-Escenas en pasado y textos en cursiva-
Muchas me pidieron a Saku bailando para Sasu. Les dejé abajo el momento en que la canción empieza, pongan su preferida, si quieren una sugerencia, estaba escuchando Yandel 150 de Yandel y Feid mientras lo escribía. Si no son fans de la música, siéntanse libre de seguir la lectura como cualquier otro cap.
CAP 16 - Lentes
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-Tienes que conseguir una invitación- Seguía al pelinegro a paso veloz por los pasillos del instituto, mientras este caminaba a la cafetería. Los pasillos estaban llenos, era la hora del almuerzo, y todos parecían ansiosos por tomar un descanso de las clases.
-Ya tenemos una invitación - Aclaró, rodando los ojos por quinta vez ese día. El rubio ya lo tenía harto con el mismo tema
-Pero necesitamos ir a la fiesta, ¡no solo al bar! - Enarco una ceja, dirigiéndole una mirada aburrida al Uzumaki - Bueno, es que… - Se rascó la nuca nervioso, siempre que le hablaba de esas cosas a Sasuke, este no hacía más que burlarse - Hinata enfermó para San Valentín, y le dejé chocolates, no sé si los vio o no, pero no me dijo nada - No había podido dejar de pensar en la ojiperla desde su beso en Hokkaido, pero ella parecía evitarlo incluso más que antes.
-Tal vez no le gustaron y te está evitando - le dijo burlón. Ingresaban en la amplia cafetería, mientras intentaba evitar el contacto con las chicas que últimamente lo perseguían.
-Oye maldito teme, se supone que somos amigos- se quejó, afilando su mirada -La fiesta de Sakura-chan es la oportunidad perfecta para acercarme - explico.
-¿Y qué quieres que haga? - tomó la bandeja del almuerzo mientras se dirigían a su usual mesa - ¿Quieres que vaya con Hyuga a celebrar el cumpleaños de Sakura? - susurró.
El rubio se dejó caer en la mesa, golpeándose la frente en esta, rendido. Haciendo que Sasuke rodase los ojos.
-Tsk, Yamanaka está planeando todo - contó - Tal vez ella te pueda invitar a la fiesta.
-¿Ino? - dijo levantando el rostro, recuperando el ánimo - Entonces hablaré con Ino- tomo los palillos y se preparó para devorar su ramen, ahora de mejor humor. La rubia y él compartían un vínculo, el vínculo del trauma, gracias a Sasuke y Sakura. Casi vuelve a chocar su frente con la mesa cuando el pelinegro lo tomó del cuello de la camisa, acercándolo a él.
-Tsk es una fiesta sorpresa, más te vale que no lo arruines, imbécil- advirtió amenazante.
-Oye, yo soy muy bueno guardando secretos - dijo mientras el pelinegro lo soltaba con la misma brusquedad.
Hablando de secretos, el suyo se adentraba en la cafetería en ese momento. Envuelta en su uniforme de porrista. Sus piernas largas y torneadas, apenas cubiertas por su falda tableada color bordo, esta bailaba en la curva de su trasero con cada paso que daba. Su vientre plano y firme a la vista. Recorrió la curvatura de su busto, al que el top se amoldaba perfectamente. Tenía el cabello recogido en una coleta, dejando su cuello fino y delicado a la vista.
Evitó enfocarse en la mano que rodeaba la de la chica mientras caminaban a su mesa. Sus ojos jade lo buscaron en cuanto se sentó. Sus miradas se encontraron. No necesitaban decirlo, los dos sabían qué pasaba ahora.
-Ya vengo - le dijo a Naruto sin esperar una respuesta, mientras este se llevaba un bocado de ramen a la boca, sin prestarle mayor atención.
Era riesgoso verse durante los recesos, con estudiantes merodeando por doquier, pero no podían evitarlo. Los dos disfrutaban de la adrenalina, y habían encontrado el lugar perfecto para tener pequeñas escapadas durante el día. El armario de limpieza. Estaba detrás del edificio de la cafetería, era una habitación subterránea, que alojaba suministros de limpieza. Era perfecta, oscura y nadie tenía intenciones de ir allá. Normalmente, estaba asegurada, pero por media hora, a la hora del receso de mediodía, estaba sin seguro, pues el personal de limpieza se encontraba haciendo rondas en los salones, aprovechando que los estudiantes no estarían en ellos.
-¿Estás aquí? - Escuchó el susurro de su voz en medio de la penumbra de la habitación, mientras la puerta se cerraba detrás de ella, la única luz provenía de la puerta, al cerrarse, había incluso menos luz, solo lo suficiente para ver siluetas, por la luz que se alcanzaba a colar por la ranuras de la entrada. Se acercó con sigilo a su cuerpo - Sasuke-kun? - Acalló el grito que salió de sus labios con su mano en cuanto la rodeo por la cintura por detrás - Me asustaste - protestó, fingiendo enojo, mientras se giraba rápidamente entre sus brazos, apoyando sus manos en sus hombros, para ponerse en puntitas y buscar sus labios.
La chica soltó su usual gemido de satisfacción en cuanto apresaron los labios del otro y acariciaron sus lenguas. Rodeo su cintura con sus brazos, levantándola del suelo, obligándola a enredar sus piernas alrededor de su cadera y apoyándola contra la pared. Sosteniendo sus dos manos a los costados de su cabeza, teniendo libre acceso a su cuello, que se moría por marcar. Volvía a sus labios cuando empezaba a gemir más fuerte. Estaban en un lugar seguro, pero podrían alertar a cualquiera si eran muy ruidosos.
-No viniste anoche - No tenía que verla, sabía que estaba haciendo un puchero con su labio inferior, la conocía bien. Atrapó el labio carnoso entre sus dientes, escuchando el gemido de protesta de la chica.
-¿Querías que fuera? - lo soltó para sonreír arrogante.
-Mou claro que sí, quería dormir contigo - Sus manos se enredaron en las hebras oscuras, mientras lo acercaba más a ella, si eso era posible. Ahora podía sentir sus pezones erectos a través de la ropa.
-¿solo dormir?- Llevo sus besos al lóbulo de su oreja. Ella rio bajo cerca de su oído.
-Y que me hicieras el amor - Susurró sensual, haciendo que su piel se erizara.
-Te puedo hacer el amor ahora- ofreció, restregando su hombría erecta contra la entrepierna de la pelirrosa, que empezaba a gemir quedo.
-¿En el armario del conserje? - preguntó, divertida, mientras enarcaba una ceja - Eso sería coger, yo quiero - Acaricio su nariz con la de ella - que me hagas el amor - le dio un beso corto, como si intentase convencerlo.
-Iré esta noche- Él no necesitaba que lo convenciera.
-¿Sí? - La pregunta sonó como un gemido a los oídos del azabache, mientras ella se mordía el labio, emocionada y excitada - te estaré esperando desnuda - lo provocó aún más, sintiendo las embestidas sobre su ropa.
-¿Que hago con esto?- Preguntó, haciendo referencia a la erección bien formada que tenía bajo sus pantalones. Si tuviesen más tiempo, no habría dudado en quitarle la ropa y hacerla suya en ese lugar.
-Yo te ayudo- Se ofreció, mientras soltaba el agarre de sus piernas y se deslizaba por su cuerpo, hasta quedar de rodillas, frente a su entrepierna. Se relamió los labios, mientras deshacía la hebilla de su pantalón, bajando la cremallera y buscando su dureza entre sus bóxer para dejarla libre. No dudo en lanzarse a lamer la longitud de su miembro, bajando lo suficiente los pantalones para dejar su cadera desnuda.
Su lengua se deslizó de la base a la punta, de arriba abajo varias veces antes de atrapar su glande entre sus labios, jadeo sin poder evitarlo cuando empezó a succionar lo que cabía de su miembro en la boca, deslizando sus labios, sacándolo completamente de su boca, para volverlo a meter mientras le daba firmes masajes al tronco de arriba abajo. La ojijade gimió con su miembro entre su boca, a ella también le excitaba mucho darle placer y escuchar sus jadeos.
-Ah Sakura - gimió su nombre cuando atrapo la piel de su trasero, clavando sus uñas suavemente, y acercando su cadera hacia su rostro, respirando hondo para poder devorar más de su carne. ¿Había mencionado, que Sasuke tenía el mejor trasero que había visto nunca? Sus nalgas eran perfectamente redondas y duras. Producto del ejercicio. Su físico era exquisito por donde lo viese.
El pelinegro siseo cuando su lengua hizo presión en el pequeño hoyo de la punta, lamiendo las gotas que salían de este, por el placer y la excitación. Fue suficiente para perder el control, y empezar a marcar con sus caderas el ritmo de las penetraciones, con brusquedad, adicto a la leve presión que sentía en la cabeza de su pene cuando golpeaba el inicio de su garganta, atrapo su coleta entre sus manos, para marcar el ritmo. Ella solo contenía la respiración mientras dejaba que jugara con su boca.
Su pene palpitó entre sus labios, antes de sentir su líquido salir, depositándose en su garganta, tragándolo por completo sin muchas opciones. Desacelero las embestidas, permitiéndole respirar al fin. La escucho tomar una gran bocada de aire, mientras el salía de su boca y toser en cuanto su cavidad estuvo libre. Se apresuró a inclinarse, rodeándola por la cintura y ayudándola a levantarse.
-Lo siento - susurró muy bajito. Consciente de que había sido muy rudo. Apoyó su frente en la ella, y la sintió negar con la cabeza.
-Me gusto - Lo besó con sus labios húmedos - Pero ahora yo estoy muy caliente - Tomó su mano entre la suya para mostrarle, guiándolo dentro de su falda, hacia su centro. Su líquido caliente y viscoso mojo su mano en cuanto se escabullo entre sus labios - ves?- repasó sus pliegues empapados, ya sin ayuda de la chica. El sabía perfectamente lo que le gustaba.
-¿Te ayudo?- Beso su cuello despacio.
-Ayúdame, Sasuke-kun- soltó un gemido cuando sintió que sus dedos se enterraban en ella, deslizándose por su húmeda cavidad con facilidad. La escucho gemir más fuerte en cuanto encorvó sus dedos en el lugar perfecto - Ahi Sasuke-kun ah - estaba presionando su punto más sensible. La chica juntó sus rodillas por reflejo, sintiendo sus piernas temblar, rodeó sus hombros con sus brazos para no caer. Su cuerpo experimentaba un placer inimaginable.
-¿Aquí?- No solo siguió acariciando la zona con sus dedos, aplicando presión, sino que le permitió que gimiera alto, sin silenciar sus gemidos con sus labios o su mano, como normalmente hacía. Si quería gemir, que gimiera, que los descubrieran y se enteraran de que ella era suya. Afirmó su brazo libre al rededor de su cintura, pues Sakura parecía incapaz de poder mantenerse de pie. Siguió frotando la superficie suave y húmeda en su interior mientras llevaba su dedo pulgar a su clítoris. Bastó un poco de presión en su botón para que se dejara llevar, apresando los dedos en su cavidad y sintiendo como una leve capa de su líquido empapaba su mano. Se apresuró a sostener el peso de la chica con su cuerpo, mientras un gemido abandonaba sus labios.
Ella se quedó con su frente apoyada en su pecho, sus manos empuñaban su camisa con fuerza, sus piernas temblaban, mientras agitada intentaba acompasar su respiración - Ese fue - jadeó sin aire - el mejor orgasmo de mi vida - admitió, calmándose. Él sonrió arrogante ante la confesión. No era la primera vez que se lo decía, y él también había tenido sus mejores orgasmos con ella.
Sacó la mano de su falda, con los dedos brillantes por la humedad. Delineó sus labios carnosos, impregnados de su líquido, abriéndolos para hacer que se probara a sí misma, ella sonrió divertida, mientras chupaba, para su deleite - Eres un pervertido - susurró con una sonrisa, contra sus labios, en cuanto los saco de su boca.
El pitido de su Apple Watch los devolvió a la realidad. El personal de limpieza estaba próximo a volver a la habitación.
Lo besó con pasión antes de apartarse - Te veo más tarde - batalló por separarse de sus brazos y sus labios. Ella tenía que limpiarse antes de volver a la mesa. La dejo salir primero, mientras la veía acomodarse la coleta, saliendo de la habitación y perdiéndose por las escaleras que llevaban de regreso al campo detrás de la cafetería. Él salió pocos minutos mas tarde, caminando en dirección opuesta, pero también volviendo a la cafetería, solo del otro lado.
Ya estaba sentada cuando él retomó su asiento junto al rubio, que ya iba por su segundo almuerzo, el suyo, que había dejado él antes de seguir a la pelirrosa - Oi, pensé que no volverías - sonrió nervioso, dejando de comer lo que había dejado en su plato, y deslizando la bandeja hacia donde él estaba.
Miró al rubio, sin expresión, acostumbrado a que fuese un barril sin fondo, y sabiendo que se comería cualquier cosa que él dejara. Inevitablemente, sus ojos rodaron nuevamente a ella. El temblor en sus piernas era prácticamente imperceptible, pero él tenía una visión perfecta. Sonrió arrogante, sabiendo que era producto de lo que él acababa de hacer con su cuerpo.
Su sonrisa se borró cuando no fue el único en notar el temblor en sus piernas. Vio al ojiperla recorrer con su mano desde su rodilla hasta su muslo, muy cerca a su entrepierna, para darle un apretón. Él le había dicho algo, que no alcanzaba a escuchar a lo que ella rio, nerviosa, y respondió, con alguna excusa, antes de seguir comiendo.
-Oye, teme, ¿no te molesta?- Naruto veía lo mismo que él, leyendo su pensamiento. Frunció el ceño apartando la vista de la pareja, dedicándole una mirada asesina al rubio - Oye, no me mires así que no es mi culpa - Dejó de mirarlo, sabiendo que tenía razón.
-Acábatelo - Puso la bandeja frente al rubio - Perdí el apetito - Se fue con una mirada seria, sabiendo que las clases empezaran pronto, encaminándose al salón.
Apretó los puños dentro de sus bolsillos. Ella definitivamente no era suya.
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Suspiró una vez más, viendo la pantalla de su celular, y el mensaje sin leer en la conversación con el Uchiha.
"¿Vienes?"
No quería admitirlo, pero sentía una punzada en el pecho con la idea de Sasuke evitándola, alejándose. A veces sentía que podía leer sus pensamientos y en ocasiones, como esa, no tenía idea que pasaba por su cabeza.
Se removió nuevamente entre las mantas de su cama. Estaba desnuda, como había prometido. Envuelta en la suave tela, esperando por él. Normalmente, llegaba al rededor de la medianoche, cuando asumían que todos estaban dormidos. Pero ya era la una de la mañana y no había rastros del azabache.
Las posibilidades corrían en su cabeza como una película, desde la razón más inofensiva, como que se había quedado dormido, hasta la más trágica, que algo le había pasado en el camino. Pasando por una amplia gama de posibilidades… que siempre la llevaban al mismo temor. Tal vez estaba con alguien más, no podía siquiera dudar de la posibilidad, Sasuke podía tener a cualquier chica que quisiera.
Sabía que Sasuke tenía sentimientos por ella, así como ella los tenía por él. Sabía que sus cuerpos se complementaban de una forma que nunca creyó posible, pero lo hacía, con solo verlo, la hacía sentir viva y segura. Así como también sabía que él tenía que verla todos los días en los brazos de otro. Cuando habían comenzado a ninguno le importaba, pero eso había cambiado a medida que su relación había evolucionado. Se había metido en el ojo del huracán, mientras esperaba que este la absorbiera.
Sus ojos se empezaban a cerrar cuando el maullido de la gatita que se recostaba entre sus piernas la alertó. Vio su sombra pasar por el umbral de la puerta del balcón.
-Sasuke-kun - se sentó en su cama, cubriendo su desnudez con la sábana en su pecho - Pensé que no vendrías - dijo, analizando su reacción. Actuaba extraño, no tenía que decir nada para que ella lo supiera - ¿Está todo bien? -Preguntó, arrodillándose en la cama, cubriendo sus pechos con la manta. Su mirada oscura repasó sus piernas, y la piel que quedaba expuesta a sus costados, pero no se movía - ¿Sasuke-kun? - su mirada seria la preocupaba.
-aha- soltó por fin, sin convencerla, pues seguía de pie en el mismo lugar.
Se arrastró fuera de la cama, dejando que la sábana se deslizara por su cuerpo al ponerse de pie y caminar hasta él, atrapo su rostro entre sus manos -¿Qué puedo hacer?- preguntó lastimera, al ver el tormento en sus ojos. Sasuke también estaba en el huracán. Se acercó a besarlo, tratando de reconfortarlo. Le dio suaves besos en los labios, que le correspondía escueto, en medio de su lucha mental. Sus sentimientos por ella parecieron ganar, pues empezó a mover sus labios sobre los suyos.
-Necesito hacerte mía - pronunció cuando se separaron, apoyando su frente en la suya. Ella le sonrió, mientras lo besaba. Llevó sus manos a los botones de su camisa, despojándolo de esta y dejando su torso y brazos libres, expuestos a sus caricias, los repaso con sus manos, mientras las deslizaba a su pantalón, deshaciéndose de este también. Lo desnudó completamente, ante su mirada.
Enrolló sus brazos detrás de su cuello, para acercarse a su oído -Soy tuya - aseguró, sincera. Repartió besos en sus mejillas, siguiendo un camino hasta sus labios. Para cuando llego a ellos, el pelinegro había despejado sus dudas, la recibió con un beso pasional, explorando su cavidad con vehemencia. La acercó a su cuerpo, y se deleitó con la calidez de su piel, uniéndose a su cuerpo desnudo. Gimiendo de gusto.
El hombre la llevo a la cama entre besos, para recostarse sobre ella, sin alejarse de sus labios. La giró, dejándola boca abajo, mientras se acomodaba entre sus piernas. Observó el cuerpo desnudo de la mujer desde atrás, su silueta de reloj de arena se marcaba aún más en esa posición. Levanto sus caderas, para poder tener acceso a su intimidad. Separo la piel de sus redondeces con las manos, para poder enterrar su lengua en su cavidad, haciendo que respingara y empezara a mover sus caderas, ahogando sus gemidos en la almohada.
Estimulo su entrada con su lengua, mientras su pene endurecía escuchando como pronunciaba su nombre, totalmente extasiada por el placer que estaba experimentando. Por el placer que él le estaba dando. La levanto aún más, para poder repasar su clítoris con su lengua, acariciándolo con fuerza, lengüeteando sobre este de arriba a abajo, disfrutando de como su cuerpo se retorcía en sus manos. Sus jugos gotearon en las sabanas cuando alcanzó el orgasmo. El pelinegro se relamió los labios, mientras veía orgulloso lo que causaba en ella, que se desplomaba en la cama, quedando totalmente recostada.
Vio como la chica se llevaba su mano a la nuca, deshaciéndose de la banda color piel que cubría el tatuaje con el abanico de los Uchiha, mostrándole que estaba unida a él por algo más que solo sus sentimientos. Sonrió arrogante, mientras paseaba las manos por sus nalgas, apretándolas. Sakura tenía un trasero precioso, voluminoso y tonificado. Gateó sobre ella, apoyando sus brazos, mientras subía sobre su cuerpo, acariciando su piel en su recorrido. Hasta llegar al tatuaje, donde deposito un beso, sintiendo como los poros de la chica se erizaba bajo sus labios, y suspiraba.
Tomó el tronco de su pene para ubicarlo en su entrada lubricada, enterrándose con fuerza, sacándole un gemido que no alcanzo a reprimir. Ella se cubrió la boca con la mano, mientras seguía recibiendo sus estocadas. Dejo caer su cabeza, mientras se sostenía con sus brazos, viendo como la piel de la espalda de la pelirrosa empezaba a perlarse con una ligera capa de sudor, y su erección desaparecía entre sus nalgas cada vez que golpeaba su interior con fuerza. Cuando las paredes de su vagina apresaron su erección, alcanzando un segundo orgasmo, la embistió con más fuerza y mayor rapidez, para vaciarse en su interior con un ronco gemido.
Dejó caer su cuerpo sobre el de ella, siendo recibido por el contacto de su piel tersa. Se quedó en su interior y sobre su cuerpo, hasta que ella se removió, incómoda por el peso extra. Se dejó caer en la cama, observando el techo, mientras recuperaba el aliento, y la sentía acomodarse sobre su cuerpo, apoyando la cabeza en su pecho.
-¿Sasuke?- Lo llamó, al tener su mirada clavada en él, que seguía viendo al techo. Él le dedico una mirada, viendo la preocupación en sus ojos jade.
-No pasa nada, molestia - golpeó su frente con su dedo índice y medio, a lo que ella se quejó mientras se sobaba, dedicando una sonrisa aliviada.
-¿Tienes sueño? - le pregunto la chica. Mordiéndose el labio, mientras él sonreía y negaba con la cabeza. Se sentó en su cadera de un brinco, dejando que sus jugos y su propio líquido bañaran la erección sobre la que se balanceaba.
-Eres una pervertida - dijo burlón, mientras enterraba los dedos en sus caderas y la ayudaba a moverse sobre su pene.
Ella rio, traviesa, lanzándose a sus labios.
-Feliz cumpleaños, molestia - murmuró él, mientras seguía devorando sus labios.
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-¡Sorpresa! - gritaron todos ante la entrada de la celebrada y su mirada atónita.
-¿Qu-qué? - los flashes de las cámaras impactaban su rostro - No lo puedo creer! - Tenía a Ino a su izquierda y a Karin a su derecha con sus celulares, capturando el momento.
La rubia tenía su típica coleta alta, un sensual vestido púrpura, con un escote que le llegaba a la mitad del abdomen, se pegaba a su cuerpo y se amarraba al cuello, dejando la piel de su espalda descubierta. Le llegaba poco más arriba de medio muslo, con unas sandalias del mismo tono. Tenía un maquillaje sutil en el mismo tono. La pelirroja tenía un vestido verde oscuro, de lentejuelas, pegado a su silueta, sin mangas y unas botas de tacón negras a la rodilla, si cabello lacio y típicas gafas.
-Okay, todos gritaremos "Sorpresa" y tú te haces la sorprendida mientras nosotras te tomamos fotos, ¿ok?- Explico la rubia el plan.
-De acuerdo - asintió, entusiasmada.
-¿Quieres practicar tus poses? - La pelirroja a su derecha preguntó.
-Me agradas pelirroja -
-Tú a mi rubia - Le guiñó el ojo a la ojiceleste, mientras las tres reían divertidas. Estaban en casa de la pelirrosa, planeando su fiesta "sorpresa". Sería en casa de la celebrada, ya que sus padres estaban nuevamente fuera del país. La rubia la llevaría a cenar, mientras la compañía de eventos decoraba el lugar, supervisados por Karin, de quien se había vuelto muy cercana últimamente.
Le encantaban las fotografías, era muy fotogénica, y siempre jugó a ser una modelo. Tenía más de cien poses practicadas y siempre estaba lista para los lentes. Sus seguidores en Instagram se volvían locos cuando subía fotos, entre menos ropa, más likes. Y el vestidito que tenía puesto le iba a dar muchos. Aunque a ella solo le interesaba la reacción de una persona en particular.
-Feliz cumpleaños Saku-chan - le dijo la ojiperla bajito, acercándose y abrazándola. Tenía un vestido plata, que dejaba ver perfectamente sus curvas, especialmente sus pechos llenos, con el escote que tenía, le llegaba a medio muslo y tenía mangas largas - Ino me obligo a usarlo - se excusó, intentando estirar la tela, para que le cubriera más.
-Naruto no te quitara los ojos de encima - le susurro al oído, provocando que se pusiera colorada - Te ves hermosa, Hina.
-Mira, quien habla, Saku - Temari también se acercaba, tenía una falda de cuero negra a la cintura, y un top verde oliva, con un escote de corazón, realzando sus atributos. Unas botas militares de tacón negras, y había dejado su cabello suelto, con pequeñas ondas.
-¿Este o este? - Preguntó, mostrándole a las dos chicas, dos vestidos. Uno era un vestido corto, negro, sin mangas, con un corsé ajustado, le llegaba a medio muslo. El otro era un corto vestido verde, ajustado a su cuerpo con un escote hasta el ombligo y mangas largas.
-¡El negro! - dijeron las chicas al unísono.
Sus pechos parecían a punto de salirse del vestido ante el ajustado escote que el corsé le daba. La tela rígida del vestido marcaba más su cintura y sus caderas. Llegaba a la mediación de sus muslos, resaltando su trasero y dejando sus piernas a la vista, enfundadas en unas sandalias de tacón del mismo color. Sus pendientes en oro blanco, su gargantilla de diamantes, y su maquillaje en tonos plata y negro resaltaban los exóticos colores de sus ojos y cabello liso.
La mirada de aprobación de su novio recorrió su silueta, mientras se acercaba a besarle los labios, tenía una camisa celeste clara, a juego con sus ojos - Estás hermosa - delineó los diamantes en su cuello con su dedo, reconociendo el regalo que le había dado en San Valentín.
-Gracias - correspondió su abrazo, cariñosa.
-Deja de acapararla, Neji - La rubia la tomó de la mano mientras la halaba lejos del hombre, que fruncía el ceño - No ves que tiene invitados - rodó los ojos, arrebatando a la mujer de sus brazos.
-Neji va a querer estar sobre mí todo el tiempo - aseguró - Necesito que me alejen de él - las dos chicas asintieron - para que no sospeche nada si no estoy junto a él cuando lleguemos al bar.
-¿Cómo se ve Neji? - preguntó la pelirroja - Necesito reconocerlo - se justificó.
-Alto, de cabello largo y castaño, ojos entre celestes claro y grises, cuerpo atlético - se mordió el labio mientras lo describía, Neji era un monumento - Es guapísimo - las dos mujeres intercambiaron miradas burlonas viéndola fantasear con la imagen imaginaria de su novio.
-¿Más que Sasuke? - Pregunto la pelirroja, incrédula.
-¡No! - exclamaron las otras dos chicas, con una negación rotunda.
-Oye - La pelirrosa vio a la rubia con los ojos entrecerrados.
-Oye, no estoy ciega - es excusó, encogiendo los hombros, sacándole una carcajada a la chica de gafas.
La pelirroja lo reconoció al instante. Efectivamente, era guapísimo y quería estar encima de su novia todo el tiempo, ella sospechaba que era más por guardar las apariencias, y por mantener a los demás hombres a raya, pues ponía cara de perro rabioso cada vez que uno se le acercaba a abrazarla. Solo parecía cómodo cuando Kiba, enfundado en una camisa blanca, la rodeaba con sus brazos y besaba su mejilla, y el castaño de coleta se acercaba a hacer lo mismo, con menos efusión.
Tal vez tenía que ver con que la pelirrosa parecía salida de una fantasía sexual esa noche.
Intercambio una sonrisa coqueta con Kiba, cuando este la vio, respondiéndole de la misma manera.
El grito de su primo llamó su atención - ¡Sakura-chaaan! - Vio desde su posición la rubia cabellera, abrazando a la cumpleañera y levantarla del suelo. Mientras le extendía una bolsa de regalo. Era difícil no verlo con la camisa naranja que vestía.
-Naruto me pidió venir a la fiesta - comentó la rubia.
-Dile que sí - se apresuró a decir la de ojos jades. Le agradaba el rubio.
-¿Mi primo? - pregunto la de cabellos rojos.
-¿Son primos? - pregunto Ino.
-Así conocí a Sasuke - se encogió de hombros.
-Neji me va a preguntar como lo conocí - se dio cuenta la ojijade.
-Dile que por mí- Se apresuró la de gafas.
-Eso pensé, y tú y yo nos conocimos en Mejuri, la joyería, ¿la conoces? - pregunto la pelirrosa.
-¿Tú qué crees? - mostró la pulsera con dijes de diferentes piedras.
-¿Desde cuando eres tan amiga de Naruto Uzumaki? - le preguntó el ojiperla en el pasillo, cuando ella volvía del baño. Tenía los ojos fijos en su celular, pues había publicado una foto junto a los globos gigantes que decoraban el lugar e indicaban su cumpleaños número 18. Las notificaciones empezaron a llover, con todos deseándole un feliz cumpleaños y el like que tanto había esperado de su pelinegro favorito.
-¿eh?- se hizo la loca, mientras seguía caminando, escondiendo el celular, con el hombre pisándole los talones.
-¿Por qué está Naruto Uzumaki acá? - repitió, siguiendo el paso de regreso al salón.
-Es primo de Karin - Explico, siguiendo el plan.
-¿Y esas flores?- pregunto señalando detrás de ella.
-¿Qué flores?- le devolvió la pregunta. Ella no había visto nada aún.
-¿No has visto la mesa de regalos?- Ella se giró en buscada de la dichosa mesa, encontrándola efectivamente atestada de regalos - esta llena de flores - recalco lo obvio.
-Como todos los años - rodó los ojos - ¿por qué me quieres montar un show de celos? - procuro hablar bajo, acercándose a él. Neji normalmente no era tan controlador.
-Hay un ramo de flores de dos metros en la entrada - señaló, visiblemente molesto.
-No las he visto - se encogió de hombros, mientras el chico la tomaba de la mano y guiaba hacia un precioso ramo de rosas rosadas, que efectivamente era más alto que ella. Debía costar una fortuna.
-¿Quién te las dio? - volvió a preguntar, con el ceño fruncido, extrañado. El arreglo de flores que él le había traído no era ni la mitad de grande.
-No lo sé - se acercó a las flores, buscando la tarjeta, pero no había ninguna.
-¿Quién crees?- preguntó su rubia favorita, entrando en escena para salvarla. - Se las di yo - aclaro - Ahora deja de molestar a Sakurita, que está muy sobria y le estás dañando el ánimo - traía una botella de tequila y dos copas - Bye Neji - canturreo, llevándose a su amiga.
-Gracias Ino, están preciosas - la abrazó con cariño.
-No seas tonta - aprovechó para susurrarle en el oído, mientras le entregaba la tarjeta que había removido del arreglo floral en cuanto lo vio "Feliz cumpleaños, muñequita", no tuvo que pensarlo mucho, para saber de quien se trataba. Se mordió el labio pensando en Sasori, no lo había buscado o respondido a sus mensajes después de que casi le cuesta su relación con Sasuke -Ocúpate de tus novios después y tomate este shot - le tendió la copita llena, junto a una rodaja de lima - Felices dieciocho, zorra - le dijo sonriendo divertida, chocando su copa con la de la sonriente pelirrosa, que ahora empinaba el vaso y dejaba que el fluido quemara su garganta. Era el primer shot de la noche.
-Salud, zorra - dijo la pelirrosa. Neji permanecía cerca, mientras hablaba con un grupo de hombres, con su mirada yendo a la pelirrosa de vez en cuando, teniendo un mal presentimiento de las flores que había recibido.
-¿Por qué no todos pueden ser bien portados como mi Sai? - le mando un beso en el aire al otro extremo de la habitación cuando intercambiaron miradas, a lo que él solo sonrió con los ojos cerrados.
-Porque no todos fueron entrenados - se burló, dándole un trago a la margarita que el mesero le había entregado - Neji parece un águila - murmuro fastidiada. No quería que sus planes se vieran arruinados.
-¿Y como nos desharemos de Neji en el bar? - preguntó curiosa la rubia.
El timbre de la casa sonó justo en ese momento. Sabía que uno de los empleados la harían seguir, les hizo saber que la estaba esperando.
-La distracción está aquí - explicó, mientras escuchaba que tocaban a la puerta de su habitación.
-Pasa- dijo simplemente, viendo como la cabellera castaña se asomaba por la puerta
-¿eh?- exclamo la rubia confundida - ¿Que hace esta aquí?- La vio con desprecio, haciendo que la de chonguitos se encogiera. No le gustaba como Ino la trataba, fueron buenas amigas en algún momento.
-Tenten nos ayudará - aseguro la pelirrosa, pues ya había hablado con ella anteriormente.
-Sakura, Neji no te dejará en tu cumpleaños- aseguro la castaña.
-Lo hará si tú haces bien tu trabajo - explico - Hay algo que puede más que cualquier cosa con Neji, los celos - sonrió picara - y el alcohol, yo lo emborracho y tú te encargas del resto.
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Hokage Tower era por mucho el bar más exclusivo de la ciudad. Y el más costoso. Celebridades y personas adineradas eran los únicos que podrían permitirse entrar al lugar. Eso los incluía a ellos y a la mayoría de estudiantes del instituto, muchos de ellos habían hecho sus propias reservaciones al enterarse de que Sakura Haruno celebra allí su cumpleaños.
La vibración de la música inundo sus sentidos cuando ingresaron. No se trataba de cualquier bar, era un lugar lujoso, las reservaciones eran exclusivamente para personas que podían costear las bebidas del chef. La oscuridad envolvía el lugar, con luces de diferentes tonos decorando los muebles del lugar, que propiciaba lo que más le gustaba a la clase alta. Hacer de las suyas sin que nadie se enterara.
Camino sosteniéndose del brazo del Hyuga, ya tambaleándose, después de todos los shots de tequila que Ino la había hecho tomar. Tal vez no había sido la mejor idea de que las tres personas que conocían el plan Karin, Ino y ella, fuesen las más borrachas. Parecía la receta perfecta para estropearlo todo.
Las mesas estaban en plataformas, rodeando la pista de baile.
Se soltó de su brazo, consciente de lo que había pasado la noche anterior con Sasuke. No quería torturarlo paseándose del brazo del castaño. Intentó buscarlo con la mirada. Sabiendo que ya debía estar allí.
-¡Oh! Ahí está mi novio - chilló Karin cerca de la pareja, asegurándose de que Neji escuchara. Señalando la mesa en la que el Uchiha se encontraba junto con dos hombres que el Hyuga no reconoció a primera vista y una mujer, una mujer que él conocía muy bien. Que estaba envuelta en un vestido rojo, ajustado y difícilmente le cubría el trasero. Frunció el ceño al reconocer al mismo peliblanco con el que la había visto en San Valentín.
-Osea que, ¿yo me haré pasar por la novia de Suigetsu y Karin se hará pasar por la novia de Sasuke? - reitero el plan, la castaña.
-Así es - confirmo la ojijade - pero no te aproveches para toquetearlo - advirtió.
-¿Yo?- se señala la castaña a sí misma.
-No, tú - señalo a la pelirroja, que soltó una carcajada. Tal vez no deberían estar planeando todo con unas copas de vino en mano.
-Yo aprovecharía si fuese tú - le dijo Ino, molestando a su amiga, que las vio de mala manera.
El pelinegro pareció aturdido cuando la pelirroja estampó sus labios en un beso casto, por supuesto que iba a aprovechar. Sabía que Sakura no se molestaría en serio, ella solo estaba haciendo la escena creíble. Ya varios favores le hacía prestando al cara de pez para sus planes.
Suigetsu los vio de reojo, más no dijo nada, debió saber que la zanahoria aprovecharía su oportunidad. El ya sabia que hacer, se giró a decirle algo al oído a la castaña, mientras ponía una de sus manos en su pierna, acariciándola y ella sonreía encantada.
-¿Crees que Suigetsu nos seguirá el juego?-
-Por supuesto, ¿crees que se negara a que una chica se le restriegue? - rodó los ojos - se nota que no lo conoces, ya me encargaré de ponerlo al tanto y compensarlo.
-¿A qué te refieres con restregarse?- pregunto la castaña precavida y asustada.
-¿Quieres pasar la noche con Neji o no? - la castaña suspiro resignada.
-¿Esa es la novia de Uchiha? - pregunto Neji, había escuchado rumores de qué salía con alguien. Le sorprendía y aliviaba que los chismes fuesen ciertos. La pelirrosa aprovechó que todos llevaban la miradas a ellos para deleitarse con lo guapo que se veía, su cabello estaba tan desordenado como siempre. Tenía una camisa de botones azul a medio abrir, dejando sus tatuajes y trabajado torso expuesto, unos pantalones y zapatos negros. Él la miraba también, lo supo por el calor que se empezaba a instalar en su cuerpo. Sonrió coqueta, mordiéndose el labio. Él levantó la comisura de sus labios levemente, respondiendo al gesto e intentando disimular que la desnudaba con la mirada. Dándole un trago al whisky en su mano.
-Eso parece - aseguró la rubia de ojos verdes, quien poseía el don del chisme. Al ser la capitana del equipo de porristas, siempre tenía a sus chicas trayendo información, por eso sabía que salía con alguien. Ahora sabía que era la amiga que le había presentado Sakura esa noche.
El castaño de coleta vio atento el intercambio de miradas entre la pelirrosa y el Uchiha. Presintiendo que algo se traían entre manos las chicas. Suspiro, esperando no tener que seguir mintiéndole y ocultando cosas a su novia.
El server llegó con la botella de champagne, sirviéndola a todos los presentes, qué animados, brindaban y bebían. Todos se sentaron al lado de su pareja, Naruto aprovechó la oportunidad para sentarse al lado de la Hyuga, que se quedó tiesa de los nervios. Kiba se sentó al otro lado de la pelirrosa, inclinándose para hablarle.
-Vas a hacer que me maten - Kiba le hablo al oído - acostándome con la novia de Uchiha y la de Neji de verdad que si quieres borrarme del mapa, lo estás haciendo muy bien - Miró en dirección al Hyuga, para asegurarse de que no los estuviese escuchando. El ojiperla parecía sumido en la conversación con Shikamaru - No soy un gigoló, ¿sabes?
-¿Me vas a decir que no lo disfrutaste? - preguntó en su oído, hablando bajo, sonriéndole juguetona, mientras él negaba con la cabeza y sonreía divertido.
-Te veo en el infierno, Haruno- hizo un brindis con ella, antes de tomarse otro shot.
-Te guardaré un lugar - bromeó, mientras chupaba la rodaja de limón.
Se giró hacia el ojiperla, con otro shot lleno - ¿Te tomas uno por mí? - le pidió, insinuante. Él solo sonrió de medio lado.
-Por ti - inclinó la copa hacia ella, antes de tomársela de golpe, recibiendo en sus labios la lima que la chica le ofrecía. Tenía la misión de hacer perder la compostura a su novio a punto de alcohol.
-¿Me quieres emborrachar? - levanto una ceja divertido, cuando ella llenaba las copas de nuevo.
-Quiero que me cojas toda la noche sin inhibirte - le dijo al oído mordiendo el lóbulo de su oreja, pegando su pecho al de él, dándole una visión exquisita de su escote lleno, él le sonrió, apretando su muslo entre sus manos. Puso la copa en sus labios y la empino, sabiendo que lo había convencido. Y rogando porque Karin estuviese haciendo su trabajo.
-Tienes que mantener a Sasuke distraído - se dirigió a la pelirroja - No quiero que me vea con Neji.
-Y como quieres que haga eso, si no quieres que lo toquetee - preguntó, sin ideas.
-No lo se- se mordió el dedo, pensativa - háblale de cualquier cosa.
-¡Es Sasuke! - dijo con obviedad - No es precisamente el más conversador.
-¡Ya sé! - exclamo victoriosa la rubia - Muéstrale tu escote, ya sabes, como Tenten para distraer a Neji - a la pelirrosa tampoco le gustaba eso, pero era mejor que tocarlo.
-Sasuke no caerá ante eso - aseguro la pelirroja. Haciendo que la ojijade se sintiera orgullosa de su pelinegro.
-Tendrás que ingeniártelas en ese momento - dijo rendida la pelirrosa.
Pudo ver por el rabillo del ojo, como Karin se ubicaba en el último asiento de la mesa, al lado del azabache, impidiendo que viese en su dirección, soltando el aire, aliviada.
-Quiero hacer un brindis - interrumpió la rubia de coleta, llamando la atención de todos en la mesa, mientras servía las copas - Por Saku y su cumpleaños - levantó su copa, mientras seguía su discurso - Mi mejor amiga - todos sonrieron con ternura - que ha soportado mi compañía y locuras por todos estos años - se llevó un sorbo a la boca, aun sin terminar su discurso, mientras todos empezaban a intercambiar miradas burlonas, la rubia claramente ya estaba pasada de copas - Hemos pasado por los mejores y peores momentos, recuerdo cuando ella estaba totalmente ebria, vomitando en el yate en Grecia, mientras se quitaba el bikin-
-¡Salud! - Interrumpió la pelirrosa, antes de que su borracha amiga siguiera revelando sus momentos más vergonzosos.
-¡Salud! - dijo Neji, ayudando a su novia a salir del bochorno.
-Salud - dijeron todos.
-Oye, no había terminado mi discurso - replico la rubia a su amiga.
-Cállate, mejor tomate un shot - le lleno la boca de tequila antes de que siguiera protestando.
El tequila empezaba a pasar como agua. Alguien tuvo la brillante idea de ordenar sake también, creía que había sido Kiba. Pero no podía recordarlo.
-Te estoy viendo Hina - Molesto el castaño a la ojiperla, que seguía pasándole sus shots al rubio, que dijo que él se sacrificaría por ella.
La peliazul se sonrojó, mientras tomaba la bebida, para hacer una mueca de disgusto después, causando la risa de todos. Sabían que la bebida no se le daba bien.
-¿Quieres salir a tomar aire un rato, Hinata? - preguntó el rubio al verla toda sonrosada y mareada.
Esta asintió, atontada.
-¿A dónde vas, Uzumaki? - preguntó Neji en cuanto lo vio ayudar a su prima a bajar las escaleras.
-Déjala, Neji, solo va a tomar aire - abogó la pelirrosa por ellos, mientras le guiñaba el ojo a la pareja.
El rubio la cubrió mientras salían del lugar, haciéndose camino por el mar de gente. Sujetando su mano, hasta llevarla afuera. El aire y el agua que el ojiazul le consiguió pareció sentarle bien.
-Gracias Na-Naruto-kun - dijo con la mirada gacha y las mejillas sonrojadas.
-¿Te sientes mejor Hinata? - le pregunto, a lo que la chica asintió, aun sin mirarlo - Me refiero al resfriado que tenías - se rascó la nuca. A el también le empezaba a costar formular oraciones.
-¿Sa-sabías que estaba enferma? - sus mejillas se sonrojaron, al igual que las del Uzumaki, que desvío su vista, dándose cuenta de que se había delatado.
-Te dejé unos chocolates - soltó - Por San Valentin - los dos miraban en direcciones totalmente opuestas.
-¿Me-me diste chocolates? No-no vi nada - aseguro, confundida y apenada - La canasta estaba vacía cuando volví a clases
-¿Eh? ¡Alguien se los robo! -gruñó molesto - te compraré otros - dijo con una sonrisa, encontrándose con su mirada.
-Gracias Naruto-kun - fue incapaz de sostener su mirada - tal vez deberíamos volver - agachando su cabeza.
Sakura sonrió pícara cuando vio la sonrisa en los labios de la parejita que volvía. Todo parecía ir viento en popa por ese lado. Y los puños apretados de Neji, le indicaban que al otro extremo del bar, las cosas también iban muy bien. Había visto de reojo como efectivamente Tenten se había tomado muy bien su papel, y se encontraba recargada en el peliblanco, que aprovechaba para sobarle las nalgas.
-¿Todo bien? - tomó la mano del ojiperla, fingiendo inocencia, el hombre solo pareció notar lo tenso que estaba en ese momento. Relajando sus manos.
-Sí, Saku - paso una de sus manos por su cabello, sintiéndose culpable de no poder quitar sus ojos de la castaña, aun teniendo a su novia, que era una completa belleza, sentada frente a él, clamando por su atención en su cumpleaños. Pero había algo que su ego no Podía soportar, y eso era perder. No iba a perder la atención de Tenten y necesitaba aprovechar ese momento, en que ella se ponía de pie para reafirmar su lugar en la vida de la castaña.
-Iré al baño - la pelirrosa formo un puchero, que lo hizo sentir aún peor - será solo un momento, pide lo que quieras, sabes que esta noche pago yo - se levantó después de darle un beso casto en los labios. Siguiendo la ruta que había seguido la morena. La pelirrosa sonrió, sabiéndose triunfante, estaba segura de que Neji no volvería. Vio a lo lejos como Suigetsu también veía los dos cuerpos perderse por el pasillo que llevaba a los baños. El peliblanco busco la mirada jade, intercambiando una sonrisa divertida con ella.
La pelirrosa levanto la mano al server - Tráigame la botella de champagne más costosa de la casa, por favor - Si la iba a dejar tirada, tomaría ventaja de que la tarjeta del Hyuga era la que correría con los gastos.
Dirigió una última mirada hacia los pasillos que llevaban al baño, estaba oscuro y había perdido de vista la silueta de los dos. Ahora solo necesitaba confiar en que Tenten fuese lo suficientemente convincente para sacar a Neji de allí.
-Ne-Neji, ¿qué haces aquí? - se sobresaltó la castaña cuando el hombre abrió la puerta de golpe.
-¿Qué haces tú aquí? - le devolvió la pregunta.
-No sabía que Sakura celebra su fiesta aquí, olvidas que me ha sacado a patadas de su vida - Rodó los ojos, fingiendo molestia.
-Estás otra vez con ese tipo - Tomo su brazo con brusquedad, para girarla y que lo encarara.
-Es mi novio - Se soltó con fuerza de su agarre.
-¿Tu novio? ¿Ese tipo? - pregunto incrédulo - ¿Qué le ves? Es un rarito - su ceno estaba fruncido y las venas al rededor de sus ojos se marcaban.
-Bueno, para empezar era un hombre sin novia que no me hace sentir poca cosa sin poder dejar a la princesa con quien seguramente se va a casar - pronuncio, dolida.
-¿Lo quieres?- como siempre, el Hyuga cambiaba de tema, para evadir su responsabilidad. Y desearía poder tener el coraje para encararlo, pero su voluntad desaparecida, en cuanto él se acercaba. Rozando sus narices.
-Cla-claro- se maldijo por tartamudear.
-¿Entonces porque te pones tan nerviosa si me acerco? - Aprovechó el deje de debilidad que mostró la castaña.
-Neji, si Sakura te ve - Intento empujarlo - Si Suigetsu nos ve - se resistió inicialmente, tal como Sakura le había dicho que hiciera.
-¿Suigetsu? - nombró - ¿De verdad? Hasta su nombre apesta - rio con una sonrisa de superioridad, que ella encontraba tan sensual. No tuvo la fortaleza para resistirse cuando la atrajo a sus labios, besándola.
-Ah Neji - lo empujó, sin fuerza -No podemos, Sakura, Suigetsu y no aquí - enumeró las diferentes razones por las que ello no sería una buena idea.
-Tsk, ¿entonces en donde? - preguntó frustrado, harto de escucharla pronunciar el nombre de ese tipo.
-Po-podemos ir a mi casa - ofreció después de fingir meditarlo un rato, mordiéndose el labio, tentándolo.
-No puedo dejar a Sakura sola en su cumpleaños - Eso el hombre lo tenía claro.
-No está sola - aseguró, ahora su turno de tentarlo a el - Me refiero a que todos están con ella, Kiba la cuidara, sabes como es con ella - le recordó, mientras tomaba su rostro entre sus manos, y empezaba a repartir besos, convenciéndolo.
-Podría ser - Ya no estaba tan seguro de que su novia lo necesitara esta noche, y la idea de irse con la castaña le parecía muy tentadora, especialmente con los besos que ella depositaba en su cuello.
-Demuéstrame que estoy por encima de ella para ti, Neji - susurró sensual - Vamos - insistió.
Dejó que lo acariciara, mientras mantenía una batalla mental, él realmente no quería dejar a su novia esa noche, pero tampoco quería dejar a Tenten en manos de ese tipo, a Sakura la tenía segura, pero a la castaña, no - Le escribiré a Kiba que me diga cuando se vayan a ir, para volver y que no se dé cuenta de que me fui - saco su celular para mandar un texto al castaño.
La chica frunció los labios, inconforme. Más acepto, asegurándose de enviar un mensaje también, antes de tomarlo de la mano y sujetarse de su brazo, encaminándose a la salida trasera del lugar, dejando el bar detrás de ellos.
"Neji le ha pedido a Kiba que le avise cuando se van a ir para volver y llevarte a casa"
La pelirrosa vio el mensaje, mientras pedía otra botella de tequila. Ahora tendría que asegurarse que el castaño no pudiese ni recordar su apellido.
-Tomate uno conmigo - pidió al castaño, en cuanto desvío su mirada de la pantalla.
-no me digas que me quieres emborrachar - bromeo su amigo.
-Claro que sí, es mi cumpleaños
En la otra mesa, el Uchiha tomaba sorbos de whisky, mientras escuchaba al peliblanco y a Karin parlotear. No sabía que tramaba Sakura, pero le había asegurado que se irían juntos de ese lugar. Ya no veía al imbécil de su novio, ni a la castaña que se había sentado con ellos inicialmente, por lo que supuso que efectivamente estaría con ella esa noche.
-¿Así que ese es el idiota? - preguntó el ojivioleta a la pelirroja- No me llega ni a los talones- aseguro, refiriéndose a Kiba. Karin le contaba todo.
-Lo hizo muy bien - se encogió de hombros ganándose una mirada fastidiada por parte del peliblanco, soltando una carcajada.
Suigetsu y ella, más que amigos, más que novios, más que amantes, eran cómplices.
Los dos sabían a quién regresaban a final de la noche. Sin tener que poner una etiqueta. Le confiaba todo, sabiendo que jamás la juzgaría, si él estaba más loco que ella misma.
-Más tarde me encargaré de que subas tus estándares, para que no halagues a cualquier perro - la amenazo con una mirada provocativa.
-Cállate y llévame a bailar mejor - Lo halo de la mano, a la pista de baile, uniéndose al grupo de amigos de la pelirrosa que ya estaban allí.
Gozaban de la música y del alcohol que seguía circulando, por cuenta del Hyuga.
Bailó.
Bebió.
Intercambio miradas poco inocentes con el pelinegro, que la veía desde su mesa. Hasta que su estómago rebotado le pidió un descanso y un receso en el baño.
Cuando salía de este, vio como el peliblanco también salía del baño. Este se giró para sonreírle.
-De verdad que pareces una villana de serie dramática, Sakurita - el peliblanco camino con ella en el pasillo también.
-Gracias por tu ayuda, me aseguraré que te paguen el favor -
-Más te vale, aprovecharé para hacerle a la cacatúa lo que nunca me deja hacerle - ella levantó una ceja, curiosa mientras el reía - No quieres saber - rio zorruno antes de sacar una bolsa medio llena de pastillas, llamando la atención de la chica, antes de meterse una en la boca.
-¿Qué es?- indago curiosa.
-M- pronunció, como si ella entendiera - ¿quieres? - le ofreció una de las pastillitas blancas, sosteniéndola en la palma de su mano, mostrándosela.
Se mordió el labio, tentada. Llevó su mano hacia la del peli blanco, a punto de tomarla, para examinarla, antes de que su muñeca fuese sujetada de repente por una mano más pálida. Dio un brinco sobresaltada - Sasuke-kun - nombró sorprendida, no lo había sentido llegar a su lado. Aunque no debería confiar en sus sentidos en ese momento. Este siguió rodeando su muñeca sin dirigirle la mirada, pues estaba con el ceño fruncido puesto en el de ojos violetas, que solo reía divertido.
-Oye cálmate Sasukito - se encogió de hombros - ella me preguntó.
-Solo quería saber que era - se excusó, pestañeando con su mejor cara de inocencia, que le ganó una mirada escéptica de Sasuke, que la hizo carcajear. Ya la conocía bien. De inocente no tenía ni un pelo.
-¿Qué es? - preguntó ahora el pelinegro.
-M- dijo el pelo blanco, para darle un trago a su bebida, agua.
-MDMA- aclaró el pelinegro cuando vio la mirada sin pista de la de ojos jades - éxtasis.
-Oh- se sintió aún más tentada al saber lo que era, se mordió el labio, viendo pícara al azabache que la vio resignado, suspirando. Sabía lo terca que era y más estando borracha -¿Me cuidas? - le pidió, batiendo sus pestañas, encantadora.
-¿A quién se la compraste?- le preguntó al de dientes filosos, antes de aceptar algo, quería asegurarse que no fuera alguna mierda mezclada.
-Oye, ¿quién crees que soy? -preguntó ofendido, él solo cargaba drogas de calidad. Tampoco arriesgaría a la zanahoria, que ya se había tomado una - Se las compré a Yahiko - el pelinegro asintió, al saber que provenían de una fuente confiable.
-Entonces, ¿puedo? - preguntó la pelirrosa, emocionada.
-No puedes beber más, no las puedes mezclar con alcohol - advirtió, como si fuese una niña, ella asintió con fervencia - vas a beber mucha agua, el efecto se te pasará en unas seis horas, no podrás dormir - ella volvió a asentir - Y vas a tener muchas ganas - terminó de advertir, esta vez con una sonrisa de lado.
-Ahhh - musitó la pelirrosa mientras sacaba su lengua para que pusiera la pastilla el mismo en esta, ya estaba convencida, pero eso último la hizo querer hacerlo más.
El pelinegro tomó la pastilla que extendía Suigetsu, para ponerla cuidadosamente en su lengua, empujándola con su dedo. Sus ojos brillaron cuando ella cerró sus labios alrededor del dedo en su boca, acariciando la punta con su lengua. El mismo empezó a meter y sacar su dedo de sus labios, viéndola fijamente a los ojos.
-Madre mía- la voz del peliblanco, que veía a la pelirrosa, morboso, los sacó de su burbuja. El pelinegro le dedicó una mala mirada al verlo acomodarse la bragueta de su pantalón - oye, no me mires así, ustedes son los que comen en frente del hambriento.
-¿Y tú?- le pregunto la chica al pelinegro, tratando de distraerlo, antes de que matara al pobre Suigetsu.
-Yo ya tomé - Le respondió con una mirada que le garantizaba una noche en la que los dos tendrían muchas ganas.
-¿Nos cubres unos minutos, Suigetsu?- pregunto la pelirrosa, viendo con muchas ganas los labios del pelinegro, y empezando a acercarse a su cuerpo.
-Tsk okay, pero apúrense que tengo que ir a buscar lo mío…- no había terminado de hablar cuando la pelirrosa ya le había metido la lengua al pelinegro hasta la campanilla, mientras este le dedicaba una mirada de advertencia para que dejara de verla y cuidara que nadie viniera.
El pelinegro volvió a cerrar los ojos en cuanto el ojivioleta giró y se paró a la entrada del pasillo. Enfocándose en los labios carnosos que parecían querer comérselo a besos, y el no tenía ninguna objeción. Devoró sus labios con la misma intensidad que la chica, batallando con su lengua, mientras rodeaba su cuerpo con sus brazos, atrapando su trasero y acercándolo a su pelvis. Ella jugaba con las hebras azabaches, acercándolo más a sus labios, si eso era posible.
-Psst la rubia de las tetas buenotas viene para acá- alertó a la pareja.
Había una diferencia monumental entre sus dos rubias favoritas. Adoraba a Temari y si quisiera hacer lo correcto, pediría su consejo, pero ella no quería hacer lo correcto, quería hacer lo más divertido, por eso recurría a Ino. Las dos tenían la misma intención de portarse mal y no arrepentirse de ello.
Temari sabía que se había acostado con el Uchiha y que tenía una relación abierta con Neji, más no sabía qué habían pasado casi seis meses haciéndolo y mucho menos que estaba locamente enamorada de él. Y si se enterara de que se había drogado, la llevaría inmediatamente a que le hicieran un lavado de estómago. Así que, bajo ninguna circunstancia, podía ver al pelinegro que parecía tener sus manos pegadas a su trasero.
-Sasuke-kun- puso sus manos en sus hombros, alejándolo.
-Tsk, búscame si te sientes mal - Se alejó de mala gana, dándole un casto beso antes de escabullirse por la puerta del baño de los hombres. Justo cuando la rubia entraba en su rango de visión, empezando a recorrer el pasillo hacia ella. Paso por el lado de Suigetsu, que se encargó de recorrerla de pies a cabeza, recibiendo una mirada arisca que le causó una sonrisa divertida, como le encantaban las mujeres gruñonas.
-Saku - llamó la rubia en cuanto dejo atrás al peliblanco pervertido - ¿Estás bien? - pregunto al verla desorientada - te he estado buscando.
-Estoy bien - aseguró, tomándose el vientre, actuando - solo me sentí un poco mal.
-¿Quieres que busque a Neji?- La tomo del hombro, preocupada.
-No, no, ya me siento mucho mejor - aseguró - solo necesitaba alejarme del ruido por un rato-
-¿Quieres regresar? - la pelirrosa asintió - Espérame aquí, mientras voy al baño - ella volvió a asentir, estaba tensa, aún no sentía ningún efecto de la pastilla, pero temía que la rubia notara algo en ella - ¡Shika! - llamó la rubia a su novio, que también entraba por el pasillo - cuídala mientras voy al baño - La rubia era extremadamente sobre protectora con sus amigas.
-Hmp - asintió, recostándose en el muro al lado de ella y cruzando los brazos, asegurándose de que su novia estaba dentro del baño - Si tú e Ino han planeado algo, dímelo de una vez, para no cagarla.
-Seriamos incapaces de hacer algo así - aseguró, con una sonrisa traviesa que le decía todo lo contrario al chico, que las conocía muy bien.
-Qué problemático- suspiraba derrotado - No hagas ninguna estupidez - la chica se tensó y miro hacia otro lado - ¿qué hiciste? - preguntó, sospechando que su advertencia había llegado muy tarde, viendo como se comportaba la chica.
-Nada - aseguro, aún más tensa. Evitando su mirada. Sabía que sus ojos eran muy claros para disimular cuando estaba drogada.
-¿Qué hiciste? - repitió la pregunta, viéndola con ojos entrecerrados, inclinándose para que lo dejara verla. Ella se acercó a la oreja del chico, cubriendo su boca.
-Estoy drogada - susurro, haciendo que este se golpeara la frente con la palma de la mano.
-Tsk, par de problemáticas - la miró resignado - Ino también lo está.
-¿Ino? ¿En serio? - Brinco emocionada - ¡Iré a buscarla! - chilló mientras salía corriendo en busca de su amiga.
-Saku, espera - la empezó a seguir por el pasillo, mientras su novia salía del baño.
-Eres un inútil, Shikamaru - lo regaño, y fue lo último que la pelirrosa escucho de la pareja, mientras buscaba la rubia cabellera entre la multitud. La encontró bailando y besándose con Sai, con todos sus amigos al rededor, algunos bailando en grupo y otros en pareja.
-¡Cerda!- se la arrebato de los brazos a su novio para lanzarse a sus brazos. Empezaba a sentir el efecto de la droga. Y amaba a Ino como a nadie.
A pesar de nunca haberlo probado, sabía que el éxtasis aumentaba la sensación de placer, la confianza en las personas, brindaba una sensación de paz absoluta - Te amo, Ino, eres mi mejor amiga - La rubia sonrió, con ternura, experimentando lo mismo, pues a ella hace rato ya le había hecho efecto. Le había dicho a Sai cuanto lo amaba como diez veces.
-También te amo, frentona, eres mi mejor amiga- sujeto su rostro, viéndola a los ojos, mientras una idea empezaba a rondar por su mente. El éxtasis te hacía querer tocar y abrazar, y… también besar… sus ojos fueron a los labios de Ino, jamás había besado a una mujer. Su amiga parecía estar pensando lo mismo, por la forma en la que la miraba. Un besito no le hacía daño a nadie.
Como si se hubiesen puesto de acuerdo, sus labios se unieron a los de la otra, probando por primera vez la sensación de una labios más tiernos, más suaves, recorrieron la cavidad de la otra con delicadeza, acercando sus cuerpos, con sus pechos haciendo presión con los de la otra.
-Oh Kami-sama - murmuro Suigetsu, embelesado.
-Gracias Kami - susurro Kiba, sin aliento. Se separaron cuando les falto el aire, viéndose a los ojos. Para después soltar una carcajada, divertidas.
Cuando se separaron las expresiones de los demás las hicieron reír aún más. Temari, Hinata, Sai con expresiones sorprendidas y abochornadas, Suigetsu, Kiba y Naruto con caras de pervertidos y con Karin, Shikamaru y Sasuke con sonrisas divertidas. El último le habría partido la cara al que se atreviera a tocarla, si fuese un chico. Pero sabía que besar a su amiga no era más que un efecto de la espontaneidad que causaba la droga.
-Solo fue un besito - Le dijo a Sai, depositando un beso en su mejilla. El chico solo sonrió, encogiéndose de hombros, indiferente. Antes de devolverle a su novia, que se lanzó ansiosa a sus brazos.
La chica sintió su boca pastosa y seca, según lo que le había dicho Sasuke, necesitaba tomar agua, giro sobre su propio eje, buscando a donde ir. El pelinegro pareció leer sus pensamientos, pues le tendió una botella disimuladamente, mientras pasaba por su lado, volviendo a sentarse en el asiento de su mesa.
[Empieza la canción]
-Gracias - susurro bajo, sonriendo cuando lo vio pasar, tomando casi toda la botella de un solo trago. Sonreía aliviada, lista para dejar que la música la controlara. Dejo que su cabeza cayera hacia atrás, meneando su melena, moviéndose al compás de la música, con los ojos cerrados. Se sentía tan bien.
Sus párpados cerrados no impedían que viera las luces, producto de las alucinaciones. Los colores aparecían como relámpagos en la oscuridad a la que se sometía. Era tarde, y quedaban muy pocas personas en el lugar.
Abrió los ojos, viendo embobada las luces del lugar, siguiendo el relampagueo de estas y cómo la escena había cambiado totalmente, No sabía cuánto tiempo había pasado, pero sus ojos solo registraban escenas, antes de ceder a la necesidad de cerrar los ojos nuevamente, para disfrutar de la oscuridad.
No supo quién estaba tomando su mano para girarla sobre sus pies, abrió los ojos, y veía a Naruto y a Kiba tomando turnos para bailar con ella en medio de los alucinaciones que tenía, la luces atravesaban los rostros de todos y su cuerpo parecía vibrar al ritmo del bajo de la canción que estaba sonando.
Sus amigas la tomaron para mover las caderas juntas. Vio a Karin llegar con Suigetsu, tomando turnos para besarlo a él, y después a Kiba. Vio a Naruto besar a una desinhibida y borracha Hinata, que le correspondía tímida. Incluso a la políticamente correcta Temari devorarse a besos a su novio, sentada en sus piernas, en la misma mesa en la que estaba Sasuke, en algún momento el castaño de coleta se había movido donde estaba el azabache, al ver que él y Juugo tampoco era de los que bailaban.
Sintió como alguien la tomaba de la cintura por detrás, tomándola por sorpresa y haciéndola brincar ante el agarre tan íntimo. Era un chico extraño, que creía haberlo visto en el instituto en algún momento. Se removió incómoda, antes de que Naruto lo tomará por la solapa de la camisa y lo apartara de un empujón.
Río, mientras agradecía al rubio. Recordando la presencia de su pelinegro, al verlo de pie, a punto de bajar las escaleras. Seguramente venía a quitarle el chico de encima cuando el rubio se le adelantó. Le sonrió coqueta. Empezando a sentir el calor recorrer su cuerpo.
Lo vio tomar asiento nuevamente, sin despegar sus ojos de ella. Decidiendo darle un pequeño show. Deslizó sus manos despacio por la tela del vestido. Desde su cadera hasta su pecho, dándose una suave caricia en los pechos, haciéndolos ver aún más pronunciados. Con los ojos negros siguiendo sus movimientos.
Meneo las caderas de un lado a otro despacio, haciendo pequeños círculos para enloquecerlo. Le permitió ver sus glúteos, girándose sobre sus talones, moviéndolo y balanceándose.
Se mordió el labio mientras pensaba en las posibilidades de meterse en problemas si se acercaba un poco más -Kiba- llamo, halándolo de la camisa para que se despegara de los labios de la pelirroja - ¿Dónde está Neji? - ella tenía que mantener su actuación.
-Dijo que te cuidara, que ya volvía -
-¿Estás muy borracho? - el chico asintió. Sacándole una sonrisa y volviendo a los labios de Karin, que terminaba de besar a Suigetsu.
Retomó su baile, con movimientos sensuales, esta vez acercándose a la mesa del pelinegro. Caminando y quedándose en la base de las escaleras, de espaldas a él, moviendo sus caderas y bailar sensualmente sabiendo que la veía.
Sus caderas zigzaguearon de un lado a otro, coordinadas con sus hombros, su cintura. Las manos del chico quemaban con la necesidad de tocarla. Se giró, moviendo su trasero frente a él. Se llevó las manos a su cabello, jugando con este, levantándolo y despejando su cuello, permitiéndole ver el tatuaje que no había cubierto esa noche, cuidando que Temari no estuviese viendo. Dejó caer la cascada rosa nuevamente sobre sus hombros, evitando que alguien más viera.
Casi pierde el control cuando ella subió las pequeñas escaleras que llevaban a la plataforma, poniéndose de pie entre sus piernas, sacudiendo su trasero frente a él con sus ojos siguiendo el movimiento, atento, volviéndose loco. Se giró, dejando frente a él sus pechos llenos, que clamaban por atención, la atención de sus dedos, o de su lengua, tal vez.
Se apoyó en sus rodillas, mientras se movía hacia abajo, contoneando sus caderas al ritmo de la música, hasta dejar su trasero casi en el suelo y rostro muy cerca a su entrepierna, sin despegar sus ojos de los de él.
Se puso de pie con sensualidad, dándole una mirada provocativa, ninguno de los dos podía aguantar más. Se levantó para seguir sus pasos. Ella giró sobre su hombro para asegurarse de que la seguía, lanzándole una mirada cargada de deseo cuando lo vio a unos pasos detrás de ella. Esquivo a quienes intentaron detenerla para bailar, al igual que el pelinegro, que seguía hipnotizado con el movimiento de su cadera.
El azabache tenía razón, ahora tenía muchas ganas. Llegaron al pasillo que llevaba a los baños, abrió la puerta del baño de chicas, asegurándose que no hubiese nadie, dándole una mirada de confirmación, para que entrara con ella. Solo eso basto para tenerlo pegado a su espalda presionando contra el mármol del lavamanos. Viendo sus ojos a través del espejo.
Sus ojos negros recorrieron su cuerpo como una caricia, embelesado.
-¿Me estás dando un cumplido? - pregunto coqueta y divertida.
-Te voy a dar algo más - prometió, atrapando sus caderas con fuerza, empezando a restregarse en su trasero. Inclinándose en su oído - Estás preciosa - susurro bajo en su oído. Haciendo que su corazón te estremeciera. Él también estaba más cariñoso de lo usual después de haber consumido la droga. Rodeo su cintura con sus brazos, mientras depositaba besos en su mejilla, bajando por su cuello y hombros. La imagen de sus brazos rodeándola y sus labios le impidieron ceder al instinto de cerrar los ojos, como había hecho tantas veces esa noche. Supo que no quería perderse esa imagen, quería que quedara grabada en su mente.
Sus caricias se volvieron más apasionadas, presionando su pelvis contra su cadera, sacándole un jadeo. Lo deseaba tanto.
-Todavía hay muchas personas, llévame a otra parte - pidió, recostándose en su cuerpo, viéndolo desde abajo. Él delineó con su dedo índice su escote, había querido tocar sus pechos toda la noche, viéndolos rebosar del escote y rebotar mientras bailaba.
-Te llevaré a otra parte después de follarte aquí - susurró en su oído, suave, en contraste con sus manos, que presurosas y con brusquedad subían su vestido, dejando sus bragas a la vista.
Se giró, buscando sus labios desesperadamente. Quería sentirlo. Necesitaba sentirlo. Lo beso con ganas, mientras lo empujaba a uno de los cubículos. Ella tampoco podía esperar más a que la hiciera suya. Pero recordaba su plan, y ser descubiertos en pleno lavamanos no era parte de este.
Él escabulló una de sus manos entre sus piernas, acariciando sobre la tela su entrepierna, que ya ardía de ganas por tenerlo dentro. Recorrió la tela de arriba a abajo, sintiendo como poco a poco la humedad las impregnaba. Ella tenía su mano dentro de su pantalón, recorriendo su miembro de arriba a abajo, dándole apretones a sus testículos cuando bajaba.
Se separaron cuando los dos buscaban aire con desesperación.
-Eres mía - musito, posesivo, viéndola con intensidad.
-Soy tuya - respondió con la misma certeza. Antes de que él tomara su cuello para estamparse en sus labios de nuevo. Llevo sus manos a su espalda, deshaciendo el cierre de su vestido, dejando libres sus pechos desnudos, antes de lanzarse a lamerlos, succionando sus pezones con vehemencia, provocando un gemido tras otro de la mujer. Ninguno de los dos se estaba midiendo. Solo estaban ellos dos, sumidos en el placer.
Dejo caer su cabeza hacia atrás cuando el placer que le daba su boca la consumió. Pasaba de un pecho a otro, dándole atención a sus pezones con su lengua, mientras amasaba el otro con su mano libre.
-No puedo más Sasuke-kun - Se deshizo de sus propias bragas, deslizándolas por sus piernas, separando sus labios de sus pechos. Soltó un quejido cuando la empotro contra la pared del baño, levantándola y haciendo que enrollarse sus piernas alrededor de su cadera. La penetro sin miramiento, sabiendo que estaba más que lista para recibirlo. Soltó un grito de placer, mientras lo recibía en su interior - Ah, Sasuke-kun - lo alentaba a seguirse moviendo, mientras acariciaba sus hebras.
El vestido había hecho que el azabache se obsesionara con sus pechos, pues volvía a mamar de ellos, mientras su pene bombeaba su cavidad sin darle tregua. No parecía estar cerca de correrse y la seguía embistiendo con fuerza, causando que su cuerpo se estrellara sobre el azulejo del baño repetidamente. Cerro sus ojos, mientras disfrutaba del efecto multiplicado del placer, cerrando sus ojos, permitiendo que los gemidos producto del placer que solo el podía darle salieran de sus labios entre abiertos.
Los besos del hombre ahora subían por su cuello - ah Sakura - gimió cuando sintió que contraía los músculos de su vagina, masajeando su miembro. No estaba cerca de correrse, y tenía mucha energía para poder seguir complaciéndola toda la noche. Al igual que ella, que estaba dispuesta a arriesgarlo todo saliendo con el del bar para que la llevase a otro lugar. No quería que la dejara de tocar, ni de besar, ni de hacerle el amor toda la noche. Ni esa noche, ni nunca.
Gimió una vez más con fuerza, mientras sentía el orgasmo próximo.
Sobre la puerta del cubículo, el lente de un celular capturaba en video la escena entre los dos amantes, mientras su dueña veía con los ojos abiertos como platos y una sonrisa traviesa la pantalla del celular, que reflejaba como el cuerpo de la pelirrosa se sacudía con las embestidas del hombre.
Quien diría que los gemidos que le causaron curiosidad venían de la mismísima Sakura Haruno, montándole unos cuernos del tamaño de Konoha a Neji Hyuga con el bombón del momento, Sasuke Uchiha. Su cabello rosa la delataba, pero si eso no era suficiente, su rostro lleno de placer también era capturado en HD mientras devoraban los labios del otro en un beso salvaje.
Ella era muy fotogénica.
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¡Chan chan!
Estoy de regreso, como todos los viernes. ¡Aquí tienen la fiesta que estaban esperando! ¡Se descontrolaron todos!
Espero que hayan disfrutado de este nuevo cap.
¡Como siempre, agradezco sus reviews! A veces tengo síndrome de impostor y dudo mucho de lo que escribo, después leo sus comentarios y me motivo mucho a seguir y a confiar más. Adoro la atención que ha recibido este fic, especialmente después de tantos años de dejarlo abandonado. A veces leo los primeros caps y me recuerdo que fue hace 10 años!, y me encantaría volver a editar algunas partes, pero ya saben, eso implica tiempo y quiero enfocarme en lo que esta por venir. En fin, muchas gracias por motivarme y llenar esta historia de tanto amor.
Nos leemos pronto :)
-Laura
