En lo que Escocia entra por la puerta y espero que su madre haya guardado la comida, porque si sigue por ahí encima se la va a comer. De hecho, si no, se la va a buscar al armario donde la guarda a ver si queda algo que no sea en estúpido escabeche.
¡Su madre le ha dicho que cuide a Bélgica!
Seh, seh, claro, está yendo, ¿no lo ve? Ni siquiera ha visto a Bélgica y cuando abre el armario... oh. Jackpot.
—Ehm... ¿Hola? —Bélgica le mira... y parpadea. Porque ¡es pequeñito! ¿Será él? Podría ser Irlanda.
Da un salto con un embutido en la boca y un queso en la otra mano. ATRAPADO.
Bélgica le sonríe sinceramente porque ¡mira que mono es!
Traga lo que sea que tenga en la boca y trata de esconder las cosas a la espalda y sonreír. Igual y hasta le falta algún diente.
–¿Alba? – Bélgica le sonríe un poco.
—Who are you y quién te ha dicho que puedes llamarme así? — Frunce un poco el ceño con eso.
—Ohh... Scotland —rectifica—. Lo siento. Soy... C-Cimbria
—Nunca habías venido antes, ¿de dónde sales?
—Soy hermana de Germania. Les hemos traído ropa y comida...
—No me gusta Germania, es tonto.
—Un poco, sí...
—¿Y qué quieres?
—Pues... querer, nada. Quería conocerlos, a ti y a tu madre.
—¿Por?
—Porque me gustan estas tierras, las highlands...
—Estas no son las highlands
—Ah ¿no?
—No, eso es al norte.
—Quizás debería ir más al norte.
—¿A qué?
—Dicen que ahí cuentan las MEJORES historias del mundo.
—¿Y te sabes alguna?
—Yo no soy buena para contarlas, yo soy buena para oírlas —se acerca a él.
—Pues entonces no serán tan buenas.
—¿Eso crees? —Bélgica le mira con atención y piensa que se ve demasiado pálido y delgado... Aun así ya tenía desde entonces esa astucia para no caer con cualquier historia.
—Una buena historia es buena, aunque la cuente alguien que no es bueno contándolas. Por supuesto si la cuenta alguien que es bueno, la historia es mejor.
—Había una vez un dragón con dos cabezas, que vivía en un volcán... — Bélgica sonríe un poco.
Inclina un poco la cabeza y le escucha, dándole otro mordisco a su embutido
—Cada una de las cabezas pensaba y quería algo distinto que la otra
—Entonces seguro se habían mordido la una a la otra.
—Y era imposible ponerse de acuerdo. Ohh... seguro que se habían mordido ya y peleado y tenían un montón de cicatrices.
—Una debió comerse a la otra.
—¿A mordiscos? Así... arrancar la cabeza y morderla — Le mira y sonríe un poquito porque está era una historia que le había escuchado a él contarle a Congo.
—Sí, a no ser... cada cabeza controlaba una mitad del cuerpo ¿o las dos podían controlarlo entero a la vez?
—No, eso no se podía, porque cada una de las cabezas controlaba a la mitad del dragón—dice ella a la vez
—Entonces la cabeza de la derecha podría haber arañado a la izquierda con la pata derecha
—Sí.
—Y la izquierda haberse defendido con el ala izquierda
—De hecho, se habían peleado muchas veces en la vida
—Pero seguro cuando la cabeza izquierda heria a la derecha también sentía dolor.
—Desgraciadamente, si...
—Así que por eso estaban condenados a entenderse —y por algún motivo ahora estas contando tú el cuento, bien, Escocia, bien.
—Exactamente... el problema era que no habían aprendido a volar nunca
—¿A volar?
—Los dragones que viven dentro de volcanes vuelan.
—Ah, claro—responde como si eso lo supiera todo el mundo. Bélgica sonríe de lado.
—Aunque sería bueno preguntarse cómo se ha alimentado toda su vida.
—Pues de hierro fundido y azufre y fuego líquido.
—¿Eso comen los dragones?
—Los que viven en un volcán, sí.
—Igualmente ese dragón quería ver el mundo... más allá de su volcán.
—¿Cuál de las dos cabezas?
—La más lista de ellas... a la otra solo le interesaba estar aburridamente en el fondo del volcán. Es como... imagina que la cabeza de uno de tus hermanos estuviera pegada a tu cuerpo y controlara la mitad.
Escocia arruga la nariz, Bélgica se ríe.
—Ya, ya me imagino...
—¿Y qué pasó? —pregunta el niño.
—Después de muchos intentos y largas negociaciones, la cabeza que quería ser libre, un día convenció a la cabeza aburrida de intentar volar.
—Y seguro no pudieron.
—Por supuesto que se cayeron de cabeza al fuego líquido.
—Y se murió por tonto —se ríe.
—¡Qué cruel! — Bélgica se ríe también.
—Pues está claro que la moraleja es aprender a llevarte bien con la gente.
—Y a trabajar en equipo.
El niño le saca la lengua y Bélgica se ríe un poco más.
—Los cuentos con moraleja son aburridos y esa historia sí es mala.
—¡No lo era hasta que tu mataste al dragón!
—Pues qué máaaaas pasaba si no se moríiiia…
—Lo intentaba otra vez y volaba... pero por lo visto ¡no quieres saberlo!
—Volaba porque las dos cabezas por fin trabajaban en equipo y se llevaban bieeen —pone hasta voz en falsete, burlándose.
—No, volaba porque hacía erupción el volcán y los lanzaba al aire.
—¡Ala! —se ríe.
Bélgica se ríe también y se pasa una mano por el pelo, recargándose junto a él.
—No te pareces nada a Germania, te pareces a Nanny.
—Nanny?
—¿Y a dónde iban las cabezas? —pregunta asintiendo igual a la pregunta de Bélgica.
—Al sur... aunque no les gustaba mucho, eran... criaturas del norte.
—¿Y qué encontraban ahí?
—Cosas nuevas y diferentes... y una bruja.
—No hay brujas en el sur —se ríe.
—¿¡Ni una?!
—No hay casi magia —se encoge de hombros.
—Bueno... ellos... encontraron quizás a una charlatana... que les prometió separarles.
—¿Cómo?
—Si hacían lo que ella pedía, les convertiría en dos humanos.
—¿Y qué era?
—Ella les pidió que fueran al pueblo de su enemigo y quemaran la torre más alta, donde vivia la bruja principal del pueblo.
—Mmmmm…
—¿Tu qué le hubieras pedido?
—¡Que mataran a todos mis enemigos y esclavizar a todo el mundo para ser yo el gran imperio!
—¿Tu... el gran imperio? —sonríe de lado —. No sabía que tuvieras ganas de ser un imperio.
—Pues lo seré y mataré a Rome y a Germania y a ti si haces cosas que no debes.
Bélgica le mira, y es que... quiere hacerle un cariño y apachurrarlo contra ella porque ¡es muy mono!
—Lo sé, tú eres un chico fuerte... que defiende la casa. No creas que no estábamos asustados de venir aquí sabiendo como son, Germania nos lo advirtió
—¡Pues más le vale!
Bélgica sonríe un poquito más. Escocia la mira frunciendo el ceño.
—¿Eres su hermana menor o mayor?
—Menor.
—Mmm... yo tengo tres hermanos pequeños.
—Oh, ¿tú eres el hombre de la familia entonces?
—Yes.
—Y les proteges y defiendes a todos. Siempre lo haces... estoy segura de que tu madre estará muy orgullosa de ti.
—Claro que... no tanto.
—Ya, bueno... se quejará, pero seguramente lo estará. Así que... ¿cuándo crezcas quieres ser un gran imperio? ¿Qué hay de... tener una familia? —pregunta aun sabiendo que quizás está en la edad de decir que puaj.
—¿Una familia?
—¿Te gustaría? —Bélgica se encoge de hombros.
—Ya tengo una —Arruga la nariz.
—Ya, claro... en realidad no pensaba que ahora. ¿Te gusta vivir aquí?
—No nos vamos a ir con Germania —frunce el ceño.
—¡No! No. No, no. Absolutamente no. No quiero en lo absoluto que lo pienses ni siquiera como una opción. La verdad lo que quiero es que me cuentes cómo es vivir aquí... —mira alrededor—. ¿Lo pasan bien, todos?
—Pues... sí.
—Sueles tener hambre o pasar frío? Hemos… traído ropa para ustedes. Tú madre la ha guardado...
—Bueno, sí, pero no pasa nada.
—A-Alba... las cosas van a mejorar —le mira de reojo —. Falta mucho, pero vas a... todo va a estar mejor.
—No me puedes llamar Alba.
Bélgica aprieta los ojos.
—Perdona... —susurra un poco regañada —. Scotland.
—Estoy bien ahora.
—Yo sé qué crees que... todo está bien, pero...
—¿Has venido a convencernos? No nos marcharemos.
—No quiero que se marchen...
—Bien, porque no lo haremos.
—Lo que quiero es que estén mejor estando aquí... y no sé cómo conseguirlo.
—Hay muchas cosas que arreglar. La puerta.
—Pídele a En... a... mi hermano que la arregle.
—Y también hay algo mal con la cama. ¿Quieres que le pida a Germania que lo arregle?
—No, no a Germania.
—¿Entonces? ¿Tú no sabes arreglar cosas?
Bélgica abre la boca... y la cierra otra vez. Ahí le tienes, míster igualdad y liberación de la mujer desde niño.
—Pues... no. Pero debería aprender... quizás no con tu puerta.
—¿Por qué no con la puerta?
—Pues es tu puerta... y tendría que enseñarme alguien.
—Es una puerta... ¿No tenéis puertas en el norte?
—Si que tenemos —se ríe.
—Pues ya está, es igual.
—Nunca he arreglado una.
—¿La arreglan tus esclavos? —la mira de reojo pensando que en realidad no parece muy fuerte.
—No, no... no tengo esclavos.
—¿Entonces?
—Lo... suele hacer mi marido.
—¿Tienes un marido?
—Sí —Ella se sonroja.
—¿Es ese? —señala a Inglaterra hablando con su madre.
—No! No. Es uno pelirrojo, como tú.
—Oh... —se lleva una mano al pelo—. ¿Te gusto yo?
Bélgica le sonríe.
—Podría ser yo tu marido —muérete.
—Sí —Bélgica sonríe sin poder evitarlo—. Podrías.
—Pero ya tienes uno —levanta las cejas.
—Sí. Pero... bueno, si se... si por alguna razón ya no lo tengo te tomaré en cuenta
—Así que no... —la mira con eso—. No. No te voy a estar esperando.
—Vale, vale, no, no he dicho que lo hagas —Bélgica se humedece los labios y Escocia se encoge de hombros.
—¿Tú puedes explicarme entonces sobre el abrazo especial? France siempre viene hablando de eso, pero no tiene ni idea y los demás siempre dicen que no saben porque no están casados.
—Ohh... el Abrazo especial...
—Yes
Bélgica se ríe un poco porque llevan toda la vida con ESE asunto.
Pues es que FRANCIA.
Es que ella misma fue parte de esa incógnita juvenil.
—Es la manera de hacer a los bebes.
—¡Que va! — Arruga la nariz.
—¡Es verdad!
—No. ¿Tú tienes hijos?
—Tengo tres.
—Yo he estado en cinco partos, ¡así que yo gano!
—¡Cinco! ¿Cuáles cinco?
—Seis, en realidad, si contamos el mío. Los de mis hermanos y los de Nanny. Y de hecho más, de Nanny pero no salieron bien.
—¿Quién es Nanny?
—Nanny es... Nanny. My Nanny. Mi mamá que no es mum.
—¿Tu mamá que no es...Mum? ¿Tienes dos madres?
—Yes.
—Oooohhhhh... —Bélgica levanta las cejas porque no sabía que su madre... Bueno, tenía una... pareja mujer—. ¿Y dónde está Nanny ahora?
—No lo sabemos. A veces vamos a buscarla. Aunque Rome dice que murió, pero mum y yo no le creemos.
—Ohhh — Bélgica parpadea y... le mira desconsolada.
—El caso es que un parto no tiene nada que ver con el abrazo especial.
—N-No el parto... l-lo qué pasa antes.
—El embarazo también es una mierda y no tiene nada que ver con eso.
—¿Cómo se embaraza una mujer?
El niño parpadea, porque no lo sabe.
—Con un abrazo especial.
—Nah. Es con sexo. Los hombres hablan de eso y se ríen y se ponen muy nerviosos... Yo también lo hago —de repente recuerda que él ya es un hombre adulto.
—¿Tú también te pones muy nervioso?
—¡No! Yo lo hago eso, todo el tiempo. Con muchas chicas. Te lo enseñaría si no estuvieras casada. Es muy fácil —explica sonrojándose un poco porque obviamente miente.
—Ya, claro, claro...
—¿Pero entonces?
—¿Aja?
—Pues el abrazo especial.
—Es eso... pero con la persona correcta.
Parpadea varias veces
—¿Y quién es la persona correcta?
—A-Alguien a quien ames con todo tu corazón... eso hace que el abrazo sea especial.
—Mmmm... —se lo piensa—. No creo que tenga tiempo para eso.
—¿No? Tiempo...
—No, voy a tener que mandar y organizar mi imperio y tener un montón de aventuras.
—Bueno, puedes hacer eso con alguien quizás... —Ella es que... quisiera peinarle un poco y abrazarle y decirle que sí que las va a tener y va a divertirse mucho y a ser un hombre de bien.
—¿Con alguien?
—Me refiero a que a veces tener aventuras dos personas juntas puede ser más divertido que tenerlas solo.
—¿Cómo un ayudante?
—Pues... no. Como una pareja. Es igual... en realidad, no tienes que tenerla tampoco si no quieres.
—No, no la voy a tener, porque luego todo el mundo se pone tonto y a mí no me va a pasar.
Bélgica se ríe porque lleva tonto desde el siglo dieciséis
—¡Es verdad!
—Te creo.
—Jum. Seguro tú también estás tonta así.
—¿Yo? Qué va, ¡a mí, esas cosas no me pasan!
—Pffffff… No te creo.
—Claro que no me pasan, yo... soy inmune al atontamiento.
—Pues si estás casada...
—Ya se me ha pasado el atontamiento.
—¿Cómo haces eso? — Abre la boca.
—¿Que se me pase el atontamiento?
—Yes!
—Pues... en sí, no es ningún secreto, el tiempo ayuda
—Tiempo —se lo piensa.
—Si, tiempo: esto no ocurre de un día a otro... hay que ser pacientes y hay que estar atontado un tiempo.
—¿Cuánto tiempo?
—Uff... Toma un buen rato. La parte buena es que en ese rato no eres el único atontado. De hecho, si eres el único, preocúpate. La otra persona tiene que atontarse también.
—Yo no pienso atontarme —frunce el ceño.
Bélgica levanta la mano y le hace un cariñito en la mejilla Y Escocia se tensa.
—Lo siento...
—¿P-Porqué haces... eso? —pregunta él.
—Porque me... no sé. Me apetecía hacerte un cariñito. ¿No te gusta?
—Es que... —de hecho, se pone la mano sobre la mejilla donde le ha tocado, mirándola con los ojos súper grandes. Ella le sonríe y él se sonroja.
—¿Quieres... enseñarme la casa? ¿Dónde duermes?
Se SONROJA MUCHISIMO con eso.
—¡N-No es para ninguna cosa mala!
—¿Qué estás haciendo? —Inglaterra se gira a ella con esos gritos
—¡Nada! —se defiende un poco culpablemente, más por la reacción del escocés que por otra cosa.
—Algo debes estar haciendo con esos gritos.
—Nada, ¡estamos hablando!
Escocia se marcha corriendo a esconderse al cuarto e Inglaterra le mira pasar y luego mira a Bélgica de un modo un poco acusatorio.
—Ugh! ¡Solo estábamos hablando! —protesta ella haciendo para ir detrás de Escocia, pero Britania le frunce el ceño.
—Mmmm... —Inglaterra también.
—¿Esta quién es? ¿Tu mujer? —pregunta Britania
—NO! —el chillido del inglés.
—¿Entonces?
—Es la... tonta esposa de Scotland.
—WHAT?!
Escocia también saca la cabeza al oír su nombre e Inglaterra aprieta los ojos. Es que la MIRADA de Britania a Bélgica podría congelar al infierno.
—No puedo contaros nada de todo esto. VÁMONOS —protesta el inglés para su madre primero y luego para Bélgica.
—No, no, wait! —chilla Britania.
—No. Wait nada. Haz esto que te he dicho.
—P-Pero... —Bélgica vacila mirando a Britania.
—¡Vámonos! —la toma del brazo para tirar de ella.
—E-Es un gusto haberla conocido m, Britania...
Inglaterra tira más fuerte para salir de ahí y Escocia les mira desde detrás de la puerta, un poco... sorprendido.
—Adiós, Albaaaa!
Él se queda mirándola y luego mira a su madre.
—Bitch... —susurra Britania y se gira a él—. Tienes que tener MUCHO cuidado
Escocia la mira con eso.
