-Estas caliente, pareces tener fiebre ¿Es por tu herida? -Interrogó ella al príncipe del sur pegada de un costado del atlético cuerpo de elevada temperatura-
-Lo mismo decían las parteras de la tribu los primeros días de mi nacimiento, estaban preocupadas por mi calor corporal, para ellas el hijo del Jefe del sur no dejaba de tener fiebre, pero al no hallar razón y verme lucir demasiado pacifico como para padecer de alguna enfermedad, luego de que Katara investigará todo lo posible en la biblioteca dedujeron que era una rara condición característica en mi. -Respondió Korra a la hembra recostada en su hombro que le acariciaba el pecho- La herida no tiene nada que ver Yasuko, pero aprecio tu inquietud acerca de mi integridad física.
-Se siente bien tenerte al lado, pensé que te hacías el desentendido con tu propia salud, a los Alfas se les enseña no expresar sus padecimientos. -La tranquilizaba saber que estaba equivocada, él era quien las protegía, debía mantenerse sano y fuerte- Tu rara condición es agradable en una tierra gélida como el sur Korra, mantienes abrigado todo a tu alrededor. Tus músculos y piel deben estar hirviendo. -Pero ella se prohibió deslizar su mano debajo de la casaca de el príncipe del sur para confirmarlo con su propio tacto-
-Me ha permitido sobrevivir en ambientes extremos, le agradezco a los espíritus por bendecirme con eso. A veces disminuye, otras aumenta. No me hace sentir incómodo en ninguno de los dos casos, mi taquicardia tampoco. -Estar excitado le elevaba la temperatura, fuera provocado por la batalla, una hembra o el alcohol. Dormir y relajarse, la hacía disminuir, manteniéndose en ambos casos sobre la medida normal de un humano, al igual que su frecuencia cardíaca-
-Por lo que he escuchado de ti supongo que fuiste un parto difícil para Senna. -Ella acomodó su cabeza sobre el corazón de Korra y en efecto pudo confirmarlo, sus latidos eran desenfrenados-
-Mi nacimiento se complicó varias veces, pero mi madre decidió poner su vida en riego por mi hasta el final aún cuando Tonraq le dió la libertad de escoger. Una Omega débil hubiera pedido amapola, escogido dejar de pujar para no seguir desgarrándose por dentro y aceptar que su cachorro muriera en el vientre para luego extraerlo con cautela y ella sobrevivir. Senna no lo hizo aún cuando mi padre se lo rogó, esa noche de luna llena ella decidió seguir adelante, no le importó que las consecuencias le pudieran arrebatar la vida.
-Porque Tonraq la amaba demasiado como para perderla por un hijo que no sabía en qué condiciones vendría. -Mientras por su parte Hiroshi había estado ausente en el salón de espera de parto cuando su hija venía en camino por estar más ocupado trabajando en su taller que en cualquier otra cosa, hasta que la criatura salió de su vientre desgarrando todo a su paso y su esposo fue avisado ese medio día con el sol en lo más alto del cielo para llegar corriendo, mirarla con seriedad en la cama llevando a su cría en brazos con una hemorragia severa manchando el colchón, dirigir su atención al recién nacido, quitárselo de las manos para detallarlo dándose cuenta de que se trataba de una niña y sonreír al no poder negar que provenía de su semilla "Lograste darme un cachorro, se ve sana y hermosa, gracias" Había dicho Sato con una expresión de amor en el rostro que nunca había observado con anterioridad en el Alfa, la única ocasión que escucho un "Gracias" de su parte, con el hombre sentándose a un lado de ella para cargar a su cría durante todo el día mientras las parteras se ocupaban de no dejarla fallecer, admirando atentó como amamantaba al cachorro cuando por fin tuvo la oportunidad de hacerlo, Hiroshi inmediatamente le había prohibido enseñarle hechicería a su hija, porque Asami sería una ingeniero y una mujer de ciencia, los años pasaron hasta que la niña se desarrolló como Omega y esperar la reacción de su esposo fue otro trauma de los tantos vividos, excepto por la sorpresa de que Sato no había cambiado de opinión al enterarse, su hija iba a ser una ingeniero y él seguiría enseñándole ciencia-
-Mi padre le imploró de rodillas que podían volver a intentarlo después, que ella no necesitaba sacrificarse para darle gusto, pero Senna sabía que luego de ese parto, con su hijo muerto o vivo fuera del útero no podría volver a tener la oportunidad de darle un cachorro a su esposo. -Explicó Korra a su acompañante con el carruaje moviéndose lento a casa para no incomodar a sus importantes pasajeros-
-Tu nacimiento había avanzado lo suficiente como para dejar un daño permanente en tu madre y Senna lo sabia. -Agregó ella en base a su propia experiencia con Asami- Que fuera principiante no importó, el instinto se lo dijo.
-Tonraq fue sacado a la fuerza, los Alfas no pueden participar en los partos de sus hembras. Tui y La protegieron a mi madre, ella pudo tenerme y mantenerse con vida. Perdió su capacidad de darle otros cachorros al Jefe del sur luego de eso pero miente asegurando que conmigo fue suficiente.
-Era una Omega joven cuando te quiso tener, quedar inservible en consecuencia al daño generado por una labor que exige madurez en el útero es común en esos casos para algunas mujeres. -Lo mismo que le ocurrió a ella- Senna fue valiente y la vida se lo recompensó. Aunque al parecer eres un Alfa testarudo desde el vientre de tu madre. -Yasuko se hizo hacía atrás para mirar al príncipe del sur y lo palmeó delicadamente en el pecho-
-Me alegra ver que aceptaste mis obsequios Yasuko, el vestido y las joyas que escogiste para el festín realzan tu belleza. -Dijo él cambiando de tema mirando a la hembra atentó, la luz de las dos lámparas dentro del carruaje se lo permitió-
-Te había comentado que mi baúl se hundió en el mar camino al sur. Llegue aquí con una maleta. No tenía muchas prendas y las joyas que me atreví a traer las perdí. Me quede con las que traía puestas. Fue difícil negarme a tu amabilidad, cuando eché un vistazo a los cuartos de confección y cofres de joyas que mandaste a mi habitación me deje llevar. -Ella inclinó la cabeza hacía un lado y su cabello se movió suelto porque no llevaba velo alguno- Espero eso no te disguste, traté de no ser excesiva.
-Al contrario, es algo que me complace Yasuko, te lo ofrecí gustoso la noche que fui a tu cuarto y perturbe tu tranquilidad para preguntarte sobre lo ocurrido con tu hija en la cueva del espíritu del mar. -Sus ojos se movieron al cuello descubierto y disponible de la Omega, haciéndolo tragar saliva y sentir presión en su pelvis- Apuesto toda mi riqueza que tu madre tuvo que haber sido una mujer fascinante, tiene una escultural descendencia.
-No me puedo comparar con la grandeza de ella pero es un halago diferente a los que estoy acostumbrada. -Yasuko colocó una mano en el muslo del Alfa- ¿Qué puedes decir de mi padre? -Ella esperó curiosa la respuesta de Korra-
-Era un temido y bravío guerrero, de lo contrario no hubiera tenido oportunidad de conquistar a tu madre.
-No estás muy errado Korra, te faltó decir que se trataba de un dragón. -Ella sonrió, le agradaba hablar de sus padres-
-Hubiese disfrutado de pelear contra él entonces. -Fingió asumir como cierta la mentira de Yasuko- Sigue pidiendo y escogiendo todo lo que necesites dentro de casa o en el pueblo, te estoy dando el mismo poder que Asami para hacerlo, me agrada verte feliz.
-No te quejes después mi señor. -Alzó ella una ceja-
-En absoluto, soy tu Alfa y mientras estés en mis manos nadie te volverá a tratar de mala forma y tienes el permiso de disfrutar de todo lo que sientas que mereces por actuar como una Omega admirable. -Él se recostó y abrió sus brazos para colocarlos sobre los respaldos del asiento en una postura de poder-
-Me calificas de admirable pero no veo la razón, tampoco lo que puedo merecer por hacer nada, estoy enormemente agradecida contigo por no dejar que me alejarán de mi hija, al punto que estoy tratando de encontrar cómo pagártelo y tú pretendes darme más Korra, no lo entiendo. -Ella entrelazó sus manos nerviosa ¿Por qué el actuaba así? Eso no tenía nada que ver con ser su suegra-
-Te llamas a ti misma una Omega inservible por perder tu habilidad de embarazarte pero una hembra tiene la magia de nunca serlo. No das cachorros pero sigues guiando y protegiendo a tu cría con amor a pesar de los años y circunstancias, esa es la muestra de que resultas ser igual de importante que un Alfa dentro de tu familia.
-Contra Hiroshi no tuve defensa alguna para mí o mi hija, eso no es ser útil. Si no hubiera sido por ti él me hubiese aplastado.
-¿De que hablas? Estuviste aquí manteniendo de pie a mi esposa cuando todos me creían muerto en el Reino Tierra, sabías que ambas corrían un grave peligro en la tribu pero no te importó quedarte a su lado cuando ella rechazó huir para esperarme, decidiste acompañarla, aconsejar a tu hija y defenderla, le demostraste lealtad a ella y me la demostraste a mi. El agradecido soy yo Yasuko.
-Es natural, Asami es mi mundo. Aunque sé que debo separarme de mi hija algún día. -Esa era la realidad-
-Olvídate de eso, sigue cuidándola y enseñándole a ser una Omega como tú y verás lo bien que pago la lealtad. -Korra le sonrió-
-Eso suena a chantaje. -Ella le devolvió la sonrisa- Aprovecharé para aclarártelo de una vez y no desilusionarte luego Korra, puedes llenarme de joyas, vestidos y halagos todo lo que quieras pero siempre estaré del lado que más le convenga al bienestar de mi hija, mi fidelidad hacía ti dependerá de que te mantengas en ese lado también.
-Ni siquiera te tembló el pulso al decírmelo. Por esos colmillos y garras que posees defiendo que continúes haciéndole compañía a mi esposa y la guíes. Te quiero al lado de mis cachorros. Trataré de no hacer que anheles matarme Yasuko, no te preocupes. Me gusta tener a las personas indicadas a mi favor.
-Un Alfa que cuida de sus espaldas, digno rasgo de un futuro Jefe y Rey. -Había resultado, el príncipe del sur lucia más calmado gracias a la interacción de sus feromonas con él y pudo confirmar que no estaba ebrio antes de dejarlo ir con Asami. De lo contrario Korra no le hubiera sonreído, habría mantenido su ceño fruncido por culpa de Iroh II y todas sus provocaciones al acariciarlo hubieran sido respondidas por el Alfa tratando de poseerla porque un espécimen borracho actuaba de esa forma, todo justo antes de que el carruaje parará y ellos bajarán de ahí con el esposo de su hija esperándola para darle la mano y ayudarla a descender del transporte, siendo la sorpresa del recorrido la declaración de admiración de Korra hacía ella-
-Sigue y descansa Yasuko. -Pidió él a los guardias que escoltaran a la mujer hasta el interior de la casa con Naga de compañía negándole a la Omega decir más alejándose de ella para dirigirse a Mako al percatarse de su presencia, el sirviente lo esperaba en otro costado de la casa discreto para entregarle información valiosa- ¿Los trajiste?
-Planos del buque de guerra del Almirante Iroh II, mi señor. -Sacó el sirviente un par de rollos de pergamino de sus vestiduras las cuales eran negras como la noche y lo camuflaban en la penumbra, Korra lo había mandado a espiar Cabeza de Dragón desde antes del festín-
-Parece que fue difícil. -Miró él a su mejor amigo desalineado y mojado, los labios de Mako estaban morados y sus ojos rojos, debía de haber pasado mucho rato aguantando la respiración bajo las heladas aguas de la playa para poder subir al barco-
-Imposible Korra, esa es la palabra que lo describe mejor. Demasiados guardias y trampas para pasar desapercibido y llegar a cubierta. Pero soy un sirviente capaz.
-Nunca me decepcionas Mako, por eso te mandé a ti. -Él recibió los rollos y los abrió, eran guías de la estructura del buque, ubicación de cuartos de vapor, dormitorios y armas-
-Algo más Korra, en medio de mi infiltración pude ver dos novedades en un hangar dentro del buque que llamaron mi atención, escuché que les decían aerostáticos.
-¿Qué es eso? -Nunca lo había oído-
-Son globos de aire que pueden volar llevando personas con una técnica del fuego. Lo siento Korra, de ellos no pude sacar ningún plano o mirar su estructura. La custodia era permanente.
-Volar es imposible, para tantas personas mucho menos. -Recordó fugazmente la vez que Asami casi lo mata por pedirle prestarse para probar un ala delta fabricada por ella, fallando en el recorrido por falta de impulso y cayendo a tierra para estrellarse entre varios arboles-
-Puede ser que no sirvan en la práctica, pero los trajeron por precaución. -Agregó el sirviente agarrando su barbilla igual de intrigado que el príncipe del sur-
-Tienen miedo que La los ahogue en su travesía, en tal caso de que el espíritu del mar destroce el buque y los barcos de carga lejos de cualquier isla dentro del sur los altos mandos navegantes correrían a esos globos. Puede ser eso, también una manera de atacar a la tribu para defenderse de cualquier agresión contra el hijo del Señor del Fuego y el Señor de la casa Sato saltándose la parte más complicada para salvarlos, entrar por la tundra. Gracias Mako, trajiste más de lo que te pedí. Te daré la noche libre y ve a cambiarte antes de que tu hipotermia empeore.
-Un placer mi señor... -El sirviente hizo una pausa y buscó las palabras para expresar su preocupación de manera respetuosa- Korra ten cuidado con los pergaminos. Ésta infiltración es muy peligrosa y podría significar guerra. Se trata de traición al fuego a los ojos de otras naciones.
-Lo hago por precaución Mako, guardaré cauteloso lo que haz traído para mi y le daré un correcto usó, estoy al tanto del riesgo de espiar y ser descubierto desde un principio. -Satisfecho con la respuesta su mejor amigo lo reverencio y se fue de ahí- No entiendo, Izumi está avanzando muy rápido en adquirir tecnología para la guerra. -Ese no era el actuar de un líder pacifico, se cuestionó él caminando de vuelta a casa, debía tratar de contrarrestar eso lo antes posible, al igual que conseguir los suministros de alimentos que aún faltaban en el sur para llenar las reservas destruidas por Zaheer, aunque algunos de los materiales básicos para la construcción de armas y elaboración de herramientas estaban asegurados por el acuerdo con la casa Sato. Los globos aerostáticos era lo que no dejaba de darle vueltas en la cabeza porque él era un completo ignorante del tema y pasar por alto el daño que recibiría en batalla de cualquier enemigo al ser atacado con esa estrategia y ventaja por creerla imposible podría significar derrota. La muerte de sus hombres y la suya propia. Pero tenía a una persona en casa que podría sacarlo de ésa duda inmediatamente. Subiendo las escaleras y entrando a la habitación despacio para ver a su esposa de espalda acostada en la cama, ella se veía tranquila y había permanecido quieta, lo que lo aterrorizó más que ser recibido con odio, quitándose la ropa para colocarse algo cómodo y dirigirse al colchón, estaba ansioso de poder abrazar a su hembra y aparearse con ella. La habitación olía a todas las feromonas de Asami y en reacción su miembro no había demorado en estar erecto-
-Estas equivocado al pensar que puedes compartir la cama conmigo ésta noche Korra, mejor ve y duerme en la esquina del cuarto, como el perro egoísta que eres. -Respondió ella al sentir que su esposo había subido la sábana de la cama para acostarse a su lado-
-Antes de eso tengo una pregunta Asami, no tiene nada que ver con nosotros. -Pero la Omega no le respondió, de todas formas él decidió proseguir- ¿Se puede volar en un globo aerostático? Nunca me había enterado de ellos hasta hoy.
-Lo único que conozco sobre el tema viene de un mecanicista del Reino Tierra. El prototipo era pobre y exigía mejorar la fuente de calor. -Respondió ella al serle imposible volver a mantenerse callada porque aquello la apasionaba ¡Se trataba de ingeniería avanzada! Sintiendo más rabia contra el Alfa al suponer que Korra había visto globos aerostáticos por alguna exhibición del fuego en el sur esa noche y por eso su esposo los conocía mientras ella se la había pasado encerrada en esa habitación y nunca había presenciado uno más que en una vieja bibliografía, pero ¿No volaban los que la Nación del Fuego trajo? La cólera no le permitió preguntarle eso a Korra, tampoco confirmar la forma en que él los había admirado ¿Físicamente o en planos? Era alucinante, debía ser obra de su padre ¿Hiroshi había logrado hacerlos volar?-
-Entiendo. -El fuego solucionaba lo que el mecanicista no pudo y volarían con cuántas personas quisieran, saber que el origen de esos conocimientos venían del Reino Tierra aumentó su inquietud, podría ser que Izumi no fuera el único con novedosas armas en sus arsenales, Beifong debía tener cuidado pero contárselo revelaría sus métodos pocos éticos de extracción de información aunque todas las naciones independientes de sus términos con otras, utilizaban el espionaje en secreto para tratar de nunca quedar rezagados- Te agradecería no comentar lo que te he preguntado con nadie Asami, incluyendo a tu padre. Mi cuello podría estar en peligro por eso.
-¿Un secreto de estado? -Ella volteó un poco queriendo verle el rostro a Korra, no comprendía ¿Cómo había logrado él saber de los aerostáticos y ahora querer ocultarlo? Pero su esposo se había ido al sofá del otro lado de la habitación. El orgullo era lo único que la detenía de levantarse de ahí para ir a interrogarlo, él la había humillado amenazando de muerte a Iroh II, ese Alfa no merecía su atención. Por lo que, frunció el ceño y se obligó a dormir, hasta que el olor de Korra no la dejó pensar en otra cosa que no fuera querer aparearse, ser abrazada por sus musculosos brazos que la alzaban y manipulaban a su antojo, rasguñar su ancha espalda morena hasta hacerla sangrar, ser poseída por su egocentrismo y prepotencia, penetrada por el largo y grueso miembro venoso de ese semental hasta la empuñadura, sentirlo entrar y salir de su coño recibiéndolo lubricada con paredes internas palpitantes y ansiosas de ser rudamente acariciadas, la cabeza de la longitud golpeando su punto de placer en diferentes posiciones, ser envuelta por su almizcle poderoso y llenada en el vacío de su útero por la semilla del Alfa derramándose a chorros, ofrecer su cuello y dejar que Korra la marcará manteniendo su nudo creciendo dentro de ella, anhelo que la hizo sudar, respirar acelerada y apretar las sábanas de la cama ¿Por qué? En ese momento ella lo detestaba, no quería tocarlo, que su esposo la poseyera. Todo lo contrario, pero debía tratarse de su Omega interior y Korra desde el mueble provocándola. Maldición, eran las consecuencias de haberse entregado a él, luego de hacerlo su cuerpo siempre le pediría ser de Korra porque se trataba de su Alfa en todo el término de la palabra, insultándose así misma luego de por fin darse cuenta. Ella no solo había obsequiado voluntariamente su virginidad al príncipe del sur, también un poder y parte de su libertad al espécimen, porque Korra la estaba controlando con su sola presencia- Soy una idiota. -Murmuro para sus adentros, su madre no le había advertido nada sobre eso y ella en su inexperiencia tampoco lo cálculo venir, era un truco de la biología para obligarla a reproducirse, no tenia nada que ver con amor, ella no amaba a ése estúpido-
-Hmmm... -Estar lejos de su hembra no lo tenía a gusto, mucho menos cuando la podía ver a poca distancia de él con las piernas desnudas y sus feromonas haciéndole dirigir su mirada hacía Asami continuamente deseando poseerla, teniendo que bajar su miembro empujándolo con la mano una y otra vez porque no quería dejar de estar erecto, suspirando callado porque le dolía no poder complacerse cabalgando entre los muslos de la hembra-
-¡Tu olor me molesta Korra, deja de hacer eso! -Habló ella alterada sentándose en la cama, no aguantaba más-
-Estoy tratando de descansar, no hago nada. -Él se había contenido hasta de masturbarse para no incomodar a su esposa, no entendía a que se refería Asami-
-Olvídalo, iré a dormir con mi madre. -Decir que no la estaba provocando a propósito para que ella gateara hasta el sofá y le rogara aparearse era una mentira, el olor de Korra llegó a un punto que le generaba sufrimiento, su coño estaba caliente y adolorido de no tenerlo, sus pezones erectos furiosos de no ser chupados por su boca, la piel harta de no compartir tacto con su dueño, sus caderas protestantes de no poder entregarle placer a ese perfecto y vigoroso Alfa-
-Podre entender a una piedra pero nunca a ti. -Asami no quería dormir en la misma habitación que él, estaba bien, mientras fuera con Yasuko no habría problema. Comprendía que la hembra seguía enfada por lo del festín, pero no la parte en la que su esposa se había tornado de un momento a otro ofendida de compartir hasta el aire que respiraban juntos. Pero el inconveniente mayor resultó después, cuando el olor de la Omega se alejó tanto que él supo que Asami se había ido a otro lado de la casa y no al cuarto de su madre. Eso no podía ser, lejos no podría cuidar de ella y cualquier Alfa dentro de casa sentir la tentación de ultrajarla aunque luego le costará la vida a manos del príncipe del sur. Por lo que dejó su lugar en el mueble, se puso sus botas y cinturón saltando a rastrearla con su olfato, no hacía falta tocar la puerta de Yasuko para confirmar sus sospechas, las feromonas de la hembra lo llevaron rápido al piso inferior donde se encontraban los cuartos de la servidumbre. Era la habitación de Opal, puerta que con una patada derribo para encontrar a su esposa con los ojos sumamente abiertos y sorprendida- Te deje ir porque ibas con tu madre, no aquí. Te vienes conmigo.
-Oblígame, no quiero estar cerca de ti. -Ella no había escogido ir con su madre porque Yasuko se iba a negar a recibirla, no tenía una cuartada convincente que entregar a la mujer, un testimonio que fuera prueba de que se trataba de algo grave entre ellos dos como esposos y no un simple capricho como lo era, la Omega le iba a responder que su lugar estaba en la cama de Korra y no en la suya, conocía suficiente a su madre para saberlo, por lo cual no perder el tiempo y bajar con su doncella resultó mejor opción-
-Tu lo pediste. -Él fue y la agarró fácil, alzándola en su hombro para llevársela de ahí-
-¡Opal ayúdame! -Imploró ella a su doncella forcejeando con el Alfa, sola no podía contra la fuerza de Korra-
-¡Arrrrrggg! -Gruñó él a la sirviente haciendo retroceder a la hembra de inmediato luego de tratar de hacer caso a lo que Asami le ordenó-
-Lo siento mi señora, al príncipe del sur no le gusta que lo toquen sin su permiso. -Dijo Opal casi llorando, el resto de la servidumbre en otros cuartos se ahorraban salir y mirar, escándalos como esos no eran raros en casas de la nobleza de cualquier nación, lo mejor era hacerse de oídos sordos y evitar que la curiosidad los pudiera matar-
-¡Eres un tonto gruñendo a la pobre de Opal de esa manera! -Trató ella de poderse escapar, pero como un evento redundante y repetitivo en su vida de casada su Alfa la subió en el hombro por las escaleras hasta llegar a la habitación antes de lograrlo-
-¡Me vuelvo a descuidar y la próxima cama que visitaras será la de Iroh en la casa de mi padre! -Se quejó él- ¡Acá tienes la tuya propia!
-Gracias por decírmelo, no sabía que se encontraba a una caminata de aquí, voy a ir y me dejaré preñar para darle preciosos cachorros. -Sonrió ella fingidamente-
-Disfrutas provocarme. -Él aguantó gruñir, mirando una caja de madera con pergaminos y libros sobre una de las mesas del cuarto queriendo venganza por el comentario de su Omega, sabía a quien pertenecía, agarrando todo lo que había adentro y destrozándolo-
-¡No! -Ella corrió queriendo detenerlo pero Korra la esquivó y rápido acabó con las enciclopedias, los pergaminos quedaron vueltos pedazos, una de las lámparas de aceite puestas en la mesa se volteó por la culpa de ambos y prendió en fuego los trozos que habían caído al suelo, inmediatamente ella se arrodilló y trató de salvarlos tratando de apagarlos con sus manos-
-Déjalo, te quemarás. -Por eso él procuró alejarla de ahí agarrándola por el brazo, pero las llamas no habían herido a su esposa en lo absoluto y Asami no se quejó de injuria alguna cuando éstas crecieron apoderándose de un tapete, estaba concentrada en proteger lo que le quedaba de su tesoro, verla arrodillada a sus pies desesperada por recuperar lo perdido lo hizo sentir remordimiento y darse cuenta que había sido un error haberse metido con sus cosas-
-¡Quítame las manos de encima! -Gritó ella al príncipe del sur enojada de ver libros irremplazables y arduo trabajo siendo devorado por el fuego, parándose y volteado con impulso para golpear con el codo del brazo que Korra le mantenía agarrado el pecho del Alfa porque su esposo no dejaba de retenerla, dándose cuenta que había sido demasiado excesiva y que había dado justo en la zona más delicada de la herida de Korra al escucharlo gruñir de dolor y tocarse el pecho con los dientes apretados, ella no lo quiso hacer, quería decírselo y acariciarlo pero lo único que salió de su boca fue todo lo contrario- Te lo mereces. -Dijo ella provocando la irá del Alfa, que la mirará enfadado y la atrapara por las muñecas con brusquedad, llevándola a la cama para ponerla debajo de su cuerpo y tratar de someterla a la fuerza- ¡Basta! -Ella lo abofeteó cuando tuvo la oportunidad de hacerlo porque su esposo se negaba a escucharla, pero el Alfa le sonrió cuando ella le volteo el rostro con la cachetada y eso la hizo sentir escalofríos, empujándolo con ambos pies como pudo para levantarse corriendo al otro lado de la cama, Korra la siguió tranquilo y callado con un semblante temible, ella sacó una daga de debajo del colchón luego de recordar haberla guardado ahí- Un paso más y haré que te arrepientas Raava. Sé usar un puñal muy bien.
-¿Me vas a matar? -El príncipe del sur alzó ambas cejas y luego se carcajeó, volviendo a estar enojado después- ¡Vamos! Clávalo en mi corazón, te doy el permiso de hacerlo Asami, me gusta ver correr sangre al igual que aparearme.
-Actúas como un desquiciado. -¿Estaba ebrio? No, ella lo había observado en sus cabales antes de golpearle el pecho-
-¡Estoy esperando que me apuñales! -Vociferó él mostrando los colmillos-
-Acércate y verás de que soy capaz. -Ella hizo el esfuerzo de no cerrar sus ojos, encogerse o temblar por la intensidad con la que llegaba la voz y el almizcle de Korra a su vulnerable humanidad. Era una estúpida, por supuesto que una daga no iba a ser suficiente para amedrentarlo, su esposo era un guerrero, con peores cosas había peleado en batalla, un puñal era un chiste para él-
-¡Suéltalo! -La puerta de la habitación se abrió y Naga apareció gruñéndole, él le devolvió el gruñido pero ignoró a la loba- Exageras, nunca te haría daño. En vez de asesinarme estás ofendiéndome.
-Veo que un cuchillo no te causa el mismo miedo que tú me quieres causar a mi, pero no voy a vivir el resto de mi vida con un atarván. -Ella acomodó la daga y la dirigió para clavársela en el vientre-
-¡No en el útero donde germinara mi semilla! -Él se tiró y agarro el puñal antes de que Asami se lastimara y se lo quitó-
-¡Déjame Korra! No quiero que me vuelvas a tocar. -Ella lo empujó con todas sus fuerzas- ¿Te parece poco lo que acabas de hacerme en la cama? Aprenderás a comportarte cuando te quedes viudo. No voy a soportar ser presa y abusada.
-Jamás hice ninguna de las dos, aquí eres libre, tampoco te he obligado a complacerme. Lo que te enfada es que no bese tus pies y te deje hacer lo que se te venga en gana. -Korra se dejó echar hacía atrás por su esposa, entregar espacio a la hembra, Asami no quería volver a ser tocada por él-
-Son más libres los esclavos de tus tierras que yo, no seas descarado. -Respondió ella furiosa-
-Arrrrggg... -Gruñó el Alfa volteando el rostro- No es cierto.
-Vuelves a tratar de imponerte sobre mi para hacerme rendir y ganarás más que una bofetada y una daga en el corazón Korra. -Eso significaba haberla puesto sobre el colchón y permanecer arriba de ella, mostrarle quien mandaba, los Alfas tenían esos gestos para reafirmar su dominio sobre otros-
-¿Tanto deseas que no te moleste y estar sola? Concedido. Pero seguiré siendo tu esposo y a quien debas obedecer hasta el día de mi muerte. -Dicho eso él se alejó de Asami queriendo irse de la habitación con el pecho adolorido y la daga en la mano, pasando por un lado de Naga para acariciarla rápido- Deja de mostrarme los colmillos, bien hecho, sigue cuidándola a ella. -Ordenó él a su loba antes de dejar el cuarto, Naga había dejado de mostrarse agresiva bajando las orejas y lamiendo su propio hocico-
-¿Tampoco lo reconociste y por eso le gruñiste? -Habló ella a Naga luego de quedar sola, el animal se le había acercado y ella recibió a la loba para acariciarla- Me voy a quedar otro rato sentada en el suelo Naga, cobíjame con tu calor. -Porque la adrenalina y las fuerzas de sus piernas se habían ido, la pelea con Korra había sido muy intensa, el comportamiento de él la había asustado. Ambos tenían la culpa de llegar a ese punto. El Alfa por prepotente y grosero, ella por orgullosa y hormonal. Ultimadamente luego de aparearse con su esposo todo lo que Korra le hiciera ella sentía la necesidad de no quedarse atrás, hacerle ver que no tenía derechos sobre ella con firmeza y agresividad no simplemente ignorándolo, aún cuando ella había sido la mujer que le permitió al lobo poseerla y se los entregó a voluntad propia. Asami suspiró luego de llegar a la conclusión de otra verdad, la rabia no era contra el Alfa, era consigo misma por ingenua-
-Opal, deja de merodear y ordena a varias hembras de la servidumbre que vengan a atenderme, luego sube con tu señora y pasa la noche con ella, no quiero que esté sola, haga otra tontería o se termine tirando por la ventana. -Habló él a la doncella de Asami, sentado en la sala de la casa frente a la enorme chimenea del salón, al pie de las escaleras para mantenerse vigilando el segundo piso de la casa donde dormían sus Omegas-
-Como guste mi señor. -Respondió Opal avisando inmediatamente a las mujeres que seguían despiertas en la cocina ir con el príncipe del sur. Las Omegas salieron de una vez y atendieron a Korra gustosas, llevándole jarras de hidromiel porque era lo que el señor de la casa había pedido, luego ella aprovecho para subir con Asami, anteriormente no había podido hacerlo por miedo, luego de que el esposo de su ama se la llevara alzada en el hombro ella había quedado preocupada y atenta pero ver al Alfa sentado cerca de la escalera le hizo imposible subir para averiguar que había ocurrido, hasta que Korra la descubrió y le permitió hacerlo-
-La hidromiel sabe bien. -Observó él lo profundo del cuerno vacío que tenía en la mano terminando de saborear el último trago pidiendo más a la hembra que tenía al lado, suponía que Yue no estaba en casa porque no había visto a la esclava en todo el día, teniendo que ser acompañado por otras mujeres como esas extrañas que lo rodeaban-
-Lo mejor de la reserva para usted mi señor. -Dijo una de las sirvientas al príncipe del sur volviendo a llenar su cuerno, ella estaba prácticamente arrodillada al lado del Alfa y tenía el escote abierto, el cabello suelto y su corsé apretado, quería verse lo más hermosa posible para llamar la atención y lujuria de Korra-
-Gracias, aprecio que me traten bien. -Respondió él sonriendo a la Omega, dirigiendo sus ojos a los exuberante senos de la sirvienta, pero otra hembra lo distrajo tropezándole la rodilla mientras traía jarras de hidromiel, la mujer lucía igual de descubierta que la otra, tenía un trasero pronunciado y no dejaba de mirarlo atenta, luego apareció una más y se atravesó delante de él agachándose a sus pies-
-¿Mi señor desea que suba sus piernas a un taburete y le quite sus botas para recibir calor directo de la chimenea? Estamos aquí para complacerlo en todo lo que usted guste amo. -La muchacha estuvo lo más pegada al príncipe del sur que pudo aunque todas sabían que el hijo del Jefe de la tribu no debía ser tocado a menos que él se los pidiera-
-En la sala de la casa o donde prefiera estar con nosotras mi señor, estamos dispuestas a obedecerlo sumisas. -Habló otra de las sirvientas, las Omegas eran jóvenes y hermosas, pero Korra sabía que eso no era una coincidencia, las madres de esas sirvientas las habían mandado para tratar de conquistarlo y llenarlas de su semilla, tener posibilidades de quedar embarazadas de él aprovechando que estaba lejos de la cama de su pareja-
-Con su compañía es suficiente, sigan trayendo hidromiel, es todo. -Contestó el Alfa ignorando a las hembras y sus feromonas, solo quería beber y mirar a la chimenea, el fuego de ahí le recordaba a su esposa a pesar de estar rodeado de otras tres Omegas preciosas con las cuales podría tratar de desahogarse cabalgándolas por el resto de la noche en un rincón del salón ingiriendo hidromiel y teniendo tres coños a la vez para follar a su disposición, salir de uno, entrar en otro, venirse en todos, pero ellas no eran Asami-
-¿No dijiste que te sentías cansado Korra? -Habló ella pasando una de sus manos por el hombro del príncipe del sur llegando desde atrás-
-Yasuko, deberías estar durmiendo. -Él sonrió por la agradable compañía-
-Lo mismo digo. -La hembra volteó rápido para quitar la jarra de hidromiel de las manos de una de las sirvientas- Largo, no las quiero ver otra vez cerca de él, me haré cargo de servir su bebida y de atenderlo, dejen varias jarras más. -Advirtió Yasuko en voz baja a las sirvientas, haciéndolas mirarse entre ellas y bajar la cabeza para irse, se trataba de otra de las mujeres de su señor, negarse podría significar ser azotadas-
-¿Qué haces Yasuko? Es tarea de la servidumbre atenderme no tuya. -Cuestiono él a la madre de su esposa porque la Omega había acercado la jarra de hidromiel para llenar su cuerno y el resto de mujeres se habían ido-
-No me ofende Korra, es mejor compartir una charla juntos a solas que estar incomodos teniendo carroñeras alrededor. -Ella colocó la jarra en una mesita al lado del puesto de Korra y se sentó a su derecha atrayendo otra silla acolchada igual a la del Alfa- Tampoco tengo sueño y se me hace curioso verte aquí ¿Ocurrió algo con mi hija?
-Hmmm... Nada, ella quiere estar sola y no puedo obligarla a lo contrario. -Él bebió hasta el fondo de su cuerno-
-Das miedo cuando frunces el ceño. -Ella miró una daga en el regazo del príncipe del sur y la reconoció, agarrándola siendo cuidadosa de no tocar más de lo debido, ese puñal era de Asami- No sabía que habías cambiado tu espada por un cuchillo.
-Tu hija trató de apuñalearme con eso. -El Alfa se tocó el pecho adolorido, luego del golpe de la hembra él no recordaba cómo la llevo y sometió en la cama por castigó, tampoco que otra tontería le había dicho. El dolor y el veneno nublaron su mente. Se tenía merecido que Asami le sacará aquella daga y lo amenazara de muerte por actuar tosco-
-¿Asami? -Ella cerró los ojos fuerte y trató de no sentirse mareada, su hija la iba a matar de un infarto a causa de su insensatez-
-Esta bien Yasuko, no hay problema con eso. Cuando me case con ella sabía a qué atenerme en mi hogar, fui yo quien actuó mal y estuve fuera de lugar. Asami no tiene la culpa de nada. Ella es recia y orgullosa, un buen útero para mis cachorros.
-Hablaré con ella mañana, le recordaré ser más dulce contigo ¿No la golpeaste o le hiciste algo peor que eso cierto? -Ella escondió la daga y volvió a servir hidromiel al príncipe del sur esperando nerviosa la respuesta, antes de bajar ella había preguntado a Opal porque su esposo no estaba con Asami en la habitación y que hacía la doncella saliendo del cuarto luego de que ella se asomara al pasillo buscando a Naga y por casualidad la viera, la sirvienta le había explicado que ellos habían tenido una discusión pero que Asami se encontraba bien, que su señora no deseaba estar acompañada por nadie, lo que la hizo seguir el olor de Korra en la sala y descubrir al tercio de bandidas queriéndolo sonsacar. Su pelea tuvo que haber tenido nombre y apellido, mejor dicho, un título: El príncipe del fuego Iroh II-
-Nunca. -Aseguró Korra-
-Entonces no hay justificación a su reacción.
-¿Le enseñarás a ser cariñosa y atenta como tú? -Él agarró una de las manos de la mujer y se la besó-
-Mi hija lo es Korra, pero está en un proceso de madurez. Enfrentando sus propias hormonas y sentimientos que ponen en riesgo su amada "libertad" una falsa, todos somos esclavos de algo. -Yasuko dejó su mano en la del Alfa y luego lo acarició en el antebrazo- Tenle paciencia, trataré de encargarme del resto.
-La amo mucho, no me agrada pelear con ella. -Él desvió la mirada triste, bebió su cuerno hasta el fondo y volvió a prestar atención a Yasuko- Ve a dormir, no digas nada a tu hija por favor. No deberías desvelarte por mi.
-¿Te molestó? Discúlpame. -Aparentó ella estar apenada-
-Claro que no, tu olor me gusta y tu presencia también Yasuko. -Él le sonrió a la hembra-
-No deberías beber tanta hidromiel luego de todo el Falerno que tomaste en el festín, ligar esos licores hará que te arrepientas mañana. -Korra empezaba a lucir ebrio, eso la preocupaba, sus preciosos ojos azules demasiado apagados-
-Amanecerá y veremos. -Respondió él renuente a dejar la bebida-
-En tal caso te seguiré la corriente y te haré compañía hasta el final.
-Mi señora la hidromiel no es para las Omegas. -Advirtió el príncipe del sur con suavidad-
-¿Me lo prohibirás tú?
-Evito que te hagas un daño Yasuko, hay bebidas para ustedes con menos alcohol. -Además, por tradición la hidromiel no debería de ser consumida más que por guerreros dignos-
-No es la primera vez que ingiero licor de alto grado, no estás hablando con una niña. Puedo enseñarte y dejarte en ridículo. -Contestó la mujer quitándole el cuerno a Korra de la mano para que el Alfa le sirviera hidromiel, un irrespeto que ella no haría con cualquier otro espécimen-
-De acuerdo Yasuko, puedes beber todo lo que quieras. -Él solo pudo reír y llenar el cuerno para la Omega por desafiarlo con su atrevimiento, Yasuko no era un guerrero pero su carácter férreo de hembra resultaba ser suficiente para condecorarla con hidromiel-
-No hacía falta que me dieras permiso para hacerlo. -Ella le devolvió el cuerno a Korra luego de beberlo lentamente, el Alfa lo llenó, bebió calmado y se lo entregó otra vez para seguir compartiendo, observándola como ella esperaba que fuera llenado y bebía. Eso debía retrasar la borrachera del Alfa y bajar la cantidad de hidromiel a su disposición porque no quedaban muchas jarras llenas en la sala. Intercambio donde ella se levantó y fue a la chimenea para mover la madera quemada con el atizador queriendo recibir calor, estaba bebiendo hidromiel pero no llevaba puesto más que un abrigo largo y su ropa de dormir debajo, empezaba a sentir frío por no estar entre los brazos de un Alfa, luego volvió a su puesto-
-Te pareces mucho a tu hija. -Fue lo único que él se atrevió decir hechizado del cabello de Yasuko cuando la admiró ir y venir del fogón, sentarse para seguir bebiendo a su lado, sus negras y onduladas hebras no dejaban de moverse al compás de la mujer despertando su infinita atención y consecuente lujuria-
-Es ella quien se parece a mi no al revés. -Corrigió la Omega-
-¿Dónde conociste a Hiroshi? Acabo de tener esa duda, él no es un distinguido guerrero pero pudo casarse contigo.
-La primera vez fue en la isla Ember de la Nación del Fuego, hay un castillo a otro extremo de los dominios que pertenecen a la familia real, encima de una roca y de difícil acceso, es una fortaleza conocida como: "La Casa del Dragón". Mi madre estaba departiendo dentro cuando llegaron visitas, la familia de Hiroshi, pero él no era más que un niño al igual que yo.
-Te estoy escuchando, continua. -Invitó él a proseguir a Yasuko luego de beber otro cuerno de hidromiel-
-La suerte de mi esposo lo llevó a heredar el poder de su familia.
-¿No era Hiroshi el hijo mayor? -Él había estado seguro de eso-
-Todo lo contrario, fue el menor de sus hermanos. Su madre lo despreciaba tanto por no haber elegido la espada en vez de los libros que nunca lo considero como suyo a pesar de haberlo parido. Ella quería un guerrero que enorgulleciera a su nación, no un cobarde con aires de intelectual.
-Como la mayoría de las madres. -Agregó Korra-
-Lo apaleo hasta que sus hijos mayores murieron en batalla y él tuvo la oportunidad de heredar el lugar de su padre, cuando Sato fue asesinado por uno de los príncipes del fuego, Hiroshi ocupó su lugar como cabeza de la familia y avergonzó a su madre multiplicando sus riquezas y estatus diez veces más de lo que eran. La suerte lo colocó ahí, pero fue su inteligencia la que lo hizo ganarse el respeto de todos.
-El poder para desposarte. -Korra terminó de beber otro cuerno y lo compartió con la Omega para llenarlo-
-Extraño poder visitar aquella isla. -Ella recibió el cuerno y bebió la hidromiel con melancolía- ¿Te puedo pedir darme la fortaleza de mi niñez Korra? Me haz dicho que te agrada complacerme ¿Algo imposible para ti?
-Te debe traer buenos recuerdos. -Él percibió la añoranza en los ojos de Yasuko-
-Los mejores luego de tener a mi hija.
-Me encantaría, no lo olvidaré, te voy a dar "La Casa del Dragón" será tuya. Cuando la oportunidad llegué la entregaré a la madre de mi esposa.
-Gracias Korra, por todo. -Ella sonrió decaída, eso era imposible. Pero la amabilidad del Alfa se escuchaba sincera y la consolaba- Para mi es suficiente que protejas y cuides de mi hija. El pasado debe quedarse donde está, un futuro con Asami feliz me haría morir tranquila.
-Ver tu vida a través de los ojos de los demás no está bien, tienes que empezar a hacer tu propia historia Yasuko. -Él príncipe del sur acomodó uno de sus pies sobre el taburete que la sirvienta había dejado a su alcance, estirando la pierna y relajándose en su puesto- Aún nos falta una jarra de Hidromiel ¿Sigues dispuesta a beber?
-Estoy esperando por ti. -Porque ella no se sentía ebria aún, pero luego de esa jarra fue Korra el borracho, bebiendo su último cuerno y tambaleándose al levantarse-
-Mi señora con su permiso, es demasiado tarde para querer estar fuera de una cama sin una hembra descansando sobre mi pecho.
-¿A dónde vas? -Temió ella la respuesta de Korra-
-Si me disculpa, subiré a mi lecho a tratar de conseguir algo de amor arrastrándome como el perro egoísta que Asami dice que soy para implorar su perdón. Todos me llaman lobo pero para ella su esposo no es más que un perro ¿Y quién soy yo para decir lo contrario? -Se conformaba con poder dormir en el suelo, al lado de su cama, protegerla y añorarla desde ahí-
-Korra... -¿Cómo podía ella detenerlo? Dejarlo subir y entrar a la habitación de su hija en ese estado era correr un grave riesgo de que Asami volviera a cometer otra estupidez y el Alfa la terminara maltratando porque Korra no estaba en sus cinco sentidos, sabía que su niña debía de aprender a lidiar con éstas situaciones, empezar a verse obligada a manejar a su esposo sumisa y renunciar a tratarlo como un enemigo. Pero si ella podía ayudarla a lograrlo poco a poco y de una forma menos traumática, lo haría. Para eso continuaba en el sur. El Alfa era noble y respetuoso. Su hija era la que la intranquilizaba, en cualquier otro encuentro Asami podría terminar agarrando la espada de su esposo para desenvainarla contra él, ofendiéndolo terriblemente y ebrio como estaba, generaría quien sabe que horrible reacción. Una daga había sido la muestra, su hija estaba dispuesta a todo por no dejarse pisotear. Por esa noche ella requería alejar al príncipe del sur de Asami, el Alfa no se había dormido en la sala a pesar de todo su esfuerzo de mantenerlo en el salón, aún le quedaban energías para poder ultrajar a su niña. Pensando que hacer, empujarlo de vuelta a su puesto y sentarse sobre sus piernas o abrazarlo para embelesarlo mientras mandaba a traer más hidromiel, demasiado tarde porque Korra la había dejado atrás y estaba a un paso de las escaleras- Ehhh... Acabo de recordar que deseo algo más. Es importante, lo quiero de inmediato Korra.
-¿ Uhmm ?
-Es un semental, me encantó cuando lo vi haciendo equitación en el corral redondo de los potreros. Está en tu caballeriza.
-Podemos verlo mañana, con gusto te lo daré Yasuko.
-¡Lo quiero ahora! Vamos, no seas así. Alguien puede ganarme.
-Nadie te quitará lo que es tuyo mi señora. -Aseguró él agarrándose de la baranda de las escaleras porque estaba a poco de caerse-
-Entonces no quieres dármelo, faltas a tu palabra, no eres un verdadero Alfa. -Yasuko trató de golpearlo donde más le dolía para convencerlo, su orgullo-
-Hmmm... -Él miró hacía las escaleras, quería estar con Asami- Pero pasarás frío afuera con esos escasos ropajes que traes puestos.
-No importa, mi abrigo es suficiente. -Ella lo tiró lejos de la escalera, el viento del exterior casi le congeló hasta el alma cuando salió pero ese pequeño sufrimiento valía la pena, los guardias no se atrevieron a entrometerse en su camino, eran mudos y ciegos a menos que algo pusiera en peligro la vida de su señor, llegando al establo rápido con Korra trastabillando porque las caballerizas no quedaban lejos de los patios traseros de la casa, hasta meterlo en la parte que ella quería, ubicando el corral donde estaría el semental más alejado y solitario- Es éste, me parece magnífico.
-Un macho salvaje y bravío según el adiestrador ¿Estas segura? Sus patas largas y agilidad lo hacen excelente candidato para la batalla, pero como no está acostumbrado al ruido y a las armas nunca irá a una, sigue acá para servir de entrenamiento a mis mejores caballos. Hay yeguas más mansas de galope elegante para ti.
-Me gustan indomables, que solo se rindan ante mi. -Yasuko se acercó al caballo entrando a la pesebrera, era negro azabache y bastante intranquilo, el semental hizo las orejas para atrás al verla pero se dejó acariciar por ella, el corral era bastante amplió para un solo animal recién llegado no obstante se trataba de un caballo de Korra, al príncipe del sur le gustaba cuidar de todos sus animales debidamente y por igual, fueran de carga, entrenamiento, cacería o guerra debían disfrutar de espacio, limpieza y variada comida. Luego ella sintió al Alfa detrás, en una cercanía que la salvó de ser agredida y aplastada por el caballo cuando el equino resopló por ser tocado en un lugar sensible, sacudiendo la cabeza relinchando, parándose en sus patas traseras para ir versus ella. Instante donde Korra la agarró de la cintura y la atrajo, dándole un empujón al caballo con una mano haciéndolo retroceder lejos de ella sacándola inmediatamente del corral-
-Ten cuidado, te dije que es salvaje.
-Quiero tocarlo un poco más, deja que saque la nariz por la puerta. -Era pronto para volver, ella esperó que el caballo se acercará otra vez, siendo afortuna porque el animal parecía interesado en recibir su cariño- Tócalo Korra. -Ella atrapó la mano del príncipe del sur queriendo subirla aumentando su cercanía con el Alfa intencionalmente, Korra no la había soltado de la cintura aún y ese roce extra entre los dos fue suficiente para hacer que el esposo de su hija perdiera todos sus estribos y la agarrara por el rostro desde atrás para besarla, lengua que ella recibió sumisa dejándose voltear, siendo alzada por los muslos y pegada contra una de las paredes del corral recibiendo toda la pasión del espécimen. Tanto lo había tentado que finalmente obtuvo una respuesta. Con el Alfa siendo intenso al besarla, desesperado de saciar su urgencia de someter y poseer, lo cual ella le estaba permitiendo hacer libremente, no tenía nada de malo complacerlo un poco, todo fuera por mantenerlo entretenido y dentro de esa caballeriza. Besando al príncipe del sur con igual vehemencia, deslizando sus manos por los fornidos hombros de él hasta sus musculosos brazos, el calor de ese semental era divino, tanto que ella no resistió terminar de subir sus piernas para entrelazar las caderas del espécimen contra las suyas propias recibiendo automáticamente una embestida por parte de Korra que la hizo gemir y provocó un gruñido en él. Encendido libido entre ellos que hizo al príncipe del sur dirigirse a su pecho para deleitarse besando la piel descubierta a su merced que dejaba ver el escote de su camisón porque su abrigo había quedado en el suelo, rozando con sus manos grandes y callosas sus muslos queriendo llegar a su trasero, el cual alcanzó para apretarlo, restregando su pelvis contra la intimidad de ella en repetidas veces dejando sentir una erección porque esa no podía ser su espada, el Alfa no llevaba un arma- Uhmmm... Ahhhhh...-En reacción a sus gemidos Korra la separó de la pared con cuidado para recostarla en un colchón de paja que había disponible en esa parte del establo por parte del destino en un detalle para los dos pecaminosos amantes, el semental había quedado encima de ella y aprovechando ese poder empezó a dirigirse hacía su intimidad ansioso agarrando sus piernas para abrirlas, dando besos inspirado, lamiendo la parte interna de sus muslos hambriento, estando cada vez más cerca de llegar a su centro. Si ella seguía actuando como una perra dejando que el esposo de su hija estuviera devorando entretenido cada pedazo de su cuerpo eso no la llevaría a nada más que a fornicar con Korra. Fue cuando reaccionó antes de que él llegará a su coño y la complaciera con la boca, suposición que la hizo temblar de ganas y lujuria, pero no debía. Pateando al Alfa con fuerza cuando estuvo a punto de estacionarse en su vagina y meter su lengua traviesa en la húmeda estancia. Haciendo caer al espécimen desprevenido hacía atrás porque Korra estaba ebrio, entonces ella intentó levantarse y mirarlo, el príncipe del sur podría reaccionar agresivo por atreverse a lastimarlo. Pero no, el Alfa se levantó lento y triste-
-¿Por qué no te quieres aparear conmigo Asami?
-Me estás confundiendo. -Esa era la razón de que él hubiera decidido tomarla, estaba en tal condición de ebriedad que la percibía como Asami. Revelación que la hizo sentir lástima del esposo de su hija hasta volver a tener al espécimen delante de sus ojos con Korra metiéndose la mano entre sus pantalones para sacar su miembro erecto, largo y grueso como ningún otro que ella hubiera visto jamás. -Entiendo porque te dicen la Bestia del Sur. -Con ese panorama que daba colirio a su vista ella estaba debatiéndose entre sufrir por su hija o sentir envidia de Asami al tener a ese semental con semejante armamento como pareja, todo eso le tocaba aceptar su niña en sus relaciones íntimas con el Alfa. Obteniendo como respuesta un estorcijón en su vientre por parte de su propio útero contraído y ansioso de recibir aquella maravilla gigante, su Omega interna quería ser sometida y penetrada por Korra, haciendo humedecer su palpitante coño todavía más y sentir una puntada en su clítoris, ese miembro duro y venosa con seguridad le daría mucho placer, además ella quería quitarse el recuerdo de Hiroshi de esa tarde, cuando el hombre la había ultrajado en su propia habitación, que mejor forma de hacerlo que con la verga de un espécimen delicioso como el que tenía en frente chorreando por la cabeza de su pene viscoso líquido en desesperación de ser atendido-
-Pensé que te gustaba lo que te hacía sentir con ésto que tengo entre las piernas cuando nos apareábamos, es todo tuyo y de nadie más, tómalo y haz con mi atributo de Alfa lo que quieras. -Se refirió Korra a su miembro-
-Me sigues tentando y no me podré contener. -Era de su hija, esa verga y ese Alfa eran exclusivos de Asami. Teniendo que reprimir todos los pensamientos y exigencias de su Omega interior para negarse, agarrando el miembro prácticamente temblando de excitación, sintiendo lo caliente y duro que estaba con ambas manos para meterlo otro vez entre los pantalones del Alfa con Korra respirando pesadamente, porque al sentir su agarre el semental había creído que ella iba a masajear su armamento y luego se lo llevaría a la boca, ganas que no le faltaron apretando la verga en su pelea interna de principios y honor más de la cuenta, dando una deslizada repetitiva entre sus manos lamiendo sus labios antes de esconderlo dentro de los pantalones del espécimen, haciendo desilusionar al príncipe del sur y volver a mirarla con tristeza-
-Prefieres a Iroh, deseas que sea él quien te dé cachorros. -Korra se sentó al lado de la mujer y agachó su cabeza derrotado-
-No digas tonterías. -Ella le subió el rostro y acarició su pecho pero Korra reaccionó volviendo a besarla, llevándola encima de él para recostarse en la cama de paja dejándola sobre un inesperado trono que ella apreció y empezó a sentir muy bien ocupar, devolviendo el beso moviendo sus caderas encima de las de Korra mientras él no paraba de acariciarle los costados de su cuerpo, llegando a sus tetas para agarrar una de ellas y apretarla, tocando su culo impaciente, palmeando sus nalgas gruñendo excitado, besando su cuello despacio amoroso, mordiendo suave cada espacio favorito que encontraba en ese lugar. Ella podía seguir sintiendo la erección de Korra muy directa, estaba tan mojada que seguramente había llenado los pantalones del Alfa de sus propios fluidos vaginales, el almizcle del príncipe del sur era exquisito, todo eso la llevó a empezar a gemir reclamando ser poseída, estímulo que provocó que el Alfa debajo de ella le tomará la mano y se la llevará a su miembro para pedirle en silencio que fuera ella quien lo sacará y se divirtiera con el pedazo de carne-
-Deja que te penetré y brinca sobre mi todo lo que desees, quiero verte retorcer de placer por favor. -Susurró Korra en el oído de la Omega-
-Aaahhhhh... -Ella se iba a volver loca, apretando el miembro sobre la ropa del Alfa, eso no podía confundirse con ninguna empuñadura, era más largo y grueso que eso. Sintiéndose demencialmente tentada a meter su mano, sacar la verga y ensartarla en su coño para empezar a gozar los placeres de la carne, invitando a Korra luego de eso a que la volteara y se echará sobre ella llevándole las piernas sobre sus espectaculares hombros para cabalgarla hasta llenarla de leche caliente en cantidades absurdas dentro de su útero. También podía ponerla boca abajo, apresarla por sus brazos y embestirla desde atrás jalándole el cabello. Le gustaba ese Alfa, era fuerte, amable y cariñoso. La protegía y la trataba bien, su olor la atrapaba y esa verga era la tentación final. Su piel morena contrastaba bien contra la suya y sus músculos la sometían con vigor. Sabía porque Asami había escogido a éste semental como suyo y no a otro, el príncipe del sur era el mejor de todos, apretando entre sus muslos al espécimen rozando su coño una y otra vez contra las caderas de Korra haciéndolo gruñir ¡Ese Alfa se dejaba montar! Ella nunca había podido hacer eso, estaba prohibido. Quería bajar y darle una probada a su miembro metiendo lo que pudiera en su boca para chuparlo, seguir haciendo sufrir y escuchar gruñendo de placer al semental, probar el sabor de su egocentrismo y confirmar si su semilla era tan dulce como su corazón. Pero también urgía dejarse penetrar, continuando con el beso de Korra amorosa, ella quería complacerlo, amarlo, recompensarlo por ser un buen cachorro, darle la mejor cogida de su vida dejando que experimentará entrar a su coño con duras penetraciones, disfrutará de sus movimientos de caderas y se rindiera desmayado con los trucos de su boca, restregando su pelvis cada vez más contra el espécimen, con el príncipe del sur agarrando un seno de ella para chuparle el pezón haciéndola arquearse y querer proseguir de nivel, por el bendito fuego de su nación, hacía mucho no sentía tantas ganas de ser cogida por un Alfa, uno verdadero. Sencillamente debía meter su mano en los pantalones de Korra y sacar esa espada para dejarse apuñalar o recibirlo encima de ella con las piernas abiertas y el coño a la vista, para que el semental mismo lo volviera a sacar y la penetrará de una sola embestida porque debajo de su camisón ella no llevaba ropa interior. Korra no tendría que contenerse en hacerle daño y conocería la pasión de una mujer experimentada que le daría gustosa mucho placer. Jadeando de la necesidad a punto de pedir que él se hiciera cargo de poseerla sintiendo su verga dura y parada contra su coño con solo la tela del pantalón entre ambos estorbando cuando algo la hizo volver en si y controlar a su Omega interior-
-Asami... Asami... Sami... Perdóname, no volverá a ocurrir.
-¿Qué dices? -Escuchar el nombre de su hija en repetidas ocasiones la hizo reaccionar de nuevo, pero Korra se quedó callado y luego empezó a gruñir, mostrándole los colmillos y agarrándola de las muñecas, ella creyó que el Alfa estaba poseído por deseo y la iba a someter para aparearse, de ser ese el caso, estaba perdida, ella no iba a poder contra la fuerza de ese espécimen pero se lo merecía por zorra-
-Quítate, tu no eres Asami, no hueles a ella. Nadie puede montarse encima de mi excepto ella.
-¡Soy Yasuko! Relájate y percibe mis feromonas, soy la madre de Asami. -Ella esperó aterrada, Korra lucía enfadado-
-¿Yasuko? Discúlpame. -Él soltó a la hembra- No quise tocarte ni faltarte al respeto.
-Esta bien Korra, no me molesta que me toques. -Al parecer el esposo de su hija no había caído en cuenta de lo que en realidad hacían y que habían estado a punto de aparearse, ella debía de quitarse de encima de él ahora mismo, empezaba a volver a sentir calor en su vientre-
-No, no... Quédate aquí conmigo. Asami no quiere que la moleste. Recuéstate en mi pecho y durmamos juntos. Te voy a proteger de Hiroshi, mantente cerca de mi. -Pidió el príncipe del sur amablemente-
-Korra, detente. -Rogó ella con dolor, si el Alfa continuaba siendo tierno le seguiría pareciendo difícil no querer ser sometida por él. Sin embargo ante la sonrisa soñolienta de Korra, ella acepto y se recostó en su pecho haciendo a un lado sus piernas, el príncipe del sur la abrazó dejando sentir todo su amor y tristeza- No eres un mal Alfa, deja de decir eso. Eres el mejor. -Ella subió un poco y empezó a acariciar el cabello de Korra, no tener a la vista el evidente bulto que dejaba la erección entre los pantalones del esposo de su hija, él permanecía excitado-
-Gracias Yasuko. -El Alfa besó a la hembra en la frente y luego cerró los ojos con el ceño fruncido, no sabía por qué pero su entrepierna le dolía-
-Doy alabanzas a mis Dioses. -Que el esposo de su hija estaba agotado de toda la carga de esos días y se quedó dormido rápido, además de la borrachera. Korra no era el tipo de Alfa agresivo cuando estaba ebrio, ella se había podido cerciorar. Era de ese raro espécimen que se convertía en un cachorro con el trago. Un semental tierno y cachondo. Pero aunque encantador no era bueno para el Alfa, se trataba de una debilidad muy mala. Si ella fuese una Omega maliciosa se hubiese aprovechado de Korra, embarazado y vuelto su vida alrededor de ella. Asami debía de cuidar que su esposo no terminará ebrio con Omegas a su disposición o sería utilizado por esas arrastradas, aunque al parecer solo por Asami se dejaba montar. Lo cual la hizo sentir ironía, quién iba a decir que su niña hubiese sido capaz de amaestrar a ese lobo hasta el punto de poderlo montar. Ésa era una proeza, y significaba algo muy claro. El príncipe del sur amaba mucho a su hija y le gustaba dar placer a sus hembras entregándose a ellas- Tú eres el paquete completo Korra. -Ella suspiró, moviéndose lentamente para salir de los fornidos brazos, debía irse. Pero ella escuchó pasos demasiado cerca y sintió un vacío en el estómago y miedo ¿Había alguien ahí? ¿Pudo haberlos visto? ¿Habría presenciado todo desde el principio? ¿Y si era Asami? Su hija nunca se lo perdonaría aunque ella no se hubiese apareado con Korra, aquel descarado faje era suficiente para ganársela de enemiga. Por donde lo vieran ella se había aprovechado del hijo de Tonraq, sin embargo Asami no lo entendería de esa manera y eso también dañaría su matrimonio. Su respiración se volvió a acelerar y sus pupilas se dilataron tratando de ver de quién se trataba, la persona que apareciera podría definir su futuro, pero todo su cuerpo se relajó por completo al ver que no se trataba de una persona, eran los lobos de Korra buscando a su señor para protegerlo fuera de casa, eso era perfecto porque ella planeaba dejarlo encerrado en el establo- ¿Vienen por su amo? Les pediré que lo abriguen y cuiden de él. No lo despierten. -Habló ella a los animales acariciándolos porque estaba familiarizada con esos lobos y ellos con ella. Haciendo caso y montándose en la paja para custodiarlo, Korra estaba dormido profundo, parecía que nada podía despertarlo, lucía demasiado vulnerable, la manada cuidaría del príncipe del sur fuera de casa. La ropa del Alfa estaba hecha un desastre y llena de sus pegajosos líquidos vaginales, esperaba que a la mañana siguiente el olor desapareciera con el almizcle de Korra, largándose de ahí en silencio y cerrando con candado la puerta de ese lado de las caballerizas del Señor de los Lobos. Rescatando su abrigo donde llevaba la daga de su hija en el proceso para entrar a casa luego de prácticamente correr descalza y llegar congelada, dando gracias al calor de su excitación que le había salvado la vida, teniendo que recostarse de una pared al lado de las escaleras para quejarse de dolor en el vientre- Ahhhhhmmmm... -Su Omega interna la estaba castigando por no haberse apareado con ese espécimen, torciéndole el útero y expulsando más fluidos-
-Yasuko ¿Estas bien? Hueles como si estuvieras en calor. -Preguntó Noatak atentó y con su respiración acelerada, conteniéndose de no saltar y poseer a la hembra-
-Al parecer mi coño quiere a un Alfa, mi esposo está por llegar, no te preocupes. -Ella subió las escaleras pero a medio camino se detuvo- A menos que me quieras demostrar tu valor acompañándome a la habitación, pero no olvides que Korra podría matarte.
-Yasuko... -Dijo él con una erección en los pantalones empezando a subir los escalones cuando la mujer se fue, además de sus feromonas Yasuko olía como si hubiese estado ingiriendo hidromiel pero no lucía borracha-
-¡¿Qué haces Noatak?! -Lo regañó su hermano llegando de otro sitio- Si subes detrás de esa Omega el príncipe del sur te matará, recuerda que a Korra no le agrada oler el almizcle de otros Alfas cerca de sus mujeres. Está prohibido el segundo piso a éstas horas de la noche para nosotros.
-Yasuko me invitó. -Respondió él atontado-
-Estás pensando con la cabeza de abajo y no con la de arriba hermano. Esa hembra solo se está burlando de ti, lo que sea que pasó con Hiroshi en su encuentro de hoy, ella quiere desquitarse. El Señor de los Lobos te despedazara y luego repartirá tu cuerpo por toda la tribu por tocar a una de sus Omegas.
-Que me mate si quiere, meterme entre los muslos de Yasuko para cabalgarla hasta llenarla de mi semilla lo vale. -Apartó el norteño a Tarrlok-
-Arrrggg... Tendré que vigilar el cuarto de Korra y las escaleras. -Gruñó el Alfa al no poder detener a su hermano. No lo culpaba, de haber sido una invitación para los dos, con gusto él hubiera dejado su lugar para seguir a Noatak y poseer a esa mujer entre ellos, pero al parecer Yasuko solo tenía interés por su hermano, además había un gran apaciguador de todo su deseo provocado por las feromonas de aquella Omega encendida y calenturienta, La Bestia del Sur a un pasillo de ahí. Sumando al problema que esperaba que el esposo de esa hembra fuera otro que no apareciera en casa esa noche-
-Si el príncipe del sur viene por mi no te entrometas Tarrlok. -Dijo él antes de dar la vuelta en la esquina del pasillo directo a la habitación de Yasuko, entrando cauteloso viendo a la mujer desvestirse poniéndolo todavía más duro, se trataba de una Diosa a la par de la grandeza de exclusivas divinidades que habitaban lejos de los mortales, majestuosidad a la cual él le rendiría pleitesía y fidelidad gustoso por el resto de la vida. Su piel pálida, llena de brillo y pulcritud. Las perfectas curvas de su cuerpo. La sensualidad de una dama del fuego con un trasero y un pecho candente lo inspiraba a querer esculpirla con las manos desnudas en cualquier roca para no poder olvidar nunca ese cuerpo y llevarlo eternamente consigo en tal caso de que fuera castigado por el karma del mundo siendo tirado en un desierto por estar a punto de poseer a la madre de todas las tentaciones de cualquier Alfa-
-Quítate la ropa y acuéstate en la cama boca arriba, estaré encima de ti Noatak, si no te gustan mis términos te puedes ir por donde llegaste. -Pidió la mujer sentándose en el colchón, el pudor de ser vista desnuda por un Alfa diferente a su esposo hace muchos años lo había perdido gracias a las desagradables experiencias que Hiroshi le había hecho pasar con otros especímenes-
-Lo que órdenes mi señora. -Él lo hizo, luego recibió a Yasuko encima y cuando ella introdujo su miembro dentro de su coño el siseo, era deliciosamente estrecho y caliente, hasta que la hembra empezó a mover sus caderas y él colocó sus manos en la cintura de la Omega queriendo guiarlas-
-No me toques, yo llevaré el ritmo de todo. Está prohibido que te vengas antes de mi o que trates de someterme. -Habló ella sobre el Alfa, el imponente cuerpo de Noatak era soberbio y musculoso, su considerable miembro le hizo pensar que probablemente poseer vergas grandes era una característica más de los sementales de las tribus agua, su piel morena la excitaba, el hombre estaba aseado y su almizcle le gustaba. Era un espécimen igual de precioso a Korra, aunque no deseaba compararlos, cada uno debía estar por separado y si bien hasta el momento el príncipe del sur iba ganando en más de un sentido había algo que le interesaba mucho de Noatak, los azules ojos del Alfa la anhelaban con amor no solo pasión-
-Lo acepto. -Y así fue, a pesar de moverse tan rico y provocarlo, él no se podía derramar sin antes sentir el orgasmo de Yasuko, lo que gastaría su energía tres veces más de lo que una Omega sumisa exigía, además de pedir un tacto agudo de su parte. Reteniendo la leche con toda su fuerza de voluntad con cada brinco de la hembra o cuando la mujer apretaba las paredes de su coño y le atrapaba el miembro a propósito. Jamás ninguna Omega lo había hecho sudar y gruñir tanto en la cama a esa altura prematura de la faena, Yasuko tenía mucha resistencia al orgasmo. Lo estaba desquiciado y destruyendo. Teniendo que consolarse agarrando el colchón empezando a despedazarlo. Quería someter a esa hembra, estar sobre ella, embestirla muy rápido y muchas veces, apretar sus tetas, explorar su culo, estimularla por ambos agujeros, hacerla gritar y retorcer de placer, agarrarla por el cuello o tirarla por el pelo, derramar su semilla dentro y fuera de ella, saborear con su boca cada centímetro de su provocativo cuerpo, siendo complacido en ese último pedido cuando justo había sentido venir la culminación de Yasuko, pero la mujer se detuvo colocándose en la cama y abriéndose de piernas-
-Quiero venirme en tu boca ¿Sabes dar placer a una hembra con algo más que tu verga?
-Por supuesto. -Yasuko quería que él comiera su coño y como el mejor comensal que pudiera existir dentro de las cuatro naciones lo haría. Aterrizando entre sus muslos dando besos hasta poder lamer el centro de esa mujer. Haciendo gemir y restregarse en la cama a la hembra. Era difícil, él había estado a punto de correrse más de una vez masturbándose mientras continuaba probando el néctar de la Omega. Pero se trataba de otra prueba de Yasuko, si él se dejaba dominar de sus ganas y se levantaba a penetrarla en contra de su voluntad, la mujer lo castigaría echándolo de ese cuarto. Aunque tuvieran que sacarlo desnudo y cachondo, él sería acusado de tratar de violarla y la mujer vista como una victima, lo demás no era un secreto, moriría a manos de Korra-
-Sube, te quiero dentro. -Ordenó ella-
-¿Segura? Estoy dando mi mejor esfuerzo aquí, te siento a punto de venir otra vez. -Él no aguantaba más, Yasuko estaba siendo ruda y lo iba a matar de deseo, pero complacido el iría al festín infinito de guerreros que esperaban por los muertos en batalla, porque eso tenía que contar como una-
-Penétrame y cabalga todo lo que quieras, pero recuerda que está prohibido venirte antes que tu señora, no es entretenido tener la semilla caliente de un Alfa dentro de mi sin haber culminado.
-Tus palabras son órdenes estrictas para mi... Te mostraré... Mi orgullo... La capacidad que tengo como Alfa... Siguiendo todo lo que me pides al pie de la letra. -La excitación y exigencia de la hembra prácticamente no lo dejaban hablar bien, besando ese coño por última vez para levantarse y acomodar su miembro el la entrada de la mujer, restregando su cabeza inflamada, sensible y chorreante en los pliegues de la Omega siseando desesperado, podría venirse ahí mismo, llenar de su leche todo ese coño por fuera y meter su verga de una sola embestida, pero luego crecería su nudo y después estaría flácido unos minutos, eso no. Tenía que complacer a Yasuko, no venirse antes que ella, entrando con fuerza haciendo gritar a la hembra queriendo un poco de justicia, comenzando a embestirla desenfrenado con la mujer gimiendo clavando sus uñas en su espalda sin terminar de acabar. Él estaba gruñendo y temblando, si esa Omega no se corría pronto el iba a fallecer infartado y con su leche devuelta. Con la hembra empezando otra vez a mover sus caderas y apretar su verga, maldición Yasuko lo estaba haciendo adrede-
-Tsk, eres un tipo con suerte hermano. Mírame a mi aquí solo, queriendo una Omega como esa. -Dijo Tarrlok al otro lado de la puerta vigilando el pasillo y echando un ojo a la habitación con una mano dentro de sus pantalones masturbando su miembro duro y adolorido, deseando que ojalá esa mujer se apiadara de él y lo invitará a pasar para dejarlo ayudar a su hermano, complacerla entre los dos, existían hembras que disfrutaban mucho de eso, con gusto el cogería su culo mientras Noatak le follaba el coño, ambos la llenarían de leche por delante y por detrás apretando sus tetas, estimulando su clítoris sincronizados- Aunque te compadezco, ella no es una jovencita, es una experta que tomará todo de ti. -Sonrió él escuchando gruñir de placer y sufrimiento a Noatak en vez de oír los gemidos de la Omega, Yasuko lo estaba castigando. Como sea, él debía cuidar de la espalda de su hermano y mantener a Korra y al esposo de esa mujer lejos, pero lo que lo estresaba más era no saber realmente en qué lugar se encontraba el príncipe del sur por llegar del festín tarde, no estaba seguro que estuviera en su cuarto, lo que si era de donde había visto llegar a Yasuko semidesnuda y excitada, de la caballeriza-
-Luces recién bañado, al parecer fue una noche ocupada para ti Korra, no te vi en toda la mañana. -Ella prácticamente se congeló cuando el príncipe del sur se atravesó en su camino, lo miró esperando que tenía Korra para decir y no pudo evitar bajar sus ojos a la entrepierna del Alfa, recordar lo que esos pantalones guardaban, ella se había quedado desde temprano en el cuarto de su hija esperando por el Alfa tratando de evitar que Korra soltara la lengua sobre lo ocurrido en el establo, la ansiedad de saber cómo respondería él la estaba matando, podría intentar chantajearla para continuar con su aventura sexual con la madre de su esposa o delatarla por atrevida- ¿Recuerdas lo que pasó anoche entre los dos? -Yasuko prefería ser directa, la angustia debía acabar-
-Desperté está mañana entre lobos y caballos, el sirviente encargado de la limpieza de mi establo me derramó un balde de agua sucia encima desde el otro lado del muro de la caballeriza creyendo que se trataba de un esclavo perezoso, mis lobos casi lo matan ¿Tu sabes cómo termine ahí? -Él no recordaba absolutamente nada, su pelea con Asami y beber hidromiel en la chimenea era lo último en su memoria-
-Bebiste conmigo en la sala y de repente te levantaste pidiendo que te acompañará al establo, querías mostrarme un caballo y regalármelo, no pude negarme al deseo del príncipe del sur, fuimos y te quedaste dormido sobre una cama de paja. Decidí encerrarte en la caballeriza para que otras Omegas no vinieran a molestarte, estabas acompañado de tus lobos y lucias muy cansado, no quise molestarte. -Todo era cierto, no había necesidad de contar otros sexuales detalles-
-Ummm... Con que eso fue, te lo agradezco Yasuko, imagino que estaba ebrio. Espero no haberte faltado al respeto.
-Actuaste como un caballero aunque no sea de mi gusto cargar con borrachos. -El alivio aflojó su tenso cuerpo por completo, Korra no recordaba nada, seguir preocupándose estaba de más. Ella le creía, el Alfa había estado demasiado ebrio la noche anterior para sospechar lo contrario-
-Puedes ir por el caballo cuando gustes, olvidé cuál fue, pero si te lo ofrecí es tuyo. Deja que el domador lo entrene para ti y disfruta de galoparlo.
-Es un gran semental poderoso. -Ella volvió a observar la entrepierna de Korra, debía dejar de hacer eso- No dudes que iré por ese animal.
-Entonces con su permiso mi señora, voy a mi oficina, tengo papeles por sellar, el Jefe del sur se está despidiendo de Hiroshi. Tu esposo disfruto de los amores de varias hembras en casa de Tonraq hasta el amanecer.
-Mostrarme sorprendida por saberlo es ser hipócrita. -Que bueno que esas putas lo habían entretenido o de lo contrario la hubiese descubierto con Noatak, pero ella sabía que el Alfa había preferido quedarse lejos para honrar su palabra con Korra, el príncipe del sur la había pedido como suya, venir y maltratarla era romper el trato con su yerno- Todo tuyo Korra, puedes ir a ocuparte de tus cosas. -Se apartó ella del camino del espécimen y admiro su espalda ancha hasta tenerla fuera de vista, luego volteó y Noatak estaba ahí mirándola, cuando tuvieron la suficiente intimidad el hombre se acercó a ella, parecía perturbado y enojado-
-¿Qué sucedió contigo y Korra en ese establo?
-Es grosero escuchar conversaciones ajenas Noatak. -Dijo ella al hombre mostrándose calmada-
-Mi hermano me lo contó, te atrapó saliendo de las caballerizas anoche, la servidumbre habla que su señor se quedó dormido en ese establo. Llegaste aquí excitada y queriendo un Alfa para apaciguarte luego de aparearte con Korra ¿No es así? Le ocultas al príncipe del sur lo que en verdad ocurrió entre ustedes. -Él tenía una expresión y voz pasiva, pero por dentro quería mostrar sus colmillos y agarrar a la hembra excesivamente fuerte por un brazo para sacudirla-
-No puedo confesar lo que no hice para darte la razón. -Se burló Yasuko-
-Parece que tu apetito quiere arrasar con todos los Alfas del agua que te interesan uno por uno Yasuko. -Él mantuvo su rostro lizo, no quería mostrarse afectado-
-Estoy escuchando hablar a un semental herido ¿No me digas que empiezas a tener sentimientos por mi? Noatak eso no va con el estilo de un galán.
-Tonraq es el que sigue puedo suponer. -El norteño fingió estar relajado-
-El Jefe fue el primero, Korra el siguiente, tú hace unas cuantas horas y no seré egoísta con Tarrlok, pasaré por tu hermano después ¿Y sabes qué? Luego los voy a invitar a todos a una cena, para celebrar nuestros logros y que pudieron lograr follar mi coño, puede ser que terminemos en una orgía. -Mintió Yasuko sonriendo-
-Asistiría encantado. -Él aguanto gruñir porque la mujer le estaba tomando el pelo-
-Noatak... Pensé que eras un Alfa más inteligente, analiza. Un semental como Korra es difícil de complacer por su juventud, de haber podido aparearse conmigo no me hubiese dejado ir en simples minutos, aún estuviéramos en esas caballerizas cogiendo. -Ella colocó una de sus manos en el pecho del Alfa- Qué te haya dado la oportunidad de poseerme no te hace mi dueño, deja de hacer volar tu imaginación con estupideces. -Contestó ella con los dientes apretados- Lo llevé hasta allá para encerrarlo y alejarlo de mi hija, me asustaba permitir que subiera con ella tan ebrio como estaba, es todo.
-¿Korra borracho? -Eso también lo había dicho la servidumbre-
-Créeme o párate en tu propia cabeza Noatak, me da igual lo que hagas. Soy la señora de ésta casa luego de mi hija. Me deben respeto haga lo que haga o el resto piense lo que piense.
-Quise salir de la duda no reprochártelo mi señora. -Yasuko tenía razón, un Alfa como el príncipe del sur no hubiera querido parar hasta varios días de poder cabalgarla, a diferencia de él, que después de aquella noche le habían quedado temblando las piernas por la capacidad y experiencia de esa hembra. Sin embargo, él debía de encontrar la forma de quitarle a Yasuko a ese espécimen, estaba harto de ver a Korra constantemente con la Omega-
-A mi me sonó algo diferente Noatak.
-Perdona entonces por asegurar el deseo de todos hacía ti. -Se encubrió él-
-Lavarte las manos diciendo que son los demás los que quieren y no yo quien voy por ellos es gracioso cuando trataste de asegurar lo contrario hace unas palabras atrás, ustedes los Alfas no tienen remedio y son todos iguales.
-Una vez me dijiste que habías ocupado un puesto importante en el fuego Yasuko, gracias a tu madre habitabas rodeada de realeza. Eso construyó parte de tu orgullo. Yo también ocupé un lugar temido y considerable en mi vida, sufro de insolencia en mi sangre de vez en cuando gracias a eso. -Cuando él había sido conocido como Amón-
-Insolencia que constantemente diriges hacía mi Noatak.
-No puedo pedir perdón por ser un Alfa. -Confesó él- Mi intelecto sabe que no eres mía pero mi ego me castiga.
-Tengo cosas que hacer Noatak. -Porque el norteño estaba calando en ella con sus palabras- Permiso. -Pero ella se detuvo y tocó el rostro de Noatak antes de irse- No te dejes llevar por los celos. Te perdonaré, entiendo que te confundieras pero no estoy en sur para caer en la misma jaula que estaba con mi esposo, Korra es mi Alfa y el príncipe del sur me ha dado potestad. Quiero disfrutar de ir por la vida sin miedos y ataduras por primera vez en mi existencia. Actuemos como adultos y no te enamores de mi porque cometes un error. Lo de anoche fue la única y quizás última vez entre los dos.
-Como órdenes mi señora, puede estar tranquila aunque a veces sea arrebatado no soy un niño inocente y risueño al que le debes algo, fui un afortunado que seguirá viviendo su vida como un vasallo a su disposición pero lejos de su querer. He pasado por muchas cosas en la vida como para morir por una Omega ahora, el romance y el amor es una ilusión. -Era la obsesión lo que lo estaba controlando- Lo entiendo perfectamente Yasuko.
-Me alegra. -Ella se separó de Noatak y caminó algunos pasos. Aparearse con ese semental fue algo que ella no tuvo que haber hecho. Las ganas le pudieron al verlo en la casa llegando en las condiciones que estaba. Aunque no podía negar que Noatak le gustaba. Era apuesto y diestro en la cama. Pero, estaba harta de las cadenas y los Alfas que creían tener un poder sobre ella. Desaprovechar la oportunidad que le estaba dando Korra de ir por la vida estirando las alas solo lo haría una tonta. Dándole vueltas a la veracidad de ello hasta que notó venir a su hija- Cariño ¿A dónde vas? -Preguntó ella-
-Korra me citó en la oficina madre.
-¿Lo hiciste enfadar otra vez Asami? -Reprochó la Omega con el ceño fruncido-
-¡No! La última vez que lo vi fue anoche. Tu misma te diste cuenta que en toda la mañana él no se acercó a mi habitación. -En cambio ella había tenido que aguantar un jarabe de lengua por parte de Yasuko entre regaños y consejos, su madre se había enterado de todo lo ocurrido con Korra, había bebido con su esposo y recuperado su daga-
-Actúa sumisa Asami, ganarás más siendo así con él.
-Si mamá, estoy cansada de escucharlo desde que me levanté. -Yasuko había actuado extraña toda la mañana en su cuarto, su apariencia había sido nerviosa y dubitativa, pero en ese momento se veía relajada, le agradaba verla tranquila. Sus cambios de humor debían de tratarse de Hiroshi- ¿No irás a despedirte de mí padre?
-Luego, voy a pasar primero por supresores donde Katara, los míos no están apaciguando mis síntomas, me temo llegar a un calor pronto, el clima me está afectando. -Eso y estar rodeada de tantos guapos y atractivos Alfas aunque en parte los odiaba porque no les tocaba sufrir como ella, esos especímenes no entraban en celo. Los Alfas solo reaccionan a las feromonas de una Omega con su semilla en continua renovación al contrario de los óvulos de la hembra. Ellos siempre viven disponibles y dispuestos, de eso depende poder reproducirse. Mientras la Omega sufre de días más apasionados que otros y de emociones cambiantes. Los Alfas son la sustancia y las Omegas el envase, de ahí el origen del comportamiento de cada uno, un Alfa somete y penetra para poder vaciarse, una Omega escoge y se entrega para poder recibir. La hembra no va a querer aparearse con un espécimen débil, eso significaría cachorros vulnerables. Ella siempre se sentirá atraída por los más fuertes, lo que denota espaldas anchas por testosterona elevada, cuerpos recios y musculosos, posiciones de poder dentro de la sociedad que conlleven jerarquías altas y estatus económico elevado que es lo mismo a estabilidad y protección para ella y sus cachorros por parte del Alfa. Mientras los sementales buscarán en su selección caderas y curvaturas pronunciadas, largas cabelleras brillantes, dentaduras sanas, piel esplendorosa, todo lo que demuestre salud en la Omega y que pueden aportar vitalidad a su descendencia además del gusto por sus feromonas, un carácter recio en la mujer era la opción de algunos pero no de todos. Al igual que controlar su lujuria y poseer a muchas constantemente- Anda con Korra, no hagas esperar a tu esposo. Te ves preciosa.
-Como gustes madre. -Ella se despidió de Yasuko y fue inquieta a la oficina del Alfa recordando su discusión de la noche anterior pero mostrándose orgullosa, su madre la había obligado a vestirse y arreglarse con ropa del fuego, maquillarse ligeramente pero lo suficiente para verse divina, llevaba guantes y el cabello un poco recogido con una peineta de oro, los colores rojo y negro resaltando la palidez de su piel y el matiz de sus ojos. Las botas de cuero dándole estabilidad en las piernas para enfrentar a Korra- Esposo mío, estoy aquí. -Dijo ella con un tono neutro-
-¿Asami? -Cuando la admiró en la puerta de la oficina quiso tenerla cerca, se veía maravillosa. Fue difícil para él no querer poseerla, sacar a los guardias, atraparla para sentarla en el escritorio y ahí penetrarla, embestirla hasta derramarse. Pero al parecer la hembra seguía ofendida porque no llevaba ningún ropaje del sur. Eso lo hizo bajar la mirada avergonzado por lo que había hecho con Asami y sus cosas anteriormente- Tu padre me envío una invitación para dejarte ir a la casa Blackstone junto a mí pero estoy indispuesto. Puedes ir con mis guardias, es tu decisión. Te estoy dando el permiso de hacerlo.
-Pero Varrick no está en la tribu. -Recordó ella-
-Tonraq le habrá concedido el poder a Sato para ir. -Él continuaba sin poder mirar directamente a su esposa, prestando más atención a los pergaminos que sellaba con la marca de un lobo-
-¿No vendrás conmigo a vigilarme? -Preguntó sarcástica la Omega-
-No estaré siempre disponible para custodiarte. Aprende a moverte por tu cuenta. Abusa de mi amabilidad y pagarás las consecuencias.
-Gracias por la amenaza, me siento halagada. -Ella sonrió ocultando la rabia- El príncipe del sur permitiéndome valerme por mi misma cuando siempre he podido hacerlo y fue él quien no lo permitía.
-Para que continúes diciendo que soy un esposo mezquino. -Mostro él uno de sus colmillos con desgana-
-Tratare de no decepcionarte y quedar empalada en la entrada de la tribu. Iré, éstas son oportunidades que se dan pocas veces en la vida. Qué mala soy no apreció el corazón de mi marido. Te amo esposo mío, me retiró ¿Quieres que besé tus pies antes de eso?
-Hmmm... -Él trato de ignorar el picor de la hembra- Puedes irte cuando quieras.
-Como órdenes mi señor. -Ella lo reverencio, volteó y se fue-
-¡Tarrlok!
-Mi señor. -Apareció el guerrero en la oficina-
-Ve y vigila a mi esposa, es raro que Hiroshi la cité con una carta estando ocupado en la despedida y a una caminata de aquí. Te envío a ti porque Mako la encubría para protegerla en tal caso de que mis sospechas sean ciertas ¿Entiendes? No debería de dudar de mi suegro, la carta trae su sello y Sato me invitó. Pero tengo a un adversario esperando un descuido de mi parte para llegar a mi mujer y Asami para verse con ese espécimen.
-Mi señor, le traeré toda información le beneficie o no a su esposa. -Contestó Tarrlok, él había estado alerta desde la madrugada, su hermano resultó teniendo tanta suerte en su erótica aventura como un oso encontrando miel, logrando fornicar tranquilo hasta el amanecer sin ningún Alfa atrapándolo en el acto con Yasuko. Increíblemente todo había pasado desapercibido con la bendición y protección del espíritu del mar, quien estaría orgulloso de que un hijo de la tribu del norte pudiera derramar su semilla en el útero de una mujer del fuego recompensado la unión cuidándolo. Él había estado acojonado hasta el final, los dos amantes demoraron mucho en separarse, con su hermano saliendo de aquella habitación prácticamente desmayado. Después, él se había enterado que Korra pasó la noche en el establo por chismes de la servidumbre, uniendo puntos al recordar haber visto salir a Yasuko de esas mismas caballerizas antes de estar con Noatak, lo que lo hizo sospechar de que algo había pasado entre esos dos. Sea como sea, todo el mundo tenía su verdad escondida. Lo único que le importaba era ver a su hermano sano y salvo, al igual que sus puestos en el sur. Aunque lo mantenía inquieto los sentimientos de Noatak hacía la esposa de Sato reflejados en los ojos de ese pendejo-
-Eso deseó. Ordena a los guardias alistar mi traje de guerrero y armas. Deja a mi esposa llegar hasta el final en tal caso de que se encuentre con Iroh II. No los interrumpas y aleja los guardias. Quiero ver de qué son capaces.
-¿No los detengo si deciden aparearse? -Preguntó Tarrlok al príncipe del sur-
-Al contrario, míralo todo hasta el final y trae esos detalles. -Korra apretó la mandíbula reteniendo sus sentimientos, si el enemigo dormía con él iba a cortar el problema de raiz-
-Si mi señor. -Él hizo casó al príncipe del sur alcanzando a la esposa de Korra rápido y discreto. La hembra había pasado por una capa a su cuarto y abordado un carruaje, llegando a los talleres de Blackstone antes del medio día. Pero él no vio a Hiroshi por ninguna parte, con la Omega distrayéndose con algunas máquinas. Hasta reconocer a otro Alfa en el sitio y hacerlo correr hacía ellos para esconderse y escucharlos desde cerca-
-Iroh ¿Qué haces aquí? -Lo percibió ella llegar por detrás-
-Quería verte Asami. -Él se fue encima de la Omega y la abrazo, la mujer lo recibió y le devolvió el gesto- Sigues luciendo tan hermosa como siempre.
-Korra te matará.
-No le tengo miedo. -Resopló el Alfa-
-Deberías, estás en su territorio y abrazando a su esposa, lo ofendes gravemente. -Ella miró a su alrededor cerciorándose que nadie los viera juntos-
-El lobo tiene mucho que perder si no se comporta. Alguien debe enseñarle a esconder los colmillos y la cola entre las patas. Sigue provocándome y bombardeare toda su tribu.
-Cállate, ésta también es mi gente. -Se ofendió ella-
-Lo dices vistiendo ropa del fuego, deja de engañarte. No tengo nada contra los campesinos de aquí, es su príncipe el que se la pasa tocándome los cojones. -Él se había enterado que algunos pergaminos de su buque habían desaparecido pero no podía señalar al Jefe del sur como culpable, éstos podrían haberse perdido mucho antes de ir a la tribu del agua y hasta ese momento de inspección mensual ser descubierta la falta de los mismos. Pero, algo le decía que Korra tenía que ver, el astuto había enviado a alguien sagaz que logró hacerse de las guías de su barco. Sin embargo, armar una guerra por suposiciones no solo costaría vidas de ambos bandos si no su destierro por Izumi, además no había nada que temer, el sur era inferior en algunas capacidades y tras ser víctimas de bárbaros no los creía capaz de copiar los navíos del fuego o construir nuevas embarcaciones para defensa aún teniendo a un cerebro brillante como el de Asami en casa por lo menos dentro de los siguientes cincuenta años, transcurso donde los planos robados serían obsoletos-
-Ellos aman a Korra, esa fidelidad es la que deberías de ver. A mi esposo le gusta molestar a todos los Alfas, no te sientas especial. Ustedes actúan de esa forma, como animales rabiosos que tienen que estar mostrándose quien posee más o tiene el miembro más grande.
-¿Aburrida de los Alfas? -Él sonrió alegre-
-No se qué decirte. -Asami también sonrió al hombre- Pareces muy feliz.
-Lo estoy, tengo en frente de mi a la Omega que amo.
-Iroh... -Ella trató de desviar la conversación detallando el uniforme del militar- Tienes cinco estrellas en tus hombreras, no recordaba que fuera así.
-Las conseguí para ti. -Contestó Iroh mirando fijamente a la hembra-
-A mi no me sirven de nada. Pero te felicito. Es un gran logro, debes tener mucho poder y tu padre sentirse orgulloso de ti ¿Cómo se escucha tu título ahora?
-Príncipe y Capitán General de la Armada de la Nación del Fuego Iroh II. -Respondió el Alfa a la mujer-
-Espero entonces que te sirva de algo. Porque cuando eras un cachorro no hacías más que llorar por juguetes. -Ella palmeó el pecho del hombre de esbelta figura y ancha espalda, Iroh era un espécimen agradable de ver de pies a cabeza, su piel era pálida, su cabello oscuro y sus ojos dorados, con la misma altura que ella y también era muy bueno en el Paisho, un fornido semental que había roto el corazón de muchas mujeres en el fuego por enamorarse solas del Alfa-
-¿Eres una Omega que no se sorprende con nada verdad? Es lo que me encanta de ti.
-El único logró que quiero es el mío propio Iroh, el resto lo admiro, lo respeto, lo considero pero no puedo hacer una historia personal con eso.
-Puedes y mucho. Escapémonos juntos Asami, te mostraré que éstas cinco estrellas en mis hombreras te harán deshacerte de Korra.
-¿Para qué? Volveré a ser presa aquí o allá, que más da. Todos los Alfas son iguales. -Respondió ella resignada-
-Escuche que fue por eso que rechazaste mi mano, pensaste erradamente que solo te utilizaría para tener cachorros. No, te voy a permitir tener lo que quieras y seguir al lado de tu padre innovando para la Nación del Fuego, lo juró. -Habló él agarrando una de las manos de Asami-
-Korra me prometió algo parecido, sigo esperando que ocurra.
-Estoy enterado y puedo confirmar al verte, no haz dado cachorros al príncipe del sur a pesar de su tiempo de casados ¿Es por qué aún piensas en mí? Podemos aparearnos aquí mismo Asami, tus guardias se alejaron y ésta casa tiene demasiadas habitaciones. Luego te llevaré a mi buque y te sacaré de la tribu. -Él subió la mano de la Omega y le besó el dorso esperando una respuesta de la mujer para alzarla y llevarla dentro, ordenar a sus guardias golpear a los de Korra y después de hacer suya a la hembra alejarla del sur-
-Te equivocas Iroh. -Ella retiró su mano del agarre del hombre- Tengo un esposo y lo amo. No ostenta cinco estrellas en su traje pero es el señor de parte de éstas tierras y de mi corazón. Con él he decidido casarme y morir. No soy una lerda que no sabe lo que quiere y escoge a su acompañante por miedo a ser sometida.
-Korra te ha convencido muy bien pero te encierra en su casa. -Recordó el Alfa a la mujer- La libertad no la encontrarás de su lado.
-Pagare las consecuencias de amarlo. -Volvió a repetir ella- Te apreció Iroh, crecimos y compartimos muchas cosas en la Nación del Fuego pero estás confundiendo la amabilidad que me demostraste con los suministros a la tribu con alguna obligación hacía ti y si vuelves a mencionar alguna invitación para aparearnos te abofeteare.
-Ya veo, no te voy a poder quitar de el lado de él fácilmente. -Dijo Iroh bajando el rostro con el corazón adolorido- He sufrido mucho desde que te deje llevar por Korra, mi debilidad te concedió a ese Alfa. Me esforcé por volverte a alcanzar y otra vez soy rechazado. Pero no importa, te seguiré esperando y lamento haberte ofendido.
-Esta bien Iroh, te quiero pero mis decisiones están tomadas. Deja de seguir arriesgando la vida y tus títulos por mi.
-Eso jamás, me puedes prohibir tocarte pero no dejar de intentar poseerte.
-Ahhhh... Iroh. -Ella ladeó su cuerpo y prefiero ocuparse en mover algunas cosas de la mesa de trabajo que había en el taller, le temblaban las manos y su pecho respiraba acelerado-
-Traje algo para ti. -El Almirante sacó de un forro de cuero una enciclopedia, había sido suficiente de insistir por amor, sabía que la consideración de Asami se ganaba de una forma diferente-
-¿Qué es? -Estuvo ella curiosa, dejando una brújula que tenía en las manos para dirigir su atención nuevamente al Alfa-
-Ingeniería del vuelo. -Él volvió a sonreír como un cómplice de una fechoría bien hecha- Sigo robando libros para ti, como en nuestra adolescencia. Aunque éste es prestado.
-Nunca había tenido una enciclopedia tan avanzada de vuelo. -Ella abrió el libro encantada-
-Tu padre lo mejoró hace poco pero hay huecos, te lo entregó para que los llenes. Quiero ver qué eres capaz de hacer y que demuestres fidelidad a tu nación devolviéndolo sin compartirlo con la tribu de tu esposo. Nos empezamos a preocupar de ver que estás amando más las raíces extranjeras que las tuyas propias. Tenemos que tener claro de qué lado estás aunque estemos en buenos términos con el agua.
-Esa no es una buena razón Iroh. -Corrigió ella-
-Fue la única forma de convencer a tu padre de entregarlo, cuando lo vi sabía que te encantaría ¿Korra te ha mencionado algo sobre aerostáticos?
-No, en absoluto ¿Ustedes han logrado volar? -Ella no podía decir lo contrario sería descubrir a Korra porque por alguna razón algo le decía que su esposo había espiado a Iroh y por eso el Almirante aprovecho la oportunidad de preguntarle y atraparlo en boca de su esposa al mostrarle el libro- Los globos es algo que conocí hace muchos años pero fue en una vieja bibliografía. -Llego ella a la parte de la enciclopedia donde había planos de los aerostáticos-
-Decirte que dominamos los cielos es traicionar al Señor del Fuego, simplemente disfruta del libro y mantén el secreto. Cuando tengas un prototipo del que estés segura, envíalo a tu nación. No trates de construirlo, te podrían atrapar. Haz algunas muestras en escala, trata de transformarlos de estáticos a dirigibles.
-Eso lo hace absurdamente complicado. -Por no decir inconcebible-
-No te estamos pidiendo lograrlo solo queremos ver las ideas de otro ingeniero, es todo además de fidelidad. Dentro de las cuatro naciones hay escasos intelectos como los tuyos y Hiroshi, es importante escucharlos.
-Bien. -Aunque la fidelidad se la debía solo a su esposo, ella anhelaba estudiar ese libro-
-¡Mi señor! No podemos seguir distrayendo a los guardias del lobo. -Dijeron los soldado de la guardia real del príncipe del fuego entrando al taller-
-¡Sigan haciendo su mejor esfuerzo! -Contestó el Alfa a sus hombres-
-Es suficiente de arriesgar tu vida por mi Iroh, disfrutaré mucho de éste libro, gracias. -Ella besó la mejilla del Alfa y volteó decidida para irse, alejarse de ese individuo antes de que ocurriera una desgracia, con Iroh tratando de volver a tenerla cerca llamándola por su nombre, hasta salir de la casa Blackstone y correr a su carruaje, pedir a sus custodios ir al pueblo rápido. Debía pasar por perfumes, llegar a casa con el olor del Alfa con el que recién había compartido un abrazo haría que su esposo se diera cuenta de su encuentro. Por bendito fuego de su nación. Eso colocaría a Korra iracundo y loco. Aunque nada hubiese pasado entre ellos, el tonto iba a suponer lo peor. Yendo a hundir los barcos en la playa de la Nación del Fuego colocándose su traje de guerrero y desenvainando su espada para atraer tragedia a la tribu. No dudaba que Korra fuera capaz de eso. Llegando a su habitación escondiéndose de él subiendo las escaleras para pedir un baño, meterse en la tina y probar varias esencias y un perfume con intenso olor. Dejando la enciclopedia en una gaveta mientras le escogía un lugar seguro enviando a lavar todas sus prendas. Iroh seguía siendo un semental encantador, guapo y educado ¿Podría ser cierto eso de darle la verdadera libertad a ella si aceptaba escaparse con ese Alfa? Saliendo de la bañera redundante pero manteniéndose firme, que importaba, su lugar al lado de Korra era definitivo ¿Entonces realmente lo amaba? Agarrando su paño para secarse y vestirse, a ella no le agradaba ser asistida por sirvientas al asearse excepto por Opal, pero su doncella estaba ocupada con algo más desde temprano, cepillando su cabello dedicada mientras que las empleadas desocupaban la habitación de los baldes de agua vacíos y agua utilizada. Llena de tranquilidad y empezando a sentir hambre hasta ver a Korra entrar por el reflejo del espejo y casi paralizarse de horror ¿Qué hacia él ahí vestido con su traje de guerrero? Su semblante era extremadamente serio y callado-
-¿Cómo te fue con tu padre Asami?
-Nunca llegó. -Ella tragó grueso, Korra estaba oliendo el aire- Lo esperé en el taller, tus guardias me dejaron sola, luego me cansé de jurungar las cosas de Blackstone y me vine.
-Estas mintiendo.
-¿Por qué? -Preguntó ella tratando de que no se le cortará la voz-
-Se te olvidó decir que pasaste por esencias y un perfume al pueblo, mis guardias me lo dijeron, el que escogiste me gusta. No tiene ningún olor a flores, es...
-Ron, vainilla, canela y ámbar. Es una fragancia exclusiva traída del Reino Tierra. -Asami trató de no parar de peinarse el caballo para lucir serena-
-Quemaron madera y le colocaron pino. -Agregó él-
-Olvide que lo mismo me había dicho la vendedora. -Por estar más nerviosa que atenta al comprarla, pero se felicitaba, al parecer había dado resultados porque el olfato de Korra era sobrenatural, le hubiese sido sencillo oler un almizcle diferente al suyo en ella-
-Ummm... Una acertada elección. -Contestó él-
-Te colocaste ese traje. -Eso era raro, Korra lo utilizaba para la batalla u ocasiones importantes, de lo contrario nunca se lo veía puesto. Eso aumentaba la rigidez de su espalda y hormigueo detrás de la nuca, su incertidumbre y miedo-
-Iré a matar un flamingo. -Contestó el príncipe del sur-
-¿Qué quieres Korra? Parece que olvidaste que estoy molesta contigo. -Se atrevió ella a decir viéndolo caminar alrededor de un lado a otro, hasta sentir un vacío en el estomago y su cuerpo temblar al observarlo cerca del cajón donde ella había guardado la enciclopedia, abrir la gaveta y sacar el libro forrado en cuero. Korra lo olió y ella lo supo, era eso lo que su esposo buscaba desde un principio, la única cosa que mantenía el olor de Iroh. Viendo al Alfa quedarse quieto y luego ir hacía ella demasiado lento, Korra lo sabía, su esposo la había descubierto- Estoy muerta.
