-Recuerdos y escenas en pasado en cursiva -

CAP 14 Pandora

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Suspiró.

La vida no es más que una secuencia de decisiones, desde que nacemos, hasta que morimos. Es un ciclo de oportunidades y decisiones. Y ella era una experta… En tomar las peores. Durante las últimas dos semanas ya había tomado dos que no tenían buena pinta.

-Me sorprendes - su voz ronca a su espalda no la tomó por sorpresa. Ya había escuchado el cerrojo automático sonar cuando el escaneo la tarjeta de la habitación que había dejado para el en la recepción del hotel.

Ella estaba de espaldas a la puerta, apoyada en el marco de la ventana, mientras veía las luces de la ciudad iluminar el cielo en medio de la noche, con una copa de vino blanco en una de sus manos. Estaban en el treintavo piso, lo suficientemente alto para que la oscuridad de la noche le permitía ver su reflejo a través del vidrio.

Venía enfundado en un traje negro, con una camisa igualmente negra, en contraste con sus cabellos rojos. Viéndose tan apuesto como siempre. Por alguna razón, esa noche, se veía un poco más intimidante

-Pensé que te alegraría verme - él también la veía a través del reflejo.

-Claro que lo hace - Podía ver cómo su mirada repasaba su anatomía, enfundada en un pequeño y ajustado vestido negro, que apenas le cubría los glúteos. Él pareció estar atento a ese detalle - espero no estés jugando esta vez - Sus piernas se veían kilométricas en las botas negras de tacón hasta la rodilla - No tengo paciencia para tus juegos, muñequita - aseguró, especialmente después de ver cómo sus nalgas rogaban por salir del vestido.

Vio la llama de su encendedor acercarse al cigarro que ahora sostenía entre sus labios masculinos, encendiéndolo, permitiéndole dar una buena calada antes de expulsar el humo. Dio unos pasos en su dirección hasta quedar totalmente pegado a su cuerpo. No era nicotina lo que estaba fumando. Se giró para poder encarar al hombre. Complacida de verlo. Sasori en verdad tenía un rostro perfecto. Tomó el cigarro que descansaba entre sus labios para darle una calada. Marihuana.

-Hoy no hay juegos - Dejó que el humo saliera de sus labios, dando de lleno en el rostro del hombre, al que no pareció importarle - No hay interrupciones - le dio una calada más al cigarro, antes de unir sus labios, despacio, él abrió su boca para recibir el humo, que ahora se desbordaba por la comisura de sus labios, cuando se movían - Quiero que me cojas - pidió en cuanto se separaron.

Se deleitó con lo apuesto que se veía su rostro adornado con esa sonrisa arrogante - pruébalo- le quitó el cigarro con una mano, para inhalar de él, mientras su otra mano ponía un mechón de su rosado cabello tras su oreja.

Ella sonrió de la misma forma, antes de lanzarse a sus labios con fiereza. Unieron sus lenguas en una danza pasional. Solo eso había entre ellos. Pasión cruda. Ganas de usar el cuerpo del otro, nada más que eso. Ninguno quería sentimientos involucrados, solo dejarse llevar por la intensidad del momento. Sintió como sus labios eran mordidos por el hombre, antes de separarse. Se alejó unos cuantos pasos de ella para deshacerse de su blazer y dejarlo sobre una silla.

La observó antes de empezar a caminar a la cama. Lo vio deshacerse de sus zapatos, su reloj y desabotonar un par de botones de su camisa, para después recostarse en el mullido colchón, observándola - Quítate la ropa - ordenó. Uno de sus brazos detrás de su nuca, el otro sostenía el cigarro aún en sus labios. Sasori era sexy. Muy sexy. ¿Sacudió su cabeza en cuanto la imagen del hombre más sexy que conocía quiso colarse y detenerla - ¿y bien?

Su voz la sacó de sus pensamientos. Sonrió coqueta, llevando sus manos a los extremos inferiores del vestido. Era corto, muy corto. No le tomó mucho tiempo recorrer su propio cuerpo, sacándolo por la cabeza, quedando únicamente en ropa interior. Un conjunto de encaje verde oscuro. Un sostén y unas bragas de hilo. Sus ojos brillantes le hicieron saber que había sido una buena elección - quítatelo todo - la recorría con su mirada, hambriento.

Le costaba creer lo hermosa que era esa mocosa. Él había estado con muchas mujeres, mujeres que vivían de su imagen y apariencia física. La pelirrosa fácilmente competía entre las mujeres más bellas que había visto. Estaba seguro que en un par de años más, cuando sus facciones terminaran de madurar, sería probablemente la mujer más bella que había visto.

Se mordió el labio mientras llevaba su mano a su espalda, para abrir su sostén, dejando sus senos libres, a la merced de la mirada del ojimiel que ya antes había apreciado sus pezones rosas adornando su piel cremosa. Se veían aún más perfectos con la iluminación del lugar. En el club no había logrado apreciarlos como ahora. Tenía unas tetas preciosas. Ella sonrió coqueta mientras daba una leve caricia a sus senos, para deleitarlo - todo - recordó el hombre. Ahora quería ver el resto de su cuerpo.

No pudo evitar que una risa divertida escapara de sus labios. Tomando los extremos de su bragas, para poder deslizarlas por su cuerpo. Quedando totalmente desnuda, expuesta a la mirada que la devoraba. La marihuana ya empezaba a hacer efecto, sentía su cuerpo más pesado, su cabeza ligera y unas ganas tremendas de que la tomara con fuerza - ¿te gusta? - sonrió sensual, mientras jugaba con su cabello largo.

-Eres preciosa, Sakura - música para sus oídos. Bien. Tal vez estaba buscando compensar el golpe de ego que el rechazo de Sasuke le había causado. Estaba acostumbrada a los halagos. Creyó que Neji sería suficiente para compensar la falta que le hacía el Uchiha, pero ese no había sido el caso, por lo que había recurrido al pelirrojo. Y no se arrepentía - Ven aquí - le tendió el cigarro, mientras la invitaba a sentarse sobre él. Se deshizo de las botas, antes de tomar asiento ahorcadas sobre el cuerpo del hombre. Gimió de gusto cuando lo sintió duro a través de la ropa.

Lo vio con deseo, antes de empezar a soltar los botones de su camisa, dejando su torso y abdominales marcados expuestos mientras se balanceaba sobre su erección y besaba los tramos de piel expuesta. Sentía su creciente humedad saliendo de su cavidad, manchando el pantalón negro del hombre, levanto sus caderas para separarse de la tela y bajar el cierre, más él la detuvo, tomándola de las caderas - déjame probarte - pidió, mientras hacía presión en su cadera, invitando a subir por su cuerpo para sentarse sobre su rostro, con las rodillas a los lados.

Sintió su tibia lengua recorrer desde su vagina hasta su clítoris. No pudo contener el audible gemido que salió de sus labios, para satisfacción del hombre, que volvió a repetir la acción, recibiendo la misma respuesta. La tomo de los glúteos para poder acercar su boca a su centro y explorar su cavidad con ahínco. Enterró su lengua lo más profundo que pudo para deleitarse con su sabor. Sacándola y metiéndola.

Siguió repasando y lamiendo su intimidad por unos minutos más, antes de moverse a su botón, que ya estaba hinchado y clamando por atención. Lengüeteó sobre este antes de apresarlo entre sus labios, haciendo una suave succión, que llevó a la pelirrosa al borde del orgasmo. Llevó dos de sus dedos a su centro, enterrándolos sin previo aviso, pero solo para lubricarlos. Él estaba interesado en una entrada más pequeña. Los sacó de su interior, para recorrer su anillo con suavidad, delineándolo con delicadeza, asegurándose de que la humedad los impregnaba, antes de enterrar uno de ellos de golpe. Un grito salió de su garganta. Un grito de placer.

Seguía estimulando su clítoris con la punta de la lengua, en círculos. Mientras bombeaba su cavidad anal con uno de sus dedos, metió otro más cuando sintió que su anillo se relajaba. El hombre tenía planes para esa cavidad. Había querido follarla por detrás desde que había visto sus nalgas en el club aquella vez - Ah Sasori ah ah - gimió absorta en el placer - Estoy muy cerca - avisó, en caso de que el chico quisiera que se apartara de su rostro. No lo hizo, lo cual la excitó aún más.

Sacudió sus caderas, buscando mayor contacto de su lengua cuando sintió el orgasmo hormiguear en su clítoris. - Ah - gimió sonoramente cuando alcanzo el clímax. El hombre no paro de mover su lengua, pero sacó sus dedos de su entrada. Para poder atrapar sus nalgas y acercarla aún más, mientras se encargaba de limpiar todos sus jugos de sus labios y muslos internos. La ojijade tuvo que apoyar la frente en la cabecera de la cama, mientras recuperaba el aliento, y lo veía terminar de saborear su intimidad ávidamente con su lengua. La veía fijamente al rostro, deleitándose con su rostro tierno, sonrojado y jadeante - delicioso - murmuró cuando acabo con su labor.

Escucho el cierre de su pantalón, y entendió que su turno había terminado, y ahora era hora de darle placer a él. Se apoyó en sus rodillas para retirarse de su rostro, viendo la barbilla del hombre brillante, producto de su orgasmo. Al hombre pareció, no importarle, la tomo de la nuca para besarla, haciendo que degustara su propio sabor, mientras liberaba su erección de los bóxer. La chica vio su erección con hambre, dispuesta acercarse - hmn - negó el hombre, ante la mirada interrogante de la chica - Te voy a follar ahora - soltó directo. Sacándole una sonrisa a la chica, al pelirrojo de verdad no le gustaban los juegos.

Le indico que se apoyara en sus codos y rodillas, dejando sus entradas a su alcance. Se desenfundó de sus pantalones y camisa, mientras veía los pliegues rosas e hinchados llamarlo. Sacó un preservativo de uno de sus bolsillos para envolver su pene en él. Se acercó de rodillas para posicionarse atrás de la pelirrosa. Paso su lengua una vez más, acariciando sus dos entradas esta vez.

Ahogo un gemido entre las sabanas cuando introdujo su pene en su vagina de una sola estocada. Sus paredes estaban hinchadas por el reciente orgasmo, apresándolo, sacándole un jadeo. Esa mocosa lo iba a matar de placer. Tomo sus caderas con fuerza para evitar que retrocediera cada vez que golpeaba sus nalgas con fuerza. Era pasión cruda, solo quería cogerla con fuerza. Sus gritos le decían que a ella también le gustaba que la cogiera así. Chupó uno de sus dedos, asegurándose que estuviese bien mojado, para poder penetrar su entrada trasera, sin detener el vaivén de su cadera. Los gemidos, jadeos y gruñidos de los dos inundaban, sin pudor, la habitación.

Dos dedos. Tres dedos.

Estaba muy cerca del orgasmo, cuando el hombre decidió cambiar de cavidades. Por suerte no había entrado de golpe a su cavidad anal y la había preparado para ello. Enterró su glande primero, para poder lentamente enterrarse en ella, hasta que logro introducir toda su hombría en su apretada cavidad. Jadeo mientras lo veía sobre su hombro. Su rostro estaba cubierto por una delgada capa de sudor. Las facciones del pelirrojo eran realmente perfectas. Aunque no se comparaba a Sasu… Sacudió la cabeza nuevamente, sacándolo de allí.

Se levantó de sus codos, para poder apoyar sus manos e impulsarse hacia atrás, haciendo las embestidas más fuertes. Tenía que sacarlo de su cabeza. Sus caderas se encontraban produciendo el sonido de golpes secos entre sus pieles, acompañado por el del cabezal de la cama que repicaba contra la pared.

El hombre jaló su cabello sin cuidado para que girara su cabeza y unir sus labios en un beso feroz, inclinándose. Aprovecho la cercanía de sus cuerpo para colar su mano, en busca de su clítoris. Él estaba a punto de correrse, siendo exprimido por sus paredes, y quería que ella se corriera también. Repaso su botón con firmeza, escuchando como sus gemidos aumentaban. Estaba cerca.

La penetro un par de veces más, antes de verla desplomarse en la cama, jadeando, con el cabello revuelto. La visión se le antojó deliciosa, ayudándolo a alcanzar el orgasmo, vaciándose en el preservativo. Siguió el vaivén unos segundos más, dejando que el espasmo en su glande corriera por todo su cuerpo. Se desplomó al lado de ella, mientras los dos jadeaban, recuperando el aire.

-¿Te vas?- pregunto, abriendo los ojos para verlo, en cuanto sintió que se removía en la cama. El hombre solo le dio una sonrisa burlona, viéndola. Recorriendo su cuerpo con la mirada candente, que parecía más una caricia.

-¿Aún tienes hambre, muñequita? - se burló, haciéndola reír, y que le tirara una almohada en el rostro, juguetona - Ya vuelvo - le dio un par de besos en la espalda baja antes de ponerse de pie, caminando hacia el baño, quitándose el condón en el camino. La pelirrosa aprovecho para admirar su físico musculoso. Vio por el rabillo del ojo la copa de vino que había dejado abandonada cerca a la ventana.

Se vistió con la camisa del hombre para caminar hasta ella, perdiéndose nuevamente en el cielo oscuro. Quería sacarlo de su cabeza, pero había mantenido la vista en el cielo. Por qué le recordaba la profundidad y oscuridad de sus ojos.

-¿Y bien? - la voz del pelirrojo la saco de sus pensamientos - Me vas a explicar de que se trató el show del Uchiha - se sentó en la cama, apoyando su espalda en el cabezal mullido de la cama, volviendo al porro que había quedado en el cenicero de la mesita de noche.

La pelirrosa sonrió sin ganas, viendo por la ventana aún - Salgo con dos chicos - soltó, sin pena. No creía que Sasori fuese de los que la juzgarían, y tampoco le importaba si lo hacía - estoy enamorada de uno de ellos y… - el pelirrojo escuchaba atento, pero desinteresado. Todo ese drama de secundaria le importaba una mierda - el otro es mi novio - terminó, recibiendo una carcajada por parte del ojimiel, que la hizo reír también.

-Eso me convierte en el amante número ¿dos? ¿Tres? - le saco otra risa. Se acercó a su cuerpo desnudo en la cama, deshaciéndose de la camisa masculina que la cubría, poniéndose ahorcadas sobre él, con una pierna a cada lado de su cadera. El hombre no desaprovechó la oportunidad, pasándole el cigarro para el poder usar sus labios para jugar con sus pezones. Ella gimió quedo, de gusto, cuando empezó a intercalar lamidas, succiones y mordiscos.

-Tú eres la distracción - le dio una calada al cigarro.

-Déjame distraerte un poco más - La tumbo en la cama, mientras seguía con sus besos en sus senos.

El pelirrojo terminó distrayéndola un par de noches más en el transcurso de esas dos tortuosas semanas. Se veían en el mismo hotel, y él la iba a dejar al colegio a la mañana siguiente. Ella se bañaba y cambiaba en el camerino de las porristas, donde dejaba sus pertenencias.

Se bajó del vehículo después de besar sus labios. Era temprano, mucho más temprano que la típica entrada a clases, lo que le daba tiempo de arreglarse y hacer como si nada hubiese pasado frente a su novio y compañeros de clase.

No contaba con su mala suerte. De encontrar a Sasuke Uchiha en el parqueadero a la misma hora que ella. Viendo con el ceño fruncido el carro que se alejaba, que él lograba identificar, y recorriendo su cuerpo, que se enfundaba en un vestido ajustado rojo. Creyó verlo avanzar unos pasos hacia ella, para después parar de repente, dar la vuelta y seguir su camino.

Gimoteo cuando sus ojos ardieron. Sabía perfectamente que eso abría aún más la brecha entre los dos.

La rubia sintió el líquido amargo quemar su garganta de golpe. Se había tomado el shot de un sorbo. Y ahora lamia la sal en la rebanada del limón para después chuparla.

-Oh por Kami - exclamo la rubia, acalorada - pudiste dejar algunos detalles por fuera, ¿sabes? - se echó aire con la mano. "¿Dónde estará Sai?", pensaba.

Había llamado a Ino a una reunión de emergencia a su casa cuando ya no pudo guardar más sus secretos. La rubia era su pequeña caja de Pandora.

Desde hace dos semanas, desde esa noche en la fiesta de Sasori, Sasuke no le dirigía la palabra, o la mirada. Simplemente la evitaba. Jamás creyó que llegaría el día en que le rompieran el corazón a Sakura Haruno. Pero todo el helado que tuvo que comer, mientras lloraba viendo películas románticas y dramáticas, era evidencia de que finalmente había pasado. Sufría cada minuto en que estaban en el mismo lugar que él, cada día, cada hora. Fingiendo prestar atención a las clases, cuando lo único que quería era obligarlo a hablarle y darle una explicación. Que se disculpara y todo volviera a ser como antes.

Lo extrañaba. Su ausencia le dolía como jamás espero que lo hiciera. Sasuke era una persona calmada y callada, pero cuando estaba con él, no se sentía tan… Sola. Era similar a la conexión que sentía con Ino, en versión masculina, más cuerda y con la capacidad extraordinaria de satisfacerla en formas que creyó humanamente imposibles.

- ¿… Y cuál fue la segunda? - pregunto Ino, temerosa.

La segunda, sí que era mucho peor.

Salió del comedor, para caminar a los baños, todos los estudiantes empezaban a caminar hacia sus clases, quedaban pocos minutos de la hora del almuerzo. Los baños estarían atiborrados de estudiantes. Pero ella tenía el privilegio de ser una porrista. Los vestidores tenían sus propios baños, allí no encontraría a nadie que la interrumpiera. O eso creyó.

Terminaba de lavarse las manos, cuando la voz masculina la hizo respingar - ¿Que hay entre Uchiha y tú? - se llevó una mano al pecho, tratando de calmar su corazón.

-Idiota, casi me das un infarto - protesto, secándose las manos con una toalla desechable - no sé de qué hablas.

-Hablo de Uchiha y tú -aclaro, acercándose - Follando en la piscina en Hokkaido - La pelirrosa intento disimular su cara de sorpresa. No esperaba que nadie los hubiese visto.

-No sé de qué hablas - Trato de caminar, rodeando su cuerpo, pero el castaño la detuvo, poniendo su brazo en frente.

-Tsk, Saku, ¿te das cuenta en la situación tan incómoda en la que me pones? - pregunto - Eres mi amiga y te quiero, pero Neji también es mi amigo, lo conozco desde los seis - La pelirrosa retrocedió, al darse cuenta de que la conversación iba a tener lugar, incluso si ella no quería.

-Sabes que tenemos una relación abierta - dijo con obviedad.

-Sé que eso no incluye a Sasuke Uchiha-

-¿Cómo sabes eso?- pregunto con el ceño fruncido.

-Ya te lo dije, Neji y yo somos amigos-

-Kiba, teníamos un trato, lo que pasa en Hokkaido…- No termino su frase.

-Lo sé, lo sé - se revolvió su cabello, frustrado - Pero si Neji se entera…

-No se enterará si no le cuentas - se encogió de hombros.

-Saku, los rumores corren muy rápido, estás jugando con fuego- advirtió.

-¿Qué quieres que te diga Kiba? - rodó los ojos, fastidiada de la conversación - Solo nos dejamos llevar, fue solo una vez, ya no hay nada entre nosotros - Su corazón se encogió un poco más al decir eso, que en esa ocasión, si era cierto.

-¡Pero pasó! - argumento, enojado, con ella, consigo mismo - Y Neji esperaría que le contara- La ojijade soltó un suspiro cansado.

-¿Qué quieres? - Puso sus manos en su cintura.

-¿Eh?- Exclamo el chico confundido.

-¿Qué quieres por tu silencio? - aclaro.

-Tsk, no se trata de eso - La vio ofendido - No quiero fallarle a Neji.

-¿Crees que a Neji en diez años le importara que le contaras acerca de su novia acostándose con un chico que no le agrada?, ¿crees que dejara que hables así de su futura esposa? Te aseguro, Kiba, que no tendrá la reacción que esperas, no te lo agradecerá - aseguró - Te haces un favor quedándote callado, y me lo haces a mí.

Se quedó en silencio, pensativo.

-Bien, ya sé lo que quiero - Soltó.

Lo mira interrogante, con una ceja alzada.

-Ino - Nombró.

-¿Ino?

-Aha - afirmo

-¿Crees que es una mercancía y te la puedo solo regalar? - Fue su turno de estar ofendida.

-Claro que no, pero me podrías ayudar con ella-

-¿Ayudar cómo?-

-No sé, diciéndole que soy mejor que ese paliducho que exhibe por los pasillos. Sabes que no la merece. ¿Qué le ve? - mascullo molesto.

-¿Por qué la quieres? ¿Para complacerte? - El chico se sonrojó.

-N-no no solo eso - Era una parte muy importante, pero realmente le gustaba la rubia.

La mente de la pelirrosa empezó a trabajar. Esa parte de su cabecita que se las ingeniaba para tener las peores ideas. Efectivas, pero con el potencial de salir muy mal.

-No te puedo ayudar con Ino, pero se me ocurre otra forma de ayudarte - Se acercó a su cuerpo lentamente, hasta poner sus manos en su pecho. Mataría dos pájaros de un solo tiro - Yo puedo ayudarte - susurro en su oído, sensual, sintiendo al chico temblar bajo sus manos.

-Que haces Saku - La tomo de los brazos, más no la alejo. Ella empezó a repartir besos lentamente por sus mejillas, y mandíbula, peligrosamente cerca de tus labios. Esperando por su reacción.

-Yo te ayudo, y tú me ayudas - propuso sensual, mientras atrapaba el lóbulo de su oreja entre sus labios

-No podemos- salió de los labios del chico, al igual que los jadeos que no podía retener, mientras su corazón se aceleraba, excitado.

-No veo por qué no - Llevo su mano a la bragueta del chico, ya estaba duro. Masajeo su miembro por encima de sus pantalones.

-N-Neji-

-Neji no se enterará - aseguro - No sería la primera vez que tú y yo jugamos - recordó como solían besarse a escondidas mientras los demás estaban en clase. Siempre estuvo consiente que Kiba era una tarea pendiente. Y ahora que su corazón roto se había llevado consigo su sentido común, era la oportunidad perfecta.

-Tsk, eso fue antes de que tú y él estuvieran juntos oficialmente- aclaro, muy consciente de que estaba perdiendo la pelea, era Sakura después de todo. Solo un idiota la rechazaría. Deshizo la corbata del uniforme del chico, mientras lo dejaba tener su batalla interna, sabiéndose ganadora de antemano. Besó la piel expuesta de su torso, y su abdomen marcado, mientras bajaba, hasta quedar de rodillas, frente a su erección.

-¿No quieres?- Le dio un apretón a su erección sobre la ropa, tentándolo.

El no era un idiota -Tsk - Se dejó llevar, desabrochando la hebilla de su pantalón y bajando su cremallera. Bajo sus bóxer lo suficiente para que su miembro saltara fuera de la tela, frente al rostro de la pelirrosa, quien se lamía los labios y engullía todo lo que cabía en su boca.

Repaso su longitud desde la base hasta la punta con su lengua, para después meterlo todo, y sacarlo. Movió su cabeza de adelante hacia atrás, recibiendo todo lo que podía de su erección, el castaño empuño su mano en el cabello de la chica, marcando el ritmo que quería, mientras dejaba caer su cabeza hacia atrás, y sus gemidos roncos abandonaban sus labios.

Estaba disfrutando de su boca más de lo quería, la culpa lo carcomía, pero… Era Sakura. Solo sería una vez.

-E-espera- La detuvo, muy cerca de correrse - Todavía no me quiero correr - le tendió una mano para ayudarla a ponerse de pie, atrapando sus labios en un beso intenso.

-¿Me quieres coger?- Sonrió socarrona, viéndolo agitado y sonrojado. Rodeando su cuello con sus brazos, uniendo sus labios.

-No tengo condones- admitió. La pelirrosa se apresuró a abrir el compartimiento debajo del lava manos, donde Temari dejaba condones, toallas sanitarias, tampones en el botiquín de primeros auxilios, eso era lo que la rubia catalogaba como una emergencia. Sacudió el paquetito brillante frente a los ojos afilados del chico, que sonrió, aliviado. Lo dejo en el mármol, lanzándose a sus labios nuevamente.

Bajo apresurado el short debajo de su falda, llevándose consigo las bragas. La tomo de la cintura para empotrarla sobre el mármol, sin despegarse de sus labios, abriendo sus piernas lo más que podía en el proceso.

No era un fanático del sabor femenino, pero la pelirrosa tenía unos pliegues rosados, con sus labios mojados, que se le antojaron probar. Paso su lengua por estos un par de veces, deteniéndose a darte especial atención a su clítoris, sacándole jadeos y gemidos a la fémina. Estaba muy caliente, no había tiempo para más juegos. Se enfundó rápidamente en el preservativo.

-Ah Kiba - dejo caer su cabeza hacia atrás en cuanto entro en su vagina de golpe. Ino le había dicho que al castaño le gustaba en sexo rudo y brusco. Y lo comprobó. La embestía con fuerza sujetándola por las caderas, sus abdominales se marcaban con cada estocada. Kiba de verdad tenía un cuerpo atlético y musculoso. El chico chupó dos de sus propios dedos antes de llevarlos a su botón, moviéndolo rápidamente sobre este, como un vibrador.

La chica se dejó caer por completo en el mármol, disfrutando. El tomo sus piernas, poniéndolas sobre sus hombros, para después inclinarse a sus pechos, mientras seguía golpeando su centro - ah Kiba - estaba muy cerca de correrse. Cuando empezó a morder sus pezones no pudo evitar correrse con fuerza. Él siguió penetrando su cavidad hasta que se corrió en el preservativo. Se quedó dentro, reposando su cabeza en su pecho, mientras los dos recuperaban la respiración.

Se levantó levemente, muy consciente de lo que acababa de hacer… tal vez demasiado. Se empezó a arreglar la ropa, mientras veía a la chica hacer lo mismo.

-No te sientas mal, Kiba - lo saco de sus pensamientos, mientras se acercaba a besar su mejilla - Eres mi amigo y también te quiero - acaricio su mejilla con cariño -Tu secreto está a salvo conmigo - murmuro en su oído, antes de irse con una sonrisa victoriosa.

Kiba era un buen chico, ruidoso y molesto, pero sabía que tenía un buen corazón.

Era como si se follara a Naruto. Sacudió su cabeza, sacando esa idea de allí, antes de tomar otra mala decisión.

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-¿Qué hiciste, qué? - La rubia tuvo que recoger su mandíbula del suelo, esto si no se lo esperaba - ¿Te follaste a Kiba? - la pelirrosa asintió - Kami-sama… - La rubia se tomó otro shot de golpe. Quería apoyarla, pero qué bruta era su amiga a veces -Y…¿qué es lo tercero que querías decirme? - Estaba un poco aterrada por lo que venía.

-Estoy enamorada de Sasuke - admitió, para alivio de la rubia, pensó que se habia cogido a Shikamaru también - Pero él no siente lo mismo - La ojiceleste la vio con ternura. La pelirrosa estaba en pijama en su cama, abrazando sus rodillas, mientras escondía su rostro entre ellas, con los ojos llorosos.

-¿Por qué piensas que él no siente lo mismo? - La rubia tenía una idea muy distinta de lo que sentía el pelinegro, basado en lo que había visto en Hokkaido.

La pelirrosa procedió a contarle todos los detalles de la conversación que habían tenido. En esta oportunidad, si logro que las palabras dejaran su boca. En ocasiones anteriores, en las que había intentado contarle, se había ahogado en sus propias lágrimas.

-Saku… Dale tiempo - La rubia no quería revelar demasiado de lo que pensaba, tenía una idea de lo que pasaría. Ella había visto la mirada que Sasuke le dirigía a la pelirrosa, como sus ojos se iban a ella, incluso cuando ella no lo notaba. Como su voz se suavizaba cuando le hablaba. Pero no quería darle esperanzas a su amiga en caso de que estuviera equivocada. Ella tampoco conocía al Uchiha lo suficiente - No vas a llorar más - ordeno, severa - Te vas a tomar este shot conmigo - le tendió una copa llena. La ojiceleste ya estaba borracha, mientras su amiga apenas había probado trago - nos vamos a emborrachar y te vas a olvidar de Sasuke Uchiha.

La pelirrosa lo tomó con ganas, refugiándose en la bebida.

-A veces perra empoderada - dijo la rubia - a veces perra atropellada -levanto su puno victoriosa - pero siempre perra - asintió, orgullosa de su sabiduría. Mientras la ojijade se reía de sus ocurrencias. Empinando la copita en sus labios.

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Abrió la puerta de su Penthouse, harta de la insistencia en el intercomunicador. Ya había visto a través de la pantalla de quién se trataba.

-¿Qué quieres? - pregunto arisca en cuanto abrió la puerta. Con el hombre de ojos perlas arqueando una ceja, sorprendido por el tono de voz que usaba con él.

-¿Se puede saber qué te pasa? - interrogo, entrando sin ser invitado, pasando por el lado de la castaña - No te he visto en más de un mes.

-¿Cómo puedes ser tan cínico, Neji? - apretó los puños a los costados.

-¿A qué viene esa actitud, Ten Ten? - giro para encararla, pues la chica seguía de pie al lado de la puerta abierta.

La castaña abrió sus labios, sorprendida ante la falta de vergüenza del Hyuga - A que viene esa… - Repitió lo que él decía, con incredulidad - ¿qué quieres, Neji? - pregunto nuevamente, con los dientes apretados.

-Bloqueaste mi número - frunció el ceño. Lo había notado hace unos días, debió saberlo, cuando no contestaba sus llamadas, y sus mensajes no entraban.

-¿Y? - gruñó la castaña.

-¿Cómo que "y"?- refunfuñó - La última vez que te vi la pasaste muy bien - se burlo con sorna, haciéndola sonrojar.

-No quiero verte más - sentenció con sus ojos empezando a llenarse de lágrimas. El castaño rio divertido. Había escuchado eso antes.

-Sabes que eso no es cierto - Se acercó a la barra de licor que tenían los padres de la castaña, con diferentes variedades - ¿de qué se trata tu berrinche esta vez? - Tomo un vaso mientras ponía whiskey y hielo en este, con tranquilidad.

-¡¿Mi berrinche?! - Tenía el rostro rojo de la ira - ¿Por qué me escribes para que te vea tener sexo con Sakura? - reclamo.

-¿Eh?- alzo una ceja, sin saber a qué se refería.

-Te acostaste con ella -

-Es mi novia - se encogió de hombros - ¿qué esperas que haga?- le dio un trago a la bebida, con toda tranquilidad

-¡Que me respetes un poco idiota! - las lágrimas empezaban a descender por sus mejillas - ¿Crees que disfruto verte con ella? - elevo su tono de voz.

-Yo no te invite a que nos vieras - le parecía de lo más extraño que ella creyera eso.

-¿Cómo puedes decir eso? - Se encaminó hacia la barra, donde había dejado su teléfono, buscando la conversación - Me enviaste un texto - se acercó, dejando la pantalla en el rango del visión del hombre, abriendo la conversación - Yo… no entiendo… ¿Qué? - tartamudeo confundida al no ver el mensaje que era estaba segura, había leído.

-Entonces si me bloqueaste - Fue lo único que pudo ver el hombre.

-Si - dejo el celular de golpe en la barra -No quiero hacer esto más - Lo miro con firmeza a los ojos.

-¿Que es lo que no quieres hacer más?- El ojiperla intento atrapar su cintura entre sus manos.

-¡Ser tu segundo plato! - grito, apartando sus manos de un manotazo - ¿por qué haces esto Neji? ¿Por qué me haces esto?

-Pensé que te gustaba- Intento acariciar su mejilla, esta vez la castaña permitió que la tocara.

-No cuando sé que siempre regresas a ella - su rostro dolido le dio una punzada en el pecho… él tampoco lo entendía - ¿por qué la prefieres? - Alejo su rostro del tacto del chico.

-¿Para qué me preguntas eso? ¿Para después culparme por lastimarte?

-¿Que tiene que no tenga yo? - Sus lágrimas caían sin tregua.

-Tsk… ¿Por qué te lo tienes que tomar de esa manera? - indago frustrado.

-Dilo - Sus ojos rojos lo miraban demandante.

El hombre pareció meditarlo por unos segundos. Sin saber por donde empezar.

-Es…Sakura - pronuncio, como si eso fuese toda la explicación que ella necesitaba.

Era estatus. Era una habitación de personas admirándolo cuando entraba, girando su cabeza para elogiar a su bella novia. Era la riqueza de unir sus dos compañías. Era la familiaridad de sus besos. Era la sensualidad de su cuerpo. Era su deber. Su destino. Era lo que su familia esperaba de él. El plan que habían diseñado para él y Sakura era perfecta para ello. Era su trofeo.

Sintió su rostro arder, cuando la palma abierta de la chica se estrelló contra su mejilla - ¡Eres un imbécil! - la castaña ya no lograba contener los sollozos, mientras abrazaba su propio cuerpo -¿por qué siempre tienes que humillarme así? - pregunto dolida - Arriesgo todo por ti, mis amigas, mi reputación, mi dignidad y no puedes siquiera explicarme por qué la prefieres.

Sí podía. Pero si lo pensaba bien, y lo decía en voz alta, las razones por las que quería estar con la pelirrosa, parecían… vacías. Pero no estaba dispuesto a arriesgarlas.

-La amo - No era una mentira, solo una verdad a medias. El sí la amaba, pero no por las razones correctas. La mujer ahogó un grito mientras se cubría el rostro lloroso con las manos.

-Lárgate de mi casa- ordeno, señalando la puerta.

-Ten Ten, cálmate - la rodeo con sus brazos, a pesar de sus protestas - Tú no quieres que me vaya - Retorció su cuerpo entre sus brazos intentando zafarse del agarre, hasta que acabo cediendo y sollozando en su pecho - También te quiero a ti, Ten Ten - se quedó quieta. Esa tampoco era una mentira, el sí la quería. Pero no lo suficiente.

Hipo en sus brazos - ¿Me quieres? - se lo había dicho antes, y siempre le creía, siempre cedía ante sus palabras.

Y el ciclo volvía a empezar. Estaba demasiado enamorada para salir del ciclón en el que se había metido.

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Despidió a Ino cuando se terminaron la botella de tequila y todo el helado que tenía. La despidió a ella y a Sai, que había venido a recoger a la rubia, pues estaba muy borracha para manejar. Pudo ver que sus padres ya habían regresado, pues sus autos estaban en el parqueadero del jardín.

Volvió a su habitación en medio de la penumbra. No quería despertarlos, estaba muy borracha para fingir que estaba bien. Se cepilló los dientes antes de saltar al confort de su cama. Puso una película en su computador, a su lado, sabiendo muy bien que no vería nada de esta. Sus ojos poco a poco se habían cerrado.

El sonido fuera de su ventana la despertó en medio de la noche. No sabía exactamente que era, pero venía de su balcón. Para ese momento su computador estaba apagado, ya la película había terminado, y lo único que podía ver era la oscuridad. Las cortinas de la ventana se balanceaban con el viento, dejando colar destellos de la luna. No recordaba haberla dejado abierta. Su corazón se aceleró, estaba asustada. Su mente intentó recordar los pasos a seguir. Siendo la heredera de un gran imperio, desde que tenía memoria la habían entrenado para protegerse de las posibles amenazas. Había un botón de pánico en diferentes puntos de la mansión. El más cercano, estaba al lado de la puerta de su habitación.

En cuanto lo presionara, el equipo de seguridad de la comunidad en la que vivían sería alertado y estarían allí en menos de cinco minutos. Sin embargo, todo en lo que podía pensar era en correr a refugiarse en los brazos de su padre.

Un nuevo ruido la alerto. Haciendo que se sentara lentamente en la cama, retirando la pesada cobija que tenía sobre ella, procurando no hacer ruido y ver un poco más. Una sombra que se colaba a través de la puerta a su balcón, le confirmo que era hora de correr. Se levantó de un salto, mientras emprendía su carrera hacia el botón. Los pasos rápidos detrás de ella elevaron su adrenalina.

Sintió su cintura ser rodeada por un brazo fuerte y musculoso, apresándola con firmeza, mientras la otra mano cubría su boca antes de que gritara. Los sonidos quedaron ahogamos en la palma de la mano del intruso, mientras se retorcía y forcejeaba para liberarse de su agarre.

-Shh shh - se quedó quieta en cuanto creyó identificar la voz - Soy yo - susurro contra su oreja. Un escalofrío recorrió toda su piel. Congelada en su lugar pudo identificar su aroma. Sintió los ojos empañados al instante.

-Sasuke-kun- musitó incrédula, en cuanto él apartó su mano de sus labios. No movió el brazo que apresaba su cintura, y solo sostuvo el peso de su cuerpo, qué permanencia en la misma posición. Con él en su espalda.

-Lo siento- susurro en su oído, tan bajo que casi pensó que lo había imaginado - Lo siento - repitió en el mismo tono bajo, pero esta vez supo que no lo había imaginado, uso su brazo libre para rodear su cuerpo por los hombros, cuando la sintió temblar, mientras las lágrimas comenzaban a descender por sus mejillas, cayendo en su brazo - No llores por mí, Sakura - la giro hasta que la tuvo en frente. Viendo con pesar su rostro dolido. Le limpio las lágrimas con delicadeza - Lo siento - dijo una vez más. Haciendo que su corazón se derritiera. Pudo oler el leve olor a alcohol que desprendía.

-¿Qu-qué haces aquí? ¿Cómo entraste? ¿Estás borracho?- preguntó, en cuanto él terminó de limpiar su rostro. Con sus manos aún en sus mejillas.

-Querías sexo suave, ¿no?- La pregunta la tomo por sorpresa.

-¿Qu-qué? - pregunto atontada. Soltó su rostro para sacarse la camisa, dejando a la vista su torso tatuado trabajado, sus brazos fuertes. Asintió embobada mientras él rodeaba su cintura con su brazo y enredaba su otra mano en sus hebras rosas, para acercarla a su rostro, pegando sus narices. La belleza del pelinegro siempre lograba aturdirla. Se detuvo a escasos centímetros, dándole tiempo de detenerlo, si eso quería.

¿Cómo podría detenerlo si lo había extrañado cada segundo? Elimino la distancia entre sus labios, para sentir su calidez. Gimió de gusto cuando sus labios entraron en contacto. Lo había extrañado. Lo había extrañado tanto. Enredo sus manos entre sus hebras oscuras, profundizando el contacto, permitiendo que explorara su boca y recorriendo su cavidad con todo el deseo contenido. Sintió el leve sabor de amargor, producto del alcohol.

-Papa y mamá están en casa- Logro decir entre besos jadeantes, mientras él la empujaba a su cama. Desearía tener la fuerza para negarse a él, pero la realidad era otra.

-Entonces no grites - mordió su labio inferior para poder halarlo, sacándole otro gemido, haciéndolo reír arrogante. Recorrió su silueta desde sus hombros hasta sus nalgas, para levantarla y que enredara sus piernas en su cadera, sintiendo su miembro ya erguido.

La llevo hasta la cama y recostó sobre la superficie, con él encima de su cuerpo, entre sus piernas - Ah sasuke - gimió quedo cuando la embistió a través de la ropa. Solo un par de besos del pelinegro habían logrado darle más satisfacción que todo el sexo que había tenido en esas dos semanas. La besaba lento y profundo. Su antebrazo sobre la cama y sus rodillas, cargaban todo el peso del hombre para no aplastarla, mientras acariciaba su piel con su mano libre. Sus caricias eran lentas y delicadas, pasando sus manos por sus brazos, sus hombros, su rostro. Muy diferentes a lo que siempre habían sido. Su corazón se estrujó, pero no de forma dolorosa. Estaba intentando transmitirle todo lo que sentía, pero no podía poner en palabras, y ella lo sabía. Lo veía en sus ojos. Sus ojos negros que no se apartaban de su rostro. Sus ojos que desprendían calidez ahora. Él también la había extrañado. Sus ojos se empañaron con ternura.

-Tsk, deja de llorar, molestia - El chico apoyo su frente sobre la suya.

-Mouu es tu culpa - Rodeo su cadera para que se acercara a ella, no le importaba que la aplastara, quería sentir su piel contra la suya.

-No quiero compartirte con nadie- admitió, vulnerable, por fin. Le dio un beso fugaz, sin dejar de ver sus ojos.

-Sabes que Neji …- Empezó a decir, antes de que él la interrumpiera con un beso. No quería escucharla pronunciar el nombre de alguien más -Es complicado - terminó de decir cuando el líbero sus labios.

-No te compartiré con nadie más - Sabía muy bien a quién se refería. A Sasori y cualquier otro nombre que se le cruzara por la mente. Lo beso, enrollando sus brazos alrededor de su cuello. Ella no necesitaba a nadie más.

-Yo también lo siento- Se disculpó, consciente de que el pelinegro no se llevaba la mejor parte de su arreglo. Cerró sus ojos en cuando sus labios se lanzaron a los suyos, apreso sus labios en los de ella, sintiendo como él restregaba su miembro por su centro -Hazme el amor sasuke-kun - pidió entre susurros, sintiendo su aliento cálido entremezclarse con el suyo.

Los labios del hombre viajaron de sus mejillas, pasando por su cuello, llegando a sus pechos. Bajo los tirantes del blusón de seda blanco que vestía, para liberar sus senos, que hacía mucho clamaban por atención, ya erectos. Pasó su lengua por uno de ellos, con suavidad, con lentitud. Tal vez demasiada, pues pudo sentir el movimiento centímetro a centímetro - Ah Sasuke-kun - arqueo su espalda cuando su boca albergo todo lo que podía de su monte y empezaba a mamar. Retorció su cuerpo bajo de él. Buscando el contacto de su cadera. Pero el pelinegro parecía decidido a seguir con sus caricias lentas y delicadas, pues pasó a su otro pecho para darle la misma atención mientras ella apretaba los labios y acariciaba su cabello.

Para ese momento, su humedad ya había atravesado sus bragas y empapaba las sabanas. Nada se comparaba a los labios y las caricias de Sasuke. La despojó de su camisón, sacándolo por sus caderas, mientras se arrodillaba entre sus piernas, y se deleitaba con el cuerpo que tanto había extrañado. Se bajó la cremallera ante la mirada de la ojijade, sacándose los pantalones y el bóxer de golpe, quedando completamente desnudo ante su mirada morbosa. Su miembro estaba grande y duro, apuntando al techo para el placer de la pelirrosa que no podía esperar a tenerlo dentro. El Uchiha parecía tener otros planes, pues beso su abdomen con delicadeza, bajando lentamente a sus bragas.

-Estás empapada - comento, mientras observaba la tela mojada, pasando un par de sus dedos superficialmente, sacándole suspiros a la mujer, que gemía su nombre lo más bajo que podía, mientras abría sus piernas lo más que podía para darle acceso a su centro. El pelinegro jugó con sus ganas de ser tocada, pasando sus dedos sobre la tela aún más. Posando sus labios sobre esta, para exhalar aire caliente, que llegaba a sus pliegues a través de la tela - Ah Sasuke-kun- Movió sus caderas, rogando por más tacto. El Uchiha hizo a un lado la fina tela para pasar su lengua suavemente por sus pliegues, llegando a su clítoris hinchado, dándole un par de caricias, despacio. Haciéndola inhalar con fuerza y apretar las sabanas entre sus puños. Le estaba costando mucho quedarse callada.

Se enderezó para poder sacar la prenda de cuerpo y poder comérsela con libertad. Sintió su pene pulsar cuando vio el hilo de su humedad al separar la tela de su piel. Estaba realmente empapada. Se relamió los labios con anticipación, ante su mirada sonrojada y excitada. Sakura tenía muy buen sabor. Le sonrió con arrogancia antes de bajar nuevamente para enterrar su lengua en su cavidad, probando el producto de su excitación como si fuese su manjar preferido. ¿Ya había mencionado que el pelinegro tenía una obsesión con el sexo oral?

No. Él tenía una obsesión con el sexo de la pelirrosa en particular. La tomo de las caderas, evitando que se moviera, mientras seguía jugando con su lengua dentro de su cavidad.

Pasó su lengua por sus pliegues, llegando al clítoris. Paseo su lengua de lado a lado sobre su botón, repetidas veces mientras la ojijade mordía una almohada intentando acallar los gritos que querían salir. Introdujo dos de sus dedos, sabiéndola lista para recibirlos. Bombeo un par de veces, sorprendiéndose al sentir sus dedos empaparse cuando la pelirrosa alcanzó el orgasmo. Río seco aún en su entrepierna, viendo como desde su posición la chica lanzaba la almohada que antes tenía entre su boca a algún rincón de la cama e intentaba recuperar el ritmo de su respiración.

-No te burles- lo vio de mala manera desde su posición. Aun entre sus piernas.

-Hmp ¿me extrañaste? - Gateo subiendo por su cuerpo nuevamente, dejando un rastro de besos en su camino

-Como no tienes idea - Lo rodeo con sus brazos para devorar sus labios. Demostrándole cuanto lo había extrañado. El pelinegro tomó una de sus piernas, acariciándola y guiándola hacia su lado, pegada al colchón. Se pegó a su cuerpo, mientras ubicaba su glande en su entrada. Siseo cuando sintió la humedad caliente bañar la cabeza de su pene. Apretó los labios, quería ser suave y delicado, pero ella no lo ayudaba. No cuando lo besaba con hambre y abría sus piernas, esperando que se enterrara en ella.

Apretó su mandíbula, para ir poco a poco. Se abrió paso en su estrechez, sintiendo como sus paredes se estiraban al máximo para recibirlo. Gimieron con satisfacción en los labios del otro en cuanto se enterró por completo en su interior. Bueno, todo lo que cabía de su hombría. La pelirrosa ya tenía las unas clavadas en un espalda, intentando reprimir el placer. Saco su miembro con la misma lentitud para volver a embestir con parsimonia. Mantenía contacto visual con ella. Sus alientos se entremezclaban los pocos segundos en los que separaban sus labios.

Para sorpresa de ambos, las penetraciones lentas y profundas estaban resultando más placenteras de lo que esperaban. Sasuke sucumbió a su necesidad embestirla con más fuerza cuando supo que no podía retener más su orgasmo. Gruñó mientras se corría dentro de su interior, sacándole más gemidos de satisfacción. Y una risa burlona, pues él también se había corrido mucho antes de lo habitual - ¿Tú también me extrañaste?- El hombre se había desplomado sobre su cuerpo, acompasando su respiración. Con su rostro escondido entre la curvatura de su cuello.

El par de segundos de silencio le generaron ansiedad. No. No de nuevo, pensó asustada.

-Aha- pronuncio contra su piel, haciéndole cosquillas. Sonrió con genuina alegría. Sabía que era un avance, Sasuke no era de dar palabras de afirmación, pero le había demostrado que quería estar con ella. Si pasar por la seguridad de su hogar y escalar la rendija hasta su balcón para disculparse y hacerle el amor no se lo demostraba, no sabía que lo haría.

Pensó que le habían hecho el amor antes, hasta esa noche, cuando supo lo que hacer el amor significaba. Y se encargó de hacérselo hasta que se desplomaron, rendidos en la cama. Sí, la había acariciado, besado, lamido, tocado y hecho alcanzar la cima con su lengua, sus dedos y hombría. Pero no fue solo placer. En su mirada había mucho más que eso mientras la llevaba a la cima.

-¿Duermes conmigo? - Pidió, mordiendo su labio, mientras se aseguraba que la puerta de su habitación tuviera seguro. No querría que sus padres caminaran a la escena de su hija durmiendo en los brazos del chico que le habían prohibido ver. El pelinegro que estaba recostado en la cama solo cubierto por la pesada cobija, la levanto, en una invitación silenciosa, mientras le hacía espacio a su lado. Sonrió feliz, corriendo en puntitas hacia él y acomodándose entre sus brazos.

No había nada más cómodo que la calidez de su cuerpo y sus brazos rodeándola. Sintió como besaba su cabello, sorprendiéndola, cuando quiso ver su rostro, él estaba viendo en otra dirección, sonrojado. Sonrió con ternura, besando su mejilla y volviendo a acomodarse sobre su pecho. Esa noche durmió como hacía mucho no dormía.

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-Eres un idiota- dijo el peliblanco.

-Eres un idiota- secundó la mujer de cabellos rojos.

Juugo asintió, dándole la razón.

-tsk, ¿Quién les pregunto? - gruñó el azabache.

-¿Para qué nos contaste?- Se encogió de hombros el de ojos violetas.

-Porque me emborrachaste imbécil - le dio una calada al cigarro entre sus dedos, intercalándolo con otro trago de cerveza. Para después dejar la lata en la mesita del centro, en el sótano de Suigetsu. Dónde los cuarto estaban reunidos.

-Oye fuiste tú quien vino con cara de constipado a llorar acá- Suigetsu le dio otro trago a su bebida.

-No estoy llorando - le lanzó la lata vacía que acababa de terminar.

-Seamos honestos, Sasuke, Sakurita está buena - dijo con simpleza - qué nalgas y que tetas - Sus ojos brillaron cuando dejó volar su imaginación - ouch - se quejó cuando recibió un zape por parte del pelinegro y la pelirroja al mismo tiempo- Si no tuviera a la zanahoria rogando por mis huesos - "¿eh?" Murmuró Karin a su espalda - estaría persiguiendo a esa belleza - sonrió picarón, mientras el pelo negro lo veía por el rabillo del ojo con el ceño fruncido - pero ella te eligió a ti, desafortunadamente, no la cagues más.

- Por extraño que parezca, concuerdo con el cara de pez - comentó la mujer - Mira Sasuke, una chica no marca territorio si no quiere izar bandera allí - aseguró, recordando la interacción entre los dos en las peleas, haciendo que el pelo negro la mirara atento - ¿cómo te quedas callado? ¿Es que no quieres seguirla viendo? - reclamó.

El chico se quedó en silencio -Y… - miró hacia la alfombra, evitando la mirada que todos - que hago?- Karin quiso chillar como fan girl al verlo con un tenue color en sus mejillas, del que no podría culpar al alcohol. O tal vez sí, Sasuke sobrio, intentaría mantener su apariencia fría.

-Ve a buscarla - aconsejó la chica, viéndolo con ternura y sonrojada. Se veía tan guapo así.

-Sí, corre!- dijo fastidiado el chico de pelo blanco, viendo cómo Karin empezaba a babear por el Uchiha.

El chico siguió con la mirada fija en la alfombra, mientras parecía meditarlo. Para después ponerse de pie, tomar sus pertenencias y salir con un paso veloz de allí.

-¡Pero no manejes, Sasuke!- alcanzó a decir la chica antes de que él cerrara la puerta de un portazo.

-Bien, ahora tú piérdete grandulón - Le dijo al de pelo naranja mientras le saltaba encima a Karin. Le recordaría quién la hacía gritar.

-Oye, que haceeees? - gritó la chica.

Los rayos del sol dieron de lleno en su rostro, a través de la ventana. Obligándolo a removerse en la cama, intentando darse la vuelta, quería seguir durmiendo. El vacío en sus brazos le hizo entre abrir los ojos, buscándola. Se había dado vuelta en algún momento de la noche, dejando sus brazos. Suspiró mientras se giraba para rodear su cintura, acercándola a su pecho, no había sido un sueno, él realmente estaba ahí.

Acaricio la suave piel de su cintura, deslizándola hacia su vientre. El olor a cereza inundo sus sentidos en cuanto la acerco. Observo su perfil, por un momento, embelesado. En verdad era preciosa. Hundió su rostro en la curvatura de su cuello, depositando un par de besos castos en sus hombros, aprovechando que estaba dormida. No podía tener esas muestras de afecto si ella lo estaba viendo,

Supo que estaba despierta cuando empezó a removerse, buscando acercar sus cuerpos aún más, provocando - ¿Quieres… - Empezó a preguntar en su oído, con voz ronca, tragando saliva y armándose de valor - …salir a desayunar? - Observo su rostro, expectante.

Sus ojos brillaron ante la invitación.

Una cita. Ella ya no tenía sueño.

Les debía una a esos idiotas.

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Jajaja muero de risa con sus reviews. Qué tóxicas somos todas las que amamos a Saku y cuanta crueldad con el pobre Sasukito, vamos chicas/os que él también tiene su corazoncito.

Debo admitir que dude si la historia era Sasusaku mientras escribía sus escenas con Sasori. Cuando llegue a la escena con Sasu, recordé porque son la pareja de parejas *-*

¡Nuevamente, gracias por su apoyo! Adoro leer sus comentarios y los tengo muy en cuenta para los próximos caps.

Publico este nueva cap muy emocionada de saber qué piensan, mientras tengo veinte personas esperando en mi sala por una fiesta que organice jaja estoy comprometida con este fanfic y con complacerlas/os.

Nos leemos pronto :)