Nada de Crepúsculo me pertenece, la historia es de Sthepenie Meyer y yo solo lo utilizo con fines de entretenimiento.

Summary: Secuela de perdida en crepúsculo. Y de ese modo el león se caso con la oveja. ¡Qué oveja tan estúpida!¡Qué león tan morboso y masoquista!¿Qué hago resolviendo sus problemas?

Advertencia: Todos los personajes pertenecen a Meyer, excepto Hannah James, Danielle James y Charles.

Advertencia 2: Algunas frases orignales del libro Amanecer apareceran en la historia


Parte II

Un amigo en la vida es mucho. Dos son demasiado. Tres son imposibles. —Henry Brooks Adams

Alice me recluyo entre montañas de ropa, cuando el porsche freno en seco frente a un almacén muy diferente, al que había visitado en compañía de Bella, Ángela y la simpática Jessica. Hacia mala cara cuando Alice traía modelos demasiado exagerados, puede que haya crecido con los años, pero mi gusto no había variado, siempre prefería la ropa cómoda, los tennis y unas sandalias bajas, aunque no me ayudaran mucho con mi estatura.

Pero la menuda vampira, no se rendía ante mi poco gusto por la ropa más acorde para ir a un discoteca, me daba la impresión que si salía a la calle con semejante vestimenta, los hombres no tardarían en darse cuenta que estaba desesperada; sin embargo, eso no fue lo peor, Alice desfilo diminutos vestidos de baño frente a mis ojos, no entendía para que querría yo semejante prendas y cuando se trataba de escoger bañadores, yo procuraba por no mostrar mucha piel.

— ¡Alice! —protesté, cuando me pasó un bikini de color azul claro—. ¿Cómo crees que me pondré tal cosa?

— No esta de más, tener uno de estos —dijo Alice empujándome al interior del probador—. Tal vez Jacob se quede sin mandíbula cuando te vea.

— No pienso desfilárselo a Jacob —contradije cruzándome de brazos—. Te creería, si me dijeras que Bella lo va utilizar para seducir a Edward.

— Bella tampoco se va escapar —dijo Alice cerrando la puerta del probador—. Tienes que cambiar ese estilo, mataste mis ojos cuando observe semejante vestimenta.

— No exageres Alice —dije quitándome la blusa para probarme el brasier del bikini—. Nadie me ha criticado en tres años mi vestimenta, ni siquiera Charles.

— Por algo dicen que el amor es ciego —comento Alice al otro lado de la puerta del vestier.

Puse los ojos en blanco, ante la lógica de Alice. Me coloque el bikini entero y observe mi figura flacucha en el espejo, lance dos pares de mechones sobre el brasier del bikini, mostraba demasiado y la tanga me hacia dar vergüenza, ¿Cómo podían fabricar tales prendas?

Cuando salí para que Alice diera su aprobación, me tape parte del estomago y es que estaba avergonzada por ponerme esta cosa tan chiquita; pero Alice logro quitarme las manos que me protegían e hizo que me diera una vuelta completa, escuche algunos silbidos provenientes de la sección de lencería, ¿Por qué los hombres tenían que fisgonear fuera de su zona?

Me enrojecí hasta la raíz del cabello, no tenia por que llevarme estas prendas, total no creo que a Billy Black le haría gracia verme pisando su amada reserva, sin ser un genio estaba segura que me echaría toda la manda encima, además Jacob no se quedaría mucho en la Push y no creo que diera nados en el rio cerca a la mansión.

— Alice, esto es innecesario —insistí—. No creo que a Jacob le haga gracia verme…

— Calla —dijo Alice alzando sus manos—. Los lobos son impredecibles y Jacob lo es más. Así que no protestes y nos llevaremos otros dos más.

— Edward se va dar cuenta que es ropa nueva —dije alzando las cejas para que comprendieran.

Alice frunció los labios y me lanzo una mirada seria, era la primera vez que la veía comportarse como un vampiro sanguinario.

— Hannah, no tienes de que preocuparte —dijo una vez más—. Tengo un pequeño plan, recuerda que soy una experta en crear historias convincentes.

— Bien —dije entrando en el vestier—. Ya es suficiente volver de nuevo a Forks, te advierto que deberás enseñarme a mentir bien.

Tras unas horas de compras compulsivas, en la que se me permitió escoger la maleta, debía poner el sello personal, que exageradamente Alice pretendía borrar; por fin, pudimos salir de la tienda en la que encontraba hasta una puntilla, el porsche rodo por la calles de Port Ángeles con una innecesaria alta velocidad, Alice iba a matarme del susto y no habría Hannah para el resto de la historia.

Cuando el sol estaba escondiéndose tras una compacta masa de nubes, Alice me hizo entrar a un restaurante italiano a regañadientes, no se conformaba con la gran cantidad de ropa que había adquirido para mí, ahora pretendía que comiera en un lujoso restaurante que no se comparaba con ninguno existente en Forks.

Tamborilee los dedos sobre el fino mantel, esperando la orden que Alice amablemente había hecho por mí, pasee la mirada entre los comensales con la esperanza de encontrar algo extraño, pero lo único raro en el lugar, era que un vampiro había ordenado para comer, trate de imaginarme el gesto de horror que hubiera puesto la camarera, si Alice hubiera pedido un suculento venado recién cazado.

— ¿Estas contenta de volver a Forks? —pregunto Alice rompiendo el silencio.

— Si —conteste esbozando una sonrisa—; pero por otro lado, se que la boda se aplazara y eso alegrara enormemente a Caroline, esa mujer me odia.

— Pues toma esto como unas pequeñas vacaciones —comento Alice jugueteando con la servilleta—. Todos están muy contentos de volver a verte.

— ¿Qué sucedió cuando desaparecí? —pregunte atrayendo la atención de Alice.

— Muchas cosas —contesto Alice con un tono vacilante—. Una de ellas, fue que Edward recorrió el país por una semana para encontrarte, pero simplemente te trago la tierra.

— Me imagino, que no mencionaste que por fin me había ido para mi planeta —cuchichee en voz baja.

— Solo Jasper lo sospecha —susurro Alice cuando la mesera llego con los pedidos.

Los platos fueron colocados frente a mí con ceremonia, me sentía como una celebridad sentada en aquel lujo de lugar, Alice parecía tan propia, como si fuera cliente fiel del restaurante; la vampira enrollo los espaguetis con experticia y con sutileza se los llevo a la boca sin necesidad de sorberlos, la mire de hito a hito, bastante sorprendida por ver a un vampiro comiendo.

— ¿Nunca has visto un vampiro comiendo? —pregunto Alice limpiando su boca con delicadeza.

— No —conteste cortando la lasaña—. ¿Sabes?, es bastante extraño.

— En el menú no habían venados —comento Alice torciendo una sonrisa maliciosa.

Negué con la cabeza, y termine mi cena en paz. Algunos de los comensales volvían la cabeza, solo para mirar como Alice era una experta con los cubiertos, yo me limite a mover las manos con lentitud para no ser un foco de atención.

Esta era una experiencia demasiado alucinante, si alguien me hubiera dicho que cenaría con algún Cullen, me hubiera reído en su cara, no sin antes, recordarles que aquellos eran unos vampiros y su único alimento era la sangre, así que cocinarles era tiempo perdido.

— ¿Sugieres alguna historia? —pregunto Alice dejando algunos espaguetis sobre el plato.

— Solo una —conteste dejando la cena en paz—. Que vine a despedirme para siempre, de hecho creo que esta será la última vez que vendré a Forks.

— Es una lastima —reconoció Alice con un tono de nostalgia—. Me hubiera gustado que te quedaras para siempre con nosotros, así que, ¿hasta aquí llega la historia?

— Así es Alice —conteste fijando mi mirada en sus ojos dorados—. Ellos serán felices por siempre, Jacob no sufrirá más por desengaños amorosos y lo más importante, los Vulturis por fin serán derrotados en su propio juego.

Alice en silencio se levanto de la silla, entonces comprendí que era hora de iniciar de nuevo con este juego.

La carretera hacia Forks, estaba igual que siempre a la luz de las farolas del auto de Alice, mi estomago estaba a punto de trasbocar todo lo que había tomado en el restaurante, no solo la alta velocidad me estaba asustando, si no la música desconocida que estaba sonado por los parlantes y que estaba asesinando mis oídos, pero aquello parecía que la vampira no notaba, se veía tan feliz cantando en un idioma desconocido para mi.

Alice estaciono con un freno seco en el garaje suntuoso de los Cullen, mi estomago se relajo cuando ya no sintió el desquiciado movimiento del auto, era una experiencia espeluznante viajar con ella, o sencillamente ya me había desacostumbrada a estas velocidades.

Me baje desorientada y con los pies temblorosos, cuando intente dar el primer paso, las fuerzas me fallaron y unos brazos helados aparecieron de la nada para sostenerme, solté el aire comprimido en mi estomago, pasaría unos cuantos días para habituarme a este ritmo de vida.

— Alice, ¿Qué le has hecho? —pregunto Jasper con un tono preocupado.

— Nada —contesto Alice haciendo un mohín—. Hannah tendrá que acostumbrarse de nuevo al estilo de conducción Cullen.

— Ya lo creo —masculle soltando el poco aire de mis pulmones.

— Edward dejo instrucciones, para que Hannah se hospedara en su habitación —comunico Jasper ayudando a enderezarme—. Dijo, que te sentirías más cómoda en ese lugar.

— Gracias —musite sin aliento.

— ¿Estas mejor? —pregunto Alice empezando a desfilar con mi recién adquirida maleta.

— Un poco —conteste dando pasos pequeños—. Es vergonzoso desplazar a Edward de su habitación.

— Realmente pasa poco tiempo ahí —dijo Alice subiendo los hombros con despreocupación.

Sin embargo, no me sentía nada cómoda desplazando al dueño de la habitación, sabia que más adelante la necesitarían para su hija, pero todo este asunto me sorprendía, ni siquiera estaba segura hasta que punto me quedaría.

Alice salió del garaje con mi reluciente maleta, no había cambiado mucho desde mi partida, excepto que había regresado a la guarida de los vampiros y no había nadie a la vista, solo escuchaba el sonido de un televisor y un poco más allá, las notas de la marcha nupcial.

En ese instante, caí en cuenta del tamaño de esta nueva realidad, iba ser participe de un evento si precedentes, ni en las producciones televisivas o cinematográficas, los vampiros se casaban con humanas para cumplir un trato, hasta ahora las palabras de Jacob cobraban cierto sentido, esta historia estaba estirándose más de la cuenta y yo era una prueba de ello.

— Bienvenida Hannah —saludo Carlisle.

El sonido de aquella voz, me transporto a los días que me había hospedado bajo su cuidado; nunca había estado más contenta de ver a alguien como al líder de los Cullen. Los años no pasaban a los vampiros, eran mis ojos humanos los que veía diferentes y un poco distorsionado, pero continuaba siendo Carlisle, el padre que me hubiera gustado tener.

Tenía una reluciente y deslumbrante sonrisa, como si alguien le hubiera corroborado su teoría de que los vampiros si tenían alma, yo estaba igual de contenta de volver a verlo y escuchar su voz musical, aquella voz que siempre me alentó para continuar con los cuidados de mi recuperación; instantáneamente baje la mirada, a la mano donde James me había mordido y sorpresivamente, una media luna brillaba a la luz de las lámparas.

— Es un gusto volver a verlo, doctor Cullen —dije mordiéndome el labio inferior.

— Carlisle —corrigió con una benevolente sonrisa—. No creí al principio cuando Esme lo menciono, verte es un pequeño milagro.

— Lamento mucho haberme ido sin dejar rastro —musite con pena.

— Hannah —medio Alice—. Pondré tu equipaje arriba.

— Gracias Alice —agradecí esbozando una sonrisa.

— Ven Hannah —dijo Carlisle señalando las escaleras—. Me gustaría conversar contigo; claro, si no estas cansada por el viaje.

— Estoy bien —asegure.

— Después de ti —dijo Carlisle con un ademan.

Con un poco de nerviosismo empecé ascender los escalones, en ese momento quise poseer el don de Edward, para saber que interrogatorio me aguardaba con Carlisle; tenia la intención de volver la mirada y contarle toda la verdad al líder de los Cullen, pero me asustaba su reacción, sabia que me consideraría un interesante objeto de estudio y yo, no deseaba prestarme para ser una rata de laboratorio.

El estudio de Carlisle seguía igual que siempre, los mismos cuadros, los mismos libros, el mismo escritorio e incluso, el mismo aire intelectual que lo rodeaba, pasee la mirada entre los cuadros y me detuve en los legendarios Aro, Cayo y Marco, trate de imaginarme un encuentro con ellos, sabia que no tomaría parte en ese asunto, a menos de que me convirtiera en un vampiro y yo había tomado mis elecciones hace mucho tiempo.

— Siéntate —índico Carlisle señalando un asiento.

Tome asiento y el cuero crujió bajo mi peso expulsando un poco de aire, aquel sonido produjo un escandaloso ruido para mis oídos, me pregunte si Jasper podía percibir en aquel instante el nerviosismo que me poseía, sabia que Carlisle era justo, pero también podía negarme el derecho de admisión; el vampiro tomo asiento frente a mi, entonces el interrogatorio comenzaría en cualquier instante, me relaje contra el espaldar, espere la primera y más difícil pregunta.

— Es un gusto que estés de nuevo con nosotros —comenzó Carlisle con un tono mesurado—. Sin embargo, no deja de extrañar que hayas parecido después de meses ausente, quiero Hannah que me contestes con la verdad.

— Claro —respondí sabiendo que sucederían cosa extrañas.

— ¿Te están persiguiendo de nuevo? —inquirió Carlisle ahora visiblemente preocupado.

Observe a Carlisle con asombro, los vampiros eran tan impredecibles como el clima, yo había sospechado una pregunta más profunda, algo de contenido existencial, pero no esperaba esta clase de preguntas y tonos de expresión.

— ¿Cómo llego a esa conclusión? —pregunte con curiosidad.

— Tu inesperada aparición —contesto Carlisle mirándome de forma paternal—. Si es el caso, puedes contar con nosotros; aquí estarás segura de cualquier persecución.

— Gracias —dije posando mis ojos en su rostro inmortal—. Esta vez nadie me esta persiguiendo; se que fue una descortesía haberme ido sin despedir y lo siento mucho, pero era hora de regresar y no quería cambiar de opinión al verlos, me habría quedado y la verdad, mi madre ya había sufrido suficiente cuando los federales nos separaron por meses.

— Entiendo tus razones Hannah —comento Carlisle con un gesto imperito—. ¿Ahora cual es tu motivo?

— Moriré Carlisle —dije de sopetón y el vampiro me observo con asombro—. Bueno no ahora, tampoco dentro de unos meses, pero algún día lo hare; también envejeceré y hare una vida humana, donde no estará un mundo alterno donde se cumplan mis deseos; he venido para despedirme y esta vez será para siempre.

— Eres valiente —dijo Carlisle observándome con calidez—. No muchos se resistirían a una vida inmortal, simplemente le das la espalda y escoges una vida corta; estoy orgulloso de ti y tus principios, tal vez hubiera tomado un camino igual.

— Las cosas suceden por un extraño motivo —dije levantándome de la cómoda silla—. Si hubiera sido vampiro, no lo pensaría dos veces para seguirte, eres un ejemplo para todos, incluso para los humanos.

— No te quito más tiempo —dijo Carlisle levantándose del sillón—. Debes estar muy cansada por las emociones.

— Si —dije bostezando—. Lo siento, buenas noches Carlisle.

— Buenas noches Hannah —dijo depositando un beso en mi frente.

•••

Un delicioso olor inundo la habitación de Edward, me removí entre las mantas para buscar un poco más de calor, un suave chisporreo termino por despabilar el sueño, abrí los ojos esperando encontrar un hermoso azul cielo de un refulgente mañana, pero encontré un cielo oscuro que lograba entrever por las cortinas a medio correr.

Ahora recordaba haber subido más con los ojos cerrados que abiertos, Alice había acomodado todo el contenido de la maleta, en una cómoda que hasta hace unas horas había ocupado la ropa de Edward, sobre la cama había dejado un camisón blanco de seda que llegaba hasta arriba de las rodillas y un batín, que ahora descansaba en el sillón de cuero negro.

Abajo se escuchaba sonrisas amortiguadas, el movimiento de una puerta que no tenía cerradura, las voces de unas mujeres y el inconfundible sonido de un juego para usarse en el televisor; yo era la única que podía dormir, cuando los dueños sufrían de un extraño insomnio, saque mi cuerpo de la cómoda cama, que por cierto le faltaba cierto accesorio y me dirigí al baño para lavarme la cara y tener un aliento mucho mejor.

Entre bostezos baje los escalones, solo el estudio tenia las luces prendidas y pase de largo por la sala, donde Emmett y Jasper estaban demasiado entretenidos llevándose autos por delante; el olor venia procedente de la cocina, motivada por la curiosidad atravesé la puerta, para encontrarme a Edward haciendo malabares con las tortillas, haciéndome recordarme a quienes preparaban las pizzas, la tortilla aterrizo limpiamente en el sartén y Edward parecía satisfecho con que la cocina quedara impoluta.

— ¿Acostumbras cocinar a estas horas? —pregunte sentándome frente al mesón de una cocina poco utilizada.

— Hola —saludo Edward con una sonrisa—. Lamento haberte despertado.

— Descuida —dije restándole importancia—. ¿Estas practicando para Bella?

— Un poco —dijo poniendo una tortilla frente a mí—. ¿Aceptas ser mi conejillo de indias?

Sonreí ante su petición, observe la apetitosa tortilla y realmente se veía de un aspecto sabroso, partí un trozo y mordí un poco para darle mi veredicto al principiante chef, era la mejor tortilla que había probado en días, no podía concebir como alguien que se alimentaba de sangre, era capaz de cocinar algo tan espectacular.

— ¿Y? —pregunto Edward con vacilación.

— Increíble —conteste partiendo otro trozo de tortilla—. Puedes colocar un restaurante, es la vampitortilla más exquisita.

— Hannah —dijo negando con la cabeza—. ¿Sabes que estas loca de remate?

— Un poco —reconocí alzando los hombros—. Alice me conto que estuviste buscándome por todo el país.

Edward asintió y comenzó hacer un plato diferente, termine de comer la tortilla en silencio, estudie al vampiro y realmente se concentraba siguiendo unas instrucciones impresas, me acerque sigilosamente para ver más cerca su trabajo.

— Gracias por buscarme —dije rompiendo el silencio.

— Lo haría de nuevo —comento sin despegar sus ojos de la preparación—. Hannah, Carlisle me comento tu motivo de estar con nosotros nuevamente, sabia que volverías y todos los días desde que te marchaste, tuve la esperanza de volver a verte.

— Yo también Edward —musite solo para nosotros—. No quería envejecer para volver a verlos, pensé que había llegado demasiado tarde.

— Nunca es tarde —susurro Edward.

Su sonrisa torcida adorno su rostro, haciendo que despareciera todo asomo de duda y recelo entre nosotros, quizás no le interesara los motivos de mi ausencia e inesperado regreso, tal vez Alice tenia la razón y todos les había ganado la alegría del reencuentro, que preguntar por mi desaparición era algo irrelevante.

— ¿Por qué has dejado a Bella tan temprano? —inquirí lavando el plato.

— Bella, tiene una petición que hacerte —contesto Edward haciendo unos bollitos—. Seria un honor que aceptaras.

— Dime —dije expectante.

— Que seas su otra dama de honor —dijo Edward parando su trabajo—. No creo que ha Alice le moleste, estoy seguro que le encanta la idea de torturar a otra persona que no sea Bella.

Lance una mirada hacia la puerta, esperando que en cualquier momento apareciera Alice con sus instrumentos de tortura y quizás con un boceto del vestido perfecto para llevar ese día; espere unos segundos, pero nada ocurrió, Edward y yo parecía que habitáramos en una casa diferente; solté un suspiro, seria de mala educación rechazar un rol tan importante en la boda del siglo, apuesto a que Jessica se moriría de la envidia.

— ¿Qué dices? —pregunto Edward observándome con esperanza.

— Si —dije radiante de felicidad—, será un honor.

Edward sonrió con verdadera alegría, ni en los meses que había estado en el país de la fantasía, había visto el vampiro de un genio envidiable, casi expulsaba alegría por los poros, no era difícil imaginarse el por que.

— Edward —llame apoyándome en la encimera.

— Si —contesto concentrado en su trabajo.

— ¿Jacob esta invitado? —pregunte con cierta reticencia.

— No podría faltar —contesto de manera evasiva—. Aunque no estoy muy seguro de que venga.

— ¿Por qué? —insistí tratando de obtener información.

— Se ha ido —respondió—. Nadie sabe cuando piensa volver.

Me mordí el labio inferior, Edward parecía reacio a contarme que también Jacob había cambiado durante mi ausencia, que ya no era el jovencito frágil y con un roto corazón, observe al vampiro esperando una advertencia de su parte.

— Supongo que no me dirás como se ha marchado —comente apartándome de la encimera.

— Quizás vuelva —dijo Edward limpiándose las manos con un toalla de papel—. Jacob no es el mismo desde que te fuiste, si regresa ten cuidado, ya no es un humano.

— ¿Es un vampiro? –pregunte tratando de mostrarme curiosa.

— Bienvenida a casa —dijo Edward besando mi frente—. Que duermas bien.

Edward se alejo a paso humano de la cocina, esa actitud protectora no había desparecido durante mi ausencia, pero el vampiro no contaba con que yo ya había leído completamente esta historia.


Hola a todos los lectores de este fic, aqui volvi de nuevo despues de casi ocho dia de ausencia, espero que hayan pasado unos encantadores dias. Lamento de verdad no haber actualizado antes, pero gracias a numerosos sucesos me ha impedido poder escribir en la computadora el nuevo capitulo, bueno tambien que la imaginacion parece continuar de vacaciones, pero al final y con algo de esfuerzo creo que escribi algo decente para leer.

Bien, estoy muy contenta por el recibimiento que ha tenido la secuela, ni en mis sueños podia imaginarme que habrian 42 mensajes de bienvenida y la verdad estoy sorprendida, bueno casi salte de felicidad cuando Priscilla Cullen 1410 envio el primer mensaje y de ahi en adelante supe que tal vez tendriamos exito de nuevo, ya saben que cualquier sugerencia esta bien recibida y estoy abierta a todas las ideas.

Tambien quiero agradecer a Gala Potter por su critica, si su hermana o tú misma esta leyendo este capitulo, quiero decirte que nunca esta de más una opinión desde afuera, uno siempre de escritor cree que lo que escribe es lo ultimo en este mundo, pero muchas veces cometemos horrores y no nos percatamos, creeme que seguire tu concejo y pondre más atencion a los pequeños detalles.

Esperando que les haya gustado este capitulo, por que la verdad pensaba subirlo ayer, pero la energia decidio irse y volver demasiado tarde, asi que a la luz de vela trate de inspirarme, sin embargo como casi siempro digo no estoy muy segura de su resultado, son ustedes los que realmente jusgan el producto de cada naciente escritor.

No siendo más, me despido esperando volver más pronto, por que aun no he tocado de lleno el libro y aun nos queda un capitulo para encauzar esta historia,

Hasta una proxima actualización, hasta entonces...

Kathyarius.