Nada de Crepúsculo me pertenece, la historia es de Sthepenie Meyer y yo solo lo utilizo con fines de entretenimiento.
Summary: Secuela de perdida en crepúsculo. Y de ese modo el león se caso con la oveja. ¡Qué oveja tan estúpida!¡Qué león tan morboso y masoquista!¿Qué hago resolviendo sus problemas?
Advertencia: Todos los personajes pertenecen a Meyer, excepto Hannah James, Danielle James y Charles.
Advertencia 2: Algunas frases originales del libro Amanecer apareceran en la historia.
Parte IX
Nadie puede censurar o condenar a otro, por que nadie conoce perfectamente al otro. —Thomas Browne
Jacob no lucia muy contento mientras cargaba la cesta de las compras, Rachel pululaba de un lugar a otro, tratando de escoger lo más sano para su familia y también lo más económico. No había abierto mucho mi boca, de hecho me dedica a observar las divertidas muecas que Jacob hacia, parecía más una tortura, que una actividad de la cual se podía aprender.
Escogí unas cuantas cosas para picar, hoy estaría mucho tiempo en la Push y no deseaba abusar de la hospitalidad de nadie, por mucho que hayamos hecho las paces y olvidar lo que antaño había ocurrido; no faltaba mucho para que Jacob soltara una palabrota, miraba a su hermana con ansia asesina y de seguro estaría arrepintiéndose de haber vuelto.
— ¿Hannah? —llamó una voz conocida para mí.
Devolví la vista a mis espaldas para saber quien me había llamado, tras nosotros venia una chica de aspecto tímido y que utilizaba gafas, no era otra más que Ángela Weber que venia acompañada de un chico un poco más bajo que ella. Ambos traían canastas llenas de compras, por la cara del novio de Ángela, de seguro se llevaría tan bien con Jacob, se veía que los hombres detestaban los supermercados.
— ¿Ángela? —dije utilizando su mismo tono—. Es toda una casualidad.
— Ya lo creo —mascullo Jacob no muy convencido. De seguro, estaría pensando que nos habíamos puesto de acuerdo.
— No te vi más en la fiesta —dijo Ángela poniendo la canasta en el suelo—, tampoco cuando Edward y Bella se fueron.
— Me encontré a Jacob —conteste señalando levemente a mi compañero de compras—, se nos fue el tiempo hablando y no alcance a despedirme, pero ya tuve tiempo de hablar con los Cullen.
— Suena tan raro —dijo Ángela sonriendo—, ¿te imaginaste alguna vez que terminarían casados?
— Desde que pise la escuela —dije esbozando una sonrisa—, ¿no te dije que me recordaban a Elizabeth y el señor Darcy?
— Claro que si —dijo Ángela acomodándose unos mechones de su cabello—. Fue toda una sorpresa verte de nuevo en Forks, supongo que en cualquier momento te iras.
— Así es Ángela —dije carraspeando un poco—. Me aceptaron en la Universidad de Chicago, voy a estudiar antropología.
Ben soltó un silbido, la Universidad de Chicago tenia una reputación bastante buena a lo ancho y largo de los Estados Unidos, además que era difícil entrar en algunas de sus facultades; pero la manita de gato de los federales, habían hecho que mi madre se sintiera más segura que yo estudiara en una Universidad privada que tenia más control sobre los visitantes del campus.
Jacob y Ángela me observaron como si yo hubieran hablado en chino, y la universidad sonaba como si quedara en Marte, tenia que hacer mi vida, yo no poseía nada mágico que me solventara la vida, tenia que abrir paso con mis propios recursos, bueno aunque los federales quisieran estar metiendo las manos en todo lo que yo estaba haciendo.
— ¿En serio? —pregunto Ben pestañeando—. Es muy difícil entrar a una universidad privada, además de las ciento de cosas que piden, sin contar que es muy costosa, he escuchado que de ahí han salido 82 Premios Nobel.
— ¿Cómo le has hecho para entrar en una Universidad tan famosa? —inquirió Jacob metiendo la cucharada en la conversa.
— Me he ganado una beca —mentí. Aunque me hubiera gustado una, no que los federales por compasión y amor me solventaran la universidad—. Fue una competencia aguerrida, cuando me anunciaron que entraría a esa universidad, pensé que me estaban jugando una broma.
— Dentro de poco empezara la universidad —dijo Ángela soltando un suspiro exasperado—. Ben y yo estaremos en la Universidad de Washington, aunque me toca en el lugar más alejado del campus —hizo una mueca de frustración—; ¿Cuándo comienzan las clases en Chicago?
— Lo he pospuesto para el próximo curso —respondí enrojeciéndome de pies a cabeza—. He decidido seguir los pasos de Bella.
Ángela y Ben abrieron la boca en señal de sorpresa, Edward y Bella no eran la únicas paletas de pueblo que existían en los Estados Unidos. Jacob soltó un suspiro indignado, no parecía cómodo que le estuviera anunciando a más gente que próximamente me casaría, que había de malo contarle a la gente que significaba algo para mí, yo no podía estar ocultando información, al igual que Bella, cuando ya no existiera más en Forks, todos tendrían una idea aproximada de mi vida.
— Felicitaciones Hannah —dijo Ángela entre sorprendida y alegre por la noticia—. Se que no es de mi incumbencia, ¿es con…?
— Si, me voy a casar con Charles —conteste balanceándome entre los talones y las puntas de los dedos de los pies.
— ¿Crees que pasemos por algo igual, Ángela? —pregunto Ben poniendo los ojos como platos.
— Aun tenemos muchas cosas por vivir —respondió Ángela sonrojándose—. Además, ya sabes que no me voy a casar hasta que tenga una profesión.
— Deberías aprender —susurro Jacob solo para mí.
Con disimulo le pegue un codazo a las costillas del lobo, no obstante, me arrepentí de haberlo hecho, sentí un ligero dolorcito en el codo como cuando uno se golpe accidentalmente contra una pared, Jacob esbozo una sonrisa presumida, maldito lobo y sus hormonas revolucionadas, es que no tenia nada mejor que hacer, que sacarme de quicio cuando se lo proponía.
— ¿Cuándo te lo ha pedido? —pregunto Ángela tomando su canasta y luego mi brazo—, ¿Bella ya lo sabe?
— Si —conteste caminando con Ángela por los pasillos—, me he comprometido antes de venir a Forks, hace unos dos meses.
— Oh, comprendo —dijo Ángela dejando atrás a su novio y a un Jacob con ganas de enterarse de los pormenores de la conversa—. Me alegro mucho por ti Hannah, se por Bella que sufrías por estar lejos de casa, te deseo que seas muy feliz con la decisión que has tomado.
— Créeme que si —dije esbozando una amplia sonrisa—. Charles es todo lo que puedo desear, es tan bueno conmigo y yo he sido injusta en algunas ocasiones, nos complementamos en muchos aspectos, algunos necesitamos un ancla en la tierra.
— Es cierto —dijo Ángela con un suspiro soñador—. ¿Fue romántico?
— En cierto modo —conteste con una sonrisa—. Me tuvo completamente engañada hasta último momento, Charles me sorprendió cuando me propuso casarme con él.
— Deberías contarnos los pormenores —azuzo Jacob metiéndose en la conversación—. Puede que en un futuro, me ayuden las lecciones de tu novio.
Mire a Jacob de forma envenenada, debía estar tramando algo en esa cabeza tan impulsiva que tenia, sin embargo, el lobo me observaba con una cara tan inocente, que hubiera pasado por un joven inexperto que no le caía nada mal aprender de otros, pero a mi no me engañaba, Jacob ahora era un enigma y yo buscaría las respuestas; Ángela frunció un poco los labios, no se si estaba incomoda por las repentinas palabras de Jacob o quizá recordara una conversación con Bella, donde el chico aparecía como rival de amores de Edward.
— ¡Jacob! —llamo Rachel trayendo algunas bolsas en las manos—; no te desaparezcas, aun faltan muchas cosas por comprar.
Jacob murmuro algunas palabras entre dientes y camino hacia donde su hermana, quien lo observaba con el cejo fruncido, lance un suspiro de alivio, causando que Ángela soltara una pequeña carcajada. Ángela y yo recorrimos todo el pequeño supermercado, poniéndonos al día en todo lo referente a Forks y su escuela, cuando yo me había marchado; era casi la misma historia de Charlie, ninguna línea había sido cambiado, excepto que Mike se asustaba cuando se pronunciaba el nombre de Hannah y que no le había hecho mucha gracia, ver mi foto pegada en su tienda.
Me despedí de Ángela, con la promesa de encontrarnos un día, antes de que las clases en Seattle comenzaran. Jacob murmuraba y despotricaba en contra de su hermana, mientras descargaba las bolsas que venían en el baúl, en cambio Rachel parecía muy contenta que su hermano hubiera aprendido lo que era un supermercado y lo que se debía comprar en caso de ser necesario.
Billy observaba complacido desde la entrada, el supermercado no solo servía para comprar y aprender, si no también para estrechar lazos familiares, aunque algunos estuvieran descontentos por ser la fuerza bruta del pequeño paseo; me detuve frente al anciano Quileute, cuando sus hijos siguieron hacia la cocina con las compras, el padre de Jake me regalo una bonachona sonrisa, el mundo parecía muy extraño en esta parte del mundo, ¿alguien me creería que existían seres mitológicos andantes y pensantes?
— Hola Hannah —dijo Billy extendiendo su mano—. Me da gusto saber que aceptaste mi invitación.
— Muchas gracias por la invitación —dije estrechando su mano.
— Aun presiento que tienes muchos secretos —comento Billy observándome con profundidad—, ¿me equivoco?
— Solo unos cuantos —susurre con la esperanza de que Jacob no me escuchara—; todo a su debido tiempo, no se preocupe por Jacob, en muy poco tiempo Bella no será un problema.
— Ojala así sea —dijo Billy lanzando una mirada en dirección a la cocina—, ¿tú serás quien se lo resuelva?
— No, no seré yo —conteste poniendo los pulgares en los pasadores del jean—. Lo único que le diré, es que Quil no es el único que se enamora de una forma extraña.
Billy lanzo una carcajada que lo hizo sacudir, su sonrisa me contagio, provocando que Jacob apareciera en menos de un segundo, nos observo con los ojos entornados, preguntándose el por que de la repentina camaradería entre su padre y yo, Billy se adentro en la sala sin dejar de reír, por eso nunca se debía condenar a nadie antes de conocerlo, por que nadie es adivino y mucho menos los seres humanos son perfectos.
— Esto no me gusta —dijo Jacob observándome de manera evaluadora—, ¿mi padre y tú ahora hacen migas?
— Por eso no se puede juzgar a la gente —dije apagando mi sonrisa—, ¿prefieres que tu padre me haga mala cara?
— Claro que no —dijo Jacob pasando una mano por su nuca—; se ve muy raro, ¿de que estaban hablando?
— De Bella y tú —conteste moviendo el pie con nerviosismo—. Me gustaría escuchar esa historia, me encantaría mucho.
— No hay nada interesante que contar —dijo Jacob poniendo un poco rígida la postura—; además no terminaste de contar de tu vida en Chicago, por que yo si tengo unas cuantas preguntas que hacerte.
— Esta bien —dije asintiendo con la cabeza—; te propongo una idea, ¿te gustaría una fogata de madera varada en la playa?
— Eso suena a un lugar solitario —dijo Jacob esbozando una sonrisa de medio lado—, ¿no te da miedo estar a solas conmigo?
— Cállate —dije mostrándole la lengua.
Ayude a Rachel a organizar la cocina, mientras los hombres gritaban en la sala por una anotación, la hermana de Jacob y yo, intercambiábamos miradas cómplices, los hombres a veces eran tan ellos, un completo desastre en la limpieza y una catástrofe en la cocina; la estufa cambio de color, cuando Rachel la limpio a fondo y la cocina tomo más luminosidad, recuperando esa imagen que guardaba de la única vez que había estado en ella, la única mujer Black que aun no estaba comprometida, era amable, responsable y decidida, además de que amaba mucho a su familia, aunque parte de ella estuviera viviendo con un océano de barrera.
Ver tantas familias unidas, me hacia sentir una punzada de envidia, yo nunca tuve una familia grande con que discutir, ahora era una chiflada que había hecho de personajes de libros su familia postiza, con la cual podía discutir, sugerir pequeños concejos, con los que podía reír cuando hacían mi vida más ligera; pero en cambio, mi vida real había sido oscura, llena de secretos y mentiras, mentiras que aun no se resolvían, en cambio ninguno tenia secretos los unos con los otros, todos eran tan transparentes, claro hasta que Reneesmé apareciera para formar una cruzada por su vida.
— ¿Aun sigue en pie lo de la fogata? —pregunto Jacob haciéndome sobresaltar.
Levante la vista y la fije en las nubes naranjas y violetas que habían al otro lado de la ventana, otro día terminaba para los humanos, sin embargo, para seres como Jacob y los Cullen era algo tan trivial; esboce una sonrisa a un Jacob mejor presentado, que olía a colonia y cuyo cabello ya no estaba trasquilado, tenia toda la pinta de un adolescente que tiene su primera cita, parecía que el tiempo nunca hubiera pasado, y que aun prevalecía esa camaradería que inicio en un auto inestable.
— Parecías muy pensativa —comento Jacob apoyándose en la encimera de la cocina y cruzándose de brazos—. Rachel revuelve todo cuando vuelve, no se que había de malo con la estufa.
— Que estaba sucia —dije en defensa de Rachel—. La pobre termino con las manos rojas; en fin, preparado para las preguntas, por que presiento que tienes un arsenal debajo de la manga.
— Créeme que si —dijo Jacob tomando unas cosas de la nevera—, tengo el presentimiento que toda va cambiar cuando hablemos.
— ¿Ahora pretendes imitar ha Alice? —pregunte con sorna tomando un paquete que había traído del supermercado—, se te da pesimamente.
— No tanto como a ti —dijo tomando mi mano para irnos a la playa—. Forks va cambiar o por lo menos parte de nuestras vidas.
Seguí a Jacob por el camino hacia la playa, el cielo se estaba oscureciendo rápidamente, provocando que la playa se convirtiera en un escenario de terror, desde que había despertado, tenia las inmensas ganas de visitar Forks, pero los federales siempre echaban a tierra mis planes, argumentando que era un pueblo demasiado alejado y que se prestaba para demasiadas cosas, así que convencería ahora a Charles para que lo visitáramos cuando ya estuviéramos casados.
Jaco con destreza y con presunción, armo una pila de madera varada y le prendió fuego, las llamas azules y verdes lamieron con rapidez las ramas, dando luminosidad al pequeño sitio donde nos habíamos sentado, al menos, Jacob había tenido la idea de no alejarnos mucho de la zona de turistas y tampoco estar muy cerca de un lugar donde no podía gritar y pedir auxilio.
— Entonces —dijo Jacob sacándome de mis pensamientos—; has pospuesto los estudios… ¿no entiendo por que has vuelto?
— Tenia que cerrar un pequeño ciclo —dije poniendo un masmelo en una ramita—. Créeme, esta será la ultima vez que me entrometeré en sus vidas.
— No lo decía por eso —dijo Jacob mirándome desde el otro lado de la fogata—, ¿no era más fácil quedarse al otro lado y fingir que no existíamos?
Fije mis ojos en el gesto de Jacob, en sus ojos una estaba el brillo de dolor por la partida de Bella y por muchos planes que nunca se llevarían a cabo, sabia que la bienvenida no iba ser una situación muy feliz, sin embargo, ahí estaba el matiz de la acusación implícita, Jacob parecía querer reclamarme por todo el sufrimiento que le cause.
— ¿Te hice daño cuando me fui? —pregunte moviendo el masmelo sobre el fuego.
— No voy a responder a eso —dijo Jacob mirándome de forma dura—, no hasta que me respondas lo que te pregunte.
— No es fácil quedarse al otro lado con una deuda —dije retirando el masmelo de la fogata—; tampoco puedo fingir que le he daño a una persona, mi conciencia nunca me ha dejado en paz respecto a eso.
Jacob frunció los labios y agacho la mirada, era un ser humano con defectos y mi conciencia siempre me reprochaba haber herido a una persona, aunque esta existiera en mi imaginación, definitivo, era una mujer muy extraña y quizás con algunos problemas demasiado graves.
— Cuando me fui la primera vez —comente rompiendo el silencio—. El primer sueño que tuve fue contigo —Jacob alzo la cabeza expectante—, todos me acusaban de haberte herido y suena tonto decirlo, incluso tú apoyabas eso, sino despierto a tiempo, quizás hubiera tenido un desenlace horrible.
— Nunca te he condenado —dijo Jacob cruzándose de brazos—. Pero tampoco voy a negar que doliera, fuiste una parte muy importante en mi vida y aun lo sigues siendo, tampoco fue nada placentero que la policía me interrogara sobre tu desaparición, yo quería respuestas, no preguntas por ello.
— Siento mucho lo que te hice pasar —dije mordiendo un pedazo de masmelo—; en verdad siento que sufrieras cuando me fui, me gustaría escuchar eso, ¿puedes?
El lobo asintió y cambio de puesto, no parecía dispuesto a mirarme de frente cuando me dijera lo que le dolía, tampoco debía ser fácil contarme su historia, mucho menos cuando yo había protagonizado alguna parte de su dolor.
— La primera vez que te vi en el Lodge, fue algo raro —dijo Jacob soltando una risita—; raro en el sentido que las chicas suelen ser molestas, pero tú me observaste de una forma desconfiada y altanera a la vez, ese día me empezaste a gustar, tan sincera, fuerte y decida a pesar de estar pasando por una situación difícil. No se como empezó o que gesto fue el que me hizo enamorarme de ti, pero un día y más concretamente cuando aceptaste venir a la Push, descubrí que me gustabas de una forma que no conocía; Quil y Embry decían que era amor, fue la primera vez que me asuste, por que eras una chica mayor y yo un adolescente que no tiene la menor oportunidad de conquistar.
— Pero venciste esa barrera —le interrumpí—; si mal no recuerdo, me besaste sin mi consentimiento.
— Parece que nunca se te va olvidar —dijo Jacob muy contento que eso nunca fuera a una caneca de la basura—, y no me interrumpas más o no contare el resto.
— Esta bien —dije cerrando mi boca con un cierre imaginario—, soy un candado.
Jacob lanzo una mirada hacia el horizonte negro, a estas alturas ya no se podía distinguir donde empezaba el mar, las únicas luces que nos acompañaba era la de la fogata, las estrellas y una luna que se asomaba tímida entre algunas nubes, un sonido rompió la quietud del lugar, a lo lejos un aullido retumbo entre los espacios vacios y lúgubres, sin embargo, Jacob no se inmuto, aquel no era un llamado entre los suyos.
— Cuando te bese, pensé que quizás te gustaba de alguna forma —continuo Jacob ahora con un tono serio—; pero no te importo echar mis ilusiones abajo y decirme que lo único que despertaba en ti, era una amistad, yo no quería una amistad, yo quería que me correspondieras de la misma manera. Y saliste corriendo, sin muchas explicaciones, necesitaba una explicación de por que las cosas no podían ser, por que no podía despertar en nadie algo que no fuera una amistad; nunca recibí una respuesta de tu parte, te fuiste inesperadamente, alegando unas razones extrañas y cuando vuelves, me entero que te has visto de nuevo con tu novio, para luego desaparecer como si nunca hubieras existido.
"Como si nunca hubiera existido", ahora entendía por que Edward trataba de entenderme y saber lo que era, él también había aplicado el dicho, renunciando al amor de Bella; en mi caso, yo no había renunciado a nada más, que la compañía de los Swan, las bromas de Emmett, las palabras de Alice y a un Edward como hermano mayor, también a un amigo sincero como Jacob, con el que podía reírte de la gente que suele ser molesta y de los que se tiran de un acantilado al mismo tiempo.
— En ese momento comprendí, que había mirado demasiado alto —prosiguió Jacob tomando mi mano—; eras alguien inalcanzable en ciertos aspectos, no tengo pena en decirte que llore algunas veces y me enfrasque en la reconstrucción del coche, esperando que algún día volvieras y me dijeras que ya me veías de una forma diferente, que mandarías tu novio al cuerno y te quedarías conmigo; nunca regresaste, me fue consumiendo el dolor y la desesperación, hasta que Bella apareció y entre ambos superamos la pena que nos habían causado, Bella me ayudo mucho con tu desaparición, a veces creía que ella se forzaba a pensar que te habías ido para no lastimarnos y que deseabas que todos fuéramos felices sin ti, como también lo pretendió la sanguijuela con ella.
— ¿Podrías no decirle sanguijuela? —dije haciendo una mueca de disgusto—. Edward nunca lastimaría nadie a propósito, si él se fue, era con la intención de que Bella siguiera con su vida humana, que no le sucediera lo mismo que a mi, que no la estuvieran persiguiendo vampiros sádicos que se enloquecen cuando ven sangre y que no te hagan sufrir para saciar su crueldad, mucho menos que juegue con la vida de gente más cercana. Si crees que Edward y los Cullen son un puñado de sanguijuelas, aun no has visto nada, espera que las cosa malas sucederán cuando menos se piensa.
Solté mi mano de la de Jacob, no soportaba que aun creyera que los Cullen fueran malas personas, para mi eran las personas más bondadosas y buenas que podían existir, el ideal de una familia que me hubiera gustado construir, una familia que hablaba de sus problemas y buscaban soluciones entre todos. Jacob tomo de nuevo mi mano y entrelazo nuestros dedos, parecía estar aferrándose a un bote salvavidas, ya no tenia a Bella para consolarlo, mucho menos alguien que le diera una dirección para no sufrir más, necesitaría de unos cuantos meses para comprender, que todos encajábamos en algún lado en un mundo, que a veces parecía injusto.
— Esta bien —dijo Jacob con un tono forzado—. Pareces igual a Seth y su enfermiza adoración por las sang… los Cullen; y no te molestes en contarme esa historia, Bella ya lo hizo por ti. Nunca pretendí enamorarme de ella, con solo verla me recordaba a ti, son parecidas en ciertos aspectos, tal vez fue por eso que termine queriendo a Bella de una forma diferente y al igual que ti, se decidió por otra persona; a estas alturas, no se si reír o llorar, ¿crees que es divertido ser rechazado dos veces por el mismo motivo?
— No es divertido, pero así es la vida —conteste soltando un suspiro—. Después esto te parecerá un chiste de mal gusto, créeme que hay alguien para ti en este mundo, puede que aun no haya nacido y que al principio sientas que es un ser peligroso, pero nunca se puede condenar al otro, hasta que tengamos motivos para hacerlo.
— Hablas como una completa chiflada —dijo Jacob soltando una carcajada.
— ¿Acaso Edward y tú se han puesto de acuerdo, para decirme lo mismo? —inquirí frunciendo el entrecejo.
— ¿Puedes dejar de estar hablando de tu boda a los cuatro vientos? —dijo Jacob aparentando una seriedad que no venia al caso.
Observe a Jacob con ojos entornados, causando que Jacob olvidara un poco la amargura con que había relatado su historia, su carcajada estridente resonó hasta las olas que venían a morir en la playa, seguramente todos los lobos se enterarían más tarde de esta pequeña conversación o quizás, ya sabrían de nuestro pequeño encuentro y los besos que habían sido robados.
— Ahora podemos empezar desde cero —dijo Jacob soltando mi mano y pasando su brazo por mi hombro—, ya puedes empezar a compensarme y te advierto que no será nada fácil.
— Ya lo imaginaba —susurre—, ¿a que te referías, cuando dijiste que aun era una parte importante en tu vida?
— Nunca se deja de querer a la gente de la noche a la mañana —contesto Jacob atrayendo más mi cuerpo—, tampoco olvidar los momentos que se pasa con ella, y quizás los sentimientos nuca se vayan del todo.
— Te aseguro y sin equivocarme —dije mirando hacia las estrellas—, que no vas a sufrir más y los vampiros ya no serán tus enemigos, sino tu familia.
— Lo que tu digas —finalizo Jacob depositando un beso en mi coronilla.
Hola a todos de nuevo, espero que hayan pasado unos encantadores días durante mi ausencia, ¡Por fin! lo digo como un jubilo, por que casi que no puedo actualizar un nuevo capitulo y creanme que no ha sido por falta de ganas o por que las ideas se han ido, bueno unos cuantos días se dio un paseo largo; pero les informo, para que despues no se pongan a pensar que si es que me estoy olvidando del fic o algo por el estilo, y mi justificación, es que gracias a Dios he conseguido un trabajo en mi profesión, estos días han sido una locura completa y he estado trabajando hasta tarde, mi cabeza ha estado en todos lados y en la noches caigo como una piedra, pues el fic se ha quedado un poco relegado, quizas las actualizaciones se demoren mucho tiempo y hare mi mejor esfuerzo por traer el siguiente capitulo lo más pronto que pueda o hasta que mi trabajo me de un espacio.
Tambien quiero agradecer por apoyar mi historia y es que ya llevamos los 208 y al principio pense que nunca llegaria a esta meta, les quiero dar las gracias por esta pequeña meta que hemos alcanzado, ¡Felicitaciones Bruja Vampirita, eres la review 200!, claro que me tendras que esperar un poco para la pequeña sorpresa, por que ya saben el tiempo es oro y parece que corre a mucha velocidad, o al menos eso parece ahora.
Sesió de preguntas y respuestas: Malla chan pregunta ¿Como hizo Hannah para no romperse la mano cuando bofeteo a Jacob? pues, la verdad no me habia puesto a pensar en esto, pero digamos que todo puede suceder en un fic; ¿Si, Alice ya sabe de Renesme?, Alice lo sabe todo, o quizas los secretos no sean de los Cullen; ¿Hannah llegara a tiempo a su boda?, toda novia que se respete se hace esperar, no puedo decir nada la respecto o daño el suspenso de la historia; ¿Por que Hannah no avisa la llegada de los Vulturis o Nessie?, no creo que los Cullen le crean mucho, ¿O, ustedes lo harian?; ¿Por que Hannah le correspondio el beso?, interesante pregunta y dificil respuesta, la naturaleza humana es complicada; ¿Por que Hannah comenzo a musitar parrafos de eclipse?¿acaso esta otra vez en coma y musita eso en el mundo real?, No se adelanten, no quiero que pierdan el suspenso del asunto; ¿A que pequeños secretos se refiere Alice?, no coman ansias, a lo largo dle fic, descubriremos secretos de Hannah; Cerrada la sesión.
Espero que les haya gustado el capitulo, no se preocupen por sus sorpresas y en eso incluyo a Pao Cullen interesantes sugerencias por la sorpresa y por ser la primera tendras tambien una sorpresa, bueno nos veremos en una proxima actualización, o hasta que le trabajo me permita sentarme a escribir, por que ahora no haga sino trabajar, trabajar y trabajar.
Hasta entonces...
;) Kathyarius
