Peace could be an option

Capítulo 27


Erik se alistó con pesadez esa mañana. Cuando llegó la noche anterior pensó que podría descansar unas horas, pero al final no logró conciliar el sueño. Luego de la discusión con Abby, que terminó abruptamente cuando ella se alejó de él, logró convencerla de regresar a la habitación que ocupaban, aunque sin haber arreglado las cosas. Le incomodaba tener que irse a una misión con un tema como ese pendiente, pero justamente regresó tan tarde por la noche porque había descubierto que tenía una ventana de tiempo muy pequeña en el que podría infiltrarse en una base militar y necesitaba apoyo.

Inicialmente había partido con destino a Boston para acceder a las cuentas de Shaw y conseguir dinero para los gastos del grupo, pero en el camino no pudo evitar regresar a Nueva York. Gracias a numerosos rumores consiguió encontrar el rastro de lo ocurrido luego de que abandonaran Riverside y siguiendo las pistas llegó hasta Maryland donde encontró la base temporal de los hombres que estaban cazando mutantes. Debido a esto lo que debió haber sido unos días de ausencia se volvieron semanas.

Dejó a Abby descansando en la cama, sabía que estaba despierta y que al igual que él tampoco había conseguido dormir, pero prefirió actuar como si no se hubiera dado cuenta. Tendrían que hablar cuando regresara.

Se colocó su casco y avanzó por el corredor en el que estaban dispuestas las habitaciones hasta llegar a la más alejada donde sabía que encontraría a Azazel. Tocó la puerta y cuando el mutante lo atendió le informó que partirían en una hora en compañía de Fabián, al cual la noche anterior le comunicó de sus intenciones, Mystique y Thomas.

―¿Les aviso que vamos a partir? ―preguntó Azazel tras escuchar las órdenes.

―A Mystique y Thomas, Fabián ya está enterado ―asintió Erik antes de girarse para ir a buscar algo de comida, iba a ser un día largo seguramente.

Se detuvo unos momentos cuando escuchó a Azazel conversando con alguien dentro de la habitación de la cual se estaba alejando y no pudo evitar preguntarse quién había pasado la noche con él. Negó ligeramente con la cabeza, no era asunto suyo, Azazel era un hombre eficiente y mientras no disminuyera su capacidad de serlo no pensaba siquiera indagar en el asunto.

A la hora pactada los cuatro mutantes que pensaba llevar se encontraban esperándolo en la primera planta. Sin perder el tiempo les informó que se dirigirían a una base militar ubicada en la bahía de Chesapeake, a unos cuantos kilómetros al sur de Baltimore.

―¿El Laboratorio de Investigación Naval? ―preguntó Azazel, esperando una confirmación.

―¿Has estado ahí antes? ―indagó Magneto con curiosidad.

―Sólo en las cercanías ―respondió con cautela, sabía que iba a tener que elaborar más su respuesta y mencionar a su antiguo jefe―. Shaw consideraba que era importante poder movilizarnos con rapidez a las instalaciones militares del país. Nunca necesitamos ingresar, pero puedo aparecer bastante cerca.

―¿Qué estamos buscando? ―intervino Fabián, no estaba completamente convencido de que su seguridad no se vería comprometida; sus habilidades no servirían de nada si es que el caos se desataba y no conseguía mantenerse cerca a otro mutante.

―El proyecto Wide Awake no tiene una base permanente, no son tan numerosos o importantes aún como para que les asignen un presupuesto que les permita tener instalaciones propias ―explicó Magneto, en sus semanas ausentes estuvo siguiendo algunas pistas sobre el grupo tal y como lo hizo por años con Shaw―. Sin embargo necesitan un lugar para almacenar información y por el momento lo están haciendo en ese destacamento del NRL. Ahí llevaron lo que lograron recuperar del incendio en Riverside.

―¿Vamos a atacar una base militar? ―preguntó con temor Thomas, él no quería problemas, ya tenía suficiente con haber tenido roces menores con la policía antes.

―No ―aseguró Magneto, dudando por unos momentos si era bueno llevar al joven, aún no partían y ya estaba nervioso―. Estamos en una etapa en la que preferiría evitar enfrentamientos, no vamos con la intensión de pelear ―explicó y dirigió la mirada a Mystique.

―¿Sabes dónde está la información que quieres? ―preguntó ella, comprendía el papel que le tocaría.

―Sí, sin embargo va a ser algo un poco más complicado que simplemente infiltrarte y salir ―respondió él, dándole una señal a Azazel para partir.

. .

La zona que rodeaba el objetivo estaba cubierta por una gruesa capa de nieve. Los árboles que formaban un denso bosque se encontraban completamente desprovistos de hojas, pero aún así era difícil lograr ver a la distancia entre los numerosos troncos. Por un instante la mente de Erik le sugirió regresar por Abby para que se encargara de no dejar rastros, sin embargo lo descartó de inmediato, no quería reanimar la discusión que tuvieron y si todo iba acorde al plan no importaría, los humanos no tenían que saber que estuvieron ahí. Avanzaron en silencio hasta llegar a los límites del bosque donde una carretera poco transitada los separaba de la base de investigación militar.

En sus semanas ausente, Erik había conseguido ingresar y adentrarse sin levantar sospechas posando como parte del personal de mantenimiento, pero llegó un punto en que no hubo manera de que consiguiera acceso para el hangar donde guardaban la información. Durante su periodo como cazador de Nazis cultivó su habilidad para balancear perfectamente el pasar desapercibido cuando lo deseaba y a la vez mostrarse completamente natural y no permitir que su cuerpo dejara que alguna señal de nerviosismo o duda lo delatara. Pero todo tenía un límite y aunque pudo tratar de presionar de forma agresiva y revelarse, prefirió darle una última oportunidad a un acercamiento sutil.

―Tenemos un tiempo límite ―advirtió Magneto mirando al grupo que lo acompañaba―. Van a realizar una limpieza de documentos hoy en la noche ―explicó, esa era la razón por la que decidió regresar al hotel―, y aunque dudo que vayan a eliminar información que tengan sobre nosotros, estoy seguro que querrán deshacerse de cualquier detalle que pueda revelar un mal manejo respecto a Riverside o los dos incidentes en que me encargué de los miembros de su agrupación.

―¿Crees que sus errores no serán útiles? ―inquirió Fabián.

―Es bueno conocer las debilidades de tus enemigos y más aún qué errores han cometido.

―¿A quién voy a suplantar? ―preguntó Mystique, la apariencia no iba a ser un problema por supuesto, pero si alguien le dirigía la palabra podrían notar el reemplazo.

―Un trabajador de mantenimiento, Sean McNeal. Como en toda organización, siempre hay un eslabón débil o defectuoso ―respondió Magneto dibujando una mueca de desagrado en el rostro―. El suele ocupar buena parte de su turno de trabajo durmiendo en una de las bodegas.

―¿A dónde tengo que ir? ―prosiguió indagando ella.

―Dos lugares ―respondió con calma―. Primero necesito que averigües cuál hangar ha estado recibiendo nuevas adquisiciones. Muchos almacenan experimentos viejos y llevan años sin ser tocados, pero hay uno que recibió los restos de algunos vehículos militares en Noviembre.

―¿El submarino? ―intervino Azazel con una media sonrisa, no pensó que los americanos se tomarían el trabajo de recuperar los restos.

―Y el avión ―agregó Magneto, aunque en teoría la nave que manejó Hank para llevarlos a Cuba era propiedad del gobierno.

―¿Van a haber guardado informes ahí también? ―cuestionó Mystique, le costaba imaginar que entre los restos de dos grandes moles de metal encontraría cajas con documentos.

―Wide Awake no es muy querido, les han cedido lo mínimo, parece que hay mucha competencia entre agencias.

―Quizás bastaría con ver cuál es el hangar menos cuidado, seguramente les asignaron ese ―intervino Fabián, él haría eso si le obligaran a aceptar compartir espacio.

―Tengo una idea de cuál es, pero no vamos a correr riesgos. Desmantelaron los restos del submarino y el avión y no se han tomado el trabajo de reconstruirlos como para que me sea sencillo identificarlos ―respondió Magneto. Ya había tratado de localizar lo que quedó de ambos vehículos, pero varios hangares tenían una masa considerable de metal.

―¿Y cuando sepa a dónde ir? ―retomó Mystique la conversación.

―Esa es la parte complicada y la razón por la que Thomas nos está acompañando ―explicó Magneto, posando la atención del grupo sobre el muchacho―. No quiero que llamemos la atención y dentro de cada hangar hay un circuito de cámaras que necesitamos evitar, vamos a requerir varias horas para conseguir toda la información relevante posible.

―¿Y qué puedo hacer yo? Sólo veo en la oscuridad ―cuestionó Thomas visiblemente nervioso.

―Los hangares están completamente a oscuras a menos que haya una autorización para su uso. Creo que es una táctica para que quienes vigilan las imágenes noten de inmediato si hay alguna luz y alerten a seguridad ―explicó Magneto mirando con confianza al joven―. Tú vas a ser los ojos de Mystique cuando estén dentro.

Thomas no se veía muy convencido pese a que podía leer en la oscuridad, pero aceptó, no quería decepcionar al grupo que lo había acogido, sin ellos tendría que regresar a las calles en California.

Magneto prosiguió con algunas indicaciones finales tales como la ubicación del para que Mystique pudiera verlo y tomar su apariencia. Azazel se encargaría de transportarla al interior y esperaría junto con Thomas hasta que terminara la primera fase, luego los llevaría al hangar para poder recolectar la información.

―¿Y nosotros? ―preguntó Fabián, sentía que sólo estaba ahí para observar.

―Esperamos y actuamos en caso algo salga mal ―respondió Magneto con seriedad. Si algo ocurría y se veían obligados a pelear quería asegurarse que no quedara nada de esa base y confiaba que si Fabián aumentaba sus poderes podría realizar el acto rápidamente.

. .

Azazel tomó la mano de Mystique y el hombro de Thomas para transportarse a la bodega que Magneto le señaló a la distancia, ahí encontrarían al hombre que la mutante debía de suplantar. Aparecieron entre cajas vacías y materiales de limpieza, Raven se apresuró a moverse contra una pared para no estar expuesta en caso hubiera otra persona, mientras que Azazel haló a Thomas para que la imitara a la vez que revisaba con la mirada la habitación.

En el fondo, detrás de unas cajas, un hombre durmiendo despreocupadamente sobre un viejo sillón era el único presente. Mystique dejó que una mueca de desagrado se dibujara en su rostro, no estaba esperando que tomaría la forma de un modelo, pero la barriga prominente, cabello mal cuidado y el uniforme de trabajador azul desalineado eran una combinación horrenda.

―Espero no demorarme demasiado ―comentó ella, dejando que su cuerpo tomara a apariencia del hombre.

―¿Y la voz? ―se atrevió a preguntar Thomas.

―Por como Magneto lo describió dudo que le presten demasiada atención ―opinó Azazel encogiéndose de hombros―. O puedes fingir que estás mal de la garganta o algo ―agregó mirando a Raven.

―Ya veré ―respondió ella con una voz grave que parecía ir bastante bien con el cuerpo―. Con algo de suerte no tendré que decir más de un par de palabras.

Sin esperar más Mystique salió de la bodega con una escoba en mano y un trapo de para sacudir en el cinturón del uniforme. Comenzó a caminar a paso lento y desinteresado, reconociendo poco a poco la ruta que Magneto le explicó era la más adecuada a tomar. Sonrió internamente, desestimando la idea de que terminaría perdiéndose en el interior de la base y que se vería obligada a pelear en algún corredor estrecho.

Llegó hasta el lugar que Magneto le indicó y en la puerta un guardia la recibió con una expresión de molestia. Sin dirigirle la palabra la dejó ingresar.

Mystique sonrió, se encontraba en una oficina bastante grande que contenía cuatro cubículos que gracias a la hora aún no estaban siendo utilizados. Revisó rápidamente los escritorios y tras varios minutos de búsqueda logró dar con la información que estaba buscando. El hangar siete había estado recibiendo múltiples entradas de objetos desde Noviembre, entre ellos un cargamento proveniente de Cuba.

Dejó todo tal y como lo había encontrado para luego caminar hasta la puerta y abrirla. Pero cuando dio un par de pasos tuvo que detenerse, el guardia le estaba hablando.

―No has terminado ―se quejó el hombre, visiblemente irritado―. Entraste hace diez minutos.

―Me olvidé el líquido para limpiar ―respondió con total desfachatez.

―Y el recogedor por lo que veo ―agregó exasperado el militar, sin poder mantener la postura recta y reservada que su posición exigía―. No comprendo cómo puedes seguir trabajando aquí, no hay día que no llegues tarde o te olvides de algo.

―Infórmalo si tanto te molesta ―replicó Mystique encogiéndose de hombros.

Al no recibir respuesta se giró y comenzó a regresar sin prisa, segura de que el militar ni siquiera se extrañaría si no regresaba en unos minutos. Cuando se adentró en la bodega fue recibida por Azazel que le informó que todo había estado en calma, podían proseguir con la segunda etapa si es que tenía la información.

―¿Crees que hubiera vuelto sino supiera a qué hangar debemos ir? ―cuestionó fingiendo indignación.

Él sólo le dedicó una media sonrisa como respuesta y le ofreció su mano. Luego extendió su cola para tocar a Thomas que se encontraba unos pasos detrás de él y desapareció con ellos dejando atrás una nube oscura. Aparecieron sobre una de las edificaciones centrales de la base, desde ahí podría identificar su objetivo, justo detrás de un gran tanque de agua que les sirvió para ocultarse. Sin perder el tiempo Mystique le señaló el hangar siete y Azazel calculó dónde aparecerían.

―Deberías de activar tu don ―advirtió Azazel mirando a Thomas―. Seguramente nos vamos a topar con muchos objetos y aunque el hangar esté retirado si hacemos un escándalo nos van a sentir.

Thomas asintió y permitió que sus ojos se tornaran completamente negros.

Cuando aparecieron en el hangar Azazel y Mystique no fueron capaces de ver nada, Magneto no había mentido cuando dijo que el lugar estaría a oscuras. Thomas comenzó a describirles un poco lo que veía, las dimensiones del hangar eran inmensas y seguramente se demorarían en encontrar lo que estaban buscando.

Mystique logró encontrar el hombro de Thomas y colocó su mano para que él pudiera dirigirla, Azazel la imitó, pero utilizando su cola. Iban a ser unas largas y tortuosas horas, el sólo avanzar era un problema, debían andar despacio para evitar tropezarse o golpearse con algún objeto que sobresaliera de las largas estanterías que llenaban el espacio.

. .

Cuando quedaron solos, Magneto dirigió su atención a Fabián, recordando de inmediato la discusión con Abby. No pensaba cambiar su decisión, Cortez podía volverse demasiado valioso como para considerar expulsarlo, pero si realmente generaba descontento entre el resto era algo que debía manejar. Abby no le preocupaba demasiado en ese aspecto, pese a que lo detestara ella se las arreglaría para no verse demasiado afectada, pero los nuevos miembros no parecían gozar de ese tipo de resistencia social.

―Abby no está muy complacida contigo ―habló dejando claro por dónde iría la conversación.

―Lamento decir que es mutuo ―replicó Fabián sin ocultar su fastidio.

―¿Puedo preguntar a qué se debe?

―No sabe dónde está parada ―respondió luego de dudar por unos segundos, recordando que ellos eran una pareja―. No se da cuenta de lo que somos y manejaba el hotel como si fuera una reunión de niñas exploradoras.

―La honestidad es un arma de doble filo ―advirtió Magneto.

Erik no estaba complacido con el tono de la respuesta, pero lamentablemente no podía replicarle que estaba equivocado. Abby tenía un concepto de la realidad demasiado deformado por sus experiencias positivas en la vida. Incluso aunque había sido testigo de que los humanos estaban trabajando contra ellos, se rehusaba a verlo más allá de incidentes aislados. Quizás no era Abby solamente, muchos americanos parecía que eran incapaces de reconocer el nivel de depravación que podía llegar a dirigir las acciones de los seres humanos.

―Quizás ―se animó a continuar Fabián―, pero sabes que es cierto.

―Tengo mis dudas de que haya tratado de dirigir al grupo ―intervino Magneto. No, Abby sólo mantuvo el hotel a un nivel en que fuera habitable.

―Se lo encargaste ―insistió Fabián, él al menos se había sentido como si estuviera en una escuela pese a que Abby casi no le dirigía la palabra―. El problema no es que diera órdenes, sino que considera a los humanos iguales. Así no vamos a crecer, corrompe el objetivo.

―Aun así ha brindado su apoyo.

―No sin quejarse seguramente ―habló con confianza Fabián―. Por ahora sólo estamos recolectando información, en el futuro cuando sea necesario atacar va a oponerse y no soy idiota, con su don podría ser un obstáculo real.

Erik no respondió, estaba convencido que no llegaría a darse un escenario en que Abby se enfrentara a él realmente, pero eso no excluía posibles intentos de sabotaje. Observó a Fabián en silencio, notando que el hombre debía de sentirse muy satisfecho consigo mismo, pensando que podía manipularlo. Lamentablemente todo lo que él decía ya había pasado de alguna manera por su cabeza y con la discusión de la noche anterior no podía seguir ignorándolo.

―Su lugar no es con nosotros ―opinó Fabián, tratando de ocultar la sonrisa de satisfacción al poder decirlo en voz alta.

―Puede ser ―aceptó Magneto mirándolo fijamente―. Pero no es tu lugar decidirlo.

De inmediato Fabián asintió, ya había dicho lo que quería y sabía reconocer cuando estaba tentando demasiado la suerte. Ambos hombres se quedaron en silencio, conscientes de que deberían esperar varias horas si es que todo salía bien, pero que no podían dejar de prestar atención a la base, si algo ocurría tendrían que actuar rápidamente.

. .

Entrada la tarde, Azazel regresó en compañía de Mystique, Thomas y un gran cargamento de papeles. Magneto los observó complacido, pero antes de que pudiera dar la orden para retirarse, Azazel habló.

―Hay un informe interesante.

―¿Sobre? ―preguntó con curiosidad Magneto.

―Un nuevo material que llegó en un cargamento hace unos días, un metal que parece provenir de un meteorito ―explicó Azazel, recordando uno de los tantos documentos que Thomas había leído―. Parece que sólo han conseguido una pequeña muestra y aún están tratando de averiguar de dónde provino, pero los estudios preliminares revelaron que era sumamente resistente y varias agencias están peleando para poder experimentar con él, Wide Awake incluido.

Magneto sonrió y dirigió la mirada hacia la base militar, luego cerró los ojos y se concentró. Comenzó a buscar una sensación metálica nueva, algo que le revelara dónde se encontraba el metal del que habló Azazel, pero no le fue posible sentir ninguna presencia peculiar. Abrió los ojos y le dirigió la mirada a Fabián, que de inmediato asintió y extendió sus manos en dirección a él, provocándole una sensación muy similar a un pico de adrenalina.

Jamás había logrado sentirse tan poderoso, ni cuando la furia lo invadía permitiéndole grandes proezas o luego de que Charles le ayudara a encontrar el punto en que tenía el mayor control sobre su don. Por un momento pensó en lo sencillo que sería destruir la base y matar a todos los que estaban dentro, quizás era el momento de comenzar una ofensiva abierta contra los humanos, ninguno de ellos podría detenerlo. pero se contuvo. Trató de enfocar su mente, tenía un objetivo y no era atacar, sino encontrar la muestra de metal que había captado tanto la atención de las agencias militares.

En ese momento lo sintió, un objeto del tamaño de una canica que era completamente desconocido para él. No tenía idea de qué era. Cuando trató de manipularlo sus poderes recibieron resistencia por parte de un metal, algo que nunca le había ocurrido. No era que no pudiera doblegarlo y moldearlo a su antojo, pero cada molécula que lo conformaba se negaba a obedecerlo de forma natural. Sin perder más tiempo optó por atraer el objeto hacia él a toda velocidad, eso alertaría a los humanos, pero ya estarían lejos para cuando decidieran investigar fuera de la base.

. .

Cuando el grupo regresó al hotel, todos los documentos extraídos de la base militar fueron llevados al estudio para que Magneto pudiera leerlos con calma. Erik se encerró por varias horas, leyendo rápidamente el contenido para comenzar a clasificar lo que era más útil de lo que no. Un nombre que aparecía continuamente era el del general retirado, Edwin Partridge, el hombre por el que Angel había decidido quedarse en California. Ella no había hecho contacto alguno, quizás era momento de enviar a alguien o ir en persona para averiguar qué había ocurrido.

Erik levantó la mirada luego de leer que el cuerpo de Adriana Soria había sido recuperado por Wide Awake. Maldijo internamente, debía de haberse asegurado de que algo así no pudiera ocurrir. Pese a que la mujer estaba muerta, quizás podrían usarla de algún modo y ese le incomodaba enormemente.

Chasqueó la lengua al notar la hora en el reloj de pared que decoraba el estudio, eran las diez de la noche, llevaba al menos cuatro horas en el hotel y no había recibido visita de Abby. sin ánimos se levantó de la silla y acomodó las cosas, ya no podía seguir evitando la desagradable conversación que seguramente tendría. Estaba casi convencido que lo mejor era que se separaran, su lado lógico se lo repetía continuamente, pero siempre había una voz en el fondo que le recalcaba lo cómodo e incluso feliz que se sentía cuando estaba a solas con ella.

Llegó hasta la puerta de su habitación y entró tratando de no hacer mucho ruido. De inmediato sintió que la temperatura era considerablemente más baja que la del resto del hotel y cuando vio las cortinas de la puerta del balcón hondeando se acercó con la intensión de evitar que el aire frío siguiera entrando. Al acercarse notó que Abby se encontraba fuera, apoyada en el barandal del balcón. En ese momento se percató que no era el único que había estado pensando sobre el futuro.

―Estoy embarazada ―anunció ella, dirigiéndole la mirada cuando lo sintió y sin darle tiempo de que él iniciara la conversación.

Erik la observo en silencio, eso era algo que realmente no estaba esperando.


Notas de autora: Inicialmente había pensado poner este capítulo junto con el anterior, pero creo que la atención a cada parte se hubiera perdido xD

Ha habido algunos pequeños detalles de cosas que no planeo escribir a profundidad, pero que quiero que se sienta que están ocurriendo. ¿Quién estuvo en el cuarto de Azazel? supongo que no es difícil de adivinar. El metal que consiguieron es una muestra muy pequeña del mismo material que aparece en la película de Wolverine. No me atrevo a decir que es adamantium porque si no he entendido mal el adamantium no es un metal natural, sino una mezcla de varios compuestos, entre ellos el metal proveniente del meteorito.

Fabián hablando mal de Abby y Erik que no la "defiende"… Aunque Erik quiera a Abby no es capaz de ignorar que ella va a ser un problema si quiere expandir su filosofía y acciones anti-humanas. Pero, ahora qué va a hacer, un bebé cambia las cosas, en este tipo de situaciones lo hace para peor… Sin embargo la idea de poder tener una familia es algo que Magneto en todas sus versiones siempre ha tenido debilidad (En algunas con resultados muy malos y en otras con resultados trágicos… creo que en ninguna versión acaba bien este hombre) ¿Qué creen qué haga Erik? o cómo imaginan que va a reaccionar xD

Como me he demorado tanto escribiendo este capítulo y para colmo no he resuelto la bomba que es el anuncio del bebé, preferí publicarlo aunque no sea Viernes, ya bastante han esperado y la historia debe continuar.