-Escenas en pasado y textos en cursiva-

CAP 17 Cerezos

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Continuó cepillando las hebras de su sedoso cabello frente al espejo. Asegurándose que cada una estuviese en su lugar. Su cabello era liso, muy liso y no había lugar para ningún cabello rebelde si quería verse perfecta. Y esa era la imagen que tenía siempre en el instituto. Una chica perfecta.

Dejó el cepillo sobre la mesa, viendo el sobre que reposaba sobre esta también. Había olvidado esconderlo, y bajo ninguna circunstancia podía alguien ver el contenido de este. No sin que terminara muerta, a manos de todos los que no podían saber de su relación con Sasuke.

Gimió una última vez, mientras sentía el orgasmo recorrer su cuerpo. Si el pelinegro no la estuviera sosteniendo, ya se habría deslizado por el azulejo del baño y dejado caer en el suelo. Pero él tenía su cintura apresada con sus brazos, y ella las piernas alrededor de su cadera. No la dejaría caer. Un nuevo espasmo recorrió sus fibras sensibles cuando el tibio líquido bañó su interior y un ronco gemido llegaba a sus oídos.

La respiración agitada del hombre golpeaba su cuello, mientras los dos intentaban recuperar el aire. Buscó sus labios, instintivamente, a pesar de aun tomar bocadas para apaciguar el ritmo acelerado de su corazón. Solo quería sentir sus labios. El correspondió a los besos suaves que ella inició. No era apasionado. No les quitaba el aliento. Eran suaves caricias mientras el sonido de varios besos castos resonaba en el lugar.

La música, que en su mente había desaparecido mientras se dejaba llevar por el placer que le proporcionaba el Uchiha, volvía. Retumbando en las paredes del lugar con fuerza, sacudiendo las puertas del cubículo, recordándole donde estaba. Él apoyó su frente en la suya, mientras sus alientos agitados se entremezclaban.

-¿A dónde me vas a llevar ahora?- le pregunto, perdiéndose en la oscuridad de sus ojos. La droga aún corría por sus venas, y jugaba con los circuitos en su mente, pero sabía que esa no era la razón por la que los ojos de Sasuke le parecían los más bellos que hubiese visto jamás. Tenía unos ojos negros, que no dejaban ver las pupilas, seguramente dilatadas al máximo, sus pestañas eran oscuras y espesas.

-¿Te quieres ir ya?- Acarició con su nariz masculina los costados de la suya, moviéndose de un extremo al otro, en una caricia dulce y romántica, que no esperaría del chico estando sobrio, pero sabía que en ese momento él no podría controlar sus impulsos, y bien que lo iba a aprovechar.

-Quiero estar contigo- Rodeo su cuello con sus brazos, acercando más sus cuerpos - ¿Me llevas a otro lugar? - mordió su labio, estirándolo, haciendo que él involuntariamente aplastara más su cuerpo contra la pared, haciéndola suspirar.

-Vamos - Se separó de ella despacio, saliendo de su cuerpo, y asegurándose que ella estuviese en condiciones de mantenerse de pie antes de alejarse a arreglar su propia ropa. La vio con una sonrisa burlona, girando sobre sus talones, con la mirada en el suelo - ¿Buscas algo? - señalando las bragas que guardaba en su bolsillo, haciéndola sonreír, mientras se lanzaba a su cuerpo.

-¿Caminaré sin bragas?- le pregunto con una sonrisa divertida.

-Quiero que estés lista para cuando me den ganas de nuevo - susurro en su oído, posando una mano en su espalda baja y pegándola a su cuerpo. Empezaban a calentarse de nuevo - Vámonos, antes de que me provoques de nuevo - abrió la puerta del baño sin cuidado, tomándola de la mano y saliendo de este. Y por un momento los dos olvidaron por completo que no podían pasearse tomados de la mano, pero desearon que esa pudiese ser su vida.

No se molestaron en volver a su mesa, salieron por el callejón al que llevaba la salida de emergencia. La fría brisa de la madrugada los golpeó en cuanto salieron. Ella usaba poca ropa y su cuerpo se estremeció cuando el aire caló en sus huesos - Hace frío - se quejó.

-Quedémonos en este hotel - propuso, señalando el edificio contiguo. Ella aceptó de inmediato y agradeció cuando la calidez del lobby del lugar los recibió. Se sorprendió cuando el pelinegro no se acercó a la recepción, y siguió caminando hacia los ascensores, halándola aún de la mano. Se sorprendió más aún cuando pasó la tarjeta de una de las habitaciones del último piso.

-¿Ya sabías que vendríamos?-pregunto divertida. A lo que él solo le dio una sonrisa arrogante y la dejó pasar a la habitación que había reservado - Sasuke-kun - caminó dentro de la habitación, impresionada. Era el último piso del edificio, con ventanas del suelo al techo, reflejando las impresionantes luces de la ciudad. Era una suite preciosa. Se acercó a la ventana para poder ver mejor.

-Me encanta- Él no se lo había preguntado, pero sabía que él no era de tener esta clase de atenciones y apreciaría su confirmación de que le gustaba. Lo comprobó, cuando la comisura de su labio se elevó levemente. Esa era la nueva expresión que había identificado dentro del rango limitado de gestos del hombre. Él no sonreía abiertamente, pero cuando se trataba de una sonrisa, la comisura derecha de su labio se surcaba levemente.

Recorrió la habitación, una botella champagne descansaba sobre la mesa de la sala, con dos copas, a su lado. Enseguida había un objeto brillante que reflejaba la luz en diferentes tonos, curiosa, se acercó a ver de que se trataba, viendo que tenía un mono rojo y seguramente se trataba de su regalo, ella amaba los regalos. Era un ramo de rosas de diferentes tonos rosados en cristales de Swarovski recubierto en una campana de cristal - Sasuke-kun - murmuro sin aire, tomando la pieza para verla mejor. Era precioso. Su corazón latió deprisa, sabía que recibir algo así de parte del Uchiha era especial. Quiso llorar ante la delicadeza del detalle.

-No se marchitará, como la que te dieron esos imbéciles - ella rio, con los ojos empañados, sabía que él estaba orgulloso de ser más listo que los demás.

-Es mi favorita - aseguro sincera, mientras la ponía de regreso en la mesa, temiendo romperla -Gracias - Se acercó a besarlo lento.

-Me daré un baño - le dijo el hombre, separándose de su cuerpo - ¿Quieres venir? - giró su rostro antes de entrar al cuarto, con ella siguiendo sus pasos.

Se sorprendió cuando lograron bañarse sin empezar a devorarse, pero los dos estaban disfrutando de la sensación del agua en ese momento, que se incrementaba con la droga. No duró demasiado, pues cuando salían del lugar y se secaban, empezaron a intercambiar miradas.

Ella lo miró con hambre, observando cómo su cuerpo estaba esculpido a la perfección. Disfrutaba cómo a ella le gustaba mirarlo. Disfrutaba incluso más sentir su carne desnuda. Sus dedos se deslizaron por su espalda, acariciando su piel húmeda. La sintió erizarse debajo de él. Él rozó su boca contra sus oídos -Quiero hacerte el amor - susurro tan suavemente, mientras ella sentía cada poro de su cuerpo responder a sus palabras.

Solo asintió, atontada por su toque y sus caricias, mientras él la cargaba fuera del baño y la depositaba en la cama con delicadeza. Sus ojos negros se deleitaron con el cuerpo frente a él. Queriendo tomarlo. Podía ver su cara dulce enrojecerse mientras la recorría con los ojos. No de vergüenza, de excitación.

Llevó ambas manos para amasar sus suaves senos color crema. Acarició sus pechos desnudos. Mientras lo hacía, la escuchó suspirar su nombre. Le había encantado la forma en que se decía su nombre en un susurro entrecortado y solo sirvió para excitarlo aún más. Retiró su mano derecha y se estiró para acunar su rostro, en una suave caricia, su pulgar, deslizándose suavemente por su mejilla y después sus labios. Cuando ella los separó con un suspiro, él empujó lentamente su pulgar dentro de su boca. Ella cerró los labios alrededor de su pulgar y suavemente lo chupó y lo lamió.

El pelinegro siseo, fantaseando con sus labios, haciendo lo mismo con su miembro. Ya la pondría a chupársela más tarde, por ahora quería darle placer, era su cumpleaños después de todo. Le quitó el pulgar de la boca y acarició con el mismo dedo, húmedo, sus pezones rosados. El roce envió un escalofrío a través del cuerpo femenino que se retorció ante su mirada. Continuó pasando su pulgar por su pezón viendo su rostro. Hizo rodar sus pezones entre el pulgar y el índice pellizcando ligeramente. Ella gimió en voz alta cuando él hizo lo mismo con el otro. Su espalda se arqueaba presionando sus manos, queriendo más.

-Ah Sasuke-kun, más - rogó.

Él jadeó ante su respuesta. Complacido. Se inclinó y capturó su botón rosa entre sus labios. Ella arqueó la espalda con placer y se estiró para acariciar las hebras de la parte posterior de su cabeza. La tierna piel de sus pezones sabía dulce y fresca y quiso poder abarcarla toda en su boca, deseando más. Su otra mano se movió hacia su pecho abandonado y lo masajeó. La presión de su lengua moviéndose en círculos sobre su sensible pezón era indescriptible y, ella se arqueaba contra sus labios, pidiendo más. Y él no se lo negó.

Sus manos se deslizaron de su pecho a lo largo de su cintura, sus pulgares rozaron su abdomen antes de detenerse en sus caderas, para acercarse y besar su abdomen bajo. Sonrió ladino, disfrutando la forma en que su estómago se hundió con una brusca inhalación. Pasó la yema de un dedo por la parte delantera de sus pliegues, presionando contra el calor húmedo, superficialmente. Con un ligero levantamiento de sus caderas, la sintió presionarse contra su mano. No podía negarlo por más tiempo, la sensación de él tocándola era fenomenal, abrió sus piernas todo lo que pudo para darle mas acceso. Él separó la piel de sus pliegues, y presionó contra el nudo de nervios oculto entre estos, y ella gimió, motivándolo a presionar con más fuerza, sintiendo como otra ola de placer la atravesaba.

-Estás muy mojada, Sa-ku-ra - ella sonrió, jadeante, mientras ella presionaba su delicada mano contra su pecho y empujaba ligeramente para que se sentara. Poniéndose a gatas con su miembro frente a su rostro. Grueso, largo, caliente, duro - Ah Sakura - ronroneo su nombre, de esa forma en que la estremecía, mientras daba la primera lamida en la cabeza.

Lamió con avidez el líquido pre seminal en la punta mientras lo miraba a través de sus largas pestañas, ante su atenta mirada. Lamió los costados, sintiéndolo latir en sus manos. Tuvo el impulso de probarlo, y lo hizo. Siseó ante la sensación. Sus dedos se enredaron en su cabello mientras ella trabajaba en su longitud. El sabor salado, pero dulce de él le encantaba. Lamió y chupó, humedeciendo su hombría. Disfrutaba haciendo esto, destruyendo su control. Pero él no, hoy no. La detuvo sosteniendo sus hombros y la hizo girar en un rápido movimiento, dejando expuesto cada centímetro de su intimidad frente a él.

-Abre las piernas - ordenó y ella acató, ansiosa y desesperada. Los pocos segundos que se tomó para admirar sus mojados pliegues le hicieron dar un quejido que lo trajo de vuelta a la acción, acercando su rostro. El olor embriagante de su excitación inundó sus sentidos, y cerró los ojos mientras rozaba la nariz contra la parte interna de su muslo. Sus manos le separaron la piel y lamió y chupó su sexo. Él la probó completamente; oyó a lo lejos un golpe contra la madera. Su mirada buscó su rostro para ver las manos y frente de la mujer apoyadas en la cabecera de la cama frente a ella. Sus párpados estaban cerrados con fuerza y su respiración era superficial.

-No pares - suplicó. No podría, su cuerpo estaba en llamas. Pasó la lengua por su sexo, demorándose en su clítoris, moviéndolo, chupándolo una y otra vez - Ah Sasuke, estoy... voy a…ah - sus gemidos se hicieron más audibles. Movió su lengua más rápido, más fuerte contra ella. Sus caderas se arquearon, y con una última succión sintió su orgasmo contra su lengua.

Sus piernas esbeltas se sentían como gelatina, mientras su rostro y torso se desplomaba sobre el colchón, calmándose lentamente. Las manos del hombre se deslizaron hacia arriba y ahuecaron su pecho. Ambos pezones estaban duros, y él los hizo rodar entre sus dedos.

-Te quiero dentro- dijo mientras movía su trasero contra su pene. Él siseó ante la fricción que ella estaba causando.

-Aún no - sentenció, estaba mojada, pero él la quería goteando para él. La tomó de la cintura firmemente, para levantarla y colocarla contra su pecho y ella dejó caer la cabeza sobre su hombro. Su erección presionaba entre su trasero. La mano masculina rodó hacia abajo, hasta que llegó a su centro empapado. Sus largos dedos se deslizaron a través de sus pliegues con facilidad. Cuando la punta de su dedo acarició el pequeño botón escondido entre sus suaves labios, las caderas de Sakura se sacudieron. Ella no tenía control. Sus dedos eran largos y rápidos. Su respiración ahora se estaba entrecortando, saliendo en profundos jadeos. Ella quería más. Sus dedos se sentían asombrosos, deslizándose en ella.

El pelinegro enfocó su atención en el espejo que se encontraba a su costado, pudo observar mientras la acariciaba. Su rostro sonrojado, y sus ojos verdes oscurecidos y nublados por el placer. Parecía aturdida y la vista era erótica para él.

En el momento en que Sakura sintió sus delgados dedos presionar dentro de ella, gimió audiblemente. Dejó besos en la curva de su cuello. Sintió sus paredes internas apretar sus dedos. Curvó los dedos y comenzó a deslizar los dedos antes de volver a enterrarlos en el calor húmedo. Sus ojos se agrandaron, mientras él rozaba un lugar que le producía un dulce placer. Estaba tan caliente, y podía sentir su humedad deslizándose a lo largo de su muslo interno. Sus dedos se curvaron contra sus paredes resbaladizas, presionando y deslizándose, entrando y saliendo de ella, mientras hacía rodar su clítoris bajo su pulgar.

"Está goteando" pensó. Aunque no quería soltarla, sacó los dedos de ella y agarró su el tronco de su pene. Con ternura, empujó a Sakura hacia adelante, para que se apoyara sus manos en el colchón. Una vez estuvo en cuatro, colocó la punta de su erección en su abertura. Pasó la punta de su pene a lo largo de sus pliegues, provocándola. Recubriéndose en sus jugos. Ella gimió - Por favor…-

La penetró con una embestida certera, deteniéndose por un momento para que pudiera acostumbrarse a su tamaño antes de darle más duro. Él estaba hasta el fondo y la tensión lo consumía. Quería golpearla con fuerza. Su miembro la llenó, estirándola. Cuando se acostumbró a su tamaño, movió las caderas. Al ver que ella estaba lista, salió, casi por completo, antes de volver a hundirse.

-Mierda, eres tan estrecha - gimió sintiendo la piel de su miembro frotarse con la húmeda piel. Cuando él se retiró y empujó hacia atrás con la misma rapidez, los ojos de ella se pusieron en blanco. Ella arqueó las caderas para encontrarse con él. Y así todo pensamiento racional huyó de él y perdió el control; necesitaba llenar a la mujer, a su mujer. Su empuje se volvió más fuerte como él quería. Agarró sus caderas, probablemente lastimando su delicada piel, pero no podía detenerse.

-Oh Sasuke-kun si - Ya no jadeaba, estaba gritando. A el le encantaba tomarla en los hoteles, para poder escucharla gemir sin medirse.

Le separó más las piernas y se enterró más profundamente en sus embestidas, sintiendo como la punta se estrellaba contra su barrera. El sudor cubría sus cuerpos mientras el sonido de la piel golpeándose y los gemidos llenaban la habitació inclinó sobre su cuerpo, para poder besar el tatuaje en su cuello.

-¿Te gusta, Sakura?- Jadeó mientras mordía el lóbulo de su oreja.

-¡Sí, Sasuke-kun! - gritó, absorta en el placer.

-¿Te gusta cuando tomo el control?- preguntó de nuevo, con voz ronca.

Sakura sintió que se apretaba alrededor de él mientras repasaba la pregunta en su mente. Los dos sabían la respuesta.

Cuando había pasado demasiado tiempo, empuñó una mano de su exuberante cabello rosa tirando con fuerza. Su espalda se arqueó aún más, permitiéndole golpear un punto más profundo dentro de ella que ni siquiera sabía que existía. Disfrutó del nuevo sentimiento más profundo y dejó que una nueva ola de placer se apoderara de ella. Ella dejó escapar un gemido agudo ante su acción.

-Responde, Sakura ¿Te gusta cuando te follo así?- preguntó, deteniéndose a la mitad de su empuje.

Ella gimió por la pérdida de fricción, pero empujó sus caderas hacia atrás, tratando de que él se moviera de nuevo. -Sí- aseguró en voz baja, totalmente inmersa en el placer.

-Abre los ojos... Mira- Dijo mientras volvía a embestirla, premiando por su respuesta.

Abrió los párpados para ver el espejo al lado de la cama, el sudor de sus cuerpos y sus mejillas sonrojadas. Verlo tomarla por detrás de una manera animal hizo que su corazón se acelerara.

-Quiero que lo digas - dijo entrecortadamente. Él también estaba a punto.

-Ah ¿qué?- ella preguntó, confundida y perdida en el reflejo del espejo.

-Di que eres mía- dejó escapar otro grito mientras el placer era abrumador. Sabía que no duraría mucho. Impacientándose, empujó más fuerte en ella - Dilo - exigió.

-Soy tuya- ella era suya

-¿A quién le perteneces?- gruñó con los dientes apretados mientras trataba de contenerse, sintió que el cuerpo femenino se tensaba con cada súplica susurrada y empujón fuerte hasta que finalmente la soltó, cuando perdió el control.

-A ti - gritó cuando esas paredes internas convulsionaron con fuerza alrededor de su eje.

Gimió en voz alta cuando sus embestidas se volvieron más rápidas, más erráticas, hasta que finalmente empujó tan profundo como pudo con un gemido ronco que hizo que el vientre de ella se retorciera de deseo cuando él se corrió dentro de ella. Su cuerpo se estremeció y empujó contra él de ella, bombeando su semen profundamente dentro.

Era suya, pensó. Dejándose caer sobre su cuerpo, para después rodar sobre su espalda, jadeando.

La chica aún tenía los ojos cerrados, exhausta, aun así busco su cuerpo a tientas en la desordenada cama, para poder abrazarlo. Los dos estaban sudados y pegajosos, pero a ninguno le importó. Se apoyó en su pecho, que se movía agitado.

-Ese fue el mejor regalo de cumpleaños que me han dado jamás - bromeó, escuchando cuando el dejo salir una leve risa seca -¿Hmm? - pregunto entre dormida, cuando lo sintió removerse. Había puesto un sobre frente a sus ojos - ¿Qué es? - lo abrió con manos temblorosas, debido a la acción de esa noche o tal vez la droga, sacó los dos papeles - son dos tiquetes - reconoció, sentándose, permitiendo que la sábana que la cubría se deslizara por su cuerpo - a Bali - leyó emocionada - ¿Contigo? - preguntó, mientras él asentía, con los ojos cerrados. Su corazón volvía a latir frenético.

-Dijiste que querías viajar - ella asintió, recordando esa conversación, la calidez se extendió por su cuerpo, al saber que la escuchaba, incluso si no comentaba, él prestaba atención mientras ella parloteaba por horas.

-Solo hay dos tiquetes de ida - comento, tal vez él quería que ella consiguiera los otros -No hay fecha de regreso -

-Tú decides cuando regresar -

-¿Y si no quiero regresar?-

-No regresamos- se mordió el labio antes de acercarse a su rostro y besarlo profundamente.

Guardo los boletos de avión, como si se tratase del tesoro más preciado, en uno de los cajones de su armario, antes de correr a su auto, para poder ver al pelinegro en la escuela.

-Sakura-chan! - el grito llamo su atención en cuanto se adentró por los pasillos, era muy temprano para que el Uzumaki estuviese así de enérgico - Sakura-chan! - el rubio corría hacia ella.

-Naruto - nombró, alzando una ceja, ante la emoción y los gritos del rubio.

-Sakura-chan - nombró, en cuanto la tuvo frente a él - ¿Qué vas a hacer este fin de semana? - pregunto, dando pequeños y adorables brincos sobre sus pies.

La pelirrosa se sorprendió por la pregunta - ¿por qué? ¿Me vas a invitar a una cita? - lo miro divertida y coqueta, relamiéndose los labios, mientras el rostro del chico se ponía colorado.

-¿Eh? No-no es eso - su voz tembló, ella sabía como ponerlo nervioso.

-¿Seguro?- Dio un par de pasos, en su dirección, acercándose peligrosamente a su rostro.

-S-Sakura-chan - bajó su rostro, apenado. Sabía que a la chica le divertía ponerlo nervioso. Ella soltó una risotada.

-¿Qué pasa, Naruto? - pregunto en serio esta vez, aun con una sonrisa en su rostro, mientras el rubio se recomponía, mostrando la misma alegría y entusiasmo que cuando la buscaba.

-Estaba pensando… sabes como la pasamos tan bien en Hokkaido, y se me ocurrió que tal vez… - dijo como el que no quiere la cosa - ¡Podríamos ir a acampar!

-¿A…campar? - pregunto extrañada, casi con disgusto - No me digas que el gobernador está en quiebra - se rio entre dientes. Naruto era el hijo del gobernador, y ella dudaba que no pudiese pagar por un hotel decente.

-¡No! No es eso -negó fervientemente - Pero sería… Divertido - dijo con una sonrisa.

-¿Divertido? - repitió, escéptica - ¿Tenemos dinero para un hotel, lo sabes, no?

-Ya te dije que no es eso - repitió - Los cerezos han florecido al sur, y sería divertido ir… ya sabes, un lugar excluido, romántico, sin nadie que te vea a ti y a… Sasuke - tentó, sabiendo que eso le ayudaría a convencerla -... Juntos.

Los ojos de la chica brillaron con interés, aún dudosa de sus intenciones - Así que… Quieres ir a verme, ¿con Sasuke…?

-¿eh? ¿Qué? No! - movió sus manos frente a su cuerpo, negando fervientemente, entendiendo a lo que se refería la chica, él no era un pervertido y ya había tenido suficiente con tener que escucharlos en la habitación del lado - Podemos invitar a otros, ya sabes Ino… Hmm…-fingió estar pensando- Hinata - el rubio desvío la mirada cuando los ojos jades lo miraron picara.

-Ah, ya entiendo, quieres que te ayude con Hina-chan - el rubio asintió, entusiasta e inocente.

-Bueno, sabes que yo no podría decirle - la chica se desmayaría solo con la idea de hablarle, después de haberse besado en la fiesta de Sakura, se había aventurado a hablarle más, pero aun así se ponía toda colorada cuando se le acercaba. Necesitaba besarla cuando estuviese sobria, para saber si realmente le gustaba - además podemos estar en la naturaleza, ver las estrellas, tener una fogata, comer todos los malvaviscos que quieras - siguió enumerando.

-Naruto mírame - lo detuvo, con la mano en la cintura.

-Te estoy viendo - aseguro.

-Me refiero a que me veas bien - apoyó su dedo índice en la barbilla del moreno, haciendo que inclinara su cabeza hacia abajo, viendo inevitablemente su cuerpo, expuesto ante la poca tela del uniforme de porristas.

-Te-te estoy viendo - Su boca se secó. Naruto juraba que el intento apartar sus ojos de sus curvas, estaba interesado en Hinata, pero Sakura tenía un cuerpo de sirena, inevitable de ver y desear. Después de unos segundos logro apartar sus orbes de su figura.

-¿Crees que he conseguido este cuerpo por comer malvaviscos? - Sonrió con autosuficiencia, sabiéndose aún deseada por el rubio. No pensaba sacárselo a Hinata y mucho menos traicionar así a Sasuke, ella solo estaba jugando.

-N-no- tartamudeo como pudo el chico, viéndose libre del toque de la chica en su rostro. Ya había terminado el juego.

-Y sabes que Hinata no me puede verme con Sasuke, ¿no? -

-Bueno, sí - Se rascó la mejilla - Ya pensé en eso, prometo mantenerla distraída, pero imagina por un momento, Sasuke y tú, juntos fuera de la ciudad, bajo los cerezos, sin temor a que nadie los vea - mentiria si dijera que la idea no sonaba bien.

-Y… ¿Tenemos que acampar para eso? - No estaba totalmente segura de que fuese para ella.

-No lo sé, nunca lo he hecho - se encogió de hombros - Por eso quiero intentarlo, pero imagínate a Sasuke sin camisa, cortando leña - la imaginación de la pelirrosa empezó a volar, debía admitir que la imagen que pintaba era muy tentadora, se mordió el labio, el rubio notó eso - sudoroso con un hacha en su mano, las gotas de sudor corriendo por sus brazos musculosos, su cabello oscuro, pegado a su rostro - el rubio estaba tan ensimismado tratando de convencerla, que no notó cuando la mirada de la chica cambio de una soñadora a una extrañada, viendo como él parecía fantasear también.

-¿Estás seguro de que vas por Hina? - le preguntó con una ceja arqueada. El chico se quedó mudo y frío, con la frente azul, entendiendo que había ido muy lejos.

-¿Qui-quieres ir o no?-

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El estante lleno de productos de limpieza se sacudió con violencia, haciendo estos tambalearse.

-Ah - Gimió de nuevo cuando su longitud recorrió su cavidad con fuerza. El sonido del estante golpeando la pared inundaba la habitación, al igual que sus gemidos. Él agarró su cabello, tirando de él hacia atrás, haciendo que su espalda se arqueara y por un momento creyó verla morderse el labio. Ella gimió más fuerte, más alto a pesar de intentar acallar los gemidos.

Él la estaba tomando por detrás. De pie.

La fricción entre sus cuerpos, más el sonido de su respiración dificultosa y sus gemidos dulces, lo hacían querer ir más rápido. Un gemido bajo salió del fondo de su garganta. Él dejó su cabello, agarrando sus caderas por completo, enterrando sus dedos en su piel con fuerza, y ella dejó caer su cabeza, cerrando los ojos por el placer, mientras se sostenía del estante con sus manos.

Sintió como su palma abierta se estrellaba contra la piel de sus glúteos.

-¡Ah!- gimió con fuerza. Ella tenía el trasero perfecto. La espalda perfecta, la piel perfecta. Ella era perfecta.

La nalgueo de nuevo, esta vez más fuerte, haciéndola gemir de nuevo. Lo dejo nalguearla con fuerza, lo dejó explorarla, tocarla, saborearla. Lo necesitaba satisfecho y dispuesto a aceptar el plan del Uzumaki.

Las marcas rojas en su piel blanca de porcelana lo prendían inexplicablemente.

Se movió más rápido, tratando de mantener el ritmo, tratando de encontrar su liberación.

Ella gimió más fuerte con cada embestida, haciéndolo gruñir y reprimir sus propios gemidos bajos. Ya estaba llegando, lo sabía. Sentía como las paredes de ella se cerraban alrededor de su miembro, haciéndolo jadear un poco más fuerte de lo normal, buscando aire cuando ella dejó escapar un gemido largo, alcanzando su clímax.

Él la mantuvo en su lugar; sin detener su embiste hasta que sintió su orgasmo próximo - Tsk, Sakura - Su nombre en sus labios, ahogado en el placer, la hacía estremecer.

Sasuke clavo sus dígitos en su piel con fuerza, cerrando los ojos y frunciendo el ceño con concentración mientras se perdía por un momento, dejando caer su cabeza hacia atrás, mientras sus embestidas se volvían más animales. Estaba a punto de llegar y ella gemía, con el mismo entusiasmo, como si no acabara de correrse con fuerza. Con un gruñido bajo, se enterró en ella por última vez, sintiendo como su corrida se deposita en su interior, estrujándolo, y sacando hasta las últimas gotas.

No dejo que se moviera de su lugar, hasta que estuvo listo para soltarla, mientras el espasmo de su orgasmo acababa. Unió sus cuerpos, rodeando su cintura, y reposando su mano en su vientre plano, pegándola a él, mientras jadeaba en su oído.

Sakura se escapó de su abrazo, haciendo que saliera de su interior y girando su cuerpo para finalmente mirarlo y tomando su rostro entre sus manos. Él la miro, respirando su esencia, ayudándose a sí mismo a apoyarse en su codo, a un lado de su cabeza, en la estantería.

Ella sonrío y lo besó, él le correspondía. La besó suavemente, gentil, lento. Dulce. En contraste con la rudeza con que la acababa de coger. Y el contraste le encantaba.

-¿Quieres pasar el fin de semana conmigo? - Le preguntó entre besos en sus labios.

-Aha- asintió correspondiendo a las caricias de sus labios.

-¿A..campando? -

-¿Acampando? - preguntó extrañado- ¿Tú? ¿Acampar?

-Le estamos haciendo un favor a Naruto- confesó, aun jugando con sus labios.

-Tsk, ese imbécil-

-¿Sí?- volvió a preguntar, pestañeando encantadoramente.

-No-

-¿No? - frunció el entrecejo, no estaba acostumbrada a que le negara nada - ¿Por qué no?

-No te gustará - aseguró

-¿Cómo lo sabes? - se apartó de él para cruzar sus brazos, berrinchuda.

-Eres una mimada, querrás irte en cinco minutos - intentó atrapar su cintura de nuevo, pero su sonrisa burlona le costó una mala mirada y que se alejara de su agarre, dándole la espalda.

-Eso no es cierto - ahora estaba de espaldas a él. Quien se acercó, divertido por su actitud, tomándola de las caderas, para volver a pegarla a su cuerpo.

-¿Has acampado alguna vez? - preguntó, aun con la mueca burlona en su rostro.

-No - admitió, que tan difícil podía ser, si lo hacían quienes no tienen dinero - ¿Tú?

-Sí- sus manos se habían escabullido a sus caderas desnudas, recorriéndolas con sus dedos en círculos.

-Entonces sabes qué hacer - se giró en su agarre, para quedar frente a él intentando una vez más - Por favor - hizo un puchero, mientras arañaba sus pectorales sobre la camisa, mientras él chasquea la lengua. Esos ojos suplicantes serían su muerte un día.

-Tsk - sabía que empezaba a ceder. Y ella sabía exactamente como halar el último hilo.

-¿Quieres apostar?- Le pregunto, desafiante, recibiendo una mirada retadora por parte del Uchiha. Si algo había aprendido de Sasuke, viéndolo discutir y pelear con Naruto era cuan competitivos eran los dos. Ninguno se permitía perder ante el otro, o cualquiera que osara desafiarlos.

-¿Que quieres perder? - le pregunto, intrigado y asumiendo su victoria de antemano. Sus cejas rosas se acercaron en cuanto frunció él ceño.

-No voy a perder - le saco la lengua juguetona, mientras su lado competitivo también empezaba a despertar, el hombre aprovechó para morder su lengua, sosteniéndola entre sus dientes - hmm - se quejó adolorida, mientras él la dejaba ir, con una mueca de superioridad.

-Si pierdes, viajarás todo el verano conmigo - terminó de rodear su cintura, hablándole al oído - Te desharás del imbécil de tu novio por los tres meses que tenemos de vacaciones - la pelirrosa tragó saliva, sabiendo lo difícil que sería engañar a Neji y a sus padres para escapar con Sasuke, aun así, si lo lograba, sabía que no sería un castigo en absoluto. Recorrería el mundo encantada con él.

-Tenemos un trato, Uchiha - Los dos sonrieron con superioridad, cada uno seguro de que ganaría.

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-¿Un viaje de chicas? - preguntaron la ojiperla y la rubia al mismo tiempo, cuando Sakura había regresado a la cafetería del colegio teniendo la aprobación de Sasuke. Había traído el tema casualmente frente a su novio, para que no hiciera más preguntas y no levantar sospechas.

-Así es - dijo emocionada- Invitaré a Karin también.

-¿Que hay de Temari?-

-Tiene una cena en la casa de los padres de Shika, no podrá venir.

-Yo me apunto - Confirmo la rubia sin pensarlo dos veces - Necesito relajarme en un buen spa, que me hagan un masaje mientras descanso en un jacuzzi - cerro los ojos, imaginándolo.

-Hmm sí, eso - Había omitido bastante información del viaje para que sus amigas aceptaran, ya se había emocionado con la idea de ir, y no pensaba cancelar sus planes.

-Le pediré permiso a papa - comento la peliazul, con una sonrisa. Su familia era mucho más estricta que la de ella o la rubia.

-Neji te ayudará - aseguro la pelirrosa, mientras el hombre que llevaba un bocado de comida a la boca la vio con pereza, harto de que siempre lo arrastrara a pedir permiso a su tío por su prima. Más asintió cuando los ojos verdes y suplicantes lo vieron. Esos ojos suplicantes serían su muerte un día - ¿Me traes un café? - le pidió con un puchero.

Él solo asintió, antes de besarle la frente y ponerse de pie.

-No es un viaje de chicas, Naruto quiere que te escapes con él-soltó de golpe, en cuanto estuvieron las tres solas y el hombre lo suficientemente lejos. El color dejo el rostro de la de por sí pálida piel de la Hyuga.

-¿Nani?-chillo Ino escandalizada.

-Bueno, no que te escapes con él - aclaro la pelirrosa, haciendo que la rubia bufara molesta, su amiga podía ser muy melodramática - pero quiere que viajemos todos y que vayamos a acampar - hablo en voz baja -Neji no puede saber - la Hyuga la miro con una mirada interrogante - No dejara que te vayas con Naruto - justifico, con obviedad, con la chica asintiendo y estando - Y nosotras iremos a apoyarte - bueno, ella en realidad solo iba a pasar tiempo con Sasuke, pero Hinata no necesitaba saber eso.

-¿Qué? ¿Yo? ¿Acampar?- la rubia parecía incluso ofendida con la propuesta.

-Iras - sentencio la de ojos jade - tenemos que ayudar a Hina a coger… Conquistar -corrigió al ver como su amiga empezaba a hiperventilar - a Naruto.

-¿Y tenemos que acampar para eso?- Mira que Naruto resulto bien tacaño.

-Eso le dije yo, pero ya sabes cómo el de cabeza dura - contó la pelirrosa, tratando de convencerlas -Tiene un plan muy romántico planeado - El corazón de Hinata latía frenéticamente en su pecho. ¿En realidad Naruto quería estar con ella?

-Mi papá nunca me dejaría hacerlo - comento afligida, dudosa y dejando caer su cabeza.

-Por eso Neji intercederá - Sakura puso una mano en su hombro, confortándola - pero él no puede enterarse de este viaje nunca, Hina - pidió con voz lastimera - Podríamos terminar si eso sucede- amenazo dramática, ganándose una mirada aterrada de la morena y una mirada aburrida de Ino. Su mejor amiga era la reina del drama.

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-¿Sabes en donde estamos, cierto?-

-Sí… eh… sí, claro que sí - giro por la calle des pavimentada. El rubio tenía suerte de que el lugar en el que se había perdido estuviese lleno de flores de cerezo y todos parecían distraídos con el paisaje. Bueno, todos… menos Sasuke, que iba en el asiento del copiloto, viendo como se removía incómodo, y parecía no saber qué hacer. Jamás le diría la verdad, pero admitía para sí mismo que no tenía idea por donde estaba manejando.

Habían dejado la carretera hace un buen tiempo, ahora manejaban por encima de un camino rústico, pero él no pensaba admitir que en algún momento, perdió el sentido de la dirección, su GPS dejo de funcionar y no tenía ni idea donde se encontraban. Por consecuencia, en el carro que seguía su guía, detrás, una camioneta manejada por Suigetsu, estaban igual de perdidos.

-Mira Hina, qué lindos - la pelirrosa que iba en la parte de atrás, le mostraba a su amiga los ciervos que estaban a lo lejos, reposando bajo la sombra de un frondoso árbol rosa.

-Si Saku - confirmo con voz dulce, sonriendo en la dirección que señalaba la chica.

-Llegamos - dijo el rubio, poniendo el freno en el auto.

-¿Es aquí?- pregunto la ojijade, extrañada. No. No era. Quiso decir el rubio, solo era el lugar en donde terminaba la carretera. No había absolutamente nada más al rededor de ellos, excepto un camino empedrado que ahora terminaba, el césped y árboles de cerezo.

-Así es - afirmo, fingiendo seguridad, bajo la mirada asesina del pelinegro, que parecía saber que estaba absolutamente perdido. Al menos tuvo la decencia de no verbalizar sus dudas en frente de las chicas.

-¿Estás seguro?- Ella nunca había acampado, no sabía como se suponía que se veía un campamento. Pero eso no parecía ser más que un bosque, tal vez debía pedirle detalles de que tan rústica sería su estancia esos días. Busco la mirada del pelinegro, ansiado recibir seguridad por parte de él, pero este desvío su mirada. Haciéndola sospechar aún más. Por ahora su primera experiencia acampando no iba muy bien.

-Claro que sí - abrió la parte de atrás del auto, para empezar a tomar las maletas, con toda la seguridad del mundo. No quería quedar como un idiota frente a Hinata.

-¿Es aquí?- Pregunto la rubia, que venía en el carro de atrás, junto a Sai, Karin y Suigetsu.

-Sí - El rubio se echaba al hombro más maletas y empezaba a caminar, adentrándose al mar rosa, con todos caminando detrás de él, en fila. Caminaba sin un rumbo claro, frente al grupo, liderando y guiándolos, y así evitaba que viesen su cara de pavor, al no saber a donde iba.

La pelirrosa provecho la oportunidad, para irse detrás de todos, donde estaba Sasuke, cargando su mochila rosa. Nunca creyó que ver su cuerpo atlético, marcado, cubierto con ropas oscuras, sus tatuajes plasmados en su pálida piel, se verían tan bien en contraste con el rosa de su mochila y el paisaje. Soltó una risita, antes buscar su mano discretamente. El rodeo su mano en cuando, sintió el tacto.

-¡Naruto! - chillo la rubia, que iba más adelante - ¿falta mucho? - Para ese momento ya llevaban cerca de una hora caminando, el rubio buscaba un claro en el que hubiese espacio suficiente entre los árboles para poder acomodarse. Todos ya estaban sudando, jadeando ante el esfuerzo físico.

Ellas eran atletas, estaban acostumbradas a la actividad física, pero habían estado muy cómodas, siempre entrenando dentro del gimnasio cubierto del instituto. Estar debajo del sol era una historia diferente.

-¡Ya llegamos! - anuncio con emoción. Tirando las maletas al suelo.

-¿Aquí? - el lugar solo era un tramo de tierra plano, con espacio suficiente, entre los árboles

-Si-

-¿Estás seguro de que este lugar es para acampar?-Pregunto la prima del rubio, no muy convencida.

-Claro que sí, pase mi infancia en este lugar - mintió el rubio, ahora más que nunca el pelinegro estaba seguro de que no tenía ni idea donde estaba - Digo que armemos las carpas y después exploraremos los alrededores.

Todos veían el lugar sin confianza.

-Yo-yo creo que es lindo - rompió el silencio la ojiperla. Ganándose una mirada sonrojada por parte del rubio.

Sakura e Ino intercambiaron miradas, ninguna sabia que hacer. No querían quedarse en ese lugar, ni mucho menos arruinar la oportunidad de Hinata.

-Qué más da- dijeron al unísono.

Los chicos tomaron eso como una señal para descargar el equipaje.

-¿Qué es esta mierda?-pregunto la rubia, mientras contemplaba el pedazo de tela en el piso que desenrollaban en el césped.

-Es una carpa - explico la pelirrosa, mientras el grupo observaba como Sasuke y Naruto sacaban las piezas de las dos carpas que tenían.

-¿Una carpa? - puso sus manos en la cintura. Molesta.

-Así es, la armas y duermes en ella - Siguió la ojijade. Ino no la estaba ayudando. Ella también quería irse

-En… ¿El suelo?- pregunto la rubia, alarmada.

-Tenemos futones-

-¿Futones? - Repitió la rubia, sintiendo su sangre bullir -¿Futones? ¿Y el jacuzzi y mi masaje? - chillo.

-Sai, dale un masaje a Ino- dijo el rubio, solucionando su problema.

El hombre se encogió de hombros y se acercó a la rubia, acercando sus manos a su cuerpo.

-Quítame las manos de encima - se removió entre sus brazos, molesta - Tú, embaucadora mentirosa, no me dijiste que iba a ser así

-¿Por qué no vamos a dar un paseo, Ino? - sugirió su novio, tratando de que se tranquilizara.

-Sí, eso ve - apoyo la pelirrosa. No podía aguantar el berrinche de su amiga por mucho más tiempo. No sin querer unírsele. La rubia la vio de mala manera.

-Ino-chan- llamo Hinata con voz dulce - ¿quieres que te tome fotos?

La rubia sonrió.

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La sesión de fotos se había convertido en una caminata por el campo, mientras la rubia buscaba la luz adecuada, el fondo adecuado, la pose adecuada y el filtro perfecto. Todo para después chillar sin tener recepción en el móvil. Naruto los había llevado al fin del mundo.

Resopló molesta por quinta vez. Hinata y Sakura le debían una grande. La muy zorra creía que la había convencido de que era una hermanita samaritana ayudando a Hinata. Como si ella no la conociera bien y supiera que su intención era pasar tiempo con el Uchiha. La podía ver lo el rabillo del ojo, toquetearlo en cuanto tenía la oportunidad. Presionar sus pechos en su brazo disimuladamente. Intercambiar miradas cómplices.

También la escuchaba reír, mientras intentaba quitar todos los pétalos de flores de cerezo que caían sobre la camisa del chico, aprovechando para pasar las manos por su cuerpo. No quería imaginarse como la se iban a tener que contener más tarde.

Respiro profundo, antes de intentar disfrutar el momento. Debía admitir, el paisaje le robaba el aliento, y ella también podía disfrutar con su pelinegro - ¡Sai! - Lo llamo, antes de colgarse de su brazo.

Veinte minutos más de caminata los llevaron a un gran lago, con agua fresca, balanceándose al ritmo del viento. Fue la primera vez que vieron la sonrisa de las chicas. La rubia, la pelirrosa y la pelirroja compartieron miradas cómplices, antes de llevar sus manos a su top, para empezar a deshacerse de este. Quien necesitaba un traje de baño, cuando podían presumir sus figuras con su lencería.

-Ay, chiquitas - exclamo Suigetsu bajando sus gafas de sol, para poder ver el espectáculo frente a sus ojos. Era un festín de colores exóticos, piernas largas, pechos y nalgas. Él estaba convencido de que ellas habían planeado ese pequeño show para él. Karin tenía lencería negra, Ino lencería celeste y Sakura roja.

-Sí, se ve chiquita - la voz de Sai lo trajo de vuelta a la realidad, por un momento todo pareció ir el cámara lenta para él. El rubio lo veía con una mirada incrédula, mientras el chico paliducho señalaba su entrepierna, cubierta con una pantaloneta naranja

Todos se rieron mientras se burlaban del rubio. Sasuke solo lo veía burlón, mientras Hinata solo se sonrojaba.

-Ven, Hina-chan - Sakura agito uno de sus brazos, llamándola desde el agua.

La chica jugó con sus dedos por un momento. Nerviosa. Ella no tenía la personalidad extrovertida de sus amigas. No podía solo quitarse la ropa y meterse al agua. Debió saber que sus dos amigas no le permitirían eso, y estarían a su lado dos segundos más tarde, despojándola de sus prendas.

Intento cubrirse, apenada.

-Qué melones- comento el ojiblanco ya dentro del agua, bajando sus lentes oscuros de nuevo.

-Oye, no hables de los melones de Hinata- golpeaba el agua el rubio, para mojar al otro chico y defender la honra de la Hyuga.

-Deja de ser tan pervertido- Karin le dio un zape.

-No seas celosa, zanahoria - se acercó a la mujer, relamiéndose sus labios - Nada se compara con tus melones - la chica le dio una mirada entre ofendida y sonrojada para después sonreír ante sus "halagos" recibiendo los labios que el chico le ofrecía.

Sakura tuvo que recordarse como respirar cuando lo vio entrar al agua. Sin camisa, con sus tatuajes cubriendo la mitad de su torso y todo su brazo, su piel pálida, húmeda, su cabello brillante por el sol, goteando. Probablemente no lo vería cortar leña, pues habían encontrado pequeñas ramas que no necesitaban de un hacha. Pero la visión que tenía en frente, justificaba el sacrificio que estaba haciendo. Más aún con el paisaje rosa de fondo, que brindaban los cerezos. Le gustaba ese contraste. Negro y rosa.

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Esa fue la última vez que sonrió ese día.

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Habían tenido de que ir al baño en un árbol. Ella. Sakura Haruno.

Los zancudos y mosquitos habían decidido que su sangre, era el festín de esa noche.

No había podido besar Sasuke en todo el día. No había un lugar donde esconderse de los ojos de todos.

Su ropa interior estaba húmeda, así que había tenido que sacar y usar su bikini. Que no había llevado al lago, pues no esperaban encontrarlo.

Su piel estaba reseca y su cabello liso, siempre perfecto, estaba alborotado.

La mirada de Sasuke, con una mueca burlona, esperaba que se rindiera y era lo único que la había mantenido allí por tanto tiempo.

Conclusión: detestaba acampar.

Ya entrada la noche, cuando rodeaban el fuego de la fogata, se sentaban en troncos al rededor de esta.

-Juguemos verdad o reto - propuso alegre la rubia, mientras ponia la aplicación en su celular - Mientras un tengo algo de batería, pondré su nombre, y nos dará verdades y retos - explico - Oh, empiezo yo - vio su nombre primero - ¿Cuál es el lugar más raro al que has ido al baño? Este cuchitril - respondió con una mueca.

-Sasuke, ¿Has engañado alguna vez a alguien?- leyó la pantalla.

-No- El corazón de la pelirrosa se hinchó de felicidad.

-Karin, ¿Cuál es tu mayor fantasía? -

-En un avión- respondió la chica, emocionada.

-Hinata, ¿te gusta alguien en esta habitación?

-S-si- admitió, jugando con sus dedos.

-Sakura, ¿Cuál es el mejor sexo que has tenido?

-En mi cumpleaños- se mordió el labio, intentando no buscar sus ojos.

-Naruto, ¿A quién te gustaría besar en esta habitación? - el rubio se paralizó cuando todos los ojos fueron hacia él.

Trago saliva audiblemente, él quería ser más directo con Hinata, no podía ser más directo que esto -Hi-Hinata- los ojos pícaros se posaron sobre la chica, que parecía a punto de colapsar.

-Sai, ¿Cuál es el lugar más extraño donde has tenido sexo?

-Un museo de arte - la rubia le guiñó el ojo, ella recordaba ese día.

-Suigetsu, ¿Tienes algún fetiche?

-El uniforme de enfermera siempre funciona conmigo

Ino, enséñanos una foto picante de tu celular - la rubia no dudo en mostrar una de las fotos que se había tomado ese día, junto al lado, en la lencería en la que se había bañado.

Sasuke, haz veinte abdominales, sin camisa - El chico se quitó la camisa y con facilidad cumplió el reto, ante los ojos hambrientos de las chicas, que se emocionaban al verlo así. Sasuke era tan sexy.

-Hinata, Desabrocha el sostén de la chica a tu izquierda - La misma Ino se inclinó, para poder darle acceso a su broche.

-Karin, quítate la ropa interior - la pelirroja lo pensó por un segundo, antes de sacarse las bragas, lo más discretamente posible por debajo de su falda.

-Sakura, dile algo sucio a la persona de tu izquierda - sonrió, mientras se inclinaba al oído del pelinegro. Aspirando su aroma.

-Quiero que me cojas como nunca bajo las estrellas esta noche - susurró, tentada a morder su oreja y acercarse más. El chico no hizo ningún gesto, para no levantar sospechas, pero la forma en que la miro, decía que él también estaba más que dispuesto.

-Naruto, quítate cuatro prendas de ropa - El rubio protesto, mientras se quitaba la chaqueta, la camisa, los pantalones y las medias. Quedando únicamente en ropa interior.

-Suigetsu, enróllate con el jugador de la derecha - el chico rio socarrón, antes de atraer a la chica de gafas y estamparle un beso.

-Ino, ¿cuál es tu posición favorita?

-hmmm- puso un dedo bajo su barbilla, mientras pensaba, le gustaban todas - de perrito - decidió finalmente, dándole una mirada a Sai, que él no supo interpretar.

Sasuke, aprieta las nalgas del jugador de la izquierda - los dos chicos se miraron aterrados.

-Oye, no voy a dejar que el teme me toque las nalgas, más cuando estoy en bóxer

-Tsk, imbécil, como si yo me muriera por tocarte-

-Ya, cálmense - chillo Ino - Entonces el jugador de la izquierda - accedió la chica a modificar las reglas, sabiendo que el jugador de la izquierda estaría muy contenta. La pelirrosa brinco de su asiento para ponerse de pie frente al chico.

Sasuke no desaprovecho la oportunidad para tomar sus nalgas entre sus manos y darles un firme apretón, que los calentó a los dos. A regañadientes la pelirrosa tuvo que volver a su asiento, si fuese por ella, ya lo estaría besando. Naruto le tendría que pagar este favor con creces. Ella había ido para poder estar con Sasuke y era lo que menos había podido hacer ese día.

-Hinata, Intercambia tu ropa con alguien del sexo opuesto - la chica se sonrojó, antes de que el rubio le tendiera la camisa que el mismo se había quitado unas rondas atrás, ella la tomo, poniéndola sobre

-Karin, ¿alguna vez has hecho un trío? - todos rieron cómplices, sabiendo lo que había pasado la noche del cumpleaños de Sakura entre Suigetsu, Kiba y Karin.

-Sakura, siéntate en las piernas del jugador de la izquierda - no tuvo que repetir el reto dos veces, cuando ya estaba en las piernas del Uchiha.

-Naruto, enséñale al grupo tu trasero - El chico protesto, pero lo termino haciendo, ante el rostro sonrojado de Hinata, el rostro asqueado de Suigetsu y Sasuke y la mirada divertida de los demás.

-Suigetsu, huele los pies del jugador de la izquierda - el peliblanco volvió a hacer una mueca, antes de que el rubio le acercara sus pies. El ojivioleta tuvo una arcada en cuanto los olio.

Eso fue suficiente para Suigetsu, quien ya había tenido suficiente con tener que verle el culo y olerle los pies al Uzumaki. Removió algo en sus bolsillos, buscando. Para después hacerle una sena al Uchiha y a Karin.

-Vamos - escucho la voz oscura en su oído, en un susurro, para que nadie más escuchara.

-¿eh? ¿A dónde?- el movimiento del peliblanco que se levantaba llamó su atención, mientras este sacudía un cigarro que no parecía de nicotina disimuladamente fuera de su bolsillo. Karin se ponía de pie también. No necesitó que le dijesen nada más. Se puso de pie, mientras maquinaba como explicar su ausencia y la del resto, sin que pareciese sospechoso.

Nada se le ocurrió, así que solo optó por ponerse de pie y seguirlos, siguiendo los pasos de los otros tres.

-¿eh? ¿A dónde van? - preguntó el rubio confundido cuando ya empezaban a perderse en la oscuridad del bosque.

-Ya regresamos- fue lo único que pudo decir, para que no se les unieran.

La oscuridad del bosque llenó sus sentidos. El único sonido era el de sus pasos al recorrer el lugar, quebrando ramas y hojas con cada paso que daban. Tenía una vibra encantadora y espeluznante al mismo tiempo. Se pegó al brazo del pelinegro en cuanto el sonido de un animal cercano la alertó, posiblemente un inofensivo roedor- ya casi llegamos - aseguró el azabache, levantando su brazo para que lo pudiese rodear totalmente.

-Sí, no te asustes Sakurita - se burló Suigetsu, recibiendo un golpe, no supo si de Sasuke o de Karin -Ouch, así me pagan por traer la diversión - el sonido tranquilo de agua llegó a sus oídos.

-Cállate idiota, tienes que arruinarlo todo con tu bocaza - Tuvieron que mover un par de ramas del camino para entrar a un pequeño claro, que llevaba al lago que había visto más temprano ese día.

-Ohh - exclamó encantada, ante la imagen frente a sus ojos. El lago se veía incluso más majestuoso, con la luz de la luna reflejada en las olas - Es precioso - exclamó, viendo el paisaje, mientras se aferraba al brazo musculoso del Uchiha.

-Oye, no toques eso - chillo la Karina Suigetsu, al verlo jugar con un bote abandonado en la orilla de lago.

-No seas quejosa, sabes lo bien que la pasaremos si nos fumamos esto - señala el porro en su mano - mientras flotamos en este bote - sembró la intriga en todos. No parecía una mala idea. Sasuke se acercó a inspeccionar el objeto metálico, parecía descuidado, pero no tenía ningún agujero visible.

-Parece seguro- afirmo, para seguridad de las féminas, que asintieron mientras caminaban hacia ellos. Quienes las ayudaron a subir al tambaleante bote.

-Cuando yo lo digo, no me creen, pero como lo dice Sasuke…- rodó sus ojos violeta, harto de que desprestigiaran su palabra.

-Cállate y empuja - ordeno el pelinegro, mientras hacían fuerza para sacar el bote de la playa.

-Estás muy pesada, zanaho… - antes de que terminara de hablar la pelirroja ya le había puesto el remo en la cabeza.

-Me quedaré con esto - dijo la chica mientras veía al remo con cariño.

La pelirrosa rio, mientras los dos chicos saltaban, subiendo al bote y empezando a remar hacia las aguas más profundas del lago. El bote tenía asientos a los dos extremos, siendo perfecto para que el pelinegro se acomodara a su lado y Suigetsu al lado de Karin. Se detuvieron en un punto profundo, para que Suigetsu pudiera prender el porro.

-Ahhh - exhalo con gusto el chico, dándole una buena calada al cigarro - Esto sí es vida - las dos chicas rieron, mientras rotaban el cigarro, dándole unas buenas caladas.

Se recostó sobre el hombro masculino, esperando que el efecto llegara, con sus ojos fijos en el cielo. Naruto tenía razón, solo en esa oportunidad. Sin la contaminación lumínica de la ciudad, el firmamento se veía claramente frente a sus ojos. Suspiró pesadamente, cuando empezó a sentir su cuerpo pesado.

Su antojo más ferviente empezó a recorrer sus venas. Busco la mirada del pelinegro, que también estaba clavada en las estrellas, en cuanto ella se movió, el busco sus ojos. Se acercó a sus labios, despacio, para poder recorrerlos con la lengua. Él se dejó hacer, ansiando el contacto, disfrutando el estremecimiento de los nervios en su boca ante el tacto húmedo. Apreso su labio inferior, disfrutando de la suavidad de estos - hmm - gimió de gusto y de placer.

Se separó de él para poder ubicarse mejor. Para poder disfrutar sus labios. Pero ella ya no quería un tacto delicado, quería que devorara sus labios. Se lanzó a ellos con hambre, sintiendo su lengua buscar entre sus labios la entrada para darle un beso más profundo. Y se lo concedió, gimiendo entre ellos.

El sonido de besos frente a ellos, llamo su atención. La pareja frente a ellos se encontraban comiéndose a besos, tal como ellos, con la pelirroja masajeando la entrepierna del hombre. Sonrió traviesa, sabiendo que no se tendría que contener frente a ellos. De un brinco se sentó ahorcadas sobre el hombre, una pierna a cada lado de su cadera.

Sintió su miembro ya endurecido cuando estuvo suficientemente cerca. Sus rostro iluminado por la luz de la luna reflejaron el deseo y las ganas de dejarse llevar por el placer que sabía podía brindarle. Se balanceó sobre sus caderas.

Mordisqueo el labio inferior de Sasuke, nublada por el placer.

-¿Aquí? - apretó la piel de sus nalgas. Mientras ella asentía, acunando su rostro y lo besaba apasionadamente.

Dejo su rostro para llevar sus manos a su pantaloneta, bajándola y liberando su erección, mientras hacía lo mismo con el suyo, moviendo su bikini hacia un lado. Los dos suspiraron cuando sus sexos entraron en contacto. Tomó el tronco para ubicarlo en su entrada.

Lentamente, bajó sobre su pene, envolviéndolo en el calor apretado y húmedo. Sasuke sin querer jadeó cuando ella se deslizó aún más hacia abajo, sus paredes apretadas rodearon su erección. El agarre en sus caderas se hizo más fuerte mientras observaba cómo su longitud desaparecía centímetro a centímetro dentro de ella. Los dos gimieron en las bocas del otro cuando Sakura se dejó caer en su regazo, tomándolo hasta la empuñadura.

-Mierda- Sasuke abrió sus ojos cerrados cuando escuchó la maldición salir de la jadeante pelirrosa encima de él.

Sakura no era de las que maldecían, solo en raras ocasiones, pero al escucharla ahora, lo hizo sonar increíblemente sexy. Antes de que pudiera contemplar más lo atractivo que era cuando Sakura usaba un lenguaje obsceno, se sorprendió cuando Sakura se levantó de su miembro antes de volver a caer.

Cada movimiento hacía que su cabello cayera, creando una cortina alrededor de los dos.

Él ahogó su gemido en su hombro, usando sus manos para asistirla en sus movimientos. La dejó controlar el ritmo mientras lo montaba, jadeando con cada golpe de sus caderas sobre su rígida longitud. Empezó despacio, levantando las caderas y descendiendo con movimientos pausados. El ritmo lento los abandonó por un ritmo más violento y rápido. Los gemidos escaparon libremente de la boca de Sakura cuando la longitud de Sasuke la llenó por completo.

Podía sentir cada vena de su miembro dentro de ella. La fricción comenzó a resultar demasiado, sus músculos increíblemente tensos. Estaba tomando todo lo que Sasuke tenía para luchar contra su clímax que se acercaba. Le tomó las caderas con firmeza, sujetándola con las manos, dejando su cadera suspendida en el mismo lugar, con ella arrodillada, brindándole un ángulo diferente antes de comenzar a empujar sus caderas a un ritmo furioso dentro de ella. Su fuerte grito en su primer empuje le había notificado su descubrimiento de su punto más placentero.

-¡Ah, Sasuke-kun! - Sakura se aferró a sus hombros con todas sus fuerzas mientras sus caderas se estrellaban con cada una de sus fuertes embestidas, su punta golpeando la barrera de su cérvix. En ese momento ya no le importaba la presencia de la otra pareja.

Queriendo escuchar más de sus llantos, apretó los labios contra su pezón derecho, su respuesta fue inmediata cuando dejó escapar un gemido agudo, en su nombre. La estaba volviendo loca, sus paredes se contraían y retorcían a su alrededor. Al no poder quedarse quieta por más tiempo, comenzó a mover sus caderas en círculos sobre él. Encontrando sus caderas en golpes secos.

Sasuke apretó los dientes después de que un gemido ronco abandonó sus labios cuando sus paredes lo apretaron con fuerza, sintió líquido pre seminal saliendo de su miembro cuando sus caderas se apretaron con fuerza contra él. Los ojos verdes brillaron con diversión, habiéndolo tomado con la guardia baja. Él le lanzó una mirada como advertencia, pero ella solo sonrió orgullosa de haberle sacado un gemido.

Sasuke usó su mano libre para frotar su clítoris, provocando un jadeo ahogado de ella, fue su turno de sonreír.

Sus paredes se contraían aún más y la rotación de sus caderas se aceleraba. Ahogó su gemido con sus labios apretados cuando sus paredes agarraron su longitud con tanta fuerza que pensó que se iba a correr. Maldijo, el calor y la humedad que lo apretaban eran demasiado. Justo cuando pensaba que no podía aguantar más, el sonido de los gemidos de Suigetsu y Karin distrajo a la pareja. La ojijade no pudo evitar ver como Karin cabalgaba al hombre, gimiendo con entusiasmo. Alentando el movimiento de sus caderas y permitiendo que él retomara el control de su orgasmo.

-¿Te gusta? - la voz del hombre en su oído, trajo su atención de regreso a el - ¿Te gusta verlos, pervertida? - volvió a preguntar, mientras ella se mordía el labio inferior, sonriendo con travesura. La tomo de la nuca para estamparla y recorrer sus labios.

Soltando su boca, agarró sus caderas con ambas manos y la levantó ligeramente antes de empujarla con fuerza. Un grito casi desgarró su garganta cuando el hombre de cabello oscuro impuso un ritmo implacable, la fuerza detrás de sus movimientos sacudió todo su cuerpo y el bote. Los ojos negros observaron el fascinante movimiento de sus pechos rebotando con cada caída de sus caderas.

Las cejas oscuras estaban juntas por la concentración, un rubor cubría sus mejillas, el sudor goteaba de su frente.

Nunca antes había visto algo tan sexy.

Sakura vio como el hombre usualmente estoico e indiferente frente a ella era tomado por la pasión. Clavó las uñas en sus hombros, tratando desesperadamente de agarrarse mientras él continuaba embistiendo salvajemente dentro de ella. El nudo en su vientre continuó apretándose hasta que estalló con un rápido empujón que golpeó directamente su punto más sensible. Sakura gritó cuando su cuerpo fue golpeado con tanta intensidad que la dejó sin aliento.

Su espalda se arqueó en éxtasis, su nombre en sus labios mientras salía del orgasmo. Sus paredes se apretaron con fuerza alrededor de la longitud que todavía bombeaba rápidamente dentro de ella. Sasuke pasó una mano por su cabello y acercó su cabeza a la suya, capturando sus labios en un beso caliente. Sus embestidas comenzaron a perder su precisión cuando sus caderas comenzaron a sacudirse de manera desigual, la fuerza de sus paredes apretándose alrededor de su pene, absorbiéndolo.

Él gimió contra sus labios cuando sintió que lo invadían sacudidas de placer, cada embestida de su longitud en su centro lo tenía más y más cerca de la liberación.

Solo un poco más.

Sus manos se agarraron con más fuerza alrededor de sus caderas mientras las manipulaba más rápido sobre sí mismo. La bola de calor en su estómago amenazaba con romperse en cualquier momento. Mientras se acercaba, Sasuke se perdió en la sensación de estar dentro de ella.

Cálido. Apretado. Húmedo.

El sonido de su piel golpeando y sus gemidos lo excitó aún más. Lo tomó por sorpresa cuando ella se separó de su boca con un fuerte grito, sus manos en puños en su cabello, su cuerpo temblando y sus paredes contrayéndose alrededor de él nuevamente. Su segundo orgasmo lo arrojó al borde, sus músculos lo apretaron deliciosamente.

Sin poder contenerse más, un gemido bajo y ronco escapó de los labios de Sasuke cuando su miembro se hinchó y el primer latigazo de semen salió disparado de su glande, seguido de hilo tras hilo de su semilla disparándose dentro de ella. Se estremeció cuando las olas de placer recorrieron su cuerpo con cada eyaculación. Sasuke jadeó cuando sus paredes continuaron contrayéndose con fuerza a su alrededor mientras ella lograba su propia liberación.

Ambos estaban perdidos en la euforia.

Sakura movió sus caderas por última vez, la acción provocó un gemido y exprimió otro chorro de semen de su miembro. Deteniendo el movimiento de sus caderas, se desplomó contra su pecho, jadeando de agotamiento. Las caderas de Sasuke desaceleraron sus embestidas hasta que se detuvo dentro de ella, los dos jadeantes. Apretó sus rodillas a los lados de sus caderas, mientras él la rodeaba con sus brazos. Se recostó en su pecho, escuchando los latidos acelerados de su corazón. Cerró los ojos disfrutando de su piel cálida rodeando su cuerpo.

Casi podía sentir cómo cada uno de sus latidos hacía su cuerpo retumbar.

Un latido.

Dos latidos.

Un sacudón.

Dos sacudidas.

-¡Suigetsu! ¡Suigetsu! - Los gritos de Sasuke la obligaron a abrir los ojos. No eran los latidos de su corazón los que hacían sacudir su mundo. Eran las embestidas violentas que le daba el peliblanco a Karin, detrás de ella, que se sujetaba del borde del bote, mientras se sacudía con violencia, con el agua empezando a entrar ante cada tambaleo.

-¡Suigetsu! - Gritaron todos antes de que el último embiste terminara por voltear el bote por completo. Sus cuerpos cayeron de golpe al agua sin que pudiesen evitarlo.

-¡Sakura!- grito el pelinegro en cuanto su cabeza salió del agua, nadando pocos metros al bote, que flotaba totalmente volteado, se sujetó del borde de este, mientras intentaba ver en la total oscuridad en la que se sumergían, con la luna como única fuente de luz - Sakura! - llamo de nuevo.

-¡Sasuke-kun!- busco con urgencia el lugar del que provenía su voz, moviendo su brazo libre a sus alrededores. Logró tocar su mano, que se aferró a la de él. La acercó a su cuerpo de un jalón en cuanto tomó su mano. Ella rodeó su cuello, sujetándose de su cuerpo, la acercó a sí mismo, rodeándola de la cintura con el brazo libre.

-¿Estás bien? - pregunto, susurrando en su oído, sintiendo como lo apretaba en su abrazo, apoyando su mejilla con la suya. Pudo sentir como asentía con la cabeza, mientras sus dientes castañeaban. El agua estaba helada.

-Ka-Karin - llamó la pelirrosa, preocupada por su amiga.

-Aquí- la voz sonaba lo suficientemente cerca y a salvo.

-Oigan, yo también estoy aquí-

-Esto es tu culpa imbécil - rugió Sasuke.

-¿Mi culpa? - preguntó Suigetsu haciéndose el ofendido - La zanahoria era la que me pedía que le diera más duro.

-¡Idiota! Si supiera donde estas me encargaba de ahogarte yo misma-

-Vámonos, Sasuke-kun - rogó, aferrándose aún más a él - Tu ganas, llévame a un hotel - gimoteo, lloriqueando como niña pequeña.

-Vámonos - ordenó él a los demás - Empuja el bote, imbécil - le gruñó al peliblanco, donde fuese que estuviera.

Tuvieron que nadar, empujando el bote, hasta llevarlo a la orilla. Sus cuerpos tiritaron en cuando la fría brisa recorrió sus ropas mojadas.

Las dos chicas se quejaron, mientras caminaban enganchadas del brazo de la otra, tratando de compartir calor corporal. La risa de Suigetsu resonó por el bosque que los llevaba de regreso al campamento - Que aventura - la pelirroja se separó de su amiga, solo para darle un coscorrón.

-¡Cállate, idiota!- El azabache aprovechó que Karin había por fin soltando a Sakura para atraerla a su cuerpo, rodeándola por los hombros. Ella gimió de gusto, al sentir su cuerpo mucho más cálido que el de la chica, lo rodeo por la cintura, caminando pegada a él.

-Oye Sasukito, me sorprende que no la hayas preñado ya, parecen película porno - el pelinegro lo miro de soslayo.

Mientras la pelirroja se encargaba de darle un zape - No hables así que no es una vaca, imbécil -

Soltaron un suspiro de alivio cuando la luz de la fogata se vio en el horizonte, acelerando el paso. Los cuatro se sentaban al rededor de la hoguera, en troncos.

-Oe, chicos, ¿qué les paso? - preguntó el rubio en cuanto los vio llegar todos empapados.

La pelirrosa pasó de largo, detrás del grupo, para recoger su maleta.

Se devolvió para darle un zape al rubio, ante la mirada burlona del Uchiha - Nos vamos a un hotel - espetó, sin esperar respuesta.

-Ouch- se quejó el chico sobando la zona en la que le había pegado, mientras la rubia apoyaba a su amiga y se paraba de un brinco.

La pelirrosa, malhumorada, caminó con pasos pesados de regreso al auto.

Odiaba acampar.

Sasuke tenía razón, era una mimada. Y no le importaba.

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¡Aquí estoy, aquí estoy!

Lamento mucho el retraso, tuve covid esta semana (Sí, todavía existe T-T) y casi me manda junto a Saku al infierno. Me costó mucho escribir y me mareaba estando mucho tiempo frente a la pantalla, pero por supuesto no les quería fallar y ¡aquí está!

Dude mucho en subir el capítulo, ya que he tomado tantos medicamentos que no sé si corregí todo cuando hacía las últimas ediciones, así que me disculpo por las fallas ortográficas que pueda tener, pero no queria tenerlas esperando más.

Me culpo por el estrés post traumático que les he causado, creyendo que ya no voy a volver jaja lo siento mucho! No voy a abandonar el fic, ¡se los prometo!

Sé que estamos superintrigadas con la espía que consiguió grabarlos, pero no la veremos hasta dentro de unos capítulos, así que paciencia, por favor, que ya hará su gran entrada la nueva enemiga de Saku.

En este cap solo quería romance y mucho picante. Espero que lo disfrutaran.

¡Muchas muchas gracias por sus reviews, siempre me impresiono con todo el amor que recibe la historia!

¡Nos leemos! :)

-Laura