Peace could be an option

Capítulo 24


Erik se despertó temprano, como era su costumbre, a pesar de haber pasado una mala noche tratando de evitar que su mente pensara en el daño que le ocasionó a Charles. El sol aún no se asomaba por el horizonte, pero el reloj le confirmaba que eran las seis de la mañana. Se levantó con cuidado, Abby seguía durmiendo y aunque ella concilió el sueño antes que él, quería que descansara más para lo que tenía planeado para el día.

Prendió una lámpara de mesa y se sentó en uno de los sillones de la habitación. Revisó nuevamente los documentos que Raven había traído desde el hospital. El día anterior se tomó unas horas para leerlos con atención hoja por hoja, pero su mente le exigía que retomara la lectura para comenzar a buscar pistas, nombres de personas de interés y sobre todo relaciones con algún evento. Si bien aún no sabía cuál sería su objetivo, estaba convencido de que necesitaría la ayuda de Mystique, con ella podría llegar a un objetivo sin necesidad de tomarse décadas.

―¿Qué haces? ―preguntó Abby casi en un susurro cuando despertó y notó la ausencia de Erik a su lado.

―¿Te molesta la luz? ―replicó él sin quitar la vista de los documentos que tenía.

―No ―respondió, sentándose sobre la cama para verlo mejor―. ¿Son los informes del hospital?

―Llegaste a ver algunos si no me equivoco ―comentó como respuesta, observándola con interés cuando se puso de pie y comenzó a caminar hacia él.

―¿Sabes qué ocurrió en Riverside?

―No realmente, pero puedo imaginarlo con bastante exactitud ―respondió, extendiéndole un reporte médico y señalando unas líneas.

Wide Awake ―leyó Abby, notando que se trataba del expediente de Adriana.

―Riverside era una fachada para los experimentos de la CIA, que ya llevaba unos años activa ―explicó Erik haciendo una seña para que se sentara junto a él―. Wide Awake es otra organización y considerando que pudieron presionar lo suficiente a la CIA como para compartir instalaciones deben de contar con apoyo desde lo más alto ―añadió pensativo, lo que había leído y el poco cuidado de los informes dejaba ver el descontento de los grupos al estar juntos.

―¿Crees que han dado órdenes de buscar mutantes? ―preguntó a pesar de que sabía que Erik pensaba eso desde que partieron de Cuba.

―Yo creo que el presidente ha dado carta libre para formar un grupo que nos elimine luego de lo ocurrido en Cuba ―respondió con total honestidad.

―¿Kennedy? No seas ridículo ―replicó desconcertada.

―Algo así no pasaría desapercibido para él, tienen que haberse formado con una orden desde lo más alto ―explicó y luego sonrió un poco―. Déjame adivinar, votaste por él.

―Sí ―respondió cruzándose de brazos―. ¿Crees que iba a votar por Nixon? ―cuestionó casi horrorizada.

―Jamás voy a entender cómo dos partidos pueden haber tomado control de una nación tan grande ―comentó con cierto humor.

―Si fuera por Cuba sería muy pronto para que tuvieran un grupo con tanta facilidad para encontrar mutantes ―rebatió, ignorando su comentario de la influencia de los demócratas y republicanos―. Y no explica el grupo que apareció el día que nos conocimos.

―Los asimilaron ―respondió luego de meditarlo un poco―. Estoy casi seguro de que eran miembros de algún grupo independiente y que estaban siendo investigados por el gobierno. Los contactaron y les ofrecieron formar una organización legal, además de facilitarles armamento y acceso a instalaciones secretas.

―Estás asumiendo demasiado.

―Quizás, pero pienso conseguir pruebas y nombres ―explicó comenzando a guardar los documentos.

―Tienes una imaginación espantosa… deberías dedicarte a escribir novelas policiales ―comentó tratando de no tomarse muy en serio la conversación.

―El mundo real es más horroroso de lo que se puede plasmar en un libro ―habló mirándola fijamente ―. Has tenido suerte y quizás la podrías seguir teniendo por unos años más, incluso un par de décadas ―continuó acercando su mano hasta acariciar el cabello que caía al lado de su rostro―, pero eventualmente nos encontrarán a todos.

―¿Crees que todo el mundo va a ponerse en contra nuestra? ―indagó incómoda al percatarse del doble sentido de sus palabras, no estaba hablando sólo del futuro sino también de su pasado.

―La historia siempre se repite ―respondió acercándose a ella―. No todos nos darán la espalda, pero no bastará ―agregó dándole un ligero beso en los labios―, por eso hay que estar preparados. Hay algo que quiero pedirte para hoy ―añadió sin especificar y con una expresión un tanto maliciosa que le dio un escalofrío a Abby.

. .

Luego de que Abby se quejara al ver que Leslie había preparado el desayuno para todos, Erik comenzó a indicarle a cada integrante de su grupo qué requería de ellos ese día. Primero comenzó pidiéndole a Emma que solucionara el problema del abastecimiento, seguramente ella conocía o al menos podía averiguar quién se solía encargar de llevar comida fresca al hotel cuando lo utilizaban. Prosiguió con Azazel al cual le indicó que examinara el potencial de combate cuerpo a cuerpo de los nuevos elementos, además del de Raven, ninguno de ellos poseía un don que en sí mismo les permitiera defenderse a la distancia. Finalizó posando la mirada en Abby que lo veía con preocupación, como si tratara de adivinar qué iba a pedirle.

―Riptide ―nombró al mutante y le hizo una seña para que lo acompañara a la vez que colocaba una mano sobre la espalda de Abby para guiarla junto con ellos.

Salieron del hotel y avanzaron unos metros con dirección contraria al lago. Ahí Erik les explicó que luego de lo ocurrido en Riverside habían despertado mucho su curiosidad respecto a las posibilidades de sus dones y quería una demostración.

―¿Una pelea? ―inquirió Riptide sonriendo con confianza.

―Como entrenamiento, nada que pueda ocasionar daño permanente ―aclaró él y se alejó un paso cuando notó la expresión de Abby.

―¿Estás loco? ―cuestionó visiblemente molesta―. Ya bastante tuve ayer con Riptide deformando mi hielo.

―Mejorando ―interrumpió el aludido con humor.

―No deberías ser tú la que se queja, el terreno está a tu favor ―señaló Erik dándole una rápida mirada a los alrededores cubiertos de nieve y el lago que aún se encontraba relativamente cerca.

―¿Comenzamos? ―intervino Riptide.

Erik asintió como respuesta y retrocedió mientras que Abby lo miraba incrédula.

―¡Yo no he dicho que voy a participar! ―se quejó, pero el movimiento violento de su cabello le advirtió que Riptide había comenzado.

La mujer observó como dos pequeños tornados se formaron en las manos de Riptide y sintiéndose en peligro decidió que iba a tener que moverse. Sabía que Erik no permitiría que algo grave le ocurriera, pero la idea de salir volando por los cielos y acabar de cara en el suelo no era para nada atractiva. Si quería verla usar sus poderes se los iba a enseñar. Decidida, optó por elevar una ola de nieve alrededor de ella para que avanzara fuertemente en todas direcciones.

Erik maldijo ligeramente ante la repentina acción, no esperaba que Abby lanzara el primer ataque y no estaba preparado para cubrirse de la nieve o elevarse con la velocidad suficiente para quedar por encima. Se puso de pie luego de sacudirse la capa blanca que lo golpeó con suficiente fuerza para botarlo al suelo y comenzó a alejarse para tomar una distancia prudencial, notando la sonrisa de satisfacción en el rostro de ella mientras lo veía retirarse.

Riptide utilizó las espirales de viento que ya había formado para repeler el ataque y lo tomó como señal para iniciar el enfrentamiento.

. .

Azazel sonrió con suficiencia cuando Fabián no pudo levantarse más. Llevaban un buen par de minutos intercambiando ataques en el patio techado del hotel luego de que el hombre le asegurara que era un experto en combate cuerpo a cuerpo y que no era necesario que lo evaluara. Pero Magneto le había dado una orden clara y no pensaba tomar en serio la palabra de un recién llegado así que se negó y le concedió la ventaja de no usar su poder de teletransportación, cosa que golpeó suficiente el ego de Fabián como para no tener que insistirle. Sin embargo, pese a derrotarlo, Azazel tenía que admitir que su oponente no había exagerado sus habilidades de combate.

―No creo que necesites entrenamiento ―comentó avanzando hasta quedar junto a Fabián, aunque sin ofrecerle la mano para ayudarlo a ponerse de pie, conocía a los de su tipo y sabía que no aceptaría el gesto.

El hombre masculló algo en voz baja y con molestia se levantó.

―¿Quién sigue? ―prosiguió el mutante de piel roja, dirigiendo la mirada al resto.

―Nosotros no sabemos hacer nada de eso ―intervino Thomas con cierto temor luego de ver la pelea que sin dudas era material como para una película de acción.

―Aun así, es necesario que vea si tienen capacidad o no ―replicó moviendo la cola para señalar a Raven―. Ya hemos trabajado juntos, pero sería interesante si nos enfrentáramos ―habló, invitándola a dar un paso al frente.

La joven sonrió con confianza, había estado bastante atenta a los movimientos de Azazel durante el combate con Fabián y creía que podía manejarlo si es que mantenía el mismo compromiso de no usar sus poderes. Además, tenía a su favor que aunque su compañero de misiones había resultado ganador, Fabián lo había golpeado un poco y no se encontraba totalmente fresco.

Rápidamente comenzaron a intercambiar ataques y Raven comenzó a tomar ventaja. El estilo de pelea de ella se enfocaba fuertemente en las piernas con lo que conseguía un mayor alcance a comparación de los brazos de él. El que Azazel estuviera más acostumbrado a pelear usando armas pese a ser bastante hábil sin ellas era otro aspecto que la mujer estaba explotando.

Mystique era mucho más flexible y ágil que él y lo dejó claro en cada salto, giro y golpe esquivado. Pero cuando pensó que había logrado acertarle una buena patada en el estómago, su tobillo se vio sujetado por la cola de Azazel, halándola fuertemente hacia él. Ella maldijo en voz baja, había olvidado por completo la cola ya que no la usó contra Fabián.

Azazel sonrió divertido y se lanzó al ataque nuevamente, consciente de que cuando uno era tan efectivo esquivando como su adversaria los golpes debían de dolerle más. Notó que ella había perdido algo de velocidad y también estaba tomando una postura más defensiva, no pensaba criticárselo, él poseía una extremidad extra y eso era una ventaja invaluable. Sin embargo, cuando vio a Raven esquivar uno de sus golpes con un salto fue incapaz de detener el ataque que siguió cuando ella forzó su cuerpo en el aire para darle una patada en el rostro.

―Perdiste ―anunció ella sonriendo luego de colocarse sobre él, aprisionándolo contra el suelo.

Azazel le devolvió la sonrisa y sin avisarle utilizó sus poderes, transportándolos un par de metros sobre el lugar en el que estaban para hacerla girar en el aire y ser él quien tomaba la posición superior.

―No recuerdo haberte dicho que no usaría mis poderes contigo ―habló él sujetándola contra el suelo luego de la caída.

―Tramposo ―murmuró tratando de sonar enfadada, pero dejando escapar una risa.

. .

Abby notó los torbellinos dirigiéndose directamente hacia ella y generó una pared de hielo que desvió el potente viento antes de romperse debido al impacto. De inmediato trató elevar la nieve a su alrededor para lanzarla, pero un cambio de dirección en la forma en que su cabello se movía le advirtió que los torbellinos regresaban por detrás de ella. Casi de forma instintiva formó dos placas de hielo la nieve que había estado preparando y las clavó contra el suelo como estacas consiguiendo una forma triangular similar a la de un rompe-nieve. El viento se desvió rápidamente dejando intacto el hielo que la protegió.

Riptide sonrió de medio lado, al parecer iba a poder divertirse un poco. El mutante convocó más torbellinos pequeños para atacarla y nuevamente fue bloqueado por una fuerte barrera de hielo que comenzaba a envolver a la mujer.

Abby respiró profundo y consiguió que su barrera protectora perdiera la coloración blancuzca para tomar una apariencia transparente y poder ver, aunque sea distorsionada, la posición de Riptide. Una ráfaga de viento trató de colarse por la zona superior de la sólida defensa, pero el hielo se extendió para cubrir esa brecha también. Ya que no pensaba quedarse dentro de su fortaleza por mucho, aprovechó el choque de un gran torbellino para contraatacar.

Una de las planchas de hielo salió despedida directamente contra Riptide que sólo atinó a lanzarse fuera de la trayectoria del peligroso proyectil. En ese momento Abby trató de usar la nieve en la que el hombre había caído para congelarla y pegarlo al suelo, pero él reaccionó con mayor rapidez.

El mutante consiguió lanzar una pequeña ráfaga de viento que pasó inadvertida para los ojos de su oponente al ser tan pequeña. No consiguió más que lanzarla un par de metros de cara contra el suelo, pero había conseguido sacarla de su refugio.

Erik se mantuvo observando en silencio con mucho interés, ambos mutantes poseían un control admirable de sus dones y de alguna manera se sentía identificado con la forma en la que los manipulaban. Unos ligeros pasos acercándose le anunciaron que tenía compañía y rápidamente identificó que se trataba de Emma.

―Es una lástima que no vaya a usar nada de esto cuando sea necesario.

―Lo hizo en Riverside ―recalcó Erik sin dejar de prestar atención al combate, sabía que se refería a Abby.

―Porque la arrastraste ahí y la atacaron sin previo aviso un grupo de criaturas ―remarcó Emma colocándose a su lado―. Ya arreglé nuestro problema de suministro. Por el momento he dicho que nosotros iremos a buscarlo, pero si consideras que Azazel es requerido para algo más puedo pedirles que lo traigan.

―No, no quiero a gente externa deambulando en las cercanías ―contestó, podía indicarle al mutante que se encargara de eso.

Emma desvió la mirada hacia el combate y observó con atención.

―Sin duda le temerían ―comentó viendo el hielo deteniendo el viento―. Si ella quisiera estoy segura que podría provocar un gran daño en cualquier ciudad costera o alguna cercana a una represa.

―¿Crees que desataría un tsunami? ―cuestionó evitando reírse ante la idea―. Aunque pudiera no lo haría.

―Eso es cierto, no lo haría ―afirmó Emma, animándose a decir en voz alta lo que pensaba―. Este no es su lugar y lo sabes.

Erik iba a replicarle, pero un grito por parte de Abby regresó su atención por completo al combate. Luego de mucho esfuerzo Riptide había logrado al fin atravesar las barreras que ella levantaba y uno de sus tornados la elevó varios metros por el cielo. Alarmado trató de acercarse, no se suponía que alguno saliera lastimado y menos ella, pero la nieve acumulada en los alrededores se elevó formando una bola gigante en el aire.

Como si se tratara de un guante de beisbol capturando la pelota, Abby consiguió que la nieve frenara su caída al rodearse de ella y controlarla. Furiosa ante las posibilidades si no hubiera reaccionado a tiempo descendió y lanzó un ataque contra Riptide que se había detenido.

Una ola de hielo avanzó rápidamente y envolvió el cuerpo del hombre, dejando sólo su cabeza al descubierto. A diferencia de las formas suaves que normalmente utilizaba, la prisión de Riptide tenía la forma de una ola rompiendo, con una base grande contra el suelo que se iba estrechando hacia el cielo donde terminaba en filosos bordes.

―¡Me pudiste romper el cuello! ―gritó enojada, acercándose a él.

―No fue a propósito ―se defendió tratando inútilmente de liberarse―. Lo tenías bajo control.

―Abby ―llamó Erik retomando la calma, por un momento realmente pensó que algo le ocurriría―. Creo que ganaste, no hay necesidad de que Riptide sufra de hipotermia ―agregó, abogando por el mutante que seguramente se estaba congelando.

Ella hizo una mueca de fastidio, pero decidió liberarlo. De inmediato Riptide se dirigió al hotel para tratar de calentarse con alguna de las chimeneas ya que Erik seguía manteniendo la idea de no usar la calefacción.

―Emma, avisa a los demás que quiero verlos en el salón principal ―indicó y se acercó a Abby mientras la otra mujer se retiraba―. Por un momento pensé que perderías luego de ver el poco control de tus poderes al inicio ―comentó sonriéndole.

―Tú querías ver mis poderes ―se defendió ella aún fastidiada―. Pude haberme hecho daño.

―Es necesario entrenar ―respondió tratando de sonar conciliador―. No te sucedió nada y con esta demostración logré ver que puedo estar más tranquilo.

―¿De que Riptide no va a poder matarme? ―cuestionó con sarcasmo.

―¿Aún no confías en ellos? ―preguntó con mucha curiosidad―. ¿Te desagradan?

―No creo que vayan a matarnos y no me desagradan, aunque hemos cruzado pocas palabras, pero no puedo decirte que confíe en ellos ―respondió soltando un suspiro.

―Vamos, hay otro asunto que debemos de atender ―pidió, asintiendo a su respuesta.

. .

Cuando todos se encontraban reunidos en el gran salón del hotel, Erik se colocó frente a ellos y anunció que partiría por unos días para encargarse de unos asuntos. El grupo se quedó en silencio mientras explicaba que deseaba que siguieran trabajando sus dones.

―Abby quedará a cargo ―indicó y la tensión se sintió en el aire.

―¿Qué? ―cuestionó la aludida al igual que Emma.

―Abby queda a cargo ―repitió él ignorando el obvio disgusto de ambas mujeres y el cruce de miradas de Riptide y Azazel que parecía que sentían que nada bueno iba a ocurrir. Sin decir más se retiró para ir a alistar sus cosas.

―No vas a dejarme aquí ―le reprochó Abby acercándose para no hablar en voz alta, sabía que con todo el resto aún cerca no iba a cambiar de opinión, pero no se pudo controlar.

―Estarás bien ―habló con tranquilidad, subiendo las escaleras con dirección a su habitación.

―Sabes muy bien que si estoy aquí es porque quiero estar contigo ―se quejó mirando desconcertada como él tomaba un par de cosas―. Todo este grupo no existiría si yo hubiera podido opinar.

―No demoraré más de un par de días, voy a retirar dinero para mantener este lugar ―explicó sin perder la calma―. Trataré de tomar algunas de las cuentas de Shaw y no quiero exponerte ―Esa era sólo una verdad a medias, sí iba a ir a buscar fondos, pero también quería ver si ella podía controlar al resto. Confiaba en Abby más que en los demás y tenía que saber si podía dejarla a cargo cuando él no estuviera―. Vas a estar bien y ya te lo compensaré cuando regrese ―agregó dándole un beso que ella cortó al separarse.

―A mí no me vas a manipular ―se quejó ella de inmediato.

―Lo sé ―asintió él sonriéndole ―, por eso te quedas a cargo ―agregó confundiéndola―. Sólo un par de días ―repitió tomándola de las manos.

―Emma va a matarme, deberías dejarla a ella a cargo si realmente piensas irte ―murmuró un tanto preocupada.

―Dudo que intente hacerte daño ―replicó volviendo a darle un beso―. Y no confío en ella.

Abby no volvió a rehuir de los labios de él, pero cuando se separaron mantuvo la mirada sobre sus ojos, sabía que había algo más, sin embargo no lograba imaginar qué.


Notas de autora: Con este capítulo supero los 100k de palabras, ya está comenzando a hacerse grande el fic, aunque no se asusten, no llegará al millón de mi fic de Naruto xD

Regresando un poco a tener a Erik con Abby interactuando sin nadie más alrededor que es lo que me gusta escribir, más poderes mutantes en acción, aunque en un ambiente controlado en esta ocasión. Un poco de Raven con Azazel porque deberían haber sido canon en las películas y vienen problemas por la competencia por quién es el segundo al mando.

Falta poco para el estreno de la película, yo tengo la mala suerte de estar en Canadá y creo que el resto del mundo la verá una semana antes que yo T_T pero a mí no me molestan los spoilers así que… :D Ojalá le haya gustado el capítulo, comenten y si tienen alguna sugerencia o si desean ver algo no duden en decírmelo, por ahí le puedo hacer espacio.