolos y viendo con miedo hacia la entrada, donde el par de rubios los miraban congelados.
Se quedaron en la misma posición unos segundos, mientras todos procesaban lo que sus ojos veían. Los rubios además aprovechaban para llevarse el recuerdo del par de dioses desnudos frente a ellos.
-Cierra la puerta, imbécil - Sasuke fue el primero en reaccionar, seguido de Naruto, que se apresuró a correr los paneles. Intercambiando miradas con la rubia, que estaba totalmente sonrojada e incómoda por lo que acababan de presenciar. Ella era una mujer moderna y liberal, pero todo tenía sus límites, disfrutaba enormemente del bendecido mañanero, pero ver a su mejor amiga bañada en esperma no estaba en sus planes.
-El-el desayuno ya está servido - dijo la rubia antes de tomar por la solapa de la bata a Naruto y empezar a correr lejos de allí.
Sakura sonrió nerviosa dentro de la habitación, la rubia había visto muchas de sus facetas, pero dudaba que esta fuera una de ellas, seguramente la imagen la perseguiría hasta su lecho de muerte. El pelinegro se puso sus pantaloncillos y la yukata, dejándola abierta, mientras buscaba entre los armarios alguna toalla con la que limpiar a la chica. Encontró una bata rosa, y se acercó a ella para empezar a pasársela por la cara con gentileza, frustrado por no haberla podido follar con su rostro y cuerpo empapado de su orgasmo.
La pelirrosa se dejó hacer, encantada con la delicada atención que recibía su rostro, se inclinó para darle un beso suave en cuanto sintió que su cara estaba limpia, aunque aún necesitaba un poco de agua, se sentía pegajosa - ve a desayunar, ya te alcanzo, me terminaré de limpiar.
-Hmp - asintió poniéndose de pie, mientras abría la puerta, observando que nadie estuviera al rededor para verlo y la cerraba tras de sí. Se amarró su yukata mientras caminaba a su habitación para poder cambiarse. También necesitaba asearse, pero no podría llegar al mismo tiempo que la pelirrosa al comedor. Ya se bañaría después del desayuno.
Cuando los pasos de la pelirrosa se acercaban al comedor le extrañó el silencio que reinaba el lugar, en cuanto entro vio que todos estaban reunidos, vistiendo sus batas blancas, recién levantados. Todos miraban extrañados al par de rubios que comían en silencio, para variar. Con la mirada perdida. Sakura forzó una sonrisa, habían traumatizado a Naruto e Ino.
-Buenos días, bella durmiente- saludo su abuela, sirviendo té, y mostrándole el asiento a su lado.
-Buenos días - se acercó a besar la mejilla de su abuela. Sentándose a su lado y tomando de los deliciosos manjares que estaban servidos a lo largo de la mesa. Intercambio miradas con el azabache, recordando el manjar que devoro hace unos minutos. Sintió la mirada de Ino sobre ella, y giró encontrándose con los ojos celestes. Las dos se sonrojaron y bajaron la mirada. Ocasionando más silencio.
-ehhh…- el Inuzuka estaba más que incómodo con el silencio sepulcral. Le agradaba tener al par de rubios juntos porque siempre tenían el mismo nivel de energía que él. Sakura a veces se les unía. Pero ahora todos actuaban como Shikamaru, Sasuke y Hinata. Callados. No le gustaba. El silencio lo incomodaba - ¿qué haremos hoy? - intentó sacar tema de conversación.
Sakura se aclaró la garganta, tratando de dejar la vergüenza atrás y recordando cómo había visto a Ino literalmente ser follada por atrás por un desconocido en su presencia. Ese acto de monja no le quedaba y ya se lo recordaría cuando tuviese la oportunidad. Se recordó que era la anfitriona y no podía simplemente huir de sus invitados.
-Estaba pensando que podríamos ir a esquiar en la montaña de nuevo y cuando regresemos podemos usar la piscina- propuso, ante la mirada entusiasmada de Kiba y Hinata.
Los rubios parecieron por fin levantar la mirada de perros regañados que anteriormente tenían. El plan sonaba muy bien.
-Perfecto! - gritó Kiba, tratando de traer el ánimo arriba de nuevo - pero no podré emborracharme hoy - dijo triste - mañana manejaremos con Hina temprano de regreso - explicó- pero tú si te puedes emborrachar Hina-chan.
Fue el turno de la ojo perla de agachar la cabeza con la misma pesadez que los rubios.
"¿Qué estaba pasando?" Pensó el castaño, frustrado.
-argggg me van a matar ustedes hoy - se quejó frustrado el Inuzuka.
-Hmp… Qué problemático - rodaba los ojos Shikamaru.
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-Tengo algo que contarte - soltó el rubio en cuanto detuvieron su camino de bajada de la montaña. El rubio le había hecho una señal a Sasuke para que pararan.
-Hmp - le dio a entender que lo escuchaba - ¿Perdiste tu virginidad anoche? - se mofó, haciendo que el rubio se sonrojara antes de empezar a narrar lo sucedido.
No pudo evitar notar lo linda que se veía la chica en sus brazos. Hinata siempre le había parecido muy bella, pero jamás se atrevía a acercarse. La chica parecía repudiarlo, cada vez que lo veía salía corriendo, y hacía gestos de querer vomitar. También pensó que Neji le hablaría mal de él, no se llevaba bien con ese pedante arrogante, y cada vez que se lo cruzaba no perdía la oportunidad de decir o hacer algo para molestarlo.
Sin embargo, en ese viaje la había conocido un poco más, era dulce y tímida, tal vez por eso no habían entablado conversación antes. Pero ahora hasta se habían besado. Se sonrojó con su corazón acelerándose. A diferencia de Sasuke, él no tenía gran experiencia con las chicas. Estaba con el pelinegro la mayoría del tiempo, y las chicas corrían a él usualmente, por su aire frio y misterioso. Su mamá siempre había sido muy celosa, y paso la mayor parte de los últimos años observando a la pelirrosada desde lejos, admirando su belleza y esperando que algún día lo notara.
Pero su corazón latió con la misma o más intensidad con la chica que llevaba en sus brazos. Era liviana y cálida. También noto como sus pechos rebotaban con cada paso que daba. Desvió la mirada por décima vez de su busto. No quería ser un pervertido, pero el sake hace horas había hecho efecto en él.
Giró para poder entrar en la habitación en la que la chica tenía sus cosas. Se arrodilló en su tatami para poder dejarla gentilmente recostada, para lo cual su rostro quedó muy cerca del de ella.
-Na-Naruto-kun - la chica pronunció su nombre, abriendo un poco los ojos, pensando que soñaba. Sus rostros estaban muy cerca, los labios de las chica, brillantes, entreabiertos, lo llamaban. Él nunca se aprovecharía de una chica borracha, ¿verdad?, tragó saliva, audiblemente.
-Naruto-kun - volvió a decir con su voz suave, entre suspiros, no sabía si la chica estaba consciente o no. Su buen juicio lo hizo atinar a alejarse para irse. El jalón en la manga de su yukata lo hizo detenerse abruptamente, y verla sujetando su prenda con su mano empuñada delicadamente -u-un beso - susurró, apenas audible.
-¿Un-un beso?- repitió el rubio totalmente sonrojado.
-de-de bu-buenas noches - ella también estaba sonrojada, sonriendo tímidamente. No espero la respuesta del hombre, solo cerró los ojos y preparó sus labios para el chico que no dejaba de verlos, tentado a la súplica.
Tragó saliva una vez más, mientras cerraba sus ojos, acercando su rostro al de la ojiperla. Rozo sus labios con el pulso acelerado y su estómago se revolvió en cuanto los unieron. Acarició sus labios con suavidad, no era un beso profundo y salvaje, como los que se daban Sasuke y Sakura, era un beso inocente. Se detuvo cuando la chica dejó de responder. Teniendo los ojos cerrados y la respiración acompasada.
Se había dormido.
El rubio dejó salir todo el aire que había contenido. Estaba nervioso.
Solo atinó a volver al salón, para ver al pelinegro y a la pelirrosa restregándose. Entro en pánico asegurándose que nadie más estaba viendo, dio un giro sobre su propio eje para darse cuenta de que no había nadie más. Se sonrojó una vez más esa noche. Cada vez tenía más curiosidad de saber que era estar con alguien, viendo a esos dos incapaces de mantener sus manos alejadas del cuerpo del otro.
Intentando no hacer ruido mientras se escabullía a su habitación.
-¿Me detuviste para decirme esa idiotez? - gruñó con molestia - pensé que al menos te la habías follado-
-¿Queee? - chilló alarmado - claro que no, Hinata es una dama - el rubio casi se cae con el tirón que Sasuke le dio al agarrar el cuello de su abrigo, para acercarlo a su rostro, amenazante y con el ceño fruncido.
-¿Insinúas que Sakura no lo es? - rugió -
-¿Nani? - musitó el rubio confundido - Claro que no, no dije eso - El pelinegro lo soltó con la misma brusquedad con que lo había halado - oye, que sobre protector resultaste - dijo entrecerrando los ojos, y arreglando su abrigo.
-Cierra la boca - Se bajó los googles de nuevo - Siempre me haces perder el tiempo con tus babosadas - el pelinegro maniobró para volver a deslizarse sobre la nieve, alejándose del ojiceleste, que veía sorprendido por donde se había marchado. Sasuke nunca nunca defendía a nadie.
-¿Naniii? - el grito chillón de las chicas lo alertó, estaban cerca, y no podía ver a Hinata a la cara, no aún, no después de haberse aprovechado de ella. Movió sus esquís para irse de allí lo más pronto posible.
-¿Qué hiciste qué? - Preguntó Ino, incrédula.
-¿Fingiste estar borracha para besar a Naruto? - preguntó sorprendida la pelirrosa.
-Nooo - chilló encogiéndose en su abrigo, con los puños cerrados sobre su pecho y su cara colorada - bueno, sí - se cubrió el rostro - algo así.
-¿Cómo que algo así? - a la rubia le gustaban los chismes bien contados.
-Bueno…etto…yo - Hinata no hallaba el valor para volver a repetir lo que había soltado de golpe, pensando que no la escucharan por lo bajo que hablo, pero no contaba con estar rodeada de chismosas profesionales, tenían un oído biónico.
-¡Ya suéltalo, Hina! - gritaron al unísono.
-Aaahh - gritó asustada - fi-fingí estar más borracha de lo que re-realmente estaba - agachó la cabeza mientras la cubría con sus manos. Avergonzada.
Sus dos amigas emitieron un grito ahogado, debido a la sorpresa.
-¿Y qué pasó después?- alentó Sakura a seguir.
-Me-me desmayé- admitió bajando la cabeza.
-¿Te desmayaste? - preguntó Ino impresionada - ¿por el beso o por el sake?
Los colores volvieron a subir al rostro de la ojiperla - No-no lo sé - se cubrió sus sonrojadas mejillas con las manos.
Las dos chicas se quedaron impresionadas, antes de soltar una carcajada.
-Bien dicen que las más calladitas son las peores -
-Ino-chan!-
-Crecen tan rápido - Sakura fingía secarse una lágrima.
La chica estaba tan roja que parecía que colapsaría en cualquier momento.
-Y…-la de ojos jades la miro pícara - ¿te gusta?
La de cabellos oscuros respingo, jugando con sus dedos, asustada, y entrando en pánico. Sin saber qué decir. Soltó un gritillo antes de simplemente huir con un movimiento rápido de sus esquís.
Sakura rio mientras veía a la tímida chica escapar, ya le sacarían información más tarde. Giro para encontrarse con los ojos celestes de su amiga.
-Ya deja de verme así tarada, que me haces avergonzar - era cierto, tampoco quería que Ino le recordara lo que había pasado toda su vida.
-Oye, es que hay que ver, yo sabía que eras una guarra, pero ponle seguro a la puerta que estás al lado de tu abuela - rodó sus ojos jade ante la cantaleta que Ino le daba, por quinta vez ese día - te perdono por traumatizarme, solo porque me llevaré a la tumba la imagen del trasero de Sasuke - La rubia había sido incapaz de olvidar las perfectas nalgas redondas del chico. Y que paquetote el que tenía en frente. Esperaba que Itachi estuviese igual de dotado.
- Eres una maldita puerca, ni creas que se me olvida como lo besaste anoche, te debería estar cortando la lengua, Ino-cerda -
La rubia rió divertida - oye, no me culpes, frente de marquesina - se encogió de hombros - Fue el juego, yo no quería - le guiñó el ojo mientras sacaba la lengua. Que quedo llena de nieve cuando la pelirrosa le lanzo una bola.
La rubia dejó su boca abierta, ofendida, para después escupir la nieve - Ahora verás frentezota - se agachó para tomar una bola de nieve y arrojársela al rostro. Que fue respondida con la misma intensidad.
Dos horas más tarde, los demás encontraron a las chicas sepultadas en la nieve, solo con sus cabezas por fuera, tiritando de frío, sin saber quien había ganado la guerra. No se podían mover, al tener sus cuerpos entumecidos.
Cuando entre todos lograron remover la nieve al rededor de ellas. Kiba se acercó, poniendo sus brazos debajo de las rodillas y los hombros de Ino, para poder cargarla. Sasuke hizo lo mismo con el cuerpo de Sakura, quien no dudo en acurrucarse en su pecho, buscando el calor de su cuerpo. Tuvieron que caminar hasta el auto con las chicas así. Ayudándoles a entrar. En cuanto estuvieron en los asientos, la calefacción del vehículo las hizo soltar un suspiro de alivio.
La pelirrosa se dejó abrazar por Hinata, quien la cubría con un par de mantas. Mientras Shikamaru hacía lo mismo con la rubia. Las dos tenían la nariz roja, los labios morados y estornudaban.
-Esto no se quedará así, Ino-puerca - Dijo la ojijade mientras sus dientes castañeaban del frío.
-Cuando quieras, frentezota - respondió de la misma manera.
-Sí que son molestas - Shikamaru rodó los ojos.
-Creo que ustedes necesitan entrar a la piscina - mencionó Kiba como quien no quiere la cosa - el agua caliente les hará bien - asintió, sintiéndose sabio - No se repriman de usar sus bikinis, preciosas, esto es solo un resfriado - se mordió el labio sonador.
Las dos chicas no pudieron estar más de acuerdo, ignorando la mente pervertida del castaño, quien seguía imaginándolas. El agua caliente le haría bien a sus congelados cuerpos.
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Y era mejor de lo que la pelirrosa jamás imaginó. Esta era la mejor navidad de su vida.
Su regalo estaba allí, esperándola, rodeado por el vapor de la piscina. Con su torso trabajado y tatuado descubierto, su cabello mojado cayendo sobre sus divinas facciones.
La piscina no era muy grande, para poder conservar el calor, era como un jacuzzi tamaño jumbo. La parte más honda cubriría la cabeza del más alto de ellos, mientras que la parte más panda tenía asientos que les permitían disfrutar de las burbujas y relajarse.
Era el primero en llegar, estaba solo en la piscina, recargado en uno de los asientos que permitía sentarse dentro de la piscina, con el agua llegándole a la altura del pecho. Tenía su cabeza recargada hacia atrás, reposándola en el borde de la piscina. Tenía los ojos cerrados, relajado. Disfrutando la paz de estar lejos de todo el grupo.
A la pelirrosa, verlo así, le dio una idea de como podría calentar su cuerpo rápidamente.
Cuando el azabache escuchó sus pasos, abrió los ojos, sin moverse de su cómoda posición.
La miraba mientras se deshacía de la bata. Le ponía verla desvestirse y estar cubierta solo por los minúsculos triángulos de su bikini blanco. Su mirada prendada a su cuerpo le resultaba halagadora. Bajó por los escalones de la piscina, permitiendo la calidez de esta invadir su fría piel. Se cercioró que nadie estuviera a su alrededor antes de acercarse a él, sosteniendo su mirada, sonriéndole coqueta.
-hmm - gimió con gusto - el agua está deliciosa-
Cuando estuvo suficientemente cerca, empezó a acariciar los muslos del hombre sobre la tela de su pantaloneta azul oscura, se situó entre sus piernas, apoyándose en estas para acercarse a sus labios. Lo beso apasionadamente, sintiendo como sus manos comenzaban a acariciar su trasero, abarcando toda su volumen con sus manos y amasándolo, acercándola todo lo que podía a su pelvis. Los dos se mantenían alertas, asegurándose que nadie estuviera al rededor.
Parecía que todos aún estaban cambiándose. Aprovechando la luz tenue del lugar, pues la noche ya estaba cayendo, aventuro sus manos a su miembro, por sobre la ropa, ya para ese momento estaba bastante duro, de forma disimulada lo comenzó a acariciar, era una sensación espectacular. Volvió a besarlo, mientras él alcanzaba con su mano escabulléndose debajo de su bikini, encontrando su clítoris. Así como a ella le gustaba, lo repaso en círculos mientras continuaba comiéndose sus labios con pasión, estando muy excitados. Se separó rápidamente cuando escucharon como las voces y pasos de los demás se acercaban.
A pesar de que nadó al otro extremo de la piscina para tomar asiento en ese lado del jacuzzi, no se escaparon de las miradas de los rubios, que ya se imaginaban que estaban haciendo antes de que llegaran.
-Oh, sí! - exclamó Kiba con satisfacción al lanzarse a la parte más grande de la piscina. Haciendo que toda el agua chapoteara - Necesitamos que Hokkaido sea una tradición, Saku - propuso - Incluso después de que vayamos a la Universidad, volveremos aquí todos los años!
Los rubios haberse recuperado del trauma secundaron la idea de Kiba.
-No falta mucho - señaló Ino - ¿Ya aplicaste a la facultad? -
-Aha - afirmó con una sonrisa
-Serás un gran médico veterinario - aseguró la ojiperla a su amigo, causando una leve molestia en el rubio.
-Si, te queda, tienes cara de perro - No pudo desaprovechar la oportunidad para mosquear al castaño.
-¿Tú ya aplicaste para entrar al circo? - bramó el Inuzuka al rubio - porque tienes cara de payaso - Sasuke sonrió burlón mientras los dos chicos se mataban con la mirada.
-¿Quién tiene cara de payaso, idiota? - rugió de regreso - yo seré un político muy importante, de veras - la chica de cabello oscuro no pudo evitar reír, conmovida, ante el comentario del rubio y su determinación.
-Ya, cálmense - exclamo Shikamaru harto, mientras le daba una calada a su cigarro.
-Parecen niños - rodó los ojos la rubia.
La pelirrosa escuchaba la conversación, como si estuviese presente, pero al mismo tiempo no. Disociando el momento, concentrándose en el agua. Escuchaba las voces, procesaba las palabras, pero este era por mucho su tema menos favorito. No sabía quién decía que, solo escuchaba las palabras principales.
-¿Ya recibiste respuesta, Ino-chan?
-¿A qué aplicaste?
-¿Qué crees? - guiñó el ojo - diseño de modas - hizo una pose chula - recuerda mi nombre.
-¿Y tu Sasuke?
-Hmp, negocios -
-¿Shikamaru?
-Política.
¿-Hinata? -
-Psicología
Sakura había estado en silencio, solo contemplando el agua moverse - ¿Sakura? - No recibieron respuesta.
-Sakura!
-¿Eh? - volvió su atención a la conversación.
-¿Neji y tú ya aplicaron a la Todai? - De nuevo ese nudo en su estómago se formaba.
-Si - dijo seca. Como no, si sus padres, los de él, y el mismo Neji le habían insistido todos los días.
-¿Que estudiaras, Sakura-chan?
Tragó saliva, aun con la mirada perdida - Administración - intentó sonreír, falsamente, detalle paso desapercibido por todos, excepto Ino y Sasuke.
-Yatta! - chilló emocionado el rubio - No puedo esperar a que este año se acabe, ya estoy harto de la escuela.
Sintió palpitar su corazón erráticamente. Para ella no. Le aterraba lo que vendría después de terminar el año escolar.
Kiba e Ino parecieron secundar las palabras del rubio.
Los empleados llegaron con bebidas, té con licor. Su abuela los había enviado. Tomó el suyo de un sorbo, intentando sacar de su cabeza el futuro que le deparaba. Y funcionó. Después del tercero había olvidado la universidad. Y a Neji…
Siguieron bebiendo, riendo y hablando hasta la media noche. Estuvieron disfrutando del agua hasta que la piel de sus manos y pies se arrugó. Cuando Kiba anunció que debería dormir para poder manejar al día siguiente, Hinata y él salieron del agua para encaminarse a sus dormitorios.
Los rubios se vieron, cuando solo quedaban ellos y la pelirrosa y el pelinegro en la piscina, quienes empezaron a intercambiar miradas. Sabiendo muy bien que era la señal para salir corriendo de allí antes de tener que presenciar otro espectáculo.
Se despidieron de los otros dos, que no necesitaban de una conversación para saber lo que seguía. Sus cuerpo ya lo sabían, Ya habían respondido a la presencia del otro.
En cuanto todos salieron de su rango de visión, se acercó a él nuevamente y lo besó con pasión, retomando donde habían quedado. Comenzando a masturbarlo nuevamente bajo el agua, por encima de su traje, ya desesperada por sentirlo. Su pene se endureció con su roce, ya para ese momento nada importaba, solo el placer, el metió su mano por debajo de su bikini, encontrando su clítoris y comenzando a acariciarlo. Su clítoris estaba duro, signo del gran deseo.
El agua estaba calentita, como sus cuerpos. La cogió de la mano para ponerla sobre él. Le besaba el cuello despacio, sabiendo que eso siempre la prendía. Le gusta empezar así porque sabía que la hacía gemir. Siguió con su camino de besos para repasar sus pechos y morderle los pezones por encima del bikini. Nunca en la vida había estado tan caliente.
-Siéntate aquí, Sasuke-kun- le pidió totalmente perdida en el placer, indicando el borde del piscina. Bajando su pantaloneta solo lo suficiente, dejó su miembro expuesto de forma que pudiera mamarlo. Sus ojos brillaban como nunca. Entre divertido y cachondo. Ella se quedó mirando ese fantástico miembro. Estaba tan dura… Le encantaba así. Empezó jugando con su lengua. Recorriéndolo despacito con la puntita, de abajo a arriba. Y al llegar arriba lo metió de lleno en su boca. Estaba caliente, como le gustaba. Se la metió todo lo que pudo y volvió a subir, Su lengua jugueteaba con su miembro dentro de su boca. Él ya había empezado a respirar fuerte. Sabía lo que venía ahora. La metió todo lo que podía, para sacarla y jugar con su puntita. Sabía que en cualquier momento la levantaría para poder hacerla suya, frustrado por la interrupción de la mañana… Y como moría de ganas de que lo hiciera, se la mamo más fuerte, con más ganas. Poniéndolo a cien.
Y por fin, con un rápido movimiento, el pelinegro volvió a sentarse en el jacuzzi, cubriendo parte de su pecho con el agua tibia, tomándola de la cintura para poder sentarla sobre él, corrió el bikini hacia un lado, lo necesario para poder atraer su cuerpo y entrar en ella de golpe. Se estremeció cuando sus paredes se estiraron al máximo para poder recibirlo.
Tenía tantas ganas de que la follara. Sabía como le gusta. Sabía que cuando estaba tan caliente no quería tonterías, ni delicadezas, solo que la follara. Y así lo hizo. Se aferraba con fuerza a sus caderas, levantándola y haciéndola caer con fuerza. No tardaría en correrse. Y ella también.
Ansiosa por el orgasmo, puso su propia mano sobre su clítoris, frente a la mirada ónix que seguía sus movimientos, degustándose al verla darse placer. Movía sus dedos de un lado hacia otro sobre su botón con velocidad, como un vibrador. Él movió las copas de su bikini para mamar de uno de sus pechos, manteniendo el ritmo de las penetraciones. El hombre alcanzó sus labios en un beso feroz, con su mano en su nuca cuando supo que se estaba corriendo. Permitiendo ahogar sus gritos y gemidos en sus labios, muy consciente del lugar en el que estaban, eyaculando en su interior y llegando al clímax al sentir sus tiernas paredes apretarlo. Se estremeció entera y perdió la noción del tiempo, del lugar, y las fuerzas, dejándose caer en su pecho, siento rodeada por sus brazos.
-¿Duermes conmigo hoy? - pregunto aún recostada en su pecho, rodeando la cintura masculina con sus brazos. El chico no dijo nada, pero al tener su cabeza recostaba sobre la de ella, aún jadeante, lo sintió afirmar. Sonrío y levanto su rostro, buscando sus labios y uniéndolos en un corto beso.
Todo ante la atenta mirada de un par de ojos que veían la escena con molestia.
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Al día siguiente, Kiba y Hinata se habían marchado temprano, a pasar la noche buena con sus familias, dejando a los demás en el resort. Que tendría su propia celebración. Hokkaido era enorme, y durante las festividades las pequeñas ciudades permitían que la tradición de occidente tomara lugar, celebrando también.
Habían decidido ir a una de las ciudades más cercanas del complejo en el que vivía su abuela para disfrutar de la feria que habían organizado. La ciudad estaba totalmente iluminada por luces navideñas, las calles estaban abarrotadas con tiendas de comida japonesa. Había niños corriendo por las calles, enfundados en sus abrigos. Disfrutando y jugando con la nieve.
Se aventuraron entre el mar de gente.
Sakumo se ayudaba a caminar enganchada del brazo de las chicas. Sakura a un lado, e Ino, su nieta adoptiva, del otro. Observaban encantados como cada tienda tenía diferentes juegos. Naruto, Sasuke y Shikamaru iban pasos atrás, con el rubio gritando y señalando cada vez que veía un juego al que quería volver una vez recorrieran todas las calles.
A Shikamaru le agradaba la compañía del Uchiha, permanencia callado y tranquilo la mayor parte del tiempo, solo gruñía cada vez que el rubio lo jalonaba de un lado al otro, mostrándole cualquier cosa que le emocionaba. Al rubio, por otro lado, quería molerlo a golpes cada vez que chillaba cerca de su oído. Pero parecía un chico en quien confiar, y a veces le resultaba hasta divertido. Si los dos eran aceptados en la misma universidad, tendría que aguantárselo por los siguientes cuatro años de su vida, así que mejor se iría acostumbrando. Bufó agotado.
Se detuvieron en cuanto la rubia vio un puesto de su postre favorito. El único por el que rompería su dieta. Dangos. Empezó a comprarlos y repartirlos dentro del grupo. Cada porción venía con tres dangos en un palillo.
La pelirrosa le ofreció al pelinegro, quien negó con una mueca en cuanto los vio.
-¿Eh? ¿No te gustan, Sasuke-kun?
-Itachi me tiene harto de ellos - la oreja de la rubia se movió involuntariamente ante la mención del nombre. Manos a la obra.
-Sasuke-kun!- se colgó de su brazo, del lado opuesto al que estaba la ojijade, que frunció el ceño al verla tocarlo - Ahora que ya somos amigos - el pelinegro elevo una de sus cejas, viendo a la ojiceleste desde arriba, con su típica mirada fría e indiferente - ¿no te gustaría que fuésemos cuñados? - le dio su mejor sonrisa.
De un jalón en su yukata la pelirrosa apartó al pelinegro de la rubia, enganchándose de su brazo y comenzando a caminar - jumm - musitó digna, antes de colgarse del brazo del hombre, que se movió con ella. Se sonrojó cuando se dio cuenta de lo que había hecho. Había sido una reacción involuntaria. Realmente no le gustaba la idea de alguien tocando al pelinegro. Bueno, ninguna mujer.
Alzó la mirada hacia el hombre, que la veia con una sonrisa burlona pasmada en su rostro, más no pregunto nada - Ven, Sasuke-kun, vamos allá - Intento cambiar el tema, restando importancia a su pequeña escena de celos. Siguió rodeando su brazo mientras se encaminaba a uno de los juegos.
-¿Pero qué le pasa? - bufo Ino, al ver su plan de llegar a Itachi arruinado. La risa de Sakumo en su espalda llamo su atención.
-Nadie manda en su corazón, Ino-chan - se acercó a la rubia, a la que quería como otra nieta, corriendo el mechón de cabello que cubría su ojo y poniéndolo detrás de su oreja.
La rubio ahogó un grito -¿usted cree que… Sakura? - la mujer mayor asintió - ¿y Sasuke? - la Haruno dejó largar una suave risa.
La rubia volvió a ver a la pareja, incrédula. Sakura reía mientras intentaba atrapar uno de los peces del estanque falso con el anzuelo de juguete. Sasuke hacía hacia lo mismo a su lado, atrapando todos los peces, intercalando miradas, viendo a la chica reírse. A pesar de tener una expresión seria y serena, era muy diferente a la fría mirada que había sentido cuando tuvo sus ojos sobre ella. Ya no parecía tan intimidante, como normalmente lucía.
-Oh Kami - bufó preocupada - esto será malo - la abuela de la pelirrosa lanzó otra risa.
-Yo creo que es fantástico - la rubia estaba a punto de preguntar, pero fue interrumpida - Los fuegos artificiales empezaran dentro de poco, hay un mirador en esas rocas - señaló - recupera a tu amigo rubio adicto al ramen, que ya arrastró al perezoso con él y empecemos a caminar - la rubia asintió mientras hacia lo acordado.
Todos se encaminaron a la roca señalada, que era una pequeña montaña, con muchas escaleras. Antes de llegar a una superficie plana, desde la que se podía ver toda la ciudad, pequeña e iluminada.
Su abuela había insistido en que se adelantara y que Ino, Shikamaru y Naruto le ayudarían a subir. Aceptó a regañadientes, volteando cada tres pasos para asegurarse que si estaban cuidando de ella. Caminó al lado del pelinegro. Se había acostumbrado a la seriedad y frialdad. Hacía los momentos en que no lo era aún más especiales. Ahora solo sentía tranquilidad cuando estaban en silencio.
La preocupación terminó en cuanto la vista se reflejó en su mirada. Siempre lograba quitarle el aliento, a pesar de haberla visto múltiples veces. Los techos de las casas estaban decorados, con luces y la nieve le daba un toque aún más encantador. El cielo estaba totalmente oscuro y lleno de estrellas. Se acercó hasta el borde, donde una barrera de madera cercaba el espacio. Se apoyó sobre esta, sintiendo al pelinegro a su lado.
-¿No es lindo? - Pregunto, girando hacia el Uchiha, que estaba unos cuantos pasos atrás.
El hombre contempló la escena frente a sus ojos por unos segundos - aha - afirmó. La pelirrosa se giró nuevamente para posar sus ojos en las chimeneas humeantes.
-¿De verdad vas a estudiar administración? - le pregunto el pelinegro de la nada. Con sus manos en los bolsillos.
-¿eh? - la pregunta la tomó por sorpresa - ¿por qué lo preguntas?
-¿Te gusta? - insistió.
Se sonrojó, Sasuke parecía conocerla muy bien, para llevar tan poco tiempo en su vida.
Se encogió de hombros - No es como si tuviera otra opción - el pelinegro se quedó callado, observándola, esperando que se explicara - ¿quién se hará cargo de las empresas cuando papá decida retirarse?
-Hmm, pueden contratar a alguien - dijo con obviedad.
-No es tan sencillo - observó el cielo estrellado - Ellos esperan una fusión entre las empresas Haruno y… - dejó el resto de la frase en el aire.
-Hyuga- completó él, a lo que ella asintió.
-Ese es el futuro que han construido, el plan que tienen para mí - agachó la cabeza, perturbada - Todo su esfuerzo se ha enfocado en ello - se encogió de hombros, resignada.
-¿Qué harías si no dependiera de ellos? - Tenía los ojos en el cielo estrellado.
-No me lo creerías - sonrió apenada, con la mirada en la ciudad.
-¿qué?- estaba genuinamente intrigado.
Decidió compartir con el parte de su sueño, que no había confesado a nadie, ni siquiera a Ino - Medicina - lo tomó por sorpresa, siempre se imaginó que la chica se inclinaría por algo relacionado con su imagen. Claramente, podría sacar provecho de su rostro y figura - Medicina estética (*) - terminó por decir. El chico rió entre dientes, eso tenía más sentido.
La pelirrosa siempre había sentido pena por aquellos que nacían poco atractivos. Pobrecillos. Ella solo quería ayudarlos. Aumentarle los senos y las pompas a las planas. Arreglarles la nariz a las narizonas. No todos nacían con buenos genes como ella y el Uchiha, ella solo quería servir a la sociedad.
-Hmp - se cruzó de brazos, pareció meditarlo por un par de segundos. El pelinegro sabía que era muy lista, más que suficiente para entrar a la facultad de medicina, siempre se había destacado en la escuela como una de las mejores de su clase - Se te daría bien - se encogió de hombros.
Ella giró a verlo rápidamente, sorprendida por su apoyo. No pudo evitar sonreír. Iba a hablar, antes que una ráfaga de viento le calara hasta los huesos, haciendo que se encogiera en su abrigo, y empezara a exhalar sobre sus manos para después frotarlas, intentando encontrar algo de calor.
El hombre lo notó al instante - hmp, eres una molestia - se sacó de sus propias manos los guantes que tenía, para ofrecérselos.
-No tienes que…-No pudo terminar de hablar, cuando ya la estaba enfundando él mismo en los guantes, sabía lo terca que era. La calidez invadió sus manos inmediatamente y se sintió tan bien. Dejó de protestar. El hombre volvió a meter las manos a los bolsillos de su abrigo, antes de perder totalmente el calor en sus extremidades.
Abrió y cerró sus manos, los guantes eran muy grandes para sus delicadas manos. Pero sonrió con ternura ante el gesto del pelinegro, que ahora miraba atento al reloj que se veía desde el mirador en el que estaban - Gracias, Sasuke-kun- siguió la mirada del pelinegro, al reloj que se alzaba sobre la ciudad. 23:55 - Ya casi es medianoche - comentó.
El movimiento del chico la sobresaltó, cuando su visión se vio obstruida al azabache poner una caja frente a sus ojos- ¿Nani? - El chico seguía observando la ciudad, sin dirigirle la mirada, pero aun extendiendo la caja de terciopelo frente a ella. La tomó con manos temblorosas, curiosa. Cuando tomo los extremos para abrirla, la sorpresa se reflejó en sus ojos.
Conocía ese dije, y lo reconocería en cualquier lugar. Era un dije delicado y pequeño, pero grande en valor, monetario y sentimental. Tenía forma de una flor de cerezo en taaffeite rosa, con incrustaciones de diamantes en el centro y entre los pétalos, con una cadena en oro blanco. Lo acarició con su dedo, recubierto con la tela del guante, temiendo que no fuese real.
El padre de su abuela, le había regalado el collar cuando se había casado con su abuelo. La joya estaba avaluada en miles de dólares. Cuando su abuelo se ocupaba de despilfarrar su dinero, y este empezaba a agotarse en su cuenta, había empeñado la joya para poder seguir costeando su adicción a la bebida y a las mujeres de una noche. Después de quitarle su imperio, su abuela había sido capaz de recuperar la joya, pues nadie había sido capaz de costear la fortuna que valía en la pequeña casa de empeño. Pero ella si, la recupero y la usó todos los días. Hasta el día del funeral de su abuelo. Después de eso lo guardo, ella había ganado. La joya estaba segura en su casa y nadie podría jamás quitársela.
Sakura creyó que era el collar de la venganza, así como el vestido de Lady Di, pero su abuela la corrigió. El collar no representaba venganza, representaba amor, perseverancia y fortaleza.
-Pero, ¿cómo…? - logró articular en medio de la sorpresa. Levantó su mirada para buscar los ojos del pelinegro, que la evitaban. Sonrió con ternura ante el leve sonrojo del chico. Sasuke no era del tipo dulce y romántico. Bueno, si lo era, a su manera. Decidió no presionarlo más, ya averiguaría como había conseguido la joya - ¿Me lo pones? - preguntó tendiéndole la caja y girando sobre su propio eje, para darle la espalda, levantando su cabello, dándole fácil acceso.
El hombre tomó la joya, y la ubicó en su cuello con gentileza. Uniendo los extremos en su nuca. Parecía haberlo logrado, pero se detuvo a delinear las líneas del tatuaje que tenía allí. No lo había cubierto ese día. Sus manos frías y la caricia hicieron que su piel se erizara. Se giró de nuevo para poder verlo a los ojos. Perdida en sus irises negros. Se empezó a acercar a él, buscando sus labios.
El sonido de las personas, celebrando, se escuchó antes que el de las explosiones de los fuegos artificiales, deteniéndolos antes de besarse. Observaron por encima de sus hombros como el cielo se iluminaba con el espectáculo de luces. El reloj marcaba 00:00.
Acercó su rostro al pelinegro, que no dudo en responder a la caricia de sus labios. Apresó sus labios suavemente, con gentileza, y los movió con parsimonia, disfrutando del momento. Sus labios se sentían cálidos, en contraste con la fría brisa que recorría el lugar. Por fin pudo darle un nombre a las emociones que el Uchiha provocaba en ella. Fuegos Artificiales. En su vientre. En su piel. En sus labios.
Se alejó, rompiendo el contacto -Feliz navidad, Sasuke-kun- El azabache giró su rostro de nuevo, esquivando su mirada, sonrojado. En dirección al cielo iluminado. Río bajo, mientras reposaba su cabeza sobre su pecho.
El grupo que antes habían dejado atrás los observaban desde la distancia. Su abuela y la rubia los veían soñadoras, sonrojadas y con ojos en forma de estrellitas. El rubio veía la escena sorprendido, como algo que nunca espero ver. Shikamaru solo estaba harto. Ya queria regresar a casa. a Temari.
-Esto va a ser problemático - predijo el chico de la coleta, cruzándose de brazos y suspirando.
Esa noche el pelinegro durmió con ella. Y por primera vez, solo durmieron.
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(*) Medicina estética, refiriéndose a cirugía plástica. No sé cómo la llaman en otros países.
Jajaja ¿en qué me metí? Lamento la confusión, la cocción dura 1 semana, no me refería a esa misma noche. ¡Lamento haberlas/os ilusionado! Espero que hayan disfrutado de este nuevo cap.
¡Una vez más agradezco infinitamente sus reviews llenos de amor!
He estado muy inspirada con el lemon últimamente, si me estoy excediendo, díganmelo o/o
Para quienes me han preguntado por la actualización de mis otras historias, siendo sincera con ustedes, y conmigo. Creo que cuando me enfoco en muchos proyectos al mismo tiempo, no termino ninguno -.-U además de no tener mucho tiempo para todo. Así que terminaré este, y después seguiré con el resto.
Sé que me preguntaron si Naruto es un chico malo en esta historia, pero ya ven que no, no lo puedo imaginar así. Naruto es un ángel inocente.
¡De nuevo, gracias gracias por su apoyo!
¡Nos leemos pronto! :)
