Sus ojos se abrieron antes de que frunciera el ceño.
— Escucha peach, sé que nunca has estado con alguna persona y todo- —
— ¡Nunca te dije eso! — contesto instantáneamente dejando ver la sorpresa en su rostro y él sonrió.
— No lo hiciste, pero gracias por confirmarme —
Resopló e hizo un puchero, pero luego él le tomó la cara y le pasó el pulgar por el labio inferior para atraer su atención hacia él.
— Esta mierda no es un juego. No hay puntuación. Hice lo que hice la última vez porque quería hacerte sentir bien —
Sus labios se torcieron, una suave sonrisa suavizó sus facciones mientras se echaba hacia atrás y cruzaba las manos detrás de la cabeza.
— Ahora, si quieres devolver el favor porque así lo deseas, no te detendré. Simplemente no quiero que pienses que tienes que hacerlo —
Ella se recostó sobre su pecho, estudiándolo desde esa posición y él trató de no inquietarse bajo su mirada escrutadora.
Luego, sus mejillas se sonrojaron intentando que su voz saliera.
No lo consiguió.
Frunció el ceño claramente frustrada, no hacía falta ser un genio para entender el por qué.
No le gustaba no tener la sartén por el mango y estaba a punto de dirigirse a un área en la que él tenía mucha más experiencia que ella.
Antes de que él pudiera decir algo, ella estaba cuadrando los hombros y clavándose en él una mirada de confianza temblorosa.
— Dime si hago algo mal —
Era más una demanda que una petición y asintió con demasiado entusiasmo.
— ¡Señor, sí señor! —
Su saludo perezoso le valió una burla y una mirada en blanco, pero ella pareció relajarse después de eso, dándole espacio para que se inclinara con la intención de plantarle un suave beso en los labios. Él permitió que ella tomara la iniciativa, manteniendo las manos quietas incluso si cada fibra de su ser quería agarrarla y colocarla bajo él.
Se besaron lánguidamente durante unos momentos sin aliento antes de que ella se separara para arrastrar sus labios suaves como pétalos hacia abajo hasta llegar a hueco que formaban sus clavículas.
Sus uñas se clavaron en la parte de atrás de su cuello cuando los dientes de ella atravesaron un lado de su musculo; Aunque era nueva en esto, Momo aprendía rápido y parecía que de sus pocos encuentros íntimos ella podía deducir que a él le gustaba un poco de dolor con su placer.
Ella chupó con la intención de hacer una marca antes de dejar escapar un gruñido irritado cuando el cuello de su camisa se interpuso en su camino de exploración. Se rió entre dientes y finalmente llevó sus manos alrededor para sostenerla con una mientras la otra alcanzaba el dobladillo y lo sacaba sobre su cabeza.
Los ojos oscuros se abrieron ante el movimiento fluido antes de que ese familiar velo borroso cayera sobre ellos y él prácticamente se pavoneó bajo su clara aprobación de su físico. Extendió la mano para trazar los tatuajes en su pecho y él trató de no estremecerse ante la suave presión mientras ella bajaba esos hábiles dedos para jugar con la cintura de sus jeans.
— Puedo- —
Su cinturón se desabrochó antes de que ella pudiera terminar la oración y él se avergonzaría de lo ansioso que estaba mostrándose si ella no se viera tan complacida por su impaciencia. Se lamentó en silencio por el hecho de que se estaba convirtiendo en el cobarde más grande, pero luego ella se movió por su cuerpo para quedar situada entre sus piernas y decidió que no le importaba.
No queriendo asustarla, dejó que se tomara su tiempo para desabrocharle los pantalones, incluso si su cálido aliento en la parte inferior de su vientre lo estaba volviendo loco lentamente, espero hasta que por fin se decidió por bajárselos poco a poco por sus caderas.
Como no esperaba tal giro de los acontecimientos hoy, no había prestado atención a los calzoncillos que se había puesto hasta que ella dejó escapar una pequeña risita y miró hacia abajo para verla estudiando alegremente el patrón de llama estampado en el material negro.
— Lindos— se rió entre dientes detrás de su palma y él no pudo evitar que sus mejillas se sonrojaran mientras la miraba.
— Cállate — se quejó, pero su risa hizo que su pecho se sintiera ligero, incluso si era a su costa.
Humillarlo debe haber ayudado con sus nervios porque entonces se inclinó hacia adelante, acariciando su cinturón de adonis brevemente antes de hundirse más para considerar su erección a través de la tela de su ropa interior.
Él la vio tragar con dificultad y luego ella extendió la mano para bajarle la cintura, haciéndolo sisear cuando estuvo expuesto al aire fresco de la habitación. Se le escapó todo el aliento en una exhalación aturdida, pero no apartó la mirada incluso cuando su sonrojo se oscureció. Dudando por solo un segundo, finalmente adelantó una mano para tocarlo, un solo dedo trazó la longitud de su polla antes de detenerse en las perforaciones con barra que se alineaban en la parte inferior.
— ¿Te dolieron? — preguntó y dejó que su princesa lo hiciera sentir como un espécimen bajo un microscopio en el calor del momento.
— ¿Un montón de agujas siendo empujadas a través de mi pene? Sí, duelen — resopló divertido a pesar de sí mismo por la expresión de asombro en su rostro.
Ella arrugó las cejas, pero antes de que pudiera apartarse, él se inclinó para envolver sus dedos alrededor de los de ella, instándola a agarrarlo con firmeza.
— Ya no duelen, Momo. Toca. —
Sus ojos se abrieron y se mordió el labio mientras miraba sus manos.
Le tomó unos segundos sin aliento, pero finalmente comenzó a bombear con cuidado y él soltó su agarre para permitirle reinar libremente. El ritmo lento lo hizo apretar los dientes contra el deseo de empujar en su palma, pero se obligó a quedarse quieto para que pudiera familiarizarse con todo.
Después de algunos tirones tentativos, distraídamente tocó con el pulgar la perforación del frenillo y las caderas de él saltaron antes de que pudiera detenerlas.
— Jesús, Momo, adviértele a un chico — jadeó y ella ladeó la cabeza con curiosidad antes de realizar la acción nuevamente, obteniendo el mismo resultado.
Su mirada se tornó pensativa y luego se inclinó hacia adelante para presionar sus labios contra su pene suavemente al principio, y luego con más presión cuando él dejó escapar un gemido bajo de aliento. Él estaba haciendo un trabajo admirable al mantenerse quieto, pero luego ella se atrevió y su lengua se asomó para deslizar desde la base hasta la punta, prestando especial atención a cada peldaño de la escalera de Jacob en su camino hacia arriba.
—¡Joder! —
Apoyándose en un solo codo para poder mirarla, su otra mano levantó su cabello fuera del camino, dándole una vista sin obstrucciones. Los ojos oscuros sintiéndose pesados se conectaron brevemente con los suyos y él reprimió un escalofrío cuando ella abrió la boca y lo tomó tan atrás como pudo sin vomitar.
Su inexperiencia fue igualada por su entusiasmo y torpemente asintió con la cabeza unas cuantas veces antes de establecer un ritmo constante, envolviendo su mano alrededor de él en la base para no ahogarse.
Los mechones negros se apretaron fuertemente entre sus dedos cuando ella ahuecó sus mejillas y chupó, haciéndolo tararear bajo en la parte posterior de su garganta, las vibraciones tensaron los músculos de su estómago. Iba a matarlo si seguía así o peor, iba a hacer que se corriera antes de que estuviera listo, así que tiró suavemente para apartarla de él con un estallido, un hilo de saliva conectando su labio inferior con su cabeza llorosa.
Un puchero de decepción torció las comisuras de su boca y él le mostró los dientes en una sonrisa perezosa.
— Por mucho que me encantaría correrme en esa bonita garganta, tengo otros planes para la noche —
Su rostro se puso rojo brillante para su creciente diversión y él la tomó en sus brazos para poder besarla profundamente.
Mientras sus labios mantenían los de ella ocupados, deslizó sus manos hasta el dobladillo de su camisa, tirando de ella dos veces antes de levantarla por encima de su cabeza.
Ella lo ayudó a tirarlo por el costado de la cama para unirlo con el suyo en el piso y luego pensó durante un momento antes de estirar la mano detrás de ella para desabrochar el sujetador. Las correas se deslizaron de sus hombros y cruzó los brazos sobre el pecho antes de estabilizar su resolución y dejar caer la prenda para revelarla a su mirada hambrienta.
Se chupó los dientes, levantando ambas manos para ahuecar sus pechos con palmas cálidas, haciéndola suspirar de satisfacción.
El pequeño sonido se convirtió en un jadeo agudo cuando movió los pulgares sobre los rígidos picos y estaba seguro de que ella no tenía la intención de empujar sus caderas contra él en respuesta a la estimulación, pero la fricción lo hizo gemir de todos modos.
Ella lo miró con los ojos entornados, la atención una vez más enfocada en su pene que estaba desesperadamente erecto entre sus muslos.
Un solo dedo índice trazó sobre los piercings a lo largo de la parte inferior.
— ¿Cómo funcionan exactamente estos cuando tú... con alguien... —
Ella hizo un gesto vagamente familiar con la otra mano y él sonrió.
— ¿Quieres que te lo muestre? —
Momo se mordió el labio, considerando su oferta.
Esas pesas se habían sentido interesantes en su lengua cuando lo metió en su boca y no pudo evitar el excitado aleteo de sus entrañas ante la idea de que pasaran sobre los nervios sensibles dentro de ella.
Moviendo las caderas para tratar de aliviar un poco la tensión, sopesó en silencio los pros y los contras de ceder a este impulso particular hasta que la mano de él acunando su mejilla descarriló su línea de pensamiento.
— Déjame hacerte sentir bien, peach— ronroneó y su determinación se hizo añicos con un grito agudo.
Se encontraron en un descuidado choque de dientes y lenguas, en un frenesí que fue capaz de cambiar sus posiciones, una hazaña, considerando que sus pantalones estaban hasta las rodillas, pero lo logró con bastante facilidad.
Él lamió y mordió su camino hasta su garganta, dejando un rastro de chupetones a su paso, antes de que el calor de su boca rodeara un pezón rosado. Ella aulló por el escozor de los dientes cuando él tiró de la punta enrollada y luego suspiró cuando él la calmó con la lengua.
Sus dedos peinaron su cabello, tirando ligeramente de los mechones y provocando un gemido de placer de él mientras cambiaba de lado para darle a su otro seno el mismo tratamiento. Cuando pareció satisfecho, se apoyó en un codo y usó su otra mano para jugar con el botón de sus pantalones, mirándola con una pregunta en sus ojos.
Su respiración quedó atrapada en su garganta y solo le tomó un latido de corazón asentir con la cabeza.
Sus labios se torcieron y luego le desabrochó los pantalones deslizándolos junto con las bragas por sus piernas. Se tomó un breve segundo para quitarse sus propios jeans, dejándolos a ambos completamente desnudos mientras se sentaba en cuclillas y la observaba.
Trató de no ser demasiado tímida con su desnudez y aunque su cara probablemente parecía un tomate en este momento, abrió las piernas para él.
Sus ojos estaban fijos en el vértice de sus muslos, haciéndola retorcerse incómodamente, pero luego él estaba bajando la mano para pasar un pulgar suave sobre su clítoris, apreciando el pequeño sobresalto por el contacto.
Estaba tan excitada que él no necesitó ningún esfuerzo para hundir los dedos medio y anular en el nudillo dentro de ella; disfrutando de la intrusión, echó la cabeza hacia atrás con un grito ahogado ante el estiramiento decadente. Se retiró después de solo unos pocos empujones y usó sus dedos húmedos para lubricar su polla antes de empujar su coño con una ceja arqueada.
— ¿Tú quieres esto? — él dijo con voz ronca y ella se mordió el labio cuando empujó hacia adelante lo suficiente para sentir la base de su cabeza, dejándola sentir el frió metal de la perforación provocándola.
Ella asintió, desconfiando de su voz, pero él negó con la cabeza y se inclinó hacia adelante para colocar una mano a cada lado de su rostro.
— Palabra mágica, peach—
La demanda no era más que un murmullo bajo en su oído y se abrió paso entre la niebla excitada que había caído sobre su cerebro para entender lo que él le estaba pidiendo.
Ella dudó, sin saber si era capaz de dejar de lado su orgullo, incluso si su cuerpo le gritaba que se rindiera, pero luego él le dio de comer otra pulgada de su pene y todo menos el instinto salió volando por la ventana.
— Por favor —
Era un susurro de necesidad en el escaso espacio entre los dos y él gimió besándola con fuerza mientras sus caderas se movían hacia adelante para acomodarse dentro del resto del camino.
Trabajando para relajar sus músculos, hizo una mueca ante la extraña sensación; no era doloroso, solo nuevo y extraño, le clavó las uñas en los hombros cuando finalmente estuvo completamente sentado.
— ¿Me detengo? — preguntó en la delicada pendiente de su garganta obteniendo una negativa con la cabeza.
— No, solo- ¡ah! —
Él la sorprendió arrastrando sus caderas hacia atrás y zambulléndose de nuevo hacia adelante hasta la empuñadura, las crestas de sus perforaciones encendiendo sus nervios.
Sus dientes se hundieron en su labio para evitar que algunos de sus sonidos más vergonzosos se escaparan mientras él establecía un ritmo constante, pero luego su pulgar subió para liberar la carne maltratada.
— Déjame oírte — dijo él empujando profundamente, haciendo que los muslos de ella se sujetaran alrededor de su cintura mientras gritaba su placer en voz alta.
Él sonrió y ella quiso borrar la mirada de suficiencia de su rostro, así que incluso con él arrancando lentamente su cordura con cada movimiento practicado, logró abrir la boca y tomar el pulgar trazando su labio inferior hacia adentro.
La mirada atónita en su rostro no tenía precio cuando ella succionó ligeramente antes de morder la almohadilla callosa y sintió que él se retorcía ante su acto.
Estaba empezando a preguntarse si le había roto el cerebro cuando él echó sus piernas sobre sus hombros y comenzó a follarla duro y rápido, haciéndola chillar antes de que pudiera detenerse.
La estimulación de la superficie acanalada de su polla era casi demasiado para ella y encajar las uñas por la espalda solo lo animó, hasta el punto de que ella estaba en peligro de golpearse contra la cabecera.
—¡E-espera! Katsuki, yo —
Ella gritó cuando él le quitó el pulgar de la boca para poder presionarlo contra su clítoris, haciéndola agarrarse a él.
— Deja que suceda, peach— gruñó contra su piel resbaladiza por el sudor — Córrete para mí —
Ella no tuvo cuidado de resistir su ronca demanda y echó la cabeza hacia atrás para gemir su liberación antes de que él agarrara la parte posterior de su cabeza y cerrara de golpe su boca sobre la de ella para amortiguar el sonido.
Tembló como una hoja en sus brazos y él la vio a través de las réplicas con lánguidos balanceos de sus caderas y besos ligeros por toda su cara.
Cuando finalmente el último escalofrío se calmó y pudo acceder de nuevo a un nivel superior de pensamiento, notó dos cosas.
Todavía estaba duro.
Ella quería más.
Él se había quedado quieto dentro de ella, distraído pintando más chupetones en su piel y usando esto a su favor, empujo lo suficiente su cuerpo logrando que su pierna se impulsara para ayudarla a quedar encima sin poder evitar presionar sus pechos sobre la cara de su amante mientras se acomodaba nuevamente de horcajadas como en su inicio habían estado.
Él fue dócilmente acomodándose con las manos detrás de la cabeza una vez más, disfrutando de la sensación de presión alrededor de su pene y el dulce aroma que desprendían aquellos pechos que tanto había deseado.
— ¿Y bien? Continúa...—
Su actitud indiferente contrastaba con la forma en que su polla latía contra su muslo, no pudo evitar morderse el labio sabiendo que comenzaba a tener el control desde ese angulo, así que ejerciendo fuerza con sus piernas levanto sus caderas sintiendo los pliegues que su cuerpo se reusaba a dejar ir.
Ante el tortuoso movimiento, él siseó cuando finalmente comenzó el descenso hasta que estuvo completamente envuelto dentro de ella, una sola mano salió de debajo de él para sujetar su muslo, estabilizándola mientras comenzaba a frotarse lentamente contra él.
—¡Ah! —
Se sentía bien, haciéndolo pasar por tantas zonas erógenas a la vez y se dio cuenta de que no le tomaría nada de tiempo terminar así.
Inclinándose hacia atrás para colocar sus manos sobre sus piernas para un mejor ángulo, encontró su mirada encapuchada, disfrutando la forma en que esos ojos cristalinos la devoraban como si fuera la criatura más cautivadora que jamás había visto.
— ¿Vas a correrte de nuevo, cariño? — dijo arrastrando las palabras, la mano en su pierna viajó más arriba para agarrar su cadera ayudándola en sus movimientos, pero permitiéndole mantener el control.
Su cabeza se inclinó ante un movimiento tembloroso y él le mostró los dientes mientras su pulgar se estiraba para jugar con su clítoris, habiendo memorizado exactamente lo que se necesitaría para que ella se derrumbara por él.
El orgasmo fue menos discordante esta vez, inundándola en lánguidas oleadas y un gemido bajo salió de ella mientras inclinaba la cabeza hacia atrás y giraba las caderas para perseguir el subidón.
Él gimió con ella, deleitándose con el aleteo de su coño a su alrededor.
— Buena chica. Qué jodidamente buena chica — balbuceó.
La voz no era más que un profundo estruendo en su pecho y el elogio la afectó más de lo que pensó que lo haría, provocando un escalofrío en todo el cuerpo y prolongando su placer.
Era injusto la facilidad con la que él podía evocar estos sentimientos en ella y ella quería devolverle el favor, así que cuando pudo recuperar el aliento, miró su rostro sonrojado con una expresión determinada en la mandíbula.
— Quiero hacer que te corras — dijo y él respiró hondo por la nariz.
— Sí...—
De repente, estaba sentado apoyando una mano en el colchón detrás de él mientras la otra envolvía su espalda.
Ella no entendió lo que él estaba haciendo hasta que tuvo los pies plantados y comenzó a conducir hacia ella a un ritmo de castigo.
Sus manos arañaron sus hombros, agarrándose con todas sus fuerzas mientras cada embestida parecía expulsar el aire de sus pulmones, pero mantuvo la claridad suficiente para hundir sus dientes en su cuello, tirando del cabello de su nuca para darle esa ligera ventaja de dolor estaba llegando a saber que le gustaba.
Maldijo espeluznantemente sosteniéndola con fuerza contra él terminando dentro de ella en una ráfaga caliente y húmeda. Permanecieron así por un rato, con ella pasando las uñas por su cuero cabelludo y él frotando círculos relajantes en la base de su columna.
—Te lo dije —dijo por fin depositando un beso húmedo en la muesca de su clavícula— hace calor cuando pierdes el control —
Dejó escapar una risa entrecortada y le dio una palmada en el hombro, siseó cuando él la levantó.
— ¿Doloroso? — preguntó y ella asintió con una mueca — Puedo prepararte una ducha caliente si quieres — ofreció y mientras su corazón saltaba por el gesto considerado, ella se burló y puso los ojos en blanco.
— ¿Alguna excusa para desnudarme, eh? —
— Mojada y desnuda — la corrigió con una sonrisa y ella resopló.
— Tal vez en un minuto. Por ahora, ¿puedes simplemente... abrazarme? —
Ella se sonrojó más ahora que cuando él había estado dentro de ella y él se rió entre dientes acariciando su barbilla.
— Lo tienes, cariño —
Se acomodaron en la cama y ella se acurrucó contra él, suspirando felizmente cuando sus brazos la rodearon para sostenerla contra su pecho. Un silencio pacífico cayó sobre ellos por unos momentos antes de que ella sintiera que sus labios presionaban su sien.
— ¿Así que ahora eres mía de verdad, Momo? —
Hizo una pausa para después resoplar y alargar su brazo alrededor de su cuello logrando ver por fin su rostro dirigiéndole una mirada de reproche.
— Tch, no soy una posesión, hombre. No pertenezco a nadie —
A pesar de su regañina, no pudo evitar que la sonrisa se extendiera por su rostro y sus labios se juntaron mientras adoptaba una pose pensativa.
— Está bien... pero si fueras a pertenecer a alguien, ¿quién sería? —
Estaba bromeando con ella y ella lo sabía, pero decidió darle a probar su propia medicina con la esperanza de hacerlo callar un rato.
Arrastrándose por su cuerpo boca abajo hasta que sus labios estuvieron contra su oído, lo sintió congelarse debajo de ella mientras su cálido aliento pasaba sobre su piel.
— A ti—
Y con esto finalizo el Fic, fue divertido escribir y aportar una historia para esta pareja que si bien tengo en cuenta que es imposible que en el canon estén juntos, eso no quiere decir que no disfrute imaginar el como serian sus interacciones.
Espero que la hayan disfrutado! Si tienen algún comentario para la mejora, estoy atenta.
