Disclaimer, Maleficent y todos sus magníficos personajes no me pertenecen, son propiedad de Disney. Esta historia solo es publicada con fines recreativos.

AU/ En un mundo cambiante donde las criaturas mágicas están en guerra con los humanos ellos se conocen, ella es la poderosa hada oscura protectora de los páramos, él es un dragón nómada. Sus caminos se cruzan y sus vidas no volverán a ser las mismas. ¿Qué depara el destino para estas dos criaturas? Lean y descubran.

Este es el primer fic que escribo y publico, decidí arriesgarme con algo de Maléfica no solo porque me encanta la película, sino porque hay pocos fics publicados en español.

Mi primera inspiración fue una imagen de phadne en deviantart, recomiendo que visiten su perfil tiene unas hermosas ilustraciones, esta historia es un AU, donde aparecen algunos tópicos de la película, pero que retome para dar vida a esta nueva historia, varios de los elementos son claramente diferentes los iré aclarando a lo largo del fic, así que no duden en preguntar. Paulatinamente aparecerán mas personajes de la película.

Espero que disfruten la lectura del primer capítulo y agradecería los comentarios y las críticas constructivas.

I Dragón negro

Existen desde tiempos antiguos una gran cantidad de historias, las cuales lentamente con el paso de las generaciones y los cambios producidos al ser narradas pasan a ser leyendas o cuentos infantiles, de estas historias lamentablemente solo logra pervivir una versión pobre de los hechos reales que los inspiraron y una versión desdibujada de aquellas personas o criaturas que las vivieron en carne propia. La historia que nos compete hace parte de aquellas pertenecientes al pueblo noble y es una de las pocas que es contada de manera más o menos fiel por las criaturas mágicas y por los humanos.

Los hechos que van a ser narrados se desarrollaron en una época mucho más violenta que la actual, mucho antes de que se lograra una coexistencia relativamente pacífica entre los hombres y los seres mágicos, los primeros vivían en pequeñas aldeas o en ciudadelas que rodeaban magníficos castillos; mientras que los segundos vivían recluidos en sus tierras ancestrales. Eran tiempos claramente diferentes y nuestra historia se sitúa uno de estos antiguos reinos humanos el cual llevaba varias décadas en una guerra declarada a sus vecinos mágicos.

Las razones que dieron inicio a esta guerra se han desdibujado con el paso de los siglos, pero es importante recordarla, ya que de una u otra manera influyo en los hechos que son narrados a continuación y que hilaron el destino del que se consolidaría como uno de los reinos más poderosos del mundo.

Nuestra historia propiamente dicha inicia con una solitaria criatura que volaba en medio de una noche sin luna y dado que su color era más negro que el carbón era casi imposible de divisar, salvo algún reflejo ocasional de sus escamas, para un ojo observador y entrenado solo era posible divisar una mancha en medio del imponente cielo nocturno.

- La noche avanza – se dijo a sí mismo – es mejor que busque un refugio y me aleje de las tierras humanas.

Mientras avanzaba camino al paramo fue capaz de distinguir un imponente muro de espinos que protegía a modo de barrera las tierras que correspondían a las hadas y demás criaturas mágicas del lugar, con sumo cuidado y asegurándose que su propia energía no revelase malas intenciones o se mostrara demasiado agresiva ante los espinos gigantes, planeo hacia el interior de aquellas tierras, maravillado ante el poder manifiesto de las protecciones mágicas, pero sobre todo afanado ante la necesidad de tomar un descanso.

Aterrizó en un claro el cual no demoro en iluminarse gracias al musgo típico de aquellos parajes, camino lentamente sobre sus grandes patas, perezosamente estiró sus grades y cansadas alas antes de replegarlas junto a su cuerpo, mientras olfateaba el ambiente en busca de agua, siguió el rastro y se acercó a un pequeño rio pensando en beber un poco de agua y tal vez pescar un pequeño entremés antes de dormir, mientras pensaba en tales minucias, escucho un suave murmullo el cual se confundía con el sonido de las aguas, al prestar atención noto una suave voz femenina que cantaba en el idioma de las hadas.

A él instantáneamente le gusto lo que estaba escuchando, por lo cual decidió seguir el camino dictado por el agradable sonido y tratando de ser lo más sigilosamente posible (tarea nada sencilla al considerar el tamaño de su cuerpo pero no imposible dada su práctica en emboscadas), camino un poco por la rivera hasta llegar a un lugar donde las aguas se encontraban mucho mas tranquilas y el río formaba una suerte de estanque.

Allí en medio de las aguas y las luces propias de esas tierras la encontró a ella, totalmente desnuda mientras tomaba un baño, una extraña hada (a falta de calificativos para denominarla): una hermosa y estilizada figura que hasta cierto punto recordaba a algunas esculturas que había visto en tierras lejanas, piel nívea, pómulos marcados, ojos de tono cambiante, cabello negro, unos impresionantes cuernos que coronaban su cabeza y labios rojos, que a su parecer eran la promesa de placeres prohibidos.

Pero una de las cosas que más llamo su atención fue la espalda de aquella extraña mujer, en donde pudo notar dos muñones vestigio de unas alas que ella claramente ya no poseía. Ella parecía estar en trance y se veía realmente tranquila, mientras cantaba aquella vieja canción de cuna que extrañamente también conocía, no por nada su madre la cantaba, aunque reconoció que en el idioma de las hadas la tonada sonaba mucho mas dulce y suave.

El hechizo del momento se rompió cuando la mujer sintió el ruido de varias ramas al romperse, el sonido de una fuerte respiración y la sensación de una mirada intensa posada sobre su propia persona. Automáticamente fue obligada a salir del mundo de sus recuerdos, para entrar a un estado de alerta, por un segundo tuvo que analizar a la gran criatura que la miraba de manera penetrante desde la otra orilla, su sorpresa fue grande al verse al frente de un dragón negro en toda su gloria, ella había conocido diversos dragones a lo largo de su vida, la mayoría de estos (por no decir que todos) eran los pequeños dragones feéricos que habitaban los páramos.

El dragón que tenía frente a ella era inmenso, media de 18 a 20 metros, sus escamas eran negras y lustrosas, debajo de estas alcanzaba a notar o mas bien adivinaba que su cuerpo era musculoso y bien formado, poseía unas grandes garras en sus cuatro extremidades, unas increíbles y poderosas alas, una cola gruesa y musculosa, al fijarse detenidamente en la cabeza vio su gran mandíbula y noto los afiliados dientes en la boca, los ojos tenían un tono amarillo con toques dorados y extrañamente no la miraban de manera agresiva, por último noto que en la línea dorsal del gran animal se encontraban algunas protuberancias y lo mas curioso también plumas negras intercaladas con las escamas (ella decidió que si llegaba a tener oportunidad preguntaría sobre aquello). En resumidas cuentas tenía al frente una máquina mortífera, con intenciones claramente desconocidas, ¡que buena manera de terminar la hora del baño!

Él no tuvo mayor tiempo de cavilar o de seguir analizando a la criatura que estaba desnuda en medio de las aguas y que ahora tenía una expresión inexpugnable. si la cara del dragón mostrara las emociones que lo invadían probablemente se vería como un tonto con la boca abierta y mejillas encendidas, ante el hecho de ser atrapado espiando a una dama en un momento claramente íntimo y privado, aunque la desnudez no es un tabú para aquellos que viven en la naturaleza, si es una descortesía espiar a otros cuando buscan soledad y privacidad. Ella rápidamente se deslizó a la orilla contraria y tomo con agilidad una túnica negra con la cual tapó su cuerpo.

- ¿Qué deseas dragón? y ¿Debo preocuparme sobre tus intenciones en estas tierras? – pregunto ella con una voz profunda y segura, mientras miraba sin temor a la gran criatura que se encontraba frente suyo. Preguntas directas y secas, que obviamente se saltaban varias formalidades.

Por un momento él no supo que responder, no estaba acostumbrado a que criaturas "menores" le dirigieran la palabra de manera tan directa, su presencia solía causar miedo. El silencio era tenso y ellos solo se medían con miradas, tratando de adivinar el próximo movimiento del otro.

- Encantado de conocerla "my lady", mi nombre es Diaval, "el diablo negro" – contesto él con aquella voz gruesa que caracterizaba a los de su especie, y con cierto tono irónico, ignorando campante las preguntas que le fueron hechas — es un verdadero placer conocerle.

- Contesta a mis preguntas, Dragón – dijo mientras levantaba una de sus cejas, exigiendo respuestas, obviamente ella no era una criatura paciente o temerosa – no tengo toda la noche para esperar una respuesta.

– Como le venía diciendo, mi nombre es Diaval, no tengo malas intenciones en estas tierras, y soy un viajero hijo de la noche – contesto con toda tranquilidad ante el sarcasmo del hada –por el momento solo estoy de paso, y me gustaría saber con quién tengo el gusto de hablar.

Ella lo miro con intensidad, tratando de dilucidar si las palabras de aquel dragón eran verdaderas o una artimaña que ocultaba sus verdaderas intenciones.

–Mi nombre es Maléfica, y soy la protectora de estas tierras – su mirada era intensa y sus ojos brillaron verdes y ponzoñosos, una ligera muestra de su poderosa magia – como es de conocimiento público el páramo está en guerra con el reino humano vecino, por lo cual prefiero tener cierto conocimiento sobre los forasteros, en especial cuando hablamos de un dragón negro, la fama que precede a los de su especie no es del todo favorecedora.

- Estoy consciente sobre la situación precaria de esta zona, básicamente están en una guerra estancada desde hace un par de años, había escuchado acerca de unas defensas impresionantes, pero nunca espere encontrar algo como el muro de espinos – dijo mostrando una clara admiración, mientras exhibía de manera discreta sus grandes y filudos dientes, básicamente estaba sonriendo.

Ella noto aquél raro gesto, una sonrisa de dragón, una verdadera "curiosidad" a su parecer (¿los dragones sonríen acaso?), aunque este gesto la desconcertó un poco logro relajarla, algo nada común con un completo desconocido y menos si se considera que su acompañante es una criatura que media unos 18 o 20 metros y que este es a puras luces era una fuerza destructiva de la naturaleza.

- Además para su tranquilidad en este preciso momento no estoy particularmente interesado en participar en ninguna pelea, no somos tan salvajes como nos pintan – dijo, ante el silencio de ella – espero que no crea en chismes de viejas cotillas, puedo notar que usted es un hada muy perspicaz.

- Solo me estoy asegurando, además prefiero saber si estoy hablando con un ladronzuelo travieso que tomo algo demasiado llamativo y valioso, no me gustaría encontrarme con un tercer o cuarto ejército en mis fronteras... o verme en la obligación de perseguir a alguien por tomar alguno de nuestros tesoros.

- ¡Pero señora que cosas dice! yo nunca he tomado nada sin permiso –una verdadera mentirá reconoció para si mismo, mas de una vez tomo algún objeto ajeno, la mentira era necesaria a su parecer, por algún motivo quería agradarle a su acompañante – no creo que exista algo que valga la pena robar del páramo, al menos que yo sepa – en ese momento una voz le susurró que tomara a la mujer y volara lejos, nadie se enteraría, sería tan sencillo... El sacudió suavemente la cabeza ante la idea y prefirió no analizar las razones de ese pensamiento tan repentino y posesivo sobre su interlocutora, tal vez el cansancio lo estaba afectando.

- Es bueno saber que solo tengo frente a mis ojos a un mirón, una preocupación menor – las palabras eran claramente una burla y fueron acompañadas de una sonrisa sínica que no llego a sus ojos – si no tenemos más temas que discutir me retiro.

Diaval noto cuando la mujer se preparaba para girarse, por el momento no deseaba quedarse totalmente solo, además de que sería una verdadera descortesía no acompañar a una dama en medio de la noche ¿qué pasaría si alguien decidía atacarla o secuestrarla?

Aunque el sentía y reconocía los poderes de Maléfica, sintió que era correcto preocuparse por ella y que talvez, solo tal vez ella debía ser protegida, si la miraba bien frente a sus ojos y en comparación de su propio gran ser, ella solo era una pequeña y frágil criatura. Así que rápidamente continuó la conversación que ella había dado por finalizada.

- Disculpé ¿por casualidad conoce un sitio apropiado en dónde pueda dormir? de preferencia alguna cueva – pregunto rápidamente.

- mmm... – comenzó a meditar la mujer, mientras una de sus manos tocaba su barbilla su cuerpo tomó una pose pensativa – ese sitio puede ser el indicado – respondió para si misma ignorando al dragón, y finalmente hablo: – sígueme Diaval, conozco un sitio que puede ser adecuado, pero no te quejes si no es de tu agrado, sinceramente no creo tener muchas opciones adecuadas en la zona.

Finalmente ella se giró, tomo un curioso cetro que estaba recargado en uno de los árboles de la orilla e inició su camino a través de los moros. Aunque la conversación había finalizado y el silencio reinaba entre la extraña pareja, este no era incómodo o forzado, solo dejaba una sensación de familiaridad y tranquilidad entre ellos.

Se cruzaron con algunos seres de hábitos nocturnos que solo atinaron a verlos muy sorprendidos desde una distancia prudencial, la visión no era ni de cerca común ya que no eran muchos los que se atrevían a caminar al lado del hada oscura, y su gran acompañante era un muy raro y peligroso dragón negro, que claramente no era nativo de esa zona.

Muchas de aquellas criaturas solo atinaron a correr en busca de alguien con quien comentar la extraña visión de esa noche, Maléfica reconoció muy a su pesar que después del amanecer el páramo sería un hervidero de chismes y habladurías, solo esperaba que la dejarán en paz (no quería dar explicaciones de ningún tipo, además la criatura no parecía una amenaza inmediata) y esperaba que no fastidiaran demasiado al forastero antes de que este partiera continuando su camino, no era difícil imaginar de lo que sería capaz un dragón enojado o fastidiado, el fuego parecía ser una posibilidad muy razonable...

Diaval sintió varias de las presencias que los observaban, y en más de una ocasión al girar su cabeza sus agudos ojos vieron a algunos de los habitantes de la zona mirarlos con un claro asombro en la cara, en más de una ocasión noto con algo de diversión como varios se quedaban pasmados y con la boca abierta. ¡Que criaturas más curiosas y entretenidas!

En medio de la lenta caminata pudo notar como ella utilizaba su báculo a modo de bastón de Apoyo y como sus pasos eran irregulares, ella estaba fuera de balance al caminar aunque lo ocultaba bastante bien, y no por primera vez esa noche se preguntó que sería de sus alas ¿Acaso las perdería en batalla?

Avanzaron hacia una de aquellas grandes montañas que conformaban esas tierras, afortunadamente el ascenso no pareció fastidiar o agotar a la mujer que parecía conocer perfectamente la ruta, él se sintió extrañamente reconfortado ante este pensamiento. Finalmente tras 20 o 30 minutos llegaron a la cima, la cual era amplia el suelo era de roca sólida y la vista era impresionante, esperaba poder observar un atardecer o una noche de luna llena desde ese lugar, una idea repentina atravesó su cabeza: si cerca se encontraba una buena cueva ese podría ser un muy buen lugar para vivir permanente, por primera vez desde que inició su camino como nómada sintió que podía establecerse en un sitio.

En una de las esquinas de esta planicie se encontraba una gran gruta que se adentraba en la obscuridad hacia las entrañas de aquella montaña, Maléfica camino hacia el lugar y le indico mediante una seña a su acompañante que la siguiera, mientras se acercaba a la entrada.

-Este es el sitio que le mencioné, aunque la entrada es estrecha para alguien de su tamaño creo que el Interior es apropiado para brindarle un refugio temporal – dijo ella con suficiencia y en un tono plano que no mostraba mayor emoción.

- Estoy bastante agradecido por la ayuda, señora, revisaré la cueva y dormiré – respondió con su voz profunda y tono cansado, que no lograba desaparecer de sus palabras cierto grado de entusiasmo, él era bastante trasparente para ser un dragón– necesito reponer varias noches de sueño. Le deseo un buen descanso y lamento las molestias causadas esta noche.

Antes de entrar Diaval noto dos cosas la primera que la meseta estaba impregnada con el olor del hada, un aroma a flores silvestres, rocío, especias y algo que representaba la esencia de ella, también vio en la orilla un árbol nudoso que contenía un gran nido, ese hecho le gusto y no pudo evitar sentirse algo emocionado, no analizó esas emociones, porque siendo sincero consigo mismo estaba muy cansado, así que simplemente entro por la estrecha abertura sin mirar atrás.

El pasadizo era algo estrecho para él, y avanzaba con una ligera inclinación, aunque la oscuridad estaba presente y parecía imperturbable, él era capaz de ver, los dragones de su tipo estaban adaptados a estas circunstancias, no por nada construían sus hogares en cavernas naturales como en la que se encontraba en ese momento o ellos mismos las cavaban en la roca. Después de adentrarse de manera considerable el pasadizo se abrió hacia una gran cavidad de gran tamaño al menos como una catedral, aprovecho para estirar sus alas y notó otros dos túneles que investigaría de manera diligente después de un merecido descanso, su cuerpo estaba agotado, así que tras encontrar un agradable rincón se enrolló sobre si mismo y cerró sus ojos.

Sus últimos pensamientos antes de caer en un profundo sueño estuvieron llenos del hada con cuernos y de algunos planes para mejorar su nuevo "hogar", porque el sentía en lo más profundo de su ser que ese era el lugar indicado. Lentamente se deslizó a la inconsciencia y al mundo donde sus sueños lo llevaban a planear alegremente sobre las nubes más altas o a retozar en mares del más cálido y agradable fuego.