-Escenas en pasado, recuerdos y textos en cursiva -
CAP 15 Ajedrez
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Escuchó sus pasos acelerados hacer eco por los pasillos mientras se acercaba. Sabía que era ella, porque eran ligeros y cortos, ella era liviana y sus pies pequeños y delicados. Y porque habían hecho lo mismo por el último par de semanas. Su vista estaba fija en la entrada del salón, en el que él ya estaba a dentro, esperando por ella, como todas las mañanas. Varios minutos antes de que las clases empezaran, aprovechando que los demás estudiantes no habían llegado.
El instituto aún estaba desierto a esa hora. Tenían varios minutos de gracia para poder tener un momento a solas.
El sonido era cada vez más cercano y más audible. Hasta que la vio entrar por la puerta. Su rostro iluminado y su sonrisa resplandeciente en cuanto lo vio adentro esperando por ella. Era inusual verla fuera de su uniforme de porrista, pero se veía incluso mejor con su uniforme del colegio. Una falda tableada azul oscuro, una camisa de botones blanca y una corbata roja con líneas doradas. Usaba su falda corta, más de lo que debería, más corta de lo que le gustaría a él. Su camisa doblada hasta arriba de sus codos, con varios botones abiertos, permitiendo ver el inicio de su escote, su corbata floja. Sus medias blancas se amoldaban como una segunda piel, llegando hasta la mitad de sus muslos, casi parecían ligeros. Parecía vestida específicamente para provocarlo.
Sonrió coqueta mientras caminaba con pasos rápidos hacia él, mientras veía como recorría su cuerpo con su mirada - Sasuke-kun - llamó, mientras enredaba sus brazos al rededor de su cuello, poniéndose en puntitas para alcanzar su rostro. Él envolvía su cintura entre sus brazos, ayudándole a elevarse para poder tener sus labios a su alcance, y recorrerlos con gusto. Saboreó su boca mientras ella acariciaba las hebras de su cabello y correspondía su beso con la misma intensidad - Buenos días - sonrió separándose.
-Buenos días - apresó sus labios nuevamente, con los ojos abiertos y enfocados en la entrada, asegurándose que nadie hubiese llegado o los tomara por sorpresa. Los labios rosas abandonaron los suyos para empezar a recorrer sus mejillas, su mandíbula, empezando a besar su cuello - tsk, no me calientes si no me vas a dejar terminar - sintió su risa a la altura de su cuello.
-Yo ya estoy caliente - pasó su lengua por su cuello, sintiendo su piel estremecerse bajo el tacto.
-¿Quieres que te coja mientras tu novio llega?- susurro en su oído. Su dinámica había dado un pequeño giro. Un giro que no la molestaba en absoluto. Los dos estaban más seguros de lo que sentían el uno por el otro. Neji había dejado de ser un tabú. Su novio había dejado de ser un tema innombrable, para convertirse en un refuerzo del ego del Uchiha. Sasuke parecía disfrutar de traerlo a colación, siempre reafirmando que él estaba por encima del Hyuga, que ella lo elegía a él siempre que tenía la opción. Su novio era un título, pero él. Él era a quien él corría buscando afecto y pasión.
Ella solo rio, traviesa, mientras llevaba sus manos a la hebilla y cremallera de su pantalón, liberando su erección - Házmelo rápido, Sasuke-kun - Él no necesito escuchar nada más. La tomó de la cintura para sentarla en el escritorio de su asiento, hacer sus bragas a un lado y penetrarla de una sola estocada. Se permitió apartar su mirada de la puerta, en la que mantenía guardia para poder cerrar los ojos mientras disfrutaba de un beso profundo.
-Sus padres la echaron de la casa, tuvo que irse a vivir con el profesor para poder criar a su bebe - seguía parloteando, movía las manos y alternaba su mirada entre el y la carretera en frente de ella.
-Llegamos - soltó el chico en cuanto aparco frente a lo que parecía una gigantesca casa japonesa tradicional.
-¿Eh? ¿Tan rápido? - pregunto sorprendida.
-Han pasado dos horas - apago el auto, mientras recogía sus cosas y las ponía en los bolsillos de su abrigo. Habían manejado dos horas, para estar suficientemente lejos de Konoha, evitando ser vistos. El Uchiha había mencionado conocer un lugar excluido de la ciudad.
-Oh - solo musito, mientras imitaba sus acciones, poniendo sus pertenencias en los bolsillos de su pantalón, se había puesto un suéter verde, más no tenía ningún abrigo. A pesar de que el clima aún estaba frío, ya no había nieve.
-Y… - El azabache seguía en lo suyo - ¿ya nació?- preguntó casualmente. La pelirrosa chillo de ternura, la había estado escuchando todo este tiempo. El chico se sobresaltó cuando se lanzó a él y empezó a repartir cortos besos en sus labios. Tomándolo por sorpresa y causando un tenue sonrojo en sus mejillas, haciéndola chillar de nuevo.
-Eres tan lindo, Sasuke-kun - No mentía, Sasuke pasaba de ser el hombre más sexy que había visto en su vida, al más tierno y lindo. Era un contraste abismal, que la volvía loca y la llevaba de la ternura absoluta a la calentura. Como en ese momento, solo quería darle besitos en los labios cuando la enterneció, pero ahora se encontraba profundizando el beso al haber empezado él a responder.
-Estamos en un templo - musito él, entre besos, en caso de que a ella le importara, a él le daba igual. La pelirrosa se separó a ver a sus alrededores.
-¿Vamos a comer aquí?- pregunto curiosa.
-Aha - afirmo, mientras se separaban y salían del auto.
-¿Cómo conoces este lugar? - preguntó maravillada, una vez pasaron la muralla que dividía el recinto del parqueadero, el lugar era mágico, tenía grandes prados rodeando una casa tradicional. Pudo divisar varios gatos durmiendo, jugando y corriendo en el lugar.
-Solíamos venir todo el tiempo cuando era niño - explicó, mientras se encaminaban hacia el edificio.
-¿Con tu familia? -
-Con mamá e Itachi - respondió, tranquilo, y viendo los alrededores. Su corazón se encogió, sabía que la madre de Sasuke había muerto hace muchos años, pero no conocía muchos detalles de su relación con el Uchiha menor, tampoco sabia como preguntarle. Dejándose llevar por un impulso, tomó su mano, mientras caminaban, sorprendiendo al azabache y a ella misma, que llevaron su mirada a la unión de sus cuerpos. Lo vio, sintiendo la cara arder, seguramente sonrojada. Él no dijo nada, solo rodeó su mano con más comodidad, dándole un gentil apretón mientras seguían caminando.
-¿Es un templo?-
-Aha- afirmó - abren las puertas los fines de semana para servir comida tradicional.
-Uchiha-sama- Una mujer mayor se acercaba a ellos, haciendo una reverencia. La mujer tenía cabello gris y alborotado, usaba unas orejas de gato.
-Nekobaa - Inclinó su cabeza levemente - Esta es Sakura -
-Oh - Se acercó a ella, más de lo que estaba acostumbrada - verde jade, tienes unos preciosos ojos de gato - halago, haciendo que la pelirrosa sonriera nerviosa.
-Gra-gracias -
-Imagino que tienen hambre - la pelirrosa asintió. Después del largo viaje y todo el ejercicio que Sasuke la había puesto a hacer la noche anterior, su estómago estaba pidiendo algo de comida.
-Aha - asintió el hombre, mientras la mujer les tendía lo que parecía ser un menú y les indicaba el número de mesa en la que estarían. Cada mesa parecía un cuarto aparte, pues estaba dividida por paneles. Dentro de las habitaciones había una mesa, unos cojines para sentarse y un ventanal de techo a suelo que les permitía ver el paisaje exterior, además de permitir a los gatos entrar y salir a su antojo. En cuanto se sentaron, un par llegaron a restregarse en su regazo, recibiendo caricias de sus manos. Sonrió mientras buscaba al pelinegro con la mirada.
Su corazón se derritió cuando lo vio consintiendo un gatito que parecía no tener más de un par de meses, era negro, de pelo largo con ojos verdes. Chilló enternecida nuevamente, sobresaltando al chico y a los gatos, poniéndose de pie, rodeando la mesa - Me sentaré a tú lado - anunció, empezando a acariciar al gatito en sus piernas, recargando su mejilla en el hombro del hombre.
La mujer mayor llegó a la habitación con té y entradas, riendo - Parece que este pequeño encontró un nuevo dueño - los ojos de la pelirrosa brillaron.
-¿Está a la venta? - pregunto apresurada. De repente tenía un impulso de compra.
La mujer negó - No por dinero - Puso la comida sobre la mesa - Así funciona el sistema de entrega de gatos, ellos te eligen - se marchó después de organizar la comida sobre la madera.
-¿O sea que es nuestro? - le pregunto emocionada.
-¿Lo quieres? - Ella asintió con emoción -Supongo que podemos llevarlo - Se encogió de hombros, haciendo que la chica chillara de nuevo. El gato parecía adaptarse rápido, pues esta vez no respingo y ronroneo mientras ella acariciaba su lomo.
La comida había estado deliciosa, se mantuvo recostada en su hombro, acariciando al gatito y dándole bocados al pelinegro, que se sonrojaba cada vez que acercaba los palillos a su boca, pero aun así los tomaba.
-Creo que lo llamaré Sasu-chan -
El chico se detuvo antes de tomar un trago del té que tenía casi en su boca - No puedes llamarlo Sasu-chan - advirtió con el ceño fruncido.
-¿Por qué no? Sí es lindo -
-Es una gata-
-¿Y?-
-No la vas a llamar Sasu-chan- Ella rio ante su mala cara.
-Está bien, Haru-chan - cedió. El chico asintió, mientras terminaban de comer.
-¿Cómo vamos a llegar al auto?- Pregunto la chica, con el gatito entre su suéter, viendo la torrencial lluvia que ahora caía desde el ventanal del comedor. Llevaban esperando que escampara poco más de una hora, pero el agua parecía no dar tregua. Le daba al paisaje una imagen soñada, pero estarían empapados cuando llegaran al vehículo.
-Ponte esto- Le puso su chaqueta de cuero en la cabeza, para que la cubriera un poco de la lluvia, antes de empezar a caminar veloces, tomados de la mano, con él delante de ella. Sakura mantenía su otra mano en su vientre, sosteniendo al gatito, que se mantenía seco, protegido por ella.
El lodo en el parqueadero hacía que sus pies se quedaran enterrados, haciendo que caminar fuese casi imposible. Sasuke la tomo entre sus brazos por sorpresa, sacándole un grito ahogado, cargándola estilo princesa hasta el asiento de atrás, donde se metió rápidamente, con ella en sus piernas.
Los dos jadearon agitados, se recostó en su pecho, buscando calor, mientras él la rodeaba con sus brazos.
-No podremos manejar por un buen rato - Se , mirando por la ventana.
-Hmp - concordó con ella. También con su mirada perdida en la lluvia, el día era gris y no podían ver a más de dos metros de distancia, no era seguro manejar. Los dos giraron sus rostro al mismo tiempo hacia el otro, con la nariz del otro rozando la propia.
Estaban empapados, su cabello goteaba, sus pieles húmedas. Ella acarició su nariz con la suya, moviéndola de un lado al otro, con su cálido aliento golpeando su rostro, hasta acercarse a sus labios. Le dio un par de besos, antes de que sus cuerpos empezaran a desprender calor. Enrollo sus brazos detrás de su cuello, mientras él hacía lo mismo en su espalda y se fundían en un beso profundo y apasionado.
El chillido del gato los obligó a separarse, al protestar después de ser aplastado por los dos cuerpos. Se separó un poco de su cuerpo, para dejar en libertad al gatito que seguía debajo de su suéter. La mano de Sasuke tomó el animal rápidamente, tirándolo al otro lado del asiento.
-Sasuk…-Quiso protestar por su falta de delicadeza, pero el azabache ya tenía su lengua dentro de su boca, mientras apretaba sus nalgas contra su cadera. Se le olvidó lo que iba a decir.
Mientras empañan los vidrios del auto.
Abrió los ojos de nuevo, volviendo a cuidar que nadie se acercara a la puerta. La seguía embistiendo con fuerza, como sabía que a ella le gustaba. Las medias a medio muslo lo estaban volviendo loco. Su entrada lo recibía caliente y húmeda. Mierda, Sakura era tan estrecha. Su ojos jade estaban cerrados, dejándose llevar por el placer y sus labios entreabiertos, dejando escapar gemidos cada vez que sus caderas chocaban. Deshizo un par de botones de su camisa, para poder ver sus pechos rebotar cada vez que se enterraba en ella.
Frunció el ceño, molesto, alternando su mirada entre la puerta y sus pechos. Tenía un sostén de encaje, que dejaba ver sus pezones a través de la tela. Quería tocarlos y lamerlos, y verla completamente desnuda. Bufó frustrado, por falta de tiempo y espacio no podía saborearla con comodidad.
Estaba perdido intentando acariciar sus pezones, erizados, a través de la tela, mientras ella gemía su nombre, cuando escucho voces a lo lejos. Tuvo que apretar la mandíbula para poder detenerse, reduciendo la fuerza de sus embestidas - Más fuerte, Sasuke-kun - rogó mordiendo y besando su oreja, moviéndose a sus labios.
-Tsk, alguien viene - dijo entre besos. La pelirrosa estaba totalmente absorta en el placer, sin separarse de sus labios, enrollando sus piernas en sus caderas, haciéndole la vida imposible. Irónicamente, él parecía más interesado en detenerse y guardar las apariencias que ella, quien tendría más problemas si eran descubiertos. Pero a ella le excitaba la adrenalina, la calentaba de sobremanera la idea de que los atraparan. Y se detendría en el último minuto.
-No pares - gimió entre sus labios. ¿Quería adrenalina? Él se la daría. Volvió a embestirla y golpear las paredes de su vagina con fervencia, sacándole un gemido más audible. Al fin y al cabo, si los descubrían, ella sería toda suya. Se aferró a sus nalgas, por debajo de la falda, para penetrarla más profundamente, sacándole un grito. Sintió como enterraba sus uñas sobre la camisa. Muy cerca al orgasmo.
Las voces y los pasos se hicieron audibles para la pelirrosa, que intento recuperar su cordura. El pelinegro jadeaba cerca a su oído, erizándole la piel - Sasuke-kun - intentó empujarlo - Sasuke-kun alguien viene - intentó apartarlo de su cuerpo, aunque fuese lo último que deseaba en ese momento.
-Tsk, te lo dije, ahora no me detengas - Sus ganas de mantenerse en ella le causaron una risa nerviosa, que se mezclaba con la ansiedad al escuchar los pasos cada vez más cercanos.
-Sasuke-kun - Se removió entre sus brazos - Detente detente - le dio un suave beso en los labios.
-Tsk - Detuvo las embestidas con dificultad - Te cobraré esto - la vio con el ceño fruncido, saliendo de su cuerpo.
Río - Te compensaré - aseguró, separándose de su cuerpo, bajando de su escritorio de un brinco. Y bien que tenía planeado compensarlo.
-¿Tu uniforme? - preguntó, mientras se acomodaban la ropa.
-Temari canceló el entrenamiento, tiene una cita con Shikamaru, por San Valentín - El pelinegro asintió, entendiendo la decoración que estaba por todas partes en el instituto. La mirada de la ojijade bajó, no esperaba que el ojinegro supiera que fecha era o que hubiese planeado algo, no en las circunstancias en las que estaban, pero siempre guardaba un poco de esperanza - ¿No te gusta? - cambió de tema, enfocándose en el uniforme. Hizo un puchero, que el pelinegro encontró adorable.
Dio un par de pasos, hacia ella, haciendo alarde de su estatura, la pelirrosa tuvo que mirar hacia arriba, mientras él se inclinaba en su oído - Me encanta - susurró suave.
La pelirrosa sintió el rostro arder inmediatamente. El Uchiha no verbalizaba cumplidos muy seguidos, siempre que lo hacía, la dejaba sin aliento, sonrosada y aturdida. Sacándole una sonrisa arrogante a él, sabiendo el efecto que tenía en ella. Se puso en puntitas para darle un corto beso, corriendo a su propio asiento para ocultar sus reacciones, acomodando su uniforme, mientras un par de estudiantes empezaban a pasar por la puerta. Justo a tiempo.
"Te veo en la biblioteca en la mitad del primer periodo" U.S.
Sonrió traviesa mientras se mordía el labio.
Debió saber que él no le daría mucho tiempo antes de cobrarle.
Tomó asiento en su lugar, viendo a los demás estudiantes llegar. Las chicas con sonrisas ilusionadas y los chicos con unas nerviosas. Era San Valentin. El amor estaba en el aire. La escuela había sido decorada con corazones y cupidos en los pasillos y salones, ponían canastas en los casilleros de todos los estudiantes, en las que sus pretendientes, chicos y chicas a quienes gustaban, podían demostrar su afecto y atracción.
Vio entrar a Ino, con su uniforme de la escuela, sus medias estaban decoradas con corazones, a la rubia le encantaba la fecha. Le encantaba ver su canasta llena de chocolates, flores y bombones, era una cerda. La saludo, mientras veía a Neji cruzar el marco de la puerta, buscándola inmediatamente. Se acercó a ella con paso veloz, para darle un corto beso en los labios. La pelirrosa maldijo internamente, pues podía sentir muy bien la pesada mirada que bien reconocía sobre ellos - Feliz San Valentín - le susurró al oído, sacando de su mochila una caja con forma de corazón, se la entregó. Eran unos chocolates suizos deliciosos, los reconocía.
El problema era… Ella detestaba el chocolate. No porque no le gustara comerlo, sino porque no podía parar una vez empezaba. La última vez que había ido a Suiza con Neji, se había acabado tres cajas de los chocolates que le estaba entregando en una semana, para cuando volvía, sus pantalones le quedaban apretados y su rostro estaba lleno de espinillas. Estuvo encerrada en su habitación todo el mes, haciendo horas de ejercicio y mascarillas desintoxicantes. Ella no era la reina del baile por comer chocolates todos los días.
Ella detestaba el chocolate porque no podía comerlo. Bueno, solo podía comer uno en específico, que era imposible de conseguir. Era una pequeña tienda vegana en Hokkaido, tenía un porcentaje alto de cacao, endulzante natural, leche de almendras, era bajo en calorías y carbohidratos. Ya se había acabado los que había comprado cuando visitó a su abuela - Gracias - respondió con una sonrisa a su novio, mientras los guardaba en su mochila, sabiendo muy bien que los tiraría en cuanto tuviese la oportunidad.
-Te llevaré a cenar esta noche - la rodeó por los hombros con su brazo.
-¿Esta noche? - Mierda. Ella tenía otros planes en mente.
El hombre asintió - Hice una reservación en tu restaurante favorito - ella forzó una sonrisa mientras le agradecía. Era hora de poner en marcha su nuevo plan, para deshacer lo que su anterior plan había logrado. Necesitaba una distracción para Neji. Su abuela le había enseñado a jugar ajedrez. Decía que en la vida, quienes nos rodeaban funcionaban como las piezas del tablero. Ella era la reina de su juego, por supuesto.
Ino y Temari eran sus torres, Kiba y Shikamaru eran sus caballos, Hinata, y hasta hace poco Tenten eran sus alfiles. Desafortunadamente, para el Hyuga, él ya no era el rey. Y ella necesitaba una distracción, un sacrificio, un peón. Y ese peón, casualmente, dejaba el salón de clases a mediados del primer periodo de clases.
Pidió permiso para salir del salón unos minutos después de que ella lo dejara. Suponiendo que estaba en el baño. Se recostó en los azulejos de este, con los brazos cruzados, mientras esperaba que saliera de los cubículos. La chica no noto su presencia, sino hasta que salió a lavarse las manos y se giró buscando las toallas - Sakura - pronuncio sorprendida de verla allí.
-Me he preguntado cuándo te atreverías a hablar conmigo - soltó, viendo a la castaña sonrojarse.
-No sabía qué decir - se excusó. Tomo las toallas, secándose las manos.
-¿Una disculpa, tal vez? -
-Saku, yo… -
-Sakura - corrigió, la castaña se sobresaltó por su tono.
-Sakura - aceptó - yo lo siento, no quería lastimarte, pero…-
-Te enamoraste - terminó la frase por ella, que levantó el rostro, sorprendida de que supiera de sus sentimientos, ¿tan obvia era?
Desvió la mirada, avergonzada, mientras asentía.
-Te acostaste con mi novio - empezó a numerar, mientras la castaña veía el suelo, con la cabeza gacha - No tuviste el valor de decírmelo, me tiraste de una pirámide en una práctica y te enamoraste de él - río seca - que buena amiga eres, Ten Ten - dijo irónica, mientras rodaba los ojos.
-Lo siento - se mordió el labio mientras sus ojos se empañaban - Lo siento, Sakura - las lágrimas poco a poco empezaban a rodar por su rostro.
La dejó llorar sin decir nada. La necesitaba, más no iba a darle ningún tipo de consuelo.
-¿Lo quieres? - rompió el silencio.
-Qu-que…yo-
-Se sincera, ¿Lo quieres? - Se mordía el labio aun con la mirada en el suelo- Quiero decir, ¿lo quieres para ti?
La castaña levantó el rostro sobresaltada - ¿eh?
-No quiero seguir repitiendo lo que digo, ¿que si lo quieres para ti? - la castaña se sonrojó - Puedo ayudarte - aseguró.
-¿Ayudarme?
-Necesito que enamores a Neji - soltó, ante la mirada atónita de la de ojos marrones.
-¿Enamorar a Neji? - la pelirrosa rodó los ojos, no quería seguir repitiendo lo que decía - lo siento, lo siento - dijo la castaña al recordar lo que le acababa de decir - ¿Quieres que enamore a tu novio?
-Es complicado de explicar - se encogió de hombros - ¿quieres o no?
-Es que… no entiendo, ¿por qué quieres que yo…? - musitó confundida.
-¿Sí o no? - La castaña pareció pensarlo aún con el ceño fruncido.
-¿No lo quieres?- preguntó la castaña con un deje de tristeza.
-¿Sí o no? - repitió la pregunta.
Después de unos segundos, la morena asintió, dubitativa.
-Bien, ¿tienes planes esta noche? - la vio negar, mientras encogía los hombros - ahora los tienes - la castaña estaba aturdida - tengo que irme, pero te escribiré a donde llegar - Así como había llegado, se fue, ahora a encargarse de cosas más placenteras, su rey.
Ya había movido el peón número uno.
Camino ansiosa hacia la biblioteca. Esperando que él aún estuviera allí. Recorrió los pasillos llenos de libros, antes de verlo ahí, recostado contra uno de ellos, viéndola con mala cara - Tardaste - fue lo único que soltó cuando la vio. Ella no dijo nada, solo se lanzó a sus labios. Recorriéndolos con parsimonia, apresando uno y después el otro, mientras deslizaba las manos desde su pecho hasta su entrepierna, acariciando su miembro sobre la ropa. Ella también había quedado muy caliente.
El azabache deslizó sus labios hasta su cuello, para darle sensuales besos, tenía que morder sus labios para acallar sus gemidos, sintiendo sus manos en sus senos y como su miembro ya estaba completamente endurecido bajo su palma. Coló su mano dentro de sus pantalones y bóxer, para atrapar su carne caliente. Él siseó cuando la piel fría de su mano rozó su hombría - Lo siento - murmuro en su oído antes de separarse. Recorriendo sus alrededores con la mirada, antes de seguir, sé bajo sus propias bragas ante la atenta mirada del hombre, dándole una sonrisa coqueta al verlo repasar sus piernas.
Giró sobre sus talones, apoyando sus manos en uno de los estantes, mientras alzaba su trasero, invitándolo - Cógeme- pidió, hablando bajo y meneando las caderas. Él sonrió ladino antes de acercarse y tomarla de las caderas. Subió su falda para comprobar que estuviera lista. Bombeo con un par de sus dedos su entrada, mientras cubría la boca de la fémina con su otra mano, acallando sus gemidos. Reemplazó sus dedos con su glande, embistiéndola con fuerza. Ahogando uno de sus gemidos.
Tuvo que esforzarse en mantener los ojos abiertos en cuanto estuvo dentro de su cuerpo. Viendo a los alrededores. No podía ser muy brusco, pues tenían que mantenerse en silencio. Recorrió su cavidad, despacio, intentando contenerse, si la cogía cómo estaba acostumbrado, el estante se movería, ella gritaría y la bibliotecaria estaría allí, preguntando que rayos pasaba.
Disfrutó de su interior, centímetro a centímetro, mientras recorría su cavidad, ella gemía en su mano con la misma emoción que haría si la estuviera tomando con más fuerza. Se enterró con fuerza, golpeando la barrera de su útero, sintiendo sus labios vibrar en su palma. Sonrió arrogante, sabiendo cuánto estaba disfrutando de su tacto.
Ella, impaciente, empezó a marcar un ritmo más acelerado, llevando sus caderas hacia atrás con más velocidad, con más fuerza. El azabache tuvo que apretar los dientes ante el placer, y hacer más fuerza en su mano, pues, ella no parecía intentar contener los gemidos cada vez que empujaba sus caderas para cabalgarlo.
-¿Hay alguien ahí? - escucharon la voz de la anciana bibliotecaria acercándose. El azabache salió de su cuerpo, veloz, mientras se apresuraban a acomodar su ropa. Caminaron rápidamente en sentido contrario de donde la voz provenía. Perdiéndose entre los estantes de libros. Se detuvieron cuando la dejaron atrás. La mujer no tenía la edad para salir corriendo detrás de ellos.
-Te cobraré el doble- amenazó tomando su barbilla - ¿Cómo está Haru?
Ella rio divertida. Bien que disfrutaba pagarle.- Está bien, duerme y come - el río seco, le encantaría quedarse allí, aferrada a sus hombros, con sus manos apresando su cintura, pero tenía que mover el resto de sus fichas.- ¿Puedes darme el número de Suigetsu? - preguntó, sabiendo lo que venía.
-¿Para qué quieres el número de Suigetsu? - gruño con el ceño fruncido, ella rio.
-No seas celoso - se burló, enrollando sus brazos detras de su cuello - Necesito pedirle un favor.
-¿Qué favor? -
-Un favor para poder pasar la noche contigo - vio alrededor, asegurándose que no hubiese ningún chismoso, antes de unir sus labios en un beso corto - y el de Karin también- Él enarcó una ceja, pero no preguntó más, asegurándole que se los enviaría.
La alarma que anunciaba el receso sonaba en ese momento. Partieron por caminos separados en cuanto salieron de la biblioteca. Buscó a Neji para decirle que tenía que llamar a sus padres. Y sí, tenía que hacer un par de llamadas, pero no a ellos. Caminó a la salida del gimnasio, donde otra de sus fichas estaba entrenando en ese momento. Marcó uno de los números que le había dado Sasuke.
-¡Karin! - Saludó en cuanto la chica respondió el teléfono, "¿Sakura?" Sonrió al saber que había reconocido su voz - ¿qué tan sería es tu relación con Suigetsu? - "¿El cara de pez? Hmmm ¿por qué lo preguntas?" - ¿Quieres ir a una cita con un chico guapo hoy? - la escuchó chillar en la otra línea, diciendo que el cara de pez nunca hacía nada romántico por ella y que iría para darle celos - te mandaré los datos - colgó, para marcar el siguiente número. Había movido el peón número dos.
-Suigetsu, soy Sakura - "Sakurita, ya sabia yo que te ibas a cansar del amargado ese e ibas a buscarme" soltó una risotada ante las ocurrencias del chico - ¿tienes planes hoy? - preguntó, recargada en el muro de la salida del edificio "Para ti siempre estoy disponible, pero oye que no le voy a quitar su mujer a Sasuke, no quiero aguantar sus lloriqueos después" - No es para eso, tonto, ¿quieres ir a comer con una linda chica hoy? - "Si afloja fácil, sí" - te mandaré los datos - ya sabría ella si aflojaba o no. Peón número tres.
La puerta del gimnasio se abrió, dejando ver a los chicos del equipo de ultimate dejar el recinto poco a poco. Se detenían, sorprendidos al verla allí -¡Sakura-san! - saludaron unos cuantos, recorriendo su cuerpo. Ella solo les sonrió, coqueta. Quería mantener a sus fans entretenidos.
-¡Sakura-san!- Uno de ellos se acercaba, emocionado de verla, como siempre.
-Hola Lee - saludó divertida. De todo su club de fans, Rock Lee era su preferido.
-Sakura-san quiero decirte que - tragó saliva audiblemente - Con tu uniforme de porrista eres la flor más bella de Japón - El chico tenía una postura tiesa - Pero con tu uniforme de la escuela eres la flor más bella de todo el mundo - Su voz tembló al final. Ella rió, divertida y enternecida.
-Gracias Lee - Se acercó a darle un suave beso en la mejilla.
-Deje chocolates en tu casillero, espero que te gusten - dijo bobalicón.
-Bien bien, ya cálmate Romeo - Kiba apartaba a Lee, que tenía un hilillo de sangre bajando por su nariz - ¿Qué haces aquí, Saku? - pregunto, mientras la pelirrosa tomaba su mano y lo alejaba del grupo para hablar en privado. El chico estaba sudado, con la camisa sin mangas podía apreciar sus brazos musculosos.
-Necesito pedirte un favor - el castaño se sonrojó.
-Oye, no más favores, que eso fue solo para quitarnos las ganas - rio nervioso.
Ella rio con él - No es eso - rodó los ojos divertida, aliviada de saber que podían bromear al respecto, y el castaño seguía siendo su amigo - necesito que vayas a una cita esta noche - soltó.
-¿Esta noche? ¿Crees que no tengo planes ya? - preguntó ofendido.
-¿Los tienes? - enarco una ceja.
-No- sonrió, mientras se rascaba la nuca.
-Pues ahora los tienes, tendrás una cita con una linda chica- informó - ¿Sí?-
-Está bien - No quería pasar San Valentín pensando en que estaría haciendo Ino con el paliducho. La chica chilló, abrazándolo.
-Te enviaré los datos - le dijo, apartándose y empezando a caminar en otra dirección. El chico chasqueo la lengua, necesitaba una ducha. Peón número cuatro.
Camino de regreso a los pasillos, buscando a los demás, tal como era de esperarse, la canasta de su casillero estaba abarrotada de chocolates y flores. Se había agotado el espacio, así que habían empezado a dejar los detalles hasta en el suelo. El casillero de Ino estaba igual.
-¿Te vas a comer todo eso? - La voz masculina al lado de su casillero llamó su atención. Sonrió, antes de buscar entre su canasta algo que pudiera gustarle al castaño. Sus ojos brillaron cuando encontraron unas trufas de café.
-Feliz San Valentín, Shika - le tendió los dulces, ante la risa divertida de él. Quien estaba recostado en el casillero de al lado.
-Qué pesadas están todas con esto de San Valentín - Desenvolvió una de las trufas para llevársela a la boca.
-No le vayas a decir eso a Temari - El chico la vio con obviedad - Espero que hayas planeado algo grande.
-Aha - ella lo miró con una ceja arqueada - Ino lo planeó - admitió, sacándole una risa a la pelirrosa, eso tenía más sentido. Especialmente cuando vio a la rubia de coletas acercarse con un ramo de gardenias en su mano, que acababa de recoger de la canasta de su casillero, junto con varias cajas de chocolate.
Sakura silbó, viendo la sonrisa resplandeciente de la rubia -Buen trabajo Shika - le dijo antes de que la rubia llegara a ellos, dándole un corto beso al de coleta.
-Gracias - dijo sonrojada, haciendo que él se sonrojara también. El chico sabía lo que esa mirada significaba, le debía una grande a Ino. Ya la ayudaría en los siguientes exámenes.
-Entiendo cuando no me quieren cerca - dijo divertida la ojijade, mientras daba media vuelta.
-No seas tonta - la tomó del brazo la rubia de coletas, mientras la acercaba a ella y empezaban a caminar de regreso al salón - Que no le daré nada hasta ver a qué lugar me lleva esta noche - La pelirrosada admiraba a su amiga. Hacía trabajar al más vago por ese culito.
-Tsk, sí que eres problemática - Las siguió, estando unos pasos atrás.
-¿Qué dijiste?- La rubia giró su cuello rápidamente, mientras gruñía.
-Que te llevaré a tu restaurante favorito- dijo para salvarse.
-Eso pensé- dijo satisfecha, devolviendo su mirada al frente.
La pelirrosa río, mientras Ino y Sai los alcanzaban - Shika eligió las gardenias porque representan amor incondicional - explicó Ino, como quien no quiere la cosa.
-Gracias, rubia - Dijo la de coletas, sabiendo muy bien de donde venían todos los detalles de su novio.
-¿Eso significa que ya puedo volver a tu casa? - preguntó esperanzada. Ya quería ver al pequeño Gaara de nuevo.
-¡No!- Rugió, recordando como había desflorado a su hermanito cuando ella se había descuidado.
-¿Por qué no puedes ir a su casa? - pregunta Sai.
-Ay mira prueba este chocolate - la rubia le metió una trufa grande de chocolate en la boca, que el chico empezó a masticar, pues se la llenaba toda - Sai me dio un ramo de tulipanes que representan el amor puro - cambio de tema, mientras se veía soñadora. Fingiendo que no le había mandado una lista de las cosas que tenía que hacer y regalar ese día.
Todos la vieron con una sonrisa burlona, conocían perfectamente a la ojiceleste. Se detuvieron, cuando el pasillo abarrotado no los dejo moverse más.
-¿Que es todo este alboroto?- pregunto molesta la pelirrosa, ante el tumulto de chicas que no las dejaban cruzar. Estaba acostumbrada a las personas abriéndole paso en cuanto las veían.
-Están haciendo fila - rio la rubia de coletas, atrayendo la mirada de todos - En el casillero de Sasuke Uchiha - contó.
-¡¿Qué?!- gritaron la pelirrosa y la rubia.
-Hmm - asintió la rubia, mientras enrollaba su brazo en el de su novio, y recostaba su cabeza en su hombro - Se ha vuelto muy popular últimamente.
-¿Últimamente? - chilló la pelirrosa - ¿porque últimamente?-
La rubia se encogió de hombros - dicen que desde que sale con alguien se ha vuelto menos… intimidante - intento buscar la palabra correcta - Además está como el queso - Desvió la mirada cuando su novio la vio con ojos entrecerrados.
La rubia de coleta alta, la pelirrosa y el castaño de coleta intercambiaron miradas. Shikamaru conocía a las chicas desde que tenía memoria, y estaba acostumbrado a sus locuras, siempre se quedaba callado, incluso con su novia. Que lo mataría si supiera que no le había contado el chisme.
-¿Uchiha Sasuke? - El chico pálido se puso una mano en el mentón, tratando de recordar de donde conocía el nombre - No es el chico que tú… - Iba a señalar a Sakura antes de que Ino le metiera otro trozo de chocolate en la boca de golpe.
-Prueba este también - rio nerviosa.
La pelirrosa vio rencorosa como efectivamente la canasta en el casillero de Sasuke estaba rebosante de chocolates y bombones, y hasta alcanzó a ver un par de bragas colgadas. Frunció el ceño, entrando al salón de mal humor, mientras le daba una mirada asesina al pelinegro por andar seduciendo a otras chicas. Este solo la miro con una ceja alzada, confundido.
Ya se las cobraría, y le recordaría quién era su reina.
Las horas de clase fueron tortuosas de principio a fin, más porque aún fingía estar molesta con el azabache. No sabía como no lo había notado antes, pero incluso a la hora del almuerzo, en la cafetería, había chicas que empezaban a revolotear al rededor del pelinegro, cuando antes evitaban las mesas al rededor de donde se sentaba el Uchiha y el Uzumaki.
Eso le había costado a Sasuke la escapada que normalmente se daban en la hora del almuerzo, para besarse a escondidas. Se aferró al brazo de Neji todo el día, era como su manta de seguridad. El Hyuga no pensó nada de ello, simplemente que al ser San Valentín la pelirrosada quería ser más mimada de lo usual, y a él no le molestaba en absoluto su tacto.
Al final del día se encaminaron al auto de Neji.
-Espera, olvide mi teléfono - le dijo, sabiendo bien que su teléfono estaba en el bolsillo de su falda. Corrió hacia los casilleros, con la bolsa de basura que había conseguido, sobre su cadáver Sasuke se iba a comer esos chocolates. Empezó a botarlos todos en esta.
-¿Me estás robando? - soltó un gritillo al ser atrapada in fraganti, para después ignorarlo - ¿Me vas a decir por qué estás molesta? - preguntó burlón.
-Jumm - desvió la mirada - No te vas a comer esta basura, a menos que los quieras - lo vio con los ojos entrecerrados.
Él solo rio ante sus celos, apoyado en el casillero del lado, con los brazos cruzados - Hmp, haz lo que quieras - Siguió tirándolos hasta vaciar la canasta.
Sacó de su bolsillo un sobre rojo, tendiéndoselo al azabache - Este es tu único regalo este día - el chico lo atrapó entre sus dedos, abriéndolo y viendo el contenido, que lo hizo sonreír arrogante.
-Ahí estaré - fue lo único que dijo, antes de arrebatarle la bolsa de basura llena de chocolates, dirigiéndose al casillero de ella. Repitiendo la misma acción y deshaciéndose de los mugrosos regalos que otros le habían dado. Dejando únicamente uno, en el fondo de la canasta, que la chica tomó con ojos sorprendidos. Reconocería el empaque azul en cualquier parte.
-¿Cómo lo supiste? - deshizo el empaque, ansiosa, llevándose un trozo a la boca, gimiendo de gusto con el sabor.
-Dijiste que no comías chocolate, pero te comiste como ocho de estos en Hokkaido - La chica se sonrojó, era cierto. Él seguía viendo como se relamía los labios. Antojándose.
-¿Quieres? - ofreció un trozo al ver que no despegaba su mirada de ella.
-Aha- afirmó, antes de cerciorarse, que sus alrededores estaban vacíos, y lanzarse a sus labios, probando el chocolate de estos. Sacándole un gemido de sorpresa esta vez, mientras cerraba los ojos y le permitía la entrada a su boca. Él degustaba el sabor dulzón y amargo del chocolate, con el de cereza de su brillo labial.
Se separó sin aliento del chico, aturdida. Ese chocolate nunca le había parecido tan delicioso.
Su celular vibró, sacándola de la burbuja en la que estaban -Te veo más tarde - Le dio un corto beso antes de salir corriendo.
Corrió de regreso al auto, donde Neji la seguía esperando.
Le sonrío, mientras él empezaba a manejar a su casa, para que se cambiara. Aprovechó el trayecto para poner su jugada en movimiento. Sacó su teléfono, buscando el contacto de la castaña.
Sakura: ¿Recuerdas el vestido negro que Ino y yo te regalamos el año pasado?
Ten Ten: Ehh si
Sakura: Te vas a poner eso, con unos tacones. Necesitas verte bien.
Ten Ten: Me veo como una prostituta con ese vestido…
Sakura: Sí, bueno…
Ten Ten: Oye…
Sakura: Concéntrate y déjame ayudarte. Sé lo que le gusta a Neji
Ten Ten: Ok…
Sakura: Tu cabello suelto y perfume
Ten Ten: Ok
Sakura: La reservación en Blue Bird es a las 7:00 pm. Suigetsu te estará esperando.
Ten Ten: ¿Quién es Suigetsu?
Sakura: Un amigo
Ten Ten: Oye, no me dijiste nada de un amigo o una cita con alguien, ¿que tiene que ver esto con Neji?
Sakura: Tú confía, ¿ok? Neji estará contigo después de tu cita.
Ten Ten: Esta bien (?)
Sakura: Tu actúa como si estuvieras teniendo la mejor cita de tu vida
-¿Estás bien?-
-¿Eh? - Había estado tan concentrada en el intercambio de mensajes, que se había olvidado completamente de la presencia del hombre - Sí, solo le contaba a mamá lo que has planeado para hoy - besó su mejilla, mientras el ojiperla sonría orgulloso. Aparcando fuera de la casa de la mujer.
-¿Quieres que te espere o te recoja más tarde? - preguntó, mientras besaba el dorso de su mano.
-Veámonos allí - el chico la vio extrañado - quiero sorprenderte - él volvió a sonreír, mientras la tomaba de cuello, para acercarla a sus labios.
No era tonta, tenía que darle un contentillo a Neji si quería ver a Sasuke esa noche. Un besito no lastimaba a nadie.
Se dijo lo mismo mientras se sentaba sobre sus piernas y dejaba que jugara con su cuerpo, balanceándose sobre sus caderas. Y cuando subieron a su habitación y dejo que la tomara mientras gemía gustosa. Vamos, que aún deseaba a Neji, estaba buenísimo. Además, quería que se fuera a los brazos de la castaña, aun con el recuerdo de su cuerpo, sus gemidos y los chupetones con los que había marcado su cuello y pecho.
Sí, quería que TenTen lo enamorara para que lo distrajera y ella pudiese explorar su conexión con el Uchiha más libremente, pero Neji era suyo aún, hasta que Sasuke probara que quería darle el mismo nivel de atención que el Hyuga estaba dispuesto a darle.
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Le costó más de lo esperado encontrar algo con lo que no opacar a Tenten, después de horas tratando, decidió que no le importaba. Solo necesitaba cubrir el sensual conjuntito que llevaba debajo. Optó por un vestido elegante rojo, que se pegaba a su silueta como un guante. Tenía un escote de corazón, dándole un escote sensual, pero elegante. La falda del vestido llegaba hasta el suelo, pero tenía un recorte hasta la parte alta de sus muslos, que dejaba ver sus piernas cada vez que caminaba, en unas sandalias rojas de infarto.
Se hizo unas ondas suaves en el cabello, pintó sus labios del mismo tono rojo y se puso una gargantilla y pendientes largos de perla. Tal vez se había arreglado mucho, se decía a sí misma, mientras se admiraba frente al espejo. Pero sabía que a Neji le ponía la piel expuesta más que la sofisticación. Si Tenten hacía lo que le había dicho, los ojos perlas estarían puestos en ella.
-¿Como me veo, Haru-chan?- pregunto a la minina que la miraba somnolienta desde su cama, antes de pedirle al chofer que la llevara al lugar.
El hombre le abrió la puerta en cuanto llegaron al edificio, ayudándole a bajar, encontrándose de frente con el ojiperla, que la recorrió con la mirada -¿Te gusta?- Se acercó a él con pasos sensuales.
-Saku - Tomó su mentón, viéndola a los ojos - Eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida - Le dio un corto beso, para no arruinar su maquillaje.
-Tú te ves muy guapo, Neji - El Hyuga sonrió. Le ofreció su brazo para entrar al recinto. La decoración majestuosa de siempre los recibió en cuanto salieron del elevador, con una hermosa noche estrellada perfectamente visible. El hombre rodeó su cintura mientras caminaban, saludando a todas las personas que parecían reconocerlos. Neji siempre había estado involucrado en el negocio de su familia, asistiendo a reuniones desde que tenía doce. Su rostro era bien reconocido en la clase alta, a pesar de que quienes los saludaban tenían treinta y cuarenta años más de que ellos.
Algunos la reconocían, otras personas no. Neji se encargaba de presentarla como la nieta de Sakumo Haruno, inflando el pecho cada vez que halagaban lo hermosa que era su novia y hacían alusión a la unión con los Haruno. La pelirrosa sonrió forzadamente por décima vez desde que habían llegado, entendiendo que Neji la exhibía, Sasuke la protegía, él detestaba que los ojos estuviese puestos sobre ellos.
La host los guió hacia la mesa que el Hyuga había reservado. La ojijade se aseguró de sentarse dándole la espalda a la mesa que ella misma había reservado, dejándola frente al rango de visión del Hyuga. Había tenido que usar el nombre de su abuela y una generosa donación para conseguir una reservación en San Valentín, pero lo había logrado.
-Traigan una botella de AurumRed Gold - la pelirrosa enarcó su ceja con una sonrisa divertida. La botella costaba cerca de treinta mil euros. Aunque eso era nada para el bolsillo del Hyuga.
-¿Me quieres consentir o me quieres emborrachar?- acarició su barbilla. Mientras él veía los labios llenos y rojos que quería probar, más no en público.
-Lo que tú quieras - Se acercó a su oído - Planeo hacerte el amor toda la noch… - se quedó callado de repente. Y la pelirrosa supo que su plan había comenzado. Ella también debía actuar.
-¿Neji?- Se separó de él, para ver que efectivamente su mirada estaba perdida en un punto detrás de ella.
-¿Eh?- preguntó, perdido en la conversación, mientras regresaba su mirada a ella.
-¿Decías que me vas a hacer el amor toda la noche?- acarició su mano con sus dedos, coqueta.
-Eh, si si - dijo tratando de que su mente regresara su atención a ella, y no a las piernas tonificadas que ahora entraban en su rango de visión. ¿Qué hacía ella aquí? ¿Y quién era ese tipo?
Una leve punzada de molestia se instaló en el pecho de la pelirrosa. No entendía como podía quitar la vista de su cuerpo por tan poca cosa. Pero bueno, ese era su plan, y sabía que los resultados la llevarán a los brazos cincelados de Sasuke. Esa era toda su motivación. Debía mantener la compostura.
El server llegó con el vino, sirviéndolo en sus copas. La pelirrosa aguanto la risa mientras tomaba un sorbo, Neji se veía nervioso, molesto y confundido. Era muy extraño verlo fuera de sus casillas. Su plan iba de maravilla.
Se excusó, diciendo que iba al baño a retocarse los labios, le dio un corto beso mientras se ponía de pie, sensualmente. Asegurándose de que Tenten viera el contacto, viéndola fijamente a los ojos, esperando que entendiera el mensaje. Y lo entendió, pues pocos segundos después de que ella entró al baño, la castaña la siguió.
-Me hiciste vestir como una puta y tú te apareces así - le reclamó, poniendo sus manos en la cintura. Tenía un el vestido negro ajustado, que le llegaba debajo de las nalgas, unos tacones negros altos y joyas doradas.
-La elegancia no se improvisa - Dijo la pelirrosa, echando su cabellera hacia atrás, la castaña bufó - Ay cálmate, a Neji le gustan las guarradas, cuando me pongo ropa corta y le bailo desnu…-
-¡Ya entendí! No tienes que darme detalles - frunció el ceño. Ella no necesitaba que le diera detalles, ya los había visto, la pelirrosa la vio burlona.
-Tú preguntaste, además, no te ha quitado la mirada de encima - Repasó sus labios con el labial frente al espejo.
-¿En serio?- la ojijade puso los ojos en blanco ante el tono ilusionado de Ten Ten.
-En serio - recargó su cadera en el mármol del lavabo, mientras cruzaba los brazos - Ahora necesito que actúes como si estuvieses loca por Suigetsu-
-No lo sé, ese chico parece convencido de que pasaremos la noche juntos - Sakura rio -
-Si bueno, esa era la letra pequeña del trato, solo safalo, Suigetsu es un buen chico - se encogió de hombros.
-¿Y qué hago?
-Yo qué sé, ríete, toca sus brazos, juega con tus piernas en las suyas -
-Okay - suspiró audiblemente - ve tu primero - la pelirrosada salió, intercambiando miradas con el peliblanco, que la miró confundido, llegando y encontrándose al Hyuga que parecía seguir escaneando al pobre Suigetsu.
El server se acercó a ellos preguntando si ya estaban listos para ordenar, mientras recorría con la mirada a la pelirrosa, pues cada vez que cruzaba la pierna, el corte del vestido dejaba sus piernas a la vista. El Hyuga aprovecho para marcar territorio, poniendo una de sus manos en su pierna. Le sorprendía el cinismo del chico. Con una mano en su pierna y sus ojos puestos en la castaña que volvía a su mesa.
Decidió enviarle un texto rápido a Suigetsu mientras el Hyuga parecía dividir su atención ordenando la comida.
Sakura: Actúa como si no me conocieras. Te debo una.
Suigetsu: Que traviesita eres, Sakurita. Espero que no me estés metiendo en problemas con Sasuke.
Sakura: Todo lo contrario. Te lo agradecerá.
Suigetsu: Más te vale, ¿eso significa que esta no va a aflojar hoy?
Intento contener una risa para que Neji no notara, antes de que el server se dirigiese a ella, pidiendo su orden.
-¿Y para usted, señora Hyuga? - la mención la hizo respingar, dándole mareo. Ordenó su comida aún aturdida. Reponiéndose rápidamente.
Jugó con Neji, moviéndose lo suficiente para que viera a la pareja en su espalda, mientras los escuchaba reírse, supuso que se habrían acercado más cuando el chico frunció el ceño, intentando entablar una conversación con ella, estando totalmente distraído.
-¿Está todo bien?- fingió preocupación, mientras pasaba sus manos cerca a sus ojos, donde las marcas se hinchaban cuando se enojaba. Él veía lo que estaba atrás, así que fingió querer girarse a ver lo que observaba.
-Sí - él respingó, tomando su rostro, impidiendo que se girara - en verdad estás preciosa esta noche - elogió - Tengo algo para ti - sacó una caja rectangular de terciopelo rojo de su abrigo.
-Neji - murmuró con ternura, mientras la abría, era un collar de diamantes - Es precioso - se acercó a besar sus labios - gracias - unió sus labios, muy consciente de que el chico mantenía los ojos abiertos y enfocados a su espalda - También tengo algo para ti - sacó una caja de su bolso, con la marca Rolex engravada en letras doradas.
Él la abrió mientras sonreía - gracias, Saku - Era un reloj fino, completamente de su estilo. Su sonrisa se desvaneció. Desearía poder saber qué estaba pasando a su espalda que habia puesto al chico tan pálido - Tengo que ir al baño - se puso de pie y se fue. Tomó la oportunidad, para girarse, encontrándose solo con el peliblanco en la mesa. Intercambiaron miradas.
-Tenten fue al baño - avisó, mientras ella asentía y tomaba su teléfono.
Sakura: Dile que lo quieres ver después de la cena. Que se olvide de ti si no lo hace.
Ten Ten: ¿eh?
Sakura: Te siguió.
-Parece que tendré que llamar a la zanahoria - Sakura sonrió forzadamente. No quería decirle que Karin probablemente ya estaba entre las sábanas de Kiba. Tal vez el único que perdía en toda esta situación era Suigetsu. Ya se encargaría de encontrarle una linda chica para compensarlo.
Cuando el chico volvió, tenía un semblante serio, que apenas y le dejó probar su comida.
-¿Te sientes bien? - preguntó la pelirrosa, llevándose el último bocado de su plato a la boca. Casi, casi se sintió mal por haber manipulado toda la velada a su antojo.
-No - se tomó la cabeza - Creo que estoy más cansado de lo que creí - la chica lo vio comprensiva.
-¿Te duele la cabeza? - preguntó con voz suave, mientras acariciaba su mejilla, dando su mejor actuación.
-Aha - la tomó de la mano, acariciando su dorso con el pulgar - ¿Podríamos pasar la noche juntos mañana? - Movió sus hebras detrás de su oreja, viéndola con expresión lastimera. Ella asintió, sonriendo victoriosa. Había ganado la partida.
-Te llevo- ofreció el chico en cuanto estuvieron en la recepción del edificio.
-El chofer vendrá en unos minutos, ve a descansar - Se acercó a sus labios, viendo por el rabillo del ojo a TenTen que se mantenía a una distancia prudente, manteniendo las apariencias, solo quería recordarle que Neji aún se moría por sus huesos. Lo besó con intensidad, acariciando su lengua y enredando sus brazos detrás de su cuello, siendo correspondida por el chico, que ponía sus manos en sus nalgas, pegándola a su cuerpo - Te veo luego - guiñó su ojo. El ojiperla dudó en marcharse después de ese beso. Más solo sonrió, y lo vio irse con sus labios manchados de carmín.
El chofer no vendría, y solo tenía que caminar unos pasos, al hotel de al lado, donde tenía preparada su sorpresa para el Uchiha.
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Pasó la tarjeta por el identificador, que emitió un ligero sonido, permitiéndole acceso al lugar. Realmente no sabía qué esperar. Dio unos pasos, siendo recibido por un pasillo que lo guiaba a una habitación, con las luces apagadas.
-Sakura - llamo, caminando por el pasillo en el que estaba, hasta que sintió que sus ojos eran cubiertos por sus manos desde atrás. No necesitaba preguntar quién era, su olor la delataba.
-Por fin llegas - murmuró a su espalda - No abras los ojos - pidió, y él obedeció, mientras sentía que retiraba sus manos y las remplazaba por un antifaz, que cubría su visión por completo. Era suave y cómodo, pero no veía absolutamente nada. La mujer encendió la luz en cuanto verificó que no veía nada. Eran luces brillantes rojas iluminando toda la estancia - Bienvenido - las manos de la mujer lo abrazaron por la espalda, alcanzando los botones de su camisa, deshaciéndose de ella. Repaso sus brazos, pegándose a su espalda y acariciando su torso, acariciando sus abdominales. Repartió un par de besos en sus hombros, sintiendo su piel estremecerse bajo sus labios.
Llego a su cinturón, abriéndolo, al igual que la cremallera de su pantalón. Coló una de sus manos dentro de su bóxer, sintiendo la dureza de su miembro, se permitió mover la mano de arriba a abajo - Ya estás duro, Sasuke-kun - aparto sus manos de él, para evitar calentarse y arruinar los planes que tenía con su cuerpo.
Rodeo su cuerpo para quedar frente a él. No pudo evitar admirar lo bien que se veía, sin camisa y con sus ojos vendados. Se mordió el labio, se supone que ella jugaría con él, pero el hombre no había hecho nada y ella ya quería echar los planes por la borda y solo dejar que la hiciera suya. Se empinó para darle un corto beso en los labios, saciando un poco sus ganas. Debió saber que él no permitiría que ese fuese el único contacto. La tomo del cabello atrayéndola de vuelta a sus labios. Recorrió su cavidad con fiereza - espera espera - intento alejarse, antes de que el último ápice de cordura la abandonara - hoy jugaré contigo - murmuro contra sus labios, cuando él le permitió alejarse.
-¿Jugar conmigo? - sonrió ladino.
-Ven - Lo tomó de la mano, guiándolo despacio hacia la lujosa y amplia habitación. Lo empujó a la cama, dejándolo sentado en el borde de esta. Se arrodilló en el suelo, entre sus piernas, para poder deshacerse de sus zapatos, pantalones y bóxer, con ayuda del hombre, que sentía su respiración a la altura de su miembro, que para ese entonces ya estaba más que listo. Lo vio desde su posición. Sasuke era el hombre más sexy que había visto jamás, eso lo sabía, pero tenerlo bajo una luz roja, desnudo, con su miembro imponente, erecto, sus músculos marcados y sus ojos vendados era la imagen más sensual que pudo siquiera imaginar.
No pudo evitar dar un par de lamidas a lo largo de su miembro, ocasionando que él siseara, excitado. Bajo a sus testículos, albergando lo que podía en su boca. Se detuvo cuando el empezó a acariciar las hebras de su cabello, alentándola a seguir. Se supone que ella iba a llevar el control en esa oportunidad. Se levantó de golpe, para poder apoyar sus rodillas a los lados de su cadera. Dejando que su miembro rozara su intimidad, causando un escalofrío en los dos. Busco sus labios a tientas para atraparla en un beso, mientras recorría su cuerpo con las manos, pegándolo aún más a su pecho, intentando descifrar que llevaba puesto, podía sentir el encaje en algunas partes de su espalda y su cintura, pero sabía que la piel de su vagina estaba expuesta, pues la sentía con su miembro - Espera - lo detuvo - Acuéstate en el centro de la cama - pidió.
No le gustaba que le dijeran que hacer, pero le intrigaba lo que la chica tenía planeado. Se movió a tientas sobre la cama, aun con ella sobre su cadera, era liviana, y no le costaba trabajo cargarla. Un leve empujón en su pecho le indico que se recostara, en cuanto lo hizo sintió sus labios atacar su cuello. Recorrió con sus manos sus brazos, y sintió una suave tela, atrapar una de las muñecas de sus brazos, y elevarla por encima de su cabeza, para después repetir la acción de la otra. Escucho un leve "clic" proveniente de los metales, en cuanto se cerraron.
La pelirrosa tuvo que corregirse a sí misma, tenerlo bajo una luz roja, desnudo, con su miembro imponente, erecto, sus músculos marcados, sus ojos vendados y esposado al cabezal de la cama, era la imagen más sensual que podía haber. Se alejó de sus caderas, para poder ver toda su anatomía. Se mordió los labios, tratando de contenerse a sí misma.
-Sakura - llamo, intentando mover sus brazos, identificando lo que tenía al rededor de las manos - suéltame - No estaba convencido de darle tanto poder en la cama. Normalmente, ÉL la sometía a ella.
-Shhh - rio traviesa ante su tono, tal como lo había esperado - Disfruta Sasuke-kun - Tomo la pluma que había dejado en uno de los extremos de la cama, lista para ser usada. Camino al lado de la cama, con sus tacones generando un leve sonido cada vez que se movía por la madera. Delineo desde su pie, pasando por su pierna, sus caderas, su abdomen y pectorales, evitando su pene. Él contenía la respiración y crispaba los dedos de los pies. Soltó otra risita al verlo disfrutar de las caricias - ¿Te gusta? - Pregunto repitiendo la caricia al siguiente costado.
-Suéltame, Sakura - Era un tono de advertencia. No porque no le gustara, sino porque estaba listo para hacerla suya. Ella solo rio, dejando la pluma de lado, y tomando el aceite que se calentaba al contacto con la piel, sabor a fresa que había comprado. La sintió entrar en la cama, y ubicarse entre sus piernas. El olor dulzón inundó sus sentidos. Ella vertió algo del aceite entre sus manos, frotándolo entre estas, calentándolo, tal como decían las instrucciones, solo basto con un par de roces para que el aceite alcanzara altas temperaturas.
-Te voy a dar un masaje - Empezó en sus tobillos, recorriendo sus piernas musculosas. Vio su pene pulsar en cuanto acerco sus manos calientes a este. Rozo la zona cercana un par de veces más, viendo como el movía las caderas, ansiando el contacto en sus genitales. Sé mordió el labio, intentando contenerse. Se había prometido complacerlo. Pero podía torturarlo un poquito más. Río traviesa mientras se acercaba a probar el aceite con su lengua, en sus muslos, cerca de sus caderas.
-Ah Sakura - gimió su nombre quedo, para su deleite, animándola a seguir probando el líquido, que tenía un sabor agradable, a fresas. Le encanta probar su piel, no necesitaba nada más, pero el aceite era tan adictivo como su sabor. Tenía la necesidad de seguir lamiendo y besando su piel, deshaciéndose de todo el líquido, cerca en sus muslos, vertiendo un poco en su cadera, evitando su miembro, para seguir torturándolo. Él jadeaba y gemía ronco, en un tono bajo, sin poder contenerse. Jamás lo había visto así, y la excitaba de sobre manera. Sasuke gimiendo era un nuevo nivel de sensualidad que jamás había experimentado. Alentada por su reacción, decidió llevar su masaje a su torso y abdomen.
Se sentó en su cadera, gimiendo juntos cuando su intimidad se encontró con su pene erecto, haciendo contacto directo. Vertió el aceite de nuevo en sus manos, repitiendo el proceso, bañando su torso y abdomen con este, lista para quitarlo con su boca de nuevo. Se alejó de su cadera, empino su trasero para poder inclinarse y recorrer su anatomía con su lengua y labios. Degustando el sabor de su piel y las fresas. Volvió a posicionarse sobre su cadera, ahora más mojada, impregnando su miembro de sus jugos.
El pelinegro hizo la cama temblar, cuando movió las esposas de golpe, tratando de deshacerse de ellas. Ya había tenido suficiente de su juego, él la necesitaba. Ahora - No te desesperes, Sasuke-kun - empezó a balancear sus caderas. La humedad de su centro le permitía deslizarse sobre su hombría. Bastaba con verlo, para calentarse, para satisfacerse. Para correrse. Llevada por el deseo, empezó a tocar sus propios pechos, pellizcando sus pezones erectos.
-Quiero tocarte- admitió el hombre, ya desesperado.
-No te preocupes por mí, yo ya me estoy tocando - Dejo uno de sus pechos para llevar su mano a su clítoris, mientras su cadera seguía deslizándose sobre su pene. Empezó a gemir de placer, sin medida. Esta vez estaban en un hotel, no le importaba que alguien más pudiese escucharla, no tenía que ser cuidadosa como en sus casas o en la de Naruto. Echo su cabeza hacia atrás, mientras seguía acariciando su pezones, su clítoris, y estimulando su entrada con su pene.
-Tsk - El pelinegro sudaba, frustrado, moviendo su cadera todo lo que podía para tener más contacto con su humedad. Su miembro ya estaba empapado, los dulces gemidos sin control lo tenían al borde del orgasmo. La ojijade llevo el par de dedos que antes estimulaban su botón a los labios del azabache, permitiendo que la saboreara. Este los recibió gustoso, succionándolos y degustando su sabor y el de fresa, entremezclados. Calentándose aún más - Déjame verte, Sakura - pidió. La pelirrosa sopesó su petición con la mente ya nublada por el placer.
Decidió complacerlo, le quito la venda como pudo, para volver a sus movimientos. El azabache entreabrió los ojos, acostumbrándose a la luz roja, viendo borroso al principio, para después deleitarse con la vista más clara que tenía. La mujer tenía una pieza de Lencería de encaje roja, que dejaban tramos de piel expuesta en forma de corazón, entre ellos sus pezones y su centro. Tenía unos ligeros rojos que le llegaban a medio muslo, sus labios estaban pintados del mismo tono, y su cabello estaba ondulado. La visión de su cuerpo así, bañado en la luz roja, casi lo hace correr. Jamás había visto a una mujer más sensual. Jamás una mujer lo había calentado tanto.
La cereza en el pastel eran las manos traviesas de la misma, recorriendo sus pezones erizados, y moviendo sus dedos en círculos sobre su clítoris. Tenía los labios entre abiertos, sin medir el volumen de sus gemidos. Se veía arrebatadoramente sexy. Y él quería tenerla. Vio como llevaba una de sus manos a la punta de su pene, jugando en su glande con uno de sus dedos, esparciendo el líquido pre seminal que ya abundaba en la punta, rodeando la cabeza de su pene. Cerro uno de sus ojos y apretó la mandíbula. Tratando de aguantar el orgasmo.
-Suéltame Sakura - pidió entre jadeos, moviendo su cadera - Déjame hacerte el amor - sus palabras la excitaron aún más, devolviendo sus dedos, llenos de su líquido a su clítoris, basto con un par de movimientos más para alcanzar la cima. Se corrió mientras un grito se escapaba de sus labios. El orgasmo la golpeo con fuerza, haciendo que se desplomara sobre su pecho, jadeando, agitada y sudorosa.
Apoyo su mentón sobre su pecho, viéndolo a los ojos, el azabache también jadeaba, frustrado y deseoso -No quiero que me hagas el amor hoy - Sus ojos verdes, excitados, le parecieron más hermosos que nunca, sus labios llenos se le antojaron, y ella pareció entender su sed, pues se fundió en un beso salvaje, del que no la dejo ir, deteniendo sus labios con los dientes, hasta que ella se alejó lo suficiente - Quiero que me folles - admitió, sensual, mientras se volvía a sentar en su cadera.
-Suéltame y te follaré hasta que no puedas caminar - prometió, mientras volvía a recorrer su cuerpo con su mirada en ese sensual conjunto rojo. La iba a follar toda la noche con eso puesto.
Ella sonrió coqueta - Eso puedo hacerlo yo - Levantó un poco las caderas, tomó su pene con la mano, lo ubicó en su entrada para sentarse con fuerza sobre este, gimiendo con fuerza y haciéndolo gruñir - Ah Sasuke-kun - Dejo caer su cabeza hacia atrás, exponiendo su cuello, haciendo que lo desease besar, que desease amasar los senos que ahora rebotaban mientras lo cabalgaba con fuerza, con sus pezones por fuera, burlándose de sus ganas de tenerlos en la boca y mamar de ellos.
-Ah Sakura - Estaba muy cerca de eyacular. Era culpa de esa molestia pelirrosa, que lo había provocado sin dejarlo liberarse todo el día.
Se levantó de repente cuando supo que estaba por correrse, haciéndolo fruncir el ceño, jadeante - Sakura - advirtió, recibiendo una risa burlona por parte de la fémina, que ahora se sentaba de nuevo sobre su cuerpo, pero dándole la espalda esta vez. Dejando ver su espalda cubierta con el mismo encaje, mientras su trasero tenía un hilo que desaparecida entre sus nalgas. Gruño impotente cuando la vio inclinarse hacia su erección, moviendo su trasero e intimidad aún más cerca de su rostro, pero no lo suficiente para que la pudiera alcanzar con su boca. Su bufido frustrado la hizo reír nuevamente, para molestia del chico.
Puso un poco del aceite en su erección, para poder masajearlo sobre esta, sintiendo como se ponía caliente ante la fricción y la piel sensible de su miembro. Admiro como se veía brillante, y provocativo antes de metérselo a la boca de golpe. Saboreándolo con gusto. El Uchiha no sabía que lo estaba prendiendo más, si el calor del aceite, la maestría con que movía su lengua o el olor de su cuerpo tan cerca de su rostro.
-Déjame probarte - pidió una vez más, rendido ante la frustración. Ella cayó en la tentación. Sasuke era muy bueno con su lengua. El azabache no dudó en atacar su intimidad cuando ella la acercó a su rostro. Mientras seguía masturbándolo con una mano. Enterró su lengua en su vagina todo lo que podía, empezando a moverla, sacándole gemidos de absoluto placer, repasando sus pliegues y volviéndola a meter. Ella misma empezó a mover sus caderas, ansiando más contacto. Se alejó de él cuando casi la hace perder la cabeza, soltarlo y dejar que tomara el control. Pero ella aún no acababa de jugar.
Azotó la cabecera de la cama con fuerza una vez más en cuanto se alejó de su rostro para mamar y chupar su hombría nuevamente. Lo llevó al borde del orgasmo nuevamente, para detenerse abrupto antes de que acabara, escuchándolo gruñir. Se giró, para poder ver su rostro, mientras relamía sus labios, quitando los restos del aceite que habían quedado en él. Río al ver su ceño fruncido.
Pero este cambio a una mueca de dolor - Suéltame, Sakura - pidió, con voz suave - Duele - dijo con expresión lastimera, haciendo que se le encogiera el corazón, sintiéndose culpable.
-Sasuke-kun- murmuró compungida - Lo siento - se apresuró a tomar las llaves de las esposas para poder liberarlo. Se sentó en su cadera para poder insertar la llave en la cerradura. El pelinegro movió las muñecas en cuanto estas estuvieron libres, bajo la mirada culpable de la pelirrosa - lo siento - entrelazó sus manos para poder acercarlas a sus labios, dejando suaves besitos en el área que habría sido maltratada. Levantó una ceja ante la sonrisa arrogante que el hombre le dio - ¿huh? - lo siguiente que supo es que se había sentado, atrapando sus labios en un beso, para después lanzarse hacia ella con el peso de su cuerpo, arrojándola a la cama.
Chillo ante el movimiento, mientras sentía sus labios bajar por su cuello- Me engañaste - protestó, ofendida.
-Dos pueden jugar el mismo juego - se burló antes de llevarse uno de sus pezones a la boca, mamando lo que quedaba libre en la abertura con forma de corazón. Lo había provocado, y ahora tenía que pagar las consecuencias. Él ya no tenía paciencia.
Se arrodilló en la cama, poniendo las piernas de la mujer sobre sus hombros, mientras miraba descarado la abertura en forma de corazón en su entrepierna, que daba el acceso perfecto a su cavidad. La embistió de golpe, con necesidad, escuchándola gemir de gusto. Él jadeó discreto, complacido de la forma en la que sus paredes los apresaban. La embistió con ganas y sin compasión. Saciando toda la pasión contenida.
Veía su glande desaparecer en su interior húmedo cuando sacaba su miembro casi por completo y lo volvía a enterrar, con fuerza - ah Sasuke-kun ah ah - enterró las uñas en sus brazos mientras sentía el orgasmo recorrerla. El leve dolor que le causó y su cara de placer lo hicieron derramarse en su interior. Desplomándose sobre su cuerpo, mientras seguía corriéndose. Consecuencias de haber estado a punto en múltiples oportunidades ese día. Y no estaba ni cerca de haber acabado con ella.
Salió de su cuerpo. Orgulloso de ver la mancha húmeda que habían dejado en las sábanas. Empezó a estimular su pene semi erecto con la visión que tenía de ella, jadeante con sus piernas abiertas. Acaricio la piel de su entrepierna, estimulándose.
-Pónmela dura de nuevo - ordenó cuando notó que su mirada jade no se apartaba de su miembro. Se acercó dispuesta a complacerlo. No podía evitarlo, le gustaba cuando llevaba el control y la usaba a su antojo -No vas a poder caminar mañana - dijo amenazante en cuanto su boca lo había puesto duro de nuevo.
Estaba segura de que así sería, después de que se había encargado de llevarla al cielo varias veces.
La acercó a su cuerpo, recostándola en su pecho, mientras acompasaba su respiración. Delineó con sus dedos los dibujos en su pecho, apoyo su mentón en su pecho, viéndolo a los ojos, admirando lo apuesto que se veía -¿Me haces el amor ahora?- pidió, mordiendo su labio.
El le devolvió la mirada, mientras asentía, girando su cuerpo, para envolverla en sus brazos, y posicionarse sobre ella suavemente. Unió sus labios en un beso delicado y profundo. Como si temiera romperla. Le regaló una sonrisa dulce al pelinegro mientras acariciaba su nariz con la suya cuando él se detuvo, apoyando su frente en la suya.
-Gracias por los chocolates, Sasuke-kun-
Su rey estaba a salvo otro día más.
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Un brindis por las que si nos comemos el chocolatito con gusto *-*
Muchas me han pedido el baile entre Sasuke y Sakura, y quiero complacerlas, pero me cuesta mucho imaginar a Sasuke perreando jajaja
Confieso que mi intención era que este fanfic tuviese alrededor de 15 capítulos, pero soy adicta a su amor y sus reviews, así que lo reestructure para poder hacerlo más largo. Ténganme paciencia por favor jaja
Gracias por leer y por motivarme e inspirarme con sus comentarios.
Nos leemos pronto :)
