Flufftober 16: Bedsharing/Compartir cama.
No. No era raro que lloviera en los territorios de la tribu del agua, tampoco que el feliz grupo de hambrientos se quedara en el bosque a acampar.
Lo que si resultó inusual fue la formación que obtuvieron tras correr con su olla y platos de comida hacia las tiendas. En un desesperado intento de que sus alimentos no se arruinaran con el precipitado, todos sujetaron ya fuera su cuenco o las brochetas asandose al fuego para conservarlas e ingresaron en estampida bajo las lonas.
Así que ahí estaban, los cuatro dragones atrincherados junto al chico guapo del grupo en la misma tienda, dejando a la poderosa bestia del trueno con su princesa en el conito que conformaba su carpa. Ambos sentados uno a lado del otro, demasiado pegaditos porque la condenada tela tenía una filtración que dejaba aún menos espacio seco.
-—No parece que vaya a detenerse pronto —aseveró Hak después de escuchar un trueno en la lejanía. Mordió su último bocado de brocheta y se dedicó a observar hacia adelante sin mucho interés. Aunque esa era una fachada, porque claramente estaba nervioso.
Yona se hallaba con la cabeza gacha, robando esporádicas miradas al muchacho, aunque gracias a su último comentario tuvo vía libre para enfocar su lateral derecho devastadoramente atractivo. Su corazón dió un respingo cuando se dio cuenta de su cercanía, de su calor aunque fuera a través de sus hombros juntos. Y se sintió repentinamente nerviosa -aún más-. Con cuidado empezó a juguetear con sus dedos intentando no delatar cuanto le afectaba su mera presencia—. Mh —musitó observando la punta de sus zapatos que se asomaba por debajo de la falda.
—Deberías dormir, princesa —sugirió él entonces, señalando la manta con un movimiento de cabeza, se recorrió un poco más hacia la izquierda para darle suficiente espacio donde acostarse antes de continuar—. Yo vigilaré, no te preocupes.
Pero Yona se mortificó el doble. No quería que él pasara la noche sin dormir bien y además arrinconado en un sitio tan estrecho, así que armandose de valor contuvo el aire mientras decía—. Debe haber una forma en que los dos podamos dormir —insinuó. Por supuesto que ella ya había pensado en una. Mientras Hak la abrazara ellos podrían descansar sin mucho problema. La verdadera limitante fue que él «tenía» que envolverla casi por completo para eso y ella no iba a poder ocultar su vergüenza si ocurría.
Hak tenía un montón de buenas respuestas preparadas para eso, pero su siempre mordaz boca le falló cuando se quedó seca, impidiéndole hablar. Aunque sin saber que había llegado a la misma conclusión que ella. Por supuesto no se lo expresó porque claramente él no iba a poder dormir y era mucho mejor para su corazón vigilar que tenerla tan cerca.
—Insisto en que deberías dormir primero, cuando pare la lluvia me acostaré en el otro lado una vez que la gotera se detenga —prometió aún viendo hacia adelante. Tras no escuchar ninguna respuesta, finalmente cedió al deseo de verla, captando un sonrojo delicado sobre sus mejillas. Una parte de él entró de cierta forma en pánico.
¿Acaso pensaba que iba a hacer algo mientras dormía?
Pasaron alrededor de media hora en silencio hasta que ella habló— ¿Qué te parece si duermes por algunas horas y después tú vigilias mientras yo duermo? —se le ocurrió a ella de pronto. No quería que él estuviera despierto toda la noche solo por protegerla, además con esa lluvia dudaba que algún animal viniera a atacarlos.
Hak parpadeó saliendo de sus escenarios catastróficos -y otros no tanto- para responder—. Suena bien princesa, de vez en cuando tienes buenas ideas —bromeó provocando que ella hinchara las mejillas—. Solo que lo haremos en el orden contrario. Duerme primero.
Ella se negó, dudaba poder conciliar el sueño y desperdiciar las valiosas horas que podría usar Hak en su lugar—. Tú primero —se empecinó.
Al final, no llegaron a ningún acuerdo, enfrascados en su discusión se quedaron despiertos hasta romper el alba, ignorando también que la lluvia se detuvo hacia mucho.
Yoon como siempre ya se encontraba en pie, disponiéndose a preparar el desayuno cuando vio salir al par de su tienda—. Buenos... ¿Días? —saludó notando las marcas negras alrededor de sus ojos y sus semblantes cansados pero obstinados— ¿No pudieron dormir?
Ambos negaron con la cabeza, luego Yona explicó omitiendo la verdadera razón de su insomnio—. La tienda tenía un agujero y no dejaba de gotear.
—Ah, debe ser por la última vez que Kija sostuvo el equipaje, lo repararé después del desayuno —prometió sirviendoles una taza de té.
Más tarde, el grupo acordó no moverse de sitio y aprovechar la corriente del río para hacer lavandería mientras se mantuviera soleado. Así que se pusieron manos a la obra permitiéndole al dragón oscuro tomar una pequeña siesta a las raíces de un árbol donde ondeaban las prendas para secarse.
Tras ayudarle a Yoon con la filtración de la tienda, Yona se ofreció voluntariamente a recoger la ropa limpia, notando al muchacho que dormitaba cerca. Paseó las manos en las telas notandoles una leve humedad, decidió dejarlas al sol por más tiempo.
Aprovechó la situación para sentarse a lado de su guardaespaldas y contemplar la tierna mueca de su rostro agotado. Desde que lo vio en una situación igual aquella vez donde compraron las ropas de Zeno, era un deleite secreto ver su semblante mientras descansaba, tan adorable y pacífico. Con cuidado de no moverlo, se sentó a lado suyo y un rato después, sin darse cuenta cayó dormida contra el hombro masculino debido a su propio cansancio.
Fin.
