Flufftober 17: Birthday/Cumpleaños.
—¡Feliz cumpleaños!
Las serpentinas y confeti saltaron por todos lados mientras ella se encogia en medio de risas alegres. Abrió un ojo de forma experimental para confirmar que no le llegaría un ataque sorpresa con los party blowers de sus amigos, sintiéndose emocionada por la enérgica bienvenida.
Al no detectar peligro, se enderezó contemplando la Casa de Té de YunHo decorada con globos, una pancarta de felicitación y a un montón de amigos reunidos para celebrar su cumpleaños número diecisiete. Era sin duda una grandiosa fiesta. Aunque lo sería aún más si él estuviera aquí.
Sonrió de forma amplia intentando no demostrar cuanto le hacía falta esa presencia fastidiosa en su cumpleaños, en su vida—. Gracias chicos, no debieron molestarse —apreció comenzando a recibir los abrazos y elogios de la multitud. Todo el mundo se movió hacia las mesas donde se dispusieron los bocadillos, las sodas además del pastel.
Yona contempló la locación dando gracias a todo el mundo de manera continua, escuchó atentamente la canción de cumpleaños, sopló de forma entusiasta las velitas y disfrutó la reunión como hacia mucho no celebraba. Luego de un par de horas todos empezaron a ofrecer sus obsequios. El ambiente era tan animado que incluso en la calle podían oírse sus voces.
La chica pelirroja se sintió abrumada por la avalancha de cajas y bolsas de papel, no sabía cómo se iba a llevar todo esto a casa. Entonces, Lili entregó su presente dejando a JaeHa para el final. Sin embargo, el muchacho de cabellera verde se encontró con las manos vacías—. Parece que mi obsequio todavía no llega —meditó observando el reloj en su muñeca.
Yona sonrió encogiendose de hombros—. Que hayas conseguido este lugar para regalarme la fiesta es más que suficiente, gracias JaeHa —apareció, acto seguido fue estrujada por él en un fuerte abrazo.
—No pensé que el repartidor fuera tan impuntual —negó con la cabeza, sintiéndose un poco apenado. No obstante, al momento siguiente ya estaban abriendo la puerta del local, haciendo que la campanilla sonara. Todos voltearon en esa dirección solo para ver a un hombre cuyo rostro se escondía detrás de una enorme caja de obsequio.
—Entrega especial para un tal «ojos caídos» —entonaron tras el cartón. Entonces Yona -al igual que el resto- abrió los ojos sin poder creérselo.
Esa voz. Ese sobrenombre.
—Ah... No hay ningún ojos caídos aquí ¿Está seguro de que no es un error? —picó JaeHa.
Entonces el intruso movió la caja a un lado, fingiendo leer una hoja inexistente en su mano—. No parece haber ningún error. El paquete está a nombre de «ojos caidos» con la dirección de la Casa de Té de YunHo donde se celebra el cumpleaños de una princesa poco atractiva y... —no pudo continuar gracias al golpe en su costado, cortesía de un Kija molesto ante el último apelativo hacia su amiga—. Ah, parece que también hay una víbora albina —se burló el de ojos azules.
—Sénior, parece que pudo venir al final —Zeno celebró mientras continuaba comiendo su trozo de pastel.
—Hola ¿Cómo has estado? —Apesar de estar feliz con la visita de su gran amigo, Shin Ah se mantuvo calmado como siempre.
—Haciendo una entrada tan dramática como esa. Eres una verdadera molestia ¿Cierto Yona? —Yoon cruzó los brazos a la altura del pecho, intentando que la aludida también hiciera algún comentario.
Pero ella se encontraba demasiado absorta viendo hacia el recién llegado. Sus manos cubrían la mitad de su cara intentando contener los gritos de emoción prontos a salir— ¿Hak? —tanteó, como si todo fuera un sueño.
Porque verlo ahí de pie delante suyo, con el uniforme que solía utilizar mientras trabajaba como repartidor antes de matricularse en la Academia Militar parecía simplemente eso. Una ilusión producida por el deseó que realizó mientras soplaba las velas.
Quiero verlo.
Hak depositó la caja de obsequio a un lado—. Hola, princesa.
Dos palabras bastaron para que Yona se derritiera ante la emoción ¡Era Hak de verdad! Sin contenerse corrió hacia él al verlo con los brazos abiertos, se arrojó contra su pecho mientras lo envolvía por el cuello, sin intenciones de soltarlo—. Tonto —se quejó mientra ocultaba el rostro, aspirando su perfume tan característico.
La escena era indiscutiblemente romántica, al grado de generar cierta incomodidad cuando el resto de invitados pasaron al segundo plano. El primero en demostrar su descontento fué Tae Joon, fingiendo toses exageradas. Para su desgracia, Hak rara vez lo tomaba en cuenta y siguió abrazando con fuerza a su novia.
—Pensé que te habías olvidado de mi cumpleaños —Yona hizo un puchero al alejarse lo suficiente para verlo.
—Estaba un poco apurado por venir. Así que no pude enviar ningún mensaje desde la mañana —se excusó sacando el móvil de su chaqueta. Permitiéndole a ella ver la adorable figura colgando en el protector.
—¡Ah, es el nuevo colgante edición limitada de Ao! —chilló observando la ardilla plástica color naranja. Ella adoraba aquel personaje y coleccionaba todo sobre el mismo.
Hak continuó con la misma expresión indolente preguntando— ¿Lo quieres? —su novia no tardó en afirmar con efusividad. El muchacho sonrió de forma cariñosa quitándole el accesorio a su teléfono para dárselo—. Feliz cumpleaños, princesa.
Fin.
