Peace could be an option
Capítulo 34
"Ich bin ein Berliner!"
Erik bufó con sorna al escuchar por segunda vez la frase en alemán que el presidente Kennedy utilizó para su discurso en Berlín el día anterior. Abby insistió en ver la visita del líder americano a la ciudad alemana que representaba claramente la división entre el occidente y la Unión Soviética gracias al muro que se elevó en 1961 como materialización de años de conflictos ideológicos.
―¿Qué dijo? ―preguntó Abby con curiosidad, el discurso fue en inglés con excepción de esa frase.
―Que es un bollo ―respondió burlón, riendo unos momentos para luego rectificarse―. Soy berlinés o soy ciudadano de Berlín. Aunque pudo elegir una frase que no se fuera a prestar a malentendidos.
―¿Cómo interpretas eso de otra forma?
―Berliner Pfannkuchen ―pronunció con naturalidad―. Es un bollo tradicional de la zona.
―Estoy segura que nadie va a pensar que dijo eso ―comentó ella riendo.
―Siempre hay alguien que no toma en consideración el contexto ―recalcó, poniéndose de pie para apagar el televisor.
―¿Se veía diferente? ―preguntó Abby cuando Erik regresó a su lado en el sofá―. Berlín ―aclaró.
―No viví en Berlín como para haber conocido a fondo la ciudad. Pero puedo decirte que la última vez que estuve no había un muro cortándola en dos, al menos no uno visible ―Llevaba años sin pisar la capital alemana, pero incluso antes de que se erigieran las paredes de concreto, Berlín se sentía como dos ciudades completamente diferentes.
―¿Dónde creciste? ―indagó ella con curiosidad. Se había cuidado de no ahondar mucho en el pasado de Erik cuando hablaban, pero él parecía estar de buen humor ese día y la manera en que le respondió permitía que preguntara de forma natural.
―Nuremberg ―contestó tras un segundo de vacilación. Sabía qué era lo que Abby quería, pero él no se sentía capaz de compartir su historia, al menos no con la profundidad que debía considerando que estaban casados y esperando un bebé―. Pero mi familia se reubicó en Polonia cuando yo tenía seis, recuerdo muy poco de la ciudad ―añadió en un intento por darle algo de información sobre él.
―¿A qué parte? ―preguntó casi de forma tímida, temiendo que Erik cambiaría de tema en cualquier momento.
―Varsovia ―Pensó en no responder, pero el nombre de la ciudad brotó de sus labios.
Notó como ella no pudo disimular un atisbo de sorpresa y tristeza reflejarse en sus ojos. No se sintió aliviado al reconocer que Abby debía de saber en qué parte de la ciudad le tocó vivir, aunque al menos estaba seguro que con eso no tendría que ahondar más, ella no indagaría sobre su vida en el gueto de Varsovia.
―¿Cómo se llamaban? ―preguntó Abby rompiendo el silencio que ambos permitieron se formara por unos instantes―. Quizás podríamos… ―ofreció sin terminar la frase mirando su abultado vientre.
―Jacob y Edie ―respondió Erik, comprendiendo―. Y no, no creo que sea una buena idea usar el nombre de mis padres ―opinó tratando de no sonar áspero. Nombrar a un bebé como sus padres podía ser una forma de honrar su memoria, pero ellos tuvieron un horrible destino y aunque no era supersticioso no deseaba tentar a la suerte; de niño había escuchado en varias ocasiones sobre no utilizar el nombre de alguien que no murió naturalmente.
―Deberíamos comenzar a hacer una lista ―comentó Abby, notando que era mejor cambiar por completo el rumbo de la conversación, conocer los nombres de sus suegros y el lugar donde creció Erik ya era bastante información que él estaba compartiendo si consideraba todos los recuerdos negativos que acarreaban―. Había pensado en Brian, Daryl o Randall y si es niña en Ivy o Lynn
―Elige tú ―Prefería cederle por completo la labor de escoger, era ridículo lo difícil que podía ser decidir entre las miles de opciones que existían―. Aún hay suficiente tiempo.
―Hasta mediados de Agosto, eso es menos de dos meses.
Erik sonrió ante la idea, olvidando los fantasmas de su pasado que habían comenzado a asomarse cuando respondió las preguntas de su esposa.
La habitación que había sido de Emma estaba casi lista para recibir al bebé a pesar de que Abby insistía en que era demasiado espaciosa para un recién nacido. Las paredes fueron pintadas de un color amarillo pálido que casi se mezclaba con el blanco impoluto de las suaves cortinas que decidieron conservar. Una cuna y algunos estantes de madera muy clara eran los únicos muebles que decoraban el espacio que poco a poco tomó forma.
Sabía que no lo usarían por mucho tiempo y que Abby siempre estaba reacia a ponerle mucho empeño a la habitación porque pensaba que sería una especie de ancla cuando quisieran irse. Él cumpliría con su palabra, pero como le explicó desde el inicio, iban a necesitar un tiempo luego de que el bebé naciera antes de poder moverse.
―¿Cómo vas con los anillos? ―preguntó cuando notó como ella comenzó a frotarse los pies con incomodidad.
―Bien, ya no me molestan ―respondió elevando la mano para que viera.
―Debiste comentarme cuando comenzaron a fastidiarte ―opinó con una media sonrisa. Un par de semanas antes se encontró con Abby tratando de quitarse los anillos que habían quedado atorados ante la inflamación de sus dedos.
―Honestamente no me di cuenta hasta que fue muy tarde, pensé que sólo se hinchaban los pies ―respondió encogiéndose de hombros, aunque increíblemente aliviada de que Erik hubiera usado sus poderes para ensancharlos y que pudiera seguir usándolos con comodidad―. Al principio pensé que era porque estaba pasando demasiado tiempo tejiendo.
―Podrías ceder un poco e ir a comprar algunas cosas ―opinó con sinceridad.
―Compré el moisés y la cuna ―se defendió ella como reflejo―, un par de juguetes.
―No te estoy juzgando, sólo creo que sería más práctico, sobre todo si te molestan las manos.
―También escogí algo de ropa la otra vez que Raven me acompañó ―Una de sus pocas salidas fue cuando cedió ante la insistencia de la joven y fueron a comprar cosas para el bebé.
Además de eso, no había visitado muchos pueblos o ciudades en los últimos meses, pero Erik encontró un médico en el lejano estado de la Florida que resultó ser bastante profesional aunque sumamente corto de vista y con una pésima memoria el cual los había atendido en tres ocasiones diferentes para darle seguimiento al embarazo. La secretaria de la pequeña clínica no realizaba su labor de organización como era debido y siempre que llegaban abría una nueva ficha de paciente que Erik llenaba con nombres completamente falsos sin la menor preocupación de que fueran a descubrirlos.
―Por cierto, vas a tener que ayudarme a escribirle a mi mamá, ya no sé qué decirle para evitar que decida manejar hasta Minnesota y nos busque puerta por puerta por todo el estado ―pidió Abby con cansancio―. Lo peor es que debe de estar haciendo compras por su lado con mis hermanas.
―Eso es algo que tú tienes que manejar por tu cuenta ―replicó sin permitirle que insistiera―. Es tu familia, van a notar si influyo en tus palabras.
―No tendría que estar buscando excusas si no tuviéramos a Fabián, podría dejar que vinieran un par de días y no notarían nada extraño.
―¿Y Azazel? ―recalcó Erik, la piel roja del mutante era demasiado llamativa como para pasar inadvertida.
―Podría decirles que somos mutantes y lo aceptarían ―respondió pensativa―. Estarían unos días y se irían tranquilos.
―Pero no planeas hacerlo ―recalcó él colocando una mano sobre la oscura cabellera de ella luego de atraerla más cerca para que se recostara junto a él en el sillón―. No vale la pena que te tortures por algo que no vas a hacer.
―Supongo que no ―aceptó derrotada hasta que sintió como Erik chasqueó la lengua y apartó su mano―. ¿Sigue cayéndose mi pelo? ―presumió con molestia, era un efecto secundario de su embarazo que realmente le molestaba―. Debería cortármelo, así al menos no serían hebras tan largas las que caigan por todos lados.
―No ―dijo Erik cortante al escuchar la proposición, sorprendiendo a Abby―. En menos de dos meses seguramente deja de caerse por sí solo―explicó relajando la voz.
―Igual va a ser incómodo con el bebé, va a colgarse de mi cabello ―insistió ella con cierta curiosidad ante la negativa instantánea que tuvo él ante la idea.
―Me gusta largo ―dio como sencilla explicación acurrucándose más junto a ella. Pero había algo un poco más profundo que le obligó a expresar su descontento ante la idea de ver a su esposa con el cabello corto. En los campos de concentración una de las tantas formas de robarle la identidad e individualidad a los judíos había sido raparles el cabello sin importar si se trataba de un hombre o mujer. Recordaba la abundante cabellera de su madre, de la cual estaba tan orgullosa a pesar de que normalmente la llevaba cubierta por un pañuelo, pero para la última vez que la vio la había perdido por completo.
―Va a tener cabello oscuro ―comentó ella dibujando una gran sonrisa en su rostro al imaginar a su bebé―, y ojos azules como nosotros ―añadió, notando como Erik sonreía en acuerdo―. ¿No es suficiente? ―preguntó momentos después, siempre que imaginaba cómo sería su vida en unos meses la imagen perfecta que tenía se veía resquebrajada por el grupo que Erik no pensaba abandonar.
―Lo es ―le aseguró. Rara vez conversaban temas relacionados a sus actividades como líder mutante, sin embargo no había manera de evitarlo por completo, más ahora que faltaba tan poco para que comenzaran los cambios―, pero sé que no va a durar si no hago algo ―prosiguió con pesar en la voz. Claro que le gustaría que no hubiera un conflicto y poder vivir en paz, pero él sabía muy bien que eso era una ilusión, si quería asegurar el futuro necesitaba actuar en el presente. Luego de meses con Abby había llegado a la conclusión de que no había manera de que ella pudiera comprender sus miedos, la única forma era que viviera lo que él vivió y no iba a permitir que eso ocurriera.
. .
Cuando Azazel regresó con noticias de Angel, Erik no supo cómo logró contenerse al momento en que escuchó que la bailarina exótica había decidido por cuenta propia concertarle una reunión con Sean. Primero se sorprendió al escuchar que Banshee había abandonado a Charles y que acabó en Dallas luego de semanas sin tener un rumbo claro, pero de inmediato se vio sumergido en una batalla interna para no ordenarle a Azazel que lo lleve con la joven y ponerla en su lugar de una buena vez. Ya antes había tomado decisiones sin consultar con él, pero asumió erróneamente que esa etapa había quedado atrás.
Decidió priorizar la repentina aparición de Sean, quería saber qué había ocurrido para que se alejara de Charles y además podía tratarse de un miembro interesante para su grupo. El lugar de reunión sería en Minneapolis al día siguiente, al menos Angel había tenido suficiente sentido común como para no enviarlo al hotel directamente.
―Esto no cambia nada ―garantizó Erik cuando notó la expresión de descontento en el rostro de Abby al momento en que fue a recoger su casco a la habitación.
―¿Vas a traerlo aquí? En unas semanas se supone que deberíamos irnos ―cuestionó ella con fastidio, le había sido imposible no escuchar la noticia, Raven estaba muy emocionada con la posibilidad de juntarse con Sean.
―Me rechazó una vez, seguramente lo hará de nuevo ―le recordó, tratando de no generar una discusión―. Además mi mayor interés es averiguar qué ocurrió para que acabara en Dallas ―explicó y se acercó a ella para quedar al frente―. Créeme que no me alegra tener que irme estando tan cerca de la fecha, pero sólo será un día o dos, Minnesota está a unas cinco horas de camino nada más ―Era finales de Julio y habían calculado que el bebé nacería alrededor de la quincena de Agosto. Sin embargo lo que le provocaba ansiedad era que en la última semana Abby había comenzado a sufrir fuertes contracciones. El médico de Florida les aseguró que era el cuerpo practicando para cuando llegara el momento, pero a pesar de eso no conseguía tranquilizarse del todo.
―¿No puedes decirle a Azazel que te lleve? ―preguntó, con eso Erik estaría menos horas ausente.
―No es una misión y prefiero evitar que Azazel se sienta explotado ―respondió él, lo había pensado, pero al final decidió que era mejor manejar hasta el lugar.
―Ya quiero que nazca ―susurró ella sonriendo a pesar que no podía ocultar las marcas del cansancio en su rostro por la falta de sueño.
―Pronto ―respondió él con tranquilidad―, pero por ahora trata de descansar, vas a tener toda la cama para ti ―aconsejó dándole un beso en los labios como despedida.
―Es imposible que duerma, ya no sé en qué posición ponerme y el calor me está matando ―se quejó ella viéndolo alejarse.
―Prueba quitándote esa bata, aunque sea ligera es ropa ―opinó, cerrando las puerta detrás de él.
Abby soltó un suspiró y optó por tratar de dormir desnuda a pesar de que siempre encontró difícil conciliar el sueño si no sentía que algo la cubría. Casi al momento en que encontró una posición cómoda y el cansancio comenzó a vencerla, sintió la urgente necesidad de correr al baño arruinando su posible descanso.
. .
Fabián no tenía idea quién era el mutante del que estaban hablando, pero parecía que varios lo conocían. Sin embargo eso no era lo que le importaba, para él lo importante era el anuncio de que Magneto saldría solo. Sin previo aviso la oportunidad que había estado esperando para actuar desde que se enteró de los planes que tenía con Abby había llegado.
Esperó a que se hiciera tarde en la noche y cuando se aseguró que el resto estaban dormidos o al menos en sus habitaciones, se dirigió al techo del hotel con un radiotransmisor y el papel con la frecuencia que creía debía de ser la que Wide Awake utilizaba. Magneto se estaba ablandando y eso no iba a permitirlo, tenía que hacerle recordar la razón por la que debían de actuar sin descanso en contra de los humanos.
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Varios hombres se encontraban reunidos en una oficina circular discutiendo acaloradamente sobre cómo procederían ante las últimas noticias. William Stryker estaba entre ellos como representante de la CIA, desde que Emma Frost fue liberada de las instalaciones de su agencia mantuvo mucho interés en colaborar con la recientemente formada organización Wide Awake.
―Es la primera pista sobre una posible ubicación ―habló Stryker con seriedad―. Podría ser una trampa, pero no sería consistente con su modus operandi.
―No sabemos nada de ese hotel, no podemos ir y atacar sin hacer una investigación previa ―rebatió un hombre que vestía un uniforme militar que dejaba ver su grado de General.
―¡No tenemos tiempo para eso! ―insistió Stryker exasperado―. Podemos movilizar un grupo de asalto y que ellos se cercioren que realmente es un objetivo con blancos mutantes ―opinó, convencido de que era una oportunidad que no podían dejar pasar, tenían un objetivo y la información de que el mutante que controlaba metales estaría ausente―. Ellos eliminaron a Partridge, no podemos seguir esperando sin contraatacar. ¡Nos hace ver débiles!
―No pueden haber bajas civiles ―intervino el militar tensando su expresión―. El Presidente no va aceptarlo.
―Podemos reconocer la identidad de varios de ellos, son los mismos que acompañaban a Shaw, no habrá errores ―aseguró Stryker. Sin Partridge, Wide Awake había perdido su influencia en la esfera militar y necesitaban alguien que hablara por ellos hasta que un líder claro emergiera de entre sus filas.
―¿Cómo planean realizar el ataque? ―preguntó el general―. Han mencionado al menos diez lugares que desean atacar a la vez.
―El principal es el hotel ―intervino un hombre de cabello y ojos oscuros―, y mi club ―agregó, casi escupiendo las palabras.
―Lo que el Sr. Rubenstein se refiere es a la presencia de dos mutantes infiltradas en su negocio que están implicadas en el asesinato de Partridge ―explicó Stryker, consciente que mencionar al difunto general era una carta a su favor―. Utilizaron a un hombre llamado Oswald Harvey, por lo que sabemos estuvo uno par de años en la Unión Soviética antes de regresar a América.
―Seguramente conoció a Shaw ahí, todos sabemos que tenía relaciones con los soviéticos ―soltó otro miembro de Wide Awake.
―¿Pueden asegurar que ellas son las responsables? ―indagó el general.
―Completamente ―afirmó Rubenstein―. Comencé a sospechar unos días antes del asesinato, las he mantenido vivas sólo para poder espiarlas, pero dado que ya sabemos dónde está su base no las necesitamos más.
El general lo meditó por unos momentos y luego asintió. De inmediato Stryker extendió un mapa del país sobre la mesa en la que habían estado discutiendo luego de arrimar la documentación que recabaron para el general y se preparó para explicar cómo procederían. Si bien el objetivo en el que desplegarían la mayor parte de las fuerzas sería contra el hotel, existían otros blancos de importancia como lo eran las mutantes en Dallas, un motel en las afueras de Minneapolis donde las mencionadas mujeres parecían haber concretado una reunión entre mutantes y otros blancos menores que servían de residencia para mutantes.
―No vamos a poder movilizarnos hasta el lago Leech antes de las dieciséis horas ―recalcó el general luego de calcular rápidamente las distancias y el tiempo que requería movilizar la cantidad de efectivos y vehículos que deseaban para la operación―. La operación se realizará por la noche, nos dará tiempo para investigar si realmente son los objetivos que buscamos y podríamos desplazarnos más cerca sin ser vistos.
―Podemos enviar un equipo pequeño para cortar las comunicaciones previo al ataque, es una zona rural por lo que no sospecharán nada ―sugirió Stryker complacido―. El motel en Minneapolis y el club en Dallas son lugares demasiado activos por la noche, vamos a necesitar actuar ahí mientras sea de día.
―Opino igual ―asintió el general antes de revisar los documentos que Wide Awake y la CIA le proporcionaron al inicio de la reunión―. Según esto hay un mutante de piel roja que puede tele-transportarse ―habló tratando de ocultar la ansiedad en su voz―, debe de ser eliminado con rapidez, lo último que necesitamos es que vaya por el líder.
―El primer disparo será contra él si es que podemos posicionarnos sin ser descubiertos ―Stryker opinaba igual, no necesitaban verse envueltos en otro incidente como en Cuba y los misiles que casi erradicaron dos flotas enteras.
―Hay un mutante no identificado que estuvo en la playa que presumen sigue con el grupo…
―Es difícil identificarlos, el telépata se encargó de borrar más que sólo los recuerdos de la agente MacTaggert ―explicó Stryker con notorio fastidio, el personal que estuvo en contacto con los mutantes recordaba su presencia, pero no sus nombres y los archivos sobre ellos habían sido borrados―. Luego de mucho trabajo el único nombre que logramos recuperar es el de Alex Summers, pero aún no logramos localizar su paradero aunque tenemos la casa de sus padres bajo vigilancia permanente.
―Emma Frost ―mencionó el general―. ¿Fue ella la que generó el hielo en Riverside? ―preguntó, asociando su apellido con el poder.
―No lo sabemos, por la forma del hielo también podría haber sido el mutante que genera torbellinos ―contestó Stryker incómodo por no ser capaz de dar información clara.
―Haré las llamadas necesarias ―anunció el general poniéndose de pie para retirarse de la habitación y contactar a sus subordinados.
―¡General! ―llamó un hombre de pequeña estatura que se había mantenido en silencio durante toda la conversación―. Si fuera posible me gustaría pedir que tratara de capturarlos vivos.
―No pienso arriesgar a mis hombres, Sr. Trask ―respondió tenso por la presión del momento―. Es bienvenido a limpiar todo lo que quede en esos lugares, vivo o muerto, si le sirve para su investigación ―agregó antes de proseguir su camino.
Notas de autora:¡Feliz año nuevo! Espero que este 2017 les vaya muy bien a todos.
Y Fabián traicionó a Magneto, aunque él no lo ve así seguramente. ¿Qué creen que vaya a pasar ahí? Más con Erik que no está en el hotel xD
El discurso de Kennedy en la ciudad de Berlín se dio el 26 de Junio de 1963, por cosas de horario y comunicaciones de la época Erik y Abby recién lo están viendo el 27, me gusta usar algunos eventos para ir marcando las fechas. Lo que comenta Erik sobre la traducción de la frase es medio verdad, medio mito urbano, la frase se puede interpretar mal, pero no es como si los alemanes no hubieran sido capaces de entender (El mito es que se rieron de Kennedy) Luego de mucho Abby al fin se atreve a preguntar un poco sobre el pasado de Erik, el momento era adecuado y es algo que aunque ella sabe que no es cómodo necesita saber… es el colmo que no supiera al menos los nombres de los papás de Erik (Tampoco es que quiera los detalles feos, sólo conocer algo de él) Alguien alguna vez me dejó un review comentando que Erik parecía tener algo con tocarle el cabello y sí, tiene algo con el cabello, sólo que nunca tuve oportunidad de explicar el tema antes.
Ya andan con las cosas para el bebé y viendo nombres… o al menos Abby lo está haciendo. No culpen a Erik por no participar mucho, aunque no es un machista es un hombre de su época y esas cosas normalmente recaían en la mujer, además él no es exactamente la persona expresiva en la relación. Al inicio del capítulo Abby lleva 31 semanas de embarazo (o 33 dependiendo del método que usen para contar, sea concepción o desde el último periodo) y para la segunda parte está iniciando la semana 36 o 38. Sí, tengo un archivo en Excel con los días del embarazo y qué va ocurriendo en el fic para que no se me pase la fecha en la que debería nacer el bebé xD Recuerden que si no han votado en la encuesta sobre qué va a ser el bebé aún tienen tiempo para hacerlo.
