Peace could be an option
Capítulo 33
La misión en Oklahoma dejó una marca palpable en la mitad del grupo que hasta ese momento no había sido partícipe de una carnicería como la ocurrida en el sótano de la familia Walker. No sólo tuvieron que presenciar la materialización del odio sin sentido hacia los mutantes en el cuerpo de la pequeña Amanda, sino además la muerte de varios hombres, que aunque fueran enemigos cayeron inertes frente a sus ojos.
Mystique estuvo presente para la masacre de los agentes de la CIA perpetrada por Azazel y Riptide cuando se encontraban bajo órdenes de Shaw, pero sólo como una espectadora. Ella no asesinó a nadie en Blackwell, sin embargo no podía evitar sentirse culpable. Años viviendo con Charles hicieron eco en su interior, recalcándole que sus acciones eran incorrectas, haciéndole pensar que quizás había otra forma de solucionar los problemas, susurrándole al oído que esos hombres debían tener familia que posiblemente desconocían ese aspecto oscuro de sus personas que los llevó a los brazos de la muerte.
Azazel colocó una mano sobre el hombro de la mutante azul, consiguiendo que dejara de perderse en sus pensamientos.
―Sus hermanos nunca sabrán qué pasó con ella ―susurró Raven al elevar la mirada.
―No sabemos qué tan implicados estaban ―recalcó Azazel manteniendo un tono bajo, a pesar de que los Walker sobrevivientes debían tener entre trece y diecinueve años―. Además, probablemente tampoco se enteren qué ocurrió con sus padres.
Magneto escuchó los susurros entre sus seguidores, pero decidió ignorarlos por el momento, se encontraban en una vieja funeraria con el propósito de darle algún tipo de descanso a la joven mutante.
Cuando terminó de interrogar al último integrante de Wide Awake, decidió que se llevarían el cadáver de Amanda y dejarían el resto de cuerpos a espera que otros miembros de la organización los encontraran, dudaba que la policía fuera a adelantárseles. Por cómo operaban seguramente limpiarían el lugar y no dejarían pistas sobre lo ocurrido, al final lo que habían querido era llevarse únicamente los restos de la niña.
Él fue quien optó por el método de la incineración, así al menos nadie podría encontrarla y usarla como material de laboratorio. Por un momento pensó que quizás podrían llevarla al hotel y enterrarla en el bosque cercano, pero en unos meses abandonarían el lugar y tampoco deseaba tener que explicarle a Abby qué hacían con el cadáver de una infante.
No pasó inadvertido para él las miradas curiosas cuando sin titubear se encargó de operar la incineradora y colocar el cuerpo en su interior. Ya había tenido que trabajar con una de esas máquinas infernales; pese a que fue el conejillo de indias de Shaw, no logró librarse del trabajo forzado en Auschwitz y tuvo la desventura que a pesar de su corta edad se le asignara a uno de los crematorios.
Cuando el cuerpo de la niña quedó reducido a cenizas, le encargó a Riptide que las esparciera con sus poderes, él debía concentrarse en el grupo y la labor que como líder aún debía ejercer. Luego del enfrentamiento contra Wide Awake, requería apaciguar el temor que podía ver en Yumi, Thomas e incluso Mystique. Ella le preocupaba especialmente, sus talentos eran demasiado valiosos como para perderlos y sabía que con la crianza que debió de haber tenido bajo el manto protector de Charles lo que vio horas antes seguramente caló fuerte en su interior.
―Sabíamos que este momento llegaría ―habló Magneto captando la atención de todos los presentes―. Si aún tenían dudas esto ha dejado claro que lo único que recibiremos de los humanos es miedo, odio y rechazo. Por mucho tiempo hemos vivido en las sombras preguntándonos qué pasaría si supieran de nuestra existencia y esta es la respuesta ―prosiguió dirigiendo la mirada hacia las llamas del incinerador que aún seguía funcionando―. Estamos en el comienzo de una guerra anunciada, que nuestros enemigos ya se están preparando para pelear ―añadió pasando la mirada sobre el grupo, notando como Fabián asentía con seguridad―. ¿Y nosotros? Nuestros hermanos permanecen ocultos ignorando este conflicto, o peor aún, negándolo ―Pensó en Abby y en Charles, ambos insistían en negar la magnitud del problema, apelando ingenuamente a que la mayoría de humanos harían lo correcto, ciegos a las advertencias que él podía darles gracias a su experiencia―. Nosotros debemos guiar y proteger a los más débiles antes de que sigan depositando su confianza en las manos erróneas, debemos de mostrarles a nuestros hermanos que no están solos, que no deben temer a lo que son. La naturaleza nos ha hecho superiores y vamos a demostrarlo ―sentenció con fuerza, seguro que sus palabras eran compartidas por todos los que le estaban escuchando.
. .
Al llegar al hotel, cada mutante se retiró a sus respectivas habitaciones para descansar, ya era de noche y el día había sido agotador. Erik se quedó unos instantes frente a la puerta que llevaba a su dormitorio, podía escuchar algo de bulla en el interior, Abby debía de seguir despierta aún y se encontraba escuchando música o quizás viendo algún programa en el televisor. Hubiera preferido encontrarla dormida y acostarse a su lado sin tener que cruzar palabras, pero a menos que decidiera esperar un par de horas no iba a conseguirlo.
Ingresó avanzando con paso tranquilo, a pesar de las experiencias del día no se sentía especialmente malhumorado, su ira la liberó en la casa de los Walker. Notó que Abby lo observó intensamente en cuanto entró en su rango de visión, pero se demoró en dirigirle la palabra, como si estuviera pensando en qué decirle.
―Por un momento pensé que no iban a regresar hoy ―habló ella finalmente tras unos segundos en silencio que parecieron minutos.
―¿Qué estás viendo? ―preguntó a pesar que no tenía interés real, dirigiendo su atención al televisor y las imágenes en blanco y negro―. ¿No es algo tarde para que estén dando programas?
―A esta hora dan repeticiones de I Love Lucy ―respondió tratando de mantener la conversación lo más lejos posible de lo que Erik hubiera hecho en sus horas ausente. Una parte de ella quería saber, pero había aceptado mantenerse al margen de todo eso.
―¿Para qué ves el programa de nuevo? ―cuestionó él con verdadera curiosidad―. ¿Te perdiste algún capítulo? ―agregó, no conocía la serie, pero había escuchado que era uno de los programas favoritos de los americanos.
―No ―respondió riendo un poco, haciéndole una seña con la mano para que se sentara junto a ella en el sillón frente al televisor―. He visto cada capítulo al menos tres veces ―explicó y cuando notó la expresión de crítica en él, volvió a hablar―. ¿Me vas a decir que nunca has leído un libro más de una vez?
―No compares ―pidió él casi ofendido por la comparación, sentándose a su lado luego de quitarse los zapatos.
Erik rodeó a Abby con su brazo y ambos se quedaron en silencio mirando el monitor por varios minutos. Cuando la serie terminó se dirigieron a la cama para acostarse, pero ninguno de los dos fue capaz de conciliar el sueño.
―¿Todos están bien? ―preguntó Abby en voz baja, cediendo a su curiosidad.
―Sí ―respondió. Ellos lo estaban, pero la niña que fueron a buscar no―. Wide Awake parece haber encontrado aliados en otro grupo con creencias similares ―explicó, notando la expresión de preocupación en ella―. Es mejor que no lo pienses demasiado, eso no cambia el panorama de cómo vamos a actuar.
―Estaba pensando que quizás deberíamos mudarnos a Canadá ―comentó Abby pensativa, cambiando de tema―. Los territorios del norte tienen muy poca población y seguramente debe de haber algo ahí que pueda investigar.
―¿Quieres llevarme a vivir a la tundra? ―inquirió divertido ante la idea, olvidándose por un momento lo ocurrido en el día―. Ese ambiente sólo te sería beneficioso a ti.
―Hay gente viviendo ahí, seguro que encontrarías algo con que entretenerte.
―¿No lo estarás pensando seriamente? ―indagó con cierto recelo―. Sé que hay gente que vive ahí, pero vamos a tener un bebé en unos meses ―A su hijo no le faltarían cuidados, pero no podía evitar pensar en la cantidad de pequeños que simplemente perdieron la batalla contra los duros inviernos en los años de la guerra.
―¿Le tienes miedo a un poco de frío? ―cuestionó tratando de no sonar burlona.
―No subestimaría el clima de esas regiones ―dio como respuesta a la pregunta, que por el tono casi lo sintió como si estuviera tratando de retarlo.
―¿Vamos a estar bien, no? ―preguntó Abby de improvisto, cambiando por completo su estado de ánimo, acurrucándose entre los brazos de él. A pesar de que había tratado de mantenerse al margen, sabía que iban a buscar a una mutante y comprendía que dado que Erik no le comentó la llegada de un nuevo integrante, no la habían encontrado o peor aún llegaron muy tarde.
―Aquí estamos a salvo ―le garantizó, él iba a encargarse de que así fuera―. Lo que deberíamos de preocuparnos ahora es buscar un lugar donde puedas dar a luz en unos meses.
―Hoy estuve hablando con Leslie y me comentó que ella ayudó en varios partos de su familia.
―¿No es más seguro en un hospital? ―No es que quisiera menospreciar la práctica que pudiera tener la joven, pero prefería un profesional y había asumido que Abby también.
―No lo sé. Yo nací en casa igual que mis hermanas, pero las gemelas y Vincent nacieron en el hospital, todos estuvimos sanos ―explicó sin poder dar una opinión fuerte respecto al tema, más considerando que suponía que un lugar plagado de gente no era lo ideal desde el punto de vista de Erik.
―En estas semanas revisaremos qué opciones hay por la zona, de cualquier forma es bueno saber que en una emergencia Leslie podría intervenir ―ofreció él con calma, aún había tiempo.
. .
Tres meses de delicada planificación transcurrieron como un parpadeo para Erik. Su objetivo principal era encargarse de Partridge, si bien dudaba que el general retirado fuera la cabeza oficial de Wide Awake, era obvio que se trataba de la figura ideológica para la organización y los grupos con pensamiento similar que comenzaban a formarse.
Cuando regresaron de BlackWell, volcó por completo su energía en localizarlo. El miembro de Wide Awake que interrogó luego de encargarse de la Sra. Walker resultó ser bastante colaborador tras unos minutos de tortura. La suerte estuvo de su lado cuando decidió dejarlo vivo hasta el final. Inicialmente no esperó conseguir nada importante, pero sucedió todo lo contrario, el hombre soltó mucha información pensando que quizás así podría conservar su vida.
La primera orden que dio fue que Azazel le indicara a Angel que debía reubicarse en Dallas, Texas. Ahí su objetivo era infiltrarse como bailarina exótica en el Carousel club, un club nocturno que frecuentaban los integrantes de Wide Awake incluso desde antes de formarse como organización bajo el ala del gobierno. Confiaba en que desde esa posición la mujer sería capaz de conseguir mucha más información de primera mano y sabía que no levantaría sospechas, cuando la reclutó en compañía de Charles se dedicaba a esa labor.
Partridge debía desaparecer rápido. El hombre fue quien congregó y direccionó a los miembros de grupos que sin saberlo ya se dedicaban a atacar mutantes, como los Purificadores y los Amigos de la Humanidad. El pensar que varias pequeñas asociaciones de gente intolerante habían surgido sólo para encargarse de personas que veían como una amenaza por ser diferentes ya era bastante perturbador en sí mismo, pero los nombres que tomaron sólo lograban generar un mayor malestar en Erik.
―Ya estamos listos.
La voz de Riptide obligó a Erik a enfocarse en el presente. Llevaba horas en el estudio, repasando cada detalle de la misión que realizarían ese día, Angel había conseguido darle una fecha en la que su escurridizo objetivo visitaría el Carousel club y no pensaba desaprovechar la oportunidad.
―¿Algún problema? ―preguntó, acercándose al otro mutante que le esperaba junto a la puerta.
―No. Azazel regresó luego que Angel le confirmó que todo va de acuerdo al plan.
―Ve con el resto, en un momento partimos ―indicó y se retiró a buscar a Abby.
No había visto a su esposa desde la mañana, ni siquiera se juntaron para el almuerzo, las horas previas a las misiones siempre eran tensas para él y prefería estar solo. Avanzó hacia la habitación que compartían esperando encontrarla ahí, ella llevaba un par de días tejiendo ropa para el bebé a pesar de que varios en el grupo opinaban que era mucho más práctico que le compraran cosas en una tienda. A él simplemente le bastaba con que el bebé tuviera algo que vestir cuando llegara, la procedencia era lo que menos le importaba, aunque tenía que admitir que disfrutaba ver a Abby concentrada en una labor que se notaba le costaba, pero disfrutaba.
Cuando estuvo a punto de subir las escaleras, escuchó la voz de Abby desde la primera planta y apresuró el paso cuando notó que estaba hablando con Fabián, esos encuentros siempre acababan mal. A pesar de los meses viviendo juntos no había forma de que pudieran hablar por más de un minuto sin que empezara a sentirse la tensión en el aire.
―¿Son mutantes? ―cuestionó de forma acusatoria Fabián, sólo esperando la confirmación negativa a su pregunta―. Dime que lo son, sería ridículo que siguieras en contacto con ellos de no serlo.
―Eso no te importa ―le respondió Abby con fastidio―. Pensé que no íbamos a hablarnos más ―agregó. No lo discutieron, pero luego de varias semanas sin cruzar palabras asumió que era un acuerdo tácito aceptable por parte de ambos.
―Si estás poniendo en peligro a este grupo no voy a quedarme callado ―replicó sin ceder.
―¿Y desde cuándo tú decides qué es peligroso? ―preguntó bufando con molestia―. No recordaba que fueras el líder.
―Fabián ―llamó Erik antes de que la situación escalara a mayores―. Revisa que todo esté listo para la misión, no quiero contratiempos.
El hombre asintió en silencio, retirándose tras darle una mirada despectiva a Abby.
―Presumo que vio tu correspondencia ―comentó Erik acercándose a la mujer.
―Te juro que si sigue siendo tan insufrible voy a fondearlo en el lago ―gruñó ella cerrando los ojos.
―Eso me gustaría verlo ―dijo con una media sonrisa antes de observar las cartas que llevaba ella en las manos―. ¿Por cuánto crees que sigan sin sospechar?
―¿Crees que todavía no sospechan que hay algo extraño? ―cuestionó Abby soltando un largo suspiro.
Tal y como conversaron cuando visitaron Great Falls a inicios de año, habían conseguido una casilla postal en Minneapolis para que Abby pudiera mantenerse en contacto con su familia. Sin embargo aún no tenían una dirección permanente y eso eventualmente generaría sospechas, más cuando tuvieran que negarse a recibir visitas, algo que sin dudas ocurriría luego del nacimiento del bebé.
―¿Planeas decirles la verdad? ―preguntó él con verdadera curiosidad―. Me sorprende que no lo hayas hecho hasta ahora.
―No quiero ocasionarle un paro cardíaco a mi papá ―respondió encogiéndose de hombros―. Con algo de suerte no me presionan por respuestas por un buen par de meses más y lo único que tendría que decirles es que eres mutante.
―Van a querer ver a su nieto o nieta cuando nazca ―habló Erik acariciando el vientre ligeramente abultado de ella―. No puedo prometerte que para ese momento esté listo para diseminar al grupo, menos aún mudarnos a algún lugar y aparentar que estamos llevando una vida común y corriente.
―Ya veremos en unos meses, no pienso estresarme con eso desde ahora ―zanjó ella, ignorando la mirada de Erik que sin dudas dejaba claro que discrepaba, a él le gustaba tener el control, no dejar situaciones al azar.
―Debo de estar regresando esta misma noche, aunque preferiría que no me esperaras despierta ―explicó Erik, cambiando de tema, pese a que tenía tiempo era mejor que comenzara a moverse.
. .
Fabián observó oculto, apretando los puños con cólera ante lo que escuchó. No se había retirado como Magneto le indicó, se quedó en la habitación contigua esperando y resultó ser la mejor decisión que había tomado. ¿Pensaba diseminar al grupo? Eso era obviamente una idea de Abby, esa mujer era un lastre para un mutante como Magneto. Divididos no llegarían lejos, de eso estaba seguro, menos si su líder iba a tener que distribuir su tiempo entre el grupo y su familia. Maldijo internamente ante lo que consideraba una traición en todo sentido, ¿cómo iba a ser posible que los mutantes tomaran su lugar sobre los humanos si no iniciaban una ofensiva constante?
Se retiró en silencio cuando notó a Magneto despidiéndose, era mejor que no se enterara que los escuchó.
. .
Raven observó como el cuerpo de Partridge cayó frente a ella como si se tratara de un muñeco de trapo. No pudo evitar que su cuerpo diera un paso hacia atrás con repulsión cuando la sangre que brotaba de la cabeza del hombre comenzó a avanzar lentamente en su dirección. Pasó la mirada por el callejón abandonado en el que se encontraban, notando otro cuerpo tendido en el suelo y a Fabián esbozando una amplia sonrisa mientras admiraba como la bala que disparó acertó justo en medio de los ojos de uno de los acompañantes de Partridge. Reconoció al hombre, era el que había estado en la iglesia en BlackWell, al final resultó ser la mano derecha del general retirado.
―Mystique ―llamó Magneto―. Ya puedes dejar de usar esa apariencia.
Ella parpadeó un par de veces y asintió, permitiendo que su cuerpo abandonara la forma masculina que Angel le recomendó utilizar para atraer a Partridge a un lugar donde pudieran matarlo sin tener que enfrentarse a demasiados enemigos. No estaba segura quién había sido el hombre, sólo sabía que se llamaba Oswald, que era un ex militar que solía frecuentar a una compañera de trabajo de Angel y que había llamado la atención de Partridge por sus conexiones con el gobierno Soviético.
―¿Movemos los cuerpos? ―preguntó Fabián complacido por el resultado, colocándose en cuclillas al lado del cuerpo del hombre que asesinó.
―No, ya los encontrarán ―respondió Magneto, comenzando a caminar en dirección a donde Azazel esperaba con Riptide y Angel.
Raven se apresuró a seguir a Erik, no quería pasar un segundo más de lo necesario en ese callejón, pero Fabián se quedó unos segundos más al notar un radiotransmisor en posesión de su víctima. Tomó el objeto con curiosidad y al hacerlo un papel cayó a su lado mostrando una frecuencia que de inmediato asumió debía de ser la que utilizaban algunos miembros de Wide Awake para comunicarse. Sonrió ante su descubrimiento, quizás podría usarlo a su favor, pese a que Magneto estaba llevando al grupo por buen camino, sabía que eso dejaría de suceder en unos meses a menos que él actuara.
Notas de autora: ¡Feliz Navidad! :D Créanme cuando digo que la demora para publicar es posiblemente un regalo, el capítulo que debía caer para estas fechas hubiera sido un horrible regalo navideño xD
Este ha sido un capítulo de transición, pero no quita que el asesinato de Partridge (el cual no me quise expandir porque ya en el cap anterior puse una misión) es un evento importante. La forma que tomó Raven es de una persona real; Lee Harvey Oswald, el que supuestamente asesinó a Kennedy. En la página de "TheBentBullet" explican un poco la relación y yo he adaptado un poco las cosas para poder usarlas aquí.
Y bueno Fabián se sigue llevando mal con Abby y ya se enteró que Erik planea irse con ella y tener al grupo disperso… eso no le gustó para nada y hará algo al respecto :P
