Tirada en el tibio suelo de la habitación que dejaba el fogón de la cocina, ubicada inteligentemente en la planta baja pero cerca del cuarto principal para aprovechar el calor y dar calefacción al piso superior donde estaba el lecho del señor de la casa, renegando una y otra vez sus agresivos pero atribulados pensamientos que hablaban de desgracia y muerte a un lado de la ancha cama que se suponía ella debió haber compartido con su ahora fallecido esposo desde la primera noche de estar juntos en el sur, todavía no lo podía aceptar. Ella no lo creería hasta ver el cuerpo de Korra, cerciorarse con sus propios ojos que era verdad que él estaba muerto, porque eso no podía ser posible ¿Korra muerto? No, no, no. Su excepcional y atrevido guerrero del sur no. Por favor, él no podía estarlo.

Reconocer y asumir eso posible por palabras de terceros le hacía doler insoportablemente el corazón y sollozar en silencio tapándose la boca con una de sus manos. Llanto que había aguantado frente Senna todo lo posible luego de la fatídica noticia para darle fuerzas a la mujer con un cerebro en conmoción que se negaba a asimilar la validez del informe enviado por el Jefe del sur. Hasta que Katara había tenido que ser traída por algunos guardias para medicar a la Omega madre, tranquilizarla y poder trasladarla a su hogar totalmente dopada, fatal panorama que por fin la había orillado a la realidad de todo lo que acontecía con miradas llenas de pena y lástima hacía ella, de entrometidos de la servidumbre que habían osado a acercarse y fisgonear al escuchar el alboroto dentro de la amplia morada, rompiendo así su serenidad y escepticismo con su falta de disimuló.

Obligándola a subir rápido las escaleras de la casa en la primera oportunidad que tuvo de salir de la sala sin que nadie la persiguiera para tratar de consolar con fingida lástima a la nueva viuda del sur y muerto príncipe, encerrándose en su habitación con sus manos y piernas aún temblorosas, para desplomarse sobre sus rodillas sin demora. En un silenció y una calma tan contradictoria que solo podían ser predecesoras a una gran tormenta de recuerdos y emociones que ni ella misma sabía que existían en su interior hasta sentir la pérdida de un amor sembrado a través de los años y una melancolía por el naufragio en el mar de lo intangible del alma de su ser querido al cual no vería ni una vez más. Mientras posiblemente Noatak custodiaba los alrededores y Mako estaba siendo llevado devuelta a la mazmorra en contra de su voluntad por varios guardias, en espera a que ella se retractara de su acusación de llamarlo traidor y lo salvará de caer otra vez en esa putrefacta prisión. De ser castigado cruelmente por la autoridad y leyes del sur.

Suerte que probablemente también tocaría a su puerta. Pero, lo que ocurriría con ella sin Korra a su lado por parte de los ancianos era algo que no le importaba, le daba igual, su mente no le servía para mucho en esos momentos, no podía sentir miedo de su futuro cuando la rabia y el sufrimiento de imaginar a su Alfa asesinado la inundaba. Pero, ¿rabia de qué? ¿Rabia con la vida por arrebatarle a su mejor amigo y amado esposo? ¿Rabia del maldito bárbaro que se había atrevido a matarlo? ¿Rabia de perderlo en medio de una pelea de poderes absurda pero necesaria o, rabia de si misma por permitirle a Korra partir sin decir lo mucho que ella lo quería? Haberlo tratado mal, desahogado su frustración con él tirándole insultos que realmente no quiso decir, deseándole la muerte que finalmente lo alcanzó y despidiéndolo de una forma tan atroz que al recordarlo la desgarraba. Era eso, eso último en específico era lo que más la estaba carcomiendo, la hacía desear golpearse así misma, incrementar su dolor y llorar.

No era cierto, no podía ser que los espíritus la hubieran escuchado y ahora Korra estuviera muerto por su culpa. El solo pensarlo la hizo morderse su labio inferior con ahínco hasta hacerlo sangrar en una gota carmesí que se deslizó hasta la punta de su quijada, jalar la sábana del colchón con el suficiente exceso como para partirse algunas puntas de sus uñas, chocar con dureza sus puños hacía la cama sin evitar sus orillas de madera queriendo infligirse un dolor que la hiciera sentir castigada. Porque la realidad era que no había sido su verdadera intención que él no volviera, fuera herido y falleciera. Aunque con esas mismas palabras se lo había dicho ella a Korra en el calor y la cólera de haber sido maltratada por el príncipe. Dicho pero no deseado realmente. Sin embargo los espíritus ahora se burlaban de ella llevándose a su amado Alfa lejos. A un plano fuera del mundo de los vivos e inalcanzable para el peso de la carne, los huesos y la lógica de los sesos.

-Korra no... Tú no Korra, dime qué no es cierto. Vuelve, quiero verte de nuevo. -Murmuró para si misma procurando continuar negando la objetividad de los hechos informados a la tribu agua del sur. Si bien ella aún tenía a sus padres vivos, Hiroshi y Yasuko. Admitir que su Alfa estaba muerto la hacía darse cuenta que nunca en la vida se había sentido tan sola. Él ya no estaría ahí para ser su cómplice y protector nunca más, los fuertes brazos que la abrazaban en medio de tempestades y bellos ojos que iluminaban sus opacos días jamás volverían a estar a su disposición. Algo demasiado lacerante para su cordura, de aguantar, de tolerar sin pretender querer perder lo cuerdo en ella. Dándose cuenta de algo más que la hizo sonreír loca e irónica de rodillas en el suelo: lo poco que en las recientes circunstancias le seguía importando su libertad e independencia, planes de ser una ingeniero, huir del sur y crecer como una mujer de ciencia. Tal cual lo había tenido planeado. Y lo mucho que quería volver a estar como antes aún a cuestas de sus sueños y aspiraciones, por volver a estar con Korra y lo perfecto que eso había sido, notando demasiado tarde que debió haber disfrutado más con él cuando Korra aún estaba a su lado. Como su mejor amigo, ella lo quería con toda su alma y extrañaba demasiado. Como su esposo, ella añoraba su compañía. Como su Alfa, la Omega que habitaba en ella se retorcía de aflicción desde su vientre por haber perdido a su pareja de vida a pesar de nunca haberse apareado con él, gritándole sin misericordia a ella que no había otro espécimen posible para reemplazarlo, no existía un mejor ejemplar con el cual querer retozar, ser poseída y reclamada. Aunque su Omega también se negaba a reconocer que él estaba muerto y la apoyaba a mantener su pensar de que Korra seguía con vida. Porque, él era un Alfa fuerte-

-¡Woof!

-Naga... -Ella vió a la loba acercársele, el animal gozaba de tanta inteligencia que sabía abrir la puerta de la habitación principal de la casa sin ayuda de nadie. Tenerla cerca la hizo abrazar con fuerza y hundir su rostro en lo mullido del pelaje de la loba, sentir la empatía de lo mucho que Naga extrañaría a su señor... ¡Malditasea! ¡Que los espíritus también se la llevaran a ella si era cierto que el príncipe del sur estaba muerto! ¿Cómo iba a seguir viviendo sin él? Antes, ella lo había contemplado, falsamente esperado y asumido. Escapar del sur y rehacer su vida lejos. Arriesgándose así a no verlo nunca más, era cierto. Pero no estando él muerto, eso era algo completamente diferente. Eso rompía su corazón en pedazos y debilitaba sus anhelos. Su poder y temple de forjar un mundo mejor. Cuando en ese mundo no iba a existir Korra. Porque él no era solo alguien que la impulsó e hizo posible sus metas. Era el cachorro con el cual creció y compartió desde niña, la única persona que con sinceridad le dió alientos y abrió el camino para ella-

-Asami. -Dijo Opal entrando al cuarto interrumpiendo su momento de interna destrucción emocional- Lo siento mucho. Me enteré sobre lo de Korra.

-¿Y qué dirás, que es mi culpa y lo merezco? -Respondió ella a su doncella limpiándose disimuladamente sus lágrimas y ensangrentado labio inferior, levantándose del suelo para dirigirse hacía la ventana de la habitación colocando su cara en un ángulo donde no fuera visible para Opal-

-No mi señora, no es así. -Opal se agachó un poco y acarició a Naga cuando la loba fue hacía ella, volviendo a erguirse cerca de Asami-

-No lo voy a aceptar Opal, no. Hasta verlo, no lo creeré. No me importa que digan los demás, no lo haré. Él no está muerto.

-Asami...

-¡No! -Gritó ella sin moverse de su lugar en la ventana-

-Esta bien. -Alzó Opal levemente ambas manos frente a su pecho- Tienes el derecho de dudar y esperar Asami. Pero no puedes hacerte la sorda ante lo que en el sur sé dice por el resto de tu vida. La noticia tiene a los pueblerinos destrozados y la mirada de los pocos guerreros que están en la tribu es terrible.

-Aunque muy seguramente los ancianos se estarán regocijando. -Dijo Asami convencida de sus palabras-

-Me preocupas mi señora... Por favor, Asami sabes que estoy aquí para lo que necesites. Puedes hacerte la dura pero yo se lo importante que era él para ti. -Si su corazón estaba roto con la noticia a pesar de no haber sido nunca el centro de atención de Korra como siempre lo fue su señora para el príncipe del sur. No podía imaginar el de Asami-

-Él no está muerto Opal, ya te lo dije.

-Negarlo no te hará bien Asami, no es la salida. -Aconsejó la mujer a su señora-

-¡¿Y qué quieres que haga Opal?! -Explotó ella volteando a ver a su doncella- ¡¿Qué lo acepte y me hunda en infelicidad como la miserable que soy por haber tratado a Korra toda mi vida con la punta del pie cuando ahora me doy cuenta de lo afortunada que era?!

-Asami no es tu culpa, lo que sea que haya sucedido con él no es tu culpa. -Repitió- Sé que lo ocurrido entre ustedes dos antes de que Korra partiera fue grave y tu comportamiento reprochable, pero eso no te hace su victimaria. -Trató de aclarar Opal-

-Si no es mi culpa, quiero que la sea Opal y así tener algo de lo cual sostenerme para sentir más odio por mi misma que dolor por haberlo perdido.

-Mi señora... -Opal sintió sus lágrimas venir al ver los ojos de su señora aguantando el llanto luego de lo dicho. De por fin observar que Asami estaba dejando salir sus sentimientos frente a ella. Su rostro reflejaba tristeza pura, su mirada lucía algo perdida, las comisuras de sus labios solo hacían una curva hacía abajo en un tembloroso y fluctuante amague de neutralidad-

-Defenderé que Korra sigue vivo hasta ver su cuerpo pálido y destruido, sin pulso en sus arterias, con falta de aire en sus pulmones, sin brillo en sus pupilas. Aunque eso sea tan traumático para mí como para desquiciarme por el resto de la vida Opal. -Dijo ella con voz entrecortada-

-Te estás tratando de una forma muy dura Asami.

-Eso no me importa. Quiero saber más sobre Korra y siendo frágil no lo lograré. -Asami se abrazó así misma, miró al suelo queriendo derrumbarse de nuevo, luego tomó aire profundo y volvió a enfocarse para mantenerse de pie-

-¿Cómo lo harás mi señora? La supuesta carta enviada por el Jefe al sur no da muchos detalles de la "muerte" de Korra.

-Lo tengo presente y adivinó que Noatak no me dejará salir fácilmente de ésta casa en busca de mayor información. -Poder ir a la mazmorra del Jefe, porque de repente se había dado cuenta de su error. Llamar a la única persona en el sur que había estado al lado de Korra en la batalla hasta el último momento traidor, no le haría fácil llegar a Mako para interrogarlo más al respecto sobre por qué aseguraban que su señor estaba muerto y que tan mal en realidad había quedado Korra antes de que el arquero partiera a la tribu como para no atreverse a negar lo dicho por Kinto- ¿Qué hay de Bolin? Él me puede ayudar.

-No sé nada de él Asami. Con Mako en la mazmorra no me dejan acercarme a preguntar. Pero si Bolin no vino con su hermano es muy probable que siga en el Reino Tierra con el Jefe del sur; eso espero.

-Bolin está bien Opal. De lo contrario Mako no hubiera demorado en decir lo contrario. -Ella sabía lo importante que Bolin era para su doncella, ser condescendiente con algunas palabras de esperanza para Opal era lo mínimo por hacer para tranquilizar a la Omega-

-Gracias mi señora, espero lo mismo. Y sé que no es la ocasión Asami, pero debes de sacar a Mako de la cárcel por favor. No entiendo por qué lo acusaste de traición. Comprendo que saber lo de Korra a nublado tu juicio, sin embargo no lo veo como un traidor.

-Tampoco yo Opal. Tuve que hacerlo para evitar que Mako me arrastrará con él lejos del sur y de Korra, vivo o muerto como esposa del príncipe exijo verlo cuando vuelva.

-Mi señora, si es cómo quiere que sean las cosas, aquí estaré para apoyarla. -Se ofreció la doncella. Yendo y tomando las manos de Asami para apretarlas con cariño queriendo transmitir empatía por la situación sin dejar de mantener su cabeza agachada frente a su señora como muestra de respeto-

-Gracias Opal, siempre me eres útil no solo como mi doncella. Como mi mejor amiga Omega sabes poner mis locuras en calma, o todo lo contrario. -Respondió ella a Opal devolviendo el gesto con sus manos, escuchando la puerta de la habitación abrirse y a Naga ir rápido a saludar a la recién llegada-

-Opal, retírate ahora. -Pidió Yasuko entrando a la habitación entrometiéndose en la plática de ambas Omegas-

-Si mi señora. -Respondió Opal bajando la cabeza una vez más. Dando una última mirada a Asami, con su señora concediéndole el permiso para retirarse, dejando el cuarto sin revirar. Una orden era una orden y ella no era más que una sirvienta, aunque quisiera estar ahí con Asami todo lo posible para tratar de apoyarla en su dolor, no debía olvidar su lugar-

-Asami, lo lamento. -Dijo Yasuko a su hija. No recibiendo ninguna respuesta por parte de Asami. Solo silencio y una cara esquiva- De acuerdo, si es la actitud que quieres tomar conmigo, entonces seré directa. Tenemos que alistarnos para dejar el sur en cualquier momento, aunque Noatak fue por mi y nos protege, cuando el Jefe esté de vuelta no sabemos de nuestra suerte. Debemos contemplar salir de aquí.

-¿Es lo único que te preocupa madre? -Contestó Asami con el semblante oscurecido dejando caer un mechón de pelo que le tapó medio rostro-

-Sé trata de nuestra supervivencia hija, incluyendo a tu doncella. -Recalcó la Omega mayor con Naga empujando su pierna en busca de atención-

-No me iré del sur madre. -Dijo por lo bajo ella- Conozco los riesgos y los acepto. Pero puedes estar tranquila, ningún hijo agradecido le desea desgracia a un buen padre, estás exenta del sacrificio, todo lo contrario, me harías la carga más sencilla si eres tú la que desistes de mi y te vas. No deduzcas erradamente que no he pensado en la endeble seguridad de ambas a costillas de mi decisión, es algo que todavía trató de remediar en mi mente. Las amo a las dos y me preocupan tanto como tú y mi doncella se preocupan por mi. -En efecto, esa cavilación le estaba quitando años de vida-

-Sabes que no lo haré hija. Basta de seguir tomando malas resoluciones Asami. Lo siento por lo de tu esposo pero debemos movernos rápido con ésto. Somos extranjeras y...

-¡No seas hipócrita! ¡Tú nunca lo quisiste! ¡Nunca quisiste a Korra! -Volvió a explotar ella mirando duro a Yasuko por quererla obligar a darle la espalda al sur y a su Alfa. Así eran sus ilógicas emociones actualmente. Un sube y baja feroz como llamas ascendentes o un trueno precipitado, manteniéndose en ambos casos, igual de sensibles a ser inflamables, consumirla y hacerla padecer sus consecuencias al preocuparse por cosas que anteriormente le daban igual-

-Suficiente Asami Sato. No descargues tu frustración y rabia conmigo, mide como te diriges a tu madre. Es verdad que no era para mí el mejor yerno y tampoco me simpatizaba. Pero decir que estoy alegre de su muerte, es un error, tampoco Hiroshi lo estará cuando se enteré. Aunque me cueste admitirlo, se que tú lo amabas y nunca querré algo que haga infeliz a mi cachorra. -Declaró la Omega con sinceridad-

-Si es lo que en realidad piensas, déjame sola. Esperaré por Korra aquí en su habitación. -Dijo ella siendo cortante en su hablar- Mejor dame algo de paz y vete del sur con la ayuda de Noatak, llévate a Opal contigo. -Si bien muy probablemente empujar a su madre y a Opal a irse lejos de ella terminaría por dejarla hundir en depresión, se trataba de un acto moralmente justo para protegerlas-

-Hija, reflexiona y no caigas en demencia. La muerte de Korra es algo que no debería de sorprenderte, mucho menos desvivirte. Tu esposo era un guerrero, es lo que sucede con los Alfas que pelean sus batallas en primera línea y son apasionados con la guerra. Más temprano que tarde, mueren.

-Prefiero a un Alfa como él, que a un cobarde con vida longeva que en vez de darme orgullo me genere vergüenza madre. -Expresó Asami con la cabeza en alto- Vivo o muerto esperaré por Korra, y no lo repetiré una vez más a ti o a cualquiera que siga insistiendo al respecto.

-Veo que el ímpetu de Korra ha influido en ti. No es a mi hija a quien escucho hablar. Pero si aquí te quieres quedar y además de haber perdido a tu esposo te condenas a ti, a tu doncella y a mi al mismo destino, está bien, soportaré a tu lado la incertidumbre. Es lo que una madre hace sin remordimientos por la sangre de su sangre. Mientras, rogaré porque Tonraq no se suicide por la vergüenza de perder a su único hijo en batalla y vuelva al sur para hacer de nuestra salida algo más pacífico. Porque si el Jefe del sur también fallece no dudes en que los altos mandos de la tribu vendrán a asesinarnos y a la posible semilla del príncipe sembrada en tu útero.

-Estoy al tanto madre. Por eso te pido irte. -Dijo Asami- Pero, tal como haz dicho, Korra es mi esposo. Mi deber es quedarme. Ya no soy más Asami Sato mamá, soy Asami de Raava.

-¿No estás embarazada de él aún verdad Asami? -Soltó la Omega mayor de repente-

-No responderé a esa pregunta en éstos momentos madre. Y si pretendes ser insistente con el tema, voy a tratarte de forma grosera. -Contestó ella frunciendo el ceño. Fingir una mentira era lo menos que quería seguir manteniendo en ese momento. Estaba muy exhausta para inventar cosas inexistente en busca de desviar ese tipo de conversación que podía sacar a relucir la verdad de un falso matrimonio-

-Tu padre era el interesado en que la semilla de Korra germinara en ti, no yo. Si estás preñada eso lo empeoraría todo para nosotras y la ayuda por parte de Hiroshi no llegará pronto por más que me atreva a insistir en solicitarla. Los sureños no me permiten enviar ninguna carta fuera del sur desde la llegada de la noticia de tu esposo. Fue lo primero que intenté hacer al enterarme. Así que, si tienes la sospecha de estar en cinta, manténlo en secreto.

-¿Porque para ti si sería una deshonra madre? La semilla de Korra en mi. -Alegó ella equivocadamente pero sangrando por la herida. Del hecho de que existiera tanta gente allegada que odiaran su unión con el príncipe del sur-

-Algo que crezca en tu vientre nunca lo será mi cachorra. Lo es para los ancianos de éstos salvajes. Ellos no quieren a un híbrido entre su nación y una que fue enemiga por mucho tiempo y que tanto daño le hizo a su tribu. La nación del fuego casi extinguió a sus ancestros. -Quiso aclarar Yasuko-

-No importa porque Korra volverá madre. -Él tenía que volver-

-También quiero creer que Korra volverá al sur con vida hija. Él era un buen Alfa para ti y si estás embarazada daría mi vida por ese cachorro aunque me percibas como una insensible y alguien que no lo apreciaba. -Ella miró a Naga, la loba tenía las orejas abajo y se quejaba lloriqueando. Por lo cual empezó a acariciarle la cabeza- Pero, morir por su gente y dejarte viuda fue un camino que Korra escogió. Debes respetar su decisión y salir adelante, más aún si llevas su cachorro en tu vientre ¿O esa brillante cabeza de ingeniero de la cual siempre haz vivido orgullosa no te ha dado para concluir que antes de partir del sur tu esposo sabía que iba a morir en batalla? Korra era un guerrero de elite hija, no un burdo soldado y como tal conocía sus límites. No quería llegar a estos extremos en medio del luto que estás pasando para abrirte los ojos a la verdad Asami, pero ahora que lo he dicho, vuelve a pensar en tus convicciones y toma un mejor camino sobre ti y sobre los que aquí te amamos para salir con vida de ésta desgracia por favor.

...

¿Respetar la decisión de Korra? ¿Aceptar su muerte y huir de la tribu agua para nunca volver? ¡Que se fuera al carajo el príncipe del sur si realmente ese había sido su pensar y el por qué Mako había llegado a llevársela de la tribu agua! Si Korra muy consciente de lo que hacía, la había abandonado de esa forma sin decir nada para dejarla sola en la vida con total alevosía. Si había planeado morir con el bárbaro cabecilla de los rebeldes desde antes de partir del sur sin pedir su opinión o ayuda. Si todo lo dicho por Yasuko tenía razón de comienzo a fin ¡Que Korra se jodiera en su intento de protegerla en su ausencia entonces! Porque de nuevo él le había guardado otro secreto, se había creído el héroe del mundo y había dado todo lo que él era por terceros a espaldas de ella en vez de haberla tomado fuerte de los brazos y hecho callar en medio de su disgusto para decirle todo lo que planeaba hacer. Obligarla a escuchar sus problemas y soluciones. Detener su berrinche y someterla con carácter para abrirle los ojos, hacerla ver lo que si era importante, comentar su desquiciado plan de sacrificarse a manos de Zaheer antes de irse del sur y quizás entre todos haber podido evitar semejante infortunio. Que ahora toda la tribu, o su gran mayoría, llorara a su príncipe caído en batalla.

Pero no, no porque Korra no era ese tipo de Alfa que creía que ella le debía pleitesía, solo era un cachorro amable y desconsiderado consigo mismo. Haciendo recaer de nuevo toda la culpa en ella desde la llegada de la noticia desde el Reino Tierra. Por no considerarlo lo suficiente, por no prestarle atención como se debía, por no darle la confianza de expresarse íntimamente con ella, por no escucharlo, por insultarlo, por siempre ponerse por delante de él, por despreciarlo ¡Por ser una estúpida ególatra maleducada y no amarlo como Korra lo merecía! Finalmente generando igual aflicción en ella las posteriores horas que transcurrieron en la incertidumbre sobre la muerte de Korra que se deslizaron sin demora a través del tiempo. Demasiado rápidas para su gusto, muy vacías para su costumbre, en mayoría desesperantes para su paciencia. Horas que luego se transformaron en días. En luz que le hacía doler el cuerpo de pena y largas noches en vela llenas de pesadillas con insomnios recurrentes sentada en la ventana del cuarto escuchando a los lobos del bosque aullar. Lo que en vez de relajarla en realidad la terminaron de preocupar más, porque si los lobos se expresaban así de desesperados, agudos y estresados por saber de su señor como lo había estado Naga desde un principio y desde antes de saber sobre lo ocurrido en la batalla contra Zaheer, podía ser cierto que presintieran algo malo y Korra estuviera muerto.

-Ellos extrañan a mi hijo y sienten la tristeza de todos. Por eso aúllan, lo están llamando de vuelta al sur, Korra no está muerto. -Le había dicho Senna. Cuando por fin le habían permitido a la Omega andar por sus propios medios dentro de la tribu-

Senna, cayendo en su misma "locura" o "lucidez" se había aferrado a no aceptar la muerte de su hijo, al igual que ella. Estando todo el día, cada uno de esos días en la casa de Korra en espera de su regreso como alma en pena. Apareciendo una de esas madrugadas como un fantasma en la puerta de su habitación. Sorprendiéndola con su presencia y haciéndole creer que se trataba de algún tipo de aparición, haciéndola aguantar un pequeño gritó de susto en su garganta hasta reconocer con claridad de quién se trataba. El cuerpo real de una madre desesperada y triste. Percatándose además del demacrado y triste rostro de la mujer. Desmejoradas facciones que le hicieron sentir lástima y dolor por la esposa del Jefe del sur, quien también estaba preocupada por Tonraq. Pero, en la pena que ambas por mal azar del destino compartían, habían decidido apoyarse. Dar compañía y cariño a Senna lo máximo posible fue una grata misión que ella se encomendó a hacer y le gustó desempeñar cada vez que la Omega estaba cerca de ella o veía demasiado abatida a Senna. Regalar algo a la amable madre que siempre la había acogido con amor era lo menos por hacer para pagar su desinteresado cariño y el haber dado a luz a su Alfa.

Transcurso de tiempo en el cual por su parte Yasuko, su madre, se había mostrado con ella condescendiente. A veces acercándose en silencio para peinar su cabello, acomodar su apariencia y dejar algunas caricias de madre. Asegurándose también de que ella comiera y se mantuviera físicamente saludable. Recomendándole además en esos pequeños instantes personales de las dos, siendo enfática al respecto, que si permanecer en el sur negando la muerte de su Alfa y sintiéndose orgullosa de ser la señora de Raava era lo que ella quería, debía hacerlo mostrando el rostro a los demás sin una lágrima en sus ojos y yendo con su cabeza bien en alto cuando anduviera por la casa o los alrededores. Exhibir el carácter férreo de una Omega digna de ser llamada la esposa de un guerrero fuerte, su seguridad en que Korra seguía con vida y que ella seguía siendo alguien a quien tratar con respeto en el sur. Lo cual según Yasuko, intimidaría un poco a los ancianos y a quien se le ocurriera tomar una represalia contra la casa del príncipe sin Korra ahí, dado a que las tribus agua siempre eran respetuosas de las uniones espirituales. Y si la esposa del príncipe con la que tenía un lazo amoroso con él no lo creía muerto probablemente era cierto y por lo tanto el príncipe volvería al sur y castigaría con mano dura a todo aquel que se atreviera a hacer algo en contra de sus pertenencias. Dentro de las cuales, aunque le costará admitirlo, ella hacía parte.

Eso, mientras no se le ocurriera ir más lejos de lo recomendado por Noatak, quien era el principal protector de ellas en esas complicadas circunstancias hasta la llegada del Jefe del sur. Tomándole la palabra a su madre inmediatamente. Pero, no solo con la intensión de hacerle caso a Yasuko y no proyectarse como una víctima para los enemigos encubiertos. Si no de despistar a los guardias y en específico a Noatak en busca de alcanzar respuestas. Caminando con decoro por cada espacio por el cual había decidido andar acompañada por Opal fuera o dentro de la casa con el collar de compromiso que Korra le había dado puesto cerca de la mordida de reclamación en su cuello, su más hermosa ropa de finas telas y el rostro más inescrutable que pudo en cada ocasión mostrar mientras fingía mantenerse calmada en espera de noticias nuevas y enfocada en las obligaciones de una Omega en el hogar. Distracción ligada con una dosis de paciencia que tenía un blanco específico por alcanzar y sin demora empezó a surtir efecto en los guardias, dándoles la confianza de relajarse y descuidarla en algunos exactos momentos. Cosa que sin titubear ella aprovecho al máximo y la había hecho llegar cada vez más cerca de la mazmorra para hablar con Mako. El arquero era su única opción, dado a que cada guerrero al cual se acercaba tratando de sacar información la ignoraba y no le daba ninguna pista del príncipe del sur, sea porque sinceramente no sabían o se les había ordenado callarse.

Hasta que por fin, estando muy fuera de casa, luego de pasar por la cocina, aparentar estar ocupada con dirigir la cena del día, camuflarse entre las atareadas Omegas, ver llegar a la carreta que abastecía el almacén de comida al final de la jornada diaria, esperar que el conductor y sus guardias se distrajeran, engañar a Opal para que su doncella no se preocupara por ella, tomar una de las capas de la servidumbre, acercarse a la parte trasera, montarse y esconderse entre los sacos de sobra que luego serían repartidos fuera de la casa Raava, manteniéndose tan apretada y silenciosa como le fue posible luego de que el transporte se pusiera en marcha, ella había logrado escapar. Escuchando sin demora y todavía con el furor de su nueva fallida victoria la voz de Noatak dando la orden de parar al conductor, lo que la hizo maldecir en silencio su suerte con el Alfa interponiéndose en su camino una vez más. Oyendo los pasos del hombre venir hacía ella y viendo la cortina del transporte subir dejando pasar algo de luz de una lámpara de aceite que iluminaba la calle. Observando desde adentro a Noatak escudriñar directamente hacía donde ella estaba. A pesar de esa mañana haber tomado un largo baño con muchas esencias queriendo ocultar su olor de Omega para su fuga. Aunque no al parecer las suficientes para despistar al más fuerte de los Alfas dentro de los dominios Raava sin el Jefe o Korra ahí.

-Perdí la cuenta de las muchas veces que la he visto tratar de dejar en ridículo a su anillo de seguridad señora de Raava. Solo que hasta ahora se había atrevido a llegar tan lejos. Está haciendo que ellos se ganen un grave castigo por mostrar ineptitud en cumplir una orden que ante los ojos de cualquiera podría parecer, sencilla. -Expresó Noatak, metiendo una mano dentro de la parte posterior para bajar la capucha de la andrajosa capa que cubría a la esposa del príncipe acurrucada entre duros sacos llenos de las pocas reservas de alimentos que quedaban en el sur- Debo admitir que todo ese empeño que le puso en espiar al carretero, su hora exacta de llegada y la posibilidad de esconderse en los sacos restantes para salir de la casa sin ser vista, es digno de admirar. Si él hubiera descargado todo el alimento de la carreta, usted hubiera perdido su oportunidad.

-Conoces mis razones y por qué lo hago. Si tanto te molesta puedes solo dejarme ir, necesito hablar con Mako. -Respondió ella manteniéndose dentro de la carreta queriendo defender la esperanza de por fin lograr algo luego de tantos días de nada. Pero ese hombre respirando sobre su cuello y estando al pendiente de ella limitando sus pasos y prohibiéndole hacer muchas cosas, si no fuera por la confianza que le tenía de antemano al Alfa por haber protegido a Yasuko en la invasión de los bárbaros al sur, la verdad le generaría miedo. Noatak se había hecho dueño y señor de todo lo de Korra, sus tierras, su casa y sus Omegas sin que le temblará el pulso solo con la excusa de estar protegiéndolas a ella y a su madre-

-Asami, en esa mazmorra hay guardias que son leales a los ancianos y están esperando la excusa perfecta para hacerte daño. Infiltrarte en la prisión del Jefe solo sería conveniente para ellos y sí caes en manos enemigas no podría hacer nada para salvarte.

-Puedes ir conmigo. -Sugirió ella al Alfa-

-No. -Contestó Noatak sin titubear- Mi vida también está en riesgo sin el Jefe y el príncipe en el sur. Desafiar las órdenes absolutas de los ancianos acercándome a la mazmorra con o sin usted me alejaría de su persona y de su madre, caer preso por insurrecto. Justo lo que ellos quieren.

-¿Entonces por qué simplemente no huyes con Tarrlok y nos dejas? No tienes por qué cuidarnos, Noatak. -Ofreció ella-

-Debo, aunque Korra esté muerto y el Jefe del sur quiera ir por ese mismo camino, mi deber es protegerlas hasta el final. Tonraq me aceptó en su familia y es así como actúa un hermano de carnada, leal sin importar el qué o cómo señora de Raava.

-Lealtad. -Resopló Asami harta de temas como esos. Lealtad, honor, gloria y deber le habían quitado a su esposo por un loco desquiciado llamado Zaheer quien probablemente nunca creyó en esas palabras- No te veo acosando a mi madre de la misma forma en que lo haces conmigo. Con ella tiendes a ser más... Amable.

-Su madre no me da tantos problemas como usted. -Dijo Noatak- Aunque ambas me quitan el sueño. -Agregó él para si mismo. Yasuko por su parte con su belleza de inalcanzable posesión. Mientras la esposa del príncipe del sur, igual de bella que su madre, por su rebelde forma de ser-

-Si tan perro fiel eres deberías colaborar en tratar de saber más sobre Korra o por lo menos en sacar a mi madre y a mi doncella del sur para darle tranquilidad a la esposa del príncipe. -Habló ella irritada de que nadie la apoyará en su querer- Tienes presente que cada día que pasa con el Jefe y mi esposo lejos de aquí es más seguro que nos matarán a todos, incluyéndote, pero tratas de ser una piedra en el zapato para mí. Para la única persona que está esforzándose en hacer algo al respecto. Eso me parece todo lo contrario a fidelidad Noatak.

-Se que la enoja que yo sea un obstáculo. Pero debe de cooperar por su propia protección. También hago mi mejor esfuerzo por saber más sobre el príncipe del sur. Mi hermano Tarrlok se está ocupando de eso. Poniéndose en riesgo no me traerá más que problemas señora de Raava. -Él tomo a Asami por un brazo y trató de sacarla de la carreta alzándola contra su cuerpo. Arriesgarse a pasar más tiempo ahí a la vista de todos era peligroso, podían utilizar ese escenario para inculpar a la Omega del príncipe de querer huir del sur con su amante en vez de solo escapar hacía la mazmorra a interrogar a Mako y exigir su ejecución por adúltera. Noatak estaba sin ningún guardia a su lado para actuar con discreción, excepto por el Beta que conducía el carruaje. El cual lucía pálido y asustado, tener a la esposa de Korra Raava de cerca y haber sido participe inocente de su descubierto escape, era digno de eso. Todo lo que tuviera que ver con una transgresión hacía El Señor de los Lobos y el Jefe del sur culpable o no, daba terror a cualquier plebeyo. Sobre todo si estaba una Omega inmiscuida- Le doy la razón señora de Raava, entre más días pasan sin saber sobre el príncipe o Tonraq empeora nuestra suerte aquí. Así que dejé de señalarnos a todos como traidores y mejor piense en algo que nos beneficie por igual. Si lo hace, puede ser que la escuché. De lo contrario no lo haré.

-Quítame las manos de encima, me lastimas y tú olor de Alfa me molesta. -Advirtió Asami, siseando su molestia como una serpiente que amenaza con su veneno al ser maltratada-

-Señora de Raava, es más intimidante para mí que Korra me vaya a partir el cuello porque le pasé algo malo a usted por no cuidarla debidamente si él llega a volver al sur que por hacerle algunos hematomas en su brazo luego de arrastrarla devuelta a casa en contra de su voluntad. Además, los ancianos movieron al arquero de la mazmorra. Nadie más que ellos saben su ubicación actual. -Agregó Noatak o de lo contrario no creía convencer a la efusiva Omega que tenía como su responsabilidad. Asami era recia, independiente y fuerte. Una Omega que sería el sueño para cualquiera, pero solo real para un Alfa capaz. De lo contrario, sentía compasión de Korra. Si esa mujer era igual de intensa en la cama como lo era en la vida, un Alfa débil no la iba a poder montar sin quebrar su bello espíritu de lucha, mucho menos dar cachorros con un útero que solo acepta engendrar una semilla digna. Por suerte para el príncipe, en vigorosidad no había dudas de su capacidad, pero en carácter, Korra debía buscar la forma no agresiva de someter a esa hembra. Y para cualquier Alfa caballeroso hacerlo tan constantemente como Asami lo requería con su forma de ser, podía ser desgastante. Al punto de ser sometido en vez de someter. Porque una Omega sumisa es la funda de la espada de un guerrero. Pero una Omega dominante podía ser la empuñadura de la espalda en vez de la funda. Y la empuñadura es la guía del sable. Un puesto peligroso, pero no para la Omega, si no para el Alfa que ama a esa Omega-

-Ellos no pueden hacer eso. -Le respondió ella a Noatak, empujándolo lejos de su humanidad queriendo que él la soltara mientras luchaba por evitar que el Alfa la sacará de la carreta, lo cual el hombre logró hacer con facilidad-

-Si señora de Raava. Los ancianos son los dueños del sur o del norte si el Jefe no está presente. Por eso desistir es lo más inteligente por hacer, ahórrele sufrimiento a su madre ¿Por qué no piensa en ella? Confíe en mí también, continúe actuando paciente. Y dejé de restregarse contra mi cuerpo de esa manera o no le prometo mantener mi libido bajo control. -Tirándola lejos finalmente luego de sacar a la Omega de la carreta él le dio espacio a Asami-

-¿Paciente? ¿Más de lo que he sido? Es descarado pedirlo. -Dijo ella apretando los dientes-

-Más Asami. Piensa en que si Korra vuelve y tú no estás, si él te pierde pese a su calvario, pasará por el mismo dolor que tú actualmente. Ahórrale esa pena y mantente a salvó. Ve a cualquier parte de los dominios del príncipe si la espera te hace sentir ansiosa, fuera de eso, no te lo seguiré permitiendo. Korra te ama y espera volver y verte con vida.

-Por el mismo dolor...

Ella quiso seguir renegando ser devuelta a la casa, pero escuchar eso la desarmó y canceló su altanería por completo ¿Causarle el mismo dolor que ella estaba padeciendo a Korra? El mismo en consecuencia de un intento fallido que solo la llevaría a un callejón sin salida donde su vida sería apagada con los ancianos moviéndose un paso por delante de ella, porque según Noatak, el arquero no estaba en la mazmorra. No, claro que no. Ella debía de replantearse su actuar y buscar otras formas de saber sobre su esposo si eso era cierto, una que no dejará en bandeja de plata su cabeza, a la orden de los viejos corruptos del sur, de los enemigos del príncipe. Volviendo a casa con Noatak mientras el hombre vigilaba su espalda, no queriendo colaborar con él pero dándole la razón en silencio al Alfa, poner su vida en riesgo sin ganancias no era inteligente. Lo correcto por hacer debía ser actuar teniendo en cuenta que dentro de la tribu había un interés sucio y solo a beneficio de un lado. Querer esconder información moviendo a Mako de lugar era la nueva prueba irrefutable de eso. Solo esperaba que el arquero no estuviera muerto por su culpa, porque sería la gota que rebasaría el vaso en hacerla sentir fatal. Mako no era un mal guerrero, todo lo contrario, al parecer aún seguía siendo un aliado fiel de su señor, teniendo como opuestos a los cobardes personajes ocultos en el sur que estaban en contra de la casa Raava.

Enemigos quienes ahora eran su mayor y nueva preocupación dado a que podían tratar de aprovechar el padecimiento del príncipe en tierras extranjeras, ir hasta allá, terminar de traicionarlo y matarlo en su convalecencia junto al afligido Jefe del sur sin que Korra o su padre estuvieran al tanto del peligro latente que no había muerto con Zaheer. Verlo de esa forma no era irracional si lo ponía en perspectiva de todo lo vivido desde el ataque de los bárbaros. Si no, como probablemente se había calculado desde un principio por los que movían los hilos desde la cobarde clandestinidad al no tener la capacidad directa de enfrentar al Jefe y su hijo para dominar al sur y resto de las naciones a su antojo. Esquema dónde tampoco era descabellado ver a Zaheer como una herramienta más de esos malvados en vez de solo la pieza principal del caos. Y dar por cierto todas esas rápidas conjeturas luego de unir algunos puntos le hizo sentir mucho más terror, pero no de su estancia en el sur, era Korra quien le preocupaba. Ella debía conseguir verlo y evitar que se aprovecharán de su desventurada situación.

Mientras, por otra parte, la acción de los altos mandos de las tribus agua de esconder a Mako quería decir que pensaban lo mismo que ella, que el príncipe no estaba muerto. Lo cual avivó sus esperanzas, aunque aumento su inquietud y con eso, su frustración, el miedo de perder a su Alfa del todo. Tanto, al punto de querer llorar ante lo complejo de las circunstancias, una historia que tenía huecos por llenar. Eso sin saber realmente si era Noatak el único mentiroso y quien lo estaba manipulando todo para beneficiarse de un puesto permanente en el sur con su hermano Tarrlok, quedarse con todo lo de el Jefe y el príncipe sin mucho sacrificio o sangre por derramar. Por lo que, subir a su habitación y acostarse en la cama entre prendas impregnadas del olor de Korra fue lo único que por el momento pudo hacer. Porque sin darse cuenta, ella había hecho un nido. Recolectado la ropa de él y armado un refugió sobre el colchón desde algunas noches anteriores. El consuelo de una Omega que se sentía vulnerable y sola. Con cartas que leía una y otra vez guardadas bajo la almohada. Escritos que sabía que si bien en mano no habían sido hechas por Korra, en pensamiento si.

Cuya repetitiva lectura era masoquista, lo sabía, pero también era tener a su Alfa cerca a través de viejas letras con Korra relatando alguna novedad dentro de la tribu agua, parte de sus entrenamientos en tierras lejanas, la guerra entre tribus, preguntar cómo estaba ella, que tal le había ido en sus días como Omega, si harían la prueba de su próximo invento pronto, y el afán de él por volverla a ver. Admirando con amor y nostalgia esas hojas de pergamino, con sus párpados empezando a cerrarse con mayor continuidad cada vez más, hasta que los aullidos de los lobos del bosque aparecieron, hicieron presencia como todas las noches, escuchándolos hasta quedarse dormida con Naga su lado.

Despertando de golpe luego de oír un aullido diferente a los que estaba acostumbrada, ver a la loba blanca cerca de ella prestar atención a eso y salir corriendo de la habitación en busca de ese aullido. Pasando de estar acostada en la cama a perseguir a Naga por las escaleras hasta salir por la parte trasera de la casa solo con su ropa de dormir puesta queriendo saber que había causado la curiosidad de la loba blanca, el origen del aullido, el palpito acelerado de su corazón, la ausencia de frío en su cuerpo pese a las bajas temperaturas y el calor en su pecho en consecuencia a la resonancia misteriosa de las cuerdas vocales de un animal salvaje.

Terminando en la entrada del bosque luego de haber tomado a un caballo y alcanzando a Naga sin ningún guardia que se lo impidiera pero no deteniéndose a pensar demasiado sobre lo raro que eso era. Excusando aquella facilidad para moverse con que podría ser porque el bosque hacía parte de los dominios Raava y Noatak le tenía prohibido cualquier lugar excepto los pertenecientes a Korra. El bosque era del sur, pero la manada de lobos que allí vivían era del príncipe. Así que por lo tanto el bosque también hacía parte de su territorio ¿No? Respirando con alivio luego de por fin alcanzar a Naga. Pasando de esa calma a quedarse sin aire en sus pulmones al notar el por qué la loba blanca se había detenido de golpe, enfocando su mirada y atención a un punto en específico en la oscuridad al cual Naga no dejaba de mirar y apuntar con su hocico. Helando su sangre y casi haciéndola gritar luego de detallar al gigante lobo negro que ella conocía de la primera vez en que había entrado allí camuflado en la penumbra. Animal que le devolvió la mirada, haciéndole erizar el vello tras la nuca y sentir pánico.

Pero al parecer no a Naga, haciendo ladrar a la loba blanca y tirarse hacía el bosque tratando de ir a cazar al imponente espécimen de ojos azules. Lo que la hizo entrar en crisis ¡Esa bestia iba a matar y a devorar a Naga! ¡¿Por qué la loba blanca había hecho eso?! Sin embargo hiperventilando por la adrenalina del momento ella abofeteo la parte trasera de su caballo para ir detrás de Naga queriendo salvarla. Porque ella no iba a permitir que le pasara algo malo a la loba, Naga era lo único que le quedaba de Korra y si algo le pasaba, ella no se lo iba a perdonar así misma. Sumergiéndose por segunda vez en su vida en ese bosque aún sabiendo que no era seguro hacerlo. No sin la compañía de Korra. Porque ni los mismos sureños se atrevían a ser tan osados. Bajando del caballo queriendo seguir el rastro de la loba blanca entre la luz de la luna al ser dificultoso para el semental andar rápido sobre las grandes raíces de los árboles antiguos expuestas en exceso en la espesura del interior del bosque. Aunque, si era verdad lo que le había dicho Senna, eso de que el lobo negro gigante no formaba parte de la manada de Korra. Probablemente no solo Naga sería devorada por ese enorme animal. Si no también ella.

No obstante, no había vuelta atrás, manteniéndose firme en seguir y guardando la pequeña ilusión de que los guardias fieles al príncipe aparecerían en cualquier momento tras de ella y le salvarían el cuello. Ayudándola además a sacar a la loba blanca del príncipe del sur de ahí para salir del bosque lo antes posible, dado a que creer que entre todos serían capaz de matar al gigante lobo negro era estúpido. Si los guardias no se orinaban en los pantalones de solo verlo sería el mejor de los casos, al igual que salir con vida de allí. Hasta la acosadora presencia de Noatak en esas dificultosas circunstancias parecía una bendición. Un error grave de su parte. Porque esos guerreros nunca llegaron y su impaciencia por saber de Naga la estaba sobrepasando. Juntándose con su frustración y dolor por todo lo ocurrido con Korra, como si el bosque la estuviera estimulando a sacar sus sentimientos a la superficie, traerlos a engrandecer su perturbación y a darle alimento a la soledad dentro de su ser con un frío que finalmente empezó a penetrar hasta sus huesos, haciendo temblar su cuerpo y fracturando parte de su voluntad. Oscuridad que la llevo a pensar lo peor: ese maldito lobo se había comido a Naga. La loba estaba muerta, muerta al igual que Korra. Ella no los volvería a ver jamás y todo era su culpa por no cuidar debidamente de ninguno de los dos.

Haciéndola tomarse la cabeza, cerrar duro los ojos y estar a punto de llorar. Lágrimas que se transformaron en enojó. En enfado que la orilló a mostrar sus colmillos y gritar al vacío del tenebroso espacio que la rodeaba. Tomando algunas pequeñas rocas del suelo para lanzarlas queriendo llamar la atención de la bestia que la acechaba en las sombras o con algo de suerte, poder golpearla, alejar a ese asesino de Naga. Caminando entre espesas redes de plantas sin detenerse, siendo alcanzada y rasguñada en los antebrazos por las espinas de algunas de esas exóticas flores en su ansia de quererlas apartar de su rostro. Si ese gigante lobo pretendía matar a Naga, sería sobre su cadáver. Y ella no se lo dejaría tan fácil. Aunque sabía perfectamente que con una sola mordida de esas feroces mandíbulas el animal la podía destrozar. Partir sus huesos sin esfuerzo y sacar sus entrañas por doquier. Ni su cara quedaría reconocible para que luego quién encontrará su destruida anatomía pudiera decir que se trataba de ella. Eso, si quedaba algo de ella. Pero ni el miedo de verse dibujada en ese desventurado lienzo quitó de su ímpetu la bravura.

-¡Ven por mi bestia salvaje! -Gritó ella saliendo de la espesura del bosque para llegar cerca de un claro de luna- ¡¿No soy a quien quieres?! ¡Llamaste a Naga hasta aquí para que viniera con ella! ¡Pero no te haré tan fácil la labor de devorarnos a las dos!

Está bien. Lo admitía, la noticia de la muerte de Korra quizás le había soltado un tornillo de la cabeza. Porque no era muy cuerdo asumir que un animal salvaje podía ser lo suficientemente inteligente como para planear algo como eso, mucho menos para escucharla gritar y entender sus amenazas. Pero si por fin se había vuelto loca del todo o no imaginando una emboscada absurda por una criatura de cuatro patas y poca inteligencia racional que recién la conocía. Le daba igual. Porque estaba tan rota actualmente que pocas cosas le importaban demasiado. Ni si quiera morir por Naga. Hasta escuchar a una rama romperse detrás de ella en respuesta a su desafío que la hizo de nuevo erizar todo el bello detrás de su cuello y engrincharse del miedo. Ese gigante lobo se la iba a comer. Ella volteó lentamente rogando que se tratará de Naga, pero justo como lo temía, así no fue. Sin embargo lo que sus ojos vieron no fue a una bestia sedienta de muerte, de aliento pesado y siniestro perfil con enormes colmillos. No, todo lo contrario. Se trataba de un pequeño, indefenso y esponjoso cachorro negro de ojos azules. Lo cual la hizo alzar una ceja y tirar las piedras que llevaba en sus manos con las cuales supuestamente tenía planeado "asesinar al lobo gigante". También respirar más calmada y sentir curiosidad. Atracción y el calor de su cuerpo volver. Tranquilizar sus latidos y temblor con el cual se movían inconscientemente sus manos. Era un pequeño lobito. Nada más que eso.

-¿Dónde está tu manada cachorro? -Le había preguntado ella al lobezno como si su cuello no estuviera en peligro de ser partido por el depredador que seguramente la seguía vigilando. Obteniendo como respuesta a un atrevido animal que no duro en ir hacía sus pies. Invitación que ella no resistió, tomando al cachorro, cargándolo y dándole un abrazo. Escuchando un ruido venir hacía ella desde la vegetación. Generando que el miedo volviera. Podía tratarse de la madre del cachorro que tenía entre sus brazos yendo a defender a su cría. Peor aún. Que ese cachorro fuera uno de alguna camada del lobo negro gigante. Si antes la bestia no le había tenido rencor, ahora con seguridad la iba a asesinar por tocar a uno de sus hijos. Solo que nuevamente no fue lo que ella creyó. Era Naga y verla le devolvió el alma al cuerpo. Al igual que al resto de la manada apareciendo de entre los matorrales del alrededor. Los lobos de Korra. Todos ahí presentes manteniendo su cabeza agachada ante ella. Con Naga igual de tranquila alrededor de su persona. Algo que también la sorprendió. Eran lobos salvajes ¿Por qué se mostraban con tanto respeto hacía ella? Su Alfa líder era Korra, no ella. Y Korra tampoco estaba ahí-

Entonces de nuevo miro al cachorro entre sus brazos, lucía somnoliento y sucio, algo necesitado ¿Dónde estaba la madre de ese cachorro y por qué no habían más crías en la manada? Las lobas eran muy celosas con sus lobeznos, pero ninguno de los lobos alrededor de ella parecía reclamarle dejarlo en el suelo. Por lo cual sintió la necesidad de sentarse en la base de uno de los árboles, empezar a acariciarlo y darle de su calor. Besándolo en su tierna cabecita de lobo, con todo ese amor que tenía atorado en ella y que hubiera querido guardar y dar a Korra. Con el cachorro tomando su cariño lamiendo una de sus mejillas. Quedándose dormido como si las fuerzas de su pequeño cuerpo no fueran suficientes para hacer mucho más. Revelando dos cosas. El cachorro parecía estar herido o enfermo. Y el resto de los lobos no estaban agachando la cabeza ante ella, si no, ante ese cachorro. Solo queriendo de ella que ayudará a la cría de lobo a estar mejor. Pero todo lo que ella podía hacer era acariciarlo. Acunarlo junto a su corazón para darle ganas de vivir a la cría de lobo desahuciada y convaleciente.

Pero cuando ella hizo ademán de llevarse al cachorro hacía la tribu queriendo que Katara lo revisara y diera con el mal que estaba aquejando al pequeño. La que parecía ser la Beta de la manada reaccionó y se acercó a ella para tomar al cachorro en sus fauces delicadamente y llevárselo de ahí con el más grande de los lobos presente custodiando a la hembra, intenso momento dónde ella no se movió más de lo necesario y tampoco se negó a entregar al cachorro aunque no quisiera hacerlo. El lobito era un animal salvaje, era con su manada con quien debía estar. Solo esperaba que no muriera y que pudiera volverlo a ver. Aunque muchos ojos brillantes a su alrededor continuaron observándola escondidos entre el bosque aún después de que el cachorro se fuera. Hasta que por dónde habían llegado, los lobos partieron. Haciéndola reaccionar y fruncir el ceño, desear salir corriendo queriendo tener a ese cachorro entre sus brazos de nuevo. Pero la pesadez de su cuerpo y párpados pudieron más en su puesto sentada en la base del árbol, cerrando los ojos con Naga a su lado y levantándose al siguiente día en su cama como si nada de eso hubiera pasado. Cómo si hubiera sido un sueño. Porque justamente eso había sido, un sueño. Uno extraño que le hizo sentir una sensación agridulce y demasiado real aumentando su existente necesidad de volver a estar con Korra. Dónde solo podía conformarse con ver a Naga aún permaneciendo a su lado y darse cuenta de que por lo menos, la loba si estaba bien. Ahí junto a ella despertando de una larga noche vivida a través de un sueño demasiado real y claro. Angustiante, lleno de texturas y tibio para su pecho. Con ese lindo cachorrito, que era hermoso.

...

-Me alegra ver qué estás descansada cariño. Pero se te hace tarde para el desayuno. -Dijo la Omega mayor a Asami, viendo bajar a la esposa de su hijo por las escaleras de la casa que llevaban al comedor. Recibiendo a su yerna tomándole las palmas en un gesto de amor. Dándose cuenta distraídamente que Asami tenía marcas en el dorso de sus manos y antebrazos. Disimulados rasguños carmesí dispersados sobre la pálida piel. Queriendo preguntar si esas marcas habían sido por accidente contra alguna agresiva planta silvestre del exterior o autoinfligidas. Pero la Omega decidió no molestar más a Asami con cuestiones poco tribales cuando el peso de no saber sobre Korra era suficiente- Te vi disfrutando tanto de tu sueño cuando me acerque a la habitación que no quise despertarte. Estabas destapada, me atreví a ponerte las pieles de lobo sobre tu cuerpo y cerrar las ventanas. En el sur no debes descuidarte con lo gélido del clima. Puedes morir de hipotermia. Tú no te criaste en estas tierras duras y egoístas mi niña. Vienes del fuego y eso te puede costar la vida.

-Gracias Senna. -Respondió ella a la mujer por guardarle el desayuno, recibirla con su calor de madre y darle una sonrisa al final de las escaleras. Senna tenía un buen humor contagioso. Uno que solo enmascaraba la desesperación de no saber sobre su hijo. Sin embargo, demostrando ser optimista y de templado carácter. Porque mientras por dentro muy posiblemente Senna se caía a pedazos, por fuera continuaba siendo una preciosa persona-

-¿Dormiste o no dormiste bien hija? -Preguntó la Omega mayor a Asami llevándose un crujiente pedazo de pan recién horneado a la boca luego de que ambas tomarán su lugar en el comedor-

-Tuve un sueño, raro... Pero me siento fresca y con energía. -Ella le sonrió a Senna y se abstuvo de preguntarle si habían llegado noticias nuevas sobre Korra para no dañarle la mañana a la señora de Raava. Si no era lo primero que Senna le había dicho al despertar, entonces era fácil deducir que nada se había vuelto a saber del príncipe del sur. Por lo tanto tocar un tema que llevaría a dañar la serenidad de la mujer a esas horas de la mañana, estaba de más. Cuando mucho le había costado a la madre salir de su crisis existencial luego de conocer sobre la supuesta muerte de su hijo-

-Quiero que salgas y tomes un poco de sol cerca de los establos sin manto sobre tu cabello. Luces más pálida de lo normal y tu piel pierde fuerza. Sé que en el sur no cae el sol como en la nación del fuego. Pero el resplandor te ayudará. No quiero que te enfermes. Cuando mi hijo vuelva debes estar de pie y con ánimos para recibirlo.

-Seguro Senna, eso haré. Y aunque fuera dando mi último respiro, no dudes que siempre estaré con el jubiló suficiente para abrazar y amar a Korra. -Contestó ella. Terminando de desayunar para hacerle caso a la Omega mayor. Yendo a los establos a observar los robustos caballos, tomar un poco de resplandor de la luz del sol y tratar de despejar su mente en busca de un nuevo proceder para conseguir saber más sobre su esposo. Sintiendo pena y preocupación también por Mako luego de darle la excusa perfecta a los ancianos de llevárselo y mantenerlo bajo su restringido poder al llamarlo traidor frente a los incorrectos testigos. Lo cual con seguridad le iba a costar la vida al arquero a penas los traidores tuvieran la oportunidad y seguridad de hacerlo. Todo se le estaba complicando cada vez más y el tiempo no estaba dejando de transcurrir. Al contrario. Volaba demasiado rápido. Lo suficiente como para que los enemigos de Korra pudieran estar a dos o un día de llegar al campamento del Jefe en el Reino Tierra y matarlos. Peor aún. Estar infiltrados y a solo una orden definitiva llevada por un Halcón mensajero para revelarse, ir por detrás de Tonraq y clavar sus espadas en todos los Raavas ahí presentes si sus vagas deducciones tenían algo de cierto. Posibilidad que la hacía estremecer, revolver su estómago y querer vomitar su desayuno. Acelerar las sinapsis de sus nervios y entrar en pánico. Hasta que Naga llegó y se recostó contra ella. La loba blanca había estado a su lado desde que se levantó de la cama. A lo cual ella respondió acariciándola. Eso hizo disminuir su ansiedad inmediatamente. Solo que la aparición de algunos gritos y alboroto, volvió a perturbar su frágil tranquilidad. Haciéndola dirigir su atención a lo que ahí, cerca del establo, ocurría.

-¡¿Están tratando de robar en la casa de su señor?! ¡Tu perra insolente! ¡¿Creiste que trayendo a tus cachorros iba a tener compasión!? ¡Todo lo contrario. Los colgaré a los tres en medio del pueblo luego de partirles las manos por atreverse a tocar lo que le pertenece a la casa Raava! -Vociferó uno de los guardias a cargo del cuidado del almacén que guardaba las provisiones del establo-

-¡No es cierto! ¡Mis cachorros, solo vinieron para saber sobre su señor el príncipe del sur!

-¡¿Me acusas de mentiroso ladronzuela inmunda?¡ -Se refirió el custodió a la Omega. Levantando su mano desde lo alto para golpear a la mujer que había tirado fuerte contra el suelo. Apartando con igual fuerza a los cachorros de la Omega que trataron de proteger a su madre. Pateándolos como si de perros sarnosos se tratara-

-¡Suficiente! -Gritó Asami prácticamente corriendo hacía el guardia para quitarlo de encima de la mujer agraviada. Ordenando a Naga volver a la casa con la intensión de que la loba no se atravesará en la discusión y terminará matando al guerrero-

-¡No se entrometa en ésto señora de Raava! ¡Ella es una ratera y soy el Alfa responsable de que aquí todo marche como se debe! -Respondió el custodió- ¡Si no la castigo como se debe luego seré yo quien pague lo que sus cachorros robaron!

-¡No es cierto, estamos aquí porque mi hermano Korra nos invito. Él dijo que nos entrenaría personalmente. Solo queremos saber sobre el príncipe del sur! -Chilló uno de los cachorros-

-¿Tu hermano? -Interrogó ella a ese cachorro. Korra no tenía hermanos-

-¡El príncipe! ¡Él es nuestro hermano de carnada! -Respondió el otro cachorro, humilde y con ropas sucias. Cachetes arrebolados y puntas de los dedos quemadas por el frío al igual que gran parte de los rostros de su hermano y madre-

-¡Engendros insolente, cómo se atreven a referirse así de su señor! -Contestó el guardia mostrando los colmillos a los pequeños volviendo a mover su mano para lastimar a los cachorros. Pero está vez tomando su espada pretendiendo destajarlos-

-¡Te he dicho que ha sido suficiente! -Ella se colocó en el camino del Alfa- ¡Tú eres el encargado de la seguridad de los establos pero yo soy la esposa del Señor de los Lobos! ¡¿Te atreves a cuestionarme y mirar directamente a mis ojos mientras empuñas una espada?!

-No... No me malinterprete mi señora. -Fue lo único que pudo decir el guardia apretando su mandíbula y bajando su cabeza al escuchar la sola mención de Korra. Escondiendo su arma en la funda sin pensarlo dos veces luego de darse cuenta de su agravio. Ella era la esposa de la Bestia del Sur y él la estaba amenazando indirectamente con un arma. Eso era un grave error si quería continuar con su cuello intacto- Lo dejo bajo su encargo si es lo que desea. Tan solo quise cuidar de las pertenencias de nuestro señor. Nunca irrespetarla o hacerla sentir amenazada señora de Raava.

-Lo que considero y doy gracias. Ahora retiraré. Tu presencia aquí ya no es necesaria. -Dijo ella-

-Si mi señora. -Termino de contestar el custodió manteniendo su cabeza gacha y postura disminuida hasta ya no estar en presencia de Asami. Eso, sin omitir dar una mala mirada final a los intrusos antes de irse-

-¿Y bien, tiene él razón o no? -Preguntó Asami a la señora y cachorros mientras alzaba una ceja y veía una manzana a medio comer en el suelo la cual había salido de entre la ropa de una de las niñas-

-Perdóneme mi señora, la tiene pero no del todo ¡Créame por favor! -Dijo la Omega madre pegando su frente al suelo, obligando a sus cachorros a hacer lo mismo-

-Mi hermana es una ton... Tonta, entramos aquí para tratar de saber más sobre nuestro señor. Pero ella no resistió la ten... Tentación de tomar algo de la comida de los cabagos... Caba... Caballos y comer. -Comento la niña menor tartamudeando-

-¡Es porque mientras morimos de hambre aquí los caballos están mejor que nosotros. No es justo. Mi hermano Korra no dejaría que eso ocurriera, y si es así quiero verlo para decirle que es un cobarde incapaz que ha traicionado a su manada!

-¡¡¡Silencio!!! -Gritó la Omega madre a su cachorro haciéndolo pegar la frente del suelo en un golpe que casi lo deja inconsciente- No es así mi señora. Perdone la desfachatez de mi cachorro y déjenos ir. Prometo que no volverá a pasar. Me di cuenta del escape de mis niñas muy tarde y entre acá tratando de salvarlas. Nunca con la intención de robar lo que le pertenece a la casa Raava.

-Quiero que me aclares eso de llamar a mi esposo "hermano". -Se refirió ella al cachorro de más edad ignorando a la Omega, supuesto vandalismo y falta de prudencia por parte de las niñas-

-Es solo una tontería mi señora. -Trató de corregir la mujer mayor sin dejar de mirar al suelo- Una ilusión creada por cachorros inmaduros y pequeños.

-¡Korra nos visitó y prometió cuidar de nosotros si llegábamos a necesitarlo. Hacerse cargo de nuestro entrenamiento si nos desarrollábamos como Alfas! -Se atrevió a decir a Asami el cachorro mayor-

-Harás que nos maten, guarda silencio hija... -Pidió casi llorando la madre a su niña-

-Deja de mirar al suelo y humillar a tus cachorros. Quiero que te levantes y me expliques mejor de que habla tu hija. -Ordenó Asami a la Omega-

-Mi... Mi señora. El príncipe nos fue a visitar en una ocasión justo antes de la aparición de los bárbaros queriendo conseguir respuestas sobre el abandono de los trabajadores sureños en las modernizaciones del sur. Nuestro señor sospechaba sobre alguna inevitable traición por parte de Gilak. En esa ocasión el príncipe conoció a mis cachorros y los acogió bajo su amabilidad. Es todo. Algo que no justifica lo que han hecho mis hijas y por lo cual les castigarte con mano dura. Por favor perdónelas y permítanos ir. -Explicó la mujer mayor colocándose de pie poco a poco pero sin mirar a Asami-

-¿Cuál es el nombre de tu esposo e hijas? -Interrogó Asami sin ser agresiva pero tampoco sumisa-

-El nombre de mi esposo es Wacky, mejor conocido como el domador de pingüinos del sur. Mis cachorros son Siku y Sura señora de Raava.

-No hagas quedar a tus cachorros como mentirosas cuando dicen la verdad. No bajes tu mirada ante una transgresión cuando no eres culpable. Y no deshonres la palabra de mi esposo. Si así él lo prometió, así será. Me haré cargo de lo dicho por Korra a tus hijas. -Dijo Asami a la Omega para luego referirse a los cachorros- Y en cuanto a ustedes, siempre serán bienvenidas acá y al sagrado suelo dónde se pulen los guerreros del sur, a su debido tiempo. Lamento decirles que el príncipe del sur no está aquí. Lo que se habla en el pueblo es verdad. El está lejos del sur en una situación complicada.

-¿Mu... Muerto mi señora? -Interrogó el cachorro menor con preocupación recibiendo un apretón en su pequeño hombro por parte de su madre ante su inocente indiscreción-

-Excepto por eso Sura. Mi esposo no está muerto. Es como lo creo. Si ustedes no quieren verlo de esa misma manera y aceptar lo que diga el resto son libres de hacerlo. -Agregó ella-

-Le creo mi señora. Nuestro hermano es fuerte. El más fuerte. -Dijo el cachorro mayor- Queremos que vuelva. Toda la ayuda que trajeron al sur y fue repartida por Katara nos fue robada. El hambre y la violencia duelen.

-¿Quién les robó? -Preguntó ella contrayendo su entrecejo de rabia y consternación-

-No lo sabemos. Eran sujetos con el rostro cubierto. Pero sureños mi señora. -Respondió la madre con vergüenza de su propia tribu- Sé que usted fue culpable de que esos suministros llegarán a nosotros, no solo Katara. Gracias mi señora. Pero lo que dice mi cachorro es cierto. El hambre y la violencia en los anillos más alejados de la casa del Jefe nos está lastimando demasiado.

-Por eso mi hermano Korra debe volver junto al Jefe. Todo era mejor con ellos antes de que los malos destruyeran al sur ¿Mi príncipe volverá verdad señora? -Preguntó el cachorro a Asami-

-También lo esperó. Pero hasta para mí es difícil poder asegurar cuándo pasará. -Respondió ella-

-Puedes ir por tu barco y... Digo, navegal... Navegar hasta donde está él y traerlo de vuelta. -Sugirió la niña menor, Sura-

-¿Mi barco? -Repitió Asami pestañando varias veces-

-Por casualidad vimos donde los guerreros lo colocaron. No está lejos de aquí. -Aclaró el cachorro mayor, Siku- Lo sabemos porque siempre estuvimos viendo desde lejos a ese barco que navega sin necesidad de buena marea o remos ¡Es grandioso lo que hizo con él señora! Parece un acto forjado por los sagrados espíritus.

-Se llama ciencia Siku. -Ella sonrió al cachorro- Pero gracias, halagas a la esposa de tu príncipe ¿Me pueden decir exactamente dónde está anclado mi barco? -Cuestionó Asami aún escéptica de la veracidad de las palabras de los cachorros. Según ella nadie más que su equipo de trabajo y algunos guerreros habían visto la modificación de ese barco-

-Por supue... Puesto. Conocemos todos los rincones escondidos del sur. -Dijo Asura a la esposa de su señor-

-Por favor pasen. Tomarán un baño, cambiarán sus ropas y comerán lo que gusten. Mandaré la despensa de la casa Raava a su conjunto de viviendas con los guardias que pueda reunir. -Aunque eso conllevaría a dejar sin comida la casa de Korra en pocas semanas- Es cierto. Mi esposo no permitiría la muerte de su gente por dar mejor atención a sus caballos. Son arcaicos protocolos recomendados por los estratos más altos. Aunque para los ancianos eso signifique "Una desventaja en ataque con caballos delgados si el sur es asediado" Mientras, supongo que conocen la existencia de Naga ¿No?

-¡¿La loba de nuestro hermano Korra?! ¡Si! -Dijeron los cachorros a la vez entusiasmados- El príncipe nos dijo que podíamos venir a verla cuando quisiéramos ¿Podemos?

-Naga estará complacida. -Asami trató de dirigir a los cachorros hacía la casa-

-No mi señora por favor. Es mucha molestia. Tampoco queremos ese alimento. No somos más que nadie en el sur para ser afortunados en recibir su ayuda cuando muchos en los estratos bajos sufren. Si llegan a escuchar que fue tan atenta con nosotros pueden revelarse y venir en grupo a exigir ser tratados igual. -Dijo la Omega madre deteniendo a su señora-

-La gente por la que mi esposo está dispuesto a dar la vida en el campo de batalla, jamás será una molestia para la casa Raava. -Aclaro ella- No temas por alguna revuelta. Si te señalan y quieren agredir por ser tratada con privilegios diles que el trato que doy a tus cachorros ha sido una orden del príncipe antes de partir. Quien quiera el mismo deberá esperar por él o desafiar su cólera. No te victimices por tu buena fortuna, compártela con tus vecinos en el sur mientras Korra vuelve por sus propios pies o de mi mano. -Por que eso haría. Ella iría por su Alfa al Reino Tierra-

...

-Eska, es algo que te conviene. Está inmiscuido Bolin. Solo debes fijarte si es cierto que mi barco está ahí, flota o está encallado. -Porque si estaba encallado se podía ir despidiendo de su nuevo plan y de poder salvar a Korra. Era imposible sacarlo a flotar sin llamar tanto la atención, requerir mano de obra pesada-

-Asami, no es que le tema a Korra, pero le temo a Korra. Si termino inmiscuida en algo que te podría hacer daño. No es bueno para mi cuello. -Respondió Eska. Lo que ella menos imagino ese día yendo de visita a la casa Raava era tener a la esposa de su primo pidiéndole un favor-

-Bien, olvídalo. Pensé que Bolin te interesaba lo suficiente. Puede ser tu Beta predestinado. Pero de acuerdo, no tengo como obligarte a participar. -Fingió Asami-

-Detente ¿Confirmó la ubicación de tu barco y si mueres emigrando del sur no tendré nada que ver? -Dijo Eska, pensándolo mejor ¿Por qué desperdiciar la oportunidad? Bolin si le interesaba mucho y pocas veces eso pasaba en su inexistente vida sentimental-

-Nada en absoluto, estás libre de responsabilidad. -Prometió Asami frente a la chimenea de la sala donde había encontrado a Eska tomando calor. Ella sabía que los hermanos del norte, Desna y Eska, varias veces por semana visitaban la casa queriendo disfrutar de buena comida o de hidromiel. Dado a que hacer lo mismo en la solitaria casa del Jefe con solo Senna presente era inadecuado y extraño. Además de vivir cohibidos por ser norteños aliados a Korra. Es decir, estar vigilados y poco beneficiados por los ancianos en el sur- Si logró llegar al campamento donde Korra está los salvaré a todos de ser asesinados. Incluyendo a Bolin.

-¿Y por qué simplemente no va alguien más si estás tan segura de que serán asesinados? Omitiendo la posibilidad de que mi primo ya esté muerto y qué nosotros somos los que requerimos ser salvados. -Interrogó Eska manteniendo su rostro sin expresión alguna, la sombra del fuego en la chimenea le hacía brillar la morena piel-

-Korra no está muerto. -Recalco ella- Ese es mi barco y solo yo lo sé manejar. Además, no puedo ir reclutando ayudantes, recuerda que estoy siendo vigilada por muchos ojos en el sur, indirectamente también soy una prisionera de los ancianos. Se supone que solo tú sabes sobre mi nuevo plan. Alguien quien con tantas oportunidades de traicionar al príncipe del sur, no lo ha hecho. -Dijo Asami dejando de apoyarse en la espaldera de la silla que había ocupado lateralmente a la prima de Korra para inclinarse más cerca de Eska-

-He cambiado de opinión. Acepto si me dejas ir. Estoy aburrida del sur y me gustaría ver a Bolin. Él me divierte, lo haré mío. -Contestó Eska siendo bipolar en su toma de decisiones-

-Voy a escudriñar la oficina de Korra mientras eso pasa. Tendremos un mapa que nos de una idea de en qué región están ubicados antes de partir. -Hacer eso resultaba ser muy importante. Las aguas sureñas eran en extremo peligrosas y tomar un rumbo alejado de la posición actual del Jefe solo aumentaría sus posibilidades de morir absurdamente- ¿Conoces la navegación de las tribus agua Eska? Esquivar los témpanos de hielo.

-Soy Omega, no debería, pero se navegar barcos en aguas templadas Asami. -Confeso la norteña sin inmutarse de su crimen. Las Omegas no debían tomar el control de ningún barco de las tribus agua. Estaba prohibido-

-Te besaría los pies si pudiera. -Era justo lo que ella necesitaba. Además de los mapas. Tener a alguien con algo de experiencia en navegación de las tribus agua era mejor que nada-

-¿Sabes que si te descubren haciendo eso no sería bueno? No deberías entrar a la oficina de tu fallecido esposo a robar información. -Señalo Eska-

-Korra no está muerto Eska. -Repitió ella con énfasis a la Omega- Solo encárgate de asegurarte que es mi barco y que está en buenas condiciones, yo haré el resto. -Pidió Asami- Lo podrás diferenciar viendo su hélice. No es de paleta. Es una hélice de tornillo.

-Es difícil pensar que no utilizarás ese barco para irte lejos de tu esposo y ser una Omega libre siendo tan rebelde como eres y al contrario vayas directamente hacía mi primo para arriesgar tu vida en su campamento. -Dijo Eska-

-Amo a Korra y lo traeré de vuelta. Es lo único que me importa ahora Eska. -Respondió Asami-

-Excepto por eso. Se que no mientes. No haz escapado del sur por falta de oportunidades, es porque realmente nunca lo haz querido. Te gusta estar cerca de Korra y estar con Korra. -Dijo la mujer a Asami- Te traeré noticias de tu barco antes del anochecer. Ten esos mapas listos. Tú y mi primo merecen reencontrarse.

Era todo lo que ella requería. Ese barco y esos mapas. Asami había tomado la decisión. Dejaría de estar harta de esperar, navegaría al Reino Tierra y salvaría a su esposo ¿Le gustaba estar cerca de Korra y estar con Korra? Bueno, si. Él era parte de su vida desde la niñez. Aunque eso de estar diciendo y escuchando que estaba enamorada de ese Alfa ya sonaba demasiado repetitivo. Lo suficiente como para asustarla. Pero, no para asegurar que ella era su propio verdugo que se negaba a alcanzar la libertad por amor. Solo que hacerlo aprovechándose de la situación y dejando a Korra en peligro, no era lo correcto, lo que ella haría, lo que ella deseaba. Porque Korra nunca lo haría con ella. Él la había rescatado de manos de Iroh II y antes de eso siempre la había protegido de todo daño externo. Era lo mínimo por hacer por Korra aún si ella ya se había hecho cargo de repartir suministros en la tribu. Eso no era suficiente. Debía ir por el príncipe del sur y traerlo de vuelta a la tierra que tanto lo reclamaba como suyo. No demorando en ir a la oficina de Korra antes del anochecer, encontrar lo que estaba buscando y un libro de lecturas de mapas de nivel avanzado. Ella sabía lo básico. Pero su travesía le pedía algo más que eso. Estando a cada cauteloso paso por los pasillos de la casa con la suerte a su favor y sin Noatak detrás de ella. El Alfa había preferido acompañar a Yasuko en una de sus caminatas a los alrededores. Justo como lo había esperado. Ella sabía que a Noatak le gustaba hacerse cargo personalmente de la custodia de las Omegas de la casa Raava si alguna requería ir al exterior. Una persona menos por la cual preocuparse. Opal distraída con Naga era otro obstáculo menos. Por lo cual alcanzar las ambiciones de ese día aunque no le fue fácil, si pudo ser posible. Subiendo a su habitación, estudiando todo los pergaminos y libros que pudo recolectar en secreto. Hasta escuchar la puerta sonar, abrir y ver de vuela en la casa a Eska.

...

-¿Pretenden acompañarme personalmente al baño? ¿Ustedes Alfas? -Dijo Asami-

-¿Señora? -Se miraron ambos guardias a los ojos- No podemos dejarla sola.

-No creo que a mi esposo le agrade que ustedes lleguen a ver más de lo debido... Estamos rodeados de agua. La espesura no es demasiado ¿Creen que escaparé del sur por está frontera? ¿Cómo? ¿Nadando hasta morir? Noatak lo ordenó, no hay problema mientras mis excursiones estén dentro de las tierras Raava. Estás son tierras Raava. -Recordó ella a los custodios-

-Señora de Raava, no solo la custodiamos para evitar que se mueva más de lo debido. Es para protegerla. -Contestó uno de los guardias-

-Estoy con Naga. -Al escuchar su nombre la loba ladró orgullosa a un lado de ella- Por favor, solo quiero ir al baño en paz y no poner en riesgo sus amables integridades.

-Aaaa... -Dudo un guardia- Lo siento señora de Raava. Nuestras órdenes son absolutas por parte del guerrero Noatak. El comanda las tierras Raava ahora.

-Déjenla ir o se la verán con mi primo ¿No saben que ella es la Omega preferida de su príncipe?

-Eska... -Asami notó a la Omega llegar y tratar de ayudarla en alcanzar su objetivo. Quitarse a los custodios de encima-

-Me responsabilizó de ella. -Dijo Eska a los guardias- La esperaremos aquí. Asami volverá.

-¿Ven? Eska sabe de lo que hablo. Mi esposo es un Alfa celoso y yo requiero de mi espacio. Ella se está haciendo responsable de mi. -Aunque eso era algo que no había visto venir de parte de Eska. La Omega no se había mostrado tan comprometida con verse inmiscuida en todo hasta ese momento-

-De acuerdo. No queremos que nuestro señor piense que la irrespetamos mirando sobre lo debido. Pero, señora de Raava no irá más de veinte pasos de nosotros. -Respondió el otro custodio- La esperaremos aquí junto a... A la prima de nuestro señor.

-Gracias por su amabilidad. -Contestó Asami a los guardias y en silencio a Eska. El clásico ir al baño y escapar nunca fallaba. Aunque ella no escaparía. Solo iría en busca de la dirección que Eska le había confirmado de su barco. Del cual ya había calculado estar cerca. Y cuando los guardias se cansarán de ir tras de ella. Ella aparecería como si nada fingiendo haberse perdido entre la vegetación no perteneciente al bosque. Esperando que Eska los entretuviera lo suficiente. Eso sin dejar a Naga atrás. La loba sería su única protectora y ella todavía debía ser cuidadosa. Eran tierras Raava pero eso no les quitaba lo peligrosas. Eska le había asegurado que efectivamente el barco estaba donde los cachorros Siku y Sura habían indicado. Y que para su suerte, no estaba encallado. Flotaba y su hélice lucía intacta. Suficiente motivación para prácticamente hacerla correr queriendo montar la nave. Teniendo que convencer a Naga con algo de carne y cariño, confesándole al oído cómo tenía planeado salvar a su señor. Llegando y maravillándose de ver a su creación ahí. Korra no lo había mandado a destruir. Eso la hizo respirar tranquila y casi amarlo más de lo que debía. Mojando la parte baja de su ropaje para subir a la embarcación y revisar que todo funcionará. Calcular en qué horario estaba la marea y por dónde sacaría el barco una vez estuvieran listas para partir ella y Eska. Estando feliz de no ver demasiados imperfectos hasta revisar la rueda del ancla. Estaba trancada y saboteada. Ella entro entonces al camarote de la embarcación en busca de alguna herramienta evitando tener que volver a la casa y perder el tiempo con Naga acompañando sus pasos-

-Que bonita nave la que el príncipe le dió a su hembra. Nuestros barcos de guerra normalmente no gozan de cabinas amplias. Mucho menos de camarotes como éstos. -Habló una figura saliendo de las sombras. Haciendo mostrar los colmillos a Naga y abrir los ojos a Asami queriendo discriminar entre la oscuridad de quién se trataba. Ella conocía esa voz-

-Kinto... -Recordó ella- ¿Tú qué haces aquí?

-¿Vas a escapar del sur? -Preguntó él teniendo cuidado de Naga-

-Fui yo quien preguntó primero. Éste no es tu barco. Es de mi esposo. No tienes permiso de estar en el. -Trató Asami de desviar el tema-

-Korra está muerto. Pronto todo lo de él pasará a mis manos ¿Qué más da? No me digas que sigues dudando de la información enviada al sur. -Dijo Kinto-

-Eso no explica que haces aquí. -Ignoro ella lo dicho por Kinto mientras su instinto le exigía tener un arma en sus manos y guardar distancia del Alfa-

-Estaba examinando esa novedosa tecnología que hace mover ésta nave. Es perfecta para salir del sur sin ser detectado o visto. Justo lo que necesito. Es un bonito barco. Korra te dió lo mejor y más práctico de la tribu. -Contestó él encantado con el navío-

-¿Por qué te interesaría salir del sur Kinto? Pensé que creías a Korra muerto y que quieres hacerte dueño de lo que ahora Noatak cuida con recelo. -Interrogó ella caminando lentamente lejos de Kinto con Naga protegiéndola. Pero al camarote le faltaba claridad y mantenerse tranquila con la presencia de ese Alfa era casi imposible. Su cuerpo solo le reclamaba querer huir. La presencia de Kinto era muy sospechosa y ella estaba muy lejos de sus custodios. El olor de él daba repulsión a su Omega-

-Noatak será destituido por los ancianos cuando Korra y el Jefe no vuelvan. Es solo un estorbo momentáneo. Saldré del sur para traer los cuerpos de Tonraq y su hijo para exibirlos en la entrada de la tribu y así que no hayan más dudas de que deben ser relevados por alguien mejor. -Kinto rasco una de sus orejas mostrándose despreocupado. Su cabello le llegaba hasta los hombros y carecía de coletas. Algo anormal en un guerrero agua y su atuendo. Ese día él había querido renunciar a esas tradiciones. Sus ojos estaban delineados con gruesas líneas de Kohl-

-Pareces que odias demasiado a mi esposo. -Dijo ella mirando los dilatados, vividos y burlescos ojos del Alfa-

-Los lobos y los cuervos no se llevan bien. Normalmente pelean por la carroña de la misma presa. -Susurro Kinto acortando la distancia-

-¿De que hablas? -Ella no supo a qué se refería el hombre-

-Sin embargo la esposa del Lobo luce más apetitosa y está a mi alcance. -Sonrió el hombre. Asami no era escuálida ni débil. Estaba físicamente en forma. Y sus curvas eran sexuales y evidentes. Sin ser exageradas, si no sencillas. Un sencillísimo que robaba suspiros y miradas. Sus largas piernas eran un sueño. Y sus atributos equilibrados la misericordia de los Dioses. Su rostro, era el de una mujer a la cual se le define como hermosa con tan solo una mirada. Sus feromonas capaces de hacer calentar hasta al más viejo de los Alfas-

-Quieres la nave y salir del sur para atacar el campamento donde se encuentra Korra. Sabes que no está muerto. Seguramente haz recibido más cartas del campamento y en ninguna una que diga que tus infiltrados están seguros de su fallecimiento. -Con seguridad eso debía explicarlo todo. Algo le decía a ella que así era-

-Es molesto cuando tratan de arruinar lo que con esfuerzo a otros le ha tocado lograr. -Dijo Kinto dejando de sonreír- Tiene una mente ágil. Sabía que había un cabo suelto del cual cuidarme pero no imaginé que fuera usted señora de Raava. -El acaricio su mentón- Ennmh... No es cierto. La verdad es que si sabía que se traía algo entre manos y que era inteligente, además de altanera. Pero encontrarnos aquí si ha sido un grato incidente.

-Eres un traidor y yo no estoy equivocada. -Se dió cuenta ella demasiado rápido- Korra está vivo y quieren aprovecharse de su condición vulnerable para matarlo. Porque, de otro forma, no sería posible.

-Puedo matar a ese perro bastardo cuando quiera. -Él suspiro al darse cuenta que había dicho más de lo debido- Espíritus. No deberías de pensar en voz alta. Tampoco yo. Ahora mira en la situación que nos has colocado. Podíamos reparar la tracción del ancla juntos, quizás enamorarnos, salir del sur, matar a Korra y luego ser mi esposa.

-Preferiría casarme con un cerdo y vivir en una porquiza. -Ella limpió sus labios con asco- Vas a ser castigado por el sur Kinto.

-¿Por quién? ¿Tú lo harás? ¿Los ancianos? ¿Noatak? No seas ingenua. -Él aguanto la risa- Eres una Omega, las hembras no tienen poder. Te acabo de atrapar queriendo escapar del sur y no ganarás contra mi palabra. Si mato a una adúltera traidora a quien aplaudirán será a mi, no a ti. Luego de divertirme como se debe contigo claro. Te voy a enseñar lo que es ser sometida por un verdadero Alfa dado a que Korra es un débil cachorro.

-¡¡¡Naga!!! -Ordenó ella a la loba atacar para tener la oportunidad de salir del camarote mientras tiraba de un jalón todo lo que se le atravesará en el camino, rogando a su vez que no le ocurriera nada malo a Naga, fiel compañera que dió un gran gruñido y no dudo en ir por su presa. Llegando hasta la cubierta, tomando una de las cuerdas de la popa para agarrarse de allí y bajar del barco, tirándose contra la orilla del mar en el último metro y peleando contra la arena para correr. Ella tenía que delatar al traidor y evitar que saliera del sur. Kinto era el enviado que terminaría de sentenciar a Korra en el Reino Tierra. Pero apenas unos metros lejos del barco ella sintió al Alfa alcanzarla. Por lo que no tuvo más opción que enfrentarlo pensando en Naga y esperando ver a la loba aparecer. No podía ser posible que Kinto la hubiera matado. No obstante, con la rabia que generaba pensar eso posible ella golpeó al hombre. Ella sabía que no debía enfrentar a un Alfa. No importa cómo lo afrontará siempre estaría en desventaja. Pero esperaba que su oculto conocimiento en artes de defensa y guerra la salvarán, le dieran el tiempo que necesitaba para llegar a los guardias. Agachándose por debajo de las caderas de Kinto cuando el Alfa la tomó por detrás, desequilibrando al hombre y logrando proyectarlo hacía delante- ¡Te haces llamar mejor guerrero que Korra pero tus bases son débiles! -Gritó ella al traidor luego de lanzarlo contra el suelo para luego continuar huyendo. Solo que él la tomo por la parte inferior de su vestido y la hizo caer. Arrastrándola bajo su cuerpo a pesar de toda la resistencia de ella. Una mala posición que debió evitar. Porque la física ahora estaba en su contra. Un golpe que cumple una trayectoria en contra de la gravedad nunca será lo suficientemente fuerte para detener a un agresor. Mucho menos si ese agresor estaba encima de ella y era un Alfa. Abrazar desde abajo, tratar de sacar sus caderas por un lado y empujar con sus piernas era la única solución. Logrando poder patear desde abajo en La quijada a Kinto. Haciéndolo alejar, escupir sangre y sonreír-

-¡Eres recia pero voy a quebrar tu espíritu! -Contesto él. Volviéndose a lanzar sobre Asami. No solo sometiéndola con el peso y fuerza de su cuerpo si no abofeteándola con una mano dejando a la mujer casi inconsciente. Aprovechando la falta de resistencia para romper el escote del vestido de Asami que estaba cerrado con anchos botones. Hundiendo su rostro entre los virginales senos. Besando y tocándolos sin compasión. Repulsión que hizo reaccionar a Asami aruñando al hombre y colocando sus pulgares en los ojos de él para tratar de empujarlos dentro de la órbita craneal, hacerlos explotar. Ganándose así otra fuerte cachetada que dejó a su oído zumbando. Pensó entonces en utilizar sus dientes. Pero si ella trataba de morder al Alfa, Kinto la podría dejar sin dentadura. Él era muy fuerte, mucho más que ella-

-¡Naga! ¡Naga! ¡Naga!... ¡Korra ayúdame! ¡Ayúdame! ¡Korra! -Lloro ella aturdida. Asami se había dado cuenta. Tal cómo se lo había advertido. Kinto no solo la iba a matar. Abusaría de ella y luego la mataría por descubrirlo. Lo que temió desde un principio al verlo dentro de la nave. Se trataba de la cruel y solitaria realidad. Sintiendo mayor dolor cuando queriendo evitar que Kinto la accediera carnalmente ella cerró sus piernas con fuerza. Las cuales con brutalidad fueron separas por las manos de él. Desgarrando los músculos aductores de sus muslos, despojándola de su ropa íntima de un tirón para luego ocuparse de bajar sus propios pantalones y sacar su miembro erecto-

-Por desgracia para ti los Alfas de las tribus agua somos conocidos por estar bien dotados. No prometo que no te dolerá. -Dijo él a Asami-

-Otra cosa en la cual no puedes llamarte superior a Korra. Su miembro dejaría a tu flácido orgullo en vergüenza. No te comparas en largo o grosor con él. -Contestó ella mostrando sus colmillos a Kinto. Gruñendo con odio y recuperando la potencia de su cuerpo. Tomando al hombre por su casaca para evitar que escapará- ¡Arráncale la cabeza Naga!

-¡Mataré a la maldita loba de Korra y luego a su mujer! ¡Voy a dejar mi semilla en ti y germinará mucho más fuerte que la del debilucho príncipe del sur! -Respondió con igual rabia Kinto desenfundando su arma luego de escapar por poco de que su cuello fuera alcanzado por la loba blanca. La cual había creído dejar bien encerrada en aquel camarote. Pero había logrado escapar. Si, él iba a clavar su espada en Naga. Eso haría. Excepto por el hecho de que su nariz olió a Noatak venir, viéndolo salir sin demora de entre los matorrales-

-¡¿Qué está pasando aquí?! -Vociferó Noatak saltando de su caballo para ir por Asami-

-Nada que te interese Noatak. -Respondió con desganas el hombre-

Arrrgg! -Gruñó él a Kinto luego de darse cuenta de la condición de Asami. No había mucho por pensar. Era obvio que iba o había sido maltratada en su rostro y ultrajada en su cuerpo- ¿Estás bien? -Preguntó Noatak con preocupación a la Omega-

-Lo estoy ¡Quiero que lo atrapes, Kinto es un traidor! -Asami trató de tapar su cuerpo lo más posible sin soltar a Naga, manteniendo la furia reflejada en sus esmeralda ojos enrojecidos alrededor de sus pestañas como una divinidad derrocada desde el cielo. Si la loba se volvía abalanzar contra Kinto, el bastardo iba a clavar su espada en Naga-

-Vamos ¿Me vas a matar Noatak? Te propongo algo. Únete a mi. Te daré la mitad de todo lo que le pertenece a la casa Raava. Podrás reclamar a Yasuko como tuya ¿Me vas a negar que te gusta? Me quedaré con Asami, disfrutaré de ella y luego se la daré a todos mis amigos del sur para que se la follen. Es un trato justo y se que lo quieres ¡Ya basta de tenerle miedo a "La Bestia del Sur" habemos mejores Alfas presentes!

-¡Guarda silencio! -Gritó Noatak mostrando sus colmillos. Los colmillos de un Alfa eran más feroses y presentes que los de un Beta, o una Omega-

-¿Negarás que eres tan traidor como yo Noatak? Vamos, somos norteños. Odiamos al sur. Tú eres hijo de Yakon ¿Qué haces lamiendo los zapatos del Jefe? -Cuestionó Kinto-

-Tonraq es mi hermano de carnada. Mientras, tu no eres nada para mí Kinto. -Contestó él al Alfa-

-Ridiculo. -Graznó Kinto- Pero si esas tenemos, está bien. Ten en cuenta algo. Ven contra mi y te acusaré de proteger a una adúltera que quería escapar del sur. -Hizo él referencia a Asami- Haré que te maten a ti, a la esposa del príncipe, a su madre y a su doncella. Ella sabe que no miento, la mujer tenía planeado escapar del sur. Tengo muchas pruebas a mi favor.

-Lárgate Kinto. -Ordenó Noatak conteniéndose de matar al hombre-

-¿No lo vas a detener Noatak ? ¡Él planea matar a Korra. Tomará el barco y llegará al campamento del Jefe!

-¡Quiero que quemen ese barco ahora mismo! -Pidió Noatak a los guardias que acababan de llegar. Dónde también venía Eska, a quien tuvo que mostrar sus colmillos para hacerle decir los planes de Asami y en consecuencia, dónde se encontraba. Él había escuchado el aullido de Naga. Fue la loba blanca quien lo hizo cabalgar veloz hacia esa frontera y saber que algo malo estaba pasando con la esposa de Korra-

-¡No! -Exclamo ella-

-¿Prefieres que Kinto lo tomé para alcanzar sus ambiciones? No volverás a estar cerca de ese navío, olvídate de seguir saboteando a los custodios. No saldrás de casa. -Advirtió él- Si no fuera por Eska, hubiera llegado demasiado tarde para salvar tu cuello. -Aunque no podía decir lo mismo de la dignidad de la Omega. En las desordenadas fachas que Asami había quedado no podía asegurar si se había salvado de ser violada por Kinto. El rostro de la mujer estaba hecho un desastre. Si el príncipe volvía al sur ni esconderse bajo una piedra en la más lejana de las naciones iba a salvar a Kinto de la furia de Korra. Ahora no solo el norteño debía tener miedo, él lo tenía porque Asami estaba bajo su cuidado y la esposa del Señor de los Lobos lucía marcas de agresión en la cara-

-¡Deja de tener ese semblante de preocupación Noatak! -Gritó Kinto antes de partir luego de tomar uno de los caballos de los guerreros de menor rango recién llegados- ¡Korra no volverá con vida al sur!

...

-Debo volver al sur... -Dijo él inmediatamente luego de regresar al mundo de los seres vivientes-

-Bienvenido a la vida príncipe del sur. -Sonrió Hama- Es un placer recibirte. Estuve en el parto de tu madre y ahora en tu vuelta del mundo de los espíritus ¿La Luna y el Mar te trataron bien?

-¿Dónde... Estoy? -Preguntó Korra tratando de levantarse de la cama. Lo que le provoco fruncir el ceño incómodo luego de sentir como su cabeza le daba vueltas-

-Guarda energías hijo. -Dijo Tonraq a su cachorro entrando a la carpa de curación en el momento justo. La voz del Jefe era más gruesa de lo normal o de lo contrario se notaría sus ganas de caer en llanto. Ver a su hijo vivo era digno de eso. De hacerlo llorar de dicha. Los espíritus habían escuchado sus oraciones. Largas súplicas diarias que habían dejado marcas en sus rodillas. Él apenas y podía caminar gracias a eso-

-Padre... Pensé... Pensé. -Tartamudeo como un cachorro Korra. Se sentía tan débil que pronunciar palabras era agotador y el mareo no lo dejaba enfocar el rostro de su progenitor. Reclamando a Tonraq que se acercará. Él necesitaba tocarlo. Saber que era real. Su padre seguía con vida-

-¿Qué estaba muerto? No mi cachorro. Para acabar con un Raava necesitan más que tirarnos de un barranco y atravesarnos el pecho. -Tonraq sonrió a su hijo y Korra le devolvió el gesto con algo de lentitud. Era el amor entre un Alfa y su cachorro-

-¿Zaheer padre? -Preguntó él al Jefe del sur-

-Debes seguir manteniendo reposó. -Dijo Kya metiéndose entre el Jefe y su hijo, empujando amablemente al príncipe de nuevo hacía la cama-

-Zaheer está muerto hijo. Tú lo mataste. También destruiste más de la mitad de su ejército. No debes de preocuparte por él. Estamos reposando en el campamento. Suyin y Tenzin partieron. Lin nos sigue prestando de su compañía. -Respondió el Jefe del sur-

-¿Cuánto...? -Trato de preguntar Korra de manera precisa - ¿Llevam... aquí? ¿Las reservas?

-¿Cuánto llevamos aquí y como están nuestras reservas? -Entendió Tonraq perfectamente lo que su hijo quería decir- Lo suficiente como para que nuestros guerreros hayan pensado más de dos veces revelarse contra nosotros.

-Basta Tonraq. Tú hijo necesita descansar. -Advirtió Kya- No debes de preocuparte por nada más que tu recuperación por mínimo una repetición de ésta fase lunar.

-Tengo que volver. Mi... Mi gente, padre por favor. -Rogó él tan fluido como pudo y con toda las energías de su alma-

-Dos semanas Korra. -Respondió Tonraq a su hijo-

-Una padre, una... -Sentencio el príncipe con una respiración tan pesada que lo hizo no querer decir nada más-

-¡¿Una semana?! Están equivocados si piensan que permitiré que Korra se levanté de la cama antes del mes -Expreso Kya- ¡Echarían a perder todo mi trabajo de curandera!

-Hablamos de Korra mujer. -Dijo Hama riendo. La chamán nunca había dejado de estar al lado del príncipe- Si el cachorro dice que dejara esa cama en una semana así será. También invertí mucho de mi tiempo en él. Pero no hay nada que detenga a un Alfa terco. Traigan toda la carne que puedan. Él necesita empezar a recuperar toda esa sangre que perdió comiendo por mano propia.

-Me haré cargo personalmente. -Se ofreció Tonraq mirando a su hijo en la cama, Korra se había quedado dormido- Hama, Kya. Nada será dicho fuera de ésta carpa. Nuestra partida y la condición de Korra será un secreto para todos hasta que mi hijo pueda levantarse de la cama ¿Entendido?

-Tu hijo morirá si lo movemos en una semana Tonraq. -Volvió a repetir la hija de Katara-

-Korra tomó su decisión Kya. -Tonraq dió la espalda a las curanderas para salir de la carpa- Sean tan discretas como puedan en la rehabilitación física de mi hijo. Aún quedan traidores que cazar en el campamento y en el sur. Presas que huirían lejos de nuestro alcance al saber que el príncipe del sur y su Jefe estarán de vuelta pronto. Que continúen convencidos de su falsa victoria y cuando menos lo esperan terminarán deshonrados y con el cuello roto.

-El Lobo volverá a casa. -Habló Hama triturando en un cuenco de piedra planta de paserit y nuez de dátil. Que luego introdujo dentro de la boca de Korra. Pasta que hizo al príncipe volver a abrir los ojos y empezar a vomitar espeso alquitrán- Se que quieres seguir descansando cachorro pero si pretendes partir en una semana debemos empezar a trabajar ahora mismo.

-Tendré que quitar los anestésicos naturales Korra. Sentirás dolor. Por favor, también quiero verte de pie pronto, pero es absurdo hacerlo así de salvaje ¿Vas a reflexionar sobre tu decisión? -Kya cruzó sus brazos esperando una respuesta, luego se acercó todo lo que pudo al príncipe. La carpa tenía aperturas en el techo que dejaban pasar la luz del sol y mejoraba la claridad dentro de la amplia tienda plegable-

-Gracias por... Preocuparte Kya. -Él reconoció a la mujer y también le tomo una mano, sonriéndole con cariño- Ayúdame a volver al sur.

-¿Por qué los espíritus te dieron un rostro tan hermoso Korra? -Ella rodó sus ojos. Ante esa sonrisa y mirada ella no tenía mucho que negar. Además era cierto. El sur urgía de sus protectores- Iré por agua de lavanda. Luego de bañarte te cubriré en miel. Seguirás comiendo ajo tres veces al día, acostúmbrate a su sabor.

-¿Qué tal si me cambias la miel... Por, por hidromiel? No hay mucha diferencia si me la das de tomar. -Opino él con lentitud-

-La deshidratación producto del alcohol por fermentación no sería buena para ti Korra. Nada de hidromiel. Lo tienes prohibido. -Dijo Kya- Si te consiento lo próximo que me pedirás serán cien Omegas vírgenes. Tal y como se le ofrendó al Jefe Kuruk en su primera visita al Reino Tierra. Él solo necesito de tres noches para acostarse con todas.

-Hmmm... Ya tengo, suficientes Omegas sobre mi, torturándome... No deseo más. -Refunfuño Korra refiriéndose a las curanderas-

-Deja de quejarte príncipe. Mejor utiliza ese desborde de energía para tratar de mover los dedos de tus pies. Hay algo que necesito evaluar en tu motricidad antes de salir de la carpa.

-¿Mis... Pies? -Korra miro hacía sus pies haciéndolo despacio para evitar volver a marearse y trató de mover los dedos. Teniendo pequeños destellos de movilidad. Eso le hizo volver a fruncir el ceño ¿Por qué sus dedos no se movían con la fluidez que debían?-

-Eso pensé. -Habló Kya- Colócate en posición lateral Korra. -Pidió ella al príncipe, ayudando al Alfa a dar media vuelta sobre la cama lo más lento posible para hacer palpación de la columna vertebral, haciendo gritar de dolor a Korra inmediatamente pese a los anestésicos-

-Tienes varias vértebras desplazadas. Será un problema hacerte caminar en una semana cachorro. -Fue sincera la curandera-

-No importa... Vuelve, a ponerlas, en su lugar. -Respondió él con el rostro rojo y sudado evitando volver a gritar. Alrededor del campamento nadie lo podía escuchar con vida-

-Haré lo que pueda al respecto Korra. Lo demás será trabajo de mi madre en el sur. Traeré una mascada para tu boca. -Ofreció la Omega-

-¡No! Aguantaré el dolor sin morder, nada. Soy un... Un guerrero, no un cachorro. -Dijo Korra-

-Ese enfermo de Zaheer te destruyó. No es débil quejarte de tu dolor Korra. -Expreso ella con el corazón arrugado. Debajo de las tantas hierbas y cenizas que guardaban al cuerpo del príncipe. Estaba un ser físicamente hecho añicos-

-Es una orden Kya. -Asevero Korra sin querer dar más explicaciones. No aguantar su agonía sin quejas era dar placer a sus fallecidos o vivientes enemigos-

-Como usted diga mi señor. -Respondió ella reprochando en silencio la necedad del príncipe. Volviendo a tocar la columna de Korra solo para saber con exactitud cuántas vértebras estaban comprometidas. Sintiendo la rigidez y dolor en él a través del tacto de su mano-

-El cachorro se acaba de desmayar de dolor Kya. Él está muy débil. -Señalo Hama al otro lado de la cama- A esté ritmo el príncipe deseara volver a estar muerto.

-Esperemos que no. Aguanta Korra, recuerda por quién lo haces y se fuerte. Más fuerte de lo que haz sido hasta ahora mi príncipe. -Habló ella cerca del oído de Korra apelando subliminalmente a la voluntad de él-

...

-Quiero la cabeza de ese maldito en la puerta de ésta casa. Hasta que eso pase no volverás a dirigirme la palabra Noatak. -Exigió ella al hombre-

-Yasuko, sé lo he dicho a tu hija y te lo vuelvo a repetir a ti. No puedo matar a Kinto. Sería ponerlas a ustedes en peligro. Si tocó a un aliado de los ancianos ellos vendrán por mi cabeza y luego por las suyas al quedar sin protección. Muy probablemente Kinto ya dio una coartada a los otros traidores. Si fallezco ellos vendrán por Asami llamándola adúltera y escapista.

-Eres un cobarde Noatak ¡Ese bastardo deshonró a mi hija, dejo su rostro marcado! -Dijo Yasuko al Alfa-

-Le advertí a la esposa del príncipe que fuera cuidadosa una y otra vez. Sé que no es culpa de ella lo que Kinto le hizo. Pero ir a matarlo por un agravio del cual le advertí. Nos colocaría en la palma de la mano de nuestros enemigos.

-No me tutees. Lárgate. Esperaré por el príncipe entonces. Quizás él no sea un castrado como tú y haga justicia por mi hija. -Eso esperaba ella. Que Korra pisará al agresor de su hija hasta estar satisfecha de escucharlo rogar misericordia-

-Como guste Señora Sato. -Él suspiro adolorido. Tener a la hembra que su corazón anhelaba decepcionada por no comprenderlo. Era frustrante. Humillabá su orgullo de Alfa. Pero, si no era inteligente y dejaba de mantenerse frío en pensamiento. En un dos por tres, la casa Raava sería destruida. Mientras por otra parte, nada más se había vuelto a saber del príncipe y del Jefe. Lo que empeoraba todo con cada día que pasaba- Me retiro. Pero no olvide que usted y su hija tienen prohibido salir de la casa.

-Dime algo que no sepa Noatak. -Respondió ella cerrando la puerta principal de la casa en la cara del hombre. Haciendo soltar una exclamación a las Omegas de la servidumbre presente. Ella había acabado de irrespetar y pisar a un Alfa. Las mujeres estaban sorprendidas por eso. Tal ofensa les hubiera costado caro a cualquiera de ellas. Yasuko lo sabía. A ella misma también le hubiera tocado asumir un rudo castigo si hubiera hecho lo mismo en otras circunstancias o con otro tipo de Alfa. Pero le daba igual. Ahora solo le importaba su hija y ver al desgraciado de Kinto muerto. Ella casi no lo había podido creer cuando vio llegar a su niña con el rostro golpeado, sus ropajes destrozados y lágrimas en sus ojos. La sola escena la había hecho concluir con rapidez que había pasado. No era extraño en su tiempo actual que las Omegas fueran ultrajadas e irrespetadas ¿Pero la esposa de un príncipe? Eso solo sería posible si la mujer es arrebatada por un enemigo de igual peso político y militar. Si el esposo decide rechazar a su querida. Compartirla con sus amigos. Regalarla a un visitante querido. Ofrecer sus servicios a algún huésped de mayor rango que visite la casa o por simple castigo. Solo que Asami había cometido el grave error que ella tanto trato de evitar en su hija. Ir más lejos de lo debido sin ningún custodió para protegerla estando su esposo lejos de casa. Sin embargo, como lógicamente era para una madre ella quiso tomar una espada y reclamar con sangre lo ocurrido. Algo absurdo porque ni toda la rabia del mundo puede hacer a la mariposa más fuerte que al pájaro. Estaba al tanto de eso. Al igual que del hecho de que estaba tratando mal a Noatak. Que lo que el hombre decía era cierto. Solo con el Jefe del sur devuelta en la tribu podía haber represalia hacía el abuso cometido. Pero ella necesitaba desahogarse con alguien y de alguna forma. Porque, ella no había tenido el corazón para reprochar nada a Asami. Decirle a su niña que así era el mundo para una Omega, que había sido responsabilidad de ella misma lo ocurrido por comportarse imprudente y que eso le iba a servir de escarmiento para dejar de comportarse como una rebelde o su vida seguiría estando llena de eventos tan tragicos como esos. No, su bilis no daba para tanto. Todo lo que ella hizo fue escuchar a su hija, abrazarla fuerte y secar sus lágrimas. Si Korra no volvía al sur antes de que la poca comida que quedaba en casa se agotará luego de que Asami donará las reservas a los sureños más alejados del palacio central. Ella misma se haría cargo de sacar a Asami de ahí y de clavar un cuchillo en la yugular de Kinto-

-Madre... -Dijo Asami viendo llegar a su mamá, sonriéndole con fingidas ganas. Ella estaba en su lugar especial de la casa, el taller-

-Hola hija ¿Cómo vas con eso? -Pregunto Yasuko mirando un ancho cinturón de cuero en las manos de su niña-

-Inventar instrumentos que innovarán el grabado y manejo del cuero para las prendas no estaba en los planes de las maestras madre. -Habló ella teniendo en las manos lápices de acero con cabezas cuadradas que dejaban marcadas diferentes formas con tan solo un martillado contra algún material. Eran mateadores de cuero. Buriles de diferentes anchos y largos también estaban sobre la mesa. Ella había pasado un tiempo queriendo aprender a cincelar el cuero y lo había logrado con una técnica de repujado con la que se podía pasar cualquier imagen de un pergamino al duro material. Pero antes había tenido que fabricar los buriles basándose en el tallado de madera. Probando y mejorando cada vez más sin saber mucho al respecto. Dejando con la boca abierta a las Omegas de su escuela de confección y costura con lo hermoso del manejo del cuero con tan simples herramientas de gran valor y novedoso manejo. Algo que no había podido lograr con tela y aguja. Porque las herramientas que moldeaban y embellecían el cuero le recordaban a los instrumentos utilizados en la ingeniería mecánica-

-¿Qué harás con la hebilla del cinturón? -Preguntó la Omega a Asami-

-Todo será como mi collar de compromiso madre. La hebilla la forjaré aquí mismo. Hay un pequeño horno al final de la habitación. -Su collar tenía al mar, la luna y un lobo. Eso sería lo que ella iba a añadir al cinturón. Luego de lo sucedido en el exterior de la casa. Ver el humo de su barco siendo quemado y a los guardias de afuera de la casa ser redoblados. Su cuerpo aún sintiendo el toque de Kinto y su asqueroso olor de Alfa sobre ella. Su espíritu había quedado golpeado. Al igual que su rostro y cuerpo. Tanto que ir y retomar las clases de tejido dentro de la casa fue lo único que pudo hacer para dejar de pensar en lo sucedido y concentrarse en Korra, descubriendo una vez más lo mala que era para ello. Hacer un bello y grueso cinturón para darle algo de valor sentimental al príncipe del sur cuando Korra volviera fue lo único que pudo improvisar después de chocar con dicho material despreciado por todas las presentes durante una de esas clases. Un obsequio de una esposa que aprecia a su marido, que quiere hacer notar la espalda ancha y caderas estrechas de su Alfa, evidenciar el poder de su amado. Lo que combinaría a la perfección con las casacas sin mangas de Korra que dejaban ver sus gruesos brazos. Teniendo que admitir que fabricar instrumentos para hacer más disfrutable el proceso logro distraerla, hacerla dejar de llorar aún cuando sus ojos continuaban haciéndolo por voluntad propia durante algunas noches o momentos en que volvía a sentir repulsión y soledad. Frustración en su máxima expresión por estar presa en su misma incapacidad fisiológica. Forjar la cabeza de un salvaje lobo gruñendo como hebilla para el cinturón. Fue un placer extra. No obstante. Trabajar la herrería mientras su mundo se le venía encima y posiblemente los traidores ya habían llegado a Korra, lograr asesinarlo y tomar su cuerpo para utilizarlo como bandera en el sur por ser ella una inútil era lo único amargó. Aunque Noatak no dejará de asegurarle que Kinto no había dejado la tribu. Que seguía ahí. Tal y como ella podía confirmar todos los días al ver por alguna de las ventanas de la casa. Encontrando al Alfa al pendiente de ella con su sonrisa burlona en el rostro-

-Ten cuidado. No quiero que quemes tus manos. Ya tienes suficiente con tus moretones en el rostro. -Asami casi siempre utilizaba guantes para trabajar. Pero ella había notado las manos de su hija estropeadas por el sobre tiempo que pasaba dentro del taller. Ella no podía decir nada más al respecto. Prefería ver a su hija entretenida en algo que muerta de miedo en la habitación por el trauma provocado por el abuso de un Alfa- Naga está correteando a Siku y a Sura. Los cachorros no le temen. Se atreven a meter sus dedos dentro de la boca de semejante lobo ¿Quieres venir? Los cachorros estarían felices de verte.

-Ahora no madre, luego. Quiero terminar ésto pronto. Que esté listo cuando Korra vuelva. -Respondió Asami sin mirar a su madre. Toda su concentración estaba en repujar en el cuero la bella imagen de cada fase lunar. Las olas del mar irían en otra parte. Y justo al lado de la fase de luna llena ella haría coincidir la hebilla de plata-

-Cariño, necesitas despejar la mente. -Yasuko se acercó a su hija y le acaricio la espalda-

-Se que estás preocupada por mi madre. Pero estoy bien. Trabajar en esto me relaja, lo digo con sinceridad. Terminaré lo de hoy y luego te alcanzaré. No te preocupes por mi. -Dijo Asami-

-Me preocupo lo suficiente mi amor. Pero si eso quieres. Lo respetaré. Nos vemos luego. -Yasuko beso la frente de su hija antes de decidir dejarla sola. Solo con los guardias en la puerta del taller custodiándola-

-Lo apreció madre. -Despidió ella a Yasuko. Viendo llegar a su doncella tiempo después-

-Hola mi señora.

-Opal, sigue. -Respondió ella a la muchacha-

-¿Cuánto te falta? Sabes, la pobre Yue no ha dejado de llorar desde que se enteró sobre lo sucedido con Korra.

-¿Del cinturón? No mucho Opal. Luego de aprender lo básico el resto es más fácil. Lo tendré listo pronto. En cuanto a Yue. Ella padece lo de todas. Luego daré la orden para que le permitan pasar tiempo con su padre. Eso le dará algún consuelo por "amar" tanto a su señor. -Asami estaba consciente del sufrimiento de la esclava. La comprendía pero irla a consolar personalmente era algo que no nacía de sus entrañas. Yue llorando por su esposo de una manera tan personal le hacía dar celos-

-¿Cómo sigues con respecto a... Lo sucedido en el muelle? -Preguntó la doncella con sutileza. Opal sabía que era un tema delicado y difícil. Pero no nombrarlo no lo iba a hacer inexistente. Y nadie más se atrevía a hablar al respecto-

-¿Con que Kinto tratará de abusar de mi y me dejara un mapa dibujado en el rostro Opal? Me costará algo más de tiempo superarlo. Pero eso no me desvela lo suficiente como otras cosas. Tengo asuntos más importantes en que pensar. -Contestó Asami-

-¿No estarás pensando en volver a escapar verdad? Por favor Asami no.

-Escapar no está en mis planes ahora Opal. Me cansé de tener que hacer todo a escondidas. De que los Alfas me humillen y pretendan hacer conmigo lo que quieran. De tener miedo y bajar mi vista ante los malditos incautos que nunca han conocido el respeto. Luego de examinar mi cuerpo y curar mi rostro Katara me enseñó a orar a los espíritus. A los Dioses de Korra ¿Sabes que les pedí? Que me lo trajeran de vuelta y en cambio yo les daría un guerrero que iba a hacer temblar el mundo. Confío en que ellos pagarán su parte y les daré la mía apoyándome de Korra para destruir la misoginia de sur a norte. Si no me tienen miedo a mi, lo tendrán de Korra.

-Asami ¿Sabes por qué las Omegas son despreciadas? Es por vivir en tiempos violentos y sanguinarios dónde solo la fuerza es útil. Por eso la debilidad es mal vista. Y la misma asociada a lo más endeble de nuestra jerarquía. Es decir, nosotras, las Omegas. No culpes a los Alfas, esto es una cultura basada en supervivencia y salvajismo. En algunas tierras es tan legal abandonar o matar a un cachorro que se desarrolla como Omega que a un malformado o enfermo. Korra volverá y se hará justicia y tú podrás forjar un mundo mejor para nosotras con su ayuda. Afuera hay otras Omegas que luchan por lo mismo. No te rindas Asami. Eres la esperanza de muchas. Pero no con violencia mi señora.

-Lo sé Opal. -Ella miró a su doncella- Entiendo que la sangre solo llama sangre. -Asami sonrió con desgana- Ni pensar que mi sufrimiento no se compara ni en la mitad a las penas de muchas que han pasado por cosas peores solamente por pedir un plato de comida, protección o un lugar para dormir ¿Por qué se tiene que ser fuerte en éste mundo para sobrevivir dignamente? Lo antiguo está quedando obsoleto para nuestra generación Opal. Estoy convencida que no soy la única cansada de ésta basura.

-No eres la única, pero si la que tiene más poder en el sur. -Respondió la doncella- Soy una sirvienta. Tú me has dado más libertad de la que he podido soñar tener. Me has ofrecido recuperarla e irme a vivir sin nada que deberte. Desde hace años me cuidas, me alimentas, me vistes, me tratas bien y en cambio te sirvo agradecida. Algo de esa dignidad independiente de estatus iría bien a más gente. Si me hubiera ido de tu lado cuando me lo ofreciste Asami. Probablemente estuviera muerta o prostituida en un bar cualquiera. Llena de cachorros igual de abusados que su maltratada madre.

-Confiemos en los espíritus entonces. Aunque exista el riesgo de que Korra sea un Alfa tirano que traté de seguir los comportamientos grabados en su sangre. Si sé algo. Que todo aquel que pretenda ir contra mi, él lo destruirá. Es todo lo que necesito para alcanzar el estatus y posición que quiero en éste mundo que clama modernidad, pero no solo de índole mecánico, es social. No volveré a ser la misma estúpida que seguirá rechazando que necesita ayuda y protección. Que piensa que puede sacar adelante sus aspiraciones sola. Dar la espalda al único Alfa en el cual parece que puedo confiar. Si no es Korra, no lo será nadie Opal.