Hola hermosas feliz inicio de semana, espero que estén muy bien.

Ahora regresamos a la línea 1 (la original) y recuerden que es donde se van a reunir todas las líneas del tiempo, no en la época "moderna", espero no se confundan.

Muchas gracias por leer y seguir la historia, ya saben que los personajes no me corresponden y que la historia es de mi autoría y NO está permitido publicar en otras plataformas, lo hago sin fines de lucro solamente por diversión.

LÍNEAS DEL TIEMPO

4

LÍNEA 1

Candy se despertaba frotándose los ojos con impaciencia, sentía que no había dormido lo suficiente, estaba demasiado cansada, pero sobre todo sentía que el sueño que había tenido la noche anterior era muy extraño. Talló sus ojos y giró su cuerpo sobre su cama para voltear hacia la ventana, necesitaba el aire fresco matutino para despertarse e iniciar su nuevo día saludando al señor Lewis, quien de seguro ya estaba barriendo la acera como era su costumbre.

Un tope la detuvo en sus intenciones y abrió los ojos sorprendida al sentir que aquello que le impedía moverse era el cuerpo del pequeño niño que había conocido dos días atrás.

-No ha sido un sueño. – Pensó Candy sin intentar despertar al pequeño rubio que tenía junto a ella. Sonrió con ternura al ver el rostro infantil durmiendo apaciblemente junto a ella. – Es tan hermoso, se parece mucho a su padre. – Pensó de nuevo la rubia sonrojándose al pensar en esos momentos en Anthony, quien a pesar de que no era el joven que ella había amado en su niñez, si despertaba en ella emociones que la hacían sonrojarse y alborotar su joven y enamoradizo corazón.

Candy se levantó con mucho cuidado de la cama y se vistió en silencio, si Alexander se encontraba dormido en su habitación lo más seguro era que los demás estuvieran en la sala de su departamento o en la habitación de Albert.

Como Candy lo había pensado los demás jóvenes que venían de otra línea del tiempo se encontraban dormidos en la otra habitación del departamento, todos menos uno ya que Stear no había vuelto después de que había dicho que buscaría la manera de arreglar todo para irse lo antes posible de ahí, lo que nadie había comprendido era qué era lo que tenía qué hacer antes de irse.

-Buenos días. – Saludó Anthony con una linda sonrisa a la rubia, ofreciendo una taza de café y un plato con el desayuno listo. Candy lo miró conmovida y por un segundo se perdió en sus ojos azules. Anthony le sonrió sin poder evitar que sus ojos conectaran con el hermoso brillo esmeralda de la rubia. – Pensé que tendrías hambre. – Dijo Anthony intentando desviar su atención de la joven que le recordaba tanto a su esposa.

-Gracias. – Respondió Candy con una sonrisa tímida. - ¿Y tú esposa? – Preguntó pareciéndole extraño preguntarle por Candy. Anthony sonrió comprendiendo cómo se sentía la joven rubia.

-Continúa dormida. – Respondió Anthony mientras tomaba de su taza de café. – Al igual que tú es muy dormilona. – Dijo con gracia. Candy se apenó porque sabía bien que se había levantado nuevamente tarde para ir a trabajar.

-Lo siento. – Dijo Candy rascando su cabeza mientras se sonrojaba y sacaba la lengua avergonzada. Anthony la miró enamorado, amaba ese dulce gesto en su esposa y el cual había dejado de hacer con el paso de los años.

-Anda, tienes que desayunar para irte a trabajar. – Dijo Anthony para animarla a que fuera a trabajar, no le gustaría que por culpa de ellos la rubia perdiera su trabajo en el hospital. Llevaba dos días sin ir y de seguro podría tener problemas por ello.

-¿No pueden guardar un poco de silencio? – Dijo Terry quejándose del ruido que hacía Anthony y Candy.

-Levántate, no es hora de seguir durmiendo. – Le dijo Anthony con una sonrisa. Terry lo miró con queja no había dormido nada en lo que restaba de la noche.

-¿Aún no llega Stear? – Preguntó tallando sus ojos con insistencia.

-¿A dónde fue Stear? – Preguntó también Candy con curiosidad, ya que ella tampoco había comprendido el motivo de su desaparición.

-No lo sé, dijo que tenía que arreglar un asunto antes de irnos. – Dijo Anthony quien estaba realmente impaciente por regresar a su tiempo, le causaba cierta inquietud tener a dos Candy junto a él.

-¿Crees que seguirán aquí por la tarde? – Preguntó Candy con timidez a Anthony. El rubio le sonrió con aquella sonrisa tan cautivadora que poseía y Candy sintió un estremecimiento en su corazón.

-No te preocupes, si llega Stear le pediré que nos esperemos para despedirnos. – Dijo Anthony seguro que así lo haría.

-Gracias… - Dijo Candy con timidez. – Me gustaría despedirme de Alexander. – Dijo la rubia sin dejar de sentir aquel bochorno en su rostro. Terry los miraba a los dos y guardaba silencio.

-¿Y de mí no te gustaría despedirte? – Preguntó Terry con una sonrisa coqueta. Candy volteó a verlo y recordó a su Terry, pero también recordó que estaba con Susana.

-De ti ya me despedí hace tiempo. – Le dijo Candy intentando que los nervios no la traicionaran, comprendiendo que ese no era el Terry que ella había amado en el pasado.

Candy salió de su departamento con tranquilidad, pensando que le gustaría quedarse junto a ellos, especialmente junto a Anthony ya que le daba mucho gusto volverlo a ver después de tantos años de haberlo perdido, sentía que aún había una extraña conexión que los unía a pesar de que sabía que realmente no era su Anthony, sin embargo su corazón latía emocionado como lo había hecho en el pasado cuando estaba junto a él, sus miradas se conectaban cómplices en sus sentimientos y su respiración se volvía irregular cuando lo tenía tan cerca, por el contrario había algo en el Terry mayor que no le despertaba los mismos sentimientos que le había despertado el Terry que estaba con Susana, había algo diferente que no la hacía sentir aquel mariposeo en el estómago cuando lo tenía frente a ella, había algo que no la hacía exasperarse cuando le hablaba de forma sarcástica como cuando él lo hacía, sin embargo dejó pasar aquella conexión que no sentía con el rebelde mayor para seguirse centrando en lo que sentía le provocaba el rubio mayor, recriminándose ella misma al recordar que aquel atractivo ser estaba en una relación sólida nada más y nada menos que con su yo de otra línea de tiempo.

-Hasta que llegas Candy. – Dijo una de las enfermeras que trabajaba con Candy en el hospital. – Mary Jane estuvo preguntando por ti. – Dijo la joven advirtiéndole a la rubia que la jefa de enfermeras no estaba muy contenta con su ausencia.

-Lo siento, tuve un problema familiar. – Dijo Candy recordando al pequeño Alexander quien le había impedido llegar a su trabajo y a los visitantes que tenía ocultos en su departamento.

-Explícaselo a Mary Jane quien está de muy mal humor hoy. – Dijo de nuevo la joven que caminaba junto a Candy a paso veloz.

-Sí… - Dijo Candy segura de explicar a Mary Jane lo sucedido, sin embargo pensaba en qué le diría que pudiera creerle, porque lo que realmente le había sucedido era algo que sabía bien nadie podría creer. – Buenos días señorita Mary Jane. – Dijo Candy con timidez, saludando a la vieja jefa de enfermeras, esperando la respuesta a ese saludo.

-¡Hasta que llegas torpe! – Le dijo Mary Jane a la rubia con el rostro serio y el ceño fruncido.

-Lo siento lo que sucede es… - Decía Candy intentando excusarse por repentina ausencia sin haberse reportado o justificado.

-¡Nada! Ponte a trabajar. – Le dijo la vieja mujer acomodando sus anteojos para comenzar así a dar instrucciones a todas las jóvenes que esperaban comenzar a trabajar.

-¡Sí! – Dijo Candy intentando evitar explicar una vez más sus motivos, sintiendo un alivio porque así fuera. Mary Jane la miró con travesura, sabía bien que si le permitía explicarse todas las demás inventarían pronto pretextos para faltar a su trabajo, además lo único que importaba era que había llegado y la silenciosa preocupación que sentía en su interior se había apagado dejándola más tranquila al verla de regreso.

En el departamento Terry miraba con detenimiento a Anthony quien se había levantado para llevarse el plato en donde había desayunado Candy y la taza de café que había tomado.

-Dilo ya. – Le dijo Anthony al sentir que el actor los seguía con tranquilidad hacia donde se movía. Terry sonrió porque le daban permiso de hablar.

-Yo no iba a decir nada. – Dijo Terry seguro que si iba lo iba a hacer. Anthony lo miró incrédulo en sus palabras. Terry sonrió con malicia. – Si Candy se da cuenta que estás coqueteando con la joven enfermera vas a tener un serio problema. – Le dijo el actor con travesura.

-No estoy coqueteando con ella. – Le dijo Anthony intentando sonar seguro en su respuesta, sin embargo sabía que no podía evitar reaccionar de esa forma ante la pequeña Candy, tan tierna que le recordaba a su dulce pecosa antes de casarse.

-¿Con quién estás coqueteando? – Preguntó Candy saliendo de la habitación que antes había sido de Albert en la cual había dormido junto a su rubio. Alexander había pedido dormir con Candy joven y esta no se había negado a hacerlo y Terry se había tenido que conformar con el sillón de la sala. Terry guardó silencio ante la pregunta de Candy.

-Con nadie pecosa. – Le dijo Anthony a su esposa con una sonrisa, mientras besaba sus labios con ternura para darle los buenos días. - ¿Cómo has dormido? – Preguntó el rubio para saber si había podido descansar después de haber batallado para quedarse dormida. La había notado algo inquieta, pero imaginaba que era porque no estaban en su tiempo.

-Mal, la cama es muy pequeña. – Se quejó la rubia, agradecida de que Alexander hubiese preferido dormir con su yo más joven, de esa manera había podido dormir un poco más a gusto junto a su esposo.

-Lo sé. – Le dijo Anthony con tranquilidad, levantándose para prepararle una taza de café, sin embargo la rubia lo rechazó y eso le extrañó, pero lo pasó de largo al ver que se centraba con gusto en el desayuno.

-¿Y para mí no hay? – Preguntó Terry a Anthony al ver que a todos les daba desayuno menos a él.

-Ahí hay en la cocina. – Le dijo Anthony al rebelde quien le sonrió de lado por su respuesta.

-Te aprovechas porque no está Archie. – Le dijo Terry con queja por como lo estaba tratando. Anthony ignoró su queja. – Y yo que pensaba ocultar que estabas coqueteando con la joven enfermera. – Dijo con malicia el actor mientras se levantaba para ir a la cocina y servirse su propio café.

-¿¡Qué!? – Dijo la rubia sorprendida mientras Anthony arrojaba el café de sus labios sorprendido por lo dicho por Terry. - ¿Eso es verdad? – Preguntó Candy con molestia a su esposo, quien lo miraba con una sonrisa traviesa en sus labios.

-¿Estás celosa? – Le preguntaba Anthony a Candy con malicia, seguro de que su pecosa lo estaba celando, un sentimiento que había quedado en el pasado una vez que ella misma había aclarado a todo el personal que laboraba en el hospital que dirigían que ella era su esposa.

-¿Celosa yo? – Preguntó Candy haciéndose la indiferente, sin embargo sabía bien que si lo estaba, sabía que tenía unos tremendos celos de su versión más joven. No era lo mismo sentir celos de una joven que no inspiraba ni el más mínimo interés en su marido, que los celos que sin querer la pequeña Candy le provocaba al saber que su espos ahí sí que sentía algo especial.

-Vamos amor. – Le dijo Anthony seguro de que si lo estaba. – No tienes por qué sentir celos de la pequeña Candy. – Le decía con ternura, besando sus mejillas con suavidad una y otra vez para intentar calmar sus celos. A Anthony le gustaba ver cómo su esposa lo celaba. – Solo estoy siendo amable, no puedo evitar sentir ternura por ella. – Le decía el rubio a su esposa, quien seguía molesta por lo que había dicho Terry.

-¡Lo sé! ¡Sé que no puedes evitarlo! ¡Pero yo tampoco puedo evitar sentirme celosa de ella a pesar de que sé que es como si fuera yo! – Dijo Candy sintiéndose tonta por tener celos de la que representaba su versión juvenil. – Pero al mismo tiempo sé que no soy yo, y sé que ella te mira como te miro yo a ti, y eso me molesta. – Decía Candy incapaz de controlar sus celos.

Anthony sonrió satisfecho por la reacción de su pecosa, feliz por ver que ella seguía sintiendo el mismo amor que sentía por él en sus años de estudiante, feliz porque él también seguía sintiendo ese amor que le había despertado en su corazón desde que la había conocido en el Colegio. Se acercó a ella y besó sus labios primero con mucha ternura y poco a poco fue aumentando la intensidad de sus besos, olvidándose por completo del lugar en el que estaban.

-¡Wow! ¿Por qué no se van a la habitación? – Dijo Terry quien salía en esos momentos de la cocina.

-Tú cállate y vete a la cocina. – Le dijo Anthony a Terry al saberse descubierto.

-No quiero… ya no hay café… - Dijo Terry volteando una taza vacía.

-Te lo mereces por indiscreto. – Le dijo Anthony a su amigo, mientras Candy sonreía por la manera en la que se llevaban.

-Buenos días. – Dijo Alexander con pereza una vez que salió de la habitación que había compartido con la otra rubia.

-Buenos días hijo. – Respondió Anthony al ver que su pequeño se frotaba con sus manos los ojos. - ¿Dormiste bien? – Preguntó de nuevo para saber si por lo menos su hijo había descansado, ya que él no había descansado en lo absoluto. Alexander asintió a la pregunta de su padre.

-¿Dónde está mamá? – Preguntó el pequeño como si no hubiese advertido la presencia de su madre. Candy lo miró levantado una ceja.

-¿También quieres que tú papá se quede con la Candy más joven? – Preguntó la rubia cruzando sus brazos simulando estar molesta. Alexander sonrió y abrazó a su mamá para llenarla de besos por todo el rostro, justo de la manera en la que su papá la convencía de contentarse con él.

-¿Estás celosa mami? – Preguntó Alexander con travesura y una tierna sonrisa. Candy lo miró a los ojos y se rindió a la ternura de su hijo, aquel parecido que tenía el pequeño con Anthony la hacía bajar la guardia.

-Si siguen diciendo que la prefieren más que a mí sí que lo estaré. – Dijo la rubia mirando a su marido con advertencia. El rubio le sonrió de manera seductora y un brillo muy especial apareció en su mirada.

-No te enojes mami, Candy es igualita a ti cuando eras joven, pero yo creo que mi papá y yo pensamos que tú eres mucho más hermosa ahora. – Dijo el pequeño travieso sabiendo cómo halagar a su mamá. - ¿Verdad papi? – Preguntó Alexander ahora a su papá.

-Totalmente de acuerdo hijo. – Respondió Anthony mirando profundamente a los ojos a su esposa, quien lo miró con ese brillo tan radiante que desprendían sus esmeraldas, brillo que Anthony acababa de admirar también en la joven Candy.

-Más les vale a los dos. – Dijo Candy mirando a ambos y dándoles un beso a cada uno, demostrándoles con esa caricia que no podría enojarse con ellos por más de un minuto.

-Tranquilos, no coman pan delante de los pobres que en estos momentos yo estoy solo. – Dijo Terry sentándose frente a ellos.

-¿No ha llegado mi tío Stear? – Preguntó Alexander impaciente por saber del inventor.

-No, aún no llega. – Respondió Anthony mirando a su hijo, algo le decía que él sabía algo de lo que estaba pasando. – Alexander. ¿Tú sabes a dónde fue o qué fue a hacer tu tío Stear? – Preguntó Anthony mirando fijamente a su hijo, la pequeña copia del rubio volteó a ver a su mamá y esta le sonrió demostrando que sabía algo de ello. - ¿Tú también? – Preguntó a su esposa, quien lo miró con una sonrisa que le demostraba que así era. Miró a Terry y este volteó hacia el techo como evitando su mirada. – O sea que yo soy el único que no sabe a dónde fue Stear. – Dijo suspirando un tanto incómodo porque no sabía el motivo de la ausencia de su primo, lo imaginaba y más con la actitud de los presentes, pero no estaba seguro, si lo único que debía hacer es ir por ellos y regresar todos juntos hasta Lakewood y volver a su línea del tiempo.

-No soy la única que ha ocultado cosas. – Dijo Candy mirando a su esposo para hacerle saber que también sabía que él le había ocultado algo.

-Yo solo vine a acompañar a Alexander cuando lo vi que entró a la máquina de Stear. – Dijo Anthony seguro de que así había sido.

-¿Y por qué estás aquí y no en Lakewood? – Preguntó Candy con una mirada interrogativa.

-Porque la máquina repentinamente desapareció y Alexander me dio la idea de buscar a Stear para ver si él podía ayudarnos, sin embargo no sé en qué momento se apartó de mí y ahí fue cuando encontró a Candy. – Dijo Anthony explicando lo que había sucedido cuando habían llegado. Candy volteó a ver a su hijo, quien se mantenía en silencio mirando a sus dos padres con inocencia, con esos ojos tan hermosos y pispiretos que tenía, mientras los mayores comenzaban a comprender que aquella inocencia era tan solo una pantalla de él.

-Algo me dice que Alexander sabe más de lo que aparenta. – Dijo Candy sin dejar de mirar a su hijo, el cual sonrió al ver que su perspicaz madre lo había descubierto. - ¿No es así? – Preguntó de nuevo la rubia. Alexander sonrió y miró a su padre quien con la pura mirada lo estaba interrogando.

-¿Es verdad eso Alexander? – Preguntó Anthony seguro de que su esposa tenía razón.

-Bueno… - Dijo Alexander al saberse descubierto, sabía que su mamá y su papá no estarían del todo de acuerdo con lo que había hecho, más su padre porque sabía bien que su madre ya estaba enterada de lo que tramaban él y su tío Stear. – Mi tío Stear me invitó con él para ver las otras líneas del tiempo. – Dijo el pequeño con verdadera astucia. Candy lo miró sorprendida porque jamás se imaginó que su hijo comprendiera bien el funcionamiento de las líneas del tiempo y los saltos cuánticos.

-¿Cuántas veces has viajado con tío Stear, Alexander? – Preguntó Anthony a su hijo, seguro de que eran más de las que le había confesado el inventor.

-Muchas. – Respondió con tranquilidad. Candy miró a Anthony también angustiada, porque ninguno de ellos se había percatado que cuando viajaban a Lakewood de visita Stear aprovechaba para llevar a su hijo a otros lugares sin ellos saberlo. – Me mostró otras líneas del tiempo ¿Sabían que no en todas soy el único hijo que tienen? – Preguntó con los ojos muy abiertos, sorprendido de saber eso. – Tengo muchos hermanos y en algunas hasta tengo un gemelo. – Dijo maravillado con esa línea del tiempo, Candy y Anthony se miraban uno al otro con una sonrisa traviesa, pensando que sería buena idea darle ya un hermanito o una hermanita a Alexander, tal vez sería más recomendable darle un hermano para jugar que un tío que lo llevara a viajar por el tiempo así podría jugar como un niño completamente normal. Candy guardó silencio recordando que debía confesar algo pero sabía que ese no era el lugar ni mucho menos el tiempo adecuado para hacerlo.

-¿Y quién fue el de la idea de juntar a Candy de esta línea del tiempo con Anthony de otra línea del tiempo? – Preguntó Candy a su hijo. Anthony lo miró sorprendido.

-Espera ¿¡Qué!? – Preguntó Anthony al confirmar qué era lo que tenían planeado hacer.

-¿No lo sabías? – Preguntó Terry irónico. Anthony negó porque creyó haber convencido a Stear de no hacerlo.

-Pensé que había quedado claro cuando lo hablamos. – Dijo Anthony un poco molesto por lo que decían.

-Visitamos más líneas del tiempo. – Dijo Alexander para explicar a su papá. Anthony asintió. – Pero en esta tú no estás vivo, ni tampoco mi tío Stear. – Dijo de nuevo moviendo sus manitas en el comedor para que sus padres comprendieran. – En esta otra línea mi mami no está, pero tú si estás y mi tío Stear también. – Dijo de nuevo el pequeño rubio.

-¿Y tú tío Archie? – Preguntó Terry interesado en elegante joven de cabellos castaños.

-Una vez escuché a mi tío Stear hablar con mi papá y decirle que extrañaba mucho a mi tío Archie, que no debía de haber ido a la guerra. – Dijo Alexander sin dejar de mover sus manos.

-Me confunde cuando hace eso. – Dijo Terry algo confundido con lo que decía el pequeño Alexander.

-Bueno Stear de esa línea del tiempo le decía a Anthony que Archie se había ido a la guerra. – Dijo Alexander para explicar con calma a su tío Terry, demostrando a los adultos que a pesar de su corta edad sabía distinguir muy bien lo que estaba diciendo.

-Alexander, ¿tú fuiste solo a esa línea del tiempo alguna vez? – Preguntó Anthony a su hijo, tenía la sospecha que el pequeño sabía usar más la máquina que el mismo Stear.

-Muchas veces. – Respondió con tranquilidad. – Me fijé bien cuando mi tío Stear la usaba y cuando él no estaba viendo yo viajé a esa línea del tiempo y ahí pude ver que mi papá está muy triste porque no tiene a mi mamá. – Dijo de nuevo Alexander con inocencia, sintiendo Anthony un dolor en su pecho al no poder imaginar una vida sin su adorada Candy.

-¿Y qué es lo que pretendías con quedarte aquí con tu papá y enviar de regreso la máquina? – Preguntó Candy a su hijo porque a esta altura sabía que su hijo había hecho todo a propósito. Alexander suspiró al saberse descubierto por su madre.

-Yo quería que mi mamá… - Dijo mirando a su mamá quien le advertía con la mirada. – Bueno pues… yo quería que Candy estuviera con Anthony para que fueran felices los dos, y sabía que la única forma era que ella conviviera conmigo para lograr convencerla, pero mi papá vino conmigo... – Dijo el niño más resignado de haber sido descubierto.

-¿Quieres juntar a Candy con Anthony de la otra línea del tiempo? – Preguntó Anthony incrédulo a su hijo, confirmando lo que Stear le había dicho y que había dudado fuese plan de aquella pequeña mente.

-Ellos están muy solos y me gustaría que se casaran y tuvieran a un Alexander o a otro hijo. – Dijo el rubio comenzando a pensar que estaba en problemas.

-Eso sería una buena idea. – Dijo Terry ante la mirada retadora de Anthony quien seguía creyendo que no era buena idea alterar las líneas del tiempo.

-¿Cómo saben que eso es lo que quiere Candy? – Preguntó Anthony a todos los presentes.

-Tienes razón, tal vez ella está enamorada de mí todavía. – Dijo Terry seguro que podía ser así.

-Ni lo sueñes. – Dijo Anthony sin pensarlo. - ¿No viste la mirada que te dirigió esta mañana? – Dijo de nuevo, seguro de saber que la mirada de la rubia más joven no era precisamente de mucho amor por el rebelde.

-Amor, creo que sería buena idea lo que Alexander intentaba hacer. – Dijo Candy segura de que tal vez podría funcionar unir a esas dos almas solitarias que eran ellos mismos en otras líneas del tiempo.

-No lo sé pecosa, por algo suceden las cosas. – Dijo Anthony no muy seguro de que fuese lo correcto ya que pensaba que si el destino había decidido separarlos en sus líneas del tiempo era porque tenía otros planes para ellos.

-Por algo mi tío Stear inventó la máquina. – Dijo Alexander insistiendo que era buena idea hacer lo que quería hacer desde un inicio. Candy miró a Anthony con una sonrisa tierna y él la miró derrotado, la amaba demasiado para negarle algo y con aquellos ojos tan hermosos que ella poseía le pedía ceder en su postura.

-No seas egoísta Brower. – Le dijo Terry a Anthony. – Como tú ya tienes a Candy no sabes lo que es que ella se sienta sola. – Dijo de nuevo el actor.

-Lo dices como si hubiese sido mi culpa. – Dijo Anthony al actor, quien lo miró con cierto reproche.

-Tal vez eso no, pero si fue tu culpa que ella no esté conmigo. – Dijo de nuevo el actor mirando a Anthony fijamente.

-Anthony y yo no tenemos la culpa de habernos enamorado desde el colegio. – Dijo Candy segura de que así había sido.

-Además no te ves muy mal por no haber sido correspondido. – Dijo de nuevo Anthony al actor.

-No, pero te aseguro que mi vida sería muy diferente de otra manera. – Dijo de nuevo el actor. Anthony iba a responder de nuevo, sin embargo Candy lo detuvo.

-Lo importante no es lo que pasó en nuestra línea del tiempo, lo importante es que Stear regrese para regresar pronto posible a nuestro tiempo. – Dijo Candy segura de que eso debía de ser de inmediato, porque sus planes no eran pasar sus vacaciones en un tiempo que no le correspondía y en el cual no tenía todo lo necesario para atenderse.

-¿Alexander? – Preguntó Anthony a su hijo al saber ahora que el pequeño sabía bien a dónde había ido.

-Mi tío fue por Anthony y Stear a la otra línea del tiempo. – Respondió Alexander resignado a su padre.

-¿¡Qué!? – Dijo Anthony sorprendido por lo que decía su hijo. - ¡Esto no es posible! – Dijo comenzando a caminar de un lado a otro.

-Tranquilo Anthony, eso no quiere decir que los va a convencer. – Dijo Candy para intentar calmar a su esposo.

-No entiendo cuál es tú inconveniente. – Dijo Terry con tranquilidad.

-Estamos jugando con las vidas de otras personas, ellos ya vivieron su duelo, Anthony sufrió por Candy y Candy sufrió por Anthony cada uno en sus líneas del tiempo. – Dijo el rubio intentando explicar su frustración. – Ambos han sabido salir adelante a pesar de esas pérdidas y me parece que no es correcto entrometernos en el destino de las personas. – Decía sin retractarse de lo que decía, como siempre firme en sus decisiones.

-Pero Candy no es feliz. – Dijo Alexander a su papá. Candy lo escuchó atenta para que continuara hablando. – Mi tío Stear y yo la hemos visto llorar en el parque muchas veces. – Dijo de nuevo el pequeño con tristeza, demostrando que por ese motivo había ideado reunir a Candy de la línea del tiempo 1 con Anthony de la línea del tiempo 3. Anthony suspiró profundamente, sintiendo una tremenda culpa por saber que la pequeña Candy había quedado sola y desamparada desde su ausencia, algo que estaba completamente seguro que jamás hubiera sucedido de estar él con vida.


La joven enfermera por su lado había estado muy distraída ese día, no podía concentrarse con todo lo que había sucedido y lo que más la tenía de cabeza era haberse encontrado con Anthony y con ella misma formando una pareja. Sus pensamientos viajaron al pasado, exactamente a los momentos tan bellos que había pasado con su Anthony.

-Todo sería muy diferente si tú estuvieras aquí Anthony. – Pensaba Candy suspirando mientras su mirada se perdía en algún punto fijo de la habitación en la que se encontraba.

-¡Torpe! – Se escuchó de pronto haciendo que Candy se sobresaltara por el grito que había escuchado de la vieja Mary Jane.

-¿Qué es lo que sucede Mary Jane? – Preguntó Candy sin comprender el motivo de su grito esta vez.

-¿Cuántas veces seguirás dando vuelta a la venda? – Preguntó la mayor acomodándose sus anteojos para que Candy despertara de su letargo. Candy puso atención a lo que estaba haciendo y de pronto sus ojos se abrieron amplios y su rostro se encendió avergonzado mientras la mujer que atendía comenzaba a reír por lo que estaba haciendo.

-Hace rato te dije que ya estaba bien Candy, pero te vi tan feliz en tus recuerdos que no quise volver a interrumpirte. – Le dijo la señora con una sonrisa, demostrando que por ningún motivo estaba molesta por el inconveniente que le había hecho pasar Candy.

-Arregla eso. – Le dijo Mary Jane moviendo la cabeza al darse cuenta que Candy seguía siendo muy distraída, pero sonriendo porque a pesar de todo era lo único que la divertía en silencio.

-Sí Mary Jane. – Dijo Candy con timidez comenzando a quitar el exceso de vendas que había puesto en el brazo de la mujer. – Listo. – Dijo con una sonrisa aún avergonzada después de varios minutos que había tardado en arreglarlo.

La hora de salida llegó y Candy se decidía a regresar caminando hasta su departamento, pero al salir divisó a Archie quien la esperaba junto a Annie en la entrada principal del hospital.

-¡Archie! ¡Annie! – Dijo entusiasmada por verlos, tenía días que no los veía y por un momento se olvidó de lo que estaba sucediendo. - ¿Cómo les ha ido con los preparativos de la boda? – Preguntó Candy emocionada por saber cómo iban con los planes.

-Aún nos falta mucho Candy. – Dijo Annie con una sonrisa ilusionada mientras veía enamorada a su joven y atractivo prometido, tenía mucha ilusión de convertirse en la señora Cornwell.

-Te dije que si era necesario yo te ayudaría. – Dijo Candy segura que podía ayudarla con algunos preparativos de la boda.

-Lo sé Candy, pero la tía abuela y mi mamá tienen todo acaparado. – Dijo de nuevo Annie con un poco de frustración. Archie le sonrió y besó el dorso de su mano.

-Tranquila damita no es bueno que te compliques tanto. – Le dijo con sinceridad, sabía que era un poco estresante convivir con aquellas dos mujeres, sin embargo era mejor que se entendieran entre ellas.

Candy los observó con una sonrisa y sin querer vino a su mente la imagen de Anthony y ella a su lado, ambos vestidos de novios, recordando la foto que había visto en aquel extraño aparato que Anthony le había mostrado.

-¡Cielos! ¡Me tengo que ir! – Dijo Candy preocupada por que debía regresar a su departamento para ver si las visitas repentinas que habían llegado a su casa ya se habían ido.

-Un momento Candy. – Dijo Archie al ver el apuro de la rubia. – Nosotros te podemos llevar. – Dijo de nuevo señalando el automóvil que antes era de Stear y que ahora manejaba él en memoria de su hermano. Candy lo miró un poco confundida pero pensó que tal vez los visitantes ya se habrían ido de regreso a su tiempo.

-Gracias Archie. – Dijo Candy con una sonrisa aceptando la llevaran a su casa, se sentía tan cansada y distraída que no tenía mucho ánimo de caminar.

Archie abrió la puerta del automóvil para permitir que Candy subiera en la parte trasera, para después ayudar a su prometida a subir a la parte delantera y después tomar él el volante. Candy observó el auto de Stear y suspiró recordando al Stear mayor que había visto a media noche. Recordó haberlo abrazado con mucha fuerza, segura que lo extrañaba tanto.

-Extraño mucho a Stear. – Dijo Candy con dificultad, la misma que sentía Archie en su garganta.

-Lo sé Candy, igual yo. – Dijo Archie intentando hacerse el fuerte con ella.

-Por cierto Candy. – Dijo Annie intentando desviar un poco la tristeza de su prometido y de su amiga. – Patty me escribió y dice que sí podrá venir a la boda. – Dijo emocionada a la rubia, quien sonrió feliz por la noticia, tenía mucho tiempo de no ver a Patty y quería saber si ya todo estaba bien después del intento de suicidio que había tenido después de la muerte de Stear.

-¡Qué bueno! – Dijo Candy aplaudiendo con sus manos con emoción. Archie sonrió por el retrovisor a la rubia y continuó su camino hasta su departamento en el Magnolia.

Ya era de tarde y el sol se había escondido cuando llegaron hasta la pensión en la que vivía Candy.

-¿Dejaste las luces prendidas Candy? – Preguntó Archie extrañado porque sabía bien que Candy era muy ahorradora en la electricidad y los servicios, tenía que ser así para hacer rendir su pago.

Candy volteó a ver a donde estaba la ventana que le correspondía a su habitación y comprendió que los visitantes seguían ahí. Un vuelco en el corazón la asaltó de pronto al pensar en volver a ver a Anthony, pero al mismo tiempo por pensar en qué podría decirles a Archie y a Annie si se daban cuenta de lo que estaba sucediendo en su departamento en esos momentos.

-¡Debo de haberlo olvidado! – Dijo Candy con nerviosismo, un nerviosismo que tanto Annie como Archie pudieron advertir en ella.

-¿No habrás vuelto con Terry verdad? – Preguntó Archie apretando con fuerza el volante del automóvil. Candy se sorprendió con su pregunta y Annie miró a Candy como esperando la respuesta.

-¡Por supuesto que no! – Dijo Candy de inmediato para tranquilizar a Archie, sabía bien que ese asunto todavía ponía los pelos de punta a su primo.

-Bien, porque de lo contrario Albert se molestaría bastante. – Dijo Archie más tranquilo con la respuesta tan decidida de la pecosa.

-¿Has hablado con él? – Preguntó Candy con una sonrisa al recordar a quien le había dado una familia.

-Hace una semana llegó una carta, dice que te envía saludos y que volverá más pronto se lo que nosotros imaginamos. – Dijo Archie en respuesta a la pregunta de la rubia. Candy sonrió, extrañaba mucho a Albert pero sabía que con todas las ocupaciones que tenía como patriarca de los Andrew era muy difícil que estuviera ahí con ellos.

-También viene para la boda. – Dijo Annie entusiasmada una vez más.

-Me alegra mucho. – Dijo Candy ilusionada al imaginarse volver a ver a su tutor.

-¿No has pensado en lo que te dijo? – Preguntó Archie un poco nervioso. Candy guardó silencio por unos segundos y a su mente volvió la sonrisa de Anthony... de su Anthony y recordó las emociones que había despertado en su corazón el Anthony que estaba en esos momentos en su departamento.

Candy suspiró al haber reflexionado todo el día en que seguía enamorada de Anthony a pesar de que sabía que él tenía a su Candy.

-No quiero alejarme de aquí Archie. – Dijo Candy segura de no querer irse de Chicago, mucho menos en esos momentos. Albert la había invitado a viajar con él por el mundo, pero ella no había acepado, a pesar de que extrañaba vivir con él no quería que se mal interpretaran sus sentimientos, mucho menos que ahora los tenía más claro que nunca.

-¿No sientes nada por él? – Preguntó Annie con confianza. Archie esperaba una respuesta.

-Lo quiero mucho. – Dijo Candy en respuesta, mirando hacia el piso del automóvil. – Pero… - Dijo sin poder evitar traer a su mente una vez más a Anthony.

-Pero no lo amas. – Dijo Archie con pesar, le dolía saber que Albert estaba enamorado de Candy y que Candy no le correspondía porque seguramente seguía pensando en el actor. Candy negó confirmando las palabras de su primo.

-Él es el tío de Anthony… - Dijo Candy como excusa para evitar corresponder a sus sentimientos. Archie la miró por el retrovisor con tristeza al recordar que Candy jamás había podido superar esa pérdida, más sin embargo creía que era demasiado tiempo para seguir aferrada a un recuerdo que a pesar de ser lindo era tan solo eso... un recuerdo.

-¿No crees que podrías darle una oportunidad...? Anthony se sentiría muy mal si te quedas sola... ¿Quieres que se sienta mal? – Preguntó Archie intentando convencer a Candy de que aceptara a su tío. Candy negó a sus preguntas, sin embargo no podía apartar a Anthony de su mente.

-No puedo hacerlo. – Dijo Candy segura de lo que sentía por Anthony, jamás había dudado de los sentimientos que había tenido por él, aun cuando estaba con Terry guardaba en un lugar muy cercano su recuerdo, motivo por el cual había discutido con el rebelde muchas veces. – Yo no puedo engañar a Albert. – Dijo con nervios, pensando en lo que Anthony le había hecho renacer en su interior con tan solo volverlo a ver, a pesar de que sabía que era imposible que estuviera con él.

-Comprendo. – Dijo Archie dispuesto a no insistir más por el momento.

-Nos vemos. – Dijo Candy apenada, bajando del automóvil sin siquiera esperar que Annie o Archie bajaran de él.

-Espera Candy, ¿No nos invitas a pasar? – Preguntó Archie más animado. Candy se sorprendió con la pregunta y su nerviosismo fue mayor.

-Otro día… - Dijo la rubia con nervios. – Tengo mucho sueño… - Dijo como excusa, sin embargo tanto Annie como Archie la miraban no muy convencidos de su cansancio. – Además no he organizado el departamento. – Dijo de nuevo mientras se daba la vuelta y se metía a la pensión antes de que sus amigos la siguieran.

-¿No se te hace muy extraño su comportamiento Annie? – Preguntó Archie a su prometida quien asentía estando de acuerdo con él.

-Tal vez la intimidaste con tu insistencia para que acepte a Albert. – Le reclamó Annie con sutileza, ella conocía a Candy mejor que nadie y sabía perfectamente que si le imponían algo era más fácil que Candy se resistiera.

-No entiendo porque se niega a aceptarlo, no podrá encontrar un partido mejor que él. – Dijo Archie seguro de que así era y suspirando porque sabía que ni siquiera él lo hubiese sido.

-Archie tienes que entender que en el corazón no se manda. – Dijo Annie con seguridad de que así era, recordando el tiempo que él mismo la había aceptado por compromiso. Archie sonrió con ternura seguro a qué se refería.

-Pero con el tiempo él puede ganarse su amor. – Le dijo acercándose a ella para darle un sutil beso en los labios. Annie se sonrojó por la cercanía de su prometido sintiendo que su corazón quería salir corriendo de su pecho. El beso se profundizó porque Archie quería convencerla que realmente la amaba y Annie se dejó llevar por aquella repentina pasión que él le demostraba.

-Archie… - Dijo Annie en un suspiro y Archie sonrió complacido cuando vio su reacción. Le gustaba dejarla en ese estado relajado y sumiso cuando la besaba.

-¿Lo ves damita? – Le dijo Archie muy cerca de sus labios. – Ahora yo estoy completa y perdidamente enamorado de ti. – Le dijo provocando un nuevo sonrojo en el rostro de la ojiazul. – Y tal vez Candy también se enamore de mi tío. – Dijo insistente en su pensamiento. Annie negó con una sonrisa.

-Candy ha sufrido mucho Archie. – Dijo Annie en defensa de la rubia. – Perdió a Anthony en ese trágico accidente y por lo que acaba de decir aún no lo logra superalo. – Dijo de nuevo la joven sintiendo tristeza por su amiga. – Y pues Terry… ya vez lo que ocurrió con él… - Dijo con temor de hacer enojar a su novio, sabía que el tema de Terry para él era muy delicado.

-Tal vez por eso no quiso que subiéramos con ella… - Dijo Archie de pronto, volteando a ver hacia la ventana del departamento de Candy y observar que seguía encendida.


-Buenas noches. – Dijo Candy con una hermosa sonrisa plasmada en su rostro como saludo al entrar al departamento. La rubia sentía cómo su corazón se aceleraba ilusionado por volver a ver la hermosa sonrisa de Anthony, quería evitarlo, pero su corazón la traicionaba de manera contundente.

-¡Mamá! – Gritó Alexander emocionado al ver llegar a la hermosa y joven enfermera. Candy sonrió con travesura al adivinar que Alexander jugaba con ella.

-Tranquilo Alexander. – Dijo Anthony quien salía de la habitación en la que estaba con su esposa. – Buenas noches Candy. – Le dijo con aquella voz tan sensual y grave que tenía, una voz que de solo escucharla estremeció sus sentidos, era como si aquellas vibraciones que salían de sus labios acariciaran su piel y la obligaran a estremecerse. Candy no respondió a su saludo se le quedó viendo fijamente con el rostro encendido.

-Buenas noches. – Dijo de pronto la rubia mayor, obligando a que la menor bajara su mirada avergonzada por lo que sentía en su interior. La mayor sonrió comprendiendo lo que su contraparte sentía. – No te avergüences Candy. – Le dijo con una sonrisa ya más relajada, su esposo se había encargado de tranquilizar esos celos que él decía eran absurdos. – Te aseguro que yo siento lo mismo cada vez que lo veo. – Dijo segura que así era. Anthony sonrió a su esposa y la abrazó por la cintura. Candy se sintió incómoda por aquella cercanía entre ellos.

-¿Y a mí no me saludas? – Preguntó Terry quien venía saliendo de la cocina.

-Buenas noches. – Dijo Candy un tanto molesta con él. Terry pudo percibir que así era.

-¿Puedo saber qué te hizo mi otro yo para que me mires con tanto rencor? – Preguntó el actor a la rubia para saber de una buena vez el motivo por el cual lo veía tan mal.

-Lo siento. – Dijo Candy avergonzada, reconociendo que no era él el Terry con el que debía estar molesta. – Lo que pasa que no puedo evitarlo. – Dijo Candy sentándose en el sillón.

-¿Y bien? – Preguntó Terry de nuevo, no estaba dispuesto a quedarse con la duda. – Incluso Anthony me aceptó en su familia después de que yo intenté separarlos. – Dijo el actor mirando al matrimonio.

-Ni me lo recuerdes. – Dijo Anthony mirándolo inconforme mientras Alexander estaba con el aparato que Anthony le había mostrado las fotos de su vida jugando tranquilamente.

-Ya… ahora soy otro… - Le dijo levantado las manos en señal de paz. Candy sonrió a lo dicho por su ahora amigo.

-Yo tuve una relación con Terry... – Dijo Candy incómoda por saber que Anthony se enteraría de ello, sin embargo el rubio a pesar de sentir un extraño dolor en su pecho comprendió que ella lo había perdido y que merecía salir adelante. – Cuando entró al teatro Susana Marllowe se enamoró de él. – Dijo Candy incómoda de recordar ese pasado, que a pesar de haber quedado atrás seguía incomodándole.

-¿Susana Marllowe? – Preguntó Terry con asco en su rostro, no pudiendo evitar sentir que su estómago se contraía con repugnancia. Candy asintió. - ¿Te dejó por ella? – Preguntó de nuevo y Candy asintió. - ¡Qué imbécil soy aquí! – Dijo el actor de manera espontánea provocando la risa de Candy.

Candy comenzó a relatar lo que había sucedido con Terry y Susana, su reencuentro, la noche del estreno, el hospital y todos escuchaban atentos al relato que había iniciado la joven.

-Pero lo peor del caso es que llegó a la presentación de Albert sin ser invitado y armó un escándalo acusando a Albert de que estaba enamorado de mí y que por eso no lo había apoyado. Ellos sostuvieron una pelea y Albert terminó corriéndolo de la mansión de los Andrew, mucho tiempo las personas me veían haciéndome sentir culpable de la situación. - Explicaba la rubia incómoda de recordar la manera en la que la habían juzgado por un tiempo.

-¡Vaya! Ni aquí se te quita lo impulsivo. – Dijo Anthony mirando a Terry.

-Compréndelo aún es joven. – Dijo Terry en su propia defensa. - ¿No lo has vuelto a ver? – Preguntó Terry curioso por saber más de él.

-No quiero volver a verlo. – Dijo Candy segura, estaba muy molesta con él por el ridículo que le había hecho pasar, por haberla hecho quedar como la otra porque aún estaba comprometido con la "pobre Susana Marllowe" como la llamaba la gente y por haber acusado a Albert de tener otras intenciones con ella, y a pesar que después de esa noche Albert le insinuó que era verdad en ese momento ella no lo sabía.

-Mala suerte de mi yo joven de haber hecho enojar a Candy White. – Dijo el actor, mirando a Candy mayor y después a Anthony, quien asintió dándole la razón. Candy sonrió porque sabía que a veces debían temerle.

El llamado a la puerta los sacó de su conversación.

-¿Esperas a alguien? – Preguntó Anthony a la joven Candy, quien negó segura que no esperaba la llegada de alguien a visitarla.

-Tal vez es mi tío Stear. – Dijo Alexander soltando el teléfono, todo ese tiempo se había mantenido jugando mientras los adultos discutían. Alexander se levantó a toda prisa para abrir la puerta.

-¡Archie! ¡Annie! – Dijo la enfermera sorprendida por que sus amigos habían subido hasta su departamento para investigar su comportamiento.

-¿Qué haces tú aquí? – Preguntó Archie molesto ignorando la sorpresa de Candy, al ver que del otro lado del departamento Terry estaba sentado cerca de ella. El elegante joven no se percató ni que Candy ni que Anthony mayores estaban del otro lado de la puerta al haber intentado detener a su hijo.

Continuará…

Y llegamos hasta aquí con este capítulo, que espero haya sido de su agrado, ahora sumamos a Annie y a Archie a la llegada de los inquilinos de Candy, ¿Habrá pelea entre el rebelde mayor y el joven Archie? Espero que les haya gustado y espero más sus comentarios.

TeamColombia: Hola hermosas! ¿Cómo están? Les aclaro que no están en la época "moderna" la repetición de personajes será solo en la línea 1, además no habrá más de dos al mismo tiempo, sería más confuso jajaja. Muchas gracias por leer y comentar, espero que les haya gustado este capítulo también. Les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.

Silandrew: Hola hermosa! ¿Cómo estás? Tienes mucha razón, creo que actualizaré con menos frecuencia jejeje porque a veces no me es posible hacerlo. Me da gusto que hayas aceptado este cambio con el rebelde y el gatito, vamos a ver qué es lo que sucede en la línea de tiempo original cuando estos se encuentren. Te mando un fuerte abrazo amiga, espero te haya gustado este capítulo.

Mayely León: Hola hermosa! ¿Cómo estás? Realmente hoy en día es más normal, aunque es tan antiguo como la profesión más antigua del mundo. Stear tiene que convencer bien a los otros dos Andrew desbalagados para llevárselos de su línea del tiempo y componer la original. Muchas gracias por leer amiga, te mando un fuerte abrazo.

lemh2001: Hola hermosa ¿Cómo estás? No sabes cómo me halagas con tu comentario, pero creo que es mucho decir que soy escritora, me quedo corta con esa hermosa profesión, hay que tener talento para ello la verdad y yo ni en pañales me considero jijijii, pero agradezco sinceramente tu comentario. Alexander se parece mucho a sus padres y está aprovechando que se convirtió en el conejillo de indias del guapo de su tío Stear y quiere remendar una línea de tiempo aunque la otra la dejará incompleta. Stear no quiso llegar sobre ellos y decirles que se fueran con él, así que tuvo que decir que andaba buscando al Anthony que dejó en la línea original y que lo estará esperando para darle un par de nalgadas jijiji. Muchas gracias por leer amiga, te mando un fuerte abrazo, espero te haya gustado también este capítulo. Saludos!

Rose1404: Hola hermosa, me alegra saber que están muy bien, espero también su fin de semana haya sido bastante bueno. Creo que Eliza debía de ser el pretexto perfecto para que Anthony saliera huyendo de esa línea de tiempo, porque ¿Quién aguantaría a esa tóxica mujer?. En este capítulo Terry 2 se enteró de que Candy tenía una relación con él y el motivo por el cual no lo ve con buenos ojos. Te entiendo, yo tampoco veo a Albert como la pareja definitiva de Candy (aunque así sea) para mí también él es su tutor y no me gustan de pareja, sin embargo tampoco me gusta Terry jijijiji y mira que traté de darle una oportunidad. También opino que Anthony jamás debió morir, pero al pensar que desde un inicio no la dejarían con él sino que terminaría con otro creo que el mismo personaje de Anthony diría "que bueno que morí".

Julie-Andley-00: Hola hermosa, me alegra que te haya gustado el capítulo anterior, espero que este también haya sido de tú agrado. Muchas gracias por dejar tú comentario, me alegra que vayas comprendiendo por donde va la trama. Te mando un fuerte abrazo amiga, saludos y bendiciones.

María José M: Hola hermosa! ¿Cómo estás? ¡que gusto saber de ti! Ya se me hacía raro que no escribieras, te mandé mensaje para avisarte que ya estaba publicada la nueva historia pero no me aparece de recibido. Me alegra que te haya gustado la trama, la verdad que tenía dudas en publicar. Ya antes me habían comentado acerca de ese fic pero la verdad jamás lo he leído ni sé como se llama o quien lo haya escrito. Espero que te siga gustando la historia hasta donde va y no te preocupes el próximo sábado espero tus comentarios. Te mando un fuerte abrazo y deseo que tengas una excelente semana hermosa, hasta pronto.

Rosario B.: Hola hermosa, que gusto saber que sigues al pendiente de mis historias, te mando un fuerte abrazo y ojalá termines de leerlo. Saludos!

Muchas gracias a las lectoras silenciosas, les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.

GeoMtzR

31/07/2023.