Flufftober 5: Coffee Shop/Cafetería


—Bienvenidas ¿Qué puedo ofrecerles?

—A mi... Un moka. Y a mi amiga tu número telefónico

—¡Lili!— Yona se alarmó en cuanto escuchó esas palabras. Su rostro adquirió un sonrojo furioso intentando negar la afirmación —No es así, disculpa, es sólo una broma— explicó rápidamente —Quisiera un capuccino y una tarta de manzana— respondió intentando sonreír con naturalidad; cosa que no le salió del todo

—¿Sería todo?— preguntó el mesero con calma

—Si, muchísimas gracias— respondió la pelirroja de nuevo antes de que su amiga agregara algún otro comentario. El muchacho asintió excusandose un momento, lejos de la mesa, la de ojos violeta miró indignada a su acompañante —¿Por qué hiciste eso Lili?— se quejó

—Llevamos viniendo a esta cafetería casi todos los días desde hace meses sólo porque te gusta. Empieza a hacer algo para llamar su atención— se exaspero Lili, no se quejaba en absoluto de venir pero la popularidad de aquel mesero era extremadamente buena, si alguien se adelantaba a su amiga entonces no tendría caso todo el tiempo que habían invertido en venir aquí

—Pero, pedirle su número...— la agraviada chica habló con timidez. Desde que vino aquí por primera vez conoció a aquel camarero, fue como amor a primera vista por lo que se aventuró a ser cliente frecuente solo para verlo. Sin embargo, de eso a tratar de hacerse su amiga siquiera estaba muy lejos de pasar; mucho menos pedirle su número telefónico —Debe pensar que estoy loca— sentenció enterrando el rostro entre las manos —¿Qué se supone que deba hacer?

—Oh, aquí viene— susurró Lili ignorando por completo sus lamentos, sus órdenes llegaron a la mesa por el mismo muchacho de antes, sus azules orbes se mantenían bajo los párpados encapuchados como si no hubiera escuchado la pregunta anterior sobre su información personal —Es una lastima que el duelo Gun Tae no esté por aquí— se apenó la chica de cabellera negra jugando con el popote de su vaso

—Lili, el dueño está casado— le recordó Yona en voz baja

—Y tú no puedes pedirle el número telefónico a un chico— contraatacó de mal humor. Ella lo sabía ¿De acuerdo?

La mayoría del tiempo lo invirtieron en hablar de los proyectos escolares, de todas formas sus conversaciones sobre amor terminaban con una deprimida y otra molesta. Al final cuando solicitaron la cuenta, el mesero fué a dejarles su nota para liquidar el consumo dejándola deliberadamente delante de la pelirroja, parecía un movimiento casual pero dejó en claro para quién estaban dirigidos los números y el nombre extra en el papel

Hak09 275 7604

Luego le dedicó una sonrisa ladeada caminando de vuelta a la barra.

Fin.

(El número utilizado es una mezcla de dígitos al azar, no se recomienda intentar usarlo)