Peace could be an option

Capítulo 39


Erik ingresó a uno de los bares de una concurrida avenida en el centro de Milwaukee. El establecimiento acababa de abrir y tenía algunos clientes dispersos entre las mesas a pesar que no eran aún ni las doce del mediodía. Había escogido el lugar justamente por eso, solía tener consumidores muy asiduos a todas horas, cosa que le permitía un amplio margen de tiempo para usarlo como punto de encuentro sin levantar sospechas. Sólo le quedaba esperar a que Mystique lo contactara y que no cometiera el error de tomar una apariencia femenina, eso desentonaría radicalmente el ambiente totalmente masculino.

Un hombre joven de cabellera rubia y corbata desencajada le dedicó un saludo con la mano desde una mesa en una esquina del local. Erik se acercó con naturalidad, pasando por el frente de la barra para indicarle al barman que les llevara dos cervezas.

—Pensaba que no ibas a venir —comentó el joven, levantándose de su asiento para extenderle la mano y tenerlo cerca para mostrarle por un segundo el color natural de sus ojos dorados.

—Te dije que vendría —replicó, apretando la mano de Mystique en lo que a todas luces parecía un amigable saludo entre dos conocidos—. Dime que no has estado esperándome mucho.

—No —contestó con soltura sentándose nuevamente e invitando a Erik a que la imitara—. Llegué hace unos minutos —agregó mientras el barman colocaba en la mesa dos botellas de cerveza—. ¿Cómo está la familia?

—Bien, adaptándose a la nueva casa. —Erik tenía que admitir que se encontraba impresionado con lo natural que Mystique estaba actuando, su lenguaje corporal era el de un hombre, no parecía haber rastro de la joven muchacha que realmente era—. Aunque aún hay mucho por hacer.

—Sabes que siempre estoy dispuesto a darte una mano.

—Hay un par de cosas en las que me serviría tener ayuda —confesó Erik tomando un sorbo de su cerveza—. Sabes que la mudanza de la casa anterior fue una locura y no pudimos ordenar todo como me hubiera gustado, pero en este momento tengo más curiosidad por saber cómo estás tú.

—Estoy bien, aunque no tan ocupado como me gustaría —declaró Mystique con una sonrisa que por un instante se sintió forzada.

—Sé que tus competidores te jugaron sucio, espero que no estés planeando algo insensato —prosiguió Erik, fijando su intensa mirada sobre el supuesto joven rubio que por la forma en que llevaba la ropa parecía que estaba pasando por un mal momento laboral.

—Ninguna locura, seguí tu consejo y sólo me he mantenido al tanto de sus movimientos, en caso quieran regresar, aunque no queda nada más que puedan llevarse —replicó con amargura.

—Siempre hay algo más —recalcó Erik, pensando en sus siguientes palabras—. ¿Qué fue de tu amiga, la bailarina de la fiesta?

—No creo que vuelva a verla —respondió y apretó sus manos con fuerza controlándose lo mejor que pudo, no le costó demasiado averiguar que Angel estaba muerta.

—Una lástima, pero ella tampoco era una chica seria. Tal vez sea lo mejor —declaró Erik mirando su botella de cerveza a medio tomar, consiente que probablemente era mejor moverse a un lugar donde pudieran hablar abiertamente—. Me ha dado hambre, vamos a buscar un sitio donde comer —ofreció, sacando su billetera para dejar unos billetes como pago por las cervezas.

En cuanto ambos salieron del bar dejaron la máscara de camaradería y relativo buen humor que habían tomado mientras hablaban, en la calle nadie les prestaría mucha atención o podría seguir el hilo de sus conversaciones si se mantenían en movimiento. Avanzaron varias cuadras en silencio, Erik quería encontrar algún lugar público sin mucha gente donde pudieran planificar qué harían.

―Abby no sabe que estás aquí. ―No era una pregunta por parte de Raven―. ¿Realmente está bien?

―Espera que vuelva hoy un poco más tarde que los otros días, tenemos suficiente tiempo ―explicó Erik sin entrar en mayores detalles sobre su familia, era mejor que supiera lo mínimo posible en caso terminaran capturándola.

―Entonces podría ayudarnos, sus poderes… ―Mystique no pudo terminar de expresar su idea, Erik se colocó frente a ella bloqueando su avance de forma brusca.

―Abby no forma parte de esto ―sentenció cortante―. No va a saber que nos reunimos, no la vas a contactar, no quiero que te le acerques a ella o mi hijo o siquiera los menciones ―declaró casi susurrando las palabras, como si pensara que alguien podía estar escuchando aunque se encontraban en una calle poco transitada― ¿Quedó claro?

―Sí ―contestó ella, dando un paso hacia atrás al sentirse amenazada con la cercanía y su fría mirada ―. Hay un parque a unas cuadras ―informó, tratando de ignorar la impotencia que sentía, necesitaba a Magneto si deseaba poder vengarse y no sólo lanzarse en una misión suicida.

El mencionado parque se encontraba con pocos visitantes, la mayoría de ellos en realidad sólo lo estaban transitando, por lo que no fue difícil encontrar un espacio alejado de oídos impertinentes al salir de los senderos. Raven se apoyó contra el grueso tronco de un árbol y observó por unos segundos a Erik que se mantuvo quieto frente a ella, incapaz de relajarse ante la expectativa de escuchar la información que traía con ella.

Mystique no perdió el tiempo y relató cómo cuando abandonó el hotel trató de encontrar a sus agresores, pero tal y como Erik le advirtió los militares habían desaparecido. Sin una pista clara que seguir se dirigió a Dallas en búsqueda de Angel, encontrando sólo una noticia sobre la muerte de Arleen Adams, la mutante con quien Angel compartía trabajo y departamento. Cuando comenzó a indagar se dio cuenta que el fallecimiento de la joven no era prioridad para la policía, simplemente asumían que había sido víctima de un cliente insatisfecho o amante celoso, nada sorprendente para el estilo de vida de una joven bailarina exótica.

Trató de infiltrarse en el Carousel club, pero el lugar se encontraba bajo nueva administración temporal, el dueño decidió tomarse un descanso, así como sus allegados más cercanos. Todas sus posibles pistas estaban frías.

―No sé dónde buscar, dime dónde buscar ―suplicó Mystique, no sabía qué más hacer.

―Los cuerpos los deben de haber llevado a algún laboratorio, cuando estuvimos en BlackWell el padre de la niña dijo que se llevarían el cadáver para que lo estudiaran ―comentó Erik, pensativo, esa era la única presunción en la que podían poner sus energías en esos momentos, si se tomaron el trabajo de llevárselos luego del ataque implicaba que tenían algo de valor para Wide Awake―. Tiene que ser una instalación de alta seguridad y relacionada al gobierno ―continuó, notando los ojos esperanzados de ella―. Voy a necesitar unos días para darte un posible objetivo, no necesitamos que los alertes infiltrándote en cada laboratorio militar que posean ―explicó con molestia, iba a ser difícil poder predecir el lugar con los limitados recursos que tenía para investigar en su situación.

―No podemos seguir demorándonos ―intervino impaciente, no era la respuesta que esperaba.

―Están muertos ―declaró enfático y sin inmutarse―. Da igual cuánto nos demoremos.

―Sólo dices eso porque no se la llevaron a ella ―soltó de forma desafiante.

―Azazel está muerto, no hay nada que podamos hacer al respecto, es mejor que vayas haciéndote a la idea ―replicó él sin caer en la provocación, lo que hubiera tenido con el mutante de piel roja había acabado aunque aún no lo asimilara.

―No sabes nada ―susurró Raven bajando la mirada, tratando de contener las lágrimas ante la mención del mutante de piel roja.

Él la observó con curiosidad, había algo que Raven no le estaba diciendo, pero era incapaz de darse cuenta de qué se trataba. Sabía que emocionalmente la muchacha aún estaba madurando y que incluso aunque no fuera así, la masacre a la que sobrevivió causaría estragos en cualquiera, sin embargo su instinto le decía que esa impaciencia por tomar venganza no era sólo por los motivos normales a imaginar, había algo más que no lograba descifrar.

―No pueden haberse esfumado ―insistió Mystique, negándose a que simplemente debía seguir esperando, dos semanas habían sido suficientes―. En varias ocasiones ayudé a recopilar documentos, debe haber algo que leyeras que nos pueda servir ahora.

―Nada de importancia… ―replicó, aunque se detuvo al recordar que en realidad podía haber algo que valiera la pena justamente en Milwaukee―. Hay un arquitecto que estuvo a cargo de una sección de la Casa Blanca que fue renovada en 1961. En su momento me llamó la atención, pero había cosas más importantes que atender.

―¿Y eso cómo nos ayuda? ―cuestionó la mujer con impaciencia, si bien deseaba sentirse útil tampoco quería que Erik la mandara por la tangente sólo para mantenerla ocupada con algo.

―Me pareció curioso ver referencias a la remodelación entre los documentos que trajiste de la base militar de Maryland. Estoy seguro que cualquier cosa que se haga a la Casa Blanca implica agencias de inteligencia, pero sólo esta área parecía ser de importancia e incluso tenía un nombre clave "Cocoon" ―explicó Erik, tratando de recordar si había algún detalle extra, pero el motivo por el que nunca se interesó en hacerle una visita al arquitecto fue porque no parecía tener relación directa con Wide Awake.

―Si no lo investigaste en su momento es porque no te pareció importante, ¿por qué ahora lo es?

―No me interesa más que en el momento en que lo leí, pero es de las pocas cosas que podríamos investigar y estamos en el lugar correcto. Si realmente deseas hacer algo esto es una opción mucho más inteligente que ir sin rumbo de base militar a base militar que es lo que posiblemente tienes en mente si no te doy una opción satisfactoria ―opinó Magneto, estaba dispuesto a realizar una visita a la vivienda del hombre, incluso sin Mystique, no tenía nada que perder. Sabía que la venganza pocas veces era alcanzable sin toparse primero con múltiples caminos sin salida que lo obligaran a retroceder y comenzar nuevamente.

―¿Sabes dónde vive? ―preguntó ella, era su forma de aceptar el ofrecimiento.

―No, pero eso es sencillo de averiguar ―respondió con confianza, si logró seguirle la pista a varios Nazis que huyeron de Alemania, podía encontrar la dirección de un arquitecto sin problemas.

. .

Raven observó con desconcierto a Erik cuando la solución para localizar al arquitecto resultó ser una guía de teléfonos que consiguieron dentro de un café. La joven mutante había descartado de su mente algo tan obvio y sencillo, imaginando que requerirían de más tiempo e incluso exponerse a cierto grado de peligro.

El alemán pudo discernir la expresión de su acompañante sin problemas, era muy similar a la de Abby durante los días que estuvieron en Las Vegas. Los americanos tenían problemas, parecía que consideraban realistas las películas de espías de Hollywood en donde todo acababa en una explosión luego de una intensa persecución. Esas situaciones podían darse, pero para localizar personas la mayor parte del tiempo se invertía en la investigación y para eso incluso las herramientas más simples podían servir perfectamente.

―Vive en las afueras ―comentó al ver la dirección debajo del número telefónico.

―¿Estás seguro que es la persona que estamos buscando? ―cuestionó la mutante, aun manteniendo la apariencia masculina.

―No hay homónimos, debe de ser él y en todo caso cuando entres a la vivienda podrás ver si se trata de un arquitecto o no, seguramente tiene su título profesional decorando alguna pared ―respondió Erik, ese era el destino habitual de los diplomas.

―¿En qué debo enfocarme? ―preguntó la mutante.

―Veremos al llegar ―contestó, observándola pensativo―. Puede que entre contigo. Como ya te mencioné, no me llamó demasiado la atención esta remodelación por sí misma, por lo que si hay algo que nos sirva va a ser un detalle muy específico.

Tomaron un taxi hasta una iglesia que se encontraba a unas cuadras de la dirección a la que realmente deseaban llegar. Cuando ingresaron al recinto, Erik se dirigió en silencio a una de las bancas y se sentó a esperar con los ojos cerrados, aparentando estar en oración para evitar que el cura a cargo decidiera acercársele. Raven se adentró por un corredor vacio y tras asegurarse de que nadie pudiera verla se transformó en un instante, tomando una apariencia femenina y regresando de inmediato con Erik.

―Estoy lista ―anunció al acercársele en la banca.

―Recuerda que no vamos a pelear ―esclareció tras darle una mirada a su nueva apariencia y notar que los zapatos que llevaba carecían de tacón, una combinación inusual para el vestido sencillo, pero clásico que llevaba.

Los detalles eran importantes, ser recordado o no podía depender por completo de algo tan tonto como el calzado. La figura agraciada que tomó Raven, de cabello rubio bien arreglado y maquillaje sutil, encajaba con la imagen de la mayoría de mujeres de clase media cuando salían a la calle. Debían de verse normales para que la gente que los viera los considerara como parte de la comunidad, pero sin ser llamativos como para ser recordados luego que el día acabara. Sin embargo la ausencia de tacones podía sin duda ser una característica que alguna mujer captara y con ello los guardara en su memoria.

―Nunca me has preguntado sobre cómo hago para no sólo cambiar de apariencia sino aparentar tener ropa ―comentó ella, subsanando el detalle mencionado, ganando unos centímetros de altura.

―No tengo demasiado interés en saber cómo funcionan tus dones, sólo en que seas capaz de manejarlos al máximo ―replicó, invitándola con un gesto del brazo a salir de la iglesia, no habían llamado la atención del cura y prefería poder irse antes de tener que interactuar con el hombre.

―No somos parte del vecindario, si vamos a pie seguro alguien lo notará ―opinó la mutante.

―No sobresalimos y aunque no nos conozcan podríamos ser nuevos vecinos recorriendo la zona o una pareja interesada en adquirir una casa en el vecindario ―explicó, debido al ambiente social lo que más importaba para no levantar sospechas en esos momentos era ser blanco y parecer americano o al menos estar acorde a la cultura occidental.

Avanzaron sin apuro por las tranquilas calles que delimitaban las cuadras del apacible suburbio. Raven iba tomada del brazo izquierdo de Erik, observando las grandes casas del vecindario con una sonrisa en el rostro y comentando lo bien cuidado de los jardines. Era una actuación necesaria, pero eso no transformaba mágicamente la conversación en algo interesante para Erik.

Pasaron frente a la casa que era su objetivo, sin embargo no se detuvieron, siguieron caminando para reconocer el área y analizar las otras viviendas con las que limitaba. Era necesario saber cuánta gente podía verlos si intentaban ingresar, a pesar que las calles se encontraban relativamente vacías, algún vecino podía estar observando por su ventana. Eran poco más de las dos de la tarde por lo que cualquier esposo que hubiera retornado a casa para almorzar en familia ya debía estar de vuelta en el trabajo, pero por lo mismo debían actuar rápido, no tenían muchas horas antes que la gente terminara su jornada laboral.

Tras meditarlo por breves momentos Erik decidió que debían actuar, no tenía tiempo suficiente para cerciorarse de que todas las variables estuvieran a su favor, necesitaba volver a casa a una hora convincente o Abby podría sospechar. Lo primordial era no levantar sospechas entre los vecinos, dentro de la casa manejarían la situación dependiendo de qué encontraran.

―Puedo atraer la atención de quienes estén dentro hacia la puerta ―habló Raven tomando la iniciativa―. No sé cuánto tiempo pueda darte, pero si es sólo un arquitecto no creo que haya mucho que buscar.

Erik la observó en silencio por unos instantes. No le incomodaba verla tan enfocada y decidida, pero cada acción que ella tomaba le convencía que si bien deseaba venganza, había algo más que no estaba diciéndole. No hizo preguntas, quedarse a charlar en la mitad de la vereda llamaría la atención, simplemente siguieron caminando hasta pasar por el frente de una vivienda con un frondoso jardín delimitado por arbustos de gran tamaño y se separaron bajo la mediana protección que les brindó la vegetación. Él continuó su camino, dirigiéndose a la parte posterior de la vivienda a paso lento para darle a Mystique tiempo de actuar.

Raven tomó la forma de una adolecente y comenzó el camino de regreso. Su apariencia era la de una muchacha bastante recatada en su elección de ropa y peinado, con una falda que sobrepasaba las rodillas y cabello sujetado en una cola.

Tocó el timbre y esperó a ser atendida.

―¿Sí? ¿Puedo ayudarte? ―preguntó una mujer madura abriendo la puerta.

―Buenas tardes ―saludó Raven en un tono suave y sin hacer contacto visual, mostrándose un tanto nerviosa y tímida―. Formo parte de un pequeño grupo que acaba de formarse en la iglesia y quería saber si podía hacerle unas preguntas, es para toda la familia si es que están disponibles.

―Oh, querida, mi esposo regresó al trabajo hace una hora, estoy yo sola ―contestó la mujer con una sonrisa―. ¿Te sirve una sola persona? ―preguntó con amabilidad.

―Sí, por favor, son sólo un par de preguntas.

―¿Quieres pasar? ―ofreció la mujer.

―Gracias ―respondió, maldiciendo internamente el no haber previsto la invitación, era obvio que ocurriría. Sin embargo no se preocupó demasiado, si lograba mantenerla en la sala Erik podría revisar la casa sin problemas.

―¿Algo de tomar?

―No gracias, estoy bien ―contestó en voz baja, sentándose en un sillón que le permitiera ver la salida de la habitación para obligar a su anfitriona tuviera que sentarse en frente de ella dándole la espalda al resto de la casa.

Raven comenzó una serie de preguntas que circulaban alrededor de temas sobre asistencia a la iglesia y opinión sobre si sentía cambios entre los feligreses y su conducta. Necesitaba que la mujer se interesara en el tema, pero a la vez no tocar un punto demasiado sensible como para provocar incomodidad.

Erik abrió la puerta del patio trasero con sus poderes e ingresó caminando con naturalidad, no parecía que hubiera testigos, pero si alguien lo veía lo más probable es que, por su actitud, pensara que no estaba cometiendo ningún acto ilegal. Avanzó por el jardín hasta llegar a la mampara que comunicaba con la vivienda e ingresó sin problemas.

Pudo escuchar dos veces femeninas proviniendo de una dirección, estaban dentro de la casa, pero al parecer sin moverse, Raven estaba distrayendo a una persona al menos aunque no en la entrada como había ofrecido. Una rápida inspección le permitió notar que el arquitecto no era un hombre joven, había fotografías de él con quienes parecían ser sus nietos pequeños. Eso resultaba conveniente, si sus hijos eran adultos lo más probable es que la esposa fuera la única que se encontraba en casa en ese momento.

Recorrió las habitaciones con cuidado hasta que localizó lo que parecía ser el estudio, si había alguna pista tendría que estar ahí, la vivienda no poseía caja fuerte de eso se cercioró antes de empezar a moverse. Una mesa de dibujo era la pieza central de la habitación, sobre ella descansaban unos planos a medio trabajar que con un solo vistazo pudo darse cuenta que no tenían relación alguna con lo que buscaba. Un cuadro captó su atención, a pesar de estar directamente frente a la entrada y tener el lugar más llamativo de la pared, no se trataba de un diploma o alguna fotografía familiar. Al acercarse notó que era una carta enmarcada y que llevaba la firma del actual presidente de los Estados Unidos: John F. Kennedy.

Leyó con rapidez el peculiar documento para memorizarlo, no pensaba llevárselo, eso levantaría sospechas. Era una carta de agradecimiento personal, no hacía mención al nombre clave "Cocoon" pero sí a la remodelación en la que el arquitecto participó y que al parecer iba a ser utilizada por el mismo presidente. A primera vista no había nada útil en el contenido, pero lo importante era la importancia que parecía tener para el líder de la nación, en ese momento Erik se convenció que debía de ahondar más en el tema.

Optó por no revisar más la casa, tenía lo que quería. Salió por la misma ruta que usó para su ingreso y comenzó a caminar hacia la iglesia a paso lento en espera de que Raven le diera el alcance.

Cuando la mujer se reunió con él había retornado a la primera forma femenina que tomó ese día. Erik le comentó el contenido de la carta enmarcada y su interés por averiguar un poco más sobre la comentada remodelación. Sin embargo necesitaba tiempo para aclarar sus ideas y formular un plan.

―¿Qué quieres que haga hasta entonces? ―indagó la joven mujer con resignación, su venganza estaba más lejos de lo que deseaba.

―Abby se comunicaba por carta con su familia, abrí una casilla postal para eso y la necesito cerrar.

―¿Quieres que cierre una casilla postal? ―preguntó indignada, era una ridiculez desperdiciar su tiempo con esa nimiedad.

Erik no dio réplica alguna ante la queja, había otro cabo suelto aún más importante que llenaba su mente, pero que no pensaba compartir con Raven: El acta de matrimonio original se encontraba en Canadá y ahí figuraba como Lehnsherr. Había sido un error casarse son su documentación real e iba a tener que realizar una visita a ese pueblo en un futuro cercano, debía destruir el documento e incluso asegurarse que nadie que pudiera reconocerlo y asociarlo con Abby quedara con vida. No era un deseo malicioso por matar humanos, sencillamente sabía que la pequeña ceremonia no fue un evento usual y seguramente quedó en la memoria del oficiante.

―¿Cuándo quieres que nos reunamos de nuevo? ―preguntó Mystique impaciente, quería retirarse, en su mente la conversación debía de haber resultado de otra manera, una donde Magneto estuviera listo para atacar y ella pudiera sumarse―. Puedo ir a Chicago.

Erik asintió y le indicó cuál sería al nuevo punto de encuentro y la fecha. No le emocionaba la idea de encontrarse con Raven en la misma ciudad en la que tenía oculta a su familia, pero perdía demasiado tiempo viajando y sin dudas Abby comenzaría a sospechar si seguía usando alguna excusa para ausentarse demasiadas horas seguidas.

Sin más que decirse, la joven mujer tomó su propio rumbo, siendo imitada por Erik que sin perder más tiempo se dirigió hacia la estación de buses para su viaje de retorno a casa.

Con varias horas de camino en la carretera Erik iba a tener suficiente tiempo para pensar eventos que pudieron ocurrir en su trabajo en caso Abby decidiera preguntarle por su día. No le gustaba mentirle, pero sabía que ella no lo entendería, además prefería que su atención estuviera enfocada en su hijo, del resto se encargaría él.


Notas de autora: Cuando hacen mención al posible paradero de los cuerpos de Azazel y el resto es porque recuerdan a Amanda, la niña mutante que no pudieron salvar del cap 32. Ahí se enteraron que pensaban usar el cuerpo de ella para investigación, así que no es extraño suponer que sus compañeros tuvieran el mismo destino. Las remodelaciones de la Casa Blanca son históricas y el "Cocoon" es parte del canon de las películas que se mostró en la página que crearon como publicidad para DoFP

Me ha costado demasiado escribir este capítulo, no sé si la culpable sea Raven, que es un personaje que no me gusta, pero me rehúso a tratarla mal sólo por eso (o hacer como que no existe) o el simple hecho de que prefiero escribir a Erik con Abby teniendo problemas de corte hogareño con la sobre de los problemas mutantes detrás. Pero aquí está y sirve para dar pie a cómo es que Erik terminó en todo el asunto de Kennedy.