Peace could be an option

Capítulo 25


Era una imagen un tanto extraña, todo el grupo de mutantes se encontraba congregado en la entrada viendo como su líder abordaba un automóvil, que había tomado de la desconocida cochera del hotel, y partía sin siquiera mirar atrás. El silencio duró varios segundos luego de que perdieran de vista el vehículo y poco a poco las miradas se dirigieron a Abby.

La mujer sabía que la observaban, pero se mantuvo en silencio sin saber qué decir, deseando estar en cualquier otro lugar. Nunca se sintió cómoda con ser el centro de atención y jamás se le pasó por la mente estar al mando de un grupo, menos cuando ella no estaba siquiera de acuerdo con la línea de pensamiento que los había logrado congregar.

―Yo me retiro a mi habitación.

Fue Emma quien rompió el silencio y se alejó con una expresión de confianza dibujada en su rostro. No necesitaba usar sus poderes para darse cuenta de lo incómoda que se encontraba Abby con la situación y eso era demasiado conveniente para ella. Quizás no tendría que esforzarse en absoluto por recuperar su posición, sólo esperar y ver como la competencia se veía superada por la presión del cargo.

Abby giró el rostro en dirección a la otra mujer y la vio alejarse sin decirle palabra, no quería tener problemas con ella. Pero para su desdicha el resto de mutantes no se retiró e incluso algunos de ellos la observaban expectantes. Notó el intercambio de miradas preocupadas entre Azazel y Riptide, seguramente ese par presentía que iban a haber problemas.

―¿Llegaste a terminar lo que te pidió Erik? ―preguntó Abby dirigiéndose a Azazel.

―Sí ―asintió el mutante luego de unos segundos en que pareció dudar si responder o no―. Fabián y Mystique no necesitan instrucción; Thomas y Yumi quizás tengan algo de potencial, aunque no sabría decir si yo sea el adecuado para entrenarlos.

―Supongo que habrá que averiguarlo ―intervino Abby no muy segura de cómo proceder―. Ve con ellos, también Raven y Fabián, si tú no puedes entrenarlos alguien tendrá que hacerlo.

Azazel la observó con atención luego de volver a intercambiar miradas con Riptide, pero sin decir palabra le hizo una seña a los dos nuevos elementos para que lo siguieran. Raven se les unió de inmediato luego de dedicarle una ligera sonrisa a Abby como muestra de apoyo, no eran íntimas amigas, pero tampoco quería verla fallar estrepitosamente a los cinco minutos que Magneto la dejara a cargo.

―Creo que no nos hemos presentado formalmente. ―Fabián no había acompañado a Azazel como lo hizo Raven―. Fabián Cortez.

―Abigail Stirling ―Dudó en decir su nombre, pero la costumbre terminó pesando más.

―Tengo mucho interés en expandir mis poderes con otros mutantes talentosos, tus habilidades llamaron mucho mi atención ―explicó con un tono suave y amigable―. Ya le demostré a Azazel lo que puedo hacer y está satisfecho, no quisiera enfrascarme con novatos que requieran atención constante.

―Ve con Azazel ―repitió cortante elevando una ceja ante sus palabras―. Yo voy a encargarme de Leslie.

―Claro ―asintió él con recelo, lanzándole una mirada despectiva a la muchacha―. Ella necesita mucha ayuda si quieres que llegue a ser útil ―agregó antes de retirarse.

―Cretino ―susurró Abby, controlándose para que no la escuchara.

―Él tiene razón ―aceptó Leslie bajando la mirada―. Es mejor si voy a preparar el almuerzo.

―No, no estás aquí para cocinar y limpiar ―recalcó Abby bastante fastidiada―, y menos para sentirte mal por lo que diga un idiota.

―Pero todos tienen algo que hacer y en dos horas tendrán hambre ―insistió Leslie tímidamente.

Abby abrió la boca para replicarle, pero se quedó en silencio, no había considerado que con todos ocupados alguien tendría que hacerse cargo del almuerzo y sabía que era desperdiciar el tiempo pedírselo a Emma. Optó por lo saludable e indicarle que ellas se encargarían juntas, así también podía aprovechar para hablar un poco sin que pareciera un interrogatorio.

―Seremos tres ―intervino Riptide encogiéndose de hombros―. A mí no me has mandado a hacer nada.

―¿Sabes cocinar? ―cuestionó ella bastante convencida de que no.

―¿Crees que Emma nos preparaba la cena? ―dio como respuesta, comenzando a caminar hacia la cocina.

Abby se sorprendió bastante cuando Riptide no resultó ser un completo inútil en la cocina. No era que el hombre pudiera suplantar a un chef, pero era capaz de seguir indicaciones, pelar vegetales y cortarlos de forma medianamente aceptable. También demostró que podía ser bastante sociable si se daba la oportunidad, cosa que dejó a Abby con una sensación de culpabilidad porque hasta ese momento le era casi imposible no verlo como un seguidor de Shaw y todo lo que significaba.

―Quizás después deberías de limpiar el techo, hay algo de nieve ―comentó Riptide dirigiéndose a Abby.

―¿Crees que vaya a ceder? ―indagó ella un poco preocupada―. No parecía que hubiera mucho peso sobre el tejado.

―Escuché en la radio que venía una tormenta ―explicó él sin dejar de revolver los vegetales para que se cocinaran homogéneamente―. Lo haría yo, pero me arriesgo a dañar alguna teja.

―En la tarde lo haré ―asintió Abby cerrando el grifo cuando acabó de lavar los cuchillos que habían usado y regresando su atención a Leslie―. Hay que tratar de ver cómo entrenar tus poderes. Dices que sólo puedes generar una imagen tuya cuando estás sola, pero que Fabián te ayudó a generar tres imágenes diferentes y que además eran sólidas.

―No creo que pueda sin él ―opinó bajando la mirada.

―Es un don interesante el de Fabián ―intervino Riptide causando que Abby lo observara disgustada, en esa situación debería ayudarla a subirle los ánimos a Leslie o quedarse callado―, pero bastante inútil si se encuentra solo ―añadió al notar la mirada desaprobatoria.

―Y peligroso si lo utiliza sin avisar ―completó Abby.

―No digan eso… ―pidió Leslie tímidamente―. Él me salvó.

―O tú lo salvaste a él ―señaló Riptide con tranquilidad, provocando que la muchacha se mostrara bastante incómoda.

―Ahora que lo pienso, quería preguntarte algo ―intervino Abby dispuesta a cambiar de tema, Leslie no iba a salir de su capullo a la fuerza―. ¿Cómo te llamas de verdad? No creo que tus padres de hayan puesto Riptide.

―Janos ―respondió tras unos segundos de silencio ―. Y antes que me preguntes por Azazel, no tengo idea; hasta donde sé ese es su nombre.

―¿Todos tienen sobrenombres? ―se atrevió a preguntar Leslie.

―Yo no tengo ―respondió Abby sonriéndole―. Y creo que Emma tampoco.

―Es mejor tener uno si no quieres facilitarle a las autoridades una investigación sobre tus orígenes y terminen interrogando a tu familia, en caso la tengas ―explicó Riptide con tranquilidad―. Deberías considerarlo, creo que eres la única que tiene contacto con sus parientes ―agregó dirigiéndole la mirada a Abby.

―No van a conseguir mucho, después de media hora de hacerles preguntas e indagar con los vecinos van a descartarme como una mujer que no comprendió su lugar en el mundo ―replicó encogiéndose de hombros, tratando de no pensar demasiado en que de darse el caso no sería tan sencillo como ella lo decía.

Cuando llegó la hora del almuerzo, Leslie se llevó una bandeja con la comida para que Emma pudiera comer tranquila en su habitación. Abby no tenía ni idea en qué momento Frost le indicó que lo hiciera e incluso comenzó a sospechar que quizás la estaba controlando con sus poderes. Sencillamente no comprendía cómo era que Leslie aceptaba ser tratada tan diferente a los demás.

El resto de los mutantes se reunieron en el comedor casi sin charlar. No debió de haber sido una sorpresa, no se conocían mucho y algunas actitudes no facilitaban en absoluto una interacción armoniosa entre todos. La ausencia de Emma dejaba claro que había distinciones bastante claras entre los miembros, más considerando que Leslie insistía en actuar como empleada. Fabián tampoco se mostraba muy colaborador y aunque no exigía abiertamente un trato diferenciado, aprovechaba cualquier momento para que su antigua compañera de confinamiento le sirviera.

Riptide por otro lado no parecía incomodarse por la ausencia de conversación o el que su compañero de piel roja estuviera más concentrado en Raven. Azazel no se mostraba muy expresivo, pero respondía a los comentarios de la joven mutante que era la única que parecía tener ánimos de conversar en la mesa.

Abby sólo dejó que el tiempo pasara, no eran niños, no podía ponerse a dirigir una conversación como si se tratara de sus sobrinas. Lo mejor era terminar de comer y atender el tema que Riptide le mencionó sobre la nieve en el techo, eso era algo sencillo de hacer.

. .

Dos días transcurrieron de forma monótona, pero Abby comenzó a preocuparse por la ausencia de Erik. Él no le dijo exactamente cuántos días estaría fuera, pero la tormenta que Riptide comentó llegó con mucha fuerza al amanecer y sabía que seguramente Erik ni siquiera se había fijado en el pronóstico del clima. Su mente le presentó dos opciones; una en donde él estaba atrapado debajo de metros de nieve acumulada o en su defecto en un hotel sin poder salir. La segunda alternativa, que le aterrorizaba más, era Erik manipulando el automóvil por los cielos como si se tratara de algo completamente normal.

De improvisto las luces del hotel se apagaron de golpe y se escucharon algunos quejidos por los corredores. Habían estado utilizando las luces a pesar de que era de día por culpa de la orden de no prender la calefacción, todas las habitaciones tenían las pesadas cortinas cerradas para aislar un poco el interior.

Abby se dirigió al salón principal para reunirse con los demás, aunque no tenía idea de qué iban a hacer. Por ella simplemente esperaba a que la tormenta pasara, no era como si fueran a morir de frío, incluso sin la calefacción podían arreglárselas.

―El pueblo también está a oscuras ―anunció Azazel, sacudiendo algo de nieve de sus hombros, había salido a investigar―. La tormenta debe de haber dañado los cables de suministro.

―Hay que mantener la chimenea encendida, a menos que prefieran estar a oscuras en sus habitaciones ―indicó Abby con cierto malestar pensando en que de seguro iban a terminar con las tuberías congeladas, aunque ella podía suplir la falta de agua si es que llegaba a ocurrir.

―Dime que no planeas que nos quedemos todos aquí ―intervino Emma con fastidio―. Mi habitación tiene chimenea, puedo arreglármelas.

―Regresa si quieres ―aceptó Abby sin ponerle demasiada atención―. Deberías llevar algunos leños extras del depósito si planeas tenerla prendida todo el día ―agregó, antes de dirigirla la mirada a Leslie―. Ayúdame a traer algunas mantas ―pidió, completamente consciente que con eso Emma tendría que hacer su trabajo sola o pedirle a alguien más y dudaba que fuera a presionar a otra persona.

Cuando regresó al gran salón, notó que Emma ya no estaba, pero no hizo ningún comentario al respecto ya que era la única ausente.

Leslie se acercó a la chimenea buscando calor y también para estar cerca de Thomas y Yumi que sabía eran tan novatos como ella pese a que mostraban más potencial. Raven se encontraba charlando con Azazel en la silenciosa compañía de Riptide que sólo aparentaba escuchar sin intervenir. Dudó unos segundos y cuando se animó a acercarse donde ellos, Fabián la interceptó.

―Creo que manejaste bastante bien a Emma ―opinó el hombre sonriéndole―. Es bueno que todos sepan cuál es su lugar.

―¿Y cuál es el lugar de Emma? ―cuestionó Abby con seriedad, no le gustaba cómo la mujer trataba a Leslie, pero Fabián acababa de sonar como si fuera la versión de Emma sin pizca de tacto.

―Debajo tuyo ―aclaró sonriendo―. Así como el resto, obviando por Magneto.

―No creo que eso sea cierto ―replicó incómoda ante el comentario.

― Es el orden natural, es bastante obvio como es la cadena aquí.

―¿De qué hablas?

―Magneto está a la cabeza, seguido de ti ―explicó con confianza―. Emma, Azazel, Riptide y Mystique son los siguientes junto conmigo quizás si es que Magneto sabe apreciar mis habilidades como creo que lo hace. Al final los otros tres, con Leslie incluso más abajo.

―Ella te salvó ―le recriminó Abby al escucharlo, sin evitar elevar su voz―. No estarías aquí si no fuera por ella.

―Y ella tampoco si no fuera por mí ―especificó tratando de no mostrarse molesto―. No tiene mucho que ver que seamos mutantes, aunque no lo fuéramos las cosas no cambiarían mucho.

Raven se quedó en silencio, incapaz de obviar la conversación entre Fabián y Abby, los dos mutantes que la acompañaban intercambiaron miradas antes de observar la escena con mucha atención, listo para intervenir de ser necesario. Los tres mutantes más jóvenes trataron de aparentar que no escuchaban nada, como si las palabras de Fabián no les incomodaran.

―No tienes que ser políticamente correcta ―le increpó Fabián al notar cómo ella parecía no comprenderlo―. Los mutantes más poderosos estarán por encima y no es una sorpresa que quienes tengan los poderes menos útiles sean un chico de color y dos inmigrantes, no me vas a decir que no te has dado cuenta de dónde debe haber venido Leslie.

Abby sólo abrió la boca incrédula con lo que acababa de escuchar, Fabián tenía una ideología mucho más desagradable que la del mismo Erik y la superioridad mutante.

―Fabián, no tengo idea de qué te ha pasado por la cabeza para decir esas cosas, pero la próxima vez guárdatelo ―soltó ella cuando logró reaccionar, controlándose para no sacarle en cara de que su apellido no sonaba para nada americano, eso era caer en el mismo juego.

―¿Qué pasa? No me vas a decir que no notas que son inferiores ―le criticó exasperado al notar que nadie parecía estar de acuerdo con él.

―No, no creo que sean inferiores por el tipo de poder que tienen, ni por su origen y menos creo que los mutantes sean superiores a los humanos normales ―replicó fastidiada, consiguiendo que Fabián se diera la vuelta y abandonara el salón.

―¿Estás bien? ―preguntó Raven, acercándose un poco.

―Sí

―Por un momento pensé que ibas a atacarlo ―opinó Raven.

―No, aunque pasó por mi mente golpearlo con algún mueble ―admitió ella frotándose la sien al notar que Thomas, Leslie y Yumi mantenían las miradas en el fuego, tratando de aparentar que no habían escuchado nada.

. .

Sus pasos pesados dejaban claro que se encontraba sumamente molesto por el cruce de palabras segundos antes. Fabián se avanzó con prisa por las escaleras que llevaban a la planta alta, no podía creer que esa mujer estuviera a cargo, ¿qué pasó por la mente de Magneto para nombrarla segunda al mando? y peor aún; ¿por qué estaba con ella?

―Querido, vas a dañar el piso.

Fabián detuvo su andar de golpe y giró para ver a Emma Frost saliendo de su habitación, dejando ver una tenue luz gracias a la chimenea que calentaba esa alcoba.

―No fue mi intención molestarte ―intervino tratando de retomar la calma, ya bastante debía de haber arruinado su imagen con el resto.

―¿Te castigaron? ―indagó ella divertida―. Creo que tuviste problemas con nuestra correcta líder interina.

―¡Está ciega! ―exclamó él sin poderse controlarse―. No me digas que también crees que somos iguales a los humanos.

―Claro que no ―aseguró ella con una sonrisa de medio lado.

―¿Cómo es que llegó a unirse al grupo? ―preguntó con verdadera curiosidad.

―Vino con Magneto obviamente.

―¿Y cómo es que él se juntó con ella?

―No lo pienses demasiado ―aconsejó la mujer sin alterarse en lo más mínimo―. Pero yo que tú me cuidaría, Magneto no va a apreciar que la molestes ―agregó, provocando que Fabián desviara la mirada en exasperación―. Además, no creas que no me doy cuenta a dónde planeas llegar ―prosiguió, manteniendo una expresión neutral, ella conocía bien a los hombres de su tipo, dispuestos a lo que sea por escalar en la pirámide social.

―No tengo idea de qué hablas ―replicó recuperando la compostura―. Puedo asegurarte que no soy una amenaza para ti si eso es lo que piensas ―aseguró.

―Eso es cierto ―asintió ella antes de clavarle la mirada―. No eres una amenaza para mí ―habló antes de cerrar su puerta y dejar a Fabián en la penumbra del corredor.

. .

El pequeño altercado no fue discutido y parecía haber sido olvidado al día siguiente. Abby no sabía cómo abordar el tema con los afectados y sentía que presionarlos no serviría de nada. Le costaba entender por qué no se defendieron o al menos buscaron apoyo en los demás, viendo que al parecer el único con una opinión tan poco rescatable era Fabián.

La tormenta continuaba y no tenían idea cuánto duraría ya que la recepción en todas las radios era bastante mala.

Fabián actuaba casi con total normalidad, como si nada hubiese ocurrido, pero cuando estaba en la misma habitación que Abby se apresuraba a excusarse para poder retirarse. Sin embargo, cuando cruzaban palabras sonaba relajado, a diferencia de ella que no le era tan sencillo pasar la página, además de que estaba convencida de que él planeaba algo.

―A las cinco traes el té y un poco más de leños para la chimenea ―indicó Emma a Leslie que se estaba retirando de su habitación.

―¡Leslie! ―llamó Abby sin poder creerlo. Como casi no veía a Frost había pensado ingenuamente que la mujer estaba haciendo sus cosas sola―. ¿Qué estás haciendo?

―¡Nada! ―aseguró la joven alejándose rápidamente, sin querer verse en medio de una nueva disputa.

―Querida, la asustaste ―le recriminó Emma burlonamente.

Abby se mordió el labio, no quería problemas con Frost, pero le desesperaba que tratara a Leslie como si fuera su empleada. Tenía muy enraizada la idea de que no era adecuado meterse en las peleas de otros, aunque estos no fueran capaces de levantar su voz, creía firmemente que si uno no podía enfrentar sus miedos no servía de nada que alguien interviniera. Leslie tenía una autoestima muy baja, no se consideraba a si misma valiosa y hasta que eso no cambiara seguiría bajando la cabeza cada vez que le ordenaran hacer algo, sólo por complacer a los demás. Pero no pudo contenerse, también sabía que estaba frente a un círculo vicioso, la joven mutante jamás conseguiría mejorar si Emma continuaba tratándola diferente que al resto.

―Pensé que quedó claro que Leslie no está aquí para trabajar como empleada ―habló, sabiendo que esa conversación podría traer consecuencias, Emma era una telépata y eso le preocupaba.

―Muy claro ―aseguró la rubia―. ¿Quieres pasar? Tengo la impresión de que quieres hablar.

Abby dudó, pero terminó aceptando, la otra opción era negarse y perder la oportunidad que ya había decidido utilizar.

Con la poca luz debido a las pesadas cortinas, Abby no pudo hacerse una idea de cómo era la habitación. Sin embargo, notó rápidamente que el decorado debía de ser blanco o al menos de tonos muy claros, había una diferencia en la iluminación de la chimenea a comparación de la alcoba que compartía con Erik. La mujer la invitó a tomar asiento en uno de los sillones dispuestos cerca a la única fuente de calor.

―Es curioso que hasta ahora casi no hemos hablado ―comentó Emma.

―No creo que hayas charlado mucho con ninguno ―replicó Abby levantando una ceja.

―Eso es cierto ―asintió ella riendo un poco―. Este clima deprimente no saca lo mejor de mí.

Abby no respondió, no esperaba que Frost comenzaría con un tema tan superficial como el clima, era algo tan trivial que no sabía cómo tomarlo dado que ella quería discutir un asunto serio.

―Tienes que comprender que Leslie no es como nosotras o incluso como Mystique ―habló nuevamente la rubia, sobresaltando a su invitada―. Y no te estoy leyendo la mente, no sabes ocultar tus emociones.

―Es tímida, no por eso vas a hacer que haga tus cosas ―Ya estaba ahí, era mejor continuar.

―Tiene miedo de sentirse inútil, no ha tenido la suerte de desarrollar muchas capacidades y es cierto que su don tampoco es extremadamente valioso ―recalcó Emma con calma―. Le estoy dando algo que hacer para que no se vuelva loca.

―¿Puro altruismo? ―cuestionó Abby cruzándose de brazos.

―Claro que no. Obviamente me facilita la vida también ―respondió con total honestidad―. Tú sabes que eres valiosa, no te importa si nadie más es capaz de verlo, yo también sé lo que valgo ―agregó captando la atención de Abby―. Mystique oculta su inseguridad bastante bien, pero Leslie no es capaz de avanzar sino tiene la aceptación de otros.

―Limpiando y cocinando no va a ganar nada.

―No, pero con algo de suerte le sirve para mantenerse a flote hasta que pueda aprender a controlar su don de alguna forma útil ―opinó Emma tranquila―. No la estoy tratando mal y eso lo sabes.

―Asumamos que puedo aceptar que esto le sirve a Leslie ―habló Abby tratando de no sonar acusadora―. Eso no quita que tú no estás apoyando en nada al mantenimiento del hotel o con los entrenamientos. Fabián al menos finge que está haciendo algo.

―Ahí no te puedo dar excusas ―aceptó la mujer, pero sin un ápice de vergüenza―. Digamos que estoy acostumbrada a un estilo de vida muy diferente.

―Aunque yo trate de ignorarlo sabes de más que Erik no va a permitirlo.

―Lo sé, eventualmente dejará de darme labores administrativas y presionará para compartir la carga de este lugar ―aceptó ella dejando escapar un suspiro―. Sebastian era más considerado ―soltó y dejó escapar una risa al ver la expresión en el rostro de Abby―. Magneto no lo menciona mucho supongo, no puedo culparlo, aunque no comprendo por qué se quedó con su casco.

―¿Lo extrañas? ―Abby no supo muy bien de dónde salió es pregunta, a todas luces era inapropiada.

―Quizás, es complicado ―respondió Emma tras unos segundos de quedar observándola en silencio―. No teníamos una relación como la que tú tienes con Erik pese a que nuestra visión para el futuro era bastante similar.

Abby se sorprendió un poco, no esperaba que le contestara. Ella no conoció a Shaw en absoluto, sólo sabía de él por lo que Charles y Erik compartieron en su momento y nada de eso dejó ver a un hombre del que una mujer pudiera encariñarse, pero si lo pensaba con más detenimiento lo mismo podía decirse sobre Erik.

―Cuando entré en tu mente noté que habías estudiado en la universidad ―comentó Emma alejando el tema de conversación lo más posible de Sebastian―. Es bastante curioso que decidieras dejarlo todo para acompañar a un hombre con el que no compartes ideales.

―No lo dejé todo ―replicó rápidamente―. Han sido un par de meses, puedo recuperarme sin mayor dificultad.

―Podrías, pero si el tiempo sigue pasando tendrás problemas, tarde o temprano tendrás que decidir qué hacer… Como todos ―explicó Emma mirando fijamente el fuego de la chimenea.

Luego de eso quedaron en silencio por varios minutos hasta que Abby consideró que era mejor retirarse a descansar. La conversación con Emma no fue en absoluto como imaginó que sería, incluso podía decir que fue medianamente interesante. Igual que con Riptide los preconceptos que tenía sobre los mutantes que trabajaron con Shaw no eran completamente ciertos y eso comenzaba a molestarle, si poco a poco se volvían cercanos tendría muchos problemas para separarse.


Notas de autora: ¡El primero de mayo es el primer cumpleaños del fic! No puedo creer que haya pasado un año desde que comencé a publicar. Conociendo un poco más a varios personajes, Thomas y Yumi son los dos perdedores de todo esto… a ver si lo arreglo un poco en los que vienen, por ahí trataré de hacerles un espacio para conocerlos un poco más. Azazel y Raven no han salido mucho, pero para ellos si tengo algo de material planificado.

Fabián, Riptide y Leslie son los que he mostrado más y espero que les estén agradando, yo por mi lado disfruto escribiéndolos. Próximo capítulo contiene una pelea y una misión… a ver qué tal me salen.