Luego de obedecer la orden de su padre y llevar a Suyin a la carpa médica dónde esperaba Kya, él volvió a la zona del derrumbe tan rápido como le fue posible. Dónde gracias a los espíritus y por suerte para él, Mako también había sobrevivido a la explosión en el estrecho valle provocada por los seguidores de Zaheer. Así era, solo su arquero y otros pocos nada más habían vivido para contarlo. Lo cual provocó en Korra apretar su mandíbula lleno de furia mientras admiraba detalladamente toda la envergadura del desastre, fueran unos cuantos o muchos los sepultados se trataba de una parte de sus guerreros los que yacían allí bajo tierra y rocas. Algo extra de rencor que sumar a la rabia que el bárbaro y su grupo de criminales se habían ganado por parte de él, la mayoría del sur y medio mundo. Porque hablar de totalidad sabiendo que quedaban traidores en el sur apoyando a Zaheer, Aiwei como uno probable de Zaofu y los desconocidos del resto de las naciones, no era acertado.
Mako había salido de un agujero taponado por una piedra la cual había sido removida por guerreros del sur. Sobrevivido por haber sabido ubicarse al momento de la avalancha y luego de quedar atrapado sin mucho oxígeno, regular su respiración, no entrar en pánico y confiar en que su señor tarde o temprano daría la orden de sacarlo de ahí, que buscaría ubicar su olor y que aún seguía con vida apenas le fuera posible. Porque la más grande lealtad de un seguidor a su líder es la fé. La confianza ciega que invierten en esa persona a la que juran lealtad y trabajo. De no haber sido por eso, además de su temple como guerrero y quizás un poco de buena fortuna, el arquero hubiera muerto al igual que la mayoría del resto, aplastado por piedras con sus órganos y cráneos machacados o ahogado por la tierra metida en el fondo de su nariz, boca y oídos. Asesinado por la claustrofobia que genera hiperventilar el limitado oxígeno en medio de la oscuridad del peso de la muerte al perder la calma.
A los guerreros del sur, soldados de Zaofu y hombres de Ciudad República que se les ordenó quedarse tratando de sacar a Tenzin, su familia y al resto de los nómadas aire de la cueva dónde supuestamente habían sido arrastrados al momento del derrumbe, se les prohibió rezongar demasiado. Sobre todo a los del sur. Dado a que se suponía que estaban ahí para vengar a su tribu y clavarles sus espadas a los bárbaros, no para labores de rescate con las manos desnudas y sin mucha luz a su favor más que de ciertas lámparas de aceite de roca y antorchas. Aunque, el querer rescatar con vida a sus camaradas sobrevivientes era un sentimiento igual de importante y común en todos. En una manada a ningún miembro se le abandona u olvida. Todos son importantes y forman parte de la jerarquía, del grupo, de la familia. Con esa ideología educaban las tribus agua a sus guerreros. Un poco romántica para tratarse de duros individuos de guerra, pero efectiva.
Guerreros y soldados a los cuales también se les pidió mantener el campamento tras el valle donde se habían establecido con anterioridad para espiar a Zaheer antes de que todo el derrumbe sucediera, la idea era conservar un punto fijo médico y de comunicación con apoyo de aves mensajeras o enviados presenciales para, a pesar de la distancia entre el fragmentado ejército, estar informados. Algo conveniente y directo para transmitir el éxito del rescate o cualquier otro inconveniente con los reclutas suicidas que acompañaban a los nómadas aire dentro de la cueva. Además de que, por la gran cantidad de heridos Tonraq no dudó en solicitar traer a Hama al campamento para apoyar a Kya. Porque atreverse a sacar a Katara del sur se trataba de un movimiento peligroso y arriesgado, la curandera mayor era muy valiosa para las tribus agua y las cuatro naciones en general.
Sin embargo, lo complicado de la situación también era que dejar a todo ese grupo de guerreros y soldados atrás les restaría mucho poder a la avanzada principal, batallón armado de dos compañías que equilibraba el total de la unidad militar, la cual desde un principio no había sido multitudinaria. Por lo que ahora, por la reducida cantidad de hombres a los que sí se les había dado la disposición de seguir, a duras penas eran capaces de formar una compañía militar y Tonraq no podía solicitar más venida de guerreros del sur por seguridad de su pueblo. Pero, por orgullo y fuerza bruta estaban más que calificados. Duros Jefes de sus pueblos, una orgullosa Matriarca y un príncipe capaz de darlo todo por alcanzar su objetivo eran los líderes que inspiraban a mansos gatitos a convertirse en leones capaces de mostrar sus garras y colmillos.
Esperando a su vez que en el transcurso de alcanzar al bárbaro se les unieran más hombres bajo el mando de Suyin desde Zaofu, a los cuales ya se les había informado una supuesta vía por la cual con seguridad Zaheer pasaría en busca de llegar al norte. Motivo que los llevó a enfrentar otro inconveniente: tener en cuenta que pensar prematuramente con seguridad que Zaheer se movería camino a la tribu agua del norte desestimando una posible vuelta hacía Zaofu, no estaba bien. Tampoco perder el tiempo creyendo que el bárbaro daría la vuelta hacía Zaofu para atacar al clan de metal poniéndolo como prioridad frente al norte cuando no había sido eso lo que prometió el criminal durante su corta estadía en la tribu agua del sur.
Por ello, actuar de forma desbocada pese al limitado tiempo donde fácilmente se podía volver a perder el rastro de los criminales, no era una opción. Lo más exacto por hacer era basarse en los vestigios de los anarquistas y en sus capacidades de guerreros para seguir las huellas de los bárbaros y cabalgar hacía adelante por el camino correcto. Además de considerar el respeto que inspiraba Suyin a pueblos en zonas baldías, lealtad que les permitió adquirir referencias valiosas que mediante seguían los indicios de Zaheer les fueron de gran relevancia para estar más cerca de hallar el paradero de los bárbaros mientras avanzaban.
Descubriendo qué, pese a sus palabras contra Suyin, es decir, la amenaza de atacar al clan de metal en consecuencia al atrevimiento de dicha Omega al entrometerse en su camino, Zaheer estaba siendo fiel en ir al norte. Porque así se lo había prometido el anarquista a Korra. Verse en la tribu del agua norte para destruirse mutuamente hasta quedar solo uno en pie. No obstante, más tarde la frustración llegaría a todos cuando a pesar del progreso de la misión no parecía divisarse a los bárbaros por ninguna parte. Mucho menos, tener idea de dónde escondía Zaheer su ejército. Razón por la cual decidieron acampar entre las montañas sin fogatas o demasiado movimiento con el atardecer a cuestas.
Específicamente, cerca del lugar en común tachado en el mapa que desde un principio fue enviado por el águila de Tonraq a los agregados del clan de metal que venían de Zaofu para reunirse con ellos. Soldados los cuales sospechaban estaban cerca, dado a que el águila había vuelto a su dueño y señor, el Jefe del sur. Por lo que un grupo reducido de guerreros fue en busca de los soldados para guiarlos a su posición exacta entre las montañas, hacer de la unidad militar algo más poblado, y de igual forma, reabastecerse de insumos. Ya llevaban bastante cabalgando, tanto como ellos o sus caballos necesitaban de esas valiosas provisiones.
La primera buena jugada por parte de su bando y un descanso psicológico que todos necesitaban, un regalo por parte de la mano firme de Suyin que no quiso desviar el apoyo proveniente de Zaofu al no estar seguros hacia donde iría el bárbaro antes de confirmar la ida del criminal hacía el norte. Haber desviado a esos hombres por el miedo creado por la duda de un ataque a Zaofu solo hubiera hecho imposible un acoplamiento a tiempo. Justo lo que Zaheer con seguridad pretendía que ellos pensaran para cuidarse la espalda de refuerzos enemigos, de perder la preeminencia que les llevaba.
Sin embargo, pese a por fin alcanzar una pequeña victoria en medio del caos, después de admirar a una manada de caballos salvajes galopar a lo lejos al esconderse el sol, caminar a un riachuelo cercano con una pequeña antorcha en su mano y agacharse para tomar agua, asegurándose con su olfato de que el cristalino líquido no estuviera envenenado. Ahí fue cuando llegó un mensaje para Korra, una propuesta traída por un ave que él escuchó posarse en una rama cercana en medio de la oscuridad de su alrededor y su agudo oído le permitió percibirla más pesada de lo que un animal con ese tipo de aleteo debería ser. Lo cual le hizo concluir que se trataba de una lechuza mensajera. Acercándose así al animal por curiosidad para reconocer al ave como perteneciente a la casa Beifong dado al color y detalle del pergamino. Y eso le pareció más extraño aún. Si la información iba dirigida a la casa Beifong el ave debía haber buscado al heraldo de la casa Beifong o en su defecto a Suyin, no a él.
Pero no queriendo darle más importancia de la requerida, siendo respetuoso y amable con el animal Korra le ofreció su brazo al ave y la lechuza se posó ahí para permitir que le quitarán el pergamino. La intención de él era tomar el mensaje de la descarriada criatura y llevárselo personalmente a Suyin. Hasta que un olor en el pergamino lo hizo saber que el mensaje no iba dirigido hacía la Matriarca sino que era para él. El papel olía a pólvora, a la pólvora de la Omega que siempre iba con Zaheer. Algo sutil y disimulado para que solamente el príncipe del sur y su desarrollado olfato lo pudiera reconocer. Ahí tuvo lógica que la lechuza a la cual el creyó desubicada y confundida por un largo viaje se dirigiera directamente hacia su persona. Un mensaje que sin ser leído Korra tuvo el presentimiento de qué se trataba. Por lo cual por inercia él llamó a Mako con disimuló para que su arquero le leyera el pergamino.
"Un gusto comunicarme con usted príncipe ¿Qué tal le ha asentado el clima del Reino Tierra? A mí, de lo mejor. Usted por su parte debe sentirse como yo en el sur. Un espécimen fuera de su hábitat..."
-Korra... No entiendo el resto. -Expreso Mako confundido con el pergamino en sus manos luego de guardar silencio por unos segundos sin dejar de tratar de leer en su totalidad aquel mensaje-
-¿No entiendes? -El príncipe frunció el seño sin comprender a qué se refería Mako. Luego, tomó el largo pergamino para ver si se trataba de mal estilo de escritura, alguna mancha en el papel o un mensaje demasiado oculto para saberlo resolver. Si era esa la lógica razón de que su arquero expresará no comprender lo que ahí decía. Se suponía que entre los dos el torpe era él, no Mako. Viendo cada carácter escrito en el papel por debajo de lo leído por su arquero con encanto, comprendiendo cada párrafo con fluida destreza, sacando un conocimiento oculto en su cabeza con discreta impresión. Leyendo solo para él aquel mensaje-
"Le propongo algo príncipe del sur, pero antes le confesaré que todavía tengo a su maestro Tenzin, su familia y a los nómadas aire bajo mi poder. Ellos siguen con vida, que continúe siendo así solo dependerá de usted. Tal y como habrán sospechado esa cueva tenía más de una entrada y Aiwei está de mi lado. Lamento que parte de sus hombres estén siendo desperdiciados en un rescate fantasma pero así es la guerra.
Hagamos un trueque, usted por ellos y evite así una batalla innecesaria entre su reducido ejército y el mío, el cual obviamente lleva la ventaja. Resolvamos ésto sin más vueltas y no obligue a los hombres bajo el mando de los Jefes y Matriarca de Zaofu a morir innecesariamente.
Aiwei irá por usted a dos kilómetros al sureste de dónde se ubica actualmente antes de que el sol vuelva a aparecer. Será la única fogata que vea encendida en el horizonte. Si le preocupa que averigüemos la posición exacta de su ejército, puede retener a la lechuza mensajera.
Recuerde, la vida de Tenzin, su familia y nómadas aire está en sus manos. Actúe como el Alfa honorable que es príncipe. También se estará preguntando por qué a pesar de considerarse un bruto puede leer perfectamente está carta sin ayuda de su sirviente. Eso es porque está escrita en una lengua antigua, desconocida para algunos y casi olvidada ¿No le causa eso curiosidad? Si viene a mi con gusto responderé todas sus dudas.
Atte: El Loto Rojo".
Korra intentó no expresar demasiado la tensión de sus sentimientos en su rostro. La cueva en el estrecho valle dónde habían metido a Tenzin, su familia y nómadas aire luego del derrumbe si tenía otra lejana salida. Y ahora Zaheer le pedía que para soltarlos él se tenía que entregar al Loto Rojo. No perdiendo absolutamente nada en el valle, manteniendo su ventaja en la batalla y sí infringiendo grave daño en ellos al matar parte de su ejército, separarlos y sin embargo todavía no haber logrado alguna herida en contra del bárbaro. Por supuesto que desde un principio sabían que confiar en Aiwei era un error, y no confiaron, pero tampoco hicieron lo contrario. No intentar sacar a Tenzin de la cueva suponiendo que todo era una mentira podía costarles caro. La eliminación de una cultura completa y el desbalance de las cuatro naciones. Pero ¿Entonces porque Zaheer no le pidió desde un principio entregarse? Sencillo, el bárbaro aún le tenía respeto al ejército que dos Jefes y una Matriarca habían reunido para acabar con sus planes.
Zaheer había jugado sus piezas muy bien. Actualmente ya el ejército estaba demasiado dividido como para ser una amenaza seria para el anarquista, mientras Zaheer seguía conservando el suyo con los suficientes reclutas a su favor como para aplastarlos. Lo que Korra no terminaba de entender era ¿Por qué si el objetivo del bárbaro era apresarlo el criminal no intentó hacerlo o matarlo desde un principio? En el sur, cuando quizás pudo lograr hacerlo ¿Se había atemorizado Zaheer de no serle fácil de someter, de perder contra la tribu agua? No creía eso posible. Aunque de no haber huido del sur en el momento que lo hizo, al bárbaro y su grupo no le hubiera ido nada bien.
Como sea, con ese pergamino entre sus manos le quedó más que claro ratificar su ideal. Él sería quien iba a ir por Zaheer para no someter a sus hombres o padre a más sacrificios graves. Esa era la oportunidad perfecta de solo tener al bárbaro y sus criminales para él. Obviamente no se sentía tan desquiciado como para considerar poder asesinarlos a todos, pero algo le decía que con matar a Zaheer bastaba. El anarquista era la cabeza del mal, era ahí donde debía atacar. Luego todo caería por su propio peso y más tarde con algo de suerte Tonraq tomaría la venganza reclamada por el sur destruyendo al ejército sin la guía de Zaheer.
Así serían las cosas y así lo planeaba él. Mirando a la luna y con el mar muy lejos pidiendo fuerzas a sus ancestros, espíritus sagrados y al gran espíritu del mundo para a pesar de lo sanguinario y penoso que sería el desenlace, todo saliera bien. Y con orgullo y complacencia el daría lo más valioso que un guerrero puede dar en batalla y le es merecedor de ganarse un lugar al lado de esos guerreros admirables de las tribus agua que alguna vez hicieron lo mismo por su pueblo, es decir, la vida. Su existencia mundana por defender a su gente, a su familia y al resto de sus seres amados. Al terminar de caer la noche, él tomaría su caballo y partiría a ver al traidor de Aiwei antes del amanecer.
-Mako. No dejes ir a la lechuza, es una enviada de Zaheer. Si alguien pregunta si se ha recibido un mensaje nuevo hacía Suyin luego de ver al ave por aquí, diles que se trata de los agregados de Zaofu dando una posición señuelo.
-Korra, me preguntarán por qué fui atrevido al abrir el pergamino cuando no son los colores del sur ¿Qué voy a decirles?
-Hmmm... Diles que fue para descartar comunicación entre infiltrados o simplemente que eres idiota y lo abriste sin pensar.
-¿Los bárbaros saben nuestra ubicación?
-No lo creo. Mandaron a un ave nocturna porque le es más fácil rastrearnos entre la oscuridad, si supieran nuestra ubicación exacta habrían escogido otro tipo de ave más rápida. De todas formas, luego de que yo parta a la media noche, cuidarás de los centinelas y vigilarás el alrededor hasta el amanecer.
-¿Partir?
-Zaheer me citó a un encuentro que no me pienso perder. Alista mi caballo, te daré algunas instrucciones más aparte de las que ya te he encomendado.
...
A la mañana siguiente de la ida de Korra, cuando ella pudo abrir la puerta de su habitación y salir de dicho encierro sin ninguna restricción, eso la sorprendió un poco. Poder volver a su taller en la armería y hacer con sus herramientas y planos lo que se le diera la gana, también fue algo que la intrigó. Que los guardias que la custodiaban se mantuvieran lejos y respetuosos, permitiéndole ir hasta el pueblo y pasearse por dónde quisiera sin objetar nada en su contra, realmente la impacto. Se suponía que el príncipe del sur iba a dar la orden de encerrarla, quemar todo su trabajo y no permitirle libertad mínima alguna antes de irse o esa había sido la amenaza de él en medio de la cólera de su discusión. Pero ahí estaba ella por tercera vez en el día yendo a una de las herrerías de la tribu agua solo para observar como el maestro herrero fabricaba algunos faroles.
Una tarde que ella aprovechó al máximo para medir sus límites y tratar de conseguir un sendero seguro de escapé. Aunque, todavía no se decidía del todo. Le preocupaba su madre, irse y dejar sola a Yasuko. También, a pesar de quererlo negar. Ella quería volver a ver a Korra, su ausencia generaba un vacío en su corazón y en silencio lo perdonaba por haber actuado como un atarbán por lo de Mako. Y en cuanto al arquero, ese mismo día después de la cena Opal le había ofrecido bajar a la mazmorra a verlo. Pero ella no había aceptado. Mako había abusado de su confianza y también actuado muy irrespetuoso con ella. Asami no quería verlo, la calmaba la idea de que el arquero estuviera bien, pero ella no iría a consolar a un hombre que sobrepasó un lindero importante para mantener una amistad verdadera entre un Alfa y una Omega. Mako había tocado su espacio personal y sentimental sin permiso.
Solo que después, durante la noche, ella si se preocupó por la alimentación y salud de él. Por lo cual no dejó de interrogar a su doncella de vez en cuando. Haciéndole escupir así a Opal que en realidad Mako no hacía en la mazmorra del Jefe del sur, que Korra se lo había llevado consigo junto a Bolin. Otra gran sorpresa más que la dejó desconcertada ¿Korra mataría a Mako fuera del sur? ¿Era esa la razón de llevárselo consigo? Pero de nuevo Opal le hizo saber que al parecer esas no eran las intenciones del príncipe. Preguntándose así misma por milésima vez en el día el por qué del comportamiento contradictorio de Korra. Él no la había dejado presa en su habitación o renegada a solo deambular por la casa. Tampoco destruido ni un papel de su taller y mucho menos el barco en el muelle de la tribu agua, según sus averiguaciones el navío que él le había regalado para hacer realidad sus ideas de ingeniero todavía seguía intacto. Barco que ella aprovecharía para utilizar a su favor.
Korra había cometido un gran error en dejarle tanta libertad, permitirle tener el camino libre para irse del sur. Sin embargo, ese amable gesto también era una tortura para ella, que el Alfa no ordenará ningún castigo en represalia a lo ocurrido con Mako hacía difícil seguir sintiendo rencor hacía el príncipe cuando sentía dolor en la mordedura que él había dejado en su cuello. Pero, trató de mantenerse firme y no darle poder sobre ella al Señor de los lobos. Korra había pecado en perder el control y querer posesionarse de ella. Si bien lo perdonaba luego de haber superado la rabia del momento, ella no iba a olvidar esa transgresión. Su libertad y aspiraciones eran más importantes. Convencerse con acciones que su vida solo le pertenecía a ella misma y no a nadie más. Omitiendo así las palabras de él que decían que ella sería capaz de volver a casa sin tener que optar por ninguna fuga.
Ella necesitaba decidirse de una vez. No dejarse llevar por el frío que trae consigo el tiempo o palabras sin sentido. Porque cada hora que transcurría estando en la tribu parecía querer menos irse del sur. No obstante, se obligó a recordar la otra cara del Alfa que había prometido darle libertad y protegerla. Si bien Korra la protegía, en cuanto a libertad al igual que el resto de los Alfas, no se iba a dar. Tarde o temprano algo le decía que sus alas también serían cortadas por él. Era cierto que el agravio de lo acontecido solo había sido una pequeña falla en un mar de aciertos. Pero ella nunca había visto a Korra así. Lo cual le hizo preguntarse y tomar en consideración que otras cosas del carácter del príncipe del sur ella era ajena y que quizás no tendría más oportunidad que la actual de escapar de esa incertidumbre tomando las riendas de su futuro huyendo de dichas tierras y tenencia del príncipe sobre ella de una vez.
Mientras, también aprovecharía su transitorio libre albedrío para algo que le tocó el corazón y le preocupaba. El bienestar del sur. Luego de la ida de los bárbaros, los niveles medios y bajos de la tribu eran un desastre. Entre más lejos de la casa principal del Jefe y ayuntamiento parecía que la gente se la pasaba peor. Aparentando no darse cuenta de esa situación ella lo notó, mirando a lo lejos y descubriendo el límite de su independencia al por fin los guardias intervenir en su camino y no permitirle seguir hasta el estrato más bajo de la tribu. Solo admirar el paisaje desde la seguridad del segundo anillo de la villa. Lugar desde donde le fue suficiente para ver a la gente pasando necesidad y penumbra. Eso sin mencionar al montón de heridos.
Algo casi general en todos los niveles de la tribu luego de que los criminales destrozaran las reservas de comida y dañaran las del agua dulce en el sur. Pero, obviamente, menos severo para los estratos altos. Quiénes por su peso monetario casi siempre gozaban de buena cantidad de alimento en sus casas. Comida que con escasés sería más valiosa y menos compartida con los niveles más bajos que ellos por mera supervivencia. Dejando a la deriva a la gente humilde que vivía de lo que cazaba o laboraba a diario, pueblo que no tenía mucho de lo cual gozar excepto de casas destrozadas, falta de alimento en sus mesas, pérdidas familiares que dejaron huérfanos para repartir y viudas para ultrajar, y además, una disfuncionalidad de poder en sus hogares al perder a los Alfas cabezas de casa quienes eran los principales generadores monetarios y de protección.
Lo que ella no comprendía era por qué antes de partir del sur el Jefe o Korra no ordenaron a la autoridad que quedaría a cargo, cuidar de esa gente. Por lo cual luego ella interrogó a algunos al respecto, todos mirándola de forma despectiva y no respondiendo a sus interrogantes. Todos excepto Noatak, el Alfa que el Jefe discretamente había dejado encargado de cuidar de la casa Raava sin ellos en el sur. Una acertada decisión respaldada por el príncipe. Noatak era el único que le inspiraba confianza y humildad, era amable con ella, y ella nunca dejaría de agradecerle al hombre por haber protegido a Yasuko con su vida en la invasión de los bárbaros al sur. Lo que creaba un lazo auténtico de aprecio entre los dos. Y ante su pregunta Noatak había respondido con todo el tacto posible: "Los ancianos solo cuidan de hacer ver al sur erguido ante otras naciones aunque se esté cayendo a pedazos. Recuerde que el ataque de los bárbaros no ha sido el único inconveniente que ha enfrentado el sur recientemente, la guerra contra el norte también consumió de sus recursos".
Lo dicho por el Alfa era lógico. Si el sur se mostraba débil y susceptible ante otras naciones pidiendo abiertamente de su ayuda sin el Jefe presente o la mayoría de sus guerreros, estás a pesar de ser aliadas se podían ver tentadas en invadir sus tierras ricas en aceite de roca. Ahí era cuando los menos afortunados pagaban los platos rotos. Dado a que la poca comida y suministros que quedaban en el sur y que habían sido ordenados por Tonraq y el príncipe ser repartidos a todos por igual solo eran guardados para los pobladores más importantes e indispensables de la tribu. Y así alargar los pocos suministros para sobrevivir hasta la vuelta del Jefe al sur prácticamente pidiendo a los campesinos y pobres sacrificarse por los niveles mayores.
Maltrato que solo podía tener un origen, por su puesto era obra y gracia de los ancianos. Alfas mayores que ignoraron la orden de Tonraq y el príncipe para hacer del sur lo que quisieran. Escudándose además en la excusa de decir que si el Jefe y su hijo no volvían victoriosos contra los bárbaros con más razón ellos no podían despilfarrar los suministros en toda la tribu. Una derrota a Tonraq no era bueno, otras naciones no apoyarían con las requeridas dotaciones cuando debían seguir cuidando de sus propias tierras de los bárbaros. Empeorando así la situación del sur y requiriendo por más tiempo del poco abastecimiento que tenían.
Un horrendo procedimiento ejercido tan comúnmente en todas las naciones que le revolvía el estómago de asco. Ella no iba a dejar morir a esa gente de hambre y frío. Tratar de convencer a los ancianos de dejar entrar más suministros antes del arribo del Jefe y el príncipe al sur sería una pérdida de tiempo. Aún cuando vidas dependieran de eso, los egoístas no permitirían requerimiento de apoyó, mucho menos la entrada o cercanía de extranjeros en el sur sin el Jefe en la tribu. Entonces fue cuando decidió optar por hablar directamente con el capitán de navíos en el muelle. Convencer a Bato de permitir entrar apoyó de la nación del fuego que bien podían ser entregados en el muelle del templo del aire sur sin tener que estar obligados a aceptar entrada de extranjeros cerca del pueblo.
Suministros que ella pediría sin demora a través de una carta. No directamente al Señor del Fuego si no a Iroh II en colaboración a la casa Sato. Que el general solicitará dicha dotación como si está fuera a ir a las tierras de su padre Hiroshi pero en realidad irían al sur. Descabellado y escandaloso, pero su única opción. Requiriendo a su vez discreción por parte de Iroh. No preguntar demasiado y mostrarse agradecido al Alfa que pudo humillarlo frente a media nación del fuego mucho peor de lo que lo había hecho apoyando en secreto a su tribu y así ganar de vuelta un poco del honor perdido en su pelea contra Korra. También, colaborar con la mujer que él aseguraba ser dueña de su corazón. Transcurso de tiempo donde Katara se vió involucrada a voluntad y decidió sumar a otro militar a la misión encubierta, su hijo Bumi.
Cartas que no demoró en enviar y ser respondidas con una afirmación por parte del general del fuego y el comandante de las Fuerzas Unidas, tan solo un día después. Ayuda que logró ser aceptada por Bato a escondidas de los ancianos luego de que ella y Katara persuadieran al capitán marítimo del sur. Bato prefería ser castigado por los ancianos después que por el Jefe del sur por atreverse a dejar morir a gente de hambre dentro de la tribu con provisiones a la orden solo al otro lado del mar. Y ahí era cuando entraba todo su plan por completo. Ella utilizaría esa distracción para huir del sur en su barco atracado en el pequeño puerto a un lado del gran muelle. El barco con la hélice de tornillo que le daría la ventaja de cruzar el mar en tan solo horas con el apoyo de algunos mapas robados y una brújula sin tener que ser una experta navegante. Su horizonte sería la isla Kyoshi, el pedazo de tierra más cercano no perteneciente a la nación del agua. De allí luego se las arreglaría para llegar más lejos siendo precavida de no chocar con Korra en el camino. Emigraría a enfrentarse sola con el mundo y luchar por sus aspiraciones sin nadie que la detuviera hasta las zonas bajas de Ciudad República y de a poco ganaría fama y respeto.
Ella agradecería todo lo que Korra había hecho por ella hasta el momento apoyando a la gente más desafortunada de la tribu en nombre del príncipe y aprovecharía el asunto para llevar acabo la fuga perfecta. Eso luego de haber descargado más de la mitad de los insumos y asegurarse junto a la curandera mayor que el alimento y ayuda llegará a manos de los más vulnerables de los niveles bajos. Pero antes encomendaría mentalmente a Noatak el cuidado de su madre. Algo le decía que el Alfa cuidaría de Yasuko y la sacaría del sur luego de estar ella lejos de esa fría tierra. Pidiendo al cielo que su padre Hiroshi no tomara fuertes represalias contra Yasuko por su culpa. Que su madre y padre la disculparan pero la decisión estaba tomada. Aunque no saber exactamente cómo se ganaría la vida y sería respetada estando por su cuenta era algo que le quitaba el sueño.
Razón por la qué tenía pensado llevarse sus joyas y venderlas todas, excepto el collar de compromiso que le había dado Korra. Ese lo dejaría sobre la cama de él. Y pediría algo más al príncipe. Algunas prendas impregnadas con su olor. El olor de Korra la mantendría segura y alejada de otros Alfas. De cualquier ultraje sexual. Eso esperaba ella, que el almizcle de él junto a la mordida fresca que Korra le había dado fuera capaz de protegerla un tiempo. No eran muchos los Alfas capaces de desafiar el olor de su esposo, todo lo contrario, les causaba miedo. Rogando que esa convicción no la abandonará ahora, al atreverse a romper su promesa con su Alfa cómplice de vida para poder probar vivir de su inteligencia y capacidades aunque posiblemente le costará la existencia. Se estrellara con una pared de realidad y fácilmente terminará prostituyéndose para no morir de hambre o esclava de algún desgraciado barrigón y borracho Señor de pocas tierras no más grandes que el patio delantero de la gran hectárea que formaba la casa de Korra.
El aviso de la llegada de los suministros al muelle del templo del aire sur no demoró en ser recibido. Ya habían pasado cinco días desde la partida del Jefe y el príncipe del sur. Tres aproximadamente desde que ella había mandado las cartas pidiendo apoyó. Ella sintió nervios, ahora estaba más cerca que nunca de llevar acabo su plan. Alcanzando a escuchar que eran seis barcos en total los que iban a enviar de la tribu agua hacía el templo del aire en busca de las dotaciones dadas por la nación del fuego de manos del general Iroh concedidas a la casa Sato más las del comandante Bumi, y mediante fueran cargados irían saliendo de nuevo al sur sin orden o demora aparente más que el clima, lo congelado del mar y el peso del embalaje. Pero estando en el muelle un imprevisto le hizo descolocarse en el orden de sus planes. La llegada de un guerrero del sur que había partido con Korra. Alfa que iba en busca de Hama, la chaman de la tribu. El ejército requería de otra curandera porque habían sido víctimas de una trampa por parte de Zaheer.
Ella no dudó en casi salir corriendo y preguntar por Korra. Pudiendo respirar tranquila solo cuando el guerrero había dicho que el Jefe y el príncipe no habían sido parte de los fallecidos. Que iban tras los bárbaros junto a la Matriarca de Zaofu y él Jefe de policía de Ciudad República. Escuchar Ciudad República la hizo dudar de dirigirse hacía allá si el Jefe de policía era conocido de Korra. Pero su destino eran los estrechos alejados. Por lo tanto una zona sin ley. No obstante, saber de la situación del ejército del sur la inquietó e hizo apretarse las manos una con otra en repetidas ocasiones. Tomando una nueva decisión al replantearse la delicada situación.
Los barcos enviados a recoger los suministros durarían varios días más en trasladar todo. Ella esperaría hasta el último segundo para camuflarse y partir. Así no levantaría muchas sospechas y además, se iría tranquila del sur sabiendo que Korra había derrotado a los bárbaros. Que él estaba bien. Si, ella esperaría algunos días más. Asegurarse del triunfo de su esposo frente al mal. Porque, ella todavía quería a Korra y se preocupaba por él. Y sabía que si se escapaba pensando en el príncipe quizás su pequeño barco no llegaría muy lejos por su culpa y distracción, y ya bastante tenía con la incertidumbre de quedar a la deriva con el casco de su nave desecho por la culpa de algún iceberg. Además, una perdida del ejército del sur sería en completo desastroso para la tribu y en la tribu aún quedaba Yasuko, entonces la seguridad de su madre empeoraría mucho más. Está bien, ella disimularía esos días de más hacer algo en su taller y luego partiría con o sin noticias de Korra.
...
-Que placer para mí ver qué usted fue inteligente y aceptó mi generosa propuesta príncipe.
-Tú mismo lo dijiste, soy un honorable guerrero ¿De que otra forma voy a actuar Zaheer?
-De ninguna que no fuese incongruente con sus principios, claro está. En recompensa le mostraré que tan bien he sido fiel a mi palabra, aquí está su maestro. -Detrás del caballo de Zaheer salió uno de los rebeldes y tiró contra el suelo a Tenzin-
-¿Y el resto? -Interrogó Korra apretando fuerte las riendas de su caballo. Ver a su maestro de rodillas en el suelo con la cara golpeada no le era nada agradable. El encuentro con Aiwei había sido satisfactorio y el traidor lo había llevado directo al bárbaro, en una colina rodeada de altos bordes conocida como el Pico Laghima, con Zaheer custodiado por probablemente la mitad de su ejército. Así lo percibió él con un rápido vistazo-
-Los liberaré cuando venga conmigo príncipe. Ellos nos esperan dónde se ubica el resto de nuestro ejército no muy lejos de aquí.
-Dijiste que si me entregaba ellos serían libres ¿Qué hay de mis ingenieros?
-No, dije que su vida dependía de usted. Si viene conmigo yo los liberaré, incluyendo "A sus ingenieros". Antes de eso no hay trató príncipe. Tenerlo frente a mi y lejos de mi posada no lo asegura de estar bajo mi custodia del todo. Usted entenderá.
-Si, lo comprendo. -Korra miró de nuevo a su maestro. Tenzin le devolvió la mirada y con una mascada que le evitaba decir palabra, parecía querer expresarle algo. Él avanzó hacía el bárbaro reduciendo la distancia entre ellos. Distancia de unos diez metros la cual estando a solas frente a Zaheer y su ejército era absurdo mantener. Hasta que una flecha silbó en el cielo y dió en el pecho del rebelde que custodiaba al maestro de la nación del aire. Haciendo voltear brusco a Korra hacía la dirección de ataque viendo a Mako y a su padre subiendo por la colina. No podía ser, Tonraq había descubierto sus planes e ido tras él junto con toda la unidad militar y los Beifong-
-¡Korra es una trampa el pretende matar a toda la nación del aire aún si te entregas! -Gritó Tenzin luego de lograr bajarse la mascada al romper las ataduras de sus manos y levantarse del suelo aprovechando la muerte de su custodio-
-Bastardo... -Expresó él para Zaheer mirando al bárbaro sonreír cínico por ser descubierto. Prepotente porque a pesar de ser desenmascarado aún se creía superior, no demorando en dar la orden de que Tenzin fuera asesinado. Por lo cual Korra terminó de avanzar pero no en dirección a matar a Zaheer si no en rescatar a Tenzin para sacarlo de ahí. Lográndolo y no teniendo más opción que dirigirse cabalgando veloz al lado de su padre, el Jefe del sur-
-¿Crees que no me iba a dar cuenta lo que planeabas Korra? Eres mi cachorro, te conozco desde el vientre de tu madre, no puedes ocultar muchas cosas de mi. Sobre todo si tienen que ver con honor y guerra. Al parecer no alcanzaste el nivel necesario con Tenzin, eso también me lo temía pero quería darte una oportunidad. Supongo que es peor de lo que pensé.
-Padre... -Perplejo él tomo su lugar al lado del Jefe del sur luego de bajar a su maestro del caballo. Se sintió dudoso y con sus nervios más alborotados. Pero, de nuevo apretó fuerte las riendas de su caballo, saco su pecho y su quijada estuvo en alto- No importa que estés aquí. Tengo un objetivo y lo cumpliré. No te entrometas en mi camino Tonraq.
-Cachorro altanero. -El Jefe sonrió de medio lado y bajo el rostro avergonzado de sentir orgullo de tremendo disparate. Ese era su digno hijo y un guerrero del sur. Korra Raava desafiando a su propio padre y a un maldito maniático dueño de un ejército que no lo hizo temblar ni un poco solo por defender el bienestar de su gente y a los que amaba- No voy a dejar que te sacrifiques solo. Eso no. Proteger al sur es mi deber como Jefe. Y protegerte a ti lo es como padre y esposo de Senna. Seré yo quien me haga responsable de evitar la calamidad sobre el sur y mi familia. Cómo te lo había dicho, si fallas no solo es tu vida la que está en riesgo, es la de todos los que dependen de ti. Yo cortaré esa cadena dejándola en mi Korra. Tu te harás cargo del sur si así resultan las cosas.
-No padre, éste es mi deber.
-Guarda silencio y respeto a tu Jefe. -Gruñó el Alfa- No te creas más importante que yo frente a todos aquí o te castigaré por tu osadía.
-Padre. He logrado retener un poco del entrenamiento de Tenzin en mi eso será suficiente. Permíteme encarar a Zaheer sin tu ayuda... Hazte cargo del resto por favor, aún continúas herido, no quiero perderte en esta batalla ¿Con que rostro miraré a mi madre si dejo que tú mueras aquí?
-Basta de mentir, sabes que no haz logrado el control total del poder interno en ti. De otra forma no hubieras optado por venir a escondidas hasta acá ¿Estás aceptado la derrota de tu padre y hermanos de carnadas sin antes si quiera permitirnos luchar? No nos deshonres así Korra.
-Discúlpame padre, no ha sido esa mi intención. Solo estoy siendo realista.
-Entonces deja de serlo. Lo haremos todos juntos. Tú y yo iremos por Zaheer. Suyin y Lin por la Omega que maneja la pólvora. El resto se encargará del ejército. No culpes a tu arquero de delatarte, Mako no ha tenido nada que ver.
-Si... Padre. -Él bajó levemente la cabeza y fingió aceptar el plan de Tonraq. No perder más tiempo en una discusión innecesaria en medio de una batalla. Algo se le ocurriría para solo ser él el dueño de la atención y ataques de Zaheer. Luego, miro hacía donde estaba Mako y pasó a su lado- La familia de mi maestro, resto de nómadas aire e ingenieros del norte están cerca. Pero no olvides tu principal misión.
-Si mi señor. -Comprendió Mako lo que le estaba pidiendo su señor. Por lo cual sin poder negarse u opinar desvío su caballo y retrocedió junto a Bolín en busca de encontrar e infiltrarse en la verdadera guarida de Zaheer y rescatar a la familia de Tenzin y nómadas aire mientras el resto combatiría contra el bárbaro. Sin omitir no dejarse asesinar pues sería él quien sacaría a Asami del sur si así se daban las cosas. Rogando a su vez que su señor resistiera hasta que él volviera a su lado y siguieran luchando juntos contra el anarquista. Tenzin por su parte exigió un caballo y unirse al ejército, enterando a los Jefes y Matriarca sin muchas palabras del verdadero plan de Zaheer el cual contemplaba el secuestro del príncipe del sur y muerte de la nación del aire mientras el bárbaro seguía a más de doscientos metros esperando por ellos. Al golpeado maestro de la nación del aire solo se le pidió resguardarse en las filas traseras y permitir a los líderes el resto. Dado a que si no lograban rescatar a su familia y nómadas aire solo él sería el único Alfa existente de dicha nación. No podían arriesgarse a perderlos a todos. Miradas y atención que cayerón después sobre un emisario enviado del lado del bárbaro. Acción imprevista que generó dudas en los guerreros y soldados presentes excepto en Tonraq quien pidió a sus hombres permitirle acercarse-
-Jefe del sur. Nuestro defensor Zaheer tiene una duda por lo cual me ha prohibido tratar de asesinarlo a pesar de estar tan cerca de usted y ha ordenado venir hasta acá en busca de aclararla. -Habló el rebelde frente al Señor de la Cetrería-
-¿Confirmar si fue mi hijo quien lo traicionó trayéndome hasta acá? -Dijo Tonraq mirando hacía el bárbaro en la lejanía y luego al hombre enviado-
-¿Es el príncipe del sur de la casa Raava traidor o no?
-Cuidado como lo dices vasallo maleducado o te cortaré la cabeza y luego te enviaré caminando con ella entre tus manos para dar el mensaje a tu Señor. -Agregó el Jefe del sur-
-Señor no. Zaheer es nuestro libertador.
-Entonces dile a tu "libertador" que mi hijo no ha tenido nada que ver. Suyin reconoció la lechuza que Aiwei envío. Parece ser que su intelectual hombre de confianza pasó por alto que pocos en Zaofu utilizan ese tipo de aves y que en esta guerra no esperábamos más que halcones. Algo que solo Suyin sabía.
-Con las mismas palabras se lo describiré. -El emisario volteo sin reverenciar o pedir permiso y corrió a pie como había sido enviado para transmitir el mensaje, sin una montura para parecer menos amenazante. Dejando a más de un guerrero del ejército con las ganas de matarlo por su irrespeto y petulancia frente a su señor. Siendo otro el que perdió la cabeza, en el bando de los bárbaros. Al recibir el mensaje Zaheer había volteado a ver a el traidor de Zaofu, acercándose a Aiwei, empuñando uno de sus sables y decapitando al hombre despistado sin dejarlo decir mucho en su defensa. Luego de eso ser él personalmente quien se acercó unos cincuenta metros más hacia el Jefe del sur-
-¡¿En verdad quiere ésto Jefe del sur?! ¡¿Por qué no tan solo me entrega a su hijo y hacemos de la batalla algo inexistente?! ¡Sabe que no podrá contra nosotros y ya no me quedan más ganas de ocultar mis intenciones! ¡Dejé que sus guerreros se sumen a mi ejército se que ellos también quieren formar parte de está revolución! ¡Entre más hombres a mi favor mucho mejor! ¡Ofrezco lo mismo a Zaofu y Ciudad República!
-¡Cuánta amabilidad por parte de un redentor pero aquí el acorralado es otro, alista a tus hombres porque hoy conocerás la derrota! -Contestó Suyin con igual poder y tono de voz elevado al lado del Jefe del sur y su hermano Lin, momento en el cual tras el ejército de Zaheer y en sus flancos aparecieron más soldados de Zaofu acechando entre la niebla que los rodeaba que borraron la sonrisa y vanagloria del rostro del anarquista. Con todo lo hecho por el grupo de bárbaros en contra de ellos aún la ventaja de Zaheer existía. Pero no en éste tablero. Dónde el criminal no había llevado consigo a todos sus rebeldes y tampoco esperaba refuerzos por parte de Zaofu que lo encerraran desde su retaguardia hasta los laterales. Ahora todo parecía mucho más parejo y una victoria posible de alcanzar-
-Formidable. No esperaba menos de los Beifong y el Jefe del sur. -Dijo él bárbaro para si mismo volteando hacía su ejército para formarse en el y ordenar- El príncipe del sur es mío. Acaben con ellos. Y tú P'Li, cuídate mucho. -Zaheer beso a su Omega y le permitió a la mujer ir a la batalla. Los soldados de más que los amenazaban desde atrás y a los lados era un agravio a su propósito. El error que había cometido Aiwei también. Pero él solo necesitaba conseguir al príncipe del sur y partir de ahí. Ya todo estaba listo en la ancha caverna engalanada de colosos cristales esmeraldas y agudas estalactitas de piedra dónde retendría y asesinaría a Korra en su máximo poder. El veneno que tanto le costó conseguir y el procedimiento por fin estaban en sus manos. Solo faltaba el príncipe, al Alfa que él había reconocido como el Avatar. Eliminar a Tenzin era algo que podía hacer después. La familia del maestro de la nación del aire y nómadas de la misma sería lo primero que él asesinaría de vuelta donde aguardaba la otra parte de su ejército luego de hacerlo con Korra. La guarida de la Orden del Loto Rojo en el Reino Tierra. Mientras en el campo actual, el resto de los hombres allí presentes serían sacrificados, pero era un medio para un fin-
...
-¡Teníamos un trato! -Reclamó Korra al bárbaro, pateando desde su caballo con ambos pies al anarquista luego de cabalgar hacia él y tenerlo cerca, tirando a Zaheer de su montura. Pero el criminal no duró demasiado en levantarse y tratar de hacer lo mismo desde el suelo, tomando impulso yendo hacía él para saltar, patearlo en el aire y hacerlo caer también de su semental. El enfrentamiento se había dado sin mayor antesala. Los líderes contra el bárbaro gritaron conduciendo a su ejército hacía adelante y lo mismo hizo el anarquista. Con algunos guerreros del sur no combatiendo de manera lineal si no en círculos, abarcando así a más enemigos y los rebeldes siendo los que irían hacía ellos, dándole una posición superior pero solamente digna de hombres con la fortaleza suficiente de acabar con sus contrincantes de una sola embestida de sus espadas. Sin esa fuerza bruta de los sureños la posición en círculo sería una desventaja, una pérdida de tiempo, esfuerzo y efectividad. Acumularía a sus adversarios sobre ellos hasta matarlos. Entre tanto, la suma de los agregados de Zaofu había sido la cereza del pastel, no obstante, la horda furiosa de campesinos insurrectos, soldados renegados, guerreros inconformes y vasallos sedientos de ganar a terratenientes y Señores, también eran fuertes. Sanguinarios en su variedad de tácticas, entrenamiento en diferentes terrenos y estilo de vida de una guerrilla-
-¡Es mi turno! -Atacó Tonraq al bárbaro después de alcanzar la estela de su hijo hasta una de las orillas del Pico Laghima. Korra lo había dejado atrás en su afán de hacerse cargo de Zaheer. Ahora lo notaba, su cachorro ya era todo un experto en la cabalgadura, tan diestro que no le costaba saltar sobre sus obstáculos, enormes y musculosos Alfas atravesados en el terroso campo de batalla, acabar con ellos, llegar a su objetivo y no esperar por nadie, ni siquiera por su padre-
-Dos contra uno, no me parece justo. -Expreso Zaheer con el Jefe y príncipe del sur frente a él. Esquivando en último segundo el filo de la espada de Tonraq-
-Para ti ya nada será justo. No lo mereces, trataste de engañarme aún cuando estaba dispuesto a entregarme. -Dijo Korra mostrando sus colmillos-
-Lo bueno príncipe, es que a pesar de que te opongas no importa, te llevaré conmigo.
-Sobre mi cadáver Zaheer. -Respondió el Jefe del sur subiendo su espada una vez más para cabalgar directo al bárbaro e intentar decapitarlo. Destajar alguna parte del cuerpo del anarquista-
-Jefe, tenga más cuidado con lo que dice o se le puede cumplir su deseo en totalidad. -Él no fue iluso de dejar chocar sus sables contra la espada larga de acero de doble filo del Jefe, el arma de Tonraq podía fracturar las suyas. Por lo que se decidió siendo sagaz y potente a esquivar otra vez por centímetros el filo del arma, sufriendo un corte en su brazo, quedando tras el caballo del Jefe para azotar la parte trasera del semental en busca de que el animal se descontrolara y corriera lejos de él, hacía un grupo de sus rebeldes que mantuvieran ocupado a Tonraq. Enfrentar al Jefe y al príncipe del sur al mismo tiempo, no era buena idea. Fue ahí cuando Korra no demoró en volver a aparecer a pie, tratando de alcanzarlo en un cara a cara. Lo que él aprovechó para tratar de derrumbar al príncipe, en un compactó movimiento que se metía en la guardia de Korra y pretendía desbalancearlo. Pero la respuesta del príncipe fue la correcta contra su técnica. Recibiendo como defensa una dolorosa puñalada doblé descendente de parte de las manos abiertas de Korra a la altura de su ombligo hasta su vejiga, la cual sintió desprenderse. Prohibiéndole así desenvainar sus sables y obligándolo a retroceder-
-¡No me derribarás en está postura con técnicas de tigre o grulla! -Alegó Korra enraizado al suelo-
-¿Manos Flotantes, la postura Yang de la técnica de las Tres Batallas? -La posición "Tres Batallas" había sido la postura que le había salvado la vida a Tonraq. La que evitó que él pudiera sacarle las tripas luego de que el Jefe subiera sus órganos internos con contracción muscular cuando él deslizó uno de sus sables por la parte baja del estómago de Tonraq en su enfrentamiento en el sur. Tres Batallas quería decir una técnica que utilizaba la combinación de mente, cuerpo y espíritu. Sin embargo, una postura muy Yin, pasiva y tensionada. Con una respiración igual de profunda y pesada que podía acortar años de vida y buena salud a quien no la ejecutará bien. "Manos flotantes" por su parte era la técnica encargada de contrarrestar toda la fortaleza y daño de la postura de Tres Batallas. La posición de Manos Flotantes también formaba un reloj de arena con las piernas y utilizaba retroversión pélvica como en Tres Batallas, tensión y transferencia de energía desde el suelo. Pero la complejidad era que no tenía bloqueos Yin, externos o mantenidos. Si no, Yang. Fluidos y circulares a través de los brazos y manos del ejecutor. Con una respiración no tan profunda y sonora como en Tres Batallas, pero muy energética. Concentrando la fuerza en la zona baja del vientre-
-Sé que está técnica no es todo lo interno que debo aprender a ser con mis puños. Pero es lo más lejos que he podido llegar con Tenzin. Mi maestro la cree más digna de mí que posturas más avanzadas y vistosas. No es propia de la nomenclatura Yin y Yang. Se le define como Go y Ju en su manejo de lo duro y lo suave.
-Me sorprende un poco que la utilices sobre la postura Tres Batallas. Cuando es en Tres Batallas dónde tú padre es un maestro y dónde al parecer encajarías mejor. -Dijo él al príncipe. Tonraq vigilaba desde lejos los avances de su hijo mientras cortaba cabezas de ilusos con aires de gloria. El Jefe comprendía por qué Korra no desenvainaba su espada todavía. Para su cachorro o para cualquier Alfa era importante acabar con sus enemigos utilizando solo sus manos, sus armas naturales obsequiadas por la naturaleza. Sobre todo si ése Alfa lo había ofendido demasiado. Aceptable mientras existiera un equilibrio de poder o técnica entre ambos adversarios, de lo contrario se trataba de una decisión absurda. Eso quería hacer ver Korra también, además de su técnica. Que él no era más débil física o habilidosamente que Zaheer y por ende podía enfrentarlo sin sacar su espada primero que el bárbaro. Después de todo el uso de las manos (garras y colmillos en los animales) era más básico que la utilización de armas. Por lo tanto representaba el lado animal que posee un Alfa de mejor manera. Blandir una espada para matar era algo más racional de hacer. Mientras que poder alcanzar, tomar y partir el cuello de otro Alfa con una mano demostraba superioridad en velocidad, alto nivel en el cuerpo a cuerpo y poder puro de la estirpe. Equivalía a partir un cuerpo en dos con una espada de una sola blandida-
-También me sorprendí de eso. Pero al parecer ni yo mismo me conozco del todo. Las artes marciales no están para construir un carácter, son para revelarlo Zaheer.
-Noto la maestría del hijo de Aang. Mira lo que ha hecho contigo en tan poco tiempo. Que bien que pude enterarme de tu corta visita al templo del aire sur príncipe. Pero, te haré ver la diferencia entre un pupilo recién adoptado y uno que lleva su vida sumergido en la causa. Gracias por ser tan directo conmigo, también te mostraré mi mejor técnica de mano vacía. -Zaheer estiró sus brazos hacia adelante y los colocó en una guardia larga con ambas manos abiertas. Su respiración era relajada al igual que el resto de su cuerpo, excepto el abdomen- Está es la escuela de lo suave de una de las tres familias de lo interno. Aquella de la cual solo tu maestro fue heredero y que yo aprendí por obra divina de la vida. El estilo de los monjes de la nación del aire.
Tras lo dicho por Zaheer, el príncipe recordó entonces lo explicado por su maestro Tenzin en su primer día de estancia en el templo del aire sur: "Korra, el término interno se relaciona con el modo de trabajo que se centra en un movimiento continuo, en la fluidez para sobrevivir, en el desarrollo de la energía y en la consecución de todos los atributos que se esperan de un practicante que estudia el control y entendimiento de la fuerza. No muscular, si no más bien postural, tendinosa, de la fascia relacionada con la piel y mental. En ejercicios tradicionales los músculos se trabajan en planos de flexión y extensión gracias a las articulaciones. En las artes internas además se presta atención a la musculatura secundaria o accesoria de los grupos principales que generan un movimiento. Es justamente por ahí por dónde fluye la energía. Por eso no se debe de confundir lo suave con algo blando y endeble. Y lento con algo trabado o aburrido".
Ahora Korra esperaba que esa larga explicación le sirviera de algo. Aguardando que el bárbaro viniera hacía él. Y para su gusto así fue. Desviando ataques por parte del anarquista que defendía y devolvía con manos abiertas, ambos esperando la brecha perfecta para desenvainar sus armas y matar o dejar al otro incapacitado de proseguir de una cortada. Luxándose mutuamente algunos de sus dedos en el choque de manos abiertas pero volviéndolos a colocar en su lugar en cuestión de segundos para continuar con el combate. El líder de los rebeldes seguía yendo en forma circular alrededor de él como la última vez que lo enfrentó. Lo cual era un problema y dejaría notar la debilidad de su posición. Si bien la postura de Manos Flotantes era una contra a los barridos e intentos de ser proyectado y también a ataques de forma directa y aguante de los no tan directos desde lo fluido para no ser aprovechada alguna rigidez excesiva, no obstante originalmente la posición de pies se mantenía sin desplazamientos largos. Dejando ciertos ángulos abiertos. Cosa que ya sabía y le había dado una solución en el templo del aire sur. Hacer la técnica de Manos Flotantes no de manera estática si no con juegos de pies. Cómo los coordinados movimientos del bárbaro pero con instantes de tensión en que se enraizaba al suelo en un constante fluir de lo duro, a lo suave. Hasta que notó demasiado tarde para su inexperiencia en ese tipo de combate, que él había caído en una corriente de aire y ritmo que manipulaba Zaheer a su favor. Una de las técnicas máximas del estilo de los nómadas aire. Los ocho trigramas.
Viendo un parpadeo tarde en su punto ciego al anarquista posicionado para atacar con una palma perforadora su espalda. Justo en su columna vertebral. Sintiendo a una de sus vértebras desplazarse de lugar y como sus piernas perdían fuerzas. Un trueno atravesando todo su cuerpo. Convulsionante dolor que casi le generó gritar con un estallido de temblor en sus extremidades. Cayendo así al suelo con los dientes apretados y una mano tocando esa zona. Tratando de volverse a colocar de pie para seguir su combate contra Zaheer. Piernas que no le respondían. Malestar que a cualquiera haría llorar. Frustración que lo enojaba y dejaba vulnerable, a la merced de su enemigo que lo miraba desde arriba autosuficiente y ganador sacando sus sables. Él necesitaba devolver a esa vértebra a su lugar. Hacer lo propio como Katara en las cabañas de curación con una columna llena de dolor.
Pero él requería un plazo para intentarlo. Coyuntura que gracias a los espíritus su padre le concedió volviendo a entrometerse en la batalla. Dónde arrastrándose por el suelo en vez de recolocar la vértebra, él vió la oportunidad de apoyar a Tonraq y desenvainó su espada solo alcanzando a cortar el tendón de aquiles de uno de los pies de Zaheer tomándolo desprevenido y haciéndolo caer. Justo cuando el Jefe del sur se le lanzó encima al bárbaro desde su caballo para clavarle la espada en la cabeza. Empujé horizontal en caída que el anarquista aprovechó y que Tonraq no vió venir para salir proyectado hacía atrás por uno de los precipicios del Pico Laghima sin concretar el recorrido de su espada. Zaheer había colocado su pie aún servible en el estómago del Jefe del sur, haciendo palanca de transferencia desde el suelo, demostrando su poder físico sin importarle el gran tamaño de Tonraq e imprevisto del ataque al hacerlo volar cuando el Jefe se había ido sobre su humanidad, de igual forma, su gran técnica fluida que aprovechó la inercia del movimiento de su enemigo al máximo.
-¡Padreee! -Gritó Korra desde el suelo, esa altura era suficiente para matar a cualquier Alfa-
-No soy tan mal hombre, le he cumplido el sueño al Jefe del sur. Él está muerto. Solo me falta usted, príncipe. Pero usted no ha dominado su poder por completo, así que si no lo puede sacar por las buenas. Tendré que obligarle por las malas.
-¡Arrrgg! -Gruñó él en contra de Zaheer. Dirigiéndose con toda las fuerzas de sus dormidas piernas hacía la cornisa del barranco queriendo ver a su padre vivo. Descuido que el bárbaro aprovechó para amarrarse el pie lesionado y montar su caballo con la intención de atropellar a Korra. Suficiente para matar a cualquier hombre, pero al príncipe por suerte, el daño de pasarle un caballo por encima solo lo dejó atontado. Momento en el cual Zaheer pudo percatarse. P'Li había asumido enfrentar a Suyin y Lin. Llevándolo muy bien hasta que los Beifong le habían tomado la sincronía y aprovechado la oportunidad en que su Omega iba a tirar una de sus cargas de pólvora encendida, para Lin ser un señuelo y Suyin tirar su liviana espada, cortar la dinamita en el aire y hacerla explotar en el rostro de la mujer-
-¡P'Liiii! -Gritó Zaheer el nombre de su Omega tan fuerte como pudo. Él sabía lo que significaba aquella grotesca escena de muerte. Sus cejas se deformaron hacia arriba en un gesto de desgracia y tristeza. El tiempo se detuvo. Luego, la atadura que le negaba a su conciencia entrar al vacío por fin se había soltado. Aunque teniendo que pagar un precio muy alto para lograrlo, comprendiendo en contra de su voluntad el desapego que lo haría libre en su totalidad por obligación del destino. Aceptando esa emancipación luego de fallecido el amor de su vida evitando que en su cara se siguieran reflejando emociones. Mirando al príncipe bajo su cabalgadura para jalar las riendas del semental y hacer al caballo levantarse en sus dos patas traseras, cayendo y pisando a Korra de nuevo justo en su cuello y cabeza. Su montura era un semental de guerra con genes de resistencia y agilidad pese a su peso y tamaño, un arma de 450 kilos más de su arsenal. Ese había sido en parte el error del príncipe, distraerse con Tonraq, ignorar al entrenado animal adiestrado para el cuerpo a cuerpo y no sacar su espada antes. Entonces, por el rabillo del ojo él vió venir a los Beifong, por lo que ordenó a otra parte de sus rebeldes que lo cubrieran dándole el tiempo suficiente para amarrar al príncipe de los tobillos y llevárselo arrastrado detrás del caballo hasta la caverna dónde llevaría acabo todo sus planes, sin mirar hacia atrás o nuevamente dónde estaba el cuerpo sin vida de su Omega-
...
El plus de hoy:
Explicaré también un poco sobre las escuelas o estilos de combate cuerpo a cuerpo y su paralelismo para a quien le interese ubicarse mejor en ese aspecto de la historia.
El entrenamiento y estilo de Zaheer representan al Kung Fu (templos norte y sur) variando en técnicas de grulla, tigre y Bagua (sin olvidar su influencia tibetana).
Mientras Korra por su carácter, representa a las escuelas de mano vacía Okinawense. Es decir, al Karate tradicional. La posición de "Tres Batallas" la pueden encontrar en japonés como "Sanchin" mientras "Manos Flotantes" sería "Tensho".
Tonraq aplica las técnicas de garra de águila, la cual representa un estilo dentro de la variedad del Kung Fu. Y su espada es como la clásica medieval o excálibur. Es decir, una espada larga.
Ya luego iré agregando más datos y explicación que espero aprecien (pueden preguntar sobre eso). Muchas gracias por llegar hasta aquí y hasta la próxima (No me he olvidado del KorraxKuvira).
