-¡¿Por qué me has traído hasta aquí?! ¡Pudiste haberme matado antes y ahorrarte toda está pérdida de tiempo! -Exigió Korra una respuesta despertando de la abstracción de su inconsciencia. Sus piernas seguían sin responder demasiado y la parte trasera de su cabeza le dolía. Él estaba completamente lleno de tierra y sus brazos colgaban separados de lado a lado por cadenas que también apresaban sus tobillos, eslabones que trató de romper con todas sus fuerzas, pero no pudo. Tampoco entendía mucho de lo que allí pasaba, que lugar era ese o cuánto había pasado desde que Zaheer lo pisó con su caballo-

-¿Su artística postura de brazos abiertos no le recuerda al águila de sangre príncipe? Ese curioso ritual que llevan acabo las naciones del agua. No gaste energía, las cadenas son de platino.

-¡Habla Zaheer! -Reclamó él nuevamente al bárbaro. Korra no terminaba de encajar esa parte de la historia. Matar era fácil ¿Por qué el anarquista no lo había hecho luego de dejarlo noqueado? Simplemente con desenvainar sus sables y decapitarlo habría sido suficiente-

-Príncipe, ¿recuerda lo que le dije en la carta? Eso de la escritura que solo usted pudo comprender. Lo considero como una divinidad que necesito matar en su máximo poder para evitar que ahora o en un futuro vuelva a ser un impedimento para mí reencarnando en otro cuerpo. También, para coronarme como el verdadero elegido del destino de está generación para darle equilibrio al mundo. Uno que piensa vivir más de cien años y no tener que siendo un vejestorio enfrentar a otro Alfa como usted. Por eso, éste elaborado procedimiento al que llama pérdida de tiempo, no lo es. Haberlo citado para vernos en la tribu agua del norte fue un cebo. Ésta caverna es la verdadera estancia donde lo derrotaré.

-Estás loco. Llenar al mundo de caos por un propósito miserable mientras la gente trata de vivir tan dignamente como puede, es repugnante y cobarde. Continuar asesinando a más padres de familia, madres, hijos ¡Inocentes que nada quieren tener que ver con tu desquiciada revolución por un ideal de mierda es injustificable! ¡Como lo hiciste en el sur!

-No. Soy el más cuerdo de todos. Que pudiera leer ese pergamino es la muestra ¿Fue o no capaz de hacerlo príncipe?

-Te haré pagar lo que le hiciste a mi gente y no permitiré que tú demencia toque a más personas. -Advirtió por lo bajo Korra apretando los dientes con su mirada penetrante hacia el anarquista-

-No está en condiciones de amenazarme príncipe. Usted está a punto de morir. Lamento decirlo pero cuando las revoluciones pacíficas no son capaces de ser llevadas acabo, las armadas deben actuar.

-¿Y qué harás después? Cuando logres "matarme bajo tus términos".

-Hacer del vacío algo general para el mundo. Como usted dijo, todo se trata de caos para volver a un origen que traerá, equilibrio. Si son requeridos más atentados y muertes que así sea. Las muertes de los traidores y de los que se oponen. Mientras los que han fallecido y fallecerán por mi ideal trascenderán, se convertirán en los héroes que abrirán la libertad para sus naciones. Traigan el arma con el veneno, es hora de reunir al príncipe con Tonraq. -Pidió Zaheer a más miembros del Loto Rojo presentes. Ghazan y Ming Hua también estaban dentro de la caverna. Con la vista nublada viendo a toda esa gente ahí Korra solo pudo pensar en la familia de Tenzin y los nómadas aire ¿Dónde estaba Mako? ¿El arquero había sido capaz de llegar a la posición donde estaban secuestrados aquellos inocentes?-

-Arrrggg... Maldito. -Gruñó él- ¡¿Dónde está el trato justo de tu parte?! ¡Tu palabra como guerrero! ¡Habías prometido que pelearíamos cara a cara hasta que solo uno quedará en pie!

-He ahí su error. Yo no soy un guerrero, por lo tanto no debo palabras ni promesas. Utilizo al arte de la guerra a mi gusto y no me rijo por un código. Eso sería limitarme. Y los límites nada tienen que ver con la libertad. Salude al Jefe del sur de mi parte príncipe, dígale que no se preocupe, que disfrutaré mucho de sentarme en su puesto dentro de la casa más grande y mejor amueblada de la tribu que no fue capaz de proteger cuando me dirija nuevamente hacia el sur. -Dijo el bárbaro refiriéndose al fallecido Alfa para empezar a llevar acabo la etapa predecesora al final del Avatar. Burla que hizo enojar de nuevo a Korra, fruncir el ceño y mostrar sus colmillos-

-¡Cuando salga de aquí ninguno de ustedes sobrevivirá, me liberaré de estás cadenas y los mataré a todos! ¡A todos! ¡No te perdonaré lo que le hiciste a mi padre Zaheer, te ahogaré en tu propia sangre por tu irrespeto hacia él y te haré pedir misericordia pero no la obtendrás! ¡Recuérdalo porque así será! -Él jaló las cadenas que lo apresaban queriendo quebrarlas, mostró sus colmillos una vez más al anarquista y al resto de los presentes, trató de verse grande y amenazante ante todos pese a su desventaja. Pero el bárbaro ignoró esas acciones y sus amenazas verbales mientras le era entregado algo que él no supo reconocer. Era largo, ajeno a la actualidad y olía a pólvora. A pólvora ligada con otra sustancia-

-Éste arcabuz es un regalo de uno de mis aliados. Es una de las primeras armas de fuego con cañón largo que existen. Muy costosa de adquirir y recelosa del agua. Espero no muera antes de que el veneno que lleva el proyectil haga efecto príncipe. -El bárbaro prendió la mecha que chocaría con la recámara llena de pólvora del arma y la apuntó hacia Korra, al prisionero arrodillado en medio de la iluminada caverna. Dando la orden de que todos estuvieran listos para lo que se venía. Jalando el gatillo y saliendo del cañón disparado junto a una nube de humo un proyectil que se esparció y pegó en todo el pecho del príncipe. Fracturando su esternón, haciéndolo vomitar sangre y quemando parte de su vestimenta. El arcabuz había sido disparado muy cerca de la humanidad de la víctima, eso hizo chasquear la boca de Zaheer en disgusto. Si mataba al príncipe de un tiro en vez de permitir al veneno hacer efecto todos sus planes se verían afectados-

.


.

Korra nunca antes había sentido una cosa tan horrenda como esa. Era como si su pecho se estuviera quemando por dentro. El ahogo por su estropeado corazón y colapsados pulmones apenas lo dejaba respirar. Gruñendo y apretando su mandíbula para evitar dejar escapar quejidos de dolor generados por el suplicio de la agobiante tortura que lo hacía retorcerse internamente de desesperación mientras continuaba vomitando y tociendo sangre, oscura, espesa y llena de algunos coágulos. No darle a sus enemigos el placer de escucharlo quejarse, desvanecerse, rendirse. Él debía mirarlos con gallardía y fortaleza, estoico con su temple de guerrero hasta el final. Tirando y tirando de las cadenas que lo tomaban de sus muñecas y tobillos sin descanso queriendo seguir aferrado a algo, a la esperanza de poderse liberar. Sintiendo a su vez como la fuerza de su cuerpo no le daba tregua, lo abandonaba, las cosas a su alrededor se volvía distantes y apagadas, un molesto mareo bailaba en su percepción y el sueño quería posesionarse de su realidad.

¿Él iba a morir? El sufrimiento provocado por el disparo, la falta de aire y el supuesto veneno nombrado por el bárbaro comenzando a recorrer su cuerpo a través de su sangré insertándose en cada uno de sus huesos como metal ardiente siendo lo único que lo mantenía con vida le hizo desear que así fuera ¿Qué clase de sustancia era esa? Estaba apaleando su cordura. Humillando su orgullo. Provocando confusas visiones en su mente representadas por antiguos rivales que también habían intentado matarlo, como Amon. Distorsionadas alucinaciones metidas en su golpeada y adolorida cabeza que desechaban su poca lucidez y se burlaban de él con una risa que le recordaba a la de su tío Unalaq. De su pronto fallecimiento y del descontrol que lo llevaría a su propia destrucción por culpa de Zaheer. Todos incitándolo a entrar a un estado al cual él temía. Aumentando el suplicio. Alimentando la agonía. Engulléndolo en martirio.

Reflejando de repente otro rostro en medio del delirio, pero está vez uno hermoso, facciones bellas y serenas que le devolvieron el calor al cuerpo y desear continuar viviendo, se trataba de Asami. Entonces él regresó en si y sintió miedo, terror en medio de su constante desvarío lleno de colapsos y despertares. El recio guerrero que había alegado no tenerle pavor a la muerte y aceptarla digno. No quería ser parte de ese olvidó. Deseaba vivir. Vivir para seguir amando a Asami, a su madre, vengar a su padre y proteger a su tribu. No fallecer como un cobarde que no había sido capaz de llevarse consigo a Zaheer. Y comprender ese deseo le generó sentir una profunda exasperación que no sabía si era cobardía o la dura impotencia de ser arrastrado involuntariamente hacia la muerte. Sin embargo la rabia, la negación, ese rechazo a dar su último respiró para dejarse ir. Fue más fuerte que el dolor y el miedo, que el veneno que le recorría el cuerpo perforándole el espíritu.

Tomando sin dudar la decisión. Él no tenía que aguantar todo eso que estaba destrozándolo por dentro, no cuando aceptándose así mismo podía ser mucho más poderoso y cumplir con todos sus anhelos. Reconocerse por lo que era y destruirlo todo si quería sobrevivir. Porque la luz y sus habilidades lo habían abandonado, desechado, dejado solitario a la merced de perderlo todo sin poder luchar por nada. Mientras la oscuridad le daba una segunda oportunidad. Así como cuando la necesitó luchando contra Unalaq. Cuando creyó morir a manos de su tío y perder la guerra contra el norte. Siendo testigo de como un alma se podía perder y convertirse en un espíritu corrompido lleno de oscuridad, mal y con un apetito voraz hacia la destrucción. Perder su humanidad y terminar siendo un ser manipulado y podrido por su propio poder. Devorado, transformado y consumido por su propia llama en una lumbre en dónde él no deseaba acabar.

-Ancestro. Jefe Kuruk ayúdame. Tu sabes lo que es que te separen de tu amada Omega y darlo todo por tu tribu. Permíteme salir victorioso de ésta batalla. No quiero morir sin hacer justicia. Dejar éste mundo sin la gloria de volver a ver el rostro de mi esposa. No dejes que la oscuridad me consuma como al Oso del Norte. No deseo terminar como mi tío, pero necesito de éste poder el cual ignoro. Mi actual debilidad lo requiere. Muéstrame la respuesta y apóyame en alcanzar el estado que urjo.

"Korra... Tú la conoces.

Dentro de cada uno de nosotros existe una batalla, diaria, ardua y sin fin. Una batalla entre dos lobos. Uno es la luz, el bien, el amor, la sabiduría, la humildad, la alegría, la compasión. El otro es la oscuridad, el mal, la lujuria, la ignorancia, el ego, la tristeza, la ira. Es así como convergen nuestras fuerzas interiores. Y en esa lucha incesante ganará solo el lobo que alimentes.

Pero, más allá de ese conflicto entre dos opuestos, no lo olvides. Al igual que el Yin y el Yang, ellos se complementan. No alimentes solo a uno, debes tenerlos presentes a los dos porque ninguno puede existir sin el otro, ambos siempre asechándose mutuamente y atacando las debilidades de cada uno. Esa es la verdadera fuerza dentro de la fortaleza.

Toma mi sabiduría en profundidad para evitar el desbalance que te hace débil y haz de ella lo indicado futuro Jefe del sur. Hoy no visitarás el eterno banquete de comida, hidromiel y Omegas que te mereces por morir como un digno guerrero. No obstante, poder volver a ver el rostro de tu amada será cuestión de encontrar tu camino de vuelta a casa. Si tú corazón no es digno no tendrás la capacidad de hacerlo y te perderás en el intangible sendero que no dará descanso a tu alma por la eternidad.

Yo como el Jefe Kuruk que fue bendecido con la maldición de un Alfa original con un poder tan inmenso como el que habita en ti te protegerá de la corrupción de tu alma en está ocasión, también te advierte. Consigue dominar el equilibrio o la oscuridad que estás a punto de dejar que te posea por segunda vez en tu corta vida, te consumirá. Recuerda como caza un depredador solitario, porque ella hará lo mismo contigo a partir de hoy por decidir disponer de su poder siendo consiente de su origen".

.


.

-¿Está muerto? -Pregunto Ghazan al líder de los bárbaros tomando el arcabuz. Ellos todavía esperaban por el momento perfecto para asesinar al príncipe del sur-

-No lo sé. -Respondió Zaheer-

-Él parece repeler los efectos del veneno ¿Seguro que eso es normal?

-Su cuerpo no demorará más en reaccionar instintivamente. Cuando muestre sus colmillos en la transformación que busco. Todo acabará para él. Ustedes atravesarán su corazón y yo lo decapitare con su propia espada. -Dijo el bárbaro desenvainando el arma del príncipe, una rara espada de un solo filo, cuyo color negro hacía dudar de que material exactamente estaba hecha y le hizo recordar al Jefe del sur Sokka. Yendo hacia Korra para meter su mano a través de los huesos rotos por el agujero que había dejado el proyectil de pólvora disparado al pecho del Alfa y tocar el corazón del príncipe para saber si todavía estaba vivo. Matarlo fuera del estado Avatar sería desastroso para el Loto Rojo. Y mucho le había costado llegar hasta ahí. Notando con disgusto que en efecto, el corazón de Korra se había detenido. Volteando a ver a sus compañeros en la caverna sacando su mano ensangrentada del pecho del príncipe para impartir nuevas ordenes-

-Le daré un masaje cardíaco para revivirlo, cuando vuelva a despertar suban sus cadenas y...

-Debiste haberme arrancado el corazón cuando pudiste. Ahora seré yo quien lo haga contigo. -Habló el príncipe haciendo erizar el vello tras la nuca de Zaheer, ponerlo en alerta y hacerlo voltear rápido para mirarlo con ojos sorprendidos, esquivando por poco un golpe dirigido hacia su cabeza agachándose por mero reflejo de sus músculos. Korra habia arrancado una de las cadenas y reventado la otra, no demorando en utilizar una de ellas como arma contra Ming Hua. Alcanzando a la Beta y haciendo rebotar a la mujer contra una de las paredes de la caverna de un azote-

-¡Ve por él ahora Ghazan, mátalo! ¡Dispárale otra vez! -Ordenó Zaheer a su compañero-

-¡Pero... Sus cadenas, él ha roto las cadenas! -Respondió Ghazan-

-P'Li sacrifico su vida por el Loto Rojo, asegurémonos que no sea en vano ¡No dudes! -Sin embargo Korra no demoró en estar cerca de Ghazan, tomar el arcabuz, partirlo en dos y hacer retroceder al rebelde varios metros hacia atrás con una patada delantera dirigida a su estómago que le hizo escupir sangre a Ghazan y encogerse de dolor. Luego ir hacia el líder anarquista. Por lo que sin dudarlo Zaheer desenvainó sus sables con la intención de cortar la cabeza del príncipe cuando Korra estuviera lo suficientemente cerca-

-¡Yo elijo vivir! ¡Viviré por los que amo! ¡Por mi gente! ¡Por mis sueños! ¡Y por mi destino! Tu por tu parte no tienes nada. Estás solo y sacrificaste a lo único que valía la pena para ti Zaheer, a tu Omega. Me das lástima. Y por esa lástima que das se que no eres más fuerte que yo ¡No hay nadie más fuerte que yo en éste mundo!

-¡Cállate! -Lo dicho por el príncipe hizo enojar a Zaheer, tocó una fibra profunda en él. Dirigiendo sus armas hacia el cuello de Korra en busca de matarlo. Pero con un simple bloqueo doble de los antebrazos del príncipe ambos sables se quebraron. Teniendo que esquivar por poco el agarre de Korra que iba dirigido a romper su cuello. No pudiendo evitar que el príncipe le tomara su solapa y proyectara por los aires hasta caer varios metros contra el duro suelo, golpe que le robó el aire de sus pulmones y le hizo doler todo el cuerpo, quebrar varias de su costilla y fracturar su coxis. Mirando mareado en el suelo por el rabillo del ojo por qué Ghazan y Ming Hua no estaban siendo de ayuda. Viendo que dos guerreros fieles al príncipe habían aparecido para hacerse cargo de ellos. Lo cual lo hizo mostrar sus colmillos de frustración-

-¡¡¡Zaheer!!! -Gritó Korra-

-Tsk... Éste intercambio de papeles no me gusta. -Murmuró para si mismo el anarquista. El cazador se había transformado en presa. Después observó a Korra retomar su espada del suelo. La que él había dejado caer luego de recibir el primer ataque del príncipe. Teniendo que presenciar también a Korra alcanzar a los demás miembros del Loto Rojo ahí presentes y destrozarlos. Darles patadas bajas que fracturaban sus huesos y los hacían sobresalir sobre sus carnes. Meterles rodillazos que explotaban sus órganos internos y los hacían regurgitar un cóctel de vómito y sangre. Tirar sus manos en busca de apartarlos de su camino haciéndolos estrellarse y fallecer del impacto de sus pesados cuerpos conducidos contra paredes. Partir sus cuellos. Tomar sus rostros y desfigurarlos hundiendo sus delicadas estructuras óseas atrapadas en las manos de una bestia. Sin embargo el veneno aún hacia efecto en el Alfa, ver aparecer algunas expresiones de debilidad en el rostro del príncipe por cortos periodos era la muestra de ello. Korra seguía sufriendo por tener mercurio en su sangre y en su pecho un hueco por dónde se desangraba. Pero admirar que aún estando en esa condición el príncipe lucía tan amenazador, superior e inalcanzable. Le hizo tener dificultad para respirar y sentir pánico. Él necesitaba salir de allí. Ir a dónde pudiera respirar aire fresco, con mayor luz y un mejor terreno o no sería capaz de derrotar a Korra. Dejar que en su trastorno el príncipe se fuera separando más de su humanidad, se entretuviera con otros y luego cayera desangrado para aprovechar esa debilidad a su favor y lograr matarlo de una vez por todas. Saliendo de esa parte de la caverna prácticamente corriendo para alcanzar un caballo que lo llevaría hacia afuera con Korra siguiéndole los pasos-

-No te atrevas a llamarlo o también nos matará a nosotros Bolin.

-Pero, Korra está mal herido Mako. Debemos ayudarlo.

-¿Luce él como si necesitara ayuda?

-Ciertamente no. -Respondió él a su hermano renunciando a su intención de gritar el nombre de Korra-

-Y haces bien en darte cuenta. Lo único que podemos hacer por él, es terminar de hacernos cargo de estos dos, así que concéntrate. Luego trataremos de ayudarlo a volver en si y que no se desangre. -Hizo Mako referencia a Ghazan y Ming Hua. Ellos habían logrado infiltrarse con éxito y rescatar a la familia de Tenzin y nómadas aire. Siendo Jinora, una de las hijas del maestro, quien había asumido guiar a la nación del aire lejos de la caverna, pero ellos decidiendo quedarse ahí al notar la presencia de Korra luego de escuchar a uno de los guardias hablar al respecto, decir que el príncipe había sido apresado por Zaheer. Llegando aparentemente demasiado tarde. Pero su instinto diciéndole que no debía acercarse a Korra. El príncipe ya no era un humano ni en olor, ni en apariencia. Sus expresiones eran salvajes, sus colmillos notorios, su aliento pesado, su fuerza capaz de descuartizar cualquier cuerpo solo con las manos. Con instantes en que parecía sufrir de dolor. Pero siguiendo adelante en ir tras el líder de los bárbaros-

.


.

-¡Mátenlo! -Gritó Zaheer sobre su caballo a sus hombres formados fuera de la caverna cuando por fin pudo salir de ella. Se trataba del campamento de la otra parte de su ejército rebelde. Hombres que acataron su orden al notar quien venía detrás de su líder, el príncipe del sur que había sido desfilado entre ellos unas horas antes como trofeo detrás del caballo de Zaheer. Por lo que todos tomaron sus armas y las empuñaron contra su enemigo. Un grave error de su parte-

Todos los hombres que se atravesaron en el camino de Korra fueron partidos por su espada, cayendo separados en dos uno tras otro sin espera. No siendo una barrera o reto para la bestia, el animal que había redoblado su peligrosidad al blandir una espada. Al ver eso de nuevo Zaheer gruñó de frustración, sus inútiles hombres no servirían de nada para alentar al príncipe. Korra estaba matando a todo su ejército restante él solo. Además, la noche estaba a punto de caer y la luna ya se veía venir. Debía huir, esperar hasta que el príncipe matará el último de los rebeldes para ganar tiempo y enfrentarlo más debilitado. Minar la energía y poder de Korra con cuerpos que estaban siendo destajados con facilidad. Brutalidad que no demoró en hacer efecto psicológico en el ejército. Con algunos hombres tirando sus armas y arrodillándose a los pies del príncipe mostrando sumisión. Reconociendo su ferocidad y superioridad. A esos Korra los ignoró y dejó con vida. Continuando con los que no daban su brazo a torcer yendo en contra de él. Tal cual lo hace un animal. Atacando solo aquello que lo irrespeta o pone en peligro su integridad.

Teniendo al príncipe cerca de él en minutos, galopando lejos de la caverna y su destruido ejército pretendiendo consumir más tiempo que trabajara a su favor. Hasta que montado en un caballo Korra lo alcanzó cerca de una colina viéndose muy racional y ecuánime para tratarse de una bestia. Haciéndolo admitir para si mismo que todo ese poder y desenfreno mostrado ante sus ojos por parte del príncipe era algo que él nunca esperó. Otro contratiempo demasiado grande que literalmente lo llevó al borde de la situación. No obstante él todavía tenía una oportunidad sobre Korra, se notaba en la dificultad para respirar del príncipe. Pero él ya no tenía armas con las cuales enfrentar al Alfa, sus sables estaban quebrados, solo le quedaban sus manos desnudas e ingenió. No teniendo otra opción más que mantenerse tranquilo y ligero, quedarse en su lugar esperando a que Korra viniera hacia él. Poder hacerlo tambalear con alguna técnica cuerpo a cuerpo, robar su espada y matarlo.

-Volveremos al auténtico equilibrio del orden natural. Aunque usted jamás volverás a renacer príncipe.

-Recuerdo que te prometí arrancarte el corazón y hacer ahogarte en tu propia sangre. Es hora de cumplir. -Dijo Korra al bárbaro-

-No hay afán. -Él todavía tenía dos cosas a su favor, el veneno y el vacío. Haciendo el príncipe todo más sencillo para su plan cuando clavó su espada en la tierra y decidió ir en contra de él sin ningún arma. Entonces, otra vez él ejecutaría su técnica de los 8 trigramas. Sin embargo solo sería una distracción para llegar a la espada de Korra, tomarla y decapitarlo. Comenzando a ir en círculos alrededor de un estático príncipe en busca de su objetivo. Atacando en la primera oportunidad que tuvo de hacerlo sin titubear siendo exacto y pulcro. Tráquea, boca del estómago, articulaciones, tendones, nervios. El pudo notarlo, Korra ya no se sentía tan rápido y fuerte. Era porque el veneno y la pérdida de sangre estaban terminando de hacer efecto. Penetrando con su mano a la columna del príncipe tocando varias vértebras con rapidez, esta vez no moviendo solo una, si no varias- Seas lo que seas, humano o no. Todos son sensibles en sus puntos medios. Y tú todavía no has arreglado tu vértebra desplazada de lugar en el pico Laghima príncipe.

-Y tú pareces no terminar de comprenderlo. -Porque ahora Korra veía claramente al bárbaro tras de él. Volteando para tomar el cuello del anarquista. Alcanzando a Zaheer y atrayéndolo hacia su rostro- Tú podrás ser un monstruo pero yo soy una bestia. La Bestia del Sur.

-Uaargh... Asesinarás a un hombre. Pero jamás a una idea. -Dijo el bárbaro sintiendo su cuello a punto de ser roto. Estando a un brazo de distancia de alcanzar la espada del príncipe. Agarrarla y dejarlo sin cabeza. Solo que el rostro de Korra se fue deformando y su altura creciendo en tamaño. El Alfa que él creyó estar débil era más fuerte que nunca. Convirtiéndose en algo que Zaheer no supo diferenciar si se trataba del efecto de la pintura en la cara y el traje de un guerrero del sur entre la oscuridad o la transformación de un ser humano en bestia-

-Te convenciste que al distraerme con tus hombres y corriendo hasta aquí ganarías tiempo para debilitarme y matarme. Pero, olvidaste el poder de la luna sobre un guerrero de la tribu agua y ella ya está en todo su esplendor. Haré que pagues tu irrespeto hacia mi padre y mi gente haciéndote sufrir tus últimos segundos de vida y luego, cuando me sienta satisfecho, te arrancaré el corazón.

.


.

Aquello era un baño de sangre lo suficientemente feo para hacer vomitar a los más novatos presentes. Suyin se tapó la boca con la mano de la impresión y el salvajismo. El Jefe del sur por su parte frunció el ceño sin dejar de buscar a Korra entre la derrotada multitud con los ojos. Tenía miedo de encontrarlo muerto, pero igual terror le daba tener que reconocer que todo ese desastre había sido culpa de su hijo. Esperaba que no. Sin embargo así se lo había descrito Mako y Bolin en la caverna. Los sirvientes de Korra habían logrado matar a parte de los rebeldes que atacaron el sur, a los compañeros del bárbaro, Ghazan y Ming Hua. Diciendo que solo lo habían logrado hacer porque el príncipe ya los había dejado lastimados de gravedad. Que su hijo había perdido el control total sobre sus acciones y juicio, asesinando sin titubear a todo aquel que apuntó un arma contra él o se atravesó en su camino. Que ellos nunca habían visto a Korra de esa manera, con esas expresiones de fuerza desmedida, con su Alfa a flor de piel. Luego, según ellos el príncipe simplemente se había ido de la caverna tratando de alcanzar a Zaheer.

-Lo digo enserio Jefe. Mi señor se volvió a convertir en eso que le permitió derrotar a Unalaq en el norte. Olía igual y según los relatos de quienes si lo vieron combatir contra su tío en la tribu, también lucía igual.

-Te creo Mako, gracias. -Él coloco su palma sobre el hombro del arquero en sinónimo de consideración a sus palabras. Todos hacían sobre sus cabalgadura justo a fuera del escondite de Zaheer. Por dónde había pasado el príncipe del sur y asesinado a un ejército de más de doscientos hombres aparentemente sin ayuda de nadie. Provocando asombro en los ojos de todos ante los cuerpos separados en varias partes esparcidos por el suelo del campamento. Mientras otros rebeldes habían quedado arrodillados e inmovilizados del susto salpicados de sangre o vísceras. Traumados por culpa de Korra-

-¿Qué procede Tonraq? -Pregunto Lin al Jefe del sur-

-Tenzin está con su familia y pudimos poner a salvo a los nómadas aire luego de encontrarnos con ellos camino hasta aquí. Es obvio que la prioridad ahora es mi hijo. Según su arquero Korra está mal herido. Y no solo eso me preocupa. Debemos ir por él ya mismo. Que algunos se queden aquí ayudando y apresando a los pocos sobrevivientes.

-Dejaré a mis hombres en esa labor. Kuvira, tu encárgate. -Se ofreció y ordenó la matriarca de Zaofu dirigiéndose a su soldado de confianza. Capitán qué también le había salvado la vida al Jefe del sur. Luego de que Tonraq cayera por el pico Laghima y por mera fortuna logrará tomarse de una raíz vieja y endeble a pocos metros de una muerte segura, la agudeza y rapidez de Kuvira en medio de la batalla lo habían rescatado, llegando justo a tiempo, descendiendo y ofreciendo una cuerda amarrada a un caballo en la superficie firme de la cornisa, músculo capaz de subir con facilidad a un hombre del tamaño de Tonraq. Acción que el Jefe del sur agradeció muy humildemente al soldado y Suyin elogió con orgullo- Quien lo diría. Tu cachorro dejando un mar de sangre por su camino y a los pobres hombres de Zaheer paralizados del susto. Todo lo contrario al pacífico fallecido esposo de Katara. El monje Aang. El hombre que según la leyenda del Alfa original que defiende Zaheer, debería compartir un lazo de reencarnación con Korra.

-Un guerrero no se puede definir así mismo como "pacífico" si no es capaz de gran violencia. Si no es capaz de violencia, no es pacífico, es inofensivo.

Dejando atrás a los hombres de Zaofu encargados del desastre que había quedado a las afueras de la caverna, Tonraq siguió las huellas de lo que supuso eran del bárbaro huyendo y su hijo tratando de alcanzarlo, rastro que sin demora lo llevó a otra colina, en una cabalgata ligera en medio de árboles y algunos matorrales. No demorando en percibir olor a sangre en su camino. Uno que él reconoció como la de Korra. Espoleando su caballo para ir más rápido y llegar hacia donde el olor lo guiaba. Lin y Suyin, junto a algunos guerreros del sur lo custodiaban siguiéndole el paso. Llegando a su destino, deteniéndose en lo bajo de la loma, dónde desde ahí reconoció a su hijo estando de espaldas y arrodillado. Por lo que, galopó un poco más y bajo corriendo del caballo. Viendo primero a lo que parecía ser el cuerpo del bárbaro frente a Korra. El anarquista tenía un agujero en su pecho, su cuerpo estaba destrozado y su rostro desfigurado. Su cuello estaba roto.

Eso no le importó, el quería ver a su hijo, saber que Korra estaba vivo. Volteando a verlo, mirándolo bañado en sangre de pies a cabeza, su ropa rota y un hueco en su pecho por el cual se desangraba y llenaba todo el suelo de sangre junto con la de Zaheer. Los ojos de Korra hacían medio abiertos y el lucía inconsciente, muerto. Eso hizo paralizar el corazón de Tonraq y su cuerpo. Su cachorro no podía estar muerto. Eso no. Él se tiró a tomarlo entre sus brazos y tratar de escuchar sus latidos pegando su oído en el estropeado pecho del príncipe, su respiración. Pero ninguna de las dos parecía audible y eso casi lo hizo llorar. Su hijo que había nacido como niña, criado en la nieve, chapoteadó en agua con hielo en invierno y andadó en el sur con ropa ligera sin perder nunca su alta temperatura corporal ahora se sentía frío.

-¿Tonraq? -Llamó Suyin al Jefe del sur-

-Tenemos que llevarlo ahora mismo al campamento donde se encuentra Kya.

-Eso está a dos días de aquí Tonra. -Respondió Lin-

-¡No importa! -Gritó el Jefe del sur-

-Déjame verlo Tonraq. Huelo veneno en él. -Ella se agachó al lado del Jefe y con cuidado acostó a Korra. Dándose cuenta no solo de la presencia de un veneno si no lo mal trecho que estaba el príncipe-

-Él está envenenado. Pero conozco un antídoto que podría hacer soportable el veneno para su organismo.

-¡¿Cuál?! ¡Dílo ya! -Exigió el Jefe del sur-

-Primero debemos hacer compresión en su pecho para evitar que se siga desangrando. Luego se lo daré. Es un polvo extraído de carbón mineral que ocultó en la empuñadura de mi espada. Sirve para la mayoría de venenos potentes del Reino Tierra.

-Bien, yo cargaré a mi hijo y lo llevaremos cerca de la caverna. Ahí mandarás a buscar lo que necesites con tus hombres y lo harás. -Él no espero respuesta por parte de la Matriarca y pidió apoyo de los guerreros presentes para cargar a Korra y hacer compresión en su herida en el pecho. Aunque el príncipe tuviera muchas más en el cuerpo-

-¿En verdad eso lo ayudará Suyin? -Pregunto Lin a su hermana luego de quedar lejos del Jefe del sur-

-No lo creo. Lin, el príncipe del sur está muerto. No tiene pulso ni respira. Ha perdido mucha sangre y desde el hueco en su pecho puedo ver sus huesos destrozados. Además, fue envenenado con mercurio.

-Pobre Tonraq. Ese cachorro era su vida. Esto no es nada bueno ni para él ni para el sur. Mucho menos para el resto de las naciones. -Dijo el Jefe de policía de Ciudad República volviendo a mirar a Zaheer en el suelo y el alrededor. Parecía que al bárbaro lo habían hecho correr, arrastrarse, rogar y finalmente acabado con él. No tenía corazón y su cuello estaba roto. Su sangre hacía un charco inmenso que succionaba el suelo, sangre que también pertenecía al príncipe. Pero lo más extraño de ver era profundos agujeros en su cuerpo. Desgarres violentos. Cortadas que no parecían ser de espada, si no de garras. Accesorios solo dignos de un gigante animal ¿Qué habia pasado ahí? Más impresionante aún ¿Cómo Korra había podido matar a todo ese ejército cerca de la caverna y a Zaheer sin ayuda alguna cuando ellos habían sufrido tanto por hacer mucho menos que eso? Si no fuera por el fallecimiento del príncipe él se hubiera convencido. Korra era un heredero del poder de un Alfa original. Pero eso eran solo leyendas y cuentos de niños. La realidad del mundo era otra-

.


.

-¡¡¡Kya!!!

-¿Qué ocurre? -Salió ella de su tienda. Recibiendo alegre a su hermano Tenzin y familia, ver qué estaban bien y a salvo luego de quedar con el corazón en la boca al descubrir el falso rescate que indicaba que su hermano seguía siendo un preso de Zaheer. Pero la felicidad le duró poco cuando el Jefe del sur llegó alzando polvo y se tiró de su caballo para ayudar a mover tras el semental una carreta de dos ruedas custodiada por otros guerreros del sur-

-Mi hijo, mi hijo está herido. Atiéndelo inmediatamente. Venimos de galopar sin descanso.

-Métanlo a la carpa rápido y pónganlo en la cama principal. -Pidió ella a los hombres luego de ver a Korra tirado en el piso de la carreta inconsciente, lleno de sangre y demasiado pálido. Ayudando a colocarlo en una de las camas. Korra iba abrigado por pocas pieles y muchas hierbas, lo cual era bueno. Pero destaparlo casi le hizo quedar muda de la impresión. Él estaba muy mal herido, además, estaba frío. Entonces, se obligó a reaccionar para tomarle sus signos vitales. Algo que la hizo comprobar sus sospechas. El príncipe no tenía pulso o respiración. Era eso o eran muy bajos para percibirlos- ¿Hace cuánto está así?

-Sucedió anoche. Corrimos con nuestros caballos toda la madrugada y mañana. Gracias a Suyin tomamos un paso secreto entre túneles que nos permitió acortar camino y mantenerlo fresco. Traté de que se golpeara el cuerpo y la cabeza lo menos posible.

-Tonraq... Lo lamento, pero a pesar de tu esfuerzo tu cachorro no tiene pulso, ni tampoco respira.

-No quiero escuchar que está muerto. -Advirtió el Jefe casi en un gruñido-

-No es lo que dicho. Daré lo mejor de mi conocimiento con él, pero no prometo nada.

-Eso me agrada más. -Él escondió sus colmillos y levanto su cabeza- Traigan aquí a Hama quiero que ayude a Kya ¿Está en el campamento tal como lo ordené?

-¡Si Jefe! -Respondió uno de los guerreros del sur presentes dentro de la carpa-

-¿Entonces que esperan? ¡Búsquenla! -Él guerrero salió corriendo del lugar chocando con el hombro a Mako. El arquero había aguantado las lágrimas desde que vio a Korra ser bajado de la colina. Pero ahora observarlo tan mal y destrozado, más lo escuchado por parte de Kya, le hizo tener la certeza de lo que sospechaba desde un principio. Su señor estaba muerto. No había nada que hacer por él. Pero nadie era capaz de decírselo al Jefe y verlo caer en locura. Siendo así él sabía cuál era la misión encomendada por Korra aunque no quisiera abandonar a su señor y ayudar con el traslado de su fallecido cuerpo. Si el sobrevivía y el príncipe no. Debía partir al sur en busca de Asami y Yasuko para sacarlas de ahí. Y eso haría. Retrocediendo con disimuló para ir a tomar un caballo en dirección a la tribu agua. Si se tomaba el lujo de demorar más que eso Tonraq lo podía ocupar con algo diferente y no permitirle cumplir con su deber. Y el último deseo de su señor, del príncipe del sur y de su mejor amigo, Korra. Debía ser sagrado y la prioridad para él. Llegar antes de que la noticia se filtrara al sur debía ser su meta-

-¿Mi señor me llamó?

-El príncipe del sur requiere de tus servicios. Como chamán será mejor que lo mantengas aquí con nosotros Hama si no quieres ser expulsada del sur. -Dijo Tonraq muy seriamente. Si bien la mujer del agua le debía fidelidad a su señor y tribu. Él también sabía que los chamanes siempre actuaban por beneficio o querer propio. Hama podría aprovechar la oportunidad para vengarse de él en consecuencia a la vieja relación amorosa que había tenido con la Omega u simplemente abandonar a Korra por mero capricho-

-No hacen falta las amenazas Jefe. Su hijo es un Alfa que siempre me ha caído muy bien, y tampoco quiero un castigo por parte de la luna y el mar. Todo lo que ocurre es un mal designio que ya había visto venir y que nadie habría podido evitar, pero... ¿Qué le hizo ésta herida tan fea? -Pregunto ella acercándose al príncipe-

-No lo sabemos con exactitud. El hueco en su pecho es un enigma. Pero hay veneno recorriendo su cuerpo. -Dijo Suyin, quien también estaba en la carpa junto con su hermano, Lin-

-Kya procederá con la curación física. Hama, tu mantendrás el espíritu de mi hijo en su cuerpo. -Ordenó el Jefe-

-¿Qué te hace creer que lo está? Su espíritu no se encuentra aquí con nosotros. -Soltó Hama generando un posterior silencio profundo y desagradable entre todos-

-¡Entonces tráelo de vuelta o toma mi alma por la de mi hijo y haz que vuelva! ¡Que sea yo por él! ¡Que la luna y el mar me retribuyan lo mucho que he batallado por el sur!

-Así no funciona Tonraq. -Reprochó la chamán-

-¡Lo harás!

-Cálmate Tonraq. -Pidió ella al Jefe. Suyin tocó el pecho de él y trato de consolarlo. Era absurdo. Todos sabían que el príncipe estaba muerto. Pero Tonraq se negaba a aceptarlo. Ella lo entendía. Ningún padre quiere aceptar la muerte de un hijo-

-¿Por qué piensas que tu alma tiene el mismo valor que la de tu hijo Jefe? No seas iluso. Además él no está muerto.

-¿Qué? -Se escapó de los labios de Lin. Él estaba seguro Korra no tenía pulso ni respiración-

-Lo que dije. Aunque les cueste convencerse de ello. Aclaro, eso no quiere decir que el príncipe no "morirá". Que Korra pueda despertar dependerá de la fuerza de él. Siendo ese el caso diría que es una suerte que me tengan aquí pero los espíritus así ya lo tenían contemplado. Luego de que Kya lo trate, yo lo ayudaré a sanar internamente y a volver cuando esté listo ¿Estás de acuerdo con eso Kya?

-Si. Tampoco me rendiré con el príncipe. Continuaré manteniendo el cuerpo de Korra fresco, voy a limpiar y cerrar sus heridas. Entablillaré sus fracturas y acomodaré sus órganos y esternón con mis propias manos. Es lo que mi madre haría. Tomará horas y riesgos. Pero le daré algo para su pérdida de sangre y la infección. Como dice Hama, el resto dependerá de él.

.


.

-Los espíritus la bendigan a usted y a su matrimonio con el príncipe.

-Espero sea suficiente. -Dijo Asami siendo amable llenando un saco mediano hasta el tope con arroz a una campesina del sur desde la frontera del segundo anillo de la villa, ir más lejos de eso no le era permitido por los guardias-

-En mi casa son muchos cachorros y mi esposo falleció en la invasión. Pero su continuo apoyo y el de Katara nos han salvado la vida.

-Me alegra saberlo. No se preocupe, cuando Korra y el Jefe regresen harán que haya más recursos para ustedes.

-El príncipe. Los espíritus lo guíen a la victoria y lo traigan con bien. Extraño ver a mi señor pasar con su semental entre la tribu. Admirar su belleza y humildad. Nuestro Jefe es digno de la misma admiración, pero el príncipe se crio en todas partes del pueblo desde cachorro. Sonriendo y corriendo de aquí a allá. Luego a penas sus jóvenes manos pudieron tomar una espada no dudó en ir a la guerra por el bienestar de todos nosotros aún cuando siendo príncipe bien pudo escudarse y vivir a la sombra del Jefe del sur.

-Y no dude que podrán superar estás dificultades con ellos aquí presentes. -Ella sonrió levemente- Le diré un secreto. También lo extraño. -Sé permitió expresar. Porque era la verdad, ella lo extrañaba, y mucho. No sabía si era por dejar el sur y separarse de él o la posibilidad de no volverlo a ver jamás, pero su pecho no habia dejado de anhelarlo al igual que a los viejos tiempos a su lado las últimas noches. Durmiendo solo con la compañía de Naga en la gran habitación de Korra. Aunque no tenerlo cerca le había servido para aclarar su mente y además, darse cuenta de lo mucho que necesitaba drenar la tensión sexual en su cuerpo que siempre la poseía estando cerca de él. De una forma u otra, terminaba extrañándolo-

-Es lógico, él es su Alfa y esposo. Si lo extrañamos nosotros que solo compartimos un vínculo de siervos y señor. No imagino usted. Muchas gracias de verdad mi señora de Raava, por todo su apoyo.

-No solo a mi. Esto es en nombre del príncipe, no lo olvide. -El guerrero que había ido a buscar venganza por su tribu. Tribu que sin embargo los ancianos habían pretendido dejar morir de hambre. Viejos que no demorarían en enterarse de las provisiones extras en el sur y el movimiento por debajo de el estrato medio del pueblo y tratar de castigar ese hecho. Por lo cual desde un principio todo fluyó rápido y la gente más necesitada no preguntó o reprochó nunca la ayuda recibida de su parte. Tomándola y huyendo a sus desbaratadas moradas a esconderse. Por lo cual esperaba ya no estar en la tribu cuando los ancianos fueran a increparla al respecto luego de pedir a sus aliados echarle toda la culpa y responsabilidad del asunto a ella, dejándose ver directamente por toda la tribu dando de comer a los desamparados para que no hubiera duda de eso y los demás no fueran castigados por su osadía-

Asami despidió a la humilde Omega con calidez y pasó a llenar otro saco de mediana envergadura hasta su máxima capacidad a otra campesina. Ese día había sido la encargada de repartir el arroz a las familias más numerosas y vulnerables de los niveles bajos. Otros, como Katara daban avena, cebada y maíz, junto a controladas cantidades de aceite de roca. Lo cual no solo serviría para cocinar, si no para conseguir agua dulce consumible. Derritiendo el hielo de los picos altos de las montañas cercanas. Algo indispensable para cualquier ser viviente. Se podían pasar días sin comer pero apenas pocos sin beber algo para hidratarse. Y el agua salada del inmenso mar que los rodeaba poco servía para ser una opción.

Mientras, el día anterior se había repartido sal, granos y algunas carpas aislantes que servirían para aquellos cuyas casas endebles habían quedado destruidas. Y así sucesivamente desde pasados tres días. Lo cual le indicaban que quedaban menos barcos por desembarcar y su oportunidad de huir más cerca. Lo que concluía en que ella debía hacerlo antes de la tarde del siguiente día. Teniendo en cuenta el equipaje que iba a llevar, las exigencias del barco y el estado del clima. Clima que en esos últimos días habia estado hecho un desastre, el sol era pacífico si. Pero la noche carecía de la luna y el mar por su lado, no dejaba de comportarse violento. Lo cual asustaba a los pueblerinos, haciéndoles decir que no era un buen augurio. Hacerse preguntar qué estaba mal con los espíritus y qué los estaba perturbando a tal magnitud.

Trascurriendo ese tiempo terminando de ayudar a los sureños junto a Katara y Bato, luego pasando la mayor cantidad de veces en el día al lado de su madre dentro de la casa, quien por suerte no se había enterado aún de sus aventuras repartiendo alimentos desde lo bajo del segundo anillo de la villa. Quizás ella no la volvería a ver, al igual que a Hiroshi. Eso era doloroso. Pero debía mantenerse firme y continuar. Posponiendo su escape lo más posible hasta por fin llegar la media mañana del siguiente día. Cerca de la hora del almuerzo. Fingiendo disfrutar empacar carne de foca disecada que la madre de Korra donaría de sus reservas a los sureños azotados por la hambruna. Y de la cual ella tomaría una bolsita para su largo viaje. Estando en la parte más abierta de la cocina, cerca del patio trasero de la casa del príncipe. Pidiendo un permiso a Senna para retirarse a tomar un baño, y luego engañar a los guardias y empezar con su huida. Aprovechando a su ves que Naga hacia demasiado distraída en el fogón como para darse cuenta de sus intenciones. La loba blanca también era un duro obstáculo por superar en su ambición. Casi nunca la dejaba sola y la acompañaba para todas partes llevándose miradas de miedo o respeto por su imponente porte. Nunca nadie atreviéndose a tocarla. Excepto ella y Yasuko.

Naga era uno más de los guerreros del sur fiel a su señor. Loba que no había parado de estar inquieta y extraña desde algunos días atrás. Lloriqueando y aullando sin descanso. Lo suficiente como para volver loco a cualquiera y tratar de sacarla de la casa. Lo que nadie se animó hacer sin arriesgarse a terminar con el cuello roto metido entre las mandíbulas de la loba. Por eso, verla distraída y calmada fue una bendición. Ahora solo le faltaba hacer lo mismo con Opal. Llegando a la sala de la casa yendo camino al cuarto para tropezar con alguien que nunca espero ver ahí y le paralizó la sangre. Se trataba de Mako. El arquero de Korra. Lo cual le hizo pensar de inmediato que si él estaba ahí, también lo estaría el príncipe. Que habían ganado la batalla contra Zaheer más rápido de lo que cálculo y que ahora su única oportunidad de escape se había ido por el caño porque en cualquier momento Korra entraría por la puerta siendo gallardo y orgulloso como siempre lo era y con él ahí, le sería imposible largarse del sur. Era el destino no permitiéndole volar. Pero, su esposo no llegó y el demacrado rostro de Mako la hizo tener un mal presentimiento.

-Era hora de que llegarán ¿Dónde está Korra? Imagino que sí ya están aquí fue porque fueron capaces de derrotar al bárbaro. -Hablo ella fingiendo tranquilidad-

-El príncipe no está aquí Asami.

-¿No? Es extraño que él te haya permitido estar cerca de mi. -Ella entre cerro los ojos- ¿Cometiste alguna tontería y lo estás desafiando viniendo a verme? ¿Es por eso que no estás junto a él? Mako no me interesas de ese modo, además agradece que Korra te sacó de la mazmorra, llegué a pensar que te iba a matar...

-No es eso Asami. Debemos irnos ahora mismo del sur. Tu madre también debe venir. -Dijo el arquero-

-¿Cómo? -Eso si la dejo confundida- Espera ¿Quién dio esa orden y dónde está Korra? No me parece gracioso éste chiste. Si tú señor está haciendo esto con ganas de diluir mi molestia con él, no le voy a seguir el juego.

-Él está... Indispuesto en el Reino Tierra.

-¿Indispuesto? No entiendo. -¿Qué clase de respuesta tan ambigua era esa?-

-Luego te lo explicaré mejor. Tenemos que irnos. -Recalcó el Alfa con las palmas de sus manos empezándoles a sudar-

-Korra... ¿Él está bien? -De repente a ella no empezó a gustarle para nada la extraña actitud de Mako. Cómo si su subconsciente entendiera algo de lo que en realidad pasaba. No había lógica en que el príncipe la encargará a un Alfa que él sabía estaba interesado amorosamente en ella, a menos que fuera lo suficientemente grave como para requerirlo-

-Él príncipe del sur está muerto. Por eso su arquero ha venido a sacar de la tribu a la Omega extranjera que ostenta el cargo de ser su esposa ¿No es así Mako?

-Tú cómo... -Expreso el arquero confundido quedando sin que decir a medio camino-

-Dile Mako. No mientas a la esposa de tu señor.

-¡Guarda silencio Kinto! Esto no te incumbe. -Exigió el arquero-

-Lo ves, tratas de negarlo pero un halcón llegó al sur antes que tú con esa información para mí. Quiero decir, para los ancianos. -Corrigió el norteño-

-No recuerdo que el Jefe del sur haya autorizado algo así o tuviese la idea de hacerlo. -Porque hacerlo sería una mala decisión por parte de un líder, que podía desatar justamente lo que Korra trataba que no pasará con su Omega aún en el sur-

-No lo recuerdas porque has partido hace dos días del Reino Tierra. En la carta enviada dice que Kya lo vio y confirmo. El príncipe murió. -Agregó Kinto-

-¿Cómo sabes todo eso? -Interrogó él extrañado-

-Mako, no deberías prestarme atención a mi. Ella parece querer una explicación. -Dijo el norteño poniendo su mirada en Asami-

-¿Por qué no niegas lo que él dice Mako? -Ella estaba empezando a sentirse mal ¿Dónde estaba Korra y por qué no acababan con ese chiste de una vez por todas? Porque eso debía ser, una broma. Korra no podía estar muerto. Él iba a aparecer en cualquier momento en la casa y ella volvería a verlo, fingir enojo y tratar de ignorarlo por el resto del día. Golpeándose la frente sin descanso contra una pared por no haber escapado antes y ahora ser más dificultoso para ella por culpa de la presencia del príncipe en la tribu-

-Tranquila Asami. Ven conmigo ¿Si? -Mako creyó que la Omega colaboraría con él, tomando a la mujer con delicadeza por el brazo para llevársela de ahí. Si bien ella era la esposa de su señor. Ese matrimonio era una mentira. Así que el apreció que se tenían no debía ser real y de seguro no iba más allá al de ser amigos. Por lo tanto la muerte de Korra sería algo doloroso, pero más fácil de digerir para Asami. Un desacierto de su parte porque la Omega lo tomo del cuello de su traje el cual era negro como la noche y diferente al de un guerrero del sur y lo sacudió con fuerza-

-¡¿Dónde está Korra y si no niegas que está muerto haré que te arrepientas?! -Exigió saber Asami-

-¿Mi hijo está muerto? Interrogó Senna saliendo de la cocina de la casa, dejando caer al suelo una taza que desde niña había sido la favorita de Korra por tener feroces dragones de la nación del fuego dibujados en la porcelana, rompiéndose en pedazos al tocar el duro suelo enchapado en madera que imitó al sonido de un corazón de una madre partiéndose-

-Como lo escuchó señora de Raava. -Recalcó Kinto a la Omega mayor-

-¡Cállate ahora mismo! -Exigió Mako al guerrero entrometido una vez más-

-Arquero, no es insulto llamar a un muerto fallecido. -Reviró Kinto-

-¡Dinos Mako! -Pidió Asami con sus manos comenzando a temblar y con un vacío en la boca de su estómago apoderándose de las fuerzas de su cuerpo-

-Si Mako, cuéntanos cómo fue esa vista tan desafortunada que tuviste. Pobre de tu... Nuestro señor. Escuché que le abrieron un hueco en el pecho.

-¡Estás actuando como un traidor Kinto! -Gruño el arquero al hombre. Kinto no debería saber sobre la muerte de su señor ni mucho menos irlo vociferando en la casa del príncipe-

-Mako no mientas. Confiesa la verdad y saldré ahora mismo a ver a mi hijo. No me importa dónde esté. -Dijo Senna, yendo hacia el arquero con su paciencia empezándose a quebrar-

-Hora de irnos. -Al ver a la madre de su señor prácticamente sobre su humanidad, él trato de arrastrar a Asami lejos de ahí lo antes posible. Sin embargo, nuevamente la Omega se negó a colaborar. Él también tenía ganas de llorar y quejarse, buscar consuelo por lo sucedido a Korra. Admitirlo y desangrar su pena. Pero, no podía. Su misión era más importante. Ya luego quedaría tiempo para eso-

-¡Auxilió! ¡Auxilió! ¡Mako es un traidor que pretende llevarme lejos del sur! -Empezó a gritar ella haciendo abrir los ojos como platos al arquero y atrayendo a los guardias-

-Es cierto lo que Kinto dice, lo siento mucho Senna. Igual para usted Asami. Los ancianos ya recibieron la información. Korra fue capaz de matar a Zaheer. Pero antes de eso fue herido de gravedad y murió junto con el bárbaro. Medio sur lo sabe. -Dijo Noatak decidiendo interrumpir la desafortunada reunión-

-No... ¡No! -Respondió Senna-

-¿Qué? -Fue lo único capaz de salir de los labios de Asami-

-¡Todo es tu culpa! Mi señor me había dado una misión, una sola ¡Debo cumplirla! ¡Sacaré a Asami y a Yasuko del sur! -Señaló el arquero a Kinto-

-No lo harás. Irás a la mazmorra hasta que tú estancia aquí se aclare. Haz llegado sin el resto de los guerreros, intentado raptar a la esposa de tu señor dirigiéndote hacia ella de forma irrespetuosa llamándola por su nombre y...

-¡Kinto es el que actúa como un traidor, es él quien debe ir a la mazmorra!

-Kinto solo ha dicho lo que ya sabemos. Tú eres quien actúa raro. Además se que por alguna razón el príncipe no estaba en buenos términos contigo y tu interés amoroso hacia Asami. Por supuesto que no dejaré que la saques de aquí. Mucho menos permitiré que toques a Yasuko.

-Fue una orden de mi señor antes de morir. -Aseguró el arquero, golpeando fuerte con sus palabras a Asami, quien ahora se sentía demasiado mareada y perturbada como para mantenerse en pie-

-Sin nada que te respalde es fácil decirlo ¿O tienes algo que lo haga creíble Mako?

-No, pero... -Mierda. No porque era una misión secreta y no, porque nunca se le ocurrió redactar una carta y hacerla sellar en nombre de su señor. Pese a que fuera él quien la escribiera en puño y letra. Pues Korra no podía hacerlo, su señor no escribía cartas y confesar que era su sirviente quien lo hacía por el príncipe era hundirse más en el escepticismo de terceros-

-Guardias llévenlo a la mazmorra. Luego aclararemos éste incidente. Cuando el Jefe vuelva y cuando se confirme lo sucedido con el príncipe veremos qué hacer contigo Mako.

-¡No! Él me tiene que llevar con mi hijo, déjalo que me lleve. -Rogó la Omega madre a Noatak con sus ojos comenzando a botar lágrimas-

-Senna, lamento la falta de tacto con la que te ha tocado recibir la noticia pero ni tu o la esposa del príncipe pueden salir del sur. Ustedes están bajo mi cuidado y a partir de ahora Yasuko y Asami bajo mi custodia.

.


.

-¿Dónde se encuentra el Jefe del sur?

-En la carpa con el príncipe capitán. -Respondió el soldado de Zaofu a su mayor-

-Retírate con el resto. Pronto partiremos de aquí.

-¡Entendido mi capitán!

Dejando al soldado atrás ella se dirigió a encontrar a Tonraq. Caminando tranquila y sin apuro en su trayecto. Pasando por los guerreros del sur que custodiaban la carpa sin dificultad y la reconocieron como la Omega que había salvado la vida de su señor en el pico Laghima. Entrando a un lugar bien iluminado, lleno de hierbas, olor a tabaco y lo que dedujo se trataba de un tipo de licor. Una taza con incienso de salvia blanca y una pluma posaban sobre una mesa. Pero el Jefe del sur no estaba ahí, en realidad no había nadie más en la carpa. Llegando a los pies de la cama donde estaba el príncipe como si con gusto ella hubiese sido arrastrada hasta allí y por primera vez poder verlo de cerca. Algo que anteriormente no había podido hacer porque un anillo invisible puesto por el destino se lo había impedido, hasta ese momento dónde irónicamente parecía ser ese mismo destino quien la guiaba.

Él estaba sin arropar, con plantas medicinales por cada herida que padecía su cuerpo y líneas hechas con cenizas marcando desde sus extremidades hasta su rostro. Solo su entrepierna estaba cubierta. Sobre su pecho había tantas hierbas que tampoco era posible ver más allá, excepto un collar que exhibía grandes garras y colmillos que hacían conjunto con las finas pieles sobre la cama. Tuvo que admitirlo, el príncipe era buen mozo y su olor seguía siendo poderoso para tratarse de un Alfa medio muerto. No pudiendo evitar admirar otro rato lo moreno de su piel y marcados músculos. Sintiendo lástima al no poder disfrutar de ver sus hermosos ojos abiertos entre su respingada nariz y perfilado rostro. Su cabello era salvaje, liso y por debajo de los hombros en representación al honor y orgullo de un guerrero. Parecía el pelaje de un bello animal indomable.

El príncipe del sur le generaba curiosidad, pero también cierto desprecio. Un Alfa con tanto poder desperdiciando su fuerza solo por ser débil, era decepcionante. No le importaba si él sobrevivía o no. Sin embargo esperaba que despertara pronto y no abandonara al Reino Tierra cuando lo que se venía para la nación con la muerte de la Reina y desorden causado por Zaheer sería difícil. Mientras ella y Suyin darían lo mejor de si mismas por Ba Sing Se y sus alrededores. Dirigiendo su mano hacia el príncipe. No pudiendo pararla en su ambición de querer tocarlo. Acariciar y sentir un poco el cuerpo que había aterrorizado a un ejército de rebeldes y hecho un desastre de ellos él solo. Pasear por sus marcadas venas en sus antebrazos. Sus equilibrados hombros y llegar a su garganta. Fue ahí justo cuando vio a una serpiente salir de debajo de la cama que le siseo e hizo saltar hacia atrás y tocar la empuñadura de su arma para matarla.

-Déjala Kuvira, no le hagas daño. -Dijo él Jefe del sur luego de entrar a la carpa-

-¿Seguro Jefe? -Interrogó ella escéptica-

-La serpiente no está aquí para hacerle daño a mi hijo. Todo lo contrario. Es un Totem de sanación. Ignórala, mejor dime a qué haz venido tú.

-Nuestra Matriarca nos ha dado el visto bueno para volver a Zaofu. Tal y como ella lo pactó con usted estaríamos en el campamento hasta que nuestras reservas se acabarán. -Kuvira volvió a mirar a la serpiente cerca del príncipe, pero el reptil ya no estaba. Eso le hizo erizar cada bello de su cuerpo-

-Beifong adelantó su paso hacia Zaofu. Y si no quedan reservas para ustedes con los bárbaros muertos y el poco ejército rebelde sobreviviente en juicio en el clan de metal dado a que Raiko no quiere tener nada que ver. No veo porque no. Tomen sus cosas y vuelvan a casa.

-Si señor. -Respondió ella-

-Lin, ¿él se quedará aún en el campamento?

-Tengo entendido que si, Jefe del sur. Lin Beifong será el último en partir. Sus hombres son reducidos y aún conservan reservas.

-Hmmm... Eso es bueno. Puedes retirar a tus hombres, cuídense de los vándalos en el camino y envía nuevamente mi gratitud a Suyin en Zaofu. Cuando pueda superar mis limitaciones actuales me volveré a reunir con ella.

-Así se lo haré saber señor. -Ella saludó y luego se inclinó levemente en sinónimo de respeto a Tonraq antes de dejar la carpa. Eso sin poder evitar volver a mirar al príncipe en la cama. Porque muy posiblemente si ese Alfa sobrevivía a la muerte. Ellos se volverían a encontrar. Aunque no estaba segura en qué términos sería, si de aliados o de enemigos-

-Mírate mi cachorro. Aún en esa condición eres capaz de atraer a hermosas Omegas hacia tu lecho. -Dijo Tonraq a su dormido hijo sonriendo de mala gana. Él tenía marcadas ojeras y no había comido nada desde lo sucedido con Korra. Pero atribuyéndole más la debilidad de su cuerpo a la tristeza de su corazón que a la falta de alimento. No había segundo que no hubiera pasado arrodillado suplicándole a los espíritus devolverle a su hijo. Ofrecer su vida y que Korra volviera. Pero ahí continuaba el príncipe, en esa fría cama sin moverse o abrir sus ojos. Y ahí seguía él, vivo siendo ignorado por los espíritus. Sentía rabia, melancolía y ganas de llorar. Pese a levantarse como vencedor contra Zaheer nunca se había visto así mismo tan derrotado. Si su hijo no vivía, él tampoco quería hacerlo ¿Con que cara iba a mirar a los ojos de Senna para decirle que el único cachorro de ambos estaba muerto? Prefería no volver al sur, abrir su estómago con un puñal y morir desangrado-

-Permiso mi señor. -Interrumpió Bolin-

-¿Qué sucede? -Pregunto el Jefe del sur sin dejar de mirar a su hijo en la cama-

-Los ánimos están caldeados entre los guerreros del sur.

-¿Por qué? -Tonraq frunció el ceño-

-Están viendo partir a los soldados de Zaofu y exigen se les permita hacer lo mismo. El sur ya no tiene reservas para mantener nuestra posición. Los hombres llevan desde anoche sin probar bocado, y temen eso se alargue. Y, no ven la necesidad de seguir aquí.

-¿No consideran a mi hijo?

-Ellos dicen que... Bueno, que...

-¡Habla Bolin! -Exigió el Jefe-

-Ellos dicen que el príncipe está muerto. Que usted debe de reconocer eso, guardar su cuerpo y dar la orden de dirigirnos al sur.

-¡Arrrggg! -Gruñó Tonraq saliendo con pasó rápido hacia sus hombres en las afueras de la carpa- ¡Malditos traidores! ¡Mi hijo da la vida por ustedes y así le pagan!

-Mi señor ¿Qué sucede? -Habló con miedo Sangok, uno de los guerreros del sur al ver venir a su Jefe iracundo con todo el resto de los guerreros ahí reunidos discutiendo entre si-

-¡Nadie perteneciente al sur se moverá de aquí hasta que su príncipe salga de pie por la entrada de esa carpa!

-Pero señor... -Opinó Hahn, otro de los guerreros viendo a Bolin tras el Jefe. Deduciendo así que le había sido informado al Señor de la Cetrería el disgusto y deseo de sus guerreros. De algunos impacientes del grupo que no los representaban a todos pero en cierta forma tenían razón. Tonraq debía aceptar la muerte de su cachorro y retirar el campamento de ahí para partir a casa. Al igual que los soldados de Zaofu y próximamente hombres de Lin. Ellos ya no tenían provisiones-

-¡Silencio! Ustedes no son los guerreros que yo he entrenado por años. Son solo traidores emblandecidos. Quejándose por hambre, por falta de comodidades y por querer volver a ver a sus familias. Cuando si no hubiera sido por su príncipe, el mismo que pretenden abandonar ¡Todos ustedes estarían muertos!

-Señor solo tratamos de hacer lo mejor para el sur. -Sé atrevió a decir Shin, un guerrero más manteniendo su cabeza gacha y su rodilla en tierra pero queriendo seguir animando a la revuelta-

-¡Ustedes no me dirán que hacer ni tampoco tienen el poder de opinar! ¡El que vuelva a quejarse y pensar abandonar éste campamento y traicionarme iré por él y le partiré el cuello!

-¡Si mi señor! -Respondieron todos mirando al suelo-

-Esperaremos por el príncipe todo lo que sea necesario Jefe, incluso si significa volvernos polvo con el polvo de estás montañas. Lamento que lo que quisimos dejar saber sonará a traición. Eso no volverá a pasar. -Agregó Hahn, uno de los guerreros de más alto rango del grupo. Todos estaban frustrados, desmotivados y cansados. Pero eso era parte de ser un guerrero. Entendiendo ahora lo débil que sonaban sus quejas ante el gruñido de un padre que había perdido a su hijo, si tenían que morir con su Jefe ahí para mostrar lealtad y agradecimiento al príncipe. Que así fuera-

-Les permitiré ir a cazar en estas tierras. Demuestren sus dotes de Alfas y háganse responsable de su propia alimentación como manada. -Dijo Tonraq dejando de mostrar sus colmillos. Si bien él tenía pensado morir con su hijo si Korra no lograba superar su dura prueba. Él paulatinamente dejaría a sus guerreros partir. Pero de lo contrario debían mantenerse ahí, junto a su Jefe y junto a su príncipe-

-Gracias mi señor. -Contestó Sangok. Con Bolin uniéndosele a su lado y aún viendo una expresión de disgusto en Shin quien también era conocido como el "Sucio" Shin y en otro guerrero del sur ahí presente, Tahno-

.


.

Hola mis querid@s lector@s. Dado a la gran cantidad de apoyo que he recibido me he inspirado mucho y pude adelantar ésta actúalizacion. Espero la hayan disfrutado y muchas gracias por llegar hasta aquí.

Quiero saber sus impresiones de éste capítulo, dudas o teorías. Eso me entretiene y gusta mucho. Leerlos es un agrado y entre más mejor. No sé para cuando pueda actualizar el siguiente capítulo. Cómo siempre eso dependerá de ustedes en un 90%. El otro 10% soy yo batallando con mis dificultades y limitaciones. También perdonen cualquier error ortográfico, de redacción u orden con la historia. Mi teléfono no da para mucho y mi situación personal tampoco (aunque creo que ya es hora del hard en éste Fic).

Saludos y se les quiere