Peace could be an option

Capítulo 42


Cuando la música se vio interrumpida de improvisto por un anuncio de emergencia, Abby pudo sentir como casi se desvanecía al escuchar las noticias: hubo un tiroteo en Dallas contra la limosina en la que viajaba el presidente.

Apagó la candela de la cocina, con el guiso a medio cocinar, y se acercó a la radio como si de alguna manera el estar atenta al aparato pudiera brindarle más información. Escuchó un barullo en los corredores del edificio y en el patio central, era hora del almuerzo y los que tenían la suerte de trabajar cerca acostumbraban regresar a sus casas para descansar un poco. Muchos de sus vecinos no tenían televisor o radio propios y se estaban reuniendo en casa de quienes poseían uno para enterarse del acontecimiento.

Las palabras de Erik comenzaron a repetirse de forma insistente en su cabeza; «Mystique va a matar al presidente». Cuando su esposo se fue luego de la escasa explicación, no supo si creerle o pensar que se trataba de una excusa muy extraña para poder ir a Dallas sin que ella encontrara una razón de peso para impedírselo.

Erik pensaba detener a Raven, sin embargo hubo un ataque y le costaba creer que algo así pudiera ocurrir contra su voluntad. No pudo evitar comenzar a sentirse angustiada, ¿Erik estaría bien? Tomó a Darryl en brazos y se aseguró que la puerta estuviera bien cerrada, no tenía idea de qué hacer. Quería confiar en que él regresaría, pero una voz en el fondo de su mente le hacía cuestionarse si eso ocurriría.

Los minutos pasaron y un segundo anuncio fue emitido: John F. Kennedy había fallecido.

Abby se quedó quieta con la vista clavada en la pared sin ser capaz de reaccionar. El presidente de una de las dos potencias mundiales había sido asesinado dentro de su propia nación, dejando al país sin líder. Comenzó a escuchar las exclamaciones de furia de algunos de los vecinos, culpando a los soviéticos, así como también algunos llantos cargados de incredulidad; Kennedy había sido muy popular y querido.

Las noticias relatando los testimonios iniciales comenzaron a llegar por fragmentos. Nadie hablaba de un hombre levitando rodeado de metal para alivio inicial de Abby, pero el no saber nada de Erik era igual de preocupante. ¿Realmente había ido a Dallas?

Aún indecisa sobre qué hacer o pensar, comenzó a sentir la llegada de los niños que por la hora aún debían de estar en el colegio, las escuelas habían decidido enviarlos a casa antes de fin de clases. Pudo escuchar como algún pequeño asustado le relataba a su madre sobre una asamblea que se dio para comunicarle a los estudiantes lo que estaba sucediendo, aunque para ese momento el rumor se había expandido cual reguero de pólvora por los corredores y salones.

Otro anuncio oficial se dio poco después de las dos de la tarde. Lyndon B. Johnson, vicepresidente de Kennedy quien también estuvo presente durante el atentado, había juramentado como el nuevo presidente de los Estados Unidos en el avión presidencial antes de que elevara vuelo para regresar a Washington bajo la celosa mirada del servicio secreto.

. .

Cuatro días habían transcurrido desde que Erik partió de su modesta vivienda en Chicago con dirección a Dallas dispuesto a detener a Mystique. Fue un viaje en vano, un error de su parte, nunca debió haber tratado de intervenir.

Le tomó más tiempo de lo usual regresar a casa porque quería asegurarse que nadie lo estuviera siguiendo. Ya bastante daño había ocasionado al mostrarse abiertamente tan cerca de la limosina del presidente pese a que fue de una forma no muy llamativa. Estaba seguro que pese a eso los testigos hablarían sobre él y su mano extendida, sólo era cuestión de tiempo para que Wide Awake obtuviera una pista fresca sobre sus movimientos. Lo último que deseaba era volver a poner en Abby en una situación como la del hotel.

Se detuvo un momento frente a la puerta de su departamento, no tenía idea si encontraría a su esposa e hijo. Una parte de él estaba lista para salir a buscarlos si es que se encontraba con una casa vacía, pero en el fondo una voz le susurraba que quizás eso sería lo mejor; lo más seguro para ellos ahora era distanciarse de él.

Ingresó con lentitud, sintiendo el tenue aroma a comida recién preparada. No tomó más de un instante para que Abby lo notara y se abalanzara sobre él rodeándolo con los brazos casi de forma desesperada.

―Sigues aquí ―habló él mirándola de forma intensa sin ser capaz de devolver el abrazo, en su mente realmente rondaba la posibilidad de que Abby hubiera regresado con sus padres.

―¿Dónde más estaría? ―replicó ella separándose, obligando a su cuerpo a romper el contacto.

―Pensé que te irías ―confesó.

―Eres mi esposo ―declaró con cierta molestia, se sentía ofendida, ¿días sin saber de él y eso era lo que tenía que decir?

―No querías que fuera a Dallas y lo hice, pudiste hacer lo mismo.

―No soy como tú, Erik ―contestó negando con la cabeza―. ¿Qué ocurrió? ―preguntó preocupada, podía ver en su rostro que algo no estaba bien.

―El presidente está muerto ―contestó con sequedad. Era obvio y los detalles carecían de importancia a esas alturas.

―¿Raven…?

―No ―respondió de inmediato―. Alguien que estuvo con Oswald, supongo que estuviste escuchando las noticias, las autoridades tienen a su culpable.

Abby asintió lentamente, pero frunció las cejas mirando con detenimiento a Erik. Ella no tenía idea quién era ese hombre fuera de ser el asesino de Kennedy, pero pudo notar que su esposo sí. La pregunta que quedaba en el aire era si lo conoció durante los últimos meses o si fue más atrás, durante el periodo en que ella aceptó el no preguntar nada sobre sus planes.

―No conocí en persona a Oswald ―explicó al notar su expresión―, pero Mystique usó su apariencia en alguna ocasión por sugerencia de Angel ―especificó sin ahondar más, era mejor así, no valía la pena hablar del pasado considerando las circunstancias y el destino de los implicados.

―¿Por qué no los detuviste? ―preguntó con preocupación, necesitaba una respuesta porque sólo con eso no era capaz de comprender.

―Traté ―respondió afinando la mirada, recordando el momento―. No llegué a tiempo al lugar donde Mystique los vio.

―¿Pero las balas…?

―Él permitió que Wide Awake se fortaleciera ―soltó con brusquedad elevando la voz, Kennedy no fue un amigo de los mutantes, sino más bien un enemigo.

―¿Dejaste que le dispararan? ―cuestionó, no muy segura de querer una respuesta luego de su reacción.

―Desvié una de las balas, pero quien fuera el tirador ya estaba disparando nuevamente para ese momento. La única opción hubiera sido enfocarme en el lugar de origen del ataque y de haberlo hecho el servicio secreto me habría comenzado a atacar al notarme ―explicó pese a que no sentía que debía justificarse.

Abby se quedó en silencio incapaz de realizar la pregunta que la corroía: «¿Estamos a salvo?»

Erik se distrajo al notar a su hijo sentado en el suelo sobre una colorida alfombra tratando de alcanzar su sonajero. Se acercó para tomar el juguete y cruzarse de piernas frente al bebé. Observó a Darryl en silencio, aún le costaba interactuar de forma cómoda y natural con él. Abby le aseguraba constantemente que no lo hacía mal, que cada persona trataba diferente a los niños, pero aunque ella pudiera decirlo con honestidad, él no estaba convencido.

Lo que su esposa no comprendía es que no quería tener una relación actuada con su hijo, podía jugar al papel de papá perfecto si quisiera, pero sería una mentira. Con ella había logrado sentirse inmensamente cómodo casi desde el comienzo y había esperado que sería lo mismo con Darryl, pero no fue así. Quizás la causa era que su hijo era parte del mundo falso que creó luego del ataque en el lago Leech, la vida que tenían en Chicago era sólo una fachada.

―¿Vamos a quedarnos?

La pregunta hizo que Erik cerrara los ojos, él mismo se la había hecho en el camino de regreso y aún no había encontrado respuesta.

―No nos vamos a ir hoy ni mañana ―atinó a responder, era lo mejor que podía darle en ese momento.

―¿Te vieron? Estuve escuchando las noticias y nadie habla sobre ti.

―Tienen que haberme visto, incluso puede que hasta hayan fotografías tomadas por el público, aunque nada tan cercano como para que mi rostro acabe en el noticiero ―respondió, decidiendo que era mejor no mentirle respecto al día en Dallas―. Wide Awake hará la asociación pronto, queda la duda si lo hagan público o no.

―No lo hicieron con Cuba ―intervino Abby tratando de controlar su nerviosismo. Con Erik en casa estaba más tranquila por un lado, pero a la vez sentía que no estaba completamente segura.

―Ni con el ataque al hotel ―completó él―. Muchos soldados murieron y las familias tienen que haber recibido alguna excusa. No quieren que la existencia de mutantes se vuelva de conocimiento público o al menos no desean hacer un anuncio oficial.

―¿Dices que no fue Oswald el que disparó? ―preguntó y recibió una de las intensas miradas que Erik sabía dar cuando no quería hablar sobre un tema.

―Mystique fue quien lo vio en compañía de otro hombre, un soldado ruso por lo poco que puedo asumir con lo que me contó.

―¿Un ruso? ―repitió casi desconcertada. Su mente había estado tan enfocada con los mutantes que la idea de que un agente de una nación enemiga atentara contra la vida de Kennedy le era casi irreal por más que como opción era mucho más posible.

Erik iba a decirle algo más, pero nuevamente el edificio fue invadido por un barullo que de inmediato lo puso en alerta. Tomó al bebé y se lo pasó a Abby, pero antes de que su instinto le hiciera ponerse a la defensiva escuchó la razón del movimiento.

―¡Mataron al hijo de puta! ―bramó uno de sus vecinos, su voz irrumpiendo a través de las paredes como si fuera un estallido―. ¡Le acaban de disparar a Oswald!

Erik notó la expresión de confusión en su esposa. Para ella lo que estaba ocurriendo debía ser un mero problema geopolítico que atrajo algo de actividad mutante por coincidencia, pero él sabía que se trataba de un tema más complejo. Kennedy y su hermano se encontraban en la mira de un grupo anti-mutante afín a Wide Awake, la iniciativa Tandem, quizás fueron ellos quienes facilitaron el que un agente de la Unión Soviética lograra entrar al país y llegara a matar al presidente.

Bajó la mirada pensativo y observó a Abby, ¿debía compartir la información que tenía con ella? ¿Estaría más segura si sabía lo que estaba ocurriendo?

. .

Las semanas pasaron de forma lenta, con la nación tratando de encontrar el ansiado, pero esquivo, estado de normalidad. La vida de Abby era un reflejo de lo mismo, un intento por retomar una rutina que sencillamente ya no era capaz de realizar sin forzarse. Para Erik era igual, su trabajo en la fábrica no cambió, pero se veía incapaz de mantener la fachada de mentiras con naturalidad. Ambos lo sabían, la vida en Chicago debía terminar, no podían seguir ahí aunque no hubieran señales de que alguien los estuviera vigilando.

Fue a mitad de la semana de Hannukah, el 15 de Diciembre, que Erik decidió que era momento de partir, ganándose miradas desaprobatorias de los vecinos más creyentes por el mal tino. No llevarían los muebles y tampoco todas sus pertenencias pese a que eran pocas, no tenían un lugar definido al cual llegar aún y era mejor si viajaban ligeros, ya sólo con Darryl sería un reto.

Erik tomó la decisión bajo la excusa de seguridad, que si bien era una preocupación real, no era lo primordial. Con el tiempo Wide Awake lograría dar con él era sólo cuestión de preguntarse cuándo, por lo que moverse era el paso obvio a seguir. Mantener a su familia a salvo era su mayor necesidad y comprendió que con él presente sería imposible garantizar una vida tranquila. Sin embargo separarse de Abby de improvisto no era una opción, tenía que asegurarse que realmente no darían con ella o su hijo, luego de eso se llevaría la atención con él, lejos.

Abby se las arregló para llevar lo necesario de ambos en una sola maleta y llenó otra con las cosas del bebé. Viajar a inicios de invierno con una nevada que ya había caído no la convencía demasiado, pero no quería quedarse más en Chicago, no se sentía segura ahí.

―Un compañero de trabajo vendrá por los muebles mañana, le he dejado dicho al casero ―comentó Erik. Había vendido las cosas para aparentar más normalidad, la personas no dejaban sus pertenencias para no volver a menos que algo les ocurriera.

―Tu casco ocupa mucho sitio ―se quejó Abby al pasarle su abrigo, ella tuvo que abandonar los cuadros en donde tenía las fotos de Las Vegas por falta de espacio, priorizó mantener la foto familiar que se tomaron dos meses antes dentro de su cuadro para conservarla mejor.

―No creo que quieras que lo deje ―replicó con una pisca de gracia, algo que no había hecho desde Dallas.

―Supongo que no ―aceptó ella suspirando―. Podrías volverlo una lámina y ponerlo al fondo de la maleta ―sugirió, aunque sólo se ganó una mirada muy seria por parte de Erik, el casco era un tema delicado.

―Vamos a ir hacia el este ―explicó tomando las dos maletas―, podemos parar en Pittsburgh para la fecha en que hay que vacunar a Darryl ―ofreció, pese a sus dudas como padre podía al menos decir que estaba consciente de las necesidades básicas de su hijo.

―¿Y de ahí? ―preguntó ella tomando al bebé, Erik no era un hombre que actuara sin un plan.

―No lo sé ―respondió tratando de sonar lo más honesto posible, pero le fue obvio por la expresión que provocó en su esposa que ella no le estaba creyendo.


Notas de autora: Esta vez no me he demorado tanto en actualizar, aunque también ha sido un capítulo más corto que sirve a modo de cerrar lo que ocurrió en el anterior y dar pie a lo que sigue. Una parte de mi desearía que Abby se hubiera ido a su casa o al menos recibiera a Erik con un golpe, pero no va con el personaje, así que el mutante está a salvo. La foto familiar fue un tema que toqué en el cap 40, aunque no escribí sobre cuando se la tomaron, sólo la idea.

¿Vieron el trailer de X-Men: Dark Phoenix? Se supone que sale para el 14 de Febrero, pero por ahí vi noticias de que la han pateado a Junio (Supongo que así podría tratar de alcanzar a las pelis con el fic xD) No puedo decir que me encantara el trailer, pese a que se ve a leguas mejor que el primer intento por tomar la saga de Phoenix y pareciera que al fin va a ser entidad intergaláctica y no sólo poderes de Jean. Pero, tanto Mystique me desespera, me la ponen difícil el no transmitir mi desagrado con el personaje en el fic xD