Peace could be an option

Capítulo 26


Emma observó desde una de las ventanas del gran salón como Abby utilizaba sus poderes para limpiar la nieve del camino que llevaba al hotel. Comenzaba a fastidiarle verla salir todas las mañanas para remover la ligera capa blanca que se acumulaba diariamente, eso sólo fue justificable después de la tormenta que los mantuvo atrapados a causa del frío y los fuertes vientos que los dejaron sin electricidad por unos días. Pero luego de tres semanas desde la partida de Magneto, estaba convencida que Abby limpiaba esa vía con la esperanza tonta de que abriría el paso para el regreso de Erik.

Sin un líder presente el grupo había caído en la monotonía, presas de la ausencia de un propósito tangible. A pesar de eso el único miembro que dejaba ver su incomodidad era Fabián, que no desaprovechaba ninguna ocasión para lanzar al aire comentarios desagradables que inmediatamente molestaban a Abby. El resto se mantenía en calma tratando de evitar entrar en conflicto con el hombre.

La rutina en el hotel incluía el entrenamiento de Thomas y Yumi en combate cuerpo a cuerpo a cargo de Mystique que era la única que parecía comprometida en apoyar a otros mutantes. Por su lado la mutante de piel azul entrenaba en compañía de Azazel, tratando de mejorar aún más sus habilidades físicas contra un contrincante con el que no necesitaba contenerse. La naturaleza de los poderes de Leslie dificultaba que recibiera una instrucción adecuada, pero Abby trataba de animarla a usar sus habilidades para que por el peso de la costumbre comenzaran a desarrollarse más. Riptide tomó la labor de vigilancia como excusa para ocupar su tiempo en el exterior y no morir de aburrimiento mientras que Fabián y Emma sencillamente hacían lo que querían, que incluía ignorar al resto de los habitantes del hotel.

Sin embargo durante todos esos días Emma Frost no había estado perdiendo el tiempo, utilizó lo que seguramente era visto como tiempo de ocio en los ojos de los otros mutantes para pensar en su propio futuro ahora que Sebastian ya no estaba con ella. Y tras largos periodos meditando sus opciones había llegado a una decisión.

Avanzó con tranquilidad hacia la entrada del hotel cuando vio que Abby regresaba, aunque nunca le gustó la idea, ella era la persona que Magneto dejó a cargo y lo más apropiado era respetar la jerarquía. Cuando se acercó a la puerta notó a Fabián esperando también a la mutante. Frunció el ceño con molestia, posiblemente terminaría viendo una nueva discusión y no estaba de humor para eso.

―Fabián ―llamó la rubia rápidamente―. Parece que Azazel no está en capacidad de seguir entrenando con Mystique.

―¿Y qué tengo que ver yo con eso? ―replicó él sin mucho interés.

―Creo que considera que quizás puedes entrenar con ella ―prosiguió fingiendo poco entusiasmo―. Le sugerí que Yumi podría ser más adecuada…

―¿La china? ―cuestionó con sorna.

―Creo que es de padres japoneses, pero sí, ella.

―Da lo mismo, son todos iguales ―respondió resoplando antes de comenzar a avanzar hacia el interior del hotel, al área donde Mystique solía entrenar.

Emma sonrió satisfecha viendo como Fabián se alejaba por un corredor.

―¿Qué quería ahora? ―preguntó Abby con molestia, había visto al hombre esperando y por eso se tomó más tiempo para entrar.

―No me lo dijo, seguramente nada importante ―respondió Emma con tranquilidad―. Pero yo por mi lado necesito informarte de algo ―prosiguió, notando el suspiro de cansancio de Abby, posiblemente pensaba que tenía alguna queja―. Mis intereses no se alinean con los de Magneto y aunque hubiera preferido hablar con él directamente temo que voy a tener que dejar que tú le comuniques que me retiro del grupo.

―¿Qué?

―Yo no me uní a Sebastian en una cruzada por los derechos mutantes, ni tampoco para pelear en primera fila por ellos ―explicó serena―. Lo que Magneto desea no se adecua a mis intereses.

―¿No puedes esperar a que regrese?

―Me temo que no, estos días me han servido para meditarlo y no tiene caso que espere más ―respondió rápidamente, no tenía que excusarse―. Preferiría no tener que irme a pie así que si no te importa necesitaré a Azazel.

―Pero… ―susurró Abby sin saber qué decirle. Erik la había dejado a cargo, no quería que el grupo se separara bajo su guardia, pero la verdad era que estaban en el límite y lo sabía.

―Magneto no me tiene en la mejor estima, así que no te preocupes demasiado, dudo que vaya a extrañarme ―intervino Emma al notar la expresión de preocupación en el rostro de la otra mujer.

―No es eso ―soltó Abby molestándose de improvisto―. ¡Yo no debería estar aquí! ¡Me quedé por Erik y él se largó quien sabe a dónde!

Emma la observó en silencio, no esperaba que reaccionara así. La verdad hasta ese momento pensó que Fabián era el único que podía ponerla de mal humor con tal rapidez, pero parecía que se había equivocado. No la conocía a fondo, pero tenía la impresión de que era una persona mucho más controlada y que la ausencia de Erik no la pondría tan irritable.

―No hay necesidad de levantar la voz ―recalcó Emma con una mirada curiosa―. Estoy segura de que Magneto regresará en unos días y podrás arreglar tus quejas con él.

―¿Quejas? Me abandonó aquí sabiendo que no estoy de acuerdo con lo que planea hacer con este grupo y para colmo me dejó a cargo ―replicó Abby antes de bajar la mirada y suavizar su tono de voz ―. Ni siquiera sé si está bien…

La telépata inclinó ligeramente la cabeza hacia un lado cuando una idea pasó por su mente, algo que podía justificar la facilidad con la que Abby se había estado alterando las últimas semanas. Cerró los ojos un momento y usó sus poderes, no pensaba quedarse a esperar a Magneto, así que no habría consecuencias. No hurgó en la mente de Abby, ese no era su objetivo, quería confirmar la existencia de otra presencia, pese a que seguramente aún era muy pronto para poder hacerlo adecuadamente.

―¿Emma? ―llamó Abby preocupada al verla con los ojos cerrados.

Frost presionó su búsqueda hasta que logró sentirlo.

―Creo que vas a tener bastante que conversar con Magneto cuando regrese y te recomendaría que decidieran qué camino van a tomar, no van a poder seguir dejándolo para después ―sugirió abriendo los ojos.

―¿Puedes explicarme de qué estás hablando? ―preguntó confundida.

―¿No lo has sentido? Sé que es pronto, aún no tiene conciencia y me tomó mucho encontrarlo, aunque sabía dónde buscar.

―Sigo sin entenderte ―comentó Abby un tanto incómoda, aunque no comprendía, sabía que Emma debía haber usado sus poderes y que ella había sido el objetivo.

―¿No lo sospechas? Estoy segura que ha pasado por tu mente ―indagó Emma un tanto divertida desviando su mirada por un segundo hacia su vientre―. Debe de tener cerca de un mes.

―¿Puedes sentirlo? ―preguntó Abby mirándola nerviosa cuando comprendió a qué se estaba refiriendo.

―Si me esfuerzo, aún es una presencia débil ―respondió y de inmediato prosiguió, lo último que necesitaba era asustarla―. Lo cual es bastante normal.

―Me he sentido un poco diferente, pero preferí creer que podía ser a causa del estrés ―explicó Abby. Su periodo no era extremadamente regular y tenía la esperanza de que simplemente se hubiera retrasado un poco.

―Supongo que debo de felicitarte, lastimosamente no podré hacer lo mismo con Magneto ―habló Emma tras unos instantes en silencio. Cuando Abby asintió, lo tomó como el fin de la conversación, sólo iría por unas cuantas pertenencias y le pediría a Azazel que la sacara de ahí.

―¿A dónde vas a ir? ―preguntó Abby antes de que Emma se alejara demasiado.

―Inicialmente California. Dile a Magneto que no se preocupe, no planeo traicionarlo ―respondió sonriendo con su aire usual de superioridad. Se volteó para continuar hacia su habitación, pero se detuvo vacilante por unos segundos, para luego regresar nuevamente donde Abby―. Ten cuidado con Fabián ―advirtió con seriedad, sabía que no se llevaban bien, pero también era consciente que ella no era capaz de ver hasta dónde podía escalar la situación con aquel hombre―. Los de su tipo no se detienen ante nada para subir posiciones y su don es demasiado atractivo como para que Magneto lo deje ir ―No le tenía especial afecto, pero quizás por algún tonto sentimiento de apoyo femenino sintió que debía resaltarle que su posición e incluso su vida podían verse en peligro si no se cuidaba―. Te ve como una molestia y no dudará en sacarte permanentemente de su camino sin siquiera pensarlo dos veces o sentir el menor remordimiento.

. .

La conversación con Emma sólo consiguió angustiar a Abby. Había tenido algunas sospechas que trató de enterrar en lo más profundo de su mente, no quería lidiar con algo así en ese momento, pero ya no se sentía capaz de ignorarlo más. Trató de tranquilizarse luego de encerrarse en su habitación, no quería tener que encarar a nadie, pero no había manera de volver a contener todos los temores que su mente comenzó a lanzarle.

No estaba casada y eso le aterraba. La gente no solía hablarlo abiertamente, pero era conocido lo que ocurría con los bebés que nacían fuera del matrimonio, recordaba bastante bien como una muchacha un año mayor de ella se fue a estudiar unos meses a Inglaterra y pese a eso cuando se reincorporó había perdido un año. La realidad era que había quedado embarazada y sus padres la enviaron lejos para ocultarlo y dar en adopción al bebé, permitiéndole así tener una oportunidad de una vida aceptable y mantener la reputación de su familia a salvo.

No era menor de edad y su familia jamás sugeriría algo así, aunque estuvieran decepcionados, pero si un médico consideraba que la madre no era apta para mantener al bebé podían tratar de quitárselo. Ella no estaba trabajando y aunque eso podía arreglarlo, el sólo hecho de no estar casada para muchos ya era suficiente excusa para no considerar a la mujer en capacidad de criar un hijo. Incluso si nada de eso ocurría, con un bebé a cuestas conseguir trabajo se volvería más complicado de lo que ya era.

Pero pese a todas las historias de horror sobre madres solteras que conocía a causa de rumores y el trato que la sociedad les daba, lo que realmente hacía que se sintiera completamente vulnerable era Erik. No tenía idea cómo reaccionaría.

Quería pensar que se alegraría, pero ella misma no estaba exactamente feliz, la verdad era que la incertidumbre gobernaba sus emociones en ese momento.

―Debería estar feliz ―susurró con tristeza, recordando como su hermana parecía brillar con una alegría incontenible cuando anunció su embarazo.

Cerró los ojos con desesperación cuando se percató del poco tiempo que conocía a Erik, era sólo algo más de dos meses de los cuales las últimas semanas él había desaparecido. No podía creer que estaba embarazada, muchas parejas les tomaba un par de meses concebir luego del matrimonio e incluso algunas podían pelear por años para tener un bebé. Dejó escapar una sonrisa amarga al darse cuenta de lo inocente que había sido al ni siquiera pensar en las consecuencias de tener sexo con Erik. Las Vegas había sido donde empezaron, pero incluso la primera noche que pasaron en el hotel hicieron más que sólo dormir.

Su relación no era exactamente estable, tenían un problema de fondo en el que se diferenciaban mucho y que ya había provocado ciertas tensiones. Erik le dijo que permanecerían juntos por el tiempo que ella quisiera, pero en ese momento no había un bebé de por medio, ya no era algo tan sencillo como querer estar juntos o no. Era incapaz de imaginarse criando a un hijo en un ambiente como el que estaba y dudaba que un embarazo fuera suficiente para que Erik decidiera cambiar el camino que tenía planteado.

Sin embargo, en ese momento su mayor tortura era el no tener opción más que esperar. No tenía idea por cuánto tiempo más se vería obligada a permanecer como líder temporal y la idea de que Erik se demorara meses o peor nunca regresara era como una nube oscura sobre su mente.

. .

Pasaron tres días desde la partida de Emma hasta que Abby logró escuchar un automóvil estacionándose en el hotel. Jamás en su vida pensó que el sonido de un motor pudiera darle tanta tranquilidad y a la vez elevar sus niveles de ansiedad por el cielo. Erik había regresado, ya no tendría responsabilidad por el grupo, pero también significaba encararlo respecto a su embarazo.

Era de noche, bastante tarde, pero aun así se apresuró a darle el encuentro. No pensaba gritarle en medio del corredor que estaba embarazada, o que al menos parecía que lo estaba ya que no había ningún médico que lo confirmara, pero se le hacía imposible esperar en la habitación para verlo. Cuando logró llegar a la primera planta escuchó un ligero murmullo y comprendió que alguien más había estado despierto y se le había adelantado.

―¿Cuándo?

Reconoció la voz de Erik y de inmediato se percató del tono sumamente serio con el que soltó la pregunta. Avanzó un par de pasos más y se encontró con la persona que menos deseaba ver: Fabián Cortez.

―Tres días ―respondió el hombre antes de girarse al sentir la presencia de Abby―. Creo que podremos seguir hablando mañana. Buenas noches ―agregó como despedida, cruzando miradas con Abby que esperaba en silencio a que se retirara.

―Parece que no se han llevado muy bien ―comentó Erik cuando vio a Fabián alejarse, consciente de lo tenso del ambiente.

―No tienes idea ―respondió con recelo, recordando la advertencia de Emma que había estado pasando por alto los últimos días.

―¿Qué sucedió con Frost? ―preguntó Erik fijando sus intensos ojos en los de ella―. ¿Qué más ocurrió mientras estuve fuera?

Abby soltó un suspiro, no quería hablar de las tres semanas que habían transcurrido en ese momento, pero lo hizo de cualquier modo. Erik no se mostró muy complacido con la renuncia de Emma, pero tampoco parecía que iba a extrañarla demasiado, si la reclutó fue por sus poderes no por su compañía. Tomó la noticia de Raven como instructora de Thomas y Yumi con algo de sorpresa, aunque sin dudas lo vio como algo positivo. Pero cuando comenzó a explicarle de los problemas con Fabián, Erik se mostró incómodo y de inmediato cortante ante la sugerencia que le dio de sacarlo del hotel.

―Fabián es un miembro que va a poder ofrecernos mucho. No pienso correrlo sólo porque se lleve mal con el resto, esto no es un club social.

―¿Llevarse mal? El hombre es un cretino que ni siquiera trata de esconderlo ―se quejó de inmediato ―. Leslie ni se atreve a responderle y el resto prefiere evitarlo.

―Dudo que Azazel o Riptide lo estén evitando ―opinó Erik sin intención de ceder en el tema―. Van a tener que acostumbrarse. Su don es muy útil y pienso utilizarlo a nuestro favor.

―No es tan sencillo como acostumbrarse―insistió Abby.

―¿Le molesta al resto o te molesta a ti? ―inquirió Erik tras unos segundos.

―¡Claro que me molesta! Cree que puede ir por ahí intimidando a la gente porque sabe que no le van a responder.

―Entonces detenlo, estoy seguro de que ya debes de haberle dicho algo ―replicó Erik con calma.

―Pero no se trata de lo que yo diga, no puedo estar defendiendo a Leslie cada dos minutos ―recalcó Abby cruzándose de brazos.

―Tiene que ganar confianza por su bien ―insistió él―. ¿Te molesta defenderla?

―No, pero no debería de hacerlo ―respondió un tanto sorprendida por la pregunta―. No es a mí a quien molesta.

―Hablaré con él si te hace sentir mejor ―cedió Erik negando un poco con la cabeza―. Pero no pienso pedirle que se vaya.

―¿De verdad crees que va a cambiar sólo porque se lo pidas? ―inquirió con fastidio―. Cree que es superior al resto, humanos o incluso mutantes.

―Eso es casi cierto ―opinó Erik consiguiendo que Abby se quedara parpadeando incrédula frente a él―. Somos superiores a los humanos y creo que ya te lo había explicado antes; algunos de nosotros tenemos habilidades que nos posicionan más arriba que otros.

―¿Te estás escuchando? ―cuestionó sin salir de su asombro―. ¿De verdad crees todo eso? ―Él ya lo había expresado antes, pero no pensó que fuera una convicción real, sólo una forma no muy correcta de expresar la realidad de que los mutantes tenían habilidades que los humanos no.

―Te molesta ―Erik no lo dijo como pregunta, era una afirmación.

―¿Cómo puedes pensar así después de lo que viviste? ―Abby no dudó al hacer la pregunta, pese a que prefería no ahondar en su pasado. Sabía que Erik debía de haber vivido en carne propia lo que significaba ser discriminado por un grupo que se consideraba superior, le costaba creer que no tuviera nada de empatía.

―Es diferente ―sentenció él tratando de mantenerse en control. ¿Cómo se le ocurría siquiera comparar las situaciones? Ellos eran superiores sin espacio a la duda, eran el siguiente paso en la evolución y pese a eso se volverían el objetivo de la mayoría inferior temerosa de su extinción―. Ellos ya nos están atacando, aunque quieras seguir ciega pensando que son hechos aislados.

Lo que comenzó como una discusión sobre Fabián tomó de forma rápida un camino diferente, sacando a flote los problemas de fondo que de alguna manera tendrían que arreglar si deseaban ser una pareja a largo plazo. Para Erik era claro, estaba convencido de que tomaba el camino correcto, que sus acciones prevendrían otra catástrofe sobre los suyos y que, aunque chocara con Abby al final la estaría protegiendo de un mundo que no conocía. La posición de ella era menos tajante, no creía que los mutantes eran superiores o que los humanos llegarían a atacarlos, pero no podía expresarse con tanta convicción. Además, estaba convencida que mucho del discurso de Erik era una reacción a sobrevivir la guerra, el temor a tener que revivir parte del pasado del cual casi nunca hablaba.

―¿Tienes miedo? ―preguntó ella calmándose un poco, tratando de encontrarle sentido a lo que podía pasar por la cabeza de él pese a que jamás había vivido algo remotamente similar―. Erik, no va a volver a repetirse…

―No tengo miedo ―interrumpió él bruscamente avanzando hasta que sólo los separaran unos cuantos centímetros―. Controlo mis poderes, ellos son los que van a temblar cuando lleguen para exterminarnos y vean que estamos preparados.

―¿Y si nunca atacan? ―cuestionó manteniéndole la mirada.

―Lo van a hacer, nos temen ―afirmó secamente.

―¿Crees que mi familia me tiene miedo? ―La pregunta consiguió provocar una incomodidad en Erik, él los había visto y aunque quisiera negarse no podía decir que hubiera notado siquiera un atisbo de algo que pudiera alertarlo.

―Son una excepción ―explicó dando un paso hacia atrás―. Lamentablemente crees que el mundo es como tú o tu familia ―prosiguió visiblemente molesto por no poder generalizar―. Ya hemos tenido esta conversación, no pienso hacerme a un lado, sé que si no nos preparamos nos cazarán y a diferencia tuya no me veo capaz de hacerme a un lado ignorando a los demás.

―¿Qué se supone que quieres decir con eso?

―Tú has tenido suerte, pero cuando tienes que dar un paso al frente por alguien que no seas tú no te sientes cómoda ―respondió frío, atento a cómo reaccionaba.

―Eso es lo que piensas sólo porque preferiría no tener que defender a Leslie ―inquirió con molestia.

―No todos son capaces de defenderse, muchos no tienen la fuerza de ir contra un sistema que está hecho para pisotearlos ―continuó, en ese momento ya no se trataba en absoluto sobre Fabián y Leslie, sino sobre todos los mutantes e incluso sobre él mismo―. Con el don que tienes podrías ayudar a miles, pero no te interesa, para ti es sencillo pasar desapercibida y sólo preocuparte por cómo los resultados te afectan a ti.

―¡No tienes idea de lo que hablas! ―le interrumpió roja de cólera, nadie jamás le había dicho que, en pocas palabras, era una egoísta de la peor clase.

―Tú peleaste por tus derechos sola y lo ves como un logro, crees que el resto debería hacer lo mismo. Me lo dijiste una vez, jamás participaste con ningún grupo feminista, al contrario, parecía que te molestaban ―insistió él, presionando al notar que ella retrocedió un par de pasos, sabía muy bien que ella comprendía que estaba haciendo una analogía con la lucha por los mutantes―. Pero te tengo una noticia; sin las mujeres que pelearon por los derechos de todas ellas hace décadas, tú no hubieras podido poner un pie en la universidad sin importar cuánto trataras ―finalizó, satisfecho al ver cómo al fin ella desvió la mirada.

Era imposible ignorar el tono colorado del rostro de Abby, estaba furiosa. Erik esperaba que le replicara; que se defendiera o que incluso insistiera que él era un insensible por no poder ponerse en el lugar de los humanos que despreciaba considerando su pasado. Pero cuando ella se giró y avanzó con prisa hacia la puerta principal se dio cuenta que la discusión había terminado.

Erik ahogó un gruñido antes de seguir a Abby cuando escuchó un sollozo proviniendo de ella. No había dicho ninguna mentira, realmente pensaba lo que dijo, sin embargo no fue su intención hacer que saliera llorando. Lo tomó por sorpresa a pesar de que era consciente que había estado peligrosamente cerca de pasar a territorio ofensivo, pero aunque sus palabras fueron duras, no imaginó que tendrían ese efecto.

Abby se alejó a paso rápido y abrió bruscamente las puertas dobles de la entrada para salir del hotel. Maldijo el momento en que decidió que era buena idea contarle lo que había ocurrido en las últimas semanas en lugar de comenzar con una noticia mucho más importante como era su embarazo. La cólera que tenía en ese momento no era directamente por las palabras de él, sino por como el destino decidió que ese era un buen momento para sacar a la luz las diferencias que sin dudas podrían separarlos. Si antes había estado angustiada pensando que quizás Erik no querría quedarse con ella, ahora estaba casi convencida de que tomarían caminos separados.

―¡Abby! ―llamó Erik con algo de urgencia cuando vio que comenzó a avanzar en dirección a los bosques que rodeaban el hotel.

Ignoró el llamado. Era ridículo, no quería alejarse de él, pero era justamente lo que estaba haciendo, lo prefería así a tener que escucharlo de la boca de él.

―Vas a enfermarte ―insistió Erik cuando logró acortar la distancia que los separaba y quedar unos pasos detrás.

En ese momento Abby se detuvo y elevó las manos provocando que la nieve cercana se elevara como un remolino alrededor de ella, formando una especie de igloo tallado de una única pieza de hielo. Erik observó en silencio por unos instantes, la pequeña edificación quedó a unos pocos centímetros frente de él, impidiéndole el paso.

―¿Planeas quedarte aquí? ―cuestionó sin comprender totalmente por qué estaba actuando de esa manera. Sabía que ella era mucho más resistente a las críticas de lo que demostró minutos antes y verla encerrarse en un refugio de hielo para no hablarle le parecía ridículo―. Abby, déjame entrar ―insistió tratando de serenarse, lo único que su mente logró darle como respuesta para la extraña actitud era que no tenía la información completa, algo debía haberle ocurrido en las semanas que estuvo ausente.

El ligero sonido del hielo resquebrajándose fue seguido por la apertura de un espacio suficientemente grande como para que pasara caminando. Ingresó con calma y vio a Abby abrazando sus piernas en el suelo aún cubierto por nieve. Se sentó a su costado y esperó en silencio cuando vio que aunque sus ojos estaban algo irritados no se encontraba llorando.

―No sentí nada cuando saliste ―se animó a comentar él mirando la cúpula de hielo que los cubría―. Por un momento pensé que sentiría la presión de agua recorriendo la casa.

―¿Pensabas que iba a atacarte? ―preguntó ella en voz baja dejando escapar un bufido―. No me descontrolo tan fácilmente.

―No, veo que no ―asintió, eso al menos tenía que admitirlo, cuando él se enojaba a veces provocaba que los objetos de metal temblaran.

Ella giró ligeramente el rostro para verlo, insegura de qué ocurriría. Por un lado quería irse y alejarse de ese hotel, pero si antes le costaba hacerse a la idea de estar sin Erik, ahora había razones mucho más fuertes para negarse a hacerlo.

―Mañana iré a una base militar, no demorará más de unas horas ―anunció Erik, consciente de que eso no era lo que ella quería escuchar en ese momento―. Cuando regrese hablaremos de todo.

Abby lo observó en silencio y luego asintió, no quería discutir más.


Notas de autora: Me siento en la necesidad de dejar claro que no comparto los comentarios de Fabián, pero es como planteé al personaje xD Emma se retiró, lo cual es un cambio en el canon ya que ahí se puede asumir que se quedó con Magneto hasta que murió a causa del proyecto Wide Awake, pero con Abby en la ecuación y los planes de Erik que no son exactamente lo que tenía en mente, no encontró su lugar. Lo cual puede ser bueno para ella, quizás sobreviva.

Y bueno, el bebé… Las consecuencias de no usar protección, aunque en esa época no era tan sencillo como ir a una farmacia, comprar y ya. Es repentino, pero todos los embarazos no planificados lo son. Y Abby no pudo decir nada porque acabaron discutiendo, ni modo así es la vida, ya podrán hablar más adelante… con suerte. Es un punto complicado, Erik tiene su mente en algo fijo y no es tan sencillo como pasar al retiro cuando siente que puede hacer tanto.

Sobre la película puedo decir que la disfruté, pero no se puede negar que no se sintió bien hilada. El comienzo estuvo bien, pero desde que apareció Striker perdió potencia, yo esperaba una batalla final épica, Magneto con el estadio en DoFP se sintió más amenazador que Apocalipsis. Ahora queda la pregunta de cómo la adaptaré xD