Ruta Angelica Rafua Redgrave.

Capitulo 1: Angelica Rafua Redgrave.

Me llamo Angelica Rafua Redgrave, mis padres los Duques Redgrave. Nací en el Reino Holfort, en la familia Redgrave, la única familia con el título de Duques en el Reino, la historia de nuestra familia se remonta a más de trescientos años atrás, no fuimos de las familias fundadoras, pero desde el nacimiento de la familia hemos servido a la realeza, mis antepasados lograron grandes aventuras conquistaron innumerables mazmorras, descubrimos cientos de islas flotantes; construimos un legado con dignidad y honor, hasta que nos convertimos en la familia más importante del reino, claro despues de la familia real.

Así que con Orgullo puedo decirlo soy Angelica Rafua Redgrave, una noble entre los nobles. Desde mi infancia se me inculcó el deber de resguardar la dignidad y el honor de las familia, así como el deber de traer más prestigió, en este reino fundado por aventureros, si no tienes tus propios logros de aventuras no eres nadie. Las canciones de cuna, que mi madre me cantaba, eran las alabanzas a las proezas de mis antepasados, los cuentos que cada noche me contaba mi padre, eran sus anécdotas de aventuras, y las de su padre, y las del padre de su padre.

Soñaba con aventurarme en mazmorras, y laberintos, luchar contra mounstros y villanos, con alzar mi frente en alto y enorgullecer a mi padre y madre. Por ser mujer no puedo heredar a la familia, pero me concentre en no avergonzar a mi hogar.

Desde mi infancia a los cinco años le pedí a mi madre que me enseñaran a luchar, con espadas, con magia, yo había decidido honrar a mi familia y a mis antepasados, pero mi madre me dijo que todo a su tiempo, primero debía ser reconocida como una noble digna de los Redgrave. Así desde los cinco años madre y padre traían, tutores de caligrafía, modales y etiqueta, de como vestir, cómo caminar, en fin muchos tutores cuyo deber era refinarme de un diamante en bruto, a una gema invaluable. Podrían pensar que al nacer en cuna de oro mi vida será fácil, pero no fue así, aunque vivía en lujos tenía deberes y obligaciones, debía ser una damisela elegantes, una estudiante destacable, mantener una figura hermosa, tener éxito como aventurera y cuando su momento llegue casarme con un hombre digno de llevar el apellido Redgrave, al ser una duquesa solo había una opción la familia real, ser la esposa de un príncipe.

Así pasaron cinco años a las edad de 10 años debía ser presentada a la sociedad noble y así lo hice, ahora debía poner en práctica lo aprendido y ser reconocida como una noble, desde entonces mi vida social inicio, cómo hija de un duque debía tener seguidores, padre eligió entre los hijos e hijas de sus vasallos a mis seguidoras.

Pero yo era conciente que se les había imponido un deber, un trabajo, cuidar de mi, obedecer mis caprichos y deseos. Por primera vez ví un lado de la nobleza que no quería, yo deseaba hacer amigos de verdad. No aduladores sabía que ellos solo buscaban ganar el favor de mi familia atraves de mi, me llenaba de rabia y irá. Para ellos aunque fueran niños yo era un peldaño para sus familias y así ganar el favor de mi padre. Por primera vez en mi vida me sentí una muñeca de porcelana, un adorno, un objeto.

Pedí a padre que me quitará los seguidores quería ser yo y mi carisma, los que lograrán conseguir seguidores verdaderos, que confíacen sus vidas y futuros en mi y mis logros, nuestros logros, pero padre se reuso y dijo que esto era lo mejor para mí, en el afán de quitarlos de mi camino me convertí en una chica caprichosa y egocéntrica les hacía la vida difícil, pero ellos siempre mantenían sus falsas sonrisas, con el tiempo me rendí.

Pero a los 11 años, en un viaje a los territorios fronterizos de los nobles de menor rango, los Barones, no puedo evitar sonreír al remenbrar tan hermosos y únicos recuerdos, porque fue ahí que por primera vez conocí aún chico que estaba dispuesto a no amedrentarse por mi apellido, con un impetu salvaje, y una sonrisa tan estúpida que lo convirtió en mi primer amor... Leon Fou Bartfort.

En los territorios fronterizos del sur, en la mansión de un Barón, se encontraban celebrando una fiesta de bienvenida para el Duque Redgrave y su familia, a la celebración se habían invitado a todos los feudos fronterizos.

Omitiendo a los adultos la figura que más destacaba era la de la hija del duque, para sus 11 años, poseía una gran belleza y un porte noble sobresaliente, siempre rodeada de otros niños de su edad que actuaban como sus seguidores personales.

-" señorita Angelica, venga tome asiento, le traeré algo de comer"-

-" mi señorita, le traigo algo de beber?"-

-" Señorita Angelica que Gusto verla nuevamente, espero que mi hija sea de su agrado, por favor de le mis mas sinceros saludos a su padre..."-

-" señorita..."-

-" Es lo mismo de siempre no importa donde vaya siempre es igual"-

hablo en voz suave para ella misma, chasquio su lengua con inconformidad, sin dejar esa sonrisa cautivadora. Para ella siempre era igual los aduladores y oportunistas siempre la rodeaban, fuesen adulto o niños. Cuando alguien de su edad se sobrelimitaba, sus seguidores más cercanos se encargaban de ponerlos en su lugar.

-" lady Angelica, que grato gusto conocerla, ...y... Desde... A su servicio... Recomiendo... El estanque de las hadas"-

Angélica que despues del saludo no prestaba el interés necesario a las palabras del adulto, era otra persona más que buscaba usarla como peldaño, pero las palabras del estanque de las hadas sonaban interesante.

-" El estanque de las hadas es una laguna que se encuentra no muy lejos de la mansión, es un lugar hermoso pero es solo de noche que las hadas salen a jugar, debería contarle a su padre de las hermosas tierras de la frontera, el duque podría... "-

Cuando la persona comenzó a hablar otra vez cosas innecesarias ella se disculpo y se retiro, esa sangre de aventurera la inundó, deseaba ver las hadas, pero primero debía despistar a sus seguidores y sus guardias.

Con mucho cuidado logro escapar aún era temprano de la tarde, ahora se encontraba caminando por los campos había cometido un error no preguntar en qué dirección estaba el estanque de las hadas. Frustrada de caminar se acercó aún árbol de manzanas, era grande y estaba cargado, luego de caminar tanto deseaba comer una rica manzana, se acercó al tronco, subió sus mangas pero justo cuando pensaba escalar, recordó que una Dama elegante no debía ser vista en tal acto lo cual la molesto y se sintió desepcionada de si misma; cómo lograría conseguir sus logros de aventurera, si no era capaz de conseguir una simple manzana.

Estaba cabiz baja cuando las ramas y hojas del árbol se movieron , luego sorpresivamente una figura emergio de entre el follaje del árbol, era un niño de su edad que colgaba boca abajo con sus piernas sotenidas de una rama. El niño la miraba y sonreía mientras la saludaba con su mano y la llamaba para que se acercará, ella estaba sin palabras ante tal evento.

-" Oye rubiecita, ayúdame atrapa esto ..."-

El niño le sonrio feliz antes de lanzarle un objeto redondeado , de un rojo vivo.

" Rubieci... Aaaaaa..."-

Angelica no pudo terminar de responder cuando el chico le lanzó algo; por instinto de seguridad lo esquivo, luego otro voló por los aires en su dirección ambien lo esquivo

-" oye rubiecita acaso no puedes atrapar una simple manzana, por eso odio a la señoritas hijas de nobles"-

El niño suspiro con decepción.

-" Tu mocoso como te atreves, cómo que no sabes quién soy; soy Angelica Rafua Redgrave..."-

Ella molesta por ser atacada se defendió sabía que al decir su nombre el chico se bajaría y le besaría la punta del pie.

-" woww... Y ... Que, para mí simplemente eres una niña que no puede atrapar una manzana, o es que tienes miedo de lastimar tu delicada mano de porcelana"-

El niño haciendo nuevamente un gesto de desepcion se defendió.

La actitud del niño la dejo sin palabras, aún despues de decir su apellido el niño seguía molestandola acto que hizo que su enojo se convirtiera en sorpresa.

-" Rubiecita porque te quedas boquiabierta, ya se usa tu vestido así no te lastimas las manos"-

Acto siguiente volvió a lanzarle más manzanas.

Angelica actuó sin pensarlo tomo su vestido y lo alzó lo necesario y luego lo uso para atrapar la manzana, al ver que lo logro sonrió y se sintió feliz, estaba por decir algo cuando el chico siguió lanzando manzanas sin darle respiro.

-" Muy bien eres más hábil de lo que pareces rubiecita"-

Acto siguiente con una voltereta aterrizó en el suelo frente a ella.

-" oye tú..."-

Al verlo hacer una pirueta y caer sin problema se volvió a sorprender, ahora que estaban frente a frente, podía ver qué tenías su misma edad y altura, no tal ves era un poquito más alto que ella, tenía un aire salvaje y unas actitud descarada. Su vestimenta sucia y desordenada pero de una calidad decente, le hizo saber que era hijo de algún noble, o vio acomodarse su ropa lo mejor posible.

-"no te imaginas lo difícil que es conseguir buenas manzanas en casa, siempre el idiota de Rutar y Merce, se quedan con lo mejor, pero hoy es mi día de suerte, mamá estará feliz de hacer una tarta"-

Hablo sin cuidado mientras tomaba las manzanas que Angelica tenía y las guardaba dentro de su camisa blanca , creando bultos alrededor de su estómago.

-" Oye tu mocoso insolente al menos déjame un para de manzanas, yo hice las mitad del trabajo, no te las lleves todas"-

Angelica había abandonado sus aires nobles sin darse cuenta.

-" está bien ten come, feliz "-

El chico levanto las manzanas que al principio ella había dejado caer y se las dió.

-"Acaso eres un tonto están sucias llenas de tierra"-

Acto siguiente vio al chico, tomar una de las manzanas que ella tenía, escupirle y restregarla en su propia camisa.

-" Que dramática eres , solo es un poquito de tierra, ahora ya está limpia"-

El chico sonrió pensando que lo que acababa de hacer estaba bien. Luego algo pareció asustarlo y se alejo corriendo.

-" Gracias por la ayuda pero debo huir"-

Angelica se quedó estupefacta sosteniendo sus manzanas entre las manos, viendo correr al chico, luego unos guardias pasaron a su lado siguiendo al chico, unos segundos despues fueron los guardias de su familia los que la encontraron y la llevaron de regreso a la mansión. Al llegar pidió que le prepararán las manzanas, al comerlas por algún motivo el rostro y la sonrisa del chico, venían a su mente, al recordar las libertad con que actuaba, ella por primera vez sintió el sentimiento de la Envidia.