(Finn POV)

Finn Hudson era un estudiante de preparatoria con muchos secretos. Uno de ellos era que se sentía atraído por su profesor de español, ¿y quién podía culparlo? Si el señor Schuester era el hombre más atractivo que ha pisado la escuela McKinley. Con esa barbilla partida, esos rizos perfectamente peinados y esa forma tan anticuada de vestir para un hombre en sus treintas. A Finn le gustaba verlo llegar todas las mañanas en su viejo auto que arrastraba el mofle, como siempre se estacionaba a la perfección, se colocaba sus lentes oscuros antes de bajar y nuca olvidaba llevar su Starbucks. Y aunque era evidente que el profesor era completamente indiferente hacia él, de vez en cuando este se percataba de su existencia y le preguntaba si había hecho su tarea o estudiado para algún examen.

La parte preferida del día de Finn era tomar clases con Mr. Schue. En realidad no entendía nada de español, ni quiera prestaba mucha atención a las clases. Pero aquel era el momento ideal para fantasear con su hombre apuesto. Finn soñaba que ambos se quedaban solos en el salón de clases, de pronto lo invadía una valentía que solo podía darle la imaginación; se ponía de pie y lentamente se acercaba al profesor como un depredador a su presa para plantarle un firme beso en aquellos labios tan suaves y perfectos. El chico podía sentir la musculatura de su pecho tras aquel chaleco pasado de moda. El tiempo se detenía mientras sus labios se encontraban con frenética desesperación y una erección se alzaba triunfante bajos los pantalones del estudiante.

—… ¿Esta muy grande? —La voz de Mr. Schue obligó a Finn a volver a la realidad de golpe.

— ¿Perdón? —contestó Finn sonrojado mientras cubría disimuladamente el bulto en su entrepierna.

— ¿Cómo dirías?: "esa casa está muy grande" —La campana sonó antes de que Finn pudiera contestar con alguna tonta equivocación. El profesor dio por finalizada la clase y la mayoría de los alumnos salieron corriendo del salón. Finn esperó un poco hasta asegurarse que la erección había desaparecido por completo y se dispuso a marcharse también.

— "Suerte en el entrenamiento" —le dijo Mr. Schue en un perfecto y sensual español.

—Perdón, no entendí —balbuceó el chico un tanto avergonzado.

—Significa que tengas suerte en el entrenamiento —explicó el profesor y le dedico una media sonrisa. Finn le agradeció y se fue de ahí antes de que su estómago estallara en fuegos artificiales. Entonces Mr. Schue sabía que entrenaba futbol después de clases. Tal vez, solo tal vez, aquello significaba que el profesor no era tan indiferente hacia él.


(Will POV)

A Will se le había encomendado la tarea de dirigir el Club Glee, lo cual no era una tarea sencilla porque, a pesar de que en sus tiempos subir a un escenario y cantar música disco era lo más cool que podía pasarte, hoy en día los alumnos pensaban en ello como suicidio social. El profesor caminaba por los pasillos del colegio cabizbajo y reflexivo. Muy pocos chicos se habían presentado a las audiciones en el auditorio, tenía que idear una manera para que los chicos se interesaran en el Club Glee. Fue entonces cuando escuchó una voz… y no era una voz cualquiera, Will sabía reconocer el talento cuando lo escuchaba. Este se acercó a la entrada de los vestidores pues de ahí provenía la melodiosa voz que lo cautivaba al ritmo de "can't fight this feeling" de REO.

Al entrar a los vestidores fue golpeado por vapor de agua y el aroma a shampoo, el talentoso cantante se encontraba en la duchas. Procurando no hacer ruido el profesor se fue acercando cada vez un poco más, necesitaba saber quién era aquel chico… Entonces lo vio, o bueno, al menos la parte trasera de él. Era un chico fornido, alto y de espalda amplia. El agua caliente recorría su bien proporcionado cuerpo desnudo, debía ser un atleta. El profesor se quedó ahí parado sin poder moverse, hipnotizado por la voz del misterioso chico, era realmente bueno. Entonces casi por accidente y sin poder evitarlo, bajó un poco la mirada hacia aquellos redondos y esculpidos glúteos. Él sabía que aquello estaba mal, el chico podría ser un alumno suyo. Sacudió la cabeza y bajó la mirada en un intento por borrar cualquier rastro de pensamiento inoportuno. Entonces se percató de la palpitante erección que se había formado en sus pantalones y que amenazaba con perforarlos. Will se puso algo nervioso y comenzó a temer que alguien pudiera descubrirlo. Sin hacer ruido comenzó a retroceder sobre sus pasos y se dispuso a abandonar los vestidores. No sin antes percatarse del uniforme de futbol que ya hacía sobre una de las bancas y en el que podía leerse el nombre del alumno al que pertenecía: Finn Hudson.

Aquella noche Will no pudo dormir muy bien, el chico al que había visto desnudo en la ducha era uno de sus alumnos de décimo grado de su clase de español. No podía sacar de su cabeza aquella voz… y aquel cuerpo. Tenía que encontrar la forma de convencer a Finn de unirse al Club Glee pero, ¿cómo? Ningún atleta en su sano juicio aceptaría unirse al coro. Lo que entonces se le ocurrió es algo de lo que Will nunca se sentiría orgulloso.

(Al día siguiente)

—Le juro que eso no es mío —expresó Finn sumamente nervioso. Su rostro incrédulo no daba crédito a lo que estaba observando. El alumno se encontraba en la oficina del profesor Schuester, quien se encontraba frente a él sosteniendo un pequeño sobre de lo que parecía ser alguna droga.

—Finn lo encontré ayer en la tarde en tu casillero. Tuviste suerte de que fui yo quien lo hizo, otro profesor ya habría dado parte al director.

— ¡Pero no es mío! ¡Alguien debió ponerla ahí!... ¡Me haré una prueba! —exclamó el chico al borde de un colapso nervioso.

—Aunque no la hayas consumido, la posesión va en contra de las reglas del colegio. Te sacarán del equipo, perderás tu beca… —Finn se llevó ambas manos a la cabeza como si estuviera a punto de llorar.

—Profesor, por favor. Debe haber algo que pueda hacer. Haré lo que sea, solo no me reporte a la dirección —imploró el chico.

— ¿Lo que sea?... ¿Estás seguro? —cuestionó Will con una suspicaz mirada en su rostro. Finn lo miró perplejo por un instante, luego su expresión cambió como si acabara de entender algo que antes no.

— ¿Usted quiere… que se la chupe? —cuestionó el alumno cauteloso.

— ¡¿Qué?! ¡No! —exclamó Will al instante.

—Puedo hacerlo… digo si usted quiere.

— ¿Qué te hace pensar que yo…? —balbuceó Will completamente sonrojado— De acuerdo, voy a pretender que no acabo de escuchar eso.

— En verdad lo siento, no quise ofenderlo… Soy un idiota —se disculpó Finn dejando caer su rostro sobre el escritorio— ¿Ahora si va reportarme cierto?

—No lo haré — sentenció el profesor y Finn levantó la mirada— No diré nada solo si prometes unirte al Club Glee… ¿Cuento contigo?


(Finn POV)

— ¡Hey, Hudson! —alguien caminaba por el campo de practica en su dirección. Finn reconoció la voz de su amigo Noah Puckerman o "Puck" como le gustaba que le llamaran— Llevo toda la tarde enviándote mensajes y no contestas el maldito teléfono.

—Lo siento, estuve ocupado —se disculpó su amigo.

— ¿Haciendo qué?

—Llevé a mamá al doctor —mintió Finn.

— ¿Está enferma?

—Sí… de la próstata. Pero ya está mejor.

—Que mal —se limitó a decir Puck— ¿Videojuegos está tarde?

— Me parece bien ¿Tu casa o la mía?

—En la mía no se puede ¿En la tuya?

—Bien. Te veo en la tarde. —Puck no respondió, solo levantó ligeramente la barbilla en dirección a su amigo y se marchó.

Finn guardaba muchos secretos. Pero ninguno como Puckerman. Él no recordaba exactamente cómo es que ambos terminaron siendo amigos: El chico rudo y rebelde del colegio con el deportista. Tampoco recordaba cuando sus tardes de videojuegos se habían convertido en sesiones de besos y cachondeo. Puck siempre le recordaba que lo que hacían no era gay, que solo eran dos amigos pasando el rato juntos y que él tenía novia. Lo cual tal vez si justificaba su actuar, ya que la novia del chico era la porrista Quinn Fabray, presidenta del club del celibato del colegio. Tal vez solo era que con él podía hacer cosas que la chica no le permitía. Pero nada de eso importaba, lo único importante es que ambos disfrutaban ser la distracción del otro.

(Algunas horas más tarde)

—Dios, se siente tan bien —indicó Finn entre gemidos mientras Puck besaba con delicadeza la parte que conectaba su cuello con la mandíbula. Los pantalones y el calzado de ambos habían ido a parar a varios metros de distancia sobre el suelo de la habitación. Ambos chicos yacían uno a lado del otro sobre la cama semidesnudos.

Puck dejó de besar el cuello de Finn y lo miró con ardor.

— ¿Por qué te detienes? —se quejó Finn. Puck sonrió maliciosamente.

—No es nada —respondió Puck y continuó besando el cuello de su amigo, esta vez siguiendo el camino hasta llegar a sus suaves y húmedos labios. Sus piernas entrelazadas, sus cuerpos tan cercanos que podía sentir los latidos uno del otro. Y dos enormes bultos marcados por sus palpitantes erecciones.

Finn podía sentir la cálida lengua de Puck danzando dentro de su boca. También sentía la cadera de su amigo embistiendo a su costado, restregando su dura verga una y otra vez contra él. Y justo cuando estaba llegando a un punto de no retorno prácticamente sin tocarse, Puck detuvo sus movimientos.

— ¿No te parece que aún tenemos mucha ropa? —insinuó Puck. Este se echó a un costado y comenzó a quitarse los boxers de inmediato. Finn lo imitó. Antes de que otra cosa sucediera el chico echó un vistazo a la vibrante verga de su amigo. Aunque él no estaba nada mal dotado, Puck sencillamente la tenía más grande y más gruesa, y por algún motivo aquello le excitaba. Algo que también le gustaba es que su amigo siempre se preocupaba por remover el vello púbico antes de sus encuentros. Puck decía que así se veía más grande aunque a Finn le gustaba conservar su propio vello.

— ¿Qué tanto miras pervertido? —bromeó Puck con una pícara sonrisa. Sin avisar tomó la verga de su amigo y comenzó a bombearla suavemente. Un gemido escapó de la boca de Finn sin que este pudiera evitarlo. Su amigo continuó haciendo aquello, aumentando cada vez más la velocidad de su movimiento. Le encantaba ver la cara de Finn mientras lo hacía, como su cuerpo temblaba y los gemidos se le escapaban con más frecuencia. Finn no quiso quedarse atrás y también tomó la verga de Puck con firmeza. Imitó los movimientos de su amigo al mismo ritmo con que a él lo sometía. Una respiración entrecortada y gemidos ahogados se apoderaron de Puck. Aquello encendió algo en Finn de cuya verga comenzó a brotar líquido pre seminal, presagiando un caótico desenlace.

—Más rápido —suplicó Puck cuyo cuerpo comenzó tensarse de los pies a la cabeza, cada vez un poco más. Ahora su amigo también estaba húmedo. Finn obedeció a la petición y comenzó a mover la mano que empuñaba el miembro de Puck frenéticamente. Este dejó escapar gemidos aun más potentes y por un segundo Finn se preocupó de que alguien pudiera escucharlos. Todo pensamiento se desvaneció cuando Puck también aceleró su movimiento casi con desesperación, lo que provocó que Finn cerrara los ojos y apretara los dedos de los pies para tratar de detener la corriente eléctrica que recorría su cuerpo y se precipitaba hasta su miembro. No aguantaría mucho tiempo más, estaba cerca.

Un sonido de éxtasis escapó de la boca de ambos casi al unísono, las dos explosiones de placer sucedieron una justo después de la otra. Semen derramado cubrió el abdomen, el pecho y las manos de ambos chicos. Puck recargó su frente sobre el hombre de Finn sin poder parar de sacudirse involuntariamente. Finn seguía fuera de sí mismo, era como si todo a su alrededor se hubiera desvanecido por un momento y todo cuanto existía era él y el chico que yacía a su lado. Fue asombroso.

Una vez que Puck logró recuperar el aliento. Plantó un beso en la frente de Finn y se dirigió al baño para asearse. Al volver le entregó una toalla de mano a su amigo para que este hiciera lo mismo mientras recolectaba la ropa que yacía en el suelo.

—Estuvo cool, ¿no crees? —cuestionó Puck mientras se colocaba nuevamente los boxers. Finn no respondió. Se encontraba absorto en sus pensamientos.

—Vamos, ya dilo… ¿Qué sucede? —agregó Puck al notar esa expresión en el rostro de su amigo, típica en él cuando le ocultaba algo.

—No es nada importante. Es solo que estaba pensando en unirme al club Glee.

— ¿Qué? ¿Estás loco? —exclamó Puck en tono burlón.

— ¿Qué tendría de malo?

— Si lo haces, la gente va a pensar que eres gay.

—Pero Puck yo… —Antes de que Finn pudiera terminar la frase. Puck se acercó a él y colocó un dedo en sus labios para callarlo.

—Escúchame, no te confundas. Esto que hacemos de vez en cuando es solo por diversión. No significa nada… ¿De acuerdo? —puntualizó Puck y aquellas palabras hicieron un nudo en el estómago de Finn. Puck depositó un suave beso en los labios del chico— No vayas a arruinarlo, ¿quieres?

Finn observó en silencio como Puck terminaba de vestirse para después marcharse dejándolo sólo y aun desnudo en la habitación. "Es solo por diversión". "No significa nada". Aquellas palabras resonaban una y otra vez en su cabeza. Fue entonces que el chico tomó una decisión… entraría al Club Glee.