Nación del agua del sur.

-Mañana me iré dos semanas al norte con mi padre, él se quedará allá ocupándose de alguna rebelión inesperada y tranquilizando a lo que ahora también es nuestra gente. -Dijo Korra- Por mi parte no creo demorarme más de lo dicho, si bien los ancianos tomarán el control mientras Tonraq no esté, mi deber es proteger al sur. Además, tampoco es de mi preferencia dejarte sola por mucho tiempo en nuestra "supuesta luna de miel" mi gente no es muy simpática que digamos con los extranjeros. -El Alfa camino por la habitación, lento, pensando para si mismo cada palabra dicha a su esposa-

Luego de reclamar la mano de Asami todo había sido una locura. Nadie los quería juntos. Fue una falta de respeto a lo pactado con Iroh II, un desafío al Señor de la Nación del Fuego. Una sorpresa para su propio padre Tonraq y una blasfemia para la madre de Asami. Ni hablar de la cara de Hiroshi.

Pero, hay hechos los cuales se deben defender para seguir manteniendo la estructura de una sociedad. Y si Iroh II ni ningún otro podía jactarse de merecer la mano de Asami demostrando ser más fuertes y aptos que él, entonces Sato sería su Omega. Era la jerarquía. Podía ser injusta pero aseguraba la prevalencia de los reyes sobre las tierras y la especie, fuertes linajes.

Si bien Iroh II tenía un puesto como general, reconocimiento, amparo y estatus monetario. Él tenía el título de un príncipe, posiblemente dos reinos (norte y sur) mayor poder, capacidad y lo más importante, brutalidad como Alfa. Por dónde quisieran nadie les podía negar el estar juntos. Y el que lo hiciera se tenía que medir contra él en un duelo que podía concluir en muerte de alguno de los dos combatientes.

-¿Lograste derrotar a tu tío Unalaq igual que con Iroh II? -Preguntó ella, interrogante fuera de contexto que tomó desprevenido a Korra-

-No fue tan sencillo como Iroh. Mi tío era un monstruo. -Uno que enfrentó con su espada al contrario de Iroh II, el cual solo con sus puños había sido suficiente para someterlo con la cara contra el suelo-

-Deja la arrogancia, Iroh no fue tan fácil de derrotar para ti, él también te golpeó. -Señaló Asami sentada en la cama matrimonial decoradora con muchas almohadas y fino edredón azul. La mayoría de todo alrededor era azul, gris, frio. A diferencia de su casa en la nación del fuego que era, rojo, negro y cálido- ¿Debo recordarte que terminaste con medio rostro inflamado y un ojo de mapache?

-Golpea como Omega. Solo dejé que me tocará para no humillarlo tan bajamente frente a todos ¿Qué hubiera sido del orgullo de ese pobre hombre si no? Además ¿Por qué todavía lo sigues defendiendo tanto? Fue él quien perdió, no yo.

-Para tener algo que no te haga volar de lo inflado que tienes el ego Korra de la casa Raava.

-Vamos. -El Alfa sonrió. Luego cayó en si, en el hecho de que Asami estaba tratando de desviar el principal tema de estar allí privándose del sueño. Del tener que dormir en la gélida esquina más alejada de la habitación sobre un sillón. Él no podía hacerlo junto a Asami a pesar de su matrimonio. Tampoco, en otro cuarto si no quería levantar sospechas del fraude- Mejor prométeme que te portarás bien mientras no estoy y por nada del mundo saldrás sola Asami.

-Solo si ya hablaste con tu gente y Alfas misoginos de Omegas para que me permitan estar en la armería y cerca del aceite de roca. Quiero probar que no solo se puede utilizar para asfaltar las calles o la guerra. Aunque si bien la guerra del norte concluyó, siguen latentes los líos en el reino tierra y nunca se sabe cuánto dure la paz en la nación del fuego.

-Ahhh... -Korra suspiro- Si, pero no tientes a tu suerte yendo más de lo permitido. Bastante tengo con que mi padre me quiera asesinar por no haber tomado como primera esposa a una de la Nación del Agua y el sacrilegio que va a ser para los ancianos cuando le vayan con el chisme de que una Omega pretende estar metida en lugares que no le incumben. Y para tu comodidad y mi tranquilidad en el taller y excavaciones dónde estarás solo habrá Betas. Por eso es importante que te restrinjas a solo dónde te lleven mis hombres Asami. También, no olvides de cubrir tu cabello. -Señalo él respetuosamente-

-Lo haré. -En parte así sería. Pero por supuesto que ella tenía sus propios planes. Cargar un manto que arropase su melena era tradición como Omega, una que debía respetar para ella misma ser considerada respetable. Obedecer a su esposo una obligación si no deseaba desatar la cólera de su Alfa. Estar lejos de otros Alfas un deber por su propia protección en más de un aspecto. Todas estas eran cosas inculcadas desde pequeña, y recalcadas con claridad al ser una Omega adulta. Una que podía ser repudiada, golpeada, azotada y asesinada sin ser considerada la gran cosa, solo una Omega desobediente-

-La marca que te hice en nuestra noche de bodas para aparentar habernos apareado está casi borrada. Eso te hace más vulnerables, mi olor no estará en ti. -Dijo el príncipe a su esposa-

-Korra, sé cómo cuidarme, no te preocupes. Todo va a estar bien.

Si, la marca en su cuello ya no existía. Otra salvaje tradición. Ser mordida y reclamada sin derecho u objeción. Claro estaba, Korra había sido muy amable con ella al hacerlo. Porque se supone que luego de llegar de su ceremonia de matrimonio, debían aparearse, anudar y concebir cachorros. En ese trayecto naturalmente su Alfa la mordería y su olor quedaría impregnado en ella. Sería la fiel muestra de ser propiedad privada de Raava.

Pero, en primera no había habido apareamiento. Pues su matrimonio era una mentira por conveniencia. Eso había sido un problema. Hasta que Korra había dado una sencilla solución, morderla sin aparearse. No sería una mordida tan voraz ni profunda, pero una mordida al fin. Debía servir para aparentar. El único inconveniente sería, que Korra podía perder el control al tratar de jugar con fuego.

Asunto que resultó siendo una cosa llena de nervios y feromonas. Los dos se habían sentado en la cama y frente a frente, a poco de haber contraído nupcias, Korra le había pedido pensar en algo agradable, sexual, relajarse e inclinar la cabeza para mostrar su cuello. Mostrar el cuello en cualquier tipo de especie es sinónimo de sumisión. En éste caso, tenía además otro objetivo, dejarse morder por su Alfa.

Al principio se había hecho difícil para ella tener ese tipo de pensamiento frente a Korra, sentir como se acercaba y luego su respiración caía sobre su cuello era algo nuevo. El roce de la nariz del príncipe tocándola íntimamente era paralizante. Pero sin pensarlo ella había colocado una de sus manos en medio del pecho de Korra y sentido su calor, vibraciones del acelerado corazón del Alfa, su fuerza. Entonces el olor del guerrero había llegado tan poderoso a ella que fue estimulante al máximo y extraño, no extraño de una forma desagradable, si no en lo que estaba provocando en ella.

El olor a mar de Korra pasó de serle conocidamente agradable a aumentar su propia temperatura corporal. Luego vino el dolor, un gemido de su parte y la tensión en cada músculo del cuerpo de Korra, como si luchará contra si mismo, contra su bestia interior para no hacerle más daño del necesario. No perder el control. Era tonto, no iban a perder el control. Se trataba de una relación entre mejores amigos, un matrimonio por necesidad e intereses personales de cada quien. Nada más.

Dentro de su nublada cabeza ella se repitió eso con fuerza, con el mismo ahínco con el cual Korra se esforzaba por alejarse. En parte lo comprendía, los seres humanos no son más que seres hormonales, y Korra un Alfa. Sin embargo, uno que era su mejor amigo y tampoco tenía ningún tipo de interés romántico por ella. Por lo cual, después, al por fin separarse, el príncipe había escondido su rostro, limpiado su boca e ido fuera de la habitación para más tarde volver y dormir encerrado en el baño. No mostrarse ante ella hasta el día siguiente. Luego todo había vuelto a hacer normal. Cómo siempre.

Que nadie la mal interpretará, Korra no era un Alfa de feos o toscos rasgos. Al contrario, eran finos, bellos y fuertes. Ojos azules salvajes y profundos, hermosos. Estatura promedio pero un cuerpo soberbio. Media lo mismo que él, pues ella era una mujer alta, lo cual era considerado de mal gusto en una Omega. Por eso debía al pararse detrás o caminar en la estela de un Alfa, aparentar medir menos. Detrás y en la estela porque ninguna Omega tenía permitido ir delante o si quiera al lado de un Alfa, sin importar que se tratase de su esposo. Aunque a Korra no pareció molestarle nunca ese hecho, ni su estatura, ni la forma en que ella se desenvolvía alrededor de él.

Korra tampoco era torpe ni estúpido. Si un cabeza hueca temperamental y terco. A veces muy orgulloso, con lealtad y sentimientos igual de honorables. Gracias a cuyo plan pudieron salir victoriosos de su mentira mientras todavía estaban en la nación del fuego, donde su matrimonio se llevó a cabo. Nadie lo dudo demasiado cuando casualmente ella mostraba la marca en su cuello como sinónimo de la unión entre un Alfa y una Omega durante el desayuno de la mañana siguiente de su unión nupcial con todos presentes.

-Hmmm, tus palabras no me transmiten seguridad del todo. Pero no serías Asami Sato si no tuvieras planeado en esa cabeza tan inteligente que tienes algo en secreto para poder hacer lo que te plazca luego de que deje el sur. -Tras lo dicho él la vió sonreír de esa forma única en que Asami lo hacia siempre para tratar de convencerlo de algo y decidió no discutir más al respecto. Solo rogaba que no surgiera ningún inconveniente mientras él no estuviera en la tribu-

...

A la mañana siguiente tal cual Korra lo había anunciado, su partida fue temprana. Naga estaba bajo el caballo, y todo lo contrario a la feroz imagen que podía impartir el gigante lobo blanco, estaba lloriqueando al despedirse del príncipe, pues el Alfa había decidido no llevarla consigo cómo siempre sino dejarla para cuidar de ella y Senna.

En casa, por unos días ella había sido acompañada por la amorosa madre de Korra. Quien insistía en ver sus habilidades de costura, cocina y los cuidados que ella le daría a su esposo como Omega. Si era indicada para tener y criar cachorros. Pero, ella era un desastre cociendo, odiaba supervisar el lavado de ropa por parte de la servidumbre y no era muy de su gusto la cocina. El chismorreo y vida de una Omega le aburría. Cuando podía escapaba de Senna y huía a la armería de la casa, la cual volvió su taller para estudiar y hacer sus propias investigaciones. Ese era su mundo.

Dejaba a cargo de Yue todo lo que eran sus deberes como esposa. Ésta mujer era una pequeña Omega, morena y de rasgos de la nación del agua. Exótica con su cabellera de color blanco, lisa y larga. Ella no sabia de su existencia hasta llegar a esa casa, mucho menos de la cercanía que esa mujer tenía con Korra hasta verlos interactuar. Yue era la sirviente personal del príncipe. Una bendición si lo pensaba bien. Pues mientras hubiera alguien que se ocupará de los quehaceres que se supone eran obligación de ella, la esposa, mucho mejor. Era tiempo disponible útil para invertir en cosas útiles y no inútiles como arreglar las rotas camisetas de Korra.

Por otra parte, saber de la existencia de un ingeniero talentoso a pocos pies de distancia fue una suerte que no paso por alto, sus oídos y cerebro se alegraron al escucharlo. Los Betas que la custodiaban habían resultado ser amables y fáciles de manejar. Individuos que hablaban más de lo que les convenía y gracias a los cuales pudo tener conocimiento de Varrick.

Todo lo contrario a Opal. Por supuesto su doncella no había dejado de estar con ella en ningún momento. Sea en la nación del fuego o agua. Korra le había permitido gozar de ese beneficio, para que fuera de su casa en la nación del agua del sur no se sintiera tan sola cuando él no estuviera. Uno que agradeció mucho hasta que Opal empezó a ser un obstáculo para sus objetivos.

-Asami, está mal lo que haces. No puedes escapar de aquí para ir a verte con un hombre que ni conoces.

-Es prueba de campo Opal, será rápido. -Dijo colocándose una capa dentro de la habitación principal de la casa- No le veo lo malo, así somos la gente de ciencia.

Varrick es un Alfa! ¿Que tal si Korra se entera? O mucho peor, te sucede algo.

-Korra no se va a enterar ni sucederá nada. Los guardias creen que estoy en mi habitación durmiendo y tú morirás con la boca cerrada si es necesario Opal. Nunca tuve la oportunidad de conocer muy personalmente a otro ingeniero que no fuese mi padre, no voy a perder ésta. -Contesto convencida ella-

-Asami.

-No me demoraré, tú me cubrirás ¿De acuerdo?

-Yo no...

-¿De acuerdo Opal? -Insistio la Omega-

-Si mi señora. -Respondió la doncella resignada bajando el rostro al notar la advertencia detrás de la voz de Asami-

-Bajaré por la ventana sin tratar de matarme o hacer mucho ruido, si Naga escucha y se distrae de los tres kilos de carne que le he dado, me despido de mis planes.

-Deberías llevarla contigo, Korra la dejó para que te proteja. Puedes necesitarlo. Naga no puede hablar, así que sería como tu confidente perfecto. -Dijo Opal a su señora-

-No habla pero es un gigante lobo blanco ¿Y no creerías algo muy sospechoso a una capa andante siendo arrastrada por un lobo con correa? -Hizo referencia ella a como luciría con Naga entre la multitud- Porque ni en broma Naga me dejará salir de estos muros dócilmente. Además, eso de que no habla no me da mucha confianza, a veces ese animal se comunica con Korra mejor que yo. Tampoco me voy a arriesgar que le parta el cuello de un mordisco al sujeto al cual trato de sacarle muchas interrogantes "Hola Varrick vengo a espiar tu trabajo y a que éste lobo de dos metros te coma".

-Simplemente trató de resguardarte todo lo que puedo Sami. -Ella se preocupaba por su señora y mejor amiga-

-Lo entiendo Opal, y te lo agradezco, pero relájate. Tomaré mis precauciones. Con eso bastará para volver sana y salva.

-Eso espero mi señora, o será mi vida la que estará en juego por no haberla detenido de cometer semejante locura.

...

-Nunca debí dejarte ir ¡Dijiste que sería rápido!

-¿No lo fue? -Dijo Asami entrando por la ventana con Opal ayudandola a no caer y romperse el cuello. Esa era una altura vertiginosamente muy alta-

Por supuesto que no! El sol está a punto de ponerse y te fuiste a medio día, yo ya no sabía que hacer con los guardias, con Bolin y Naga. Peor aún, tu madre está aquí. -Señalo Opal-

-¡¿Qué?!

-Como lo escuchaste, mi señora Yasuko está en la sala esperando por usted desde hace mucho rato.

-¿Qué le dijiste?

-Que estabas ocupada en las piscinas de sanación con otras Omegas. Ella no quiso ni ir a ver, ya sabes que no le gusta la gente del sur ni sus costumbres. Me creyó, acomodo sus cosas y dijo esperar por ti.

-Dios del fuego. -Ella termino de quitarse la capa. Arregló el semblante y bajo casi corriendo a planta baja-

-¿Dónde se supone que está tu esposo?

-Madre, ¿qué haces aquí?

-¿No te da gusto verme hija?

-Claro que si madre. -Ella abrazó a Yasuko con amor-

-Ahora ¿Dónde está tu esposo? -La Omega miró para todas partes en busca del susodicho-

-Él ha partido al norte con su padre, pronto volverá.

-¿Te dejo sola a menos de un mes de estar casados?

-No estoy sola madre.

-Tu entiendes mi punto Asami, él debería estar aquí junto a ti disfrutando de las mieles de su matrimonio.

-Korra es un príncipe madre, tiene labores por enfrentar siempre las cuales no puede delegar. -Defendio ella a su esposo-

-Principe... Si, claro ¿Que tan exigente puede ser gobernar un témpano de hielo como éste?

-Madre el sur es imponente y al igual que la nación del fuego también es respetado.

-No compares a tu tierra con la de incivilizados porque ofendes Asami.

-Mamá. -Ella suspiró tratando de mantener la paciencia ante el odio de su madre a la nación del agua- ¿Me podrías decir a qué se debe tu inesperada visita?

-No es obvio. Quería ver qué mí cachorra estuviera bien. Y qué ese atarván que tienes como Alfa no abusara de ti. Ya sabes Korra.

-Aún si así fuera no creo que pudieras hacer mucho al respecto mamá.

-¿Entonces te irrespeta? -Interrogo Yasuko preocupada-

-No madre, Korra ha sido amoroso y respetuoso conmigo. Y mientras esté dentro de éstas cuatro paredes digamos que no muchas malas intenciones pueden llegar a mi.

-Por lo menos hace algo bien el salvaje.

-Mamá, no le digas así.

-Hay que llamar las cosas por su nombre Asami. Ahora muéstrame tu habitación y la casa. Quiero ver qué te ha dado él.

-Se me hace difícil creer que mi padre te haya dejado venir sola. -Eso si era toda una novedad para Asami. Alfas normalmente no permitían ir a sus parejas solas muy lejos-

-Tu padre está reunido con el Señor del Fuego, yo me he tomado la libertad de hacer un viaje por el bien de nuestro linaje. Él supo entenderlo. Al parecer está muy interesado en que el Alfa que barrio el piso con uno de los más fuertes generales del fuego siembre su semilla en ti y le de cachorros. Aunque para mí eso no sea mas que un insulto.

-Madre... Moderaté un poco, estamos en el sur no en la Nación del Fuego, podrías ofender al Jefe si te escucha hablar así.

-No me importa, no le tengo miedo a Tonraq. Él fue el primero que se tuvo que negar a qué su cachorro te quisiera tomar pero no lo hizo con carácter. Si pudiera lo golpearía en esa cara orgullosa y egocéntrica que tiene. Pero admito que lo respeto lo suficiente como para no hacerlo. -Dijo Yasuko-

-Vaya suerte la de Tonraq entonces.

...

-¿Que te parece? -Interrogó ella a su madre luego de ver las habitaciones, la casa y los alrededores. Ambas habían terminado en la recámara asignada a Yasuko-

-Es más sofisticado de lo que pensé. -Mucho mas. En realidad era una infraestructura hermosa e interesante-

-Lo es. A mí también me sorprendieron algunas cosas madre.

-Pero todavía no entiendo cómo pudiste preferir al Alfa que tienes sobre Iroh II.

-Yo no preferí madre, el me reclamó. Digamos que fue suerte. Me gusta más aquí junto a él que lo que pretendía hacer Iroh con mi vida. No lo comprenderías.

-Si, ciertamente no lo comprendo. Y si no fueras mi hija dejaría de dirigirte la palabra por inducir a ese salvaje a qué te reclamará como suya. -Dijo Yasuko-

-No lo induje. -Aunque sabía perfectamente que si-

-Si lo hiciste. -Recalcó la Omega mayor-

-No madre, solo le comenté que mi padre me había comprometido y una cosa llevo a la otra.

-Lo veías a mis espaldas y quién sabe que otras cosas hacían a pesar de que te advertir no estar cerca de él desde que se convirtió en un Alfa. Digas lo que digas lo indujiste. Si pudiera te castigará en éste mismo momento, pero ya tu albedrío no me pertenece. Espero no pagues caro las consecuencias de tus actos.

-Madre, entiendo tu preocupación, pero todo saldrá bien. Mejor ven y ayúdame a cepillar mi cabello. Está hecho un desastre.

-Pero lo haremos aquí, en mi habitación. No quiero volver a la que compartes con él, apesta a su olor y no lo soporto. -Pidió Yasuko-

-Esta bien. -Asami sonrió- Aquí será. Iré a buscar mis cosas.

-Por cierto ¿Está aquí esa loba gigante de Korra?

-¿Naga?

-Si, el perro faldero del "príncipe". -El cual la primera vez que Yasuko vió casi le da un infarto de la impresión-

-Supongo que aún anda por la casa. Si te da miedo lo puedo mandar a sacar. -Aunque probablemente Naga volvería a entrar-

-No, no. Quiero acariciarla ¿Piensas que se deje de mi?

-Si le caes bien supongo que sí madre. Pero si no, quizás te arranque la mano.

...

-¡Señorita Sato! Que bueno que ha aparecido. Sus guardias no me dejan acercar ni al umbral de ésta casa. Le podría explicar que ha sido usted misma quien me ha invitado con el permiso del señor de estás tierras.

-¿Varrick?

-El mismo. Por fin he tenido un tiempo para venir y presentarme con su esposo, pasar y ver qué cosas esconde el taller de esta casa ¿No era lo que quería señorita?

-Ehhh... -Ella iba bajando las escaleras y ¡boom!, de repente éste hombre queriendo hacer uno de sus sueños realidad. Que un ingeniero la asesorará y opinara sobre su trabajo, compartiera en privado con ella sobre los planos, herramientas y piso donde ella pasaba tanto tiempo era magnífico. Pero, no ahora en está situación. Su madre estaba cerca y los guardias igual. Debía hacer algo. No quería decir a Varrick que se largara, las posibilidades de que el ingeniero volviera a tener tiempo para ella eran limitadas y si se sentía ofendido por el maltrato de prácticamente ser echado de esa casa sería mejor que ella se fuera olvidando si quiera de que él le volviera a dirigir la palabra- Claro, aunque su visita es inesperada es bienvenido. Pasemos directamente al taller así no perdemos tiempo.

-Esa sinceridad me gusta, pero no quiero pisar más de lo debido si el señor de esta casa no sabe que estoy aquí.

-Él lo sabe, tranquilo.

-No señora con todo respeto no podemos dejarlo entrar, es orden de nuestro señor. -Habló uno de los Betas de la entrada-

-¿No escucharon? Korra lo sabe.

-El señor Raava ha estado fuera por casi dos semanas. -Dijo otro de los guardias sin entender la situación-

-Pero me he comunicado por cartas con él y me dijo no molestarle mientras Bolin estuviera escoltándome. Y Bolin pronto viene. Lo veré en el taller. Ahora apártense y déjenme el resto a mi. -Ella vió la confusión en el rostro de los soldados y la aprovecho para tomar a Varrick y llevarlo arrastrado hasta la armería. Los guardias no tenían porque dudar de ella y su palabra. Todo sería rápido y no habría mayor problema. Ver a Opal le hizo brillar los ojos. Doncella que quedó perpleja y sin habla al ver a Varrick junto a ella-

-Esto está mal Asami ¿Qué hace él aquí? -Pregunto a su señora siendo discreta-

-Escúchame Opal, ve y entretén a Bolin como siempre lo sabes hacer, solo necesito veinte minutos sola con el sueño de mi vida andante que representa éste caballero que tengo a mi lado. No dejes que baje y se entrometa. Dile que estoy acicalando a Naga. Y hablando del diablo, ve y encierrala momentáneamente en mi cuarto. No quiero que se coma a nuestro invitado.

-Es ir demasiado lejos Asami, no.

-Harás lo que te pido por favor, sabes lo importante que es para mí.

-¿Y tu madre?

-Ella debe estar terriblemente entretenida observando los pingüinos vivir en el sur como lo hace todos los días a ésta hora. Esperemos que así sea.

-Asami, mi señora.

-Por favor.

-Que sea rápido esta vez Asami.

-Lo juró. -Prometio ella-

...

Pero de nuevo nada tuvo de rápido pero si entretenido. Varrick era un libro andante, un hombre de conocimiento, un científico en más de una sola materia. La comprendía. Sabía que todo aquello por lo que ellos vivían y dedican tanto tiempo no era brujería ni alquimia, era ciencia. Ciencia que podría revolucionar al mundo. Acabar la guerra en otras naciones. Dar de comer a los hambrientos. Hacer la vida bella y menos difícil.

-Asami ¿Que sucede aquí?

-Madre. -Volteo a ver a Yasuko quien se acercó rápido a ella-

-Pensé que habías superado ésta afición. -La Omega miró el alrededor y luego fijo su mirada en Varrick- ¿Korra sabe que estás metida a solas con un Alfa en éste taller?

-Él...

-Asami dime la verdad. -Ella apartó a su hija del Alfa tratando de no entrar en pánico-

-Lo sabrá madre, cuando llegue seré la primera en contarle, la visita de Varrick fue...

-¿Qué dices? ¡¿Acaso se te zafo un tornillo?! No puedes, corrijo, no debes traer a otro Alfa a tu casa sin tu esposo presente y mucho menos sin que él lo sepa.

-Ésto es importante para mí mamá.

No entiendes! -Ella sacudió a Asami tratando de hacerla comprender- Dile que se vaya ahora mismo.

-Dame solo cinco minutos más con él madre.

-¡Basta de niñerias! -Yasuko apartó a su hija y fue al grano- Lo siento, pero usted debe retirarse ahora mismo de ésta casa. El señor Raava no tiene conocimiento de su estancia aquí y no creo que le agrade enterarse por boca de otros.

-Disculpe no entiendo, la señora de Raava me ha dicho lo contrario. Además estamos en medio de un estudio impor...

-No recuerdo haberle dado permiso a mi esposa para invitarlo hasta acá señor Iknik. Al parecer no solo la mentira lo arropa a usted. -Dijo Korra apareciendo por la puerta, con la cara de terror de Opal detrás de él. Por su parte Yasuko solo quiso interponerse entre el principe y su hija. Desviar cualquier tipo de cólera hacía Asami cuando él camino hacía ellas, protegerla de la violencia de un esposo irrespetado. No estaba bien. Otro Alfa opacando el olor del señor de esa casa era un desastre. Que Asami se hubiera tomado el atrevimiento de llevar a un Alfa con ella a dónde estaban y a escondida de su marido, era malo. Un error por completo. No había Betas custodiándola. Además, el cabello de Asami estaba desnudo, no tenía manto. No solo eso, estaba suelto. Muchas cosas estaban mal ahí. Su hija había ofendido a Korra en más de un aspecto-

-Señor Raava. -Saludó Varrick bajando el rostro y desviando su mirada de los ojos de Korra. No parecer desafiante ni una amenaza-

-¿Me puede repetir lo que me pareció haber escuchado Iknik? Que estás siendo bienvenido aquí por mi y bajo mi conocimiento.

-Es lo que su esposa me ha dicho señor Raava.

-Hmmm... -Él miró a su Omega con seriedad, ignoro por completo a Yasuko- Ve a tu habitación Asami.

-Pero... -Ella quiso replicar, reclamar. Rogarle a Korra que no la separará tan rápido de Varrick. Pero fue callada y dirigida por su madre fuera del taller a la fuerza-

-Eres bienvenido aquí, pero no en esta instancia. Lamento que mi esposa lo haya puesto en aprietos Iknik.

-Es usted muy amable señor Raava. Y ella un carbón que puede convertirse en diamante. No ha sido mi intención faltarle al respeto ni pisar su morada sin su consentimiento. Sepa apreciar mi sinceridad y que no he tenido ninguna otra intención más que la ciencia. -Él no dejo de tener su cabeza gacha ante Korra en ningún momento-

-Lo apreció, así como su trabajo. El cual es fácil de admirar y elogiar. Gracias por tratar a mi mujer con respeto. Pero he llegado de un viaje largo y deseo descansar. No tiene de qué preocuparse señor Iknik puede irse con tranquilidad.

-Gracias, siendo así me retiro.

...

-Te quedarás encerrada en está habitación por tres días.

-¡¿Qué?!

-Ya lo he dicho.

-¿Por qué? -Replicó ella a Korra-

-¿Traer un Alfa a escondidas de todos hasta aquí y fugarte más de una vez hacia donde Iknik no te parece suficiente razón? Y no puedes negar ninguna. Una la he visto con mis propios ojos y la otra me la ha contado una fuente confiable la cual creías a ver burlado igual que a Bolin y los guardias ¿Sabes lo que dirán los ancianos y mi padre cuando se enteren? Ni hablar de la burla que seré para el pueblo. -Expreso él-

-Solo quería conocer y aprender de otro ingeniero.

-No es lo que verá el resto Asami.

-¡¿Por qué?! ¿Porque soy una Omega y él un Alfa? ¡Porque no tengo derecho a vivir más allá de la sombra de mi esposo o a querer hacer algo más que cocer o tejer horribles patrones todo el día! Pensé que me apoyarías en esto Korra.

-Lo hago y debo castigarte para evitar algo peor para ti ante el resto. No te estoy negando lo que quieres ser, pero hay formas y la mentira no es una. Quiero que reflexiones sobre eso. Tampoco te permitiré volver a la armería por un tiempo.

-¡No estamos casados de verdad no me puedes hacer ésto!

-No lo estamos, pero lo quieras o no frente al resto eres mi esposa y todo lo que hagas me representa. Sea bueno o malo. -Él volteó y se fue, cerrando con llave y ordenando a los guardias custodiar la salida. Pero más tarde sin demora la puerta de la recámara dónde él se había dirigido a descansar se abrió sin previo permiso de nadie-

-No me puedes prohibir ver a mi hija. -Entró Yasuko en la habitación donde se encontraba el príncipe-

-Parece ser que para tratarse de mi casa hay muchas cosas que no puedo hacer. -Respondió sarcástico mientras Yue discretamente abandonaba el cuarto- ¿Puedo terminar de vestirme luego de un baño o también me prohibirán hacerlo señora?

-Por mi te puedes hasta morir Raava, solo quiero que me digas si golpeaste a mi hija o que le hiciste ¡Que me permitas estar con ella! -Ella apartó su mirada del torso moreno, cincelado y lleno de cicatrices de Korra mientras el Alfa semi desnudo terminaba de vestirse-

-En primera, eres tú señora quien no me ha dicho que hace en mi casa.

-No es obvio Korra. Ver cómo está mi hija, asegurarme de que siga viva en las manos de un salvaje.

-Suficiente de hacer falsas acusaciones señora Sato. Solo le he prohibido la salida, nada más que eso.

-¡¿Y esperas que te crea cuando apenas llegó y ya encuentro a mi hija confinada en una habitación por tres días?!

-Hagalo, no la he puesto en una mazmorra con las ratas ni en un calabozo con cadenas. Sin comida o la luz del sol. Ni tampoco he hecho que le corten la lengua a usted o expulsen del sur por atreverse a dirigirse a mi de la forma en que lo hace. Todo porque quiero a Asami y respeto todo lo que es importante para ella. Porque no me comportó como un animal. Pero como verá no estoy de adorno y ella debe respetar lo poco que le pido. No es de mi agrado tenerla odiandome en esa habitación por tres días. Pero es lo más severo que me atrevo a hacer señora Sato.